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El valle Sagrado de los Incas

Machu Picchu y el Cuzco siempre estuvieron encabezando mi lista de “lugares por visitar”, así que en cuanto tuve oportunidad, con mi familia, emprendimos el viaje mágico. Todos hemos escuchado hablar de estos lugares fantásticos y hemos visto cientos de fotos, pero no imaginé que sería tan grandioso. Desde el aire se vive ya la primera sorpresa al aproximarse al Cuzco, atravesando una cordillera gigantesca e imponente; los Andes peruanos están conformados por 30 nevados por encima de los 6000 msnm y más de mil montañas por encima de los 5000 msnm.

El Cuzco es magnético, una ciudad colonial como las que encontramos en Ecuador, pero con la particularidad de que los cimientos de muchas de sus construcciones son muros incas.

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Cuzco en quechua se dice: Qusqu o Qosqo, y quiere decir el ombligo del mundo; fue la capital del Tahuantinsuyo (imperio de las Cuatro Regiones del Sol) y hoy es el principal lugar turístico de Perú. Cuzco es bastante frío y se sienten sus 3.400 msnm al caminar por sus estrechas calles de piedra, así que masticar hojas, caramelos o té de coca, es de gran ayuda.

Nuestra primera parada fue en la Korikancha, originalmente Templo del Sol, que a la llegada de los españoles fue destruido parcialmente para edificar el convento de Santo Domingo. Lo que más sorprende ahí es la perfección de la construcción de sus muros, de estilo inca imperial. Hay un salón llamado Espejo, porque cada pared es el reflejo exacto de la pared de enfrente; es decir, cada piedra es exactamente del mismo tamaño, de la misma forma y está ubicada en el mismo lugar que la pared contraria, algo simplemente fantástico.

En el Cuzco hay varias iglesias, de las cuales llama la atención que las cruces de fuera de las iglesias están vestidas con tejidos. La Catedral es impresionante, con obras de la escuela de arte cuzqueña mundialmente reconocida y un altar de plata maciza.

Vale la pena visitar también la Plaza de Armas, la iglesia de la Compañía, el barrio de San Blas y el museo del Inca, poco promocionado en los tours, pero que guarda vestimenta, joyas, mobiliario, libros y cuadros que muestran la vida de los incas y su inmensa riqueza, algo especialmente interesante para los ecuatorianos que no hemos tenido acceso a la versión peruana de la división del Tahuantinsuyo entre Huáscar y Atahualpa.

A solo dos kilómetros del Cuzco se encuentra Sacsayhuamán: “Lugar donde se sacia el halcón”, que es una fortaleza ceremonial cuyos muros megalíticos son de dimensiones sorprendentes y están conformados por grandes bloques de piedra, que alcanzan hasta 9 metros y pesan hasta 100 toneladas cada uno. Se cree que su construcción estuvo a cargo de 20.000 hombres y duró 50 años aproximadamente, iniciándose en el período del inca Túpac Yupanqui.

Otros templos dignos de ser visitados son: Pukapucara, Tambomachay y Qenco (laberinto inca), todos muy cerca del Cuzco.

El Valle Sagrado se extiende a lo largo del río Vilcanota-Urubamba, en el cual encontramos varias fortalezas incaicas. Nuestro recorrido se inició en Pisaq, donde se destacan sus terrazas de cultivo y su mercado artesanal. Pasamos por Urubamba, con un bellísimo paisaje y agradable clima, y llegamos a Ollantaytambo, en donde su templo deslumbra por los increíbles niveles de terrazas que fueron jardines colgantes y porque en sus montañas cercanas se pueden ver construcciones de depósitos de alimentos y una escultura de Wiracocha, figura del dios creador.

Nuestro recorrido continuó en Chinchero, allí se cultivan hasta 3.500 variedades de papa y conocimos la técnica de deshidratación de las papas, que era el modo en que las guardaban los incas. De hecho, hasta ahora han encontrado papas conservadas por más de 500 años. El templo de Chinchero tiene una construcción de estilo roseteado, y sobre el templo está construida una iglesia. En este lugar disfrutamos del azul del cielo más impresionante

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