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DELICUENTES EN SONORA

Nathan Kharim atropelló a Brenda, a su hija Ximena y a Fravré, de 31, 2 y 5 años respectivamente. El video que circula en redes provocó reacción de ira en la sociedad y ahora, lo que nos conmociona es saber que podría suceder lo mismo de siempre. En redes ya se sabe que Nathan Kharim estudia Derecho y que aún sabiendo de leyes, decidió dejar a la bebé, al niño y a su madre tirados frente a la muerte en el pavimento; Lo lamentable es que, quizá muy bien asesorado, huyó poco depués al extranjero. Si el accidente fue una imprudencia y al huir, lo hizo por miedo, ya esconderse en otro país da cuenta de una accion orquestada donde seguramente hay varias personas implicadas. Nathan, es hijo de una Defensora de Oficio, o sea trabaja en el sistema de justicia. Traicionariamos al sentido común si no creemos que frente a nuestras narices hay un caso más de impunidad.

Esto me recuerda el caso del niño Christian Rascón, atropellado por un agente judicial y el de mis sobrina, y el de una amiga y el de personas muy cercanas que incluso perdieron familiares. En el proceso, es semejante al caso de Genaro, el joven de Navojoa detenido por tomar fotos, quien amaneció -sin razón alguna- muerto en su celda. En todos los casos que platico, he sido testigo de la actuacion miserable y ventajosa de funcionarios que actúan en camarilla, como relojito, buscando favorecer a su gente. Lo primero que alteran es el parte policiaco, después esconden información y si tenemos la osadía de preguntar más, aparecen veladamente las amenzas a las víctimas.

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El punto es que este NO ES UN CASO AISLADO, es un protocolo de actuación bien identificado por quienes llegamos a cualquier oficina de justicia a reclamar por ella, en medio de un accidente, por una violación comprobada, cuando nos roban o asaltan, cuando nos fraudean. Estoy seguro que esto va mucho más allá de las buenas intenciones de cualquier gobierno, porque el sistema de justicia es un monstruo de mil cabezas y esto de lo que hablamos es de alguna manera invisible. Todo sucede por debajo de la mesa, buscando no dejar evidencia para limitar la defensa de las víctimas e in- cluso para engañar a los altos rangos, en caso de que lleguen a enterarse. Lo más patético es ver que en muchos de estos casos están trabajando jóvenes en formación o aprendices del Derecho, confirmando quizá que lo más valioso de su carrera en la abogacía es el curriculum oculto; las habilidades para torcer la ley, finamente; las triquiñuelas para armar un caso deficientemente, o bien, muy exitoso según convenga; sin faltar la adquisición de altas dotes en insenbilidad frente a la injusticia y al dolor ajeno. No hace mucho, me toco ver en una comandancia como una joven funcionaria en un acto de insensibilidad extrema, le pedía a una mujer victima, llena de moretones en la cara, que detallara como era que la habían ultrajado, frente a todos los presentes. Fue muy evidente su intencion de salir corriendo de ahi. Cualquiera lo haría y eso lo saben muy bien los abogados. Según la experiencia vivida, el viacrucis de la familia en desgracia no terminará con su detención, porque estamos seguros que el prófugo quedará libre de inmediato cuando desde alguna oficina ( la de justicia alternativa, por ejemplo) presionen a la familia a firmar un documento para otortgar el perdón y dejarlo en libertad (tal como nos sucedió), quien podrá arreglaselas para pagar en abonos - si es que existen facturas- lo que se le antoje de los dañós ocasionados, incluyendo las pérdidas por haber dejado de atender el negocio que mantiene a la familia. Son los mismos abogados los que nos deben dar luz y creo que esto debe ser tratado como un asunto de Estado, puesto que el primer contacto con todo gobierno es el sistema de justicia y sus policías, a quienes vemos de manera abstracta como el gobierno que nos representa.

Entre líneas leemos que la Fiscal se vio obligada a dar la cara, porque ante su silencio, la ciudadanía tuvo la necesidad de investigar y poner frente a la mirada pública de todo el país lo que sucede en su oficina. Ojalá los medios de comunicación vayan al fondo y nos informen sobre todo el proceso, como hasta ahora, afortunadamente, lo han hecho. Es alarmante que el mensaje en este caso sea: Si atropellas a alguien huye de inmediato, como lo hacen los abogados. Ojalá haya maestros y estudiantes de esta disciplina que se atrevan a alzar la voz para decirle a la ciudadania que eso es un acto además de cobarde, muy reprobable y que nos orienten sobre las consecuencias legales. Ojalá la misma fiscalía nos regale una campaña humanitaria, poderosa, en ese sentido. Urge limpiar su imagen. Creo que el caso de Brenda y sus hijos frente a justicia, merece la solidaridad de todas las mujeres en lucha y esa familia merece la solidaridad de toda la ciudadanía, porque esos niños pudieron ser nuestros hijos.

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