A un año del paso del [huracán] María.., podemos mirar hacia atrás y ver cuánto hemos crecido, madurado y aprendido. Aquel día, Puerto Rico volvió a nacer, vivimos una nueva realidad que nos hizo valorar la vida por encima de lo material. Surgió el ocuparse por el prójimo, el unirse en un solo propósito, vivir cada instante y luchar por continuar. María nos enseñó a valorar lo realmente importante, la vida, el amor y, sobre todo, que el verdadero tesoro no está en aquello que un huracán se puede llevar, sino en esa fuerza, esa Luz que mora en nuestro interior y nos hace resplandecer. A un año de María, doy gracias al Luminoso Creador por todo lo vivido y por ayudarme a madurar en esta escuela que es la vida, por darme la oportunidad de vivir y por guiar mis pasos para que pueda buscar su Luz. Solo cultivando esa Luz, y haciéndola resplandecer, podremos construir un nuevo Puerto Rico, en donde la honestidad, la generosidad y el amor sean nuestro norte para aprender a vivir en paz y en armonía.