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Los primeros bailarines de la prehistoria

Si el arte del baile gusta tanto a nuestros compatriotas, es seguramente porque forma parte de nosotros.

La existencia del baile remonta incluso a la prehistoria: encontramos, en algunas cuevas europeas, africanas o asiáticas, dibujos que representan a los primeros hombres practicando este arte. Uno de los ejemplos más conocidos es el del Hechicero Bailarín que se encuentra en la cueva de los Trois Frères, en Francia.

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Gracias al minucioso trabajo de los arqueólogos contemporáneos, también se han podido encontrar tumbas adornadas con dibujos de bailarines en Egipto e incluso grabados similares en las rocas de Bhimetka, en India, ¡con más de 30 000 años!

Estos grabados son particularmente valiosos para los historiadores. En efecto, el baile se compone de movimientos abstractos, es complejo datas su origen con precisión.

El baile está considerado esencial para la evolución de la civilización.

En torno al año 4000 a.C., comienza a aparecer la técnica del baile. Algunos hombres comenzaron entonces a desarrollar los bailes religiosos, incorporando movimientos tales como el espagat, los bailer en pareja o los torneos. Gracias a la simetría de los bailes y a los nuevos enlaces coreográficos, el baile comienza a ser harmonioso.

El arte del baile es por tanto uno de los más antiguos, sin el que nuestros ancestros hubieran tenido dificultades para comunicarse.

Dado que los primeros hombres no poseían todavía el lenguaje, era el movimiento corporal el que entraba en acción para poderse comunicar. Las tribus podían así reconocerse y establecer vínculos afectivos.

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