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Cómo enloquecer a una poetisa
sin zapatos y con una nata transparente en la nariz, tocará el timbre con temor y fi ngirá una sonrisa. Si logra llegar a ti con voz, escucha el ronquido remanente de su garganta, pero ignóralo, a ella no le gustaría verse tan frágil, tan tonta… Por favor, no vuelvas a su casa, pero envíale un kilo de sal y diez limones criollos.
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Propina
Si quieres ser considerada, no aparezcas en su vida. No vuelvas a escribirle, puesto que la inducirás a la adicción. Ella esperará horas y horas a que le respondas el mensaje y así dejará que su vida se consuma. Tampoco la llames, ni le contestes; ojalá ella borre tu número, ojalá no lo guarde en algún baúl… Jugará a engañarse a sí misma. Tu voz sabrá a sueños y ella, la poetisa, perderá toda voluntad por enfrentar la realidad; incluso, dejará marchitar sus sueños de siempre y se entregará sin resistencia al holocausto.
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