RUNRÚN
Javier Fernández
A la cuenta de 3 Javier Fernández reflexiona sobre la recursividad del lenguaje y la importancia del registro oral en nuestra producción discursiva, explicando cómo el patrón de a tres de los cuentos de hadas, conecta con una perforación lobular facha. “3. — Síntesis espiritual. Fórmula de cada uno de los mundos creados. Resolución del conflicto planteado por el dualismo. Hemiciclo: nacimiento, cénit, ocaso. Corresponde geométricamente a los tres puntos y al triángulo. Resultante armónica de la acción de la unidad sobre el dos. Concierne al número de principios y expresa lo suficiente, el desenvolvimiento de la unidad en su propio interior. Número idea del cielo y de la Trinidad”. (Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot) Iba pasando por fuera de mi colegio cuando vi a una adolescente en un auto decir, sin que yo pudiera advertir contexto alguno: —Al hacerse aros, y en las urnas, derecha, siempre derecha. En aquel momento pensé que sería desquiciado preguntarle el contexto de la frase; lo cierto es que nunca la olvidé. No por ser facho, sino principalmente por dos cosas. Primero, porque no me quedaba claro el motivo por el cuál preferir una oreja por sobre la otra. Me generaba mucha intriga conocer el fundamento detrás. Segundo, por la manera en que me remitió de manera concreta, y hasta vulgar, a la experiencia de lo recursivo en el lenguaje oral. Me recordó a los cuentos de hadas y su obsesión con que todo venga de a tres. Situaciones como estas nos permiten reflexionar sobre la oralidad. Y hacerlo es, de alguna u otra manera, reflexionar sobre la historia de la humanidad. Ya decía Roland Barthes: “[…] el relato está presente en todos los tiempos, en todos los lugares, en todas las sociedades; el relato comienza con la historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido jamás en parte alguna un pueblo sin relatos; todas las clases, todos los grupos humanos tienen sus relatos y
muy a menudo estos relatos son saboreados en común por hombres [y mujeres] de cultura diversa e incluso opuesta”. Este hecho universal de la existencia de relatos (que no implica una homogeneidad de estos), sí permite reconocerlos como un elemento originario, remoto de la experiencia que significa ser humanos. Estos relatos arcaicos, de más está decirlo, no existían de manera escrita, sino orales, al igual que la afirmación de la protagonista de mi anécdota. El registro oral caracteriza toda la producción discursiva de inicios de la humanidad, por lo cual el discurso iba, de todas formas, asociado a los recursos que esa modalidad considerara necesarios.
“Me recordó a los cuentos de hadas y su obsesión con que todo venga de a tres” Particularmente, se dice que los relatos son la forma más antigua de comunicación entre los seres humanos. Así lo afirma Justyna Matwiejczyk en el sitio web de Cambridge, quien sistematiza algunas consideraciones sobre los relatos basándose en el libro Winning Minds de Simon Lancaster. En el artículo de Matwiejczyk se explica que los seres humanos hemos evolucionado para preferir todo en patrones, como mecanismo de supervivencia. Los relatos son patrones de eventos y/o información. A partir de ellos, señala la autora, los humanos somos capaces de extraer sentido y predecir secuencias de eventos y roles en los personajes. Esta es una de las interpretaciones más difundidas respecto del por qué usamos esquemas discursivos prefabricados. Recurrir a patrones, como lo es la regla de que todo suceda tres veces, o las comparaciones y metáforas, permite a quien relata recordar y darle forma a su narración. Por lo tanto, es posible conectar, entonces, a los relatores y las conteuses de lo que hoy conocemos como cuentos de hadas, con la joven que hizo el paralelo entre el sufragio y la mutilación lobular con fines estéticos.
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