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Editorial

La cuestión del liderazgo, el emprendedurismo y la motivación, si bien pueden ser temas de interés e incluso de beneficio en su aplicación, los mismos sostengo pueden quedar en meros relumbrones de chaquira y oropel cuando se centran egoístamente solo en uno y su proyecto de vida sin darse cuenta de que somos parte de algo mayor tanto en nuestra responsabilidad como en nuestro potencial.

En este sentido la gran obra que es nuestra vida no puede sola y exclusivamente centrarse en no

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mismo, de una manera no solo egoísta sino exclusiva y excluyente. Al ser parte de un sistema vivo, dinámico y cambiante, tenemos un papel que desempeñar también en la construcción de un mejor sistema. ¿A qué sistema me refiero? A cualquiera que tú puedas identificar como ése en el cuál te desenvuelves: político, religioso, social, natural, etc. Somos parte de algo mayor y por ello se espera de nosotros una responsabilidad de ello.

Hay quienes veo tan concentrados en su vida que me da la impresión de que son como esas

personas que quieren caminar saltando solo sobre un pie. Al camino del éxito, del triunfo, del logro pasa, sí, por el logro de nuestras metas y objetivos personales, pero también por comportarnos a la altura de nuestra responsabilidad por el sistema del cual somos parte.

A quienes están tan inmersos en sus proyectos de vida que no comparten esta visión les pido que durante una semana, solo una semana, se den la oportunidad de ser trascendentes. ¿Cómo? Haciendo algo que vaya más allá de sus intereses personales y egoístas. Sembrar un árbol, donar algo a alguien necesitado, ayudar a alguien en la calle, rescatar un animalito, limpiar una basura que encontremos, etc. Lo importante es que cada día durante esa semana se haga algo que salga fuera del círculo inmediato de lo que estrictamente consideramos nuestros intereses. Te sugiero hagas lo mismo.

¡Éxito!

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