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UN REFUGIO CRIOLLO U

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Carolina Reusche

Carolina Reusche

n viaje a través de nuestra historia y tradición. Eso es lo que experimenta el usuario que cruza el portón del jirón Moquegua 376, en el Centro Histórico de Lima. Lo que hasta hace un par de años era un inmueble deteriorado, hoy en día es la Casa de la Cultura Criolla ‘Rosa Mercedes Ayarza’, un museo que enriquece el circuito cultural de esta parte de la capital.

El zaguán con piso de cantos rodados antecede a un primer patio iluminado por luz natural. Hacia el lado derecho, un largo pasillo

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La Casa de la Cultura Criolla Rosa Mercedes Ayarza, inaugurada por Prolima en el Centro Histórico, es un referente de la salvaguarda física e inmaterial de nuestro patrimonio.

-llamado ‘chiflón’ a raíz del chiflido que genera el viento cuando corre- atraviesa todo el inmueble y nos traslada al traspatio, de donde se accede a la que fuera la cocina de la casa. A lo largo y ancho, una serie de salones con pisos y techos de madera, paredes de adobe pintadas a la cal e iluminación tenue son sede de una museografía que explora los orígenes, expansión y diversificación de la Música Criolla.

El museo tiene como protagonista a Rosa Mercedes Ayarza de Morales, una de los más no - tables personajes del criollismo. La compositora, maestra de canto e investigadora de nuestra música criolla, que vivió en la casa durante sus últimos años, fue responsable de la recuperación de un vasto repertorio de la tradición sonora limeña, además de ser la primera mujer en dirigir una orquesta en el medio capitalino, ser nombrada “Conservadora del Folklore Criollo” por el Estado del Perú y fundar la Escuela de Arte Lírico, siendo profesora de canto de músicos como Plácido Domingo, Yma Sumac, Luis Alva y Ernesto Palacio.

La puesta en valor de este espacio también se distingue por ser una de las primeras intervenciones integrales que ejecuta en un inmueble el Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico - Prolima. Lograrlo tomó más de un año de trabajo e implicó la acción planificada de arquitectos, ingenieros, conservadores, ebanistas y una serie de especialistas que actuaron sobre fachada, pisos, paredes y techos. A la par, un equipo especializado en patrimonio inmaterial se encargó de llevar y procesar una profunda investigación sobre la Música Criolla, que derivó en la publicación de un libro (“La Música Criolla de Lima”) y la museografía. Posteriormente, una serie de objetos cuidadosamente seleccionados se trasladaron al espacio para integrar su muestra permanente: desde el piano que perteneció a Rosa Mercedes Ayarza de Morales hasta una serie de diplomas, fotografías, cartas, partituras y objetos personales que fueron restaurados para su exposición.

El objetivo de la Casa de la Cultura Criolla no es otro que el de recuperar y preservar las manifestaciones inmateriales de Lima, específicamente aquellas vinculadas a la música y las expresiones sonoras. Bajo esa premisa, el espacio, que atiende de martes a domingo (9 a.m. a 5 p.m.) y es de acceso gratuito, ya funciona como sede de conferencias, eventos musicales, talleres y otras actividades de difusión relacionadas. Es así como, en un refugio en el Centro Histórico de Lima, nuestra tradición ha vuelto a latir.

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