Revista Digital Catequesis. Cuarta Edición. Enero 2022

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Catequesis


Contenido 01. Editorial. 05. ¿Por qué creemos? 08. La manifestación de Dios a todos los pueblos.

11. La Sagrada Familia / Familia que vive unida.

14. Cómo escuchar a Dios y cómo estar en su presencia.

21. Recurso didáctico al servicio de la catequesis: El teatro / Epifanía.

Directorio EQUIPO DE REDACCIÓN Julián Rodríguez V. Julia Meucci M.

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Rebeca V. Gamboa.

COLABORADORES Mons. Nelson Martínez Rust. Julia Meucci M. Julián Rodríguez V. Mary Treviño. Padre Giorgio Toso.


Juntos

Para Anunciar el Mensaje del Señor

A

la familia de lectores de la Revista CATEQUESIS, le deseamos un AÑO NUEVO 2022 muy feliz, rico en grandes logros en el conocimiento del Señor y en el crecimiento personal, para que, como Catequistas renovados, logremos hacer más luminosa la llama de la fe, en la parcela a la que el Señor nos ha destinado.

Un día constatamos que el grupo de catequistas había disminuido y se había debilitado. Para solventar el problema, se recurría a diferentes parroquias y a improvisar nuevos catequistas. Y en este improvisar se estaba cayendo en una pedagogía fundamentalmente memorística: se enseñaban las oraciones básicas el Padre Nuestro, el Avemaría, el Credo… y al mismo tiempo se reducía la preparación de los niños, jóvenes y adultos.


Claro, los tiempos estaban cambiando con las nuevas tecnologías y la pandemia. Por esto, y otros motivos más personales, nos parecía que era urgente dirigir la catequesis, encaminándose a la vivencia del mensaje de fe para llegar también a las familias y, ojalá también en los colegios. Pensábamos: si queremos que la Buena Noticia llegue a la gente de hoy, había que adaptarse a las nuevas exigencias. Ésta fue la motivación que nos impulsó a formar catequistas en la fe, a través de un medio virtual; así mismo consideramos que en la exposición y en el compartir la propia experiencia vivida, requería favorecer los siguientes aspectos en cada uno de los encuentros de la catequesis: la centralidad de Jesús en todo momento, la referencia a la vida litúrgica, una pedagogía acorde a los que se preparaban para recibir los sacramentos. Era una tarea difícil y ardua, sobre todo en sus comienzos, tratándose de algo nuevo, cercano y comprometedor. La buena acogida que han tenido ustedes con el recibimiento del primer número, sobrepasó nuestros sueños y expectativas, porque probamos que nuestro esfuerzo no era inútil. Más aún, ustedes son el motivo que nos anima a seguir mirando el porvenir. Juntos, con ustedes, nos sentimos también catequistas, involucrados en esta maravillosa entrega de nuestro amor a Jesús, dejando que la presencia del Espíritu penetre nuestros corazones. Con ustedes nos sentimos profundamente unidos. Ustedes, como los discípulos de Jesús, ustedes son --¡somos-, los servidores del anuncio del reino de Dios. Y esa misión que ustedes han asumido libremente le lleva a ser como los primeros discípulos de Jesús después de su resurrección. ¡Ánimo en esta bella misión!


Estamos seguros que, al asumir la misión de la catequesis, el Espíritu de Jesús es el

aroma de la felicidad, y van a experimentar el amor de Él como lo experimentaron sus discípulos en contacto con los creyentes que adherían al mensaje del Maestro. Los primeros beneficiarios son ustedes, catequistas, porque van a recordar la vivencia del pasado y van a amar con desinterés a los niños, a sus familias y a la comunidad eclesial. No se detengan en contemplar sus esfuerzos y sacrificios. Miren más bien la oportunidad de amar y contemplen la propia fe, que irá creciendo en sonrisa y en el gozo de ser catequistas. Y al leer este editorial contemplen el rostro de los catequizando y comprométanse a amar a los niños y a sus familias. ¡Sean el ángel que acompaña a las personas que

le han confiado para reforzar la fe de los débiles o de quienes no la aceptan en su vida! De parte de quienes los queremos y les seguimos en el Espíritu de la misión como catequistas, nuestro afecto y oración.

Julia Meucci y Julián Rodríguez V.


▪ Redacción: Mons. Nelson Martínez Rust.

Por el momento dejemos de lado la consideración del sujeto que cree: “Yo”. Pasemos al siguiente elemento, la acción que ese “Yo” ejerce: la afirmación, “Creo”.

¿Qué es creer? A esta interrogante se nos respondió en cierta ocasión: “Sé más o menos de qué se trata, pero el acto de creer, en cuanto tal, para mí, continúa permaneciendo oscuro”. Esa fue la respuesta de una persona “creyente”.

Todos, en algún momento de nuestra existencia, nos interrogamos por la esencia del acto de creer. La decisión de creer o no creer se ubica entre los trascendentales más importante de la existencia, si no el más importante, que el ser humano tiene que resolver. Tarde o temprano la interrogante asaltará nuestra conciencia, siendo imposible evadirla. Ésta es la razón por la cual conviene interrogarnos sobre su significado y la justificación que debe acompañar al acto de creer o no. En consonancia con la respuesta que se asuma dependerá la orientación que le demos a nuestra existencia y la respuesta al porqué de nuestras actitudes y comportamiento.

Cuando el creyente dice: “Yo creo en Dios”, está expresando una respuesta positiva a la triple iniciativa – invitación que Dios que le formula. A saber: a la iniciativa de Dios creador que está en el origen de todo lo creado; a la iniciativa del Hijo que ha venido a vivir en medio de los hombres, a entregar su vida por la salvación del hombre y a resucitar glorioso para abrirnos las puertas del cielo, y, finalmente, a la iniciativa del Espíritu Santo que ha sido dado a la Iglesia. Esta triple iniciativa está consignada en el diálogo que se tiene cada año al renovar las promesas bautismales en la solemne liturgia de la Vigilia Pascual.


La frase que el cristiano utiliza para responder a la triple interrogante es “Si, yo creo”. Ahora bien, si la fe es una respuesta, se supone que hay un Dios que previamente ha tenido la iniciativa de hablarnos, de comunicarse, de invitarnos a “la aventura de creer”. Ciertamente que la idea de un Dios que habla al hombre no es tan evidente y presenta interrogantes. Se trata del difícil problema de la “Revelación” que no abordaremos ahora. Por el momento retengamos el hecho de que la fe cristiana se fundamenta en una “Alianza” (Gn 17,1-27), desproporcionada y bilateral – Dios y la Criatura -, en la cual Dios-Padre nos ha donado todo por medio de su Hijo Jesucristo, y, a su vez, le ha otorgado al hombre la capacidad de responder en libertad. De esta manera, Dios se ha interesado por el hombre. Sobre la realidad de la “Alianza” – invitación y promesa - descansa el asentimiento de la fe.

¿El acto de creer se opone al “saber científico”? El saber científico es una forma original de relacionarse con el objeto del conocimiento: se habla de “ciencias exactas”. Por el contrario, el objeto del creyente se muestra con menor certeza. Se sitúa en el orden de la “íntima convicción”. Por lo tanto, el acto de fe siempre dejará un espacio para la duda razonable y la investigación. La ideología contemporánea confía en el saber científico, diríamos que de manera casi ciega; y se muestra sumamente dubitativa con respecto al ámbito de la fe. Éste es un ámbito del orden personal, del cual no se discute, dice, pero del que no se puede partir.


Si analizamos el mundo de las ciencias encontraremos que el acto de creer no es solo una actitud religiosa, sino también una realidad muy humana que se ha tornado general, que también se manifiesta en el mundo científico, y que la oposición entre el hecho de creer y saber no es tan simple como aparece. La fe nos brinda información cotidiana tanto en el ámbito científico como en el del creyente. Está presente en ambos mundos del saber. Ninguna “demostración” puede originar el acto de fe en otro. Lo que hemos querido mostrar es que el acto de fe es un acto muy humano. Hemos querido describir el acto religioso de creer, tal como se expresa en la tradición judeo-cristiana con la finalidad de mostrar su complejidad, pero también la inmensa riqueza que encierra este misterio de amor. Es una experiencia que cuando es vivida radicalmente transforma la realidad humana desde la raíz, porque es fruto de un encuentro hecho mediante la gracia y la libertad. “La fe cristiana no es una “religión del libro”. El cristianismo es la religión de la “Palabra” de Dios, “no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo”. Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas” en Catecismo de la Iglesia Católica, 108


La Adoración de los Magos Sobre este hecho gira especialmente la fiesta de epifanía, sobre todo en Occidente. No nos interesa analizar la historicidad o no del hecho narrado en el Evangelio (Mt 2, 1-12), o si los magos fueron reyes o no, si eran dos, tres o más. Todo esto escapa a la preocupación de la Iglesia cuando se reúne para celebrar la fiesta de epifanía. El sentido del acontecimiento hay que entenderlo desde la perspectiva en que lo hace la Iglesia en su liturgia, o como los Padres lo han interpretado en sus homilías. Todo hay que apreciarlo desde el misterio de la manifestación. Ésta es la clave.

De la misma manera que el acontecimiento salvador fue revelado prodigiosamente a los pastores (Lc 2, 820), del mismo modo, el hecho fue también manifestado a unos extranjeros magos o reyes, da lo mismo por medio de una estrella. En este gesto revelador, es Dios quien actúa, quien intenta desvelar el misterio e iluminar los ojos de los magos. El episodio de la “estrella” hay que descifrarlo según el contexto y la mentalidad oriental. La estrella no sólo anuncia el nacimiento de un gran personaje; en el antiguo Oriente, el rey y el heredero del trono eran llamados generalmente, ”estrellas”.


¿Cómo se revela el Señor en

Algunos testimonios -numerosos, por cierto- nos permiten entender que los magos, al presentar sus dones al niño de Belén, le reconocieron como rey, como Dios y como hombre. Como a rey le ofrecieron oro, incienso como a Dios y mirra como a hombre.

«¿De dónde viene, que estos hombres, hayan escogido unos presentes tan apropiados para ofrecérselos? Es porque, además de la belleza de la estrella que había sido percibida por sus sentidos, entendieron que se le indicaba a alguien que debía de ser honrado como rey, significado por el oro; ser adorado como Dios, significado por el incienso, y considerado como hombre, significado por la mirra»

Sin embargo, la tradición popular, que ha considerado la epifanía como la «fiesta de reyes», ha puesto el énfasis en el aspecto «real» de Cristo. Por eso la fiesta llegó a convertirse en un reconocimiento de la realeza de Cristo. Con todo, hay que tener en cuenta que la tradición antigua nunca consideró reyes a los magos, a excepción de Tertuliano. Según el autor africano, los magos eran reyes venidos de Arabia. La celebración de la realeza de Cristo hay que entenderla como una extensión del reconocimiento de Cristo como Señor, Salvador y Mesías. Por tanto, es al creador de todas las cosas, Señor de los siglos y de los imperios, aparecido en la carne y venido para establecer su reinado mesiánico en la plenitud de los tiempos, al que se dirige el homenaje de la Iglesia en esta solemnidad de la epifanía


Es indudable que sólo desde la fe, y por una iluminación interior, han podido los magos reconocer y descubrir al Mesías en el insignificante niño de Belén. Porque sólo la fe permite ver más allá de las apariencias, ver en profundidad. El comportamiento de los magos, en este sentido, descifrando el significado de la estrella, postrándose reverentes ante el niño de Belén, dista mucho del comportamiento de los judíos. La actitud de acogida y de reconocimiento de los magos –“hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarlo” (Mt 2, 2“)nada tiene que ver con la insensibilidad y ceguera de los judíos «vino a los suyos, y los suyos no le recibieron» (In 1, 11) «Los magos que "estaban lejos" se han alegrado, cuando los escribas "que estaban cerca" se han entristecido. Herodes en cambio, mostró su furor.

Los magos, procedentes del paganismo, son considerados como las primicias de la Iglesia venida de la gentilidad. Su actitud ante el niño de Belén, es interpretada como expresión anticipada de la fe de la Iglesia. Ellos mismos son figura de la Iglesia. De una Iglesia abierta y sin fronteras, no cerrada a los límites de la raza o de la sangre, sino universal; no esclava de la ley, sino libre. A la vuelta de cada año los magos nos traen como una bocanada de aire fresco, un retoño de juventud y de universalidad para la Iglesia. Como los magos, así también la Iglesia se siente llamada por Dios. estimulada y sorprendida por la luz de su presencia. Como los magos, también la Iglesia, desde la fe, descubre el resplandor de la estrella y descifra su significado. Cada año la Iglesia recorre el camino de la búsqueda, siguiendo el resplandor de la estrella.


LA SAGRADA FAMILIA, Familia que vive unida

L

a liturgia nos orienta en esta referencia a meditar y compartir la experiencia

familiar que llevamos en nuestra historia personal. Al referirnos a la Sagrada Familia encontramos un modelo de familia. No se trata de hacer una copia de la Sagrada Familia; mejor es comprender el misterio de la relación familiar para orientar y motivar al misterio de la propia experiencia. Vayamos, pues, en primer lugar a informarnos sobre la familia de Nazaret. Nada nos dicen los evangelios del proceso de enamoramiento de María y José. Empiezan a contarnos que José y María estaban prometidos, como era costumbre en el pueblo judío. Sin estar conviviendo, ni compartiendo relaciones de convivencia, se nos dice que María por obra y gracia del Espíritu Santo, concibió un hijo a quién pondría por nombre Jesús, el Enmanuel.


Antes, María tuvo la visita de un Ángel llamado Gabriel, quien le anunció que sería la madre del Hijo del Altísimo ¡Cosa admirable! Lo que era igual a decir que ella sería la Madre del Mesías, anunciado por los Profetas. (Para mayor información leer Lucas 1, 26-38) Por entonces, también José tuvo la información de lo que había acontecido en su esposa María. En sueños se le reveló el misterio que ambos estaban comprometidos. Se puede decir que ambos, en disponibilidad, concibieron a Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo y ambos concibieron al hijo en la fe de creer en la misión que Dios les proponía. Y ellos acogieron el plan de Dios para el beneficio y la salvación de todas las gentes. Los dos, José y María, hicieron posible la Navidad. José y María son un modelo y un signo de la fe verdadera: creer y abandonarse al plan de Dios, a su proyecto de salvación del género humano. Una fe inmensa y una generosidad sin límites. ¡El verdadero amor que es capaz de asumir y afrontar todas las dificultades!

María formuló su vivencia en unas palabras que son el reflejo del amor de Dios: “Hágase en mi según su voluntad! Y José no se quedó atrás; es el hombre que no dijo una sola palabra, se hizo el custodio de la Palabra verdadera y necesaria. Por eso María y José son el modelo de nuestra vida de Fe, de nuestra relación con Dios, de familia creyente y consolidada en el amor de Dios.

Vayamos a nuestra realidad Miremos por un momento con los ojos abiertos y la mente despierta, lo que observamos a nuestro alrededor: 1. ¿Cuál es el entorno de las familias en nuestro ambiente? 2. ¿Cómo vive la familia el testimonio de la fe? 3. ¿Cómo se fueron constituyendo nuestras familias? 4. ¿Cómo imaginamos puede ser el tiempo de conocimiento de la familia que queremos conformar? 5. ¿Cuál es el proceso de dos jóvenes que han decidido formar una familia?


Formando a los Niños en la oración


Cómo escuchar a Dios y cómo estar en su presencia. “El respeto y el silencio de Samuel delante de Dios” 1 Samuel, 3.1-10

Objetivo de la reunión: establecer un primer contacto entre Dios y el niño por medio de la oración. Poner al niño en la actitud que debe adoptar para orar.

En las reuniones: tener una compostura digna, atención en silencio y calma, bajo la mirada de Dios.

Atención: Esta reunión puede tener una influencia decisiva con miras a crear un ambiente espiritual en las reuniones siguientes. Algunos párrafos de la charla han sido redactados literalmente para que sirvan de ejemplo a quienes no tengan costumbre de hablar a niños pequeños.

Entrada de los niños: Sobre el modo de comenzar la reunión y sobre el trato amistoso que debe establecerse entre el educador y los niños ya hemos escrito en las revistas anteriores. - Los niños deben ponerse en calma antes de entrar al local donde se hará la reunión. Cuando llegan a su puesto no hay que hacer una larga reunión. Bastará una señal de Cruz hecha digna y lentamente.

Desarrollo: Hemos venido aquí para aprender a ser los amigos de Jesús, nuestro Señor. Para eso es necesario que Dios nos pueda hablar al corazón. Dios no habla cuando hay ruido. Dios no dice nada al corazón de los que no están atentos. Dios habla a los que están en silencio.


Samuel,

un niño que tenía su corazón en silencio

Había un muchachito que vivía en la casa de Dios, en el templo.

Era el

ayudante del Sacerdote, se llamaba Samuel. Él iba y venía por el templo con su corazón en silencio, y atento a todo lo que le mandaba el gran sacerdote. Por la mañana, Samuel abría las puertas y por la noche las cerraba; tenía todas las cosas limpias y en orden y ayudaba al Sacerdote cuando éste ofrecía sus sacrificios a Dios. Si el Sacerdote lo llamaba, Samuel respondía enseguida: "Si, aquí estoy". La llamada de Dios en el silencio Una noche Samuel se había acostado. Su habitación estaba al lado de la del Sacerdote. -Silencio de la noche- Dios llega junto a Samuel, pero Samuel no le ve. Dios dice "Voy a hablar a Samuel porque tiene un corazón silencioso y porque obedece inmediatamente. Entonces Dios llama a Samuel por su nombre. - ¡Samuel, Samuel!

Y el muchacho responde inmediatamente: - ¡Si, aquí estoy! Samuel se levanta y corre a la habitación del gran Sacerdote, creyendo que era él quien le llamaba: "Aquí estoy” - le dice El Sacerdote le dice: "Yo no te he llamado". Anda, vuélvete a la cama". Samuel obedece y se acuesta de nuevo


Viendo Dios que Samuel tenía su corazón en silencio y que siempre estaba dispuesto a obedecer, dijo otra vez para sí: "Voy a hablar a Samuel". -Repite el llamamiento e idéntica es la respuesta del Sacerdote a Samuel.

Tercera llamada de Dios. -Cuando Samuel se le presenta por tercera vez, el gran Sacerdote comprende que es Dios quién le llama, y le dice: "Vuélvete a la cama; y si vuelves a oír que alguien te llama, responderás:

“ ” El silencio y la compostura de Samuel delante de Dios… Dios le llama por cuarta vez. Samuel se levanta inmediatamente. pone su corazón y su cuerpo en silencio (permanecer con las manos juntas y los ojos bajos) abre sus brazos extendidos y separados del cuerpo y levantando sus ojos hacia Dios, responde: "Habla Señor, que tu siervo te escucha". Y Dios habla a Samuel, porque estaba atento y su corazón estaba en silencio.

Actitud del niño:

Adoptar una postura digna y escuchar a Dios en silencio a

imitación de Samuel.

"Queridos niños, Dios quiere hablarnos también a nosotros. Quiere hablarles por las palabras que yo les diré de su parte en esta reunión. Sobre todo, quiere hablarle al corazón en el silencio de la oración. Pero no les dirá nada si ustedes no tienen una postura digna y si no tienen el corazón en silencio o no son obedientes como Samuel.”


Cómo hay que escuchar en las reuniones: o

Cuando llega el momento de hablar con Dios, hay que guardar silencio.

o

Si se entra a la reunión, se entra despacio, de ocupar el sitio sin hablar, y uno se prepara para escuchar.

o

Hay que aprender a escuchar diciendo con el corazón: "Yo no quiero distraerme. Yo quiero escuchar a Dios en el silencio y hablar con él.

o

Hay que ponerse en la mejor postura para escuchar a Dios, para hablar con Él, o estar bien sentados, con las manos juntas y los ojos bajos.

o

Cuando ya uno está en silencio, se piensa en Dios que está muy junto a nosotros, pues Dios está siempre cerca de sus hijos.

o

Cuando uno está ya muy en silencio se piensa en Dios. Se escucha en silencio como Samuel. Dios entonces, puede hablarnos en nuestro corazón.


La voz de Dios no se oye con las orejas, sino que uno se da cuenta en su corazón que Dios está con él, que le está mirando y que le quiere. De esta forma uno está un rato con Él. En esos momentos, Dios hace que comprendamos muchas cosas en nuestro corazón. Entonces nos damos cuenta de lo grande y de lo bueno que es Dios y de que tenemos que quererlo mucho. Vemos también si Dios está contento o no de nosotros. Sentimos si está bien lo que hicimos o si no. Luego se le dice a Dios lo que uno va a hacer. Se le hace una promesa en el corazón. Se le dice que lo queremos. Se le pide que nos ayude. Se le puede decir todo lo que queramos con el corazón.

Plegaria Personal del Niño. o Vamos ahora a tomar una buena postura y a escuchar a Dios en silencio, como Samuel. o Los niños escogen la mejor postura que les guste para orar. o Cuando estén ya en calma, se les dice a media voz: Dios nos ve y nos ama. Dios nos mira, como miraba a Samuel. Dios está contento porque ve que nos hemos reunido para ser amigos suyos. o Cuando estés en silencio, le dirás muy bajito: "Habla Señor, que tu siervo te escucha" y cuando termines de escuchar a Dios le dirás que estás muy contento y de ahora en adelante estarás muy atentos en las reuniones,


Oración Personal del Niño Vamos ahora a ponernos en buena postura para escuchar a Dios como Samuel. Escuchemos los ruidos lejanos. Una vez que estén concentrados se les dice a media voz: Dios nos ve, Dios nos ama. Dios nos mira como miraba a Samuel. Dios está contento porque sabe que nos hemos reunido para llegar a ser amigos suyos. Vamos a seguir escuchando a Dios. Después le hablaremos y le diremos que estamos muy contentas de estar junto a Él, de tener estas reuniones en las que iremos aprendiendo a ser amigos de Jesús. Cuando hayan terminado de orar se podrán levantar sin esperar a que los otros lo hagan

Oración Comunitaria Cuando todos los niños se han levantado se les hace decir como Samuel, con los brazos abiertos:

Se les invita a hacer la señal de Jesús, mirando la imagen de Jesús en la cruz.

En la Vida del Niño Sólo ahora es cuando conviene que los niños rompan el silencio. Terminada la oración o algún trabajo sobre el tema de la reunión se puede aún abrir el diálogo. Orientemos el diálogo sobre la manera de escuchar en las reuniones, sobre la forma en que Dios puede hablarles, ya sea en la oración o a través de sus padres y educadores.


Hagamos que hablen, pero sin olvidar la idea de la necesidad de saber hacer silencio. Decirles que Dios puede hablarle a cualquier hora del día. Con frecuencia ocurre que las preguntas de los niños no son tales preguntas, sino afirmaciones un poco camufladas. Sin embargo, hay que escucharlos con benevolencia y animarlos a que lo hagan, pues el pensamiento del niño se fija en la medida que lo afirma.

El cuaderno: Además del diálogo, debe encomendarse al niño otras actividades personales que puede realizar en el mismo lugar de las reuniones o bien en su casa. Un cuaderno o unas hojas que se guardan en una carpeta sencilla le servirán para los dibujos u otros escritos, para los resúmenes del mensaje que se les ha revelado en el encuentro de Catequesis y para el texto de la oración que quieran escribir.

Dibujo: Invitar al niño a que dibuje lo que ha entendido de la historia de Samuel, por ejemplo Samuel escuchando a Dios. Dar al niño plena libertad de interpretación. A los que son demasiado inquietos o están rezagados, se les puede sugerir un trabajo como este: Unas nubes en el cielo de la cual parten tres rayos que caen sobre un niño que está de rodillas o de pie y que tiene los brazos abiertos o las manos juntas.

Doctrina: Que se debe aprender de memoria a ser posible: Dios no viene si hay ruido, Dios viene en el silencio. O bien: Para escuchar a Dios hay que estar en silencio.

Iniciación a la Misa: Aprovechando que Samuel vivía en "la casa de Dios, el templo" que es la misma en las que se reúnen los hijos de Dios los domingos, para la Misa dominical. A Dios le gusta que vayamos a ellas para hacer oración. A la casa de Dios hay que entrar en silencio y estar allí con una postura digna y hay que orar como Samuel.


Recurso didáctico al servicio de la catequesis: El teatro. Como una actividad relacionada con la Catequesis, le ofrecemos en este Número de la Revista, una breve representación bíblica del Padre Giorgio Toso para ser realizado con los niños de la Catequesis y con sus padres y educadores, si quieren participar. También puede ser presentado en la celebración litúrgica del domingo de Epifanía. Agradecemos enviar sus comentarios y opiniones sobre la utilidad de estos recursos.

Epifania Locutor 4 -Vean, pues, vamos a entrevistar a todos los personajes que tienen algo que decirnos hoy. El primero será Isaías que tiene un mensaje de año nuevo para todos.

Locutor 3 -Hoy los espera un encuentro maravilloso sobre un cerro, para divisar a distancia el camino hacia Jerusalén. Allí os esperará Isaías con un mensaje de fe y entusiasmo. Locutor 5 -Llegamos que todavía es oscuro, para gozar el espectáculo de la alborada. El cielo está lleno de estrellas que pronto dejarán paso a la luz esplendorosa de una nueva jornada. Mientras se nos ocurre un pensamiento nacido de nuestra tradición cristiana.


Hombre y mujer en coro: -Señor, tú que en este día presentaste al mundo a tu Hijo Unigénito a todos los pueblos por medio de una estrella, concédenos, a los que ya lo conocemos por la fe, poder gozar un día del esplendor de su gloria. Locutor 3 -Es maravilloso el camino de la fe que todavía dirige nuestra atención hacia la felicidad del encuentro con Jesucristo, luz de nuestra vida: en la paz y en nuestras luchas cotidianas. Locutor 4 -Una sombra se acerca: lleva el bastón del caminante. Shalom, hermanos, tenemos una cita con el señor Isaías, es uste? Isaías -Sí, soy yo. He sentido deseos de llegar a este cerro esta madrugada. Se me hace que vamos a tener un amanecer maravilloso. Los invito a presenciarlo. Vale la pena. Locutor 5 -Efectivamente, en el horizonte aparece una línea amarilla, que se va ensanchando cada vez más, dando paso a una nueva aurora. El profeta empieza a darle paso a su vena poética. Isaías -Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz. La gloria del Señor amanece sobre ti. Locutor 4 -Vemos como los valles están todavía sumergidos en la oscuridad, mientras las cimas de los montes empiezan a iluminarse y reflejan la luz hacia las hondonadas. Isaías -Mira, la oscuridad cubre todavía los pueblos de la tierra, pero sobre ti amanecerá la gloria del Señor y se reflejará sobre toda la tierra, y podrán los reyes con sus pueblos ver el resplandor de tu gloria. Locutor 5 -Nosotros tenemos idea del efecto de los faros en el mar, que orientan los barcos y ayudan a arribar al puerto, evitando los arrecifes, Isaías -Levanta la vista y mira: esa gente viene a ti: tus hijos e hijas vienen de lejos, traídos con cuidado, llenos de alegría.

Locutor 4 -Vemos los caminos serpenteantes, por donde transita ya alguna caravana o algún campesino arreando su burro con las herramientas de trabajo. En otro lugar, alguna familia que emprendió viaje de mañanita, para huirle al calor de la resolana: todos tienen una meta, que confían alcanzar a la luz del día. Isaías -Por fin verás los caminos abarrotados de camellos y dromedarios cargados con los tesoros de los países de su proveniencia: perlas extraídas del mar, oro, incienso y prendas de los países más alejados, como Sabá. Todos para obsequiarte y proclamar las alabanzas al Señor. Locutor 5 -¿Señor Isaías, podría decirnos para cuándo será realidad esta profecía? Isaías -El Señor anuncia por medio del profeta, lo que va a suceder, pero nada dice acerca de “cuando”. Después que suceda, todos podrán decir: “Eso ya estaba escrito.” Locutor 4 -Por eso es que algunos, supuestos “entendedores” dicen que las profecías de la biblia son escritas después que ya sucedieron. Locutor 5 -Sí, ¡cómo no! La profecía de hoy fue escrita después que Jesús se encarnó, si el mismo Jesús, en la sinagoga leyó una que se refería a él; ¿la gente casi que lo apedrea cuando dice que se refería a él? Locutor 4 -Hay personas que menos saben y más hablan. Lo hacen con fuerza, para impresionar a gente de buena fe. Así se atrapan los peces: cuando tienen hambre aceptan cualquier comida, sin fijarse que tiene anzuelo… Locutor 5 -Estamos como de costumbre, en el templo, donde la gente humilde reflexiona y comenta a los profetas para reforzar su fe y alabar al señor suplicando.


Uno -Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra. Coro -Dios mío, concédele al rey y a sus descendientes, tu sentido de justicia y corrección, para que gobiernen según tu justicia y rectitud. Uno -Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra. Coro -Que cuando él llegue florezca la justicia en toda la extensión de la tierra. Uno -Que todos los reyes traigan sus dones y todos los pueblos reconozcan su soberanía. Coro -Él escuchará la súplica del pobre; oirá el lamento del afligido indefenso; se apiadará del indigente; salvará la vida del necesitado. Locutor 4 -Cuánta esperanza nos transmite esa oración sencilla y confiada. Locutor 5 -Nos da la verdadera dimensión de las profecías cuando calan tan profundamente en el corazón de la gente sencilla, que sabe que en Dios tiene su esperanza. Ahora sabemos el verdadero valor de las profecías en el pueblo de Israel y en todos los pueblos, servidores del Gran Rey, cuya venida es anunciada con tanto entusiasmo. Locutor 4 -Estamos ubicados cerca de una de las puertas de Jerusalén, la que da al camino real, por donde vienen las caravanas que pasan por el centro, buscando indicaciones y alojamiento. Su manera de avanzar es extraña: caminan como buscando algo, pero…en el cielo, en pleno día. Nos acercamos a uno que conduce un camello, un criado, ciertamente. Locutor 5 -Señor, ¿qué les pasa, se les perdió algo? Mozo -Sí. Se les perdió la estrella. Locutor 5 -La estrella ¿No sería más bien un papagayo?

Mozo -No. Es una estrella, como las que se ven en el cielo. La que los guio hasta ahora. Desapareció en el mismo momento que entramos a Jerusalén. Locutor 4 -De qué país vienen. ¿Será que lanzaron un satélite? Mozo -No. Es una estrella igual que las demás, pero que aparece cuando hay grandes acontecimientos que interesan a toda la humanidad. Mi jefe es un gran científico y vio hace poco esa estrella y, según sus informes indica el nacimiento de un rey importante, que deberá ser Rey de Israel. Locutor 5 -Aquí vive el Rey de Israel, se llama Herodes el Grande, pues es un gran criminal. Ha matado a todo el que él sospechaba que fuera su contrario. Mató a todos sus familiares, que él sospechaba que podrían serrucharle el trono… Mozo -Pues allá se dirigen mis jefes a buscar información.

Locutor 4 -Ay, hijo, vete corriendo antes que les pase nada malo a ver si los alcanzas. Nosotros iremos a ver cómo van las cosas. Locutor 5 -Con nuestra pequeña nave espacial, nos colamos en el palacio y caminamos al lado de los camellos, pasando desapercibidos, a pesar de nuestra ropa y los aparatos. Herodes -Adelante, mis queridísimos amigos. Bienvenidos a mi humilde morada de Rey de Israel. ¿A qué se debe tan honorable visita? Melchor -Ante todo, reciba nuestro humilde homenaje. Somos sabios estudiosos de los astros que rodean nuestro planeta. Hace algún tiempo vimos una nueva estrella. En seguida la estudiamos, cada uno de nosotros en su propio país, y todos llegamos a la misma conclusión; un grande personaje ha nacido o está por nacer. Herodes -¿Y qué tipo de gran personaje es, según sus altos estudios?


Melchor -Es un rey, un gran rey, según nuestros libros antiguos, Rey de Israel. Herodes -¡Vaya, vaya! Me han dado la gran sorpresa. Se da el hecho de que yo no tengo hijos, y mi pobre esposa, que en paz descanse no me ha dado ninguno. En realidad, sí me ha dado algunos, pero han fallecido todos, en accidentes varios… A propósito, ¿dónde debería nacer u haber nacido ese gran Rey de Israel? Melchor -No sabemos. Hemos perdido la estrella entrando a la ciudad. Por eso vinimos a recabar información en su casa.

Herodes -Han acertado. Mis sabios deben conocer las indicaciones que ustedes necesitan. A ver, mis ancianos sabios, ¿a ver si también los libros de Ustedes dan noticias de un rey de Israel recién nacido? Locutor 5 -Vemos que se reúnen los sabios de Israel y encuentran la respuesta, pero nadie se atreve a decirla, pues, saben que peligra su cabeza al hablar de otro rey…Finalmente un tal Anás, presionado por el rostro airado de Herodes y por los compañeros que quisieron liberarse de todo mal… Anás -Majestad, con su perdón, encontramos que el profeta Miqueas dejó dicho: Miqueas -(solemne) Y tú, Belén, tierra de JUDÄ, no eres, ni mucho menos la más pequeña de las ciudades de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo Israel. Herodes -¿Eso es todo? ¿No dice cuándo será? Anás -No, su real y grande majestad. Los profetas nunca hablan de fechas concretas, aunque el pueblo sigue esperando… Herodes -Bueno, que esperen a ese Pastor. No habla de rey, sino de pastor, no de rey… De todas maneras, siendo un personaje importante para el pueblo, me conviene tenerle respeto y honrarlo cual se merece…

Bueno, ya saben dónde encontrarlo. Vayan pues, y cuando lo encuentren denle también homenaje a mi nombre. Cuando vuelvan, díganme con precisión dónde se encuentra, pues me agradaría echar un paseo hasta Belén y hacerle un real homenaje. Locutor 4 -Dejamos a los reyes magos en sus trámites de despedida y fuimos a esperarlos en la puerta de la ciudad que es la salida hacia Belén. En realidad, nos dio gusto salir de ese clima tan pesado de la corte de Herodes. Ya anochecía, pero, a pesar de que los viajeros, y hasta los camellos estaban cansadísimos, prefirieron salir a campo abierto para colocar sus tiendas y acampar. Los vimos aliviados, no sólo por haberse liberado de la trampa de Herodes, sino porque los llenó el corazón el ver de nuevo la estrella guía. Locutor 5 -Vimos que el mozo con quién hablamos al principio, comentaba con sus compañeros la ferocidad de Herodes. Esto llegó a oído de los jefes de la caravana, que acordaron no volver a su país por un camino diferente. Para volver no necesitarían estrella, les bastaba un mapa… Locutor 4 -Vamos a Belén a esperar la llegada de los reyes magos a la casa donde se hospedaban José y María con el niño. Cuadramos el espacio-tiempo, como se carga un reloj y coincidimos con la entrega de los regalos. Melchor -Niño divino, te presentamos incienso por todos los pueblos que te conocerán como Dios con nosotros. Locutor 4 -El niño sonríe, emite unos grititos y juega con la barba del anciano que se derrite en ternura. Baltasar -Mi Dios y mi rey. Sé que vas a sufrir graves heridas, hasta morir. Mi pueblo te ofrece esa mirra perfumada, para conservar tu cuerpo libre de la corrupción de la muerte.


Locutor 5 -El niño acaricia su frente, sus ojos, su cara, que está bañada de lágrimas de conmoción. Gaspar -Niño rey, en tus manos el oro se transforma en la verdadera riqueza, pues sirve para sanar muchas miserias humanas, crea el hábito de compartir: tú eres rey verdadero que conduce l pueblo a la salvación en la gloria. Locutor 5 -El niño acaricia largamente la frente de Gaspar, que le anuncia la corona que le impondrán cuando se proclame Rey de la verdad… Locutor 4 -José les sirvió un poco de agua fresca, procuró que se abrevaran los animales. De pronto arreglaría alguna silla de los camellos para que duraran en el largo viaje de vuelta. María, con su conmovido silencio les anima a que se lleven un agradable recuerdo de Jesús y con su atención les haría fácil contar a todo el mundo lo que habían logrado, más que visto, en ese encuentro con el recién nacido Rey de Israel. Locutor 5 -Jesús, al llenar su corazón de alegría, los envió como los primeros discípulos misioneros, pues regaron por donde pasaban la buena noticia: nos ha nacido el Salvador, un niño se nos ha dado, que es verdaderamente el Dios con nosotros. Locutor 4 -Nos queda escuchar a Pablo de Tarso en su carta a los efesios, para conocer la resonancia que tuvo ese mensaje en la primitiva Iglesia. Pablo -Hermanos, Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de Ustedes. Locutor 5 -Perdone ud, señor Pablo de Tarso, Tenemos entendido que Ud. se refiere a su encargo personal de acercar a Jesús a los paganos o gentiles, como los llaman muchos, es decir a los que no son de ascendencia judíos o israelitas, como se les llame.

Pablo -Desde luego. Pero, a mi primero hubo que revelárseme el misterio, que no había sido manifestado a los hombres, nunca antes como ha sido manifestado en estos tiempos a los apóstoles y profetas, que también los gentiles tienen derecho a ser también ellos miembros de Cristo, participando en la promesa con Cristo por el Evangelio. Locutor 4 -Es decir que es el momento de no limitar la revelación de los misterios de Cristo salvador a ciertos pueblos privilegiados por raza o por cultura, sino que está abierto a todos. Locutor 5 -Es decir que el mensaje está abierto, destinado, a todos los pueblos, Como quien dice, es un mensaje universal, es decir católico. Locutor 2 -Entonces no se trata de una iglesiapartido político en busca de una fisonomía general o cambiante, sino algo, cuya misión ya está establecida en el Evangelio. Locutor 3 -Por eso la invitación a ser Discípulos misioneros, no parte de la reunión de Aparecida por un acuerdo entre los obispos americanos; sino desde los mismos “Reyes magos”, los apóstoles y los cristianos “desalojados” por la persecución en la primitiva iglesia, a los padres de la iglesia, los obispos y los fieles…Todos fueron invadidos por el Espíritu Santo, Locutor 4 -Ya estamos en casa. Contentos de ponerlos a ustedes a contacto con los personajes más impresionantes de nuestra historia, y en la de Ustedes. Locutor 3 -Les deseamos que en este nuevo año seamos todos portadores del mensaje de Cristo: mensaje de alegría, de paz y de intercambio de amor, como nos indica el Divino Niño.


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Enero 2022, Nº 04


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