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La Basilicade Cattedrale di Rimini Itinerarios arte, historia y cultura
Museos de la Provincia de RĂmini
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Provincia di Rimini Assessorato alla Cultura Assessorato al Turismo
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edizione spagnola
Riviera di Rimini Travel Notes
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Cattolica Museo de la Reina Gemmano Museo Naturalístico de la Reserva Natural Orientada de Onferno Mondaino Museos de Mondaino Montegridolfo Museo de la Línea Gótica Montescudo Museo Etnográfico de Valliano Riccione Galería de Arte Moderno y Contemporáneo Villa Franceschi Museo del Territorio
Colori compositi
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Rimini Museo de la Ciudad Museo Fellini Museo de las Miradas, colecciones etnográficas Museo de la Pesca Menor y de las Conchas Saludecio Museo de Saludecio y del Beato Amato Santarcangelo di Romagna Museo Histórico Arqueológico Museo de los Usos y Costumbres de la Gente de Romaña Verucchio Museo Cívico Arqueológico
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Provincia di Rimini Assessorato alla Cultura Assessorato al Turismo Agenzia marketing turistico Riviera di Rimini
Pier Giorgio Pasini Museos de la provincia de Rímini Itinerarios de arte, historia y cultura
Coordinación: Valerio Lessi, Sonia Vico, Marino Campana Proyecto gráfico: Relè - Tassinari/Vetta Fotografías: archivo fotográfico de la Consejería de Turismo de la Provincia de Rímini L. Bottaro, S. Di Bartolo, T. Mosconi; archivos fotográficos de los Museos presentes en la guía Traducciones Francesc Xavier Pons Roca Link-Up, Rímini Compaginación Litoincisa87, Rímini Licia Romani Primera edición 2007 Reimpresión 2008
Índice
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Museos de la provincia
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1. El mundo de la naturaleza - Mondaino: Museos de Mondaino, sección paleontológica - Gemmano: Museo Naturalístico de la Reserva Natural de Onferno
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2. El mundo de la arqueología - Riccione: Museo del Territorio - Verucchio: Museo Cívico Arqueológico - Rímini: Museo della Città (Museo de la Ciudad), sección arqueológica - Cattolica: Museo della Regina (Museo de la Reina), sección arqueológica - Santarcangelo: Museo Storico Archeologico MUSAS (Museo Histórico Arqueológico), sección arqueológica
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3. El arte y la historia - Rímini: Museo della Città (Museo de la Ciudad), sección histórico-artística - Saludecio: Museo de Saludecio y del Beato Amato - Santarcangelo: Museo Storico Archeologico MUSAS (Museo Histórico Arqueológico), sección histórico-artística - Mondaino: Museos de Mondaino, sección de las mayólicas
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4. Vivir en el territorio - Santarcangelo: Museo degli Usi e Costumi della Gente di Romagna MET (Museo de los Usos y Costumbres de la Gente de Romaña) - Montescudo: Museo Etnográfico de Valliano - Cattolica: Museo della Regina (Museo de la Reina), sección de la marinería - Viserbella di Rímini: Museo della Piccola Pesca e delle Conchiglie (Museo de la Pesca Menor y de las Conchas)
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5. Mundo Moderno - Montegridolfo: Museo de la Línea Gótica - Riccione: Galería de Arte Moderno y Contemporáneo Villa Franceschi - Rímini: Museo Fellini - Rímini: Museo degli Sguardi (Museo de las Miradas), colecciones etnográficas
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Para ampliar información. Bibliografía mínima
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Museos de la provincia
Rímini, Museo della Città (Museo de la Ciudad), estufa de mayólica en la que se representa la dexterarum iunctio, principios del siglo XIX. 5
La historia ha dejado muchas señales, muchas huellas, en el territorio riminés: tanto en los edificios, en el trazado viario, el urbanismo y el arte como en las costumbres, el lenguaje, la cultura literaria y los cultivos agrícolas. Los testimonios diseminados, hoy en día carentes del contexto de dicha historia, se han recogido con paciente cariño en numerosos museos, grandes o pequeños, de antigua o reciente institución, que no son ni pretenden ser considerados simples antologías de objetos “hermosos” o curiosos, sino recolecciones de testimonios de la cultura, de la vida y de los acontecimientos humanos de esta porción de tierra de uno de los extremos de la Romaña y de los varios papeles que ha venido desempeñando a lo largo del tiempo; además, dan prueba de su alto grado de civilización, justifican su relativa originalidad y explican su carácter abierto y hospitalario. El territorio riminés debe a su posición geográfica una historia densa y compleja. Como es bien conocido, y como resulta fácil comprobar, está ubicado casi como una cremallera que “cose” la Italia septentrional, caracterizada por la llanura del Po, y la central, caracterizada por los relieves de los Apeninos. Al mismo tiempo constituye una especie de “terminal” de las conexiones entre el norte y el centro de la península italiana y un lugar de tránsito del tráfico marítimo con los países del Adriático y del Mediterráneo oriental. En efecto, de Rímini, la población capital de este territorio, parten las carreteras y autopistas que llevan a Lombardía y Véneto, a Apulia y Toscana, a Umbria y Roma; y de su puerto, constituido por la desembocadura del río Marecchia, partían las rutas rumbo a Dalmacia y Grecia. Estas eran las vías marítimas que seguían mercaderes y piratas; las terrestres han sido recorridas en diversos momentos de la historia por los mercantes que, procedentes del Báltico, seguían la ruta del ámbar; por los etruscos, en busca de nuevos contactos; por las legiones romanas, en su invasión del valle del Po para ampliar los dominios de Roma; por las hordas bárbaras lanzadas a la conquista de Italia, en lucha con los “romanos” de Bizancio; y después por los longobardos, ávidos de nuevas tierras; por los emperadores alemanes que pretendían reafirmar sus derechos frente al poder de los Estados Pontificios; y, como no, por las compañías de ventura en busca de un establecimiento definitivo; y así sucesivamente, hasta llegar a los ejércitos que combatieron durante la última terrible guerra mundial que, precisamente en estos parajes, atravesados por la denominada línea gótica, pugnaron en una de las últimas grandes batallas de la “campaña de Italia”. El territorio riminés, por una parte se abre a la llanura padana y por las demás queda delimitado por el mar y por las primeras
estribaciones de la cordillera apenínica, con el Monte Titano. Estos accidentes orográficos, desde luego, no conforman unas fronteras-barreras impenetrables, pero sí obligan a detenerse y a cambiar el paso, de manera que al fin se convierten en una especie de límite y de filtro, por lo que esta tierra, además de sitio de paso, resulta asimismo lugar de encuentro o de desencuentro, si bien siempre capaz de retener los fragmentos de culturas y civilizaciones que con el tiempo se han sedimentado y amalgamado. En las comarcas riminesas los testimonios materiales y artísticos que se han convertido en erráticos son abundantes y se conservan en gran parte en los 15 museos locales, conectados en red a través de un “sistema” provincial que les presta sostén, los promueve y, sobre todo, permite que se integren para configurar una oferta instructiva que brinde la oportunidad y la motivación para descubrir y conocer el territorio y su cultura. En esta breve guía se hallan agrupados por tipología: en primer lugar, los museos que ilustran la formación geológica, la conformación y la naturaleza del territorio; a continuación, los que aluden a su primera población y sus civilizaciones antiguas, en particular la villanoviana y la romana; después, los que conservan testimonios y obras de arte producidos en el Medioevo y la Edad Moderna; siguen los museos que ilustran la vida popular en el campo y el mar, y los que hacen referencia al último siglo y la segunda guerra mundial, que en esta zona se cobró numerosas víctimas y causó daños muy notables, dejando una huella profunda en su historia y su aspecto. Estas agrupaciones sugieren unos largos itinerarios en el “dilatado devenir” de la historia, más que a través del espacio, pues el espacio riminés es reducido y resulta fácil y agradable de recorrer, sobre todo en las tierras del interior, que ofrecen una gran variedad de paisajes y una densa red vial. Una simple advertencia, quizás inútil: precisamente porque todos los museos del ámbito riminés están vinculados al territorio, a su historia, a sus gentes, deben ser interpretados, comprendidos y disfrutados en relación con los lugares cuyas formas de expresión custodian; y este hecho incrementa su valor, los convierte en únicos, originales, concretos.
Rímini, Museo della Città (Museo de la Ciudad), vista parcial de la sala de los tapices, del siglo XVII. 6
1. El mundo de la naturaleza
En el área de la provincia no existen museos de Historia Natural; existen, sin embargo, una reserva natural y una red de centros naturalísticos que ofrecen oportunidades de observación y estudio de la naturaleza marina y la zona de las colinas, desempeñando una intensa actividad de educación medioambiental. Los centros naturalísticos son en parte de fundación pública y en parte de institución privada, en general suelen tener una gestión mixta y son promovidos por los ayuntamientos, por asociaciones de voluntariado y por organizaciones de utilidad social sin fines de lucro (conocidas como ONLUS). En lo que concierne al valle del Marecchia, en su tramo medio se pueden recordar el Observatorio Naturalístico Valmarecchia, situado en las proximidades del Oasis de protección de la fauna de Torriana y Montebello, y la sede separada del Centro de educación medioambiental del WWF de Rímini, es decir, el oasis Ca’ Brigida de Verucchio. Por lo que se refiere al valle del Conca, la Reserva Natural Orientada de Onferno en el municipio de Gemmano. En la franja litoral cabe destacar la existencia de la Fundación Cetácea de Riccione, del Observatorio medioambiental municipal de Cattolica y del Parque Le Navi, también de Cattolica. A la formación y a la conformación del territorio están dedicados los museos de Mondaino y de Gemmano (Onferno), pero también se pueden encontrar referencias a estos temas en museos que se centran fundamentalmente en la arqueología. Para una panorámica general a este propósito véase el museo de Riccione, aquí incluido en el capítulo relativo a la arqueología. El Museo de la Ciudad de Rímini también posee material paleontológico (con una hermosa colección de fósiles del río Marecchia), a la espera de ser ordenado en una sección específica. Se conserva y se halla expuesto asimismo material de esta naturaleza en la Fortaleza de Montefiore, pero en condiciones poco disfrutables, por ahora, a la espera de reordenación. Además, el Museo de Viserbella (véase) alberga una importante colección de conchas del Mediterráneo, y la Torre de Bellaria, otra.
Gemmano, jóvenes visitando la Reserva Natural Orientada de Onferno. 9
Mondaino: Museos de Mondaino, sección paleontológica
Mondaino Musei di Mondaino piazza Maggiore, 1 tel. 0541 981674 fax 0541 982060 cedmondaino@mondaino.com • apertura en verano (del 1 de junio al 15 de septiembre): de lunes a sábado de 9:00 a 12:00; domingos de 17:00 a 21:00; martes cerrado • apertura en invierno (del 16 de septiembre al 31 de mayo): de lunes a sábado de 9:00 a 12:00; domingos de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00; martes cerrado • entrada gratuita
Restos fósiles de un pez y de hojas en el trípoli de Mondaino. 11
Está dedicado específicamente a los fósiles, y en particular a los ictiolitos hallados en el territorio del municipio de Mondaino, pero tiene un enfoque de carácter didáctico que nos introduce en la historia más antigua de la tierra, a una larga época que los estudiosos sitúan entre el mioceno y el pleistoceno, es decir, en la edad mesiniana, hace unos seis millones de años. El área de Mondaino (como también las zonas próximas de Montefiore y de Saludecio) estaba ocupada entonces por una especie de enorme lago de agua salada, de cien a doscientos metros de profundidad por lo menos, que la evaporación fue secando lentamente. Por eso en dicha área actualmente abundan los fósiles, cuyos primeros hallazgos están datados en el siglo XIX, pero que fueron estudiados sobre todo a partir del 1983, cuando un corrimiento de tierras llevó a realizar una campaña sistemática de excavaciones. El museo expone una gran cantidad de hallazgos, científicamente clasificados, provenientes de aquel y de otros sitios arqueológicos, fruto de descubrimientos efectuados en varias ocasiones en otras partes del territorio. Se trata sobre todo de muchas especies de peces fósiles, algunas de ellas verdaderamente raras, así como de moluscos, equinodermos y elementos vegetales terrestres. Una especie fósil encontrada aquí, que no parece tener parangón con las de otras zonas, es la del pez linterna denominado Ceratoscopoles miocenicus. Naturalmente, han sido las especiales características de los sedimentos que colmaron el enorme lago, y que se formaron por evaporación marina, las que han permitido la fosilización de los restos de los organismos que allí habitaban. Junto a peces de modesto y pequeño tamaño, en la cuenca mesiniana vivían también peces grandes, como el Procacharodon megalodo, un tiburón gigantesco que podía alcanzar una longitud de hasta treinta metros, muy común en época miocénica; en efecto, se han hallado varios dientes de este ejemplar. En el museo su presencia es evocada en el diorama reconstructivo del hábitat marino del período mesiniano. El museo se encuentra en la planta baja del castillo malatestiano del siglo XIV que alberga también el Ayuntamiento, al que se halla adosada una pequeña, espléndida plaza de planta circular, porticada, construida en el siglo XIX. De esta plaza sale la calle principal del pueblo, rectilínea, a la que se asoman la iglesia parroquial consagrada a San Miguel Arcángel, del siglo XVIII, y el antiguo convento de Santa Chiara, del siglo XVII.
Gemmano: Museo Naturalístico de la Reserva Natural de Onferno
Gemmano Museo Naturalistico della Riserva Naturale Orientata di Onferno via Provinciale Onferno tel. 0541 854060 tel/fax 0541 984694 www.regione.emiliaromagna/parchi/onferno grotte.onferno@libero.it • apertura en verano (del 15 de junio al 15 de septiembre): de 9:30 a 12:30 y de 15:00 a 18:00 • apertura en invierno: domingos de 15:00 a 17:30 • para grupos y escuelas, apertura previa reserva • entrada de pago
En la parte superior: a la izquierda, panel que ilustra el entorno mesiniano; a la derecha, murciélago (Vespertilio de Blyth, Myotis blythii). En la parte inferior, la gruta de Onferno. 13
Este museo, en gran parte dedicado a la historia de la tierra, es de reciente fundación, pues lo instituyó en 1995 el ayuntamiento de Gemmano. Se encuentra en la Reserva Natural Orientada de Onferno (de 274 hectáreas), concretamente junto a una famosa gruta natural que se extiende a lo largo de más de 700 metros y tiene más de 70 metros de profundidad. Se halla emplazado en un entorno de gran belleza paisajística y se aloja en un edificio reconstruido y expresamente reformado de la antigua parroquia consagrada a Santa Colomba (documentada desde 1136), gravemente dañada en la segunda guerra mundial. En los primeros espacios del museo se expone una serie de muestras de rocas, con especial atención a varios tipos de yeso que a menudo afloran en la zona por capas o estratos. Junto a gráficos bastante elocuentes, hallamos la representación ampliada a escala 1-3.500 de una molécula de yeso. La particular atención prestada a este mineral y a esta roca se debe a que el castillo de Onferno, es decir, el pequeño núcleo habitado de origen medieval en el que el museo tiene su sede, se levanta precisamente sobre un enorme estrato de yeso, en el que las aguas de un torrente subterráneo, por otra parte, con una erosión de miles de millones de años, han ido excavando una gruta, explorada y detectada científicamente sólo a partir de 1916. De esta gruta, situada bajo el castillo y el museo, se muestra una maqueta construida a partir de la investigación y las exploraciones realizadas en los años sesenta del siglo XX. En el museo se destina amplio espacio a dos secciones de temáticas relacionadas con la gruta: la espeleología y los quirópteros, o sea, los murciélagos. En efecto, estos, en siete especies diferentes y cerca de 6.000 ejemplares, colonizan la gruta: se trata de una de las colonias de murciélagos más numerosas y variadas existentes en Italia. En el museo se ilustran asimismo la flora y la fauna propias de la zona, con vitrinas, paneles didácticos y recursos multimedia, con un diorama que representa las especies de anfibios, reptiles y mamíferos mayores que siguen poblando la zona actualmente, y con una sección dedicada a las aves que en ella nidifican (paseriformes y rapaces diurnas en particular). La visita del museo se propone como el preludio a la visita de la reserva natural, del jardín de la flora de las colinas y de la gruta, que hay que efectuar en compañía del personal especializado, especialmente competente y preparado para ofrecer explicaciones didácticas a un auditorio escolar y para la educación y la concienciación acerca de los problemas medioambientales.
2. El mundo de la arqueología
Riccione, Museo del Territorio, estatuilla de arcilla, siglo I a.C. 15
El hombre puebla el territorio riminés desde la edad paleolítica, esto es, desde hace más de doscientos mil años. Por todas partes se encuentran huellas suyas, débiles las de los períodos más remotos, frecuentes e incluso “monumentales” las de la época romana. No nos ha de maravillar, pues, la existencia una gran cantidad de museos arqueológicos, o de profusas secciones arqueológicas en museos generales, en la provincia de Rímini. Precisamente en la ciudad de Rímini se halla sito el museo arqueológico más antiguo de la zona, gracias a la pasión y a la competencia de un estudioso natural de estas tierras, Luigi Tonini, historiador de reconocido prestigio. A él se debe la formación, en 1871, de la Galería Arqueológica de Rímini, que es el primer verdadero museo de todo el territorio, porque, procedentes de todo el territorio, desde la cuenca del Uso hasta el valle del Conca, en el mismo se han recogido los hallazgos y manufacturas de la prehistoria y de la historia antigua y también porque durante más de un siglo ha sido un auténtico centro propulsor de investigaciones y estudios arqueológicos. Destruido en la última guerra, actualmente va siendo reconstruido no sin esfuerzo. Se persigue el objetivo de dotarlo de unas estructuras que permitan una exposición en condiciones óptimas, de modo que se ponga de relieve el valor de los hallazgos que en él se custodian, cuyo estudio se ha profundizado y cuyo correcto significado se ha recuperado en las últimas décadas. Hasta un siglo más tarde no han ido surgiendo los demás museos de la provincia de Rímini, todos ellos con sus respectivas secciones arqueológicas en las que se conservan manufacturas vinculadas a circunscripciones geográficas limitadas y se desarrollan y profundizan temas particulares y peculiares: las presencias humanas más antiguas, la civilización villanoviana (Verucchio), la producción alfarera (Santarcangelo) o la relación con las grandes vías consulares (Cattolica). Las breves fichas que siguen dan una somera idea de la riqueza de estos museos: riqueza en manufacturas, pero también en información y creación de la adecuada ambientación, gracias a la buena disposición de los espacios y a un cuidado particular en pro de la educación permanente y la didáctica. Fuera de los museos de la red provincial se recogen asimismo pequeñas colecciones de hallazgos arqueológicos. Así, por ejemplo, en las bibliotecas públicas de San Giovanni in Marignano y de Morciano. Además en Rímini pueden visitarse los restos, musealizados in situ, de domus con pavimentos de mosaico en la Via Sigismondo, en la Cámara de Comercio, y en la Via Tempio Malatestiano, en la Prefectura.
Riccione: Museo del Territorio
Riccione Museo del Territorio Centro Cultural “della Pesa” viale Lazio, 10 tel. 0541 600113 museo@comune.riccione.rn.it • apertura en verano (del 21 de junio al 31 de agosto): de martes a sábado de 9:00 a 12:00; apertura nocturna martes, miércoles y viernes de 21:00 a 23:00; cada miércoles a las 21:00 talleres para niños y visita guiada gratuita (en idioma extranjero con reserva previa de al menos 10 personas); domingo y lunes cerrado • apertura en invierno: martes, miércoles y viernes de 9:00 a 12:00 y de 15:00 a 18:00; jueves y sábado de 9:00 a 12:00; cerrado lunes y domingo • entrada gratuita
En la parte superior, reconstrucción de esqueleto de bisonte del Pleistoceno (Bison priscus) hallado en el torrente Conca. En la parte inferior: a la izquierda, tumba en forma de pozo del área sepulcral de la Via Flaminia (siglo I d.C.); a la derecha, fragmento de ánfora, vasijas, frascos y candiles de la propia necrópolis. 17
Hay que hacer mención de este museo como primera etapa de un eventual itinerario a través de los museos arqueológicos provinciales, porque, por ahora, es el único que proporciona elementos esenciales para el conocimiento de la evolución de todo el territorio riminés y, en particular, del Valle del Conca, en cuyo margen septentrional se encuentra Riccione. Se formó en la Biblioteca Pública en la década de los sesenta del siglo XX, gracias a la actividad de investigación y estudio de un grupo de aficionados, y halló su emplazamiento definitivo en 1990 dentro de la estructura polivalente del “Centro della Pesa”. Desde 1998 lleva el nombre de Luigi Ghirotti, inspector honorario a las Antigüedades, que fue uno de sus principales artífices. Se sirve de una moderna disposición de los espacios y está estructurado, con una claridad didáctica ejemplar, en seis sectores, que contienen interesantes hallazgos paleontológicos y arqueológicos. A una introducción general sobre el origen y la evolución de la tierra sigue una sección que ilustra la situación geológica local por medio de gráficos y de una maqueta del Valle del Conca y las áreas limítrofes. La compleja historia geológica explica la conformación actual del territorio, modelado hace decenas de millones de años por la superposición de rocas emergidas del fondo marino y su deslizamiento sobre las arcillas, por sus fracturas y por el recorrido móvil de los ríos que erosionaron y moldearon la desigual superficie de las tierras emergidas. Muestras de rocas, de minerales y de fósiles animales y vegetales documentan miles de años de evolución hasta la aparición de grandes mamíferos como el elefante (o el mamut), del que se han encontrado algunos enormes molares y el fragmento de un colmillo, el bisonte prehistórico, del que se han hallado una porción de cráneo, una mandíbula y varios huesos que han permitido la reconstrucción de un semiesqueleto, el ciervo gigante y otros animales menores (oso, rinoceronte, castor, rata, etc.). Un diorama reconstruye el entorno del valle del Conca tal como debía ser en un período comprendido entre hace 200.000 y 100.000 años, caracterizado por un gran lago y una serie de pantanos, pero ya poblado por el hombre desde mucho tiempo atrás. Investigaciones arqueológicas, de superficie, sobre todo, y hallazgos casuales han permitido documentar las primeras huellas del hombre en el territorio desde el “paleolítico inferior”: cantos a los que al principio se daba forma de manera muy rudimentaria, más tarde tallados con cierta habilidad atestiguan la presencia humana en un entorno que debía ser muy distinto del actual, con espejos de agua, pantanos y una exuberante vegetación salvaje. El museo expone una buena serie de hallazgos líti-
cos del paleolítico y el neolítico procedentes de muchos lugares del valle (municipios de Riccione, Misano, Morciano y Montefiore). Al neolítico, el eneolítico, la edad del cobre y a las edades de bronce y de hierro está dedicada la quinta sección del museo, con hallazgos líticos, metálicos y cerámicos (hachas, puñales, azadas, puntas de flechas, agujas, varios tipos de vasija) provenientes de asentamientos sitos en Riccione y sus alrededores. En la zona son escasos los testimonios de la civilización villanoviana, mientras son abundantes en el cercano valle del Marecchia (se conservan en el Museo arqueológico de Verucchio: véase). Entre los hallazgos del período siguiente destacan por su rareza algunos fragmentos de cerámica griega del siglo V procedentes de Morciano y de Misano, que atestiguan contactos y quizás comercios con Grecia, y los hallazgos provenientes de una tumba gala del siglo III a.C. encontrada en Misano, que “se pueden vincular a una supervivencia cultural céltica en un período en el que la romanización del territorio estaba consolidada” (R. Bambini). La última sección del Museo, precisamente, está dedicada a la conquista y la colonización romana del territorio, y en sus vitrinas conserva testimonios cuya datación corresponde a los siglos que van del III a.C. al III d.C. Hay que puntualizar, por otra parte, que el material arqueológico hallado en la zona en el siglo XIX (y en parte aquí documentado mediante fotografías) está expuesto en la sección arqueológica del Museo de la Ciudad de Rímini. Los romanos se asomaron a este territorio después de la batalla del Sentino (295 a.C.), pero sólo tras la fundación de la colonia latina de Ariminum (268 a.C.) y la consiguiente asignación del territorio a los colonos fueron capaces de imponerse definitivamente sobre los Galos. Se trataba de una zona de frontera, que muy pronto estuvo bien comunicada gracias a la via Flaminia (220 a.C.), que conectaba Rímini con Roma. En el territorio, con toda seguridad, se alzaban, dispersas, las casas de los colonos, granjas y villas rústicas, construcciones todas ellas de las que se han hallado huellas en unos cincuenta sitios arqueológicos, de los cuales provienen los materiales aquí expuestos: fragmentos de vasijas, partes de pavimentos de terracota y de mosaico, restos de estucos pintados, elementos de suspensurae (que atestiguan la existencia de termas domésticas), tejas marcadas. Para el sostén de la actividad de construcción y producción agrícola del lugar existían numerosos hornos pequeños y medios, en los que se fabricaban ladrillos, tejas, vasijas, ánforas para el vino y candiles, de los que se han encontrado numerosas huellas. 18
Parece que el único núcleo habitado de cierta consideración de la zona surgía al borde de la via Flaminia en la localidad de San Lorenzo in strada. Recientes excavaciones (1995 - 2001) han detectado indicios de viviendas y de actividades productivas (cuyos restos se han conservado in situ), así como de una necrópolis, de un horno y del que quizás fuera un edificio sacro. De San Lorenzo in strada provienen lastras decorativas de arcilla de gran belleza (de los siglos II y I a.C.), en parte conservadas en el Museo de Rímini, y de su necrópolis algunas tumbas con su ajuar, que incluye, entre otros, objetos de vidrio y de hueso, monedas y cerámica. En las inmediaciones del asentamiento romano, y a su servicio, surgió en época muy antigua la parroquia de San Lorenzo in strada (reconstruida en la postguerra), sin embargo sólo documentada desde el año 997. En la salida se presentan varios mapas que ilustran el desarrollo urbano de Riccione desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
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Verucchio: Museo Cívico Arqueológico
Verucchio Museo Civico Archeologico via Sant’Agostino, 14 tel. 0541 670222 fax 0541 673266 www.comunediverucchio.it iat.verucchio@iper.net • apertura abril - septiembre: todos los días de 9:30 a 12:30 y de 14:30 a 19:30 • apertura octubre - marzo: sábados de 14:30 a 18:30 y domingos de 10:00 a 13:00 y de 14:30 a 18:00 • apertura previa reserva, fuera de horario, para grupos y escuelas • entrada de pago
En la parte superior: a la izquierda, visitantes en la sala de los Antepasados; a la derecha, yelmo de arcilla con cresta. En el centro: a la izquierda, “Trono” de madera tallada, de la tumba Lippi 89; a la derecha, fíbulas de oro y ornamentos de oro y ámbar. En la parte inferior: a la izquierda, mango de abanico de madera tallada; a la derecha, osario bicónico con asa perforada. 21
Mientras el Museo de Riccione permite hacerse una idea del valle del Conca y de una gran parte del territorio riminés desde los orígenes hasta la edad romana, y por tanto hace referencia a un sector geográfico y temporal muy amplio, el de Verucchio incluye hallazgos de una sola cultura, florecida en el valle del Marecchia y sobre todo en el área de Verucchio durante la edad de hierro, en un lapso de tiempo que va de los siglos IX a VII antes de Cristo. Se trata de una cultura misteriosa y fascinante, denominada “Villanoviana” desde finales del siglo XIX, cuando los hallazgos pertenecientes a la misma fueron relacionados con los encontrados en 1858 en Villanova di Bologna. La historia señala que ya en el siglo XVII se suscitó cierta curiosidad por los restos “antiquísimos” que afloraban en los alrededores del núcleo habitado de Verucchio. En los siglos XVIII y XIX ya se habían formado algunas recopilaciones o “colecciones” de tales materiales, pero sólo a fines del siglo XIX (1893) se llevaron a cabo las primeras excavaciones sistemáticas que condujeron al descubrimiento de numerosas tumbas que contenían ricos ajuares (adquiridos por el Museo de Rímini). La investigación en el territorio, retomada a principios de los años setenta del siglo pasado, todavía no puede darse por concluida; hasta ahora se han localizado cuatro zonas sepulcrales bien diferenciadas en las laderas y a los pies del cerro sobre el que se yergue la localidad de Verucchio, y se han excavado más de quinientas tumbas que han proporcionado riquísimos ajuares funerarios, con piezas de extraordinaria rareza. Una selección de estos materiales se conserva y expone en el museo, inaugurado en 1985 y reformado en 1995 gracias al esfuerzo conjunto de la Superintendencia Arqueológica de Emilia y de la Administración municipal de Verucchio, en una colaboración regulada a partir de 1993 por medio de un acuerdo entre el Ministerio y el Ayuntamiento. La cultura villanoviana es la expresión de una población probablemente de origen etrusco o fuertemente influenciada por los Etruscos - que en el siglo IX se estableció en la colina (296 m) del valle del Marecchia, la estribación más cercana al litoral, un lugar de fácil defensa situado a los márgenes de la ruta que llevaba a la Toscana a través del paso de Viamaggio, en la ruta de los mercaderes del ámbar procedentes del Báltico. Este estratégico emplazamiento, con vistas sobre el mar, permitía mantener contactos comerciales con los centros costeros del Adriático y del Egeo. El punto exacto donde se ubicaba el asentamiento se desconoce todavía. Quizás coincida con el espolón de roca ocupado por el pueblo actual, que domina el curso inferior del río Marecchia y toda la llanura hasta el mar Adriático. Sí conocemos
parcialmente, sin embargo, los sepulcros y, gracias a los ajuares fúnebres, podemos tener una idea de la vida de esta antigua población, cuya economía se basaba en la agricultura, el artesanado y el comercio, y que dominaba el territorio comprendido entre los ríos Conca y Uso, hasta el mar. El rito funerario característico de la cultura villanoviana es el de la incineración. Las tumbas suelen estar constituidas por pequeños pocillos que contienen un osario de terracota de forma bicónica (a menudo ricamente ornamentado) cerrado por un cuenco vuelto del revés, o por unos pocillos en los que el osario va acompañado de una concha con el ajuar fúnebre, o bien, finalmente, por unas fosas rectangulares que contienen en una gran caja la urna cineraria envuelta en un manto, así como vasijas, muebles, objetos de uso, armas y tejidos. El museo, que ocupa tres plantas de un antiguo convento agustiniano del siglo XVII, se abre con una sala denominada “de los antepasados” en cuyas ocho vitrinas se expone una serie de ajuares tumbales de los siglos IX y VIII a.C. provenientes en buena parte del “Campo del Tesoro”, la más antigua de las necrópolis de Verucchio, con tumbas masculinas y femeninas muy ricas: en ellas destacan fíbulas de bronce y ámbar, collares (algunos de oro), discos de huso y carretes de hilo, y vasijas de cerámica. A continuación, en la planta del semisótano, se encuentran las salas “de los armados”, con vitrinas que contienen principalmente tumbas de guerreros en cuyos ajuares aparecen bocados de caballo, espadas, puntas de lanza, hachas, cuchillos, así como objetos ornamentales y vajillas de cerámica o de bronce. La sala que sigue, la “del manto”, se caracteriza por una vitrina en la que figuran algunos preciosos restos de tejidos procedentes de varias sepulturas, entre los que destaca un gran manto semicircular de hilado de lana. “El de Verucchio es el único caso de la Italia protohistórica en que se han encontrado prendas conservadas poco menos que íntegras de las que sea posible reconocer la forma, la materia empleada para el hilado y los tintes, y las técnicas de tejido”. (P. von Eles). En el resto de vitrinas se hallan dispuestas herramientas para el hilado y el tejido, tumbas femeninas con osarios revestidos por entero de tejido, collares, vasijas de banquete, bolsas de fibras vegetales, etc. En la primera planta destaca la sala “del trono”, dominada por una gran vitrina que contiene la tumba 89 de la necrópolis Lippi (situada bajo la fortaleza), en la que se empezaron a practicar trabajos arqueológicos de excavación en 1972. Está constituida por una gran caja de madera que contiene un ajuar muy rico, con ropas, armas (destacables los dos yelmos, uno con una alta 22
cresta de bronce y el otro con una cresta de cerdas), agujas de bronce, plata y oro, y objetos de madera. En la tapa de la caja había un trono de madera extraordinariamente bien conservado, con tachuelas de bronce y, sobre todo, con grabados en los que se representaban escenas de la vida cotidiana. La tumba, de finales del siglo VIII a.C, debió pertenecer a “uno de los más importantes miembros de la aristocracia de Verucchio, un hombre que desempeñaba algún rol complejo en su comunidad, un guerrero investido de responsabilidades que iban más allá de la simple esfera militar y se extendían a los ámbitos social y religioso” (P. von Eles). A ese mismo período se remonta una tumba femenina, descubierta en la misma zona también en 1972 (tumba 47), perteneciente a una mujer de rango elevado, como demuestran la cantidad y calidad de fíbulas de ámbar y la belleza de los tejidos. La riqueza del ajuar y el hecho de que la urna cineraria sea de bronce y no, como es más común, de terracota, abonan tal hipótesis. Otra sala, finalmente, está dedicada al área sacra localizada en la meseta conocida como Pian del Monte, parcialmente excavada en 1963 y en 1971, en la que existe un pozo del que provienen materiales cerámicos y de bronce datables entre los siglos XIII y V a.C., entre los cuales cabe destacar fragmentos de pequeñas esculturas broncíneas de alta calidad y de factura etrusca. De una zona próxima a este pozo proviene, además, un grupo de escudos de bronce, tres de los cuales reconstruidos, que estaban colocados uno encima del otro. Las excavaciones regulares en las laderas del cerro de Verucchio prosiguen (en el sepulcro de debajo de la fortaleza, desde 2005) y continúan asimismo los trabajos de clasificación y estudio del abundante material que ha ido viendo la luz. El museo, por este motivo, sigue en continua evolución para albergar y dar el justo valor a todos estos hallazgos con jornadas de estudio, conferencias y muestras temáticas de enorme interés. Entre estas cabe mencionar “Il dono delle Eliadi. Ambre e oreficerie dei principi etruschi di Verucchio” (El don de las Elíades. Ámbares y orfebrería de los príncipes etruscos de Verucchio) en 1994 y, en 2006, “Il potere e la morte” (El poder y la muerte).
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Rímini: Museo de la Ciudad, sección arqueológica
Rímini Museo della Città via Luigi Tonini, 1 tel. 0541 21482 fax 0541 704410 para actividades didácticas tel. 0541 704421/26 www.comune.rimini.it musei@comune.rimini.it • apertura en verano (del 16 de junio al 15 de septiembre): de martes a sábado de 10:30 a 12:30 y de 16:30 a 19:30; apertura nocturna (julio y agosto), martes de 21:00 a 23:00 y domingos y festivos de 16:30 a 19:30; lunes (no festivos) cerrado • apertura en invierno (del 16 de septiembre al 15 de junio): de martes a sábado de 8:30 a 12:30 y de 17:00 a 19:00; domingos y festivos de 16:00 a 19:00; lunes (no festivos) cerrado • entrada de pago; domingos entrada gratuita
En la parte superior: a la izquierda, vista del lapidario romano; a la derecha, la sección de los cultos imperiales. En la parte inferior: detalle del “mosaico de los barcos”. 25
Para esbozar un cuadro general sobre la historia antigua y la arqueología de todo el territorio de la provincia de Rímini resultará fundamental la sección arqueológica del Museo de la Ciudad de Rímini, en cuanto esté completamente instalada (las previsiones apuntan al 2008). En efecto, está constituida por miles de restos que van de la prehistoria al bajo imperio romano y que documentan e ilustran, haciéndolos “concretos”, los acontecimientos de la población y la civilización del territorio desde el Paleolítico hasta la Edad Media. Naturalmente, todo o casi todo el patrimonio del Museo es de proveniencia local; su interés, sin embargo, no es únicamente local, como podrán comprobar quienes visiten la parte preparada hasta ahora, rica en esculturas, mosaicos y cerámicas que ilustran la vida ciudadana de los siglos II y III d.C. y que nos ayudan a reconstruir muchos rasgos de la civilización que se desarrolló en el mundo romano durante dicho período. El de Rímini es un museo muy antiguo y muy rico en obras, pues fue fundado precisamente como “Galería Arqueológica”, gracias a la iniciativa del historiador y arqueólogo Luigi Tonini en 1871-1872 a partir de la recolección de restos hallados en todo el territorio comprendido entre el Rubicón y el Conca. Había sido dispuesto en la galería izquierda del patio de la Biblioteca Gambalunghiana, casi como un apéndice de la Biblioteca pública. En 1931, prestando una especial atención a los restos pertenecientes al período romano, fue reubicado y reordenado en la planta baja del antiguo convento franciscano (junto al Templo malatestiano). Estos locales fueron completamente destruidos por las bombas en 1943 y 1944. Afortunadamente casi todo el material había sido trasladado y se salvó. Actualmente está siendo objeto de ordenación en las dependencias del antiguo colegio de los Jesuitas, donde tiene su sede el Museo de la Ciudad, que recoge todo el patrimonio histórico-artístico de la localidad, de propiedad municipal y estatal. Su parte arqueológica se ha visto multiplicada por dos en los últimos cincuenta años gracias a la búsqueda sistemática y, todavía más, a causa de los hallazgos realizados durante la reconstrucción de la ciudad, que fue prácticamente arrasada por los bombardeos de la segunda guerra mundial. Desde la postguerra y especialmente a partir de los años ochenta, además de organizar algún establecimiento provisional y muestras temporales, el museo ha desempeñado una apreciable actividad de formación para docentes, de didáctica para escolares y de divulgación para el público en general, así como de participación en los eventos expositivos nacionales, que ha servido para mantener viva la atención sobre el patrimonio artístico riminés.
Desde 1981, en el patio interior del museo, se encuentra abierto al público el lapidario romano que, con unas setenta inscripciones datables entre el siglo I a.C. y el siglo V d.C., documenta las formas de la comunicación epigráfica de la Rímini romana e informa sobre muchos aspectos de la vida pública y privada desde el siglo I a.C. hasta el siglo IV d.C. Desde la época republicana de Roma la ciudad, fundada en el 268 a.C. como colonia de derecho latino y promovida a la categoría de municipio hacia el 90 a.C., desempeñó un papel verdaderamente importante tanto desde el punto de vista comercial como en los aspectos militar y político. Esta relevancia le fue plenamente reconocida en los tiempos de Augusto, tal como documentan claramente, por otra parte, dos famosos monumentos, conocidos por su carácter imponente y su belleza: el arco de Augusto (27 a.C.) y el puente llamado de Tiberio (14-21 d.C.), que los rimineses siempre han considerado emblemáticos, hasta el punto de que, desde la Edad Media, han decidido mostrarlos representados en el escudo de la ciudad. En cuanto a los edificios civiles de la población, su riqueza queda bien testimoniada sobre todo por los muchos y extraordinarios pavimentos musivos, en su mayoría pertenecientes a la época imperial, depositados en el Museo pero en gran parte aún a la espera de ser expuestos. Actualmente sólo se puede visitar, además del lapidario, el sector relativo a los siglos II y III después de Cristo, es decir, a la plena edad imperial, inaugurado en 2003. Los restos (vajilla de cerámica y de bronce, monedas, fragmentos arquitectónicos y escultóricos) ofrecen interesantes testimonios sobre la vida de la ciudad y sus actividades comerciales. Hacen referencia al anfiteatro, construido en la playa, junto al puerto, en el siglo II d.C.; a los cultos de la edad imperial; a la relación de la ciudad con el mar; y, sobre todo, a algunas espléndidas domus, como la de Palazzo Diotallevi, caracterizada por una gran mosaico pavimental en cuyo centro se representa la figura de Hércules y en un lado una original escena con tres barcas que están a punto de arribar a puerto (mediados del siglo II d.C.); o como la denominada “del cirujano” (siglos II - III d.C.), cuya reciente excavación ha devuelto a la luz, entre otros materiales, un excepcional conjunto instrumental quirúrgico-farmacéutico de más de 150 piezas, “el más rico y completo equipo médico que se ha conservado de la edad romana” (J. Ortalli), restaurado por entero y expuesto. En el museo se han reconstruido, con objeto didáctico, el ambulatorio y el cubículo del médico que ejercía su profesión y vivía en esta casa, probablemente destruida por un incendio durante una de las primeras correrías de los bárbaros (a mediados del siglo III 26
d.C.). Los restos de la domus del cirujano, incluidos sus pavimentos musivos, se hallan en la Piazza Ferrari, en las inmediaciones del Museo; adecuadamente protegidos por una estructura especialmente dispuesta, muy pronto se podrán contemplar in situ. Sobre la vida que se desarrollaba en las casas romanas ofrecen abundantes indicios los materiales de reducidas dimensiones que se han encontrado, desde apliques para muebles hasta amuletos, desde candiles hasta vasijas de terracota y de bronce, tanto de mesa como de cocina, de ánforas y vidrios a objetos para el adorno de la persona y a las imágenes de los númenes protectores. En lo que concierne a la religiosidad, sobre todo “privada”, parece que en Rímini gozaron de cierta fortuna los cultos dionisíacos, con Dioniso, Eros, Príapo y Sileno, de los que se han encontrado varias imágenes. En las plantas primera y segunda del mismo edificio se hallan las secciones medieval y moderna del Museo de la Ciudad (véase).
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Cattolica: Museo de la Reina, sección arqueológica
Cattolica Museo della Regina via Pascoli, 23 tel. 0541 966577 fax 0541 967803 www.cattolica.net museo@cattolica.net • apertura en verano: martes de 9:30 a 12:30; de miércoles a domingo de 16:30 a 19:00 y de 20:30 a 23:00; lunes cerrado • apertura en invierno: de martes a jueves de 9:30 a 12:30; de viernes a sábado de 9:30 a 12:30 y de 15:30 a 19:00; domingos de 15:30 a 19:00; lunes cerrado • entrada gratuita
En la parte superior, la vitrina con los materiales hallados en el pozo de la antigua plaza del mercado. En la parte inferior: a la izquierda, candiles de arcilla; a la derecha, fragmentos de ánforas y ánforas enteras encontrados mar adentro, cerca del promontorio de Focara. 29
En Cattolica, en la época romana, existía un asentamiento cuyas huellas se han comenzado a detectar sólo recientemente (1966). Al encontrarse al borde de la Flaminia y exactamente a medio camino entre Rímini y Pesaro, se ha pensado que pudiera tratarse de un pequeño núcleo habitado surgido alrededor de un lugar de parada, una mansio, una especie de “estación de postas” preparada para albergar a los viajeros y para el cambio y el alojamiento de los caballos. La hipótesis resulta muy sugestiva, incluso pensando en la historia reciente de Cattolica, definida desde el siglo XVI como “pueblo de tabernas para viandantes” (Leandro Alberti). Los materiales extraídos en las excavaciones del año 1966 y en los posteriores 1969, 1975, 1977 y 1978 se encuentran reunidos en un museo de nueva constitución (2000), muy bien equipado y presentado con un elocuente y didáctico conjunto de explicaciones. Se abre con las necesarias consideraciones acerca de la Flaminia romana y la organización y la tipología de la mansio, e ilustra las excavaciones de Cattolica y los materiales en ella encontrados, identificados por cronología y tipología. De gran interés resulta la exposición, que respeta plenamente los estratos arqueológicos, del material proveniente de un pozo romano explorado en 1997 y 1998 en el área de la plaza del mercado, que ofrece un vasto conjunto de utensilios de cerámica datables entre los siglos I a.C. y IX d.C., así como algunas monedas. Existe una sala dedicada a la domus, en la que se ilustran, además de su distribución planimétrica, los sistemas y materiales constructivos, la decoración y el mobiliario; otra dedicada a la vida cotidiana y al cuidado de la persona; y otra más a los intercambios comerciales. Cabe destacar la colección de candiles, así como la de ánforas, algunas de ellas halladas en el mar. También en el mar fue encontrado en 1967 un grupo homogéneo de jarras de mayólica datables entre los siglos XVI y XVII, que formaban parte de la carga de un barco que naufragó entre Gabbice y Cattolica. La última sala está destinada a colecciones de reciente adquisición. En la parte didáctica se da noticia asimismo de la historia más próxima de Cattolica, desde la “leyenda de la ciudad hundida” hasta la fundación del burgo moderno (1271), desde el origen del nombre actual de la localidad hasta las galerías subterráneas existentes bajo el pueblo. La planta superior del edificio, antiguo Hospital de los peregrinos fundado en 1584 y reconstruido en los años treinta del siglo XX como cuartel de los Carabineros, está dedicado a la marinería adriática (véase).
Santarcangelo: Museo Histórico Arqueológico, sección arqueológica
Santarcangelo di Romagna MUSAS - Museo Storico Archeologico via della Costa, 26 tel/fax 0541 625212 www.metweb.org/musas met@metweb.org • apertura en verano (junio agosto): de martes a domingo de 10:30 a 12:30 y de 16:30 a 19:00; lunes cerrado • apertura en invierno: de martes a sábado de 10:30 a 12:30; martes, jueves, sábados y domingos de 15:30 a 17:30; lunes cerrado • entrada de pago
En la parte superior, la sala de las villas rústicas. En la parte inferior: a la izquierda, candiles de arcilla; a la derecha, pequeña escultura de bronce de Harpócrates, del siglo II d.C. 31
Dedicado a la arqueología y al arte del territorio de Santarcangelo, fue inaugurado en 2005. Se trata, por tanto, de uno de los museos más jóvenes de la Provincia de Rímini. Se extiende a lo largo y ancho de las cinco plantas de un antiguo edificio (palazzo Cenci) expresamente restaurado con este propósito en los últimos veinte años del siglo pasado y situado en la parte alta y más característica y pintoresca del hermoso centro histórico. La sección arqueológica del Museo está dedicada en buena parte a una actividad que, favorecida por la abundancia de arcilla y madera, sin duda ha tenido una gran importancia en esta zona: la actividad de los hornos, no sólo y no tanto para la fabricación de ladrillos, sino para la cocción de recipientes para uso doméstico y sobre todo agrícola. Se han encontrado hornos romanos con balsas de decantación y cámaras de cocción (y siguen detectándose y descubriéndose otros) en la parte meridional del territorio de Santarcangelo. Estos hornos sugieren una organización artesanal y laboral notablemente evolucionada, casi un “polo industrial” o un “centro de artesanado” especializado. Por ello el museo, ya en sus primeros ámbitos, muestra una gran maqueta de horno que sirve de modelo ejemplar de un tipo de construcción repetido a lo largo de los siglos de manera prácticamente inalterada y expone en las vitrinas los objetos de muestra más significativos de la producción local, que incluye conchas, ánforas, vasijas y candiles; a estos últimos, “que en los siglos V y VI d.C. tomaron formas completamente originales en la decoración superior” (M.L. Stoppioni) se dedica un espacio específico. La industria alfarera de Santarcangelo, según parece, estaba especialmente bien organizada en conexión con la producción local de cereales y sobre todo de vino, sin duda abundante en la parte llana y de colinas del bajo valle del Marecchia, intensamente cultivado y salpicado, aquí y allá, de villas rústicas. De estas últimas provienen varios objetos, expuestos en las vitrinas de la segunda planta, relacionados con la vida cotidiana, la casa, la religiosidad y el culto de los difuntos. Sin duda el territorio estaba habitado y cultivado mucho antes de la colonización romana. En efecto, de una población humana bastante más antigua nos hablan los numerosos hallazgos, reunidos según su procedencia y cronología, que se exponen en una salita dedicada a la Prehistoria y la Protohistoria. La visita del museo prosigue en la planta superior con la sección dedicada a la Edad Media y a la historia de la Edad Moderna (véase).
3. El arte y la historia
Rímini, Museo della Città (Museo de la Ciudad), retablo malatestiano de San Vicente Ferrer, de Domenico Ghirlandaio y asistentes (1493-96). 33
Como es bien sabido, la Edad Media en la zona tuvo su momento más brillante con la llegada al poder de la familia Malatesta y, desde el punto de vista artístico, con la actividad de la “escuela riminesa” del siglo XIV. El Humanismo dejó en el Templo malatestiano uno de sus productos más precoces, complejos y espléndidos, debido precisamente a los Malatesta, que durante los dos siglos (XIV y XV) de su hegemonía construyeron o reconstruyeron casi todas las fortalezas que aún en nuestros días dominan las colinas riminesas y, en parte, las marquesanas, y constituyeron una corte literaria capaz de competir con las de la Italia septentrional y la Toscana. Rímini era la capital del estado malatestiano y el museo de Rímini posee algunos raros testimonios de este período, junto con obras maestras de grandes artistas de la época sucesiva, de artistas locales como Cagnacci y Centino, de artistas boloñeses como Guercino y Cantarini. En la zona la cultura boloñesa ha sido la protagonista del arte de los siglos XVII al XIX; pero la vitalidad del territorio en estos siglos viene demostrada sobre todo por la nueva configuración urbanística y la construcción de muchos edificios, principalmente iglesias y teatros, que abundan en el territorio. Especialmente el Medioevo y el siglo XVII han proporcionado a nuestros museos mucho material artístico, a través del cual se puede rememorar aquella atmósfera cultural y seguir el hilo de la historia del territorio hasta nuestros tiempos. El Museo más rico y completo en la actualidad es, sin duda, el de Rímini, con obras maestras de todos los siglos. El museo de Santarcangelo también conserva obras maestras medievales y renacentistas, mientras que el de Saludecio ofrece importantes obras pictóricas del siglo XVII y valiosos objetos eclesiásticos del siglo siguiente. La visita de los tres museos aquí mencionados no defraudará ni por la calidad de las obras, ni por su moderna disposición, ni tampoco por la gestión responsable de los mismos y contribuirá a vivir plenamente el territorio. Hay que señalar, además, por su interés, la exposición permanente de las Mayólicas de Mondaino (siglos XIV a XVII), constituida en 2004 gracias al descubrimiento en Mondaino de fragmentos de cerámica y de cerámicas desechadas de producción local. Y también la colección de cerámicas medievales y renacentistas existente en la sede de la administración de la Provincia de Rímini, emplazada en el área del antiguo hospital de la Misericordia, provenientes del propio hospital.
Rímini: Museo de la Ciudad, sección histórico-artística
Rímini Museo della Città via Luigi Tonini, 1 tel. 0541 21482 fax 0541 704410 para actividades didácticas tel. 0541 704421/26 www.comune.rimini.it musei@comune.rimini.it • apertura en verano (del 16 de junio al 15 de septiembre): de martes a sábado de 10:30 a 12:30 y de 16:30 a 19:30; apertura nocturna (julio y agosto), martes de 21:00 a 23:00 y domingos y festivos de 16:30 a 19:30; lunes (no festivos) cerrado • apertura en invierno (del 16 de septiembre al 15 de junio): de martes a sábado de 8:30 a 12:30 y de 17:00 a 19:00; domingos y festivos de 16:00 a 19:00; lunes (no festivos) cerrado • entrada de pago; domingos entrada gratuita
En la parte superior: Giuliano da Rimini, políptico de la Coronación de la Virgen, 1315 aprox. En la parte inferior: Giovanni Bellini, Piedad, 1470 aprox. 35
Con sus 36 salas repartidas en dos plantas en el edificio del siglo XVIII que fue el Colegio riminés de los Jesuitas (y después el Hospital Civil de la ciudad), la sección “postclásica” del Museo de Rímini constituye la colección de obras de arte e historia más grande e importante de la Provincia y una de las más importantes de la Región. En el mismo se hallan reunidas pinturas y esculturas, cerámicas y medallas, inscripciones y fragmentos arquitectónicos procedentes de la ciudad y su entorno. Ya a principios del siglo XIX el Palacio Municipal contaba con varias salas de recepción ornamentadas con pinturas y tapices; pero el primer verdadero museo no se instaló hasta 1924, en el primer piso del antiguo convento de San Francisco. Tras la destrucción de este edificio por los bombardeos de 1943 y 1944, el material artístico, tras ocupar, siempre de modo parcial, varios emplazamientos provisionales, fue colocado en la sede actual, adquirida y restaurada expresamente para albergarlo en 1990. Actualmente se está completando la sección arqueológica (véase), se está trabajando en la sección de la Alta Edad Media, y se está terminando de restaurar un edificio contiguo que se destinará al arte contemporáneo mientras se espera que se acaben de equipar las secciones medieval y renacentista. Mientras tanto, sin embargo, una gran parte de las obras se puede ver de acuerdo con una distribución racional que trata de compaginar las exigencias de la cronología con las de la tipología. El recorrido se abre con una serie de fragmentos arquitectónicos medievales (entre los que destaca un gran portal románico), con cerámicas y monedas del período de los comuni, y con un gran fresco del siglo XIV en el que se representa el Juicio Universal. Este último, situado en una amplia sala preparada para la celebración de conferencias (y denominada “sala del Juicio”), proviene de la iglesia agustiniana de San Juan Evangelista, donde ocupaba la parte frontal de la nave. Es una de las obras más antiguas (1310 aprox.) e importantes de la escuela riminesa del siglo XIV, activa en la primera mitad de aquel siglo en toda la EmiliaRomaña, las Marcas y el Véneto. Influenciada y en cierto sentido formada por el ejemplo de Giotto, que a finales del siglo XIII había trabajado en Rímini para los Franciscanos (en el “Templo malatestiano” existe aún un soberbio Crucifijo que es obra suya), produjo obras excelentes hoy dispersas en los principales museos del mundo. El Museo riminés posee obras de Giovanni, de Giuliano y Pietro da Rimini, los tres mayores pintores de la “escuela”. El desarrollo de la “escuela riminesa” coincidió con el ascenso al poder de los Malatesta, una familia que desde principios del
siglo XIV hasta finales del siglo XV ejerció su señoría sobre la ciudad y extendió sus dominios a las Marcas y buena parte de la Romaña. Muchos de los escudos e inscripciones en piedra existentes hacen referencia a esta familia y en especial a Sigismondo Pandolfo Malatesta (1417-1468), al que se deben el castillo (“Castel Sismondo”) y el célebre “Templo malatestiano”. En el museo se conserva casi completa la serie de medallas malatestianas fundidas para Sigismondo por Pisanello y por Matteo de’ Pasti, serie que constituye una de las obras maestras máximas de este arte inventado en el Renacimiento, y un Joven portaestandarte de Agostino di Duccio, proveniente del “Templo malatestiano”, como la tabla con la Piedad pintada por Giovanni Bellini en torno al 1470, considerada la joya del museo. A la familia de un nieto de Sigismondo, Pandolfo IV Malatesta, último de los señores de Rímini, se debe, en cambio, el encargo a Domenico Ghirlandaio del gran retablo en el que se representa a los santos Vicente, Roque y Sebastián venerados por los personajes de la familia Malatesta (1493-1496). Se trató de la última llegada importante de obras de arte a la ciudad malatestiana. De los pocos artistas rimineses activos fuera de su territorio en este siglo, como Giovan Francesco y Lattanzio da Rimini, el Museo expone un número reducido de obras, junto con tablas de otros pintores romañeses. En el siglo XVI Rímini perdió gran parte de su prestigio y perteneció a Valentino y a los Venecianos antes de quedar bajo el dominio directo del Estado de la Iglesia (1509). Sin embargo también el siglo XVI vio la realización de algunas importantes obras arquitectónicas y urbanísticas y la llegada de obras maestras debidas a Giorgio Vasari (en la abadía de Scolca y en San Francesco, 1547 y 1548) y a Paolo Veronese (en la iglesia de San Giuliano, 1587-1588), así como a buenos artistas menores como Marco Marchetti y Nicolò Frangipane (del que el Museo expone algunas obras). Más interesante desde el punto de vista artístico resulta el siglo XVII, no sólo por la notable importación de obras de arte del Veneto (como dos estupendos cuadros de Francesco Maffei) y de Bolonia (como algunas obras maestras de Simone Cantarini y de Guercino) ahora conservadas en el Museo, sino por la actividad de dos grandes pintores locales: Guido Cagnacci (1601-1663) y Giovan Francesco Nagli, llamado Centino (aprox. 1605-1675). Del primero el Museo posee obras juveniles muy sugestivas (como el San Antonio Abad y La vocación de san Mateo) y algunas obras de la madurez (como una Cleopatra y un hermosísimo Retrato de monje médico, ambos de reciente adquisición); del segundo algu36
nas telas de tamaño medio y algunos retablos muy representativos de su estilo sobrio y devoto. Al siglo XVII pertenece una excepcional serie de tapices, provenientes del Palacio Municipal, que ilustran el tema de las Historias de Semíramis, tejidos en el taller de Michiel Wouters, en Amberes, a mediados de siglo. En las salas de los tapices se expone una colección de 54 cerámicas cedida por la Fundación de la Caja de Ahorros de Rímini, con piezas, en su mayoría, procedentes de fábricas locales y datables entre los siglos XIV y XIX. Existe toda una sala dedicada a los bodegones, con pinturas de los siglos XVII y XVIII entre las que destacan las del fraile pintor riminés Nicola Levoli (1729-1801) y del faentino Giovanni Rivalta (1756-1832). El siglo XVIII nos ha dejado muchas obras de artistas boloñeses y rimineses: entre ellas merecen ser destacados cuatro frescos con Ángeles músicos de Vittorio M. Bigari (1722), retirados de la bóveda del presbiterio de la iglesia de San Juan Evangelista, llamada de San Agustín. Del siglo XIX el Museo conserva obras del pintor Guglielmo Bilancioni, del escultor Romeo Pazzini y de algún otro artista local; y del siglo XX expone provisionalmente una amplia serie de autorretratos de los modestos pintores locales. Finalmente, una salita con estampas de vistas de la ciudad de los siglos XVII al XIX y dos amplias galerías, la “de los Retratos” y la “de los Escudos”, completan el Museo, que en la planta baja posee una sección destinada a exposiciones temporales y salas didácticas, y además dos salas con obras gráficas y carteles del célebre René Grau, nombre artístico del riminés Renato Zavagli Ricciardelli (19092004).
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Saludecio: Museo de Saludecio y del Beato Amato
Saludecio Museo di Saludecio e del Beato Amato piazza Beato Amato, 2 tel. 0541 982100 • apertura anual: domingos de 15:00 a 19:00 • entrada gratuita
En la parte superior: a la izquierda, sala del Beato Amato; a la derecha, Guido Cagnacci, La procesión del Santísimo Sacramento (1628). En la parte inferior: a la izquierda, escudo de Saludecio bordado en un paramento litúrgico del siglo XVIII; a la derecha, Antonio Trentanove, Paño con ángeles estuco de la cripta (17981800). 39
Se trata de un museo pequeño, pero de gran interés por la calidad y la tipología de las obras que conserva, todas provenientes del territorio de Saludecio y casi todas propiedad de la adyacente iglesia parroquial, consagrada a San Blas. Desde un vestíbulo en el que se muestran algunos hallazgos arqueológicos se accede a una sala en la que se exponen pinturas, estatuas, relicarios, objetos litúrgicos, farolillos y báculos de procesión procedentes de la iglesia parroquial y de las antiguas cofradías laicas, que dan prueba de la religiosidad de la zona al tiempo que testimonian la gran importancia del pueblo en el ámbito del valle del Conca durante los siglos XVII y XVIII. Son de gran valor los numerosos cálices de plata y sobre todo las pinturas, entre las que hay que destacar varias obras maestras: el San Sixto papa y La procesión del Santísimo Sacramento de Guido Cagnacci (1628), los Santos Antonio abad y Antonio de Padua de Giovan Francesco Nagli conocido como Centino (1650 aprox.), La decapitación de San Juan Bautista de Claudio Ridolfi (1630 aprox.). La segunda sala está dedicada por entero al culto del protector del pueblo, el Beato Amato (siglo XIII), cuyo cuerpo es venerado en la capilla de la derecha de la iglesia parroquial. Objetos de plata de los siglos XVII y XVIII, casi todos de fabricación romana, ocupan la principal vitrina de esta sala, que contiene una gran cantidad de exvotos “históricos”. La tercera sala está constituida por la cripta de la iglesia parroquial, un hermoso semisótano en el que se exponen antiguos paramentos litúrgicos, estatuas de devoción de fabricación faentina y varias pinturas. El paño sostenido por ángeles del altar mayor de la cripta se debe al escultor riminés Antonio Trentanove, que entre 1798 y 1800 modeló los estucos de la iglesia. Esta última es obra del arquitecto de Cesena Giuseppe Achilli y fue construida entre 1794 y 1803. En la iglesia también hay obras de arte importantes: desde el Martirio de San Blas, en el altar mayor, obra documentada del fraile menor Atanasio da Coriano (1800), a la Virgen de la Misericordia de Claudio Ridolfi (aprox. 1620) en la capilla de la izquierda, dentro de un enorme retablo barroco de madera dorada proveniente del Oratorio del Rosario, que fue eliminado.
Santarcangelo: Museo Histórico Arqueológico, sección histórico-artística
Santarcangelo di Romagna MUSAS - Museo Storico Archeologico via della Costa, 26 tel/fax 0541 625212 www.metweb.org/musas met@metweb.org • apertura en verano (junio agosto): de martes a domingo de 10:30 a 12:30 y de 16:30 a 19:00; lunes cerrado • apertura en invierno: de martes a sábado de 10:30 a 12:30; martes, jueves, sábados y domingos de 15:30 a 17:30; lunes cerrado • entrada de pago
En la parte superior, Jacobello di Bonomo, Políptico (1385). En la parte inferior: a la izquierda, vista parcial de la sala de Clemente XIV; a la derecha, elementos arquitectónicos del siglo XIV. 41
Mientras la sección arqueológica del Museo (véase) documenta la vida de la Santarcangelo romana, esta se ocupa sobre todo de la Santarcangelo medieval y moderna, levantada sobre el cerro, junto a una fortificación documentada desde el siglo XII y potenciada por los Malatesta, que como vicarios del papa ejercieron su señoría sobre el pueblo durante largo tiempo. En la entrada una maqueta de la ciudad nos presenta la Santarcangelo actual, mientras que unos paneles ilustran su desarrollo y su territorio, y otros presentan brevemente sus monumentos más relevantes: la Parroquia del siglo VI aún existente en el llano que lleva al río, la fortaleza malatestiana y las misteriosas y pintorescas grutas de toba que horadan el cerro. En las cinco salas siguientes se hallan dispuestas muchas obras de arte, así como objetos de procedencia local. Algunas de estas obras son de gran valor, como las que se salvaron de la destruida iglesia de San Francisco, un gran edificio gótico que se erigía apenas fuera del núcleo habitado y del que provienen las dos obras maestras pictóricas del Museo: el políptico firmado por el veneciano Jacobello di Bonomo y fechado en 1385, perfectamente conservado en su hermosa estructura de madera, y la tabla con la Virgen con el Niño entre San Francisco y San Jorge pintada por el artista de Ravenna Luca Longhi en 1531 por encargo de Antonello Zampeschi (que durante algunos años fue feudatario de Santarcangelo), representado en actitud devota a los pies de la Virgen. La sala del siglo XVII nos presenta pinturas procedentes de lugares distintos y un cuadro juvenil de Guido Cagnacci (nacido en Santarcangelo en 1601 y muerto en Viena en 1663) que representa a la Virgen con el Niño, reciente cesión de un coleccionista privado (L. Koelliker, 2006). Sigue la sala dedicada al papa Clemente XIV, nacido en Santarcangelo en 1705: en la misma figuran, junto con tres retratos, algunas de las donaciones que el pontífice entregó a los Conventuales de Santarcangelo, entre los que cabe destacar un hermoso cáliz de plata dorada. Junto a estos objetos se puede contemplar la maqueta original (cedida por el Museo de Imola) del arco erigido en Santarcangelo en honor del papa y la maqueta moderna de la plaza - no realizada que debía acogerlo, proyectada, como el arco, por el arquitecto de la cámara pontificia, Cosimo Morelli, en 1777. La última sala, que conserva la decoración mural original del siglo XIX, contiene manufacturas y retratos decimonónicos de personajes y artistas de Santarcangelo.
Mondaino: Museos de Mondaino, sección de las mayólicas
Mondaino Musei di Mondaino piazza Maggiore, 1 tel. 0541 981674 fax 0541 982060 cedmondaino@mondaino.com • apertura en verano (del 1 de junio al 15 de septiembre): de lunes a sábado de 9:00 a 12:00; domingos de 17:00 a 21:00; martes cerrado • apertura en invierno (del 16 de septiembre al 31 de mayo): de lunes a sábado de 9:00 a 12:00; domingos de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00; martes cerrado • entrada gratuita
En la parte superior, reconstrucción del taller de un ceramista del siglo XVI. En la parte inferior: a la izquierda, mayólicas y vidrio del siglo XVI; a la derecha, mayólicas de Mondaino del siglo XVII. 43
Tras el hallazgo de los restos de los muros de un torreón medieval, en 1995 se efectuaron excavaciones estratigráficas que llevaron al descubrimiento de muchos fragmentos cerámicos; estos resultaron ser, en buena parte, “descartes de elaboraciones de cocción de mayólicas, que documentan la existencia en el lugar de una producción hasta entonces sólo supuesta” (M. G. Maioli). Las investigaciones se intensificaron y ampliaron, gracias a la participación de un grupo de voluntarios bajo la dirección científica de la Superintendencia Arqueológica y llevaron al descubrimiento de más material del mismo tipo, de buena calidad, una muestra del cual se presenta en este nuevo, pequeño Museo (2004). En el mismo se hallan expuestas, pues, muchas valiosas mayólicas, tanto enteras como en fragmentos, todas ellas encontradas en Mondaino y de producción local, datables entre los siglos XIV y XVII. Además, mostrando descartes de elaboración de primera y segunda cocción de piezas “terminadas” y mediante unos paneles dispuestos ex profeso, se ilustran las fases principales de la fabricación de las mayólicas. La exposición de accesorios para apilar el producto manufacturado en el horno (elementos distanciadores) y de las herramientas de los ceramistas va acompañada con la sugestiva y minuciosa reconstrucción del ámbito de trabajo de un ceramista del siglo XVI. La producción de la cerámica en Mondaino floreció a lo largo del siglo XV y tuvo su ápice en el curso del siglo siguiente. Desde el punto de vista de la tipología y del estilo parece deudora de la cerámica marquesana y, en menor medida, de la romañesa; los cuencos, las escudillas y los platos de Mondaino están decorados con colores cálidos y fuertes. “Los hallazgos testimonian una fabricación de mayólicas abundante hasta mediados del siglo XVII y permiten que Mondaino reivindique varios ejemplares de colecciones públicas y privadas antes atribuidos a Pesaro, a Casteldurante e incluso a Venecia” (S. Nepoti).
4. Vivir en el territorio
A la cultura popular y a la vida cotidiana en el territorio riminés se han dedicado nada menos que cuatro museos: dos al mundo agrícola y dos al mundo marinero. Se trata poco menos que de una simbólica invitación a una comparación a distancia entre la vida y el trabajo de los campesinos y la vida y el trabajo de los pescadores, y sus costumbres y tradiciones. Estos museos nos permiten abrir una brecha por la que mirar hacia un mundo casi desaparecido por completo y recuperar, al menos en parte, el sentido de los gestos y esfuerzos de creencias y usos que hasta ayer eran nuestros, pero que ahora resultan totalmente ajenos al mundo moderno. Un mundo que en nuestra zona ha sido rápida y profundamente modificado, no sólo por la innovación tecnológica, sino también por los bruscos cambios operados en la economía, en los hábitos y en la mentalidad del acelerado desarrollo de la industria turística de playa, que ha afectado también al territorio agrícola, casi despoblado en la postguerra a causa de la emigración interior hacia el litoral. El mayor de estos museos y el más antiguo y completo es el de Santarcangelo, que hace referencia a todo el territorio agrícola riminés y a buena parte de la Romaña. Pero son también de gran interés los demás museos aquí señalados, con características muy distintas y, en parte, con instalaciones aún no definitivamente concluidas. De un museo etnológico como estos, pero que alude a mundos lejanos y diferentes del nuestro (África, Oceanía, Oriente y América), es decir, del Museo degli Sguardi (“Museo de las Miradas”) de Rímini, colecciones etnográficas, se da cuenta en el capítulo reservado al mundo moderno.
Santarcangelo, Museo de los Usos y Costumbres de la Gente de Romaña, San Antonio abad, detalle de una manta para bueyes. 45
Santarcangelo: Museo de los Usos y Costumbres de la Gente de Romaña
Santarcangelo di Romagna MET - Museo degli Usi e Costumi della Gente di Romagna via Montevecchi, 41 tel. 0541 624703 fax 0541 622074 www.metweb.org/met met@metweb.org • apertura en verano (junio y agosto): de martes a domingo, de 10:30 a 12:30 y de 16:30 a 19:00; lunes cerrado • apertura en invierno: de martes a sábado, de 10:30 a 12:30; martes, jueves, sábado y domingo de 15:30 a 17:30; lunes cerrado • entrada de pago
En la parte superior: sección de hilado y tejido: el telar. En la parte inferior: a la izquierda, viejos arados; a la derecha, la pared de las “caveje”. 47
Se trata de un museo etnográfico que recoge y conserva los testimonios de la gente de la Romaña, y en especial de la Romaña riminesa y de Cesena. Fue inaugurado en 1981, después de un trabajo de casi diez años de investigación y preparación, en un edificio construido en 1924 como matadero municipal; la conclusión de la instalación fue aplazada al 2005 para enriquecerse con nuevos materiales y nuevos elementos de atracción. Expone objetos y herramientas ligados a la vida popular y al mundo del trabajo, en particular a la agricultura y al artesanado, ordenados y conectados para permitir la recuperación de una memoria y una historia de actividades y gestos (materiales y simbólicos) y de saberes tradicionales que corremos el riesgo de dejar caer en el olvido. Está dividido en diez secciones, que aluden al trabajo de la tierra, al ciclo del grano, a la molienda, al tejido y la decoración de telas, la elaboración del vino, la casa rural y algunos oficios artesanales, como el de la fabricación de planchas para hacer “piadina”, el oficio de zapatero remendón, el de herrero y el de herrador. Especialmente atractiva la colección de un centenar de caveje de varias épocas (de los siglos XVI al XX): la caveja es una clavija de hierro forjado que tenía la función de bloquear el yugo de los bueyes al timón del carro; en Romaña tiene uno o dos anillos, que tintinean con el movimiento, insertados en su parte superior, denominada “pagella”, adornada con orificios, a menudo de elegante factura. Además de objetos y herramientas de pequeñas o modestas dimensiones, desde la pala hasta el arado, del telar a los títeres, el museo posee grandes carros de varios tipos y máquinas agrícolas de notable tamaño. Elementos didácticos y fotografías, maquetas y esquemas gráficos acompañan al visitante en su recorrido y le ayudan a captar la función y el significado de los objetos expuestos. Una buena biblioteca especializada y un rico archivo con importantes fondos fotográficos completan el Museo, que posee amplios espacios abiertos para actividades de espectáculo y talleres de cultivo dedicados principalmente a la didáctica, que se cuida de manera particular y que abunda en originales iniciativas.
Montescudo: Museo Etnográfico de Valliano
Montescudo Museo Etnografico di Valliano via Valliano, 23 tel. 0541 864010 fax 0541 984455 info@comune.montescudo.rn.it • apertura anual: miércoles y viernes de 9:00 a 12:00; domingos y festivos de 15:00 a 18:30 • entrada gratuita
En la parte superior, a la izquierda, vista parcial del museo con la masera; a la derecha, los juguetes infantiles. En la parte inferior; a la izquierda, exvoto dedicado a la Virgen del Rosario, en la iglesia contigua al museo; a la derecha, frescos del siglo XV en el presbiterio de la iglesia. 49
Este pequeño museo, de reciente formación (2003), está dedicado a la vida de los payeses y al trabajo de los campos. Está ubicado en la antigua canónica que se erige junto a la antigua iglesia, que fuera parroquial, consagrada a Santa María del Socorro. Debe su origen a las experiencias didácticas de un grupo de profesionales de la enseñanza de la escuela de Montescudo, coordinados por el profesor Gino Valeriani, iniciadas en los años setenta del siglo XX, y a la colaboración de los habitantes, estimulada por dichas experiencias. El material recogido proviene en su totalidad del territorio de Montescudo y Montecolombo, y ha sido dispuesto con una atención especial por el tema del protagonismo de la casa en el mundo campesino y por las varias actividades que se desarrollaban en ella y en su entorno. El museo, subdividido en secciones temáticas, ofrece una serie de paneles explicativos de carácter didáctico. Unos voluntarios que se encargan de la gestión del museo ilustran la gran variedad de objetos y fotografías que se exponen en el mismo. Los temas principales giran alrededor de la vida en la casa rural (aluden a la familia, la alimentación, el hilado y el tejido, la matanza del cerdo, la bodega, los juguetes, etc.) y de los oficios artesanales, como el del alfarero o el del carpintero. Además, ha sido construido un emplazamiento para las voluminosas máquinas agrícolas, parcialmente subterráneo para no causar un impacto negativo en el espléndido entorno agreste que caracteriza el lugar. La iglesia junto a la que ha sido dispuesto el museo constituye una prueba fehaciente de la fuerte apertura hacia la religiosidad campesina y popular y, en especial, hacia la devoción mariana existente en la zona. En la misma se conservan unos notables frescos del siglo XV, en parte votivos, un venerado simulacro de la Virgen del Rosario, telas de los siglos XVI y XVII y exvotos.
Cattolica: Museo de la Reina, sección de la marinería
Cattolica Museo della Regina via Pascoli, 23 tel. 0541 966577 fax 0541 967803 www.cattolica.net museo@cattolica.net • apertura en verano: martes de 9:30 a 12:30; de miércoles a domingo de 16:30 a 19:00 y de 20:30 a 23:00; lunes cerrado • apertura en invierno: de martes a jueves de 9:30 a 12:30; de viernes a sábado de 9:30 a 12:30 y de 15:30 a 19:00; domingos de 15:30 a 19:00; lunes cerrado • entrada gratuita
En la parte superior: modelos de barcas del Adriático. En la parte inferior: entrada de la sección de marinería. 51
Mientras los museos de Santarcangelo y de Valliano recogen testimonios de la vida en el campo, este se ocupa de la vida marina y marinera, haciendo especial referencia al pueblo de Cattolica. Su origen se sitúa en 1985, con una exposición (Barcas y gente del Adriático: 1400-1900) organizada por el Centro Cultural Polivalente de Cattolica y por el IBC. Al primer núcleo instalado en el centro Cultural Polivalente se fueron sumando, con el paso de los años, nuevos hallazgos, documentos iconográficos y materiales varios: fotografías y esquemas gráficos, maquetas grandes y pequeñas, instrumentos, partes de embarcaciones y herramientas, que han hallado en el 2000 una ubicación ideal en el segundo piso del Museo de la Reina, esto es, junto a la sección dedicada a la Cattolica romana (instalada en el piso de debajo; véase). De las cinco salas que componen esta sección, la primera está dedicada a ilustrar el problema del puerto de Cattolica, que a pesar de la antigua tradición pesquera local, fue construido en fecha tardía, en 1853, pues dicha construcción tuvo que salvar la pertinaz resistencia de Rímini (bajo cuya circunscripción se hallaba Cattolica), que temía la competencia de un puerto cercano. Las demás están dedicadas a las barcas adriáticas y a su diseño y construcción, al conjunto de equipos y herramientas de los astilleros y de las propias barcas, a los varios métodos de pesca con los instrumentos al uso hasta la época de la motorización, y, naturalmente, también a los problemas ligados a la pesca y al comercio, a la vida de los marineros y de sus mujeres, a su religiosidad y vida social, siempre prestando una especial atención a la historia y la realidad locales.
Viserbella di Rímini: Museo de la Pesca Menor y de las Conchas
Viserbella di Rímini Museo della Piccola Pesca e delle Conchiglie via Minguzzi, 7 tel/fax 0541 721060 www.escaion.it • apertura en verano (1/0631/08): martes, viernes y sábado de 21:00 a 23:00 • apertura en invierno: previa cita • entrada gratuita
En la parte superior: herramientas para la pesca costera menor. En la parte inferior: a la izquierda, vista parcial de la sala con la colección malacológica; a la derecha, redes de pesca y cordajes. 53
A la pasión y al esfuerzo de los componentes de una asociación cultural local denominada E scaion (término dialectal que identifica un instrumento de hierro para la pesca de las almejas), nacida en 1995, se debe este museo que recoge barcas y partes de ellas, herramientas de pesca y herramientas propias de los astilleros, elementos para armar las barcas, objetos de uso cotidiano, maquetas, fotografías y filmaciones, es decir, todo lo que puede ayudar a mantener viva la memoria de la vieja comunidad local, cuya subsistencia, casi desde la última guerra hasta la llegada del fenómeno del turismo, se confiaba en buena parte a la pesca costera menor. Los espacios del antiguo edificio de la escuela que alberga el copioso y variado material recogido no permiten una exposición articulada, ampliamente desarrollada ni diferenciada por sectores. La ilustración de los hallazgos se confía sobre todo a la voz y el testimonio vivo de los voluntarios que se encargan de la gestión del museo, y que, de manera prodigiosa, devuelven la vida a aquellos objetos con narraciones apasionadas y fascinantes, a menudo con recuerdos personales de vida real y palpable, que no ocultan la intención de transmitir, en particular a los jóvenes, el mensaje de que “el mar no es sólo playa y diversión”, o al menos no lo ha sido hasta la pasada generación. El actual museo, instituido en 1999, está, como suele decirse, “en vías de realización”, pero tiene ya su peculiar fisionomía, bien definida y original, y sigue enriqueciéndose con objetos y testimonios, y trata de poner orden en el abundante y valioso material de que dispone. Una sección importante del museo está constituida por una gran colección de conchas (del señor Andrea Capici, de Ancona). Se trata de una colección que cuenta con más de ocho mil ejemplares, algunos de ellos verdaderamente raros, e incluye muchas especies de conchas de toda la cuenca del Mediterráneo. La clasificación de las conchas se debe al Instituto de Zoología de la Universidad de Bolonia. Gracias a su autoridad, la colección se ha convertido en una significativa referencia para apasionados y estudiosos. Fuera del Museo se pueden contemplar varias embarcaciones típicas de la zona: una “battana”, un “battanino”, un “beccaccino” y un par de patines.
5. Mundo moderno
Riccione, Galería de Arte Moderno y Contemporáneo Villa Franceschi, detalle de un boceto para tapiz de Alberto Burri (1986). 55
Se ha pensado abrir este capítulo con el Museo de la Línea Gótica de Montegridolfo porque la segunda guerra mundial marcó fuertemente el territorio riminés y destruyó la ciudad de Rímini casi por completo, asolada por 396 bombardeos aéreos y navales que arrasaron el 82% de sus edificios. La reconstrucción, como es comprensible, fue apresurada y tumultuosa, porque tras el paso del frente bélico la gente tenía la necesidad urgente de encontrar un alojamiento y un trabajo. Y así las ruinas fueron borradas a toda prisa. Uno de los pocos testimonios que quedan en Rímini “clamando” contra aquella barbarie es el decimonónico Teatro municipal, que convendría no reconstruir “tal como era ni allí donde estaba” para dejar al menos una muestra elocuente de aquel trágico período. Por lo que se refiere al arte moderno, cabe resaltar que le han sido dedicados muchos eventos y exposiciones temporales desde la postguerra, algunos de ellos de interés nacional. Por ahora, sin embargo, el único museo existente con obras de arte contemporáneo es el recentísimo (2005) Villa Franceschi de Riccione. En Rímini el Museo de la Ciudad posee muchas obras de arte contemporáneo, pero la sección que debe alojarlas todavía no está en proceso de instalación y habrá de esperar aún algunos años. No pueden colmar esta laguna las dos salas dedicadas por entero a René Grau (el riminés Renato Zavagli Ricciardelli, 1999-2004), con obras de diseño gráfico y carteles, ni tampoco la sala de exposiciones del Museo Fellini, sita en la Fundación homónima, dedicada al gran director riminés y, naturalmente, al cine. Existen núcleos de obras de arte contemporáneo de cierto interés en varias casas consistoriales del territorio (como por ejemplo, particularmente nutrido, el del Ayuntamiento de Verucchio). Sin embargo tales instituciones carecen de los recintos adecuados y las obras se hallan diseminadas por las diversas dependencias o guardadas en almacenes y depósitos. En este capítulo, y no en el destinado a la etnografía, hemos incluido un museo etnográfico especial, el único de todos ellos que no tiene relación alguna con el territorio. Se trata del Museo de las Miradas de Rímini, de muy reciente institución (2005), porque más que de las civilizaciones extraeuropeas en sí, de las que expone materiales, se ocupa de cómo tales civilizaciones han sido miradas y vistas por el mundo occidental. Se constata con pesar que entre los muchos museos de la provincia ninguno, ni siquiera los que se ocupan del mar (Cattolica y Viserbella) toma en consideración el fenómeno que en los dos últimos siglos ha marcado de manera más significativa la historia, las costumbres y la economía de todo el territorio (no sólo el de la franja litoral): el turismo de playa.
Montegridolfo: Museo de la Línea Gótica
Montegridolfo Museo della Linea dei Goti via Roma, 2 tel. 0541 855054/855320 fax 0541 855042 montegridolfo@provincia.rimi ni.it • apertura en verano: de lunes a sábado abierto previa cita de 9:00 a 12:00; domingos de 16:00 a 19:00 • apertura en invierno: previa cita; domingos de 10:00 a 12:00 y de 15:00 a 18:00 • entrada de pago; gratis para las escuelas • previa cita por la mañana se puede efectuar una visita guiada a los refugios
En la parte superior: pieza de artillería alemana en primer plano sobre el fondo del valle del Foglia. En la parte inferior: a la izquierda, armas alemanas, inglesas e italianas empleadas durante la segunda guerra mundial; a la derecha, cajas metálicas, botes de cigarrillos y botes de leche condensada. 57
Ideado por el Ayuntamiento de Montegridolfo en 1985, no ha podido ser realizado hasta casi veinte años después (2002). Está situado en un local de cemento armado, en gran parte subterráneo, especialmente construido en 1990 fuera de las murallas del castillo a imitación de un fortín de guerra (un “bunker”). Desde el sendero que lleva al museo se puede ver buena parte del valle del Foglia, que en 1944 fue escenario de furiosos combates que terminaron con la conquista de Montegridolfo por parte de las tropas inglesas (31 de agosto de 1944) tras doblegar la fuerte resistencia opuesta por las tropas alemanas en la reforzadísima “Línea Gótica”. El museo cuenta con una sección dedicada a los recuerdos de guerra y a las armas empleadas en el conflicto, y otra, riquísima, reservada a la propaganda bélica y a la prensa del período 1943-1945. Posee un buen fondo de fotografías relacionadas con hechos de guerra acaecidos en el territorio de Montegridolfo, así como filmaciones y vídeos. Toda la población de la zona ha colaborado en el acopio de los recuerdos, mientras que las maquetas de armas provienen de la colección Malizia y el material de prensa de la colección de Terzo Maffei. El museo se propone mantener viva la memoria de los acontecimientos de la segunda guerra mundial y del paso del frente por el territorio de Montegridolfo, que junto con la cercana Gemmano fue uno de los últimos bastiones orientales de la Línea Gótica, y reconstruir las terribles condiciones de vida de militares y civiles en el período bélico. Ofrece, a través de clases, talleres y visitas guiadas, un buen servicio didáctico. En la zona (en este caso en el municipio de Montescudo) existe otro testimonio muy sugestivo y de notable interés del paso del frente en 1944. Se trata de la antigua iglesia parroquial de Trarivi, destruida por las granadas, cuyas ruinas han sido consolidadas y restauradas. A la misma han sido agregados unos espacios en los que se muestran principalmente documentos fotográficos y algunos recuerdos. Se ha dado en llamar “la iglesia de la Paz”.
Riccione: Galería de Arte Moderno y Contemporáneo Villa Franceschi
Riccione Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea Villa Franceschi via Gorizia, 2 tel. 0541 693534 www.villafranceschi.it museo@comune.riccione.rn.it • apertura en verano (del 21 de junio al 31 de agosto): de lunes a domingo de 20:00 a 23:00; martes y jueves de 9:00 a 12:00 • apertura en invierno: martes y jueves de 9:00 a 12:00 y de 16:00 a 19:00; miércoles y viernes de 9:00 a 12:00; sábados y domingos de 16:00 a 19:00; lunes cerrado • entrada de pago
En la parte superior: una sala de la Galería. En la parte inferior: a la izquierda, Enrico Baj, Sin título; a la derecha, detalle de Villa Franceschi (1910-1920). 59
Inaugurada en los últimos días de 2005, esta Galería alberga dos núcleos de obras de arte contemporáneo: el primero es de propiedad del Ayuntamiento de Riccione y está compuesto por cuadros obtenidos sobre todo gracias a premios de pintura patrocinados por la empresa Azienda di Soggiorno (entre 1947 y 1955) y a una donación del pintor de Forlì Maceo Casadei (1975); el segundo es propiedad de la Región Emilia-Romaña, se halla en depósito en el Ayuntamiento de Riccione desde 1998 y está compuesto por 59 obras adquiridas en 1973 (tras la exposición celebrada en Bolonia dos años antes en apoyo a la fundación que lleva el nombre del escritor Gaetano Arcangeli). En la Galería se exhiben pinturas, esculturas y dibujos de notable interés, de artistas en gran parte emiliano-romañeses, como Carlo Corsi (1948), Andrea Raccagni (1950), Ennio Morlotti (1962), Bruno Saetti (1970), Virgilio Guidi (1970), Mattia Moreni (1970), Enrico Baj (aprox. 1995), Alberto Burri (aprox. 1986), Alberto Sughi (1969-1985), Maceo Casadei (1965-1968), Osvaldo Piraccini (aprox. 2000), Renato Birolli (1947) y Vittorio Tavernari (1970). Las obras se exponen en una villa de principios del siglo XX que fue propriedad de la familia Franceschi, boloñesa, y que pasó a formar parte de los bienes del Municipio de Riccione en 1953, por voluntad testamentaria de la señora Clementina Zugno, viuda de Franceschi. La villa, entre 1997 y 2005, fue cuidadosamente restaurada para darle la función de Galería de arte, si bien respetando rigurosamente la estructura y la decoración originales. Constituye un buen ejemplo del tipo de edificios de verano que en la primera mitad del siglo XX han caracterizado Riccione, de un “estilo déco” muy burgués y académicamente correcto, con los habituales, eclécticos, elementos decorativos de cemento. De la decoración original la villa conserva algunas pinturas y estampas, así como algunos muebles.
Rímini: Museo Fellini
Rímini Museo Fellini via Oberdan, 1 tel. 0541 50085 fax 0541 57378 www.federicofellini.it fondazione@federicofellini.it • apertura anual: de martes a jueves de 16:30 a 19:30; sábados y domingos de 10:00 a 12:00 y de 16:30 a 19:30; lunes cerrado • entrada gratuita
Detalles de elementos expositivos del Museo Fellini. 61
El museo Fellini expone temporal y cíclicamente parte del patrimonio documental de la contigua Fundación Fellini y/o de otras instituciones. Se trata de escritos y dibujos del cineasta, fotografías de escena, documentos fotográficos y gráficos, bocetos escenográficos, vestuario, etc. En los últimos años ha albergado exposiciones muy sugestivas y apreciadas, entre las que cabe recordar por lo menos las siguientes: “Otto e mezzo, el viaje de Fellini” (2003), con fotografías de Gideon Bachmann, “Giulietta, retrato de una actriz” (2004), “El cine de papel. La herencia de Fellini en exposición” (2004), “Fellini y sus películas en los dibujos de la colección Renzi” (2004), “Amarcord. Fantástica Rímini” (2005), “El arte de Fellini en la colección Gèleng y en los vestidos de D. Donati” (2005), “Tazio Secchiaroli. G. Mastorna, obra incompleta” (2006). El archivo de la Fundación se enriquece continuamente con documentos gráficos y fotográficos, cintas y libros, objetos varios. Recientemente (2006) ha adquirido un célebre autógrafo felliniano, el “Libro de los sueños”, que contiene la documentación, perteneciente a un período de veinte años, de la producción onírica del director, ilustrada por él mismo con textos y dibujos. Parte del material de la Fundación ha sido exhibido en varias exposiciones organizadas en Italia y el extranjero (Seattle, Nueva York, Estocolmo, Oslo, Barcelona, Copenhague, Varsovia, etc.). El Museo Fellini está situado en la planta baja de la casa Fellini.
Rímini: Museo de las Miradas, colecciones etnográficas
Rímini Museo degli Sguardi Raccolte Etnografiche Covignano di Rimini - Villa Alvarado, via delle Grazie, 12 tel. 0541 751224 fax 0541 704410 para actividades didácticas tel. 0541 704421-26 www.comune.rimini.it musei@comune.rimini.it • apertura anual: de martes a viernes de 9:00 a 12:00; sábados, domingos y festivos de 10:00 a 13:00 y de 16:00 a 19:00; lunes (no festivos) cerrado • entrada de pago; domingos entrada gratuita
En la parte superior: vista parcial de una de las dos salas dedicadas a África. En la parte inferior: a la izquierda, hallazgos de Nueva Guinea; a la derecha, la escalinata de Villa Alvarado, sede del Museo. 63
Ha heredado el material etnográfico del Museo de las culturas extraeuropeas “Dinz Rialto”, fundado por el viajero-explorador paduano Delfino Dinz Rialto en 1972. Dicho museo, adquirido por el Ayuntamiento de Rímini entre 1975 y 1979, ha tenido varias sedes y ha ampliado su patrimonio con otras colecciones (de Ugo Canepa de Biella, de Bruno Fusconi de Cesena, de los Frailes Menores Conventuales de Rímini) y últimamente ha sido reestructurado (diciembre de 2005) con un enfoque nuevo, que tiene en cuenta las inevitables lagunas, a pesar de su riqueza, de la documentación disponible (formada por más de 3000 piezas). El motivo central no es el de las culturas extraeuropeas, sino el de cómo el hombre occidental ha mirado las culturas extraeuropeas, con miradas a veces escandalizadas y desconcertadas, sorprendidas y curiosas, maravilladas y estetizantes. Constituye pues, una invitación a una reflexión “histórica” de corte moderno, que puede ayudar a comprender de manera fiel el mundo de los “demás”, de las “ciudades distintas”, antes tan lejanas y ahora tan presentes en nuestra propio ámbito. Por ello hemos juzgado oportuno incluir este museo en el capítulo referente al mundo moderno, más que en aquel dedicado a la etnografía. En las diez salas del museo - sito en una construcción del siglo XVIII, especialmente restaurada para alojar el complejo expositivo, que albergaba el Museo Misionario de las Gracias, delante del Santuario de la Virgen de las Gracias, en la colina de Covignano - se hallan presentes objetos procedentes de China, Oceanía, África y América. Destacan una refinada pintura china (siglo XVII), fetiches y máscaras africanos, esculturas mayas y tejidos de la América precolombina. La planta baja está destinada a exposiciones temporales.
Para ampliar información: bibliografía mínima
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