Sin político en portada by Revista Esnob

n i S ico t Ă l poen a d a t r o p Verano 2013_Ejemplar Gratuito

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12 ORIENTE 402, SAN ANDRÉS CHOLULA, PUEBLA

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// QUEREMOS SER AGUDOS, IRREVERENTES, DIVERSOS, A VECES CÍNICOS, A VECES

lúcidos

s b o Esn DIRECTOR GENERAL

Alberto Espinosa alberto.espinosa@revistaesnob.com

EDITORA

Alejandra Vergara ale.vergara@revistaesnob.com

DISEÑO Y COSAS BONITAS Alejandra Centeno alejandra.centeno@revistaesnob.com

VENTAS

Leslie Solís ventas.leslie@revistaesnob.com

A LA GUERRA SÓLO VAMOS LOS POBRES Esteban Cienfuegos @Samithis

A ESPALDAS DE LOS EDIFICIOS Ismael “Cobayo” Flores @DonCobayo

ANA DE NOCHE Guso Macedo @Gusoescribe

REDACTORES Fernando Carvente @LFCarvente Arturo Loría @Velvet_Boy

n a r o b a l o C

Sin político EN PORTADA //

Todos lo vimos. No sólo en estas elecciones sino en las anteriores y las que fueron antes y anteriores a esas: los puestos de periódicos se llenan de revistas novísimas con contenidos dudosos y políticos en portada. Revistas, revistas por todos lados. Revistas que, en realidad, son panfletos: excusas para hacer propaganda política fuera del presupuesto. Al final, después de las elecciones, ya no queremos saber nada relacionado con el mundillo electoral: sentimos una cruda terrible de candidatos bien peinados. Acá, en esta revista que también es nueva (aunque, permítanos creer, que sin contenido dudoso), no quisimos quedarnos atrás en este fenómeno, así que, en medio del desasosiego de esta resaca electoral, decidimos dedicar algunas páginas a reírnos de ello. También, para aquellos que ya no quieren saber nada sobre temas electorales, tenemos contenidos libres de política, no se nos vayan a empachar.

Alejandra Vergara_Editora

e c i d n Í

A LA GUERRA SÓLO VÁMOS LOS POBRES // página 08

ANIMALES EN EL GOBIERNO

PET SHOP BOYS: ELECTRIC

// página 14

// página 32

A ESPALDAS DE LOS EDIFICIOS // pรกgina 22 +

COMO EN LOS SIMPSON CUANDO... // pรกgina 06 ANA DE NOCHE // pรกgina 30 SHUT UP AND TAKE MY MONEY // pรกgina 38

8 Como en_los Simpson

COMO EN LOS SIMPSON

cuando... Por_Alejandra Vergara

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Homero se postula para alcalde usando la identidad de la Salamandra de seguridad (“Homero se postula” Episodio 6, temporada 17), las elecciones pasadas en varios estados de la República se destacaron por el descontento del electorado y el ausentismo en las urnas. En el capítulo, el motivo que lleva a Homero a contender por la alcaldía está centrado exclusivamente en él y su familia, pero es muchísimo más noble que el de estos otros candidatos, de carne y hueso, que se presentaron hace unas semanas a las elecciones: quiere recuperar el afecto de Lisa. El paralelismo, más bien, se encuentra en el asunto del desencanto de la población y en la falta de confianza en los candidatos. Durante las campañas políticas vemos una burda y desbordada construcción de personajes que si bien no echa mano de un disfraz anaranjado y hediondo de salamandra, no está muy alejada de eso. Vemos a los candidatos en sus disfraces de padres de familia, de ciudadanos ejemplares, de engominados abrazaviejitos, de hombres entrones y trabajadores. El disfraz, invariablemente, terminará diluyéndose, dejándonos ver a los verdaderos seres humanos que están detrás: gente codiciosa, tramposa, abusiva: un montón de alcaldes Diamantes, pues. La elevada tasa de abstencionismo en estas últimas elecciones podría demostrar que los ciudadanos, cansados y apáticos ante los mismos disfraces manidos y mal logrados ya no compran con tanta facilidad el artificio. La saturación de propaganda electoral es cada vez mayor y esto genera una especie de resistencia: basta sólo con ver la cara fotochopeada y sonriente de un candidato (todos con sonrisas idénticas, heladas, ensayadas hasta la náusea), reproducida en lonas, espectaculares, autobuses, para saber que aquello es un engaño. “Voten por mí: un hijo de nazi que abusa de los esteroides, fuma hierba, manosea mujeres y alguna vez fue estrella de cine”, dice Rainier Wolfcastle durante su campaña; “Si son tan patéticos para votar, voten por mí”, dice Jimbo en la televisión. El discurso real que subyace en el de nuestros candidatos no difiere mucho. Pareciera que, amparados en sus disfraces de salamandras sonrientes, creyeran que el electorado no recordará sus historiales políticos. Y, por lo menos con una parte del electorado, les funciona. En estas últimas elecciones el abstencionismo evidenció el desinterés de la ciudadanía en la política partidista. Sin embargo, en un sistema electoral como el nuestro, el abstencionismo no sirve más que para demostrar este descontento que, si bien es un primer paso, no es suficiente. Al final, nos pasa como a Springfield que, con unas tasas bajísimas de votación, siguen siendo regidos por el alcalde Diamante de quien ya conocen la corrupción y escándalos. Sólo que, en nuestro caso, el alcalde sí cambió: sólo de nombre. //

10 A la_guerra...

A LA GUERRA SĂ&#x201C;LO VAMOS LOS

pobres

Por_Esteban Cienfuegos

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Diré que me llamo Esteban y he trabajado para revistas con fines proselitistas. Corrijo: fui editor de una revista de sociales con fines proselitistas. Entiendo que ahora quiera cerrar el artículo y deshacerse de la revista por la más repugnante confesión que he hecho. Sí, fui un esbirro para ejecutar una de esas artimañas que todos sabemos inmorales por ser una laguna legal en el sistema pero contra las que nadie hace más que quejarse. Yo fui uno de esos que firmó con su nombre la hechura de un producto editorial que salió al público con el único afán de vender protagonismo político en tiempos de veda electoral. Usted me juzga estimado lector. Desde esa comodidad que le da el ser espectador, usted me juzga. Ya lo veo sentado detrás de su escritorio cada mañana leyendo el periódico y criticando a todos los candidatos menos al suyo; quizás ya lea portales online y hace lo propio en su aula universitaria; en todo caso, usted ya estableció una distancia conmigo, porque si está leyendo este artículo, usted es un lector crítico e informado, usted nunca participaría del sistema, usted se siente un marginal o es un marginal (lo cual da lo mismo). Quisiera, sin embargo, que mi experiencia no carezca de peso (referenciando a cierto escritor checo, que a su vez citaba a un cierto filósofo alemán, quien a su vez escribía pensando en la tradición clásica griega); levanto la voz para hacer lo prudente que uno puede hacer ante una situación trágica: reírse. Empecé mi carrera siendo tan apartidista como pocos, casi diríamos anarquista. Me pensaba en contra de las instituciones, en contra del sistema, en contra de la democracia misma, pero uno tiene que trabajar para comer. Al principio uno lo ve como una salida. Para mí, era la salida de un empleo en gobierno a un empleo en la iniciativa privada. Sí, de una u otra forma iba a seguir sirviendo a la élite del poder, pero ya no iba a ser tan directo; ahora, al menos, no viviría la burocracia gubernamental. Vas a ser editor de la revista me dijeron cuando tomé el puesto, tu chamba va a ser arreglar los textos que acompañan las fotos y preparar una pequeña introducción de cada evento. Ahí mismo me había enterado que las revistas de sociales necesitaban un texto para introducir cada uno de los eventos. Es mejor que trabajar en gobierno me repetí cual mantra hacia mi adentro.

12 A la_guerra...

Empezaron a llegar las fotos y los textos ya ordenados en una retícula diseñada por un tal Noé. En la redacción había también una tal Karina cuya función era elegir las fotos. No era diseñadora, no era fotógrafa, no era profesionista de ningún tipo, cargaba con su currículo en la piel y el dueño se la quería tirar (no estoy seguro de ello, pero uno adivina). A mí me llegaba el material ya armado, el mismo fotógrafo elegía los textos de cada fotografía y tenía doscientas palabras para introducir cualquier evento. Mi trabajo era corregir esos textos, regresarlos a Noé, pedir la opinión de Karina y enviarlo a imprenta a final del mes. Durante seis horas todos los días veía caritas de desconocidos sonriendo con trajes o vestidos escotados y tacones, arreglaba (más bien reescribía) los textos del fotógrafo y escribía una introducción cursi al bautizo de la hija de Hermenegilda Zoraida Zambrano de Tarso y marido. Esa fue tu decisión y ese es su resultado. Escuché en varias ocasiones de gente como usted, lector. No lo negaré, esa fue mi decisión. Estudiar cinco años a Kant para acabar viendo caritas tampoco era mi idea de desarrollo profesional. Marx decía que el trabajo es lo que define a uno, y por ello es que el trabajo equivale al capital. Éste era mi trabajo y equivalía a poco menos de cinco mil pesos al mes. Uno se puede imaginar lo que estas seis horas diarias le hacen al espíritu (Sísifo tenía una condena hacia lo inútil, pero al hacerlo con convicción y sonriendo le reventaba los huevos a los dioses. Aquí no había tal posibilidad). ¿Para qué quiere una revista de sociales a un editor con perfil de filósofo marxista? Porque los dueños escucharon políticoeditor-filósofo y como al mes se haría un reportaje extenso sobre algún político que quisiera salir en la portada o en páginas centrales, habían encontrado al indicado para hacerlos. ¿A quién se vendía? Al mejor postor. Uno como filósofo aprende a justificar cualquier cosa. Si nos piden justificar que la luna es de queso, lo hacemos. Porque para eso nos formaron y porque una vez que te enfrentas a que no existen fábricas de filosofía en Green Bay, Wisconsin, lo primero que [te] justificas es tener que trabajar en lo que se pueda y de lo que salga; tienes que justificar la devastación del ideal que implicarán tus horas de labor y su capital equivalente.

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// TARDE O TEMPRANO TODOS SOMOS ESBIRROS DEL SISTEMA Y ALIENADOS DE NUESTRO TRABAJO, SÓLO PARA PODER

comer

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Lo primero es justificarte no trabajar en algo intelectualmente enriquecedor, le sigue asimilar que de todas maneras seguirás siendo nadie por hacer lo que estás haciendo, y rematas con eliminar cualquier rastro de individualidad que lograste construir en la universidad, todo por ganar una renta (no necesariamente decente). Quizás eso es lo que nos distancia, lector. Porque usted no se permitiría tal devastación, usted no sacrificaría los ideales por algo tan vano como una renta, usted perseguirá esos ideales así le cueste la vida misma.

Pero te tengo una mala noticia, lector, para allĂĄ vamos todos, si no es que ya estamos ahĂ. Tarde o temprano todos somos esbirros del sistema y alienados de nuestro trabajo, sĂłlo para poder comer. Marginal, alienado, contracultural o alternativo el sistema ya te tiene contemplado, en los mundos posibles del establishment o el mainstream eres un nicho de consumo como cualquier otro; ideales o no, convicciones o no, no estĂĄs contraviniendo al sistema. Ahora que sabes que eres uno como yo, puedo tutearte y pedirte que nos riamos juntos. //

16 Curiosidades_Animales en...

ANIMALES EN EL

gobierno

Por_Fernando Carvente

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Si hay algo que caracterizó a las elecciones de presidentes municipales y diputados este año en varios estados de la República es el descontento con respecto a los candidatos, motivo por el cual a manera de protesta en Veracruz, la gente propuso a Morris el gato como un candidato, candidatura que, empezando como un chiste local en Internet, saltó al mundo real ganando cada vez más adeptos. No hubiera sido raro que Morris ganara la candidatura, pues ya en otros momentos y lugares del mundo se ha optado por elegir a animales para ejercer cargos públicos, ya sea como protesta social o mera locura. Quizá una de las partes más importantes y complicadas dentro de una democracia (u otro sistema de gobierno organizado) sea el elegir a nuestros representantes o cualquier otro puesto que requiera del voto popular, pero no muchas veces los candidatos son de la predilección del pueblo y de alguna u otra manera, ya sea en forma de sátira, crítica, ceremonia o locura, un animal queda designado para dirigir un puesto de gobierno con varios grados de éxito. Veamos.

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PUEBLO DE WHANGAMOMONA Esta pequeña población en Nueva Zelanda quedó desplazada de su zona administrativa original en un intento del gobierno por repartir de una mejor manera la recolección de impuestos, cambiando los límites de varias áreas administrativas. Como protesta, Whangamomona se declaró una nación independiente; claro, la pequeña nación no fue tomada en serio y la vida siguió su curso, pero el día de su declaración de independencia se convirtió en un evento turístico, donde, cada dos años, se elige un presidente. Los candidatos, en su mayoría, son animales, llegando a tomar protesta una cabra, un french poodle y una tortuga.

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STUBBS

INCITATUS

Morris no es el único gato metido en la política. Stubbs, un felino pionero en estos asuntos, ocupó un cargo público varios años antes de que Morris naciera. En Talkeetna, Alaska, durante las elecciones de alcalde de 1997, al no considerarse al pueblo como una población lo suficientemente importante como para tener alcalde, los habitantes decidieron designar a Stubbs como su alcalde. Para 2013 Stubbs sigue siendo alcalde honorario y es una especie de atracción en el pequeño pueblo.

Probablemente este sea uno de los primeros casos que tenemos sobre animales ejerciendo un puesto público. Incitatus fue un caballo del emperador romano Calígula al cual nombró senador de Roma, se le dio trato especial entre los caballos, como un establo de mármol y vestimentas de seda. Hay varios motivos por los cuales Calígula decidió designar a un caballo como senador: por satirizar a los demás senadores, por predilección o simplemente, por su famosa demencia.

NILS OLAV Durante una visita del rey de Noruega a Escocia, al pasar por el Zoológico de Edimburgo, el teniente Nils Egelien quedó interesado en adquirir a un pingüino, el cual fue trasladado a Noruega. El pingüino fue llamado Nils Olav y se le concedió un rango militar el cual fue ascendiendo meteóricamente. Tras su muerte en 1993 su hijo heredó sus cargos militares y, en 2005, fue promovido a Coronel en Jefe de las fuerzas armadas de Noruega, además de que en 2008 fue hecho caballero. //

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A ESPALDAS DE LOS

edificios Por_Ismael “Cobayo” Flores

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Más allá de nuestras ventanas están los rascacielos a cuyas espaldas vivimos. Indiferentes hacia nosotros, custodian el Paseo de la Reforma, como gigantes sentados en torno al fuego. De cómo terminamos aquí, cada quien tendrá su historia. Sin embargo, es en los motivos donde nos encontramos. Llegamos “de fueras” con las manos vacías para poder sujetarnos de lo primero que el destino nos pusiera por delante. Y, quizá, la única decisión que realmente tomamos fue querer vivir en el corazón de la ciudad, donde todo pasa. Costara lo que costara.

A Lola le gusta caminar por la cornisa que va del balcón del cuarto a la ventana de la sala. El barullo de la estación Hamburgo del Metrobús parece no incomodarle. A tal grado no le molesta el escándalo de pitidos y motores, que gusta de pasar los días de sol tumbada en el alféizar, dejando que la cola cuelgue sobre Insurgentes.

Así como los animales saben oler la proximidad de la lluvia, nosotros hemos aprendido a leer el tráfico; incluso en la bestialidad existen sutilezas. Aquel viernes, a pesar de tener las ventanas cerradas, Daniel percibió algo distinto en el murmullo que se cuela al departamento. Sobre el carril del Metrobús, a la altura del centro comercial Reforma 222, había un cuerpo cubierto con una manta blanca. Desde el balcón, observó cómo los camiones biarticulados lo rodeaban penosamente mientras un grupo de fotógrafos y mirones buscaban obtener el mejor ángulo. Lola, también indiferente a la desgracia, aprovechó el descuido de su amo para saltar a la baranda y recorrer por primera vez la cornisa que conecta el cuarto con la ventana de la sala.

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III

El hermano de la cantante Yuri murió atropellado el día de mi cumpleaños. Topamos su cuerpo cubierto con una sábana blanca de camino a Plaza Washington, al salir del Sanborns de Reforma 222. A lo lejos se escuchaba la sirena de la ambulancia de Semefo. Los peritos siempre son los últimos en llegar a la escena de los hechos.

Recuerdo la primera vez que vi un cadáver. Fue durante la madrugada del 16 de octubre de 2011. Tenía apenas un mes de haberme mudado y los bares de la Zona Rosa aún guardaban cierto encanto de patio trasero. Después de una noche de traspiés ebrios entre local y local, caminaba tambaleante de regreso a casa. Al llegar al cruce de Génova y Londres divisé, primero, el fulgor de unas veladoras; después, haciendo un esfuerzo por enfocar la vista, un cuerpo apenas cubierto con una sábana blanca de la cual sobresalían los pies. Se trataba de uno de esos hombres que desde entrada la tarde reparten tarjetas de bares y lugares de table dance. Quizá en más de una ocasión nos habíamos cruzado; quizá y en más de una ocasión le había negado con la cabeza o con la mano sus tarjetas. Ahora yacía inerte frente a una escalinata. Le habían disparado por la espalda.

Todos los días por la mañana, una mujer apilaba en un pórtico las cajas que utilizaba para protegerse del frío. Vivía a las puertas de un local clausurado en la calle de Amberes. Los fines de semana, cuando la calle que alberga a los bares gay amanece más sucia, se levantaba temprano para, literalmente, recoger su casa y lavar la banqueta. Algunas veces la vi lavar su ropa en la misma cubeta; otras, remojarse el pelo. Recuerdo que una noche, al salir de un bar, pasé junto a aquel pórtico: la escuché cantar.

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En la esquina que forman Hamburgo y Niza hay una mujer que recolecta cajas. Como otros vagabundos de la zona, la calle poco a poco le ha robado la cordura. Huacales, cajas de cartón o de plástico, no importa. Ella les da un hogar a todas y las coloca una detrás de otra, hasta prácticamente impedir el tránsito sobre la acera. Por las noches se mantiene despierta hasta que el sueño la vence sentada, vigilando que nadie toque sus tesoros.

VII

Los vagabundos, como los cadáveres, aparecen y desaparecen en nuestro barrio. ¿A dónde van, quién se los lleva? No sabemos, y quizá no querríamos averiguarlo. La mujer que dormía y cantaba en un pórtico de Amberes desapareció. Un sábado a medio día, al caminar frente a las cortinas de los bares cerrados, encontré la calle sucia.

VIII

Los peritos siempre son los últimos en llegar. Su nombre era Fernando López Salinas. Fue asesinado al salir del Vips de Hamburgo por dos hombres a bordo de una motoneta en movimiento. De su muerte sólo quedó una mancha de sangre a las puertas de la librería del Péndulo. Alguien dentro del restaurante tuvo que haberles avisado; ellos, quizá, esperaban en la esquina de Niza con el motor encendido. Daniel y Melissa viven al final de la calle; esa tarde debieron bajar de la acera para rodear la silueta del cuerpo que aún se distinguía sobre el manchón pardo del adoquín rosado.

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A veces, cuando Lola se tumba en el alfeizar a tomar el sol, dedica una mirada lánguida a la calle que se extiende a muchos metros debajo de su cola. Quizá, si ella supiera que se trata de una de las avenidas más largas del mundo, dedicaría más tiempo a pensar lo pequeña que es. Quizá también podría preguntarse si no hay un lugar más tranquilo donde poder echarse. Sin embargo, no lo hace. Como nosotros, se ha acostumbrado a los pitidos, al tráfico y al escalofrío que producen las sirenas de las ambulancias y policías que continuamente comparten el carril con el Metrobús.

Desde el balcón de la recámara de Melissa y Daniel puede observarse cómo el sol se esconde detrás de las torres de Reforma 222. Al ocaso le sigue la noche y a él el silencio. Cuando Insurgentes, Reforma y toda la Zona Rosa descansan es cuando nos convencemos de que en realidad estamos en casa. //

32 El_Coro

noche ANA DE

Por_Guso Macedo

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Cuando Ana despertó eran las 3:46 de la mañana. Así lo decían los números anaranjados y segmentados como insectos que parpadeaban en el reloj sobre su mesa de noche. Ana había despertado abriendo la boca y jalando aire con todas sus fuerzas. Soñaba que se asfixiaba. No podía decir por qué se asfixiaba, ya que no recordaba qué es lo que había estado soñando hacía apenas unos segundos, pero seguro se asfixiaba. Quizá su papá había estado en el sueño. Era muy probable. Luego de un rato, Ana sintió que su respiración se había normalizado. Notó un calor en todo el cuerpo excepto debajo de los senos que le habían comenzado a crecer ese mismo año y en las axilas, puntos donde con sus dedos palpó un sudor helado y de olor fuerte. Se sentó sobre la cama y se giró para que sus pies encontraran apoyo en el suelo. Cuando se sintió segura, se levantó y salió de la recámara. Pegó la oreja a la puerta del cuarto de mamá. No escuchó nada. Giró la perilla y el mínimo rechinido le pareció atronador, por lo que se detuvo. Con movimientos breves e intermitentes abrió la puerta apenas lo suficiente para que su cuerpo cupiera. Ana entró en la recámara de mamá. Notó que, como siempre, la mujer dormía respetando un límite a la mitad de la cama, dejando desocupado gran parte del espacio del colchón tamaño matrimonial. Mamá dormía tapada todo el año, por lo que las cobijas no le permitían ver si el pecho se le movía,

inflándose y desinflándose. Así que Ana, hincada junto a la cama, puso la palma de su mano apenas encima de los labios de mamá. Sintió el aliento tibio y húmedo saliendo de la mujer. Cerró la puerta con mucho menos cuidado del que tuvo al abrirla y Ana dejó la recámara de mamá. Llegó a la puerta del cuarto de su hermano y de nuevo el rechinido de la perilla le pareció un escándalo. Su hermano dormía boca arriba, sin camisa, con los brazos sobre la cabeza. El pecho se le hinchaba y deshinchaba casi con violencia, provocando que se le hundiera la panza y se le saltaran las costillas. Tal vez también estaba soñando con papá, aunque él era muy pequeño para entender lo que había sucedido. O al menos eso había dicho mamá y por eso nadie quiso siquiera explicárselo. Aunque lo veía y lo escuchaba respirar, Ana estiró su mano y la puso sobre la boca del niño, muy cerca, sintiendo los bufidos calientes en su palma. Al salir del cuarto de su hermano, Ana descubrió que su boca estaba seca. Bajó a la cocina y se sirvió un vaso de agua directamente del grifo. Lo bebió en tres tragos y se secó el agua de los labios con el brazo. Pensó en cómo había despertado hacia unos pocos minutos, en la desesperación y el horror que sintió el instante antes de aspirar con fuerza. ¿Papá habría sentido lo mismo? Ana colocó el vaso en el fregador y, pisando suavemente las escaleras, regresó a su recámara. Se acostó y soñó que se asfixiaba. O al menos pensó que soñaba. //

34 Música_Pet Shop Boys

PET SHOP BOYS:

electric Por_Arturo Loría

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En 1988 los Pet Shop Boys publicaron el disco que sería la pesadilla de cualquier mercadólogo: Introspective, un álbum enfocado a la cultura de baile con tan sólo seis canciones de larguísima duración que desafiaban por completo el concepto clásico del disco pop (algo que ellos mismos habían logrado con su producción anterior, Actually). Amor, desamor, política, sexo y house; Introspective era mucho más que un álbum: era una tesis acerca del pop y su función tanto en la cultura como en la música. Veinticinco años después los Pet Shop Boys decidieron hacer algo similar con Electric, un disco que sorprende a muchos, porque sale menos de un año después de su anterior producción, el tibiamente recibido Elysium (2012). Muchos pensaban que Elysium había sido un fracaso comercial y que Neil Tennant y Chris Lowe habían tomado la salida de emergencia: hacer un disco bailable que complaciera a todos los que se habían sentido decepcionados con su anterior entrega, enfocada al intimismo y a la reflexión. Algo hay de esto, pero también, lo cierto es que Electric es un disco bastante planeado. Ya desde 2012 y durante giras promocionales, Tennant y Lowe habían declarado que desde hacía tiempo querían hacer “un disco de música electrónica” y que ya lo estaban preparando. Pero también, en repetidas entrevistas Tennant ha bromeado con que uno de los catalizadores de Electric fue una reseña de Elysium con la que se topó en iTunes, en la que un decepcionado fan se quejaba de que al disco le faltaban “más fuerza y lasers”. Así pues, llega su doceavo álbum de estudio que busca justo eso: complacer a los Pet Shop Boys, pero también, al público. Para satisfacer a estos últimos, el dúo decidió recurrir a uno de los productores encargados de salvar carreras musicales de grandes estrellas: Stuart Price, declarado pet head (él ha sido el director musical de sus últimas dos giras) y la mente maestra detrás del último trabajo respetable de Madonna, Confessions on a Dancefloor (2005).

36 Música_Pet Shop Boys

Junto con Price, Neil Tennant y Chris Lowe se encargaron de llenar de “fuerza y lasers” ese pop perfecto que a lo largo de tres décadas han hecho, pero también, decidieron repasar, y de alguna manera homenajear, la parte más electrónica de su carrera. Con nueve canciones de larga duración en las que se combinan, una vez más, el amor, el desamor, la política, el sexo y el house, Electric es la reflexión del dúo sobre el estado actual de la música electrónica y, al mismo tiempo, una especie de carta de amor a lo que hacen. Es además la muestra más clara de que a sus 52 y 59 años, los Pet Shop Boys aún son capaces de hacernos bailar y sentir hoy igual que hace treinta años, con los sonidos que ellos mismos definieron. El disco abre con “Axis”, un claro tributo al italo disco de sus primeros días y a las influencias del dúo, con ecos del ahora muy recurrido Giorgio Moroder y de Kraftwerk. Una explosión precisamente de lasers se rodea de voces robotizadas que comandan al escucha: “Feel the power, plug it in, turn it on” mientras una lluvia de sintetizadores le dan a aquel fan quejoso todo lo que pidió. Habrá guiños a Actually, su segundo álbum, como en “Thursday”, el dueto con el rapero británico Example que inevitablemente recuerda a “What Have I Done To Deserve This?”, aquella joya que en 1988 revivió a Dusty Springfield, pero también a “Paninaro” con Chris Lowe enumerando los días de la semana, y está también esa capacidad de los Pet Shop de jugar con la sexualidad en sus canciones, con Neil preguntándole al rapero si su amor será cosa de una noche o si se quedará todo el fin de semana. Uno de sus discos más bailables y, posiblemente, el más popular, Very (1992), encuentra referencias en varias canciones. Ahí está “Bolshy”, una canción de amor a un bolchevique o “Love is a Bourgeois Construct”, una de las piezas centrales del disco que revela otra característica que diferencia a los Pet Shop Boys de cualquier otro acto pop: la enorme cantidad de referencias que son capaces de poner en

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// LOS PET SHOP BOYS AÚN SON CAPACES DE HACERNOS SENTIR IGUAL QUE HACE TREINTA AÑOS, CON LOS SONIDOS QUE ELLOS MISMOS

definieron

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una sola canción: el tema samplea “Chasing Sheep is Best Left to Sheperds” de Michael Nyman de la misma manera en la que Madonna sampleaba a Abba en “Hung Up”; el título de la canción se inspira en una línea de la novela Nice Work de David Lodge y tienen cabida en esos casi siete minutos personajes como Karl Marx, Tony Benn, la palabra “schadenfreude” o los coros socialistas que ya habían empleado en “Go West”, era que por cierto, también han decidido retomar visualmente (ahí están los legendarios sombreros cónicos). Otra principal característica de los Pet Shop Boys es su enorme capacidad para hacer covers, tomando canciones altamente improbables para un dúo de synth pop y haciéndolas completamente suyas, llevando a los más despistados a pensar que son de ellos. Ahí están en su catálogo “Always on my Mind”, “It’s Alright”, “Go West”, “Where the Streets Have No Name (I can’t take my eyes off you)“, “Girls and Boys”, “Viva la Vida” y, en esta ocasión “The last to die”, que recibe un tratamiento muy distinto al que Bruce Springsteen le había dado originalmente.

El dúo decide arropar también las nuevas tendencias, las más extremas y entre la burla y la reinterpretación, demostrar que pueden hacer una gran canción con la más mínima de las letras, como” Shouting in The Evening”, otro de los temas que sin duda destacan, y en el que Neil Tennant se encargará de repetir en medio de una lluvia de tecno: “What a feeling, shouting in the evening”, provocando inevitablemente un efecto liberador. Hasta su etapa más reflexiva, Behaviour (1990), encontrará una reinterpretación en “Vocal”, sin duda, el mejor tema del disco: una declaración de principios y de amor a la música pop interpretada con lo que prácticamente podría ser el mayor cliché de la EDM actual; sin embargo, hay algo en la letra y en la voz única de Neil, que acaban por convertirla en un himno, una especie de Being Boring para las generaciones actuales. Electric definitivamente no innova en la misma manera en la que su símil de hace veinticinco años lo hizo; sin embargo, nos recuerda por qué los Pet Shop Boys llevan treinta años definiendo al pop y que si llevan todo este tiempo haciéndolo, es por su enorme amor por la música. //

40 Objetos_Shut up and...

money

SHUT UP AND TAKE MY

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NOKIA LUMIA 1020

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