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RIESGOS GLOBALES

Por: Julio A. Millán Bojalil Presidente Fundador de Consultores Internacionales S.C. Presidente Fundador World Future Society, Capítulo Mexicano A.C. Profesor Colegio de Defensa Nacional Presidente del Consejo Editorial de la Revista Militar Armas

El 2022 se inaugura, en un entorno de alta incertidumbre para la seguridad mundial. Tras dos años de pandemia por COVID-19, las consecuencias económicas y sociales continúan representando un problema crítico para el mundo.

En materia económica, el aumento de los precios de las materias primas, la inflación, el desempleo, desajustes monetarios, intervencionismo cibernético, las amenazas de conflictos bélicos, incluyendo la deuda más alta que ha generado el sistema financiero mundial, son serias complicaciones para facilitar una pronta recuperación.

A esto se deben sumar otros procesos, como los desequilibrios del mercado laboral, el proteccionismo y la ampliación de las brechas digitales, educativas y de habilidades que podrían dividir al mundo.

En definitiva, estamos en la “era del riesgo”, como ya lo había descrito en 1986 el sociólogo alemán Ulrich Beck en su libro

La sociedad del riesgo, en el que plantea como el mundo globalizado, enfrenta desajustes producidos por la misma sociedad a partir de sus excesos y desbordes tecnológicos, industriales y de sostenida destrucción ambiental.

A su vez, habría que agregar que existen políticos ambiciosos, que ofenden la dignidad y la equidad humana. Se trata, entonces, de los efectos no deseados propios e inevitables del desarrollo bajo el sistema económico que conocemos.

A diferencia de otros conceptos, el “riesgo” utilizado por Beck implica la sensación de que todos estamos expuestos, en mayor o menor medida, más allá de nuestra condición geográfica o social, por eso se habla de “riesgos globales” porque impactan a todos por igual. Es importante contar con formas de anticipar los peligros, para neutralizarlos o paliar sus efectos negativos y estar preparados para actuar antes de que ellos ocurran.

El impacto a nivel global podría conllevar a la escasez de productos en las cadenas de suministros, falta de personal, afectación de precios, entre otros problemas. Si esto persiste, el mundo se enfrentará a una alta inflación con altos costos políticos y sociales.

A esto, debemos agregar los retos políticos. Sin duda, 2022 será un año con procesos electorales relevantes, en el que algunos gobiernos pondrán a prueba su futuro político en las urnas, como en Serbia, Brasil o Hungría. Esto no evitará que estos movimientos traten de hacerse un hueco en otros países, como en Francia o Estados Unidos, en donde se celebrarán las elecciones de medio mandato que renovarán parte del Legislativo y que servirán para mantener un gobierno estable con el Presidente Joe Biden. En este sentido, está muy presente la fractura política de Estados Unidos, tras las discrepancias entre republicanos y demócratas en cuanto al modo en el que deben celebrarse las elecciones democráticas.

Estados Unidos se enfrenta a uno de los más importantes retos de la historia de su democracia, sus debilidades políticas, requieren de toma de decisiones extremas para mantener la unidad y no caer en situaciones de conflictos internos, que podrían derivar a una guerra civil, o también como una fractura territorial, que según John Petersen del Instituto Arlington, podría darse incluso en seis estados diferentes.

Esto estaría ligado al problema europeo y la confrontación con Rusia, en el tema de Ucrania, ya que sería una forma de crear una cortina de humo y unificar los intereses nacionales frente a un riesgo internacional, en el que participa Estados Unidos.

Esto nos lleva a revisar, el reporte anual de la firma Eurasia Group, que advierte sobre la falta de liderazgo que hoy caracteriza al mundo, ya que las dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y China, enfrentan divisiones políticas y obstáculos en materia comercial y económica que les impide maniobrar y tener el liderazgo en sus manos. Dos cuestiones se presentan como fundamentales: 1) las tensiones entre Estados Unidos y Rusia, quien está a punto de precipitar una crisis internacional ya que ha amenazado con ruptura total de las relaciones con occidente si

se imponen nuevas sanciones por la situación en Ucrania, y 2) la convergencia y confianza entre Estados Unidos y sus aliados europeos, y cómo debe actuar la OTAN en su relación con China.

Dentro del conjunto de problemas que hay que abordar y neutralizar, está el aspecto cibernético, que afecta a los seres humanos, cuando se usa su identidad y su privacidad, al punto que, no solamente es un archivo neutral, sino se convierte en una arma política y comercial de enormes impactos, ya que este conocimiento de los individuos, en cada parte del mundo, están influyendo en las decisiones individuales para orientar consumos de productos o crear necesidades de vivencia. Grave es la situación, cuando este tipo de información individual orienta de manera subliminal a las personas a tomar decisiones políticas en favor de una estructura de gobierno, que se convierte en dictadura, por lo cual se pierde, además la libertad de expresión y muchas libertades individuales, desafortunadamente, ni Naciones Unidas, ni ningún tribunal de justicia internacional pueden intervenir en estos hechos, que destruyen la democracia.

No hay que olvidar que el crimen organizado ha crecido exponencialmente y ahora es un riesgo mundial, para muchos países, incluso, ésta siendo un tema crítico, que rompe el completo estado de Derecho, porque convierte en zonas geográficas, en áreas sin ley, sin control territorial, son lunares, como pantanos que dificultan la integración de un país.

No debe de perderse de vista, por otra parte, el costo humano y económico de la pandemia, el cual está revirtiendo años de progreso en la reducción de la pobreza y la desigualdad, y está debilitando la cohesión social y la cooperación global, perjudicando en mucha mayor medida a jóvenes y mujeres de países con mayores niveles de pobreza.

No puede soslayarse el problema que señala el Foro Económico Mundial en su edición 2022, sobre el Informe de Riesgos Globales, que en corto y mediano plazo señala la acción fallida contra el cambio climático y el que se presentarán climas más extremos.

Ante esta síntesis de los grandes riesgos globales, que estamos enfrentando, las Fuerzas Armadas de cada país, deben de estar conscientes de su función estratégica, para proteger a los ciudadanos que se encuentran dentro de su territorio, no es tarea fácil, requiere de muchísimo talento de visión de futuro, sobre todo de una voluntad política, para lograr sostener la estructura militar, en su cadena de mando y a su vez vigorizar, todas las áreas tecnológicas, científicas y de investigación, enfocado principalmente a los centros de inteligencia y de información estratégica; por lo cual, los recursos que tengan, deben ser enfocados a estos aspectos y no a la tradicional asignación de defensa que se tenia antes de identificar los riesgos globales.

Es un reto para las Fuerzas Armadas y que desde los altos mandos, se identifiquen bien estos cambios estratégicos para no caer, a muy corto plazo, en desestabilización política y social de un país.

Indudablemente, pensar la seguridad mundial en términos de riesgos y acciones es crucial para entender que hay procesos que requieren atención, que no se trata de generar pánico sino de analizar los problemas para intervenir y actuar a tiempo y reducir sus impactos en el futuro.

Las Fuerzas Armadas de México, pasarán a la historia, porque seguramente se ajustarán a la modernidad y enfrentarán los riesgos globales.

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