Vitrina
Quimantú. Prácticas, política y memoria (extracto)
Las prensas no paran
las coordinaciones adecuadas para dar un buen servicio a terceros.1 Efectivamente, las prensas en el edificio que daba a Bellavista no se detuvieron mientras se ponían en marcha los nuevos proyectos. La compra a Zig-Zag incluyó los contratos para gestionar y publicar revistas como Hechos mundiales, Estadio, Saber Vivir, Comer Mejor, Confidencias y las historietas que no eran parte de la línea Disney. A la par, Quimantú ofrecía servicios de impresión para otras editoriales, incluyendo a los equipos de la antigua Zig-Zag, que continuaron gestionando varias revistas.2 La maquinaria no descansaba y la infraestructura de la editorial debía rendir al máximo para sustentar su adecuado crecimiento. Se imprimían Visión, Ercilla, Revista de Carabineros, Mundo 71, Selecciones del Reader’s Digest, Eva, Rosita, Disneylandia, Tío Rico, Fantasía, Tribilín, Condorito y Vea, a las que se sumó la revista Ramona, que pertenecía al Partido Comunista.3 Los talleres imprimían para empresas externas sin discriminar a las publicaciones de derecha o las de otros con quienes el gobierno
* Fragmentos del capítulo «Las prácticas editoriales en Quimantú», de Isabel Molina, en Quimantú. Prácticas, política y memoria, de las investigadoras Isabel Molina, Marisol Facuse e Isabel Yáñez. Santiago, Grafito Ediciones, 2018. Quimantú fue el proyecto más importante de la política cultural del breve gobierno de Salvador Allende, y por sus características ha adquirido un halo de leyenda que estudios culturales como este empiezan a desmenuzar.
1 El Siglo, Santiago, 5 de marzo de 1971, p. 5.
Los inicios de Quimantú no fueron fáciles. La deuda contraída era grande y la indicación del gobierno fue clara: la empresa debía financiarse en forma autónoma. Para ello sería crucial que los libros y revistas tuvieran un gran éxito comercial y que al mismo tiempo cumplieran con los estándares anunciados por Allende: permitir que parte de la sociedad chilena tuviera acceso a un gran acervo cultural con el que amplios grupos de la sociedad no estaban familiarizados. Una vez oficializado el traspaso se siguió trabajando al interior de la editora. Un ejemplo de ello apareció en una nota de prensa en la que se expone que, a comienzos de marzo, el Comité UP de la editorial detalló a un grupo de dirigentes de la UP de Santiago las acciones que se estaban realizando en la nueva empresa estatal. Destacaron que la reacción de los trabajadores era positiva y que el comité de producción había decidido el 12 de febrero que mientras se tasaban los bienes se mantendría el servicio de impresión y se realizarían mejoras, como limpiar y ordenar las dependencias, mientras que en otras secciones se habían hecho informes y
2 Tras la venta de Zig-Zag, la empresa se transformó en otros sellos, como Pinsel y Dilapsa. 3 Carta de Joaquín Gutiérrez al interventor Diego Barros Ortiz, 29 de septiembre de 1973. Archivo de Alejandra Gutiérrez George-Nascimento.