El alma del verso - Yuretzis García (Libro Digital)

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El alma del verso

Editorial Giraluna R.L. Casa del Poeta Peruano Venezuela


Reservados todos los derechos, el contenido de esta obra esta protegido por la ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística, fijase en cualquier tipo de soporte o comunicación a través de cualquier medio, sin la respectiva autorización.

© 2013 – Editorial Giraluna, R.L. Primera edición: 2013 (100 ejemplares) Derechos Reservados – Es propiedad de la Editorial Edición bajo el cuidado de: Rey D’ Linares Diseño de portada: Carolina Linares Imagen de portada: Autora: Evelyn Espinoza (Venezuela) Impreso en Venezuela por: Editorial Giraluna, R.L. J-29614384-6 www.editorialgiralunarl.blogspot.com editorialgiraluna2008@gmail.com Hecho el Depósito de Ley


Prólogo (Este poemario se lo dedico a mi padre, Cirilo García por ser el gran amor de mi vida)

Si me preguntan por qué escribo, diría que lo hago porque siento un gran amor por todo lo noble que existe. La escritura traspasa las barreras de lo real, para llevarnos a ese mundo ideal con el que todos soñamos. Quiero darle a la literatura un poco de todo lo que ella me ha dado, la herencia de mis padres. No hay límites que detengan las letras, ni papel demasiado grande que las guarde todas, sólo hay sueños de diferentes colores y dimensiones, pero que, al final responden a una sola voz: El Amor, esa fuerza creada por Dios que nos impulsa a la verdad más absoluta; aquella que nos debemos a nosotros mismos. Quiero agradecer a mis estudiantes, representantes, profesores y amigos, los cuales ilustraron las imágenes que hoy podemos apreciar en este poemario. Ellos son: Los estudiantes de 4to año Krishna Lejaraso, Wilvis Beaumont, Fabiola Martínez, Luis Maneiro y Celso García. Los estudiantes de 5to año Fernando Escalona y Ángel Mata. Los profesores Karina Barreto, María Baldivian, Patricia Díaz, y Evelyn Espinoza y por parte de la comunidad: Ricardo Milones y Omaira Suarez..


Recibo con amor estas creaciones, apreciando el talento de los artistas, que plasman en cada trazo, la belleza de grandes soĂąadores. Las cosas mĂĄs importantes no deben pasar desapercibidas. Mis escritos y yo somos lo mismo. Te regalo cada verso, rima y prosa para que compartas conmigo la aventura de leer.

La Autora


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Papá A mi padre Cirilo García, con amor.

Hombre cariñoso, fuerte, leal, idealista y trabajador. Así es mi padre. Compañero inseparable de aventuras y caminos, la llamada mañanera con sabor a naranja y mango, profesor de profesores, ejemplo de entrega y humildad, de carácter fuerte y dócil. Hombre del campo, labrador de sueños, hijo de la tierra y del caballo, enseñas con el ejemplo, siembras compasión, ves de frente al futuro con la fe en tus estudiantes.

Tu cátedra es la moral, los valores y el amor, en tu escuela no existen las barreras, oprimidos ni [ignorantes. Tus armas: papel y lápiz, estremeces la apatía, despiertas al incrédulo, hombre de familia, cuidador de sueños y anhelos. En cada estudiante ves a un hijo, una esperanza, un [porvenir, tus doctrinas: libertad y democracia,

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calor humano con defectos e incalculables virtudes, el humanismo es tu ciencia, no crees en hubieras, tú eres acción y presente, aquí y ahora. Tu hija te ama y te admira, tu hija eleva oraciones en tu nombre, pidiendo para ti [larga vida, tu hija te ama, papá

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Metamorfosis Bendito sea aquel que sonríe con sólo ver volar a un colibrí, y que encuentra majestuosidad en observar lo rápido que bate sus alas acaparando los rayos del sol y convirtiéndolos en destellos de colores con gotas de alegría, que contagian hasta los pómulos más severos. ¡Qué hermoso es ser niño! Son la realidad perfecta de la belleza pura, se alegran con los pequeños detalles. Sublime esperanza en suaves reflejos de nosotros mismos, espejos de verdad. El niño es la imagen perfecta del ser humano, dice lo que siente, expresa lo que piensa, perdona todo, se reconcilia con los demás sin rencor. No conoce la maldad pero sí la injusticia, cuando no se le da el valor que merece, cuando se le subestima. Quieren adaptarlo al mundo cuando es el mundo que debe adaptarse a él, el pequeño deja de ser perfecto cuando crece, porque va perdiendo su autenticidad, se deja llevar por el sistema, se contamina, se tergiversa la política y se le quita su justa medida. Se deja llevar por la multitud y va perdiendo su esencia. Entonces, los pocos que alzan su voz son llamados héroes, cuando solo están siguiendo la naturaleza perfecta a lo que fueron creados… “La Grandeza” Por favor, despierten, no le tengan miedo al miedo, cumpliremos reglas pero no viviremos en el silencio. Amaré con gran amor, pero no daré mi cariño a causas estériles. Si llorar es necesario, lloraré, pero con mis lágrimas limpiaré mis ojos del somnífero que se respira en el aire,

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no revisemos a nuestros estudiantes sin hacerlo nosotros primero. Que los poetas dejen de escribir sino son palabras vivas, que se detenga el mundo si un solo niño se siente desolado. ¿Cuántas manos se necesitan para un abrazo?

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Amo ese amor Amo el amor que escucha y canta, que siente sin tocar, que renuncia para no perder, que espera sin desmayar . El amor que actúa sin metodologías, que se expresa sin utilizar las palabras, que el silencio no enmudece, el amor que me levanta cuando estoy caída. Ese amor que secó mis lágrimas y perdonó mis errores, que no me juzgó llamándome débil, sino que me dio fortaleza inagotable, que sanó las llagas de mis rodillas cuando caí en un suelo lleno de piedras, amor que me despierta a las cinco de la mañana para que eleve oraciones al altísimo. El amor que aleja la soledad, amor que se hace eterno porque conoce el perdón, amor que me tomó de la mano ante mi pérdida, amo el amor que nunca deja de ser. El amor sabio, el amor que no necesita de otro cuerpo, el amor que nace en cada sonrisa, el amor accesible, ese amor que ahora siento y me hace dar gracias y voces al cielo, el amor que me ama aunque no lo merezca, el amor que me corrige y conduce mis pasos a jardines llenos de rosas, magnolias y jazmines.

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Yo amo ese amor de nueva vida, el amor de paz, gracia y bendición, el amor de luz y dirección, yo amo ese amor…

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No todos los héroes usan máscaras No todos los héroes usan máscaras, ni todos los luchadores son reconocidos, no todas las victorias son celebradas, ni las frases más bellas son publicadas . A veces el trabajo más hermoso se ve sumergido en el absoluto anonimato, sin embargo, eso nunca ha detenido la lucha y el compromiso de quienes no buscan campanas ni trompetas. Sólo una Venezuela fértil, que dé a luz hombres de valores, impermeables, ante la maleza de la corrupción y la ira de muchos, que buscan fotos en periódicos. Extranjeros, lejos de la matriz de nuestro país. Y es ahí donde entra El maestro con toda su valentía, sacando su coraje, confiado en la fe de lo que lleva sembrando por años y diciendo con fervor: Mis estudiantes son las luces que alumbran los senderos más oscuros, son la fuerza que impulsan pensamientos de triunfo y perseverancia, la corriente de ese caudal fluyente de sueños, que arrasan las plagas de la sumisión y el silencio, la razón por la que me levanto en la mañana, por la que recojo las estrellas para dárselas en verso, en cada palabra, lección y canción, la voz que sale sin ser pronunciada, ¡Mi sueño hecho vida, mi vida hecha sueño!

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Levantemos muros de verdades ante las flechas de mentiras, que lanzan frustraciones y dolor. ¿Se podrán contar los pensamientos? ¿Se contarán las lágrimas? ¿Las sonrisas? Entonces, tampoco se contarán las fuerzas de aquellos que luchamos por quitar las piedras del camino, donde se dirigen los pasos que conducen a la escuela, velando la inocencia de los ángeles, a quienes llamamos niños y de los soñadores a quienes llamamos jóvenes. Hay labores que nunca terminan, se heredan. ¡No todos los héroes usan máscaras!

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Lo que quiero decir cuando me vaya Sin conocimiento del día, la hora, la fecha, la causa y el lugar, confieso que lo ideal sería cerrar mis ojos en mi lecho, al lado de mi viejito, hijos y nietos. Sin conocimiento del hecho que apagará la luz de mi rostro y me permitirá dirigirme hacia el cielo infinito al lado de Dios, quiero que me entierren con una sonrisa, porque viví la vida que quise vivir, con los senderos que yo escogí, con los besos que robé, con el destino que forjé y escribí con lápiz y un enorme borrador, para que en cada desviación, de mis firmes piernas y débiles rodillas tuviera siempre la oportunidad de aprender de la caída, tomando la mano de mi señor que me ama con gran amor, y así, volverían mis tobillos al camino de glorias, obstáculos y perdón.

Sin conocimiento de la causa que me despedirá de este mundo para irme al otro, donde me esperan ángeles para que me una al coro que tanto deseo entonar, digo: que camino con fe confiando en la palabra, soportando pruebas y acatando las decisiones de aquel que está en todas partes, quiero que sonrían, que se alegren porque me voy a la casa de mi padre, donde hay muchas habitaciones y una está guardada para mí. Quiero que me entierren en mi pueblo, al lado de la tumba de mi madre, que no coloquen velas ni flores, que no me hablen mientras duermo, porque ya no estaré ahí, ya no podré oírlos. Mejor díganme ahora ¿Cómo puedo ayudarlos? ¿En qué puedo servirles con mi trabajo, con mis letras, con mis manos, con mis pasos? ¿Dónde coloco mis consuelos?

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¿Dónde siembro las semillas guardadas en mi pecho? Si sólo una de ellas germina en algún pensamiento, en algún corazón roto, si mi voz ha servido de aliento aunque mi mente no lo supiera, esa, esa será mi satisfacción. Si sólo un corazón, un estudiante, entendió que “El ruiseñor y la rosa” es más que un cuento, que todos tenemos una “Clara Marrero”, “un Quijote de la Mancha”, que todos, alguna vez, subimos a la “Quinta Montaña” o nos fuimos de viaje con “Miguel Vicente Patacaliente”, que en nuestras escuelas existen miles de “Principitos”, que según Carlos Fuentes, “Aura” y Consuelo son la misma, que “Doña Bárbara” lo único que quería era amor, que “La odisea” la tenemos todos los días, que Pablo Neruda me enseñó a escribir “los versos más triste una noche” y si uno de ustedes pintó en algún momento un “Angelito negro”, si se rieron con alguna de mis ocurrencias, si en algún momento entré sin permiso en sus pensamientos, si inquieté alguna regla que tenían en la vida y un día decidieron cambiar un detalle, aunque sea a modo de prueba, si toqué algún corazón, entonces, estaré satisfecha, porque yo estoy en los pequeños detalles, en un ¡Buenos días! en una sonrisa, en algún poema. Y así quiero que me recuerden: Extraña, cercana, feliz…

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Estoy ciertamente enamorada de ti Si pudiera contar lo que siento por ti, este amor es tan grande que no sé cómo expresarlo, inventaré nuevas palabras que abarquen el cielo y salten de mi pecho al desenfreno. Tú me lees como un libro abierto ¡No puedo permitirlo! Conocerás todos mis secretos, seré vulnerable delante de ti y necesito mi armadura para protegerme de tu rechazo. Eres tan dulce, claro y cierto, tu mirada me invita a una canción y tu boca a un baile, no se conjugan los verbos en mi cabeza, repite que me quieres y cambiémonos de nombre, yo te creo porque tú no mientes, nunca apartas la verdad de tus labios.

Después de veintiséis abriles volvimos a encontrarnos, las canas cubrieron mi cabeza y las arrugas hicieron nidos en mi cara, ¡Qué insistencia tiene mi corazón contigo! Te reconoció al instante, para mí, sigues siendo aquel hombre de ojos risueños y suaves mejillas. No más despedidas, esta es nuestra hora. Parece mentira todo lo que tuvimos que pasar para estar [juntos, recuerdo haber llorado las lágrimas más tristes, todavía guardo intacto el último beso, no dejé que otra huella se posara sobre ellos.

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Eres poesía entre mis dedos, eres alegría ante mis ojos, eres agonía en la distancia, eres prosa en el papel.

No importa que se apague el sol si tú enciendes mi alma, jamás le he dicho estas palabras a otro, el tiempo no ha consumido mis sentimientos, no importa donde me esconda, tu amor siempre me encuentra.

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Te amaré por siempre Aún no puedo olvidarte, ni lo haré nunca. No quiero hacerlo porque eres lo que me reafirma que sí tengo corazón, y que cuidaste de él durante 7 años. Tu muerte fue también la mía, porque aún sigo enterrada. No hay segundo en que no te extrañe, y cada tres días al mes te lloro desesperadamente. Hiciste de la lluvia una danza aquella vez que mi padre corría detrás de ti entre gotas de agua y risas. Tú calculabas el espacio y tiempo adecuado para que él te alcanzara, como diciendo: no le huyo a la felicidad, sólo sigo caminando con la plena seguridad de que llegue. Mi señora, yo podré conocer a muchas personas pero ninguna como tú, podré abrir mi corazón pero sólo Dios y tú lo conocieron en su totalidad y sin hacer preguntas. Todo estaba claro. Me gusta recordar tu cabello hermosamente negro y tu humor tan blanco. ¡Parecías un trébol de 4 hojas! Dime, por favor, cuál es el último número y te diré hasta cuánto te quiero. Hiciste de mí, arcilla, y moldeaste con tus manos, sólo que la obra no pudo ser terminada porque Dios decidió hacerla personalmente. Y aquí estoy mamá, viviendo con la mitad de mi corazón, porque la otra se desvaneció en la lluvia. Aquí estoy, escribiendo poemas, querida colega, sabías tanto como yo, que no hay mejor cura para el corazón que la tinta y el papel.

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El secreto de Tomasita A la profesora María Baldivian Corre el niño con sus manos dulces llegando a casa para sujetar el rostro de su madre. La madre descubre en los dedos de su hijo, mapas de interminables caminos, mientras abraza la idea de aquellos pocos años atrás cuando su hijo bebía de su pecho: Amor blanco en el líquido más cálido del mundo. El pequeño baila el trompo, vuela el papagayo, recoge las metras del suelo, para sonar el palo de lluvia cerca del sebucán. ¡Oh! Y le cuenta historias a Tomasita, la vieja Guacamaya que le regaló la abuela. ¡Cómo huele a Venezuela! Al morenito no le lastiman las piedras los pies, porque se ha acostumbrado a sentir el mundo y la humedad de la tierra. El charco le parece fascinante. Le cae la noche en los párpados al pequeño y su madre se encarga de acogerlo en su seno, mientras le guarda el corazón. -crecerá– se sorprende al escuchar el pensamiento subconsciente que le exalta. Crecerá y dejará de derramar lágrimas de azúcar cuando descubra que la vida tiene su amargo y las pruebas de excelencia son fuertes. Crecerá y mi rostro le entrará en las manos, dejará de decirme “Mami” cada vez que sienta miedo, y mis manos ya no serán del verde de las hojas dejantes, sino que cambiarán a ramas secas, sin el temblor de su pecho y la luz de su carita tostada. ¿De qué sirven unos brazos sino sujetan ningún cuerpo? Y mientras piensa en esto se le va la alegría y llega la silenciosa tristeza. La madre observa por la ventana cómo

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Tomasa está posada sobre el brazo del pequeño, quien le dice a la Guacamaya, con cierta seguridad: Tomasa, bonita y viejita, el regalo de la abuela, jamás dejaré de quererte, ni permitirá mi amor, que se te borren los colores con el tiempo. Tú eres la señora que le da sentido a este enorme jardín, que por ti, huele a compañía. Así como esta casa tan grande, que por la presencia de mi madre, huele a hogar. Tomasa, los colores de mi madre crearon el arcoíris y del azul de sus ojos, nació el cielo, de su cabello oscuro la noche y de su suave piel, surgió el algodón, y un día, en un suspiro nací yo, de sus brazos cálidos, de ese deseo de dar calor fui creado. Y ahora todos los días me alimentas meciéndome, en la silla de la abuela, junto a la ventana, donde te observamos, Tomasita confundiéndonos tus colores con la esencia de la alegría. La madre despierta y Tomasa proyecta una mirada de confidencialidad que la deja asombrada. Y al ver a Tomasa, distingue al pacto de silencio que sólo puede hacer una Guacamaya y una madre.

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El sabor del amor El amor dejó en mí el más dulce de los sabores, sabor a chocolate, avena y vainilla, porque a eso me sabe el amor. Tú eres la prueba viviente de que Dios creó en nosotros los más delicados y sublimes sentimientos. Mi querido amigo, mi amigo del alma, amigo de mirada dulce y expresión sincera, amigo de historias largas y frases cortas, amigo de melancolía. Eres como la mañana: suave y sincera, llena de esperanzas y fe. Tienes el don de saber escuchar, el don de comprender, de hablar y callar, eres como el nuevo día. ¡Con razón las doncellas te aman! Yo inventé la poesía por ti, y por ti inventaría las letras, por ti inventaría nuevos colores y con ellos pintaría el cielo, por ti se ve más azul que antes, por ti se ve más azul que siempre.

Amigo de azul, amigo de colores, amigo de labios desconocidos y palabras mansas, inolvidable pijama larga y camisa gris.

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Tomás A mi hermano Tomás Enrique García con todo el amor del mundo. Antes del primero de julio, sólo eras mi más grande ilusión, no existías, y ya te amaba, siempre deseé tu llegada y bendije tu presencia, pedí al Supremo un regalo y me envió una bendición.

Eres mi hermano, el hijo de la mujer más buena y bella y del hombre más afortunado, tenemos la misma sangre y el mismo corazón, aunque seamos tan distintos. Estoy orgullosa de ti, con ese carácter rudo ante la vida, dices las cosas sin temor y con gran seguridad. Me gusta tu franqueza y sencillez. No quiero moldearte ni que te parezcas a nadie, te acepto tal cual eres y así te amo, a veces eres imposible ¿y eso qué? Eres original. Déjame ayudarte sin estorbar tu camino, darte consejos que no me has pedido, cumplir mi papel de hermana frenética, y cuidarte inútilmente a que cometas los errores que quieres cometer.

Pero, estar ahí, como tu amiga, cómplice, lo que quieras, Si no estoy yo ¿quién te dirá: el odioso “te lo dije”? Nosotros somos uno, lleno de detalles, peleas y contradicciones, pero con amor, mucho amor. Nos queremos.

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Yo confió en ti de la manera como tú lo haces conmigo, al final no importa lo que pase, siempre estaremos juntos, yo te creo, para mí lo más importante es Dios, quien te trajo a mí. Terminaré estas líneas para irme contigo a leer libros profundos, donde el final es inesperado, como a ti te gustan, pero los leeremos juntos, siempre juntos…

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Jardinero Como la lluvia en sequía has llegado a mi vida, como la canción que se vuelve melodía al oído imperfecto, así regaste mis sueños floreciendo en invierno, tú quitaste toda sombra y yo aparté los espinos de tus manos, dándote a conocer mis pétalos, tan faltos de sol, tan faltos de ti. El amor huele como tú, usa tus palabras, tiene tus colores, cantan las mismas canciones, y comparten la misma mirada. Las palabras recitadas al oído forman melodías, todos las escuchan, pero tú y yo, separados, somos silencio. Cuando la semilla es fuerte la esperanza resiste y le gana al tiempo, le gana al rechazo, se enfrenta a todo, porque sabe que del otro lado alguien aguarda sin dudar, conservando la fiel esperanza. Sembraste en mí, con tu voz infinita, mágicas canciones, dejé de pedir palabras prestadas y encontré las mías. Encontré mi propia voz, ya nada me detenía, llegó la primavera… Tu ilusión me hizo florecer.

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Siempre estuviste conmigo Después de conocerte me di cuenta que nunca había vivido, todo este tiempo estuve dormida, caminando sin rumbo, mirando sin mirar, sonriendo sin alegría, fría, niebla y vacía, un cuerpo sin alma, un reloj detenido. Y de pronto me cautivaste, como a una madre la sonrisa de su hijo, empecé a respirar, a sentir y soñar, a darme cuenta que tú eres mi única felicidad. Tanto tiempo buscándote en rostros ajenos, andaba mendingando el amor que tenías a manos llenas. Te buscaba cuando te necesitaba y a pesar de todo lo que hice, siempre me recibías con una sonrisa y abriendo tus brazos. Mi Dios, lléname de tu amor, no puedo esperar más. ¿Quién hace esperar a la alegría? ¿Quién le dice detente a la felicidad? ¿Quién lanza su tesoro al mar y luego lo olvida? Esta es una oración de amor, como sé que puedo orarte, no necesito nada, si te tengo a ti, ven a mostrarme tu verdad infinita y tu amor de padre, el sentido de mi vida lo tienes tú. 30



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Yelitza Aray (Boca de rosa) A la profesora Yelitza Aray Mujer hermosa, fuerte y valiente, derramas, al caminar, mirra y miel, tu cabeza fue ungida con sabiduría y piedad para aquellos a quienes el desánimo y la negación ocuparon horizontes. Llevas en tu corazón una caja de fotos con recuerdos angelicales de luces, que hoy se volvieron estrellas. Tu elegancia y disciplina traspasan las fronteras de los límites ficticios de la imaginación humana. ¡Dios te bendiga, maestra de maestros! Señora de señoras, amor con perfume de mujer, en tu voz se conoce la piedad y la solidaridad con la que te conduces. Mujer de pequeños detalles, que se hacen grandes a tu paso, entre responsabilidades y situaciones. Tienes don de gente, como una diadema acariciando un cuello, cristal de serenidad y compasión. Maestra que enseña con amor, en una mano la tiza y en la otra el corazón. Sigue siendo instrumento de bendición. Acepta estas gracias salidas de mi corazón. .

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Poema Ped铆 tanto que se form贸 otro cielo, Or茅 tanto que se cre贸 otro mar, Esperaba en la arena,

Miradas de lunas, estrellas y fuego, Ansiaba sentarme en una estrella, columpiarme [en la luna y vestirme de luz.

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Mis tres amigas (La soñadora) A mi amiga Julia Ruiz Tengo tres flores del mismo jardín, una es la flor de loto, que le escribe a nobles causas, y escucha a Benedetti. Parece un ángel con enormes alas plateadas, cantando añoranzas susurradas en poemas a los ángeles, que salta, de verso en verso, semejante al colibrí. Que no consiente maldades, y con su crítica recitada, va acariciando la vida. Ella es una doncella de espléndida sonrisa, que entiende mis sentimientos mientras revisa mi poemario. Sus sueños los guarda en un cobre cual princesa, mientras dibuja una ninfa y un cisne al lado de Rubén Darío. ¡Ay! José Martí, aquí está tu hija coloreando cuentos de hadas, inocente de la hora. Mágica mujer que siempre nos sorprende, día a día, con sus simpáticas ocurrencias, mientras escucha a Leonardo Fabio y a los Terrícolas.

Sin duda, su alma es noble y yo soy afortunada al ser su amiga. Sobre las otras dos flores les hablaré en otro verso.

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6:12 Antes que lo supiera, mi alma me puso Entre los carros de Aminadab. 6:13 Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; Vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos

Mis tres amigas (La noble) A mi amiga Patricia Díaz Tengo tres flores del mismo jardín. Una es una orquídea, noble y de inmenso corazón, sensible ante el toque de la vida, experta en detalles. Ella es la menor de las tres, dicen que sus ojos, son el comienzo de la primavera, yo pienso que hay un mar de rosas en su amable mirada. Mujer de fe, custodia de inocentes, me conmuevo en su gracia por la mañana, y en su lucha a la mitad del día. Vas forjando tu camino, más allá de las barandas, del cielo. Tu misión es colmar corazones de victorias y bendiciones, Dios te bendiga amiga y hermana. Sobre las otras dos flores les hablaré en otro verso.

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Mis tres amigas (La virtuosa) A mi amiga Eliana González Tengo tres flores del mismo jardín. La mayor de ellas es una Gerbera, hermosa, fuerte y talentosa, que no se quebranta por los murmullos de los incrédulos. Que sobresale entre las masas, distinguiéndose entre el mar de gente. Una amiga cabal y admirable, que no se disfraza con gustos ajenos. Detrás de esa hermosa firmeza, se encuentra un corazón que se rebosa de bondades y alegrías, un alma buena y paciente. Te pareces a la viva imagen de la mujer venezolana, que se levanta compitiendo con el sol, y se lava la cara con gotas de sabiduría y perdón, que se viste de compromiso.

No hay lugar donde haya pasado, que no quedara impregnado, de la fragancia de una Eliana. Tengo una amiga así, despojada de egoísmos, que siempre piensa en los demás. Que defiende su postura, con elegancia y temple, ayuda idónea es como la llaman. Dios te bendiga, mujer trabajadora y dedicada. Gerbera que forma parte del trío de flores.

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Malcriadez Otra noche más que pasa, otra noche más en la que pienso en ti, pasan y pasan los días y yo sigo parada frente a la ventana, esperando que cruces la calle para llegar a tu casa, esperando frente al balcón alguna serenata, pero ni siquiera los pájaros cantan, ni siquiera el ruido de una cigarra. La ilusión me pasa parlamentos con reclamos, te disuelves frente a mí y voy comiendo las nubes como algodones de azúcar. Es tan fácil amarte. Sólo me despojé de mis temores para tomar cada sueño que tú deseabas con fervor [compartir. Mis manos aún están llenas de tu fragancia y mueren por hacerte el nudo de la corbata. Mi corazón encontró un compañero. Por un enojo me vine a casa de mi madre y ahora quiero que me vengas a buscar, pero el orgullo corta mi voz mientras llamo por teléfono, y cuelgo antes de que pronuncies, por segunda vez, mi nombre en forma interrogante. ¿Quién tocará la puerta cuando me quejo de mis [decisiones? Y me quedo paralizada al verte llegar con flores. ¡Pues vete! Vuelvo a cerrar la puerta, azotándola frente a tu cara. ¡Todavía estoy enojada!

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Amor, amor, amor. No he conocido a alguien que sepa dar como tú, que ame como tú, que entregue como lo haces tú, que conozca el significado del sacrificio, que trasforme los corazones, que borre las manchas de sangre, las cicatrices más profundas, que me ame tanto como tú, JESUCRISTO.

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No quiero besar tus labios de miel ¡Tú me desesperas! Tu perfume hipnotiza mi inquebrantable sensatez, ahora, parezco un colibrí detrás de un ruiseñor. No puedo ser igual a ti, no tengo tu amor, tu generosidad, la capacidad con la que perdonas las fallas del pasado, la bondad con la que reaccionas ante los errores del [presente.

No soy como tú, yo no sé anunciar la primavera, yo no enciendo las luces, yo no guardo las flores marchitas en libros de poesías, y no cito a Pablo Neruda cuando el cielo llora. ¡Tú me desesperas! Todo lo haces bien, de tus manos nace un nuevo nombre, y curas con tus besos los corazones tristes, llevas la sonrisa de mil caballeros en una sola mirada, yo no he podido conservar el calor que guardas en tu [pecho. Un día de estos, me llevaré una sonrisa de esas que [regalas, sólo por ver cómo eres enojado, sólo por sentir cómo eres sorprendido, sólo por llevarte la contraria. Me desespera esa mirada doblegando mi voluntad, y que estés consciente de ese acertijo, como un simple impulso transfigurándome en una llana [evidencia.

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Estoy tan molesta, te robaré mil sonrisas para que sepas lo que se siente que te lean la mirada. No me llames mujer valiente, porque tengo miedo.

Eres mi más grande inspiración, la razón por la que escribo deteniendo el tiempo con tu sonrisa, hombre angelical con cara de niño y manos de hombre. Tu voz compaginada con la belleza de tu alma me llena de paz, hueles a fruta. ¿Cómo detengo el fluyente río de pensamientos? Que escucho el viento susurrar tu nombre y tú pronunciando las palabras, no me llames paloma, ya no puedo volar.

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Nuestra historia Sí, conozco el amor, lo veo cada vez que te miro a los ojos, tu voz se incrusta en mi alma, como huella indeleble. Todo frío que en mí se esconde, se desvanece ante la calidez de lo transparente de tus [manos, y te escucho decir todo canto de suaves halagos, quedándome congelada ante tus ojos. En mi realidad, ya no me pertenezco, sólo cuando estoy contigo, me siento completa, el tiempo entre tú y yo es relativo, no hay relojes de arena ni cronómetros hallados. En tus manos he nacido y he nacido en tu boca, has tomado mi ser reclamando espacios de tierra.

Contigo no tengo secretos, sólo puedo amarte a manos llenas. No puedo besar tus mejillas olvidándome de tu boca, puedo perderme a mí misma, perder todo lo que tengo, todo lo que soy, cuando tu voz suena victoriosa, saliendo como suave brisa en la cavidad que se hace entre tus labios, levemente separados. Es un milagro, en un mundo tan frío, ruidoso, sistemático, existen razones para mirar dos veces, ahora danzo a los compases de las figuras de tu nombre. Si retrocediera el tiempo, volvería a elegirte. Mi corazón está conectado al tuyo de una manera especial, sabes que siempre estaré para ti aunque no veas la imagen de mi cuerpo

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y me confundas con fantasía. Mañana veré las cosas diferentes y me enfrentaré a mis miedos, a mis decisiones, pero hoy, sólo hoy… cántame. Hoy es para siempre, ámame con gran amor. ¿Cómo sabe una persona que está viva sino se pincha y siente dolor, frío, rabia y desesperación? Estos sentimientos son necesarios para identificar los otros, esos que te hacen amar a la vida, amo tus defectos, estoy enamorada de cada marca o cicatriz, sé que sanará tu corazón, de tu nariz levemente curveada y de tu obsesión por el fútbol. También del esfuerzo que haces para que aprenda inglés y cómo nos reímos después de mis palabras mal dichas. Te agradezco lo bueno y lo malo, ambos aprendimos, fuiste más que mi amigo, fuiste mi cómplice y confidente, mi gran aliado. ¿Sabes lo que me desespera? Lo limitadas que son las palabras cuando no arropan en su incorruptible esencia a los sentimientos, no importa que pase mañana, hoy cántame, ríe conmigo, porque hoy es para siempre.

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Los nunca olvidados Sé que en mi interior hay una fuerza que desconozco, proviene de Dios que me adoptó como hija, a veces pasan cosas que no entendemos y muchos porqué que me llenan de dudas, a esas dudas sin respuesta. Está bien, lo sé, estoy hecha pedazos, pero buscaré cada pieza hasta volverme a construir, y va a ser mejor, porque alguien reconstruido ha pasado por el privilegiado y doloroso proceso de encontrarse y conocerse, hay que saber donde encaja cada pieza. Leer es un milagro, crear y escribir, también, expresarnos es una de nuestras mayores virtudes. Me gustaría haber conocido a Don Quijote, a Cervantes, tal vez, tendría mucho en común con el primero, hablar con Carlos Fuentes para saber si puedo protagonizar, en tablas, a Aura, o ser El principito, en la pluma de Antoine de Saint [Exupéry. ¡Ya sé! Podría aparecer en uno de los poemas de Pablo Neruda y decirle que yo también “puedo escribir los versos más tristes esta [noche.” Quizás, Rubén Darío venga a mis pensamientos cuando mi cabeza esté toda blanca y me atreva a decir, “Juventud divino tesoro te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer.”

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Lo más sublime es lo que podemos hacer despertando a la creatividad con la convicción de crear puentes y fortalecer raíces, sembradas en tierra fértil, con olor a lluvia. Todo aquel que escribe se inmortaliza, revive a viva voz de aquel sabio y prudente que hace de su mejor amigo un libro. Y como dijo Simón Bolívar: “El pueblo ha sido más dominado por la ignorancia que por la fuerza”.

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El hijo prodigo Así como lloraba el cielo, lloraba yo aquella noche, y en mi dolor me acordaba de ti. ¡Siempre me acuerdo de ti! De tu justicia, de tu amor y perdón que tanto a mí me faltaban, en lo imperfecta que era yo y lo perfecto que eres tú. No te reprochaba nada ¿Con qué derecho? Si fui yo quien se alejó de tus caminos, y caminar sola era doloroso e inseguro, nada había sembrado, no tenía nada que cosechar. Ahí estaba yo, llorando, acompañada por aquel cielo que también era mi amigo, y decidió por compañerismo, llorar conmigo.

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El alma del verso

Perdón Príncipe encantado con porte de rey y voz de júbilo, En mi mente imagino escenas de confesiones de amor, Rogando no hacerme ilusiones, Desvaneciendo la esperanza de un beso, Otra noche más en la que anhelo tu nombre, No espero recobrar la cordura que se perdió en tu mirada.

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Yuretzis García

Dulce, salado ¿Y dices que no estás conmigo? Mi mente te trae constantemente, escucho tu voz sin que abras la boca, y sé que en momentos tu nostalgia me llama. Reposo en mi cama sin anhelar el sueño. Camino, pero no avanzo, mi corazón está en guerra, y veo que has pintado nuestros encuentros. Plasmaste todos los detalles: mis ojos grandes, la mirada clara que proyecto sobre ti, lo carnoso de mis labios y la línea que se dibuja en forma de sonrisa, lo desmaquillado de mi rostro, siempre al natural y la sencillez de mi cuello y brazos, sin adornos. Creaste aquella playa sin olas, dejaste intacta la noche sin estrellas, después de pronunciar tus promesas, salieron ellas. Las piedras lloraban conmovidas al vernos enamorados, el mar empezó su oleaje, después de nosotros los besos, hasta trasformar lo salado en dulce, lo azul a celeste. Soy agua entre tus manos, aire entre tus dedos, fuego en tu boca, tierra entre tus dudas.

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El alma del verso

Centinela de tus sueños Quisiera contemplar tu sueño, cada noche, cada instante, quedarme despierta sólo para ser el centinela de tu descanso, y estaría allí, invisible, junto a la ventana, sentada en el lugar estratégico entre la luz de la luna y el reflejo que ella hace cerca de tu rostro, tropezándose con tu acuarela. Me encantaría mirarte toda la noche, todas las noches de mi vida, ¿para qué necesito dormir si puedo verte? Quisiera marcarte la boca con todos los besos que me has negado, y luego, impregnarme de tu aliento, del aroma de tus sábanas, de la dulzura de tus ojos aún cuando están cerrados, mirará la niña que fui, a la mujer que soy. ¿Qué me has hecho? ¡Mira cómo me tienes! Y yo, ingenua en el silencio, soy sólo una imaginación de tu subconsciente, quiero más que eso, quiero quedarme atrapada en tus hermosas retinas.

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El alma del verso

Nostalgia Se están marchitando mis labios, porque no alcanzan tu boca, el perfume de tu pelo no se pierde entre la noche, te diré que te quiero, que te amo, que te sueño. Sigo escuchando esa voz que me atormenta, ¿Cómo será tu boca desnuda? ¿Cómo serán tus ojos sin velos ni sombras? Este instante es tan nuestro como el palpitar de mil palabras. Tus pensamientos se estrellan en tus ojos. ¿Por qué insistes en llamarme extranjera cuando entro en tu regazo? Palpitó el viento en el arroyo, cada vez que estoy contigo, llueve gotas de nostalgias y besos mal curados. Se va produciendo un contraste rítmico entre modos, [espacios y tiempos. ¡Cómo quisiera sostener esta tristeza con una sola mano! Cubro la boca con mis manos para sostener el grito y, en cada palabra, se cuenta una historia. Me quiero llevar de tu voz y tus ilusiones para hacerlas mías por el resto de mi vida.

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Yuretzis García

Sueño despierta ¡Cómo quisiera tener más fuerzas que mis sentimientos! saber cómo doblegarlos, callar lo que a vivas voces quiere hablar, enmudecer los latidos del corazón, dejar de desear besarte, alejar de mí la imagen de tu rostro, de tus ojos de azúcar, apartar la tentación de tu voz sincera, cálida y suave, de tu hermosa forma de vivir. Quiero mirar otra vez tus gestos de niños, que toques mis rizos, que me regales fragmentos de nostalgia. Desvanece la esperanza o vuélvela realidad, pero no me dejes en esta torturable espera, quebranta mi corazón, mete tu mano en mi pecho o alivia mi pena con las caricias más tiernas, besa los bordes de mi rostro, o muerde mis labios, en pro de un olvido. Espero la lluvia en sequia.

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Yuretzis García

Realidad Qué triste es el viento cuando se detiene, y tu mirada cuando no se fija en mí. Sin quitarle pétalos a las rosas voy por el jardín, tu mirada no me busca, tu voz no me llama, no es a mí a quien titulas “princesa” no soy yo la que acaricia tu rostro ni con la que compartes sonrisas. Yo sólo soy aire…

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El alma del verso

La ventana del alma ÂĄOh! Tus ojos adolescentes e ingenuos, tan mĂ­os, tan bellos. Ternura y silencio en cada mirada, palabras al viento de noche alborada. Esencia a durazno con gotas de mar, que llevan al viento la miel del panal. Historia inconclusa que quiero acabar, con bello escenario, sonrisa de ĂĄmbar.

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Yuretzis García

Una carta para Dios 19 de Abril del 2013

Hola Señor,

Sé que no hay problema en que te escriba a esta hora, porque tú nunca duermes, tu mirada siempre está puesta en tus hijos. Me imagino que a esta hora, 02:09 de la madrugada, ves con satisfacción a tus pequeños dormidos, soñando con el amanecer de bendición y amor que les espera en la mañana al lado de sus padres que los cuidan y los aman. Pero también, sé que sufres mi señor, porque a esta hora muchos no están soñando, ni refugiando sus esperanzas, bajo techos de calor y trigo. Millones y millones están en la calle, sin cobija ni abrigo, ya sea consumiendo la droga de la inconsciencia, entre las calles del dolor hiriente, lejos de esperanzas y deseos de superación. Otros, en cambio, son la consecuencia de amores fugaces que dejaron los que muchos llaman “inesperada consecuencia” dejando ángeles a la intemperie, sin saber el porqué, sin saber dónde está el alimento que debieron comer de las manos de aquellos, a quienes nunca llamaron padres. ¡Oh, mi Dios! cómo debes estar llorando, cómo debes estar sufriendo. A todos nos diste la oportunidad de escoger, el libre albedrío dejaste en nosotros. Pero muchos no te escogieron. Sin embargo, sigues guardando los lugares y el espacio en las habitaciones del cielo, sigue tu espera. Escuchas con dolor los reclamos, por decisiones que tomaste, que nosotros no entendemos, ya sea por nuestra desesperación de querer una respuesta inmediata, porque deseamos cosas que no nos harán bien y aún sabiéndolas, las queremos. 56


El alma del verso

La terquedad y la soberbia, por momentos nos ciegan, pero al final, para aquellos que deciden confiar se revela el hecho de que les aguardaba algo mejor, y que sólo nos estabas forjando como piedras esperando ser esculpidas, pero ser tallada duele, y duele mucho, Señor. Preferimos saltarnos ese paso, que tú lo hagas todo fácil para nosotros, cosechar donde no hemos sembrado, sentarnos donde no hemos reservado puestos, beber de manantiales donde tenemos fuentes secas.

Sé que has sufrido por mí, lamento haberte causado dolor, lamento haber pensado en los momentos de sequía que tú habías quitado las nubes de mi cielo, lamento haber escogido en muchas ocasiones otro camino donde no estaban tus pasos, donde no estaba tu amor, donde, desde lo lejos, no se veía tu rostro ni se sentía tu calor. Me dices hija con voz paternal, sino fuera por ti, seguiría dando vueltas en el desierto, buscando el oasis entre árboles de espinos. Sé que sufres, señor, cuando una mujer aborta tu bendición, cuando un hombre lastima a una doncella y destruye con golpes a tus mujeres virtuosas. Cuando niega y aparta a la compañera que eligió frente a ti, para amar y respetar, cuando las promesas de “hasta que la muerte nos separe” sólo duran una noche. Sé que sufres Señor, cuando, por días, no te hablamos ni te buscamos, no te consultamos decisiones importantes, no te agradecemos el pan que colocas en nuestra mesa y por la salud de nuestros hijos, cuando olvidamos a quienes cuidaron nuestra niñez, esos padres que nos cuidaron en esta tierra, buscándolos cada vez que necesitamos un favor y después de conseguirlo nos vamos, sin dar siquiera las gracias. 57


Yuretzis García

Oh, Señor sé que sufres cuando ves tanto maltrato, violencia y violación, cuando ves lo impune y lo injusto y deseas estar más cerca, pero no te llamamos, no te pedimos que intervengas o confiamos que todas las cosas son para bien, para quienes te amamos, estamos demasiado ocupados para pronunciar tu nombre en la mañana y ya para la tarde hemos olvidado invitarte a nuestro día. Sé que sufres cuando llueven en las noches y seguimos sin recordar tu sacrificio, tu perdón, avergonzándonos de compartir tu nombre pero no de las frases jocosas e historias chistosas; cuando no queremos esperar a que pase la ancianita, o simplemente detener el ascensor. Volteamos para otra parte la mirada ante los problemas de los demás y llamamos a todos ingratos, cuando no escuchan los nuestros, preferimos escuchar las palabras intrigantes que un salmo de tu biblia, no queremos regaños, preferimos las palabras dulces, recitadas al oído, y luego nos quejamos de aquel que nos mintió. Empezó la tormenta, el barco se hunde, todos se van, todos huyen para resguardar su vida. En la oscuridad no se ve a nadie y decimos que estamos solo, pero observo con cuidado, alrededor y tú estás allí, sigues allí, no te has ido. Sé que has sufrido por mí, y ¡lo lamento! Padre mío, amado mío, hermoso mío. Te escribo desde mi cuarto, desde una noche sin dormir, desde un deseo de decirte Gracias por estar conmigo.

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Índice Poemas

Ilustrado por:

Papá

Krishna Lejaraso

Metamorfosis

Fernando Escalona

Amo ese amor

Fernando Escalona

No todos los héroes usan máscaras

Luis Maneiro

Lo que quiero decir cuando me vaya

Fernando Escalona

Estoy ciertamente enamorada de ti

Evelyn Espinoza

Te amaré por siempre

Luis Maneiro

El secreto de Tomasita

María Baldivian

El sabor del amor

Evelyn Espinoza

Tomás

Fernando Escalona

Jardinero

Karina Barreto

Siempre estuviste conmigo

Fernando Escalona

Poema

Luis Maneiro

Mis tres amigas (la soñadora)

Wilvis Beaumont

Mis tres amigas (la noble)

Wilvis Beaumont y Krishna Lejaraso

Mis tres amigas (la virtuosa)

Wilvis Beaumont

Malcriadez

María Baldivian

Amor, amor, amor

Patricia Díaz

No quiero besar tus labios de miel

Celso García



Título

Papá Metamorfosis Amo ese amor No todos los héroes usan máscaras Lo que quiero decir cuando me vaya Estoy ciertamente enamorada de ti Te amaré por siempre El secreto de Tomasita El sabor del amor Tomás Jardinero Siempre estuviste conmigo Yelitza Aray (Boca de rosa) Poema Mis tres amigas (La soñadora) Mis tres amigas (La noble) Mis tres amigas (La virtuosa) Malcriadez Amor, amor, amor. No quiero besar tus labios de miel Nuestra historia Los nunca olvidados El hijo prodigo Perdón Dulce, salado Centinela de tus sueños Nostalgia Sueño despierta Realidad La ventana del alma Una carta para Dios

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07 09 11 13 15 18 20 21 24 26 28 30 32 33 34 35 36 37 39 40 42 44 46 47 48 49 51 52 54 55 56


Este libro se termin贸 de imprimir en el mes de agosto de 2013, en los talleres de Editorial Giraluna, R.L. Caracas, Venezuela. Son 100 ejemplares. Impreso en papel bond de 75 gr.



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