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El tiempo de tratamiento y la
QUALITÉ DE VIE CALIDAD DE VIDA Dra. Mónica García Mora
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Así como los niños pequeños se chupan el dedo, muchos adultos se muerden las uñas casi como un hábito. Esta obsesión puede llegar a ser un trastorno llamado onicofagia, que con el tiempo puede provocar múltiples lesiones físicas tales como problemas en los dientes, deformación de la cutícula, formación de verrugas, infecciones, afectación por hongos o bacterias, e incluso la elevación de los bordes laterales del dedo.
La onicofagia es el hábito de morder o comerse las uñas y lo padece más del 30% de los adolescentes y 5% de los adultos.
La onicofagia se presenta en los cuadros de ansiedad y suele estar vinculada al nerviosismo y al estrés. Pueden ser desajustes familiares, maltratos, humillaciones, autoestima baja, sentimiento de culpa y necesidad de autocastigo
La onicofagia puede provocar paroniquia, una infección de origen bacteriano que también se conoce como uñero o panadizo. En los casos más graves, estos efectos pueden provocar incluso la pérdida total de la uña.
El mordisqueo de las uñas equivale a otros tics que se observan en el ser humano, como son el agitar una pierna repetidamente, morderse el labio o pestañear de forma rápida.
Es un hábito muy difícil de romper, ya que se trata de un comportamiento prácticamente inconsciente, pero si reconocemos los motivos que nos incitan a comernos las uñas, cada paso para erradicar esta conducta nos costará un poco menos hasta que el hábito desaparezca por completo.
Reemplaza este hábito por otro.
No solo puedes masticar chicle para conseguir librarte de la onicofagia. Cuando sientas la necesidad de morder tus uñas, prueba a reemplazar ese hábito por otro más saludable que ejercite tus manos y las mantenga ocupadas, como por ejemplo una pelota anti estrés.