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Cómo eliminar las pequeñas peleas

Hace unos años conocí a una pareja que llegó casi al punto de divorciarse porque no lograba ponerse de acuerdo por cosas sencillas como la crianza de los hijos o la manera de hacer las cosas. Ninguno de los dos cedía y comenzaron a acostumbrarse al conflicto. La relación comenzó a deteriorarse notablemente al punto de dudar si querían seguir juntos.

Al cabo de un tiempo los volví a ver y estaban mejor que nunca. Pregunté discretamente qué había cambiado y ambos me explicaron que habían eliminado las pequeñas peleas. Dejaron de discutir por “bobadas” y su relación mejoró notablemente.

La falta de comunicación termina en divorcio

La Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) publicó los datos del informe del 'IV Observatorio del derecho de familia' en el que explican cuáles son los motivos más comunes por los que las parejas se divorcian.

El estudio encontró que la primera causa de divorcios es la falta de comunicación y el distanciamiento, que, por supuesto, es algo que se va cultivando con el tiempo. La segunda es el desenamoramiento, la tercera las infidelidades y la cuarta las dificultades económicas. Como quinto punto, están las discrepancias, que también tienen su origen en las pequeñas peleas en las que la pareja no logra ponerse de acuerdo.

Una pelea no es el problema

Aclaremos algo: no estamos aprobando las peleas de pareja, mucho menos la violencia, falta de respeto o agresividad entre esposos. Pero somos seres humanos diferentes que no siempre van a estar de acuerdo. Esto no solo es normal, sino que es saludable. Bien lo dice la Biblia: Si se enojan, no pequen. No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol. Efesios 4:26. Significa que nos vamos a enojar de vez en cuando y vamos a pelear, pero la discusión no debe ver la luz de un nuevo día.

Tener una discusión de vez en cuando no es malo. El problema comienza cuando las discusiones se convierten en algo cotidiano, cuando no somos capaces de ceder frente a las necesidades o peticiones del otro y cuando el ambiente en el hogar se vuelve tenso. Es ahí donde se presentan los problemas de comunicación que pueden acabar con el matrimonio.

Para el humorista y pastor experto en temas de familia, José Ordóñez, el problema no es tener diferencias, sino cómo respondemos a estas:

Una de las primeras mecánicas que debemos generar cuando nos casamos, es la manera en que nos vamos a entender en el resto de nuestras vidas, incluso en las discusiones.

Los primeros años de matrimonio debemos comenzar a “desactivar esas bombas” que mi cónyuge tiene enterradas en su corazón. Aprender qué hacer y qué decir, pues algunas actitudes que tenemos pueden activar cosas que trae nuestro cónyuge desde su infancia.

Esto nos permite irnos conociendo y adaptando aún si llega el momento de la discusión. Recordemos que, bíblicamente, (1 Corintios 13), el amor no es egoísta ni busca lo suyo y como el amor es dar, cuando yo me caso, no lo hago buscando mi propia felicidad, sino que mi intención es hacer feliz al otro. Si ambos pensamos igual, en ese acto de renuncia, de no buscar mi propia felicidad sino la felicidad del otro, se encuentra paz.

Cuando tengo una discusión con mi pareja, debo buscar mecanismos para no llegar al punto de una pelea. Cuando la discusión se está encerrando y no vamos a salir de ahí, podemos desactivarla con una palabra agradable, amorosa, que le recuerde al otro que, a pesar de la diferencia, el amor está primero. Que me importa más su corazón que ganar una discusión.

MECANISMOS PARA NO LLEGAR AL PUNTO DE UNA PELEADEBEMOS BUSCAR

No es huir, porque eso empeora el problema. Es generar modelos para el momento de la discusión. Es decir, cuando no estén discutiendo hablen de las discusiones. Aprendan a resolver las diferencias antes de tenerlas. Pregúntense cuando están de buen ánimo (y sin caer en una nueva discusión), qué pueden cambiar durante las discusiones.

La mala noticia es que nunca se dejan de tener discusiones en un matrimonio. La buena noticia es que siempre se puede comenzar a comunicarse convenientemente y construir un matrimonio en paz y libre de peleas innecesarias.

¿REGLAS PARA PELEAR?

Sabemos que somos imperfectos y que nuestro cónyuge también lo es, así que debemos ser intencionales en generar estrategias para que esos momentos de desacuerdo no acaben lentamente con la relación. Hechos&Crónicas trae cinco tips que las parejas pueden dejar como reglas para aplicar a la hora de tener un desacuerdo y evitar que se convierta en una pelea:

NO BUSQUES GANAR LA PELEA

Hay un dicho que dice: “A veces es mejor tener paz que tener la razón”. Si te sumerges en una pelea, nadie gana. No importa quién tenga la razón, siempre habrá un corazón herido. Mejor aprovecha cualquier oportunidad para honrar a tu cónyuge y mostrarle tu amor.

APRENDE A COMUNICARTE

Las discusiones a veces se dan porque no nos entendemos. Asegúrate de hacerte entender, tu cónyuge no debe asumir nada. Sé claro. De la misma manera, haz preguntas aclaratorias tipo: ¿entendí que quieres que…? ¿es así? Se evitarán muchos dolores de cabeza.

BAJA EL TONO Y ESCUCHA

Dios nos ha dado espíritu de poder, amor y dominio propio. ¡Hagan que se note! Primero debe estar el corazón del otro. Cuiden sus palabras y el tono en el que las dicen. Cuando algo te moleste, para un segundo, cambia tu tono y pregunta amablemente a tu cónyuge por qué piensa así. Te sorprenderás al ponerte en su lugar.

EVALUA QUE CAUSA LA MOLESTIA EN TI

Así como debes tener cuidado de pisar las áreas “minadas” en el corazón de tu cónyuge, también debes fijarte en qué es lo que te molesta cuando tienen un desacuerdo. ¿Es algo pasado que debes sanar? ¿Por qué te irrita tanto?

APRENDE A CEDER

Gran parte de lo que aprendemos en el matrimonio es a ceder, a escoger qué vale la pena defender y qué no. No vale la pena pelear por la forma en que el otro tendió la cama si en la noche volverán a destenderla. Déjalo hacer ciertas cosas a su manera. Escoge tus batallas.

El matrimonio es un regalo de Dios para deleite de los esposos, en el que, al amarse y respetarse, se le honra a Él. No desperdicies la bendición por tontas peleas, mejor honra y disfruta a tu cónyuge cada vez que puedas.

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