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100 años de té

Cada vez nos acostumbramos más a la expresión “té americano”. Y es que nuestro continente también es parte de la historia del cultivo del té, con países que imprimen un sello particular a la industria tealera desarrollada en ellos.

Solemos tener la idea de que el té proviene de orígenes misteriosos y remotos, al otro lado del mundo. Ceylán, China y Japón son algunos de los nombres que vienen con frecuencia a nuestra mente. Sin embargo, hoy en día la producción de té se encuentra diseminada por todo el planeta, y de hecho una zona importante en este sentido se encuentra muy cerca de nosotros, al otro lado de la cordillera de Los Andes. Se trata de la extensión geográfica comprendida por las provincias de Misiones y Corrientes, ubicadas en el noreste de Argentina. Estos territorios dan a luz un producto de origen muy especial, cuyo cultivo data de hace cien años.

Pero, ¿cómo llegó la Camellia Sinensis a Argentina? La historia se remonta a los vaivenes migratorios de la familia Hnatiuk. En 1910, Wladimiro Hnatiuk abandonó su natal Ucrania en medio del convulso clima político del Imperio Ruso para establecerse en la localidad de Tres Capones, en la provincia de Misiones. Seguía los pasos de su hermano Tijón, quién se había establecido en la zona en 1908. Algunos años después, Tijón retornó a su tierra natal y no regresó sino hasta 1923 para visitar a Wladimiro, oportunidad en que le trajo de regalo algunas semillas de Camellia Sinensis desde Crimea. Wladimiro - que tenía experiencia previa en agricultura- las cultivó, dando así el puntapié inicial a la historia de la producción del té argentino. Hoy en día, tal como se indicó, la Camellia Sinensis es cultivada en las provincias de Misiones y Corrientes. La primera es sin duda la más relevante pues concentra el 95% de la superficie de cultivo de la planta del té en el país. Sin duda, el clima subtropical es el marco propicio para el desarrollo de esta especie. Pero además es importante indicar que la industria tealera no ha prosperado sola, sino que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha jugado un rol clave en su evolución, enfocándose especialmente el desarrollo de nuevos cultivares. Y en este proceso, otra industria que se ha visto impactada es la metalmecánica, la cual ha experimentado un gran crecimiento e incluso ha diseñado maquinaria que actualmente ha permitido automatizar todo el proceso productivo.

Argentina exporta el 90% de su té a diversos países como Pakistán, Chile, Polonia y Alemania. Pero su gran comprador es Estados Unidos, que consume alrededor del 70% de lo generado a nivel interno, destinándolo principalmente a la elaboración de iced teas. El rubro local señala que su té tiene una cualidad destacable en este sentido y es que permanece traslúcido en la infusión, razón por la cual es el insumo perfecto para la elaboración de dicho formato. Una segunda cualidad que frecuentemente se resalta también es su alto contenido de polifenoles. Otra característica interesante de la industria tealera trasandina consiste en que existe un foco en la obtención de certificaciones relacionadas con sustentabilidad, como una forma de añadir valor al producto final y diferenciarse de la oferta del mercado global.

Es curioso cómo la idea de que el mate es la infusión por excelencia del país nos ha hecho soslayar el importante rol que tiene Argentina en la elaboración del té. Actualmente, un diputado nacional - Diego Sartori - ha presentado un proyecto de ley para promover la declaración de 2023 como el año del centésimo aniversario del té argentino. Esperemos que así sea y que este producto siga profundizando su identidad particular dentro de las grandes ligas del té mundial.

A menudo subestimamos los aportes individuales en el devenir de la historia, pero relatos como este nos recuerdan que el efecto mariposa siempre está a la vuelta de la esquina. En este caso es muy difícil saber qué habría sucedido si Tijón no hubiera regresado de Europa con su particular regalo de semillas, pero claramente no habría sido sencillo que el té se abriera camino en suelos tan remotos y ajenos a las culturas que históricamente han sustentado su producción. Esperemos que este 2023 podamos brindar con una taza de té a la memoria de la familia Hnatiuk, en el centenario de la siembra que cambió definitivamente la fisonomía agrícola del noroeste de Argentina.

Da Hong Pao (esp. «Gran Túnica Roja») es una de las variedades del té oolong (conocido también como el té azul), que se produce en las montañas Wuyi en el noroeste de la provincia de Fujian, China.

Esta es un área que ostenta una larga historia del té y que en 1992 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El suelo en esta cordillera volcánica es muy rocoso y las plantas tienen que buscar el camino a través de las grietas de las rocas para encontrar el agua y los nutrientes que necesitan para crecer y producir tés de calidad.

Los tés elaborados de las hojas de estas plantas del té se conocen como ‘oolongs de roca‘ o ‘yan cha’ y a menudo tienen un sabor mineral que recuerda a piedra húmeda, semejante a pedernal, que se describe como ‘petricor’, un término inventado en 1964 para definir el olor a tierra húmeda o piedra mojada después de caer la lluvia (del griego ‘petra‘ que significa “piedra” e ‘icor‘, la sustancia que fluye a través de las venas de los dioses en la mitología griega).

Los arbustos de té de los que se elabora el costoso Da Hong Pao se sitúan en lo alto de un rocoso promontorio en un estrecho cañón rodeado por altos pilares de roca, y nadie, excepto un pequeño número de designados productores de té, puede acercarse a este lugar.

Se hicieron famosos cuando la madre del emperador Ming fue curada de una larga enfermedad con el té preparado con sus hojas y el emperador envió su «túnica roja grande» para cubrir y proteger los preciosos arbustos de té. Cada año solamente se producen alrededor de 400 g de té azul oolong de esos arbustos originales. Este valioso té a menudo se presenta por el gobierno chino como un regalo a sus dignatarios visitantes o se vende a precios muy altos.

Sin embargo, no todos los tés Da Hong Pao tienen un precio tan alto y eso se debe a que, a lo largo de los siglos, los arbustos de té que se cultivan en los alrededores han sido reproducidos por esquejes obtenidos de los árboles madre originales. El sabor y el aroma del té elaborado a partir de esos arbustos más jóvenes varían de acuerdo con la ubicación específica donde crecen. El suelo, los patrones climáticos, las temperaturas, la cantidad de sol y lluvia, etc. pueden afectar la forma en que crecen los arbustos y el sabor final del té en la taza.

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