Al mal tiempo, buenas prácticas: la necesidad de considerar el clima en la reforestación Por: Aimé Rubini Entrevista con especialistas de la Red de Viveros de Biodiversidad, Laura Landa y Aníbal Ramírez Soto.
A
principios de 2019 se anunció en México el programa más grande de reforestación a nivel
global cuya meta es rehabilitar un millón de hectáreas. La actual implementación de este plan gubernamental incentiva la producción de sistemas agroforestales en diecinueve estados del país, incluyendo algunos de los megadiversos como Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán. Implica la combinación entre milpa y cultivos tradicionales propios de la zona y la producción de árboles maderables y frutícolas, con la intención de promover la mejora económica de familias relegadas por otros programas similares. Es un esfuerzo extraordinario, pero esta iniciativa no es la primera en su tipo ni será la última. Según el Inegi, México se encuentra dentro de los diez países que más reforestan en el mundo. De hecho, nuestro territorio tiene una larga historia de programas forestales orientados a la restauración y reforestación, y los viveros son la piedra angular porque pueden proveer a estos
“Sin
embargo,
muchos
viveros no ofrecen suficiente
programas con diversas plantas nativas, de calidad y bajo nivel
diversidad de especies ni
de mortandad.
plantas de calidad debido a
Sin embargo, muchos viveros no ofrecen suficiente diversidad de especies ni plantas de calidad debido a fallos en todos los
fallos en todos los procesos de producción…”
procesos de producción: la recolecta, la germinación, la entrega de plantas… y finalmente, la exposición a condiciones extremas diferentes a las del vivero termina de dar el golpe de gracia a los especímenes que llegan a campo. Tanto viveros de biodiversidad como administraciones gubernamentales suelen olvidar que, para potenciar los resultados obtenidos en estos programas, deben trabajar en conjunto con los tiempos naturales. Es decir, deben trabajar con la fenología de las plantas.
1
¿Qué es la fenología y cuál es su papel en la propagación? La fenología es la ciencia que estudia la relación e influencia de los factores climáticos sobre el ciclo de vida de un organismo, en este caso, el ciclo de vida de un árbol que incluye las etapas de brotación, aparición de hojas adultas, botones florales, floración y fructificación. Trabajar teniendo en cuenta la fenología asegura el éxito reproductivo de los árboles. ¿Por qué?
“La fenología es la ciencia
Para responder a esta pregunta podemos comenzar considerando
que estudia la relación e
que existen dos variables climáticas principales que influyen en ese
influencia de los factores climáticos sobre el ciclo de vida de un organismo”
ciclo de vida: la precipitación y la temperatura. Ambas afectan de manera clave a la floración y la fructificación, las fases más relevantes para un viverista de biodiversidad cuyo fin específico es el de colectar semillas.
Por ejemplo, en un ciclo reproductivo genérico la floración requiere activarse mediante cierto nivel de estrés por falta de agua. Durante este estrés, la planta comenzará a redirigir una muy importante parte de sus reservas al desarrollo de las flores, y se preparará para su producto final: las semillas, que requieren de la disponibilidad de muchos nutrientes y agua en abundancia. Por esto, la etapa de formación y maduración de las semillas coincidirá con la época de mayores precipitaciones de la ecoregión a la que el árbol pertenezca. Después de esa época, los árboles entran en un período de letargo (similar a una hibernación) que economiza energía para enfrentar los tiempos de baja precipitación y temperatura. En todos los ecosistemas, las etapas del ciclo de vida de las especies se han adaptado durante miles o millones de años a las condiciones climáticas de la región. Por ello, a medida que varía el clima lo hace también la fenología, y tiene especial importancia estudiar estas modificaciones pensando en los eventos de la historia más reciente relacionados al cambio climático. Además, un mismo árbol puede manifestar una fenología mixta o asincrónica, es decir con estados simultáneos diferentes como botón, flor, fruto inmaduro, fruto maduro y en dispersión. Comprender en qué etapa de vida se encuentra un árbol y asociarla con el clima es trascendental para la actividad de un viverista de biodiversidad. De fenologías y buenas prácticas Trabajar en función de un calendario que considere los cambios climáticos y los requerimientos de cada árbol dependiendo de éstos, permite contar con una verdadera planificación de las tareas en el vivero, como calcular los momentos en que se debe ir a campo a recolectar semillas maduras dependiendo la especie de árbol y organizar de mejor manera las etapas de los tratamientos pregerminativos. Por otro lado, la sincronización que tienen los árboles con el clima del que son originarios provoca que las semillas y plántulas provenientes de diferentes regiones ecológicas no
2
sobrevivan o no se desarrollen de manera eficiente, por lo que para producir con calidad es esencial que las plántulas se propaguen y siembren en la región de la que son originarias.
Estas dos buenas prácticas no son llevadas a cabo por la mayoría de los viveros que suministran plantas a los programas de restauración y reforestación de nuestro país. Además, tampoco son
“Trabajar en función de un calendario que considere los cambios climáticos y los requerimientos de cada árbol dependiendo de éstos, permite contar con una verdadera planificación de las tareas en el vivero…”
tomadas en cuenta por las instituciones públicas que administran los recursos monetarios. A nivel administrativo, los viveristas muchas veces se enfrentan a situaciones que les dificultan la incorporación de la fenología a sus metodologías. Un ejemplo de esto es lo que pasa al sureste de México, donde a mediados de mayo comienzan las lluvias que humedecen el terreno y por lo cual las
semillas deben comenzar a germinarse en el vivero antes de ese mes, para que las plántulas puedan sembrarse en campo alrededor de junio, época en la que están incrementando su vigor, fortalecidas luego de las precipitaciones. Sin embargo, el dinero de los planes gubernamentales se encuentra 3
disponible recién desde abril, y los viveristas empiezan a germinar en viveros hasta mayo, por lo que al llegar junio la mayoría de estas plántulas serán demasiado pequeñas y estarán en período de letargo de otoño, careciendo del vigor para afianzarse en su otra ubicación. Nuevas oportunidades El reto de adoptar estas nuevas prácticas es grande. Sin embargo, con un presupuesto que permita por lo menos tres años de flujo evitando interrupciones en los procesos naturales y con viveristas que conozcan bien qué sembrar y cuándo dependiendo la zona, se puede lograr una reforestación y restauración exitosa que además evite pérdidas económicas millonarias en el país y para los emprendedores.
www.revivemx.org RedVive
4