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EDUCANDO AL MÉDICO
posible para tratar de evitar la producción del daño, en caso de que sea evitable.
Para evitar el daño, hay que conocer el riesgo, no subestimarlo, e informarlo.
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Para desarrollar una cultura de “Gestión de los Riesgos”, y una acción para tratar de disminuir el riesgo del error médico y evitar o reducir el daño que ha de sufrir el paciente, el error debe ser examinado independientemente de la responsabilidad del actor de primera línea.
Se tratará de analizar el riesgo antes, para conocer las posibles causas y el contexto del error. Esto supondrá liberarse de la búsqueda de un responsable para echarle la culpa, y evaluar porqué de repente el médico a cargo del paciente, no está o estuvo hablando con un paciente, sino que ahora por no hacerlo antes, lo tiene que hacer con una víctima, o con alguien enojado de su familia.
Los establecimientos médicos, que es el lugar donde trabajan los médicos, deberían tener un sistema de trabajo. Y saber que todo sistema lleva en sí mismo condiciones que favorecen el error: defectos de concepción, defectos de reglamentación, inexistencia de controles, carencias de management. Se trata de errores latentes. Están ahí, agazapados.
El operador de primera línea -es decir el médico- pondrá de manifiesto esos errores latentes, mediante la concreción de errores patentes, exhibiéndose, con motivo de circunstancias particulares, del médico, del paciente, del equipo del cuidado de la salud, de la gestión institucional.
Por Fernando G. Mariona Abogado
Para desarrollar una cultura de gestión de los riesgos dentro de un establecimiento médico, conviene disociar la noción de accidente, de la de error. Cuando llega el momento de dictar una sentencia, ya sea en Primera Instancia cuanto, en Cámara, los jueces analizan el comportamiento humano que pudo haber llevado al médico a la producción de hechos dañosos, fundado en su criterio y en la opinión del perito médico de oficio que, si bien no es vinculante, puede “abrirle la cabeza” al magistrado, para que entienda de qué se trata.
Los errores en medicina son precisamente el riesgo inseparable del servicio del cuidado de la salud, y no siempre podrán ser considerados como culpa. En el cuidado de la salud, los actores de primera línea – médicos a cargo del tratamiento del paciente - serán responsables en razón de su culpa, en caso de que se cometa un error objetivamente injustificable para un profesional de su categoría o clase. En el campo del derecho se los denomina errores inexcusables.
Pero, la enfermedad es un riesgo propio del paciente, nada más que por haber nacido y/o estar en este mundo. Por ella el médico no deberá responder, pero si decide darle tratamiento a la enfermedad de quien la padece, con una terapia más riesgosa que la enfermedad, y si se equivoca culposamente en el balance de la ecuación riesgo/ beneficio, produciendo un daño evitable, deberá responder.
El error humano siempre se presentó como una falla culpable ligada a la inconstancia del ser humano, capaz de lo mejor y de lo peor.
Es a la vez un obstáculo para la obtención de una performance regular y repetitiva, y también la fuente de fallas más graves que ponen en peligro la permanencia segura del sistema del cuidado de la salud para que no ocurran los accidentes que algunas veces son previsibles y evitables. En algunas ocasiones son imprevisibles, en otras son inevitables, y en todos los casos podrán producir objetivamente un daño.
Lo que el médico debe poder probar es que hizo todo lo
El análisis de la novísima denominación médica justificativa de “accidentes” ya no debe estar centrado únicamente en los errores de los operadores.
También lo debe estar en la búsqueda de las insuficiencias institucionales, es decir en las defensas del sistema, en la inexistencia de barreras que permitieron que el error del médico, los errores del sistema (conducta institucional) o una combinación de ambos, degeneraran en un “accidente”, que, en caso de producir un daño evitable, y que el paciente se transforme en víctima,
Para hacer progresar la seguridad del paciente, conviene considerar que el accidente no está ligado únicamente al error del médico. El accidente está más bien ligado a las situaciones en las cuales un error humano ha podido ocurrir, y, mediante una “cadena de circunstancias”, se pueda llegar al accidente por falta de protección del sistema interinstitucional.
El “accidente” no es más que el revelador de una o varias defensas defectuosas del sistema en su conjunto. Un sistema interinstitucional seguro debe permitir resistir a los errores y a las fallas, y protegerse contra sus consecuencias: Se trata del enfoque sistémico de la gestión de riesgos.
Cuando el paciente se transforma en “víctima”, el error humano será considerado como una falta susceptible de comprometer una responsabilidad.
Si los médicos que trabajan dentro de las instituciones - con o sin relación de dependencia - no son capacitados, educados y controlados para tratar de evitar que se produzcan errores, será muy difícil alcanzar el objetivo de la mentada seguridad del paciente.
En mi concepto, la seguridad del paciente no se alcanza solo educando al paciente, sino también capacitando al médico. n