Entrevista Dromómanos (Tres traficantes de historias)

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U POR FERNANDO HERNÁNDEZ URÍAS FOTOS: JESÚS MARTÍNEZ

Hartos de sus trabajos en redacciones, Alejandra, José Luis y Pablo decidieron abandonar sus casas en búsqueda de las mejores historias del continente americano. Ahora, el Premio Ortega y Gasset confirma que van por buen camino.

n torso femenino que hace milagros; pandilleros, sicarios, un juez brasileño que guarda una carpeta llena de planes para matarlo; contrabandistas de insectos; mineros buscadores de esmeraldas; campesinos que viven de la coca; una familia boliviana que se dedica a rastrear a los fantasmas; malabaristas y escritores; buzos que quedaron lisiados mientras pescaban langostas. Ésos son sólo algunos de los protagonistas de las historias que el colectivo Dromómanos ha ido recogiendo en el camino durante dos años de viaje por toda América. El proyecto nació en España, en 2009, mientras Alejandra Sánchez, José Luis Pardo y Pablo Ferri estudiaban la maestría en periodismo que imparte el periódico El País. Los tres eran parte de un grupo que aprovechaba la noche para salir de fiesta. Al terminar, obtuvieron trabajos en diferentes medios de Grupo Prisa, pero no eran felices. Ella fue la primera en renunciar, y se fue a los Balcanes. José Luis, su novio, fue el segundo: decidió no renovar su contrato con Canal+ y viajaron a México. Pablo llegó unos meses después, decidido a recorrer todo el continente. “La idea siempre fue contar historias, hacer periodismo. Nunca fue viajar por viajar. Y estaba esta manera de trabajar y ser móviles a la vez; un poco nómadas. Y eso es lo que queríamos. Siempre nos apasionó el viaje en sí, y ya habíamos viajado bastante. Pero ésta era una nueva manera de viajar y, a la vez, de trabajar y probar cosas. No nos gustaban nuestros empleos, queríamos más libertad, queríamos contar historias que pensábamos se debían dar a conocer y, a la vez, queríamos viajar. Y la manera que encontramos fue montar Dromómanos, agarrar el coche y tirar millas por todo el continente”, cuenta José Luis. Tres adictos al movimiento, al camino; una necesidad que ya supera el simple hecho de viajar porque sí: “Ya se trata de conocer el lugar en el que estás; de convivir, conocer gente local y, si se pueden contar historias, pues, todavía mejor. A mí ya no me interesa hacer turismo”, dice Alejandra. WWW.SINGULAR.COM 69


PLURAL PERFIL Mientras que para Pablo, la actividad actual del colectivo tiene que ver con abrir la mente: “El viaje ha supuesto un aprendizaje en diversos campos: desde hablar un poco de portugués, hasta tratar con cierto tipo de gente que tiene una forma de ser diferente a la tuya, de estratos sociales distintos al tuyo; aprender a manejarte en situaciones diferentes a las que uno se enfrenta en una ciudad. Es una maestría de la vida”.

"La idea siempre fue contar historias, hacer periodismo. Nunca fue viajar por viajar. Estaba esta manera de trabajar y ser móviles a la vez; un poco nómadas. Eso es lo que queríamos. Siempre nos interesó el viaje en sí, y ya habíamos viajado bastante. Pero ésta era una nueva manera de viajar y, a la vez, de trabajar y probar cosas"

Montados en un Pointer 2003, con placas 342-SWD, han recorrido ya 55 mil kilómetros (casi una vuelta y media a la circunferencia de la Tierra). Y con cada escala, el proyecto fue ganando fuerza: “País a país vas encontrando proyectos que te inspiran mucho. Medios alternativos en América Latina que entusiasman. Te hacen ver que es posible desarrollar otra forma de periodismo, que se puede hacer buen periodismo sin tanto dinero. Y creo que nosotros hemos ido absorbiendo esa fuerza creativa que nos hemos ido encontrando en el continente y la hemos hecho nuestra para pasar de ese viaje soñador a un viaje profesional”, confiesa, lleno de ánimo, José Luis. Tras dos años en el camino, es difícil escoger una sola anécdota que explique o defina al colectivo, pero lo que más recuerda Alejandra son los trayectos en coche, “la parte de movimiento, de empacar todas las cosas y tener que irse de los lugares”. Por su parte, Pablo lo explica así: “Ocho de la mañana, recogerlo todo, montar la bolsa encima del portaequipajes y engancharla; esta mujer (Alejandra) durmiendo en la parte de atrás, este hombre (José Luis) fumándose un cigarro, yo pongo la canción… y ahí dejamos la ciudad atrás”. 70

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Lo que sí tienen claro es lo que más extrañaron estos dos años: sus camas, ciertas comidas y sus armarios. También a sus familias, pero no con nostalgia. Al final, dice Pablo, para lo bueno y para lo malo iban juntos. Al ser tres, la forma de trabajar ha supuesto un reto. Hay que tejer las historias entre varias manos y desde diferentes ojos. Alejandra define el proceso de la siguiente forma: “Hubo una temporada en que nos separábamos mucho, por regiones y para poder cubrir más temas. Normalmente, cuando llegamos a un lugar, contactamos a periodistas locales, vamos a tomar algo con ellos, comemos, los conocemos. Ellos te van pasando contactos de fuentes. Luego decidimos las regiones a las que nos vamos a meter. Y a continuación, como en cualquier reportaje, salíamos a hacer entrevistas; a veces juntos, a veces separados. Y al escribir, por ejemplo en el caso 72

de la serie sobre narcotráfico (publicada por la revista Domingo, de El Universal), normalmente lo hacíamos a cuatro manos y un tercero editaba”. Y en abril de este año, tras dos años de viaje, el reconocimiento internacional llegó bajo la forma del Premio Ortega y Gasset, justo por la serie sobre tráfico de drogas. El primero en enterarse fue Pablo, quien recibió una llamada telefónica de Joaquín Estefanía, ex director de El País y miembro del jurado. Pablo lloró y gritó, e inmediatamente buscó a Alejandra para contarle. Justo en ese momento, José Luis volaba en un avión rumbo a México y fue el último en conocer la noticia. Este galardón, dice Alejandra, “consolidó lo que estábamos haciendo y fue un reconocimiento de que vamos por buen camino. Y también nos da pie para seguir haciendo este tipo de proyectos. Porque hay momentos en


En el mes de abril, tras dos años de viaje, el reconocimiento internacional les llegó con el Premio Ortega y Gasset, justo por la serie sobre narcotráfico. Este galardón les fue entregado el 22 de mayo, en Madrid, y durante la ceremonia destacaron que el periodismo "trata de contar lo que la gente hace y no lo que la gente dice"

que te desanimas, en que es difícil no estar publicando; no sé, hay etapas. Entonces, justo esto es como un guiño, un signo de que vamos bien, y nos da proyección mediática y reconocimiento entre periodistas”. También el futuro luce brillante para estos jóvenes periodistas. “Lo primero, lo más inmediato, es que estamos haciendo un libro sobre narcotráfico en América, en general. Lo que hemos reporteado nosotros sobre el tema va desde Guatemala hasta Chile, y lo vamos a complementar en estos meses con reportajes en México, Estados Unidos y el Caribe. Todo esto lo vamos a reunir en un libro, que no tiene título todavía, pero que saldrá a principios del año que viene y que es el producto de todo el viaje”, responde José Luis al inquirirle qué sigue para el colectivo. Mientras, los tres seguirán buscando historias que les permitan devorar más kilómetros y aprender lo que el mundo tiene para ellos. WWW.SINGULAR.COM

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