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A la mesa con Jesús

Sentémonos juntos, compartamos la mesa, e invitemos a Jesús para que sea el invitado de honor.

Para vivir, es necesario alimentarnos física, mental y espiritualmente. Si comemos alimento físico, nuestro cuerpo estará bien; si alimentamos adecuadamente nuestra mente con cosas buenas, estaremos bien; pero aquí viene lo mejor: si nos nutrimos día a día con la Palabra de Dios TODO nuestro ser estará en perfectas condiciones.

Hablemos de otro aspecto: la mesa. Sí, esa estructura que generalmente es de madera y fue creada hace más de 3000 a. C., en Egipto. Desde ese momento, ese objeto se ha convertido en uno de los muebles más utilizados hasta el día de hoy. En la época del renacimiento se dotó a la mesa con un toque de distinción, pues era elaborada con metales preciosos como el oro y se convirtió en símbolo de jerarquía y burguesía.

¿Qué acostumbras a hacer con la mesa de tu casa? ¿La dejas solo para comer? ¿Trabajas en ella? ¿La usas para diferentes tareas?

1.El poder de la mesa

La sabiduría construyó su casa y labró sus siete pilares. Preparó la carne, mezcló su vino y también tendió la mesa.

No hay duda que la mesa simboliza provisión y hospitalidad, pero a lo largo de las Escrituras vemos que es facilitadora de unidad, crecimiento, y aprendizaje. “De hecho, en este versículo de Proverbios vemos cómo la sabiduría personificada se toma el tiempo de poner la mesa.

En un mundo altamente ajetreado y distraído en el que cada miembro de la familia tiene un compromiso diferente al mismo tiempo, el sentarnos juntos a la mesa es un acto desafiante, osado y valiente. Sentarnos alrededor de ella propicia vernos a los ojos, escucharnos unos a otros, conocernos, y también reconciliarnos. Más aún cuando el invitado especial a nuestras mesas es Jesús”, cuenta el pastor David Espíndola de Casa Sobre la Roca, en uno de sus devocionales para YouVersion.

Reto: Da gracias a Dios todos los días por la mesa que tienes. Deja que sea un lugar para compartir y dar gracias.

2.¿Cómo está tu mesa?

La mesa representa un espacio de unidad, convivencia y celebración entre las personas que se reúnen alrededor de ella; y aunque suene raro, la mesa puede influir en la salud física y mental de las personas.

Por ejemplo: no es lo mismo una mesa firme a una inestable; no es lo mismo una mesa limpia, a una sucia; no es lo mismo una silla confortable a una incómoda.

Un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, asegura que “comer juntos en familia fomenta buenos hábitos alimenticios, previene problemas psicosociales, ayudar a lograr el peso adecuado, mejora la autoestima de los niños, mejora las habilidades comunicativas y es un complemento terapéutico”. ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! Salmo 133:1.

Según el portal enciclopédico protocolo.org, la comodidad en la mesa es importante para disfrutar de una comida agradable y saludable. “Mantener una postura adecuada en la mesa puede prevenir problemas de salud y mejorar la calidad de vida”. Son detalles simples, pero importantes.

Reto: Haz que tu mesa esté linda y ordenada siempre, invita a Jesús a que se siente contigo y tu familia. Deja que todos los días Él sea tu invitado de honor.

Estamos a pocos días de celebrar Navidad, una época hermosa para compartir, sentarnos a la mesa y recordar que Jesús es nuestro mayor regalo. A propósito, ¿cómo acostumbras a decorar tu mesa? ¿Usas mantel?

3.La importancia del mantel

La historia del mantel se remonta al Imperio Romano. Los primeros que existieron se fabricaban con lino y muchas veces estaban teñidos de colores. Según el diccionario, un mantel es una pieza de tela, papel o plástico con el que se cubre la mesa para comer. Aunque su uso ya no es tan común, hoy en día, algunas familias lo utilizan para embellecer y evitar manchar la mesa de alimentos.

¿Sabes cuál es el símbolo espiritual de un mantel? Es su protección. Dios nos cubre con sus alas y nos guarda de todo mal. Protégeme como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas. Salmo 17:8.

Hace unos días escuché esta historia: Una vez una esposa compró un mantel hermosísimo, lleno de adornos. El propósito era usarlo para momentos especiales. Un día, el esposo dice emocionado:

- ¡Nació el hijo! Invitemos a todos, saca el mantel.-

- No, es para un momento especial, responde ella. Meses después…

- ¡Mi amor!, hoy cumplimos 20 años de matrimonio, saca el mantel.

- No, es para un momento especial. - Dice la esposa. Y un día, cuando la esposa muere, el esposo pone ese mantel fino encima del féretro. Un hombre pregunta: ¿Por qué pone el mantel encima del cajón? A lo que él responde: Porque ella dijo que lo pusiera en un momento especial.

Reto: No esperes sacar las cosas finas solo para esos momentos supremamente especiales que ni siquiera sabes realmente si llegarán.

4.Sirve de la mejor forma, y ante todo con amor

No hay nada más absurdo que tener una vajilla bonita, bien guardada y muchas veces empolvada, para servir en platos desportillados, vasos vencidos y pocillos sin oreja, todo por temor a que a esa loza fina le pase algo. ¿Te imaginas que Dios fuera así con nosotros? Por eso cuando sirvas tu mesa hazlo con amor y sirve con lo mejor que tengas. Que no te pase lo que leíste anteriormente con la historia del mantel. Todos los días limpia la mesa donde compartes, pon servilletas, organiza los cubiertos y trata de emplatar (servir los alimentos) bonito por más sencilla que sea la comida. El mejor ingrediente es el amor. Consiente a los tuyos, disfruta cada momento y dale valor a las pequeñas cosas.

Un dato curioso: Según el portal The Food Tech, la relación entre la comida y el amor, se originó en el pensamiento de las sociedades occidentales del siglo XVIII. El amor era entendido como una dinámica emocional que se comparte con alguien más, se pensaba en la comida como algo que se debía compartir.

Reto: El pastor Enrique Rodríguez de Casa Sobre la Roca, comparte las siguientes claves:

• Sirve con amor y con lo mejor. Recuerda que Jesús se sentó a la mesa a comer con sus discípulos, a pesar de que todos eran muy diferentes. Él sirvió siempre con amor.

• Haz de tu mesa un lugar de reconciliación. No te sientes a la mesa si estás peleando con alguien. Antes de comer, perdona.

• Que en tu mesa siempre haya paz, amor, bendición y misericordia. La gracia, la misericordia y la paz de Dios el Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros en verdad y en amor. 2 Juan 1:3.

Piensa por un momento en alguien que quisieras llevar un día a cenar a tu casa… Tal vez se te pasa por la mente un amigo, un familiar, alguien que admires demasiado, un personaje famoso e influyente. ¡Espera! ¿Entre esa lista, pensaste en alguien necesitado, lisiado o pobre? No lo creo.

5.Comparte la mesa con todos

Según el profesor Rafael Aguirre de la Universidad de Cantabria, España, en su escrito “Compartir y la mesa y conocer a Jesús”, en toda cultura hay normas que rigen qué se puede comer, cuándo se puede comer, con quién se puede comer, etc. ¿Pero qué pasó en la cultura de Jesús?

“Jesús, el hijo de Dios se sentó con muchos y compartió su mesa sin importar quién fuese. Lo hizo con pecadores, publicanos, fariseos, enfermos y hasta con personas que lo iban a traicionar. “Se puede decir sin exageración, que las comidas de Jesús –tema clave en el Evangelio de Lucas- son signos proféticos, cargados de sentido, con fuerza provocadora, que acompañan sus palabras, las hacen presentes y las expresan plásticamente.

Por ejemplo en las comidas con los publicanos y pecadores, Jesús expresa el Dios de la misericordia, el Dios amor que acoge a los pecadores que, en una sociedad teocrática, es tanto como decir que acoge a los marginados, a los mal vistos, a los socialmente estigmatizados. Jesús no legitima simplemente el orden social vigente, sino que promueve unos valores alternativos que nacen de la aceptación del reinado de Dios en la propia vida, personal y social.

En las comidas de Jesús con los fariseos se pone de manifiesto el valor de la generosidad, de la sencillez, de la preferencia por los últimos, por los pobres, el descubrir la cara oculta –tantas veces ocultada- de la realidad, la necesidad de ver la realidad con los ojos de las víctimas... Los discípulos, en sus comidas con Jesús, descubren que seguirle a Él pasa por la cruz y por el servicio a los hermanos”.

Levanta del polvo al desvalido y saca del basurero al pobre para sentarlos en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso. 1 Samuel 2:8a.

Reto: Piensa en esto. Dios quiere ser acogido por los seres humanos, no porque busque algo de ellos, sino porque quiere sentarlos a su mesa y servirles; es decir, comunicarles su vida y su amor. Si Jesús lo hizo, ¿por qué no lo haces tú? Aprovecha esta Navidad para invitar a ese conocido que jamás ha entrado a tu casa y compartan la mesa juntos.

6.El invitado especial es Jesús, no tu celular

Según la empresa norteamericana Cisco, actualmente hay al menos 30 mil millones de dispositivos electrónicos conectados a internet; y en la noche de Navidad, se estima que una a dos personas de cada 10 estará ese día más pendientes de sus redes que de otra cosa.

Una mesa con comensales que le hace más caso al teléfono que al resto de invitados, se ha vuelto una escena tan común, que descuidan la comunicación cara a cara en la mesa. Tristemente, entre la familia se conocen muy poco.

Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando lavergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Hebreos 12:2.

A continuación, lee estas ideas que trae BBC mundo para mantener los teléfonos afuera de las mesas:

1. Dejen los celulares en un sitio alejado. Puedes acordar con los invitados no usar el celular durante la comida.

2. El que usa el móvil paga. Existe un juego popular que se llama pone stacking o “apilar los celulares”, y consiste en que todos pongan sus teléfonos en una mesa y el primero que estire la mano, pagará una multa.

3. Pausas para revisar el teléfono. Si la adicción al celular es muy fuerte y las opciones anteriores no funcionan, acuerden pausas cortas para revisar sus dispositivos.

Reto: Antes de pensar en las personas que invitarás este 24 de diciembre a tu casa, invita de todo corazón a Jesús. Ora: “Señor, perdóname porque muchas veces no te invito a mi mesa, prefiero las distracciones, el celular y dejarte de lado a ti y a mi familia. Por favor, sé tú el invitado especial, quiero que esta mesa no sea mía sino tuya. Que tu presencia inunde siempre este lugar de amor y abundancia para dar de comer a otros. Amén”.

7.Pautas de cortesía y protocolo en la Biblia

¿Sabías que las Sagradas Escrituras también se conocen por ser el primer manual de usos y costumbres en la mesa? En la Biblia encontramos un sinnúmero de consejos para absolutamente todo; de ahí la importancia de leerla y escudriñarla.

Abre tu Biblia y descubramos juntos en Lucas 14 algunos modales claves de Jesús en la mesa.

1. Si te invitan a una fiesta… no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú. V. 8b.

2. Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor”. Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados. V. 10.

3. Jesús también dijo: Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichos o pues, aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos. V. 12-14.

4. Si te invitan a una cena, trata de sacar tiempo y no saques excusas. Recuerda que si te invitaron es porque pensaron en ti y se sienten honrados con tu presencia.

Lee esta historia: Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas. A la hora del banquete mandó a su siervo a decirles a los invitados: “Vengan, porque ya todo está listo”. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ira verlo. Te ruego que me disculpes”. Otro indicó: “Acabo de comprar cinco y un tas de bueyes y voy aprobarlas. Te ruego que me disculpes”. Y otro alegó: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir”. El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y ordenó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo y trae acá a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. “Señor —dijo luego el siervo—,ya hice lo que usted me mandó, pero todavía hay lugar”. Entonces el señor respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Les digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete”. V. 16-24.

Reto: Si te invitan esta Navidad a la casa de alguien, evita las excusas, llega temprano, lleva algo para compartir y practica buenos modales; esta es una forma de mostrar respeto y honrar a esa persona que abrió las puertas de su casa para ti.

8.El gran banquete

¿Alguna vez has participado de algún banquete o una gran fiesta? Seguramente habrás visto mucha comida, bebidas y postres. Hace dos años, tuve el privilegio de haber sido invitada a una importante festividad en Israel ¡y no se imaginan la cantidad de comida! La abundancia era increíble, los anfitriones nos dieron platos exquisitos. No se imaginarán la llenura. Pero este banquete no se parece en nada al que está relatado en la Biblia.

¿Recuerdas la historia que leíste sobre el Gran Banquete en Lucas 14:15-24? ¿Qué quería decir Jesús en esa parábola? Quería que comprendiéramos que ese suculento Banquete es una gran fiesta que Dios ha preparado en los cielos para aquellos que creemos en Jesucristo y estamos comprometidos con Dios, sin importar lo que suceda en nuestras vidas.

Una vez escuché en uno de los programas de Radio Transmundial lo siguiete: “Cuando escuchas las buenas nuevas de Jesucristo, es Dios invitándote a recibir su regalo de amor y gracia. Dios ha hecho su parte; envió a Su único Hijo, Jesucristo, a este mundo para salvarnos del pecado y la oscuridad a la luz y a la vida de Cristo. ¿Cuál es nuestra parte? ¡Primeramente, aceptar la invitación! Creer en Jesús y recibir sus regalos: Salvación y Vida Eterna. Lo segundo es estar seguros que estaremos en ese Gran Banquete”.

Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: ¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios! Lucas 14:15.

Reto: En esta Navidad, no le des excusas a Dios. Él quiere invitarnos a ese Gran Banquete en términos espirituales. Aprovechemos para invitar a otros a que conozcan de Jesús y que a través de su gracia y perdón lleguen a sus pies. Que la cena navideña se convierta en la mejor excusa para darles a todos el mejor regalo, el de la salvación. En la mesa del cielo hay lugar para todos, Dios tiene ese lugar especial.

Aquí te dejo la siguiente oración para que la hagas con aquellos que quieren aceptar a Jesús:

“Señor Jesús, gracias por tu amor, paciencia y misericordia. Gracias por esta oportunidad que me das para aceptarte como Señor, Salvador de mi vida y hacerme parte de tu Gran Banquete. Por favor perdona mis pecados y haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Gracias Señor, Amén”.

9.En la mesa sirve lo mejor y siempre da gracias

Así no haya suficiente dinero procura que los alimentos que prepares o compres para la cena de Navidad, sean de agrado para todos, trata de innovar con alguna ensalada o salsa apetitosa (En YouTube puedes encontrar muchas ideas). Haz de esa cena algo delicioso al paladar de tus invitados y que no pase lo que dice el libro “Los tesoros que Dios me dio” de Esther Lucía Ángel de de Silva:

“Una señora de uno de los grupos, confesó públicamente estar casada con un hombre bueno, con quien tuvo varios hijos, pero que terminó por abandonarla, sin ninguna causa aparente. El proveía para la casa cumplidamente, ejercía como esposo y padre en forma correcta pero, según ella decía, fue relegado a un segundo lugar porque sus funciones de madre la llevaron a idolatrar a sus hijos y dedicarles toda su atención. El viejo era un cero a la izquierda…. En la mesa, cuando se servía pollo, la pechuga y los muslos eran para los chicos y a él sólo le tocaban las alas.

Yo la interrumpí en su relato para decirle: -Fíjate, de tanto darle solo alas y alas, él finalmente voló, voló y voló. En el M.A.S., el buen humor es usado por el Señor en muchos casos”. Recuerda dar siempre lo mejor, sé un buen anfitrión, ama a los tuyos, honra a tu cónyuge, a tus hijos y a tus invitados. Si tienes a alguien en la cena navideña que no es de tu agrado, sé cordial y generoso.

No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6,7.

Reto: Aprovecha en la cena de Navidad para hablar a todos sobre ese gran banquete que un día los hijos de Dios disfrutaremos en el cielo. Háblales a quienes no conocen de Dios sobre el regalo de la salvación. Tómense todos de las manos, oren y den gracias a Dios. Celebremos a Jesús, nuestro mejor regalo de Navidad.

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