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Editorial
En nuestro mundo actual de “los pasos hacia” vemos y esperamos recetas para casi todo lo que hacemos, lo mismo laboral que personal, esas recetas funcionan en algunos casos, pero quienes las hemos seguido sabemos que no son infalibles y que nada garantiza el éxito en algo que persigamos por lo que el no darse por vencido debe ser siempre la receta básica sobre la que se construyan las demás.
Todas las recetas que puedas conseguir para lograr algo, sea en tu vida personal o profesional, necesariamente deberán hacer énfasis (y si no tú debes tenerlo en mente) de que en ocasiones hay que repetir, repetir y repetir los pasos, métodos o sugerencias dadas (eso sí: con algunas leves diferencias) para poder conseguir lo que uno se ha establecido.
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Pudiera parecer obvio y evidente esto pero quiero que veas que los equipos mencionados inicialmente no lo habían considerado, y por experiencia propia conduciendo talleres como el mencionado si de algo me doy cuenta es de que la gente está dispuesta a intentar los métodos, pasos y sugerencias que se le den para lograr algo pero de la misma forma están dispuestas a dejar todo cuando las cosas no funcionan.
La constancia y tenacidad no son ingredientes o pasos adicionales que formen parte de tu proyecto, es la base misma sobre la cual debe sustentarse este para poder lograr y estar en posibilidad de avanzar en pos de tus sueños.
¡Éxito!
Roberto Celaya Figueroa, Sc. D. Fundador y Editor en Jefe
Pedacitos de paraíso
Por: Patricia Escobedo
Todos nosotros deberíamos tener la posibilidad de darnos cuenta de que tenemos a nuestro alcance cotidiano, pedacitos de paraíso sin siquiera percatarnos.
¿A qué me refiero?
Pues a esa extraordinaria bendición que tenemos de experimentar alegría, certeza de cariño, paz emocional, bendiciones, espacios para dar las gracias por todo lo que a diario tenemos y que nos da felicidad; a todo eso cercano a nuestro corazón se le debería catalogar como pedacitos de paraíso
Por ejemplo, tener la certeza del cariño de nuestra familia de sangre, de nuestra familia añadida, de nuestros compañeros de trabajo, de nuestras personas cercanas, de nuestros vecinos, de nuestros alumnos o compañeros de escuela, de las personas con las que nos cruzamos cada uno de nuestros días; forma parte de nuestros trozos de paraíso, pues sus gestos de amabilidad, sus rasgos de amor, sus momentos cotidianos, son pequeños fragmentos de Amor que forman en su conjunto el caleidoscopio de los pedacitos de paraíso.
Qué decir de aquéllos a los que ayudamos desinteresadamente cada día, desde aquellos niños a los que les donamos los juguetes y la ropa que ya no usan nuestros hijos; los señores del asilo a los que les obsequiamos las cobijas y los utensilios de cocina que ya no vamos a usar y que a ellos les serán de gran utilidad, es también dar cachitos de paraíso a otras personas.
O qué tal, el cuento diario que leemos a nuestros hijos, sobrinos, nietos o alumnos durante el día; ya sea en la clase o bien por la noche cuando después de cenar y bañarse se preparan para dormir y descansar; ese es otro espacio en el que los trozos de paraíso se hacen presentes para los pequeños que esperan conocer una nueva historia o continuar con el capítulo con el que se quedaron ayer.
O ese viaje de fin de semana tan esperado y que ahora después de jubilados pueden hacer tus tíos a ese pueblo mágico que tanto querían conocer y que ahora, ya sin tener obligaciones que cumplir más que disfrutar; pueden realizar ¡por fin!
Sí que es un pedazo grande y brillante de paraíso, para ellos que disfrutan todo lo que su mirada puede ver y para ustedes que reciben sus imágenes entrañables y cercanas en las fotos que envían en las que se destila el Amor a caudales.
O qué tal, entrar por primera vez a ese departamento que con tanto esfuerzo y desvelos compraste para tu nueva vida de casados, seguro que ese instante en que metes la llave y das la vuelta a la cerradura y entran juntos de la mano a su nuevo espacio; es sin temor a fallar, un gran pedazo de paraíso resplandeciente y mágico.
Te invito a que visualices tus pedacitos de paraíso; te aseguro que al leerme ya has pensado en infinidad de ellos y en especial, te pido que los agradezcas y pidas por más momentos entrañables y felices; de aprendizaje y de fortaleza.
Vive por favor, ¡Tus pedacitos de paraíso!
Profra. Patricia Escobedo Guzmán
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