El spot
Cuéntenme algo nuevo Cecilia Tapia
Con las redes sociales, el relato personal avanza a la velocidad de la luz, democratizando la posibilidad de que nuestro punto de vista llegue a todos los lugares del mundo. En la contingencia nos hemos convertido en generadores de contenido capaces de capturar la atención de miles de desconocidos a los que les interesa nuestra receta del pan, nuestra rutina de ejercicios, nuestros videos con imitaciones o nuestros consejos sobre reciclaje. Sabemos qué decir y dónde decirlo y tenemos un mensaje que nos posiciona de alguna manera, porque de eso se trata también ser humano: de buscar diferenciarnos constantemente de quienes nos rodean. Esta cualidad de producir narrativas para hacernos distinguibles entre la multitud, que ya es parte fundamental de un mundo hiperconectado, fue alguna vez una habilidad, si no exclusiva, al menos preponderante en la industria de la publicidad. Por años anunciantes y creativos han estudiado a sus consumidores buscando el discurso que convierta a una marca en algo valioso e importante, tanto como para definir una decisión de compra. La manera tradicional de hacerlo era partir por comunicar el mensaje en medios masivos. Hoy, la conversación predominante se da en las plataformas digitales, canales de comunicación que una vez fueron segmentados y destinados solo al contacto entre personas de un círculo cercano, pero que hoy se han expandido hasta convertirse en el espacio donde se juega la identidad de una marca, convertida en una participante más, muy activa en los timelines, una que siempre tiene algo que contar. Según el estudio Global Digital Overview 2020, realizado por las empresas We are Social y Hootsuite, Instagram tiene más de mil millones de usuarios activos al mes, mientras que TikTok tiene ochocientos millones. Ambas plataformas, convertidas y consagradas en esta contingencia como el núcleo de la creación de contenidos, son el espacio donde han entrado las marcas a entablar conversación. Pero no basta con estar en las redes: hay que decir algo que a las redes les interese. La publicidad es reactiva a las tendencias y a los cambios culturales y eso la obliga muchas veces a decir algo, lo que sea, para no pasar inadvertida y a reaccionar sobre la marcha para no quedarse atrás. La contingencia se convierte en un arma de doble filo, en un enemigo peligroso donde solo algunos que logran entender cómo