INFORME - RIFF
RUEDAS DE METAL: HABÍA MUCHO POR HACER A cuatro décadas del debut discográfico de Riff, repasamos junto a Vitico la historia detrás de un álbum clave para el rock argentino. En junio de 1981 vio la luz Ruedas de Metal, el primer material de estudio de Riff, una de las bandas que cambió para siempre el sonido del rock local. Para muchos, de hecho, representó la piedra fundacional del heavy metal nacional, aunque esa clasificación a veces fue resistida, incluso por su propio bajista, Víctor “Vitico” Bereciartúa. Con un sonido crudo, precario y estándares de grabación de dudosa calidad, logró romper muchos esquemas de la época, captar a una audiencia que buscaba identificarse con otro tipo de ritmos, diferente al mainstream de por aquel entonces, que incluso se plantó ante la etapa más oscura y violenta de la historia argentina. Adiós Pappo’s Blues, bienvenido Riff Norberto “Pappo” Napolitano empezaba la década del 80 entre sus tantas idas y vueltas con Pappo’s Blues, tras haber experimentado un sonido mucho más pesado con Aeroblus. El trío, con Alejandro Medina en el bajo y el baterista brasileño Rolando Castello Junior, sirvió como una suerte de laboratorio y editó un único álbum, el autotitulado de 1977. Pero indirectamente la dictadura hizo que la banda se disolviera. El encargado de los platillos -horrorizado por el clima de época- regresó a su país de origen, Medina volvió a juntarse brevemente con Manal y el músico de La Paternal aprovechó la ocasión para un cambio de aire en Europa. “El Carpo” viajó entonces a Inglaterra, lo que le permitió codearse con Lemmy Kilmister -mandamás de Motörhead-, descubrir el punk, la 16
llamada New Wave of British Heavy Metal y a los australianos de AC/DC, que estaban de gira por primera vez en el viejo continente. Estas influencias marcaron al argentino, que absorbió esos sonidos cual esponja, e intentó replicarlos en estas pampas. Por su lado, Vitico también vivió gran parte de los años 70 en Londres. Luego de estar en numerosas bandas, regresó a la Argentina para participar a la par de su amigo en los últimos conciertos de Pappo’s Blues, al filo de la década siguiente. Michel Peyronel aportó su impronta tras haber formado parte de un grupo punk en Francia, donde se encontraba afincado desde 1973. De vuelta en Buenos Aires, se notaba el cansancio de Napolitano con su histórica banda y el mismo