4 minute read
BICENTENARIO DE LOS TRATADOS DE CÓRDOBA.
El presidente Andrés Manuel López Obrador llama a preservar legado de luchadores sociales.
El pasado 24 de agosto, se festejó el Bicentenario de los Tratados de Córdoba, hecho histórico trascendental en la historia de México en el que se pactó la independencia de México por dos personajes fundamentales en la historia de la emancipación de nuestro país: por parte del Ejército Trigarante, Agistín de Iturbide y por parte de Ejército de España, por Juan de O’Donojú.
Con este motivo, se realizó una ceremonia en la Ex Hacienda de Toxpan en Córdoba, Veracruz, donde se festejó la firma de dichos tratados, la cual fue encabezada por el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, quien estuvo acompañado por su esposa la doctora Beatriz Gutiérrez Müller; el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso Mendoza y de su esposa, Lourdes Alcívar de Lasso, así como invitados especiales.
EL CAMINO A LA LIBERTAD
Al hacer uso de la palabra, el Presidente de México, señaló la trascendencia del hecho: “Nos satisface tratar este tema aquí en Córdoba, Veracruz, donde hace 200 años se firmaron los tratados que afianzaron la consumación de nuestra Independencia, y conmemorar este trascedente hecho histórico con la presencia de Guillermo Lasso, presidente de la República del Ecuador”.
Afirmó que la mayor enseñanza en la historia de América es la herencia de conquistas sociales y políticas de los pueblos que se alcanzaron con sacrificios en largos y difíciles caminos hacia la libertad, la justicia, el progreso y la democracia.
Recordó que en América, las luchas sociales y de liberación encabezadas por José de San Martín, Simón Bolívar, Miguel Hidalgo y José María Morelos y Pavón, triunfaron debido a los afanes de libertad de los pueblos, la perseverancia y el patriotismo de quienes las lideraron, pero también a consecuencia de los conflictos internos de la metrópoli que precipitaron la decadencia política de la España colonial y monárquica.
Hizo un llamado a cuidar el legado de las y los luchadores, a mantener sus ideales y a aplicar sus principios, y agregó: “Hemos de recordar siempre que para ser justos es necesario ser libres. Tampoco, sostengo por mi parte, puede haber progreso sin justicia, ni poder sin pueblo”.
FIRMA DE LOS TRATADOS DE CÓRDOBA
En Los Tratados de Córdoba se firmaron entre ambos bandos, el español y el independentista, en la Villa de Córdoba el 24 de agosto de 1821. Estuvieron Juan de O’Donojú, en calidad de teniente general de los ejércitos de España, y Agustín de Iturbide, primer jefe del Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías. Así firmaron finalmente los Tratados de Córdoba, ratificación el Plan de Iguala con una modificación: si el rey Fernando VII o algún heredero de la corona española no aceptaban la Corona de México, las Cortes mexicanas podrían elegir libremente a su monarca.
Los Tratados de Córdoba son los primeros manuscritos legales por los cuales se pronunció públicamente la independencia de México. Constaban de 17 preceptos, los cuales fueron aprobados por parte de Agustín de Iturbide, y para México entró en vigor justo al día siguiente de su firma, el 25 de agosto. Sin embargo, la voluntad de O’Donojú fue denegada por los reyes de España, por lo que no reconocieron la independencia de México. Afortunadamente, el hecho no impidió que en nuestro país los acontecimientos siguieran su curso. Así, el 28 de septiembre de 1821, el día después de la entrada del Ejército Trigarante en la capital, una Junta provisional Gubernativa de 34 personas nombradas por Iturbide, proclamó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. La misma Junta nombró a una regencia, a cuya cabeza de nuevo quedó Iturbide. Como algunas consecuencias que podemos destacar de la firma de estos Tratados de Córdoba son los siguientes:
Debido a la pluralidad de opiniones, las personas con tendencia política y que tenían influencia en la sociedad, crearon partidos políticos. La insistencia por parte de los que apoyaban al partido trigarante de que Agustín de Iturbide llegará a convertirse en Emperador.
En noviembre se nombró a un Congreso Constituyente. Los planteamientos que en éste se dieron encaminaron al país hacia un sistema más republicano que monárquico. Al ver aquello, Iturbide decidió actuar antes de dejar caer su sueño imperial y, con el apoyo de soldados y gente afín, proyectó una manifestación donde se clamaba por él como emperador. Esto sucedió en mayo de 1822. El Congreso lo coronó como Agustín I el 20 de julio, a casi un año de haberse firmado los Tratados de Córdoba. Su gobierno y la conciencia y supervivencia de los ideales de los insurgentes generaron al poco tiempo un México en permanente tensión mientras se forjaba a sí mismo como Nación.
Finalmente, el presidente honró la memoria de mujeres y hombres que desde la noche del 15 de septiembre de 1810, dijo, entregaron su vida a la lucha de una nación libre, independiente y soberana.