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PARAMO NÚMERO 0, NOVIEMBRE 2017

¡QUÉ VIVA LA MUERTE!

El cine de Sergei Eisenstein VIVIENDO ENTRE LOS MUERTOS

Celebraci ó n a los muertos COATLICUE

La diosa del caos POBRE PERIODISTA GOLPEADO

Calaverita literaria PARAMO

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DIRECTORIO Director Editorial

Alejandro Arturo Villa Vargas alejandrovilla@rparamo.com.mx

Edición

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Revistaa Páramo

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colaboradoresrifan@rparamo.com.mx Mauricio Molina Héctor Adolfo Campa

@RParamo

Revista Páramo


EDITORIAL Revista Páramo, hace su aparición en forma física después de más de 2 años deambulando como un ánima que ha estado penado en el imaginario colectivo de este grupo editorial. Aparece como una plataforma que cree fielmente en la democratización de la cultura universal, haciendo con profesionalismo y amor artículos, cuentos, ensayos, fotografías, crónicas y hasta poesía. En este número cero, hacemos un homenaje a las víctimas de los sismos de septiembre, a las de feminicidio, que de 2007 a la fecha, van: 22 mil 482, en todo país, según cifras del Inegi; también se hace referencia a la dolorosa persecución a la libertad de expresión, donde tanto Estado como crimen organizado atentan contra uno de los derechos humanos más importantes, el derecho a la información. Podríamos continuar con nuestro listado de victimas a causa de la falta de un estado de derecho que parece ser solo una utopía del los defensores de Derechos Humanos. Es tan grave la situación en nuestro país que hasta los encargados de defender estas garantías humanas, son perseguidos, privados de la libertad y asesinados. Desde que inició este sexenio, la violencia a causa del crimen organizado no ha bajado en lo más mínimo, sino todo lo contrarió hoy somos espectadores y actores de un alza tanto en la perspectiva de inseguridad como en el alza en homicidios, secuestros y robo, tanto en la Ciudad de México como en el norte y sur del país. Páramo es una Trinchera que busca rescatar el alma, la imagen, del mexicano trabajador, humano, noble, acogedor y humilde que se ha perdido entre tanto escombro de corrupción, violencia y lleno pobreza. Los reporteros, redactores, correctores, fotógrafos, diseñadores, compaginadores, editores de sección; los de las aéreas de publicidad, impresión y distribución, y los directivos, estamos comprometidos con hacer una revista al nivel de la sociedad mexicana, una que haga lucir portentosas las tradiciones, los colores de la bandera, la calidez de nuestra gente, la cultura que abarca desde las letras, la música, el cine, el teatro y el arte grafico. Sabemos que no es fácil hacer que nuestra herida sane o deje de hacerse más grande, pero no imposible y tenemos la convicción que siempre la raza de bronce saldrá y deslumbrará como siempre lo ha hecho ante la adversidad. Este número más que celebrar a la muerte, celebra la vida, la alegría de estar en este planeta azul y verde, festejamos el folklore en acción de nuestra patria, hacemos de este lado del hemisferio La Trinchera que grita basta de injusticia, que pide un cese a la xenofobia, al racismo, al imperialismo. Hacemos que Desde el Centro del planeta se haga un llamado al mundo para eliminar los muros que nos dividan entre habitantes de un mismo hogar. Y un poco Fuera de Contexto traemos para usted lector, grandes plumas de jóvenes escritores y periodistas, también de uno que otro más experimentado. Contamos en este número cero con la colaboración de un multipremiado escritor, quien fue editor de la revista de la Universidad, Mauricio Molina, también traemos textos de escritores del Norte como Adolfo y su estepario silencio; sin olvidarnos de grandes fotógrafos y periodistas que han llenado estas páginas con su pluma, pasión y tinta. Así es como le damos la bienvenida a al mundo de los vivos a una tal Revista Paramo, que si bien no salió de Cómala, si de la Chilangolandía. PARAMO

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INDICE DESDE EL CENTRO

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CAMINANDO ENTRE MUERTOS REOS DE LA CAPITAL ELABORAN PAN DE MUERTO PARA DIPUTADOS LOS MUERTOS DE LA CIUDAD VALUADOS EN MÁS DE MIL PESOS EL RECORRIDO HACIA LA MUERTE

ENTRE CUBIERTOS LA COMIDA DE LOS MUERTOS EN MÉXICO

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LA CALAVERITA DE AZÚCAR Y SU RAÍZ ÁRABE

VISIONES ENCONTRADAS ¡QUÉ VIVA LA MUERTE! RECORDAR ES PARTE DE LA VIDA Y LA MUERTE VIVIENDO ENTRE LOS MUERTOS MEXICRÁNEOS

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FUERA DE CONTEXTO

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MÁSCARAS Y CUERITOS EN EL PANCRACIO ESTEPARIO SOLITARIO LA DIOSA DEL CAOS

P. 32

FLOKLORE EN ACCIÓN OFRENDAS UN SÍMBOLO ESENCIAL DEL DÍA DE MUERTOS EN MÉXICO DÍA DE MUERTOS EN LOS ESTADOS

LA TRINCHERA

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POBRE PERIODISTA GOLPEADO MONERO ETERNO Y BURLÓN EL SALMÓN RICARDO ANAYA: DE LA TRANZA AL TRANCE PARA TI, DONDE ESTÉS LAS DOS FRIDAS 19 DE SEPTIEMBRE

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DESDE EL CENTRO Foto: Miguel Salamanca

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Caminando entre los muertos Por Staff Páramo

¿Quién se hubiera imaginado que entre los muertos los vivos andarían? Seguramente nadie, o uno que otro chaman de Catemaco. El sábado 28 de octubre el sueño de algunos amantes de las raíces prehispánicas se hizo realidad. El mismísimo ejemplo de lo que representa el sincretismo mexicano: caminar codo a codo con La Catrina sobre el icónico Paseo de la Reforma. Parecía que el mítico Mictlán abrió sus puertas para que los muertos caminaran sobre lo que un día fue Tenochtitlán, la ciudad capital del imperio Mexica. Casi un millón de Chilangos se congregaron sobre los extremos de la avenida porfiriana para ver cómo los muertos retomaban las calles que dejaron de respirar. El ambiente no era algo paranormal, sino todo lo contrario, un contexto de fiesta, de feria, donde la historia, una vez más, reclamaba ser recordada. Las flores típicas se veían por doquier, el olor a copal era sofocante y el mar de gente parecía interminable. El anaranjado, morado y negro resaltaban la elegancia de los catrines y catrinas que danzaban al ritmo de cumbias, salsas y tradicional mexicana. Los niños trazaron con emoción el recorrido del desfile, que fue desde la Estela de Luz hasta el Zócalo Capitalino. Se reían, gritaban, brincaban; corrían para tratar de tocar las calaveras gigantes, intento que fallaba al ser detenidos por sus padres, quienes los tomaban de las manos y al mismo tiempo miraban el andar de los muertos. El evento no pudo dejar atrás la herida abierta tras los sismos de septiembre, donde a manera de homenaje a los caídos y los voluntarios que apoyaron en las acciones de rescate, se montó una escultura hecha con palas y cascos, la cual encabezó la procesión del Día de los Muertos, y fue escoltada por elementos de protección civil, bomberos y paramédicos. Enormes alebrijes, calaveras coloridas, esqueletos de tres metros y ofrendas andantes, salpicaban de vida la congregación de la muerte en 15 carros alegóricos que fueron acompañados por mil 500 voluntarios, quienes se encargaron de la organización y exposición de las Ofrendas Móviles y la Monumental del Zócalo. PARAMO

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DESDE EL CENTRO

Los asistentes presenciaron un viaje en el tiempo, ya que las caravanas tenían como temática pasajes de la historia nacional: que fueron desde la época prehispánica hasta la fusión con la cultura española; de la independencia a la revolución, de los movimientos sociales hasta un homenaje a los mexicanos destacados de la historia, como el recién fallecido Rius.

Daniel Rodríguez amasa en una plancha gris, viste un delantal azul marino que protege el uniforme reglamentario del penal, “nos han dado la capacitación, a través del tiempo va aprendiendo uno las cosas (…) aquí aprendí a hacer toda clase de pan: blanco, de dulce, roscas, panqueses (SIC), pasteles y otras cosas ahí baratas”, asegura entre broma y broma de sus compañeros.

No podíamos olvidar al final del recorrido a la amante de Guadalupe Posadas, la reina de México, una de nuestras improntas en el mundo: La Catrina, que lució portentosa acompañando a las familias mexicanas, como todos los días.

Daniel forma parte de los panaderos del penal, todo lo horneado que no se destina al consumo interno se vende a distintos clientes, sobre todo al acercarse las épocas decembrinas.

El mariachi, el ranchero y el chilango; el pan de muerto, las calaveritas de azúcar, amaranto y chocolate, fueron los aretes de esta celebración, que en su inicio sólo fue para la película del 007 y ahora es ya una muy prometedora nueva tradición.

REOS DE LA CAPITAL ELABORAN PAN DE MUERTO PARA DIPUTADOS Por Adir Corral

Suena el clásico ochentero Karma Chameleon de Culture Club en una grabadora de pilas, que se mezcla con el sonido metálico del entrar y salir de charolas con pan y el calor de los hornos eléctricos que no parece ser un impedimento para los trabajadores de la panadería Santa Martha.

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Con motivo del día de muertos desde mediados de octubre personas recluidas en dos de los quince Centros de Reclusión de la Ciudad de México han comenzado la elaboración del tradicional pan de muerto. “Son alrededor de 60 panaderos que hacen los tradicionales panes cubiertos de azúcar o de ajonjolí, mismos que serán beneficiados con las ganancias que se obtengan por las ventas”, explicó el subsecretario de Sistema Penitenciario capitalino, Hazael Ruíz. Ruíz puntualizó que es el tercer año consecutivo donde los reos que laboran en las panaderías del Reclusorio Preventivo Varonil Norte y la Penitenciaría de la capital, elaboran pan de muerto para ser comercializado durante estas fechas. El pan se distribuye bajo la marca Reinserta, lo que garantiza según las autoridades, que el producto desde

su elaboración, empaque y distribución cumple con los máximos estándares de calidad e higine que exige la norma mexicana. La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) presta sus instalaciones en la delegación Álvaro Obregón como el único punto de venta abierto al público en general. La producción alcanza hasta 400 piezas diarias y actualmente ya se tiene algunos pedidos de miembros de la Asamblea Legislativa. La elaboración del pan al interior de los penales forma parte de las actividades laborales que se realizan al interior de los Centros de Reclusión, para lo cual reciben capacitación con apoyo de instituciones locales como la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo (STyFE) de la CdMx. La institución encabezada por Amalia García busca, en sus propias palabras, que las personas privadas de la libertad de la capital realicen actividades de auto consumo y oficios como es la formación de panaderos y reposteros, “por ello actualmente se está dando capacitación a mujeres del Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Acatitla para elaborar este tipo de pan y puedan integrarse a su producción en el futuro”.

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) presta sus instalaciones en la delegación Álvaro Obregón como el único punto de venta abierto al público en general


Foto: Miguel Salamanca

a panteones y a exposiciones LOS MUERTOS DE LA CIU- visitas de mega ofrendas y espectáculos DAD VALUADOS EN MÁS DE relacionados. MIL PESOS Por Adir Corral

La derrama económica por los festejos tradicionales de Día de Muertos y Halloween en la Ciudad de México será de mil 170 millones de pesos, estimó la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño (CANACOPE) de la capital. Dicha cifra representa un crecimiento de 8.3 % más que lo contabilizado en 2016. Representantes de la CANACOPE puntualizaron en conferencia de prensa, que la celebración tiene su mayor auge desde el 27 de octubre, que este año se registra en viernes, extendiéndose por el fin de semana, con fiestas de Halloween, compra de productos para montar ofrendas,

“Como ha sido tendencia en los últimos años, ambas celebraciones (Día de Muertos y Halloween), han convivido y en cierto grado se han mezclado. Incluso, los símbolos de la tradición nacional están superando en presencia las tendencias extranjeras, lo que positivamente impulsa la actividad comercial en varios rubros” lo anterior, “consolida a la fecha comercial como una de las más reconocidas y esperadas”, explicó Ada Irma Cruz, presidenta del organismo. Detalló que desde inicio de octubre, la celebración impulsa a giros económicos de carácter pequeños como son: papelerías, mercerías, tiendas de regalos, venta de telas, venta de

dulces y chocolates, venta de artesanías, disfraces, maquillajes, servicios cosméticos, estéticas, entre otros; “por la tendencia a adornar oficinas, escuelas, centros de trabajo, casas, automóviles y disfrazarse”. Los días 28 y 29 de octubre mercados como La Merced, Jamaica, Sonora, Central de Abastos, Mercado de Flores de San Ángel, Cuemánco, Nativitas y Xochimilco principalmente, presentan una alta concentración de compradores que dejan ventas sobre el 300 % en flores tradicionales para ofrendas tradicionales. El incremento se explica por la celebración a San Judas Tadeo, que se suma al consumo por ofrendas; “en varias colonias y barrios se realizan festejos vecinales lo que contribuye a que el consumo de flores presente un aumento considerable”, abundó al respecto Cruz. PARAMO

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DESDE EL CENTRO

En una estimación conservadora, la CANACOPE se aventuró a predecir que tan sólo en la capital se montan cerca de un millón 400 mil ofrendas, considerando las familiares, en casas y panteones, además de las que se colocan en escuelas, oficinas públicas y privadas, centros de trabajo, plazas, delegaciones, centros culturales, mercados, calles, entre otros lugares. Por otro lado, se espera que los negocios dedicados a los giros alimenticios y de entretenimiento como restaurantes, bares, cantinas, cafeterías, centros de espectáculos, salones de baile, cines y teatros, se beneficien con aumento de ventas del 30 por ciento en promedio desde días previos, por consumidores que se interesan en la tradición y que busquen visitar ofrendas, exposiciones, espectáculos y actividades relacionadas, como las rodadas y desfiles de Día de Muertos para convivir con pareja, amigos y familia.

Una forma de honrar a los muertos por el sismo Para observadores ajenos a nuestra cultura, las celebraciones de Día de Muertos pueden resultar en principio extrañas y es posible que en el contexto actual, con una tragedia nacional reciente, como los pasados sismos de septiembre, “puedan significar para algunos una expresión de mal gusto, sin embargo, como todos sabemos, es una oportunidad de rendir homenaje por medio de la memoria y el respeto a nuestros ancestros y a quienes de forma fortuita han dejado de acompañarnos”, aseguró la CANACOPE en una editorial firmada el 25 de octubre. Es una forma colectiva de superar la tragedia y sobreponernos a la 10 P A R A M O

adversidad, de integrarnos para reconocernos vulnerables pero acompañados y solidarios para afrontar con fortaleza cualquier adversidad. Es por ello que invitamos a todos a salir a las calles, a vivir la ciudad desde el 28 de octubre y hasta el 4 de noviembre con las múltiples actividades que la Secretaría de Cultura, Delegaciones, Museos, Centros Culturales, productores de espectáculos y teatro organizan y que se podremos disfrutar en compañía de nuestras familias y difundir el mensaje de que la ciudad está en pie y reconstruyéndose desde la fuerza de la población, finalizó el texto.

EL RECORRIDO HACIA LA MUERTE Por David Ramos

Probablemente las personas que manejan por la zona centro de la ciudad y en estas fechas, son las más pacientes de México. Es decir, poca gente se atreve a llevar su automóvil para llegar al Mercado de Sonora atravesando toda la avenida Circunvalación y justo en la semana previa al Día de Muertos. En realidad, es cosa de valientes y se disfruta más una caminata, ya que se observa de todo; es un mar de disfraces que van desde el clásico diablo hasta el del payaso “Eso” y, por supuesto, no falta la broma del disfraz que parece estar puesto en un maniquí que se mueve de repente para arrancar algunos gritillos a los transeúntes. El camino se va haciendo más lento cada que disminuye la distancia con el Mercado de Sonora, los pasillos se vuelven más estrechos y la gente con bultos enormes abunda. Se sien-

te más cerca el Día de Muertos, el sonido que domina el ambiente no es la bulla o los gritos de los comerciantes, es una grabación del lamento más conocido en los barrios mexicanos: “¡Ayyy mis hijos, ayyy mis hijos!” retumbando a todo volumen y en cada esquina del lugar. Hay un puente que finalmente te lleva a la entrada del mercado y desde ahí se aprecia un río de lonas amarillas, lucen como dunas de arena, excepto que, evidentemente, aquí nada es desierto. Al bajar, lo primero que se vislumbra son algunos cráneos blancos gigantes, hechos con resina y con acabados precisos, entre ellos un calendario azteca en la parte superior del mismo. Es de llamar la atención que los compradores busquen todavía este tipo de artesanía por encima de lo extranjero y que sea posible encontrar pequeños puestos en donde se vendan máscaras de lucha libre mexicana como parte de los disfraces del Día de Muertos. Lo que en definitiva no puede faltar es lo que asusta de ver y que pertenece más al Halloween: las paredes llenas de máscaras, que lucen más como cabezas reales de hombres lobo, alienígenas, brujas; demonios, guerreros romanos y el mismo diablo; incluso se encuentran refrigeradores caníbales, en donde se exhiben partes del cuerpo humano, falsas, claro, pero muy realistas; como en las carnicerías de los barrios. El recorrido hacia la muerte es el que te lleva al Mercado de Sonora, pues no hay otro lugar más colorido para comenzar a vivir esta festividad, donde se huele, se escucha y hasta se come a la muerte.


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ENTRE CUBIERTOS

La comida Si hay algo que sabemos hacer muy bien los mexicanos es otorgarle simbolismos culturales a la comida, con tal de que ésta esté presente en nuestras celebraciones, desde el cumpleaños hasta el funeral, desde el día común —en el que de por sí comemos a todas horas— hasta la Navidad, la Cuaresma, del Día de Independencia y uno de los días más entrañables del año: el Día de Muertos. Nuestras ofrendas de Día de Muertos son mundialmente conocidas, quizá por coloridas, por abundantes, por artísticas, pero, sobre todo, por el buen humor y el cariño que contienen. Los mexicanos enfrentamos la muerte con humor. No con sarcasmo, porque no nos reímos de ella, le sonreímos. La celebramos, porque la vida no es sino la muerte, pero la muerte no es sino la vida. Por eso es tan exitoso nuestro dicho: “el muerto al pozo y el vivo al gozo”. En México, la muerte se respeta, pero a la mexicana: con fiesta, música, baile, tequilas y comidas especiales. Los duelos se terminan con un mezcal; los sustos se curan con pan; el miedo se arregla con la luz de las veladoras; los corazones se remiendan con guisos caseros, familiares, que cobijan; y a los muer-

12 Foto: P A Miguel R A M OSalamanca


a de l o s m u e r t o s e n M e x i c o Staff Páramo

En México morirse no es un impedimento para seguir gozando del placer de comer

tos se les consciente con sus vicios, culinarios o de tacha (dulce mexicano), tamales, mole con pollo, chocolate caliente, o lo que haya en el refrigerador del cualquier tipo. anfitrión. Nuestra tradición nos ha enseñado que una vez al año, los muertos regresan del submundo y se reúnen La comida de ofrenda se cocina como si fuera a ser con los vivos alrededor de la comida, el papel picado comida por un vivo, aunque nadie la toca hasta que y las veladoras. No hay tal cosa como “platillos típicos pase el Día de Muertos. La creencia popular reza que, de ofrenda” —el pan de muerto, si acaso—, la comida como los muertos “absorben la esencia” de la comida de la ofrenda siempre es la que le gustaba al difunto de ofrenda, ésta ya no vuelve a saber igual antes que después de la festividad. Algunos dicen que el sabor que se recuerda se va, se disipa, se muere. Otros, al contrario, creen ¿Y si al difunto le gustaba comer foie gras? foie gras se que se intensifica, se potencializa, revive. Como sea, le ofrenda —teóricamente—. Sin embargo, siempre la comida “de los muertos” es distinta, está impregnahay platillos dispuestos para los difuntos no conoci- da de la mística de la muerte, de la magia del recuerdos, las ánimas solas que no tienen familiares vivos do, de la esperanza del goce culinario que trasciende que les monten altares. Estas comidas suelen ser las mundos y existencias. típicas de la temporada: pan de muerto, calabaza en

Foto: Miguel Salamanca PARAMO

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ENTRE CUBIERTOS

La calaverita de azucar y su raiz arabe Staff Páramo

“Alfeñique” es una palabra que provienen del idioma árabe, cuya primera etimología conocida se encuentra en la palabra sánscrita: phañita, que significa “pasta de azúcar utilizada para elaborar dulces tradicionales”.

ras, ataúdes, ángeles, animalitos y frutas. Los dulces tradicionales tienen origen en le Tzompantli, un altar prehispánico. Y actualmente se acostumbra colocarlas en el altar de Día de Muertos.

En México el alfeñique es un fenómeno sincrético, en el cual se funden costumbres y técnicas indígenas con las aportadas por los españoles durante La Conquista, quienes heredaron partes de la cultura árabe. La tradición se remonta desde los Aztecas, puesto que durante su imperio ya se hacían figuras para las ofrendas hechas de amaranto y otras pastas comestibles.

En cada estado del país, el alfeñique se hace de distinta manera con un estilo propio de cada una de las regiones. Algunas entidades que acogieron esta forma gastronómica fueron el Estado de México, Guanajuato, Toluca, Puebla y, actualmente, Michoacán.

Es costumbre su consumo en la celebración de Día de Muertos, el día 2 de noviembre, con las tradicionales calaveritas de azúcar. Los dulces más elaborados son pequeñas frutas y cráneos decorados con el nombre de personas difuntas; actualmente sus formas son calave-

Foto: Alejandro Villa

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En Morelia se pueden encontrar estos tradicionales dulces de alfeñique, en el Portal de los Peregrinos, ubicado en la Casa de las Artesanías de Michoacán, a un lado de la Plaza Valladolid y en el icónico mercado de la Merced en la Ciudad de México, durante los últimos días de octubre.


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VISIONES ENCONTRADAS

En México, más que en cualquier otro país, la relación que se tiene con la muerte está por encima de una simple celebración, y dentro de la industria cinematográfica han sido muchos los artistas que han demostrado que, aquí, La Catrina es una acompañante más de nuestra vida.

16 Foto: P A Miguel R A M OSalamanca


¡Qué viva la muerte! Luis Ramón Ramírez y Daniela Labrada

Desde Macario (1959), del director Roberto Gavaldón y protagonizada por Ignacio López Tarso, pasando por Pedro Páramo (1996), adaptación de la obra maestra de Juan Rulfo, y llegando hasta la nueva propuesta de Pixar, Coco, son incontables las películas inspiradas por el Día de Muertos. Pero pocos son los trabajos que resultan tan interesantes como el del legendario cineasta soviético, Sergei Eisenstein. El maestro del montaje, inspirado por el trabajo de artistas como José Guadalupe Posada, y atraído por nuestra fascinante cultura, viajó a México con el efusivo interés de capturar nuestra esencia en la pantalla grande. Entre 1930 y 1932 —años en los que Eisenstein visitó nuestro país— intentó producir una película que llevaría por título ¡Qué viva México! sin embargo, el director de la revolucionaria cinta El acorazado Potemkin (1925), se vio envuelto en líos de producción, como los que vivirían Francis Ford Coppola y Steven Spielberg décadas después en los sets de Apocalipsis Ahora (1979) y Tiburón (1975), respectivamente. Al llegar a tierras mexicanas fue encarcelado, tanto él como sus dos ayudantes de dirección —también rusos—, pero gracias a la intervención de un amigo español el panorama cambió hasta el punto de convertirlo en huésped de honor. Además, los tratos armoniosos y cordiales que Eisenstein tenía con Upton Sinclair, productor del filme, terminaron en pésimas relaciones después de malentendidos por contratos, el largo tiempo que el cineasta ruso pasó en México y el desborde del presupuesto que representó el rodaje.

Se sabe que cuando llevaba rodados más de 50 mil metros de celuloide, se ordenó parar la producción, por lo que el director debió volver a Moscú. Según el mismo Eisenstein, dicho metraje fue lo mejor que había rodado en su vida. La película quedó inacabada, siendo objeto de varios montajes nunca realizados por él. Fue hasta 1972 cuando Grigori Aleksadrov, cineasta compatriota de Eisenstein, logró ensamblar la versión más aceptada de ¡Qué viva México! presentada en cuatro episodios: Sandunga, Maguey, Fiesta y Soldadera. La forma en la que México y su tradición milenaria fue plasmada por la lente de Eisenstein, es la viva imagen de cómo se le mira a la muerte y se le celebra año con año en nuestro país. En las cuatro partes de ¡Qué viva México! se pueden ver lugares llenos de calaveras de dulce y de chocolate, gente danzando en las calles y, sobre todo, la forma en la que aquí tenemos bien arraigadas nuestras tradiciones. La figura emblemática del soviético y su estilo de montaje, hasta entonces, inigualable, tuvo una decisiva influencia sobre el cine mexicano de la década de los cuarenta, así como un impacto en la cinematografía a nivel mundial. Parece ser que ni siquiera las más grandes figuras de la historia han podido resistirse al encanto y al fenómeno que los mexicanos han creado alrededor de la muerte trayendo consigo tradiciones, ritos y creencias.

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VISIONES ENCONTRADAS

Recordar es parte de la vida y la muerte Por Daniela Pedraza

“La muerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida (…) Una sociedad que niega la muerte, niega también la vida”. Octavio Paz

La calle de Moneda es un símbolo de la Ciudad de México, no sólo albergó a la cantina más antigua de México o al célebre Gabriel Vargas, en aquella calle sería consagrado entre los siglos XIX y XX el taller de José Guadalupe Posada. Los tirajes saldrían por montones después de que se trasladara a la capital por invitación de Irineo Paz (abuelo de Octavio Paz) y debido la inundación de 1888 en León, donde ya había iniciado su colaboración en periódicos como El Jicote. Posada pasó de ser “el aprendiz de Pedroza” al desarrollo de las técnicas en plomo y zinc. Llegado a la ciudad colaboraría en otros impresos como La patria Ilustrada y la Revista de México. Entre litografías, caricaturas y xilografías, Posada representaría con sátira la política mexicana, el régimen autoritario de Porfirio Díaz; cuestionó el sentido de poder en cada gobierno, la desigualdad y retrató las costumbres, la espiritualidad y la magia de México. Retrató el contraste de las calles mexicanas donde de una esquina a otra puedes encontrar el cambio radical de folklore; hizo caricaturas de los políticos, la clase alta y a las alma pérdidas en alcohol. Y, aunque el grabado en aquella época no fuera reivindicado como arte plástico por ser una mera reproducción en masa de una plancha o base de cualquier material sólido, no importó porque la Revolución nunca estuvo de acuerdo con lo sucedido en la academia de Artes. El grabado dio facilidad a dar grandes tirajes e ilustrar diversos artículos. Desde su taller Posada no sólo ilustró, demandó desde sus dibujos un cambio. El grabado no ha sido una técnica más de las artes plásticas, sino el poder decir miles de veces las injusticias. El taller de Gráfica Popular es el responsable de que Manilla y Posada fueran precursores para plásticos como Leopoldo Méndez, Andrea Gómez, Fanny Ravel, entre muchos otros, pertenecientes a este movimiento que siguieron sus pasos utilizando al grabado como una arma 18 P A R A M O


para la representación y la denuncia de los problemas que México vivía. Para José Guadalupe Posada no todo fue fácil; sufrió diversos ataques y fue perseguido por su constante crítica a las injusticias políticas y la disparidad de las sociedades de altura, la pobreza de un México que se anclaba a la burla en textos literarios como las ahora llamadas ‘‘calaveritas literarias’’ —este término no sería nombrado igual sin el símbolo que fue Posada para los mexicanos—.

Sin Manuel, Guadalupe no hubiera representado con tal calidez a la conocida Catrina, puesto que los dos fueron grabadores en el taller de Vanegas, alguno de los dos resalto y siguió el vigor del momento. Manuel se perdió en los recuerdos de muchos mexicanos de la Revolución Mexicana con sus grabados ilustrando los corridos de aquél entonces. Por ello no debemos olvidarlo; no olvidemos que, por Manilla, Posada es lo que Rivera nombraría como ‘‘el artista del pueblo’’ que finalmente lo fue y sigue siendo.

Posada nos reLa figura de la Calavera Garbancera perTodos recordamos a La Catrina pintapresentó en calveras a meó la imagen de la muerte. Para los da por Rivera en el mural Una tarde mexicanos es más fácil hablar de La todos, porque creía en una de domingo en La Alameda; este cuamuerte democrática, creía que Calaca que del amor; la popularidad dro no mostraría a La Calaca vestida de la huesuda a través de los siglos ésta era la forma de unir al pue- queda a manos de lo que alguna vez por Rivera sin la influencia de Guadablo mexicano, de alejarnos de lupe Posada quien plasmó con mayor se trazó en una hoja de papel. persistencia o quizá le dio mayor connuestras diferencias matePosada nos representó en calveras a sistencia a lo que —para él— sería la riales y espirituales. imagen de la muerte.

¿O habrá escuchado lo que Manilla pensaba? ¿Por qué Manilla no fue conocido como precursor de la Catrina y de este Día de Muertos? Habría que saber más sobre lo que fue Manilla en aquellos años, pero muy poco se sabe de su obra (algunos atribuidos erróneamente a Posada). Existe muy poca memoria de quién fuera Manuel Manilla y la importante influencia que fue para Posada.

todos, porque creía en una muerte democrática, creía que ésta era la forma de unir al pueblo mexicano, de alejarnos de nuestras diferencias materiales y espirituales; porque todo tiene su final. Todos terminaremos siendo abono para la tierra que nos dio tanto en vida. Recordar a Posada o Manilla es recordarnos y acercarnos más a lo que pronto seremos.

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VISIONES ENCONTRADAS

Viviendo entre los muertos Por: Jorge Hernández

Para los mexicanos, hablar de celebración es algo sumamente común; festejamos cada que podemos, buscamos cualquier pretexto para reunir a la familia, sacar una botella de alcohol, bailar, cantar y tomar toda la noche. Nuestro calendario está lleno de celebraciones; en México nos caracterizamos por ser un país lleno de tradiciones, cultura y colores, es por eso que nuestros rituales y festejos están llenos de vida, todos y cada uno de ellos tienen algo que los caracteriza, que los hace únicos y especiales. Algo común dentro de las celebraciones es el hecho de que no podemos ver ninguna de ellas como algo pequeño, hay que hacerlo todo en grande —por muy diminuto que pudiera llegar a ser—, y no hablo de alguna fecha en especial, hablo de todas en las que nos reunimos para festejar algo o a alguien. Los mexicanos necesitamos sacar todo lo que tenemos dentro, lo sacamos en estos festejos, cantamos, gritamos, lloramos y hablamos incluso con las personas que nunca estuvieron cerca de nosotros, personas que son nuestros amigos sólo por ese día, pues la celebración lo amerita. El Día de Muertos es una fecha importante para muchos, es el día en el que los muertos “tienen permiso” para regresar a nuestro mundo y visitar a sus seres queridos, estar con ellos, sentirse en casa nuevamente. Es una tradición que nos acompaña desde hace muchísimos años y que con el pasar del tiempo hemos ido adaptando a las nuevas generaciones, ya no se vive hoy en día como se hacía a principios de 1900, o mucho tiempo atrás; las costumbres y las personas están en constante cambio y no ha sido posible guardar las tradiciones como se hacía en esas épocas. Como lo menciona Octavio Paz en El laberinto de la soledad, nuestro pueblo se rige por santos, todos necesitamos creer en algo para poder motivarnos y dar más de nosotros mismos. Hay comunidades que no tienen los recursos suficientes para desenvolverse como sociedad, pero los pocos recursos asignados 20 P A R A M O

para ellos, los destinan a innumerables celebraciones a sus santos, llegando, incluso, a poner eso en primer lugar de una lista enorme de necesidades de la comunidad. Los mexicanos le damos un sentido distinto a la muerte, antes, se veneraba aún más, se creía con mayor fuerza que el ciclo de la vida constaba de cuatro pasos: nacer, vivir, morir, y posteriormente renacer; se tenían ideas y concepciones distintas de la muerte, se le veía con más respeto, era un conjunto de situaciones y valores que todos veneraban. Contrario a lo que se vive hoy; la muerte en esta época no es más que algo que tenía que pasar, el proceso de vida de todos nosotros. En otras palabras, es el fin del que no podemos escapar, la última etapa de un proceso natural. Para el mexicano moderno, la muerte ha dejado de ser tránsito, ahora es su amor más permanente, su juguete favorito. Así como con la muerte, la celebración en su honor ha ido cambiando, es única en nuestro país, se vive y se siente de formas distintas, y aunque hemos adoptados costumbres y tradiciones de lo que se vive en otros países. En México se da con un mayor grado de cultura y tradición, son pocas las comunidades que hasta la fecha siguen guardando estos días como una fecha


Foto: Alejandro Villa

Es aquí donde notamos que los mexicanos vemos la muerte como algo normal, algo con lo que vivimos y convivimos cada momento de nuestras vidas —dejando de lado la parte cultural—, adoptamos una forma de ser con la muerte que, aunque a muchos les da miePaz nos da una introducción en su texto, donde nos do, igual se le festeja. describe al mexicano y a su forma tan peculiar de celebrar, al mismo tiempo nos cuenta la relación tan direc- Cada vez es más común celebrar a los muertos aún ta que tenemos con la muerte, desde dónde y cómo la cuando no es su día. Cuánta razón la de Paz, a los mexivemos, reímos con la muerte, la hacemos canciones, canos les gusta la fiesta, encuentran en estos espacios versos, poemas, comemos un poco de ella y le damos un sentido muy grande, y es ahí donde pueden abanun sentido distinto, la llenamos de sabores y colores. donar la soledad que hay dentro de ellos, les permite Esperamos a la muerte para convivir con ella, para ha- abrirse y convivir de una mejor manera, sin importa que día sea, sin importar lo que haya por delante. cerla parte de nosotros. importante para ellos, pero se agradece. Las ofrendas en el hogar cada vez son menos y la importancia que le damos también lo es. Pero gracias a nuestros muertos, no se ha podido olvidar.

PARAMO

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VISIONES ENCONTRADAS

Foto: Giovani López

Mexicráneos Por Dalia Villafaña

El Día de Muertos es, sin duda, una de las tradiciones mexicanas más importantes y reconocidas a nivel internacional. Las calaveras son uno de los símbolos más representativos de estas fiestas: las hay dibujadas, recortadas en papel china, hechas con cartón o trozos de periódico y engrudo, incluso, hasta de dulce. La Ciudad de México y sus alrededores siempre se lucen con la infraestructura que adornan durante la época de muertos, y este año no fue la excepción. Conjugando la cultura, las tradiciones y el arte, nos prepararon una nueva sorpresa creando la serie artística “Mexicráneos”, cuyo principal objetivo es promover esta tradición y el arte nacional, a través de una exposición de 50 cráneos monumentales intervenidos por ar22 P A R A M O

tistas cien por ciento mexicanos, que apelan a la identificación de la multiculturalidad de nuestro país expresándolo con su arte. Los antecedentes simbólicos de estos cráneos se encuentran en las imágenes de los rostros descarnados y las figuras cadavéricas de algunas deidades Aztecas como Mictlantecuhtli (Señor de las Profundidades de la Tierra, donde moran los muertos) y su esposa Mictecacíhuatl, la Coatlicue (la vieja madre de todos), y Miquiztli (Dios de la muerte). La asociación artística Locos por el Arte en conjunto con la fundación de History Chanel y la casa funeraria J. García López, fueron las encargadas de instalar estos 50 cráneos gigantes que presumen la obra de 50 artistas

diferentes entre los que se encuentran Sofía Castellanos, Hugo Rey e Ignacio Villanueva. Los creadores de estas obras han plasmado la cultura mexicana en todo su esplendor —tanto la moderna como la tradicional— utilizando técnicas diversas como la aerografía de holograma y el platinado hasta retomar el arte huichol insertando chaquira por chaquira en un cráneo gigante. Esta exposición te espera todas las noches del 15 de octubre al 15 de noviembre. El recorrido empieza desde la Estela de Luz hasta el Ángel de la Independencia, en avenida Paseo de la Reforma, y es totalmente abierta al público.


Fuera de Contexto

FUERA DE CONTEXTO

Ilustraciรณn: Alberto Zamora PARAMO

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FUERA DE CONTEXTO

MASCARAS Y CUERITOS EN EL PANCRACIO Por Alejandro Villa

Respetable público, ¡lucharaaan!... a dos de tres caídas, sin límite de tiempo.

jauría de hombres y mujeres sedientos de vuelos espectaculares y un poco de sangre.

En esta esquina, conocido como el kamikaze del ring, Stuka… junior, el joven gladiador ¡Titán! Y el niño maravilla de la lucha libre, el campeón de peso ligero, ¡Dragóon lee! En la otra esquina, en el bando de los Ruuudos, está el guerrero lagunero, Ultimooo Guerrero, en compañía del soberano de la maldad, ¡Euforia! Y Ante la incógnita del destino llega, ¡Niebla Roooja!

El Dragón Lee se lanza de la tercera cuerda y cae sobre Euforia, la caída los lleva hasta las bardas de protección que dividen al espectador con la arena de lucha. Ultimo guerrero le aplica un castigo al joven gladiador Titán y en auxilio del técnico llega su compañero de esquina Stuka jr, se sube a la segunda cuerda, brinca, y en el aire abre los brazos cayéndole encima al Ultimo Guerrero. Fue una plancha espectacular, los rudos estaban siendo vencidos.

El presentador a todo pulmón anunció a los gladiadores. Cada que de su boca salía el nombre de alguno de los seis sobre el cuadrilátero, la gente gritaba loca de la emoción. Cuando apareció uno de los grandes del pancracio, el gran Ultimo Guerrero, se oyó al unísono el ruido, la sonoridad que lo representa, una especie de aullido que repara en la grandeza del rudo de rudos, sonaba algo así: “¡AHU, AHU, AHU!” Niños y adultos, extranjeros, chilangos y uno que otro provinciano. Los vendedores de cerveza, sopas Maruchan y cueritos con chile no podían faltar. Era la pelea estelar. Los asistentes a la gran Arena México, estaban en la euforia total, no paraban de sonar las mentadas de madre y las trompetas que bombardeaban a diestra y siniestra. ¡Métele la Wilson! ¡Métele la Nelson! ¡La quebradora! ¡Quítate el candado! ¡Pícale los ojos! ¡Hazle algo cabrón! Gritaba una viejita entre la 24 P A R A M O

Niebla roja se mantenía al margen, él no se movía de su esquina, en aparente respeto a las reglas de la lucha libre en cuadrilátero. Euforia pudo levantarse después de la gran plancha que le aplicó Dragón Lee, el soberano de la maldad subió al ring para hacerle el “paro” a su maestro Ultimo Guerrero. Entre los dos rudos sacaron del cuadrilátero a Titán y se quedaron con el kamikaze Stuka, lo golpearon entre los dos, le llovieron patadas, cachetadas y una que otra sacudida. Niebla roja interfiere en la masacre que le están propinando los dos rudazos al pobre Stuka. Se hacen de palabras entre los tres rudos. Ultimo Guerrero y Euforia corren al traidor: Niebla Roja. Los asistentes apoyan la iniciativa de los rudos, y todos en La México le gritaban ¡Fuera, Fuera, Fuera! Y una que otra palabra para referirse a su dudosa hombría ¡Puto!

Entre la distracción de los rudos, el trió de la esquina contraría orquestaron un contra golpe, el kamikaze lo hizo por aire al igual que Dragón Lee, quienes se lanzaron desde la tercer cuerda del cuadrilátero. El Stuka, mallugado y todo se lanzó entre la segunda y tercer cuerda cayendo encima del Niebla Roja. ¡Jálale los pelos! , ¡Sácalo del ring! Le gritaba la viejecilla al Ultimo Guerrero, mientras éste luchaba a ras de lona contra el Dragón Lee. El Ultimo lo puso espaldas planas, llegó referí e hizo el conteo, la gente lo acompaño con el ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Mismos que parecieron eternos pero le dieron la victoria a los ¡Rudos, los rudos, los rudos…!

Niebla roja se mentenía al margen, él no se movía de su esquina, en aparente respeto a las reglas de lucha libre en cuadrilátero Era la hora de levantarles el brazo a los vencedores, pero Niebla Roja tuvo que huir pronto del cuadrilátero pues Ultimo Guerrero y Euforia se fueron sobre de él, por no colaborar con el equipo. La Niebla terminó siendo rosa, y se fue corriendo. La asistencia lo abucheo. Las gringas no dejaban de gritarle “pa-pa-sitou” al Ultimo Guerrero. Y la viejecita que se encontraba a mi derecha, de un bastonazo de emoción me tiró la chela de 80 pesitos y mi vasito de cueritos con chile.


ESTEPARIO SILENCIOSO Por Héctor Campa

La banca era cómoda, rígida y blanda como la palabra agresiva en una voz dulce. Me quedé sentado hasta que la noche recubrió mi faz, cuando las lámparas iluminaron el quiosco frente a mí, la fuente con los querubines de piedra despedía un aroma húmedo a mi derecha. Las otras bancas estaban lejos, bien iluminadas. Qué hacía en esa banca solitaria, fría como muerte, era la cuestión. Tenía varios meses de viajar con la certeza de estar perdido, de tomar un mapa para decirme “Sí, en efecto, estás muy perdido”. Cayó completa la noche, como un párpado que baja voluntarioso hasta enceguecer. Me acomodé el sombrero, tomé mi botella semivacía de mezcal y caminé unas cuadras. Las calles estaban brillosas por la nieve que las congelaba, me iluminaban las marquesinas y luces navideñas en derredor. Pasé junto a una mujer que reía en el teléfono, indiscretamente apreté mi tímpano juntito al sonido de su voz y escuché que decía — ¡Oh vamos! no seas aguafiestas, tengo un cabernet sauvignon que irá perfecto con el pavo…—. Era una mujer atractiva, pero ya cargaba unos cuarenta años fácilmente. Cuando escuché lo que dijo no pude evitar decir en voz baja —Ese es para carnes rojas, mujer idiota—, un hombre que pasaba junto a mí me miró por el rabillo del ojo, pareció escucharme. Siguió su camino negando con la cabeza. Continué caminando, sin saber a dónde iba.

Me detuve frente al pino gigante de la plaza. Habían adornado ese pino de manera magnánima. Al verlo se veía el universo, o una serpiente bañada en diamantina. Era escuchar una sinfonía siendo ciego, brillaba con desbordante saturación; pero ese barroco estilo le hacía simpática, linda hasta cierto punto. Me senté en una nueva banca, esta olía mejor que la anterior, aunque igual de rígida y fría como la otra. Encontré la botella de mezcal en mi abrigo y tomé de ella, acompañándome de mis recuerdos más dulces. La noche de mi graduación en la UNAM, graduado con honores. El día que conocí a la que años después sería mi esposa. Mi hija, mi bella hija Penélope, sus primeros pasos, su primera palabra, su primer día de escuela. Las canciones que compuse, los libros que redacté y se vendieron por millares. Las cuentas del banco que se vaciaron en los tratamientos de Penélope, las fundaciones, los médicos de todas partes del mundo. La lenta y atormentada agonía de mi hija, culminando en su inevitable muerte. La quiebra. La depresión de mi esposa. Mi bajo desempeño en la oficina. Mi despido. La tentativa de arrojarme a la deriva en el mundo. El suicidio de la mujer que por años amé. Mi derrota. ¿En qué punto se volvió tan agrio el mezcal?

Las calles estaban brillosas por la nieve que las congelaba, me iluminaban las marquesinas y luces navideñas Ilustración: Manuel Amar PARAMO

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FUERA DE CONTEXTO

La banca era cómoda. Estaba fría, claro que estaba fría. Era como acariciar las puertas del noveno círculo del infierno, pero con Campanas de Belén como fondo. Seguí bebiendo por un rato y me sacudí la cabeza tirando la nieve que había acumulado, los pensamientos mortíferos caían junto al blanco polvo. Estaba perdido, no hay duda; pero quedaba un hálito de fe en mí, « ¿Si me suicido, quién irá al encuentro de Penélope en el cielo?». Comenzó a helar, y pese a traer mucha ropa, no podía mantener tibio mi cuerpo. Reflexioné sobre filosofías ardientes, sobre poesía loca y pasiones eróticas. Nada funcionó. Descubrirse absorto en los glaseares de la propia mente, y sin abrigo alguno. Palabras, sólo frías y muertas palabras. Cuando condensas un gran repertorio de palabras, es más probable que te maten con una sola «Frío, Soledad, Pasado, Hubiera… No». ¿Qué mata más rápido que la verdad, si viene envuelta en palabras de témpano afilado? Nada, no hay nada tan letal como uno mismo. Me recosté en la banquilla, tomando los últimos sorbos de mi botella de mezcal. Escuché pasos detrás de mí. Mis ojos llorosos miraban las lucecillas titilantes del pino gigante, y cómo la nieve artificial en sus adornos era recubierta por una fina capa de nieve genuina. Comprendí que mi frío era recubierto por otro frío. Dolía tanto. Era un frío a secas, con sabor a castigo. Tal vez me lo merecía. La desdicha siempre le viene a la gente buena. Pequé de bondad durante lo largo de esa vida mía, así que un castigo semejante es bien merecido. Seguía absorto en mis rincones árticos, cuando escuché la voz de un hombre —¡Ey, tú, vago! Levántate, no puedes estar aquí— Me levanté, tembloroso, al borde de un llanto autónomo que saldrían como cubitos de hielo —Discúlpeme caballero, pero no tengo a donde ir— repliqué suplicante. No me molestaba suplicar. Subyugarme a la humillación me salvó el pellejo un par de veces. El hombre, gordo, de bigote amplio, agarró con ímpetu soberbio su cinturón que traía el arma y unas esposas — ¿Crees que me importa? Vete de aquí o te sacaré a la fuerza— Me miró colérico, como si yo fuese la única e indiscutible razón por la cual debía de trabajar en nochebuena. Me levanté y me fui. Tardé dos horas en regresar al callejón del centro. Miguel me esperaba en nuestra casita de campaña. Desde que escuchó mis zapatos venir a unos metros, salió alegre a recibirme, moviendo la cola eufórico de un lado a otro, zigzagueante. Lo acaricié y le di un pedazo de Salami que saqué de un basurero. Ya dentro de la casa de campaña, me envolví en los sucios cobertores que conseguí en el trans26 P A R A M O

curso de seis meses. Intentaba mantenerme cálido, como el condenado al paredón que lloriquea suplicante por su vida. No tuve éxito, el frío entraba en mi carne como balas de hiel. Miguel se metió conmigo en las cobijas. Sentí su cuerpo tibio. Vivo. Sin recuerdos árticos. Ni una sola palabra. Cómo deseaba ser Miguel en ese momento. Pero no importaba. Esas cobijas eran cómodas, rígidas y blandas como una navaja que entra en la herida ya hecha. Cerré los ojos, el frío se apagó lentamente. Me sentí tibio, cada vez más tibio. El ardor nacía en el muslo, debajo de él para ser exacto. Me subió por todo el cuerpo. El abdomen, el ombligo, el pecho, los hombros, el cuello… todo. Sentía la cabeza caliente, el pecho en brazas, las piernas al rojo vivo. Mi cuerpo se dejó, él solito, envolver con ese calor tan olvidado, tan sano. Me dejé llevar por la tibieza. Creo que Miguel lo notó, porque se removió bajo las cobijas, procurando mis manos y mi rostro, parecía un gato que buscaba un ratón, me hizo reír. Escuché unos pasos acer-


Ilustración: Egon Schiele

cándose, ni me inmuté. Estaba tan calientito, tan melancólicamente alegre, era un bebé en brazos maternos que recuerda el vientre. Me sentía como ese pavo que acababa de hornear la mujer idiota, me sentía tan seguro como el oficial impetuoso, o el agua contenida por la fuente y sus querubines. Escuché que los pasos se acercaban cada vez más, y ese calor en mi cuerpo se iba agudizando y proliferaba en cada milímetro de mi piel. Los pasos estaban junto a mi casa de campaña —Buenas noches Carlos, te traigo un café y un pan. Nos los regalaron en la fonda de San Agustín— Seguía el calor dentro de mí. No podía contestar, ni moverme. Sentí como Miguel mordió y masticó algo que encontró bajo mis piernas —Por cierto, deberías sacudir las cobijas. Ayer maté una araña viuda del tamaño de un limón en mi casa de campaña— no pude contestar, mi lengua era una masa grande que llenaba mi boca, mi cuerpo se engarrotó; el calor se volvió un ardor intenso. No pude formular ni una sola palabra, ni una sola letra se materializó en mi garganta. De mi boca salió un quejido — Bueno… creo que mejor te dejaré dormir. Feliz navidad,

Carlos—. Todo se comenzó a nublar. El latido de mi pecho se aceleró al ritmo de la tarola en el jazz. Mi cuerpo se hinchaba, sentía como se inflamaba con ardiente relleno. Ya no pude formular palabras. En los últimos instantes, mi mente cobró un frío lúcido suficiente para concretar una frase «ya voy Penélope». Regresé a una tibieza muy cómoda. Poco a poco volví al frío, ese frío que pela por fuera y por dentro. Esbocé una sonrisa. «Pobre Miguel, ahora quién cuidará de ti… quién recelará tu alegre y simple vida». Después todo fue silencio, estepario silencio en mi cabeza y mis recuerdos.

Descubrirse absorto en los glaseares de la propia mente, y sin abrigo alguno. Palabras, sólo frías y muertas palabras

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FUERA DE CONTEXTO

La diosa del caos Por Mauricio Molina

Creo que mi lugar está con los dioses derrotados y conquistados. Dioses que fueron arrojados a las profundidades más recónditas por su propia naturaleza, negando las cosas que caracterizan a los dioses mismos. Y así aquellos que siguen a esos dioses no tienen nada que temer: pueden sobrevivir donde sea porque saben que la victoria se gana siempre en la derrota. Masahiko Shimada: Diario mexicano. Toda ciudad tiene un símbolo o emblema. Puede tratarse del secreto Aleph, que Jorge Luis Borges vio alguna vez en el sótano de Beatriz Viterbo en Buenos Aires, o el puño en el escudo de Babel que imaginara Franz Kafka, y que secretamente anuncia la destrucción de la Torre, o Ana Libia Plurabella, imagen tutelar de la Dublín de James Joyce, o esa mujer desnuda con una serpiente enroscada entre las piernas recostada a la orilla del Sena, a quien los surrealistas dieron el nombre de París. En el símbolo de una ciudad puede encontrarse su identidad oculta o su metáfora esencial; quizás el símbolo no tenga ya sentido y sea absurdo en apariencia, acaso el símbolo originario de una ciudad parezca incomprensible hasta que encarna. En agosto de 1790, durante los trabajos de empedrado y de cegado de acequias en el Zócalo de la Ciudad de México, los albañiles encontraron el Tonalámatl o Calendario Azteca y la Coatlicue, diosa de la inmundicia y madre del dios guerrero Huitchilopochtli. Cuando fueron extraídas totalmente del seno lodoso del lago fósil, estas piedras, sobre todo la Coatlicue, fueron vistas con profundo temor por propios y extraños. Esas figuras provocaron un asombro sobrecogedor entre los habitantes de la ciudad. La gente que pasaba frente a la Diosa se santiguaba, le arrojaba piedras y es muy posible que la población indígena comenzara a venerarla. Octavio Paz, en su hermoso ensayo sobre la Coatlicue, cuenta que las autoridades virreinales, temerosas de que resurgieran los cultos precolombinos, ordenaron enterrarla nuevamente después de que don Antonio de León y Gama hiciera dibujar las dos piedras y que más tarde, en 1806, durante la visita a nuestro país del barón de Humboldt, la diosa fue desenterrada y vuelta a ocultar. En 1792 León y Gama dio a la imprenta de Zúñiga y Ontiveros un hermoso folleto con grabados titulado Descripción histórica y cronológica de las dos piedras que en ocasión del nuevo empedrado que se está formando en la Plaza Principal de México se hallaron en ella el año de 1790. 28 P A R A M O

El texto de León y Gama se centra básicamente en la interpretación del Calendario Azteca y de su funcionamiento: un reloj de piedra que daba cuenta de las festividades y deidades cotidianas de los antiguos mexicanos, en tanto que la Coatlicue fue interpretada muy de paso por el padre de la arqueología mexicana. La Coatlicue, al decir de Octavio Paz representación irreductible de la otredad, se resistía a la interpretación, se negaba a cooperar. Grotesca y apabullante, poseedora de una belleza terrible, imagen de la destrucción y la descomposición necesarias para la vida, la diosa de la falda de serpientes ha arrojado desde entonces una poderosa luz opaca acerca de la significación profunda de los dioses prehispánicos y de sus identidades ocultas.

La Coatlicue, al decir de Octavio Paz representación irreductible de la otredad, se resistía a la interpretación, se negaba a cooperar

En la misma época en que la Coatlicue fue descubierta y enterrada, un oscuro abogado de la Real Audiencia de origen náhuatl, José Ignacio Borunda, escribió un enigmático manuscrito titulado Clave General de Jeroglíficos Americanos, en el que intentaba aquello que León y Gama no se atrevió a hacer: interpretar a la Coatlicue. El texto tuvo una historia infortunada: en 1794 fray Servando Teresa de Mier tenía que escribir su Sermón Guadalupano del 12 de diciembre para celebrar la Aparición de la Virgen de Guadalupe. Diecisiete días antes, Mier acudió a buscar el consejo de Borunda, quien le reveló que la tilma de Juan Diego era en realidad la capa de Santo Tomás Apóstol, quien había llegado a cristianizar al continente americano cuarenta años después de la muerte de Cristo.


Ilustración: Gustav Klimt

Lo que Borunda insinuó a fray Servando era una herejía imperdonable: por un lado que la Coatlicue era una representación de la Virgen, y por el otro, peor aún, que si había una forma de cristianismo primitivo anterior a la Conquista, los motivos teológicos que justificaban la presencia de los españoles en América (esto es, catequizar a los indios) eran totalmente improcedentes. Fray Servando fue apresado y enviado a España, y La Clave General de Jeroglíficos Americanos de José Ignacio Borunda fue utilizada como parte de la acusación en su proceso inquisitorial. En su Apología, donde Mier se defiende de la Inquisición, Borunda se nos presenta como un hombre que “tenía los sesos averiados” y lo culpa de casi todo lo que afirmó en su ya famoso sermón. Ignoramos el destino de Borunda. Acaso fue confinado en el hospital de San Hipólito, donde encerraban a los locos. Quizás fue torturado por

la Inquisición y ardió en la hoguera en los quemaderos de San Lázaro, o simplemente murió después de haber escrito un texto que bien podría justificar toda una existencia. Escrito en un español críptico y bizarro, el manuscrito original de la Clave General de Jeroglíficos Americanos se encuentra hoy en la Biblioteca de la Basílica de Guadalupe, y en 1898 fue publicado en Roma por el Duque de Loubat, quien llamó a Borunda “el Champollion mexicano”. La Clave General de Jeroglíficos Americanos, nos ofrece una impresionante interpretación de la Coatlicue: la diosa es el anagrama, el símbolo fundamental de lo que hoy conocemos como la Ciudad de México. En ese aparente caos de calaveras, serpientes, garras y plumas, se encuentran los símbolos de los poblados del Valle de México, y no sólo eso, sino también su historia. Según Borunda la doble cabeza de serpientes representa a dos estirpes dominantes: los

otomíes y los mexicas. Están ahí indicados, por sus símbolos, lugares como el Ajusco, Tulyehualco, Atenco, Coajimalpa y en ella —siempre según Borunda— se puede descifrar también la llegada al Valle de nahuas y otomíes de Xicomoztoc y el desollamiento de la hija del señor de Culhuacán, a quien habían prometido convertir en diosa.

Ignoramos el destino de Borunda. Acaso fue confinado en el hospital de San Hipólito, donde encerraban a los locos. Quizás fue torturado por la Inquisición y ardió en la hoguera en los quemaderos de San Lázaro, o simplemente murió después de haber escrito un texto que bien podría justificar toda una existencia

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FUERA DE CONTEXTO

Gershom Scholem afirma que el Gólem, este ser construído del lodo y animado por medio de una operación cabalística, pertenece al orden de las imágenes telúricas. Lo mismo sucede con su hermana americana, la Coatlicue de Borunda: se trata de una imagen creada para representar una historia. León y Gama conjeturan que tanto el Tonalámatl como la Coatlicue fueron las últimas imágenes que ocultaron los aztecas antes de que Tenochtitlan fuera tomada por los españoles. Las implicaciones de esta hipótesis son de primer orden: los aztecas enterraron ahí su cosmovisión petrificada y a la madre del dios de la guerra, y más tarde fue encontrada en el mismo lugar la piedra de los sacrificios. El ocultamiento de estas piezas bien podría tener una profunda relevancia simbólica. La interpretación de Borunda se antoja increíble, llena de contradicciones y muy forzadas alusiones al cristianismo prehispánico. Borunda justifica su interpretación diciendo que él mismo es de origen náhuatl y que su interpretación se basa en “tradiciones comunicadas a voz viva”. Se trata, pues, de la interpretación de un indígena. Sería absurdo contradecir a Borunda; ha sido lamentable que no se le haya leído o reeditado al margen de las memorias de fray Servando. La Clave General de Jeroglíficos Americanos es ante todo un intento serio por abordar a la Coatlicue, desde la otredad de la que nos habla Paz, desde el más allá irreductible de la alteridad radical. El texto de Borunda, mal escrito y lleno de mistificaciones, tiene algo más que una importancia meramente histórica o anecdótica. Borunda interpretó a la Coatlicue en el sentido musical del término: la hizo cantar. Propuso un símbolo, una imagen emblemática, una diosa anfibia, habitante de una laguna petrificada en la que pueden leerse las montañas y los paisajes, la muerte, la descomposición y el renacimiento. Pero Borunda también construyó una imagen profética: nunca la Ciudad de México se pareció tanto a la diosa terrible de la inmundicia y de la muerte. Adiós a la región más transparente. A doscientos años de la escritura de la Clave General de Jeroglíficos Americanos, y a cien años de su publicación en Roma, la Coatlicue ha encarnado. La ciudad de México es hoy su metáfora.

Ilustración: Gustav Klimt

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Folklore en acciรณn

FOLKLORE EN ACCION

32 Foto: P A Miguel R A M OSalamanca


Ofrendas: un simbolo esencial del dia de muertos en Mexico Por Iris Aguirre

Año con año en el mes de noviembre se respira un ambiente de tradición prehispánica en nuestro país, se celebra el día de muertos, una fecha muy importante para México. Atrae la atención internacionalmente por su peculiaridad que consiste en un culto a los que ya han fallecido y pedir por su eterno descanso; se realiza todo un ritual para festejarlo. Frente a mí está colocado un altar muy peculiar: tiene flor de cempasúchil, pan de muerto, velas encendidas; papel picado, agua, platillos típicos de nuestro país y, finalmente, el retrato de alguien que se nos ha adelantado en el camino.

La fiesta de día de muertos se lleva a cabo el 1 y 2 de Noviembre para celebrar la memoria de todos los santos y de los fieles difuntos La madre de familia Lourdes Ordoñez recuerda que desde niña con su madre y sus nueve hermanos colocaban su altar para la llegada de sus muertos. “Recuerdo que no poníamos grandes platillos porque no teníamos dinero, pero lo importante era no perder la tradición y el respeto a nuestros muertos; sólo se colocaba sobre una mesa de madera y un mantel las velas, tres vasos de agua, sal y una cruz con semillas de girasol; y finalmente la foto de mis abuelos y de mi padre”. Comentó el ama de casa mientras compraba los elementos para colocar su altar. La fiesta de Día de Muertos se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, para celebrar la memoria de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. Cabe resaltar, la esencia de estas fiestas se observa en las comunidades indígenas, donde se tiene la creencia de que las almas los difuntos regresan esos días para disfrutar los platillos y flores que sus familiares les ofrecen.

El altar de muertos u ofrenda es un elemento esencial en la celebración, tenemos la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa de la otra vida para convivir con la familia, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida. “Cada año pongo la ofrenda en mi hogar, antes con mis nietos, pero ahora ya lo hago sola. Pongo el retrato de mi esposo principalmente y el de mis familiares que se han ido en los últimos años. A mi esposo le encantaban los cacahuates y el tabaco por lo que puede faltar todo incluso el pan, pero para nada estos dos elementos porque así me siento más cerca de él a pesar de que se nos fue hace 22 años”, indicó la Lourdes con una mirada fija en la vela colocada en el altar que tiene de la virgen en su hogar. La ofrenda tradicional consta de siete escalones: en el primero pone el santo al que se le es devoto en la familia. El segundo va destinado a las almas del purgatorio, en el cual se puede decorar con dulces de la época. En el tercero se coloca la sal como símbolo de la purificación de las almas de los niños. En el cuarto un alimento muy importante: el pan, que se les ofrece a los fieles difuntos. En el quinto va el alimento que le agradaba a nuestros muertos. En el sexto se ponen los retratos de las personas que ya han fallecido en la familia. Y en el último, se forma una cruz con semillas.

La ofrenda tradicional consta de siete escalones Así como la señora Lourdes miles de personas en su hogar colocan la ofrenda para venerar a sus fieles difuntos que han partido al mundo de los muertos, a pesar de que pasan los años y en nuestro país se festeja Halloween y noche de brujas esta tradición mexicana no se olvida y se refuerza con el paso del tiempo. PARAMO

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FOLKLORE EN ACCIÓN

Dia de Muertos en los Estados Por Marlene Santos

El Día de Muertos es una de las tradiciones más famosas e importantes de México. Se conmemora desde épocas prehispánicas, entre las principales culturas que celebraban a la muerte se encuentran la Purépecha, Maya, Mexica y la Totonaca. Este día ha atravesado diferentes cambios con los años, en la actualidad es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En los estados de la República Mexicana, la conmemoración se lleva a cabo de manera especial y cada uno tiene una forma distinta de recordar a la muerte; tal es el caso de Pátzcuaro, Michoacán. Este pueblo es conocido por su arquitectura colonial mezclada con tradiciones Purépechas y la vestimenta tradicional que portan sus habitantes. El escenario principal del Día de Muertos en Pátzcuaro, es la noche del 1 de noviembre, la cual comienza con la decoración de flores de cempasúchil en las iglesias y panteones, en los cuales las personas —ya sea habitantes de la zona o extranjeros— pasan la noche al lado de grandes altares que contienen alimentos y bebidas que eran del gusto del difunto al que se dedica, todo se ilumina con veladoras, y las familias comparten alimentos, se visten de gala para venerar a su gente.

Para todas aquellas personas que sólo van a conocer un poco de la tradición, se les recibe en la entrada de los panteones con dulce de calabaza y café Para todas aquellas personas que sólo van a conocer un poco de la tradición, se les recibe en la entrada de los panteones con dulce de calabaza y café, que los invita a compartir con ellos su conmemoración. Conforme va amaneciendo los pobladores se despiden de sus difuntos, para que ellos regresen a descansar. En algunos poblados de Pátzcuaro se dice que al finalizar el día de los muertos las almas de los difuntos vuelan como mariposas sobre el lago Pátzcuaro

Foto: David Salcedo

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Foto: Miguel Salamanca

Huaquechula, Puebla Es uno de los lugares donde la tradición del Día de Muertos se ve como una mezcolanza de las tradiciones prehispánicas y la religión católica. Este pueblo tiene la costumbre de poner ofrendas diferentes a las que estamos acostumbrados y cada año se les ponen a las personas que fallecieron durante todo el año. Regularmente se colocan poco más de 20 altares monumentales a los cuales, las ánimas —como les dicen los pobladores— llegan a las dos de la tarde para convivir con su gente. Los altares son de tres tipos: el viejo, el nuevo y de anima sola. Son considerados monumentales debido a que miden 3 metros de altura y 3 metros de ancho. Cada altar tiene tres pisos: el primero representa la vida en la tierra y por lo tanto ahí se pone la comida u objetos que le gustaban al difunto, el segundo es la unión de lo terrenal con lo divino, y el tercer nivel es de lo divino, en donde se coloca alguna imagen religiosa. Todos los altares son de satín blanco o plástico del mismo color y cuentan con pequeñas esculturas de ángeles. En el primer nivel se coloca la imagen del difunto mirando hacia un espejo lo que cual permite dar profundidad al diseño del altar. Poco a poco la tradición de ir a los altares monumentales de Huaquechula va creciendo cada año. PARAMO

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FOLKLORE EN ACCIÓN

Europa en la celebracion del Dia de Muertos en Mexico Por El Coronel

La celebración de Todos los Santos el día 1 de noviembre, que se inició en el siglo XI por iniciativa del abad de Cluny, y se buscaba honrar así a la multitud de creyentes que habían muerto en los primeros tiempos del cristianismo. A partir del siglo XIII, la Iglesia romana formalizó su presencia en el calendario litúrgico. En los reinos católicos de León, Aragón y Castilla se tenía la costumbre de preparar, para las fiestas asociadas a la celebración del día de Todos los Santos, ciertos alimentos como dulces y panes que imitaban las reliquias (los huesos que se suponía habían pertenecido a los santos). Esas réplicas en dulce de los huesos pudieron ser canillas con miel, aunque hubo otras que semejaban distintas partes del cuerpo: cráneos, astillas de hueso y hasta esqueletos completos. En Cataluña se les conoce como panallets y se elaboran con almendras. Por su parte, en Italia los huesos de santo se hacían con almendras. También se elaboraban unas figuras con forma de frutas y animales, con los que identificaba a algún santo, y se les llamaba frutti dei morti. En México son típicas de Orizaba y la dulcería Celaya, aunque despojadas de su significado original. También de Italia son unas roscas que simbolizaban el fin de la vida. 36 P A R A M O

Esos manjares eran bendecidos en las iglesias y después llevados a los hogares, en los que se le colocaba en la “mesa del santo”. Ahí había la imagen de un santo al que se adornaba con dulces y panes con forma de huesos benditos. Se le solicitaba así que santificara y protegiera el hogar. Esa costumbre persiste en zonas rurales de Europa y América.

El 2 de noviembre se estableció como el día de los Fieles Difuntos en el siglo XIV En España y Nueva España, a esos dulces que imitaban las reliquias de los santos se les llamó “alfeñiques”, de los cuales los más demandados eran los que elaboraban las monjas de Santa Clara y San Lorenzo. Estos sólo podían adquirirlos los ricos, por lo que el resto de la población compraba los que se hacían en moldes de barro con azúcar derretida. También se elaboraban panes con forma de niños cubiertos con azúcar rosada o panes redondos con los huesos alrededor. El 2 de noviembre se estableció como el día de los Fieles Difuntos en el siglo XIV, a partir de la mortandad ocasionada por las epidemias que asolaron Europa en ese entonces.

En la antigua Roma un día, no sabemos cuál, se esperaba el retorno de las almas de los muertos y a las 12 de la noche el padre de familia lanzaba al techo de la casa unas habas de dulce (en Italia aún se hacen y se llaman fabis dei morti), para avisarles que ya podían volver al mundo de los muertos, que no se quedaran entre los vivos. Esas habas de dulce, sin contexto ritual en México, las sigue confeccionando la dulcería española la cubana. En Santiago de Compostela y en Galicia en general, el día 31 de diciembre se deja la mesa puesta para que vengan los muertos familiares y compartan la comida de fin de año. En Sicilia se cree que los ancestros vienen y les traen regalos y dulces a los niños de la familia el 2 de noviembre. Así, las personas del país no sólo criaron una parte de la concepción sobre el regreso y el halago que se le debe a los muertos, también se nutrió de las distintas percepciones mundiales para lograr enriquece y hacer de ésta una de las festividades favoritas y jocosas de los mexicanos. Tomado de Arqueología Mexicana, edición especial núm. 52, p. 75.


LA TRINCHERA

Foto: Tania Cruz

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LA TRINCHERA

CALAVERITAS LITERARIAS POBRE PERIODISTA GOLPEADO Por Aramis Doroteo Muy triste se encontraba la Catrina, puras malas noticias el diario traía. Cientos de asesinatos y amenazas hacia los fotógrafos y periodistas. Muy furiosa se levantó gritando ¬“¡Yo no quiero aquí a periodistas! ¡Que se queden en la Tierra redactando y me tengan las notas listas!”. Un poco más tranquila, espectáculos leía; con chismes de los artistas, la Huesuda se reía,

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pero pronto se molestó por la bofetada que Yáñez a un reportero daba. Muy molesta se iba quejando, de que el mundo fuera tan egoísta “La libertad de expresión está peligrando”, O, al menos, eso decía un columnista. Quedó un momento pensativa, porque notó que La de ocho a ella refería. La Calaca brincó de alegría, pues era a un político al que recibía.


MONERO ETERNO Y BURLÓN Por Adrián Cruz S. Michoacán te dio la vida, alma sin pena y muy querida. Hoy yaces ya en la eternidad y tu México no olvida tu jovialidad. Eduardo del Río fue tu nombre y Rius tu sobrenombre. Tu pluma llena de humor, ahora dibuja para el redentor. Todo por culpa de la Flaca que estaba buscando alguien que la maquillara. Por eso vino por ti para que la pintaras como lo hacía Dalí. Y tú como buen monero Aceptaste con mucho esmero. Pero a la flaca por vanidosa le salió el tiro por la culata, pues se metió con un periodista al que no le temblaba la pata. Lo que ella no investigó es que hasta al más gandaya de los políticos tu pluma y buen humor lo castigó. Ahora ya estás con ella, ya no hay vuelta atrás. Seguro que te estás burlando y la Parca ya no puede más. ¡Bravo Rius!, por todo lo que enseñaste y, sobre todo, porque nunca te rajaste. PARAMO

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LA TRINCHERA

PARA TI, DONDE ESTÉS Aramis Doroteo Muy guapa y elegante se arreglaba la Calaca para salir, se vería con un catrín galante que la hacía mucho sonreír. Pronto se dio cuenta de que el galán no era bueno. No la quería para una vuelta, sólo quería pasar el momento Con lindas palabras de amor, su confianza se ganaba, muchas caían por error y luego nadie las encontraba.

La Catrina estaba muy atenta de que México vivía en duelo, chicas desaparecidas aumentan, pero al culpable lo mandaría al infierno. Al malvado y falso amante, ella lo comenzó a perseguir, decidida y sin ayudante, una gran pena lo hará cumplir.

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LAS DOS FRIDAS

19 DE SEPTIEMBRE

Por Edgar Miranda

Por Omar Elías Guerrero Pérez

Muy ocupada se encontraba la Huesuda pues en la Ciudad de México había temblado y sin demora ni mesura debía llevarse a muchos al otro lado.

Era 19 de septiembre y la tierra se movió, la calaca no tuvo piedad y a muchos asustó. Una vez más a México le pasaba la Huesuda a más de uno se llevaba.

Pero gran sorpresa se llevó pues ya se le habían adelantado los mexicanos en montón a muchos ya habían rescatado.

México no se dobla ni se rompe al espíritu del mexicano nada lo corrompe la Parca no tuvo piedad, a todos agarró sin importar la edad.

“¡Ni uno más se me va!”, exclamaba y viendo la tele se puso a buscar donde había gente atrapada para ella primero llegar.

Pero la Filosa tan bondadosa a muchos regresó porque al país unido vio. Comida y víveres se dieron a los hermanos que arruinados vieron.

Una tal Frida comentaban que pronto sería rescatada la Muerte se propuso por ella arribar para que no la volvieran a desafiar.

México lindo y querido, canta y no llores ya te levantaste de estos sinsabores, porque la muerte te hizo los mandados cuando saliste a ayudar a todos lados.

La Calaca escarbó y escarbó, pero a ninguna niña encontró, solo a un can que cuando se quiso llevar los huesos de pies a cabeza le fue a masticar Una vez más la habían engañado y en eso ya muchos la habían librado. Ni la muerte con su huesuda mano pudo con el pueblo mexicano.

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LA TRINCHERA

EL SALMÓN

RICARDO ANAYA: DE LA TRANZA AL TRANCE

Por Axel Martínez

Por Jesús Escoto

Las calacas alteradas estaban hacía un par de meses que no podían descansar; como matracas, los huesos les tronaban por una voz aguardentosa que no dejaba de gritar.

Anaya canalla ya te llegó la Calaca, la muerte presidencial llega y tu Catrina no espera.

Enojada la Muerte despertó -¿Qué te has creído anciano? ¿Por qué gritas tan fuerte? En este camposanto, sólo entra el buen cristiano. Arrastrando las palabras, Marcelino a la Muerte le gritó -A mí no me vas a callar, ni que fueras Radio UNAM. La Huesuda había olvidado que en la muerte no hay moral; no hay lugar para eufemismos, si por puta la dedearon, aquí da igual. La Mera Mera continuó -Aquí no es dos de octubre, deja de ir contra corriente, tú no eres un salmón. Pobre Flaca delicada, de habérsela sabido nunca hubiera despertado, porque como dicen allá afuera, el diablo sabe más por viejo que por catalán. -Marcelino sedicioso, con tu escándalo en la radio, hoy de mí tú has burladoexclamó la pinche Muerte. A Marcelino Perelló Valls (1944 - 2017)

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Te hiciste el gracioso con tus bienes, herencias de años no tienes. Triste cuando te llegó la nota, “El PAN aguarda la derrota”. Ahora sales a defenderte y evitas la indeseable muerte dices: “La información es falsa… …entonces presentaré la demanda”. Pero El Universal se defiende Y la Calaca llevarte quiere, “Nuestra información no era falsa… …sólo un poco inexacta”. Ya eres como el Peje y acusar a la mafia del poder debes, pero la Muerte es quien te aguarda, ahí nos saludas a la Calaca.


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