La producción de la masculinidad en el trabajo petrolero por Hernán Palermo

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HERNÁN M. PALERMO

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LA PRODUCCION DE LA MASCULINIDAD EN EL TRABAJO PETROLERO

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Edito.-ial Biblos


Palermo, Hernán M. La producción de la masculinidad en el trabajo petrolero / Hernán M. Palermo. - la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Biblos, 2017. 146 pp.; 23 x 16 cm. ISBN 978-987-691-575-5 1. Industria Petrolera. 2. Estudios de Género. 1.Título. CDD 331.561 A Martina Eva '.

Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U Armado: Sofía Vizza

© Hernán M. Palermo, 2017 © Editorial Biblos, 2017 Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires info®editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com.ar Hecho el depósito que previene la ley 11.723. Impreso en la Argentina No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

Esta primera edición se terminó de imprimir en Imprenta Dorrego, avenida Dorrego 1102, Buenos Aires, República Argentina, en mayo de 2017.


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El género no debería ser considerado una realidad puramente cultural, sino que debería ser tratado como una especificación de las relaciones de clase. Silvia Federici, Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria


Agradecimientos

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Quiero agradecer a todos los que, de una forma u otra, han participado de la elaboración de este libro que representa un importante paso en la consolidación de una línea de investigación vinculada a los estudios del trabajo y las masculinidades. Muy especialmente quiero agradecer a Cynthia Rivero, mi compañera de vida, por las lecturas eternas y los pedidos de correcciones de siempre. Particularmente Deborah Rifkin y Carlos León han sido dos interlocutor es constantes, meticulosos e imprescindibles para el desarrollo y la realización de este texto. Igualmente quiero agradecer a Elena Mingo y Álvaro del Águila por los intercambios sobre temas de género y masculinidad. También quiero expresar una enorme gratitud a Paulina Siciliani, con quien tuve el gran placer de compartir parte del trabajo de campo y construir juntos un registro visual que hoy forma parte del presente libro. Al Chiru López, quien me acercó contactos claves, referencias, su experiencia y sobre todo su amistad y su inquebrantable militancia. A los compañeros y compañeras patagónicas, quienes fueron una referencia ineludible: Natalia Barrionuevo, Gabriel Carrizo, Daniel Marques y especialmente a Edda Crespo, quien me persuadió, desde que supo de esta investigación, a profundizar en el tema de las masculinidades y a la que agradezco el prólogo que precede al texto. A mis compañeros y compañeras del Ceil-Conicet, con quienes debatimos todos los días hace muchísimos años: Claudia Figari, Nuria Giniger, Julia Soul, Diego Álvarez Newman, Matías Frisco, Sara Cufre, Karina Ciolli. A los trabajadores petroleros y sus familias, que amablemente compartieron una parte de sus vidas conmigo. . A pesar de que este texto se elaboró con aportes de otros y otras que fueron Imprescindibles y sin cuya colaboración no hubiera sido posible la concreción de esta investigación, todo lo expresado aquí queda bajo mi exclusiva responsabilidad.


Índice

Prólogo Edda Lía Crespo

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Introducción .................................................................................................•...........

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Capítulo 1 Trabajo y masculinidad heroica

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Capítulo 2 Estructuras de significación de la masculinidad

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Capítulo 3 Poder, alienación y masculinidad: la consolidación de la hegemonía empresaria y sus fisuras

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Capítulo 4 Masculinidades infantilizadas

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Capítulo 5 Feminización y violencia en el trabajo

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Reflexiones finales

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Bibliografía

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Prólogo Edda Lía Crespo

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Me complace infinitamente presentar La producción de masculinidad en el trabajo petrolero de Hernán Palermo, texto que auguro ha de convertirse en una referencia obligada dentro de la historia social y de género de los trabajadores patagónicos. La obra se inscribe dentro del campo de los studies on men and masculinities e inaugura -para quienes nos interesamos por las industrias extractivas-la línea de los estudios profeministas de las masculinidades siguiendo los pasos señeros de Raewyn Connell. Las lecturas de Silvia Federici nutren al antropólogo de las categorías que le permiten revisar sus propias interpretaciones en torno a la hegemonía empresaria. Ahora bien, si de calibanes y brujas se trata, encontrados en el ámbito de la producción hidrocarburífera exige un ejercicio sistemático de reflexión que se sostiene como fruto de un trabajo de campo intensivo y de la empatía con los "petroleros" entrevistados. La condición de varón del investigador garantiza un éxito por cierto envidiable para sus colegas femeninas. Como señala Hernán en la introducción, la tesis central que da unicidad al texto no deja de lado las formas de construcción de las relaciones de género que subsisten en el capitalismo desde el mismo momento de la acumulación originaria. Por ello, otorga centralidad en esta construcción al espacio del trabajo y principalmente al rol que cumple la organización c~~italista en el proceso de cooperación. Tal como ha planteado Silvia Fedenci (2014: 176-177), a partir de la acumulación originaria se ha permitido sobre todas las cosas "desviar el antagonismo de clase hacia un antagonismo e~tre hombres y mujeres ['.. l que ha separado a los trabajadores entre sí e lllcluso de ellos mismos". Aquí, no hay que olvidar que los petroleros (y también los "ypefeanos") se desenvuelven en un espacio de trabajo exclusivo d.e,hombres, donde la homosociabilidad da forma a una particular significaClonde la experiencia obrera. En nota al pie, el autor subraya: "El hombre que internaliza plenamente las relaciones patriarcales se relaciona casi exclusivamente con otros varones". 15


Edda Lía Crespo

Prólogo

Si se me permite, sugiero adoptar una clave de lectura para deconstruir tal afirmación. En 1991 Kuno Trüeb, a la hora de abordar las masculinidades, concibió la historia de vida como una producción teatral en la que el entrevistado es el héroe de su obra y también su director de escena. En esta línea de análisis, Trüeb (1991) señaló: "Durante el desarrollo de la entrevista hace que otra gente salga al escenario. Hay papeles principales, personas con papeles importantes o frecuentes. Hay personajes secundarios a los que vemos sólo brevemente, desapareciendo rápidamente de nuevo tras el telón. El entrevistador se comporta como una audiencia activa, quien también imparte instrucciones, algunas veces aplaude, pero al hacer preguntas hace salir a la gente al escenario [por ejemplo en el texto de Hernán, en el capítulo 1, se expresa en la alusión a la baja estatura de Mosconi], pero el director de escena puede expulsarlos a voluntad. Aquellos cuya actuación satisface tanto al entrevistador como a él permanecen en el escenario durante un tiempo mayor. Si se realiza un inventario de «actores» y «actrices» de las entrevistas, sorprende el número de los varones". Así Trüeb, siguiendo a las feministas, sugirió cuatro posibles hipótesis para interpretar estos escenarios:

·pación en la hegemonía masculina implica también aceptar y sojuzgarse el la jerarqma'l.mascu ma ". bajo Trüeb subraya que esto es válido asimismo para analizar el discurso científico. Aquellas cuestiones consideradas dignas -o indignas- de estudio (con la notable excepción de los estudios feministas) suelen describir y henchir de importancia el mundo de los hombres. La orientación "hacia arriba" y "masculina" al establecer citas y referencias no es probablemente menos pronunciada entre los académicos (particularmente masculinos). Esta obra que estoy prologando es la excepción a esa regla. Durante los años transcurridos entre 2012 y nuestros días, con complicidad cuasiadulterina, he acompañado el desarrollo del trabajo de campo, la lectura de avances previos en publicaciones científicas y auspiciado el debut de Hernán como expositor en las Jornadas de Historia de las Mujeres e Iberomericanas de Género realizadas en 2015. La invitación a prologar estas páginas otorga protagonismo a quien suscribe, confirma que no hay calibán sin bruja.

1. La representación sesgada de los géneros es un reflejo de la realidad. 2. Un "matrimonio feliz" de cincuenta años no produce relatos para ser contados. Nuestra memoria registra principalmente conflictos y situaciones de aprendizaje. 3. La entrevista de historia de vida es semipública, los entrevistados no hablan de aquello que consideran privado. 4. Los recuerdos de la gente tienden "hacia arriba más que hacia abajo". Para Trüeb, las implicaciones de género son obvias: las mujeres no tienen ningún espacio asignado en las historias de vida de los hombres a causa de su posición subordinada, y también para mantenerlas en dicha posición. Para un hombre, ponerse en el contexto de una mujer significa una orientación "hacia abajo", que en la mayoría de los casos no ayuda a aumentar su prestigio. Siguiendo con el autor, "los entrevistados masculinos tienden a organizar sus historias de vida alrededor de otros hombres, evitando cuidadosamente a las mujeres. Los mundos dominados por hombres creados en las entrevistas de historia oral son tanto ficciones como una estrategia de supremacía masculina. La eliminación de las mujeres de la comunicación masculina refleja la negación de un poder femenino existente. Al mismo tiempo sirve como instrumento para mantener la insistente impotencia de las mujeres. "A su vez, el hecho de hablar acerca de hombres comporta acrecentar su importancia y posición como tales. Pero esta <,fraternidad>,o «camaradería" entre hombres obviando las diferencias sociales exige un tributo: la parti16

Rada Tilly, 31 de octubre de 2016

Bibliografía CONNELL, R.w. (1995), Masculinities, Berkeley,University of California Press. FEDERICI, Silvia (2014), Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Madrid,Traficantes de Sueños. PALERMO, Hernán M. (2012), Cadenas de oro negro en el esplendor y ocaso de YPF, BuenosAires,Antropofagia. TRÜEB, Kuno (1991), "Un mundo de hombres.Realidad y ficción",Historia y Fuente Oral, N° 6, Universidad de Barcelona,pp. 165-179.

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Introducción

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La célebre frase de Simone de Beauvoir -"no se nace mujer"- puede ser reelaborada afirmando que tampoco "se nace hombre". Tanto varones como mujeres estamos subordinados a una cultura del género que nos obliga a reconstruirnos para integrarnos plenamente a un sistema de relaciones sociales que codifica la diferencia entre los sexos según los significados normalizados acerca de la masculinidad y la feminidad. Tal como señaló Gayle Rubin (1986), toda sociedad tiene modos de tratar el sexo y el género, y el modo de producción capitalista no 'es una excepción. Por el contrario, la construcción sexo-género en las sociedades occidentales es la menos creativa de todas, pues limita y encuadra la diferencia entre los sexos dentro de roles esquemáticos y enfrentados. En este marco de pensamiento, la masculinidad y la feminidad se entrelazan como categorías opuestas, binarias y sobre todo jerarquizadas. Es así como la masculinidad se confirma a partir de su exaltación y de la sumisión de la feminidad. En este sentido es la misma Rubin quien plantea la necesidad imprescindible de estudiar la masculinidad inserta en profundas relaciones de poder en las que la mujer ocupa un profuso lugar de subordinación. La pregunta inmediata es: ¿cuándo aprendemos estas prácticas dicotómicas y roles esquemáticos? Claramente desde la más temprana infancia. En la familia, luego la escuela, el trabajo, en nuestras propias relaciones, etc. A esta socialización estamos todos expuestos y para ella estamos formateados. El desafío es pensar cómo esa estructura jerarquizada -abstracta- de relaciones se traduce en un orden arraigado en las instituciones por las que t~ansitamos los sujetos, apropiándonos y reproduciendo determinadas práctIcas y representaciones. Dentro de esos ámbitos, opera un mapa cognitivo que indica qué comportamientos son esperados y cómo lograr legitimidad al interior de tales instituciones y en relación con los sujetos que intervienen. Lejos de ser homogéneas y universales, estas cartografías sociales, o 1nemorándums que prescriben acciones, se imprimen en los sujetos a partir 19


Introducción

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de las experiencias vividas, aunque también sufren modificaciones y reinterpretaciones en el transcurso de la vida cotidiana. La antropóloga Iris Young (2000) plantea la necesidad de cuestionar una noción universal de género, y de situada como parte de una construcción diversa y heterogénea, basada no en la libre elección de los sujetos, sino en condicionamientos que son producto de posiciones históricas y experiencias sociales. Uno de los interrogante s que guiará este libro es ¿qué lugar ocupa el trabajo en la vida de los trabajadores varones y en la consolidación de determinada manufactura de la masculinidad? En este aspecto, el espacio laboral no es solamente la estructura principal de las relaciones de clase, sino también un ámbito privilegiado para analizar las relaciones de género en las sociedades modernas. Género y clase o clase y género constituyen, tal como queda expresadoen el epígrafe inicial, un tándem imprescindible para entender cómo se organizan las disputas y las relaciones de poder de la sociedad en general y, en particular, en los ámbitos laborales. Puntualmente, nos interesa analizar la compleja relación entre el ejercicio del trabajo y la producción de masculinidad en trabajadores varones petroleros de la ciudad de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut. Si "no se nace hombre", ¿qué relaciones de poder al interior de los espacios laborales condicionan las formas de comportarse como tal? Más específicamente: siendo las empresas actores centrales en la construcción de hegemonía, ¿qué papel juegan en la consolidación de una cierta masculinidad?, ¿son las condiciones de trabajo posibles poleas de transmisión?, ¿qué relaciones establecen los trabajadores entre sí y con las jefaturas para reforzar o impugnar el modelo de masculinidad dominante? Para Raewyn Connell (1987, 1995), la masculinidad es un ordenamiento social e histórico en el que un hombre se compromete en una posición de género. Esta autora fue más lejos en sus planteos, aseguró que en todas las sociedades hay una concepción hegemónica de masculinidad que funciona como un modelo de referencia para los demás. Sin embargo aclaró que esto no significa que la sustenten sólo los sectores dominantes -de hombres- de cada sociedad. De acuerdo con Connell, proponemos reflexionar sobre las formas de masculinidad hegemónica configuradas y dinamizadas por las empresas. La vocación formadora del capital no es una novedad, más bien forma parte de su constitución histórica, exigiendo en la organización de la cooperación para la acumulación una fuerza de trabajo acorde o, más específicamente, una mercancía apta para ser consumida. No obstante, esa vocación formadora en clave histórica requiere un abordaje de las herramientas que el capital ha empleado para modelar dicha fuerza de trabajo. En este contexto, nos interesa ahondar en el carácter pedagógico de la hegemonía empresaria (Palermo, 2012; Giniger, 2012; Figari, 2015). Entendemos las relaciones de

trabajo comorelaciones conflictivas, incorporadas a la construcción y consolidación de la hegemonía. La hegemonía empresaria constituye una noción medular a partir de la cual se indaga la dinámica del ejercicio de poder de las empresas. Estas prácticas se actualizan, se "aggiornan" y redefinen, enfatizando la dirección político-cultural empresarial. Tal proceso es una construcción flexible, procesual y contradictoria que asume un papel central en la transmisión de los sentidos dominantes, operando en la construcción de las subjetividades obreras. En el marco de este planteo, la hegemonía empresaria interpela tanto en una dimensión técnico-productiva del proceso de trabajo como en una dimensión cultural-subjetiva. Como parte de este escenario, las empresas y los trabajadores devienen actores que se entraman en la disputa por la configuración de esa hegemonía. Para abordar estos procesos es imprescindible situarnos dentro de la empresa -en tanto unidad contextual- y fuera de ella como una totalidad: es decir, el proceso productivo interrelacionado con el ámbito doméstico en general. De esta manera, el problema de la hegemonía empresaria nos reenvía, por un lado, a un orden global que trasciende las empresas, consolidando doctrinas y prácticas corporativas de época y, por otro, hacia las formas de uso y valorización de la fuerza de trabajo. Las empresas, como actores centrales en la construcción de hegemonía, imponen su poder mediante el control estricto de la fuerza de trabajo. Harry Braverman (1974: 87) planteó que "el capitalista se esfuerza, a través de la administración, por controlar. Y el control es en efecto el concepto central de todos los sistemas de administración". Retornando esta idea, pero complejizándola, planteamos que el control coercitivo y externo es una cara de la moneda. Su otra cara es la interiorización de prácticas, saberes y repre~entaciones a partir de la creación y consolidación de ciertos consensos al mterior de los espacios productivos. Así, el reverso y el anverso de la misma moneda son la afirmación de una disciplina {abril que otorga sentido a las prácticas y representaciones de los colectivos obreros. La noción de disciplina {abril entraña procesos de coerción y consenso que alimentan la h:gemonía empresaria. El sujeto disciplinado no es el trabajador individual, sino la clase trabajadora, sometida a las condiciones objetivas y subjetivas or la d~p.endenci.aante el capital, surgida, garantizada y perpetuada por as condICIOnesrmsmas de la producción. La disciplina {abril modela determinados hábitos, actitudes, costumbres y rep~es~ntaciones para cumplir con el orden y las exigencias de la producción ~PItahsta. ~s decir, se requiere del trabajador una disciplina que, dentro y ti era de la Jornada laboral, conserve las condiciones de la producción de la uerza de ~rabajo. El planteo medular en el que se funda este libro plantea que a partir de la consolidación de una determinada disciplina {abril se es-

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tructuran relaciones de género dentro y fuera del espacio de trabajo. En tal sentido, la disciplina (abril compone una manufactura de la masculinidad desde los requerimientos de la producción, modelando así al colectivo obrero. Nos interesa comprender las formas en que las empresas, "conuna conciencia de los fines" y apoyadas en determinados métodos de organización del trabajo, buscan configurar y especificar una disciplina (abril que consolide un perfil de masculinidad. Y dado que, tal como argumenta Antonio Gramsci (1999), "la hegemonía nace en la fábrica" y se extiende hacia todas las relaciones sociales más allá del espacio donde se producen las mercancías, es imprescindible abordar la disciplina extensiva (Meillassoux, 1999) que incorpora a la familia a partir de distintos roles y prácticas. Desde las características del proceso de trabajo y las necesidades de la administración empresaria, se configuran prácticas y representaciones que producen una suerte de división sexual de la disciplina (León Salazar y Palermo, 2015) al interior de las familias. Ésta cristaliza modos de vivir, de pensar y de sentir por parte de los trabajadores varones y las mujeres (esposas y parejas) configurando y movilizando dinámicas familiares específicas. Dicha división sexual de la disciplina no es una simple diferenciación "técnica" de las actividades, sino que constituye prácticas sociales concretas según sexo y edad para padres, madres, hijos e hijas, definiendo el acceso y la administración de recursos e instituyendo a la propia familia como una estructura de relaciones de poder. La dinámica familiar, al ser experimentada por la clase trabajadora como un sistema vívido de significados y de atribuciones de sentidos para "la mujer-el hombre" y para "lo femenino-lo masculino", se reenvía hacia el ejercicio hegemónico. De esta manera la dinámica familiar y el ejercicio hegemónico se consolidan recíprocamente. La configuración de las masculinidades a partir de los requerimientos de los procesos laborales es una materia pendiente de análisis en los estudios de las ciencias sociales del trabajo y es por ello necesario recurrir a las investigaciones que han abordado la masculinidad. Aunque también, como veremos, cabe hacerles algunos importantes cuestionamientos.

íen plantea, en su tesis acerca de los ciclos disciplinarios, el interés de (~ políticas empresarias por modelar un determinado colectivo de trabajo. Es interesante en este autor su propuesta sobre cómo las políticas empresarias se modifican -retomando la metáfora de Carl von Clausewitz acerca de la guerra- de acuerdo a las resistencias que ofrecen las prácticas de los trabajadores en tanto masas refractarias. Gaudemar puso el énfasis en las estrategias Y técnicas -como codificaciones explícitas- puestas en marcha por las empresas con el objetivo de reclutar, fijar y disciplinar la fuerza de trabajo. En su obra encontramos expresados los aportes de Harry Braverman (1974), al referirse a la búsqueda continua por parte de la administración empresaria del control del obrero o,reto mando sus palabras, la consolidación de la "habituación del trabajador". Tal como plantea el sociólogo francés, la historia del desarrollo capitalista es "la historia de la búsqueda continuamente reiniciada de una disciplina en el proceso de trabajo adecuada a los objetivos de la acumulación" (59). Michael Burawoy (1989), desde una teoría del proceso productivo capitalista, aborda el concepto de consentimiento para intentar explicar los motivos que llevan a los trabajadores a producir por encima de sus capacidades, favoreciendo la acumulación capitalista. Menciona que además de los procesos de coerción hay, fundamentalmente, consentimiento en la constitución de los colectivos obreros. La pregunta que desvela al sociólogo norteamericano es ¿por qué los trabajadores y las trabajadoras colaboran activamente en su propia explotación realizando su labor por encima de sus condiciones físicas? Por otra parte, los estudios de antropología del trabajo han puesto el foco, desde diversos abordajes conceptuales, en pensar y profundizar el doble carácter del trabajo, en tanto productor de materialidad y como productor de valores, representaciones y percepciones que los sujetos interiorizan sobre su actividad laboral y que moldean sus prácticas sociales y su cosmovisión, más allá de los espacios mismos de trabajo. En este recorrido se destacan distintos autores. Juan Luis Sariego Rodríguez (1988) analiza desde el concepto de enclave minero la función organizativa del universo social de los establecimientos industriales. El enclave tiene una estructura que ejerce una presión sobre las lógicas sociales, restringiendo toda posibilidad de los ac~oresde trascender los marcos establecidos por las empresas. José Sergio Le!te Lopes (2011) propuso el concepto de "fabrica e vila operaria", que años mas tarde utilizó Federico Neiburg (1988) al realizar una investigación acerca de los obreros del cemento en la Argentina. Este enfoque ilumina la Consolidación de un orden en el que la cotidianidad de los trabajadores y sus familias gira en torno a las necesidades de los emplazamientos industriales. Las condiciones de fijación de la mano de obra son una herramienta

De los estudios del trabajo a los estudios de las masculinidades: algunas citas y referencias Desde la sociología del trabajo se ha investigado sobre la construcción de ciertos perfiles obreros. En esta línea se destacan autoras como Daniele Linhart (1997), quien identifica la relación entre la racionalización de los procesos de trabajo "posfordistas" con la formación de "nuevos" perfiles de trabajadores. Otro autor ineludible es Jean-Paul de Gaudemar (1991), 22

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vital para el orden empresarial. En este contexto, la empresa profundiza las relaciones de "patronazgo" a través del mecanismo de "favores", volviendo borrosa la relación de explotación a la que son sometidos los trabajadores. Por otra parte, el gran proyecto que plantea Gustavo Lins Ribeiro (2006), contrariamente a la "fabrica e vila operaria", precisa una fuerza de trabajo con características de transitoriedad. Esto es así dado que todo gran proyecto contiene un momento de inicio y atracción de un importante flujo de trabajo y otro momento de finalización y en consecuencia de expulsión de trabajadores. Este doble movimiento acarrea una tensión interna dada por la modalidad de explotación de los trabajadores, quienes se encuentran, al mismo tiempo, desplazados de su lugar de residencia y despojados del producto de su trabajo. En el plano ideológico, el gran proyecto se concibe como una obra de redencion. nacional, sentido que también codifica la subjetividad de los trabajadores frente al conflicto capital-trabajo y la necesidad de aumentar los ritmos de producción. En investigaciones propias hemos abordado la conformación de los colectivos obreros y sus sentidos de pertenencia a partir de las diversas políticas empresarias en pos de modelar la fuerza de trabajo. La noción de "hegemonía empresaria" (Palermo, 2012) recupera, desde una mirada gramsciana, el dinamismo de la relación entre la administración empresaria y los trabajadores, en tanto que ahonda en las prácticas activas de poder en las cuales se conjugan interacciones, apropiaciones y re significaciones. La propuesta analítica es subrayar el doble carácter de la hegemonía empresaria, como lógica pedagógica que construye y transpone valores y sentidos y, a la vez, como dimensión coactiva que se plasma en presiones directas sobre la fuerza de trabajo. En este sentido, la experiencia de los trabajadores, en particular para el caso de YPF, se encuentra atravesada por un modelo de gestión empresarial que prefigura las relaciones sociales más allá del espacio de la fábrica, expresando el carácter envolvente del ejercicio del poder desplegado por la hegemonía empresaria. Como se observa, desde los estudios del trabajo aquí mencionados se ha analizado de diversas maneras "la vocación formadora del capital" con un interés importante en los anclajes territoriales y sobre todo en la relación intrínseca entre producción y reproducción. Ahora bien, pese a constituir importantes aportes, hay que decir que pocoo nada se ha analizado la manera en que esa "vocación formad ora" impacta en la consolidación de la masculinidad o feminidad configurando perfiles obreros atravesados por posicionamientos de género. En consecuencia, existe aquí un área vacante que intentaremos abordar con algunas preguntas y reflexiones partiendo de un análisis de caso. Por esto nos resulta imprescindible recuperar los estudios previos sobre masculinidad. Los últimos años han visto la emergencia de diversos movi24

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ientos feministas que, desde el punto de vista del género, problematizan los presupuestos en que se fundan las jerarquías a partir de la división de los

sexos.De tal forma el género, como perspectiva dentro de las ciencias sociales, se ha convertido en un campo fértil y especializado con amplio consenso en la comunidad académica y más allá de ésta. Un campo de estudio que, con sus matices y variantes, emprende distintas problemáticas.' Durante los años 80 surge en los países anglosajones una corriente de estudios que sitúa la mirada en el hombre como posición de género. Con la denominación de men's studies, emerge una serie de investigaciones que tiene como objeto de problematización al hombre en sus variadas dimensiones. Lo que los men's studies pondrán principalmente en cuestión es la idea de pensar un modelo de ser hombre vinculado a la noción de hombre patriarcal. Plantean que no existe una masculinidad, sino múltiples y variadas masculinidades (Kimmel, 1997). Sitúan la producción de "virilidad" como parte de procesos culturales: es decir, las maneras de "hacerse hombre" son variadas y heterogéneas y se constituyen como fenómenos sociales e históricos (Gilmore, 1994; Laqueur, 1994). En particular, los estudios sobre masculinidad han tenido una impronta empirista en su análisis de variadas sociedades en las que se expresan diferentes formas de ser hombre? Los men's studies se han multiplicado en investigaciones orientadas a poner en evidencia empíricamente las heterogéneas formas que adquiere la masculinidad en distintos contextos. En esta línea de investigaciones Connell (1987, 1995) es quien ha tenido una mayor pretensión analítica, al proponer un marco teórico-metodológico sobre los estudios de las masculinidades. Estas premisas sobre las diversas formas de ser hombre y la imposibilidad de hablar de masculinidad en singular han impulsado importantes aportes en Latinoamérica. Varios estudios afirmaron que no sólo es necesario abordar las masculinidades desde una perspectiva de clase, sino también a partir de una relación generacional, de etnia y región, para acceder a una comprensión particular tanto histórica como social (Bastos, 1998; Fonseca, 2003).Al respecto los aportes han sido significativos: resaltamos el análisis de Mara Viveros Vigoya (2001) sobre las identidades masculinas en Quibdó ~región rural y negra de Colombia- y Armenia -región urbana y mestiza e Colombia- y el de Norma Fuller (1997) sobre la clase media de Perú ru Sobre cuestiones laborales encontramos un amplio abanico de estudios, entre los que reco-

ocemoslas clásicas investigaciones de Helena Hirata y Daniele Kergoat (1997) acerca de los Contrastes que los mercados de trabajo imponen según la diferencia de sexos.También resalta. (2004) y las divergencias entre mujeres y varones en las tmos el an aTISIS. de N a d·la Guimaraes rayectorias ocupacionales, que expresan una profunda desigualdad en desmedro de la mujer. 2. Por ejemplo, David Gilmore (1994) comparó formas de construcción de la masculinidad en espacios divergentes; Michael Kimmel (1997) analizó la masculinidad en Gran Bretaña. 25


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En este estudio buscamos develar la trama de sentidos y relaciones entre la masculinidad y los procesos de trabajo. Y aquí volvemos a temas y problemas con los cuales comenzamos a investigar, no por pereza o falta de inquietudes o creatividad, sino porque consideramos que develar y comple-

.. ar la conflictiva relación capital-trabajo es un tema inagotable para las ]l·:ncias sociales del trabajo y para la antropología en particular. De hecho, el ~evenir del trabajo de campo nos empujó a indagar en esta línea de análisis. Iniciamos la investigación con trabajadores petroleros a comienzos de 2003. Partimos de una trayectoria inscripta en lo que podemos denominar la antropología del trabajo. Abordamos fundamentalmente cuestiones vinculadas al control y disciplina miento de los trabajadores, conflictos laborales, consolidación de disciplinas fabriles y articulación de políticas empresarias destinadas a modelar un trabajador ideal. A lo largo de esos años, el proceso de descubrimiento antropológico, según argumenta Mariza Peirano (2004), fue resultado del diálogo entre teoría acumulada y observación etnográfica. No obstante, por falta de herramientas analíticas fuimos dejando de lado una recurrencia que el trabajo de campo arrojaba: en las entrevistas y observaciones surgían constantemente prácticas y discursos asociados con cierta manufactura de la masculinidad por parte de los trabajadores del oro negro. Algunas de estas cuestiones fueron des criptas en anteriores artículos y ponencias, pero nunca analizadas en profundidad. Muchas de estas prácticas y representaciones expresaban una densidad semántica cargada de connotaciones acerca de la masculinidad. En particular, durante 2008 se presentó en Comodoro Rivadavia una denuncia judicial por la violación de un grupo de trabajadores a otro trabajador en un pozo de petróleo. Ese episodio quedó registrado en las notas de campo, pero nunca tuvimos las herramientas teóricas para arriesgar alguna interpretación al respecto. A la construcción de conocimiento se accede a partir de la elaboración de preguntas. Como expresa Hans-Georg Gadamer (1993: 440), "preguntar quiere decir abrir". Todo saber comienza con una pregunta, es la puerta de entrada a lo que queremos conocer. El problema es que se realizan preguntas a partir de un marco de conocimiento. No podemos indagar por aquello que declaradamente no conocemos. Por eso, al desconocer los estudios de género, nunca hubiéramos podido realizar una pregunta sobre aquello que se reiteraba. Este libro intenta, entonces, indagar y profundizar en aquellas recurrencias dejadas de lado, para estudiar las prácticas y representaciones que juegan un papel central en la manufactura de la masculinidad, en particular en el espacio de trabajo de los petroleros. d La investigación que condensa este libro es un análisis cualitativo del caso e los petroleros de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Desde este enfoque nos interesa plantear la relevancia del trabajo de campo en relación con la con.ceptualización social que sustentamos como conjunto/totalización cornPleJade los procesos y relaciones. Una conceptualización que supone contar con.estrategias metodológicas intensivas que permiten vincular los aspectos soclOculturales con los procesos Y relaciones vividos y significados por los

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ilustrada, intelectual y profesional. Ambas autoras no sólo demuestran que laís) masculinidad(es) constituyen una categoría relacional que expresa un proceso histórico colectivo e individual y que cuenta con un significado maleable y cambiante, sino que, tal como argumenta Viveros Vigoya (2001: 50), "hacer visible la pertenencia genérica de los hombres significa [... ) subvertir de cierta forma un orden social en el cual sólo las mujeres [han) estado marcadas por la diferencia". Claramente hay entre la masculinidad y la feminidad un tándem insoslayable de abordar. En este sentido, Matthew Gutmann (1999) señala que es sustantivo entender la masculinidad en una dimensión relacional, como resultado del vínculo de hombres con mujeres pero también con otros hombres y,en general, con todas las identidades sexuales que se construyen socialmente. Ahora bien, todos los autores coinciden en que se ha estudiado poco al hombre "como hombre" aunque, como vimos, en las últimas décadas tuvo lugar un nutrido proceso de investigación. Sin embargo, los estudios de masculinidad caen en un vacío al pensar la articulación con las relaciones de poder existentes en el capitalismo. Es decir, se han estudiado las masculinidades en obreros -vinculándolas con la labor manual- o trabajadores asociados a labores intelectuales, pero no se ha develado la relación entre los procesos de producción de la fuerza de trabajo y la manufactura de la masculinidad como parte de las relaciones de constitución hegemónica. No basta con decir que al hablar de masculinidad nos estamos refiriendo a prácticas institucionalizadas en estructuras de poder. Lo que nos interesa profundizar, y es parte del interrogante que dejan abierto estos estudios, es la producción de las "formas de comportarse como hombres", no en tanto totalidad en sí sino como parte de las operaciones ideológicas propias de nuestras sociedades capitalistas. La propuesta de análisis es repensar la reproducción del ejercicio hegemónico en clave de totalidad estructurada, cuya síntesis en la cotidianidad expresa "claroscuros de verdades y engaños" (Kosik, 1967), fenómenos en apariencia inconexos pero que codifican procesos de fetichización.

El encuentro entre el problema de investigación y el trabajo de campo


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sujetos. Fundamentalmente nos interesa analizar las historias cotidianas las historias al "ras del suelo". ' El trabajo de campo se efectuó en tres etapas prolongadas: durante 2012 en los lug~r~s. de tra?ajo, particularmente en los cerros de extracción dei crudo. Allí hicimos diversas entrevistas, pero la observación participant fue una metodología muy rica ya que pudimos relevar y sistematizar in sit e prácticas y relaciones laborales que de otra manera no se hubieran podid~ registrar, La condición de varón del investigador que accede al campo habilitó la en~~ada a es: espacio. masculino y a su universo de sentidos. Una larga relación con vanos trabajadores petroleros nos permitió un acceso irrestricto a estos espacios, lo que hubiera sido imposible de otro modo. Además hemos podido realizar un interesantísimo registro fotográfico que es parte del análisis de este libro. Durante 2013 llevamos adelante la segunda etapa del trabajo de campo, focalizada en el espacio de la reproducción de los trabajadores, específicamente en sus hogares. Allí pudimos entrevistar a varones con sus esposas/parejas e hijos y observar la interacción entre los miembros de las familias. Cabe aclarar que muy pocas veces logramos entrevistar a las parejas de los petroleros solas: nuestra condición de hombre, si bien fue una entrada privilegiada al trabajo, cerró otras puertas. Cuando quisimos concretar las entrevistas a las mujeres chocamos con una barrera infranqueable: la negativa de los trabajadores petroleros. Nuestros pedidos colisionaron con las formas de construcción de la masculinidad y la competencia entre los varones que ella supone. La tercera etapa tuvo lugar en 2015, cuando realizamos un trabajo de campo escueto con el objetivo de confrontar algunos hallazgos producidos durante los años anteriores. En líneas generales, el trabajo de campo permitió articular entrevistas en profundidad, tanto individuales como grupales, realizadas a trabajadores de distintas jerarquías. ~or~ bien, el trabajo de campo es una estrategia vital para producir conocimientos sobre determinada realidad sociocultural. Convengamos que no es ella en sí misma sino sus cruces con la teoría lo que potencia esa forma de abordaje. Y en todo caso, es el "descubrimiento" de la t~oría de género lo que permitió realizar las primeras preguntas atinadas sobre aquella realidad que se imponía en el campo. La tesis central que da unicidad al texto no deja de lado las formas de construcción de las relaciones de género que subsisten en el capitalismo desde el mismo momento de la acumulación originaria. Por eso damos centralidad en esta construcción al espacio del trabajo y principalmente al rol que cumple la organización capitalista en el proceso de cooperación. Tal como ha planteado Silvia Federici (2014: 176-177), a partir de la acumulación originari~ se ha permitido sobre todas las cosas "desviar el antagonismo de clase hacia un antagonismo entre hombres y mujeres [...] que ha separado a 28

Introducción

baJ·adores entre sí e incluso de ellos mismos". Retomando los aportes de la autora, la obra avanza para compren der y dilucid I UCI ar {un la ue cumplen las empresas en el fortalecimiento de ciertas prácticas y el ro qentaciones acerca de la masculinidad . . . dee los partiendo os recuerimi requerirmen t os repres . de la organización del proceso de trabajo, loS tra d mentales

La estructura del libro El primer capítulo, "Trabajo y masculinidad heroica", analiza las formas tivas que desplegó la empresa estatal YPF en la construcción de una férrea ~visión sexual del trabajo. De esta manera, los varones fueron destinados a las actividades de exploración y explotación de petróleo desde la ideología de que ello suponía estar contribuyendo al "engrandecimiento" de la Nación. Las mujeres, por su parte, fueron confinadas al ámbito doméstico en su rol de esposas o madres, o bien como dadoras de servicios sexuales para aquellos varones petroleros que estaban fundando la Nación. A partir de esta división sexual del trabajo se cristalizaron sentidos acerca de la masculinidad y feminidad que consolidaron prácticas, saberes, representaciones y modos de vivir entre quienes habitaron en Comodoro Rivadavia durante el período de instalación y crecimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. YPF fue un actor decisivo en la construcción y legitimación de sentidos de la masculinidad y la feminidad. Para ello desarrolló una serie de políticas de intervención dentro y fuera de los ámbitos laborales, configurando la llamada "familia ypefeana" con el objetivo de producir y reproducir una particular fuerza de trabajo. A los hombres se los exhortó a desplegar un plus de sacrificio que trascendiera el mero esfuerzo en el ejercicio laboral, dinamizando sentidos específicos acerca de la masculinidad a la que denominamos masculinidad heroica. Esta noción estaba asociada a una disciplina (abril con una fuerte ascendencia militar, articulada en una estructura vertical y jerárquica que vinculaba el trabajo petrolero con el desarrollo de la Nación. En la misma línea, se consolidó una particular noción acerca de la muerte en el ejercicio del trabajo que potenció la conformación de dicha masculinidad heroica: una muestra más del sacrificio y la entrega que realizaban estos "verdaderos varones patriotas". Así lo podemos leer en el monolito bautizado "A los que caYeron forjando la industria petrolera" inaugurado en 1948 en el kilómetro 3 de la ciudad de Comodoro Rivadavia. El segundo capítulo, "Estructuras de significación de la masculinidad", aborda las formas de construcción de la masculinidad forjada en el ámbito de trabajo a partir de los requerimientos de la disciplina (abril. En el espacio laboral se estructuran prácticas sociales, modos de vivir, pensar y sentir 29


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las relaciones de género. Decodificar el significado de estas experiencias en clave de género permite comprender las vivencias de clase de los trabajado, res petroleros insertos en un proceso social e histórico dinamizado por tal industria. Por lo tanto analizamos las prácticas cotidianas y sus significados a la luz de las exigencias del proceso productivo. En particular, los interro. gantes que trazan el desarrollo de este capítulo se enfocan en las prácticas simbólicas y de significación de las experiencias de los hombres a partir de la consolidación de posiciones de género. Esto requiere desentrañar significados, metáforas, estereotipos, expresiones del lenguaje y prácticas insertas en una relación de cooperación dirigida y coordinada por la administración empresaria. Aquí queda claramente explicitado que la masculinidad remite a un proceso social e histórico a través del cual los hombres se comprometen en una posición de género, entramada profundamente al devenir de la experiencia de clase. EÍ desarrollo comienza con las experiencias de los trabajadores de YPF y su derrotero luego de la privatización en los años 90, para luego analizar la configuración de un nuevo colectivo de trabajadores autodenominado petroleros, surgidos al calor de los procesos de privatización de la empresa YPF y la extensión de las estrategias de tercerización del sector hidrocarburífero. En el tercer capítulo, "Poder, alienación y masculinidad: la consolidación de la hegemonía empresaria y sus fisuras", observamos las prácticas y representaciones de los trabajadores petroleros vinculadas a la manufactura de la masculinidad. No en tanto puñado de anécdotas de valentía o hazañas o como parte de la socialización de un estado del patriarcado que excede todo tiempo y espacio, sino inscriptas en el capitalismo y orientadas a la valorización del capital. En otras palabras, anclamos el análisis en los requerimientos de la producción, exigidos y valorados a través de diversas herramientas de evaluación destinadas a la construcción de una determinada masculinidad. Al mismo tiempo, recuperando los aportes del marxismo dialéctico y afirmando que en todo orden conservador existen elementos de cambio que permiten la disputa y la transformación, cobran sentido diversas estrategias de resistencia sustentadas sobre el ethos de la masculinidad. En el cuarto capítulo, "Masculinidades infantilizadas", colocamos en el centro de la escena los procesos en los que el control laboral y la disciplina (abril se extienden desde los lugares de trabajo hacia el ámbito de la vida familiar. Nos proponemos aquí indagar en la relación entre las pautas de comportamiento y subordinación, impuestas por las administraciones empresarias en dirección al ámbito doméstico bajo la forma de una división sexual de la disciplina. En el contexto de largas ausencias de los trabajadores, son las mujeres quienes se encargan de la logística que atañe a las responsabilidades domésticas. También son quienes ordenan y disciplinan -en cierta 30

Introducción

a- a los varones petroleros en torno a las necesidades del descanso y JIl for sición de energia, para 1a jornada . '" de las de tra bai ajo, La SUJeClOne as mui mujeres repoparte de los hombres se define como un rasgo característico de las rela~~es de producción capitalista; lo interesante es problematizar cómo esa Cl~ eción se tensiona y entra en crisis a partir de los hallazgos de nuestra sUJ . t"o . vestigación. El'n ta sentí d o, se expresa una suer t e d"e empo d erarmen de los miembros de la familia que no ejecutan trabajo asalariado, puntualmente la mujer, ya que llevan adelante todo tipo de decisiones cotidianas respecto de la administración económica de la casa o de la disposición de los gastos y el reparto de los recursos salariales. Finalmente, el último capítulo analiza las formas de violencia entre varones en el espacio de trabajo. Éstas se constituyen no como actos sin sentido sino como parte de una "hoja de ruta", un repertorio de prácticas y representaciones que forman parte de los contornos de las exigencias de la disciplina (abril. Este capítulo, titulado "Feminización y violencia en el trabajo", explicita el papel de la violencia fomentado por la configuración de la masculinidad en el trabajo como parte de un orden de género donde se desvaloriza la feminidad y se exalta la masculinidad. En este contexto, los trabajadores jóvenes son sometidos a un proceso de feminización que los expone a situaciones de violencia cargadas de significados sexuales tanto metafóricos como literales. Este libro cierra una larga experiencia de investigación, tomando la noción de masculinidad como parte de una dimensión sustancial del análisis. Quizá más que cerrar estemos abriendo una línea de problematización pocoexplorada que seguramente dejará preguntas pendientes, pero que sin duda aportará a los estudios del trabajo y en particular a la antropología del trabajo. Dicho esto, es buen momento para concluir la introducción y adentrarnos en el contenido del libro.

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Trabajo y masculinidad

heroica-

La masculinidad existe sólo en contraste con la femineidad. Una cultura que no trata a las mujeres y hombres como portadores de tipos de carácter polarizados, por lo menos en principio, no tiene un concepto de masculinidad en el sentido de la cultura moderna europea / americana.

RaewynConnell,"Laorganizaciónsocial de la masculinidad"

Introducción

I

Desde los comienzos de la industria petrolera (como también en otras industrias extractivas) se consolidó una división sexual del trabajo. Forzada por criterios productivistas y culturales que consideraron más aptos a los hombres para afrontar los riesgos de la actividad, se fortaleció una división de "tareas por sexo". Esta división encontraba un claro correlato en otros espacios laborales y, en términos más amplios, en la sociedad en general. El perfil de trabajador en la actividad petrolera fue eminentemente masculino. Cabe remarcar que, durante el desarrollo de YPF, el trabajo cobró un sentido que hasta ese entonces no había adquirido: el hombre estuvo vinculado a las actividades "trascendentales" de la explotación del petróleo, asociadas en forma directa a la idea de engrandecimiento de la Nación. En ~ontrapunto, el destino de la mujer estaba circunscripto al papel terrenal de ama de casa". YPF fue un actor decisivo, como veremos, en la construcción y legitimación de sentidos acerca de la masculinidad y feminidad. bl ~esd~ p:incipios del siglo xx en la Argentina, el modelo de familia estaeCldolimitó el rol de la mujer a la preservación de las condiciones fisicas YtSíqUicas de la comunidad (Lobato, 2000). Por ello debía permanecer en e ámbito del hogar, dado que su ingreso al mercado laboral era percibido ~omo Un factor de disgregación de la familia. Para 1914, las actividades aborales a las que accedían las mujeres eran una extensión de las que rea~na versión preliminar de este capítulo fue publicada con el nombre "Masculinidad heroica: l figura de Mosconi como condensador de sentidos" en las VI Jornadas de Historia Social de a Patagonia, Neuquén, Argentina. 33

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lizaban dentro de los hogares -costureras, tejedoras, modistas, domésticas, lavanderas, planchadoras- y crecía de manera sostenida su llegada a las tareas educativas. La probabilidad de incorporarse a YPF, en este contexto, era escasa, aunque de concretarse alcanzaban puestos entendidos como "femeninos": cocineras, oficinistas maestras.' En este capítulo analizamos las políticas activas que la empresa YPF desplegó en la fijación de ciertas diferencias de género. Este proceso se consolidó mediante una disciplina [abril que daba sentido a una particular noción de masculinidad. El contenido de los puestos de trabajo conjugaba un saber técnico específicocon ciertas actitudes y aptitudes fisicas consideradas exclusivamente masculinas. Dentro de este paradigma, la destreza, fortaleza, perseverancia y firmeza, dadas las condiciones de la actividad en los cerros, a la intemperie, no eran capacidades que tuvieran o pudieran desarrollar las mujeres. De este modo aparece una de las primeras explicaciones para contratar sólo trabajadores varones. No obstante, dichas aptitudes fisicas -que constituyen uno de los elementos claves en la construcción de esta masculinidad- requerían complementarse con otras fundamentaciones de tipo ideológico.Así, mediante la disciplina [abril la empresa apuntaba a que los trabajadores incorporaran nociones acerca de su actividad en términos de aporte al "desarrollo de la industria" y "al engrandecimiento de la Nación". En nombre de este montaje épico, las direcciones empresarias exhortaban a los hombres a desplegar un plus de sacrificio -incluso a costa de arriesgar sus propias vidas- que trascendiera el mero ejercicio de su actividad laboral. Resulta pertinente, en este punto, recuperar el interrogante que tanto preocupó al sociólogo norteamericano Burawoy (1989): ¿por qué los trabajadores llevan adelante su labor por encima de sus posibilidades físicas? Incorporando una perspectiva de género podemos reformular la pregunta: ¿por qué los varones trabajan por encima de sus posibilidades físicas al punto de arriesgar sus vidas? El caso de los trabajadores "ypefeanos" es paradigmático, dado que la configuración de la disciplina [abril amalgamó un ethos de la masculinidad ligada a un proceso de ''heroización'', el cual permeó férreamente el "sentido común". Se consolida así una particular manufactura de la masculinidad a la que denominamos masculinidad heroica. Es conocida la relación inmediata de YPF con instituciones castrenses; la empresa fue inaugurada y forjada bajo los preceptos militares desde su misma constitución. Además,

1 'mbito de trabajo se constituyó como un espacio mayoritaria mente de e :ones en el que se valoraron códigos de conducta basados en la subor~~nación,la lealtad y, sobre todo, el uso de la fuerza y la resistencia fisica. ¿ste comportamiento, posible de encontrar en instituciones militares," dio entido a una particular forma de entender el trabajo. s En contraste, a las mujeres que vivían con los petroleros les estaba reservada una labor ni tan heroica ni tan memorable: la de la recuperación física y psíquica de los hombres para su vuelta a los yacimientos. Estaba enfocada en el cuidado de los hijos y una correcta administración del hogar que permitiese asegurar el flujo constante de la fuerza de trabajo. La procreación y, en definitiva, los cuerpos de las mujeres estaban al servicio de los intereses de la producción. Esto se visibilizó en espacios públicos y en actos conmemorativos como las elecciones de reinas y princesas. La familia nuclear -como elemento central de organización social- fue el principal reservorio de los futuros trabajadores de YPF. Los niños -en su condición de futuros hombres- fueron capacitados para tareas concebidas comomasculinas. Las escuelas, y en particular aquellas escuelas técnicas ligadas a YPF, fueron potentes poleas de transmisión de la disciplina [abril; un continuum de los requerimientos en el "suelo de fábrica"." Del mismo modo la petrolera estatal desarrolló una serie de instituciones vinculadas a las prácticas del ocio y la recreación que también jugaron un rol central en la consolidación de la disciplina [abril. Por ejemplo, el deporte promovió valores y sentidos asociados al trabajo, potenciando la identificación dentro del colectivo obrero "ypefeano". Esta estrecha vinculación entre deporte y trabajo fue profundizada por Daniel Marques (2011), quien exploró en detalle la exaltación de una masculinidad trasmitida en las prácticas deportivas: un ideal que glorifica la musculatura del varón en relación con el esfuerzo y la superación constantes, atributos valorados en los distintos deportes generados en YPF. Otra política desplegada por YPF, muy conocida y extendida en diversos territorios, fueron los distintos "rituales oficiales" conmemoraciones monumentos, placas de bronces, monolitos, etc. Así empresa consolidó

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1. A mediados de los 40 se acrecentaron las alternativas laborales de las mujeres, que accedieron a roles de telefonistas o enfermeras. No obstante, el trabajo para ellas era opcional, aunque quienes lo hacían no quedaban relevadas de las tareas domésticas, por lo cual estaban sometidas a una doble jornada de trabajo.

2.Apropó it di· co ti . ~I o e o planteado, Juan Guillermo Figueroa Perea (2005) investiga las formas de ns Ila Ituclon de la masculinidad en instituciones militares de Latinoamérica. El autor analiza el Illado" it d . " de· nn o el heroe ,en el cual muchos varones aprenden a ser héroes y generar historias esg o 3 n . para luego contar a sus pares . . Gabnel C . (2010)·· . donde s .arrIzo investiga el caso del colegio Deán Funes de Comodoro Rivadavia, En este e eVI?encIa la relación entre el modelo pedagógico y cierto ethos de la masculinidad. Pri.1 sentIdo, desde 1929 el Deán Funes encuentra en los ámbitos de los talleres un lugar e VIeg¡ado de aprendizaje de las prácticas laborales de los futuros trabajadores de YPF y un spaclo de instrucción de la masculinídad.

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sentidos y valores acerca del trabajo y fuera de éste desde un potente proceso de transposición pedagógico como parte constitutiva de la hegemonía empresaria. En síntesis, la masculinidad heroica se asentó sobre tres pilares fundamentales, activados y dinamizados a partir de la disciplina fabril: la asimilación del trabajo petrolero al progreso de la NaciónlPatria, la consolidación en términos simbólicos de la idea de sacrificio y entrega y, por último, una particular noción acerca de la muerte en el ejercicio del trabajo. Estos pilares dieron forma a un modo de ser en el trabajo indisociable de un modo de ser hombre. En las antípodas estaba la exaltación de una imagen de la feminidad entendida en términos de "fragilidad" y "debilidad" condensada en las figuras de las reinas y princesas y sobre todo el ideal, en tanto deber ser, de lamaternidad, destinada a la reproducción de la fuerza de trabajo. Se afianzó así una estructura concreta y simbólica que configuró una fuerza laboral apta para ser consumida. Por un lado, hombres "fuertes" y "vigorosos" y, por otro, mujeres "suaves", "dulces" y "delicadas": dos imágenes invertidas.

ORA del IX Congreso (Falcón y Montserrat, 2000), la persecución y la repreF·ón del movimiento obrero no cesaron. Específicamente contra el anarquisSlo se llevó adelante un proceso represivo que se intensificó e incrementó, ~hninando con episodios lamentables de violencia y muerte." e En la industria del petróleo, tuvo lugar un proceso de formación de la clase obrera. Por un lado, se desplegó una estrategia coercitiva hacia los sectores más combativo s del movimiento obrero y, por el otro, se intentó establecer la paz social a través de distintas concesiones a los trabajadores. Este proceso de constitución de la fuerza de trabajo tenía un claro objetivo:convertir a los trabajadores en soldados, fundiendo los intereses de la Nación a la idea de trabajo. Durante el peronismo y hasta los albores de la privatización, el concepto de Nación pasaría a formar parte inseparable del "sentido común" constitutivo del trabajo en YPF.6 Todo ataque por parte de las organizaciones obreras era leído como una agresión directa a los intereses de la Nación.

La fundación de Formas históricas de disciplinamiento de la fuerza de trabajo

I "

YPF se inaugura a comienzos de la década del 20 a partir del interés de sectores civiles y militares industrialistas y estatistas. Detrás de la idea de un Estado "empresario" se encontraban sectores del ejército con una clara perspectiva nacionalista (Rouquié, 1986; Potash, 1982), en su mayoría ingenieros militares que propugnaban por la creación de industrias estratégicas que asegurasen el desarrollo económico y especialmente la autonomía en la defensa nacional. La "autonomía en la defensa nacional" y la "independencia económica" constituirían sentidos nodales asociados a formas de intervención del Estado en la estructura productiva. La reorganizaciónde la empresa petrolera se da en un contexto de posguerra particular: se divide la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) entre anarquistas (V Congreso) y sindicalistas (IX Congreso) y por primera vez, a partir de la Ley Sáenz Peña, es electo un presidente por voto secreto y obligatorio, aunque con varias restricciones, como la exclusión de las mujeres." En este escenario, a pesar de que algunos conflictoslaborales terminaron a favor de los trabajadores, en particular aquellos que estaban vinculados a la 4. La Ley Sáenz Peña, sancionada por el Congreso de la Nación Argentina ellO de febrero de 1912, establecía el voto secreto y obligatorio a través de la confección de un padrón electoral, aunque era exclusivo para nativos argentinos y naturalizados masculinos y mayores de dieciocho años. 36

I

YPF y

la argentinización de la fuerza de trabajo

En los comienzos de YPF, para generar un proceso de "argentinización" de la fuerza de trabajo, el general Enrique Mosconi -primer presidente de la petrolera- entendió las ventajas de consolidar una ideología basada en el "nacionalismo petrolero". Esta construcción, enmarcada en un proceso de desarrollo del entramado industrial, estaba dirigida a interpelar a los numerosos inmigrante s que se incorporaban a YPF -alemanes, rusos, esPañoles, italianos, polacos, daneses, etc.- que no se sentían representados por el ideario de Mosconi. También buscaba disuadir los conflictos gene5'.Uno de los tantos hechos de represión y muerte, quizá el de mayor resonancia, fue el deno;:unado la "Patagonia trágica". Entre 1920 y 1921, en la provincia de Santa Cruz, alrededor e. 1:500 huelguistas (anarcosindicalistas) fueron fusilados en el marco de un conflicto por ~elvlndicaCioneslaborales -despidos de obreros rurales y magras condiciones de vida- entre acendados y peones. El gobierno radical envió un grupo militar para resolver el conflicto y la Illanera en que el teniente coronel Varela cumplió la misión fue eliminando a los trabajadores qUeestaban en protesta. :~~te escenario e~ c~mparable al caso de Brasilia, capital de Brasil, analizado por el antropólod l ustavo Lms Ribeiro (2006). En la construcción de la ciudad capital,los aspectos ideológicos p~ o que el autor denominó "proyectos de grandes obras", como el nacionalismo o el carácter lonero, constituyeron sentidos nodales del disciplinamiento de los colectivos obreros. De tal Illanera, se volvieron difusas las relaciones de explotación del trabajo por el capital, a la vez ue se potenciaron los intereses empresarios en los aspectos de la esfera de la reproducción los trabajadores. En este contexto: atacar la construcción de Brasilia, llevada adelante por empresa estatal Novacap, era equiparable a un ataque directo a la Nación.

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rados por la Federación Obrera Petrolífera (FOP), de carácter anarquista, durante el período 1917-1922, y posteriormente los conflictos encabezados por la Unión General de Obreros Petroleros (UGOP), de filiación comunista. Para el caso de YPF las críticas actuaban de la misma manera: aquellos trabajadores que anteponían sus intereses laborales al interés mayor de la Nación eran rápidamente señalados de manera despectiva como defensores de ideologías "foráneas", "desintegradores" o "patológicos"." Para Moscon¡ y los sectores militares y civiles que representaba, garantizar cierta "paz laboral" era un objetivo estratégico. Por ello, a modo de pacto implícito se estableció que la contraparte de empleos bien pagos debía ser retribuida por los trabajadores con la ausencia de conflicto. Este proceso de "argentinización" de los trabajadores concordaba, en parte, con la idea de Mosconi de erradicar ideologías obreras opuestas al desarrollo de la empresa. Los trabajadores debían retribuir a YPF no sólo con su trabajo, sino también con demostraciones concretas de patriotismo que garantizaran fidelidad y lealtad con la empresa y por ende con la Nación. Es posible apreciar cierta noción prusiana en esta perspectiva; lo cierto es que desde la dirección de YPF se intentó conciliar el ideal de un trabajador con el de un soldado. Este proceso tuvo dos caras: por un lado, dio forma a una manera de abordar los conflictos obreros, las huelgas por ejemplo, que pasaron a ser percibid as como una agresión directa a los intereses nacionales. En este contexto, cualquier reclamo debía estar relegado a un interés superior: la Patria. Por otro lado, dado que YPF fue concebida, desarrollada y conducida por militares, la disciplina castrense fue el modo predominante de organización del trabajo. Ésta se impregnó en la disciplina laboral. Desde esta lógica marcial, exponerse a situaciones de riesgo, sobrevivir a ellas y luego contar esas experiencias entre los compañeros resultaba una forma de legitimación al interior de los grupos, al mismo tiempo que se interiorizaban los sentidos dominantes impuéstos por la empresa. El patriotismo, el honor y la bravura constituyeron valores centrales de esa disciplina {abril que fue configurando una determinada masculinidad. La disciplina {abril, sustentándose tanto en la persuasión como en la fuerza, ganando espacio a través de distintas formas de concesiones y re-

y masculinidad

heroica

'rniendo aquellas ideologías "foráneas", organizó a la clase trabajadora ra que proveyera las cualidades y las cantidades requeridas por las P:cesidades de la acumulación. n Para disciplinar y racionalizar la producción y el trabajo fue necesaria la destrucción del sindicalismo obrero de base anarquista y comunista, al tiernpo que se consolidaba un sindicato de empresa:" el Sindicato Unico de Petroleros (SUPE). Asimismo, fue preciso generar una estrategia de persuasión (altos salarios, diversos beneficios sociales e inclusión en un universo totalizador alrededor del nacionalismo petrolero) que logró que la vida de los trabajadores Ysus familias girara alrededor de la producción. pfl

La consolidación del nacionalismo petrolero Para mediados de los años 40 el "nacionalismo petrolero" se asoció -como nunca hasta ese momento- con cierto sentido antiimperialista. El peronismo, si bien profundiza líneas de continuidad en la política argentina, expresa un punto de quiebre insoslayable. Quizá una de las perspectivas que mejor representa lo que significaron los años que van de 1943 a 1955 sea la idea de "democratización del bienestar" de Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza (2002). Ambos autores destacan un proceso de mejora en las condiciones de diversas capas sociales como no había existido en ningún otro período anterior. El ascenso social comenzaba a ser vivido por un número importante de trabajadores y trabajadoras. Este fenómeno confirma de alguna manera un proceso que venía consolidándose desde algunas décadas atrás, pero que encuentra en el peronismo una potencialidad hasta entonces inesperada. Precisamente, lo novedoso eran las formas de intervención del Estado. Este proceso se refleja en la distribución del ingreso: la participación del componente salarial llega a superar la retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y renta de la tierra por parte de los empresarios. Teniendo en cuenta este escenario, el peronismo jugó un papel crucial Ns l~_confecciónde un movimiento ideológico que amalgamara la idea de 1 aClOnConlos significados del trabajo en YPF. El industrialismo supone ~ c~nsideración particular de la industria como fundante del desarrollo y a Independencia económica, el afianzamiento de la soberanía nacional y

7. El Estado argentino, desde comienzos del siglo xx, aplicó un liberalismo económico junto a un conservadurismo político y social. De tal manera, se consolidó un aparato represivo fundado en un sistema de ideas en el que la violencia, el anarquismo, el socialismo, las huelgas y la prostitución se asociaron como parte de fenómenos desintegradores de la sociedad (Ansaldi. 1993). La fatídica Ley de Residencia, los episodios nefastos de la Semana Roja y los fusilamientos de los peones rurales patagónicos en la Semana Trágica constituyen algunos ejemplos paradigmáticos de aquel aparato represivo.

8. Jean Bunel (1992) argumenta que los sindicatos de empresas tienen una doble característica e los particulariza en comparación con los sindicatos de ramas. Por un lado, fragmentan a la ~ ase trabajadora del conjunto, pero por el otro su movilización se encuentra condicionada por as performances económicas de la empresa. Por esta doble característica se conformó una clase trabajadora petrolera y estatal diferenciada del conjunto de los trabajadores.

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la conciliación con ciertos sectores de la burguesía y el movimiento obrero a partir del objetivo común de desarrollo. En este sentido, la apropiación del nacionalismo por parte del movimiento obrero se asoció, en gran medida, con la apelación a la redistribución de la riqueza en tanto parte de la disputa de clase refractaria en políticas de Estado. En este contexto, Mosconi se alza como la figura capaz de sintetizar un sentido nacionalista, antiimperialista y estatista vinculado al desarrollo de YPF. El diario El Chubut así lo reflejaba en 1949: "Cada petrolero debe ser pues, allí donde se encuentre, un ferviente defensor del petróleo nacional, y erigirse en soldado y celoso guardián del ideal mosconiano, porque así sabrá cumplir con lo que la patria espera de él y su conciencia de argentino lo impone" (citado por Carrizo, 2012). La idea de apropiación de la "defensa nacional" por parte de los trabajadores se vinculó fuertemente con los sentidos acerca del trabajo. No obstante, la contraparte de la pedagogía del consenso fue la militarización de varios de los yacimientos de petróleo. El control externo y coercitivo del ejército ante cualquier posible maniobra de lucha obrera resultó efectivo para su desarticulación. De hecho, el 31 de marzo de 1944 se creó una zona militarizada que abarcó parte de las provincias de Chubut y Santa Cruz. La llamada Gobernación Militar pasó a ser una nueva unidad administrativa que incluía trece departamentos patagónicos, entre los que se encontraba Comodoro Rivadavia. Esta gobernación fue disuelta recién en 1955 cuando se sancionaron las constituciones provinciales de Chubut y Santa Cruz (Marques y Palma Godoy, 1993). Dicho proceso político no sólo implicó la instalación de autoridades locales militares, sino también el recorte de derechos por parte de la población. El peligro para la continuidad de la producción del crudo había que buscarlo fronteras adentro: en los trabajadores y sus organizaciones clasistas.

La pedagogía de la masculinidad

heroica

Como una "vidriera oficial" con vocación formadora, YPF articuló toda una arquitectura pedagógica orientada a interpelar a los colectivos obreros. De esta manera se otorgó sentido a una particular noción del trabajo, que generó un vínculo orgánico entre el proceso de acumulación y un patrón civilizatorio que interpeló a los trabajadores como partícipes de un pro' ceso de "heroización". Estos "héroes de la Patria" debían defender con su propia vida el "ideal mosconiano" y eso tenía que demostrarse día a día, en una disciplina (abril donde cada jornada de trabajo se cumpliera con una responsabilidad similar a la de un soldado en combate. Trabajar en 40

I

,,vF era trabajar

para la Nación, socializando en el colectivo obrero un articU1ar "deber ser " . P La disciplina (abril se propala a partir de distintas correas de transmisión consistentes con las políticas empresarias. En este caso se afianzó na disciplina (abril a partir de prácticas y valoraciones diferenciadas por ;énero, expresadas en potentes símbolos de referencia, en términos de VictorTurner (1980), que dieron sentido al ethos de la masculinidad heroica. JI

La figura de Mosconi como condensador

de sentidos

Su figura se constituyó como el ejemplo a seguir para todos aquellos trabajadores que se desempeñaran en YPF, consolidando un ideal posiblemente inalcanzable de masculinidad. Alrededor del general Enrique Mosconise ha configurado un proceso de transposición de sentidos que llegó a condensarlo en el pedestal de bronce. Gabriel Carrizo (2012, 2015) analizó este proceso realizando un verdadero aporte para desentrañar los "usos políticos"de Mosconi, quien pasó de ser "militar autoritario" a símbolo del "nacionalismo petrolero". Carrizo observa cómo, a partir del primer golpe militar de 1930 ejecutado por José F. Uriburu, la gestión de Mosconi al frente de YPF pasó literalmente al olvido. Tras una corta agonía murió en 1940. Paradójicamente, fueron fracciones de la juventud socialista quienes lo reivindicarían -a pesar de su férrea política antisindical- destacando sobre todo su papel "belicoso"frente al capital extranjero. Pronto, la figura de Mosconicomenzaría a ser rememorada comoun "servidor de la Nación", un militar "disciplinado", "un soldado que no descuidó sus deberes". No ?bstante, recién hacia 1947 -durante el peronismo- representaría una Importancia trascendental para la empresa YPF. En el marco del 40° aniversario del descubrimiento del petróleo se produjo un punto de ruptura al asociar de forma permanente esa "fecha patria" con la figura del primer presidente de YPF. ~ partir de esta construcción política de Mosconi, su figura condensaría atnbutos tales como"disciplina", "entrega", "responsabilidad sin pedir nada a c~mbio","fortaleza", "dedicación", etc. que terminaron siendo cualidades ~asl sobrehumanas. Sus esculturas se multiplican en todos los espacios onde se estableció YPF. Generalmente está representado en un busto: es d . . . s. ecir, la cabeza, los hombros, el nacimiento de los brazos y el pecho. ~n embargo, en la ciudad de la provincia de Salta que lleva su nombre, osconi aparece de cuerpo entero.

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Busto del general Mosconi en los ex laboratorios de YPF en la localidad de Florencio Varela (izquierda). 9 Busto del general Mosconi en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia (derecha).

"ypefeanos".Revela una construcción pedagógica compleja mediante la cual a personalidad se convierte en soporte de una identificación colectiva uIl atributos inalcanzables. Tal como expresa Connell (1995), en todas las n c~iedades hay una concepción hegemónica de masculinidad que se sitúa soIllO un modelo de referencia para los demás. Sin embargo, el autor aclara eue la mayoría de las veces la masculinidad hegemónica es tan irrealizable ~uetermina siendo una presión imposible de lograr, un deseo siempre insatisfecho.Así, Mosconi es un personaje más próximo a la ficción, que expresa una clara idea de los modos de ser hombre. Esta noción acerca de la masculinidad que sintetiza Mosconi puede ser ilustrada con un episodio que tuvo lugar cuando realizábamos trabajo de campo en la ciudad de Comodoro Rivadavia. En 2009, un grupo de ex trabajadores de YPF nos invitó a un asado en una casa particular. Luego de haber alcanzado cierta confianza, charlando sobre el trabajo en YPF y sobre la vida de Mosconi se nos ocurrió realizar un chiste: Entrevistador: ¿Qué significa Mosconi para ustedes? Entrevistado:El general era un hombre probo, que dejó su vida por los intereses de la empresa y la Nación. ¡Hombre como pocos!

Entrevistador: Bueno, un hombrecito, siendo que era bastante bajito el general.

Monumento

al general Mosconi en la ciudad homóloga, provincia de Salta.

Mosconi personifica un modelo de masculinidad inalcanzable para los hombres, dadas las cualidades sobrehumanas que su figura sintetiza. Simboliza un recordatorio constante de la entrega realizada en pos de la empresa (en definitiva de la Nación) que interpeló a todos los trabajadores 9.Actualmente en los ex laboratorios de Florencio Varela se encuentra la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). 42

El comentario respecto de su estatura generó primero un largo silencio entre quienes estaban siguiendo la conversación que manteníamos ya varios a la vez. Luego devino en reproche y hasta enojo. El ex trabajador que nos había invitado al asado nos pidió que nos retractáramos. Rápidamente intentamos hacerlo, aunque en ese momento no entendimos por qué el comentario en cuestión, en vez de generar un acercamiento, nos había alejado de los entrevistados. No obstante, nos quedamos preocupados por la tensión que se había generado. El malestar que generó la broma se enmarca en este proceso de construcción del bronce. Comprendimos tiempo después, a la luz del análisis realizado, que la altura de un hombre, y más de un hombre convertido e? .ícon0 de la masculinidad heroica, es proporcional a su despliegue de \'J.l'llidad.Hacer notar la baja estatura de Mosconi no sólo representó un :gr~Vio a su masculinidad, sino también el sometimiento a un proceso de emlllización que colisionó directamente con una identificación colectiva :~sculina. El aspecto "natural" de la masculinidad .remite a cierto porte SICO de fortaleza y fuerza. Una baja estatura, en este imaginario, implica una disminución de la fortaleza y en definitiva de la virilidad. Más aún, en aquel momento nosotros mismos no teníamos noción clara del proceso 43


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de feminización al que estábamos sometiendo a Mosconi al poner en duda su heterosexualidad con la referencia a su baja estatura. El ejercicio de la masculinidad contiene dentro de su "hoja de ruta" un repertorio de prácticas y representaciones entre las que incluye la heterosexualidad y un rechazo explícito a la homosexualidad por asociarla a ciertos significan te s próximos a la feminidad. En definitiva, nuestro comentario -de acuerdo a la oposición que hemos aprendido desde la más temprana infancia y que sólo tiempo después de aquel episodio pudimos decodificar y comprender- se inscribía en esa socialización a la que estamos todos expuestos y para ella formateados (Lamas, 1994, 1999). Norma Fuller (1997) llamará lo abyecto al negativo contra el cual se diseña el ejercicio de la masculinidad. Es decir, lo femenino actúa como una frontera denigrante de lo masculino, un recordatorio constante de aquello que genera un rechazo compulsivo y que se define como lo que no se debe ser: el punto en el que los varones perdemos la condición de tal y por ende nuestro lugar de privilegio. El repudio que suscitó la broma permite a los sujetos contrastarse con un "otro" -o mejor dicho una "otra"- y definir así los contornos de ese nosotros varón. Dado que las relaciones de género implican poder y le atribuyen a un género, el masculino, prioridad sobre el femenino, se explicita un repudio permanente a todo comentario que atente contra esta estructuración jerárquica.

Del Gorosito de hormigón al Gorosito de piel y hueso El Gorosito de Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, es la representación más acabada de la consolidación de la masculinidad heroica, ya que se trata del monumento más grande e imponente de la Patagonia argentina. Con más de diez metros de altura, fue construido e inaugurado a mediados de la década de 1960 y simboliza a quienes formaron parte del progreso de la ciudad a partir de la explotación petrolera. El Gorosito, como expresión iconográfica, representa los atributos que interpelaron al conjunto de los trabajadores de YPF. La "colosal" figura desafía, con su torso desnudo y SU formidable musculatura, la difícil actividad de extracción de petróleo y en definitiva a la naturaleza misma. Contiene "fuerza bruta" y una destreza digna de ser mostrada y glorificada en el monumento más grande del Sur. Un hombre con actitud viril en el ejercicio del trabajo de boca de pozo como forma de glorificación: un "hombre para ser mirado y admirado". En tanto prócer de la Patagonia, El Gorosito nos recuerda para la eternidad la importancia del trabajador petrolero como engranaje vital del desarrollo de la Nación para lo cual es necesario, de acuerdo a lo que decía Enrique Moscon44

Monumento al trabajador El Gorosito, ciudad de Caleta Olioia, provincia de Santa Cruz, Argentina.

~~.la.década de 1920, ser "hombres fuertes" o "sanos de cuerpo", "rectos", g lSClplinados"y con "rigidez absoluta". De hecho, en las palabras del propio eneral Mosconi se puede encontrar el llamamiento a estos valores: Al encarar la organización del personal de YPF, lo hicimos con criterio humano, social y práctico, en bien de los intereses generales 45


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y del progreso de la Nación.Nosproponíamosformar [...] un personal de hombres fuertes, sanos de cuerpo y de espíritu, porque sólocon ese material humano se podría realizar el plan trazado [...] Exigimosdel personal, conducido con estricta equidad y justicia, una disciplina inflexible y una rigidez absoluta en el cumplimiento de deberes y obligaciones. (Mosconi,1984:71;subrayados nuestros)

En los fragmentos se reponen las ideas que asocian el trabajo con la Nación, r ejemplo en la expresión "hacíamos un trabajo para todos". Pero como es ~sible observar, estas concepciones del trabajo se vinculan indisolublemente otras acerca de cómo ser hombres: "fortaleza", "hombres que se arriesgan en 8 U trabajo". Podríamos afirmar que detrás de esta noción de masculinidad se ~uegauna concepción de "hombres temerarios", particularmente en la frase ~Si había que enfrentar un frente de fuego, nos arrojábamos para apagarlo". Trabajar para el engrandecimiento de la Patria configuró una actividad masculina donde arriesgar la vida era parte del repertorio de las prácticas laborales cotidianas. Esta interpretación no resulta exagerada, sino que constituye una construcción ideológica configurada sobre una realidad cotidiana.

Resulta esclarecedor en este sentido que todos los 13 de diciembre, en la conmemoración del descubrimiento del petróleo, se reponga este ethos asociado a la masculinidad heroica: ex trabajadores de YPFrepresentan la figura del Gorosito con sus propios cuerpos. En ese ritual cargado de significados acerca de la masculinidad, los ex petroleros personifican, en carrozas que desfilan por la ciudad, imágenes y escenas vividas en los yacimientos. Durante el desfile realizado en 2007, una de las carrozas que nos llamó particularmente la atención fue aquella en la que aparecía en escena una imagen que evoca gráficamente al "macho petrolero": el pecho inflado en una actitud corporal masculina digna de mostrarse, una rectitud solemne en su postura, un rictus de hombre duro y un despliegue de fortaleza brutal al sostener con una de sus manos lo que sería una cadena -de plástico- de varios kilos de peso. El personaje en cuestión desfilaba en una carroza entre dos surtidores de combustibles. Dicha carroza fue en aquel entonces una de las alegorías que más atrajeron al público de Comodoro Rivadavia. La "fuerza", la "resistencia", el "orgullo" y el "heroísmo" que antes nutrían la tarea laboral eran representadas metafóricamente. En ese contexto, aquellas prácticas y representaciones que dieron sentido a la masculinidad heroica alcanzaban un estatus completamente distinto al ser parte de un ethos simbolizado todos los 13 de diciembre. En aquel momento realizamos algunas entrevistas a ex trabajadores de YPF,que nos otorgaron cierta noción de los sentidos asociados al trabajo. Hacíamos un trabajo único para la Patria. Si había que enfrentar un frente de fuego, nos arrojábamos para apagarlo. Y cuando hablo de fuego hablo de lenguas de tres metros ... Es un trabajo súper riesgoso, pero había que ser fuertes y saber que estábamos trabajando en YPF. Muchos compañeros lo dejaron todo. (Extrabajador de YPF, Comodoro Rivadavia, 2012; subrayado nuestro) jYPF es sinónimo de la Argentina! No tengas dudas de eso.Nosotros hacíamos un trabajo para todos.Nos jugamos la vida en el trabajo por YPF. Por eso había que ser muy fuertes,porque si era necesario jugársela no dudábamos. (Ex trabajador de YPF, Campamento Vespucio,2009;

subrayado nuestro) 46

La consagración del trabajador llega con su muerte ¿Es posible pensar la idea de la muerte asociada a la disciplina fabril? Durante los años de trabajo de campo que hemos llevado a cabo entre petroleros, una de las cuestiones más llamativas fueron las significaciones acerca de los accidentes y en particular de la muerte en el trabajo. En distintas entrevistas a trabajadores petroleros aparece constantemente la muerte como tema, debido a las características de una actividad realmente peligrosa y letal. En particular nos llamó la atención cómo la muerte aparece significada en aquellos ex trabajadores de YPFque estuvieron cerca de una experiencia letal por el fallecimiento de algún compañero en el trabajo o por haber estado ellos mismos cerca de una situación potencialmente mortal. En un trabajo anterior planteamos que "el orgullo de los trabajadores convirtió las descripciones trágicas en retratos heroicos vinculados al trabajo y las reubicó como parte de un acontecer natural. Lo que se sitúa en primer plano, en las representaciones de los trabajadores, es el «haber dejado la vida ~r YPF»tal como lo hizo el general Mosconi, su símbolo máximo" (Palermo, 012: 106). No obstante, aún falta considerar algunas aristas para explicar Por qué morir durante el desempeño laboral convierte una imagen trágica en ~na forma de consagración. En los relatos acerca de la muerte aparecen ~OCl?neStales como "orgullo", "entrega", "heroísmo", etc. En una de las endrevlstas que realizamos a un ex trabajador de YPF,con más de treinta años e actividad, aparecen con nitidez las diferentes formas de morir: Entrevistado: La muerte en el trabajo era algo que nos podía suceder en cualquier momento. Cuando sos petrolero esa idea te ronda constantemente. Especulás bastante con el tema de la muerte. Entrevistador: ¿Alguna vez te imaginaste cómo sería tu muerte? 47


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Entrevistado: Sí, varias veces la imaginé. Si me das a elegir, hubiera preferido haber muerto en un accidente trabajando en YPF que en el sillón de mi casa mirando la tele a causa de un ACV. Igualmente espero que no mepase hasta dentro de mucho tiempo ... [risas].(Ex

trabajador de YPF de bocade pozo,ComodoroRivadavia,2012) Todos de alguna manera fantaseamos con nuestra propia muerte aunque deseemos vivir el mayor tiempo posible. Cada grupo social tien~ una comprensión de aquello por lo que vale la pena vivir o morir. lO A diferencia de lo que sucede en otras áreas laborales, la muerte suele ser una consecuencia bastante conocida por los trabajadores del oro negro, dadas las extremas condiciones de la actividad. Evidentemente morir en el sillón de la casa mirando televisión resulta la forma más deshonrosa posible y no se compara con la muerte en el ejercicio del trabajo. Ahora bien, ¿qué significa esta diferencia? A priori, se puede decir que estas significaciones acerca de la muerte configuraron un colectivo obrero particular, con una disposición hacia el trabajo que dio forma a una manera de ejercer la labor del petrolero. Nigel Barley (2000: 34) nos recuerda que "las ideas relativas de lo que significa estar muerto siempre forman parte de una idea más general de lo que significa ser un ser humano vivo". Fantasear con morir de una determinada manera u otra nos otorga información acerca de cómo es vivida la experiencia del trabajo, más que de cómo realmente se piensa la muerte. En este sentido, la vida como trabajador de YPF adquiría cierto prestigio y honorabilidad en la comunidad comodorense, ya que implicaba la realización de un trabajo vinculado con un interés superior (la Patria) antes que con un interés particular. Así, no da lo mismo morir (aunque nadie lo quiera) por ese interés superior que por una cuestión menor. Respecto de hechos trágicos en el campo laboral, se han instalado distintas lecturas. La muerte en el trabajo puede ser leída comoun suceso criminal actuado y vivido por los propios trabajadores -es decir, como resultado de un trabajador incapaz de salvaguardar su vida por su impericia profesional- o inscripta en una imagen social de "héroes del trabajo". Este proceso de "heroización" en YPF consolidó una visión particular acerca de la muerte. YPF apuntaló un proceso de inmortalidad de los petroleros que contrasta con la mortalidad y fragilidad de las que da cuenta este trabajo. La muerte 10. La investigación de Ondina Fachel Leal (1997) acerca de los gauchos del sur de Brasil y el norte de Uruguay revela la importancia del significado de la muerte en la construcción de la masculinidad. Para los gauchos, la muerte resulta un momento crucial dado que suponen tener algún tipo de poder de decisión sobre ella. La masculinidad asociada a valores como la libertad -elemento esencial de la cultura gaucha- está cercana al discurso relacionado con la muerte48

heroica

un hecho universal con variadas interpretaciones y, tal como argumenta eS ley, interpela las formas en las que se vive. En este sentido desde la B~resa YPF se consolidó una interpretación acerca de la muerte cuya eIllresión más acabada se encuentra en el monolito bautizado "A los que e";eron forjando la industria petrolera", inaugurado en 1948 -justamente ~~rante el peronismo- en la ciudad de Comodoro Rivadavia. El monolito, de unoScuatro metros de altura, está ubicado en el kilómetro 3..Construido en mampostería, tiene en el frente un mapa de la República Argentina en relievecon escalinatas que llevan a una especie de panteón donde se encuentran placas de bronce con los nombres de aquellos trabajadores varones que murieron en el ejercicio de su trabajo. Estas placas lo asimilan, de manera notoria, a los monumentos a soldados caídos en guerras:

Una de las placas del monolito ':A los que cayeron forjando la industria petrolera".

el dC~nnombr.e, ape.llido y el año de la muerte de quienes "cumplieron con re e er de forjar la mdustria petrolera", el bronce inmortaliza. El monolito enCuerda que 1a muerte en ese trabajo. no se parece en nada a la muerte gloo~os ~~pacios laborales. Morir en el trabajo petrolero repone la idea de cac.IOnque consolidó una experiencia heroica, y los glorificados con la a 1 o~ahzación son los varones. No obstante, ese monolito que inmortaliza ta~~. ,ombres que murieron les recuerda a los vivos que el trabajo en YPF ten glorifica en vida.

in:

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Como dijimos, las placas de bronce en el monumento a los caídos recu dan a los hombres que murieron realizando sus tareas. Las leyendas de esel'. pl~cas -"cumplimento del deber", "sacrificio", "patria" y "progreso", entre mas rec~ren~es y, ~locuentes- son potentes trasmisores de valores desde las agencias simbólicas de la hegemonía empresaria, la cual configuró colectivo de trabajo comprometido con la labor realizada en YPF. La épica ~~ trabajo, qu~ r~significó l~s m~ertes en YPF transformando sucesos trágic~ en acontecimientos heroicos, mterpeló la vida misma de los trabajadores.

1:

Qué te voy a decir, la verdad que muchos compañeros míos y amigos han puesto todo en el trabajo. Muchos de ellos hasta sus vidas dejaron por YPF. Cuando hubo que poner el pecho lo han hecho. Me siento orgulloso de ellos. (Ex trabajador de YFF, ComodoroRivadavia,2007) '11

Trabajar en YPF era saber que se arriesgaba la vida siempre. El trabajo

de los petroleros es así. (Extrabajador de YFF, ComodoroRivadavia,2009)

'1

La masculinidad heroica que fortaleció estas experiencias obreras puede asemejarse a los sentidos y valores de la "mentalidad baronial" de tradición germánica que aparecen en las sagas nórdicas. u El personaje más conocido por sus proezas y hazañas heroicas es Sigfrido, quien en numerosas leyendas da cuenta de una extrema fortaleza y vigor en el combate que lo distingue del resto de los hombres. Para este personaje mitológico, la muerte en el combate es la posibilidad de acceder a la inmortalidad, al panteón de los grandes héroes, a partir de la gloria que recubre una muerte de esas características. Esta noción acerca de la muerte -que formó parte del universo de los trabajadores de YPF- afianzó una fuerte disciplina en el trabajo. Asimismo, dado el proceso de heroización que significaba trabajar en esta empresa, la idea del prestigio re cubrió a los trabajadores. El ethos de la masculinidad heroica sintetizó nociones acerca de la vale~tía y el orgullo en el trabajo. Esto, sumado al nacionalismo y a una particular forma de entender la muerte, dio lugar a una fuerza laboral que en lo cotidiano demostraba una "bravura" que le permitía aceptar las duraS condiciones de trabajo, e incluso la muerte. Como veremos en el siguiente apartado, estos trabajadores temerarioS y arriesgados fueron el refi~jo inverso de la delicadeza, dulzura y gracia propias de la imagen de las reinas del petróleo.

11. José Luis Romero (l~8:) analiza, para comprender la mentalidad burguesa, la consolidación de la mentahdad cnstJano-feudal. En esta concepción se revela una mentalidad baroniaJ introducida a partir de las conquistas germánicas y las guerras feudales. 50

BA'iJla5

que no gobiernan

ederici (2014: 127) reali~a ~ a?~;te inv~lor~ble. ~l planteaz: que, durante da "acumulación originaria ,la privatización de las tierras produ~ UaJll~ los cercamientos de las propiedades comunales fue acompañada Clda ada- por un cercamiento social al privatizarse la raproducción de . diea a rami'1'la, di'e espacio -~~ re orz ba'adores y desplazarla de la comunida a lOSbtrlia~privado. El rol de la reproducción, tal como explica extensamente co . y con e11o se pro duci Púautora, la quedar.ía bajo la órbita de la mujer ucma su confinamiento al interior del hogar. Graciela Ciselli (2002, 2004) ha investigado minuciosamente el lugar que la ujer ocupó en YPF y en otras empresas privadas de petróleo de la Patania Austral. Para esta autora, la familia tradicional o "familia patriarcal" m 10 ., de 1a pro ducci fue el modelo que mejor se ensambló a los requerimientos UCClOn, articulando el espacio "dentro y fuera del trabajo". YPF fomentó que los trabajadores "ypefeanos" formaran familias a travé.s ?e distintos incentivo~: bonos por maternidad, facilidades en el acceso a viviendas p~ra los trabaJ.ado~~s que se unieran en matrimonio, las instituciones recreativas para reahzac~or.. de festejos vinculados al matrimonio, etc. Los valores que otorgaban sentido a la hegemonía empresaria se equiparaban con aquellos que fomentaban la familia. La unidad de la familia se predicaba a partir de un varón proveedor y un hogar sostenido por un único trabajador. La invisibilización del trabajo de la mujer encubrió la contribución a los intereses de las empresas. El no reconocimiento de la actividad de reproducción les ha permitido a las administraciones empresarias ampliar la parte no pagada de la jornada de trabajo, enlazando el trabajo de la mujer a la acumulación de capital. Cabe señalar que YPF, a diferencia de otras empresas tanto privadas COmoestatales, desplegó una serie de instituciones destinadas a la esfera de la reproducción que se articularon palmo a palmo (esto será un punto de quiebre a partir de la privatización) con la labor de las mujeres, con el objetivo de que los hombres sólo tuvieran como preocupación primordial ~l trabajo en los pozos. En tal sentido la empresa estatal generó una lnfr~estructura que abarcaba hospitales, clubes, colegios, proveedurías a ?~Jo costo y todo tipo de actividades recreacionales y de ocio. Las "fallllhas ypefeanas" tenían al alcance de su mano importantes facilidades Para Su reproducción, lo que las diferenciaba de las comunidades locales. Aquí podemos sumar algún elemento a la discusión que Federici (2014) entabla con Marx en el texto Calibán y la bruja. La autora italiana afirma qU~Marx no pudo -o no quiso- analizar el rol de la mujer en la reproducción ~~al de la fuerza de trabajo e identificó al mercado como el ámbito privieg¡ado de la recuperación tanto fisica como psíquica de los trabajadores.

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En la fuerza de trabajo, la capacidad de trabajar no brota de forma natural sino que debe ser socialmente producida. Todos los días la mercancía fuerz~ de trabajo es consumida por el capital y regresa a la casa sin energía y en estado de agotamiento. Por ello es necesario reproducir esa energía para que sea consumida al día siguient . Marx ha planteado que el mercado es el ámbito de satisfacción y reproducción de esta fuerza en tanto los trabajadores compran con su salario los productos necesarios para dicha reproducción. Federici nos recuerda los debates al interior del feminismo durante la década del 70 y realiza un aporte fundamental para comprender el concepto de reproducción social, que amplía su significado al incorporar a la familia -fundamentalmente el rol de la mujer- en el ciclo de la reproducción. La reproducción social tiene una doble faceta: reproduce nuestras vidas pero al mismo tiempo crea personas listas para ser explotadas por los procesos de producción. No obstante, también hay que decir que las administraciones empresarias, sean de empresas del Estado o privadas, han consolidado estrategias sistemáticas de intervención de la reproducción de la fuerza de trabajo como formas extensivas de la dominación. YPF es el caso por antonomasia de este proceso, dado que desplegó en el espacio "fuera del trabajo" instituciones recreacionales, educacionales, de salud, etc., que se introdujeron en todos los intersticios de la vida cotidiana de los trabajadores y sus familias. La preocupación era generar una mano de obra arraigada al territorio (por eso el incentivo a las familias) e identificada con los valores de la empresa. Los hijos e hijas de los trabajadores de YPF nacían en los hospitales de la empresa y atravesaban toda su vida (colegios, barrios, clubes, etc.) en un universo totalizador hegemonizado por un orden de valores que se imponía casi al momento del nacimiento. En este proceso de producir una fuerza de trabajo lista para ser explotada, se modelaron futuros trabajadores identificados fuertemente con los intereses de la empresa. La empresa protegió el modelo de familia. En el ideario de Mosconi existía la premisa de que para que un trabajador se entregara por completo a 'su quehacer debía estar desprovisto de todo tipo de preocupaciones extralaborales. Así, todas las situaciones de la vida cotidiana "fuera del trabajo" eran solucionadas por la empresa. Si bien el modelo de familia que potenció ypF circunscribía a la mujer a un rol reproductivo, lo cierto es que articuló un ejercicio de control del espacio de la reproducción disponiendo un orden en el que casi todas las actividades estaban prescriptas. Este rol de la empresa quizá haya sido parte de las causas por las cuales algunos trabajadores la consideran como una "madre't.P

ypF dio sustento a un ritual oficial público para afianzar una idea acerca 1 s prácticas y representaciones deseadas en el espacio del hogar y la de ;ia, en definitiva la normalización de la feminidad. La privatización de f~producción y el rol de la mujer tuvieron su contracara pública en la la :rnonia de coronación de las reinas y princesas del petróleo. Podemos ce~sar que las fiestas ofician de escenarios teatrales en los que cada sociedad peoyecta sus valores, pautas, actividades y patrones de conducta estereo~ados y ~it,ualizados. E~ este se~tido YPF tuvo su escenario ~eatralizado, ue expliclto una determmada mirada acerca del rol de la mujer, En 1947, :n el contexto de los 40 años del descubrimiento del petróleo, comenzó a conmemorarse una de las fiestas más populares que ha tenido la ciudad de ComodoroRivadavia: la elección de las reinas del petróleo. Según Eric Wolf (2001: 21), los rituales comunican ideas que deben plasmarse en códigos culturales y lingüístico s adecuados y conocidos por el auditorio expectante. Y el lugar predeterminado de la mujer representa uno de los códigos culturales más reconocidos y legitimados en términos sociales. La elección de las reinas y princesas del petróleo representa sentidos que ofician de contrapunto de la masculinidad heroica. Mientras los varones están interpelados a identificarse con una imagen de hombres "fuertes", "temerarios", ''heroicos'' ya realizar un trabajo en pos de la Nación, las mujeres son interpeladas a ser "dulces", "sensibles" y "delicadas", tal como las princesas, en una imagen de por sí inalcanzable. Edda Crespo (2005) ha analizado en profundidad los significados de estos rituales oficiales institucionalizados durante el peronismo y que continuaron hasta 1984. En ellos, las mujeres tenían una oportunidad, formalizada por la empresa, de romper el velo del espacio privado y adquirir protagonismo en la escena pública: todos los 13 de diciembre, en la conmemoración del descubrimiento del oro negro, se convertían en heroínas populares durante la elección de la reina del petróleo. Un ritual, dirá Crespo, de pertenencia y adScripción cargado de fechas patrias, reinas e inauguraciones de monumentos en tanto poleas de transmisión de determinados consensos y lealtades

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12. Lorena Capogrossi (2013: 107-108) ha investigado esta identificación de la empresa ypf con la figura maternal en la provincia de Salta: "La identificación de YPF con un ente dador,

:~veedor de prestaciones sociales, económicas, educacionales y recreacionales, conduce a una e stracción de los antagonismos de clase propios de cualquier relación salarial. De este modo, e~ando los in~ormantes se hallaron ante la pregunta acerca de lo que representa YFF para fá~s.'prevaleCieron las referencias a su tarea civilizatoria al interior o no de la comunidad de fe ~ca -mamma de la nación, ejemplo de soberanía nacional, milagrera de los pueblos- euhi~lzando la relación de dominación ... Si la empresa es la mamma, los trabajadores son sus la~osy, en esa relación leída en clave consanguínea, cada parte debe representar su papel de el ~eJor m~nera. Si la madre es quien provee, quien resguarda y asegura que no falte nada, obeIJ.Ono solo es receptor de las donaciones, sino también es portador de obligaciones, debe dlencia y respeto".

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entre los trabajadores y el resto de los habitantes de Comodoro Rivadavia. Estos desfiles fueron escenario para la incorporación de las mujeres -per_ tenecieran o no la "familia ypefeana"- al conjunto de la comunidad. La irrupción de la mujer en la esfera pública revalorizó el ideal mats-, nal, afianzando la imagen de fragilidad y debilidad propia de las reinas y princesas e incluso la idea cristiana de la "virginidad" (Crespo, 2005). La consagración de la mujer en el espacio público no hacía más que reforzar esta idea de mujeres y madres dulces y encantadoras. Los rituales afianzaron conceptos de género enmarcados en el desarrollo de la actividad productiva. Las representaciones femeninas durante el peronismo -no es casual que en ese momento comenzaran a realizarse estos rituales- consolidaron una estructura concreta y simbólica que configuró un orden social donde la mujer resaltaba en su rol de progenitora. La división de tareas por sexo se correspondió con una imagen de mujer "dulce" y "suave", cuyo rol era reproducir la fuerza de trabajo, frente a varones "fuertes", "temerarios" y "heroicos" en su tarea de "forjar el desarrollo de la Nación". Esto dejó profundas huellas en la historia de aquellas ciudades que crecieron al calor de YPF. Dichos símbolos y valores, reflejo de un proceso constitutivo de la Argentina moderna del siglo XX con las particularidades que asumió en la empresa petrolera, siguen formando parte del presente aunque en contextos resignificados, sobre todo a partir de la privatización. Para concluir este primer capítulo, es relevante señalar que en la construcción de la masculinidad y de la feminidad -productos históricos ambos- se conjugaron políticas empresarias activas orientadas a normalizar posiciones de género partiendo de las necesidades del proceso productivo. La masculinidad heroica refleja un corpus de prácticas y representaciones que fortalecieron una ética del trabajo acorde con las construcciones históricas de la hegemonía empresaria.

capítulo 2 EstrUcturas de significación

de la masculinidad"

¿Cómo podemos explicar [... llas persistentes asociaciones de la masculinidad? [... l No creo que podamos hacerlo sin prestar atención a los sistemas simbólicos, esto es, a las formas en que las sociedades representan el género, hacen uso de éste para enunciar las normas de las relaciones sociales o para construir el significado de la experiencia. Sin significado, no hay experiencia; sin procesos de significación no hay significado.

Joan Scott,"El género:Una categoría útil para el análisis histórico"

Introducción Preguntarnos cómo se representa la masculinidad en el trabajo implica analizar las prácticas simbólicas y la significación de las experiencias de los hombres a partir de la diferenciación sexual. Esto requiere desentrañar significados, metáforas, estereotipos, expresiones del lenguaje y prácticas. insertas en una relación de cooperación dirigida y coordinada por la administración empresaria. Tanto Raewyn Connell (1997)eomo Pierre Bourdieu (2012) plantean que todo conocimiento es una operación fundamental de división de dos universos opuestos: lo femenino y lo masculino. Las estructuras de significación para estos universos orientan las construcciones de sentido de la totalidad de las prácticas sociales. En el mundo de los petroleros, ~l divisi?n se expresa y encarna en las concepciones acerca del ejercicio del trabaJO. El reto para la investigación es indagar en estas concepciones d~ c~ase y género que están naturalizadas y por eso son reproducidas en lStIntas instituciones sociales. d En particular, nos interesa en este capítulo analizar el espacio de trabajo ~ l~s petroleros y las formas en que allí se ejercita la masculinidad y sus Slglllficados.La masculinidad, lejos de ser algo con lo que se nace, es algo aprendido a partir de las experiencias vividas. En ese sentido, es importante ~~:a ve~sión preliminar ~e este ca~ítulo fue publicada como "La construcción social de lats) 1 cuhmdad(es). Un análisis etnografico acerca del umverso laboral de los trabajadores petroeros» en la revista Identidades, 2016, dossier "Petróleo y sociedad en la Patagonia argentina".

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destacar que no se trata de posesiones individuales, sino de prácticas ins. titucionalizadas, localizadas en estructuras de poder. La masculinidad es una dimensión del orden del género. El carácter relacional de los géneros, cuando se incorpora al estudio de la masculinidad, repone un sistema binario de códigos, positivo-negativo, que acompaña el proceso psíquico, social y cultural de la construcción de las formas de comportarse como hombres. Esos códigos se robustecen y sedimentan a partir de los requerimientos de la disciplina (abril, configurando sentidos prefigurados acerca de lo que es considerado débil, blando, abyecto, es decir, todo aquello que supone una connotación social y cultural desvalorizada o negativa. Tal como fue argumentado desde los men's studies, cuando se aborda la masculinidad es prioritario entender que no existe una forma de comportarse como hombres, sino que esto debe pensarse en plural (Gilmore, 1994; Laqueur, 1994; Kimmel, 1997; Connell, 1997). El sendero que han trazado estas investigaciones nos permite preguntarnos por "ese otro desconocido" (Badinter, 1993) y comprender que existen diversas formas de ejercer la masculinidad en un mismo espacio. Más aún, un mismo hombre es hombre de varias maneras, según los contextos situados y según cómo éstos se relacionan con las estructuras de significación de lo masculino y lo femenino. El ejercicio de la masculinidad está siempre en movimiento y, más específicamente, en permanente negociación. Como plantea Eduardo Archetti (1999: 157), la masculinidad es parte también de un proceso de negociación constante en función de las modalidades exitosas de ser hombres. Las masculinidades se reproducen de diversas maneras, como complementarias y opuestas a las feminidades y también en la diferenciación con otros hombres. La forma de diferenciarse parte de la estrategia más o menos exitosa de producir una feminización de ese otro, en particular del trabajo del otro. Los modos de ser hombre al interior de la industria petrolera se modelan a partir de la disciplina (abril requerida por el proceso productivo. La organización laboral dinamiza una construcción discursiva y práctica que da forma a una disciplina (abril asociada a ciertos hábitos, actitudes e instrucciones sobre cómo ser hombres en el trabajo. Es decir, se requiere del trabajador el ejercicio de una disciplina (abril que conserve las condiciones de la producción de la fuerza de trabajo y que permita consumir la única mercancía capaz de producir nuevo valor. El nudo de este capítulo se enfoca en las formas de construcción de la masculinidad, forjada en el ámbito de trabajo a partir de los requerimientoS de esta disciplina. En el espacio laboral se estructuran prácticas socialesmodos de vivir, pensar y sentir las relaciones de género. Decodificar el significado de estas experiencias en clave de género nos permite comprender 56

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de significación

de la masculinidad

laS vivencias de clase de los trabajadores petroleros. Las significaciones cerca del género que ejercitan los trabajadores se encuentran configuradas : la luz del proceso .de cooperación coordinado y dirigido por las administraciones empresarras. El ámbito laboral de los petroleros se caracteriza por ser un espacio exclusivode hombres donde se revitalizan -y exacerban- patrones clásicos de IJlasculinidad. La categoría nativa que se repone y sintetiza se encuentra en frases reiteradas como "esto no es para señoritas" o "este trabajo es cosa de hombres", que contienen un sentido particular acerca de lo masculino y lo femenino, delineando una clara frontera entre lo "positivo" y lo "negativo". Otra característica son los turnos rotativos, generalmente con diagramas que obligan a los trabajadores a pasar largas jornadas en los cerros de extracción del crudo apartados de sus familias. El factor climático es un elemento fundamental pues se trabaja a la intemperie, bajo las inclemencias del viento patagónico. Cabe agregar que se trata de una actividad con una alta exposición al peligro. En efecto, todo petrolero experimentó golpes, accidentes, cortes, amputaciones, etcétera. Considerando lo dicho hasta aquí, este capítulo aborda, en su primera parte, las experiencias de los trabajadores de YPF y su derrotero luego de la privatización de la empresa en la década de 1990, que trajo experiencias traumáticas asociadas con la pérdida de la masculinidad. En una segunda parte analizamos la configuración de un nuevo colectivo de trabajadores, autodenominados "petroleros", surgidos al calor de los procesos de privatización y de la extensión de las estrategias de tercerización del sector hidrocarburífero. Este nuevo nosotros se constituyó como heredero de los "ypefeanos", aunque con prácticas y representaciones bien diferenciadas. Siguiendo con las premisas que marca Joan Scott (2008), el análisis apunta a la comprensión de la significación de las experiencias de clase de los trabajadores petroleros en clave de género.

La emascu}ación

de los "ypefeanos"

Si bien la dictadura cívico-militar que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón en marzo de 1976 llevó adelante el ~roceso denominado "privatizaciones periféricas";! fue a partir de diciemre de 1990 cuando -durante el gobierno de Carlos Menem- comenzó el

!.

Las Privatizaciones periféricas fueron adjudicaciones directas de importantes yacimientos e11 explotación a empresas privadas, sin compensación alguna. Entre las empresas favorecidas IlContramos a Bridas, Pérez Companc y Techint. Tales adjudicaciones se situaron en eslabones 57


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desguace de YPF Sociedad del Estado (SE).2 El Plan de Transformación. Global dispuso el cambio de YPF SE en una Sociedad Anónima (SA) posibilitando la venta de las acciones de la empresa al capital privado' Con este decreto, YPF se fragmentó en varios paquetes accionarios, ai tiempo que se sistematizaron las áreas a partir de la relación activos estratégicos-rentabilidad inmediata." A fines de los años 90 desembarcó en YPF SA la empresa española Repsol comprando el 98% del paquete accionario. De esta manera la empresa española logró posicionarse como la compañía con mayor concentración económica en el sector petrolero y propietaria de las mayores reservas probadas de petróleo en la Argentina hasta ese momento.' En este contexto, y con José Estenssoro como interventor de YPF, hubo una racionalización" de trabajadores que durante los primeros cuatro años de la década de 1990 alcanzó la cifra de 35.689 (Palermo, 2012). Para 1993 la desocupación en la ciudad de Comodoro Rivadavia llegaba al 14,8%. Era el índice más alto en todo el país en aquel momento. Este proceso de desregulación del sector petrolero y privatización de la empresa más grande e importante que tuvo el Estado argentino acarreó experiencias obreras traumáticas (Palermo y Rivero, 2011) para los trabajadores que intentaban reinsertarse en un mercado laboral petrolero completamente desregulado y fragmentado. Dichas experiencias, como analizaremos, fueron significadas por los trabajadores de YPF en clave de género, remitiendo directamente a formas de producción de masculinidad.

periféricos de la producción, como perforación, terminación y reparación de pozos. Se estima que durante este período se produjeron cerca de 18.000 despidos. 2. No obstante cabe remarcar las líneas de continuidad entre las políticas petroleras privatistas impulsadas por la última dictadura cívico-militar y los planes del gobierno radical: Petroplan/Plan Houston/Plan Huergo de 1987 (Barrera, 2014). Estas continuidades operaron como un plafón inmejorable para que durante los años 90 se diera comienzo a la privatización total de YPF.

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3. En este sentido, se cerraron áreas supuestamente no rentables, como los laboratorios de YPF en Florencio Varela, usinas de investigación hidrocarburifera que desde 1940 albergaron a ingenieros, físicos, químicos, geólogos, geofísicos, etcétera. 4. Le seguiría el conglomerado estadounidense BP-Amoco,que controla Pan American Energ)', y luego la estatal brasileña Petrobras.

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~. Surgió cierta fantasía de ascenso social vinculada con la posibilidad de dejar de ser un lempleado". En un ambiente marcado por la racionalización, se consolidaba la idea de que ~ pérdida del trabajo era una oportunidad de desarrollo. En buena medida, la empresa y el 81~dicatola fomentaron. En particular SUPE, que diseñó una política orientada a organizar ~oos re.c.iéndespedidos en emprendimientos o proyectos cuentapropistas mediante cursos de rmaClOnen cooperativismo o management de empresas. 7. En los distintos territorios donde se instaló YPF hubo una gran cantidad de este tipo de ProYectosde "ypefeanos" -por ejemplo la compra de taxis- que hicieron colapsar rápidamente una oferta que no lograba ser absorbida por la demanda.

5. Los denominados "retiros voluntarios" fueron parte de las estrategias empresarias para concretar los despidos. Muchos aceptaron esta estrategia de racionalización ya que, según trabajadores, los "retiros voluntarios" se llevaron adelante en un contexto de hostigamiento y persecución por parte de las jefaturas. El calificativo "voluntario" (un eufemismo) reificó un proceso de persecución y presión en el espacio laboral con el objetivo de desmoralizar y desgastar cualquier intento de organización.

8. ~ariano Barrera (2014) demuestra la falacia de los argumentos que legitimaron la privati%aciónde YPF. Los mismos sectores del capital privado que generaron el endeudamiento y la generación del déficit desde 1976 a partir de distintas formas de transferencias de las ganancias

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L ego del cobro de las indemnizaciones, algunos trabajadores de YPF I~ieron como alternativa la elaboración de proyectos cuentapropistas. reso argumenta Patricia Davolos (2001), luego de la privatización de Co;nseconsolidaron alternativas atípicas de participación de la fuerza de yP bajo en el mercado laboral, completamente diferenciadas de la relación ~arial que hasta entonces mantenían los trabajadores con la empresa. El s entapropismo, o incluso los emprendimientos productivos, eran formas ~ éditas para una fuerza de trabajo caracterizada por relaciones asala~adas.6 En particular, en Comodoro Rivadavia se acrecentaron dos fenómenos: el crecimiento de la desocupación y la explosión de innumerables proyectos cuentapropistas.? La mayoría de estas iniciativas fracasó. Este desenlace se explica, en parte, por el quiebre de la experiencia laboral y la nueva situación de los trabajadores frente a experiencias desconocidas hasta ese momento, que requerían saberes específicos. En este contexto, en Comodoro Rivadavia comenzó, como en otras ciudades, un proceso de estigmatización de los trabajadores estatales y en particular de los "ypefeanos". Este fenómeno, encuadrado en un movimiento general de desprestigio de las empresas del Estado y sus trabajadores, tuvo en las ciudades donde se emplazó YPF un aire de revanchismo, producto del bienestar que gozaron las "familias ypefeanas" en relación con el resto de la comunidad. Los trabajadores de YPF fueron señalados por la comunidad comodorense como los responsables de sus propios fracasos. Expresiones como "no supieron administrar" o "malgastaron las altas indemnizaciones" dieron sustento a un relato que culpabilizó a las víctimas de la privatización. Este proceso se dio a la par de la extensión de las nociones neoliberales y la impugnación generalizada del rol del Estado ~omointerventor y administrador de las empresas. El argumento de la Ineficacia y del déficit de YPF estaba instalado. La privatización parecía la única salida."


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En efecto, las marchas de los despedidos de YPF en 1991 sobre la ruta 3 no fueron acompañadas por la sociedad comodorense en su conjunto. Además los despedidos fueron apodados sugestivamente "las viudas de Mosconi'" expresando desprecio, tal como mujeres que perdían al marido, que era s~ único sustento. La condena social fue despiadada y dio forma concreta a la frase popular "pueblo chico, infierno grande". Entretanto, otros "ypefeanos" encontraron en las empresas privadas una alternativa para continuar siendo trabajadores asalariados. Pero en estas reincorporaciones a las empresas privadas, en un contexto de estigmatiza, ción y persecución, tuvieron que recomenzar el itinerario laboral partiendo de los primeros puestos como operadores de boca de pozo. Lo relevante para nuestro análisis es que en más de una ocasión, en las entrevistas, tal situación fue entendida en ~lave de género:

de YPF fueron quienes recibieron durante el menemismo la petrolera. Dicho de otra manera, las causas del funcionamiento deficitario luego fueron la solución. No obstante, y pese a todo, los balances de la empresa en 1989 cerraban con ganancias del 1 al 6% sobre las ventas. La paradoja queda planteada.

trevistas como parte del proceso vivido luego de la privatización. Marta ~as (1994) sostiene que las fronteras del género, al igual que las de el se, son a menudo móviles y flexibles, no obstante el lenguaje específico : cuanto al género influye en cómo se piensan o se dicen las cosas. La idea ebjetivada en el relato resume una metáfora de una densidad elocuente, ~ude a una situación de castración en trabajadores a quienes no les era reconocida su trayectoria previa en YPF. La castración, expresada en la pérdida de la genitalidad, remite a la pérdida repentina y traumática de la masculinidad. Dado que los genitales representan -formando una metoninúa-la masculinidad, estar despojados de ellos implica un desprestigio en tanto hombres y un sometimiento a un juicio de sospecha de la propia masculinidad, el honor y, en definitiva, las cualidades como trabajadores petroleros. Si en la relación sexual el principio de "división fundamental" es que lo masculino es lo activo y lo femenino lo pasivo (Bourdieu, 2012), la castración metafórica ejerce un despojo de la masculinidad exponiendo al varón al deshonor y a la pérdida del estatuto de hombre completo. Otra expresión del mismo tenor, registrada en nuestro trabajo de campo a partir de la experiencia de la desocupación y la desjerarquización laboral, fue "me la pusieron al momento de entrar en la empresa privada". Tal como venimos planteando, la estructura de significación masculina se materializa en los genitales articulándose con el poder o su falta. La frase, mencionada por algunos petroleros, significa literalmente ser penetrado, lo que denota violencia y pérdida de poder por parte del desocupado que, en un contexto estigmatizante, vuelve a recorrer su itinerario laboral como un niño que aprende a caminar. Rafael Luis Ramírez (1997) analiza el caso de los hombres de Puerto Rico que cuando pierden una contienda con otro o son heridos dicen "me clavaron". Así expresan sometimiento o dominación en la penetración sexual metafórica. El ser "clavado" -en nuestro caso "sentir que la la pusieron"- es una forma de expresar que se rebaja, injuria, devalúa fta ~a~culinidad y, en definitiva, que se ubica al hombre en la esfera de la emlll1dad, como una mujer penetrada. l La pérdida del trabajo en YPF -en un contexto de estigmatización- y due~oel no reconocimiento de la trayectoria laboral configuran un proceso ~ SIgnificación de la experiencia que se expresa por medio de la vergüenza a humillación. El desempleo y el volver a comenzar en el trabajo trasto can ~ concepción de la masculinidad, pues más allá del mero hecho de perder el empleo y tener que comenzar de cero (Rodríguez del Pino, 2014) impiden a hombre consolidar su "destino manifiesto" como productor e instalan la elCperiencia de la esterilidad en el sujeto trabajador. . La privatización de la empresa no sólo significó una transferencia de Ingresos, casi inédita en la historia argentina, de lo público a lo privado, sino

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Entrevistado: Pasamos un montón de necesidades, tuvimos un montón de problemas laborales porque antes a los ex ypefeanos en las privadas no los quería nadie. Nos decían que éramos vagos, que éramos esto, lo otro, que éramos los mimados. La cosa es que para insertarnos en la industria privada tuvimos que pasar muchos maltratos porque pensaban que nosotros por el solo hecho de haber trabajado en YPF no entendíamos lo que era el trabajo. Entrevistador: Claro, ¿vos de qué trabajabas cuando cerró YPF? Entrevistado: Yo era enganchador. Trabajaba arriba de la torre. Y cuando entré en la privada, entré de boca de pozo. O sea, empecé otra vez desde abajo, todo de nuevo. Me hicieron ser el último orejón del tarro. La compañía era Well Tech. Es una compañía internacional importante, de origen yanqui. Era sentir que nos cortaban las bolas cada vez que entrábamos a la empresa privada. (Ex trabajador de YPF, actual encargado de turno, 2013)

Además de cargar con una supuesta "mala fama" que los colocó en una situación desventajosa cada vez que accedían a un trabajo, comenzar de nuevo como operadores de boca de pozo en las empresas privadas implicó por un lado una pérdida del prestigio social que supieron gozar como trabajadores de YPF, pero también tensionó los códigos propios de la masculinidad. La frase "nos cortaban las bolas" reaparece en varias de nuestras

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que desestructuró los lazos sociales y, en tanto hecho traumático, rompió los códigos de la masculinidad. En este proceso se vio interpelado, en gran medida, el conjunto del colectivo de trabajadores "ypefeano".

de significación de la masculinidad

petrOleros:los nuevos varones del petróleo

9. Respecto de la flexibilidad laboral, podemos mencionar el aumento de la jornada, en los añOS 90, de ocho a doce horas, la introducción de la "polivalencia funcional" institucionalizada en el convenio colectivo de 1997 (CCT 223/97 "E". Artículo 6), la introducción de las evaluacioneS de desempeño (CCT 223/97 "E". Artículo 17), etcétera. 10. El hombre que internaliza plenamente las relaciones patriarcales se relaciona casi exclu· sivamente con otros varones.

La categoría nativa de "ypefeano" como constructo abierto, dinámico aJllbiguo sintetizaba un modo de identificación, un nosotros fruto de un ~eso histórico en el que se conjugaron relaciones de poder asimétricas tre empresa y trabajadores, re significaciones, apropiaciones y resis:ncias. Los "ypefeanos" conformaban una fuerza de trabajo arraigada al territorio por medio de políticas empresarias que generaban una fuerte 'dentificación de las "familias ypefeanas" con los intereses de la empresa. familia fue una institución central, no sólo porque casi únicamente se reclutaban trabajadores que tuvieran lazos de consanguinidad con otros que ya se desempeñaban allí, sino porque aportaban una fuerza de trabajo ÍIUllersaen un universo cargado de sentidos y valores propios de la empresa estatal. Esta fuerte identificación, sumada a que la empresa formaba parte de un proceso político de desarrollo nacional y también regional, otorgó un particular prestigio a los trabajadores en la medida en que desempeñaban una tarea asociada al crecimiento de la Nación. Con la privatización, dicha identificación fue adquiriendo otros matices. En el nuevo escenario emergió un nosotros diferente, acorde a una industria petrolera fragmentada en términos empresariales como producto de la tercerización. La manufactura de la masculinidad heroica -abordada y analizada en el capítulo 1- comenzó a ser residual y se fue re configurando a la luz de los nuevos requerimientos de la disciplina (abril. Por consiguiente, valores asociados al trabajo tales como "el progreso de la Nación", las ideas de "sacrificio" y "entrega" de por vida o la noción de la muerte como hecho heroico comenzaron a ser sentidos completamente atemporales. El nuevo nosotros, ceñido a la autoadscripción de "petroleros", no se lUnita a una empresa o a los intereses particulares de YPF, sino que consolida un colectivo de trabajo basado en la fragmentación empresarial. Muchos "petroleros" hablan de una nueva generación de trabajadores que ~o han vivido la experiencia de la gestión estatal en YPF -salvo algunas Jefaturas con más de veinte años de experiencia- y que de alguna mane~ son.hijos de una estructura empresarial heterogénea signada por las d.rcenzaclOnes. Así, entre "ypefeanos" y "petroleros" existen importantes lferencias debido a experiencias obreras disímiles. Mientras que para lOS"y~ pereanos "b'tra ajar en la empresa estatal era un fin, dado que YPF :ra ~sentida como propia", para los "petroleros" las empresas no son un rn sino un medio. Es decir, lejos de ese "sentir ypefeano", los "petroleros" lenen una alta rotación entre las distintas empresas buscando mejores COndiciones, en general, y salariales, en particular. Esta diferencia se elCpresatambién al momento de preguntarles qué aspiran para sus hijos

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La tercerización y las representaciones

de la masculinidad

El nuevo orden posprivatizador exacerbó las estrategias de tercerización :flexibilidadlaboral" y precarización del trabajo. Durante los años 90 hubo u~ vuelco en las formas de contratación y uso del trabajo. La tercerización adquirió una importancia crucial. Se mantuvo un núcleo estable de trabajadores y se externalizaron todas las funciones que eran estratégicas para la producción. Con la privatización, tal identificación fue ganando otros matices. En el nuevo escenario emergió un nosotros diferente, acorde a una industria petrolera fragmentada en términos empresariales como producto de la tercerización: los "petroleros". Según Brígida Baeza (2010),la noción de "ypefeano" comenzó a ser residual, paulatinamente sustituida por otro nosotros circunscripto a los "petroleros". Esta nueva categoría excede el nosotros ceñido a una empresa o a los intereses particulares de YPF y consolida un colectivo de trabajo a partir de un trasvasamiento empresarial. Los "petroleros" (y también los "ypefeanos") se desenvuelven en un espacio de trabajo exclusivo de hombres, donde la homosociabilidad-? da forma a una particular significación de la experiencia obrera. Se constituyen así como los nuevos actores o, más precisamente, los nuevos varones que serán parte del universo del oro negro. En el ambiente laboral, se internaliza una mirada androcéntrica del espacio y el trabajo, lo que indica discrepancias según el lugar ocupado en el proceso de cooperación capitalista. Es decir, el significado de la experiencia de clase surge de los códigos de la masculinidad. Así, las diferencias internas propias de la organización del proceso de trabajo son representadas a partir de un sistema binario que prefigura códigos acerca de lo que se entiende como positivo-negativo/débil-fuerte.

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en términos laborales: un trabajador de YPF argumentaría que se sentiría orgulloso de que su hijo continuara en la empresa donde trabajaron quizá. su abuelo y su padre; un "petrolero" afirma -así ha sucedido en las entre. vistas- que no quisiera que su hijo continuara en el mundo del petróleo augurando "algo mejor para su vida". ' Una de las claves para entender este cambio entre fines y medios reside en la autoadscripción: mientras que el nosotros de los "ypefeanos" remite a una identificación con la empresa, el de los "petroleros" se ancla en el sector. Por otro lado, la categoría "ypefeana" daba cuenta de un trabajador convencido de tener una profunda estabilidad laboral y mejores condiciones de trabajo y sociales. Al preguntar a trabajadores que hoy ocupan cargos de jefatura sobre las diferencias entre la época estatal de YPF y la actualidad, se reponen valores y sentidos que formaron parte de universo simbólico de YPF:

Estructuras de significación de la masculinidad

1 petróleo.u Para los "petroleros", insertos en un mercado de trabajo de dicionado por ciclos de ocupación-desocupación y en contraste con sus cO~esores, "hacer la diferencia" es parte de las prácticas económicas (Leite :':pes, 2011): La guita manda. No se sabe cómo sigue mañana la cosa ... Si mañana las empresas deciden que es mejor dejar el petróleo abajo cambia todo completamente. Hay que hacer la diferencia y si mañana me llama otra empresa por más plata ni lo pienso ... me voy. (Jefe de turno, 2012)

Es sabido que si las empresas deciden "dejar el petróleo abajo" pueden producirse bajas en los contratos y, por consiguiente, rondar el fantasma de la desocupación entre los "petroleros": Entrevistado: Uno nunca está seguro, capaz que te echan. Vos sabés que

Entrevistado: Yo les cuento ahora a los muchachos de las privadas todas esas cosas que ya se perdieron, que antes hacíamos ... Antes había un amor propio por el trabajo, había un amor por la empresa;

había que hacer más metros de perforacióny lo hacíamos por ese amor.Yo alcancé a oerlo cómo se trabajaba en YPF y cómo se trabaja ahora. Nada que ver. Dos mundos.

Entrevistador: Ya partir de la nacionalización, ¿hubo cambios? Entrevistado: No, no. YPF sigue teniendo la estructura de siempre, con las empresas de servicios. Yo sigo siendo personal de San Antonio, con YPF nada que ver. Antes la entrega era mayor.(Encargado de turno, 2013; subrayado nuestro)

Expresiones como"había un amor" o"antes la entrega era mayor" remiten a aquellos rasgos distintivos de la disciplina [abril que caracterizaron al colectivo de trabajadores de YPF. Se reponen sentidos de la masculinidad heroica en los que los objetivos de la empresa se amalgamaban a los de la Nación, generando un plus de entrega en el trabajo. Los "petroleros", en cambio, lejos de construir una representación del trabajo en términos de orgullo en relación con la Nación, y aún más lejos de sentir a la empresa como propia, como herederos de la privatización de YPF conciben su trabajo en tanto medio para alcanzar cierto desarrollo económico. En la memoria colectiva de los "petroleros" -sobre todo de quienes han vivido la época de YPF- resuenan todavía el desmembramiento de la empresa estatal y sus consecuencias negativas. A partir de la desregulación del mercado petrolero en los 90 y la libre disponibilidad por parte del capital privado, esta industria tiene altibajos en lo concerniente a la explotación 64

esto es pan para hoy, hambre para mañana. Por eso trato siempre de aprender otros oficios. A mí me gusta la mecánica, como te decía, yo le hago el service del auto, sé arreglar instalaciones eléctricas, soy gasista (no matriculado pero tengo el título), hago pintura, aprendí a soldar. Por las dudas... Uno nunca sabe. Y mientras tanto el petróleo me permite comprarme mi casa, arreglarla toda, comprarme el auto, comprarme cosas. Entrevistador: ¿Y por qué decís que es pan para hoy, hambre para mañana? Entrevistado: Y ... Así pasó con YPF. (Operador de boca de pozo,2013)

Lo interesante de esta entrevista es que el operador de boca de pozo era muy chico en el momento de la privatización de la empresa estatal. De hecho, él trabaja en la industria del petróleo desde 2011, no obstante esa eXperiencia parece moldear las formas de concebir el trabajo en la actuali:ad. En los "petroleros" cobra sentido el dicho recién expresado: "pan para .oy, hambre para mañana". El proceso de privatización de YPF echó por tierra una experiencia obrera que contuvo a más de una generación, a la \1~z que consolidó experiencias traumáticas CPalermo y Rivera, 2011) que ~u~ se transmiten y replican en los sentidos que las nuevas generaciones e petroleros" asignan al trabajo. La interpretación nos habilita a pensar 11. El merca do diicta cuales , , rentables para extraer el crudo de los Po son los momentos mas e Zosy.cuáles no, lo que marca una diferencia central con la época de YFF estatal, cuando la IllCtraccIóndel petróleo estaba regida por una lógica vinculada con la política estratégica de Utoabastecimiento, o el intento de lograr este objetivo. 65


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que persiste una concepción del trabajo signada por el problema de la ines. tabilidad laboral. 12 Los "petroleros" son parte del nuevo mapa empresarial en Comodoro Rivadavia. Atravesado por la tercerización, la precariedad y una compleja articulación entre distintas empresas -consecuencia de la desmonopolj. zación de YPF_,13 este mapa está dominado por tres grandes operadoras: Pan American Energy," Tecpetrol'" e YPF, que son las adjudicatarias de las licitaciones de explotación de los yacimientos. En este contexto de tercer]. zaciones, las operadoras contratan compañías de servicio que se encargan del proceso productivo. Es decir, las operadoras controlan y las compañías de servicio hacen las operaciones que requiere el proceso de producción. En este esquema la categoría "petroleros" remite a una autoadscripción que abarca a todos los trabajadores del oro negro que cumplen funciones en los yacimientos, tanto los de las operadoras como los de las compañías. Nos referimos a quienes realizan tareas de perforación (drilling), terminación (work over) y reparación (pulling) en los cerros, donde se emplazan tales equipos. El colectivo "petroleros" comprende a los que se desempeñan en los equipos," excluyendo a los profesionales jerárquicos y administrativos, que

lizan tareas en las oficinas de las compañías petroleras. Una cuadrilla :Strabajadores de un yacimiento puede estar conformada por quince o die.echo personas que pertenecen a diferentes empresas, con variados roles Cljerarquías. Los de menor jerarquía son los operadores de boca de pozo, y uienes se dividen en operador de primera, de segunda y de tercera. 17 Estos ~alizan las tareas estrictamente manuales en la boca de pozo.

12. El tema de la inestabilidad se potenció durante el período de Repsol YPF. Antes de la nacionalización de YPF en 2012, la empresa española había decidido no invertir en la Argentina. Como consecuencia, numerosos trabajadores permanecían en sus hogares el'. estado de incertidumbre, cobrando el salario y a la espera de ser llamados. Lejos de la idea de que un trabajador no quiere trabajar, estar en la casa percibiendo un salario, en estado de alerta a la espera de un llamado, causa una profunda inseguridad respecto del propio porvenir laboral. En la actualidad, con el cambio de gobierno a partir del 10 de diciembre de 2015, el fantasma de la desocupación vuelve a estar en el centro de la escena. 13. Durante la década menemista se configura una alianza interburguesa que articula un nue· vo bloque de poder: una comunión entre los sectores acreedores externos y los grupos locales e internacionales concentrados. En este contexto hubo un puñado de empresas favorecidas con la privatización de YPF. Ciertamente fueron las mismas que se beneficiaron en el pasado con los acuerdos de servicios con el Estado y que durante los 90 adquirieron la mayoría de las áreas de explotación de YPF, convirtiéndose así en verdaderos oligopolios. Grupos como Pérez Companc, Bridas, Astra, Pluspetrol, entre otros, lograron integrarse en forma vertical y horizontal, reuniendo en un mismo proceso distribución, explotación, refinación y comercia· lización (Barrera, 2014). 14. Propiedad del grupo Bulgheroni hermanos, mercado primario de petróleo en la Argentina.

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es una de las tres mayores compañías del

de significación de la masculinidad

Operadores de boca de pozo.

En la jerarquía ascendente (de perforación, por ejemplo) el que le sigue es el enganchador. Realiza, conforme la apreciación del investigador, la labor ~ás difícil y peligrosa ya que trabaja colgado en el piso del enganche, a una distancia de entre diez y veinte metros del nivel de piso, dependiendo del tamaño del equipo. En el siguiente puesto, el maquinista opera el aparejo, las bombas de ~rforación, la rotación del trépano, etc., desde el interior de una cabina SItuada en los equipos de perforación, terminación y reparación. Este puesto representa un salto cualitativo en el ascenso desde la perspectiva de los

15. Propiedad del grupo Techint, familia Rocca.

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16. Es pertinente conocer el contexto de trabajo en los equipos. El lugar donde se monta el equipo está rodeado de trailers, usados como lugares de vivienda y comedores. Según loS niveles de jerarquía, tienen distintas comodidades. Las jefaturas, por ejemplo, disponen de servicio de internet, lo que permite cierta distracción y conexión con el mundo exterior, algo

(ue representa un tesoro ante la sensación de aislamiento y encierro que provoca la vida en Os Pozos de perforación. Asimismo, sus trailers son más amplios y confortables. . ~7.Siempre hay un cuarto operador por si surge la necesidad de un reemplazo o por cualquier lInprevisto que se presente.

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Operadores de boca de pozo.

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bajo está vinculado con el control de dos, tres o hasta cinco equipos, que recorriendo en camioneta con el objetivo principal de supervisar los ;~tantes o no de materiales para llevar adelante las operaciones. Hasta ~jefe de campo inclusive, son trabajadores contratados por las llamadas !compañías" de servicio de perforación. La máxima autoridad en los pozos es el company man (en la época de YPF se llamaba jefe de pozo), quien representa a la "operadora" del yacimiento. También hay quienes realizan tareas periféricas a este proceso central. Pertenecen a otras compañías de servicio y su adscripción al colectivo de los "petroleros"resulta ambigua. is Al momento de ser entrevistados, se incluyen en el nosotros de los "petroleros", pero según los trabajadores del propio proceso productivo ellos no son "del ambiente". Ser o no ser "del ambiente de los petroleros" depende, de alguna manera, de haber atravesado los puestos desde operador de boca de pozo en adelante. La tensión respecto de esa pertenencia está dada por el rol desempeñado en relación con el proceso productivo central. Los "verdaderos viejos", como suelen auto adscribirse los "petroleros", son los que desempeñan las funciones centrales del proceso productivo. "Viejos"es una categoría nativa heredada de los "ypefeanos" que no tiene un tiempo histórico determinado de inicio en su utilización. Al preguntar por qué se denomina así a los trabajadores del oro negro, las respuestas más reiteradas fueron: "el trabajo te avejenta", "a los cincuenta años ya estamos parajubilarnos" o"a los cuarenta ya tengo el cuerpo comoun viejo".Se nombra de esta forma a toda la estructura de la jerarquía laboral de los petroleros que trabajan en los yacimientos, sin distinción etaria: todos son "viejos". En Principio,en esta noción resuenan las ideas de finitud -por la proximidad de las personas de edad avanzada con la muerte- y de experiencia. La primera no resulta descabellada, ya que el trabajo en el petróleo expone a cierta

trabajadores, no sólo en lo referente a lo salarial, sino también respecto del rol del maquinista: es el líder de los operadores y del enganchador. Además el maquinista o "perforín", como le suelen llamar, requiere el manejo de cierta tecnología para operar los controles de la cabina. El trabajo ya no es manual. Los operadores, el enganchador y el maquinista realizan las operaciones centrales en el proceso productivo, maniobrando el equipo. El primer puesto que tiene responsabilidad de mando es el de encargado de turno. No realiza operaciones; es un puesto estrictamente de control. En particular analiza todo lo relativo al mantenimiento preventivo y el seguimiento del plan de operaciones de la jornada. Lleva el parte de las tareas hora por hora. Es una suerte de capataz de toda la cuadrilla. El puesto jerárquico que le sigue es el dejefe de equipo. Ambos,jefe de equipO y encargado de turno, trabajan en forma conjunta. Sigue eljefe de campo, que actuaría como una especie de supervisor de varios equipos. Su tra-

18. Entre este grupo de trabajadores se encuentran los BJ (denominación que corresponde al IlOmbrede la empresa), que se distinguen por el mameluco azul y cuya tarea es la de inyectar el cemento en los pozos. Hay dos trabajadores más cuyo rol es el de control de sólidos: limpian el lodo ~ ser reutilizado e inyectarlo al pozo. En caso de que la bomba de extracción de petróleo sea e éctrica puede haber otros dos trabajadores de la empresa General Electric, de mameluco azul, CO~ose ve en una de las fotos. Aliado del company man trabaja el químico de la empresa Marbar, ~Uiencontrola todo lo que se hace con el lodo. También están los choferes que, aunque pertenecen degrenuo de camioneros, tienen convenios especiales con todos los derechos y las características loslo~de los petroleros. En general pertenecen a dos empresas: Clear o Maxicom. Se organizan en 1 Siguientes puestos: el chofer del camión "portaba tea" o portavolquete -con el que se trasladan ;: "recortes del terreno"-, el chofer del "camión chupa" o camión cisterna --que extrae los desechos q~dos- y por último el chofer del "camión aguatero", habitualmente de la empresa Burgwardt, qUien trae el agua industrial.

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cercanía con la muerte pues cualquier accidente puede ser fatal. Como Ya. hemos analizado en el capítulo anterior, la muerte constituye un elemento de significación en el universo del oro negro, dado que las experiencias res_ pecto de la muerte no resultan ajenas a ningún petrolero (sea porque alguien vio a un compañero morir in situ, sea porque se enteró por relatos). Por otro lado, la experiencia en el trabajo representa un background reconocido entre ellos mismos. Quizá la noción de "viejo"sea parte de una objetivación de una (sub)conciencia obrera del desgaste que produce el proceso productivo sobre los cuerpos y las mentes de los varones.

Diferencias internas y la significación de la masculinidad ..•

A través del proceso de trabajo que se lleva adelante en los yacimientos de petróleo puede analizarse la diferenciación de los obreros según el lugar que ocupen en el proceso productivo. En tal sentido nos interesa comprender, a partir de las representaciones y prácticas de los trabajadores, la mirada que configuran de sí mismos en relación con su rol en el proceso de trabajo y la visión que tienen acerca de la cooperación. El proceso laboral es marcadamentejerárquico, tal como hemos desarrollado en el subapartado anterior; enlaza diferentes formas de cooperación desde el momento en que se perfora un sitio hasta lograr un pozo en plena producción. En ese proceso intervienen equipos de perforación (drillmg) para comenzar el trabajo principal del proceso y luego equipos de terminación (work over) para culminar el trabajo realizado por perforación. Ante algún desperfecto, son los equipos de reparación (pulling) los que entran en escena. La primera diferenciación que surge del trabajo de campo tiene que ver con la especificidad de trabajar en un equipo drilling, work over o pullingLos equipos de perforación son los de mayor volumen en todas sus dimensiones: los más altos, los que poseen las herramientas más pesadas y tienen mayor equipamiento en general. Los primeros equipos que pudimos visitar durante el trabajo de campo fueron los de terminación y reparación. Cuando accedimos a un equipo de perforación percibimos todo aquello que en las entrevistas nos habían relatado: a primera vista son imponentes, no sólo por el tamaño que exhiben, sino también porque -a diferencia del resto de los equipos- en éstos resuena un estruendo constante (parecido a la turbina de un avión) que vuelve imposible hablar y ser escuchado. A esto hay que sumar que perforación es central dentro del proceso productivo. Las siguientes fotos, tomadas en el trabajo de campo realizado durante 2012, dan cuenta del contraste al que hacemos referencia:

Equipo de reparación. Comodoro Riuadauia, provincia de Chubut, 2012.

La fuerza del orden masculino se advierte en el hecho de que las diferencias internas entre los trabajadores "petroleros" quedan configuradas a Partir de una visión androcéntrica. Asimismo, las formas de significar el espacio también están atravesadas por ese mismo orden. Lo primero que 71

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surge en la lectura del proceso productivo es la cuestión de las dimensione de los equipos: s y bueno, estuve en terminación y un día me dijeron: "Te vas a perforación". Me sorprendió ... Perforación yo sabía que era un lugar grande, pero no tanto. Me lo habían dicho, no lo conocía. Bueno, al otro día me fui a perforación. Me acuerdo que llegamos, se cambiaron todos rápido ... En terminación nada que ver: llegan,tomanmate,charlany después,comoa la horay mediaodoshoras,salen.En perforación todos cambiados rápido y afuera, enseguida salieron a la boca de pozo. Los fierros tan grandes: nada que ver con el de terminación, que son cañerías de doscientos octavos y éstas son de cuatro y media. El elevador ... Me cambió todo. Hayquetenerfuerza en seriopara quebrar la llave... ¡Encima me tocó una desarmada! Una desarmada de sondeo ... Yo había terminado el pozo ... Una desarmada de 3.000 metros implica desarmar trescientas barras afuera. Trescientas veces tirar la cuña, trescientas veces la sacás, trescientas veces metés la llave, trescientas la sacás. Agotador. Losque nunca fuerona perforación no sabenloquees trabajar.Ahí sí que se trabaja ... Hay que transpirar el mameluco. (Operadorde bocade pozo,2013;subrayadonuestro)

Estructuras

de significación de la masculinidad

grafica de forma elocuente cuáles son los patrones de la masculinidad , 'timOSen el espacio laboral de los petroleros y cuales no. leglAquellos petroleros que cumplen funciones en perfor~ción goz~ de . rto prestigio en relación con los que trabajan en otros equipos." Pudimos :ervar esto en más de una entrevista grupal, cuando trabajad?res. ~e rforación descalifican -en tono de broma y no tanto- a los de terminación :ereparación señalándoles: "Ustedes no sa~en lo que es trabajar". ~ebido al ritmo y la dureza del trabajo, los trabajadores que se desempenan en perforación gozan de un prestigio sobre el resto: , La diferencia entre los tamaños de los equipos y las energias que se requieren en términos de fortaleza resta~ra un ~rincipio de divisi~n anali•• do por Bourdieu (2012) entre lo masculmo, activo, fuerte y hononfico, y lo femenino, pasivo, débil y mundano. Este principio, arraigado socialmente, se recrea y dinamiza en las formas de significación del trabajo petrolero. Sumado al despliegue de fortaleza necesario para manejar los equipos, también es posible pensar este contraste fundamental a partir de sus tamaños: recto vs. curvo; alto vs. bajo. En cuanto a la estructura, los equipos de perforación son los más rectos (dado el tamaño) y altos. Tal diferencia fortalece una autoclasificación al interior del colectivo de trabajo petrolero, donde "la hombría" es propiedad de aquellos que trabajan en los equipos más altos y rectos. Es frecuente que los trabajadores de mayor edad, en quienes se encuentran disminuidas las fuerzas, pidan el pase a los equipos de menor tamaño, como se expresa en el siguiente relato: ..A' ~w

Del fragmento de entrevista anterior se desprenden nociones androcéntricas acerca de los colectivos obreros que realizan funciones en los distintos equipos. En primer !ugar, se señala la diferencia en los tiempos de ocio y los tiempos de trabajo entre unos y otros. La propia posición del informante en ~~rforación hace notar que se trabaja menos en los equipos de terrninacion. De hecho, esta idea se fortalece cuando el trabajador argumenta que en pe.rforació? ~e debe desplegar más fuerza que en los otros equipos. Tales va:Iantes dividen las aguas entre los que no transpiran, y por ende no trabajan, y aquellos que sí "transpiran el mameluco". Se repone una idea de trabajo arraigada a la disciplina (abril e indisociable del esfuerzo y la virilidad física requerida. Transpirar el mameluco es el equivalente de trabajar, debido a las características de la labor manual desarrollada en la producción petrolera. El esfuerzo físico es prueba de trabajo, fundamentalmente del que realizan los verdaderos hombres. Esto se reveló de forma taxativa cuando algunos petroleros nos preguntaron cuál es el trabajo de los académicos. Al terminar nuestro extenso relato acerca de lo que hace un investigador, con media sonrisa en el rostro que anticipaba cierta picardía, nuestro interlocutor sentenció: ''Ah ... ¡Pero eso no es trabajart"w Este epi-

~ que forman los modelos de masculinidad en otros espacios laborales, como por ejemplo el Sistema científico. Al igual que en el caso de los varones de clase media de Perú analizados Por Norma Fuller (1997), los modelos de masculinidad que se valoran en el sistema científico están vinculados al plano intelectual más que al corporal, al desarrollo profesional, etc. RePreSentaciones de la masculinidad que, en el contexto de los petroleros, se acercan más a los "'alores y sentidos acerca de la feminidad

19. Las manifestacio~es de virilidad en el universo del oro negro están asociadas a la lógica de la proeza, la hazana, la fortaleza y la gloria que enaltecen. Esto contrasta Conlos elemen-

~ ..ParadójiCamente el prestigio al interior del espacio de trabajo no se corresponde con un presg¡ofuera de éste. Esta situación se pone de manifiesto cuando sectores medios comodorenses no Petroleros producen y reproducen toda una serie de estigmatizaciones y representaciones acerca de cómo son los petroleros, cuya expresión más frecuente es que son "negros con plata".

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Bueno, yo ya trabajé en perforación. Ya me curtí y supe lo que es laburar. Ahora me pasé a terminación porque para mi edad ya no me dan las fuerzas. El trabajo estrictamente técnico en sí es lo mismo casi, cambia muy poco: el esfuerzo y la intensidad es otra. No es lo mismo estar perforando que ensayar capa por capa para ver qué es lo que tiene el pozo (agua, un porcentaje de petróleo ...). A ese rubro me cambié yo.

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Además tenés más tiempo para las rondas de mates [risas]. No me da más el cuero. (Enganchador de terminación, 50 años, 2012)

Estructuras

de significación de la masculinidad

Si .el maquinista hace un movimiento brusco puede poner en peligro la seguridad de los operadores de boca de pozo. Dado que tripula la torre de perforación desde una cabina a través de controles hidráulicos, el puesto re-

llÍere suma precisión, ser "fino". Se trata de valores que contrastan can las q 'tudes requeridas, por ejemplo, a los operadores de boca de pozo. En tal ,ctItido, para este puesto vital se requiere el despliegue de saberes técnicos ::erentes, que interpelan otro patrón de masculinidad. Se prod~~e una conrdancia entre la relación de cooperación y las estructuras cognitivas, lo que :mgura formas de ser hombre, tal como se desprende del fr~gmento a~:erior: "No puede ser un cavernícola". Sin embargo, a pesar de CIerta relac~on con significantes femeinizantes, este puesto es un~ d.elos más re~p.etado~o mcluso el más respetado de todos. Siendo la masculinidad ~ pOSIClOnamI~ntoque se negocia constantemente, tal como plantea Archetti (19~~), nO solo entr.e la feminidad, sino también ante otras formas de masculinidad, el maquinista logra imponer una manufactura de la masculinidad exitosa por el rol estratégico que ocupa en el proceso de trabajo. De hecho, en una entrevista grupal un maquinista remarcó, ante la mirada afirmativa de operadores de bocade pozo y un enganchador, que el trabajo manual "te embrutece bastante y terminás como ellos", señalando a sus compañeros de cuadrilla. Por ser un puesto que precisa del uso de la tecnología, el modelo de masculinidad que se valoriza -y que es tomado en cuenta por las empresas en las evaluaciones de desempeño- no es necesariamente el extendido en el proceso petrolero. Se adapta a los requerimientos del proceso de trabajo con cierta tecnificación, como precisa el puesto de maquinista. Las actitudes o prácticas "temerarias" -el incumplimiento de los procedimientos de trabajo, por ejemplo, o la renuencia a seguir los protocolos de seguridad- son evitadas y descalificadas por los mismos trabajadores, ya que no sólo atentan contra la COntinuidad del proceso productivo (por el riesgo de generar un accidente), sino que transgreden los códigos compartidos y la forma como es conceptualizado, en términos de construcción de masculinidad, ese puesto de trabajo. Las concepciones acerca del propio trabajo consagran, en términos simbólicos, Un orden en el que se entrelazan saberes técnicos requeridos para el lugar que se ocupa en el proceso de cooperación can formas de producción de la masculinidad. De tal modo, se configura una representación profunda!llente androcéntrica del trabajo moldeada a partir de la asimilación de los Códigosde la disciplina {abril. La noción de masculinidad dinamizada a partir de los requerimientos productivos nos permite develar diferencias -poco estudiadas- entre los trabajadores. Estos contrastes dan sentido a un orden r~creado a partir de la consolidación de la disciplina {abril, configurando las SIgnificaciones de las experiencias de clase de los trabajadores petroleros. Para concluir, la masculinidad -como parte de las posiciones de géneroes Un producto inacabado, dinámico, un proceso cambiante en relación con los contextos históricos, sociales y situados. En este sentido, no se puede hablar de una forma de comportarse como hombres, sino de maneras diver-

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Pedir el pase.a un equipo más chico como terminación o reparación impli. ea reconocerse SInfuerzas para afrontar un trabajo que requiere un esfuerz o . que ~ CIerta edad no es posible realizar, resignando también la proeza y la hazana ~ue repr~sentan trabajar en perforación. La cooperación del proceso productivo total Incentiva la jerarquía de las funciones de los trabajadore y la diferenciación a partir de una disciplina firmemente androcéntrica. s " Al interior del colectivo de trabajo petrolero en los equipos de perfora. cion, Una de lo,spuestos más respetados por el riesgo que implica es el de enganchador. Este trabaja colgado a más de 15 metros de altura en la torr de perforación realizando las maniobras más peligrosas. No obstante el puesto estratégico y el que tiene mayor reconocimiento es el de maquini~ta o "perforín". Si bien entre petroleros se valoran actitudes vinculadas can el d~spliegue de la fuerza física, en el caso del maquinista se repone Un sentido diferente de la masculinidad. De él depende, en gran medida, la seguridad de l.a cuadrilla de operadores de boca de pozo. Y dado que para operar la c~?Ina de perforación se necesitan cierto saber técnico y muchísima precision, se valoriza otro patrón de masculinidad que no se encuadra en la idea generalizada de ser hombre en el trabajo: Dentro de la torre es un puesto muy delicado, muy delicado. El maquinista hace la conexión. Vos tenés dos tubos, le pone la cuña al tubo que viene del pozo, lo parte, lo desenrosca y enrosca otro que está a un metro y medio. Después lo tiene que torquear con 5.900 libras, levantarlo, volverlo a poner en el centro de la boca de pozo, lo enroscás con un dispositivo que se llama Kelly y lo torqueás de nuevo con las Wilson. ¿Entendés? Eso se hace hidráulicamente. El maquinista es el que mueve todo. Los bocas de pozo dependen de él. Los bocas de pozo son los que llevan la Wilson para acá, para allá, y sacan la cuña entre los tres. Hacen la maniobra manual. El poder, el torque y el desenrosque lo hace el perforador con la máquina. Imaginate: frío, viento, lluvia, nieve, se vepoco ... Tiene que tener buena visión, ser preciso, no tiene que ser un bruto, tiene que haber comido bien y haber descansando bien. Y sobre todo es necesario que sea preciso y delicado para manejar los controles. No puede ser un cavernícola el maquinista. (Jefe de turno, 2013)


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sas. Para el caso de los "petroleros", la configuración de las masculinidades está asociada a los procesos de cooperación, lo cual requiere el ejercicio de una disciplina {abril que indefectiblemente se vincula a los modos de ser hombre. El trabajo es un elemento vertebrador de las masculinidades de los varones, dado el lugar que "les toca" como productores en la sociedad capitalista. Por eso, es crucial entender los significados que adquieren la desocupación y el comenzar de nuevo, tal como les ha sucedido a los traba_ jadores "ypefeanos" durante los años 90. El desempleo es un flagelo de la modernidad tanto para mujeres como para hombres, pero a partir de las formas de socialización y significación de unos y otras los varones resultan afectados de modo diferencial por la presión impuesta por un "deber ser" que culmina por convertirse en una pesada carga.

capítulo 3 poder, alienación y masculinidad: la consolidación begeIllonía empresaria y sus fisuras-

de la

Si las mujeres sometidas a un trabajo de socialización que tiende a menoscabarlas, a negarlas, practican el aprendizaje de las virtudes negativas de abnegación, resignación y silencio, los hombres también son prisioneros y son víctimas subrepticias de la representación dominante. Pierre Bourdieu, La dominación

masculina

Introducción Siguiendo con la idea planteada por Bourdieu, los hombres son exhortados a ser viriles y fuertes, entendiendo esto no sólo en tanto capacidad sexual y social, sino también a partir de aptitudes como la fortaleza, la resistencia, la tenacidad, la firmeza y el empeño. Tales aptitudes son modeladas y aumentadas en relación con una disciplina {abril orientada a configurar una fuerza de trabajo acorde a los intereses de la producción. En este sentido, el supuesto privilegio de la masculinidad no deja de ser una trampa que encuentra su contrapartida en el deber del hombre de afirmar su virilidad ante cualquier circunstancia que se le presente. La masculinidad configura efectos concretos en las prácticas, las experiencias corporales y las representaciones acerca de lo masculino y lo femenino. En tal sentido, la consolidación de la disciplina {abril reafirma un modelo de masculinidad que se despliega en el trabajo cotidiano; es apropiada y ejercida por los petroleros y, en definitiva, también les trae sufrimiento. Tal como expresa Michael Kaufman (1995), el poder que detentan los varones redunda en privilegios, no obstante alimenta también experiencias individuales de sufrimiento por los imperativos a los que están constreñidos. 1 * Una versión preliminar de este capítulo fue publicada con el nombre ""Machosque se la bancan»: Masculinidad y disciplina fabril en la industria petrolera argentina", en la revista Desacatos, N" 47 (enero-abril 2015), México. '1. En tal sentido, Kaufman (1995: 125-131) sostiene que "la adquisición de la masculinidad hegem6nica (y la mayor parte de las subordinadas) es un proceso a través del cual los hombres llegan a suprimir toda una gama de emociones, necesidades y posibilidades, tales comoel placer de cuidar de otros, la receptividad, la empatía y la compasión, experimentadas como inconsistentes del poder masculino". 76

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Este capítulo es central, hilvana todo el libro, dado que aquí analiza, mos pormenorizadamente el vínculo orgánico entre la disciplina {abril y la producción de la masculinidad. En particular, nos interesa develar la relación entre los requerimientos específicos de la producción -impuestos y evaluados por las políticas empresarias- y los correlatos en la manufactura de la masculinidad. Las prácticas y representaciones de los trabajadores petroleros, condicionadas a partir de los imperativos empresariales acerca de la masculinidad, son analizadas no en tanto puñado de anécdotas de hechos valientes y hazañas o como parte de la socialización de un estado de patriarcado que excede todo tiempo y espacio, sino inscriptas en el capitalismo y en la consolidación de un proceso de trabajo determinado. La disciplina {abril no sólo es considerada a partir de los atributos técnicos requeridos para el trabajo. También forma parte de los criterios con que se evalúan las maneras de comportarse como hombres. Parafraseando el trabajo de Mariana Sirimarco (2004) acerca de cómo la institución policial configura un sujeto policial masculino, en nuestro caso el lugar reservado para los trabajadores petroleros habilita a pensar que a partir de los requerimientos de la disciplina {abril se busca conformar un sujeto ideal o un sujeto {abril-petrolera-masculino. En tal sentido, queremos detenernos en la praxis- de estos trabajadores y develar los procesos que enmarcan una relación de explotación potenciada a partir de una construcción jerarquizada de género. Repensar los condicionantes de las relaciones de género y, en definitiva, cómo se prescriben comportamientos acerca de los modos de ser hombres -y su vinculación con lo femenino o lo abyecto, retornando a Norma Fuller (1997)- amerita abordar la significación de lo masculino que hace el conjunto de la sociedad y, en este marco, las formas en que las empresas se constituyen como actores relevantes en la normalización de las relaciones de género. En la tarea extractiva, los trabajadores varones aceptan como inevitables ciertas condiciones laborales que, desde una determinada concepción de la masculinidad, re interpretan en clave de demostración de hombría. En este contexto donde el tiempo de recuperación de la fuerza de trabajo es escaso los accidentes se ocultan, siguiendo así una concepción empresaria que tiende a invisibilizarlos. Los trabajadores soportan ritmos laborales acelerados, con su consecuente desgaste físico, en durísimas condiciones. Los accidentes cotidianos son ocultados no sólo por las posibles sanciones de las empresas, sino por una concepción de virilidad que se sintetiza 2. La noción de praxis remite a las prácticas por las cuales los sujetos se apropian de la realidad. Para Karel Kosik (1967), este concepto filosófico es central pues constituye la principal articulación para abordar la actividad humana. 78

Poder, alienación

y masculinidad

en "aguantarse los golpes como hombres". Así, ejercen una disciplina {abril cuyos resultados acumulados contribuyen a alcanzar los niveles de productividad estipulados por las empresas. Esta relación entre disciplina (abril y masculinidad encuentra una potente amalgama en el desempeño diario de los trabajadores. Las tentativas empresariales por controlar y organizar la fuerza laboral tienen su expresión en las políticas orientadas a modelar determinados tipos ideales de "hombre trabajador". En este sentido, se constituye como condición el fortalecimiento de ciertas formas de identificación y compromiso con los objetivos de la empresa que garanticen la participación activa y voluntaria de los trabajadores. No obstante, cabe remarcar que el poder encuentra fisuras por donde circulan reinterpretaciones creativas que ponen en duda los objetivos empresariales. Tal como planteó Braverman (1974: 75), esta incertidumbre a la que se enfrenta el capitalista se debe a que cuando compra y consume fuerza de trabajo -la única mercancía capaz de generar nuevo valor- los cálculos están lejos de ser tan precisos y exactos, dado que está adquiriendo una fuerza inconmensurable con amplias capacidades de transformación. Por ello, para las administraciones empresarias, el control del proceso de cooperación se constituye como un objetivo central. Sin embargo, mientras la masculinidad fortalece la consolidación de la disciplina {abril, hay ciertos contextos en los que se disputa y subvierte el control empresarial.

Dilapidación

de la fuerza de trabajo: "el pozo manda"

Durante el trabajo de campo en los cerros de extracción de petróleo, una de las frases más resonantes y escuchadas por nosotros fue "el pozo manda". Nos planteamos innumerables interrogantes sobre esta frase paradigmática. Entre ellos: ¿qué significa desde la concepción de los petroleros que el pozo mande?, ¿a quiénes manda?, ¿cómo hace para mandar?, esta idea ¿tiene alguna relación con los imperativos acerca de la masculinidad? Pero para contestar estas preguntas primero debemos entender los esquemas de turno de trabajo y el desgaste que generan en los cuerpos de los trabajadores. Se encuentra ampliamente estudiado que el trabajo en turnos rotativos tiene efectos negativos sobre la salud física, psíquica y social del trabajador (Laurell, 1982). Se pueden enumerar distintos problemas de tipo nervioso, como la dificultad para conciliar el sueño, el insomnio, disrupciones sociales variadas y heterogéneas, etc. En líneas generales los turnos rotativos obsta~ulizan el desarrollo de cualquier otra actividad'que no sea el mismo tr-abajo. 79


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Poder, alienación y masculinidad

Dentro del esquema de turnos rotativos se encuentran varios formatos aunque dos son los más extendidos. Uno es el de "14x14" con permanencíg en el equipo. En este formato se trabaja ininterrumpidamente durante catorce días con turnos de doce horas diarias, sin regreso al hogar, y luego hay. catorce días de descanso. Este cronograma lo cumplen los jefes de equipo, los co~~any man, l~s mecánicos, los químicos, los inyeccionistas, algunos electricistas de equipo y otros. El otro modelo -el más utilizado- es el de doce horas diarias que pueden ser durante el día o durante la noche. Los trabajadores van y vienen diariamente cumpliendo esa jornada. Este formato alcanza a los puestos de operadores de boca de pozo, enganchadores, maquinistas y jefes de turno. Las jornadas de trabajo en los equipos de perforación, terminación o reparación se caracterizan por ser realmente extenuantes, según detallan los trabajadores entrevistados: Entrevistado: Y ... yo arranco a las ocho de la mañana porque no me gusta salir a las corridas. Después me pasa a buscar la camioneta del turno, a las diez. Yo ya estoy preparado desde las nueve. Me pego un baño, preparo todas mis cosas: el celular, el cargador, un montón de cosas, algo de pilcha. Bueno, me pasa a buscar la camioneta a las diez. El chofer ya me va avisando cómo va el turno, si está normal o no, si falta o no un operario. Entrevistador: Ajá, te va adelantando. Entrevistado: Si el turno va normal o no, claro. Y si no va normal me avisa: "Mirá, te va a faltar un operario". Después el coordinador te llamará para ver cómo se resuelve ... Entrevistador: ¿Ya qué hora volvés a tu casa? Entrevistador: 1';llego cuando el pozo me lo permite ... Entre la una y las dos de la noche. Llego roto ... Totalmente roto. Cuando me llegan los días de franco es como si te hubiera pasado un corso a contramano encima. 3 (Jefe de turno, 2013)

Operador de boca de pozo.

3. El entrevistado hace un juego de palabras con parte de la letra del tango "Desencuentro" del auto: Cátulo Castillo. "Corso a contramano" es una expresión bastante usada que hace refe~encIa a lo ~al que puede quedar alguien si tiene que enfrentar a un corso, es decir, a un considerable numer~ de personas que, bailando en dirección opuesta, le pasan por encima. La metáfora que entran a la frase pone de relieve el desgaste que genera la jornada de trabajo.

El "pozo"es el que decide cuándo uno vuelve a su casa. Sin embargo, su voluntad es franqueable dado que los trabajadores ganan intersticios de tiempo para el descanso y la recuperación. La organización del descanso reviste particularidades según cada jefe de turno o jefe de equipo. En general los intervalos suelen organizarse en grupos rotativos de dos personas durante cuarenta o cincuenta minutos. Por ejemplo, el circuito comienza con uno de los tres operadores de boca de pozo y el enganchador, que toman un descanso de cuarenta minutos. Luego pueden tomar este descanso otro operador de boca de pozo y el maquinista. Cuando el circuito alcanzó a todos, los primeros que comenzaron tienen una hora en el trailer "cocina" para preparar con los elementos mínimos e indispensables (heladera, microondas, calentador) el almuerzo y la cena. No obstante, si hay maniobras pesadas que requieren una mayor intensidad en los ritmos -acá el pozo demanda mayor flujo de energía por parte de los trabajadores-, los circuitos de "rondas de mate" son individuales y más espaciados. Estos momentos son indispensables para la recuperación fisica y reposición de las energías. La recuperación física de la fuerza de trabajo, para quienes pernoctan o realizan permanencia en los equipos, resulta una de las problemáticas más acuciantes. Como nos han relatado, "se aprende a dormir de a ratos", ya que deben mantener una atención constante en el proceso productivo durante los catorce días, lo que podemos denominar "atención flotante". Por ejemplo, al conversar con el jefe de equipo él nos respondía sin dejar

BO

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Poder, alienación Y masculinidad

cual es inexistente un descanso continuado de doce horas. Además en los equipoS de perforación el ruido es infernal, lo que agrega un elemento más al problema de conciliar el sueño y el descanso. por otro lado, para quienes van y vienen existe otro problema: los pozos de perforación están ubicados a varios kilómetros de distancia de la ciudad de ComodoroRivadavia. Entre ida y vuelta se calculan cuatro horas de viaje, con lo cual si se suman a las doce horas del turno el descanso real termina siendo bastante menor al estipulado por la Ley de Contrato de Trabajo," en el mejor de los casos de sólo ocho horas, una importante reducción. Es nuestra intención destacar estos vericuetos legislativos pues el cansancio surge como problema recurrente en las entrevistas. "Dormís cuando podés", "si trabajás en turno no dormís", "vivo con insomnio", "duermo de a ratos", "cuando vaya mi casa no duermo los primeros días hasta que me acostumbro", "tomo pastillas para dormir" y otras afirmaciones brindan algunos indicios sobre el profundo agotamiento que producen la extensa jornada y el modelo de turnos. Pese a todas estas situaciones que llevan al sufrimiento y el desgaste, el "pozo sigue mandando". Manda y demanda, sobre todo, un constante flujo de energía invertida para extraer del subsuelo de la tierra la mercancía más importante que tiene el sistema capitalista: el petróleo. Cuando hemos indagado en el significado de dicha expresión, los trabajadores reponen con rapidez un discurso construido sobre la manufactura de la masculinidad: "el pozo manda y este trabajo es cosa de hombres. Hay que bancársela". Este ethos apropiado y ejercido por los trabajadores del oro negro consolida un trabajador ideal o sujeto {abril-petrolera-masculino que se "banca" que el "pozo mande" y las consecuencias dilapidadoras para la fuerza laboral. Ó

de estar pendiente del funcionamiento t d 1 . Ypor ende de "las necesidades del pozo,~orrec o e equrpo de perforación En ambos formato s de turnos rotativo ( . . . rros), se encuentran algunas tensiones o zo~:~n ~ SIn resIde~:Ia en los cede Contrato de Trabaj o (20 744) E ' grises en relación con la Ley " . . n su artIculo 197 exp 1 entre el cese de una jornada y el comienzo de la otr one c ~rame?te que pausa no inferior a doce (12) horas" Dad ~ ?ebera medrar una "petroleros" no gozan de este dere h·. as s~s ~ondIClOneslaborales, los , . c o ImpreSCIndIble 1 ., física y psíquica del desgaste que 1 d para a recuperación . ., es pro uce no sólo 1 t . SInOtambién .sus características específica E .a ex ensa Jornada, 14x14la atención flotante, comola hemos ea s. n. el diagrama de turnos de doce horas consecutivas estipulad lractEelr~,zado:,ldmPlde el descanso .. o por ey. pozo emanda d requenr una mamobra de relativa . l. Y pus e urgencia en cua qtrier' momento, COnlo 82

4. Según el mencionado artículo 197 de la Ley de Contrato de Trabajo, "se entiende por jornada de trabajo todo el tiempo durante el cual el trabajador esté a disposición del empleador en tanto no pueda disponer de su actividad en beneficio propio". Las horas de viaje entre el domicilio y los cerros forman parte de ese tiempo en que el trabajador está a disposición del empleador y no lo utiliza en su beneficio. La retribución salarial por dichas horas implica un reconocimiento del inicio de la jornada de trabajo. Por esas "horas de viaje" (denominación empresaria) las empresas petroleras pagan una retribución que a fin de mes resulta significativa dentro del salario. 5. La fatiga introduce en el espacio laboral un factor de sufrimiento -€l sueño constante- que puede desembocar en accidentes. Algunos entrevistados afirman que el "sueño es algo con lo que hay que aprender a convivir". Esta interpretación normativa de la jornada de trabajo los induce en muchos casos al consumo de pastillas y otros fármacos -€n el mejor de los casos- para mantenerse despiertos. Varios trab~jadores nos han revelado que en los turnos de 14x14, a partir del décimo día comienzan a sentir una especie de torpeza y entumecimiento incomprensibles. Este "embotamiento" no es otra cosa qu~ el cansancio extremo provocado por el escaso tiempo de recuperación, las condiciones de trabajo, las mclemencias del tiempo, el aislamiento social, etcétera. 83


Poder, alienación y masculinidad Hernán M. Palermo

La expresión "el pozo manda" encierra valoraciones y formas de relacio. narse como hombres-trabajadores con lo masculino, es decir, el pozo. La formas en que se ~oncibe~~relación de los trabajadores, comohombres, co~ el lugar de trabajo ~~mbIen nos informan sobre las diversas modalidades e~ q.ue.la const.rucclOnde las masculinidades consolida una determinada dLscLp'lme:[abril. Los petroleros son dominados por un espacio connotado co.n slgmfic~tes m~sculmos que tiene autoridad de mando sobre ellos DICh.oespacI~ le.s pId.e,un sacrifi.cio y demanda su constante cuidado. partir de s~ s?gm~caclOn,es que tiene el poder de imponer los esquemas de turnos, decidir cuando se vuelve a casa, demandar atención y hasta sortea la L~y.de C~ntrato de Trab.ajo. Es como si el control y la dirección de la: admll:llstraclOnes.empres~rIas se desvanecieran en las concepciones de los trabaJ~d?res ~ quien culmma por ejercer el mando es el "pozo".Sin embar o e~ ~avIl?lancIa que ~e~liza ~l "pozo" al "mandar" a los obreros, se ejercegl~ vigilancia de las administraciones empresarias sobre los trabajadores. Co en todo p.rocesode cooperación compleja, las maquinarias imponen los ritm~~ de trabajo, que se presentan como externos a los trabajadores. La dirección y el control de la administración empresaria se encuentran mediados por el desarrollo tecnológico del equipo. Son las máquinas expresadas con el conc~p~ode ."pozo", las que reclaman y vigilan la ate~ción flotante. Las a?mImstra~lOne~, empresarias son, en definitiva, las que verdaderamente ejercen la dirección y el control del proceso de trabajo.

A

fugo tiene la vuelta de alambre de acero para que no se queme ... y estaba trabado en el patín un borde. Estaba haciendo fuerza, estaba tirando con un guinche de compresión. No pensé. Hice fuerza y lo levanté. Todos me decían: "No, pará, hacelo con unas maderas ... ", Dije ya fue, hago mejor fuerza con las manos, pensé yo. Yo en esa época hacía todo a mano, no buscaba nada. Y bueno, pasó lo que tenía que pasar. Lo levanté así, me llevó la mano y como estaba tensionado, me apretó y no pude soltar la mano, sentía cómo me iba penetrando cada vez más. Llamé a un compañero ... Yel vago le gritaba al maquinista muy desesperadamente que bajara el guinche porque veía que yo no podía sacar la mano. Me saqué el guante y me vi agujereado. De lado a lado. (Operador de boca de pozo, 2012)

Como nos dijo un company man -la máxima autoridad en los pozos-, "las estadísticas están todas inventadas, acá suceden accidentes casi todos los días". Es común no "blanquearlos" Yesto sucede por varias cuestiones: la primera es el temor a recibir una sanción de las empresas- Luego de cualquier accidente sobreviene una evaluación para determmar los gra.dos de responsabilidad de quien lo cometió y por qué sucedió, con una posl?le culpabilización de la víctima. Otro motivo, que se articula con el anterior, es un código de masculinidad que hace que los accidentes se conviertan en un secreto a voces. Lo que se hace evidente y analizamos en este apartado 6 es cómo la consolidación de la transferencia del riesgo empresari0 configura una manufactura de la masculinidad. y en tal sentido, la conc.e~ción empresaria del accidente se combina con cierto ejercicio de la mascuhmdad.

Accidentes y vulnerabilidad En el mu~do del petróleo, cualquier accidente, por más tonto que sea, puede re:estIr gravedad. Todo petrolero ha sufrido golpes, cortes y hasta a~~utaclOnes. Son habituales los golpes en las manos, fracturas, caídas con distintos ~ados de traumatismos, etc. Lo primero que hemos aprendido en el trabajo de c~mpo, al hacer una entrevista, es a observar las manos de los pet:oleros. ~stas suelen tener marcas que dan cuenta de la crudeza del trabajo y del tiempo que lleva~ r~alizándolo. En este sentido, a pesar d.e que .muchos carteles en los yacimientos indican cuántos días pasaron sin accidentes (como - ya _ es común . . observar en los equipos) 1as pequenas veces no titan pequen as cicatrices son parte de la cotidi id d ., d . lanl a . A con muacion se escribe un accidente habitual: Hace ~oco tuve un accidente. Me apreté con el ignífugo grande, el 6. Me aprete contra el patín de la sutura, me apreté la mano. Lo estaba acomodando y el guinche en tensión se había trabado. Viste que el ignt.

Los accidentes: entre el taylorismo Y el nuevo management El tema de la seguridad constituye una problemática·compleja de abordar, analizar y sobre todo de desnaturalizar. En particular porque no la 6. La concepción empresaria de transferencia del riesgo se incorpora al universo petrolero a partir del proceso de privatización de YPF en los años 90. En particular, se introdu~e .en la primera negociación de convenio colectivo de trabajo realizada en 1990 donde se relatIvlza la continuidad laboral, sujetándola de forma novedosa a la situación económica de la empresa: "Asegurar la participación de la Federación de Sindicatos Unidos Petroleros del Estado (SUPE), en su calidad de único órgano de representación [,..1 en la formación de actos que creen, modifiquen o extingan derechos de los trabajadores o que afecten la continuidad de su carrera y su intervención en lo relacionado a la carrera, compatible con la situación económica de la Empresa. A tal fin, la entidad gre?"ial deberá tene~ intervención en todo lo que hace al aseguramiento de su carrera, compatlble con la situación económica de la Empresa" (CCT 30/90 "E". Artículo le; subrayados nuestros). 85

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disputan las organizaciones gremiales y en tal sentido su definición queda en general, como parte de una atribución monopólica de las empresas ope~ rador~s. y las de servicios. Como dijimos con anterioridad: "Esencialmente l~ política de seguri~ad implementa un doble mecanismo: por un lado, cIrc~n~cnbe las .cuestIOnesde seguridad a la accidentabilidad, y en el mismo movuruento realiza una transferencia de la responsabilidad empresaria hacia los trabajadores" (Palermo, 2012: 264). La accidentabilidad se relaciona con Ios hechos que provocan una situación peligrosa o incluso la muerte. Asimismo, esta noción acerca de la seguridad elude abordar las consecuencia psíquicas o sociales que provoca, por ejemplo, el trabajo en turnos rotativoss Habría que completar esta idea diciendo que la noción de seguridad tam. bién incluye una distinción interna que circunscribe y distingue cuáles de todos los golpes, cortes, etc. son verdaderamente accidentes y cuáles no. Esto puede tener alguna pequeña variación al interior de las distintas empresas, pero en gran medida se cumple de forma uniforme. El "accidente" en sí es aquel que por sus características inhibe al trabajador ~ des.~rrollar s,: labor .por ~~s de un día. Si un golpe, corte, caída u otra situación de pehgro lo inhabilita durante un día o menos es sólo un "incidente". Si ante un golpe u otra situación similar puede seguir trabajando se trata d~ un "inc.ide.nteleve". También está la categoría de "near miss" par~ aquel accidente o incidente que implica daños materiales para las empresas. Esta co~:epción de la seguridad pone el eje en los tiempos perdidos para la producción. En otras palabras, el accidente o incidente cuantifica el tiempo .q,:e se ~!erde en la ~tiliz~ción de la fuerza de trabajo por parte de la admin.Istra?~onempre~ana. MIentras se pueda continuar en el trabajo, cualquier situación que revista peligrosidad no es categorizada como accidente. ~a s,idoampliamente explicado que el más grande anhelo del taylorismo c?~sIsba en lograr una mayor economía del tiempo a favor de la producCIOn,cronometrando a los obreros para luego dividir el trabajo humano en sus ~lementos más pequeños, eliminando las pérdidas de tiempo a fin de elegir las formas más rápidas de realizar el trabajo. En los modos de conceptuar la seguridad encontramos un aggiornamento de la administración empresaria, que conjuga una forma de transferencia del riesgo empresaria -propia del nuevo management- con una concepción taylorista que apunta a medir y diferenciar los tiempos muertos de los tiempos productivos. Por ~n lado, la idea de accidente se configura a partir de una concepción del tiempo muerto que genera el proceso productivo, más que focalizar en ~a segu~!~ad del trabajador; por otro lado, se culpa a quien produjo el accidente: siempre hay un error humano detrás", "alguien no vio algo", "mal uso de los elementos de seguridad", etc., según suelen afirmar las jefaturas. En tal sentido, más que asegurar el resguardo de la fuerza de' 86

Poder, alienación y masculinidad

trabajo se resguarda al proceso productivo de los tiempos muertos que un trabajador accidentado podría causar. . En definitiva, en el tema de la seguridad las empresas elaboran una ceitada noción que, hasta el momento de realizar el trabajo de campo, a o se encontraba en disputa por parte de los trabajadores y sus organi~ac{ones gremiales. Más aún, en el desarrollo cotidiano del trabajo estas nociones naturalizadas operan sobre los comportamientos de los petroleros de manera que se minimizan situaciones que en otros contextos laborales serían accidentes de cierta gravedad: Entrevistador: ¿Tuviste otros accidentes?" Entrevistado: No, no más golpes. La otra vez me caí de la planchada. Estaba tirando la barra con el gancho y se me acabó la planchada y me fui para atrás ... Decí que soy flaco, si no me mato. Me caí para atrás, me sacudí un poco la cabeza. Me caí dé nuca. Me quedé un poco descansando en el trailer, tomé un poco de agua y seguí. Entrevistador: ¿Se registra ese accidente? Entrevistado: No, no es accidente. Es un incidente de medio potencial. (Operadorde bocade pozo,2013)

Resulta sorprendente -al menos para alguien que no pertenece al mundo del petróleo- cómo se interioriza una situación de peligro, ni más ni menos que un duro golpe en la cabeza, y se continúa trabajando con la percepción a haber atravesado un "incidente leve". El descuido del propio cuerpo está asociado a la constitución del modelo de masculinidad imperante en este universo. "Al perder el hilo de una amplia gama de necesidades y capacidades humanas y al reprimir nuestra necesidad de cuidar y nutrir, los hombres perdemos el sentido común emotivo y la capacidad de cuidarnos" (Kaufman, 1995: 71). Al contrario, éste es un asunto considerado femenino. Los hombres hacen muchas cosas para mantener una coraza dura respecto del dolor, dando respuesta a los requerimientos de la disciplina (abril. Asimismo, y como es sabido, las empresas ganan dinero al demostrar índices bajos de accidentabilidad; pueden acceder a créditos internacionales con mayores facilidades que aquellas que poseen altos índices de accidentes. Al mismo tiempo, las empresas petroleras se benefician a partir de una imagen construida sobre la base del cuidado de sus trabajadores. Esta noción acerca de la seguridad modela un perfil de trabajador que se amalgama con prácticas propias de un verdadero hombre y de cómo este hombre debe afrontar una situación de peligro. Es decir, la consolidación de una determinada noción de seguridad modela un patrón de masculinidad que alimenta Y nutre distintas aristas de la disciplina [abril. 87


Poder, alienación y masculinidad

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"Soportar

los golpes": el primer

mandamiento

El sigui~,nte fragmento de entrevista a un jefe de campo relata el proceso de evaluación que se le realizó a unjoven para determinar si era contratado o no en una empresa de servicios: y bueno, cuando pasaron los veintiún días de trabajo tuve que hacer la evaluación de aptitud del muchacho. Hay distintos ítems que tenés que ir evaluando: sentido de pertenencia al equipo, actitud, aptitud, si tiene facilidad para aprender, si tiene interés por el trabajo ... Y no daba, no daba. El pibe era excelente persona, buen pibe, además era técnico mecánico y tenía buenos conocimientos ... Pero no me gustaba su actitud ... Imaginate, un tipo que nunca sufrió carencias de nada, siempre había tenido todo, no había pasado hambre. Entonces la evaluación que le hicimos era negativa, no estaba apto para trabajar. Yo hablé con él y le dije: "Mirá, no te convi~ne, no estás para trabajar en el petróleo". El pibe era muy blandito, me parecía que no podía soportar un rasguño, y vos sabés que casi es un mandamiento soportar los golpes. (Jefe de campo,

2013; subrayado nuestro) El relato expresa de forma detallada las cualidades masculinas además del conoci~ento técnico, que debe tener un joven para ingresar al mundo del petroleo. Un hombre petrolero debe exhibir cualidades como la resistencia al sufrimiento y para ello es imperioso que haya atravesado experiencias de sufrimiento en el pasado; debe saber soportar los golpes y sobre todo saber ser un hombre duro, lo contrario a un ''pibe blandito". Ser "duro" es aceptar el absurdo privilegio de la masculinidad que impone a todo hombre el deber de afirmar su virilidad ante cualquier circunstancia. Ser duro expresa la exaltación de valores masculinos que van concretando los sentidos solicitados por la disciplina (abril. Ser duro tiene su tenebrosa c~ntrapartida .e~ los mie?os que suscita ser blando o débil, atributos proplOSde la feminidad. Lo mteresante es que esos atributos son evaluables y cuantifica~les por quien tie~e la responsabilidad de seleccionar personal. Una v.e~msertos en el universo del oro negro, estos sentidos requeridos y legitimados configuran la experiencia de clase de los trabajadores en el desempeño de su tarea. Los accidentes son mucho más comunes de lo que las estadísticas evidencian. Ocurren, como dijimos, pero debido al mandato de hacer el trabajo como hombres -o por temor a las sancio esprevalece el silencio: n

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Golpes, raspones, cortes,pasan todos los días. No vas a andar parando el trabajo por cualquier casita. No estamos en una escuela de señoritas. Si te fijás en las manos todos tenemos marcas. (Companyman, 2012)

Ya que no es una "escuela de señoritas", los hombres soportan los accidentes cual marcas de guerra que pueden exhibirse como ~~d~llas: ,Esta demostración de masculinidad tiene su cont:apa~te .en.la mIm~mzaclOn de los accidentes como "cositas". Se fortalece así la d~sc~plma.rabnl que, en su ráctica cotidiana, acarrea el imperativo de ignorar los accidentes en pos de detener el trabajo. La virilidad, la capacidad de soportar golpes, ~aspones y cortes, podría tener un Índice de medición cuantificable a partir de las marcas en las manos de los petroleros. Y las marcas no sólo se exhiben ante el investigador que pregunta, sino que también son ostentadas al interior del grupo de trabajadores. Son, al igual que las medallas colga~as en el pech.o, signos de masculinidad cuantificable; dentro del entorno SOCIalde referencia de los petroleros, las marcas expresan el "aguante" de los trabajador~s. Contrariamente a la ideología defensiva descripta y analizada por Christophe Dejours (1990) para el subproletariado de Francia, en torno a la vergüenza que suscita tener un cuerpo castigado o fuera de estado, los petroleros muestran con orgullo sus marcas y cortes como evidencia de haber atravesado una situación de peligro:

:0

Entrevistado: ¡Mirá cómo tengo el dedol,

es un garfio del Capitán Garfio [risas]. Entrevistador: ¿Cómo fue el accidente? Entrevistado: Me fracturé el dedo. Estaba chequeando un cable y justo uno dio la orden de tensarlo. Tiraron el guinche y me apretó el dedo contra la viga de la torre. Nadie me quería ni tocar, tenía el dedo destruido. Me fui a la casilla, me saqué el guante y vi que el dedo lo movía. Agarré unagasay me lo envolví bien, me saqué el mameluco y dije: "Lléuenme". Ahí me llevaron a urgencias, me hicieron los primeros auxilios, el médico me citó para el otro día porque no me quiso tocar ... Me fui para Buenos Aires para arreglarme el dedo. Me tuvieron que operar. Me tuvieron que reconstruir el dedo con unas clavijas, después me las tuvieron que sacar. Estuve seis meses en Buenos Aires. Entrevistador: ¿Y la mano te quedó bien? Entrevistado: Y sí, quedó como un garfio [se ríe], tiene más fuerza el dedo ... Me quedó una linda marca: digna de ser mostrada. (En-

cargado de turno, 2013) 89


Poder, alienación Ymasculinidad

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Quizá la diferencia entre los trabajadores abordados por Dejours y los petroleros radique en que los primeros corresponden a una clase obrera sumamente marginal para Francia y los petroleros a una clase obrera que no es marginal, por el contrario, no sólo ostentan salarios de los más altos de la Argentina, sino que se caracterizan por reclamar y luchar activamente por tenerlos. Sin ser la masculinidad un tema abordado por Dejours, sabiendo que el subproletariado francés configura itinerarios laborales signados por ciclos largos de desocupación y trabajos temporarios e inestables, podemos pensar que los trabajadores varones están expuestos a una situación de desa. creditación de la masculinidad, en cuanto encarnación de la vulnerabilidad del honor que envuelve al varón en el desarrollo de su trabajo como espacio de reconocimiento y afirmación. Los petroleros, en cambio, se afirman en el trabajo y en la posibilidad de incrementar su honor a partir de las marcas que evidencian la concreción del estatus masculino legitimado en el universo del oro negro. En este sentido, la interiorización de la disciplina {abril hace propia la conducta inevitable de "resolver sin preguntar" y al mismo tiempo de "no interrumpir el trabajo" si ocurre un accidente. Feminizarse sería detener el trabajo a causa de un golpe, demostrar dolor frente a un corte o preguntar cómo se resuelve alguna situación que suscita dudas. Y acá está la trampa, en términos de Bourdieu, en la que caen los hombres. Terminan siendo prisioneros de una disciplina {abril incorporada y aceptada a través de la manufactura de la masculinidad para consolidar un trabajador resistente, resolutivo e invulnerable. Los golpes, cortes y raspones, consecuencias de la explotación laboral, se transforman, por el velo de la masculinidad, en marcas personales dignas de ser mostradas y cuantificadas entre los compañeros. El privilegio masculino no deja de ser un engaño que tiene su contrapartida en la contradicción inexplicable de arriesgar la propia vida ante cualquier circunstancia en los espacios de trabajo. De esta forma la virilidad, entendida como la capacidad de "bancarse los golpes" y "no comportarse como señoritas", tiene efectos concretos en el ocultamiento de los accidentes y en el sostenimiento de los ritmos laborales. La masculinidad conduce paradójicamente a la inversión de los sentidos: mientras que quien la ejerce se siente dominante, a partir de una posición jerarquizada de género, al ejercerla contribuye indefectiblemente a una inmensa vulnerabilidad frente a los intereses empresarios.

Masculinidad

com.o pro actividad

Alguna vez preguntamos qué hay que tener para trabajar en el petróleo. La respuesta fue más que elocuente:

, t t do hambre. Necesidad de trabajar. No es Y ... tenes que tener an e o t laburo que te . . II garte a gus ar. es un un laburo que te cautuie pero, sm e . .' de 1 curo lído de va a satisfacer. Tenés que trabajar por la satLsfaccLón . ~ p , hacer las cosas bien. Vos tenés que incentivar a~í a los m~~s. P~tl~~~: racias allaburo podés tener tu casita, tener bien a tus uo,s. es muy lindo, pero si sos cumplidor y tenés entrega po~es progres~~ 1 'da ser algo más. Tener un mejor estatus, un mejor sueldo, en a VL.' tu ~amilia Generalmente anda bien la gente que no pasar mejor para l' . b 1 ha sido favorecida en la vida. Gente que tuvo hambre y sa :. q~e da de anar algo en la vida es peleándola. Estar en el am ¿en e e forma.~ .' 1 alo (Jefe de turno, 2013; subrayado nuestro) perforacwn es VWLra P .

:0

~~~:=~~~:

Se reponen actitudes rec~rrentes vin:ula~:s ~:!r~~~~:y: la entrega asociada al trAab~Jo.Un trabaqJuOeqlla d{ferencia con los "ypefeanos" " tarios ea se marca a en terIlllnos mone . 2 ibi do el trabaj o como un medio capaz de · d 1 apítulo . conci ten . 1 ana l Iza a en e e " . N b t te de nuevo aparece la Idea de sibilitar un buen pasar econOIlllCO. o o s an.,. ufrimi to como po .' eriencia de haber atravesado sltuaClones de s en , sacríñcío y la exp di es a las que se expone el varon.

~d;~o~~~::I

gar~:~ ;;í:~~~;~~: ~~~t~~~~ ~!~::~~n::t:~~~:'~~s c~:ci:, masculinidad se vinculan con mo~o~ e sert ~asculino donde se legitima un universo excluyente yexacer a almetn e. fragmento de entrevista- o . . l" t 1 o aparece en e an error . "VlVIral pa o - a com "E Lsi .ente recorte de sntrevísta se "hacer el trabajo como hombre. n e SIguI .' . profundiza y detalla la exacerbación de la mascuhmdad. El ambiente de perforación es un palo de homb~es. ~o t~;o~éS comportar como una señorita. Siempre le digo eso a mL equipo.¡ ca no quiero señoritas' Imaginate si tenemos un quilombo y hay qubelPonder "" . . . un poco an os 1 echo Me pasa con los pibes nuevos que VIenen . ~ c~an~'~en cómo es este ambiente se asustan. (Jefe de aquipo, 2012;

subrayado nuestro) . lizadas En primer lugar, el concepto Varias cuestlOnes p~ede~ se: an~ l~ estructura de los petroleros. de género devela relaclOnes JerarqUlcasden. íenes demarcan clat n jefe e eqUlpo- qui Son las je~at~r:: ;:=~e ~ :r~~:~o~"como hombres") Y cómo no de~e hacerse r,~mente c_O~itas"). Es decir que son las jefaturas en mayor me?I?a las que ( como se~o n un mundo exacerbadamente masculino, del dIvIdendo pase.beneficIan, l~ ventaja que obtienen los hombres de la subordinación de tnarc~l: .aque.; esta forma, se distinguen los comportamientos deseados la feIllimdad. e 91

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(y masculinos) de aquellos no deseados (y femeninos). El ''pecho'' lo ponen los hombres para hacer frente a "cualquier quilombo" yeso implica más de una vez exponerse y arriesgarse hasta terminar el trabajo. Lo interesante es cómo se relacionan estas actitudes con los itinerarios laborales. Al momento de realizar ascensos en los equipos de perforación (drilling), terminación (work over) o reparación (pulling), las empresas valoran la experiencia, vale decir, el conocimiento, la experticia y aptitudes que de alguna manera se asocian con la masculinidad. Los jefes de turno determinan quiénes están preparados para ascender. En una entrevista, un jefe de turno de uno de los pozos donde hicimos trabajo de campo nos contó cómo planificaba el ascenso de un operador de boca de pozo:

Poder, alienación Y masculinidad

gremiales cenderyqme. 'n no . Es moneda corriente este tipo de "atributos" di " as Sindicato del Petróleo y Gas Privado, que no se con. Icen con nmgun del , d e m asculinidad .sino simplemente -y no tan SImplemente- con atron P vínculo político-gremial. . . un E l uni umverso petrolero es un ámbito donde la masculinidad se exacerba, " re todo por ser excluyente mente masculino. Los pozos de pe~fOraCI?n sob, stan u bitea dos a varios kilómetros de la ciudad de Comodoro .Rivadavia; . 1 e d espacios distantes de instituciones como el matrimonio y a on por en e, 1 f inid d spat'erm.dad , que acercan a los hombres, de forma, a a emim a que d alguna " se encuentra fuera del espacio de la pro UCClOn.

Hace poco ascendimos un viejo de enganchador a maquinista. Lo primero que hago yo es darle una tarea y ver cómo la resuelve. Si pregunta o si lo resuelvesolo.Si se la bancay ponehuevo,si es guapo para afrontar los problemas ... Vino el company man y me preguntó cuál me parecía que estaba para maquinista. Yo ya lo tenía marcado. Le dije "este pibe". Le dije al company: "Si a este pibe le decís hacé tal cosa, se queda día y noche hasta resoloerlo, caiga lluvia o nieve". Así es la gente con la que me gusta laburar. No quiero blandos en mi equipo. (Jefede turno, 2012; subrayado nuestro) .

Este fragmento de entrevista nos permite entender las actitudes valoradas en el universo de los petroleros que juegan un factor esencial en el momento de los ascensos. En tal sentido, no sólo €S necesario el saber técnico-productiva-profesional, sino una actitud masculina para el desempeño del trabajo: "tener huevo", "bancarse ellaburo", "ser guapo", "resolver el trabajo caiga lluvia o nieve", lo que da forma y concreción a una disciplina {abril acorde con los actuales requerimientos de la organización laboral. Dichas actitudes son propias del trabajador ideal pro activo, que busca por todos los medios la resolución y el cumplimiento de los objetivos corporativos. En otras palabras, la actitud proactiva en el trabajo busca formar trabajadores con iniciativa, resolutivos, determinados a cumplir los objetivos pautados en pos de alcanzar los niveles de producción. La masculinidad robustece esta "nueva cultura corporativa". De hecho, los trabajadores que cumplen con los objetivos de las empresas son valorados positivamente y beneficiados con "incentivos" salariales y con la planificación de rutas profesionales para los ascensos. Esta actitud es la que las empresas pretenden medir a través de las evaluaciones de desempeño que realizan a todos los trabajadores. Asimismo es dable señalar que para los ascensos también puede intervenir el sindicato, "recomendando" quién debe 92

Espacio de trabajo. Equipo de perforación.

Como se desprende en más de una entrevista, lo que n~ se quie,re en . d s "blanditos". Es muy frecuente calificar aSI a los 1os pozos son t ra b aja ore ..' o significantes trabajadores que recién se integran, como SI.entido.Ilamar tblandoe" a los femeninos del mundo no petrolero. En este sentí o, am.ar .. nuevos trabajadores de un equipo de perforación implica f:mlmzar sus cuerpos cargarlos de atributos no deseados para el desempe~o de la l;b~r con vana: d a s consecuencias que serán analizadas en el último capi u o del libro.

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Masculinidades fuera de la norma empresaria Recuperando los aportes del marxismo dialéctico, podemos afirmar que en todo orden conservador existen elementos de cambio que permiten la disputa y la transformación; en todo elemento transformador también podemos hallar la clave para el mantenimiento del statu quo. Tal como ha expresado Raymond Williams (1997), la construcción de la hegemonía debe ser flexible y constantemente renovada comoconsecuencia de que es resistida y desafiada en forma continua, dirá el autor de la Escuela de Birmingham, "por presiones que de ningún modo le son propias". Si bien esas presiones no le son propias en el sentido de la dirección y la distribución de los flujos de energía que imponen las relaciones de poder, en términos de Eric Wolf (2001), es posible identificar la emergencia de prácticas y representaciones de la masculinidad que disputan la hegemonía empresaria en distintas dimensiones, aunque no manifiesten formas confrontativas o impugnadoras del orden establecido. Es parte del desafio analítico focalizar la mirada en las prácticas cotidianas, intentando restablecer los nexos que las vinculan con posibles resistencias organizadas que expresen una confrontación abierta al poder. En tal sentido, situaremos la mirada en prácticas fuera de la norma empresaria (Palermo, 2012), inscriptas en los procesos de reproducción de las relaciones capital-trabajo y articuladas en torno a los tiempos y tareas que emanan del proceso productivo. Estas prácticas son, por definición, clandestinas, subterráneas (Scott, 2000)1 e implican en la mayoría de los casos el regateo de la fuerza de trabajo al proceso productivo. Una condición para su realización es que transcurran en rincones perdidos (Giddens, 1995), fuera de la vista del control impuesto por las administraciones empresarias: el regateo de tiempo o, mejor dicho, la apropiación de los tiempos productivos para el descanso u otras actividades de los trabajadores constituye la práctica fuera de la norma empresaria por antonomasia. El "no ser visto", el escapar del control impuesto por la administración, implica regatearle tiempo al proceso productivo para ocupado, en general, en tareas desvinculadas de éste: dormir, preparar comidas, leer el diario, estudiar, escuchar la radio, tomar mate o conversar son las acciones propias de estos tiempos "robados" al capital. Este conjunto de prácticas presentes en numerosos espacios laborales tiene una connotación precisa: se trata, siguiendo a Leite Lopes (2011), de la

Poder, alienación

y masculinidad

domesticación del espacio de trabajo para llevar adelante acciones propias de la esfera de la reproducción de los trabajadores. Como es posible Suponer, las prácticas fuera de la norma empresaria encuentran refugio y sustento también en la manufactura de la masculinidad. El siguiente escenario contado por un petrolero brinda una aproximación a esta situación: Entrevistado: y yo a veces los dejo tomar dos horas de mate en tanda y después una hora y media más. Entonces con eso a los tipos los saco del laburo, los despejo un poco. Otro los suple. También es una cosa en la que yo me juego porque si alguno se llega a golpear porque necesitaban tres bocas de pozo y había dos, me sacuden a mí. Pero si al tipo lo tengo en otra cosa o cansado es peligroso para todos sus compañeros. Entrevistador: ¿Las horas del mate las tienen en el trailer? Entrevistado: Claro, y se desenchufan. Eso hace que no estén abúlicos, anden medio zombis. Pero yo me juego, y por ellos me la re banco con quien haya que discutir, porque si pasa algo me van a venir a hacer ruido a mí. (Encargado de turno, 2013; subrayado nuestro)

En el marco de un turno laboral que deja poco tiempo real para la recuperación, los "petroleros" configuran estrategias fuera de la normativa empresaria que les permiten descansar. En palabras de Leite Lopes (2011: 253), "estrategias de vida" dentro del "suelo de fábrica" que convierten parte del tiempo productivo en imprescindible tiempo de recuperación. En este sentido, a pesar de los controles de las administraciones empresarias, los petroleros encuentran hendiduras en las que transformar los tiempos de producción en tiempo propio. Y con plena conciencia de la acción dilapidadora del turno rotativo sobre sus cuerpos. Esta posición es sostenida y defendida con las mismas características con que los trabajadores se exponen a una inmensa vulnerabilidad frente a los accidentes: aguantarse y ser hombres duros. La experiencia acumulada y adquirida en los años de trabajo permite n? sólo adquirir saberes técnicos-profesionales, sino también pulir cierta PIcardía para encontrar las fisuras del tiempo de producción con el fin de descansar o, como en el siguiente caso, abandonar el puesto para visitar a la familia:

7. Abordar las tensiones subterráneas y cotidianas nos permite pensar los momentos de calma como períodos de latencia de las disputas, donde los explotados dan forma a prácticas, que si bien no disputan correlaciones de fuerza, malogran en más de una ocasión los objetivos hegemónicos.

Entrevistado: Al séptimo u octavo día todos están como locos (está hablando de quienes hacen turnos con permanencia en los equipos]. Después del décimo todos perdieron la concentración en el laburo porque estás pensando en la casa, en otros problemas: que pasa

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esto, que pasa lo otro, que el nene está enfermo, que tu vieja se accidentó ... Todo eso y vos no podés bajar. Yo les permito que se hagan una escapadita de dos o tres horas pero nada más. Ahora tengo el régimen 14x14 y bueno, eventualmente ellos me piden a mí permiso para bajar un rato a la casa. Yo en ese aspecto no les hago problema. Entrevistador: ¿Y si te engancha ahí la empresa? Entrevistado: Y ... tengo que poner la cara yo. Igual por ahora no pasó nada. No me han jodido la vida con eso. Y bueno, en fin, si tengo que poner los huevos los pongo. Salto por mi gente para que vaya a ver su familia si están muy consternados. (Encargadode turno, 2013)

Los fragmentos anteriores vuelven a situar en el centro de la problemátic la cuestión del cansancio, sintetizada en las expresiones "abúlicos" "zombi ,~ "perirdid d ¿s , t a e concentración" con que se traducen la falta de energía' o ánim en los trabajadores. Sumando al embotamiento descripto previamente, es~ tas expresiones nos dan la pauta de cuán difícil es recuperarse de un turno qu~, en lo concr~to, a?~rca e.ntre quince y dieciséis horas para los que van y VIenen y una situación onlme para los que pernoctan en los equipos. Vale remarcar que de nuevo se repone en este último recorte de entrevista el aspecto "natural" de la masculinidad, referido a los órganos sexuales y a la ~erza para poder e~frentarse a las jefaturas de las empresas. Rasgos proplOSd~ la constru~clón ?e la masculinidad que son requeridos y modelados a partir ?e ~as exigencias de la disciplina {abril se vuelven antagonistas ~e los criterios de productividad, convirtiendo los tiempos productivos en tiempos "robados" al capital. La posibilidad de acceder a estos tiempos "robados" está indisolublement: ligada a la .experiencia que los trabajadores fueron adquiriendo en sus anos de trabajo, En efecto, esta experiencia no es solamente acumulación de saber vinculado a las funciones, sino que redunda en un saber hacer operativo-técnico, relativo a la manipulación del proceso productivo mismo. D~chamanipulación del ~ie~po de trabajo se inscribe en la (des)organización misma del proceso capitalista de trabajo, organizando esporádicamente formas de cooperación y de producción que limitan la intensidad del uso de la fuerza laboral. En los trabajadores de la industria azucarera -caso analizado por José Sergio Leite Lopes (2011)- se identifican estas prácticas como el arte de demorar: toda una estrategia de los trabajadores que apunta a la dilat~ción ~ :egateo de los ritmos laborales. En el caso de los petroleroS esta marripulación se expresa con la categoría nativa de estar en la "lenta": expresión coloquial de los petroleros que indica si el proceso de producción debe apura:se o puede r~trasarse. Es decir, pese a que el proceso es continuo puede mampularse sutIlmente la velocidad de perforación. Por ejemplo, si 96

Poder, alienación

y masculinidad

e estuvo todo un turno en la "rápida", llevando adelante una perforación en términos de metros, el turno siguiente puede llevarse en la "lenta " y por consiguiente maniobrar, aunque en forma re lati ativa, 1os tiiempos tfl ropiados al descanso. Este modo de manipulación de ti . liica e los os tiempos imp :!'nstruir redes y acuerdos entre los jefes de turno y ~o~jefes de equipo y el resto de los trabajadores, tanto operarios como maquinistas yenganchador. Puede quedar fuera de este acuerdo el company man, que es la autoridad que representa los intereses de las empresas operadoras que contratan a las empresas de servicio. Se logran imponer, aunque de manera encubierta, prácticas contrapuestas a los objetivos determinados por la organización del proceso de trabajo, que culminan recreando en cierta forma los límites y las prescripciones emergentes de las premisas empresarias de organización del espacio laboral. Lo más interesante para nuestro análisis es que estas prácticas se sustentan, como hemos analizado, en el ethos de la masculinidad que resulta vital y necesario para consolidar una disciplina de trabajo. Es posible afirmar que tanto el avance comoel retroceso de estas prácticas dan cuenta de las correlaciones de fuerza que sustentan las relaciones de dominación en los espacios de trabajo. Las prácticas fuera de la norma empresaria son una actividad producto de la experiencia cotidiana y solo se entienden como parte de una "adquisición histórica". Afloran a la superficie a través de las fisuras del proceso de trabajo, ejerciendo una influencia concreta en el día a día y echando por tierra la histórica pretensión del capital de suprimir los tiempos muertos y por consiguiente improductivos. Si bien estas prácticas, teñidas de representaciones acerca de la masculinidad, frustran ciertos intereses empresarios, no cuestionan la estructura jerarquizada de género donde la masculinidad afirma su superioridad sobre la feminidad. Es decir, se disputa el orden empresario dentro del patriarcado o, dicho de otro modo, se produce una paradoja en la que se tensiona la disputa de clase pero se afirma el orden jerarquizado de género. Para finalizar, la masculinidad contribuye a una ética laboral, a un ideal imposible de trabajador viril y disciplinado que no hace más que aumentar la inmensa vulnerabilidad de los trabajadores frente a la hegemonía empresaria. La virilidad construye un sujeto prisionero de un ethos que lo expone a aceptar ritmos acelerados y a ocultar accidentes a fin de sostener Una actitud que termina siendo una carga. En definitiva, el dividendo de Un patriarcado capitalista8 favorece una lógica de acumulación de capital donde las mercancías se subjetivizan y los sujetos se objetivizan. Instado a comportarse como un sujeto {abril-petrolero-masculino, el trabajador S 'pida

8. Término acuñado por Iris Young (1992) para analizar manifestación de un único sistema. 97

el patriarcado

y el capitalismo

como


Hernán

M. Palermo

se siente obligado a estar a la altura de las circunstancias en los pozo de petróleo, buscan~o algún tipo de honor en la esfera de la producción~ No obstante, este. mismo ethos habilita a configurar prácticas fuera de lQ norma empresaria que, aunque no representan una resistencia abierta a 1 ,. pod er h egemomco, son parte de una latencia, de una tensión inherente e la relación capital-trabajo que aún no encuentra su organicidad. n

Capítulo 4 l\fasculinidades

infantilizadas* Como he sostenido, la diferencia de poder entre mujeres y hombres [...) ha permitido al capitalismo ampliar inmensamente la parte no pagada del trabajo y usar el salario (masculino) para acumular trabajo femenino. En muchos casos, también ha servido para desviar el antagonismo de clase hacia un antagonismo entre hombres y mujeres.

Silvia Federici,Calibán

y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria

Introducción El hombre ejerce la masculinidad en plural, es decir que de acuerdo con el contexto en el que se encuentre, y sobre todo con su relación con la feminidad, un mismo hombre puede ejercer variadas formas de masculinidad. La pregunta que atraviesa este capítulo es: ¿qué ocurre cuando estos varones, interpelados a ser sujetos {abriles-petroleros-masculinos, retornan a sus casas? Vuelven a un espacio completamente diferente al laboral. A priori podemos decir que regresan a un ámbito donde predominan actividades socialmente valoradas como femeninas, donde no impera la homosociabilidad. El ámbito doméstico representa un territorio casi desconocido, debido a los extensos turnos de trabajo. En este contexto la masculinidad entra en un proceso de constante negociación (Archetti, 1999) e interpelación, en el que las formas de ser hombre difieren de aquellas ejercidas en el espacio de trabajo y que hemos caracterizado como masculinidades infantilizadas, Para comprender cómo se desarrollan, indagaremos específicamente en la dinámica de la vida familiar. El nudo de este apartado es repensar el alcance de la hegemonía empresaria más allá de los yacimientos, para examinar el sentido que asume la dirección político-cultural de la administración empresaria en la vida cotidiana de los trabajadores y sus familias. Tal como planteaba Gramsci, "la hegemonía nace en la fábrica" y desde allí se extiende a todos los aspectos * Una versión preliminar de. este capítulo ~ue publicada con el nombre ""Machos y brujas en la Patagonia». Trabajo, masculirndad y espacio de la reproducción", en la revista Antípoda, N° 25, Universidad de los Andes, Colombia. 98

99


Hernán

M, Palermo

de l~ vida de los trab,ajadores y las trabajadoras, Esta perspectiva es crucial :q~I, dado ~ue analIzamos las formas en que la disciplina {abril, a la qUe stan sOI?et,Idoslos varones, se expande hacia el ámbito de la reproducción Por con~~guIente, las dinámicas familiares terminan distinguiendo modo~ ~e relac~on e,~t~; hom~res y mujeres, y las significaciones entendidas como masculmas y femenmas" a partir de los imperativos del proceso laboral Se ~stable~e una d~v~siónsexual del trabajo que asigna y valora de ma~ nera ~IferencIada actividades socialmente instituidas como masculinas femem~as, Esta segme~t,ación consolida prácticas y representaciones qU~ concretIza~ modos de VIVIr,pensar y sentir la feminidad y la masculinidad pa~a la mUJe: Y el hombre respectivamente, Este proceso configura prácticas socIale,s segun sexo! edad, abarcando a toda la familia en una disciplina exte~sIva que termina por abonar a los requerimientos de la disciplina {abr~l,I?e tal forma, se ~nu~a la vida familiar al proceso de trabajo a partir de sIgnIficados y de at,n,bucIOnes de sentidos tanto para la mujer y el hombre, como pa~a l~s ?OSICIOnesacerca de la feminidad y masculinidad, dando sustento al eJerCICIOde una división sexual de la disciplina, P~a abordar el espacio de la reproducción es vital repensar el lugar de la mujer, ya qu~ re~lI~a una actividad fundamental en la recuperación de la fuerza de trabajo, SIlVIa,Federici(2014) sostiene que Marx no analizó -porque no pudo o porque no qUISO-el rol estratégico de la mujer en la reproducción social de la fuerza lab,oral. Al regresar los varones a sus casas, sin energías y en eS,tad~de agotannento, la reproducción de sus fuerzas no sólo se produce en e~CIrCUItodel ,mercado al acceder a bienes de uso, sino que la familia --en partI~ular la I?uJ,er- desemp~ña un rol estratégico, El ciclo de reproducción adqUIer~ un significado ampliado, como ámbito de recuperación de la fuerza de trabajo y como espacio de producción de una fuerza de trabajo modelada para ser consumida, , , Para lograr la conversión de, las diferencias sexuales en jerarquías de genero recon~:emos unpapel activo de las agencias y agentes empresariales en la conducción y condIclOnamiento de las maneras en que hombres y mujeres, en tanto clase que aporta el factor trabajo en la producción de plusvalor, se producen y reproducen en el ámbito doméstico, Para develar el actuar hegemónico es fundamental analizar la articulación entre el espacio laboral y el espacio de ,afuera co,~o,~xpresión de relaciones sociolaborales que se entraman a partir de la diuision. sexual de la disciplina, La dinámica familiar conforma la experiencia de clase como parte de un conjunto de sígnífí d y ib ' ,,' 1 ca os a t ~ UCIOnes~ue indica qué prácticas y representaciones son propias de las mujeres y cuales son las de los hombres, , ,En el marco de este planteo, y a fin de abordar el estudio de la rnascuIinidad en los petroleros, es imprescindible analizar procesos y rel ' aClOnes 100

Masculinidades

infantilizadas

or los cuales hombres y mujeres viven ligados al género, La masculinidad ~s -como ya hemos señalado en otros capítulos- un ordenamiento social e histórico a través del cual los hombres se comprometen en una posición de género, atravesado por relaciones de clase, Y,~~lcomo afir,ma Lamas (19,94), las masculinidades y las feminidades son pOSICIOnes relacionales y relativas en concordancia con los contextos históricos y sociales, Las estrategias empresarias tendientes a controlar y disciplinar la fuerza de trabajo también ponen enjuego construcciones acerca de lo masculino y lo femenino, Y ya que dichas estrategias se articulan como un todo -dentro y fuera del espacio laboral- tales construcciones son cruciales en la organización del proceso productivo, La antropología del trabajo cuenta con importantes investigaciones que refieren a la compleja relación entre la esfera laboral y la esfera de la reproducción de los trabajadores y las trabajadoras, En tal sentido, se destacan autores que han puesto de relieve la importancia de problematizar esta articulación como vínculo orgánico de la tensa relación capital-trabajo.' No obstante, estas importantes investigaciones no han abordado (exceptuando a Nash) los cruces en las relaciones de género entre el ámbito del trabajo y fuera de éste, Por lo formulado hasta aquí, nos interesa analizar las condiciones propias del proceso de trabajo que repercuten en las experiencias obreras en el espacio de la reproducción, Cabe aclarar que estas experiencias están en relación directa con las de las mujeres que comparten sus vidas con los trabajadores petroleros, Las características de enclave que asume la ciudad -como tantas otras del sur de la Argentina- configuran un territorio marcado por la industria extractiva desde su radical pertenencia material y simbólica, Dicho enclave da cuenta de una estructura económica subordinada al monopolio de la actividad productiva y, al mismo tiempo, de la articulación de los procesos sociales en torno a dicha actividad, De esta manera, es necesario referenciar dialécticamente condiciones materiales/objetivas con las condiciones socioculturales/simbólicas. Al teorizar sobre el patriarcado como sistema de relaciones sociales, se concretiza la subordinación de la mujer por el hombre, Si bien el acceso diferencial a recursos de poder, basados en el género y la diferencia sexual, se encuentra ampliamente extendido y ejercido, es preciso señalar que no podemos explicar las formas específicas de las relaciones de género si nos aferramos a un concepto monolítico de patriarcado. Como analizaremos, l. Aquí hacemos referencia a textos de la antropología del trabajo de autores como José Sergio Leite Lopes (2011), Fedenco Neiburg (1988), June Nash (2015), Gustavo Lins Ribeiro (2006), Juan Luis Sariego Rodríguez (1988), entre otros, 101


Masculinidades infantilizadas Hernán M. Palermo

el ejercicio de la mascu Iiinidad . patriarcado. no siempre responde al modelo clásico de

Brujas en el siglo

XXI

La construcción de las r laci de zé dentales y capitalistas se c~n~lOnes e ge~ero en nuestras sociedades occitIr jerarquía en el que se demarca ~rad a pr de un p~oceso de desigualdad y originaria, una división sexual' d:lStr:~a~o~en\o ~lsmo de l~ acumulación elemento central que ocupa un lug t té . sa n las se constituye como un de la clase trabajadora. Re res en: es ra egico en as !ormas de dominación importante de dependencitdel traba~~~~:e~to c~actIv~ y de consenso más basa en el intercambio de una po .~ d fe capital. DIcha dependencia se a cambio de un dinero que equi r~lOn e lempo que se entrega al trabajo de la fuerza laboral. Esta fue rva rl-en parte- ~ su valor de reproducción mucho más que el valor que ~:~~a ser. ~onsumlda por el cap~tal, produce pacidad de trabajo. El salario reguf:~' o ~~;.~o~pra el capital es la ca. históricamente constituidas para 1 s :'OSldI 1 .a es de consumo, social e de los trabajadores y las tr~b . d os mde lOS e vld.ay'p~ra la reproducción . aja oras e manera individual d 1 . . y e su case. El sa 1ario, como expresión de la relación de 1 queEadqutierela ~isciplina {abril y se extiend~ ::let::~:;:tz::~i~~ fo~~as . n es e sentido, el antropólo o Claud . aI~lllar. vmculación entre las comunidad g d ' ~ Meillassoux (1999) analiza la es omésticas -donde domi . nes precapitalistas- y los ámbit 1b 1 . p~e omman relacioEl autor argumenta que la parteO~e:a~:~ es .del capitalismo desar~ollado. por la reproducción de la fuerza de trab .o dlr~cto que el empresario paga l~~ componentes de las familias de lo taJo n? mcluye ~areconstitución de cion del mismo obrero durant 1 s, ~abaJadores e mcluso la reproducvuelven estratégicos los lazo: dOSpeno tOSde desempleo. ~or eso, dirá, se para solventar esa parte no pag:dPa~en :sc~ de la comumdad doméstica capital tampoco reconoce la re rodi ~~ e p an:eo podemos sumar que el sus familias en los períodos en ~u: e~~~~~o:~:;~:~a ~ l~s trabajado:es y De tal manera el trabaj o de 1 ' , os e orma asalariada" a mujer no solo no es pa d h reconocidc--, sino que también es estigm ti d ga o -~uc o menos históricamente constituido para la mujer, ~ lzaFe°d'erici lo.~ue(2014' consolida 150) unitúlugar1 , entre t b . . SI ua e/ fioco d e su ,análisis en el problema de 1a re laci acion ducti reproductIvo y las estructuras de gén od d ra ajo pro uctivo del salario". Una política señala la aert es e el concepto de "patriarcado . " u ora que difi lt . tengan dmero propio, creando las condicion' 1 ~u a que las mujeres hombres. es materiales de sujeción a los

El caso de las mujeres que viven con los petroleros en Comodoro Rivadavia resulta esclarecedor en este sentido. A causa de los extensos turnos de trabajo de los hombres, que implican en ocasiones largas estadía s en los cerros, se establece una complementariedad entre el espacio laboral y el espacio de afuera, donde la forma del salario del varón incluye la retención de la mujer en el hogar. Así, se extiende en el mundo del oro negro una estructura de relaciones de género en la que el hombre desempeña el rol de proveedor (viéndose aumentada y ejercida esta imagen por los altos salarios del sector) y la mujer, el de ama de casa, Esto, que les permite a los hombres cumplir con las exigencias de la disciplina {abril, suscita en el ámbito público de la ciudad de Comodoro Rivadavia diversas formas de expresión que estigmatizan a la mujer. Amplios sectores sociales de Comodoro Rivadavia, que a priori denominaremos sectores medios no vinculados directamente a la industria petrolera o jerárquicos del petróleo, producen y reproducen toda una serie de representaciones acerca de cómo son las mujeres que viven con los petroleros. También hay expresiones que descalifican a los hombres.' prejuicios estereotipados que han sido analizados como parte de una estructura de relaciones histórica en la ciudad petrolera (Palermo, 2014) y comoun "desacople entre capital económico y capital cultural" (Barrionuevo, 2013). No obstante, sobre las mujeres recae un plus de violencia que combina tensiones de clase y género. Acerca de ellas se entretejen múltiples estigmatizaciones en el espacio público que van desde cuestiones estéticas hasta valoraciones morales. Natalia Barrionuevo (2013) ha indagado en este proceso de estigmatización de las mujeres que viven con los petroleros Y sistematizó las categorías "nativas" -en términos antropológicos- recurrentes en Comodoro Rivadavia. Entre ellas, agrupa un conjunto que apunta a la desvalorización estética de las mujeres: son "feas", "teñidas de rubias" (rubias de mentira casadas con negros), "usan pantalones

2. El sentido común acerca de los trabajadores petroleros contribuye a un imaginario grotesco de "macho" fanfarrón como consecuencia de sus altos salarios. En tal sentido, se entretejen expresiones estigmatizantes sobre los hombres petroleros. En solo un día, un oído avezado es capaz de escuchar frases como:"son arrogantes", "negros", "no saben comprar", "son ordinarios", "negros con plata", "brutos", "son grasas", "no saben ni hablar", entre otras. Con sus matices, esto se reitera en entrevistas, charlas informales, medios de comunicación, intercambios vía redes sociales (aquí más violentamente dado el anonimato y la impunidad que habilitan), etc. El prejuicio naturaliza la relación entre grupos (en este caso, entre aquellos que están vinculados a la industria petrolera Yaquellos que no lo están o son jerárquicos). Es importante decir que el prejuicio comprende a la t~ta.lida? de los colectivos en cuestión. Si bien puede dar pie a una situación concreta de d,SCrImInaCIÓnentre dos personas particulares en una situación puntual, surge en tanto la persona es miembro de un colectivo, no por sí misma. Por lo tanto, no se da entre individuos. 103

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ajustados", "las uñas siempre las tienen impecables" (sinónimo de qu hacen nada en sus casas), "viven en las peluquerías" "están tuneadas,;(no ti . 1 . 'en re erencia a tunzng de los autos), etc. Entre los cuestionamientos moral ~e comenta que son "infieles", que "gastan la plata de los hombres" " es, mte resa d"as , "man tenidas" em as , "caza d oras de petroleros" "malas madres" ' Son t As,I cO~o se cons~ lid ,e C I a e l'estereotipo social de "botineras" ' (mujeres que buscan" futbolistas), se dice de estas mujeres que son "petroleras". Estas valo . ", raCIO_ t nes nega ivas estan tan extendidas en Comodoro Rivadavia que term¡ ti ". man por . ormar parte . también de la mirada de sus parejas ~ varones y de ot ms mUJe~es que ~ven con petroleros." Igual que las brujas en los siglos XVI al XVIII,. las mujeres son pensadas como encantadoras de hombres petrolero q.ue tienen e.lpoder de he~hiza~los ~ediante ardides para sacarles sus pr:~ ciados salarios. Estas estígmatizacionos, si bien refuerzan el imperativo 1 que están sometidas las mujeres en su rol de amas de casa también ayud a lid . ,an a conso I ar una Imagen ambivalente de masculinidad entre el dominad r. el dominado, ba~tante extendid~ en,la .esfera pública. Así, los varones s:~ mac~lO~con plata que ~n el espacio público hacen ostentación de su posición econom~ca y al mismo tiempo, en el interior de sus casas, son "encantados" y manejados por las mujeres. !ales representaciones, en apariencia contradictorias, acerca de las mujeres y los hombres petroleros, conviven y contribuyen a formar por un ~,ado~n modelo de feminidad que da cuenta de la "esposa ideal", "casta" y obediente al m,an?at?, masculino", sobre todo "ahorrativa" y "ocupada en sus tareas domestIcas. (un modelo que, con sus matices, pese a estar muy desa~rollado en la SOCIedadmoderna -aunque cada vez más cuestionado-, adquiere mayor contundencia en una dinámica familiar condicionada por el proceso de trabajo petrolero). Y,por otro lado, un modelo de masculinidad que ref~erza la división sexual del trabajo, pues el hombre se fortalece en el espacio de la producción y se debilita en la esfera doméstica. En tal sentido, el capital no sólo consume, controla y extrae la capacidad labor~l dentro del "suelo de fábrica" mediante el pago del salario a los varones, smo que también explota -de forma "velada"- el trabajo afectivo,

Masculinidades

infan tilizadas

de cuidado y sexual de las mujeres, desvalorizándolo en términos sociales históricos. En consecuencia, se amplía la parte no pagada de la jornada ~aboral, enlazando el trabajo de la mujer a la acumulación de capital. En el caso de los petroleros, en el que las zonas de explotación son ambientes exclusivos de hombres y en los cuales se exigen turnos rotativos y largas estadías, se establece una complement~riedad en~~e espa~ios de trabajo Y espacios domésticos. La forma de salario que se dirime y disputa incluye la retención de la mujer en el hogar. De esta manera, la condición de varones asalariados y la relación de dependencia ante el capital para la reproducción de la fuerza de trabajo tienen efectos directos en la est~ucturación y la segmentación de las prácticas ligadas al género de los trabajadores, sus familias y, en particular, de las esposas/parejas.

La disciplina extensiva Meillassoux (1999: 157) afirma que "por ser la fuerza de trabajo el producto social de la comunidad, explotar a uno de sus miembros, siempre que no esté separado, equivale a explotar a los otros. La explotación no se ejerce a expensas de un único individuo, sino también del conjunto de la célula a la que pertenece". Ahondando en esta idea, la desigualdad de género, en particular en lo que respecta al reconocimiento de las actividades consideradas masculinas y femeninas, se expresa en los ámbitos de reproducción como parte de un proceso de relaciones que ordena los roles de los miembros de las familias. La distribución de tareas que impone la disciplina en la vida doméstica establece relaciones de poder en el interior de las familias, indisociables del sexo, la edad y el carácter del trabajo (asalariado o no) de cada uno de sus integrantes. Estas relaciones constituyen una suerte de disciplina extensiva al prescribir acciones que organizan una división sexual de la disciplina. En este proceso, la masculinidad entra constantemente en tensión dentro del hogar. Los hombres interpelados a ser sujetos (abriles-petroleros-masculinos en el trabajo ingresan en una negociación dentro de sus casas, donde la masculinidad se posiciona en un plano de igualdad con la feminidad e incluso se ve disminuida o infantilizada.

3. Resulta paradójico q~e entre los mismos estigmatizados se activen estos conceptos. Mientras eonstr~yen una mirada sobre esa otra, también influyen en la forma en que la mujer se perciba a SI misma. 4. La ~aza y quema d~ brujas

durante los siglos XVI, XVII Y XVIII ocultó un proceso que -a partir de la Idea (el eufemismo) de que eran adoradoras del Diablo- significó el confinamiento de las mujeres al espacio doméstico y su rol reproductivo de la fuerza de trabajo. Este proceso, los cercamíentos y.el saqueo de Aménca fueron los tres pilares de la acumulación ori inaria de capital (Federici, 2014). gi 104

Masculinidad/es)

y

feminidadtes): dos posiciones relativas

Son las mujeres quienes se encargan de la logística que atañe a las responsabilidades domésticas: ordenan y organizan la casa, cuidan a los hijos, planifican su educación, se ocupan de su salud y entretenimiento y, esencialmente, 105


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Masculinidades

esper~n el retorno. de sus maridos. El siguiente fragmento de entrevista permite ?ensar la Importancia de la mujer en la reproducción de la fuerza de trabajo: Entrevistador: ¿A qué hora salís ya qué hora volvés a tu casa? Entrevistado: Y ... desde que yo salgo de la casa, por ejemplo, son las once de la mañana y hasta que vuelvo acá se hacen la una y media, las dos más o menos. ¡Llego tarde! Entrevistador: ¿Ya esa hora comés?

Entrevistado: Sí, sí, ella siempre me guarda algo caliente para después meterme en la cama de una. Vengo muerto de sueño.

Mujer del entrevistado: Sí, lo espero aunque esté feo, llueva o algo. Una, una y pico, lo espero con la comida y le hago compañía. Si me aguanto, como con él, si no, no. Entrevistador: Ah, te esperan con la comida ... No te podés quejar. Entrevistado: Claro. Cocina y come conmigo. Y bueno, el sacrificio viene por los dos lados. (Encargado de turno y su mujer, 2013)

infan tilizadas

quiere la dominación masculina en el capitalismo, generando las condiciones materiales para la subordinación de las mujeres a los hombres y para la apropiación de su trabajo por parte de los trabajadores varones. Dado que el valor del trabajo, en una sociedad dominada por relaciones monetarias, se vincula con la producción de mercancías, la devaluación del trabajo femenino se expresa con la idea de que cuando los hombres están en sus puestos laborales las mujeres "despilfarran su dinero". Sin embargo, también esta relación de subordinación queda relativizada dentro de los hogares cuando se afirma que ambos realizan el sacrificio. Paridad y desigualdad conviven en un entramado con límites difíciles de delinear. En muchos casos, más puntualmente en generaciones más jóvenes, lo que se manifiesta es una disrupción de las relaciones tradicionales patriarcales como proceso que favorece la jefatura de las mujeres que viven con los hombree. petroleros. Si bien los hombres "ganan" el salario, son ellas quienes tienen la potestad del uso y control del dinero. Por eso, en más de una entrevista, los varones explicitaron la práctica habitual y "recomendada a todo hombre" de guardar de manera "ilegal", es decir fuera de la mirada de la mujer, una parte del sueldo para su propio uso:

. La mujer y el hombre aparecen en un plano de igualdad: "El sacrificio tnene por los dos lados". Y en cierta forma expresa una materialidad concreta da~o que el hombre lleva adelante un trabajo por demás sacrificado y mujer la otra ~arte del trabajo -también sacrificado- articulando el espacio de la producción y el de la reproducción. Llevar adelante una vida con o sin esposa/~ujer s~ vuelve una polaridad básica para los petroleros que define estrategIas variadas en relación con el desarrollo del ámbito extralaboral. Aquellos que están en pareja encuentran en los momentos de descanso un espacio de contención que. les facilita la organización extraproductiva para reponer sus fuerzas en miras a la siguiente jornada de trabajo. Más de una vez les hemos preguntado a los hombres petroleros cuánto ~anab~ y nos encontramos con la sorpresa de que no sabían la respuesta; mmediatamente les preguntaban a sus mujeres, quienes sí conocían los montos d,el.salario.Se convierten así en eficientes contadoras del dinero, lo cual resulta lógioo por la~ largas ~u~encias de los hombres y la necesidad de resolver importantes cuestiones cotidianas de la economía doméstica.5 Ellas llevan un balance empírico de los ingresos salariales y los gastos de consumo y, si es necesario, adviertan al trabajador sobre la falta de dinero para gastos adicionales. La noción de "patriarcado del salario" (Federici, 2014: 150) se ajusta al enfoque que estamos proponiendo, especificando las características que ad-

La masculinidad

5. Sumar a estas responsabilidades un trabajo afuera de la casa es una gran car 1 . . bi h l . ga para as mujeres: SI ien muc as o tienen, lo frecuente es que sólo se dediquen a la labor doméstica.

Federici (2013: 37 ss.) propone problematizar el lugar de la mujer y del hombre, situando a este último como delegado o agente del capital y del Estado

106

107

1;

Entrevistador: ¿Cómo es el manejo del dinero en la casa? Entrevistado: Todo lo que tiene que ver con la plata lo maneja mi mujer. Ella es la que sabe cuánto gano y cuánto se gasta en la casa. Empezó manejando ella la plata y ahora si me preguntás no tengo ni idea. Le pido a ella cuando quiero gastar. En ese sentido no tiene drama, sabe del sacrificio que hago. Pero sí te cuento, nunca se lo digas, que alguna parte de las horas de viaje me guardo para algunos gastos que no se pueden blanquear. Muchos de los que estamos casados lo hacemos. (Operador de boca de pozo,2013)

Tomar un concepto monolítico de patriarcado sin explorar las construcciones históricas y específicas nos expone a perder la diversidad en las formas de construcción de las masculinidades. En tal sentido, la desigualdad de las relaciones de género se pone en tensión y en paridad a la luz de la división sexual de la disciplina dentro de la que hombres y mujeres se encuentran interpelados. Como vemos en el último relato, el ejercicio de la masculinidad se transforma y se consolida una masculinidad infantilizada.

infantilizada


Hernán M. Palermo

que, en el ám~ito del hogar, cumpliría con la tarea de controlar y golpear +ai ~era ne;esar~o- ~,la mujer. En este punto, queremos seguir discutiendo la Idea de dommacIOn patriarcal" que, como planteamos anteriormente, no expresa ~as formas específicas de las relaciones de género para el caso de los trabajadores del oro negro. El caso analizado no se limita a la asignación genenc~ .que plantea Federici. Por el contrario, encontramos al interior de la~ fa~has p~sIcIO~e~~e géner? ?astante más relativas. El patrón de "dormnacion p~tnarcal urnco y estático no se cumple de manera tajante; como ~a Santiago Bastos (1998), no da cuenta de la gran variedad de situaciones posibles de encontr~ en l~s prácticas cotidianas y de los cambios que también gene:a'.En este sentido Gilmora (1994) sugiere, en relación con las relaciones domes~l~as en An.d.alucía, España, que las mujeres prevalecen en la toma ?e decisiones familiares a pesar de las duras oposiciones de los varones. Lo mt.eres~nte, que también vemos en el caso de los petroleros, es que el poder al interior del hogar no corresponde estrictamente a los cánones genéricos de los "roles" hombre controlador/violento-mujer controlada/violentada, sino que ap~recen formas de negociación que pueden incluso subvertir esos roles extendidos en nuestra sociedades occidentales-capitalistas. En el ámb~to doméstico, es la esposa del trabajador -cumpliendo un rol maternal- quien controla el seguimiento de los horarios y de cierta disciplina a fin de que el obrero se encuentre en condiciones aptas para asistir diariamente al t~abajo. La dependencia salarial somete a la mujer a la realización de una serie de tareas que comúnmente comienzan antes que las tareas del hom~re: es ella quien le avisa al varón el horario para iniciar las labores del día y, llegado el momento, lo despierta para ir a trabajar o apaga "laluz para advertir la llegada del momento nocturno de descanso. . En este contexto, es habitual que sean las mujeres quienes también orgamcen los ~urnos d~ los trabajadores varones. Suelen hacer el seguimiento de los horarios de la Jornada para que ellos puedan cumplirla y no sucumban ant~ el cansancio. La entrevista que sigue nos otorga una idea del rol de la mujer en esta lógica laboral: Entrevistador: ¿Cómo es tu turno esta semana? Entrevistado: y. .. termino a las doce. A las once y media de la noche ya me voy preparando para volver a casa. Me doy otra vuelta antes de irme para cerciorarme de que todo esté en condiciones: la pileta con buen nivel, la bomba, etc. Me subo en la camioneta ya mi casa llego tipo una cuarenta o dos de la noche. Llego y está todo silencioso todos están durmiendo. Abro la puerta y tengo la cena ya hecha: Por ahí mi señora antes me manda un mensaje avisándome que en el micra me dejó la comida, que la caliente si está fria, bla bla bla 108

Masculinidades infantilizadas

bla. Me avisa cuando no me puede esperar porque al otro día entra temprano a trabajar. Me lo escribe. O por ahí si es fin de semana me espera y no ceno como perro, solo. Y bueno, después me acuesto. Pongo el reloj o si no ella me llama para despertarme a las nueve y media, porque ella sale antes. Yo no la veo a ella ni a los chicos tampoco. ¿Me entendés? Mujerdel entrevistado: Yo ya estoy acostumbrada, toda la familia hace turnos. (Maquinista y su mujer, 2013)

De nuevo aparece en este fragmento de entrevista -como fue señalado en el apartado anterior- un importante reconocimiento al trabajo de la mujer. Resaltamos de aquí la frase "me llama para despertarme a las nueve y media", pues en innumerables reflexiones de los varones petroleros, las mujeres asumen el lugar de control de la jornada de trabajo: Entrevistado: Cuando empecé a laburar, el problema fue cuando entré en la jada. Empecé a conocer gente, a salir con los muchachos del trabajo y ahí empieza el descontrol. Entrevistador: ¿En qué sentido hablás de descontrol? Entrevistado: En el sentido que empezás a salir, la bardeás. Chupi, noche ... Se te desordena todo, inclusive ellaburo. Entrevistador: ¿Y con tu mujer cómo fue eso? Entrevistado: Y con mi señora se pudrió todo. ¡Se quejaba todo el día de la vida que hacía! Me dijo que me pusiera las pilas o agarraba a los chicos y se iba. Me dijo bien clarito: "Te cal más o no me ves más ... Así no vas ni con tu familia ni con el trabajo". Por suerte fue un tiempo nomás, después me organicé. Me vino bien con el trabajo que también me organizó. Viste cuando agarrás la jada ... Se te vuelan los pájaros ... (Operador de boca de pozo,2013)

Este último fragmento de entrevista nos brinda interesantes elementos para el análisis. En primer lugar, son las mujeres las que controlan que se cumpla -como supervisoras de las empresas fuera del trabajo-la disciplina [abril, La "joda" rompe con las responsabilidades masculinas respecto de la familia, que implican llevar una vida ordenada y alejarse de cuestiones no deseadas, como las salidas nocturnas, el alcohol e incluso una sexualidad promiscua que, en los varones, resulta menos sancionada que en las mujeres. Ellas son las "quejosas" en los relatos de los trabajadores, aunque terminan afianzando y legitimando un lugar de poder como custodias de la disciplina laboral. Disciplinan a los trabajadores para que descansen y, en definitiva, repongan sus energías para la siguiente jornada. Al mismo 109


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~ie~:o advierten: los v:rrones de las malas consecuencias que se derivan e escontrol~rse. ~a I.dea de "organizarse", desde la perspectiva de los petroleros, se vincula mtlIIlamente con la idea de armar una familia. Sobre todo porq ue, como diií ijnnos, las mujeres ejercen las tareas de control para que .l?s varones cump~an con los requerimientos laborales: la mujer y la familia repr~~entan aSIlugares de disciplina. En este sentido es interesante la comparacton con el análisis de Ondina Fachel Leal (1997) acerca de 1 gauchos del sur de Brasil y.~l norte de Uruguay para quienes, al igual q~: para los petroleros, la familia es un espacio de disciplina y control. En el caso de los .gauc~os,. el matriI?onio y los hijos implican un "amarre" y en consecuencia la pérdida de la libertad del ejercicio pleno de la masculinidad. En .segundo lugar,. e~ el ~ecorte de entrevista aparece, en relación con la ~uJer, una mascuh,~Ldad m(antili~ada. Ella dis~iplina al hombre como una madre castradora y e~varon actua como un niño "que se pone las pilas". D.e ~u~vo se re~one la Idea de la mujer como parte de un engranaje de la disciplina [abril. ~?mo venim~s analizando, la desigualdad en el reconocimiento de las actividades c?nslderadas masculinas o femeninas se expresa en los ámbitos d~ reproduc~Ión de las familias, aunque no de la misma manera en que se VIvela "dommaci~n patriarcal". Entendemos que las características de los procesos de tr~b~Jo y las necesidades de las administraciones empresarias establecen prácticas y representaciones que configuran una diui ., 1 d 1 di .. ' • tsioti sexua e ~ isciplina. Est~ ~inamiza roles de vigilancia y sanción que ordenan l?s tiempos y las actividadas de los integrantes de las familias y al mismo tI~mpo tensiona y pone en cuestión las formas clásicas del patriarcado. DIcho .d~ ?:ra manera, el patriarcado se pone en cuestión pero se refuerza una diuisiári sexual de la disciplina que abona a la valorización del capital. Cotidianidad discontinua El t~abajo petrolero h~bilita.un ac~eso a bienes y consumo por encima de la ~edla. en Comodoro Rivadavia. La industria del oro negro brinda una segu~d~d Irrefutable en términos económicos. Muchos trabajadores con cierta práctica de ahorro logran tener su propia vivienda y, además, construirse una casa para veranear e~ l~ zona de la cordillera. Sin embargo, este bienestar contrasta con el sufrimiento por vivir desfasado -o a contra d e 1a fami·1·la. E sto representa para los trabajadores una frustración emanot t · h b . , f ons an e. DIC a o servacion ue tomando cuerpo a lo largo del trabajo de ea . . mpo.. en 1os re 1a t os d e 1os tra b ajadores aparecen repetidamente expresion " ,. es t a 1es como: no pasas tiempo con la familia" ,1' "toda la tamilia hace turnos" ,"cuan d o 110

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vuelvo del trabajo todos están durmiendo", "es mejor ser soltero", "las fiestas nunca las pasás con tu familia", "nunca ves a tus hijos", etcétera. En este sentido, una de las mayores preocupaciones (históricas) de los trabajadores petroleros tiene relación con el incumplimiento sistem~tico que se produce con la familia." Los turnos ~otativos hac~n de la planificación familiar un caos al momento de orgaruzar eventos Importantes como casamientos, fiestas, cumpleaños, etc. Al mismo tiempo, las largas jornadas laborales más aún para quienes hacen permanencia en los cerros, enfrentan a los trabajadores a una dinámica en el espacio doméstico que, más de una vez, les es ajena. La tensión entre el espacio de la producción y el de la reproducción está fundada en las formas de organización de.l,mercado labor,al, que construye un entramado particular entre la producción de mercancias y la reproducción de la fuerza de trabajo.

La familia com~ pérdida Una de las preguntas que realizamos con frecuencia a los trabajadores en entrevistas en sus casas es qué se gana y qué se pierde con el trabajo petrolero. Casi de forma unánime, asocian la ganancia con el dinero y la pérdida con la familia. Un enganchador de un equipo lo sintetizó de la siguiente manera: Las ventajas de esto es que te podés dar muchos gustos que con otros trabajos no te los podés dar. Yo creo que trabajando de carnicero no podría haber llegado a la casa que tengo hoy, ni comprarme el terreno para hacer mi casita en la cordillera. La desventaja, bueno, como te dije, no podés disfrutar de la familia. A la familia casi la perdés. (Enganchador, 2013)

Como dijimos, la industria del petróleo otorga salarios muy por encima de la media en Comodoro Rivadavia y en general en todo el territorio argentino. Por ello, aparece frecuentemente esta tajante afirmación: "La elección del trabajo es sólo por el dinero". También se reitera la idea de que "es la familia lo primero que se pierde", aunque se termina justificando por la seguridad económica que a largo plazo alcanza esa misma familia: gran dilema al que se enfrentan los trabajadores petroleros. El siguiente relato, seleccionado entre otros del mismo tenor, propone una idea concisa de la pérdida en términos históricos y generacionales: 6. Esta situación la hemos corroborado también en otras industrias de procesos continuos y con turnos rotativos de trabajo; por ejemplo, la siderúrgica (Palermo y Soul, 2009). 111


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Mi viejo dejó t d Ah o o por YPF. Nos crió a nosotros laburando en YPF ora, vos me preau tá . l . . Cum l ,<> n as st. o tn, te digo que no ... no lo vi nunca p eanos mtos· mi . . . lab b C . t uteJOno estaba. Sábados o domingos: mi uieio ura a. uando ya em ' li d v las ci . pece a sa tr e noche, cuando volvía a eso a s cmco o sets de la .. . salir. No t ib manana, mi utejo ya estaba preparándose para . ssen a amosacom 'l d b Hoy t d er y e nos a a un beso y se iba a laburar: o o esto que te cuento lo viven mis hijos conmigo. Ellos vienen· yo me voy· ellos se va ' no estoy l' fi n, yo vengo. Es una cosa de locos. Los domingos , as estas capaz zafo y t O Y de es oy. no. cuando estoy me caigo vu~~eno y no tengo ganas de nada. Ni te digo con mi mujer.:. Cuando chico: (l~pregundto:dcontame rápido lo que hicieron en la semana los

.

ncarga

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e turno, 2012)

La continuidad generacional del t b . en las experiencias familiares fr r~ ~JOSupone también la continuidad efectos concretos en las mujere:~:n h~:~: frustrad~~. La ausencia tiene fortalece el sentimiento de fr tr ., es y los hIJOS.En los varones . us raClOnpues como ya . nmentan una constante sensa ., de i '.. mencIOnamos, expefamiliares. Es claro que las focion e mcumphmlento de las obligaciones imponen condiciones en los erma~ qufe adquieren los procesos laborales spacios uera del trabai o En Ia d . petro 1era los condicionan te s tienen una .. J . . n a m ustria características históricas de 1 t esp~clficldad partIcular, dadas las S. os urnos rotativos. lempre que hemos entrevistado a tr b . d transmitieron su sensación de est . a aJ.~ ores del oro negro, nos festividades, recibimientos casa ~ etnm~acclOn ~or no poder compartir . , rrnen os e mcluso tíernp 1 . con quienes conviven En este s tid o con as mujeres l cuchado recurrentem~nte un he?t o, en lo~ po.zosde petróleo hemos es1 e IS e -muy slgmfic ti . argas ausencias con la imposibilidad de ~,IVO- que vmcula las los petroleros, hay más sexo en el traba.otener sexo. este cuenta que, entre único que se habla en los pozos mi t J que en sus casas, ya que es de lo , ien ras con sus mujer " d aca surge el mito extendido de q 1 t es no pasa na a". De las satisfacen sexualmente. Por ~t:o~:~~ rolero~ Son "cornudo~" porque no aparece en forma de broma la figu dI'" Yasociado a lo antenor, también ra e pata de lana" 7 . a Ias casas de los petroleros dura tI' ~ersonaJe que entra L . fid li n e sus argas ausencias a m e idad surge como un mecanis : linidad. Para ser hombre y sobre t d ~o de devaluacIón de la mascude las mujeres es un req~isito nece~a~i~~ lombre respe~~do", la fidelidad e a conformaclOn de la masculií

7. La expresión "pata de lana" hace referencia al .. tinamente una rela ió l . amante, es decir, a quien mantiene l d CI n sexua con una mu er e d . S di e an esa una casa no p duce ruid J asa a o en pareja. e ce que al ent ro uce rur o por sus suaves "patas de lana". rar oculto 112

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nidad.8 En el caso de los petroleros, el hecho de que este tema sea parte de las bromas expresa las consecuencias precisas de las condiciones laborales sobre los vínculos familiares, en particular con las esposas/parejas. Varias cuestiones, que integran las preocupaciones de los trabajadores, se desprenden de estas apreciaciones. En primer término -y según hemos analizado- encontramos el lugar común donde se sitúa socialmente a la mujer, en tanto propensa a cometer actos de infidelidad por la falta de control del hombre." En segundo lugar, la jornada de trabajo funciona como elemento frustrante de la capacidad sexual del hombre. De hecho, en uno de los pozos donde hicimos trabajo de campo, ante la pregunta "¿qué se pierde con el trabajo petrolero?", uno de ellos, frente a la mirada atenta y las carcajadas de sus compañeros, representó -con sus manos en la cabeza- a un animal con cuernos y joroba. Si bien entendimos la idea de "ser cornudo", quedamos atónitos con la joroba. A continuación preguntamos por eso, mientras el hombre-animal saltaba balanceando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra. El colectivo de trabajadores, que había comprendido claramente el chiste, respondió entre risas que no era una joroba, sino el resultado del trabajo. Entonces varios hablaron de la cantidad de hernias de disco que tenían: un jefe de turno, con veinte años de antigüedad, llegó a contabilizar seis. El animal antropomórfico representado por uno de los trabajadores revela los efectos sociales de las largas ausencias en los hogares, que se expresan en clave de género por el temor de perder el bien más preciado de la masculinidad: el dominio del cuerpo femenino. Los cuernos del animal dan cuenta de ese miedo que ataca directamente la virilidad. El cuerpo torcido, por su parte, muestra la plena conciencia acerca del desgaste físico precoz. El animal con cuernos y doblado es la personificación penosa de los efectos sociales y disruptivos que imprime el proceso de trabajo fuera del ámbito laboral, y a la vez habla de las consecuencias de las condiciones laborales sobre los cuerpos de los petroleros. Se sintetiza así la relación entre jornada de trabajo, desgaste físico y vínculos familiares en clave de clase y género.

8. Claudia Fonseca (2003) ha estudiado, en un barrio popular de Brasil, cómo los hombres son desprestigiados por sus mujeres, quienes mientras los engañan ponen en duda su masculinidad. La expresión utilizada en estos casos es "guampudos". Por su parte, Rafael Luis Ramírez (1997) analizó los modelos de masculinidad en Puerto Rico, donde es un insulto acusarse entre varones de "cornudos" o ~cab:ones". ~ste tipo de ofensas forman parte de los juegos de poder de los hombres puertornquenos que demgran" la reputación del otro. 9. Los celos del v~rón y la demanda de ~delidad, como rasgos de masculinidad, reflejan la necesidad de la posesión excl usrva de los atributos reproductivos, de cuidado y afectivos de la mujer. 113


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Desencuentros en la familia En l~, - tas~ la familia aparece atada a la idea de la pérdida o frustracIO~ y el trabajador se sitúa -al menos ante el investigador- en el lugar del I~fracto~. ~sto no sólo se produce por el escaso tiempo que pasa en el espacio domestIco, sino también por los momentos que efectivament comparte con su familia. Al retornar a sus casas los hombres entran en u e universo con códigos, lenguajes y dinámicas completamente diferentes a lo~ del mundo petrolero. Luego de catorce o veintiún días de trabajo en un universo .monop,oli.zadopor actividades laborales y significantes masculinos, el esp~cIOdoméstico ~epresenta como ajeno. Asimismo, sucede también que las mujeres t.oman decisiones acerca de los hijos y la casa en general sin realizar a veces m una consulta a los hombres. El espacio doméstico se convierte en una arena de disputa. El problema se acrecienta cuando los hombres están de franco lO e intentan tomar decisiones en sus casas. U Cuando el trabajador retorna a su casa afl.oran cortocircuitos típicos del universo del oro negro: Cuando llego parece que molesto. Al tiempito que estoy de franco ya mi nene me dice: "Papá, ¿cuándo te vas?". No me aguantan, me echan ... y no los culpo, si no estoy nunca en casa. Y cuando vengo tengo que reconocer que me irrita todo. Quiero silencio, quiero dormir tres días seguidos y, bueno, ahí es cuando se pudre todo. Vivo desfasado. Lo peor es cuando quiero opinar sobre algo de la casa: directamente nadie me da bola [risas]. (Operador de boca de pozo, 2013)

Al volver a ~us casas los hombres se sumergen en una dinámica completamente extrana a la d~l mundo laboral. Cuando tienen franco, los petroleros que hacen permanencia en los pozos necesitan de los primeros días para acos.tu~bra~se a la conv~venciacon.las mujeres y los hijos. Luego de catorce o veintiún .dIa.sde trabajo en un universo monopolizado por actividades laborales y significan te s masculinos, el ámbito de la casa les resulta distante. .Arriesgando explicaciones que motiven estas tensiones, pensamos en primer lugar en la confrontación de dos dinámicas contradictorias: la esfera ~omés~ica goza de cierta. autonomía de los hombres ya que las mujeres deciden sm consultarles, mientras la esfera productiva se caracteriza por

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fomentar prácticas y representaciones vinculadas a la consolidación de un sujeto {abril-petrolero-masculino inmerso en un sistema de organización profundamente jerárquico. La adaptación a la familia dura~te lo~ francos, que aparece con frecuencia en los relatos de los hombres, evidencia el desfasaje entre una esfera y la otra." Algunos manifestaron sentirse "sapos de otro pozo" en su misma casa. La metáfora es significativa, dado que es en el pozo de petróleo donde se sienten cómodos y en la propia casa donde son "extraños". Los turnos rotan, se trabaja de noche y se duerme de día, a destiempo de toda la familia, y los hábitos a los que están acostumbrados los hombres llevan a una constante tensión. En una entrevista a la familia de un petrolero surgió la siguiente cuestión: y por ahí yo vengo y escucho el televisor a un volumen alto y ... Todos estamos medio sordos. Generalmente estamos sordos de la oreja izquierda porque los equipos están del lado izquierdo. (Maquinista, 2013)

Las secuelas fisicas, en este caso la sordera, se hacen evidentes cuando los petroleros regresan al hogar. Durante el trabajo, por el ruido infernal que producen las máquinas de perforación -que los obliga a gritar todo el tiempo-, la sordera no es un problema pues muchos la padecen." Uno de los hijos de un petrolero nos relataba que cuando su papá volvía "jorobaba" a toda la familia ''para empezar tenés un sordo en casa mirando televisión al palo ... Le hablás y no te escucha". Este padecimiento físico es una de las derivaciones más frecuentes del proceso de trabajo, junto con las hernias de disco anteriormente nombradas. En definitiva, el espacio doméstico es para los hombres un lugar ajeno, no sólo porque se constituye como el dominio de la mujer, sino porque es virtualmente desconocido, en el marco del ethos que interpela al sujeto {abril-petrolero-masculino. Concluyendo, la construcción occidental del género es la menos creativa de todas. Simplifica de manera categórica la sexualidad, además de que la limita a dos universos opuestos -hombres y mujeres- comoúnica posibilidad legítima y configura papeles sociales esquemáticos y monolíticos. Desde

10. El franco es el período de descanso de los trabajadores.

12. Por otra parte, podemos decir que la privatización de YFFdesarticuló toda una infraestructura vinculada al ocio tanto para los hombres como para sus mujeres e hijos. Esta infraestructura recreacional ofrecía a las familias variadas alternativas para el esparcimiento. Hoy en día, es dificil para los hombres encontrar actividades por fuera del trabajo.

11. Cabe aclarar que los petroleros con cierta jerarquía como los encargados de t . ti . . _ ' urno, Je es ~e e~wpo o supervisores, ~stan acostumbrados a tomar todo tipo de determinaciones en sus amb~tos de trabajo ya dar ordenes a otros hombres. En consecuencia, los francos son momentos de disputa y conflictos que pueden derivar en violencia de género.

13. Durante varias horas ruido de los una turbina

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nuestro durante equipos, de avión

trabajo de campo en los pozos de petróleo, a pesar de haber estado allí distintos días, fue imposible la adaptación al intenso (e insoportable) en particular los de perforación. La sensación es la de estar alIado de a punto de despegar. 115


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un pensamiento universal se consolida una matriz sexo-género atada al modelo heterosexual. Esta configuración monolítica, en la que se mezclan género, poder y subordinación, deja marcas en la sociedad en general. En particular, y dadas las características del proceso de trabajo, se produce una dicotomización entre la esfera de la producción y la esfera de la reproducción: la primera con preeminencia absoluta de lo masculino, mientras que la segunda se constituye como un ámbito de dominio femenino. En este sentido, el mundo fuera de los pozos de petróleo se transforma también en un universo feminizado, en el que los hombres ejercen otras masculinidades muy distintas a la manufactura de la masculinidad interpelada en el trabajo. La construcción de la masculinidad en el seno de la organización del proceso de trabajo petrolero colisiona con ciertas dinámicas de la esfera doméstica, como parte de la dicotomización anteriormente mencionada. En la tensión entre la esfera de la producción y la esfera de la reproducción se juegan las jerarquías, dada la primacía de la masculinidad o feminidad en uno y otro espacio. Esta articulación entre ambas esferas delinea la subordinación de las mujeres, limita su autonomía, aunque -como vimos también- ellas encuentran en el control de la esfera doméstica un espacio de disputa con los varones petroleros, al punto tal de subvertir las relaciones de poder. Para finalizar, nos encontramos con roles de vigilancia y control que se extienden desde el ámbito fabril hacia el interior de las familias y que, en el caso de los petroleros, los cumplen las mujeres. En el ámbito doméstico, el trabajo femenino garantiza la reposición del desgaste de la fuerza de trabajo asalariada, con funciones que a la vez son de afecto, cuidado, control y regulación de la energía necesaria para que el obrero mantenga el rol de "productor". De esta manera, las prácticas de las mujeres -administrar y controlar los tiempos y los recursos para la reproducción, la comida, el descanso, la recreación, la educación- culminan ejerciendo una disciplina extensiva del trabajo al hogar que garantiza "en tiempo y forma" la reposición, reproducción y formación de la fuerza de trabajo. Por último, vale remarcar el contraste que se expresa entre el modelo de masculinidad exigido y ejercido en el espacio de trabajo y el concretado en el seno de la familia, como parte de ese proceso de negociación con las mujeres. El miedo a perder la cotidianidad en la familia y el hecho de percibirse como un extraño en el hogar por no tener la energía suficiente para satisfacer a su mujer, nos hablan de una masculinidad infantilizada, reflejo invertido del sujeto fabril-petrolero-masculino.

Capítulo 5 Feminización y violencia en el trabajo"

Los géneros no son precisamente observables ni siquiera en el orden empírico, pues ellos ~on, en última instancia, el registro en el cual nos mstalamos al ingresar a una escena, en una tra~a de relaciones. En esta tesis masculino y femenmo son posiciones relativas, que se encuentran más o menos establemente representadas por las anatomías de hombres y mujeres en la vida social en cuanto signos de esa diferencia estructurada. Pero no necesariamente. Rita Segato, Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis Y los derechos humanos

Introducción Joan Scott (2008) propone pensar, problematizar y reelab~rar l~ noción de "género" para comprender las formas simbólicas de P?der mas resIsten~es, recurrentes y arraigadas en nuestras sociedades OCCIdentales.~char lUZ sobre esta preocupación significa comprender las tramas de s:ntIdo en as que se entrelazan la masculinidad y la feminidad como c~t~gonas opu~stas, binarias y jerarquizadas. La confirmación de la mascuhmd.a~ se con gura a partir de su exaltación y de la subordinación de la fe.mm~dad. En este pensamiento occidental que se sostiene sobre la base de binarios y opuest~s radica, en cierta forma, la tragedia de la moderrridad.l En este marco e * Una versión preliminar

de este capítulo fue publicada con el nombre "Estructuras eleme~tales de la violencia en el trabajo: masculinidades en disput~~~,e~ e~IV Congreso Latinoamerrcanc de Antropología del Simposio "Antropología del Trabajo", MeXlCO DF. . H kh ímer y Theodor Adorno (1944) encuentran en los orígenes del pensaIDlento oc1. Max or e~orescomoPlatón Aristóteles y Sócrates) elementos propios de la racionalidad cidental (e~ ~~egemónica en la ~odernidad. No obstante, aquella racionalidad instrumental lnstr.u~en aft' t'vamente con la lógica del mito. La Ilustración, dirán los referentes de la Esvivía con re 1 . . d con nkfurt ha intentado separar ellogos del mythos generando una omnipotencia e cuela de Frl.a d instrumental y en consecuencia la tragedia de la modernidad. la raciona 1 ad 117

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Feminización y violencia en el trabajo Hernán M. Palermo

pensamiento, la modernidad tiene como uno de sus pilares la separació ;~!re nat,:ral~za y sociedad. A partir de allí el mundo queda estructu~ o en bma~~os op~estos, desvaneciendo todas las posibles diferencias La construcción occidental del concepto de género limita la diferencia d . los sexos a roles esquemáticos, enfrentados y subordinados uno al otr e R:eco:dar este aspecto del pensamiento moderno devela que la violenci: ejercida contra la feminidad no representa un hecho aislado, irracional o un acto de locu~a. Por el contrario, es ejercida y está orientada hacia fin:,l~ ~onfirmacló~ de la virilidad. Tener en cuenta este rasgo crucial en~~ anahsls.nos permite comprender ciertas características de la violencia e el trabajo n~ como a:to.s sin sentido sino como parte de una "hoja de ruta~ un repertorio de prácticas y representaciones que integran los contornos de la manufactura de la masculinidad. . Aho:a bien, en el trabajo de campo se hicieron evidentes situaciones de violencia ent:~ los hom~res. ~~sde aquí apuntamos a constituir un modelo de cornprension d~ la violencia laboral naturalizada y ejercida cotidianamente entre trabaJ~dores var~nes en el espacio laboral. Como analizamos surge, en gran medida, a partir de la socialización de la masculinidad en l~ que los hombres .nosvemos compelidos desde los primeros años de vida. Sm em.bargo, a~qUlere una especificidad en el ambiente petrolero a causa d~ los imperativos de la disciplina (abril. En este contexto, se producen diversos a~tos violentos que afloran a la superficie como revelación de una latencia, de una tensión que palpita en el sus trato de una sociedad estructurada en relaciones. de explotación de una clase sobre otra y sobre la cual se amalgaman r~lacIOnesjerárquicas de género. Y, tal como expresa Con~ell (1995), el tr~baJo es una vidriera donde se explicitan las relaciones de genero de las sociedades industriales, es un espacio privilegiado para comprender las formas ~n .que los trabajadores van incorporando un ethos alrededor ?,e la ma~cuhmdad. Las empresas son actores claves en esa configuración a partir de los requerimientos de la producción. L~~ maneras de ser hombre se entrelazan con los requisitos de la producción. ~on v~lores y prácticas que se contemplan en las evaluaciones de desempeno y tienen una importancia crucial en los itinerarios de ascenso. En ta~ s~ntido, el ejercicio de la masculinidad genera corolarios a partir de practIc~s frecuentes entre compañeros: demostraciones de hombría, competencias de fortalezas, "rituales de iniciación" o "actos bautismales" -bromas pesadas para los más jóvenes o para los que ingresan 1t b . "d h d ." 1 a ra ajo , erec os e pISO, etc ',A gunas de esas bromas se sitúan en un límite muy delgado entre la picardía colectiva y la violencia , y muchas veces se encuentran cargadas de connotaciones sexuales. Cabe aclarar que es t e 't. corpus de prac icas y representaciones no son recurrencias inhe ren t es a 1

universo del oro negro, sino habituales en otros espacios laborales.f En este escenario, la violencia se concreta al momento de feminizar a otros hombres y exponerlos así a situaciones de deshonra, de injuria, de devaluación de la masculinidad; en definitiva, al ubicarlos en la esfera de la feminidad. Abordar e interpretar la violencia entre hombres dentro de los espacios laborales no admite una respuesta simple en el plano teórico, particularmente porque no es posible hallar numerosos antecedentes de investigaciones, menos aún desde una perspectiva de clase y género. Por otra parte, en términos metodológicos, si bien a lo largo de los años de trabajo de campo entre varones petroleros hemos logrado acceder a las experiencias obreras (imposible si no fuera por la confianza construida durante ese tiempo y sobre todo por la condición de hombre del investigador), la violencia entre compañeros de trabajo resulta en cierta forma un tema tabú para los entrevistados. Más todavía: si las formas de violencia están atravesadas por una connotación sexual, develarlas resulta una tarea por demás complicada. Tales prácticas remiten a un disciplinamiento de las subjetividades de tal magnitud que es capaz de producir una conmoción a nivel individual, grupal y social por la deshonra a la que es sometido un varón en un acto de violencia sexual (del tenor que sea). Por ello, este tipo de situaciones no aparecen en una primera entrevista ni se explicitan de forma tangible Y concreta. En general suelen emerger en las conversaciones como broma o dentro del relato de una situación graciosa en la que la participación de todo el colectivo de trabajadores se hace evidente. Al momento de indagar y repreguntar, corriendo el telón de la broma, aparece lo dramático de esas experiencias de violencia entre hombres. Desnaturalizar la estructura de género y clase de los distintos ámbitos e instituciones se constituye como parte de un desafío para develar heterogéneas prácticas y representaciones apropiadas por los sujetos sin mucha reflexión. En este sentido, separar el género del registro de "lo natural" ha sido una de las mayores contribuciones de la antropología. El punto es que no reemplacemos ahora una explicación biológica por otra social igualmente inamovible como una construcción social universal. El reto para las ciencias sociales es lograr aprehender, en el sentido de llegar a entender e

2. Patricia Vargas y Cristina ViJlata (2014) realizan un interesante trabajo de comparación entre el universo laboral de los pozos de petróleo en la Patagonia Ylas obras de la industria de la construcción en Buenos Aires. Con el objetivo de generar un análisis reflexivo acerca del trabajo de campo, las autoras develan prácticas y representaciones acerca de la masculinidad que se ponen en juego en el proceso de su construcción del trabajo de campo por ser, ambas investigadoras, mujeres. 119

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~terpret~ procesos sociales complejos naturalizados, arraigados y ejercido sm reflexión. s Este capítulo -que cierra el libro- aborda la violencia radicada en 1 formas de ejercer la masculinidad por parte de los trabajadores del oro ne as Quizá la violencia sea consecuencia no deseada del imperativo empresa ~al°' .. f n d e constituir una. uerza. de trabajo disciplinada . En esta línea de anaálíISIS, . . es cru~Ia~,la tesis de RI.ta Segato (2?10) acerca de que "lo masculino" y "lo femenlI~o no son. ~ropIedad exclusiva de la división de los sexos; por el contrario, son pOSICIOnesrelativas íntimamente vinculadas a los context it d P .. os SI ua os. or consrguíenta, en un ámbito laboral en el que se valora fome _ t lú . 1 ' n a y eva ua una particu ar disciplina (abril, feminizar a otros hombres e parte de .un repertorio de violencia de una trama de relaciones en la cual los trabajadores petroleros se encuentran firmemente interpelados.

La construcción social de la masculinidad: la competencia S~nduda las c~r~cterísti~as del espacio de trabajo en los yacimientos de ~etroleo, con"sus ~rIdas y gigantescas extensiones en los cerros, son peculiares. E?- el ambIente de perforación", tal como llaman los "petroleros" a "" eSpaCI?lab~ral, ~l factor cl~mático es fundamental pues se trabaja a la I~tempene, bajo las inclemencias del viento patagónico, que puede alcanzar rafagas ~e ~asta 100 ki!ómetros por hora. Su movimiento intermitente, muy ~aractenstIco de los VIentos del sur, impide acostumbrarse a maniobrar mstrumentos y otros elementos de trabajo. En invierno, las condiciones extremadamente frías hacen que las herramientas se congelen y las manos se entumezcan con !a. niev~. En verano, las altas temperaturas castigan el cuerpo de maneras ImmagInables volviendo más difícil la labor. Realmente es un t:abajo pesado, arduo y, sobre todas las cosas, peligroso. En distintas errtrevis'tas aparece la mención al clima como indómito e impredecible; acostumbrase es una de las cuestiones más difíciles. Entrevistador: ¿Y qué fue lo más difícil que tuviste que pasar en el mundo del petróleo?

Entrevistado: Y. .. aguantar el frío. Yo entré en verano y sufrí mucho el calor también, porque acá el calor es diferente a otros lugares, es un calor seco. Pero ponele que te lo aguantás. Pero el invierno me tocó acá en Pampa en YPF con nieve de quince cerittm. t h e ros y escarc a. Me tocó así desmontar el equipo . Se congelan to d os los ti erras, e l barro congelado, la bodega llena de hielo rrv ' con agua ... Leru.asque meterte ahí a sacar los bulones soldados 1~'E ~' por e I no. ra un I rto que 120

Feminización y violencia en el trabajo

no te podés imaginar, los dedos de los pies duros, no podés agarrar un bulón porque te tiembla toda la mano, todo mojado. Me acuerdo que salía de ahí y me iba a la usina, frente al motor eléctrico, para calentarme las manos con el ventilador, porque la cocina no me las calentaba. Y lo logré pasar ese invierno. Ese día yo llegué a mi

casa y no le dije a mi señora pero pensaba renunciar al otro día. Pero no podía ser cagón.La intemperie y el climaes lo primero que te convierte en hombre en el petróleo. (Operador de boca de pozo, 2012; subrayado nuestro) El factor climático se encuentra en la cima del ranking de aquello que torna dificultoso el trabajo. Añade un elemento ad hoc a tener en cuenta, que vuelve incomparable esta actividad frente a cualquier otra que se realice bajo el resguardo de un establecimiento cerrado. En este sentido, es interesante el lugar que ocupa el clima en la configuración de la masculinidad: soportarlo, aguantarlo y especialmente lograr la realización de la tarea estipulada revelan la resistencia que es capaz de exhibir un "verdadero petrolero". Es la primera prueba de hombría a la que es sometido un trabajador que ingresa al universo del petróleo: quien no lo resiste deberá cargar con la deshonrosa decisión de renunciar y asumir que no ha podido sobrellevar dicha prueba. Nuestro entrevistado explica que pensó renunciar pero aclara: "No le dije a mi señora". Demostrar debilidad frente a los pares puede ser traumático; ahora bien, hacerlo frente a una mujer que no resulta un par indicaría un grado mayor de la deshonra. El hombre "realmente hombre" es el que se siente obligado a estar a la altura de las circunstancias o, como indica Bourdieu (2012), el que está interpelado a trascender la posibilidad que le ofrece una situación para incrementar su honor y la distinción. En este sentido, vencer los efectos del clima en el cuerpo es el primer paso. Exaltar los valores de la resistencia, el aguante y la fuerza -en sintonía con los requerimientos de la disciplina (abril- tiene su tenebrosa contrapartida en el miedo que suscita feminizarse. "Hacerse hombre" o ser un "cagón" define una línea delgada que separa a los hombres petroleros de los incapaces de resistir esas duras condiciones de trabajo, que en definitiva ejercitan una masculinidad atenuada o incompleta. Una vez ingresado al universo del oro negro, el trabajador rápidamente debe aprehender los patrones de masculinidad. Se incorpora a un espacio masculinizado que lo somete a una ortopedia hasta dejarlo en condiciones de integrarse plenamente a una comunidad de varones. Desde el primer día a cualquier petrolero se le hace sentir que es un espacio exclusivo de ho~bres. La "dureza de espíritu" y el "aguante" son factores claves para el desarrollo del trabajo. En este contexto, la gramática del género se expresa 121


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~n ~as prácticas cotidianas de los trabajadores limitando y encuadrando as ormas de ~er hombre. Apenas comienza a trabajar debe rápidamente co~prende: cuáles son los comportamientos y las relaciones que se expresan en re los generos, asumiendo pautas y roles que producen y reproducen las maneras de pensarse como varón. En tal sentido, se suceden demostracio_ nes de fuerza entre los mismos trabajadores o pruebas que comúnmente se encuadran dentro del juego de las "jodas" cotidianas. Es sabido ~ue en todo grupo de varones hay competencia y demostracio_ nes de hombrI~. ~a masculinidad debe ser revalidada por otros y certificada por el}~C?n~Clmlento de la pertenencia al grupo de los hombres auténticos (o los viejos", tal con:o se autodenominan los petroleros entre sí). El trabajo en lo~ pozos de petroleo no es la excepción. Por el contrario, es frecuente por eJ~mplo que s: engrasen las herramientas de trabajo o la cuña para enSUCIar.al companero. Por ello es habitual que los operadores de boca de p~zo revisen las herramientas para no caer en una de esas bromas y terrmnar con el mameluco sucio. También resulta usual que en los momentos de descanso, cuando se encuentran en los trailers, tengan lugar ciertas bromas, como desa.rmar la bombilla del mate y echarle sal, o desenroscar el envase .que contIene el azúcar hasta el límite para que se vuelque todo su contemdo cuando alguien intente cebar un mate. De tono más elevado es ~ecurrente sacarle los botines a un compañero y que tenga que volver al tr'ailer descalz? a busca.r su calzado. Estas "jodas" podrían resultar cotidianas en cualquier trabajo o incluso en cualquier grupo de amigos varones. Ahora b~e~,pasa?os, los días y las noches del trabajo en turnos, las "jodas" puede~ Ir I~tenslficandose y lo que es gracioso para quienes las realizan puede implica- padecimientos para otros: Ya mí una vuelta me hicieron una broma que no me la olvido más por lo mal que la pasé ... Me taparon con unas bolsas en un carretón de oruga y me tiraron todas las bolsas de bentonita, carbonita, carbonato encima. Me taparon hasta el cuello. No me podía mover [risas del entrevistado y del entrevistador]. Hoy me río pero la pasé muy mal. Al final pude zafarme, pero estuve como una hora cagándome de frío. (Enganchador,2012)

En la .situación descripta, la "joda" consiste en someter fisicamente a u~ trabajador. Pertenece a un repertorio cotidiano de bromas que unos dlsfru~a~ y otros padecen. Ser hombre en el trabajo implica aguantar esos padecimientos, El estatus de la masculinidad no es un bien que s t . e rae, SIno que debe refrendarse en un horizonte de pares y conquistarse por di d d me 10 e prue bas y 1a superación e desafíos que varían según la época y que Pueden -Ó»

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poner en riesgo la seguridad de un trabajado~. Por otra parte, las "jod~,s" atraviesan ciclos de moda en el petróleo. Es decir, las pruebas de afirmación de la masculinidad pueden ir cambiando de un equipo a otro como un rasgo distintivo o pueden sufrir cambios en el tiempo. Generalmente los cambios se dan cuando ese ritual de masculinidad alcanzó un límite peligroso. Tapar con bolsas hasta el cuello a un compañero dejó de "usarse" en el equipo de perforación al que hemos entrevistado luego de que una de las víctimas se desmayara. Muchas veces suelen compararse las "jodas" actu~l~s con las pasadas, desvalorizando las que se realizan hoy por ser muy lI.VIana~: "antes te tapaban hasta el cuello, ahora sólo te engrasan las herramientas , por ejemplo. Podemos pensar que las prácticas también se inscriben en un proceso de feminización. En más de una ocasión el que sufre una "broma pesada" se alegra de no haber estado en los momentos en que las bromas eran "para hombres de verdad": Entrevistado: ¡Antes hacíamos bromas en serio! Nada que ver con las de ahora.

Entrevistador: ¿Por ejemplo? Entrevistado:Dejar encastrado el tambor para una transmisión. Al llegar el maquinista, cuando sacaba la palanca ponía la transmisión y, bueno, a uno le fracturaron la mandíbula. Había bromas pesadísimas. O estabas en el piso de enganche aprendiendo y te movían la barra desde abajo. A un tipo le fracturaron la mano así. (Jefede equipo,2012)

La masculinidad de un hombre suele estar siempre a prueba y bajo sospecha por ese proceso de socialización al que estamos exp~estos, donde prevalece la competencia constante dentro del mismo sexo (Gilmore, 1994). De ahí que el hombre tenga que estar permanentemente probándo~e. a sí mismo y a los demás -que ofician de especie de jurado- que su mascu.lI~~dad no se encuentra atenuada. Estas demostraciones ponen a prueba la virilidad ante la comunidad de los petroleros con el propósito de ganar y preservar un lugar legítimo entre los pares por la fuerza fisica y resistencia. Las demostraciones de hombría suelen hacerse para un auditorio de varones que las observa y convalida. Convertirse y convencer a los demás de que se es hombre implica ante todo convencerse a sí mismo y a los demás de que no se está corrompido por significan te s femeninos. Una pregunta que hemos realizado en nuestras entrevistas a la luz de este descubrimiento es cuándo uno deja de padecer este tipo de "bromas" y tiene el derecho de realizarlas. Intentando responderla, en una entrevista grupal nos relataron que a uno de los compañeros lo apodaron "el Oso" porque cuando intentaron realizarle una de estas "bromas pesadas" se defendió 123


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como un animal. Cabe aclarar que es un hombre de una contextura físic ~cord~ a su a~odo. Cuando quisieron taparlo con bolsas se resistió a golpe: e ~uno, culmll~ando este episodio con varios compañeros suyos fuertemente he;Idos. Es dec,Ir q~e.enfrentarse de esta manera al grupo y salir victorioso es a forma mas rápida de no sufrir bromas pesadas. Ese episodio marca un antecedente que les recuerda a todos que "con el Oso no sejode". La otra form~ de no padecer ~ales bro~as es acceder a las jefaturas. Dado que el trabajo ?etrolero contiene un sistema considerablemente jerárquico, suelen ser las Jefa.tura~ las que organizan las ''jodas'' y no ias que las sufren. No obstante, SIun Jefe no hace valer su lugar de mando, puede ser víctima de alguna broma, aunque no de las denominadas pesadas. Lo que ~o e~,tolerado en el patrón de masculinidad del universo petrolero es la combinación entre mando y juventud. A partir de la nacionalización de ~F ~n 2012, la empresa ha contratado a personal joven, generalmente de proVInCIasdel norte ,d~ la Argen~ina, para el puesto de company man," aunque se trata de l~ maxI~a autondad en el yacimiento. En la concepción de los petrol~ros.laJerarqma debe estar acompañada de un saber técnico-profesional expene?~Ia acu~m~lada en años de trabajo y conocimiento de los patrones d~ mascuhrndad. SI bIe~ a estosjefes.jóv~nes no se les practican bromas pesadas, porque pueden sancionar cualquier irregularidad en el trabajo, las pruebas apuntan a poner en duda su saber y su capacidad de mando: Entrevistado: A.l company man nuevo lo voy probando. Yo por lo poco q~e lo he dejado hablar, es muy pendejo. A mí me conviene toda la vida ~ue sea pendejo porque impongo mi ley. Manejo los ritmos de trabajo yo y no él. Entrevistador: ¿Y cómo es que le imponés tus ritmos? Entre.vistado:_Yo especulo con los tiempos [se ríe]. Yo se lo digo a m~ campanero y al Negro. No es lo mismo ir a decirle algo a un co:npany con experiencia que a un company man que es pendejo. Directamente ni les consulto, ¡hago! Porque yo sé que no me van a dar una b~ena respuesta. El otro día el company man me dijo: "Yo ya te saque la ficha a vos. Sos muy manejador de los tiempos". Se dio cuenta. [Risas].Y si no los hago chocar con la realidad; voy y le pregunto todo: "¿Qué hacemos?", "¿y qué hacemos?", "¿y ahora?". Le pregunto para que entre en duda. La otra vez me dijo: "Vos sabés lo que hay que hacer". Y yo le respondí: "Sí, claro, yo sé lo que hay

3. Recordemos que debido a la fragmentación de puestos de trabaj o y empresas el coro vaci . man per t enece a 1a empresa opera dora ora del del yacímíento, pero no a la empresa que realiza elpany s eI"VICIO. .,

que hacer, pero usted es el company man". Me divierte ... Me divierte tener gente nueva arriba. (Encargado de turno, 2013)

Para mandar en el universo del oro negro hay que poseer varias cualidades: experiencia, saber técnico-profesional y sobre todo ejercer el imperativo de constituirse como sujeto (abril-petrolera-masculino. En tal sentido, la virilidad se gana y la juventud es sinónimo de masculinidad incompleta, una contradicción para el puesto de jefatura. El aspecto "natural" de la masculinidad contrasta con el de la juventud, más cercana a una "masculinidad atenuada" similar a la de un niño. De ahí que someterse al mando de un joven company man enfrente al hombre petrolero a una aporía irresoluble como parte de los imperativos empresarios de la masculinidad.

La significación del género fuera del espacio de trabajo Como espejo invertido del ambiente laboral, el espacio fuera de los pozos de petróleo adquiere connotaciones femeninas. En este punto, nos interesa la mirada que construyen los petroleros acerca del resto de la comunidad de Comodoro Rivadavia y, en definitiva, del espacio fuera del trabajo. Los petroleros tienen clara la imagen "grotesca" que les atribuye despectivamente la sociedad comodorense en general, lo que puede apreciarse en el siguiente fragmento de entrevista: Entrevistado: El trabajo te quita mucho, sí. Otra cuestión es la mala imagen que tenemos acá.

Entrevistador: ¿Cómo te das cuenta de eso? Entrevistado: Y ... te das cuenta. Cuando te miran con esa cara de mierda y envidiosos ... La opinión pública es malísima. Entrevistador: Pero ¿qué les dicen? Entrevistado: Y ... que ganamos mucha guita, que por culpa nuestra se deforman los precios, que hay precios altos, que somos unos borrachos. Somos sucios, cornudos y borrachos [seríe).Pero que vengan y

hagan ellaburo que hacemos nosotros... Son maricones... No se la bancan ni a palos lo que hacemos nosotros.No es para cualquiera .. (Jefe de campo-supervisor,2013; subrayado nuestro) En este relato se evidencia la disputa que subyace en las relaciones sociales en Comodoro Rivadavia. Los petroleros afirman -con mucha razón- que el trabajo que realizan "no es para cualquiera", mientras gran parte de la comunidad deposita en ellos todo tipo de prejuicios y estigmatizaciones que 125

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terminan por construir una imagen de fantasía. De la última cita nos interesa resaltar el siguiente fragmento: "Pero que vengan Y hagan ellaburo que hacemos nosotros ... Son maricones ... No se la bancan ni a palos lo que hacemos nosotros. No espara cualquiera". Las condiciones de trabajo de los petroleros son realmente duras: al clima se le suman factores de peligro potenciados por el uso de componentes inflamables, estructuras tubulares y herramientas sumamente pesadas. Cualquier golpe o raspón puede ser de mucha gravedad. Como dijimos, los accidentes son habituales, aunque no sean abiertamente contabilizados. En muchos entrevistados pudimos ver amputaciones, sobre todo de las manos. En este universo laboral, la idea de "bancarse el trabajo" aparece con frecuencia. Más de una vez escuchamos que estar en los pozos de perforación es "cosa de hombres" y por eso "hay que bancársela". Estas ideas delimitan un espacio de trabajo cargado de significantes masculinos. Resulta interesante pensar estas valoraciones en relación con el ambiente laboral, dado que indican formas de relacionarse comohombres-trabajadores con lo masculino o con una figura masculinizada: el pozo. La significación que adquiere la relación de los trabajadores, como hombres, con el lugar de trabajo, también nos da indicios acerca de los sentidos de la masculinidad que allí prevalecen. Los petroleros están dominados por un espacio connotado con significantes masculinos -el pozo-, que tiene autoridad de mando sobre ellos y les exige extraer los flujos del crudo desde lo más profundo de sus entrañas. ¿Se puede entonces pensar, en relación con la construcción de los géneros, que el espacio laboral tiene un significado inverso al espacio fuera del trabajo? Asimismo, desde las representaciones de los petroleros, ¿es posible interpretar que el espacio fuera del trabajo está atravesado por sujetos cargados de significantes femeninos, sean hombres o mujeres? Siguiendo a Segato (2010), los significantes femeninos o masculinos no son monopolio de la división de los sexos; cuerpos de mujeres pueden cargar significantes masculinos y cuerpos de varones, significantes femeninos. De acuerdo con este planteo, los espacios pueden ser masculinizados o feminizados, con lo cual ser "maricones" -como plantea nuestro entrevistado- implica la feminización del espacio fuera del trabajo y de todos los cuerpos que lo habitan. Lo "no petrolero" se transforma, en consecuencia, en un universo feminizado. Más de un jefe de equipo ojefe de turno nos explicó que arenga a su personal afirmando que "acá somos petroleros" y en consecuencia hay que dejar las "mariconadas que traemos de afuera". Este punto al que arribamos, acerca de la concepción de la masculinidad de los petroleros, es clave para entender un nudo central en la representación que los trabajadores tienen de sí mismos y de los otros "no petroleros". En primer término, en las entrevistas aparece un nosotros petrolero que incorpora tanto elementos de la mirada de la sociedad comodorense -el "macho 126

superpoderoso"- como del hecho de soportar todos los días un proceso de trabajo agotador y violento. En segundo término, los trabajadores petroleros otorgan sentido a un otro "no petrolero" feminizado en la expresión "maricones". De esta forma el "afuera" se transforma en un mundo feminizado _y por lo tanto inferior- en oposición a un universo dominante Ymasculino puertas adentro del trabajo. Entender tal valoración requiere comprender que, en el universo laboral del oro negro, existe una separación tajante entre el "afuera" y el "adentro", "lo no petrolero" y "lo petrolero", producto de una disciplina interiorizada Yrequerida para el desarrollo de las tareas." Estas consideraciones acerca de lo femenino Y lo masculino pueden ser la clave para entender los tan frecuentes "rituales de iniciación" a los que son sometidos quienes ingresan al trabajo en los yacimientos. Rituales informales que marcan una separación respecto del mundo femenino (fuera del trabajo), al mismo tiempo que fomentan la adquisición de prácticas y representaciones del universo masculino petrolero. Abordar estas valoraciones implica considerar que ser "petrolero" es asumir un nuevo ethos, apropiado, que se ejerce en el trabajo. Por lo tanto, maltratar a los trabajadores nuevos haciéndoles "pagar derechos de piso" con bromas pesadas, muchas de ellas de carácter sexual, supone doblegar por medio de la violencia los significantes femeninos que traen consigo a fin de convertirlos en hombres, accionando los mecanismos de interpelación para la constitución de un sujeto {abril_petrolero-masculino. Aunque todo hombre tiene virilidad, no todos llegan con la hombría necesaria para la disciplina {abril que requiere el proceso productivo. Doblegar aquella carga de feminidad Yforjar un hombre pleno, adecuado para la disciplina, tiene su contrapartida en distintas expresiones de violencia que analizaremos en el siguiente apartado. La manufactura de la masculinidad incluye entre sus representaciones la heterosexualidad y un rechazo a la homosexualidad por relacionarla con significaciones femeninas Y por ende, como bien ha argumentado Norma Fuller (1997), con lo abyecto, el reflejo invertido del imperativo en la construcción de la masculinidad.

Violencia Y virilidad En Comodoro Rivadavia todos saben que en los pozos de perforación existen prácticas habituales entre hombres vinculadas con violencia mas4. Mariana Sirimarco (2004), al analizar la masculinidad en la escuela de ingreso para la carrera de policía, encuentra una valorización similar. Allí se produce una separación categórica entre el "mundo policial" (masculino) y el "mundo civil" (femenino).

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culina. Es un "secreto a voces" con el que nos encontramos desde el inicio del trabajo de campo en 2008. Al gestionar la posibilidad de realizar trabajo de campo en los pozos, uno de nuestros informantes claves nos advirtió -en claro tono jocoso- que no recomendaba estar mucho tiempo con los petroleros ya que "son cariñosos". El tema surgía desde la lógica de la broma, expresaba el-aparente- peligro de pasar tiempo entre petroleros dado que el investigador es un trabajador del ámbito académico y por ende, desde cierta lectura de los petroleros, carece de la masculinidad necesaria para enfrentar contextos de "hombres plenos". Dicho de otra manera, expresaba significantes de una "masculinidad atenuada". Según Segato (2010), la violencia es una práctica disciplinad ora de la masculinidad contra aquello que exteriorice rasgos femeninos. Durante 2008 se presentó en Comodoro Rivadavia una denuncia judicial por violación en un pozo de petróleo. A raíz de la investigación policial y judicial se constató que un jefe de turno había perpetrado un acto de violación contra un joven de una empresa contratista que se iniciaba en el trabajo petrolero. A partir de esta denuncia, y del suicidio del muchacho unos meses después, muchos testigos interrogados aseveraron que las violaciones a los jóvenes no son una práctica excepcional entre petroleros. La situación generó conmoción social y confirmó algo que de alguna forma u otra todos en Comodoro Rivadavia saben que sucede. Este episodio nos coloca frente a un tipo de violencia entre hombres en el trabajo que, lejos de ser una anécdota subida de tono, corrobora algunos postulados que venimos desarrollando acerca de los mecanismos de instauración y afirmación de la masculinidad. Tal como dice Segato (2010), el mandato de violación responde a una "hoja de ruta", es decir, a un repertorio de posibilidades donde el uso y el abuso del cuerpo del otro sin su consentimiento son parte de la condición necesaria para la reproducción del género como estructura de relaciones entre posiciones jerarquizadas. En este sentido, las prácticas disciplinadoras contra la feminidad -de la forma que sea- se constituyen como parte del horizonte de la masculinidad. En ese horizonte la violación, metafórica o literal, se afirma en un conjunto de reglas creadas y recreadas por un proceso de relaciones de género coercitivo e intimidador. En este marco interpretativo, ¿cómo puede explicarse la violencia sexual entre hombres y compañeros de trabajo?

Feminización y violencia en el trabajo

una determinada escena y cómo sitúan al otro que recién se incorpora en el trabajo en esa misma escena: Entrevistado: Y cuando entra un pibe nuevo, lo fogueamos un poco. Entrevistador: ¿En qué sentido hablás de foguear? Entrevistado: 1'; mirá, cuando llegaron los novatos al equipo me los enchufaron a mí en las primeras dos semanas. Los tuve a todos ... Lo que pasa que generalmente cuando vos tenés un nuevo, seguro que se te va a golpear. Por eso es mejor golpearlo antes así ya va sabiendo cómo es [risas]. Entrevistador: ¿Sí? Entrevistado: Sí [enfatiza la afirmación]. Tenés que cuidarlos de todo. Más si nunca tuvo contacto con herramientas, viste que todo es pesado. Aparte va con miedo ... Hay que enseñarles. (Encargado de turno, 2013) Los pibes que recién entran se adaptan a la persona que tiene al lado, es como un perrito que sigue a alguien. Según al que siga. Si sigue al vago, no hace nada, si sigue al que labura, labura. (Maquinista, 2013)

Una clave para pensar la violencia radica en el uso del lenguaje. Éste constituye un registro privilegiado de cómo se instalan los petroleros en

Como es posible observar en estos fragmentos de entrevistas, aquellos trabajadores que ingresan a trabajar en los yacimientos de petróleo son concebidos comoniños o animales que deben ser cuidados, a quienes hay que enseñarles el trabajo y,si es necesario, darles algunos golpes para que aprendan. Desde esta perspectiva ser joven en el trabajo es sinónimo de debilidad. Pero cuando hablamos de juventud no necesariamente nos referimos a la edad, sino a la falta de experiencia en el trabajo. Hay un proceso de feminización de los ingresantes que actúa como un polo de atracción de la violencia masculina y al mismo tiempo de rechazo de esa vulnerabilidad. Al entrar a trabajar, los "nuevos" deben estar siempre en guardia para no permitir que se cuestione su masculinidad y sobre todo para no ser objeto de violencia. Como plantea Rafael Luis Ramírez (1997) para el caso de los hombres de Puerto Rico, en espacios exclusivos de varones es imprescindible no ser ubicados en la esfera de los devaluados en términos de masculinidad, o "menos machos", a fin de no ser objetos de violencia por parte de otros hombres. Lo interesante para el análisis es observar cómo el ejercicio de la violencia constituye un proceso pedagógico de formación y socialización de esa misma violencia. Tal como hemos planteado, los sujetos se apropian de prácticas y representaciones legítimas y legitimadas cotidianamente sobre esas violencias. De esta ~an~ra, se incorpora un "mapa cognitivo" que indica qué cosas son imprescmdlbles para lograr legitimidad al interior del grupo. En

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Asimilar

la violencia


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:ste. c~ad~~ de situación el trabajador "nuevo", que padece esas prácticas de emImzac~on que llevan a la violencia, la ejercita sin mucha reflexión cuando le toca dejar ese lugar ante la llegada de un nuevo ingresante: Entrevistador: ¿Tuviste que pagar derecho de piso? Entrevistado: Sí, que te embarren es una forma de pagar derecho de piso. Después tuve que hacer mucho laburo pesado de otros. Te la tenías que comer y calladito la boca. "Vos sos nuevo", eso te decían "tenés que aprender". Y creo que gracias a eso, también, yo aprend; mucho. Yo hoy veo un pendejo, y ya los ves y te dan ganas de pegarle

[seríe]. Entrevistador:¿ Y vos les hacés pagar derecho de piso a los nuevos ahora? Entrevistado: Y sí ... y cuando me dicen cosas les digo: "Vos tenés que gastar mucho los botines para llegar a lo que yo los gasté". Ahora tenemos un pibe creo que de dos años o tres ... Lo tengo de acá para allá. (Maquinista, 2013)

~ los recién ingresantes, tal como nos han relatado en más de una entrevista, es nece~~rio converti~l~s ~,nverdaderos petroleros o, en la jerga del oro negro, en verdadero~ VI~~OS . Por ello los rituales de pasaje juegan un papel central en la constitución de la violencia masculina.

Rituales de pasaje Las formas de mencionar a los trabajadores que ingresan al espacio del oro negro resultan elocuentes: Entrevistado: Otra joda que les hacemos a los nuevitos es hacerles chupones en el cuello para que las mujeres piensen que anduvieron dejoda [se ríe]. Una vez a uno le pusieron en el bolso bombachas y después en la casa lo echaron a la mierda [risas].A los pendejos nuevos que encima son medio menuditos,flaquitos,los tratan como canarios. Les hacen de todo. Entrevistador: ¿Canarios? Entrevistado: Sí, sí, así les decimos a los nuevos. (Operador de boca de pozo,2014; subrayado nuestro)

El aparece al momento de hablar de ese ot ro que . ,. lenguaje del L género f re CIen Ingresa. as ormas de nombrarlo configuran -en parte- el . . ifiea d o dee laa exneri mIsmo SIgnI experiencia. de clase atravesada por relaciones de genero: ' 130

Feminización Yviolencia en el trabajo

cuando al trabajador que empieza se lo llama "pendejo", "menudito", "flaquito", "canario", lo que se está haciendo es disminuirlo y,a expensas de ello, se demarca la superioridad. Se feminiza al "novato" o se lo sitúa en el lugar de una "masculinidad atenuada", similar a la de un niño, de manera que reúne atributos no deseados para el desempeño de la labor. Escribió Guillermo Núñez Noriega (2007: 70): "Hay una violencia especial y discrecional hacia los varones (en especial cuando son niños o adolescentes) considerados menos masculinos, afeminados o no suficientemente masculinos de acuerdo a los estándares sociales". En tal sentido, como si trajeran consigo significantes femeninos del mundo no petrolero, estos ingresantes deben convertirse en petroleros plenos. Como bien señaló Joan Scott (2008), la idea de la masculinidad se afianza y fortalece en la represión sistemática de los aspectos femeninos. En este caso, resulta bastante gráfico que quienes ingresan no sean nombrados como "viejos", categoría nativa con la que se autodesignan los petroleros. El "viejo", en tanto hombre petrolero pleno, tiene experiencia y vivencia en el "ambiente de perforación". Por esta feminización que se les atribuye a los jóvenes que comienzan es "normal" que deban "pagar derecho de piso" para ser "fogueados". De ahí que comúnmente realicen ritos de iniciación o pruebas vinculadas con el trabajo. Se asignan tareas pesadas a los principiantes y las jefaturas van poniendo a prueba así el carácter de los jóvenes y comprueban si son capaces de "bancarse" el trab~j~ petrolero. Son rituales en los que se demuestran los niveles de mascuhmdad de los jóvenes y por medio de los cuales miden su fuerza, resistencia, tenacid~d, etc. También son habituales las bromas ojuegos sexuales. Entre ellos, oblIgarlos a tocar partes íntimas del cuerpo de las jefaturas o simular, por ejemplo, que deben tener sexo con otro hombre: Entrevistador: ¿Qué tipo de bromas se hacen? Entrevistado: A un pibe lo agarraron, le bajaron los pantalones y le llenaron las bolas de grasa de barro.

Entrevistador: ¿Lo agarraron entre todos? Entrevistado: Sí, lo agarraron entre todos, le bajaron los pantalones y le mandaron grasa con un guante en las bolas que eso no sé cómo lo sacás, con la hidrolavadora [seríen]. Lloraba el pibe ... A otro lo agarramos con el mecánico, me acuerdo ... ¡Un hijo de puta! Lo agarramos entre todos y le pegábamos fuerte, lo dejábamos rengueando. Esa era lajoda. (Operadorde boca de pozo,2013) La vez pasada nos mandaron un pibe para operador de boca de pozo. Estaba muy blandito. Le hicimos unajoda que por poco se muere. Yo me fui a mi trailer y le dijimos que todos los recién llegados tenían 131


.. ión y violencia en el trabajo F ermmzaci Hernán M. Palermo

que entregar el culo aljefe de equipo. Cuando viene al trailer a hablar conmigo, yo lo estaba esperando con otro compañero, como haciendo que estábamos en la cama ... y le digo: "Esperá tu turno afuera que ya te va a tocar". Nos moríamos de risa. (Jefe de equipo, 2012)

Estas bromas sexuales son rituales de pasaje que al parecer marcan cuáles son los atributos necesarios y aceptados para las prácticas laborales y cuáles no. El ritual que transforma al "joven blando", "pendejo", "menudito", "flaquito", "pibe" en un hombre o en un "viejo" implica arribar al nuevo estado a partir de una serie de degradaciones asociadas con la violencia -la violación metafórica- que tiene por objetivo subordinar aquello considerado como femenino. La broma en tanto ritual de pasaje busca, en primer lugar, doblegar el cuerpo femenino, "débil", violentándolo. Por otro lado, señala explícitamente la jerarquía laboral y demuestra quién manda en los pozos, mientras demarca atributos fundamentales que se requieren para la conformación de una disciplina fabril. Es decir, el que manda es eljefe de equipo y es él quien recibe a los jóvenes en su trailer para el "bautismo". Finalmente, la broma genera un reconocimiento y una relación de complicidad entre el grupo de hombres sobre la base de un código masculino. La broma como ritual informal de pasaje confirma la virilidad de quien la perpetra. Al mismo tiempo le confiere al nuevo trabajador el estatus necesario de la masculinidad a través de la vejación de los significan te s femeninos y la adquisición de los símbolos viriles (sexualidad activa, valentía y fortaleza). La homosexualidad entre hombres expresada en estos rituales, desde el punto de vista de los petroleros, no pondría en peligro su virilidad mientras se asuma una posición activa. En los relatos el "macho" es el que penetra -literal o metafóricamente- y feminiza al otro para que éste gane su masculinidad. En este universo masculino, la homosexualidad está más cerca de las imágenes de virilidad de lo que se piensa. En tal sentido, es usada para demeritar la masculinidad disminuida de un hombre señalando el sentido de masculinidad configurado en el trabajo. Esta situación pone de relieve una manufactura de la masculinidad donde la pasividad sexual les compete a las mujeres, a los niños y a los varones con características masculinas atenuadas. Los verdaderos actores sexuales son los "viejos", los hombres petroleros plenos. La vergüenza recae en los varones pasivos, pues los activos o penetradores se jactan de sus conquistas, las que entienden como pruebas de virilidad. En este contexto, los planteas de Rita Segato sobre la violación son fundamentales, pues afirma que se trata de una práctica disciplinad ora contra la mujer genérica, aunque no implica la ejecución real del acto. Es un "atributo" propio de la masculinidad, pero no es una práctica exclusiva del hombre ni es

1 . . 1 dece Una violación se comete contra aquello únicame~te .a mujer quien a pa a;cadamente femeninos. Como la mascuque extenonza ~ e.xpresa rasgos m lio de la división de los sexos, pueden linidad y la feminidad no son mO~~~iblemente femeninos o blandos -que ser los cuerpos de los hombres, P, . t disci linador. Por ello, es lo mismo para el caso-, las V1ctlmas de e~te ac o d p frir un acto de . ificantes fememnos pue en su cuerpo~ de varones c~n 1gn ., de lo femenino en el ciclo confirmatorio e vi0iencla co~o .~:~e El m::~:~~I: la violación en el sentido metafórico. es

t

~:aae:::~~tu;dae-Cdooffil~~~:~~~~ó~:f~i~~z~Ci~O:~:~i~:e~~~~u;::~~~:~~~: como un ac o , " alid d" oClalmente Segato, desnuda el conjunto de reglas que recrean la narro a s dig~~~~e~oncluir la violencia entre trabajadores hombres es con~ti~u~i~: " lidad" recreada por un imperativo social y empresana. s de esa norma 1 ·l D tada y evaluaatada a los requerimientos de la disciplina [abri y ~s ~m~n fi iti según da desde las utinas.de la ~~r~~~!~~~i~~ ~~::~~:I:~tr~

~~~!~:::~: Si:::~~~~~u ~~:d~:!~:~:P::~::~l:~~~;iif:~;¿~?!~::;~o s~o::a~~a

dentro del 'repertori? d.~ actos

locura; por el contr~rio, es parte de u~a pre~c:~~~:~~:sd~nvarones, donde

necesidades de la ac~n:u acion t rácticas Y representaciones factura de la masculImdad. En suma, es .as p. constituyen los contornos de una racionalIdad mstrumental.

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l:s ~~~~=jadores


Reflexiones finales

Lo relevante de esta investigación, para los estudios del trabajo, es haber puesto el foco del análisis en la construcción de la masculinidad como parte de los requerimientos empresarios. La masculinidad es un producto histórico y social en el que se conjugan formas generalizadas de comportarse como hombres, imperativos empresarios y particularidades del mundo de los petroleros. Cabe decir también que la manufactura de la masculinidad, dentro de la disciplina [abril que hemos analizado en el presente libro, puede encontrar algunas similitudes en otros espacios de trabajo -por ejemplo la industria minera, la siderúrgica, la automotriz, etc.- que son casi exclusivos de hombres y donde se valoran aspectos de una disciplina orientada a procesos de trabajo con características afines, con cierta exigencia física y con criterios de productividad elevados. La masculinidad refleja un corpus de prácticas y representaciones que fortalecen una ética laboral acorde a las construcciones hegemónicas de las empresas. No obstante, como parte de las posiciones de género, resulta un producto inacabado, dinámico, un proceso cambiante en relación con los contextos históricos, sociales y situados. En este sentido, reflexionar desde la antropología del trabajo -recuperando abordajes de la sociología, la pedagogía, la historia- acerca de problemáticas que fueron, en gran medida, investigadas por los estudios de género y, en particular, por los estudios referentes a las masculinidades es una tarea por demás fructífera. Primero, porque la propuesta de poner en diálogo los estudios del trabajo con los estudios de las masculinidades nos permite problematizar interrogantes acerca de cómo los varones "se hacen" -y no nacen- teniendo en cuenta los procesos laborales como elementos claves en la configuración de la masculinidad. Segundo, porque llevamos adelante un análisis que desnaturaliza los intereses y la puja vinculados con la conflictiva relación capital-trabajo, haciendo focoen las relaciones entre la masculinidad y las pretensiones concretas de las administraciones empresarias por construir subjetividades obreras como parte del carácter pedagógico del accionar 135


Hemán M. Palermo

Reflexiones finales

fege~Ónico. y por último, p.orque este enfoque también posibilita observar as ~etas que rompen en cierta forma con las prescripciones a las que Son sometidos los sujetos en el ejercicio del trabajo a partir de la manufactu de la masculinidad. ra

masculinidad. De aquí se deriva el impacto en las subjetividades obreras, cuestión que ha dirigido el interés político y teórico de Gramsci al pensar el carácter pedagógico del accionar hegemónico. La dominación a la que está sometida la clase trabajadora a partir de las formas capitalistas de organización del trabajo penetra y ocupa todos los puntos de la esfera de la producción, manifestándose en cada operación productiva en que la masculinidad es ejercida. No obstante, esta afirmación encuentra lugares de reinterpretación de los trabajadores, de resquebrajamiento de los imperativos, partiendo de las mismas categorías y prácticas que les son impuestas, incluso al interior del trabajo (Leite Lopes, 2011). En más de una ocasión, el ethos de la masculinidad echa a perder intereses empresarios como el control del proceso laboral. En tal sentido, se configuran prácticas fuera de la norma empresaria que subvierten -de formas variadas- el orden de la organización capitalista del trabajo. La enajenación del trabajador es una de las claves para entender los intereses del capital y sus pretensiones de control. Subvertir ese control encontrando intersticios de tiempos libres o formas marginales de vigilar el mismo proceso de trabajo -justificado desde el ejercicio de la manufactura de la masculinidad- evidencia que el espacio laboral se constituye como una arena de disputa. Si bien la cosmovisión empresaria acerca de cómo deben comportarse los trabajadores varones busca penetrar su conciencia, las grietas que se suscitan no alcanzan a comprenderse si no es a través de la lucha de clases y de las relaciones de fuerza que se expresan en un contexto histórico determinado. En este escenario la manufactura de la masculinidad, mientras potencia el sometimiento de los trabajadores, también perfora los intereses de las administraciones empresarias. Vale señalar que al hablar de masculinidad estamos haciendo referencia a un ethos que siempre está en plural; no se puede hablar de una sino de varias. Por ello, no hay un ejercicio de la masculinidad en el trabajo que luego se replique de forma idéntica en otro contexto, por ejemplo la casa. Principalmente porque, como argumenta Rita Segato (2010), los registros de género que ejercitamos, tanto hombres como mujeres, son expresión de los posicionamientos donde nos situamos al ingresar en una trama de relaciones. Dadas las características del proceso de trabajo de los petroleros, esa trama de relaciones produce escenarios dicotómicos entre la esfera de la producción y la esfera de la reproducción: la primera con preeminencia absoluta de lo masculino, mientras que la segunda se constituye como ámbito de dominio de lo femenino. En este sentido, el mundo fuera de los pozos de petróleo se transforma también en un universo feminizado o al menos caracterizado, desde el ethos petrolero, por tener una "masculinidad atenuada". En este contexto, la construcción de la masculinidad en el seno de la organización

Tal como se desprende de la lectura del texto no es posible analizar Íos sisrni , y canzar os sígnífícados profundos de la experiencia de clase de los trabaja_ dor~s y. las trabajadoras SI no entendemos e incorporamos que los procesos d~ sígníñcacíon se encuentran atravesados indudablemente por posiciones de genero. La amalgama entre masculinidad y disciplina (abril fortalece prácticas y.representacIOnes cuyos resultados acumulados contribuyen a alcanzar los ill,:,elesde productividad estipulados por las empresas. De tal forma, los trabaJa?ores pet.r~leros aprenden y ejercen una manufactura de la masculinidad m~dIante actiVIda?es laborales cotidianas que, por un lado, tienen una legitiilll~~d entr~ los mismos compañeros y,por el otro, fomentan la construcción de un itinerario laboral acorde a los perfiles de trabajador requeridos y evaluados por las empresas. al

La configuración de las masculinidades está asociada a los procesos de c?operación. Es.to precisa del ejercicio de una disciplina (abril que indefectiblemente se VIncula a los modos de ser hombre. El trabajo es un elemento vert~brador de las masculinidades de los varones, dado el lugar que "les toca como productores en la sociedad capitalista y su destino manifiesto en tanto "so~tenes de la familia". Por eso, es crucial entender los significados que a?qUleren la desocupación o el hecho de tener que recomenzar en el trabajo desde los puestos de menor jerarquía luego de atravesar procesos de rac~onaliza~ión labor~l. El desempleo representa una pesada carga para el ~aron, que"sm dud~ VIvecon una presión más fuerte que la mujer debido al deber ser que se Impone sobre él. . Por otra parte, ~a misma organización del trabajo acarrea diversos imperativos en la construCCIónde la masculinidad, dependiendo del lugar que se ocupe en el proceso laboral. Es decir,el proceso de cooperación incide notoriamente en el modelado de las masculinidades, sobre la base del contenido técnico de los ?uestos y los ~aberes que ésto~ requieren. En tal sentido, la disciplina (abril mterpela, se~ los puestos, diversos patrones de masculinidad, conjugando una coherencia entre el proceso de cooperación y las estructuras cognitivas que interpelan a su vez las formas de ser hombre. La apuesta empres~ria se enfatiza en la dirección político-cultural operando desde el corazon del proceso de trabajo y la valorización. En este escenario la lucha de clases se despliega en el terreno político-cultural con un claro anclaje en la m~terial~dad .del proceso laboral. Desde este punto es donde en el presente libro díscutimos las estrategias hegemónica .. id s que beuscan rorrnas d e 1egrtimí ad de los sentidos asociados al trabajo y la 136

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Hernán M. Palermo

del proceso de trabajo petrolero colisiona con ciertas dinámicas de la esfier d omes ' tiica, como parte de la dicotomía mencionada. En la tensión entre 1a esfera de la producción y la esfera de la reproducción se juegan las jerarquía a da~a la p:fmacía de la masculinidad o feminidad en uno y otro espacio. Est~ ~rt~culaclOn entre ~mbas esferas perpetúa la subordinación de las mujeres, limita su autonomía, aunque -como analizamos también- ellas encuentran en el control de la esfera doméstica un espacio de disputa, negociación poder. Aquellos hombres masculinizados en sus lugares de trabajo vuelven ~ sus casas y perciben, en más de una ocasión, que son "sapos de otro pozo" n , o so'1 o p.orque el esnaci e,spa:lOdoméstico les resulta prácticamente ajeno, sino porque constituye un ámbito de dominio de la mujer debido a las largas ausencias que causan los turnos rotativos de trabajo. Como hemos expresado, la construcción occidental del género es la menos creativa de todas. Simplifica la sexualidad limitándola a dos universos opuestos como única posibilidad legítima: masculinidad y feminidad represen~adas de manera más o menos estable en las anatomías de hombres y mujeres, aunque no necesariamente siempre sea así. Por otro lado, se configuran papeles sociales esquemáticos y monolíticos. Desde un pensamiento umversal se consolida una matriz sexo-género atada al modelo heterosexual. Estaconfiguración monolítica, en la que se mezclan género, poder y subordinacion, .deJamarca~ en l~ sociedad en general y en el universo del oro negro en ?artIcular. La violencía entre trabajadores hombres es parte del repertO~lOde las prácticas y representaciones de la masculinidad a la que ellos ~lsmos son sometidos. Para comprender la violencia, y en especial la que tiene connotaciones sexuales, es vital preguntarse cómo ha sido codificada la diferencia entre los sexos según los significados normalizados acerca de la masculi~idad y la feminidad en el espacio laboral. Esto requiere, tal como hemos analizado, desentrañar significados y metáforas estereotipadas acerca de lo.~emenino y ~o~asculino, pero sobre todo identificar las usinas de producc.lOnd~ esos significados. La amalgama entre masculinidad y disciplina f~brll, al tiempo ~ue fortalece prácticas y representaciones cuyos resultados tienden a cumplimentar los requerimientos productivos también fomenta y contribuye a configurar los contornos de la violencia como parte de esa "normalidad" recreada, legitimada y exigida por el imperativo empresarial en la co~strucción de la masculinidad. Imperativo impuesto que oculta el antagomsmo de clase y a la vez recrea un antagonismo horizontal entre los mismos trabajadores. Lo que está en juego y en tensión en todo ambiente laboral son los intereses contrapuestos entre los trabajadores y las administraciones empresarias. En esa disputa se consolidan perfiles obreros acordes a los intereses de la producción. En tal sentido, se torna crucial comprender que 138

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el fortalecimiento de una determinada masculinidad produce un imaginario políticamente eficaz, que da lugar a concepciones sociales y culturales con efectos concretos en la materialidad del proceso de trabajo que son la base de la constitución de una determinada disciplina fabril. Como dijimos en la introducción de este libro, la violencia entre los trabajadores petroleros es parte de una prescripción asociada a los contornos de una sociedad androcéntrica y a las necesidades de la acumulación del capital. Podemos afirmar que la diferencia de género modifica el antagonismo de clase por un antagonismo entre trabajadores hombres y entre esos mismos con sus compañeras o parejas. El capital hace uso de las formas de ser hombres y de ser mujeres. Para finalizar, parafraseando la idea planteada por Marx acerca de que el trabajador se vuelve más pobre cuanta más riqueza produce, en el universo de las mercancías, donde se valoriza el mundo de las cosas y se desvaloriza el mundo del ser humano, el trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuanto más exacerbado y fortalecido se encuentra el imperativo empresarial en la construcción de la masculinidad.

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