Petroglifos comuna Santa María

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PETROGLIFOS (del Griego petros: piedra y griphein: grabar) En su origen acunada en francés como “Pétroglyphe”.

Se conoce como petroglifo a una imagen o diseños simbólicos grabados en la superficie rocosa. Símbolos previos a la escritura que en conjunto con la pictografía, el geoglifo y el arte mobiliar pertenecen a la categoría del Arte Rupestre.

Son representativos de Culturas sin escritura, y la carencia del conocimiento de letras germinó en la utilización de signos. Así demostraron una capacidad de síntesis para la elaboración de símbolos necesarios para la comunicación y transferencia de pensamientos, indicaciones; revelaciones del ser interno, del modo de vida; de la visión del mundo terrenal y espiritual; y otras aristas de su Cultura. Desde tiempos pretéritos, el Hombre ha sentido la necesidad elemental de expresar, transmitir, comunicar todo tipo de temas: conmemorativos, indicativos, religiosos de tipo ritual, etc.; y estos testimonios trascienden en el tiempo para permitir comprender la verdadera estatura intelectual y de conocimiento de esa Cultura; y ahora es de responsabilidad del Hombre contemporáneo valorizar esta herencia conservándolos, interpretándolos, algo complejo de realizar debido a que cada signo está sujeto de diversas interpretaciones sean estas en parámetros generales o individuales.


CULTURA ACONCAGUA

Los arqueólogos a través del tiempo han estado, y, permanecen en constante actitud de Estudio e investigación de ésta cultura. Los descubrimientos de restos, cementerios, ajuares fúnebres, adornos, distintivos, etc. y los posibles descubrimientos futuros permitirán ampliar el conocimiento de ésta y por ende, valorarla más. Los asentamientos de ésta Cultura se concentra en la cuenca del Maipo, con una menor presencia en la parte baja de río Aconcagua y la parte norte de la cuenca de Rancagua; sociedad relativamente más pequeña en comparación con otras entidades socioculturales del pasado de Chile. Datos breves:

Don José Toribio Medina (1882) describe un cementerio de túmulos en la hacienda de Chacabuco. Don Francisco Fonck (1895) reseña el cementerio de Piguchén (Putaendo- comuna de la provincia de San Felipe) en la prensa. 15 años después se dan inicio a las investigaciones científicas. En los años 1910 y 1912 don Aureliano Oyarzún da a conocer el motivo decorativo cerámico del “Trinacrio”. Oyarzún estudió la “Cultura Aconcagua” en amplitud, pero principalmente estableció la siguiente hipótesis: “Los indígenas se valieron de la pintura para cultivar y conservar sus tradiciones o propagar las ideas que le sugerían las necesidades de la vida o de


su religión” (1912); y, en síntesis definió y describió un motivo decorativo de la alfarería de Chile Central y le atribuyó significados, relacionando el diseño con aspectos de creencias y mitología andinas, con lo cual fue un visionario que se adelantó a su época. En 1927,1928, Ricardo Latcham a través de sus estudios minuciosos logra fijar el marco espacial y temporal para estas manifestaciones artísticas de Chile Central durante un periodo previo a la llegada de los incas. Don Gualterio Looser (1931) continúo con el análisis interpretativo agregando más información. En los años 50 en marco de las investigaciones realizadas por el Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad de Chile, la Sra. Emilia Salas definió 19 tipos cerámicos de los cuales 4 corresponden a la “Cultura Aconcagua”. En años posteriores vinieron las excavaciones y con ellas los estudios respectivos. La población perteneciente a la denominada “Cultura Aconcagua” se distribuía desde la costa hasta la cordillera de los Andes. Se desarrolló aproximadamente entre los años 800 y 1.470 D.C. originada por una sociedad agroalfarero. De agricultores, ceramistas, pastores, cazadores y recolectores que habitaban entre el río Aconcagua y angostura de Paine, durante el periodo comprendido entre los siglos IX y XV d. C., aprox., creando una forma de vida original. Practicaban la recolección, cultivaban maíz, domesticaban algunos camélidos y la pesca y caza. Se desplazaban según la época del año, a zonas pre-cordilleranas en


veranos y a la costa en invierno, no obstante tenían sitios habitacionales semi-permanentes, por lo tanto, no se encuentran aldeas de clara estabilidad, sino transitorias. Disponía los lugares de habitación en terrazas o a pié de monte, a lo largo de esteros y ríos, y, cercas de tierras aptas para el cultivo. Contaban con una organización espacial, política y ritual; también generaron redes complejas y dinámicas de relaciones con otros poblados; no tuvieron una estructura administrativa jerárquica ni estratificación social marcada. Las familias vivían juntas o distantes, pero muy ligadas por lazos de parentesco y solidaridad revitalizados en fiestas y rituales.

La población que habitaba eran los “Picunches o mapuches del norte” quienes utilizaba el fértil Valle Central para cultivar, domesticar animales y volcar sus inquietudes artísticas en una cerámica decorada de manera singular. También crearon un espacio particular para la muerte, con grandes cementerios en forma de túmulos que hasta hoy señalizan, en un extenso tramado, sus espacios territoriales. Los cementerios se ubican siempre en los valles interiores y rara vez en sectores cordilleranos o en la costa Vivian de los recursos marinos de la pesca y recolección en la costa central, practicaban la caza del guanaco y otras especies, e incursionaban en los valles cordilleranos, durante diferentes periodos del año. Luego la dominación Inca y la conquista hispánica provocaron apagar la identidad regional.

En relación a las herramientas que fueron utilizadas, se destacan:


1.- finísimas “puntas de proyectil”, de forma triangular y base escotada, trabajadas con la técnica de presión, “Raspadores”, “Raederas” destinados a las actividades de caza-faenamiento de animales. En la costa se descubrieron, además, “Chopes”instrumentos líticos- para la extracción de mariscos y “pesas líticas” de red para la captura de peces. 2.-En las actividades agrícolas encontramos: “palas de piedra”, “morteros” y “manos de moler”. 3.- Otros materiales fueron el “hueso” y “fibras de lana”. El hueso se empleaba con un carácter funcional ligado al trabajo de pieles y otras materias primas, dada por punzones y leznas; y un segundo carácter: ritual, que incluye “cucharas” y “espátulas”, relacionada con rituales inhalatorio de sustancias de carácter sicoactivo o alucinatorio En relación a la textilería, se han encontrado restos de fibras animales en muy mal estado y “torteras” cerámicas para hilar.

4.- La metalurgia también formó parte de esta “Cultura” ya que se han encontrado aros en las tumbas; registro de moldes de piedra y resto de abundante escoria, todos productos del trabajo del cobre. En el desarrollo artístico de la “Cultura Aconcagua”, su aspecto más sobresaliente fue la “Alfarería” la cual denota un grado de especialización en su manufactura y patrones decorativos, altamente pautados, que dan gran homogeneidad al contexto cerámico en toda el área, planteando que el grupo de “artesanosalfareros” debieron tener una posición social de cierta


independencia de las labores cotidianas, así como ciertos privilegios. La alfarería se destacaba también, por la variedad de formas y por su especial decoración geométrica pintada. Los motivos decorativos utilizados son más de 44 y se presentan aislados y en varias combinaciones, pero ciñéndose a los códigos culturales comunes a toda la sociedad. La elección de las materias primas, tanto de arcillas como de los pigmentos, lograron piezas de calidad muy homogénea, siendo característica su tonalidad anaranjada o salmón que sirvió para bautizarla. Todas estas características hacen suponer a los arqueólogos la existencia de una especialización artesanal y centros de producción específicos. Se han logrado describir alrededor de cuatro tipos diferentes de cerámica sobre la base de la composición de la pasta, los tratamientos de superficie y colores aplicados a las piezas. A) En la cuenca de los ríos Maipo y Mapocho se presenta el denominado “Aconcagua Salmón” con 4 variedades en conformidad al color aplicado a las superficies: 1) negro o rojo sobre salmón. 2) negro y rojo sobre salmón. 3) negro, rojo y blanco sobre salmón. Las formas que predominan son pucos o escodillas, ollas y jarros.

B) El tipo “Rojo Engobado” que es más común en la cuenca del río Aconcagua, el cual presenta un fino engobe rojo. Se diferencia con el anterior (A) en la pasta utilizada y presenta dos variedades: una decorada y otra sin decorar. El motivo de la decorada tiene por motivo una cruz diametral en la superficie interna y una


banda en el borde, ambos en color negro o marrón. En cuanto a formas, las escudillas son mayoritarias, y generalmente, presentan un par de protuberancias en forma de lóbulos en dos extremos opuestos del borde de las escudillas. C) El tipo “Pardo Alisado” que por su pasta rica en hematita (óxido de hierro) presenta una coloración que va desde el pardo gris al pardo rojizo. Sus formas características son: escudillas, tazones y ollas.

D) El tipo “Tricromo Engobado”, de superficies engobadas, la interior en color blanco y la exterior color rojo. Sobre el fondo blanco se aplica decoración en colores negro y rojo. Las formas predominantes son pucos y jarros. Este tipo se encuentra restringido espacialmente a la cuenca del río Aconcagua y se le supone una posición cronológica tardía dentro del desarrollo de la “Cultura Aconcagua”, ya que su decoración y tratamiento de superficie revelan influencias diaguita-incaicas.


Olla del tipo Aconcagua Salm贸n, variedad negro, rojo y blanco sobre salm贸n. Colecci贸n del Museo Nacional de Historia Natural (Fotograf铆a de Fernando Maldonado)



Esc

Escudilla invertida del tipo Aconcagua Salmón, con el motivo trinacrio, variedad negro sobre salmón. Colección Museo Histórico Nacional (Fotografía de Fernando Maldonado)


Escudilla del tipo Aconcagua Rojo Engobado, variedad decorada. Colecci贸n Museo Hist贸rico Nacional (Fotograf铆a de Fernando Maldonado)


Escudilla de apoyo trípode del tipo Aconcagua Salmón, variedad negro, rojo y blanco sobre Salmón. Colección Museo Nacional de Historia Natural (Fotografía de Fernanda Falabella)


Escudilla del tipo Aconcagua, Tricromo Engobado. Colecci贸n Museo Nacional de los Andes (Fotograf铆a de Fernanda Falabella)


Tazón del tipo Aconcagua Salmón, variedad negro sobre salmón. Colección Museo Nacional de Historia Natural (Fotografía de Fernanda Falabella)


Olla y jarro del tipo Aconcagua Pardo Alisado. Colecci贸n Museo Hist贸rico Nacional (Fotograf铆a de Fernando Maldonado)


EspĂĄtulas, cucharas y otros artefactos en hueso (FotografĂ­a de Valentina Raurich)


En la alfarería “Aconcagua” encontramos el motivo decorativo del “Trinacrio” de persistente y extendida presencia en las piezas, y que se ha planteado sería una marca emblemática de la sociedad como un todo y un fuerte símbolo para la unidad y cohesión cultural. En el Valle de “Aconcagua” se configura un estilo de arte rupestre, es decir, se da una temática y una técnica con caracteres propios. Dicha técnica es “Petrograbado”, generalmente realizados en forma lineal, y en algunos casos bajorrelieve; la técnica comprende tres tipos de signos: abstractos y figuras antropomorfas y zoomorfas, estas últimas de escasa representatividad numérica. Fueron la materialización de sus creencias, culto y ritos que se han perdido. Muchos de las manifestaciones rupestres se encuentran en rocas ubicadas en cajones pre-cordilleranos de gran altura, entre 400 y 2.00 metros sobre el nivel del mar. En varias comunas de la provincia de San Felipe, V Región, Chile, existen petroglifos pertenecientes a la “Cultura Aconcagua” los cuales en general se encuentran en extensiones abiertas y se distribuyen en diferentes áreas, de preferencia en terrazas fluviales, siempre en dirección hacia montañas con connotación sagrada denominadas “wakas”. Existen algunos varios sitios arqueológicos, pero no pueden ser visitados, siendo el motivo principal de la prohibición, su conservación.


SANTA MARÍA Comuna ubicada en la provincia de San Felipe, V Región de Valparaíso, Chile. Limita al norte con las comunas de: Putaendo al sur; oeste y sur con San Felipe; al este con San Esteban. Su territorio forma parte de la cuenca superior del valle de Aconcagua. Ubicada en el extremo oriente de la provincia, a 7 kilómetros de la ciudad de San Felipe, a 98 kilómetros de Santiago (capital del país) y a 123 kilómetros de Valparaíso (Capital Regional).

Territorialmente la comuna se divide en sectores organizados en 10 unidades vecinales; con una superficie de 166,3 Km2; su población asciende a 12.813 habitantes; urbana representa el 68, 4% y rural el 31,6%, con 83,02 hab./km2., y dentro del contexto regional, representa el 0,83% de la población regional. El entorno natural comunal lo constituye el valle, cerrado por cordones montañosos, extendiéndose a sus pies una llanura de forma irregular, donde se ubican las rinconadas y cerros islas. Territorio precordillerano de los Andes y su conformación geográfica condiciona su existencia. Más del 50% de su superficie es apta para la agricultura, especialmente la fruticultura, siendo su principal fuente laboral generándose trabajadores agrícolas y temporeros. Esta comuna rural precordillerana pertenece al agroclima “Pumanque” que favorece los cultivos de secano; un clima templado.


Se destacan en el ámbito turístico los caminos pintorescos, cerros, lugares de observación de flora y fauna; Fiestas religiosas, especialmente la de “Santa Filomena”; Casas antiguas; Iglesia Santa Filomena (Monumento Nacional); Humedal o laguna El Copín; Hotel y Termas de Jahuel; Mesetas de Jahuel; Plaza de Armas; Piscina; Tranque de Jahuel, por mencionar algunos. El territorio actual de la comuna, como el resto de Aconcagua, fue ocupado por diversos pueblos aborígenes que se sucedieron. Se destaca el “Pueblo de los Túmulos”. Tumbas individuales y colectivas, en áreas destinadas a cementerio. La forma de sus sepulturas, consistentes en montículos de tierra llamados “incuviñas”. En la comuna de Santa María solamente existe acceso de visita a los ubicados en el sector de Jahuelito, los cuales están relativamente cercanos al “Sendero de Chile”. Sendero que une a todo el territorio nacional a través de una senda longitudinal altiplánica y precordillerana andina. Se pretende crear una huella por la cordillera y precordillera de los Andes, desde Visviri hasta Cabo de Hornos, transitable a pie, caballo o bicicleta. En la comuna de Santa María bordea el cerro El Zaino, pasando por las hermosas mesetas para llegar al estero del mismo nombre, donde se encuentra la ruta de internación hacia la Laguna El Copín, la cual se encuentra a 2.400 m.s.n.m. y que acoge a una población abundante de patos, taguas, etc.

En el año 1964 por el arqueólogo (Premio Nacional de Historia 2002) Lautaro Núñez Atencio y Hans Niemeyer en el III Congreso Internacional de Arqueología Chilena. En el año 1966, Niemeyer y


Julio Montané realizaron una síntesis del arte rupestre del Valle de Aconcagua en la cual mencionaron los sitios del “Zaino”, área de Jahuel. Fernando Igualt, en 1970 registra sistemáticamente algunos de los sitios de petroglifos en el cerro El Zaino confirmando la abundante presencia del “signo escudo”. También recuperó fragmentos de cerámica burda y algunos con decoración iridiscente; en registros posteriores se verificó la presencia de cerámica perteneciente al período Alfarero Temprano, cuando se procedió a realizar un registro sistemático de dos de los sitios de petroglifos del cerro “El Zaino” (El Zaino I y II) y un campamento en la quebrada de “La Luz” (La Luz I). DESCRIPCIÓN DEL ÁREA

En los sectores de la Higuera, Jahuelito los petroglifos ubicados en los cerros de la zona son el testimonio de la presencia de la “Cultura Aconcagua”. FOTOS DEL SECTOR “EL ZAINO” (en un día de lluvia)







El área estudiada comprende dos espacios distintos: 1) Representado por el estero “El Zaino” y su cuenca, en la cual se destaca el estero tributario “La Laja”. La prospección de éste espacio se extendió en un largo de 8 kms. Aproximadamente, iniciándose a la altura del cerro “El Zaino” (1.500msnm) y las denominadas “Vegas del Copín” (2.100 msnm), lugar de origen de uno de los principales afluentes del estero “El Zaino”. También fue revisado el curso inferior de la quebrada de “La Laja” (aprox. 1km.) 2) Representado por la cuenca de la “Laguna del Copín”, ubicada aprox. A 2.400 msnm., rodeada por cumbres precordilleranas de mediana altura. Un espacio de 10 km. (aprox.) fue el área que cubrió la prospección y en la cual se identificaron un total de 17 sitios arqueológicos y 2 hallazgos aislados de restos materiales registrados sin asociación alguna. En los sitios arqueológicos, la categoría más abundante está representada por los “Conjuntos de Aleros” (3 unidades). Los sitios de petroglifos, los campamentos, los campamentos-taller, las estructuras de refugio y los corrales ganaderos-campamento reúnen cada uno dos unidades. Las categorías de Alero, habitacional con estructura, laboreo minero y corral ganadero, solo incluyen 1 unidad. Un estudio preliminar de sus contextos se ha establecido la presencia de al menos 28 ocupaciones humanas diferentes: 12 pueden ser asignadas al periodo histórico subactual (siglos XIX-XX)


7 al periodo “Alfarero Temprano” 5 al periodo “Prehispánico Indeterminado” (aún sin poder especificar su ubicación temporal)

3 al periodo “Arcaico Indeterminado” (aún sin poder especificar su ubicación temporal) 1 al periodo “Arcaico Temprano”.


SITIOS:

Nombre: El Zaino I Localidad: Jahuel

Tipo de Sitio: Petroglifos

Ubicación: se encuentra en la ladera nororiente del cerro “El Zaino”, zona de fuerte pendiente, en la cual un gran promontorio rocoso genera una pequeña planicie. Se domina todo el curso inferior del estero “El Zaino” y parte del valle del río Aconcagua. Descripción y contexto Cultural:

Varios bloques rocosos del promontorio presentan paneles de arte rupestre en donde se presentan figuras geométricas, tales como el signo “escudo” y rectángulos de lados curvos, junto a figuras antropomorfas y, otras no identificadas. En los alrededores se registran dos fragmentos cerámicos monocromos de paredes medianas. El área del sitio alcanza aprox. 50 m2. Asignación Crono-cultural:

Prehispánico Indeterminado y periodo Alfarero Temprano (01.000 D.c.)


Nombre: El Zaino II Localidad: Jahuel

Tipo de Sitio: Petroglifos

Ubicación: se encuentra a escasa distancia del sitio anterior, hacia el sur por la ladera del cerro del mismo nombre y a una cota muy similar. Desde el sitio se domina el cono de deyección de la quebrada de “La Luz” y parte del curso del estero “El Zaino”. Descripción y contexto Cultural:

Sitio constituido por algunos bloques rocosos que presentan paneles con petroglifos, en los cuales predomina sin contrapeso la figura denominada signo “escudo”. El área del sitio alcanza aproximadamente los 30 m2. Asignación Crono-cultural: Prehispánico Indeterminado.

Sitios arqueológicos bajo la supervisión (propietarios) de la comunidad de Jahuel.























SI DESEA VISITAR EL ÁREA REALIZAR CONTACTO CON LA MUNICIPALIDAD DE SANTA MARÍA, ORGANISMO MÁXIMO DE AUTORIDAD ADMINISTRATIVA DE LA COMUNA. Fuentes:

Fotografías: gentiliza de Sergio Rojas P. Textos: archivos Biblioteca Pública comunal “Gabriela Mistral” Libro “Cultura Aconcagua” autores: Rodrigo Sánchez Romero, y, Mauricio Massone Mezzano. Edición 1995 Santa María, octubre 2013


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