Dossier 44

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Ponwi kayñe: el enemigo interno Danay Mariman

El mundo mapuche es un mundo pequeño. Según el último censo chileno somos un millón setecientas mil personas. A veces me da la impresión de que esa pequeñez nos asemeja a la elite, que se conoce toda y asiste a los mismos colegios. Cuando nos encontramos, si no nos conocemos, lo primero es preguntarnos el nombre, es decir, el apellido. Si la persona tiene un apellido mapuche y uno chileno, el que importa es solamente el mapuche porque es el que brinda información. La pregunta que viene a continuación es de dónde es la familia, porque a ese nivel ya no estamos siendo percibidos ni percibiendo individuos, sino relaciones de parentesco. Quizás no logremos ubicar a nuestro interlocutor enseguida, pero de pregunta en pregunta, yéndonos para atrás y adelante en el tiempo y recorriendo los cuatro puntos cardinales en el espacio, no tardamos mucho en descubrir que conoce a aquel o es primo de aquella que a su vez es la amiga de este de más acá que es conocido de un tío. El círculo, horrorosamente abierto en un principio, se cierra. El mundo es un makuñ, me dijo un amigo: el mundo es un pañuelo. (Makuñ es la manta que usan los hombres.) Pero es todavía más pequeño el mundo mapuche activista, que en función de su adscripción étnica interviene de una forma u otra en la arena pública y que participa, de ese modo, en el movimiento mapuche.

El movimiento es amplio, diverso. Sus variadas manifestaciones le hacen el contrapeso a lo numéricamente pequeños que somos: de izquierda, de derecha, que militan en partidos políticos chilenos, que intentan levantar partidos políticos mapuche, que forman alianzas, que las rompen, que militan por la lengua, que militan por la tierra, que creen que hay que participar y ganar espacios de poder en el Estado, que creen que la respuesta es ignorar al Estado, que creen que la llave es el sector privado, o que hay que acabar con el capitalismo, los que se toman la foto con las autoridades, los sapos, los que hablan de autonomía, los que hablan de plurinacionalidad, los que no entienden ni les importan esos conceptos, los awinkados, los warriache, los champurria, los que provienen de familias notables, los que han hecho notables a sus familias, los que creen que todo está por hacerse, los que creen que todo está perdido, los que vivían en la ciudad y se van a vivir al campo, los que vivían en otro lado y deciden volver al Wallmapu, los que escriben, los que leen, a los que les llega el cultrunazo, los historiadores, los históricos, los evangélicos, los ortodoxos, los laicos, los místicos, los tesoros humanos vivos, los artistas, los rostros, los que no se conocen acá pero sí se conocen afuera, en el mundillo de los organismos internacionales, los intelectuales, los antiintelectuales, los weichafe, los que se


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