editorial
Revista MP núm. 105
Por Suri Chirinos
Por las ramas a nueva normalidad, que ya no es tan nueva, nos está dando ejemplos claros de que lo que estamos atravesando va para largo. Hace un año exactamente estábamos viendo como, en efecto dominó, país tras país cerraban sus puertas para vivir el confinamiento obligatorio ante una pandemia mundial. TODOS lo vivieron, excepto el nuestro. Nos dijeron que la verdad nos mantendría a salvo, que los empleadores tenían que hacerse cargo de las normas sanitarias y de sus empleados, que nos abrazáramos más, que era igual si se contagiaban 10 o 100 niños en la escuela. Pero cuando los casos aumentaron y se atiborraron los centros médicos, se nos pidió encarecidamente que ahora sí, que por favor nos quedáramos todos en nuestras casas. Y nos enfurecimos, se nos olvidó como atacamos a todos los servidores de la salud como si ellos fueran los responsables del Covid; también se nos olvidó como hicimos presión para salir a buscar el pan y que no dejaran morir a nuestras pymes. También a muchos se nos olvidó el tapaboca y respetar la sana distancia. Tenía razón el presidente cuando afirmó que la pandemia cayó como anillo al dedo. ¡Qué frase tan cierta! Porque llegó justamente para tapar una economía que ha venido en declive desde hace dos años, y que pareciera que fue provocada por el Coronavirus. La pandemia llegó para desviar la atención puesta en la economía. Por eso
sigue la prohibición, a pesar que el plástico es el único material que puede no solo evitar el contagio, sino mantener la cadena de frío de las vacunas, ser el soporte de pruebas rápidas, servir como uniforme para el personal médico, convertirse en nuestro nuevo compañero: el cubrebocas, y formar parte de miles de los contenedores de los geles antibacteriales. En fin, ser la jeringa con la que nos aplicarán la vacuna. Este mes de marzo, donde se aclaman los logros de las mujeres, México ha retirado del mercado un artículo femenino de primera necesidad como los tampones, sin dar opciones. No solo no avisaron de la discontinuidad de su venta, sino que lo hicieron en confinamiento, imposibilitando una búsqueda más exhaustiva de opciones. Si esto lo hicieron con los tampones, por sus aplicadores plásticos, probablemente pronto las toallas sanitarias también entren en la categoría de plásticos de un solo uso. Y así, yéndonos por las ramas, dejaremos de ver lo esencial. Porque lo realmente importante es que no hay solución a corto plazo. Tenemos que aprender a vivir con esta pandemia. Las soluciones deben cubrir más allá de una agenda política, respondiendo a las necesidades de una población que está recibiendo la segunda ola de contagio sin un plan claro. En definitiva, nos estamos yendo por las ramas…”.
Marzo • Abril 2021
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