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Información y desinformación
INFORMACION, DESINFORMACION E INFORMACION PARCIAL
Si el desembarque de anchoveta en la primera y segunda temporadas 2020 fue de 4,814,120 tmb, la producción de harina a un ratio de conversión estimado de 4.3 debe haber sido de: 1,119,562 Tmb que a un precio promedio de US$ 1,387.40 daría una exportación de US$ 1,553,281,415. Los derechos de pesca de la anchoveta son el 0.43% de dicho precio, o sea US$ 5.97 por tmb desembarcada. Por lo cual, si el desembarque fue de 4,814,120 tmb, el pago de derechos de pesca sería de: US$ 28,720,173.38. O sea el 1,85% del valor FOB. Pero aún no podemos saberlo, porque la lentitud con la cual funciona el sistema de generación de estadísticas de PRODUCE, lo impide. Esta sería la información completa que debería difundirse. Pero no es así. La prensa solo menciona el gran impacto sobre el PBI que el volumen de exportaciones genera induciendo a la ciudadanía a pensar favorablemente a la industria reductora, distrayéndola al ocultar el análisis correspondiente, de evaluar cuánto de ese monto exportado ha favorecido en términos reales al país. Tampoco mencionan que el IGV de las empresas exportadores se les devuelve ni hacen números entre lo pagado y lo devuelto. Nos hacen creer que somos bacanes porque exportamos mucha harina…somos los primeros, que bacán. ¿Y eso qué significa? Que unos cuantos ganaron mucho que y los empleados directos e indirectos algo cobraron. Bien hasta ahí. ¿Y el país cuánto ganó? Para ser transparentes y honestos se debe decir qué y cuánto ganó la industria y qué y cuánto ganamos los peruanos. Pero ya lo sabemos desde siempre: el Perú creció en términos de PBI y macroeconómicos; pero nada chorreó para las mayorías. Ni siquiera se invirtió en salud y educación de calidad como elementos prioritarios de una política al servicio de la gente. Y finalmente la pandemia llevó a gastar gran parte del dinero que tenía o tiene el país, en préstamos empresariales que también ya conocemos. Como también sabemos que los medios de comunicación nunca dirán las cosas como son, sino como convenga al poder de turno o a los poderes fácticos. El gasto en publicidad estatal es una buena razón para hacer lo que el poder de turno desea. Total, solo somos ciudadanos que servimos para aplaudir o votar por viejos y tradicionales políticos que, por lo general serán más de lo mismo hasta que llegue gente joven, nueva, con equipos capaces que reemplacen a los existentes, que solo actúan en defensa de su empleo y no de los intereses del sector en el cual laboran.
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Así ha sido siempre en la historia de la República y desde el Virreinato. Difícilmente cambiará en el corto plazo mientras el país siga manipulado por los medios de comunicación y los viejos políticos. Marcos Kisner Bueno
VIZCARRA, CON V DE VALENTÍN
VALERIE VÁSQUEZ DE VELASCO
“Vivimos en un país donde escogemos supuestamente el mal menor pero las autoridades no solo no nos representan, sino que se burlan de nosotros y nos decepcionan una y otra vez. Quizás esta historia de desamor nos ayude”. En la fecha central del Día del Amor, la decepción se apoderó de muchos que aún creían en su Valentín. A estas alturas, confiar en los políticos es una proeza, pero esto se trataba más de un acto de ceguera. Las denuncias e investigaciones, con audios y aspirantes a colaboración eficaz incluidos, habían dado varias señales hacia una carretera sinuosa repleta de avisos, curvas peligrosas y salidas no tan claras. Sin embargo, el último y arriesgado pasaje –solo para valientes–, ¿a dónde más podía llegar? Es verdad que a veces es necesaria una prueba para abrir los ojos, algo como el espectáculo vergonzoso de estos días protagonizado por el expresidente, donde se evidencia su modus operandi, su forma de hacer política, su cinismo y hasta, lo que algunos han preferido llamar, su psicopatía. Pero, cabe preguntarse ¿qué piensa Martín Vizcarra del país que comandaba? ¿Cree acaso que es suficiente agitar cartillas y jurar que ha participado de un estudio experimental serio, supervisado por una de las universidades nacionales más prestigiosas, sin más? ¿Piensa entonces que puede destrozar reputaciones y decir que prácticamente arriesgó su vida por el bien de todos y además en silencio, con lo comunicativo que solía ser? Lo peor es que sí. La realidad es que tenemos una clase política que maneja –muchas veces– el Perú como su chacra, como un lugar sin bandera. Vivimos en un país donde escogemos supuestamente el mal menor pero las autoridades no solo no nos representan, sino que se burlan de nosotros y nos decepcionan una y otra vez. Quizás esta historia de desamor nos ayude. Tal vez así nos mantendremos más alertas y, sobre todo, más aplicados a la hora de buscar lo que verdaderamente queremos. No perdamos de vista que las promesas electorales vendrán de la mano de muchos ‘valentines’ más. Estemos atentos.
Fuente https://peru21.pe/opinion/vizcarra-con-v-de-valentin-valerievasquez-de-velasco-noticia/
“Cuando los funcionarios se están yendo, ni los Ordenanzas les sirven café. Miran a su alrededor y la soledad del despacho los abruma y los devuelve a la miserabilidad de la que provienen. El propio Borges decía «no vale un subsecretario, más que un sueño» y, es que los cargos no hacen a los hombres, sino estos a aquellos. Que otra cosa puede esperarse de un obscuro burócrata encumbrado en Secretario de Estado, más que esté a la espera de recibir órdenes o satisfacer sin más a sus poderdantes. Triste rol, de quien tiene en sus manos una porción del desarrollo nacional, la industrialización de una Nación, la preservación de los recursos naturales y el trabajo y bienestar de miles de hombres, mujeres y sus familias”.