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Covid-19
Impulso a las reformas necesarias “La corrección de las fallas es el método más importante de la tecnología y el aprendizaje en general, el único método de progreso”. Karl Popper/La responsabilidad de vivir
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Por el Dr. Ignacio Katz
a pandemia actual obliga a un accionar urgente, que también debe ser interpretado como una oportunidad para reflexionar y así afinar las respuestas futuras, y desde ya también las presentes. El exdirector de Sistemas de Salud de la OMS, Rafael Bengoa, ha propuesto un análisis sistémico que evite el echar culpas con el propósito de detectar las fallas, pensando sobre todo en una futura situación similar que, desgraciadamente, es muy factible. Además de la importantísima alerta temprana, que globalmente falló (ni el gobierno chino ni la OMS advirtieron en un principio que debían suspenderse todos los vuelos), el sanitarista señala algunos aspectos que podemos retomar, ya que resultan más que relevantes para nuestro país. Nos referimos a: ● La descoordinación entre gobierno central y los gobiernos locales. ● El exceso de burocracia que ralentizaría la respuesta en tiempos de crisis. ● Un sistema de producción de material sanitario propio, rápido y suficiente, para evitar la dependencia externa en un momento de sobredemanda. ● El imprescindible co-liderazgo entre política y ciencia.
Efectivamente, la situación sanitaria actual nos obliga a repensar el Estado y pone de relieve la necesidad de crear una institución u órgano nacional al servicio de la Salud Pública. Un organismo que por su fortaleza y control priorice las políticas públicas mediante su capacidad de gobernanza, superando así estructuras ministeriales en las que prevalecen conductas administrativas sin capacidad de gestión (exceso de burocratización). Éste debe erigirse sobre pilares científicos y tecnológicos y obrar con pericia en la coordinación interjurisdiccional que posibilite articular un real federalismo que contenga la complejidad multifocal existente, con suficiencia resolutiva. Respecto al tercer punto, si bien merecería un desarrollo más extensivo, vale la pena remarcar al menos la oportunidad para usufructuar el monopsonio estatal para las compras de medicamentos, instrumental e indumentaria y demás insumos médicos. Las políticas públicas demandan pensamientos críticos que contengan inteligencia y aptitud de discernir con responsabilidad, a fin de llevar adelante la tarea de planificación, gestión, y evaluación de estructuras complejas como las
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que tendría a su cargo el órgano propuesto. Deben asegurar su capacidad resolutiva mediante la selección de cuadros científicos, técnicos y gerenciales profesionalizados, de manera tal de protegerlos de la cooptación por parte de intereses particulares. De esta manera, se evitarían conductas que semejen un coto personal, y así lograr bloquear imposturas intelectuales de pensamiento hegemónico que habitualmente ocultan falacias de autoridad. El planteo “cuarentena sí, cuarentena no” resulta por lo menos reduccionista. Hoy las prioridades que se imponen en primera instancia son: reducir la tasa de letalidad mediante un idóneo equipo médico integrado por clínicos, terapistas, residentes y enfermeras especializadas formados ad hoc. Simultáneamente, controlar los contagios mediante el testeo, rastreo, elementos estos básicos de logística para pautar en forma sincronizada los seguimientos conductuales, de manera tal de realizar una seria prosecución de la evolución futura de contagios y la existencia de muertes subsiguientes, y así orientar las decisiones de políticas sanitarias mediante predicciones cuantitativas y comportamientos sociales en la evolución dinámica y sus consecuencias. De ahí la importancia de la calidad de los datos y su fiabilidad en medio de la incertidumbre de todo proceso biológico. La formulación de políticas sensatas en el marco de la metodología epidemiológica lleva a entender que la clave en este proceso complejo pasa por testear y rastrear los casos positivos y sus contactos a fin de aislarlos únicamente a ellos, haciendo uso de modelos cuantitativos como guía, que permitan reconocer “trasmisores potenciales”. En forma concomitante a lo descripto, reducir los daños colaterales garantizando la atención médica de enfermedades crónicas y agudas, que no se interrumpen con el Covid-19. Merece tenerse en cuenta que ante la posible inclemencia invernal se debe estar atento al riesgo de la interacción viral por influenza y sus efectos resultantes. Tal como hemos afirmado en un artículo reciente, anterior al estallido de la pandemia, la dimensión territorial, que en nuestro país presenta una heterogeneidad, extensión y desigualdad pronunciada, resulta una de las claves de la gestión sanitaria, y la llave estrella pasa por un bien entendido federalismo. La pandemia actúa como una tríada entre agente patógeno, huésped susceptible y medio ambiente. Y este