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LAUREANO DI TULLIO
Esculpiendo El Arte
En plena capital de Buenos Aires, transitando hacia el sur, en el barrio bautizado como Barracas, se alza el taller del escultor Laureano Di Tullio. El artista se distingue por esculpir obras en mármol, restaurar y coleccionar esculturas de distintas épocas desde hace 34 años.
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POR MATÍAS IRALA
FOTOS GENTILEZA na mañana soleada de marzo sería la cortina perfecta para visitar el taller del artista Laureano Di Tullio, quien nos recibe muy amablemente en su residencia de Barracas, al sur de Buenos Aires. Después de presentarnos a su familia, nos introduce a su taller donde nos acompañan numerosas esculturas que atestiguan su pasión por el arte.
“Uno desde chico va dando las primeras señales. En mi caso, siempre me sentí abocado al terreno de las artes. En 1984 ingresé a la Universidad de Bellas Artes, donde cimenté mis primeros pasos dentro del terreno artístico, pero si tuviera que definir mi incursión definitiva en el rubro, fue antes de finalizar mi carrera, al entrar a trabajar en una fundidora de bronce”, rememora Di Tullio.
Fue durante los años en la fundidora de bronce que comienza a ganar experiencia empírica. Laureano explica que para el año 1989 decidió comenzar a gestar sus primeras obras: “Por una cuestión de respeto hacia la familia que me abrió las puertas de su casa y que se caracterizaba por trabajar mayormente con bronce, es que decidí abocarme de lleno a trabajar con esculturas de mármol y otros materiales”.
El taller de Di Tullio cuenta con cuatro niveles, donde se exponen diferentes esculturas y citas a obras emblemáticas. A lo largo del recorrido, va explicando cómo fue consolidando su mecanismo de trabajo.
“Considero que mis obras se caracterizan por saber hilar la anatomía, cuidando las proporciones y analizando los detalles más pequeños para finalmente lograr una escultura que tenga esa sensibilidad visual que identifica las grandes obras de escultores de otras épocas”.
“Definitivamente, el apartado académico me dio el puntapié teórico, pero es en el proceso de trabajo donde uno va finalmente afilando su mecanismo de trabajo. Considero que mis obras se caracterizan por saber hilar la anatomía, cuidando las proporciones y analizando los detalles más pequeños para, finalmente, lograr una escultura que tenga esa sensibilidad visual que identifica las grandes obras de escultores de otras épocas”, afirma Di Tullio.
El artista explica que es justamente su meticulosidad la que le ha posicionado dentro del sector: “Una obra de mármol me puede llevar entre uno y dos años para poder finalizarla. El material es duro, puede romperse, por lo que tiene un proceso gradual para poder cuidar al máximo las proporciones. Hay veces que el cliente me dice que desde su óptica ya está, pero en mi concepción aún falta, por lo que suelo pedir que me dé un margen más de tiempo para entregar la obra con los detalles curados al máximo”.
El Miguel Ngel De Barracas
Continuando por el laberinto de esculturas del taller del artista, vamos descubriendo rostros conocidos de obras universales y varias de tinte religioso. Pasamos por un pasadizo que conecta con otra parte del taller, nos topamos con un David imponente de cinco metros y medio observando a lo lejos.
“Actualmente, estoy trabajando con piezas alegóricas a obras como La Piedad, La Venus de Milo y el David, de Miguel Ángel.
Como tengo un tiempo más reducido para desarrollar los modelos como se hace usualmente, comencé a utilizar para ciertas ocasiones la tecnología 3D, ¿por qué? Porque mientras estamos aquí dialogando, en la habitación contigua se están desarrollando los modelados”, comenta Di Tullio.
Y a pesar de que la tecnología es bastante benevolente para acelerar ciertas prácticas manuales, también tiene su contrapartida, según Di Tullio: “En los noventa, cuando la moneda local empataba con el dólar, era común que personas de cualquier estrato social se comuniquen para tener una escultura en su casa. Hoy, siento que eso cambió, la tecnología permite que se pueda acceder a ver una escultura emblemática en un solo clic o viajar a otras épocas, pero en esa transacción siento que se perdió la cultura de analizar el arte desde lo tangible y lo experiencial”.
DESPUÉS DE TANTOS AÑOS EN EL RUBRO, ¿CUÁL ES LA MORALEJA QUE ENCUENTRA COMO PROFESIONAL?
“El mundo de las esculturas es un universo que considero atemporal. Hoy puedo decir que mi pasión por el arte y las esculturas nace de un genuino interés por encontrar gente que quiera disfrutar de esa misma sensibilidad adquiriendo una obra o interesándose en crear su propia noción de arte a través de mi visión”, finaliza Di Tullio.