“En un principio hice este libro obligado,
pero luego disfruté haciendo algo bonito y diferente de lo que hago habitualmente” Raúl Muñoz
INDICE 1. Modernismo 2. Generación del 98 3. Novecentismo y Vanguardia 4. Generación del 27 5. Años 40: Posguerra 6. Años 50: Poesía social 7. Años 60: Generación del medio siglo 8. Años 70: Novísimos 9. Poesía Actual 10. Poesía Actual
MODERNISMO Es un movimiento artístico que se rebela contra la sociedad burguesa. Tiene características románticas. Sus máximos representantes son Rubén Darío y Juan Ramón Jímenez.
Rubén Darío (www.monodlatino.eu)
Juan Ramón Jiménez. (Mediasla.Net)
A Roosvelt ¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, que habría que llegar hasta ti, Cazador! Primitivo y moderno, sencillo y complicado, con un algo de Washington y cuatro de Nemrod. Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español. Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza; eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy. Y domando caballos, o asesinando tigres, eres un Alejandro-Nabucodonosor. (Eres un profesor de energía, como dicen los locos de hoy.) Crees que la vida es incendio, que el progreso es erupción; en donde pones la bala el porvenir pones. No. Los Estados Unidos son potentes y grandes. Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor que pasa por las vértebras enormes de los Andes. Si clamáis, se oye como el rugir del león. Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras». (Apenas brilla, alzándose, el argentino sol y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos. Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón; y alumbrando el camino de la fácil conquista, la Libertad levanta su antorcha en Nueva York. Mas la América nuestra, que tenía poetas desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl, que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco, que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió; que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón, que desde los remotos momentos de su vida vive de luz, de fuego, de perfume, de amor, la América del gran Moctezuma, del Inca, la América fragante de Cristóbal Colón, la América católica, la América española, la América en que dijo el noble Guatemoc: «Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor, hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive. Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol. Tened cuidado. ¡Vive la América española! Hay mil cachorros sueltos del León Español. Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios! [Canto de vida y esperanza, 1905] Rubén Darío (Nicaragua, 1867-León, 1916)
ROSA, POMPA, RISA Con la primavera mis sueños se llenan de rosas, lo mismo que las escaleras orilla del río. Con la primavera mis rosas se llenan de pompas, lo mismo que las torrenteras orilla del río. Con la primavera mis pompas se llenan de risas, lo mismo que las ventoleras orilla del río. [Canción, 1936] Juan Ramón Jiménez (Huelva, 1881-Puerto Rico, 1958)
LA MUERTE BELLA ¿Que me vas a doler, muerte? ¿Es que no duele la vida? ¿Porqué he de ser más osado para el vivir esterior que para el hondo morir? La tierra ¿qué es que no el aire? ¿Porqué nos ha de asfixiar, porqué nos ha de cegar, porqué nos ha de aplastar, porqué nos ha de callar? ¿Porqué morir ha de ser lo que decimos morir, y vivir sólo vivir, lo que callamos vivir? ¿Porqué el morir verdadero (lo que callamos morir) no ha de ser dulce y suave como el vivir verdadero (lo que decimos vivir?) [Canción, 1936] Juan Ramón Jiménez (Huelva, 1881-Puerto Rico, 1958)
Generación del 98 Los autores de esta generación usaban la novela como medio de expresión. Sus temas principales eran la decadencia española, el paisaje y la reflexión filosófica.
Pío Baroja (www.saberia.com)
Miguel de Unamuno (www.rjgeib.com)
EL POETA Maldiciendo su destino como Glauco, el dios marino, mira, turbia la pupila de llanto, el mar, que le debe su blanca virgen Scyla. Él sabe que un Dios más fuerte con la sustancia inmortal está jugando a la muerte, cual niño bárbaro. Él piensa que ha de caer como rama que sobre las aguas flota, antes de perderse, gota de mar, en la mar inmensa. En sueños oyó el acento de una palabra divina; en sueños se le ha mostrado la cruda ley diamantina, sin odio ni amor, y el frío soplo del olvido sabe sobre un arenal de hastío. Bajo las palmeras del oasis el agua buena miró brotar de la arena; y se abrevó entre las dulces gacelas, y entre los fieros animales carniceros... Y supo cuánto es la vida hecha de sed y dolor. Y fue compasivo para el ciervo y el cazador, para el ladrón y el robado, para el pájaro azorado, para el sanguinario azor. Con el sabio amargo dijo: Vanidad de vanidades, todo es negra vanidad; y oyó otra voz que clamaba, alma de sus soledades: sólo eres tú, luz que fulges en el corazón, verdad. Y viendo cómo lucían miles de blancas estrellas, pensaba que todas ellas en su corazón ardían. ¡Noche de amor!
Y otra noche sintió la mala tristeza que enturbia la pura llama, y el corazón que bosteza, y el histrión que declama Y dijo: Las galerías del alma que espera están desiertas, mudas, vacías: las blancas sombras se van. Y el demonio de los sueños abrió el jardín encantado de ayer. ¡Cuán bello era! ¡Qué hermosamente el pasado fingía la primavera, cuando del árbol de otoño estaba el fruto colgado, mísero fruto podrido, que en el hueco acibarado guarda el gusano escondido! Alma, que en vano quisiste ser más joven cada día, arranca tu flor, la humilde flor de la melancolía! [Soledades, 1899-1907] Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, 1939)
GARROTE VIL ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo, el garrote alzando están, canta en el campo un cuclillo, y las estrellas se van al compás del estribillo con que repica el martillo: ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! El patíbulo destaca trágico, nocturno y gris, la ronda de la petaca sigue a la ronda de anís, pica tabaco la faca y el patíbulo destaca sobre el alba flor de lis. Áspera copla remota que rasguea un guitarrón se escucha. Grito de jota del morapio peleón. El cabileño patriota canta la canción remota de las glorias de Aragón. Apicarada pelambre al pie del garrote vil, se solaza muerta de hambre. Da vayas al alguacil, y con un rumor de enjambre acoge hostil la pelambre a la hostil Guardia Civil. Un gitano vende churros al socaire de un corral, asoman flautistas burros las orejas al bardal, y en el corro de baturros
el gitano de los churros beatifica al criminal. El reo espera en capilla, reza un clérigo en latín, llora una vela amarilla, y el sentenciado da fin a la amarilla tortilla de yerbas. Fue a la capilla la cena del cafetín. Canta en la plaza el martillo, el verdugo gana el pan, un paño enluta el banquillo. Como el paño es catalán, se está volviendo amarillo al son que canta el martillo. ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! [La pipa de kif, 1919] Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 1866 – Santiago de Compostela 1936)
ELEGÍA EN LA MUERTE DE UN PERRO La quietud sujetó con recia mano al pobre perro inquieto, y para siempre fiel se acostó en su madre piadosa tierra. Sus ojos mansos no clavará en los míos con la tristeza de faltarle el habla; no lamerá mi mano, ni en mi regazo su cabeza fina reposará. Y ahora ¿en qué sueñas? ¿Dónde se fue tu espíritu bestia, y encima de los cielos te pasees brincando al lado mío? ¡El otro mundo! ¡Otro... otro y no éste! Un mundo sin el perro, sin las montañas blandas, sin los serenos ríos a que flanqueen los serenos árboles, sin pájaros ni flores, sin perros, sin caballos, sin bueyes que aran... ¡El otro mundo! ¡Mundo de los espíritus! Pero ¿ allí no tendremos en torno de nuestra alma las almas de las cosas de que vive, el alma de los campos, las almas de las rocas,
las almas de los árboles y ríos, las de las bestias? Allá, en el otro mundo, tu alma, pobre perro, ¿no habrá de recostar en mi regazo espiritual su espiritual cabeza? La lengua de tu alma, pobre amigo, ¿no lamerá la mano de mi alma? ¡El otro mundo...! ¡Otro... y no éste! Oh, ya no volverás, mi pobre perro, a sumergir tus ojos en los ojos que fueron tu mandato; ve, la tierra arranca de quien fue tu ideal, tu dios, tu gloria. Pero él, tu triste amo, ¿te tendrá en la otra vida? ¡El otro mundo...! ¡El otro mundo es el del puro espíritu! ¡Del espíritu puro! ¡Oh terrible pureza, inanidad, vacío! ¿No volveré a encontrarte, manso amigo? ¿Serás allí un recuerdo, recuerdo puro? Y este recuerdo. ¿no correrá a mis ojos? ¿No saltará blandiendo en alegría, ehhiesto el rabo? ¿No lamerá la mano de mi espíritu? ¿No mirará a mis ojos? Ese recuerdo, ¿no serás tú, tú mismo,
dueño de ti, viviendo vida eterna? Tus sueños, ¿qué se hicieron? ¿Qué la piedad con que leal seguiste de mi voz el mandato? Yo fui tu religión, yo fui tu gloria; a Dios en mí soñaste; mis ojos fueron para ti ventana del otro mundo. Si supieras, mi perro, qué triste está tu dios porque te has muerto. ¡También tu dios se morirá algún día! Moriste con tus ojos en mis ojos clavados, tal vez buscando en estos el misterio que te envolvía. Y tus pupilas tristes a espiar avezadas mis deseos, preguntar parecían:
¿A dónde vamos, mi amo? ¿A dónde vamos? El vivir con el hombre, pobre bestia, te ha dado acaso un anhelar oscuro que el lobo no conoce; tal vez cuando acostabas la cabeza en mi regazo ¡vagamente soñabas en ser hombre después de muerto! ¡Ser hombre, pobre bestia! Mira, mi pobre amigo, mi fiel creyente; al ver morir tus ojos que me miran, al ver cristalizarse tu mirada, antes fluida,
yo también te pregunto: ¿A dónde vamos? ¡Ser hombre, pobre perro! ¡Mira, tu hermano, es ese otro pobre perro, junto a la tumba de su dios tendido, aullando a los cielos, llama a la muerte! Tú has muerto en mansedumbre, tú con dulzura, entregándote a mí en la suprema sumisión de la vida; pero él, el que gime junto a la tumba de su dios, de su amo ni morir sabe. Tú al morir presentías vagamente vivir en mi memoria, no morirte del todo, pero tu pobre hermano se ve ya muerto en vida, se ve perdido y aúlla al cielo suplicando muerte. Descansa en paz, mi pobre compañero, descansa en paz; más triste la suerte de tu dios que no la tuya. Los dioses lloran cuando muere el perro que les lamió las manos, que les miró a los ojos, y al mirarlos así les preguntaba: ¿A dónde vamos? [Poesías, 1907] Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 – Salamanca, 1936)
CASTILLA Tú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo, Tierra nervuda, enjuta, despejada, madre de corazones y de brazos, toma el presente en ti viejos colores del noble antaño. Con la pradera cóncava del cielo lindan en torno tus desnudos campos, tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro y en ti santuario. Es todo cima tu extensión redonda y en ti me siento al cielo levantado, aire de cumbre es el que se respira aquí, en tus páramos. ¡Ara gigante, tierra castellana, a ese tu aire soltaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo desde lo alto! [Poesías, 1907] Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 – Salamanca, 1936)
Novecentismo y Vanguardias Son unos movimientos desarrollados en las primeras décadas del s.XX. Los que la difundieron buscaban una élite intelectual y tenían un busqueda constante de innovaciones expresivas.
Vicente Huidobro (www.literalmentehablando.blospot.com
León Felipe (www.auladeletras.net)
PARA LLORAR Es para llorar que buscamos nuestros ojos Para sostener nuestras lágrimas allá arriba En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día Y sobre nuestra memoria de carne Es para llorar que acariciamos nuestros huesos y a la muerte sentada junto a la novia Escondemos nuestra voz de todas las noches Porque puede acarrearnos la desgracia Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras Respiramos más suavemente que el cielo en el molino Tenemos miedo Nuestro cuerpo cruje en el silencio Como el esqueleto en el aniversario de su muerte Es para llorar que buscamos palabras en el corazón En el fondo del viento que hincha nuestro pecho En el milagro del viento lleno de nuestras palabras La muerte está atornillada a la vida Los astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria Y cuando el vacío está vacío bajo el espectro irreparable el viento abre los ojos de los ciegos Es para llorar es para llorar Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raíces Nadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras Paloma de nube y de noche De nube en nube y de noche en noche Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro
Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún no han nacido Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos estatuarios Es para poder llorar es para poder llorar Porque las lágrimas deben llover sobre las mejillas de la tarde Es para llorar que la vida es tan corta Es para llorar que la vida es tan larga El alma salta de nuestro cuerpo Bebemos en la fuente que hace ver los ojos ausentes La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles La noche llega a paso de montaña Sobre el piano donde el árbol brota Con sus mercancías y sus signos amargos Con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo La ciudad cae en el saco de la noche Desvestida de gloria y de prodigios El mar abre y cierra su puerta Es para llorar es para llorar Porque nuestras lágrimas no deben separarse del buen camino Es para llorar que buscamos la cuna de la luz Y la cabellera ardiente de la dicha En la noche de la nadadora que sabe transformarse en fantasma Es para llorar que abandonamos los campos de nuestras simientes En donde el árbol viejo canta bajo la tempestad como la estatua de la mañana Es para llorar que abrimos la mente a los climas de impaciencia Y que no apagamos el fuego del cerebro Es para llorar que la muerte es tan rápida Es para llorar que la muerte es tan lenta [El ciudadano del olvido, 1941] Vicente Huidobro (Santiago de Chile, 1893 – Santiago de Chile, 1948)
QUIERO. . . SUEÑO No me contéis más cuentos, que vengo de muy lejos y sé todos los cuentos. No me contéis más cuentos. Contad y recontadme este sueño. Romped, rompedme los espejos. Deshacedme los estanques, los lazos, los anillos, los cercos, las redes, las trampas y todos los caminos paralelos. Que no quiero, que no quiero, que no quiero, que no quiero que me arrullen con cuentos, Que no quiero, Que no quiero, Que no quiero, Que no quiero que me sellen la boca y los ojos con cuentos, que no quiero, que no quiero, que no quiero, que no quiero que me entierren con cuentos, que no quiero, que no quiero, que no quiero, que no quiero verme clavado en el tiempo, que no quiero verme en el agua, que no quiero verme en la tierra tampoco,
que no quiero, a su ovillo, como un hilo de barba sujeto. Quiero verme en el viento, quiero verme en el viento, quiero verme en el viento, quiero verme en el viento... quiero... ¡quiero!... sueño... ¡sueño! Soy gusano que sueña... y sueño verme un día volando en el viento. [Llamadme publicano, 1950] León Felipe (Zamora, 1884 – Ciudad de México, 1968)
VERDE VERDEROL Verde verderol ¡endulza la puesta del sol! Palacio de encanto, el pinar tardío arrulla con llanto la huida del río. Allí el nido umbrío tiene el verderol. Verde verderol ¡endulza la puesta del sol! La última brisa es suspiradora, el sol rojo irisa al pino que llora. ¡Vaga y lenta hora nuestra, verderol! Verde verderol ¡endulza la puesta del sol!
Soledad y calma, silencio y grandeza. La choza del alma se recoje y reza. De pronto ¡belleza! canta el verderol. Verde verderol ¡endulza la puesta del sol! Su canto enajena (¿se ha parado el viento?) el campo se llena de su sentimiento. Malva es el lamento, verde el verderol. Verde verderol ¡endulza la puesta del sol! [Canción, 1936] Juan Ramón Jiménez (Huelva, 1881-Puerto Rico, 1958)
GENERACIÓN DEL 27 Grupo de escritores que se caracterizan por u intento de renovar la poesía uniendo tradición y vanguardia. Se les conoce como del 27 porque participaron en el homenaje a Góngora en su tercer centanario, 1927.
Federico García Lorca (www.vruiz.com)
Vicente aleixandre (www.biografíayvidas.com)
CORRIDA DE TOROS
De sombra, sol y muerte, volandera grana zumbando, el ruedo gira herido por un clarín de sangre azul torera. Abanicos de aplausos, en bandadas, descienden, giradores, del tendido, la ronda a coronar de los espadas. Se hace añicos el aire, y violento, un mar por media luna gris mandado prende fuego a un farol que apaga el viento. ¡Buen caballito de los toros, vuela, sin más jinete de oro y plata, al prado de tu gloria de azúcar y canela! Cinco picas al monte, y cinco olas sus lomos empinados convirtiendo en verbena de sangre y banderolas. Carrusel de claveles y mantillas de luna macarena y sol, bebiendo, de naranja y limón, las banderillas. Blonda negra, partida por dos bandas, de amor injerto en oro la cintura, presidenta del cielo y las barandas, rosa en el palco de la muerte aún viva, libre y por fuera sanguinaria y dura, pero de corza el corazón, cautiva. Brindis, cristiana mora, a ti, volando, cuervo mudo y sin ojos, la montera del áureo espada que en el sol lidiando y en la sombra, vendido, de puntillas, da su junco a la media luna fiera, y a la muerte su gracia, de rodillas. Veloz, rayo de plata en campo de oro nacido de la arena y suspendido, por un estambre, de la gloria, al toro,
mar sangriento de picas coronado, en Dolorosa grana convertido, centrar el ruedo manda, traspasado. Feria de cascabel y percalina, muerta la media luna gladiadora, de limón y naranja, remolina de la muerte, girando, y los toreros, bajo una alegoría voladora de palmas, abanicos y sombreros. [Cal y Canto, 1926 – 1927] Rafael Alberti (El puerto de Santa María, 1902 – El puerto de Santa María, 1999)
AMANTE Lo que yo no quiero es darte palabras de ensueño, ni propagar imagen con mis labios en tu frente, ni con mi beso. La punta de tu dedo, con tu uña rosa, para mi gesto tomo, y, en el aire hecho, te la devuelvo. De tu almohada, la gracia y el hueco. Y el calor de tus ojos, ajenos. Y la luz de tus pechos secretos. Como la luna en primavera, una ventana nos da amarilla lumbre. Y un estrecho latir parece que refluye a ti de mí.
No es eso. No será. Tu sentido verdadero me lo ha dado ya el resto, el bonito secreto, el graciosillo hoyuelo, la linda comisura y el mañanero desperezo. [Ámbito, 1924 – 1927] Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898- Madrid, 1984)
NOCTURNO Están todas También las que se encienden en las noches de moda Nace del cielo tanto humo que ha oxidado mis ojos Son sensibles al tacto las estrellas No sé escribir a máquina sin ellas Ellas lo saben todo Graduar el mar febril y refrescar mi sangre con su nieve infantil La noche ha abierto el piano y yo las digo adiós con la mano. [Manual de espumas, 1922] Gerardo Diego (Santander, 1896 – Madrid, 1987)
“Verde que te quiero verde” Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas le están mirando y ella no puede mirarlas. * Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. * Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los montes de Cabra. Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sĂĄbanas de holanda. ÂżNo ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, dejadme subir, dejadme, hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua. * Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lĂĄgrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herĂan la madrugada. * Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está mi niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! * Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche su puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos, en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña. [Romancero Gitano, 1924] Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898 – Alfacar, 1936)
Años 40: Posguerra En esta etapa surgen dos corrientes: poesía arraigada y poesía desarraida. La arraigada es una corriente más conservadora y simpatiza con el nuevo régimen impuesto en España. La desarraigada buscaré el sentido de la existencia humana.
Luis Rosales (www.poetasandaluces.com)
Leopoldo panero (www.flickr.com)
LARGA ES LA AUSENCIA Tu soledad, Abril, todo lo llena. Colma de luz la espuma y la corriente. Aurora niña con su sol reciente. Toro en golpe de mar como mi pena. La soledad del corazón resuena desierto ya como un reloj viviente, como un reloj que late porque siente la marcha de tu pie sobre la arena. Y así vas caminando sangre adentro, sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro, sangre hacia ayer en la memoria mía; ¡ay, corazón, donde me pisas tanto!, ¡qué soledad sin ti, cierva de llanto! qué soledad de luz buscando el día. [Segundo Abril. La estatua de la sal, 1935 – 1939] Luis Rosales (Granada, 1910 – Madrid, 1992)
ESCRITO A CADA INSTANTE Para inventar a Dios, nuestra palabra busca, dentro del pecho, su propia semejanza y no la encuentra, como las olas de la mar tranquila, una tras otra, iguales, quieren la exactitud de lo infinito medir, al par que cantan... Y Su nombre sin letras, escrito a cada instante por la espuma, se borra a cada instante mecido por la música del agua; y un eco queda solo en las orillas. ¿Qué número infinito nos cuenta el corazón? Cada latido, otra vez es más dulce, y otra y otra; otra vez ciegamente desde dentro va a pronunciar Su nombre. Y otra vez se ensombrece el pensamiento, y la voz no le encuentra. Dentro del pecho está. Tus hijos somos, aunque jamás sepamos decirte la palabra exacta y Tuya, que repite en el alma el dulce y fijo girar de las estrellas. [Poesía, 1963] Leopoldo Panero (León, 1909 – León, 1962)
SONETO SOBRE LA LIBERTAD HUMANA Qué hermosa eres, libertad. No hay nada que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento. Más brilla y en más puro firmamento libertad en tormento acrisolada. ¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada? Venid: amordazad mi pensamiento. Grito no es vibración de ondas al viento: grito es conciencia de hombre sublevada. Qué hermosa eres, libertad. Dios mismo te vio lucir, ante el primer abismo sobre su pecho, solitaria estrella. Una chispita del volcán ardiente tomó en su mano. Y te prendió en mi frente, libre llama de Dios, libertad bella. [Hombre y Dios, 1955] Dámaso Alonso (Madrid, 1898 – Madrid, 1990)
AÑOS 50: POESÍA SOCIAL Esta corriente fue la que sobresalió en los años 50. Se concebía la poesía como una forma de comunicación con el pueblo silenciado y u instrumento de transformación social. Sus autores más conocidos son Blas de Otero y Gabriel Celaya.
Blas de Otero (www.kulturklik.euskadi.net)
Gabriel Celaya (www.cronicapopular.es)
LA TIERRA Un mundo como un árbol desgajado. Una generación desarraigada. Unos hombres sin más destino que apuntalar las ruinas. Romper el mar en el mar, como un himen inmenso, mecen los árboles el silencio verde, las estrellas crepitan, yo las oigo. Sólo el hombre está solo. Es que se sabe vivo y mortal. Es que se siente huir —ese río del tiempo hacia la muerte—. Es que quiere quedar. Seguir siguiendo, subir, a contramuerte, hasta lo eterno. Le da miedo mirar. Cierra los ojos para dormir el sueño de los vivos. Pero la muerte, desde dentro, ve. Pero la muerte, desde dentro, vela. Pero la muerte, desde dentro, mata. ...El mar —la mar—, como un himen inmenso, los árboles moviendo el verde aire, la nieve en llamas de la luz en vilo... [Ángel fieramente humano, 1950] Blas de Otero (Bilbao, 1916 – Madrid, 1979)
EN NOMBRE DE MUCHOS Para el hombre hambreante y sepultado en sed —salobre son de sombra fría—, en nombre de la fe que he conquistado: alegría. Para el mundo inundado de sangre, engangrenado a sangre fría, en nombre de la paz que he voceado: alegría. Para ti, patria, árbol arrastrado sobre los ríos, ardua España mía, en nombre de la luz que ha alboreado: alegría. [Pido la paz y la palabra, 1955] Blas de Otero (Bilbao, 1916 – Madrid, 1979)
CONSEJO MORTAL Levanta tu edificio. Planta un árbol. Combate si eres joven. Y haz el amor, ¡ah, siempre! Mas no olvides al fin construir con tus triunfos lo que más necesitas: Una tumba, un refugio. [Buenos días, buenas noche; 1979] Gabriel celaya (Guipúzcoa, 1911 – Madrid, 1991)
AÑOS 60: GENERACIÓN DEL MEDIO SIGLO En esta poesía siempre ha estado presente la preocupación ética por el ser humano. Se aprecia un tono muy cálido y humano en esta poesía. Destacan autores como Claudio Rodriguez, José Ángel Valente y Jaime Gil de Biedma.
José Ángel Valente (www.adiccioninformativa.wordpress.com)
Claudio Rodriguez (www.escritores.org)
EL SUEÑO Por una espesa y honda avenida de árboles que unen en lo alto su copa y pesadumbre el sueño avanza. Abre sus grandes alas, sus poderosos brazos de lenta sombra y noche grande: cierra contra todo horizonte. En el centro del aire cabecea un navío, rodeado de enormes territorios de sueño. El sueño avanza: pone su silenciosa planta en el umbral de nuestra transitoria vigilia. Acaricia y golpea, llama con voz suave y entra como un río de seguro poder. El sueño halaga, porfía y nos rodea, hasta que al fin caemos en su seno girando como plumas, girando interminablemente. Ésta es la inerme paz, la sosegada mentira de la sombra. El sueño multiplica su rostro en un espejo sin fin: vértigo quieto, inmóvil torbellino.
¡Gritad! Pero no; el grito es también sueño. Ahora su dominio. Potestad de la noche. [Poemas a Lázaro, 1960] José Ángel Valente (Orense, 1929 – Ginebra, 2000)
DÍAS DE PAGSANJÁN Como los sueños, más allá de la idea del tiempo, hechos sueños de sueño os llevo, días de Pagsanján. En el calor, tras la espesura, vuelve el río a latir moteado, como un reptil. Y en la atmósfera oscura bajo los árboles en flor, —relucientes, mojados, cuando a la noche nos bañábamos— los cuerpos de los dos. [Moralidades, 1966] Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929 – Barcelona, 1990)
CANTO DEL DESPERTAR El primer surco de hoy será mi cuerpo. Cuando la luz impulsa desde arriba despierta los oráculos del sueño y me camina, y antes que al paisaje va dándome figura. Así otra nueva mañana. Así ota vez y antes que nadie, aun que la brisa menos decidiera, sintiéndose vivir, solo, a luz limpia. Pero algún gesto hago, alguna vara mágica tengo porque, ved, de pronto los seres amanecen, me señalan. Soy inocente. ¡Cómo se une todo y en simples movimientos hasta el límite, sí, para mi castigo: la soltura del álamo a cualquier mirada! Puertas con vellones de niebla por dinteles se abren allí, pasando aquella cima. ¿Qué más sencillo que ese cabeceo de los sembrados? ¿Qué más persuasivo que el heno al germinar? No toco nada. No me lavo en la tierra como el pájaro. Sí, para mi castigo, el día nace y hay que apartar su misma recaída de las demás. Aquí sí es peligroso. Ahora, en la llanada hecha de espacio, voy a servir de blanco a lo creado. Tibia respiración de pan reciente me llega y así el campo eleva formas de una aridez sublime, y un momento después, el que se pierde entre el misterio de un camino y el de otro menos ancho, somos obra de lo que resucita.
Lejos estoy, qué lejos. ¿Todavía agrio como el moral silvestre, el ritmo de las cosas me daña? Alma del ave, yacerás bajo cúpula de árbol. ¡Noche de intimidad lasciva, noche de preñez sobre el mundo, noche inmensa! Ah, nada está seguro bajo el cielo. Nada resiste ya. Sucede cuando mi dolor me levanta y me hace cumbre que empiezan a ocultarse las imágenes y a dar la mies en cada poro el acto de su ligero crecimiento. Entonces hay que avanzar la vida de tan limpio como es el aire, el aire retador. [Don de la ebriedad, 1951] Claudio Rodríguez (Zamora, 1934 – Madrid, 1999)
AÑOS 70: NOVÍSIMOS El nombre del grupo viene del libro escrito por José María Castellet: Nueve novísnimos poetas españoles. Son poetas que rechzan el realismo social e integran influencias culturales muy diversas.
Leopoldo María Panero (www.revistadeletras.net)
EL LAMENTO DE JOSÉ DE ARIMATEA No soporto la voz humana, mujer, tapa los gritos del mercado y que no vuelva a nosotros la memoria del hijo que nació de tu vientre. No hay más corona de espinas que los recuerdos que se clavan en la carne y hacen aullar como aullaban en el Gólgota los dos ladrones. Mujer, no te arrodilles más ante tu hijo muerto. Bésame en los labios como nunca hiciste y olvida el nombre maldito de Jesucristo. Así arderá tu cuerpo y del Sabbath quedará tan sólo una lágrima y tu aullido. [Poemas del manicomio de Mondragón, 1987] Leopoldo María Panero (Madrid, 1948)
EL CIRCO Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma lanzando gritos y bromeando acerca de la vida: y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre cómo se balancean los trapecios. Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma contentos de que esté tan vacía. Y oigo oigo en el espacio sonidos una y otra vez el chirriar de los trapecios una y otra vez. Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma, una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo, mi alma, mi alma: y repito esa palabra no sé si como un niño llamando a su madre a la luz, en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente para hacer ver que no tiene sentido. Mi alma. Mi alma es como tierra dura que pisotean sin verla caballos y carrozas y pies, y seres que no existen y de cuyos ojos mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres sin cabeza cantarán sobre mi tumba una canción incomprensible. Y se repartirán los huesos de mi alma. Mi alma. Mi hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí. [Narciso en el acorde últimos de las flautas, 1979] Leopoldo María Panero (Madrid, 1948)
¿Qué es el destino? ¿Qué es el destino? Es un perro que ladra. Este perro que nos persigue como una sombra infiel, insomne como la muerte purificadora que borra la memoria impersonal toda. Este sentido de la lentitud es lo mismo que el sentido del norte: matar en el norte semeja un suicidio con lentitud profana. Eran las doce en mis ojos las doce en mis labios y mis labios comían mis narices. [Tensó, 1997] Leopoldo María Panero (Madrid, 1948)
ACTUAL
Blanca Andreu (www.blancaandreu.blogspot.com)
Octavio Paz (www.literalmagazine.com)
ESCRITO EN TINTA VERDE La tinta verde crea jardines, selvas, prados, follajes donde cantan las letras, palabras que son árboles, frases que son verdes constelaciones. Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran como una lluvia de hojas a un campo de nieve, como la yedra a la estatua, como la tinta a esta página. Brazos, cintura, cuello, senos, la frente pura como el mar, la nuca de bosque en otoño, los dientes que muerden una brizna de yerba. Tu cuerpo se constela de signos verdes como el cuerpo del árbol de renuevos. No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa: mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas. [Semilla para un himno, 1943-1955] Octavio Paz (Ciudad de México, 1914 – Ciudad de México, 1998)
URSA MAIOR Cierra tus puertas, muerte de los sueños, fueras el hombre que en turbión de centeno y hierba seca sobre el mar amarillo cae cuando se desbocan los caballos y despierta la cólera del padre. Aquí y allá caía sobre el mar sin perder su sonrisa torcida, anunciaba sus derechos escudo en alto, y en la sombra que legisla la usura y los muertos encendió para ti su elocuencia. Sal de los malecones, señor de los sueños, muestra tu condición, levanta estatuas con los barcos perdidos en el dorso. Vuelve a nosotros ese tu rostro coronado de algas y espinas. [Capitán Elphistone, 1988] Blanca Andreu (La Coruña, 1959)
MIGRACIÓN Atraviesa la noche del Atlántico una bandada lenta de personas dormidas. Todas ya despedidas y todas en camino, bajo sus pies el cielo y el océano idénticos, oscuros, llenos de muertos y tesoros y más allá quizá algo que hacer o alguien que espera. Quietas, calladas, duermen. Cruzan la noche juntas y despacio. ¿Qué soñarán a bordo de su pájaro blanco? [Gira, 2011] Alvaro Tato (Mdrid, 1978)
POEMAS PROPIOS
DENTRO DE MÍ
Miro dentro de mí y veo confianza, miro dentro de mí y veo inseguridad, miro dentro de mí y veo alegría, miro dentro de mí y veo miedo. La alegría de un adolescente en la flor de la vida, el miedo de un estudiante en época de exámenes. Tengo ganas de salir a la calle y sentarme en un banco, de tumbarme en el césped verde y hablar con mis amigos, de disfrutar de la vida y vivir el presente. Raúl Muñoz (Madrid, 1997)
DICHOS Y REFRANES Lentejas, comidas de viejas... Hasta el cuarenta de mayo.... Si la vida te da limones... Estos son dichos de nuestra infancia, dichos de nuestra vejez, que al deirlos, los españoles nos sentimos españoles, nos sentimos importantes. Son dichos de nuestra infancia, dichos de nuestra vejez, que sin ellos, no sabriamos que decir en muchas ocasiones, que al decirlos siempre se queda bien. Son dichos de nuestra infancia, de nuestra vejez. Raúl Muñoz (Madrid, 1997)
DURANTE UN EXAMEN
El sonido de un mosquito volando, el sonido de un bolígrafo tachando algo escrito, la tos de un compañero enfermo, la profesora diciendo quedan 10 minutos, cuando todavia te queda mucho. Son cosas que te ponen nervioso, nervioso cuando tienes que estar tranquilo, cuando te estás jugando el curso. Raúl Muñoz (Madrid, 1997)
FUENTES • Álvaro Tato. Álvaro Tato poesía. <http://www.alvarotato.com/p/poesia.html> • Poesía. <http://www.poesi.as/>