[“
Las mujeres tenemos siempre una amiga íntima, una
otra que nos contiene, una aliada y es con esta otra que se cruzan nuestros pequeños incidentes lésbicos, inmediatamente negados. Esta negación se enraiza en la sensación de terror de descubrirse pensando o sintiendo la pasada del límite de lo permitido en la formación de los modelos
de la erótica y la ética/moral establecida. Se paraliza ante la sanción inminente del sistema, se niega a sí misma, para no ser denegada dos veces por el patriarcado: una por ser mujer y la segunda por ser lesbiana. Otras no tantas que
rehusan
cumplir con el comportamiento esperado, son las minorías rebeldes que nos hacen
valientes, son las que transitan y asumen el lesbianismo y aquellas que se abren a
• Margarita Pisano
Del artículo “Incidencias Lésbicas”
comprenderlo de
verdad.” ]
Edición Púrpura
IDENTIDADES lésbIcaS
somos concientes del cuidado al medio ambiente y amamos la vida, te invitamos a hacer lo mismo: No desperdicies: Recuerda que el agua dulce de la cual dependemos constituye Ăşnicamente el 1% del agua en el planeta. Reduce | Reutiliza | Recicla | Rechaza y... SONRĂ?E... el mundo necesita tu sonrisa
[“
la
libertad se
necesita en plenitud para poder
pensar, crear y ser mujer. El desafió en este momento es
1
empezar a
pensarnos como un sexuado CARACOL DE DONDE SE SACABA la púrpura
ILUSTRACIÓN ponerle a nuestra libre y
libertad símbolos y valores, saliéndonos de la dinámica del dominio
”] Del libro “Julia, quiero que seas feliz”
• Margarita Pisano
masculino...
edición púrpura
1
edición púrpura
enero de 2010
Agradecemos la colaboración para esta edición: Carol-Marie Schutt Guatemala Cristina Martínez El Salvador Cristina Peri Rossi Uruguay Colectivo de Mujeres de Matagalpa, con su serie fotográfica “Desveladas” fotografías de Helen Dixon Nicaragua Elena Guardía|María Ángeles Cabré España Maya Guatemala Nadia Benavides Chile
guatemala
http://www.revistaimagina.blogspot.com/ imagina.revista@gmail.com También nos encuentras en Facebook ¡contáctanos!
2
Fe de erratas: En la Edición Roja se publicaron algunas fotografías concediéndosele el crédito a Camila Urrutia. Ofrecemos nuestras disculpas a la autora Paula Morales Guatemala. Impreso por Argrafic (2220.7972)
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editorial
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lo que guardó en el closet
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el derecho a ser lesbiana
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entre nos
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SALUD
!
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MOVIDA Lésbica
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lesbia MARGARITA notas PISANO
40 para reír
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el rescate de la palabra y la trascendencia Hacia algo más profundo
¿por qué nombrarse lesbiana?
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todas - yo
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ficciones culturales
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identidades impostadas, sexualidades secuestradas
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la comunidad
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sin nosotras, la humanidad no es
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madres lesbianas
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la mujer al borde de que camina mi púrpura mujermaizmujer
edición púrpura
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poesía
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detalle de mural CAFÉ BAR FERCHTECKT
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Desde este número queremos compartirles el camino de la construcción de la identidad lésbica feminista, y cómo lo vamos recorriendo desde lo individual en nuestros procesos de nombrarnos lesbianas: con nuestras “entradas” y “salidas” del closet, con nuestras sensaciones de sentirnos diferentes, pero seguras de querer vivir nuestra vida fuera de imposiciones heterosexuales y sistemas opresores que nos limitan nuestra libertad; de querer dejar fluir nuestro deseo y la libertad de amar a otras mujeres; sin formulas perfectas ni recetas aprendidas, sino mas bien desde la posibilidad de construir posibilidades de ser y estar en el mundo distintas de las impuestas por las reglas patriarcales.
Queremos hablar además de la fuerza colectiva de quienes nos nombramos lesbianas. De cómo nombrar el mundo en femenino y desde una perspectiva lésbica nos da un poder colectivo que nos permite transformar nuestras vidas y la vida de las otras. Desde esa comunidad lésbica que, a veces, es tan real como la vida misma y otras, tan imaginaria, como nuestros sueños que seguimos persiguiendo y queremos alcanzar. Deseamos que nos acompañen en desgranar las múltiples identidades que conviven en nuestros cuerpos: como lesbianas, como indígenas, como mestizas, como negras, como blancas, como jóvenes, entre otras, y comprender cómo todas ellas se cruzan en nuestro cuerpo y cómo las armonizamos en nuestra vida, qué desafíos difíciles y fascinantes nos presentan y cómo en ese camino de integración vamos siendo más poderosas y fuertes en nuestras propuestas políticas de vida. En pocas palabras, queremos invitarlas en este número al maravilloso y, a veces, complicado camino de nombrarnos lesbianas feministas, de vivirnos y disfrutarnos en esta propuesta política de vida con los miedos, retos y alegrías que nos conlleva, que sabemos que son los mismos de muchos de ustedes; con la certeza que, solo, desde la transgresión, rebeldía y transformación de los códigos masculinos que nos han sido impuestos podemos crear caminos de libertad, autonomía y poder para nosotras las lesbianas.
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texto LU ROBLES
fotografía COLECTIVO DE MUJERES DE MATAGALPA
todas - yo
Cuando pienso en mi historia, pienso en la sensación de diferencia que me ha acompañado desde chica. En el kinder, fui una niña machorrita, una butchita. Prefería tener amigos hombres porque me identificaba con su libertad, con su capacidad de ser sin restricciones. Libertad que no encontraba en las niñas, quienes desde entonces me parecían tontas y débiles.
en estas líneas no hay sangre hay esperanza, unidad no más escisión, ni distorsión todas yo somos bienvenidas. LU ROBLES
padres quienes me enseñaron con prontitud el silencio social que nos mantendría seguros y no los “quemaría” delante de nadie. Mi nacimiento no fue precisamente un buen augurio para mi abuela, porque una niña ataba a nuestras familias, y mi sangre mestiza no era suficientemente digna de adscribirse al “linaje” blanco de mi abuela paterna (aunque esto que digo nunca fue algo explícito, sino de esas cosas que una introyecta de los silencios, los gestos, y los sentires). En ese sentido descubro en mí, como una fuerte marca, ese rechazo que percibí desde mi “paraíso ectoplásmico”:
Mis padres se abstuvieron de tener una participación política a pesar de identificarse con la izquierda, ya que ninguno pensaba que las armas eran la vía de transformar el país, y por el temor que el ejército se encargó de difundir en los guatemaltecos. Mis padres estaban en la universidad en los años más álgidos de la guerra, “los ochentas”, y formaron un hogar de pensamiento izquierdoso, NeoHippie, cuasi Fui una niña ladina que creció en Totonicapán, pueblo k’iche en su vegetariano, pero muy católico –contradictorio ¿no?-. mayoría, y siempre me sentí distinta. Distinta de las niñas con las que Fui la primera hija de un par de locos idealistas, que creían en trabajar compartía la clase, distinta de las mujeres que me cuidaban, que me con la gente, que escuchaban canciones “subversivas” y leían libros atendían, que sembraban y preparaban mi comida. Distinta, socialmente en ese entonces prohibidos. Nací un mes antes de que se pusieran en distanciada, sin posibilidad de traspasar las fronteras étnicas que me marcha el Plan militar Sofía, y que la guerra cobrara el mayor número contenían. Mi “blancura” significaba privilegios, posiciones, favores, de víctimas. Siempre he sentido que mi generación es heredera de accesos, lugares que se me volvieron incómodos, porque a pesar de esperanzas, pero que fuimos crecidos desde vientres con miedo, con los privilegios, yo no era completamente blanca, ni suficientemente angustia, con rebeldía, con ira. Fuimos fruto de la vida que se aferra y femenina, ni suficientemente rica como para moverme sin cuestionarme al mismo tiempo victimas del dolor y del miedo. En lugar de lonchera en los espacios sociales que se me adscribían. tuve un morralito, pequeño detalle que denotaba las ideas de mis 6
Cuestionarme ha sido un proceso largo y no completamente voluntario, ahora lo hago reconociendo que existen cosas más allá de mi misma que me adscriben identidades, espacios y posiciones. Ha implicado también cuestionar a los otros, a los más cercanos, a nuestras relaciones, a lo que damos por sentado. Ha sido así que la sensación de distinta se fundió con la sensación de ser incómoda para los otros.
dediqué a vivir en el clóset como comúnmente se diría. Pero vivir en el clóset es más bien vivir en una auto-regulación enfermiza, que limita hasta la forma en que una mira a otros, que una toca, que una respira cerca de alguien, la forma en que hablas, las cosas que hablas, la forma en que caminas. El clóset para mí se parece más a un escenario del absurdo en el que una prepara cada gesto y cada disfraz, en el que todos los diálogos por más improvisados que sean tienen un límite exacto marcado por el miedo.
Cuando de adolescente comencé a descubrir que me atraían las niñas, me contuve, fue hasta entrar a la universidad que comencé a indagar y hacerme consciente del estigma, de los mecanismos de control de la heterosexualidad obligatoria. Intenté contestar a mis interrogantes colocándome en la posición de observadora al “estudiar” a las lesbianas y los gays desde mi mirada de “científica social observadora imparcial”. Pero pronto me di cuenta de que tanto al “estudiar” a los sujetos tradicionales de la antropología –los indígenas-, como a estos nuevos sujetos de la antropología posmoderna, siempre estaba intentando mirarme a mi misma y responder a las interrogantes que me había hecho desde niña sobre mi diferencia. Notaba que ponerme como “observadora imparcial” no hacía más que retardar el encuentro de un lugar más mío, que me permitiera nombrarme. Sin embargo, conocer a los otros-yo, me hizo más consciente del estigma. Pase entonces a reconocer en los otros eso que en mí reprimía:
Construirme a mi misma desde la marginalidad ha implicado buscar respuestas lógicas y sentidos de forma casi instintiva, para sobrevivir en un mundo que rechaza un modelo afectivo que me satisface y me hace sonreír. Descubrí que amar a otras mujeres me hacía feliz, que encontraba en otra-yo una complicidad y unos nexos fuertes, tiernos, intensos. Nexos que me hacían resplandecer, que me llenaban de energía, de felicidad, de fortaleza. Encontré caminos que no se nombran, energías que a las mujeres nos son prohibidas. Pronto descubrí que había otras, que no estaba sola, que también tenía una historia y unas ancestras. Me transformé en una bruja que vuela y hace conjuros, me reí de todo y de mi misma, mi cuerpo se transformó de lugar incómodamente marcado a un espacio mío, un medidor del mundo, una brújula de mi ser, un instrumento para transformar el mundo y a mí misma.
Intenté alargar una relación heterosexual e incluso casarme, aún sabiendo que yo quería otra cosa, que mi piel deseaba otra piel. Pero mantuve una pantomima que me permitió vivir por algunos años con los privilegios que la hetero-realidad crea para aquellos obedientes a los roles designados: crédito, seguro médico, reconocimiento social, libertad de moverme sin dar explicaciones, casa, regalos, etc. Me
Anteriormente mi relación con mi propio cuerpo había sido incómoda. Luego descubrí que nadie cuida una cárcel, que nadie ama su lugar de tortura. He descubierto en mi cuerpo historias de exclusión, de racismo, de pobreza, secretos familiares duramente ocultados por generaciones, miedos a la muerte encarnizados. He ido reconstruyendo mi genealogía consanguínea, histórica y también la lésbica. He encontrado amor, satisfacción, rebeldía y fuerza, pero también mucho dolor, mentiras e injusticias. Soy producto de una sociedad colonizada, de un país atravesado por la violencia, de una humanidad irresuelta. Fue hasta que me reconocí capaz de transformar mi celda en casa, hasta que expulsé de mí que mis impulsos eran “anormales, marginales y perversos”, que pude entender que mis impulsos eran una brújula hacia el infinito. Comenzar a cuidarme a mí misma ha sido una de las experiencias más desestructurantes. Reconocer lo que en mi cuerpo llevo escrito y reescribirlo, no ha sido un proceso sin dolor… pero soy más feliz.
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texto MICHELLE BINFORD
fotografía COLECTIVO DE MUJERES DE MATAGALPA
FICCIONES CULTURALES
La sociedad impone normas morales y sociales que nos indican cómo las mujeres debemos vivir nuestra sexualidad. Todo lo que sale de dichas normas se rechaza, discrimina y marginaliza. La sociedad valora como decente, normal y legítima una sexualidad que se da dentro del ámbito de la familia conyugal en un matrimonio heterosexual.
Las lesbianas somos consideradas una amenaza a las “buenas costumbres”, a la moral tradicional y a la estructura misma de la sociedad. Existen muchos prejuicios, estereotipos y actitudes negativas contra nosotras; abundan los mitos. La cultura occidental judeocristiana es expresamente lesbofóbica y se refleja en la familia, en la escuela, en el trabajo, en las relaciones interpersonales, incluso en las teorías que explican el comportamiento humano. Esta lesbofobia está impregnada en todos lados, incluso muchas de nosotras la tenemos internalizada. El lesbianismo ha existido como práctica sexual a lo largo de la historia. El primer registro en la civilización griega se remonta a la poetisa Safo que vivió en la Isla Lesbos. El término lesbianismo deriva de la Isla Lesbos donde ella vivió. Es en la cultura judeocristiana en donde el lesbianismo se convierte en algo seriamente condenado. Fue considerado un delito punible por la ley (y todavía lo es en algunos países, como Nicaragua) debido a que atenta contra los valores de la sociedad y la familia, dado que no conduce a la reproducción y por tanto, al mantenimiento de la El cristianismo plantea una moral sobre la existencia sexual de las estructura social. personas; censura y castiga todo aquello que no tenga como fin la reproducción entre un hombre y una mujer. También la medicina, la A finales del siglo XIX y durante el siglo XX comenzaron a crearse psiquiatría y la psicología norman la sexualidad y todo lo que se sale movimientos de liberación homosexual y lésbicos que luchaban por el de lo “normal” es una enfermedad, desviación, patología, anormalidad derecho a vivir su sexualidad libremente, sobre todo en Europa y Estados y perversión. Este discurso sexual proclama una heterosexualidad Unidos. Estos movimientos cobraron importancia en los años 60 con el movimiento de las mujeres, con los hippies, con la búsqueda de igualdad reproductiva como la norma “médicamente saludable”. entre razas; gays y lesbianas luchaban por salir del closet, hacerse visibles No cabe duda que ante un panorama así y sin otros referentes, una y tener una voz. como lesbiana se siente abrumada ante su propia existencia, e incluso se llega a sentir anormal, perversa y enferma, escondiéndose del Ya para entonces el lesbianismo no se consideraba un delito, sino una enfermedad. La medicina y la psiquiatría lo trataba como tal y se buscaba mundo, su familia y amistades. formas de curarlo. Se trabajaba para que las mujeres cambiaran su orientación sexual, para que se casaran, tuvieran hijos/as y vivieran según los cánones de la sociedad.
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resultados se concluyó que no existía relación alguna entre homosexualidad y salud mental. Las personas heterosexuales y las homosexuales no difieren en lo que respecta a salud mental. Por otro lado, la Association of Gay Psychologysts creada en agosto de 1973 en los Estados Unidos tuvo gran influencia en el cambio de actitud de los psicólogos hacia la homosexualidad. En la actualidad, la homosexualidad ya no es considerada una enfermedad mental y no se incluye como tal en la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM). Muy pocas personas van al psicólogo/a porque deseen cambiar su orientación sexual. En gran parte de los casos las lesbianas acuden para buscar herramientas que las ayuden a vivir con más libertad y felicidad su lesbianismo ante situaciones conflictivas que se presentan en sus vidas. Como por ejemplo: situaciones de rechazo o violencia sufridas por su orientación sexual; necesidad de orientación en cuanto a si es mejor salir del closet o no, o cómo hacerlo de la mejor forma; entre otras. Para concluir es importante mencionar que el concepto de enfermedad mental es culturalmente condicionado. El papel de la cultura en la evaluación del comportamiento desviado de la norma (estadísticamente hablando) ha sido motivo de grandes debates en la psicología y psiquiatría. Hoy se puede afirmar que la conducta anormal está tan determinada culturalmente como la conducta normal. La American Psychiatric Association publicó el manual de enfermedades mentales que se llama Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM). Se incluía la homosexualidad (término que incluía a lesbianas) como enfermedad mental. Las terapias para “curar” la homosexualidad fueron variadas –psicoanálisis, modificación de conducta, reflexología, terapia de choques eléctricos y recondicionamiento– y su intención era cambiar la orientación sexual de la persona que llegaba a consulta, es decir convertir a la persona gay o lesbiana en heterosexual.
El lesbianismo se considera una variante de la sexualidad y si las lesbianas tenemos problemas para aceptarnos, es por causa del entorno lesbofóbico en el que se vive. Es el hecho de que la gente discrimina, estigmatiza, violenta y penaliza a las lesbianas lo que afecta la estabilidad emocional de quien lo sufre, porque una lesbiana no puede vivir en un entorno universal de rechazo, discriminación y violencia, en una sociedad que dicta lo que una persona debe ser y cómo debe actuar, sin enfermarse.
Referencia bibliográfica: Evelyn Hooker, una psicóloga estadounidense, realizó investigaciones Ardila, R. (1998). Homosexualidad y psicología. Colombia: Editorial científicas, junto con otro/as profesionales de la salud, y a partir de los El Manual Moderno.
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texto CRISTINA MARTÍNEZ
arte NADIA BENAVIDES
identidades impostadas
sexualidades secuestradas
Tenía 17 años cuando descubrí en mí, el deseo ardiente hacia otra mujer. Seguramente hasta entonces tuve deseos húmedos, pero nunca fueron reconocidos o aceptados como tal. Recuerdo en mis sueños algunas fantasías con compañeras de clase o novias de mis hermanos, pero como fantasía nocturna todo estaba bien. Durante el día yo era una adolescente compulsivamente heterosexual, como todas mis amigas.
Pero con los 17, algo cambió. Tras las caricias inocentes entre amigas, mi piel se descontrolaba y mi cuerpo se erizaba sublevándose a mi voluntad racional y pidiendo a gritos más momentos de esa intimidad compartida. Mi mente se desvaneció, se esfumó; me dejó con mi deseo y mi piel a solas. Durante casi medio año, nuestros cuerpos jugaron con el temor de ser descubiertas. Sin preguntas, sin respuestas, todo eran risas nerviosas y silencios eternos de placer a susurros. Pero eso sí, las dos seguíamos teniendo nuestros novios, ante todo “heterosexuales”. Pero llegó el momento en que mi disfraz de heterosexual se me encogía ante la expansión efervescente de mi cuerpo frente al deseo de los labios de otra mujer y demasiado pronto, surgió la pregunta ¿pero entonces sos lesbiana? Lo más gracioso es que la primera vez que me hicieron esa pregunta, fue la misma mujer con la que mi piel se entrelazó con su cuerpo y su sexo por primera vez. Y aunque pueda parecer ironía del destino, de este modo con la que descubrí mi desnudez fue con la que me despojé de un mundo lleno de inocencia y amores posibles. Esa pregunta me pesó durante demasiado tiempo; no fue una pregunta cualquiera, fue la pregunta que marcó uno de tantos puntos discursivos que describen mi ser narrativo de hoy. De repente, como por arte de magia me desperté con un peso sobre mi espalda; cargué el rechazo social de las “lesbianas”. Esa pregunta se metió por mis poros anclándose en lo más profundo de mi ser. Tanto, que empezó a hacerme dudar de mi misma, a deformar mi mirada, mi cuerpo, mi deseo. Pase a formar parte de ese “no ser” despreciable, objeto de “burlas” y de violencia. De pronto mis fortalezas admiradas por mis compañeras de infancia, que desarrollé en el seno de una familia con dos hermanos mayores, ahora eran objeto de burla y ofensa por “masculinizadas”. Debía esconderlas bajo mi disfraz femenino. ¡No pude! . Pasé a ser “marimacha”, “bollera” y “anormal”.
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Y con esas identidades señalándome sin tregua, mis caricias pasaron a ser acciones perversas que debía medir. Empezaron los tiempos de mi autocontrol con las otras y con ello la represión sobre mi sexualidad. Así las relaciones fueron sucediendo en la más pura clandestinidad de mi miedo al rechazo y a la vergüenza de ser desterrada de mi cuerpo “mujer”.
Hoy puedo decir que, en ese momento, mi metamorfosis llegó. Me convertí en una lesbiana orgullosamente anormal, que de ello hizo su política y accionar en la vida. Claro está, este proceso me llevo unos 7 años más, y todavía a veces resurge de entre las cenizas en momentos menos inesperados en la que una desea esconderse entre las multitudes de las aguas de la normalidad.
Por suerte, pronto me juntaría con otras desterradas, y descubrí que ya no quería ser esa mujer. Quería mantenerme y narrarme desde el Es en los espacios de lesbianas políticas y feministas donde pude margen. Y desde ese lugar sin nombre descubrí otras compañeras de descubrir las vendas que cubrían mi cuerpo y que yo misma había dejado que me impusieran. Es en esos espacios, que pude deconstruir resistencia que me permitieron destruir ese corsé. todos mis miedos junto a ellas. Mi necesidad de ser mujer, por encima de todo, fue desvaneciéndose para recobrar mi masculinidad y por tanto mi anormalidad en una sociedad marcadamente binaria. Hoy mi identidad es más política que nunca, porque esa política es la que me rescató de las identidades fijas en las que el patriarcado nos mantiene. Es la que me permitió ver que desde las fronteras, es más fácil construir resistencia frente a los intentos de normalizar. Hoy miro atrás y sé que podría haber sido una lesbiana que guardaría su sexualidad en el cajón de la privacidad; que viviría su clandestinidad como parte de su culpa por ser diferente, por vivir en una sociedad que no estaba preparada. Hoy me miro ante el espejo y sé que mi deseo tiene voz, y que en cada beso y deseo entre lesbianas hay una revolución y un deseo de resignificar la sexualidad que nos fue secuestrada a las mujeres, a todas las mujeres! Hoy sé que mi identidad política sigue teniendo sentido mientras nuestra vida no sea una vida libre de violencia y control hacia nuestros cuerpos, nuestros deseos y en definitiva nuestro poder de la erótica.
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JUNTAS. Gabriela Mistral y Doris Dana. (Archivo Clarín)
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texto LUCÍA MORÁN
fotografía http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/08/31/_-01989268.htm
lo que guardó en el closet
Como mujer, lesbiana, feminista y poeta he recibido con mucha curiosidad la noticia de la publicación del libro “Niña errante”; publicado por la Biblioteca Nacional y Random House-Mondadori, que recopila la correspondencia erótico-amorosa entre Gabriela Mistral y Doris Dana, desde 1948 a 1956. 12
La curiosidad me deviene de la especie de viento fuerte que constituye la publicación que desvela la orientación sexual de Gabriela. Muchas lesbianas en Chile y otras partes del mundo, alzaron sus voces reivindicando como ícono lésbico a Gabriela, quien dicho sea de paso fue la primera persona en América Latina en ganar el premio Nobel de Literatura; además en Chile el billete de 5 mil pesos lleva su imagen impresa, como muestra del reconocimiento que se le ofrece, desde el Estado a su memoria, entre muchos otros.
...la publicación ha dado pie para que el mundo entero abra debate sobre el tema de la orientación sexual y el desafío inmenso que aún representa, el asumir públicamente la identidad lésbica.
También hay voces conservadoras que aún inmaculan y hasta casi canonizan la memoria de Gabriela, cómo es posible, se dice, que digan que es lesbiana, cuando ella mantuvo relaciones sentimentales con hombres que incluso llegaron al suicidio; cuando crió como a un hijo, a un sobrino suyo y escribió hasta un decálogo ético de la mujer. Y por supuesto, también están las lesbianas feministas que señalan a Gabriela no haber reconocido nunca su lesbianismo, es más, lo negó públicamente varias veces. Su obra literaria, se distinguió por ser modernista, siendo mística, emotiva y centrada en temas cotidianos; pero además correspondió plenamente a la visión patriarcal y misógina del mundo. Durante su existencia mantuvo una relación de conflicto con las mujeres que luchaban por la igualdad de derechos civiles, es decir las feministas de su época.
Gabriela Mistral y Doris Dana. Se conocieron en 1946; Mistral murió junto a ella, en 1957. Esta relación fue sui géneris por distintos aspectos, tales como: La notoriedad de Gabriela en el mundo literario; eran de distintas nacionalidades y, por ende, de diversas culturas; entre Gabriela y Doris existía una diferencia de edad, de 31 años. En fin, esta relación compleja muestra a una Gabriela de carne y hueso, que guardó en el closet su práctica sexual lésbica, como lo hacen cientos, miles y quizá millones de mujeres actualmente, en el mundo.
La Gabriela que jamás se declaró lesbiana, nos desafía a reflexionar sobre las múltiples formas de opresión que acechan y funcionan para lograr la invisibilidad, la docilidad, la mimetización de las lesbianas con el mundo de relaciones cotidianas pautadas por el sistema patriarcal, misógino y heterocentrista. Claro está, Gabriela, falleció sin poder presenciar la segunda ola feminista, ni el posterior desarrollo del pensamiento feminista y el lésbico feminista propiamente dicho; es decir, sin contar con las herramientas teóricas y políticas que le permitieran cuestionar profundamente su condición de mujer lesbiana en el mundo, no digo con esto, que de haberlas conocido hubiera cambiado la historia que de ella conocemos, simplemente digo, que no tuvo la oportunidad de conocerlas y cuestionarse el anonimato de su identidad sexual y la usurpación de la identidad heterosexual.
Lo cierto es que la publicación ha dado pie para que el mundo entero abra debate sobre el tema de la orientación sexual y el desafío inmenso que aún representa, el asumir públicamente la identidad lésbica.
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texto LUCÍA MORÁN
el derecho a ser lesbiana
En Guatemala no está prohibido ser lesbiana. Lo que sí está prohibido es discriminar a las personas, y la discriminación por opción sexual es una conducta criminal que puede encuadrarse dentro del delito llamado “Discriminación” (1). 14
fotografía CAROL-MARIE SCHUTT
Muchas de nosotras hemos sido víctimas de actos discriminatorios diversos y cotidianamente estamos expuestas a los mismos. El miedo a sufrir actos violentos y discriminatorios nos congela e inmoviliza y desconocemos muchas veces que tales actos son injustos e ilegales. Es probable que muchas de nosotras antes de asumir la identidad lésbica, pensemos mucho en hacerlo por temor a las reacciones de las personas (2), desde las más cercanas y queridas pasando por las personas con las que trabajamos y/o estudiamos hasta aquellas con quienes nos relacionamos por cualquier circunstancia de la vida por más trivial que sea. Cuando ocurren estas reacciones, no sabemos qué hacer con los agravios, permitimos que esas formas de violentarnos funcionen como se espera: oprimiéndonos y sometiéndonos a la voluntad o mandato imperante que nos cataloga de “anormales” “desviadas” y hasta “enfermas”. Un mecanismo de protección debería ser el derecho. El derecho son las reglas del juego en un campo social determinado. Todas y todos debemos acatar esas reglas y si no lo hacemos, debemos enfrentar las consecuencias.
Si en Guatemala la Constitución Política de la República (3) señala que las personas somos iguales en dignidad y derechos; nadie puede actuar impunemente, discriminando o violentando a las personas por su orientación sexual. Claro está que el derecho funciona tanto para prevenir como para sancionar los actos discriminatorios y violentos. En ese sentido, conocer nuestros derechos es algo importante porque eso nos permitirá poner un límite inmediato a los intentos de discriminarnos o violentarnos. A veces, las personas actúan desconociendo también el derecho y las consecuencias de sus actos y al escuchar de su existencia, se abstienen de infringir la ley. Cuando los agravios ya se cometieron, conocer nuestros derechos nos permite, exigir justicia y reparación; debemos saber que todas las personas sin excepción, deben respetar nuestra identidad por orientación sexual. Nadie, tiene derecho a agredirnos y/o discriminarnos de ninguna forma. En síntesis, tenemos derecho a ser lesbianas. Si somos víctimas de violencia y/o discriminación por nuestra orientación sexual, podemos denunciarlo ante las autoridades correspondientes (4) y requerir el acompañamiento de asociaciones que ofrece asesoría y acompañamiento legal para estos casos (5). Recuerda, como lesbiana tienes derecho a nombrar tu identidad por orientación sexual libremente, a tener un trabajo, a estudiar, asociarte, tener hijas/os, adquirir bienes, desempeñarte profesionalmente, hacer realizaciones artísticas, heredar bienes, expresar libremente tus opiniones, etcétera. 1.
Código Penal de Guatemala. Artículo 202 Bis Discriminación. Se entenderá como discriminación toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de género, raza, etnia, idioma, edad, religión, situación económica, enfermedad, discapacidad, estado civil, O EN CUALESQUIERA OTRO MOTIVO O RAZÓN O CIRCUNSTANCIA, que impidiere o dificultare a una persona, grupo de personas o asociaciones, el ejercicio de un derecho legalmente establecido, incluyendo el derecho consuetudinario o costumbre, de conformidad con la Constitución Política de la República y los Tratados internacionales en materia de derechos humanos. Quien por acción u omisión incurriere en la conducta descrita en el párrafo anterior, será sancionado con prisión de 1 a 3 años y multa de quinientos a tres mil quetzales.
2.
La pena se agravará en una tercera parte: 3. a. Cuando la discriminación sea por razón idiomática, cultural o étnica. b. Para quien de cualquier forma y por cualesquiera medio difunda, apoye o incite ideas discriminatorias. c. Cuando el hecho sea cometido por funcionario o empleado público, en el ejercicio de su cargo. d. Cuando el hecho sea cometido por un particular en la prestación de un servicio público. 4. Reacciones tales como: Tus padres te insulten, golpeen o echen de la casa. Tu cónyuge amenace con quitarte a tus hijas/os. Te despidan del trabajo. Te saquen de la escuela o colegio. Te saquen de la casa que arrendas. Se echen a rodar rumores o 5. maledicencias que afecten tu salud emocional y te limite acceso a oportunidades. Etcétera.
Constitución Política de la República de Guatemala. Artículo 4. Libertad e igualdad. En Guatemala todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tiene iguales oportunidades y responsabilidades. Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su dignidad. Los seres humanos deben guardar conducta fraternal entre sí. Instituciones ante quienes debes hacer tu denuncia: Procuraduría de los Derechos Humanos, cuando la persona que nos discrimina o violenta es empleado o funcionario público y ante el Ministerio Público cuando cualquier persona incurre en el agravio. Asociación que te ofrece asesoría y acompañamiento legal gratuito en Guatemala: Mujeres Transformando el Mundo 11 Calle 17-57 Barrio Gerona, Zona 1 • Ciudad Capital. E-mail: mujerestransformandoelmundo@gmail.com edición púrpura
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texto lu robles
fotografía COLECTIVO DE MUJERES DE MATAGALPA
la comunidad
El término comunidad, es un término que utilizamos para hablar de todas, para hablar de un yo que se encuentra dentro de un conglomerado de lesbianas, aún sin que sepamos a ciencia cierta, quiénes son, cuántas, o dónde se encuentran.
expectativas que el resto de las mujeres, por compartir un cuerpo que se interpreta socialmente como femenino. Si bien es cierto que las lesbianas somos diversas y plurales como el resto de las mujeres, las habemos pobres, ricas, simpáticas, absurdas, egoístas, serias, ridículas, solidarias, formales, irreverentes, etcétera, compartimos un nexo común: amar, desear y disfrutarnos a otras mujeres.
También compartimos la carga social de no ser como se espera que seamos, de vivir una vida que incluye una práctica social disidente. Y por disidente que trastoca y desorganiza los lazos sociales tradicionales, porque nos descoloca dentro de las redes sociales, dentro de las normas de parentesco e incluso de la economía familiar, entre otras cosas. Esta descolocación social es de alguna forma combatida a La comunidad, decimos en un sentido abstracto para hablar tanto través de la creación de nuevos vínculos sociales y nuevas formas de de aquellas que son hasta cierto punto visibles –en bares, lugares sociabilidad, fundamenta un mundo específico, una nueva topografía de de reunión, blogs, organizaciones lésbicas y/o nuestros círculos de lugares en los cuales podemos ser y a los cuales podemos sumarnos. amigas-, como para hablar de todas aquellas, que se intuye están en todas partes, pero que es imposible ubicar. Para muchas lesbianas la comunidad lésbica es tanto una invención
Por lo tanto el término comunidad es un recurso discursivo para hacer alusión a una población que no necesariamente tiene vínculos físicos ni está en el mismo lugar geográfico. Puede no estarse en contacto con otras lesbianas, sin embargo, al hacer referencia a una comunidad de pertenencia, nos permite identificarnos con otras, reducir la sensación de aislamiento y de soledad en la que muchas veces vivimos nuestro lesbianismo, y afirmar que existimos en este mundo y que existen otras como nosotras. La comunidad está compuesta por mujeres que comparten su condición de mujeres y de lesbianas. La condición de mujeres es una creación histórica, porque nacer mujer nos adscribe roles, oportunidades, limitaciones y un cúmulo de expectativas sociales sobre nuestro comportamiento, nuestras cualidades, características y sobre nuestras metas en la vida. Las lesbianas somos construidas a partir de los mismos presupuestos y 16
colectiva, como una necesidad individual de construir un mundo en el que podamos ser de forma más libre, espacios en los que podamos construir una identidad que nos abarque completas, que nos represente positivamente como lesbianas y desde dónde podamos inventar una cultura nuestra, con nuestros propios referentes, códigos e imágenes. Para muchas de nosotras contar con relaciones en las que podamos ser sin restricciones, es algo fundamental para nuestra vida, así que es necesario seguir construyendo esta comunidad, para que no sea solo una referencia, sino se materialice para cada una y desde la que podamos ser y existir de forma más libre en este mundo.
texto NOSOTRAS LAS OTRAS
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fotografía COLECTIVO DE MUJERES DE MATAGALPA
el rescate de la palabra y la trascendencia hacia algo más profundo
¿por qué nombrarse lesbiana?
Hay entre nosotras, quienes tienen tirria a la palabra, la sienten pesada, llena de discriminación, representativa de todo un bagaje de estereotipos, marcada por el estigma. “Yo no soy así”, pensamos todas, en algún momento, y como efectivamente no lo somos, nos rehusamos al uso del término. Pero nosotras las otras, proponemos rescatar la palabra con todo su contenido histórico y político para que nos inspire a identificarnos, fortalecernos, acuerparnos y crear comunidad; y así poder romper con miedos y efectuar cambios profundos. edición púrpura
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Cuando nos nombramos “lesbianas”, hacemos eco a la felicidad encarnada en el amor y erotismo entre mujeres y a los sueños milenarios de un grupo social muy particular. Hacemos referencia a una identidad que es a la vez sexual y política. El concepto de lesbianismo se deriva de “Lesbos”, lugar de origen de Safo, famosa por su práctica sexual abierta, no-normada por la heterosexualidad impuesta; su amor por las mujeres, expresada en su poesía; la organización de su vida laboral y creativa a favor de las mujeres jóvenes, que incluía el auto-cuidado, la formación de comunidad entre mujeres y el desarrollo artístico e intelectual de las mismas; y por las energías vitales dirigidas hacia otras mujeres: parte de lo que veintiséis siglos más tarde, Adrienne Rich (1) llamaría “el contínuum lésbico”. Safo tuvo el privilegio, otorgado por su clase social, de desarrollarse y aportar al desarrollo de otras. Sin embargo, fue fuertemente criticada en su época, no tanto por expresar abiertamente su sexualidad, sino por promover la educación de las jóvenes: actividad comprendida como netamente “masculina” y por ende tabú para las mujeres. A partir de Safo, el término “lesbiana” expresa la belleza y el poder del amor entre mujeres, haciendo referencia a la sexualidad y erotismo “sáfico” como fuente de placer, autonomía, crecimiento y sabiduría. A la vez, expresa una forma de vida organizada entre y alrededor de las mujeres. De ahí radica la diferencia con otros significados conferidos a conceptos como “homosexual”, que se refiere a prácticas sexuales entre personas del mismo sexo, o “gay”, que añade un cierto nivel de orgullo y alegría por asumir una identidad pública en función de dichas prácticas o preferencias. Por lo general, cuando hay activismo político de estos grupos, gira en torno a reivindicar sus derechos civiles en igualdad de condiciones dentro del sistema político vigente. Llamarse “lesbiana” es sumamente trasgresor, en tanto simboliza el ejercicio y goce de las fuerzas de y entre mujeres en mayores niveles de equidad y horizontalidad, y a favor de cambios sociales y políticos de interés particular de las mujeres “disidentes” del sistema. Nos coloca frente y en resistencia a la heterosexualidad obligatoria que como sistema nos exige poner nuestras energías vitales en sostener al sistema mismo y estar en función de los otros, desde una posición 18
subordinada –que coloca históricamente a las mujeres en una especie de servidumbre material y sexual hacia los hombres– y nos diferencia de la homosexualidad masculina que no busca subvertir el orden simbólico de dominio sobre las mujeres. En tanto sexual y política a la vez, la identidad lésbica es integral: celebra –el placer, erotismo, sexo, amor, contención, acompañamiento y felicidad entre mujeres–; enfrenta –el sistema político y socioeconómico y la cultura dominante que genera opresiones hacia las mujeres, hacia las disidencias sexuales, y hacia todas las “diferencias” en las cuales se basan las desigualdades y la discriminación–; y propone –otra forma de relacionarnos, de estar en el mundo, de organizar nuestras vidas, de amar y de hacer política– desde la rebeldía, transgresión y transformación radical de nuestra realidad.
Safo tuvo el privilegio, otorgado por su clase social, de desarrollarse y aportar al desarrollo de otras. A partir suyo, el término “lesbiana” expresa la belleza y el poder del amor entre mujeres.
La identidad es algo que atraviesa el ser, el sentir y el pensar. Es desde allí que nos expresamos en el mundo y desde allí nos sentimos parte de algo más allá de nosotras mismas. De esta manera pertenecemos a una “comunidad imaginada” que nos une con otras que comparten el mismo imaginario y no solamente las mismas prácticas. Ya que el imaginario es muy complejo, siempre existen tensiones entre cómo nos identificamos en lo individual, lo que soñamos para nosotras y para las otras con las que nos identificamos –como comunidad– y la realidad de las diferencias existentes entre todas. Todo ello complejiza el tema de “pertenencia” a la comunidad.
Esta integralidad nos da fuerza, en tanto práctica de vida y bandera de lucha, en donde, sin duda, “lo personal es político”.
Esto nos genera una serie de cuestionamientos. ¿Quién decide quienes pertenecen a la comunidad? ¿Cuáles son las normas, reglas o formas que rigen la comunidad, que “incluyen” o “excluyen” a nosotras o a otras? ¿Cuáles son los límites de esta comunidad? ¿Incluye a quienes se llaman lesbianas y de vez en cuando se acuestan con hombres, a las que juegan roles, a quienes juegan con el género? ¿Abarca e incluye diferencias étnicas, de clase, de edad? ¿De prácticas sexuales, como el sadomasoquismo? ¿O de formas alternativas de relacionamiento erótico-afectivo, como el poliamor? ¿Qué papel juega el estilo, los gestos o la performatividad a lo interno de la comunidad, para identificarnos, comunicarnos, aceptarnos o rechazarnos entre nosotras?
La identidad es algo que atraviesa el ser, el sentir y el pensar. Es desde allí que nos expresamos en el mundo y desde allí nos sentimos parte de algo más allá de nosotras mismas.
En reconocimiento de las diferencias inherentes a la comunidad lésbica, podemos hablar en plural de “identidades lésbicas”. Entre las lesbianas –digamos, mujeres con prácticas sexuales y propuestas amatorias entre mujeres– se entiende de diversas maneras la “política”. A lo interno de la comunidad de mujeres que se asumen como lesbianas, se encuentran varias corrientes políticas, y dos de ellas más marcadas: por un lado, las que podríamos denominar “institucionalistas”, ya que buscan legitimarse y asimilarse en el sistema heterosexual-patriarcal-capitalista vigente, abogando por el matrimonio, la adopción, la herencia, el seguro social y otros beneficios típicamente otorgados a las parejas heterosexuales dentro de las democracias representativas; y por otro lado las “radicales” que critican la cultura dominante y buscan transformar el sistema, o constituirse “afuera” del mismo, defendiendo la diferencia, la autonomía, la autodeterminación, la libertad –afuera de las normas establecidas–; construyendo cultura, comunidad, pensamiento y acción alternativa. Entre
estas dos, no solamente las estrategias se difieren, sino los puntos de partida teóricos-políticos y los fines últimos. Por otro lado, desde la academia y los movimientos sociales “postmodernos”, surge un cuestionamiento hacia la política identitaria o el uso de las identidades para posicionarse políticamente; argumentando que las identidades son “esencialistas” –presentándose como fijas, no fluidas– cuando en realidad la identidad es una construcción social y política, que desde muchas lesbianas hemos utilizado como una bandera reivindicativa en construcción y revisión permanente. Nosotras las otras consideramos que, si bien es cierto que se trata de una construcción social, que hay poco o nada que sea “intrínsecamente” lésbico, y tampoco “esencialmente” bueno o malo, la identidad sigue teniendo una función política necesaria. Sobre todo en contextos como el guatemalteco, lleno de prejuicios, exclusiones y violencias en nuestra contra , dónde visibilizar de forma positiva nuestra existencia y nuestra propuesta política persigue conseguir cambios en el pensamiento, el comportamiento y el ejercicio del poder. Nombrarnos sigue siendo sumamente poderoso e importante. Por cómo surge el uso del término y por el contenido que se le da históricamente, podríamos decir que llamarse “lesbiana” es inherentemente feminista, o por lo menos, contiene un cuestionamiento profundo al sistema y está significado por la reivindicación y el activismo a favor de nosotras y las otras. Es una palabra con gran simbolismo que cuestiona el modelo dominante del “ser mujer”, que nos une alrededor de una identidad compartida, que nos remite al poder de lo erótico en nuestras vidas y nos da mucha fuerza en lo individual y en lo colectivo para confrontar las opresiones, exigir respeto y proponer nuevas, creativas, innovadoras y gozosas maneras de ser y estar en el mundo. 1.
Adrienne Rich: poeta, pensadora y activista lesbiana feminista estadounidense.
edición púrpura
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texto lucía morán
fotografía samantha sams
sin nosotras, la humanidad no es
El closet es la metáfora que se utiliza para nombrar una situación de anonimato, invisibilidad, clandestinidad, y por ende de negación de la existencia, acceso a derechos, servicios y además de discriminación y violación sistemática, de los más elementales derechos humanos, a las mujeres que aman, desean o se relacionan erótica y afectivamente, con otras mujeres.
El closet no es una elección. Es una imposición política y social. Es una cárcel destinada para quienes desobedecen el mandato de la heterosexualidad impuesta. Se configura a partir de la interiorización más profunda en el ser; de que amar, desear o relacionarse de forma erótica y/o afectivamente, con otras mujeres es algo que se aparta de lo normal, de lo natural y no puede ni debe existir, por lo tanto; esconderse, invisibilizarlo, camuflarse, es una forma de vivir la práctica lésbica, para evitar crítica, rechazo, repudio, discriminaciones, violencia y hasta consecuencias legales.
En ese viaje personal de descubrimiento y aceptación, habremos de ir y venir en muchas ocasiones, porque la sexualidad lo atraviesa todo en nuestra existencia y cada cual habrá de encontrarse.
duramente ganados. La lesbiana aún sigue siendo peligrosa, la lesbiana no es normal, es invisible, ignorada, aún no es” (2). Cada una de nosotras, en el proceso de construir nuestra identidad, hemos experimentado el conflicto interior de tener que asumir, que no somos quien se supone éramos o debíamos ser; o de aceptar que somos diferentes; y hemos padecido, incertidumbres, miedos, culpa, autoreproche, hasta odio hacia nosotras mismas, en el trayecto hasta la aceptación plena y el pacto; de respetarnos y querernos, para ser felices.
Hay mujeres con prácticas lésbicas, que transitan por la vida y en diferentes espacios sociales, sin asumirse jamás lesbianas ante su familia, amistades, relaciones laborales, profesionales, académicas, artísticas, etcétera. Lo hacen acatando el mandato de permanecer anónimas, clandestinas a cambio de optar a oportunidades y privilegios.
Asumir la identidad lésbica, casi siempre va acompañado de un proceso de reflexión política y acompañamiento social mínimo. La comprensión de lo que significa ser lesbiana no es algo fácil, ni instantáneo. Es más bien un proceso de discernimiento sobre el género y la sexualidad humana.
Hay ejemplos célebres, como el de Gabriela Mistral. ¿Se le hubiera concedido a Gabriela Mistral, el Premio Nobel de literatura en 1945, si hubiera hecho pública su identidad por orientación sexual? Gabriela Mistral, ahora lo sabemos ocultó sus relaciones lésbicas, las cuales mantuvo, de manera permanente e intensa. Gabriela no asumió nunca su identidad como lesbiana, plegándose al mandato de la heterosexualidad impuesta.
En ese viaje personal de descubrimiento y aceptación, habremos de ir y venir en muchas ocasiones, porque la sexualidad lo atraviesa todo en nuestra existencia y cada cual habrá de encontrarse, según sus condiciones, materiales, espirituales, intelectuales y psico-emocionales de existencia, con diferentes laberintos por resolver. El feminismo aporta herramientas teóricas para la comprensión de la categoría sexo-género (3) y la sexualidad humana; desnudando, como esas construcciones sociales implican juicios de valor que subordinan a las mujeres en general con relación a los hombres, abriendo la puerta para que las lesbianas cuestionemos las formas de opresión que se genera a partir de esas construcciones sociales y que nos confinan al closet, debido a que en esa construcción social la relación erótico afectiva, sólo puede darse entre hombres y mujeres, en un plano de desigualdad.
Muchas optan por vivir clandestinamente la práctica lesbiana, pero pocas en definitiva logran el anonimato total. Las mujeres en el sistema patriarcal (1) somos objeto de un permanente escrutinio y cuestionamiento de nuestra sexualidad y quienes optan por el Closet, de manera total o parcial; siempre denotan factores que las convierten en “sospechosas”; por cómo visten, por la “amiga” con la que siempre se ve acompañada, por la forma de caminar, por no tener hijas/os, por no tener novio o esposo, etcétera. El feminismo alienta la lucha por transformar esas construcciones sociales. Las lesbianas feministas además, apostamos por transformar Las lesbianas, “están obligadas a existir en espacios limitados, las el paradigma de la heteronormatividad (4). Para nosotras es importante pocas posibilidades que la sociedad les “cede”, desde oportunidades hacer visible nuestra existencia, denunciar construcciones discursivas de trabajo hasta leyes religiosas y políticas, prácticamente las segrega y prácticas político-sociales que nos discriminan y oprimen por ser a sus propios hogares, que los logran formar con sus propios recursos mujeres y además, lesbianas. edición púrpura
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obedientes, no deliberantes, subsistiendo con múltiples máscaras de identidades impuestas. “Desde lo más íntimo de su identidad, la lesbiana reivindica su placer sexual y disfruta su cuerpo lesbiano. No existe identidad en sí ni para sí, sino sólo en relación con el “alter”. La identidad es el resultado de un proceso de identificación en el seno de una situación relacional. La lesbiana sólo existe y se reconoce en y para su otra. Ser lesbiana es una elección, al tomar esta identificación se eliminan las otras formas posibles, la ausencia de estas otras formas, es lo que le da forma a la lesbiana” (6).
El closet y la identidad lésbica feminista tienen una relación de antítesis (5). En el closet es imposible una práctica lésbica feminista, más bien es una práctica de acción
1.
2.
3.
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Sistema patriarcal: conjunto de normas, reglas, prácticas, imaginarios, y sanciones definidas por los hombres sobre el cuerpo, sexualidad y vida de las mujeres basado en relaciones desiguales de poder, que colocan a las mujeres en condiciones de subordinación y discriminación. Cruz Hernández, Laura Alejandra. Reseña de identidades Lésbicas y cultura feminista. Revista de Estudios de Género. La ventana No. 025. Págs. 211-217. México, 2007. Al tomar como punto de referencia la anatomía de mujeres y de hombres, con sus funciones reproductivas evidentemente distintas, cada cultura establece un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que atribuyen características específicas a mujeres y a
por omisión; que reafirma los mecanismos de opresión del sistema patriarcal y de la heterorealidad; ya que nos quedamos en el lugar asignado por el sistema patriarcal,
4.
Las lesbianas feministas desobedecemos el mandato de ser y estar a la sombra, en el lugar asignado por el sistema patriarcal, salimos del silencio y el anonimato, resplandecemos con todos nuestros matices, estamos convencidas de que somos parte del gran rompecabezas de la humanidad, una parte esencial. Sin nosotras, la humanidad no es.
hombres. Esta construcción simbólica que en las ciencias sociales se denomina género, reglamenta y condiciona la conducta objetiva y subjetiva de las 5. personas. Lamas Marta, Perspectiva de género. http://www.latarea.com.mx/articu/articu8/lamas8.htm Heteronormatividad es un régimen social, político y económico que impone el patriarcado y las prácticas sexuales heterosexuales mediante diversos mecanismos médicos, artísticos, educativos, religiosos, jurídicos, etc. y mediante diversas instituciones que presentan la heterosexualidad como necesaria para el funcionamiento de la sociedad y cómo el único modelo válido de relación sexo-afectiva y de 6. parentesco. El régimen se retroalimenta con mecanismos sociales como la marginalización,
invisibilización o persecución. http://es.wikipedia. org/wiki/Heterosexualidad_obligatoria Sheila Jeffreys describe cómo la teoría política del feminismo transformó el lesbianismo de una práctica sexual vilipendiada en una idea y una práctica política que ponía en entredicho la supremacía masculina y la institución básica de la heterosexualidad. Toda mujer podía ser lesbiana y se trata de una opción política revolucionaria cuestionando toda la opresión masculina, incluida la dominación por homosexuales. Hopman, Johannes LA IDENTIDAD LESBIANA. Doc PDF.Fragmento de la Tesis de: CULPA, CRISTIANISMO E IDENTIDAD Mogrovejo, Norma. Identidad, Cuerpo, Sexualidad. http://www.delatierra.net/index. php?Identidad-lesbica
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texto albertina carrera
fotografía MAYA
madres lesbianas reseña literaria
El libro de Sara Espinosa Islas, presenta una mirada a la experiencia de la maternidad en mujeres lesbianas. A partir de estudiar dos tipos de casos, unos de mujeres que se hicieron madres dentro de una relación heterosexual y luego asumieron su orientación sexual no heterosexual, y otros de mujeres lesbianas que decidieron experimentar la maternidad. Sus hallazgos son muy interesantes en principio estudiar estos casos le hace concluir que existen muchos tipos de familias, entre ellas las de las lesbianas que optan por ser madres, lo cual rompe con la noción patriarcal de familia constituida por una pareja heterosexual, a través del matrimonio o la unión conyugal de hecho.
histórico cultural y la historia de vida de las que las lesbianas no pueden ni quieren tener mujeres que optan por esta experiencia. hijas e hijos.
En ese sentido describe la contradicción que expone la maternidad en una mujer lesbiana, por cuanto que como mujer tiene asignado el mandato de la maternidad, pero como mujer lesbiana, se le asume estéril, desde Advierte que la conformación de familias de una mirada patriarcal y heterocentrista, las elección por lesbianas depende de factores mujeres sólo pueden tener hijos en el marco diversos tales como, el socioeconómico, contexto de una relación heterosexual; básicamente
Afirma que la orientación sexual no define ni limita el derecho a la maternidad, no obstante las madres lesbianas en México, viven en un entorno que niega su existencia. Señala además que la maternidad lésbica se trata de un acto de empoderamiento personal que se vuelve un asunto político difícil de etiquetar, pues escandaliza y cuestiona tanto a los sectores más conservadores y de ultraderecha, como a los sectores más radicales de la comunidad lésbica. Afirma que las madres lesbianas existen en todas partes y sus problemas, necesidades y demandas, pasan todavía desapercibidos. Su situación de vida es compleja y en la mayoría de los casos llena de desventajas. Al respecto indica que es urgente la reflexión sobre las maternidades lésbicas y las nuevas familias y relaciones de parentesco. Libro: MADRES LESBIANAS. Una mirada a las maternidades y familias lésbicas en México. Autora: Sara Espinosa Islas Editorial EGALES, SL 2007, Barcelona, España. edición púrpura
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texto samantha sams
ilustración LAURA SÁNCHEZ
la mujer que camina mujer-maíz-mujer
una entrevista con Adela Delgado Pop Nos reunimos con la amiga a conversar sobre las múltiples identidades. Quedó corto el tiempo para escuchar las reflexiones de Adelita sobre la cosmovisión Maya, los marcadores culturales y la evolución de las almas, en las relaciones lésbicas. Esta entrevista pretende recoger el proceso que la ha llevado a nombrarse y posicionarse políticamente en todos los aspectos de su identidad.
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Hablando de las múltiples identidades, ¿cómo te nombras? Mi identidad es una, pero se compone de varias dimensiones. En mí converge el componente de género: nací mujer, fui criada, educada, socializada como mujer; y la identidad étnica: nací en un familia con un papá mestizo–castellano, y una madre q´eqchi’. Nací en un área poq’omchí, fui socializada en español y q´eqchi’ y aprendí poq’omchí. Otra dimensión es mi orientación sexual: desde hace 15 años es mi opción de vida el lesbianismo. También puedo hablar de una dimensión identitaria artística como poeta y de la dimensión feminista. Participé en el movimiento revolucionario y aunque éramos revolucionarios (en masculino), la herencia es tener una clara identidad de clase, me considero revolucionaria. Luego nombré la identidad mujer; a partir de los roles que desempeñé en el proceso revolucionario, encontré vacíos que no se explican por ser obrera o empobrecida, luego entendí que eso se debía al hecho de ser mujer y por lo tanto desempoderada, oprimida, alejada de la historia, de las decisiones que cuentan. Después reconocí la identidad étnica y también la feminista, nombrarme feminista fue articular todas las dimensiones en mi persona, no es que de repente soy la indígena y de repente la lesbiana y mañana la obrera que vende su fuerza de trabajo, sino que soy todas y más. Nombrarme es difícil, es como tener muchos apellidos…
¿Pertenecer a un grupo étnico como lesbiana, tiene nudos? Hablando del activismo político y las múltiples identidades, ¿cómo ha influido tu ejercicio de vida ¿DÓnde sientes que perteneces más? desde la cosmovisión Maya? Siento que me pertenezco a mí misma (risas) y formo parte de ciertos colectivos: me asumo parte del colectivo lésbico feminista del mundo; Creo que no ser activista en la calle, no tiene que ver con lo lésbico, aunque no me lleve bien con todas las lesbianas feministas del mundo, sino con que en un momento de mi vida dejé de creer en esa forma de ni esté de acuerdo con todos los planteamientos. Me asumo parte del lucha como efectiva, eficiente para lograr ciertos objetivos políticos. En pueblo q´eqchi’, eso no significa que todo el pueblo q´eqchi’ -que también general soy muchísimo menos activista que hace diez o más años. es una construcción- me reconozca a mí y me adjudique esa calidad. Trabajar la dimensión étnica de mi identidad tuvo que ver con retomar Esto antes me traía mucho conflicto pero ahora ya no lo vivo con dolor, prácticas y enseñanzas espirituales. Mi mamá tuvo una práctica que porque para mí es el derecho a la auto-adscripción, dónde me posiciono es una mezcla entre el catolicismo -lo imperante y con lo que fue y a partir de qué. Creo que tener una madre que me transmite una socializada- y prácticas espirituales q´eqchi’. Ella curaba a niños y niñas, cosmovisión, una forma de ver la vida y un idioma que me sirve para me enseñó a creer que somos parte de un todo, y que hay una energía nombrar esa vida, me da la posibilidad de optar o no por esa identidad. dentro y fuera de nosotros que está impregnada en cada cosa, animal, El resto de mi familia se denomina mestiza y es válido también, por ser planta o persona. Ya adulta, retomé estudios de la cosmovisión maya, hijos de una q´eqchi’ y un mestizo. Yo tuve más elementos para entender tuve la fortuna de tener maestras con una visión amplia; también conocí mi identidad étnica y asumirla de una manera sana en Kaqla y aun con algunas bastante conservadoras, con las cuales difícilmente hablaría de las diferencias que podamos tener, me parece un espacio válido para mi orientación sexual porque para ellas es una cuestión que no existe en reforzar, fortalecer y entender la identidad étnica y cómo se engarza con nuestra cultura, es una cosa que trajeron las extranjeras (risa). otras identidades. Ser lesbiana q´eqchi’ no lo he hablado todavía. Por ejemplo el concepto masculino y femenino: muchos versados en la cosmovisión maya automáticamente lo relacionan con hombre y mujer y crean el mandato de que los abuelos –o la divinidad- dispusieron que formemos pareja solo hombres y mujeres, argumentando una necesaria complementariedad, desde una visión heterosexual y profundamente conservadora y patriarcal porque apunta a sostener y mantener los poderes simbólicos y reales de los hombres. Pero hay una maestra muy querida que hace otro análisis: dice que las energías masculinas y femeninas están presentes en las mujeres y los hombres, que no tiene nada que ver con la orientación sexual, sino que los dos lados son parte de todos los seres humanos por eso no es un mandato la heterosexualidad sino una opción y es otra opción el lesbianismo o homosexualismo o desarrollarse sola o solo.
edición púrpura
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¿Estas ideas, cómo las vives y cómo se reflejan en tus relaciones?
de construcción de dos mujeres que se entienden como mujeres y se construyen como tal. Aunque creo en el lesbianismo como una forma de vivir, no comulgo con todas las lesbianas, yo creo en una deconstrucción Con responsabilidad y alegría. Estoy tranquila conmigo misma, sé qué del poder pero que se traduce en prácticas. puedo dar y qué no puedo dar, eso me hace estar en paz conmigo y entonces puedo estar en colectivos un poco más sanamente, porque ya ¿Cómo se ha traducido la interculturalidad en puedo ver en mí misma cuando siento rivalidad, cuando estoy ejerciendo tus relaciones lésbicas? el poder de una manera abusiva, cuando estoy reaccionando desde mis dolores a lo que otras compañeras hacen o dicen. Eso fue un resultado del Una pregunta difícil de contestar, depende de cada caso, no me gustan conocimiento de la cosmovisión maya y del trabajo terapéutico, tomando las generalizaciones. Por ejemplo, tuve una relación con una afromi responsabilidad por sanarme. Es la combinación de muchas cosas. descendiente, pero no puedo decir que “todas las afro-descendientes se relacionan así”… Con ella en particular, teníamos muchas cosas en Hilando fino, ¿podemos hablar de tus relaciones lésbicas? común, el hecho de no ser blancas y no tener plata, nos configura como Si en tí confluyen todas estas identidades, seguramente mujeres que han tenido que luchar para estudiar, construirse, hablar, tiene un impacto en tus relaciones con otras lesbianas, en participar, escribir. Me he relacionado con mestizas guatemaltecas, y relaciones afectivas o de pareja. esa tendencia al silencio, es muy fuerte; es mucha fantasía pensar que en una relación lésbica automáticamente porque somos mujeres vamos Este proceso que narré siempre estuvo relacionado con procesos a hablar ¡Mentira!. Hablamos pero no siempre de lo que duele, de lo colectivos: el movimiento revolucionario, colectivos de educación popular, que nos desagrada o de lo que esperamos. Con compañeras indígenas como sindicalista, en organizaciones de mujeres, en la Agenda Feminista, siento que es muy introyectada esta tendencia. Y la violencia que la en espacios formativos feministas y literarios, en la Escuela de formación sociedad ejerce sobre nosotras, permea mucho las relaciones. lésbica feminista. No puedo desligar el crecimiento personal de la participación en espacios colectivos donde me convoca una apuesta por Hablamos la vez pasada de marcadores culturales. la vida, la justicia, la libertad, la construcción de relaciones más humanas, ¿Has sentido en una relación, algún tipo de discriminación? más honestas… Negociar con el gobierno o por una ley, son acciones que yo apoyo pero no me siento convocada a poner mi energía allí. El hecho de no usar traje q´eqchi’: corte, hüipil y caites, me salva de ciertas formas de discriminación porque paso como mestiza. Eso Eso también se refleja en todas mis relaciones, incluidas las afectivas, también tiene su lado jodido, porque entonces no se valida mi voz como amorosas. Me hace muy selectiva, seguramente, pues no quiero q´eqchi’. No me he sentido discriminada en una relación, creo que por compartir mi vida con una mujer que vive a partir de valores patriarcales. ser tan selectiva, en los últimos años no me he relacionado con una Tiene que ser una mujer con la que podamos construir y eso lo aprendí mujer que no sea feminista, para mí es parte de los mínimos aceptables relacionándome con mujeres que no tenían una propuesta de vida y en una relación. Conozco casos en que por dinero, extracción de clase, de cambio, así pude ver realmente lo que no quiero, formas de vida origen, etc., hay discriminación entre parejas, esto para mí es contrario y relacionamiento entre lesbianas que no quiero para mi vida. Los a ser pareja que viene de par y que hace relación a paridad. Con roles, el juego de roles es algo que no quiero, y es difícil decir que lo alguien que no reconozco ni me reconoce como par, difícilmente puedo respeto; quizá soy intolerante, pero siento que sustituye la posibilidad compartir camino y tampoco me mueve las hormonas.
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texto LA SAFADA
ilustración LAURA SÁNCHEZ
al borde de mi púrpura
Respira y se erizan los vellos de mi cuello, mi brazo y todo lo que se halla cerca de su boca. Me acaricia y las sensaciones terciopeladas se ahondan en mí, pasando de rosado a magenta, de magenta a púrpura, entre sus manos. Me besa y me abro como una flor de Georgia O’Keeffe en relieve y vibro en ese tono purpúreo profundo. Su boca y sus manos contra las mías, se hacen infinitas en su sensualidad, llegando a cada rincón de mi piel y mi alma. Palpa mi energía, la canaliza por su cuerpo y la devuelve. Paulatinamente, entre besos y caricias, se va centrando el ardor rojo carmesí, rojo granate, azul violáceo, morado azulado, en un punto de contacto entre nosotras. Desde ese punto que concentra cada suspiro, ese pequeño monte que busca subir y bajar el mío, se mueve rítmicamente contra mí. Primero rozándose suavemente, cada vez más decidida y luego de manera frenética, delirando mis sentidos entre el calor que recorre mi cuerpo entero. Abro mis piernas de par en par y mi corazón late fuerte en el centro de mi ser. Siento cada pliegue de sus labios contra los míos y me derrito en ríos de color. Su piel, su calor, su deseo en movimiento me mantiene en un estado de deleite.
Se desprende de mí un momento, y contempla las pulsaciones, ese abrir y cerrar que la invita a entrar en mí, para envolverla, encantarla, liberarla. Suspendida un momento en su mirada, suelto pequeños gemidos de deseo. Mi respiración se acorta y se me hace eterno el breve espacio entre nosotras. Ella tampoco resiste los lazos de color que le jalan de regreso, esas palpitaciones que la envuelven entera… y se acerca de nuevo hasta encontrarse al borde de mi púrpura. Siento su respiración contra mi clítoris rubí-amatista y el deseo se me desborda, derramándose por el universo en expansión. Le suplico con mis suspiros y su lengua me acaricia suavemente como las yemas de los dedos a un pétalo. Lentamente, pero cada vez más insistente, sus lamidos me elevan llevándome al punto de quererme desmayar por el placer.
Tomo aire, sintiendo cómo sus caderas se mueven involuntariamente entre mis pantorrillas, cómo se ajusta para agarrarse de mí, moviéndose contra mi pie con toda su humedad. Ya no me contengo y empiezo a soltar, estallándome en su boca, en una serie de rojos anaranjados, bermellones, escarlatas… de fucsias, morados y púrpuras intensos e incontenibles. Cada color se vuelve una ola que se estalla contra su deseo. Al recibirlas, ella desprende quejidos, gemidos, gritos que salen del centro de su ser, envolviéndome en un torbellino de vibraciones coloridas y fulminantes hasta fusionarse en un solo color y saciarse por completo. En reposo, se desvanece lánguidamente la intensidad de la respiración, el brillo, los tonos y matices. Los besos se sellan entre la luz tenue y las caricias se vuelven color lila, rosado, durazno, que se esfuman entre el aire. edición púrpura
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De “Lingüística General”, 1979, CRISTINA PERI ROSSI
LUCÍA MORÁN
SAMANTHA SAMS
edici贸n p煤rpura
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reproduzco lo que hacen los hombres pero ¡yo no soy así!. Solamente me gusta vestir de forma masculina porque es mi gusto pero no porque quiero ser hombre….y siento que por eso me prejuzgan no me dan oportunidad de mostrarme como soy, me encasillan sin conocerme y en muchos momentos me han aislado mis compañeras lesbianas. ¿qué puedo hacer? Yo no quiero cambiar pero ¡sí quiero que me acepten!. Carmen RESPUESTA:
Un punto a tu favor es que te gustes y te sientas cómoda con la forma en que luces y que estés clara que no quieres cambiar. El que quieras que te acepten de esa forma es más difícil de alcanzar porque tú no puedes hacer mucho para que otras personas cambien su forma de ver las cosas. PREGUNTA:
Lo único que puedes hacer en este caso, es seguir siendo la misma persona que eres, entonces ellas Hola, me gustaría aprovechar este se darán cuenta que están equivocadas y que lo espacio abierto para compartir que piensan es resultado de los estereotipos y algunos agobios que tengo en mi vida. prejucios que todas tenemos introyectados.
?
Soy lesbiana desde hace muchos años, me gusta vestir como hombre, uso el pelo muy corto y mis formas de moverme o caminar parecen masculinas. He decidido tomar esa apariencia porque me gusta y me siento muy cómoda en ella.
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¿Por qué pensamos de esta manera? El problema es que clasificamos a las personas en dos tipos: masculinas y femeninas. Al asignar características femeninas, las asociamos con el ser mujer y por tanto aducimos que dichas personas son dulces, obedientes, objeto para el placer, sumisas, cuidadoras de otras, buenas compañeras, cariñosas, amas de casa, sujetas Mi problema es que algunas compañeras del espacio privado de la vida, sacrificadas, lesbianas piensan que porque me etc. Al ser una mujer masculina, la asociamos visto como hombre y tengo apariencia con ser hombre que se ha interpretado como masculina soy violenta, tengo actitudes una persona fuerte, valiente, dominante, de poder, formas autoritarias, o sea violenta, proveedora, sujeta y poseedora de que quiero ser como un hombre y que los conocimientos en cuanto a la sexualidad.
Lo que tenemos que tener claro es que hay muchas formas de ser lesbiana que no necesariamente corresponden a los roles de lo masculino y lo femenino. La apariencia no necesariamente debe estar relacionada a los roles masculinos y femeninos. Una puede lucir femenina y eso no implica necesariamente que estemos reproduciendo ningún rol de “mujer”. Podemos tener una apariencia masculina y sentirnos muy bien sin reproducir los roles violentos, agresivos o posesivos de los hombres. Podemos transformarnos y ser esas personas que queremos sin reproducir ningún rol impuesto, ni de hombre ni de mujer, sino de esa persona que queremos ser. Debemos aprender a ver más allá de esos roles y estereotipos.
Algunas ideas que también son importantes considerar y tomar en cuenta antes de tomar la Muchas lesbianas tratan de pasar por hetero- decisión de salir del closet son: sexuales, siguen las normas y costumbres impuestas por la heterosexualidad y viven una vida doble o una vida falsa. Muchas Debes no sólo estar segura de que te veces estas situaciones producen conflictos gustan las mujeres, también debes sentirte bien psicológicos, depresión, malestar o una vida de ser lesbiana y querer vivir libre de ataduras. muy difícil de llevar. Pero salir del closet no es una cuestión fácil de hacer, tiene una enorme importancia en nuestra vida y sabemos que Tienes que tener claras las razones tiene importantes consecuencias. Las personas a las que queremos o a quienes tenemos cerca por las cuales deseas salir del closet. Razones pueden reaccionar de las más variadas formas, sanas están asociadas al hecho de quitarte una y tenemos que saberlo y estar emocionalmente máscara, dejar de vivir una doble vida, ser honesta contigo misma y con otros/as, ser congruente preparadas para afrontarlo. contigo misma y con lo que te hace sentirte bien. RESPUESTA:
Salir del closet es un proceso y el punto culminante de dicho proceso es hacerlo explícito diciéndolo, Hola, quisiera saber qué puedo hacer. pero puedes empezar a hacer muchas cosas Desde hace varios años, he mantenido antes: como no llevar una doble vida (por ejemplo relaciones con otras mujeres, diciendo que tienes novio); no esconder a tus siempre he sabido que me gusta tener amigas lesbianas (llevarlas a casa por ejemplo); relaciones sexuales con mujeres. Ya no esconder a tu pareja (no tienes que decir que me he enamorado un par de veces. es tu pareja pero no negarla e invisibilizarla); no gastar energía en estar mintiendo sobre dónde Actualmente vivo con una mujer que estás, con quién estas, etc. Estas son algunas se llama abiertamente lesbiana y me cosas que te pueden ayudar a romper el miedo presenta como su pareja, pero yo, a salir del closet. aún no logro nombrarme así y me da mucho miedo lo que pueda pasar el día que se sepa en mi familia, en el trabajo o con las amistades que tengo. Podrían orientarme sobre: ¿qué debería hacer dadas mis actuales circunstancias? PREGUNTA:
Carolina
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Tener un grupo de amigas con quienes puedas contar, con quienes te sientas bien y que te apoyen en el proceso.
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Si quieres salir del closet en el trabajo, también debes tomar en consideración que te pueden pasar ciertas cosas como resultado. Por ejemplo, te pueden despedir por causas ajenas a tu orientación sexual (dado que no te pueden echar por ser lesbiana porque es contra la ley), pueden empezar a hostigarte para que renuncies, hacerte a un lado, no mejorar tu salario, etc. Lo más importante de todo esto es que estés convencida de que éste es el camino que quieres recorrer, que afrontarás las consecuencias que te vengan, porque cualquier cosa que pueda suceder no será tan importante como poder vivir en libertad y ser quién eres, cuándo quieras y cómo quieras. edición púrpura
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texto ALBERTINA CARRERA
Cada vez que tienes sexo sin protecci贸n, te expones a todas las parejas sexuales que esa persona haya tenido, incluyendo todos los g茅rmenes -desde infecciones urinarias hasta el virus VIH / SIDA. 32
Las parejas estables son seguras sólo cuando han pasado por un examen para detectar las ETS y el VIH. Hasta entonces, es bueno reducir riesgos y practicar el sexo seguro. Las prácticas sexuales lésbicos de menor riesgo incluyen:
Masturbación Masturbación mutua Masaje erótico Frotación de cuerpos Sexo telefónico Sexo oral con protección Penetración con los dedos y con la debida protección como los guantes de látex Sexo genital o anal con protección La idea de fabricar estas barreras, es impedir el contacto directo buco-genital, evitando, así, adquirir Enfermedades de Transmisión Sexual y VIH/ SIDA. Otra forma de evitar el contacto, en prácticas como el Tribadismo (frotación de sexo con sexo), es recomendable usar como barrera tu ropa interior o un trozo de “alusa plástica”. Las siguientes recomendaciones pueden ayudar a reducir el riesgo de infección para lesbianas y mujeres bisexuales:
La manera más importante de reducir riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, es mantener los fluidos de tu pareja fuera de tu cuerpo. La sangre (incluyendo la sangre menstrual), fluidos vaginales y las secreciones de heridas causadas por infecciones de transmisión sexual. El sexo oral sin protección y compartir juguetes sexuales son métodos potenciales de transmisión de las ETS. Métodos de protección, como protectores dentales o preservativos de látex cortados pueden ser utilizados para reducir el riesgo de infección. No introduzcas en tu vagina o cerca de la zona vaginal nada que haya estado dentro de la vagina de otra mujer: ésa es la forma más fácil de propagar infecciones vaginales y las ETS. Nunca introduzcas en tu vagina algo que ha estado dentro del ano de otra persona. Las bacterias que viven en el recto pueden causar infecciones en la vagina y uretra. Todo lo que vaya a ser introducido en la vagina deberá estar limpio y debidamente lubricado.
Fuentes de información: http://grupoartemisa.blogspot.com/2009/06/lesbianas-y-vih.html http://www.rompiendoelsilencio.cl/articulos/articulos_1jul02.htm
¿Cuáles son algunas formas de sexo seguro entre mujeres?
Lo más básico es realizar el test de VIH para saber si están infectadas o no. Evitar el sexo oral desprotegido si la compañera está menstruando o tiene alguna infección vaginal. Si se utilizan juguetes que sean de uso personal o, en caso de compartirlos, limpiarlos adecuadamente o usarlos con preservativos. Utilizar guantes de látex si hay heridas en las manos. Utilizar lubricantes acuosos. No usar las uñas muy largas ya que estas posibilitan la producción de heridas. Los juguetes sexuales
Todos deben limpiarse con agua caliente y jabón después de ser usados o también pueden ser usados con un preservativo que se tira luego de cada uso. Hay que recordar que además del VIH existen otras enfermedades de transmisión sexual que pueden pasar a través de juguetes aparentemente limpios. Recordemos que cualquier infección vulvar o vaginal aumenta el riesgo de infección para cualquier enfermedad de transmisión sexual, incluido el VIH, por lo que un examen ginecológico periódico es un parámetro básico de prevención general. edición púrpura
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UNA VENTANA texto y fotografía albertina carrera
La revista pretende ser una ventana que permita echar una mirada hacia la comunidad lésbica guatemalteca. Edición Púrpura dedica este espacio al único Bar Lésbico públicamente conocido, que ha logrado permanecer y consolidarse pese a la adversidad prevaleciente para la existencia y éxito de negocios con oferta al público no heterosexual y lésbico principalmente, como es el caso del Bar Ferchteckt. Felicitamos a su propietaria y colaboradoras y ojalá esta nota sirva de incentivo a otras iniciativas, en el mundo comercial y social, por y para lesbianas.
La idea de todas, desde el inicio, fue crear un lugar donde estuviéramos cómodas y pudiéramos expresarnos sin condiciones, las lesbianas por supuesto. Siempre he tenido el apoyo de la comunidad, siempre un grupo diferente, y para mencionarlas a todas necesitaría mucho espacio y para ser justas, les agradezco a todas el apoyo, siempre están ahí apoyando conforme las posibilidades. El nombre del bar surgió de entre todas.
Buscábamos un lugar amplio, bien ubicado y de repente surge el de la zona 4, la idea era solo un lugar, no pensamos en nada definido: bar, discoteca, café, solo un espacio para nosotras. Después vinieron las exigencias de nuestra clientela: ¡Hacen falta luces, hay que mejorar el sonido…!!! Total se fue transformando la idea y poco a poco llegamos al concepto actual (que al final de cuentas tampoco es lo que pretendemos que sea, a falta de recursos, pero…) En fin ahí estamos a cinco años de su inauguración “Estando reunidas un día con un grupo de cinco amigas pensando a a base de muchos esfuerzos y altibajos pasados, esperando siempre donde podemos ir. Empezamos a soñar que un día íbamos a hacer estar a la altura de lo que esperan las chicas que nos visitan. esto o aquello y de repente surge la idea…ya en serio mucha! porque no abrimos un lugar que sea solo para mujeres. No teníamos a donde El bar como le digo yo, o la disco como le dicen otras, está abierto a ir y si nos dejaban entrar era siempre con condiciones, nos ilusionó todas para que puedan expresarse. La celebración de los cinco años de hacerlo con todas, pero al final solo yo tome en serio la idea, porque permanencia fue para nosotras, muy satisfactorio a pesar de la fuerte empezamos a trabajar y cuando se trató de llevar a cabo el proyecto, lluvia de la noche del 26 de septiembre, el nuevo espacio ubicado en nadie se animó y ya embarcada e ilusionada me decidí a hacerlo sola. la 2ª. avenida 11-19 de la zona 1 se abarrotó y nos acompañaron más de 250 amigos y amigas en la celebración”
café bar ferchteckt Guatemala Ángela Dell / Propietaria
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reseña sobre película fuego
Fuego es una coproducción IndiaCanadá. Dirigida por Deepa Mehta y protagonizada por Ranjit Chowdhry, Nandita Das, Shabana Azmi, año 1996.
Sinopsis: En un restaurante familiar de cocina rápida la vida transcurre de acuerdo a la costumbre y lo establecido hasta que la llegada de Sita que va a casarse por conveniencia con Jatin. Sita pronto descubre que su marido tiene una amante y afronta con soledad su nueva situación. Por otro lado, Rodha, su cuñada, vive culpabilizada por su marido por el hecho de no tener hijos. Poco a poco las dos mujeres irán estableciendo una relación de complicidad y apoyo hasta que la atracción y el deseo las lleva a enfrentarse con el peso de la tradición y la subordinación de las mujeres a los hombres. De este modo, Sita y Rodha viven un proceso de enamoramiento y reafirman su mundo frente al de los hombres, que las asfixia. Esta película constituye una clara reivindicación del derecho al deseo y a la sexualidad frente a un mundo masculino construido sobre la base de la tradición y la costumbre y fundamentado en la dominación de las mujeres. El enamoramiento entre las dos protagonistas, Sita y Rodha, supone una progresivo descubrimiento de las protagonistas del propio cuerpo, del goce, de la sexualidad y de su autoafirmación como mujeres con derechos.
edición púrpura
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Recibimos con mucho agrado la carta de una amiga chilena quien nos comparte un significativo logro en lo personal y lo social, toda vez que ejemplifica la forma como en otras sociedades no muy distintas de la nuestra, ha evolucionado la legislación, reconociendo la ciudadanía de las mujeres lesbianas y lo que ello implica en la vida social: “Ya la primera pareja de mujeres ha formalizado su unión de hecho, como lo permite la nueva Constitución ecuatoriana. Esta unión tuvo lugar el pasado jueves 10 de septiembre en Quito, entre quien les escribe (chilena) y su amorcita (ecuatoriana). Así que además fue una unión internacional. Al principio los notarios se negaron a hacerlo, pero luego de la intervención de la Fundación Equidad y de la dirección de DD HH del ministerio de justicia, se logró que los notarios dejaran la discriminación a un lado y cumplieran con la Constitución, así que para las chicas que estén en el Ecuador que quieran hacerlo, sepan que ya se puede y para las que no quieran, sepan al menos que tienen la opción”.
1.
Carta enviada a IMAGINA por Gabriela León, desde Ecuador.
por primera vez, una lesbiana es propuesta por Obama para U.S. Marshal
por María Broza
fuente http://www.whitehouse.gov
El presidente Obama ha propuesto a Sharon Lubinski, que actualmente ocupa el puesto de Ayudante del Jefe de Policía de Minneapolis, para convertirse en una de los 94 Marshal de los Estados Unidos -uno por Dentro de las noticias que acapararon nuestra atención, en cada distrito judicial federal-. De ser confirmada su elección por el estos últimos meses, se encuentra la siguiente, por cuanto que senado, se convertiría en la primer Marshall abiertamente gay desde evidencia una política gubernamental menos discriminatoria contra que fuera creado el cuerpo en 1789. las personas con orientación sexual no heterosexual en general, y en este caso en particular nos parece muy significativa la propuesta Los Marshals son una especie de policía judicial federal, al servicio del del Presidente de los Estados Unidos de América por tratarse de una Departamento de Justicia, y entre sus funciones se encuentran las de mujer que podría convertirse en una de los 94 Marchal de esa nación, perseguir a fugitivos de la justicia, proteger a testigos o trasladar a rompiendo emblemáticamente con el paradigma, de que esos puestos prisioneros federales. son ocupados exclusivamente por hombres. Desde que ocupó su cargo de presidente, Obama ha propuesto y nombrado a otros gays y lesbianas para ocupar cargos de diferente responsabilidad en su administración. John Berry se convirtió a propuesta suya en el Director de la Oficina de Personal del Gobierno Federal, mientras que hace unos días proponía al abogado David Huebner como nuevo embajador de EEUU en Nueva Zelanda y Samoa. La prestigiosa jurista lesbiana Kathleen Sullivan fue uno de los nombres que circularon como candidatos a miembro del Tribunal Supremo, aunque finalmente no pudo ser, decantándose Obama por la hispana Sonia Sotomayor.
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* “Una historia fuera de la historia: BIOGRAFía política de margarita pisano” (1) texto edda gaviola artigas | LAURA MONTES
detalle de mural CAFÉ BAR FERCHTECKT
En esta ocasión queremos presentar la figura de Margarita Pisano. Margarita es arquitecta, feminista crítica de la cultura contemporánea, lesbiana y fundadora de la Casa de la Mujer La Morada, Radio Tierra y Movimiento Feminista Autónomo. Es una de las más connotadas teóricas feministas chilenas. En el 1998 creó el Movimiento Rebelde Desde el Afuera, que se reconoce en una historia de mujeres, feministas, pensantes y radicales, que rechazan la complicidad con el orden simbólico/valórico de la masculinidad-feminidad. Pretende elaborar ideas y un proyecto cultural propios, profundizar las críticas, salirse de la lógica de dominio e ir construyendo y experimentando una civilización distinta, AFUERA, de la masculinidad dominante y todas sus instituciones. edición púrpura
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La propuesta es creativa, apela al ejercicio de nuestras capacidades no condicionadas, al ensayo de otras maneras de relación y al estar expresadas, asumiendo riesgos y libertades, en lo ‘íntimo, privado y público’, sin fórmulas ni esencialismos. Margarita ha escrito junto con Andrea Franulic su biografía titulada “Una Historia Fuera de la Historia: Biografía Política de Margarita Pisano”. La presentación en Guatemala se realizó en septiembre pasado y estuvo acompañada de un buen número de amigas. Entre ellas Edda Gaviola, pensadora feminista chilena quién realizó una presentación de Margarita y de su pensamiento. Pensamos que una buena forma de conocer a Margarita era trasladar parte de esa presentación:
“En febrero de 2008 cuando una Historia Fuera de la Historia aún no veía la luz y compartíamos lo que estaban construyendo Margarita y Andrea, desde un pensamiento que no acepta empezamos con Carolina Cabarrús a abrazar la idea que este libro debía los “planos inclinados”, ni los deseos llegar a Guatemala y ser presentado. del otro agazapados en la feminidad/ masculinidad, como un todo. En lo personal, tenía varios motivos: En primer lugar, porque el pensamiento radical de Margarita Pisano me constituye y me ha acompañado desde Así, Margarita Pisano nos insta hace mucho tiempo en mi quehacer político. En segundo lugar, el libro a encaramarnos al “balcón del y su gestualidad es en sí un ejercicio de amistad política entre mujeres, asombro” o mirar/analizar “desde la amistad despojada de la misoginia históricamente aprendida, complicidad otra esquina” o a construir nuestra profunda dijimos a principios de los 90, pues se trata de una amistad propia política desde el “afuera” y me significada en la horizontalidad, sin la lógica de poder, dominio u odio atrevo a decir que para poder hacerlo entre nosotras. Por último, imaginarnos una propuesta civilizatoria desde es necesario haber visto o imaginado la experiencia de ser mujeres, es un desafío para todas. la “curvatura de la Tierra”, saber que
Las palabras honestas necesariamente tienen que ir acompañadas de gestualidades coherentes. Discurso y práctica van de la mano comprometida.
existe y que es posible llegar a ella. Margarita, nos desafía a tomar con valentía y energía el camino de la experiencia histórica concreta de lo que significa ser mujer en este mundo: extranjera, extraña en un mundo ajeno y enfermo y transitar del resentimiento a la rebeldía, asumiendo Después de leer Una Historia Fuera de la Historia, de reconocer/ el desprendimiento y tomando de la mano y con complicidad a la reconocerme en esta Biografía Política que entrecruza y señala los insolencia, única estrategia política posible frente a tanta hipocresía. derroteros del movimiento feminista latinoamericano y, en lo particular, de haber transitado y vuelto a andar en algunas de esas historias, Una Historia fuera de la Historia es una construcción comprometida y no afirmo que Margarita en este libro nos reitera una invitación a encontrar neutra: “la desmemoria con su descorporalización a cuestas, es parte y afirmarnos a nuestras profundas rebeldías y proyectarlas desde la del círculo vicioso de las prácticas feministas y de sus liderazgos nunca voluntad política del ser y existir mujeres, construyendo un lugar diferente legitimados”- nos dice Margarita. O como señala Andrea,“este libro no relata para pensar/pensarnos constructoras de nuevas formas civilizatorias, una historia objetiva y justamente en ello radica su valor. La objetividad es Las palabras honestas necesariamente tienen que ir acompañadas de gestualidades coherentes, no muecas intrascendentes. Discurso y práctica van de la mano comprometida y cuando no es así, lo sabemos, lo intuimos, lo rechazamos.
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...o te resignas (y la resignación es hija de la derrota) o ensayas nuevas posibilidades, desde la porfía más absoluta y con un profundo sentido de desprendimiento.
una falsa pretensión patriarcal. No hay palabra neutra o inocente. Las historias oficiales que circulan con aspiraciones de objetividad, no hacen más que encubrir el lugar ideológico de donde se analiza la realidad y, por ser el lugar legítimo, no necesita ser justificado”.
nuestra memoria y reubicarla en el centro de nuestra definición política e ideológica y de nuestras preocupaciones actuales. Aquí, a mi juicio y parafraseando a una historiadora italiana, se ubica el problema político que atañe a la historiografía feminista, dado que al definir cuales son los requisitos que ponemos para que las mujeres del pasado (aunque sea reciente) emerjan del limbo, se exige precisamente definir nuestra propia imagen, es decir, la legitimación de nuestra propia acción política presente y hacia dónde va encaminada: Será muy distinta la posición, si queremos “Toda la historia de la lucha por la reciclar-nos o ser autocomplacientes, o si queremos buscar herramientas autodeterminación de las mujeres ha sido que nos permitan construir otros caminos genealógicos para transitar. ocultada una y otra vez”, nos recuerda Adrianne Rich. Entonces, el esfuerzo Y aquí, debo reconocer que mirar/miranos en el espejo del fracaso y de radica en hacerla visible y darle sentido… la derrota es muy, pero muy fuerte, remueve hasta los cimientos y te Andrea Franulic, en complicidad profunda, confronta al vacío y sin embargo es tan profundamente real que frente a nos introduce en el laberinto de esta esa realidad sólo tienes dos rutas posibles, o te resignas (y la resignación historia que cuestiona, regaña, pregunta, es hija de la derrota) o ensayas nuevas posibilidades, desde la porfía más juega con las voces y las contradicciones. absoluta y con un profundo sentido de desprendimiento. Nos devuelve un análisis de discurso audaz y una mirada desde el afuera, que es afinada y valiente. Sorprende su capacidad de leer y entre-leer los Aquí no me queda más que decir…Gracias Margarita, por ser tan, discursos hechos, las veces en que resbalamos por el plano inclinado de los pero tan, porfiadamente inteligente para no resignarte, para seguir no diálogos, nos delimita acertadamente la propuesta del Feminismo Radical PENSANDO con mayúscula e invitarnos a no renunciar, a renovar las de la Diferencia y nos conmina a entender y revisar la historia asumiendo complicidades y a continuar el ensayo que implica vivir la vida con que “las derrotas de nuestras antecesoras tiene mucha más dignidad que sentido de otra forma de trascendencia” las visiones triunfalistas de nuestras contemporáneas”.
Aventurarse a mirar la historia como un gran espejo que nos devuelva lo que hemos sido y lo que somos, nos coloca en la posibilidad de aprehender
Desde un territorio político y delimitado de complicidad feminista, Edda Gaviola Artigas
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comic Elena guardia y maría ángeles cabré
fuente http://www.entretodas.net
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The Lola’s World
The Lola’s World es una creación de Elena Guardía y María Ángeles Cabré. Elena se encarga de las ilustraciones y María Ángeles de los textos. Elena realizó estudios de diseño gráfico en Createcnia (Barcelona), y cursos de ilustración en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona. Mª. Ángeles es escritora. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona y máster en Literatura Comparada por la Universidad Pompeu Fabra, autora de una biografía y dos libros de aforismos.
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