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HOMBRE APRENDE SOBRE COSTURA EN CASA GRANDE CHARCAS

Grande Charcas

José Ricardo Morales es un hombre práctico: desde que su esposa María Irma Domínguez Flores requirió ayuda para componer su máquina de coser, él se dispuso a aprender, aunque no supiera nada sobre la forma de arreglarla.

Ella se dedicaba a la costura desde que se conocieron y él ejercía de químico biólogo.

Los años llevaron a María Irma a convertirse en instructora de los cursos de corte y confección que Grupo México ofrece a través de Casa Grande, su centro de desarrollo comunitario en Charcas, San Luis Potosí. Por su parte, José Ricardo siguió como su compañía hasta que descubrió una inquietud:

“Hace como tres años se iniciaron talleres de costura aquí en Grupo México. Mi esposa es quien da el curso, entonces a veces la acompañaba, y le dije: ‘mejor asisto, así aprendo un poquito más’.

Ricardo Uriel Morales Domínguez, hijo de José Ricardo y de María Irma es el otro hombre que acude a este curso en Casa Grande. Fuera de ellos, ningún otro varón se ha interesado en acudir a aprender sobre este oficio.

“Ya se está invitando a más gente para estos cursos. Y no sé si más hombres sepan que son gratis, pero yo pienso que el sexo no define ninguna actividad. Además, entre más cosas aprendamos es mucho mejor” , explicó José Ricardo sobre su rol como varón interesado en aprender cómo utilizar una máquina de coser.

Durante el tiempo que José Ricardo lleva asistiendo a clases ha podido entender cómo es el proceso para crear diferentes tipos de productos, ya sean prendas personales o de uso común.

Uno de los recuerdos que guarda es cómo entre todas las mujeres que asisten, su esposa, él y su hijo, lograron la elaboración de cientos de cubrebocas que fueron donados a la comunidad de Charcas, para hacer frente a la pandemia por coronavirus.

“Lo de elaborar los cubrebocas pues fue muy interesante porque no todos tenemos los mismos recursos y si podemos ayudar a alguien que está en una situación diferente, pues adelante. Tenemos una misión aquí en la tierra y nuestra misión es servir.

“Son oportunidades que nos da la vida, además de aprender, poder ver esto como una posibilidad de ingreso extra. La costura nos ha apoyado mucho porque hemos tenido momentos en que la economía no ha sido tan buena” , agregó José Ricardo.

“Bueno, mi esposa cose y se le descomponían las máquinas, entonces yo fui aprendiendo sobre cómo son los mecanismos de funcionamiento y a raíz de eso me empecé a interesar, para que ya no estuviera ella batallando, yo le reparaba las máquinas”

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