4 columnas ¿Pueden ser atendibles las razones de un malo? ¿Es defendible que un reportero lo cultive como fuente? ¿Qué ocurre cuando es el propio autor quien termina satanizado? ¿Aplicar la ley ayuda a dirimir sobre justos y villanos? Dos escritores, un periodista y un juez de la República reflexionan en torno de estas y otras interrogantes.