Hubo quien una vez nos dijo que era necesario quebrantar toda norma social para figurar en el mundo de las artes. En ese momento, consideramos el comentario como aquellas sugerencias que parecen ser obvias, como aquellas normas personales por las que uno jura regir su vida (por ejemplo el usadísimo lema “Carpe Diem” o el novísimo engaño “Y.O.L.O: You Only Live Once”). No nos atrevemos a decir que “nos pasamos de transgresores” en las páginas a continuación; aún así, debemos confesar sí exploramos territorio desconocido. Fue quizás las tendencia contemplativa de la cual nos inspiramos al diseñar que nos llevó a ponderar sobre cómo podíamos involucrar a un cochino, un elefante, un pollo, un sapo y a Led Varela en la misma ecuación o cómo podíamos reunir a 12 de los mejores productores de música electrónica en un mismo proyecto. Y, pues, así cobra vida la cuarta edición de DDA.