Esclavitud en Cuba

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“Ha fugado de la hacienda Isabel, partido de Andalucía, el primero de mayo, la conga muy ladina, nombrada Carolina, habla francés y español, es muy conocida en la ciudad, se sospecha que está en una hacienda inmediata a la de donde fugó, se pagará 8 pesos a quien diera razón cierta de su paradero y la captura a quien la lleve a su dueño que vive en la calle Gallo diez y seis” El Redactor/ 23 de Mayo 1840 Santiago de Cuba

INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es tratar de realizar un breve estudio de las condiciones de vida de los esclavos en Cuba utilizando como fuentes los documentos y publicaciones existentes en la Biblioteca Nacional “José Martí” ciudad de La Habana, Cuba. El material trabajado por los autores citados en la bibliografía refleja en parte la opinión de la Corona, y en otra, la de aquellos que directamente explotaban el trabajo esclavo como fuente fundamental de riquezas en la isla: los hacendados. Asimismo resulta imprescindible abordar sucintamente la situación existente en la Colonia en los años en que se promulga el llamado, Código Negro Español. Se desarrollan principalmente las características de educación, alimentación y vestido, como así las ocupaciones y diversiones que establecía dicha reglamentación. Se desarrolla a grandes rasgos las circunstancias internacionales en el ángulo que atañe más directamente al tráfico y explotación de esclavos. Asimismo se hace una observación de las sublevaciones y levantamientos de los esclavos alzados que desde los palenques lucharon por la opresión de la que eran víctimas. Para los hacendados el esclavo era una mercadería proveniente del mercado capitalista mundial, donde su peso específico era notable. Por lo tanto, es necesario conjugar esta condición con la situación cubana al respecto, para observar su dinámica cómo una de las premisas que repercuten, en cierto modo, en los movimientos de rebeldía que se desarrollaron en la isla caribeña. Se plantea en calidad de hipótesis si es posible encontrar relación entre las condiciones de vida del esclavo negro, la realidad internacional y las rebeliones de los cimarrones y alzados de la isla de Cuba, anteriores a las luchas de independencia. La batalla contra el progreso de la humanidad la planeaban con tenacidad los negreros y propietarios, aún después de haberse declarado los Derechos del Hombre y del Ciudadano en la Revolución Francesa , de haber roto las cadenas los esclavos de Haití, y después de las campañas abolicionistas de políticos y hombres de letras norteamericanos, ingleses y franceses descubriendo al mundo la impecable ferocidad de los propietarios de tierras en el complejo azucarero de Cuba, nordeste brasileño y plantaciones algodoneras del sur de los Estado Unidos.


En tal sentido se analizan como fuentes bibliográficas los trabajos de Mirtha Teresa González “Aproximaciones y diferencias entre los hacendados y el Código Negro español de 1789”, de Leyda Oquendo “Las Rebeldías de los esclavos en Cuba.1790-1830” , de José Luciano Franco “Contrabando y trata negrera en el Caribe”, en el archivo documental de la Biblioteca Nacional “José Martí”, existe una amplia compilación de manuscritos acerca del tema de la esclavitud, parte de ese material se agrega en el apéndice adjunto.

PRIMERA PARTE

EL CÓDIGO NEGRO En sus Aproximaciones y diferencias entre los hacendados y el código negro Español, sostiene Mirtha T. González, que la Real Orden de 1 de mayo de 1789,conocida como “Carolino Código Negro” o “Código Negro Español”, que reglamentaba el tratamiento de los hacendados hacia los esclavos”, produjo gran repercusión entre los hacendados de Cuba. Estos, por medio de los ayuntamientos, manifestaron su descontento, llegando incluso a realizar, mediante una representación, una extensa comunicación dirigida al Rey, en la que se planearon los “perjuicios” que “acarrearía” a la isla, el hecho de que tal Código se pusiera en ejecución.(1) En el orden interno los hacendados criollos se hallaban en pleno fortalecimiento debido a un extraordinario crecimiento económico de la isla. La industria azucarera se desarrollaba hasta límites nunca vistos. Al respecto, el historiador Julio Le Riverend subrayó en su Historia económica de Cuba: (2)”Se estima que fueron un centenar los ingenios creados por estos años, lo que puede dar una impresión de los millares de esclavos que sólo por ese concepto se necesitarían.” Esta explotación masiva de esclavos en grandes plantaciones, estaba a su vez condicionada por el mercado mundial y en función de éste. También se puede concluir que existió por esta época un importante aumento de la población negra esclava y acorde al desarrollo de la Colonia, se crean diferentes instituciones gubernamentales, entre ellas el Consulado, la Intendencia, el Obispado y la Administración General. Al mismo tiempo se reconsidera la legislación vigente, luego de la Revolución Haitiana(3), que influyó en el contenido de las nuevas leyes que la Corona dicta, declarando la libertad de la trata. Acerca de esto, Fernando Ortiz, en su obra Los negros esclavos, puntualizó: “permitiendo esta última no sólo la franca libertad a los nacionales, para introducir negros en Santo Domingo, La Habana, Puerto Rico y Puerto Cabello, sino que la extiende a otros puntos del Caribe, para proveer de brazos y dar estímulos a la agricultura y producciones a que se convidaban, el clima y feracidad de nuestras isla.” La Real Cédula está formada por 14 Capítulos que contemplan los siguientes aspectos: educación, alimentos y vestuario, ocupación, diversiones, matrimonios, obligaciones de los esclavos, y penas correccionales, penas mayores, excesos de dueños y mayorales, injurias a los esclavos , lista de esclavos, modo de averiguarlos excesos de los amos y finalmente sobre la cajas de multas. El Código Negro se ocupa desde sus primeros capítulos, del tema de la educación y en tal sentido


expresa “que durante los días de precepto no se les obligue ni permita a los esclavos trabajar ni para el amo ni para beneficio propio y por otra parte se les imparta la Doctrina Cristiana por un sacerdote”.(4) En este caso los hacendados argumentaban que no era de su incumbencia el hecho de que el esclavo trabajase durante estos días de fiesta en su beneficio, aunque añaden que esta prohibición traería aparejada serias protestas teniendo en cuenta, que ellos sostenían, que ese era el recurso con que contaban para salir de la esclavitud. Se proponía que los que estuviesen ,más adelantados y estando bautizados enseñen al resto. Por su puesto, resulta obvio el significado que para quienes trabajaban tan duramente tenía el rezo del rosario una vez terminada la jornada. (En eso solamente estaba basada para unos y otros la educación al negro) En la legislación también se ordena buena manutención y vestuario para el esclavo y que la cantidad y calidad se debía señalar por el Ayuntamiento y la audiencia del Procurador Síndico, proporcionalmente a la edad y sexo, y a lo que comúnmente consumen los trabajadores libres.(5) Estos términos fueron rechazados por la representación de los hacendados, quienes primero la admitieron y encomiaron para esgrimir después que significaba un peligro, pues “ ...a cada momento les requerirán injustamente con el peso y la medida. Así les faltará a la subordinación: se sacudirán los gajes de la servidumbre y nadie será capaz de contenerles su orgullo”(6). Añadían que a nadie mejor que a ellos les preocupaba y convenía tratarlos bien, para qué un reglamento general que refiriéndose a “gente ignorante e inculta abusará de él para alarmarse contra su señor “. Junto a estos argumentos relaciona la comida del esclavo: “media libra de carne salada seca, la correspondiente harina de maíz y los plátanos que apetezcan, sin que les escasee los boniatos, las calabazas y otras viandas, ni el arroz cuando se estima oportuno”.(7) El alimento que en realidad consumía diariamente el esclavo en Cuba a finales del siglo XVIII, no es algo que se pueda afirmar detalladamente, sin embargo, la bibliografía consultada indica que en estos años, las raciones fueron mínimas. “En síntesis la irregularidad en las importaciones de alimentos, la crisis de la producción alimentaria autóctona y el incremento de la población consumidora, todo ello al unísono, repercutió dramáticamente en el nivel de vida del esclavo.”(Moreno Fraginals) En cuanto al vestuario, según los hacendados, estaba formado por “dos vestidos al año de bramante y casacón de bayeta”. No se hace referencia al calzado y por otra parte teniendo en cuenta el trabajo que realizaba el esclavo, si estas reglamentaciones se cumplían al comenzar la zafra, el esclavo andaría poco tiempo después de terminar, vestido con harapos o prácticamente desnudo. Con respecto a la ocupación, la legislación dice textualmente: “La primera y principal ocupación de los esclavos debe ser la agricultura y no los oficios de vida sedentaria.” (8) En este sentido lógicamente viene bien a los intereses esclavistas y en este caso no existe desacuerdo, ni oposición al reglamento español. Pero en lo que se relaciona a la robustez del esclavo, sexo, o edad, habrá manifiesta contradicción, ya que las instrucciones de la Corona sostenían que “ninguno puede mejor dictar las reglas que el amo que los maneja y a quien principalmente conviene usar la humanidad con los esclavos, para que conservándose puedan rendirles las utilidades a que aspira”. Los hacendados según Mirtha González: para reafirmar sus argumentos plantean que un esclavo de 40 años suele imposibilitarse ante de los 60, otro que hoy resiste mañana puede debilitarse y “preferir la muerte que un trabajo fácil” (9). En cuanto a la jornada, el Código regula que sea de sol a sol, con dos horas de descanso(10) . “En los seis meses del año no trabajan de noche nuestros esclavos sino


en algunas faenas suaves de poco más de una hora, en conducir alguna leña y arriar y en otros ejercicios domésticos.” Los propietarios de las haciendas sostienen que existe cierto tipo de trabajo que debe realizarse “antes que se inicie el día” y notifican a las autoridades peninsulares en una larga y minuciosa descripción de trabajo del ingenio y de la necesidad de la jornada nocturna con el objetivo de mantener en condiciones el guarapo (11) y lograr que la primera azúcar 00resulte a las diez de la mañana, argumentando que de comenzar en las primeras horas del día y no durante la noche, se secaría en horas de la tarde, y alegaban además que el resultado sería la fabricación de la cuarta parte del azúcar que se elabora con el sistema ya establecido. En forma amplia y detallada, también se describe el trabajo en los cultivos de tabaco, como argumento que justifique la jornada por ellos impuesta. Resultan interesantes las conclusiones a que llegan en caso de ponerse en vigor la Cédula en cuestión: “Será pues preciso que abandonemos los ingenios y al real erario de Vuestra Majestad faltará un ramo tan considerable; las rentas decimales que antes se reputaron capaces para mantener con decencia dos obispados apenas podrán sostener miserablemente sus iglesias; indotados sus capitulares. se arruinará el comercio que ya era floreciente por los azúcares. La agricultura se destruirá. La población decaerá y las familias que brillaban en esplendidez se llenarán de atrasos y escaseces.”(12) Según los esclavistas la mujer esclava recibía el tratamiento adecuado: “Nos compadecemos de su sexo, y siempre disponemos sean compatibles con él, los trabajos a que se destinen” A su modo de ver era compatible el trabajo del corte de caña con la mujer negra, incluso hasta en el período de gestación, dándose el caso de ingenios donde una gran parte de la fuerza de trabajo era femenina, como es el caso de La Ninfa, que en la década de 1820, según plantea Manuel Moreno Fraginals, mantuvo su molienda sobre la base del corte y alza exclusivamente realizado por mujeres(13). Tan grave como la situación de la mujer, era el trabajo de los niños, a quienes no se menciona en la protesta esclavista pese a la regulación que por edades se hace en la legislación. Como es sabido, el niño nacido en esclavitud se inicia desde los 5 o 6 años como narigonero, recogedor de cañas y otras tareas. En relación a la vivienda la Instrucción Real señalaba habitaciones distintas para los dos sexos, camas y mantas y no más de dos negros en cada cuarto, destinando habitaciones separadas para los enfermos que deberán ser atendidos por el amo y pasados a un hospital si se estima necesario. Julio Le Riverend en su descripción de los barrancones califica como “verdaderas cárceles donde se encerraban durante las horas de descanso, entre sus turnos de trabajo”. En relación con la vivienda, la exposición de los hacendados falsea la realidad cuando dice que descansaban en habitaciones “bien abrigadas y cómodas; otro tanto ocurría con la parte dedicada a la enfermería”(14).

Recreación y Tiempo “Libre” Con respecto a los tiempos de recreación, tiempos libres y en cuanto a las diversiones, a las autoridades y hacendados les preocupaba que se les negara a los negros la posibilidad de “bailar al estilo bárbaro de sus patrias, al son de un atabal, de la marimba y de pitos que construyen con cañas silvestres”. La preocupación no estriba, por supuesto, en una cuestión humanitaria sino en el


descontento que esto producía en la masa esclava y que pudiera promover la sublevación. En la representación que hacen los hacendados no se hace referencia a los viejos y enfermos habituales que no se hallan en condiciones de trabajar, así como los niños y menores de cualquier sexo; tampoco se menciona lo referido a los matrimonios aunque acerca de este último se hace alusión a las argumentaciones que sobre la jornada de trabajo se mencionan anteriormente, y agregan: “Facilitamos entre ellos con el mismo objeto los matrimonios y hemos pensado fomentar el número de las hembras.” El Sector hacendado presentó una fuerte oposición al Código en relación a los castigos aplicables y se muestran en desacuerdo con la fijación de las penas y , no por uso del cepo, azotes, cadenas, grilletes, sino porque la regulación plantea que cuando el esclavo cometa graves excesos sea enviado a proceso judicial. Además se le nombre un protector que se haga cargo de su defensa(15). En el criterio de los hacendados se enraizaba el concepto de que con esa medida el esclavo perdía el temor y estimulaba la desobediencia. En este sentido los propietarios argumentaban ante las autoridades coloniales: “Tenemos particular cuidado por nuestra propia utilidad de que sean moderados, como que los excesivos los inutilizan en muchos días para el trabajo y es preciso que el delito sea de extraordinaria consideración o que convenga sacar la corrección de las reglas comunes para ejemplo de los otros.” (16). Al mismo tiempo argumentaban que esto los llevaría a escaparse e incluso establecer palenques como los existentes en algunas regiones de América, reafirmando la necesidad de ser ellos quienes impusieran los castigos y no por medio de una legislación impuesta por la Corona. La legislación analizada fue modificada a principios del siglo XIX, pero quedó demostrada la relación de poder entre los hacendados y la Corona. SEGUNDA PARTE LAS REBELDÍAS DE LOS ESCLAVOS EN CUBA. 1790-1830. Inglaterra era la metrópoli del mundo colonial a partir del siglo XVI. No era España la que imponía las reglas de la trata negrera en las colonias de América, sino la Gran Bretaña que ofertaba mayoritariamente la mano de obra esclava como fuerza de trabajo extraída de Africa e impuesta a las relaciones de producción. El desarrollo económico inglés se fundamentaba en alto grado en la materia prima obtenida con fuerza de trabajo esclava, procedente sobre todo de los algodonales del sur de Estados Unidos. El esclavismo, la trata y el capitalismo se identificaron en esta fase con el sistema colonial. Si nos remitimos de manera concreta a la intención inglesa de suprimir universalmente la trata en una época posterior, cabe decir que no se refiere simplemente al hecho de la aparición en su mundo productivo de la maquinaria, sino que al apoyar a esta fase del capitalismo, estas circunstancias trajeron consigo el manejo, por parte de Inglaterra, de una rigurosa y hábil política de repercusiones que implicaba dejar de abastecer de brazos a las colonias francesas y también a las españolas. Inglaterra quería llevar la competencia al terreno más propicio para ella. Abolir la tarta era arruinar la economía de los países competidores. Para Gran Bretaña era evidente, que la explotación del trabajo esclavo de sus colonias del Caribe no le reportaban las ganancias que necesitaba para su


desarrollo, así pues “boicoteó” activa y prácticamente a las potencias rivales. Esta situación se relaciona directamente a la esclavitud y las rebeldías esclavas en Cuba. En el período 1790-1830, debemos considerar que la situación de Cuba en relación con el resto de América latina; era diferente en cuanto a que en la Isla no se efectuaba una lucha de liberación nacional que condujera a al obtención de la independencia de la metrópoli española, mientras que en el resto del continente latinoamericano las guerras independentistas eran el rasgo común de las primeras décadas del siglo XIX. Para los hacendados esclavistas del país, la coyuntura económica les favorecía. La Isla ocupó ventajosamente el lugar de la ex floreciente Haití removida hasta los cimientos por la revolución de esclavos en los mercados del mundo occidental ahora con precios más altos para el azúcar y el café. La coyuntura política también les era favorable(17). Por otra parte, la cercanía al escenario de la Revolución Haitiana teniendo un sistema socioeconómico similar, determinaba que los esclavistas de Cuba no se arriesgaran a ser aplastados por la “negrada belicosa” que sojuzgaban. De declararse una guerra independentista en Cuba, según el criterio casi absoluto de los esclavistas, se daría la oportunidad a los esclavos de revelarse y repetir en Cuba el ejemplo cercano de Haití. Esto era considerado una amenaza para propietarios y autoridades, ya que se destruía el propio sistema de seguridad constituido por las fuerzas represivas coloniales que eran la defensa y brazo armado de los hacendados frente a las múltiples sublevaciones de esclavos. Cuando los hacendados de Cuba emprendieron su vigoroso ascenso económico de la última década del siglo XVIII, no tenían en cuenta que con los cargamentos de fuerza de trabajo esclava que recibían estaban contribuyendo a su propia desaparición como esclavistas, y de paso estaban ayudando contradictoriamente al surgimiento de una nueva etapa del capitalismo de su país. Con la explosión azucarera se incrementó en Cuba, en cantidades realmente extraordinarias, el esclavo africano y con él se arrastró el descontento y la insurrección que constituyeron, no sólo una amenaza, sino también el terror para los hacendados. En el periodo comprendido entre los años que van de 1790 a 1830, la historia de Cuba estuvo plagada de sublevaciones esclavas, al igual que otras partes de América, en las que el esclavo, logró rebelarse y establecer palenques donde sobrevivir quizá más dignamente(18). La producción esclavista estuvo siempre amenazada por este escape de fuerza de trabajo. Para contrarrestarlo establecieron numerosas partidas de hombres armados de fusiles y perros de presa, con el objetivo de reintegrar a los esclavos a sus dueños. Pero no había terminado la destrucción de un reducto de cimarrones cuando ya surgían varios nuevos, fue una lucha interminable que desapareció únicamente con la abolición de la esclavitud. La lucha de los esclavos en Cuba no comienza en 1790, pero se hace más violenta a partir de esa época. Obviamente, porque al incrementarse la industria azucarera fue necesaria la introducción de mayor número de esclavos, a los cuales se les sometió a un mayor rigor productivo con la utilización de los más violentos métodos de coerción. Al aumentar el esclavista la producción, tuvo consecuentemente que incrementar los métodos de explotación. La luchas de esclavos de esta época aparecen reportadas tempranamente en los múltiples expedientes invocados por las autoridades coloniales (19). La situación al respecto es tan difícil para los esclavistas, que en 1819 un informe oficial señala el temor de que se “fomente un palenque invencible y semejante al que toda la eficacia de los ingleses no ha podido destruir en la Isla de Jamaica...”(20)


Cimarrones y palenques: Para los hacendados, la esclavitud es una responsabilidad heredada (21). Sin embargo, correspondió a los hacendados de este período histórico cubano, amplia y plenamente, el incrementar la esclavitud y hacerla, de acuerdo con sus requerimientos económicos, más violenta, brutal e inhumana. Se le llamó cimarrón al esclavo “huido” del dominio de sus amos. La legislación colonial los clasificó en cimarrones simples, aquellos que hacían vida solitaria en el monte; y cimarrones apalencados, a los que vivían en comunidad con otros en reductos rebeldes que constituían viviendas del tipo de las “rancherías” independientes. Los cimarrones simples eran mucho más vulnerables a la caza que les hacían los arrancheadores que los apalencados.Y aunque constituyeron en si mismo una quiebra grande para sus dueños, no fue la forma más simple de la cimarronería la que más golpeó al régimen de explotación establecido en Cuba en aquella época. La segunda forma de proceso de cimarronaje , el apalecamiento; resultó un serio desastre para los explotadores. La lucha secular del hombre esclavizado en Cuba por lograr su libertad, es permanente en este período y abarca toda la Isla. Los pronunciamientos son más frecuentes en la zona occidental, donde hay mayor concentración y densidad demográfica de esclavos, y en la oriental, donde las tradiciones libertarias son un poderoso ejemplo. Las condiciones geográficas propicias al ocultamiento más seguro, y las influencias de la revolución de los esclavos haitianos, llegaron más directamente desde los primeros momentos. En ambas zonas [la occidental y la oriental]como también en el resto de la isla, se dio el fenómeno de apalencamiento: residencia estable de un grupo de esclavos cimarrones en lugares intrincados donde construían un poblado pequeño de aproximadamente 15 o 20 chozas que los españoles llamaban rancherías o palenques (de ahí el nombre de arrancheadores dado al que perseguía a los apalencados y cimarrones en general)(22). Las condiciones que buscaban los cimarrones para construir un palenque eran, desde el punto de vista geográfico: que los obstáculos naturales fueran de tal envergadura que resultara difícil a sus perseguidores salvarlos. Generalmente el palenque tenía dos salidas, una de ellas en los casos frecuentes que fueron las de montaña siempre daría a un precipicio derriscadero que el esclavo salvaba con relativa destreza y que era para sus perseguidores un obstáculo serio de vencer. Los palenques estaban construidos de tal manera que aprovechaban la disposición de la naturaleza, sumando a ello medidas de seguridad que garantizaba su ocultamiento, esta es la principal característica “arquitectónica” de los palenques. El caserío era rodeado de fosos en cuyo fondo se encontraban las afiladas puntas de un buen número de estacas. Estas trampas, bien enmascaradas se diseminaban también por caminos que conducían al palenque. En ocasiones el palenque estaba tan cercano a la hacienda que estas trampas eran el aviso para que las autoridades comenzaran la búsqueda de los esclavos y el sitio del mismo. La habilidad de los cimarrones para ocultar su aldea le permitía muchas veces tener “caseríos “paralelos a las haciendas con las que a voluntad establecían contactos (de acuerdo con las


necesidades que les impusieran las circunstancias(23) El sitio de establecimiento de un palenque era escogido también con criterio estratégico se ubicaba en un sector o área de la montaña que permitiera controlar sin gran dificultad la zona limítrofe en posición ventajosa, y como hemos dicho, tenían asegurada la retirada en caso necesario. La economía de los palenques y de los apalencados era, fundamentalmente, de subsistencia, cerca del caserío en un claro del monte bien oculto, hacían sus siembras (yuca, boniato, ñame) que les servían para la alimentación. También utilizaban algunos productos como la cera virgen y la miel como elementos de cambio, estableciendo contacto con mayorales de haciendas cercanas al palenque, para obtener “azúcar, pólvora, armas y útiles de los que carecían”. Se conocen casos de hacendados y mayorales de Oriente que permitían a grupos de cimarrones que les trabajasen a cambio de este tipo de abastecimiento(24). Cuando los resultados de la venta se realizaban en dinero, el jefe, cabeza o capitán de cimarrones, lo guardaba para utilizarlo en las necesidades colectivas del palenque. Para obtener también carne y otros artículos necesarios los cimarrones, incursionaban en grupos relativamente numerosos en las haciendas(25) . A principios del siglo XIX , salvo las zonas aledañas a Santiago de Cuba, Bayamo, Holguin, Guantánamo, Baracoa y a toda la vasta región selvática y montañosa era el gigantesco escenario de las batallas del esclavo por conquistar sus derechos y a disfrutar del producto de su trabajo y de su libertad. Un ejemplo recurrente en la bibliografía cubana es el gran palenque de El Frijol,1815, integrado por 300 cimarrones, hombres y mujeres. Según informan las autoridades de la época, tenía: “formales establecimientos de casas, trapiches de ingenios, cañaverales, platanales, vegas de tabaco y toda clase de granos como maíz, frijoles, arroz, etc.(Franco). El gran palenque de el frijol intercambiaba con el propietario y mayorales de la cercana hacienda de Moa quienes los relacionaban con comerciantes catalanes. Por medio de contrabandistas italianos e ingleses comerciaban con Jamaica y Haití. Este palenque era dirigido por un negro habanero llamado Sebastián. Es probable que en este tipo de palenque convivían blancos(26) El 6 de enero de 1816, un nuevo gobernador militar y político tomó posesión en Santiago de Cuba, temiendo que los cimarrones recibieran ayuda haitiana, y se extienda la insurgencia a todas las haciendas de la zona, hace una movilización general de tropas veteranas, milicias, propietarios de esclavos, etc., Las tropas de caballería e infantería arremetieron contra el palenque arrasando con las viviendas y sembrados de los negros libres que habitaban en las cercanías. El palenque fue tomado, se capturaron sólo a tres cimarrones y se exhibieron como trofeos estacas, lanzas de hierro y flechas de madera dura.(27).

Sublevaciones y conspiraciones: Las autoridades españolas llamaban indistintamente conspiraciones o sublevaciones a un tipo de protesta que por su propia naturaleza, a veces eran de carácter espontáneo. Sus motivaciones en primera instancia eran la acumulación de maltratos y abusos que recibían los esclavos, lo cual daba lugar a una respuesta violenta de su parte. Este tipo de protesta se dio con frecuencia en Cuba y asumió formas colectivas o individuales.


Tanto las unas como las otras constituyeron estallidos de rebeldías que en ocasiones eran sofocadas en el mismo día y con pocas pérdidas. En el documento titulado Junta de Fomento, compilado por Franco en el capítulo de los palenques, existen relatos que Ilustran claramente el proceder ante este tipo de rebeldías, como el del capitán de rancherías que sostiene: “El ocho por la mañana recibí aviso del mayoral del cafetal propiedad de Ermita d. Inocente y Vázquez de que los negros se le habían amotinado; retrocedí inmediatamente a marcha precipitada y llegué con mi partida como a las dos de la tarde, adonde con mi presencia se aquietó el alboroto prendiendo los cabezas y recogiendo los que habían fugado”.(28) Sin embargo, otro tipo de levantamientos como las sublevaciones de Puerto Príncipe en 1796 y 1812, terminaron con fuertes represiones, en la primera “perecieron centenares de esclavos bárbaramente asesinados” y en la segunda, fue más complejo dominar la situación ya que el negro libre Hilario Herrera, alias El inglés, que comandaba la sublevación estaba en conexión con otras sublevaciones de esclavos la que al parecer acaecerían en Holguín, Bayamo y la Habana en los meses siguientes y en forma encadenada. Entre las sublevaciones que más guerras causaron a los hacendados esclavistas, está la que comenzó en la región de Matanzas, en 1825, y que aparece en el texto trabajado por Franco en su “Contrabando y Trata Negrera” de la siguiente forma: 1825: “Causa para averiguar conspiración de negros de los partidos de Sabanazo y Sumidero, en que resultaron muertos, saqueos e incendios” “Expediente seguido para averiguar una conspiración intentada por varios negros esclavos de algunas fincas, en el partido de camarioca. “Causa seguida por sublevación de nueve negros en el partido de Guamaraco. “Expediente sobre averiguar los desastres cometidos por una turba de negros sublevados, de los cafetales de los partidos de Sabanazo y Sumidero.”(29) La conspiraciones y sublevaciones fueron convulsiones en muchos casos cortas en el tiempo histórico. Todas ellas tenían como objetivo escapar del régimen de explotación aplastante que sufrían. La lucha de los esclavos por su libertad fue una epopeya mantenida a través de la historia colonial de Cuba.

TERCERA PARTE

CONTRABANDO Y TRATA NEGRERA EN EL CARIBE

El progreso de la Revolución Industrial, los nuevos tipos de producción y de cambio y el ascenso de la burguesía al poder político, influyeron decisivamente en el inicio de la campaña para suprimir el tráfico negrero y la esclavitud en las islas del Caribe. La Revolución Haitiana en 1801, hizo cesar la esclavitud no solo en aquel país sino también en Santo Domingo y se constituyó en un antecedente importante para toda la región. En 1807 se prohibió la habilitación de buques británicos, y en 1808, extendió la prohibición a la introducción de esclavos; ese mismo año, en cumplimiento de un


precepto constitucional, en Estados Unidos se prohibe también la introducción de esclavos. Pocos años después Inglaterra establece en Sierra Leona, los Tribunales para perseguir el tráfico negrero. Los traficantes clandestinos podían pasar fácilmente y sin grandes costos, caravanas de esclavos de Brasil a Venezuela, aprovechando el curso de los grandes ríos y de ahí a las islas del caribe; mientras que desde Cuba se aprovisionaba de esclavos de las grandes Antillas y de los estados esclavistas del Sur de los Estados Unidos. El contrabando de esclavos era una actividad importante para la participación de los armadores de Francia, Portugal, y principalmente de Estados Unidos. A consecuencia de las rigurosas medidas tomadas por el Gobierno británico para su supresión, el comercio de esclavos se llevó a cabo principalmente en barcos de construcción americana.(30). El contrabando, organizado por los norteamericanos en gran escala en las dilatadas costas del Caribe, tenían aún mayor importancia durante el siglo XVIII que la piratería, y era practicado con entera libertad y garantía gracias a los banales funcionarios del imperio colonial español. La venta de esclavos a Norteamérica fue un gran negocio para los negreros de La Habana que estaban ligados al comercio con ese país, aunque la Constitución lo prohibiese (31); el aliciente para ese comercio era el alto precio, con relación a Cuba y Brasil, que se pagaba por un esclavo en Norteamérica.(32) El comercio de esclavos de África con América se alteró internacionalmente en parte por el Tratado de París de 1814, luego en Viena se realizó la declaración de 1815. En 1817 se firmó un tratado entre los Ministros plenipotenciarios de los gobiernos de Madrid y Londres aboliendo el tráfico de esclavos y ampliado por el Tratado en 1835 se prohibió totalmente ese comercio ilegal a los súbditos españoles. Brasil también firmó convenios similares, algún tiempo después Estados Unidos firmó convenios de igual clase, en la práctica resultaron ineficaces por negarse al registro de sus buques mercantes por los cruceros ingleses.(33) En los meses de marzo de 1806 a febrero de 1807 entraron en el puerto de La Habana más de 30 barcos con bandera y tripulación norteamericana, consignados en gran parte a comerciantes de esa nación establecidos en La Habana, que conducían cerca de cinco mil negros para ser vendidos como esclavos. En la primera mitad del siglo XIX, los barcos norteamericanos partían de Filadelfia, Nueva York o Charleston con parte del cargamento de fabricación norteamericana, en La Habana la completaban con aguardiente y tabaco (en África occidental el tabaco fue siempre muy apreciado), elementos que cambiaban en África por esclavos, que luego vendían a buenos precios pagados en onzas de oro en Cuba, llevando de regreso a su lugar de origen sus fabulosas utilidades. Se repetía en forma muy similar , el comercio triangular que en los siglos XVII y XVIII habían enriquecido a los armadores europeos. Después de la guerra civil en Estados Unidos, el presidente Lincoln logró dominar, con el apoyo de las masas obreras y de la burguesía industrial del norte, al feudalismo esclavista del sur, y el en abril de 1862, se firmó en Washington un tratado angloamericano que fue un obstáculo decisivo para el comercio de esclavos negros en el Caribe. El Congreso sanciona una ley que considera un acto criminal el transporte de esclavos de un puerto a otro de la Unión, paralizando el tráfico que llevaban a cabo los estados fronterizos que criaban negros de los que se proveían los propios Estados esclavistas”(33) Si bien fue “un golpe mortal” a ese comercio, pues con esto terminó la Edad de Oro de la trata


negrera clandestina en el caribe, en cuba, continuó, aunque con ritmo cada vez más lento hasta el año 1873 en que entraron los últimos esclavos traídos de África.

CONCLUSIONES

Los temas desarrollados ilustran las relaciones sociales entre las personas que formaban la realidad humana en cuba, durante los siglos que duró la esclavitud. Los aspectos característicos de estas relaciones, trabajadas en la presente monografía referidos a la Trata, el contrabando, la legislación, la producción, etc. constituyen un marco referencial para otro tipo de trabajos de mayor profundidad en lo específico, pero cumple la función de observar el régimen esclavista colonial en una región específica el caribe . Se hace necesario aclarar cuál fue en definitiva el resultado del Código Negro analizado en primer término. De la observación de las condiciones de vida podemos inferir el cinismo de los que de hecho, al someter a la fuerza de trabajo esclava, mediante malos tratos, mala alimentación y enfermedades están admitiendo la denigración del propio trabajo y su producto. La respuesta de los hacendado no se hizo esperar y a través de las Juntas de Fomento que produjeron varios documentos en los que queda aclarada su posición, frente a las reglamentaciones que se formulaban desde la Corona. Al mismo tiempo se evidencia en la representación de los propietarios, la defensa hacía el derecho de propiedad, manifestando desde el inicio del documento citado por Mirtha González, cuando se refiere a las reglas del Código: “Estamos muy distantes de resistirlas ni intentamos defender aquella potestad económica con que el derecho nos autoriza para gobernar nuestras casas.” Es indudable que la carta redactada por la representación de los hacendados esclavistas, contribuye a interpretar no sólo el interés de esa clase hacía el modo de vida de los esclavos, sino que evidencia, en gran medida, su poder en la sociedad colonial y la conciliación que se impuso sobre las aparentes contradicciones con las autoridades coloniales. Posteriores documentos con calidad de Reales Cédulas proponían que fueran los mismos propietarios de hacienda, junto a los Obispos y autoridades locales quienes debían legislar en tal sentido(34) Años después [22 de abril de 1804], se expidió otra Cédula que se reducía a señalar un buen tratamiento impuesto por el interés de intensificar el trabajo y aumentar los rendimientos, y por el temor a las sublevaciones que el aumento de la población negra esclava traía aparejada. El extraordinario desarrollo del monocultivo azucarero, coincidía con la reaccionaria actitud de los propietarios de esclavos con donde obtuvieron tan fabulosas ganancias que a ese período histórico se llamó en la economía colonial cubana “la Epoca de Oro:” Y lo que da al cuadro el color particular grotesco y escandaloso, es el hecho de que el mismo Tratado anglo-español de 1817 cuyo fin fue la abolición de la trata, produjo un aumento de la misma y creó indecibles sufrimientos para con los negros, un olvido de los más simples conceptos de moral por parte de los hacendados y una corrupción de los funcionarios, incluso de los capitanes generales que enturbia definitivamente la memoria de la “época de oro” de la isla.” Los esclavistas de Cuba no estaban solos en su infame negocio, contaban también con el apoyo de las clases reaccionarias de Inglaterra, Francia y Estados


Unidos(35). De aquí les llegaba el ejemplo más feroz y criminal y la ayuda más rápida y eficaz. Las reglas del juego del comercio esclavo no eran dictadas precisamente por España, como metrópoli colonial de Cuba, sino que era Inglaterra, la que imponía mayoritariamente la fuerza de trabajo extraída de África que necesitaba de la economía colonial en América y sobre todo en el caribe. Pero este comercio comenzó a no serle propicio a los ingleses cuando las colonias francesas, en especial Santo Domingo, les aventajaban en los rendimientos económicos del azúcar y el café con mayor calidad, mejores cosechas y a más bajos precios. De esta forma Inglaterra dejaba de obtener, en el área del caribe, una parte de las ganancias que la garantizaban como la economía trascendente y preponderante en el sistema del capitalismo, además, también su base de poder se había resquebrajado con el desgajamiento de sus trece colonias en Norteamérica en 1776. Esta circunstancia que constituyó para los contemporáneos británicos una degradación irreparable en los negocios con América, pero acompañó el surgimiento, a principios del siglo XIX , de la etapa mecanizada del capitalismo industrial. La burguesía inglesa será, por una necesidad económica, la que impulse luchar contra la trata en los demás países, no sólo por la maquinización, sino para suprimir las posibles ventajas de sus competidores en el mercado mundial. La respuesta necesaria a esta situación fue la agudización de la lucha de clases, porque a mayor cantidad de esclavos y castigos, correspondió más lucha por la emancipación. Los esclavos, por su posición de clase explotada lograron desarrollar un profundo sentimiento de libertad que los alineará con las corrientes más progresistas del pueblo para luchar por la libertad de todos los cubanos, cuando se inicien las guerras de independencia en 1865 y 1895. Ellos “lo único que pueden perder son sus cadenas”, por eso llegado el momento se integraran a las filas del ejercito de Mambí y aportaran al mismo sus experiencias en el monte . El monte fue el abrigo del cimarrón permanentemente en lucha contra los esclavistas. Estas mismas circunstancias hicieron precisar a los cimarrones sistemas de guardias en sus palenques. Los palenques eran una especie de “fortaleza primitiva”. Todo este concreto de lucha lo aporta el sector más avanzado de los esclavos a la heroica contienda anticolonial cubana. El palenque se constituye en una institución que con frecuencia llegó a ser relativamente estable, les permitía defender mejor su libertad. Las sublevaciones fueron el medio utilizado por los esclavos para lograr su libertad. APÉNDICE NOTAS

(1) “Aproximaciones y Diferencias entre los hacendados y el Código Negro Español” en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba. Ed .Ciencias Sociales. La Habana, Cuba. 1988 (2) Le Riverend , Julio El esclavismo en Cuba”; Ob. Citada (3) Esta Revolución llevó a la destrucción de los ingenios azucareros y cafetales . Ortiz, Fernando “Los Negros Esclavos” Ed. Ciencias Sociales La Habana 1975 (4) Código Negro Español. Cap. I (5) González Mirtha Teresa. ob. cit. (6) Código Negro Español


(7) González Mirtha T. Ob. cit. (8) Código Negro Español (9) González, Mirtha T. Ob. Cit (10) González Mirtha T. En esto están de acuerdo en cierta medida, pero veamos sus palabras que no admiten comentarios: “si el trabajo diario ha de ser de sol a sol, en el tiempo de la cosecha no pueden, Señor conservarse los ingenios y será preciso enteramente abandona (mutilado) que se empeñe la industria y la eficacia. (11) Jugo de la caña que por evaporación produce el azúcar (12) Junta de Fomento. Leg.150. nro.7405, en González Mirtha Teresa. Ob. Cit (13) Moreno Fraginals Ob. Cit (14) Le Riverend Brusones. El Esclavismo en Cuba. Ob. Cit (15) Código Negro Cap. VIII (16) Junta de Fomento. Archivo Nac. Ob. Cit. (17) España apenas ponía reparos al influyente vocero cubano don Francisco de Arango y Perreño y la relación de intereses en cuanto a trata y esclavitud entre colonia y metrópoli ,eran propicias a ellos, a pesar de las presiones internacionales. (18) Son muchos los palenques que pueden ubicarse en la geografía de las contradicciones de clases del país cubano: El Cuzco Cayajabos, Canasì, Liones, Moa, Tiguabo, Cabonico, Sibarimar, Ciénaga de Zapata, etc., y que constituyen algunos nombres de lugares donde desde antes de 1790 y después de 1830 de efectuaron concentraciones de esclavos que lograron sublevarse exitosamente de sus amos y construir pequeñas “aldeas de libertad”. (19) Oquendo Leyda Las Rebeldías de los esclavos en Cuba 1790-1830 ob. cit. (20) El informe apuntaba que entre el “Partido de Cayajabos y el cabo de san Antonio existen más de quinientos cimarrones divididos en cuadrillas. “De estos cimarrones se reporta que tenían palenques en las lomas de Los Campanarios, Las Cabezas del Río San Cristóbal, Las Guacamayas, etc., en la zona occidental, los cuales, según la descripción expresada, llevaban más de seis años de vida en libertad. (21) Como dijera el ideólogo y hombre político más destacado de los hacendados cubanos de esta época, Francisco de Arango y Parreño, la esclavitud no era un fenómeno creado por ellos y el hecho de que la economía cubana se basase en la misma era una responsabilidad heredada. (22) Oquendo Leyda ob. cit (23) Franco, José Luciano ob. cit.: “...Podía darse el caso de atravesar, a pocos pasos de uno de ellos, sin que éste llamase la atención...” (24) Oquendo Leyda ob. cit. (25) Franco José Luciano:”...de una de estas incursiones en la zona occidental es la siguiente información: “de siete y media para las ocho de la noche, la cuadrilla de los negros de Pascual y Pancho mina, célebres y famosos por sus atentados en toda la Vuelta Abajo, con veinte y un negros más y diez negras preséntanse en el potrero con la mayor algazara haciendo las más fieras amenazas, rompen fuego con los fusiles que llevaban hacen huir al mayoral herido , y ya libres de esta embarazo incendian todas las fábricas, matan todos los animales que pudiera ver a mano, y habrían hecho mayores destrozos si como a las tres de la madrugada no se hubiera reunido un número considerable de vecinos y pasado a rechazarlos...”


(26) Franco José L. ob. cit.: “Hay fundamentos para creer que en el Palenque de Moa (El Frijol) se hallan con los negros algunas personas blancas españolas y extranjeras, entre ellas dos Eclesiásticos y una mujer blanca que se supone de algún rango y procedente de La Habana.” (26) Franco José L. ob. cit.: “Hay fundamentos para creer que en el Palenque de Moa (El Frijol) se hallan con los negros algunas personas blancas españolas y extranjeras, entre ellas dos Eclesiásticos y una mujer blanca que se supone de algún rango y procedente de La Habana.” (27) Franco José L. Ob. cit.: El gobernador Eusebio Escudero refiere posteriormente al capitán general de la isla, su criterio de que el estado de las instalaciones y la siembra del gran palenque El Frijol, por su calidad, no debían ser destruidas. Señala, además, que el lugar era estratégicamente tan ventajoso que dejarlo abandonado propiciaría que fuese ocupado de nuevo por otros alzados, y con ello se crearía, otra vez, una situación difícil de vencer. A partir de los razonamientos anteriores el gobernador de Santiago propuso “llamar al Palenque del Frijol a quince o veinte familias de españoles y franceses industriosos de los neutralizados o tolerados que se neutralicen”. (28) Idem (29) Idem (30) Franco José L. ob. cit :”Curtis Panettels,en su interesante monografía La Oferta del dinero en las colonias norteamericanas antes de 1720, presenta a buques piratas aislados que aportaban con frecuencia cargamentos valorados entre 50 000 y 200 000 libras; señala “que la sola provincia de Nueva York obtenían anualmente un tesoro equivalente a 100 000 libras esterlinas de ese tráfico ilícito; y prefiere que el mejor aprovisionamiento en especias antes de 1700 (después de esa fecha comenzó Inglaterra su guerra triunfal contra los merodeadores del mar),se debe indudablemente al apoyo prestado a las expediciones de piratería y a las ganancias obtenidas con ellas por algunos de las mejores cabezas de las ciudades del Norte”. (31) “En 1619,los ingleses introdujeron los primeros esclavos negros en Virginia .Pero antes ,en 1607,llevaron siervos blancos . La América inglesa colonial fue fundada por la mano de obra servil de los blancos y negros. Alrededor de 250 000 hombres, mujeres y niños blancos llegaron como esclavos. En 1770 había ya también, 250 000 esclavos negros. En 1810 el sur de Estados Unidos disponía de una población negra de 1.158.000; en 1860 de 3.950.000. Se había prohibido el tráfico de esclavos por la constitución, pero en 1808, la población esclava aumentó. Si bien es cierto que más de un millón, entre 1820 y 1860, se trasladaron al bajo sur, no es menos cierto que el comercio clandestino participó en forma destacada en ese aumento, pese a que lo intentan negar los historiadores de ese país” 32) Según Ulbrich B. Phillips Life and labor in the Old South (Franco),en los primeros veinte años que siguieron al estallido de la Revolución, se produjo una baja en los precios de los peones negros de primera categoría, cortada por un alza súbita de carácter especulativo en el periodo siguiente. A finales del siglo XVIII esos precios oscilaron en efecto: $ 300 y $ 350 en Carolina de Sur y desde 1795, después de la invención de la desmotadora ,hasta el comienzo de la guerra de 1812, fueron un aumento y cesó cuando sobrevino a las dificultades comerciales en Gran Bretaña. Los precios máximos que, entre 1808 y 1810 fueron en Nueva Orleans de $ 900, descendieron, dos años más tarde, en más de un 60%. (33) A pesar de todos esos tratados y convenios internacionales y de centenares de leyes de los respectivos estados, el comercio ilícito de esclavos alcanzó un extraordinario desarrollo de 1807 a


1847. Según los datos de la British and Foreign Anti-Slavery Society, fueron robados de África para venderlos como esclavos en América [especialmente en Brasil e islas del Caribe] unos 5 048 506 negros, de los cuales 117 380 fueron capturados por los cruceros ingleses, y 1 121 299 murieron en la travesía. (34) Esta Real Cédula no fue publicada por los Capitanes Generales, recibiendo consulta por el Consejo de Indias, Francisco de Saavedra, Ignacio de Urriza y otros, los cuales aconsejaron se suspendieran y que las reglas fueran propuestas por una Junta compuesta por hacendados, Obispo y Capitán General. (35)” Para Estados Unidos la trata era el negocio del Norte y la esclavitud era el negocio del Sur. Ambos florecieron hasta la proclama de emancipación de 1863. “Otro periodo de especulación siguió al final de la guerra en 1819, y el periodo del esclavo negro de primera calidad subió hasta $ 900 en Charleston(en el Sur) y $ 1 100 en Nueva Orleans (en Nuevo Sur). Siguió a éste, otro período de contracción que duró de diez años, para reaccionar en sentido contrario de 1830 a 1837 con precios que variaban entre ,1 000 y 1 200 dólares. BIBLIOGRAFIA

•Abad, Diana. “La estructura socioeconómica y demográfica colonial al iniciarse la década de 1860”, en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1988. •Barcia, María del Carmen, “La Esclavitud en las plantaciones”. A.A.V.V., La esclavitud en Cuba, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1988. •De la Torre, Mildred, “Posiciones y actitudes en torno a la esclavitud en Cuba 1790/1830”; en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba, Ob. Cit. •Díaz Barreiro, Francisco, La Polémica de la Esclavitud. Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1987. •Duharte Jímenez, Rafael, El Negro en la sociedad colonial. Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 1988. •Franco, José Luciano: “Contrabando y Trata negrera en el Caribe”; en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba Ob.cit •González, Dora, “El mercado mundial azucarero y su incidencia en la crisis esclavista”. en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba. Ob. Cit. •González, Mirtha Teresa, “Aproximaciones y diferencias entre los hacendados y el Código negro español de 1789” en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba. ob. cit. •Martínez Montiel, Luz María (Coordinadora), Presencia africana en el caribe. Consejo Nacional para la cultura y las artes. La Habana, 1995. •Moreno Fraginals, El Ingenio. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1978. •Le Riverend, Julio: “El Esclavismo en Cuba”, en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba. Ciencias Sociales, La Habana 1988 •Oquendo Leyda, “Las rebeldías de los esclavos en cuba 1790/1830”, en A.A.V.V., La esclavitud en Cuba, ob. cit.


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