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Cómo controlar las preocupaciones a través de la terapia

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Existe evidencia de que el riesgo de sufrir estrés y ansiedad es más elevado en las grandes ciudades

La ansiedad es una reacción normal del organismo para responder a las percepciones de peligro o amenazas reales, pero en algunas ocasiones puede transformarse en un problema

Los trastornos de ansiedad son, junto con la depresión, de las patologías que se presentan con más frecuencia en el campo de la salud mental. Distintas investigaciones han demostrado que, entre los principales motivos que la desencadenan, existen factores genéticos que favorecen en algunas personas una vulnerabilidad para la ansiedad, que interactúan con factores ambientales y psicológicos.

“Factores como la inflación, el desempleo y la pobreza, sumados a la incertidumbre laboral y general acerca del futuro se asocian consistentemente con síntomas de estrés, ansiedad y depresión. Cuando nuestro cerebro percibe una experiencia como amenazante, se produce una respuesta de estrés que, en algunos casos, pueden desencadenar trastornos de ansiedad, especialmente en aquellas con mayor intolerancia a la incertidumbre, esto es la tendencia a reaccionar negativamente a situaciones inciertas, novedosas o ambiguas”, afirma Delfina Ailán, psicóloga de INECO (MN 75326), quien también comenta que se debe prestar especial atención a aquellas personas que presentan un diagnóstico preexistente de trastorno de ansiedad, dado que los síntomas pueden volverse más intensos y crónicos durante las crisis económicas.

“Existe evidencia de que el riesgo de sufrir estrés y ansiedad es más elevado en las grandes ciudades, en comparación con las áreas rurales. Se cree que tiene que ver con el hecho de que en las ciudades hay mayor contaminación acústica y ambiental, mayor exposición a eventos traumáticos -como delitos y violencia interpersonal-, y menor cohesión social entre los habitantes”, argumenta la profesional.

En esta línea, la ansiedad genera síntomas físicos que causan malestar o afectan el rendimiento en lo social, lo laboral u otras áreas importantes de la vida cotidiana. Por ello, los profesionales advierten prestar atención a las siguientes manifestaciones:

l Preocupación excesiva en relación con diversos sucesos o actividades. l Dificultad para controlar las preocupaciones. l Inquietud o sensación de estar muy nervioso/a. l Facilidad para fatigarse. l Cansancio. l Cometer errores en tareas por distracción. l Problemas de concentración. l Irritabilidad. l Tensión muscular, contracturas y/o bruxismo. l Problemas de sueño (dificultad para dormirse, para continuar durmiendo, o mala calidad de sueño)

Actualmente, la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) es el tratamiento que cuenta con mayor evidencia científica para el manejo de la ansiedad, por ser estructurado, breve y enfocado en el presente. “La terapia nos permite registrar y analizar cuáles son las situaciones que nos preocupan y generan incertidumbre. Al mismo tiempo, nos permite exponernos paulatinamente a dichas situaciones para experimentar qué ocurre realmente: no es infrecuente que nuestras predicciones negativas estén, en muchos casos, erradas”, concluye la experta.

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