Las plantas carnívoras

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Cápsula de cienc a Las plantas carnívoras. Víctor E. Luna Monterrojo. Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero Instituto de Ecología, A. C.

Las plantas insectívoras o mejor conocidas como carnívoras, son un singular y muy interesante grupo, que llama mucho la atención con el simple hecho de escuchar su nombre. Al igual que el resto de los elementos del reino vegetal, son autótrofas, es decir elaboran su propio alimento a partir de sales minerales y la energía solar. Se distribuyen por todo el mundo, excepto en las zonas árticas; se les puede encontrar desde áreas casi desérticas hasta en las húmedas selvas tropicales, o en regiones alpinas o templadas. Generalmente adaptadas a vivir en suelos pobres en nutrientes. Podemos definir a una carnívora como una angiosperma, con flores, de hojas modificadas con la capacidad de atraer, atrapar y digerir a sus presas. Con esto logran llamar su atención hacia las trampas; atrapándolas a través de estructuras que les permiten aprisionar distintos organismos de tamaño pequeño, la mayoría insectos, para ser digeridos mediante la descomposición y la asimilación de los nutrientes obteni-

La atracción es el primer atributo de las carnívo ras. En general, para hacerlo, no ofrecen ninguna recompensa, esto se debe a que, cuando los insectos son vistos como polinizadores, lo que ellas quieren son visitantes frecuentes, acudien do a ellas, tantas veces como sea posible; sin embargo, cuando no los necesitan como poliniza dores, requieren una sola cita que sea permanen te. Las presas son atraídas por los patrones de búsqueda que han desarrollado los insectos a lo largo de su evolución con las flores. Por lo que se valen colores, olores y apariencias similares para llamar la atención en su calidad de polinizadores. Por ejemplo, El rojo de la venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) y de las venas que presentan las sarrecenias (Sarracenia spp.), tienen que ver con la absorción y reflejo de la luz ultravioleta, misma que juega un papel importante en la atracción de los insectos, esto generalmente nosotros lo percibimos solo como color. Otro ejemplo más son las violetitas (Pinguicula spp.), ellas poseen


glándulas en sus hojas, que producen gotas de mucílago pegajoso; el cual semeja el néctar que, generalmente, las plantas ofrecen como recompensa para atraer a sus visitantes. El mucílago entonces podría funcionar, tanto como un mecanismo de seducción, como de captura de presas.

La acción de atrapar de las plantas carnívoras, es su segunda característica. Las trampas se han dividido en función de la presencia o ausencia de movimientos en: pasivas o activas. Los sistemas pasivos se caracterizan porque la captura no involucra ningún tipo de respuesta directa de la planta en presencia de la presa, como las trampas adhesivas, descritas en el párrafo anterior. Otro tipo que carece de movimiento se conoce como de encierro pasivo y se presenta en las sarracenias y Copa de mono (Nepenthes spp.). En estas especies, las

las hojas se han modificado al grado que han formado verdaderos recipientes que pueden llegar a acumular hasta un litro de agua. Cuando la presa se posa en el borde de la trampa, esta resbala y cae al interior debido a que las paredes están lubricadas con ceras. Los sistemas activos, son los que presentan movimientos de las trampas. La planta más popular y conocida que lo muestra, es la venus atrapamoscas, la cual ha desarrollado mecanismos que le permiten cerrarse rápidamente al ser estimulada por el contacto de las presas. Se ha observado que se activan cuando se acciona alguno de los filamentos que están situados sobre la superficie de las hojas. El cierre de la trampa es un fenómeno poco específico, ya que incluso las gotas de lluvia pueden incitarla de manera parcial. Después de esto, se produce una estimulación química inducida por las proteínas de las presas capturadas, aquí se lleva a cabo un cierre definitivo de la misma provocando la producción de sustancias químicas para continuar con la siguiente fase.


La digestión es el tercer y último atributo de las plantas carnívoras. Antes se creía que la descomposición de las presas capturadas por ellas, era realizada por bacterias y hongos, los cuales, en la mayoría de los casos, sí ayudan mucho en el proceso digestivo. Actualmente se sabe que las plantas carnívoras producen enzimas digestivas: es decir, son capaces de descomponer y así poder asimilar sus presas por ellas mismas. Tienen glándulas que se encargan de la producción de las enzimas responsables de la digestión, asimismo, de la absorción de los nutrientes. En el caso de la venus atrapamoscas, esto sucede después de la captura de una presa.

Además, se ha observado que la aplicación experimental de compuestos nitrogenados, como el amoníaco y los ácidos úrico y glutámico, induce el cierre de las trampas, así como la producción de enzimas digestivas en la especie. El resultado sugiere que existe un alto grado de especificidad en los estímulos requeridos para iniciar la actividad enzimática de las trampas. Las presas sirven como fuente de nitrógeno, fosforo, calcio y potasio, las cuales tienen que ser descompuestas en su totalidad, para que a través de la fotosíntesis, las plantas carnívoras elaboren sus propios hidratos de carbono; debido a que no pueden utilizar los ya existentes en los insectos atrapados como lo hacen los organismos heterótrofos. ¡Bienvenidos al fascinante mundo de las plantas carnívoras!

Video que apoya el tema: https://drive.google.com/file/d/1V1dGr0D5 04ORWBBZOZQ-eEoVm0uoTwed/view


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