editorial
Revista MP núm. 106
La tierra es el único lugar… n abril fue el Día de Mundial de la Tierra. Ese lugar único que posee lo que más nos gusta: el vino, el café, el chocolate, la arquería, los tacos, las películas, los animales, los paisajes, en fin, la vida. Fue oportuna la ocasión para que tanto las empresas que se dedican al plástico, como las que no, hablaran de la necesidad de cuidar de ella. Hablaron de la basura que tiramos en ella, conversaron del cambio climático, platicaron de la necesidad de capturar el CO2, discutieron sobre la necesidad imperiosa de reducir, reusar y reciclar… Pero, sobre todo, debatieron sobre el plástico. Las islas de plásticos en los océanos, el plástico enterrado en el campo, el plástico en los basureros a cielo abierto. Este es un momento único para atacar al enemigo número uno por lo que las organizaciones ambientalistas están atentas y aprovechando. No hay que hacer mucho trabajo para ello, porque flota, porque no se recicla lo suficiente, porque muchas veces no es fácil de reciclar, porque en los vertederos se ve y mucho. Hablar del bien que hace el plástico para frenar el Covid-19 no es suficiente, tampoco todo lo que ha logrado en el campo de la medicina o su papel fundamental en farmacéuticas o en la industria automotriz. Porque, aunque no nos guste, es más fácil poner una prohibición que arreglar la gestión de recolección de basura. Es más fácil que la marca sea a quien se le haga totalmente responsable del desperdicio, en vez
de a todos aquellos que somos consumidores de los productos plásticos. En las escuelas se habla de reciclaje, pero la ley todavía no coordina un sistema de acopio y reciclaje que sea coherente con las prohibiciones. Es decir, que todo el trabajo se diluye porque todo terminará en un mismo lugar. Y las compañías que están pendientes de reciclar, solo se harán cargo de ciertos plásticos, los que necesitan, porque tienen donde darle una ubicación. ¿Qué pasa con el resto? Sin incentivos será muy difícil que alguien vea su valor. De la misma manera, iremos cambiando los residuos; ahora los cubrebocas y las caretas son los nuevos desperdicios que adornan la ciudad.
Por Suri Chirinos
Así seguiremos, con estas dualidades y falta de conocimientos. Una que nos hace creer que las bolsas ecológicas del supermercado no están hechas del mismo material que las bolsas que están prohibidas (de hecho sí son del mismo material y no, no podemos reciclarlas cuando las desechan). Otra que nos hace creer que las bolsas de papel no son de un solo uso o las que nos hace creer que otro material que no sea plástico ayudará con la disminución de la basura. Porque lo que no hemos sumado todavía a la ecuación es el verdadero problema: EL HOMBRE. Por ello quisimos recordar que la Tierra es el único lugar que tiene vida y, por ende, nos concierne a todos cuidarla. A TODOS. Tierra: Gracias por tanto y perdón por tan poco.
Mayo • Junio 2021
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