2 minute read

Pepe El Cachas, perdona que te moleste

Mi casa vacía, sin ti y sin tu aliento, te están echando de menos -por los pasitos que en ellos dabas- los ladrillitos del suelo. (Francisco Moreno Galván) Por Carmen Arjona, periodista y escritora lo conocieron, aunque ahora sueñen con degustar alguna fiesta flamenca, o tienen la sensación de conocer de verdad a alguien con quien nunca se encontraron en esta vida. En todas esas personas, Pepe se ha integrado, por derecho natural, en el crisol de las vivencias y los recuerdos.

Existen personas que debido a su peculiar idiosincrasia no pueden pasar desapercibidas, por mucho que lo intenten. Algo en su forma de ser obliga a la mirada curiosa de los demás, ávidos de alguna mueca atractiva que los rescate de la ensoñación aletargada en la normalidad de los días. Quizás porque lo normal en sí mismo no existe y, sin embargo, es una presencia incómoda, difícil de desterrar, que condiciona la mayoría de los juicios. Una de esas personas de valor incalculable y singular personalidad fue y es Pepe el Cachas, así como es imborrable la estela que dejó a su paso tras de sí. .

Advertisement

Cuando Pepe el Cachas se marchó para siempre, no se dio cuenta de que su esencia la dejaba impresa en la Puebla de Cazalla, en sus calles, en el Bar Central, en las plazuelas, en su casa y en nosotros mismos, gentes que sentimos el Flamenco como lo hizo él. Por eso, conviene hacer gestos que ayuden a evitar el olvido, y es que la ausencia intenta borrar todos los recuerdos, y lo consigue en una mayoría de ocasiones. Llegado el caso, es necesario poner en marcha tácticas para mantener viva la memoria y los instantes que fuimos amontonando en las veredas de nuestro caminar junto a él.

El libro Pepe el Cachas Perdona que te moleste (Carmen Arjona. Colección Gallo de Vidrio. Fénix Editora 2022) nació con esa intención, para que cuantos lo conocimos reviviéramos en la lectura de esas páginas tantos momentos compartidos, tanta complicidad y tantas iniciativas logradas. El propósito firme es el de mantener viva, en la palabra, la luz de su recuerdo para una multiplicidad, difícil de calcular, de personas con las que convivió, en lugares cercanos como La Puebla de Cazalla, Sevilla, o más lejanos como Santa Coloma de Gramanet, Madrid, Santander, Cáceres, Ibiza…. Sin dejar atrás a otras tantas personas que oyeron hablar de él y de sus ingenios, tan populares como lo fue él mismo; por otro lado, se encuentran quienes, atraídos por la curiosidad del título o del mismo personaje, han descubierto situaciones que jamás han vivido, porque no

En sí, este libro no es una biografía al uso, sino un paseo por los escenarios donde la esencia de un ser prolífico, amante de las artes en general y del Flamenco en particular, fue dejando firmes huellas indelebles bajo las suaves pisadas de su existencia. Es un paseo por las anécdotas construidas con su particular modo de mirar el mundo y relatadas con tan fina ironía como delicada sabiduría popular. Él supo aglutinar a su alrededor una reunión de personas atraídas por el Arte de lo Jondo, para mayor disfrute de esta singular estética, y admiradores de sus consejos. Su exquisito buen gusto, digno del mayor entendido en la materia, presidió siempre sus decisiones. Su lealtad a las formas ortodoxas del Flamenco, también lo identificarían con tan excelente mundo musical. Así como su tutoría a los artistas flamencos que recogían el testigo de la tradición musical, acompañándolos en su evolución hacia los escenarios donde desplegar sus dotes y cualidades.

Sin duda, Pepe el Cachas fue maestro en el arte de vivir la libertad que defendió sin desmayo. Así como loable fue su sentido de la justicia y de la lucha por la dignidad del pueblo, en el más amplio sentido del término. Pero no pudo evitar dejar huérfanos, a quienes lo quisimos -familiares y amistades-, a quienes puso en el camino de su inteligente filosofía de vida, pero sin darnos pautas para encontrar el consuelo suficiente que mitigue este vacío que ha provocado su partida, y que nos envuelve y ata a su legado.

This article is from: