Las Características Biográficas de Tim Burton en sus películas

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Las Características Biográficas de Tim Burton en sus películas


Marta Monz贸n C贸rdova Teor铆a de la Cultura de Masas 4潞 Periodismo

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Índice Índice.................................................................................................................................3 Introducción.......................................................................................................................4 Análisis películas...............................................................................................................5 Vincent...........................................................................................................................5 Frankenweenie...............................................................................................................6 Eduardo Manostijeras....................................................................................................7 Pesadilla antes de Navidad............................................................................................8 Ed Wood......................................................................................................................10 Sleepy Hollow.............................................................................................................12 Big Fish........................................................................................................................13 Charlie y la fábrica de chocolate.................................................................................14 La novia cadáver..........................................................................................................15 Conclusión.......................................................................................................................16 Bibliografía......................................................................................................................17 Filmografía......................................................................................................................17

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Introducción Tim Burton es uno de los directores más rentables de Hollywood a pesar de su estilo particular. Sus obras se caracterizan por desarrollarse en mundos imaginarios, por la presencia de elementos oscuros y góticos y porque la mayoría de sus personajes son inadaptados y extravagantes. Lo que poca gente sabe es que la mayoría de estos elementos están basados en las propias experiencias y formas de ver el mundo de Burton, principalmente adquiridos en la infancia y juventud. Burton nació en el seno de una familia convencional norteamericana, que vivía en un barrio residencial, cerca de unos estudios de cine, llamado Burbank. Un lugar que a Burton siempre le pareció aburrido y falto de personalidad. Todas las casas eran iguales, las mismas puertas, los mismos jardines, el césped siempre cortado de forma perfecta… Un lugar muy normal. En este ambiente tan convencional, el joven Burton era un chico extraño. Era un joven solitario, cuyos gustos no concordaban con los de los demás, por eso no llegó a tener amistades duraderas. Burton era un chico imaginativo que reinventaba la realidad, uno de sus pasatiempos era asustar a los hijos de sus vecinos inventando que los extraterrestres iban a invadir la tierra. Para evitar el aburrimiento de la monotonía que le rodeaba, Burton pinta, dibuja, ve la televisión y, sobre todo, va al cine. Burton apenas leía, excepto las obras del Doctor Seuss; las películas son para él una forma de literatura en imágenes. Sus favoritas son las de monstruos, sobre todo las clásicas, aquellas en blanco y negro de los años 30 y las del expresionismo alemán, al igual que también le gustaban las de la Hammer Productions. Se identifica con esas criaturas a las que nadie comprende, a las que considera más humanos que cualquier otro. Le fascinan las películas de Roger Corman, interpretadas por Vincent Price sobre los relatos de Poe. Al contario que otros jóvenes cuyos ídolos eran superhéroes como Superman, el modelo a seguir de Tim Burton fue Vincent Price. Siendo pequeño, sus padres tapian dos ventanas por las que solía asomarse en su cuarto como una forma de conectarse al exterior. Nunca supo por qué lo hicieron, pero al despojarle de la luz que le aportaban, Burton empezó a sentirse encerrado, al igual que el protagonista de El entierro prematuro de Poe. Burton no era un chico bueno en los estudios, le costaba concentrarse, se abstraía con mucha facilidad y vivía encerrado en sí mismo. Esto último tuvo consecuencias positivas y negativas: por un lado le hizo desarrollar una enorme creatividad y por otro le empujó a relegar el lenguaje poco a poco, dificultando mucho su capacidad de comunicación. Sus padres le regalaron una cámara de Super 8 y con ella grababa muchas cintas para presentar como trabajos en clase. Gracias a eso no se quedó atrás puesto que le resultaba mucho más fácil expresarse de esta manera, y los maestros lo notaron. Burton tenía un gran talento para el dibujo, gracias a este talento consigue la beca para entrar en la prestigiosa Cal Arts, donde estudia animación y la Disney suele ir a buscar nuevos talentos. Por desgracia, allí se encorseta a los dibujantes para que se ajusten a la “filosofía Disney”. En su tercer año, Burton es seleccionado para entrar en la Disney y, a partir de entonces, comenzaría su carrera que le llevará a convertirse en el director que es hoy en día. Como ya hemos dicho, en sus películas Burton no solo cuenta una historia, sino que también expresa su forma de ver el mundo. Analizaremos estos rasgos característicos de su biografía a través de nueve de sus películas y cortos, las más significativas y relevantes para este estudio. 4


Análisis películas Vincent En el año 1979, mediante un proyecto destinado a la búsqueda de talentos, Burton comenzó a trabajar para la Disney. Su primer encargo fue dibujar algunas de las escenas de la entonces en desarrollo película de “Tod y Tobi”. El hecho de dibujar zorros sonrientes y adorables, tan alejados de su estilo, causó en Burton diversos problemas de personalidad, aunque, ciertamente, ya venían de antes. Los primeros años de Burton en la Disney fueron duros y no los recuerda con demasiado cariño. En la recopilación de entrevistas realizada por Mark Salisbury en el libro Tim Burton por Tim Burton, encontramos que Burton habla de la Disney en esos años con estos términos: “Lo raro de la Disney es que quieren que seas un artista pero al mismo tiempo quieren que seas un obrero de fábrica, un zombi sin personalidad.” Con algo de esfuerzo, pudo establecerse como artista conceptual en la compañía. Por esa razón, en 1982, Tom Wilhite le proporcionó 60.000 dólares para hacer Vincent, un corto animado basado en un poema en verso que escribió el propio Burton al estilo de su autor infantil favorito, el Dr. Seuss. Este proyecto significó para él una luz en la oscuridad, además de la oportunidad de poder realizar algo propio. Para la animación, eligió la técnica del stop-motion con muñecos. Su preferencia por el uso de esta técnica, considerada obsoleta, aparecerá en toda su carrera posterior. El corto completo de Vincent es un homenaje a las influencias más importantes de Burton, y que encontraremos en toda su obra. En primer lugar, a su ídolo de juventud: Vincent Price. Leyendo el argumento del corto encontramos a Vincent Price como un elemento indispensable de la historia: Vincent es un joven que, secretamente, anhela convertirse en Vincent Price. Tal es la importancia de Price que, para el papel del narrador, se llamó al mismísimo Vincent Price para que prestara su voz. Otra de las influencias de Burton es Edgar Allan Poe. A lo largo de los casi seis minutos de animación, aparecen constantes referencias a la obra de Poe (El entierro prematuro y El Cuervo, principalmente) e, incluso, se atrevió a usar los últimos versos de El Cuervo de Poe para terminar el corto. El protagonista vive encerrado en su cuarto, al igual que se sentía Burton cuando sus padres tapiaron las ventanas de su habitación, dejándolo a oscuras con sus pesadillas. Por último, fue grabado en blanco y negro, al estilo de los expresionistas alemanes de los años 20 cuyo máximo representante fue la cinta Nosferatu de Friedrich Wilhelm Murnau. El propio Vincent se parece a Burton, tanto física como psicológicamente. Es lógico puesto que estaba basada en un poema que él mismo escribió. Este proyecto le permitió a Burton conocer a su ídolo Vincent Price, que fueron muy amigos hasta la muerte de Price en 1993 y participaría en otra película suya. El corto deja un final abierto, a la interpretación del espectador, con la frase final de El Cuervo. La Disney no estaba muy contenta con el final de Burton y llegaron a sugerirle que terminara con el padre proponiéndole al hijo ir a jugar un partido de béisbol. Burton se negó rotundamente a cambiar una sola línea y al hablar de esta experiencia comenta: “Ése fue mi primer encontronazo con el síndrome del final feliz”. Vincent logró galardones de la crítica en los festivales de Londres, Chicago y el Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Annecy, en Francia. Los premios siempre son un buen estímulo, pero lo que realmente hizo feliz a Burton fue el hecho de hacerla. Fue catártico para él puesto que estaba pasando una mala época y estar constantemente 5


sometido a los cánones de la Disney no le ayudaba. Necesitaba hacer algo suyo y con libertad, aunque eso le causaría ciertos problemas con la productora: “La Disney parecía encantada de haberla hecho y, al mismo tiempo, avergonzada”. Este primer corto le abrió las puertas a la dirección y, a partir de entonces, dirigirá nuevos trabajos con actores reales, como el próximo corto que nos ocupa.

Frankenweenie Su tercer proyecto fue un corto de media hora en blanco y negro llamado Frankenweenie, revisión de las películas de Jamen Whale (Frankenstein, 1931; La novia de Frankenstein, 1935). Financiada con casi un millón de dólares. Burton tenía 25 años cuando lo rodó. Actualmente, Burton ha hecho un remake del corto transformándolo en animación en stop-motion. Frankenweenie comparte con Vincent una fuerte carga emotiva, resultado de sus orígenes profundamente personales. El corto al completo es un conjunto de referencias a las películas de terror clásicas de los años 30 en blanco y negro. Burton establecía cierta relación entre estas películas y la urbanización en la que creció. Frankenweenie fue una consecuencia de ésta. Frankenweenie nos presenta a un niño llamado Víctor Frankenstein y su mejor amigo: su perro Sparky. Un agrio día, Sparky es atropellado y fallece. Víctor está hundido pero en una clase de ciencias, un profesor le da una idea: resucitar a su perro por medio de la electricidad. Con este corto, Burton acerca el mito de Frankenstein al universo infantil. Frankenweenie es, en definitiva, una versión más inocente de Frankenstein, en la que cualquier niño/a que haya tenido mascota y haya fallecido durante su infancia puede verse reflejado en el personaje de Víctor. Para Burton, este tipo de relación (niño – mascota) es la más pura y una de las primeras que se establece en la infancia. El climax de la película lo encontramos en el inevitable enfrentamiento entre la multitud, representada por los aterrorizados y furiosos vecinos que detestan aquello que se sale de lo normal, y el monstruo, es decir, el perro resucitado y cuyo aspecto espanta pero que tiene un gran corazón. Concluye cuando Sparky encuentra el verdadero amor. En este corto ya aparecen temas que se repetirán durante toda la obra de Burton, sobre todo en su gran éxito: Eduardo Manostijeras. El primero de ellos es el monstruo, ser inadaptado que causa terror a simple vista. En su juventud, Burton veía todas las películas de monstruos tanto de los años 30 como de los 50, siendo su favorito sin lugar a dudas Frankenstein. Para él, Frankenstein es un monstruo que, a pesar de ser físicamente horrible, tiene sentimientos bondadosos y es más humano que cualquier otra persona corriente. En este caso, el papel del monstruo lo interpreta Sparky. Probablemente, Burton se siente identificado con este tipo de monstruos. Los aspectos de su juventud y vida en Burbank se repiten constantemente en sus películas. Durante esos años, Burton era considera como un tipo raro por sus vecinos y preferían no tener mucho trato con él, a pesar de ser un chico muy creativo e imaginativo. Precisamente, Burbank es otro de los elementos que aparecen en Frankenweenie, al retratar la urbanización en la que vive Víctor. Un lugar corriente que podría estar en cualquier parte de Estados Unidos, donde la monotonía rige las vidas de sus habitantes. Es su visión particular de dicha urbanización. El lugar que más detesta Burton y que, paradójicamente, más retrata en sus obras. El corto no fue autorizado y no se llegó a estrenar en Estados Unidos, algo que molesto mucho a Burton porque con Vincent le ocurrió lo mismo. Se planeaba exhibirse con el relanzamiento de Pinocho en 1984, pero no se llevó a cabo. Sí que se estrenó en

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Reino Unido y, finalmente, con el éxito de Burton con películas como Bitelchús, Disney la editó en video antes del estreno de Batman en 1992. En octubre de 2012, Burton estrenó el remake del corto realizado en stop-motion. Esta nueva película contaba con nuevo guión y nuevos personajes inéditos pero manteniendo el espíritu de la original. Está nominada a los Globos de Oro en la categoría de Mejor película animada del 2013.

Eduardo Manostijeras Después de los problemas que tuvo con la Disney, Burton se marchó y la Warner Bros le ofreció su primer largometraje: La gran aventura de Pee-Wee. Fue la primera vez que dirigió una película, aunque era de bajo presupuesto, y, también, la primera vez que trabajo con Danny Elfman, solista del grupo Oingo Boingo Band. Burton contrató a Elfman para la banda sonora, aunque él nunca había hecho algo parecido. Entre los dos nació una fuerte amistad y Burton recurriría a Elfman en gran parte de su trabajo posterior. Se estrenó en el verano de 1985 y tuvo un sorprendente éxito, aunque la crítica no la trató muy bien. El éxito de taquilla convirtió a Burton en un director “rentable” y a sus manos llegaron numerosos guiones. Uno de ellos fue el de Bitelchús, que tenía la quinta esencia de los temas de Burton: tenebroso, raro, enormemente imaginativo y con escenarios alucinantes y efectos especiales. Para esta película, Burton contó con un presupuesto a la altura de su imaginación. Bitelchús se estrenó en Norteamérica en 1988 y obtuvo 32 millones en las dos primeras semanas y recaudó un total de 73 millones. La película les valió el Oscar a Mejor Maquillaje a Ve Neill, Steve La Porte y Robert Short. Estos dos éxitos de taquilla fueron lo que le proporcionaron a Burton el rodaje de Batman. Fue la primera película de gran producción que dirigió Burton y, al tratar de un personaje tan popular como Batman, estaba constantemente rodeado de alboroto sobre los cambios realizados: el nuevo diseño del traje, la elección del actor principal, etc. La película se estrenó en Estados Unidos el 21 de junio de 1989 y se convirtió en la primera película que pasaba de los 100 millones de dólares en sus diez primeros días, logrando unos ingresos mundiales de 500 millones. Y, después de este repaso rápido a estas películas, llegamos a la que nos ocupa: Eduardo Manostijeras. Tras el éxito de Batman, Burton se convirtió en el director joven más solicitado de Hollywood. Pero él ya estaba cansado de hacer estos trabajos por encargo de las productoras y deseaba trabajar en algo más personal. Tenía un personaje que nació cuando Burton era joven, con uno de sus dibujos. Un personaje que quería tocar pero no podía, que es creativo y destructivo a la vez. Gracias al éxito de sus películas anteriores, sin las cuales no habría conseguido rodar esta película, la 20th Century Fox dio luz verde a su proyecto. Burton encargó el guión a una joven novelista, Coraline Thompson, que también escribiría el guión de Pesadilla antes de Navidad. La historia cuenta como una vendedora de Avon encuentra a un joven que tiene tijeras como manos en la vieja mansión abandonada. La mujer se lo lleva a su casa, en la urbanización cercana a la mansión, con el fin de ayudarlo y proporcionarle un hogar. Eduardo causa sensación entre los vecinos por sus fantásticas dotes artísticas, primero con los arbustos y después como peluquero. Pero, debido a una terrible equivocación, Eduardo se ve obligado a huir, perseguido por la policía, y volver a su vida solitaria en la mansión. Eduardo Manostijeras es otra de las versiones de Burton de Frankenstein: el monstruo con un corazón bondadoso que se ve obligado a huir debido a la intolerancia 7


de sus vecinos. Al igual que sus predecesoras (Frankenstein y, después, Frankenweenie), la escena final es la muchedumbre acosando a la criatura. Como muchos de sus trabajos, Eduardo está basado en un dibujo que el mismo Burton hizo en su juventud. Era un chico al que en vez de manos le dibujó unas tijeras. “Tenía que ver con las relaciones. Me sentía incapaz de comunicarme”, cuenta el mismo Burton, “Era esa sensación de que tu aspecto y cómo te ve la gente chocan con lo que tienes en tu interior”. Otro de los temas de esta película es la facilidad que tiene la gente para etiquetar a alguien sin saber quienes son, algo que ocurre con los vecinos de Eduardo, que continuamente están cuchicheando y cotilleando sobre todo lo novedoso que ocurre en el vecindario. Al igual que en Frankenweenie, vuelve a aparecer la urbanización pintada con colores pasteles, que en esta película se contrapone a la siniestra mansión abandonada de la colina donde vivía Eduardo. Esta mansión, símbolo del aislamiento del personaje, es también una reacción contra el hogar-urbanización. Burton reservó un papel en esta película para su buen amigo e ídolo Vincent Price: el del inventor que crea a Eduardo. Aparece en escasas escenas, pero en ellas Price está rodeado de extrañas máquinas y oscuros ambientes, recuerdo de las películas de terror que protagonizó. Además de las referencias a Frankenstein, también podemos encontrar referencias de La Bella y la Bestia en la relación de Eduardo con la hija de la vendedora de Avon que le acoge: Kim, una animadora que sale con el cuarterbag del instituto. A lo largo de la película, Kim pasa de menospreciar a Eduardo a amarlo, abandonando a su popular novio. Muchos vieron en esto una venganza de Burton contra los cachas de instituto que conoció en el colegio. El papel protagonista fue interpretado por un joven Johnny Depp, que para entonces era estrella de la televisión, conocido por ser un “chico malo”. Nada más verlo, Burton decidió que le quería a él como protagonista. Esta película no solo consagró a Burton como director, sino que encumbró a Depp como actor, sacándolo de la televisión y abriéndole las puertas de Hollywood. Desde esta película, Burton y Depp desarrollaron una fuerte amistad y Burton contaría en numerosas ocasiones con él para sus trabajos. Desgraciadamente, Eduardo Manostijeras no funcionó bien en taquilla en Estados Unidos, aunque algunos críticos, sobre todo de Europa, la celebraron como su obra maestra. A pesar de todos, la película se ha convertido en un clásico y, hace unos años, era una película recurrente para las televisiones en la época navideña.

Pesadilla antes de Navidad Poco tiempo después de terminar con Eduardo, Burton fue requerido una vez más por la Warner Bros para rodar la continuación de Batman, algo que Burton rechazó en un principio por estar algo quemado con la saga, pero acabó aceptando. Esta vez, Burton complicó la trama añadiendo más villanos de naturaleza dual, con un pie en el bien y otro en el mal. Destaca el personaje de Catwoman y la intensa relación que mantiene con Batman. Batman Vuelve se estrenó el 19 de julio de 1992 y superó con creces a la primera: en sus tres primeros días recaudó 47,7 millones y, en todo el mundo, alcanzó la cifra de 268 millones. Pero para muchos críticos fue una película demasiado oscura, donde se potenciaba lo visual en detrimento de la narración. A la vez que realizaba la preproducción de Batman Vuelve, Burton comenzó el desarrollo de un proyecto personal que nació cuando terminó de rodar Vincent en el 82. Al igual que este corto, el nuevo proyecto estaba basado en un poema suyo, inspirado en 8


The Night bejore Christmas, de Clement Clarke Moore. Otras influencias que tuvo fueron los cuentos del Doctor Seuss y los especiales de Navidad que veía de niño en la televisión. Así nació Pesadilla antes de Navidad. La historia de esta película nos sitúa en la Ciudad de Halloween, donde Jack, el rey del terror, está cansado de asustar a la gente. Un día, por casualidad, Jack acaba entrando a la Ciudad de la Navidad, y queda fascinado por todo lo que ve allí. Por este motivo, se propone convertirse en el rey de la Navidad. A pesar de que hacía tiempo que había abandonado la Disney, la idea de Pesadilla se le ocurrió mientras estuvo allí, por lo que los derechos de la película les pertenecían. Al parecer, según lo explica Tim Burton, “cuando trabajas allí, firmas un documento que dice que cualquier idea que se te ocurra mientras estás bajo contrato pertenece a la Policía de ideas”. Burton tenía miedo de que no le dejaran hacerla como él deseara o, incluso, que le impidieran realizarla; pero para entonces la Disney estaba en proceso de cambio y le concedieron plena libertad a Burton. A pesar de que era un trabajo muy íntimo para él, no la pudo dirigir por su compromiso con la preproducción de Batman Vuelve. Por ello escogió a Henry Selick para esta tarea, siendo él productor y segundo director. Recurrió a Danny Elfman para la banda sonora y para que aportara su voz en las canciones de Jack. Para el guión, volvió a contar con Caroline Thompson. En Pesadilla antes de Navidad encontramos muchos de los elementos que caracterizan la obra de Burton y que tienen todos ellos sus raíces en su infancia y adolescencia. El primero de estos elementos, es la animación en stop-motion, que usará en futuros trabajos y que ya empleó para Vincent. Esta técnica data de 1907 y fue la que se empleó para películas como Jasón y los argonautas y el Retorno del Jedi, además de las películas de monstruos que veía Burton en su juventud: King Kong y Godzilla, entre otras. Debido a esto, Burton le tiene un gran cariño a esta técnica: “La stop-motion es una forma artística de lo más auténtica y, a pesar de que en Pesadilla a veces usáramos nuevas tecnologías, de lo que se trata básicamente es de artistas trabajando de esa forma, pintando decorados y creando cosas. […] Es el aspecto artesanal de las cosas”. Como ya hemos señalado, Pesadilla nació por influencia de los cuentos del Doctor Seuss. Estos cuentos fueron las pocas lecturas que leyó en su juventud Burton, puesto que prefería la literatura del cine. Pero los cuentos, no solo los del Doctor Seus, y las leyendas han tenido siempre un cierto atractivo para él. Por ello, Pesadilla se estructura como un cuento, de forma que, al igual que estos, no hay que interpretarlo de forma literal, sino como una representación que quiere transmitir una idea o sentimiento de la mente de Burton. Y los personajes responden a esta concepción, sobre todo Jack: “Jack es como muchos personajes de la literatura clásica, apasionado y con el deseo de hacer algo de una forma que realmente no es aceptada, como en la historia de Don Quijote, donde un personaje se lanza a la aventura empujado por sus sentimientos, sin saber realmente cuáles son. Me parece algo muy primario, esa especie de búsqueda apasionada de algo sin saber siquiera realmente de qué se trata”. (Tim Burton por Tim Burton, Mark Salisbury, Alba, Barcelona, 2000) Otro de los elementos con raíces en su vida en Burbank son las propias fiestas de Halloween y Navidad. Halloween era la celebración que más disfrutaba en su infancia. Se disfrazaba de personajes de las películas de terror y marchaba por la calle vestido de esta forma sin parecer alguien raro, al igual que todos los niños de su vecindario. Era una noche en que podía hacer lo que más le gustaba sin que la gente le mirara como a

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un bicho raro. Era una noche que daba miedo de una forma muy divertida, al igual que en Pesadilla. Pero no solo por esto era su fiesta favorita, sino por las implicaciones que tenía que la gente se pusiera una máscara o disfraz. A lo largo de su vida, sobre todo cuando se hizo director, Burton se dio cuenta de que la gente al ponerse una máscara se desinhibía y actuaba con total espontaneidad. Y en Halloween es donde más se podía apreciar esta “liberación” al colocarse una máscara. En cuanto a la Navidad, ésta es la tercera película que Burton ambienta en esta festividad. No tiene un buen recuerdo de sus navidades en Burbank y, tal vez, por ello en sus películas siempre se acaba estropeando. En Pesadilla se aprecia un intento por convertir la Navidad, esa fiesta que tan poco le gusta, en la de Halloween, su favorita. Al igual que en sus trabajos anteriores, vuelve a aparecer la figura de Frankenstein en esta película, esta vez representada por la muñeca de trapo Sally, la co-protagonista. Su aspecto, llena de costurones que continuamente tiene que remendar, recuerda al moderno prometeo, pero también al traje de su Catwoman en Batman Vuelve. Sally no estaba en su idea original, la introdujo después de haber rodado Batman Vuelve y quedarse con la idea de los costurones del traje de Catwoman. Para Burton era un símbolo que tenía mucha fuerza, por eso lo retomó con más claridad en Pesadilla. Se trata de la idea de estar en constante reconstrucción. En sus propias palabras: “La sensación de estar descentrado y apenas ensamblado, y de estar intentando constantemente recomponerte, por así decirlo”. Por último, un elemento curioso y que a los animadores les resultó un duro problema era que muchos de sus personajes no tenían ojos y, en la animación, los personajes se expresan a través de los ojos. Durante su etapa en la Disney, Burton quedó harto de dibujar los lacrimógenos ojos de los adorables zorros de Tod y Toby, y por ello Burton tuvo la manía de quitarles los ojos a los personajes. Era un problema porque el personaje principal, Jack, era el que más tenía que expresar y el más complicado. Finalmente, encontraron la manera de hacerlo y dotaron al personaje de su carga emocional. El presupuesto con el que contó Pesadilla fue de 18 millones de dólares, mucho menos que cualquier película de animación. Tras su estrenó la noche de Halloween de 1993, la película recaudó 51 millones. Tuvo críticas de todo tipo, pero las que más trascendieron fueron las de los padres que acudieron a verla con sus hijos, que la tildaban de ser demasiado terrorífica para los niños. Pesadilla ha transcendido la pantalla y actualmente la imagen de Jack se puede encontrar en infinidad de productos: mochilas, bolsos, camisetas… Se ha convertido en un símbolo imperecedero, explotado por la Disney, y en un clásico de la noche de Halloween.

Ed Wood Después de Pesadilla antes de Navidad, los guionistas Larry Karaszewski y Scott Alexander hicieron llegar hasta su productora un guión sobre el peor director de la historia del cine: Edward Davis Jr.; más conocido como Ed Wood. En un principio iba a rodarla otro director, pero cuando éste tuvo que dejarla por diversos motivos, Burton no se lo pensó dos veces y se la adjudicó. Esto es debido a que Burton se identificó con el guión, que seguía la amistad entre Wood y su ídolo Bela Lugosi, una relación que era muy similar a la que tuvo Burton con Price. Ed Wood trata sobre un joven director que desea convertirse en el próximo Orson Welles. Es un joven polémico por su afición al travestismo, tema del que consigue hacer una película junto con Bela Lugosi. Esto le da la oportunidad de conocer a su ídolo y 10


forjar una gran amistad con él. Tras el fracaso de esa película, Wood dirigirá otras muchas, contando siempre con su amigo como protagonista hasta su muerte. La película termina con el estreno de Plan 9 from Outer Space, cinta que está considerada la peor de la historia. Burton se identificó enseguida con Wood y puso mucha pasión en la película. De joven era fan de sus cintas, a pesar de que eran realmente malas. Pero, para él, tenían algo especial y único, que había hecho que perduraran y convertido a Wood en un icono, teniendo el éxito que deseaba tras su muerte. Se podría decir en muchos aspectos que Burton y Wood son dos directores muy similares, no solo por la amistad que les unía con sus respectivos ídolos, sino por la forma de dirigir y de entusiasmarse por lo que estaban haciendo. Para empezar, Ed Wood es la auténtica personificación del clásico personaje de Burton: un individuo marginado, incomprendido, mal interpretado, dual (referido al travestismo). Lo que más le atrajo de él fue “su extremado optimismo, hasta un grado increíble de negación”. Burton se identificaba con él porque, al igual que le pasó a Wood, sus películas podían haber fracasado y él convertirse en el nuevo Wood. También coinciden en algo más, y es que ninguno de los dos despierta (o despertaba) la seguridad de los estudios. Todavía hoy, las ideas de Burton dan muchas vueltas hasta que encuentra una productora que las financie. Uno de los principales problemas a los que se tuvo que enfrentar Wood fue, precisamente, la financiación. Pero donde más se ve la relación entre Wood y Burton es en la relación con Lugosi y Price, respectivamente. Ambos tuvieron la suerte de conocer a sus ídolos de infancia, que, casualmente, eran actores de películas clásicas de terror en blanco y negro. Los dos tuvieron una gran relación con ellos y trabajaron juntos siempre que pudieron. Sus muertes fueron un duro golpe que tuvieron que superar (Price murió en el 93). Desde luego, da la sensación de que sus vidas transcurrieran en líneas paralelas. Otra de las características de Wood con las que pudo identificarse Burton pudo ser su entusiasmo con los proyectos que caían en su mano. En palabras de Burton: “Una de las cosas que me gustan de Ed, y con la que me identifico, es ese apasionamiento por lo que haces hasta el punto de que acaba convirtiéndose en una droga muy peculiar. […] Te crees que estás haciendo lo mejor de lo mejor. Tienes que pensarlo. Pero que tú creas que estás haciendo lo mejor de lo mejor puede que no tenga nada que ver con cómo lo ve el resto de la gente”. (Tim Burton por Tim Burton, Mark Salisbury, Alba, Barcelona, 2000) Además, al igual que Burton, Wood mantenía una muy buena relación con sus actores, recurriendo casi siempre a los mismos. Éstos eran siempre tipos raros, marginados que encontraban su lugar en el universo de Wood. En definitiva, una película sobre gente extraña. Burton quería rodar la película en blanco y negro, igual que como habían sido las películas de Wood y, como dato curioso, porque no sabían de qué color eran los ojos de Bela Lugosi. La Columbia Pictures puso pegas al respecto y fue finalmente la Disney la que la produjo, con un presupuesto bajo de 18 millones de dólares, pero con la ventaja de que le dio a Burton absoluta libertad. Para los actores, Burton eligió tanto interpretes veteranos como aficionados, buscando la misma extravagancia de las películas de Wood. Quería recrear la misma sensación que le proporcionaba el elenco de las películas de Wood. Volvió a contar con Johnny Depp, que tras la caracterización, parecía ser la reencarnación de Wood. En cuanto a la banda sonora, Burton eligió esta vez a Howard Shore. La película se estrenó el 7 de octubre de 1994 con críticas unánimemente elogiosas. Fue nominada a dos oscar, Mejor Actor de Reparto (Martin Landau, el actor que

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interpretaba a Bela Lugosi) y Mejor Maquillaje; ambos se los llevaron. Pero no fueron los únicos premios que recibió. Martin Landau consiguió, además, el Globo de Oro por Mejor Actor de Reparto y el Premio del Sindicato de Actores en la misma categoría.

Sleepy Hollow Al terminar Ed Wood, Burton y su productora volvieron a colaborar con Henry Selik para una versión de acción real y animación del cuento de Roald Dahl, James y el melocotón gigante (1994). En 1995, Burton comenzó la preproducción de la película de ciencia ficción Mars Attacks; una parodia de las películas cutres de los años 50. Además, Burton era el director con el que la Warner pensaba hacer una nueva versión de Superman, junto con Nicolas Cage. Versión que finalmente no se llevó a cabo e hizo gastar mucha energía inútil a Burton. En 1997 publicó La melancólica muerte del Chico Ostra, una colección de veintitrés relatos ilustrados de diferentes extensiones escritos en verso. Los cuentos eran típicamente burtonianos en contenido y en tono y conseguían transmitir la angustia y el dolor del adolescente inadaptado de una manera divertida y macabra. Uno de esos relatos cuenta las proezas del Chico Mancha, que llevaba una S en el pecho y que recordaba sospechosamente a Superman. Era su “venganza” contra la incómoda experiencia de Superman. Al poco tiempo llegó a manos de Burton un guión que adaptaba el cuento de Washington Irving, La leyenda de Sleepy Hollow. Burton, apasionado tanto de los cuentos como de las historias de terror, lo aceptó enseguida. No es la primera vez que esta historia se ha adaptado a la gran pantalla. En esta versión, el guión nos presenta a un protagonista inteligente, detective partidario de los progresos científicos que se ve obligado a probar sus teorías para desenmascarar los sucesos de Sleepy Hollow, un pueblo supersticioso. Es un personaje demasiado centrado en la ciencia, en su cabeza; en contraste con el jinete, que no tiene cabeza. Ichabod Crane puede ser considerado por ello un inadaptado tanto en la ciudad de Sleepy Hollow como en su profesión. Para realizar esta película, Burton se basó en las de terror gótico de la Hammer Productions de los años 60 y 70. Burton se sentía atraído por su cualidad irreal, resultado de haber sido rodadas principalmente en platós sonorizados. Por ello, Sleepy Hollow se rodó un 99% en plató. Pero la influencia de la Hammer lo confirma aún más con la elección de Christopher Lee para un pequeño cameo. Será la primera vez que aparezca en una película de Burton, porque a partir de entonces contará con él en más ocasiones. Para los decorados de exteriores, Burton se basó en el valle del Hudson, lugar donde él tenía una casa y le servía de vía de escape de Los Ángeles y el bullicio de Hollywood. Para él, era una zona mágica. Al no encontrar nada adecuado en el propio valle del Hudson, se marcharon a Inglaterra buscando un pueblecito, pero finalmente acabaron por construirlo en estilo colonial. Los decorados de Sleepy Hollow parecen sacados de cuadros expresionistas y, algunos críticos, dicen que dan la sensación de estar en el interior de la cabeza de Tim Burton. El director no lo desmiente del todo: “Al contemplar algunas pinturas de Van Gogh no me parecen “reales”, pero captan una energía tal que las hace reales y, para mí, eso precisamente es lo emocionante de las películas”. Si Eduardo Manostijeras representaba la inhabilidad de Burton para comunicarse cuando era adolescente y Ed Wood reflejaba su relación con Vincent Price; Johnny Depp, actor protagonista, sugiere que Ichabod encarna la batalla de Burton con los estudios de Hollywood, incluso con el mundo.

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Burton no es amigo de los efectos especiales y utilizó la menor cantidad posible de trucos de posproducción. Sleepy Hollow se estrenó el 19 de noviembre de 1999 y obtuvo algunas de las mejores críticas de la carrera de Burton.

Big Fish El siguiente proyecto que cayó en las manos de Burton fue una “reconcepción” de la clásica película de El Planeta de los Simios. Burton lo tomó con cautela, saber que no era exactamente un remake le tranquilizó y le permitió hacer sus propias ideas. Con un presupuesto de 100 millones de dólares se maquilló a los actores y se reconstruyó el mundo de los simios. Se estrenó en el 2001 y consiguió más de 300 millones en total. Después de esta producción de estilo hollywoodiense, Burton quería hacer algo más personal. Los productores Dan Jinks y Bruce Cohen le hicieron llegar el guión de Big Fish. Basado en la novela Big Fish: a novel of mithyc proportions de Daniel Wallace, el guión había sido adaptado por John August y Burton encontró en el tema el vínculo personal que estaba buscando: su padre murió en el 2000 y su madre en el 2002, aunque nunca estuvo muy unido a ellos, sus muertes le afectaron profundamente. “Mi padre había muerto recientemente y, aunque no estuviera muy unido a él, fue un periodo triste que me hizo empezar a pensar y a recordar el pasado. Era algo que me resultaba muy difícil de expresar, pero entonces apareció este guión y trataba precisamente de esos temas, y por eso hacer esta película fue una tremenda catarsis para mí, porque tuve la oportunidad de trabajar sobre estos sentimientos sin necesidad de hablar con un terapeuta. […] Eso era lo que me gustaba del guión, que ponía en imágenes las cosas que yo no era capaz de decir”. (Tim Burton por Tim Burton, Mark Salisbury, Alba, Barcelona, 2000) Edward Bloom es un hombre imaginativo y fantasioso que esta pasando por una dura enfermedad que, finalmente, le costara la vida. Su hijo, Will, con el que hacía tiempo que no se hablaba, vuelve para pasar sus últimos días con él e intentar averiguar quién era realmente su padre. Al igual que en la película, cuando el padre de Burton está enfermo, él intentó acercarse más a él. Los dos protagonistas de la cinta, el padre y el hijo, son dos aspectos de Burton: el hijo, que intentaba recuperar su relación con su padre agonizante; y el padre, porque éste hace lo mismo que Burton: contar historias. Precisamente, para Burton, parte del atractivo de Big Fish era la mezcla de un núcleo profundamente emocional con el componente fantástico desmesurado y ligeramente exagerado de los cuentos de Edward Bloom. Burton consigue un equilibrio entre la fantasía y la realidad, lo que hace que sea tan emotiva. Al igual que hay dos protagonistas, hay dos historias que se yuxtaponen y dan la película final. Hasta la fecha, Big Fish es la película de Burton más romántica y sentimental, además de la más realista. Se aleja completamente de sus trabajos anteriores, y también de los posteriores. Big Fish trata de fábulas y cuentos de hadas, mitos y cuentos populares en los que aparecen múltiples elementos arquetípicos, todos ellos interpretados a través de la visión singular de Burton. Al igual que en Sleepy Hollow, en Big Fish comprobamos la preferencia del director por los cuentos y fábulas, a los que considera importantes y que configuran la psicología de los niños, algo que se va olvidando conforme se hace uno mayor. Poco antes del estreno de la película, en septiembre de 2003, Burton fue padre por primera vez. La película no obtuvo grandes cifras de taquilla, pero en las críticas consiguió algunas de las más favorables de su carrera. Llegaron a decir que era la mejor 13


de su trayectoria; optimista sin ser demasiado sentimental, romántica sin ser empalagosa, y conmovedora sin ser zalamera. En definitiva, un guión que reta y profundiza en el talento visionario de Burton.

Charlie y la fábrica de chocolate A Burton le gustaban los cuentos, tanto los de adultos como los infantiles, y se demuestra en su siguiente proyecto. Ya había trabajado como productor de otra adaptación cinematográfica de Roald Dahl y ahora le llegaba el turno de dirigir una: Charlie y la fábrica de chocolate. Libro publicado en 1964 y que ya se había llevado al cine por Mel Stuart en el año 1971. Al igual que el Doctor Seuss, Roald Dahl conectaba al Burton con la idea de la fábula moderna, y cuando la Warner le ofreció el proyecto, él aceptó de inmediato. Burton quería mantenerse fiel al libro cuidando detalles importantes que en la primera versión cinematográfica no se hicieron, como la familia desnutrida y los abuelos (que se les vieran muy ancianos), pero también aportó algo de su cosecha: la infancia y pasado de Willy Wonka. Pero, aún así, consigue que nada se desvíe del espíritu del libro. Es Wonka el personaje que más se asemeja a Burton. Wonka deja que su imaginación se desborde para crear intrincados mundos de chocolate en su fábrica mientras que Burton conjura mundos de fantasía fabulosos y descritos con detalle en sus películas. Al igual que Eduardo, Wonka tiene temor al contacto humano y al contacto no táctil. En cuanto a Charlie, al igual que Burton, tiene la sensación de pasar desapercibido en el colegio, de que nadie repara en él, la misma sensación que tenía Burton a su edad. Burton se esmeró en el diseño de Wonka. Se inspiró en los presentadores de los programas infantiles: sujetos extraños y extravagantes, con ropas raras. Pero, aunque Wonka tiene ese aire infantil, también hay en él algo un poco aterrador, y que aparece tanto en el trato a los demás como en la relación con su padre. “Seguí la idea de que las personas a las que se considera genios o líderes en su campo suelen estar un poco chaladas”, explica Burton. Al adaptar el libro de Dahl, John August, el guionista, le dio a Willy Wonka una motivación psicológica para sus excentricidades. Esta motivación es, básicamente, familiar, centrada en la difícil relación con su padre, un dentista (Christopher Lee), al que hace años que no ve. De nuevo aparece la relación complicada con el padre, también presente en Big Fish. Al final, Wonka se reconcilia con su padre y es acogido por la familia de Charlie. La escena en que Wonka va a ver a su padre después de muchos años sin visitarlo y descubre que en su clínica deontológica tiene recortes de noticias en las se le menciona es similar a lo que le pasó a Burton con su madre. Antes de que falleciera, fue a visitarla y encontró los carteles de sus películas colgados por la casa de su madre. Otro elemento que le une a Wonka es que, cuando es niño, le colocan un aparato dental terrible, el mismo que llevo Burton a esa edad, algo que les convertía en inadaptados al dificultarles la comunicación. Eso a Burton le supuso un trauma y, tal vez debido a ello, los dentistas se retratan en esa cinta como tiranos que detestan todo lo dulce. Burton hizo construir todos los decorados y evitó en la medida de lo posible los efectos digitales, recurriendo incluso a técnicas de la vieja escuela, como las perspectivas trucadas, los elementos sobredimensionados y las miniaturas. Es su eterna lucha por lograr que todo parezca real. Es sobresaliente el contraste que se da entre el exterior de la fábrica, un lugar siniestro, misterioso e, incluso, fascista; con su interior, luminoso, extravagante y dulce. 14


La unión de dos imaginaciones creativas y peculiares como son tanto Burton como Dahl, con una actitud oscura y macabra respecto a los niños muy parecida, fue una combinación explosiva. La película brilló con luz propia en taquilla, con un claro mensaje educador tanto para los niños como para los padres.

La novia cadáver Burton buscaba un nuevo proyecto donde poder emplear la animación fotograma a fotograma. El éxito de la animación digital, sobre todo de Pixar, había hecho desviar la atención de las formas tradicionales de animación, pero Burton no cejó en su empeño. “La stop-motion tiene algo que, para mí, la convierte en un medio emotivo”, es su justificación para decantarse por esta opción. La novia cadáver tuvo su origen en una fuente externa a Burton. El dibujante Joe Rauft, mientras se realizaba la película de Pesadilla, se encontró con un cuento popular europeo del siglo XIX que trataba sobre un chico que accidentalmente se prometía con un cadáver. Burton lo aceptó debido a que quería hacer algo con características emocionales y ampliar el abanico de personajes femeninos. Se tardó diez años en definir el proyecto y fue la Warner Bros quien lo acogió sin tener un guión definitivo. La novia cadáver es un clásico de Burton: presenta la dualidad de los mundos opuestos de los vivos y los muertos. Contra toda convención, la tierra de los vivos es gris y austera, su paleta de color es oscura y triste; en cambio, la tierra de los muertos, es un lugar colorista y lleno de alegría. Son elementos que Burton ha apreciado de culturas como la mexicana, donde incluyen la muerte como parte de la vida. “Provengo de una existencia suburbana un tanto puritana en la que la muerte se veía como algo oscuro y negativo”, dice Burton; por ello, en esta película, cambia las tornas. Se produce una yuxtaposición de lo que se percibe como normal y lo que se percibe como luminoso u oscuro. Mientras que Pesadilla era un cuento típicamente norteamericano, La novia cadáver sintoniza más con una sensibilidad europea, que conecta con la tradición gótica y los usos de la Inglaterra victoriana. El propio mundo de los vivos representa una especie de represión victoriana, donde nadie podía salirse de la norma. Igualmente era lo que ocurría en Burbank, donde había una férrea estructura social que categorizada a la gente y la situaba en ciertos compartimentos, algo que Burton identifica con la rigidez de la sociedad victoriana. Aparecen ciertos elementos temáticos y estilísticos que recuerdan a obras anteriores. El primero de ellos es el protagonista, Víctor, que parece un Vincent adulto (e incluso el padre de Víctor, en una escena, se confunde y lo llama Vincent). Tanto Víctor como Victoria no se llevan bien con sus padres; los decorados, el tono y el triángulo amoroso muestran similitudes con Sleepy Hollow; y aparece otra vez la relación niño-perro que ya vimos en Frankenweenie. Otra referencia, volviendo al mundo de Frankenweenie, lo podemos encontrar en el aspecto del personaje de la misma novia cadáver, una prima lejana de la novia de Frankenstein interpretada por Elsa Lanchester. Al igual que en Pesadilla, La novia cadáver cuenta con las canciones de Danny Elfman, pero, al contrario que en la primera que se desarrolló como una opereta, las tiene en menor medida. Aquí apreciamos una inalterable admiración por el viejo modelo de la Disney de dibujos hechos a mano y numerosas canciones, ya que Pixar evita números musicales en sus películas. La película se estrenó en el año 2005, quedando en segundo lugar en taquilla, y recaudó más de 117 millones de dólares.

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Conclusión Tim Burton es un director expresionista, que emplea las imágenes para transmitir sensaciones y emociones a los espectadores, aunque para ello deba dejar la narración a un lado para potenciar los elementos visuales, algo que los críticos le echan en cara. Pero a él no le gusta que le digan lo que tiene que hacer y sigue haciendo las cosas a su manera. Los productores no saben qué esperarse de él y suelen pensárselo dos veces antes de dar luz verde a alguno de sus proyectos. A pesar de esto, saben que sus películas arrastran buenas cifras de taquilla y que siempre recuperaran lo que hayan invertido. Burton ha tenido desde siempre problemas de comunicación, desde la escuela. Encontró en la imagen una forma de expresar su rico mundo interior, pero fue cuando empezó a trabajar como director cuando empezó a abrirse a los demás al tener que dictar el camino a seguir. El hecho de estar rodeado de amigos y gente afín en los rodajes responde a esto. Para conseguir sus propósitos, tiene que tener a su lado a personas con las que no le haga falta entrar en excesivos detalles. Por ello cuenta siempre con los mismos actores y empleados en sus películas. Burton necesita encontrar siempre un nexo de unión con sus películas, identificarse con algún elemento. En todas sus obras siempre hay algo que lo une con sus experiencias personales, como puede ser la relación con los padres o el sentimiento de ser un inadaptado. De su propia experiencia extrae también elementos que se repiten en sus obras, algunos de los más destacados son la presencia de monstruos como puede ser Frankenstein y la aparición de urbanizaciones como en la que creció. Una técnica que emplea en todas sus películas es la utilización de los colores para expresar determinadas sensaciones. Son principalmente de dos tipos: colores oscuros, negros, siniestros para crear atmósferas de terror y aislamiento (Eduardo Manostijeras, Sleepy Hollow); y colores fosforescentes, brillantes y fantásticos, sobre todo en los ambientes más fantásticos e imaginativos para crear lugares de ensueño (Charlie y la fábrica de chocolate). Se puede apreciar una constante vuelta a la infancia, sobre todo en aquellas obras más similares a cuentos de hadas. Muestra de ello es la adaptación de fábulas y cuentos infantiles, como Charlie y la fábrica de chocolate y Alicia en el País de las Maravillas. Burton es un contador de historias que, como tal, debe crear mundos fantásticos, sin dejar de lado aspectos que los unen con el mundo real, o, más concretamente, con su mundo. Tim Burton hace sus mejores creaciones cuando se identifica con sus personajes. A pesar de ser un director comercial que ha conseguido grandes cuotas de taquilla y por haber dirigido grandes superproducciones (Batman, El Planeta de los Simios), es en sus obras personales donde se retrata y consigue los mejores resultados. Sabe transmitir emociones y sensaciones a través de las imágenes más que de la narración. Que sus personajes sean tímidos, siniestros y creativos no es una casualidad, son alter egos del propio Burton. A Burton no le gusta estar quieto, y, cuando termina un proyecto, ya esta buscando algo nuevo en lo que embarcarse. Le gusta lo que hace, al fin y al cabo, es su manera de expresarse y comunicarse con el mundo. A pesar de que sus películas resultan extrañas a los espectadores acostumbrados a que les den todo hecho, también saben apreciar la belleza de sus imágenes oscuras y el transfondo que hay tras ellas. Es un director conceptual que consigue hacer películas que gustan a los espectadores de cine comercial. En palabras de Johnny Depp: “Nunca he visto a nadie tan inadaptado adaptarse tan bien. A su manera”. 16


Bibliografía FERENCZI, Aurélien: Tim Burton, El País, Madrid, 2007. GOROSTIZA, Jorge: Los mundos de Burton: claves de la filmografía de un director polémico, Arquitectura viva, p. 78-79, Madrid, 2005. MARCOS ARZA, Marcos: Tim Burton, Cátedra, Madrid, 2007. PANADERO, David G. y PARRA, Miguel Ángel: Tim Burton: diario de un soñador, Jaguar, Madrid, 2008. RODRÍGUEZ, Hilario J.: Tim Burton, Ediciones JC, Madrid, 2006. SALISBURY, Mark: Tim Burton por Tim Burton, Alba, Barcelona, 2000.

Filmografía BURTON, Tim: Vincent, Walt Disney Pictures, EE.UU, 1982. BURTON, Tim: Frankenweenie, Walt Disney Pictures, EE.UU, 1984. BURTON, Tim: La gran aventura de Pee Wee, Warner Bros, EE.UU, 1985. BURTON, Tim: Bitelchús, Warner Bros, EE.UU, 1987. BURTON, Tim: Batman, Warner Bros, EE.UU, 1989. BURTON, Tim: Eduardo Manostijeras, 20th Century Fox, EE.UU, 1990. BURTON, Tim: Batman Vuelve, Warner Bros, EE.UU, 1992. BURTON, Tim: Ed Wood, Tim Burton Productions y Touchstone Pictures, EE.UU, 1994. BURTON, Tim: Mars Attacks, Tim Burton Productions y Warner Bros, EE.UU, 1996. BURTON, Tim: Sleepy Hollow, Mandalay Pictures y American Zoetrope y Paramount Pictures, EE.UU, 1999. BURTON, Tim: El planeta de los simios, The Zanuck Company y 20 th Century Fox, EE.UU, 2001. BURTON, Tim: Big Fish, Jinks/Cohen Company y The Zanuck Company y Columbia Pictures Corporation, EE.UU, 2003. BURTON, Tim: Charlie y la fábrica de chocolate, The Zanuck Comapany y Plan B Entertainment y Village Roadshow Pictures y Warner Bros, EE.UU, 2005. BURTON, Tim: La novia cadaver, Tim Burton Animation Company y Hill Binton Studios y Laika Entertainment y Warner Bros, EE.UU, 2005. BURTON, Tim: Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet, Paramount Pictures y Warner Bros, EE.UU, 2007. BURTON, Tim: Alicia en el País de las Maravillas, Walt Disney Pictures, EE.UU, 2010. BURTON, Tim: Frankenweenie, Walt Disney Pictures, EE.UU, 2012. SELICK, Henry: Pesadilla antes de Navidad, Skellington Productions y Touchstone Pictures y Walt Disney Pictures, EE.UU, 1993. SELICK, Henry: James y el melocotón gigante, Tim Burton Productions y Walt Disney Pictures, EE.UU, 1996.

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