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RAPHAEL Cumple 80 años: sigue siendo aquel

AlBert DOMÈNeCH

El artista suma más de seis décadas en activo, sigue reinventándose y tendrá nueva gira este verano

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Uno de los mantras que tiene Raphael en su vida es que el pasado no existe. Una forma bucólica de decir que todavía tiene recorrido por delante a pesar de llevar más de seis décadas sobre los escenarios, un hito profesional prácticamente único en España en alguien que todavía sigue en activo. Siento decir que vamos a tener que llevarle la contraria al artista el día que cumple 80 años: su pasado no solo existe, sino que es un legado en forma de baúl, con una colección de canciones que conforman la banda sonora de muchas personas y de distintas generaciones.

Incombustible. Este sería uno de los calificativos que mejor definen el talante y la trayectoria de un cantante que ha sabido cuidar y mimar de forma intachable su instrumento vocal y una fuerza de voluntad fuera de lo normal. Quizás porque supo de muy joven qué era tener que ganarse el pan para sobrevivir. De padre albañil y con una madre que en algunas ocasiones trabajaba limpiando otras casas, Rafael Martos Sánchez tuvo muy claro desde que descubrió por primera vez una sala de cine que quería ser artista y ayudar a salir de la situación precaria a su familia, que en un momento de su vida tuvo que ir a vivir a Carabanchel obligados por su situación económica.

Su mujer Natalia Figueroa y sus tres hijos son la base un cantante que superó un trasplante de hígado y sigue en plena forma

Antes de ser ese Raphael con h- la letra apareció al firmar su primer contrato con Philips con la intención de internacionalizar su nombre- el artista nacido en Linares (Jaén) había hecho sus primeros pinitos profesionales como repartidor de trajes a domicilio o vendiendo melones. Pero en su interior palpitaban aquellas emociones que había visto en esa carpa de cine, cuando se escapó por primera de vez de su casa y de vuelta, a la una de la mañana, su madre le abofeteó para que no volviera a hacerlo.

Tarde. A ese niño aquello le hizo vibrar y soñar fuerte. El resto fue una reacción en cadena gracias a su incansable trabajo para subirse a los escenarios. Tomó clases de canto y entró en su vida Paco Gordillo, quien sería su primer representante. Con él compartió el éxito del festival de Benidorm y se erigió en el primer gran artista moderno de los años 60.

Más tarde llegó el maestro Manuel Alejandro, el “sastre” perfecto para el artista que le ha compuesto gran parte de las canciones de su repertorio. Hubo un momento en el que los tres convivieron en el mismo edificio en pisos distintos.

Y llegó la fama internacional de Raphael gracias a sus dos participaciones en el festival de Eurovisión (1966 y 1967) y la gira de conciertos internacionales. En El patio, en México, es donde el artista se vistió totalmente de negro por primera vez y se así se quedó para el resto de su trayectoria.

El artista ha hecho de su gestualidad, su fuerza escénica, su potencial vocal y sus movimientos algo amanerados, un sello inconfundible como crooner. En Las Vegas sufrió su primer gran percance de salud con una fatiga mental que le obligó a parar. Raphael se rompió pero en es momento tuvo el gran apoyo de su actual mujer, una Natalia Figueroa, aristócrata y periodista, con quien consolidó una relación por la que nadie apostaba. Se casaron en Venecia en 1972 y han formado una familia con tres hijos Jacobo, Manuel y Alejandra. Los dos primeros se dedican al sector musical.

Su dependencia al alcohol terminó con problemas hepáticos graves y la operación de trasplante de hígado a la que fue sometido el 1 de abril de 2003. El segundo cumpleaños para un artista que volvió a nacer ese día y, lejos de tirar la toalla, se reinventa con el paso de los años para seguir perpetrando la religión del raphaelismo . Y el cantante avisa: “Lo mejor está por llegar”. Sí. cumple 80 años. FUNDADO

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