Directorio:
Oscar Hernández Karla Guizar Eduardo Molina
CONTENIDO:
GUNS N´ROSES 2
SU RELÁMPAGO NOS DIO LA VICTORIA 4
MIEDOS 7
LUIS MIGUEL 20
LOS AÑOS 80´S EN LA MÚSICA 22
CartaEditorial U
n proyecto para chicos y grandes, que busca adentrar a cada uno de sus lectores al muncdo de la música y entretenerlos con historias que los pondrán a imaginar un sin fin de cosas. Esta es una bienvenida para todo a quel que quiera saber un poco más del mundo musical y conocer nuevos géneros, estilos y bandas musicales, o bien, para aquellas personas que quieran divertirse o entretenerse con nuestro contenido. Sean bienvenidos a... ¡Black Dog Mx! 1
Conciertos
2
El surgimiento es talento
4
7
LIENZO EN BLANCO: 1 MIEDOS
99
Lienzo en Blanco: 1. Miedos.
MIEDOS
“Al escuchar su nombre empezó a sudar, tragó saliva y comenzó a sentir como algo le recorría de la pelvis al estómago y del estómago al pecho...” Junio 2021. Por: Oscar Hernández
E
ra una mañana común. Eran aproximadamente las siete treinta de la mañana, hacía frío como de costumbre, y la bandera tricolor se ondeaba en las alturas del mástil. —¡Soldado Javier Cortés! ¡Pase al frente! —Le gritaba el coronel a un soldado que se encontraba formado en medio de otros cientos de soldados. El soldado Javier Cortés se encontraba con los ojos cerrados. Parecía que algo le preocupaba, tenía una expresión que denotaba tristeza, desilusión, frustración, miedo... Algo muy extraño para un soldado que había recibido un entrenamiento tan duro como para no sentir nada. Pero esto, parecía que al soldado Javier Cortés se le había olvidado, pues al escuchar su nombre empezó a sudar, tragó saliva y comenzó a sentir como algo le recorría de la pelvis al estómago y del estómago al pecho, era una especie de gruñido que se convirtió en grandes latidos de corazón. Los latidos eran tan fuertes que ocasionaron que el soldado se quedara inmóvil. —¡Soldado Javier Cortés! ¡Pase al frente! ¿Qué no escuchó! ¡Es una orden! —Replicó el coronel.
El soldado se acercó y se puso a unos pies delante del coronel.
—¡Hoy es una mañana como ninguna! ¡Hoy decidiremos quienes fueron seleccionados para combatir por nuestro Pronto el soldado Javier Cortés reaccionó y comenzó a país, por la nación y por los ciudadanos! ¡Aquí, el soldado caminar hacia el centro de la plaza donde se encontraba Javier Cortés ha sido el primer seleccionado para unirse el coronel. Mientras avanzaba solo pensaba —¿Por qué a al primer batallón de guerra que saldrá a la defensa de mí? Tengo familia. Mis hijos y mi esposa... Ya... Ya no me nuestro país! ¡Honremos a nuestra patria y no descanseverán o ya no los veré nunca más. Si tan solo hubiera penmos hasta acabar con esos invasores! ¡Aunque mueras en sado mejor las cosas, no estaría aquí, pero ¿Por qué a mí?— batalla soldado, es tu deber dar la vida por los ciudadanos 11
Lienzo en Blanco: 1. Miedos.
y nuestro país! ¡felicidades por ser el primero en salir!— Dijo el coronel a todos los presentes. Después de un tiempo y de haber seleccionado a muchos soldados más, el coronel terminó la ceremonia. —¡Partimos mañana a las 5 en punto de la madrugada, descansen soldados!— En el dormitorio el soldado Javier Cortés se dio un baño, salió, se cambió y se recostó en su cama con la intención de dormir. Pero no logró, porque sentía que la noche era fría y solitaria, a pesar de que se encontraba en compañía de sus compañeros, él sentía una inmensa soledad.
Para el final de su sueño pudo ver como sus hijos y su esposa corrían aterrorizados de él... en ella, tomó un pedazo con sus dedos y al verlo se dio cuenta que eran pedazos de sesos ¡Sus sesos!
Javier Cortés despertó muy alterado, sudando y espantado al sonido de las trompetas que indicaban la hora exacta para comenzar el día. Cansado por haber pasado un mal sueño, se levantó de su pequeña cama, se bañó, cambió y salió al comedor para desayunar junto a sus compañeros. En el comedor pensaba que esa, quizá, podría ser Por fin pudo dormir y esa noche soñó con su familia. su última comida. No tenía muchas ganas de comer pues Soñó que regresaba a casa, que jugaba al fútbol con sus su estómago le causaba nauseas, pero al final comió. hijos y que pasaba su tiempo de forma muy agradable con su esposa. Para el final de su sueño pudo ver como sus hiAL término del desayuno, el coronel los esperaba en un jos y su esposa corrían aterrorizados de él y, Javier Cortés, patio que se encontraba a un costado del comedor. aunque corrió y corrió detrás de ellos, nunca pudo alcanzarlos, solo veía sus caras de pánico y horror. Cuando por —Bien soldados, hoy es el día. El día en que podremos ser fin se detuvo por completo, comenzó a sentir como una útiles para nuestra nación y quizá para el mundo— dijo el especie de líquido le escurría por la cara, se tocó la cabeza coronel, mientras todos los soldados se agrupaban. y la frente, se percató que había algo pegajoso y gelatinoso
12
12
Lienzo en Blanco: 1. Miedos.
Después de pronunciadas estas palabras, todos los soldados marcharon hasta el departamento de equipaje y armamento. Mientras se alistaban, el soldado Javier Cortés no dejaba de pensar en su familia y eran tan fuertes sus pensamientos que incluso un par de lágrimas salieron de sus ojos. Con su tristeza y soledad, tomó los cinturones y estuches de equipamiento (en donde suelen guardar sus armas y municiones), su armamento y una maleta llena de provisiones. Salió en fila junto a sus compañeros y comenzaron a marchar hacia los aviones militares que los transportarían a la guerra. Mientras esto pasaba él pensaba —Por favor, Dios, sé que he blasfemado casi toda mi vida de ti, pero por favor mantenme con vida, tengo miedo, no quiero morir, haz algo, que cancelen la misión, algo para que no muera hoy, ni mañana ni pasado, sino hasta que tenga 100 años de vida, para que pueda ver a mis hijos crecer y triunfar y cuando sea tiempo a mis nietos verlos nacer y crecer. ¡No me mates, te lo suplico!— El miedo que tenía el soldado Javier Cortés es el que sobre pasa a la misma muerte, porque el miedo que tenía no era por el dolor que se imaginaba que le causaría la muerte, el miedo que sentía era por la espera de ella, y más cuando su vida comenzaba a parecer un reloj de arena, un cronómetro, una cuenta regresiva que terminaría en cero. El miedo y los nervios que sentía eran, multiplicado por mil o millones, similar al que siente una persona cuando intenta declarar su amor por alguien o el que sienten las personas que se encuentran a la espera de subir, por primera vez, a un juego mecánico de feria; al que se experimenta cuando se mira por un vacío; el que los niños le tienen a la oscuridad; al que la gente siente cuando camina sola por la noche y piensa en que puede ser asechada o emboscada por algún ladrón. Y ni hablar de las sensaciones que le causaba el miedo: los latidos de su corazón se intensificaban cada vez que pensaba, más y más, en el mañana, eran tan fuertes que hacía retumbar todo su cuerpo e incluso si estuviese en pleno silencio se le podrían escuchar; con eso, se le juntaban náuseas y un hormigueo horrible en el estómago. El avión sobrevolaba cerca de la zona de guerra, se veía fatal, fuego por todos lados, edificios destruidos, pero lo peor es que a pesar de estar a kilómetros de distancia se alcanzaban a escuchar, entre bombas y balazos, gritos aterradores. Los soldados se veían pálidos y más Javier Cortés que seguía sumido en sus pensamientos, los cuales se intensificaron al ver y escuchar tan aterradora escena. Sin más, el comandante, de ese equipo, interrumpió el silencio
1313
Lienzo en Blanco: 1. Miedos.
Poco a poco, el grupo en el que se encontraba comenzó a ganar espacio y a replegar a los soldados enemigos. Al cabo de unas diez horas, aproximadamente, ganaron el territorio suficiente para que se cumpliera la misión que se le ordenó y el comandante se comunicó con sus superiores para dar el informe. —Coronel, lo logramos, el objetivo se cumplió— dijo el comandante. —Es una excelente noticia, si todo sale como lo planeamos mañana podrían estar de regreso en el cuartel y quizá en sus hogares—. Respondió el coronel. Por fin, todos tuvieron paz, los balazos cesaron, los gritos permanecían, pero ya no eran tantos, debido a que algunos murieron y otros fueron trasladados al lugar de curación.
El grupo consiguió un lugar donde refugiarse, y por turnos decidieron dormir y hacer guardias. Javier Cortés fue el segundo en hacer la guardia. Durante su turno todo transcurrió sin ningún problema. Sus pensamientos se transformaron a unos de esperanza, aunque permanecían intensos en el anhelo de volver con su familia. Ahora imaginaba en lo primero que haría al volver a casa. Abrazar y besar a sus hijos, besar a su esposa, abrazar a todos juntos que se había ocasionado. —Bien, es hora de cumplir con a la vez, llorar o reír y nuevamente un par de lágrimas su deber. Nos toca ser el apoyo al frente. Bajaremos con salieron de sus ojos. En ese momento, mientras limpiaba paracaídas y al llegar encuentren un lugar para cubrirsus lágrimas, uno de sus compañeros lo interrumpió. se y abran fuego, necesitamos despejar el área para que los demás soldados y tanques puedan pasar sin ningún problema—. Uno por uno, los soldados fueron saltando del avión hasta llegar el momento de Javier Cortés quien, sorprendentemente, no dudó en hacerlo. Cuando cayó a tierra pudo ver como algunos de sus compañeros de equipo ya habían sido abatidos y otros heridos. La escena era peor de la que había visto desde las alturas, pues se encontraba todo un mar de manchas de sangre; brazos y piernas mutiladas; cadáveres con cráneos destruidos y con los sesos esparcidos por las calles; pedazos de ojos, orejas y otras partes del cuerpo, que no se distinguían a causa de la suciedad y de las quemaduras que el cuerpo, al que pertenecían, habían tenido. El soldado Javier Cortés, pudo reagruparse con los soldados de su equipo, que habían sobrevivido, y con los que ya se encontraban ahí desde hace unas horas atrás.
14
Lienzo en Blanco: 1. Miedos.
Mientras esto sucedía, gritaba, pataleaba y lloraba. Ya es mi turno, ve a dormir. Pronto termináremos con todo esto— le dijo su compañero. El soldado Javier Cortés se desplazó al lugar donde los demás dormían, cerró los ojos y todo se oscureció; esa noche no soñó, simplemente durmió. A la mañana siguiente, el día se inició con los gritos de los soldados que se resguardaban. —¡Ah, maldita sea!— —¡Nos descubrieron!— —¡Este es el fin! — —¡Dejen que me suelte y los mataré a todos!— Todo ocurrió tan rápido que el soldado Javier Cortés aún no despertaba por completo, porque con su inconsciente, —¡Quieren decir sus últimas palabras? —dijo uno de los soldados enemigos. escuchaba lo que sucedía a su alrededor, pero no distinguía si era real o parte de un sueño. Entre los gritos, al- —¡Ya mátalos de una vez! —dijo otro soldado. canzó a escuchar una voz que no era conocida. Javier Cortés comenzó a sudar y a temblar al compás de la —¡Traigan a todos y fórmenlos para fusilarlos, no quiero orden de fusilamiento. a nadie con vida! Excepto a este comandante, quien me —¡Preparen! ¡Apunten! —ordenaba el comandante enemigo. dirá todos sus planes—dijo el comandante enemigo. Al terminar esta frase, Javier Cortés se dio cuenta que todo lo que pasaba era real, así que abrió los ojos, pero solo lo hizo para encontrarse de frente con el cañón del arma de uno de los enemigos, que le apuntaba directo al rostro.
—¡Fuego! —Fue lo último que el soldado Javier Cortés escuchó mientras cerraba sus ojos y pensaba en su familia. Después, solo fue negro, oscuro, silencioso, sin movimiento; sin nada.
—Tomen sus cosas que ya nos vamos— se escuchaba la Al soldado Javier Cortés lo llevaron a rastras y a golpes voz del comandante del soldado Javier Cortés. —¿Están hasta el lugar donde tenían a sus demás compañeros en- todos listos? cañonados. Mientras esto sucedía, gritaba, pataleaba y lloraba. También, pudo ver como unos soldados enemi- Al escuchar estas palabras el soldado Javier Cortés se dio gos llevaban a algunos de sus compañeros, ya muertos, a cuenta que se había quedado perdido en un mar de pensamientos fatídicos por el miedo en su mente y las reacuna fosa improvisada. ciones acumuladas en su cuerpo. Se despertó por comPor fin lo pusieron de pie y, a lado de sus compañeros, pleto, tomó su equipamiento y marchó hasta abordar el avión que lo llevaría a la guerra. escuchó.
16
16
Lienzo en Blanco: 1. Miedos.
Cuando el avión sobrevolaba la zona de guerra, la escena que veían los ojos de Javier Cortés no era tan diferente como se la imaginó. Se escuchaban balazos y el rugir de las bombas. También había edificios destruidos, casas incendiadas; todo un caos. Todos los soldados sudaban y se veían un tanto consternados. —Bien, es hora de cumplir con su deber. Nos toca ser el apoyo al frente. Bajaremos con paracaídas y al llegar encuentren un lugar para cubrirse y abran fuego, necesitamos despejar el área para que los demás soldados y tanques puedan pasar sin ningún problema– dijo el comandante del equipo.
De pronto, y ya a punto de tocar el suelo, el soldado Javier Cortés pudo escuchar el sonido de un balazo, pero este fue el más fuerte que escuchó en su vida, porque no solo fue el que se originó del arma detonando la bala, sino la bala impactando en su ojo y saliendo de su cráneo. El soldado Javier Cortés, murió. Y no importó, porque al final todo es silencio, oscuro y vacío, no hay sonido alguno, ni movimiento; no hay nada. Y la vida alrededor de su cadáver continuó sin darle siquiera una pizca de importancia a su existencia y mucho menos a sus miedos. Fin.
Uno por uno, los soldados fueron saltando del avión hasta llegar el momento de Javier Cortés, quien no dudó en aventarse. Al ir descendiendo poco a poco se comenzó a percatar de una infinidad de gritos que se originaban de todas partes. Gritos de horror y de sufrimiento, que imploraban clemencia al enemigo, o quizá a su Dios, para ser asesinados, porque el dolor que les causaban los desmembramientos de su cuerpo no lo soportaban. Al estar a unos metros del piso pudo presenciar la escena visual como se la imaginó, esta era idéntica, llena de sangre, vísceras y partes de cuerpo mutiladas.
1717
Sin ton ni son
20
Sin ton ni son
21 21
Sin ton ni son
22
22
Sin ton ni son
24
24