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Liderazgo Emprendedor 2
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Liderazgo Emprendedor 2
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INDICE ¡SALUDOS! ......................................................................................................... 1 1. Curiosamente lo que nos mueve a caminar es nuestro deseo de volar ................................................................................................................... 2 2. Las cicatrices de tu lucha actual serán tus trofeos futuros cuando triunfes en tus metas ............................................................................... 5 3. La suerte acompaña a aquellos que están preparados y aprovechan la oportunidad .............................................................................................. 7 4. Trabajar en equipo es darle más manos, mente y alma a tus proyectos ................................................................................................................... 9 5. ¿Quieres ver un milagro?, mira hacia fuera y hacia dentro de ti ........ 11 6. Dos piernas necesitas para andar por la vida: los sueños y la acción ................................................................................................................... 14 7. A veces no puedes mejorar el mundo, pero el solo hecho de intentarlo te mejora a ti............................................................................................. 17 8. Derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para construir puentes hacia tus metas ................................................ 19 9. Así como un foco puede iluminar una habitación, una sola persona de bien puede iluminar el mundo ................................................................ 22 10. Cuida la palabra que empeñes, es tu mejor tarjeta de presentación .. 25 11. Lo creas o no, siempre habrá alguien para quien tus acciones sean un ejemplo a seguir ...................................................................................... 27 12. A veces nuestra fe es tan grande que no nos cabe dentro y tiene que salir... salir a hacer milagros................................................................... 30 13. Cuando el oro se acaba, el único resplandor que queda es el del brillo que hayas logrado sacarle a tu alma ..................................................... 33 14. A veces hay que seguir caminando, incluso aunque se haya hecho de noche ........................................................................................................ 36 15. Curiosamente los más grandes sueños no surgen cuando estamos dormidos .................................................................................................. 39 16. La lluvia hasta en el desierto cae... ¡y lo hace florecer! Síguelo intentando ................................................................................................ 41 17. La fuerza que te hace levantar de cada caída, es la misma que logra hacer de nuestro mundo un lugar mejor ............................................... 45
18. Al igual que cuando vas de compras, tú decides que quieres llevar en tus bolsas de la vida: sombras que te detengan o luces que te hagan volar .......................................................................................................... 48 19. El carácter de una persona está dado por el equilibrio entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace ........................................................... 50 20. A veces no es tanto lo que puedas hacer en el mundo, sino lo que permitas que el mundo haga contigo .................................................... 53 21. Dice un dicho que si una puerta se cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla! ....................................................... 55 22. El nadador no se pregunta cuánto le falta para la orilla, se concentra en nadar y cuando menos lo piensa ha llegado a su meta .................. 61 23. Llegar a tus metas te hace exitoso, pero además ayudar que otros lleguen a las suyas te hace trascendente ............................................. 64 24. La constancia del aire erosiona hasta la roca, la constancia en tus acciones vencerá cualquier obstáculo .................................................. 66 25. Sueños sin acciones es como tener la semilla de un árbol muy frondoso ¡en un cajón! ........................................................................... 69 26. Cada meta no solo te lleva al éxito si no que además te acerca cada vez más a la persona que realmente eres ............................................. 72 27. Solo merece esperar un futuro mejor quien está dispuesto a luchar por él................................................................................................................ 74 28. Todo gran sueño implica grandes sacrificios, pero estos se compensan con creces con la conquista de la meta ........................... 77 29. Cada sueño se busca, se acecha, se caza, y una vez que se ha conquistado ¡se va por el siguiente! ..................................................... 79 30. La vida es un río, si no avanzas con decisión hacia donde quieres, la corriente te arrastrará hacia donde no quieres..................................... 82 31. Cada día es una oportunidad no solo de lograr cosas sino de ser más ................................................................................................................... 85 32. Logro sin esfuerzo no sabe, no se valora, y lo que es peor, la mayoría de las veces no dura .............................................................................. 87 33. A veces hay que tocar cien puertas para que se abra una .................. 90 34. Un triunfador no es alguien que no conoce el fracaso, sino alguien que lo conoce tan bien como para saber que no pertenece ahí ................ 92 35. El mundo te pertenece... pero debes luchar por él ............................... 94
36. Nadie ha salido de un agujero hundiéndose más en él ....................... 98 37. En el camino a la excelencia dos cosas debes cuidar: creerte más que los demás y que los demás hagan creerte menos ............................. 102 38. ¿Que si cuántas veces intentarlo? Fácil: ¡hasta lograrlo! ................ 106 39. Paciencia, a veces las semillas tardan en germinar pero al final todas florecen................................................................................................... 113 40. Si no has encontrado lo que buscabas, la respuesta no es dejar de buscar sino buscar en otro lado .......................................................... 116 41. Ante lo corto de la vida tienes dos posibilidades: aprovecharla o desperdiciarla, tú decides..................................................................... 119 42. Mente para pensar, corazón para sentir, y vida para compartir, ¿qué más necesitas? ..................................................................................... 123 43. Se requiere de la tempestad para probar la fortaleza de un barco ... 126 44. Decide con sabiduría y valor: lo conveniente a veces no es correcto y lo correcto a veces no es conveniente ................................................ 129 45. No puedes desandar tus pasos, pero si puedes caminar mejor ....... 132 46. Lo que haces cambia al mundo, la intención con que lo haces te cambia a ti .............................................................................................. 136 47. Lo único mejor que lograr un sueño es ¡compartirlo! ....................... 139 48. Cuando trabajas en equipo no sumas voluntades... ¡las multiplicas! ................................................................................................................ 142 49. A veces la vida podrá no ser lo que uno espera, pero siempre será lo que uno necesita ................................................................................... 145 50. Para volar, primero correr; para correr, primero andar; para andar, primero gatear; para gatear, ¡primero soñar! ..................................... 148 PALABRAS FINALES ....................................................................................... 151 PRÓXIMA PUBLICACIÓN ................................................................................. 152 ACERCA DEL AUTOR ...................................................................................... 154 ALGUNAS OTRAS PUBLICACIONES GRATUITAS DEL AUTOR .................. 156
¡SALUDOS!
La cuestión del liderazgo, el emprendedurismo y la motivación entraña dos procesos: uno es el de la reflexión y otro es el de la acción. El de la reflexión es ese mundo intangible de las emociones y los pensamientos donde nos remontamos para idear nuestros proyectos, metas y objetivos y para embebernos de la energía dinámica que nos permita llevar a cabo esas ideas. La acción es el mundo concreto y tangible donde nuestras actividades tienen lugar con la finalidad de concretizar lo idealizado y de hacer tangible lo intangible. Ambos mundos se interrelacionan y por lo mismo se necesitan. El mundo de la reflexión requiere ver que las acciones concretas que se realizan van conduciendo hacia alguna parte, mientras que el mundo de la acción requiere de la guía y validación del mundo de la reflexión. A pesar de la explicación anterior, las dos realidades, la de la reflexión y la de la acción, no son para nada simples y estáticas sino múltiples y cambiantes, es por eso que ambas deben ser abordadas desde diferentes puntos de vista, desde diferentes vivencias, desde diferentes contextos. Liderazgo Emprendedor 2 busca ser ese escenario, ese espacio, ese momento donde las visiones confluyan y donde las misiones se esparzan. Los 50 diferentes momentos que están incluidos en la presente obra alrededor de 50 temas buscan llevar al lector al mundo de la reflexión y al mundo de la acción para coadyuvar en la construcción de su proyecto de vida, un proyecto de vida completo, rebosante y trascedente. En la medida que esté libro le sea útil en el sentido expresado para todo aquel que lo lea, el mismo habrá cumplido su misión y entregado la estafeta para que quien se vean beneficiado por él haga lo mismo con los demás.
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Curiosamente lo que nos mueve a caminar es nuestro deseo de volar
Una cualidad del ser humano es su constante inconformidad ante la vida, esto nos ha empujado tanto como de manera individual como grupal, a los cambios y evoluciones que han mejorado nuestra vida y nuestro entorno, aún así siempre tenemos esa inconformidad presente en nuestra vida que nos recuerda que solo estaremos tranquilos cuando la excelencia y perfección sea alcanzada. ¿Cuántas veces nos ha sucedido que ante alguna tarea que se nos ha encomendado simple y sencillamente no nos ha gustado y hemos empezado de nuevo de cero la misma? Un escrito, un dibujo, una pintura, un discurso, todo lo que hacemos es susceptible de, como coloquialmente se dice, "no llenarnos el ojo" y simplemente deshacerlo para volver a hacerlo. Lo anterior, que supongo todos en algún momento hemos experimentado, es un reflejo del sentido de excelencia y perfección que tenemos ante la vida, las relaciones y todo aquello que realizamos. Esto tiene un mucho de positivo pues nos empuja a mejorarnos constantemente, a superarnos a nosotros mismos y a tratar de alcanzar esa excelencia a la que todos aspiramos, pero de la misma forma agrega una presión considerable pues de la misma manera nos condiciona para exigir a los demás ese grado de perfección que pocas veces es alcanzado. Hay una historia de un águila que cayó de su nido y desde pequeña fue criada por las gallinas, cuenta la historia que una vez que creció el águila se comportaba como gallina, escarbaba el suelo en busca de semillas y apenas y si daba unos 2
tímidos revoloteos. En una ocasión ve un águila en lo alto y se asombra de lo bella, hermosa e imponente que es, a lo que las gallinas le dicen que se trata de un águila, el rey de las aves, pero que ni sueñe porque ellas son gallinas y no pueden aspirar más que a vivir al ras del suelo. En nuestro interior todos sentimos que no somos solo esto que vemos y tenemos, sentimos, como el águila de la historia, que a pesar de andar al ras el cielo nos llama, hay algo que retumba constantemente en lo que hacemos, incluso en los problemas que enfrentamos, que nos dice lo grandioso que somos y que estamos llamados a ser. Pero de la misma forma que la historia, constantemente vemos, sentimos y oímos ese llamado a seguir al ras del suelo, a no pensar en volar (al menos no volar mucho) y en conformarnos cuando de inicio no estamos llamados a eso sino al contrario, es con todo eso que tengamos en contra como al final nos daremos cuenta que nuestro lugar no está al ras del suelo, sino en lo alto del cielo. Este llamado a la excelencia no es imperativo de lo que hacemos, sino de lo que somos, somos seres de trascendencia, podemos ver hacia el pasado y construir hacia el futuro, podemos hundirnos completamente en la oscuridad para luego salir volando hacia la luz, podemos experimentar en nuestro interior lo mismo el cielo que el infierno, en una palabra podemos sentir constantemente la necesidad de la plenitud, de la totalidad, de la trascendentalidad. Vamos dejando una idea para la próxima vez que sientas una frustración: cuando ese momento llegue, es decir, cuando te sientas inconforme, cuando sientas un revés en tu vida, detente un momento y date cuenta que ese sentimiento es un grito ahogado de tu interior que te dice que no perteneces ahí, que estas llamado a ser más y mejor, que no debes ni puedes conformarte con menos que la excelencia, pero de la misma forma, que aún sintiendo ese abatimiento de ti deben salir las fuerzas necesarias para levantarte y remontar tu camino. 3
Los momento de oscuridad en nuestra vida nos hacen sentir de manera palpable el hecho de que estamos llamados a la luz, de la misma forma la inconformidad que experimentamos es un reflejo de nuestra vocaciĂłn hacia la excelencia y la trascendentalidad, despuĂŠs de todo, curiosamente lo que nos mueve a caminar es nuestro deseo de volar.
Este artĂculo puede verse en video en http://bit.ly/T97JLt
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Las cicatrices de tu lucha actual serán tus trofeos futuros cuando triunfes en tus metas Cuando nos referimos que la vida es una pelea constante, lo hacemos con el pleno conocimiento de que cada paso, cada avance, cado logro, en ocasiones implica una verdadera lucha que deja en nosotros cicatrices emocionales, espirituales e incluso físicas. Todos conocemos a alguna persona, amigo o simplemente conocido, que tiene alguna cicatriz que mostrar, generalmente esa cicatriz va acompañada de una historia, es así como hay cicatrices detrás de las cuales hay historias verdaderamente épicas mientras que otras son simplemente el resultado de algún descuido o accidente. Dentro del primer grupo es interesante ver como quienes muestran esas cicatrices narran con orgullo la manera en que fueron obtenidas, al contar sus historias se remontan a esos momentos y podemos ver en sus ojos el brillo del recuerdo y en su voz el alarde del desempeño en la faena. Pero de la misma forma, algo real y palpable es que toda cicatriz por más orgullo con que se nos muestre, en su momento ha de haber sido motivo de dolor, frustración e incluso depresión. Lo mismo pasa en nuestra vida, necesaria y forzosamente en nuestro andar, dada nuestra naturaleza, vamos acumulando cicatrices no solo en nuestro cuerpo, sino en nuestra mente y en nuestra alma. Cicatrices más o menos profundas y más o menos dolorosas, pero que en todos los casos nos acompañarán por siempre moldeando nuestro espíritu y nuestro carácter.
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Es interesante ver como quienes logran sobreponerse a grandes pruebas muestran esas cicatrices con orgullo. La manera en que el dolor, la frustración, la depresión los vino a hacer más fuertes es algo que los llena como personas pues ven ahora su trascendentalidad. Pero cuando uno está pasando por una prueba, sobre todo si esta prueba es considerable, los efectos de la misma en nuestra vida generalmente se ven como negativos, nefastos, funestos. Hagamos un pequeño ejercicio: piensa por un momento en algún evento muy fuerte por el que hayas pasado, un evento que podríamos decir, te dejo marcado para siempre. De la misma forma, date cuenta cómo es que a la distancia, una vez que las emociones encontradas han cedido, hay lecciones de vida que puede ser recogidas como las pepitas de oro en un río. De la misma forma date cuenta cómo es que esa prueba era prácticamente necesaria para poderte llevar a ser una persona mejor, más fuerte, más decidida, con mayor carácter y con horizontes más amplios. ¿Esto quiere decir que los sentimientos negativos que experimentamos en el momento de las pruebas no tienen razón de ser? ¡Al contrario!, claro que tienen razón de ser, la razón es precisamente moldear tu carácter, permitirte cambiar, dejar esas cicatrices en tu persona y también permitirte una válvula de escape mientras el proceso se realiza. Toda lucha nos cambia, todo prueba nos transforma, toda pelea modifica nuestro ser, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, siendo que una vez que se ha alcanzado la meta perseguida, las cicatrices que la batalla haya dejado en nosotros serán los trofeos de vida que podremos mostrar al mundo, después de todo las cicatrices de tu lucha actual serán tus trofeos futuros cuando triunfes en tus metas Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/S2om51
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La suerte acompaña a aquellos que están preparados y aprovechan la oportunidad Generalmente cuando alguien logra algo solemos atribuirle el mérito en gran parte a la suerte, pero un análisis más profundo nos permitiría ver cómo es que aunque exista suerte, si uno no está preparado y no aprovecha la oportunidad, ésta no será fructífera. ¿Qué tienen en común inventos como el Viagra, el LSD, los Rayos X, la Penicilina, el endulzante artificial, el horno de microondas, el coñac o el caucho vulcanizado? Pues que todos esos inventos, que vinieron a cambiar nuestra vida, fueron en su momento producto de la casualidad, surgieron por accidentes fortuitos, fueron el resultado del azar. De la misma forma podemos ver en la vida individuos que han tenido éxito en las metas que se han propuesto, en algunos casos resultado del tesón, la disciplina, y el esfuerzo, y en otros, como en los ejemplos anteriores, atribuibles a cuestiones fortuitas. ¿Quiere esto decir que el azar es lo que en muchas ocasiones define y decide los resultados en nuestra vida? Volteemos de nuevo a ver los ejemplos iníciales y nos daremos cuenta de algo: si bien es cierto que en todos esos ejemplos el azar estuvo presente, también es cierto que el aprovechamiento del descubrimiento en cuestión se logró gracias a la perspicacia de quién sorprendido encontró la aplicación. Lo anterior se resume de manera muy sencilla: si existe la suerte de estar en el momento y lugar indicado, pero no hay la preparación que permita entender lo que sucede y, como consecuencia de esto no hay acciones para aprovechar la
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coyuntura, la suerte pasará de largo sin que incluso nos hayamos percatado de ello. Te sugiero que si tienes ocasión leas el caso de Eratóstenes, matemático, astrónomo y geógrafo griego, y veas cómo es que mil doscientos años antes de que Cristóbal Colón circunnavegara el globo terráqueo, logró no solo señalar que la tierra era redonda sino incluso calcular con las herramientas más rudimentarias la circunferencia de la tierra. Lo interesante de todo ello es que eso inició con la observación de la diferencia de sombras en dos lugares diferentes en la misma fecha del año. Cientos, miles antes que él habían visto el fenómeno de las sombras, pero Eratóstenes tuvo la perspicacia de resolver la cuestión. Como podemos ver, la confluencia de suerte, preparación y oportunidad generan un resultado para quien aprovecha el momento. Solo que hay una pequeña cuestión que resolver: ¡no se puede estar preparado para lo que no sabemos qué sucederá! Así es, la vida es incierta en muchas maneras, y aunque deseemos establecer un control sobre ella son tantas las variables y tan complejas las interrelaciones que es casi imposible saber que sucederá el día de mañana, ¿entonces? La solución de esto es hacer lo que sí dependa de nosotros para en su momento poder recoger los frutos de ello. Si bien es cierto que la incertidumbre impera en nuestra vida, también es cierto que no todo depende del azar, es precisamente en esa franja donde nuestra voluntad tiene efecto donde podemos trabajar. Nuestra preparación, nuestro esfuerzo, nuestra conciencia, son las que nos pueden dar la ventaja para que cuando se presente la ocasión podamos dar lo mejor de nosotros, después de todo la suerte acompaña a aquellos que están preparados y aprovechan la oportunidad Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/Pu5dJS
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Trabajar en equipo es darle más manos, mente y alma a tus proyectos
En la vida nos encontraremos constantemente enfrentando retos y conquistando metas, en función de la magnitud del reto o la meta, el contar con las manos, mentes y almas adicionales que el trabajo en equipo da, facilitará el logro de nuestros objetivos y la socialización de ellos. Si eres una persona sana podrás con facilidad levantar una bolsa de comida para perro de 25 kilos, pero si quisieras levantar sin ningún aparato, con pura fuerza humana, un auto promedio cuyo peso es de unas dos toneladas ocuparías unas 80 personas, pero de que lo levantarían, lo levantarían. El descubrimiento de América, la llegada del hombre a la luna, la revolución de las tecnologías de la información… piensa en algún evento que haya venido a cambiar el mundo y, si, es cierto, siempre habrá alguien que sea la imagen o ícono de la meta conquistada, pero también es cierto que esos grandes logros implicaron un equipo de cientos, en ocasiones miles de gentes que colaboraron para la consecución del mismo. Los ejemplos anteriores tienen un símil con los retos y metas de la vida: tú solo podrás lograr muchas cosas, pero si potencializas ese esfuerzo adicionándolo con la energía de otras personas, es obvio que el logro tendrá mayor alcance. Solo que para que se de lo anterior es un requisito ineludible el que las demás personas compartan el objetivo perseguido para poner su tiempo y esfuerzo en la consecución de la meta común.
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Ahora bien, salvo que se trate de una meta eminentemente personal, la mayoría de los sueños tiene algo que es común a otras personas y que es lo que puede explotarse para sumar voluntades para el logro del mismo. La cuestión es saber identificar qué es lo que puede ser atractivo para los demás y así hacerlos partícipes del proyecto. ¿Qué quieres lograr?, ¿por qué lo quieres lograr?, ¿para qué lo quieres lograr?, ¿quiénes pudieran sumarse a la búsqueda de esta meta?; en la medida que tengas claridad en cuanto a las respuestas de los cuestionamientos anteriores se te facilitará el que en un momento dado puedas sumar más voluntades al proyecto. Y cuando hablamos de voluntades –y esto debes tenerlo muy en mente-, no solo hablamos de manos, es decir, de fuerza operativa para “hacer”, sino también (y de ahí el título de este artículo) de mentes y almas, es decir, de ideas y pensamientos así como de sentimientos y voluntades. Luego entonces quienes participen deben no solo “hacer” sino también “pensar” y “sentir” el proyecto, de ahí que cuando pienses incluir más gente en la búsqueda de metas comunes deberás adoptar el papel de líder y propiciar que todos sean y se sientan parte del proyecto. El trabajo de equipo no se circunscribe a que más gente esté trabajando por el logro de una meta, sino que trasciende este hecho pues busca que las ideas y pensamientos se fusionen y los sentimientos y emocionen dinamicen las acciones para conquistar los objetivos planteados, así que recuerda trabajar en equipo es darle más manos, mente y alma a tus proyectos
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/T3Mzbi
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¿Quieres ver un milagro?, mira hacia fuera y hacia dentro de ti Cuando se habla de milagros, generalmente se piensan en cuestiones portentosas que desafían toda ley y toda lógica, pero si pensamos un poco en ello, nos daremos cuenta que los milagros se dan todos los días a nuestro alrededor y, lo que es más importante, nosotros mismos lo somos. Cuenta una historia de una persona que durante años busco a través de la meditación, los rezos y los sacrificios el lograr lo que en oriente se conoce como la iluminación y en occidente la santidad, dicen que después de décadas de estarse esforzando sin éxito alguno se dio por vencido por lo que regresó a su vida cotidiana. Estando una vez sacando agua de un pozo dícese que cayó en cuenta de lo que hacía y gritó iluminado “¡puedo sacar agua de un pozo!” La vida cotidiana, rutinaria e incluso, ¿por qué no? aburrida, encierra en sí misma el milagro de la propia existencia, todo es cuestión de darse cuenta. Piensa un momento en algo rutinario, en algo cotidiano, en algo para nada –según túsorprendente, por ejemplo, levantarse cada día después de una noche de sueño. No razones en esto o en lo otro, solo piensa en todo lo que implica el poder abrir los ojos, el poder respirar, el poder moverte, el poder ver el mundo y verte a ti mismo en el momento en el que inicias un nuevo día. Piensa en todas las interacciones químico-biológicas necesarias para realizar esa acción y te quedarás pasmado. Nomás vamos un dato, uno solo, ¿sabes cuántos músculos se necesitan para mantenerte en equilibrio estando de pie?, ¿cuántos te gustan?, ¿10?, ¿20?, ¿más? Pues se requieren 300 músculos para esa “sencilla” acción.
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¿Y hablar?, ¿y pensar?, ¡¿y soñar?! Cada acción que nos parece tan “normal” no es más que un infinito número de milagros que tiene acción en nosotros mismos. A eso todavía hay que agregarle las cuestiones de nuestro entorno: el sol que sale, las nubes que pasan, el aire que circula, la lluvia que cae, ¡la gravedad que nos mantiene unidos a la tierra a pesar que está gira sobre su propio eje a 1,670 kilómetros por hora y alrededor el sol a 107,244 kilómetros por hora! Ahora bien, ¿por qué no somos conscientes de todo esto? Porque somos un milagro dentro de otro milagro. Piensa en esto, si fuéramos conscientes de todos los “milagros” que diariamente experimentamos, si fuéramos conscientes al nivel que hemos estado comentando, prácticamente nos la pasaríamos pasmados ante la realidad sin poder hacer nada, es así como la mente nos da una ventaja ya que acumula las experiencias que vive haciéndolas ver como “normales”, después como “rutinarias” y por último como “aburridas” con lo que no nos quedamos pasmados ante los milagros cotidianos. Y es precisamente en esta última etapa, cuando la mente ve como “aburrida” la realidad cotidiana, cuando la ventaja anterior se vuelve desventaja pues se pierde el gusto y el asombro por la vida. ¿Qué hacer en esta situación? Nada. Así es, la respuesta a qué hacer es precisamente lo contrario a lo que todos los días hacemos: nada. Pero no es una nada vacía, sino una nada que nos lleva a dejar lo que hacemos y prestar atención de nueva cuenta a esos milagros cotidianos, con una actitud fresca, sin prejuicios, sin expectativas. ¿Viste el ejercicio que hicimos al inicio respecto del levantarse cada día? Ese mismo ejercicio de ver, de reflexionar, de simplemente darse cuenta puede realizarse con cualquier evento: una hoja que cae, un rayo de sol que nos da, un amigo que nos saluda, una galleta que nos comemos.
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Si al menos una vez a la semana se realiza este ejercicio de “darse cuenta” poco a poco veremos que la vida es un fluir constante de milagros donde, sin perder nuestra capacidad de actuar, nos daremos cuenta de los afortunados que somos por este pequeño interludio consciente que se nos ha permitido experimentar.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/T8IZ01
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Dos piernas necesitas para andar por la vida: los sueños y la acción
Cuando de proyectos de vida hablamos, todos tenemos esa facilidad para imaginar en nuestra mente lo que deseamos: un mejor trabajo, mejores relaciones interpersonales, algún proyecto, meta o logro que tengamos muy en lo profundo, y nos deleitamos en imaginar cómo sería nuestra vida si eso que deseamos se hiciera realidad, todo eso está bien, pero al igual que el andar se requiere el otro paso para hacer realidad los sueños y ese otro paso es el de la acción. Imaginemos por un momento como sería nuestro mundo si Cristóbal Colon hubiera dejado en ideaciones su proyecto de viajar a las Indias por otra ruta, si Alva Edison se hubiera conformado solo con imaginar la bombilla eléctrica, o si Einstein hubiese dejado en el mundo de las ideas los razonamientos sobre la relatividad, realmente sería un mundo mucho muy diferente. Lo que hace que nuestro mundo sea lo que es y no el mundo anterior que pudo haber sido, es que las personalidades de las que hablamos, así como muchas otras en la historia de la humanidad, no han dejado en el mundo de las ideas los proyectos que en el algún momento surgieron en su interior; la misma naturaleza de esos proyectos los ha prácticamente impelido a realizarlos, dándonos el mundo que actualmente conocemos. Adentrándonos un poco en las historias personales de quienes han cambiado el mundo vemos como es que en ocasiones esa idea, ese sueño, esa meta, llegaba casi a consumirlos en su deseo por lograrlos. Pocas horas de sueño, un esfuerzo 14
más allá de lo común, una gran resistencia al fracaso, son las señales de que el mismo sueño les generaba una dinámica de energía interna que los mantenía de pie en pos de su meta incluso ante las más grandes adversidades. Esa es la gran característica de aquellos sueños que surgen de nuestro interior, esas ideas que nos llaman como seduciendo nuestra mente y nuestras emociones para llevarnos casi ensimismados hacia su consecución. De otra parte están aquellas ideas que simplemente nos surgen como cosas que deseamos pero que a la primera de cambios dejamos de lado, esas no son metas internas que nos llenen pues fácilmente son abandonadas. Nuestras verdaderas ideas, sueños y metas no pueden ser dejadas; podemos ignorarlas un tiempo, a veces incluso años, pero siguen latentes en nuestro interior, susurrando en nuestros oídos, llenando de imágenes nuestros descansos, hasta que nos vemos obligados a seguirlas, a hacerlas realidad, a traerlas a este mundo. Es en ese momento cuando reclamamos nuestro carácter divino pues nos volvemos co-creadores de una realidad; nuestra voluntad, nuestro carácter, nuestro intelecto e incluso nuestros sentimientos hacen posible el milagro de hacer tangible lo intangible, de concretizar un sueño, de cambiar nuestra realidad, y de hacernos trascender más allá de nosotros mismos. Los sueños, las ideas, las metas, son como semillas que están latentes dentro de nosotros, pero que requieren de la luz y el agua de nuestra fuerza, voluntad y carácter para germinar, florecer y dar frutos. Curiosamente, así como las semillas de las plantas traen su propio código genético para germinar y dar fruto, nuestros propios sueños traen en si la fuerza necesaria no solo para indicarnos el camino, sino para crear incluso el camino cuando éste no existe. ¿Qué hacer ante esta realidad? Seguir tu sueño. Seguirlo incluso cuando te lleva por parajes agrestes o callejones sin salida, él mismo creara el camino y te llevará a tu propia realización siempre y cuando estés dispuesto a dar todo de ti para 15
conseguirlo, después de todo dos piernas necesitas para andar por la vida: los sueños y la acción.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/TwG0hM
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A veces no puedes mejorar el mundo, pero el solo hecho de intentarlo te mejora a ti Aunque suene paradójico, si es que hay algo cierto en esta vida ese algo es la incertidumbre en las metas que nos proponemos, incertidumbre que no solo debe ser aceptada como un hecho sino que debe ser incorporada en nuestras acciones, no para detenernos por no saber lo que va a pasar, sino para motivarnos a ser los constructores de nuestro propio destino y mejorarnos para siempre como personas. Vas empezando a leer este artículo, más sin embargo si te pregunto qué harás el resto del día seguro puede señalar varias actividades que ya tienes en mente para realizar; pero si somos objetivos habría que señalar que no hay nada que garantice que puedas realizar eso que tienes en mente, y no me refiero a algo que trunque tu existencia sino simplemente a alguna situación que haga imposible realizar lo originalmente planeado. Esta incertidumbre que como bruma cae sobre nuestra vida es una variable que aunque quisiéramos no podemos excluir de la formula de nuestro existir, sino que al contrario, debemos aprender a vivir con ello. Lo anterior abruma a muchas personas, al menos en decisiones que son trascendentes o en las cuales hay mucho riesgo, generando a veces que ante tal circunstancia dejen de realizarse acciones pues no hay certeza del resultado. Tal como iniciamos diciendo, ni siquiera la acción más nimia escapa de la incertidumbre, pero no por ello dejamos de hacer todo, luego entonces ¿por qué dejamos de intentar algunas cosas? La respuesta no está en el beneficio esperado (que en ocasiones puede ser incluso alto), sino más bien en el riesgo estimado. 17
Solo que mientras el beneficio puede ser objetivo (un ascenso, un trabajo, un proyecto, etc.), generalmente el riesgo es mayormente subjetivo y en ocasiones distorsionado por la percepción. Dicen de una persona que tenía miedo de tomar grandes decisiones en la vida que en una ocasión se encontró con alguien más sabio por haber vivido más, y que este último, al saber de sus indecisiones puso una tabla en el piso y le pidió caminara sobre ella. El primero camino sin mayor problema. Luego subieron los dos a un edificio y el de la lección puso la misma tabla entre ese edificio y otro y le pidió de nuevo caminara por ella, el siempre indeciso rechazó tajantemente la propuesta. “¿Por qué ahora no quieres caminar sobre la tabla si es exactamente la misma sobre la que ya caminaste?”-dicen le pregunto el sabio, “porque ahora está mucho muy alta y me puedo caer”-contestó el indeciso, “lo que pasa es que ahora no ves la tabla, sino el vacío a tus pies”, le dijo el sabio. Referente a lo anterior, Henry Ford señaló en una ocasión que “los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando apartas los ojos de tu meta”. Retomando la historia anterior, el gran obstáculo para cruzar entre los edificios por la tabla, era el vacío que ahora contemplaba el indeciso a sus pies. Así pasa con quien ante la incertidumbre se detiene porque “no sabe que va a pasar”. ¡Nunca sabremos qué va a pasar, pero sí podremos poner todo de nuestra parte para hacer que pase! A esto último le llamamos carácter, y mientras más fuerte, dinámico y decisivo sea podemos llamarlo no solo carácter, sino carácter de triunfador, porque mucho de lo que logramos es gracias a la tenacidad y constancia de las decisiones que tomamos y de las acciones que emprendemos, después de todo a veces no puedes mejorar el mundo, pero el solo hecho de intentarlo te mejora a ti
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/RVCaQ4
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Derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para construir puentes hacia tus metas La manera de avanzar en la vida es de una manera sencilla de expresarse pero en ocasiones difícil de aplicar: o usamos los obstáculos que encontremos para salir fortalecidos de ellos o les permitimos que trunquen nuestro andar. Como quiera que sea la decisión siempre será de uno mismo. Nelson Mandela fue el primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente mediante sufragio universal. Según su biografía “en 1962 fue arrestado y condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena perpetua. Estuvo 27 años en la cárcel, la mayoría de los cuales estuvo confinado en la prisión de Robben Island. Tras su liberación el 11 de febrero de 1990, Mandela lideró a su partido en las negociaciones para conseguir una democracia multirracial en Sudáfrica, cosa que se consiguió en 1994 con las primeras elecciones democráticas por sufragio universal. Mandela ganó las elecciones y fue presidente desde 1994 hasta 1999, dando frecuentemente prioridad a su reconciliación”. Imagínate el caso de estar encerrado 27 años en la cárcel por luchar por justicia, libertad y democracia. Eso sería una prueba más que excesiva para muchos quienes tal vez saldrían de ella amargados o con rencor hacia la vida y hacia los demás, pero ese no fue el caso del personaje citado al inicio. Al contrario, salió con un ánimo renovado y con un espíritu conciliador. Usó la gran prueba que le puso la vida para hacer de ella algo que a muchos nos asombra. Ahora volteemos a nuestra vida. Tal vez no tengamos una prueba que equivalga a estar 27 años privado de la libertad injustamente, pero curiosamente en muchas 19
ocasiones experimentamos pruebas que aún y cuando son menores si las comparamos con ejemplos como el del inicio, aún así tienen la capacidad de truncar nuestro andar. Hay un dicho que señala que “Dios no le da a la gente pruebas que no pueda soportar”. Veamos esta expresión como una definición de lo que somos: seres de luz, de un increíble potencial, que solo tenemos que creer en nosotros mismos para convertir cualquier prueba en una oportunidad de crecer y salir fortalecido. Piensa en alguna experiencia fuerte que te haya tocado vivir, una vivencia que creíste no podrías superar, alguna prueba que consideraste en su momento en extremo difícil. Vela a la distancia y mira todo lo que has crecido, aprendido o madurado a raíz y desde esa experiencia. Queramos o no la vida es dura y llena de pruebas. Hay quienes se abaten ante este destino, pero también tenemos de nuestro lado que la misma vida va generando los caminos en nuestro andar que nos permiten no solo salir de la prueba sino salir mejor que como entramos, más humanos, más sabios, más trascendentes. En una ocasión en un taller de liderazgo una persona señaló que a ella no le gustaban las pruebas de la vida, que se le hacía muy pesado vivirlas y salir a flote, y que ya estaba cansada de ello. Ante esto le comenté que no se preocupara, que yo tenía el remedio para que no experimentara más pruebas en la vida y ese era no respirar. “Inténtalo”, le dije, “no respires”. Ella contuvo unos momentos el aliento hasta que tuvo que respirar. “¿Ves como mientras no estuviste respirando no experimentaste pruebas?, pues esa es la receta para no tener más pruebas”. Obvio que ese comentario iba en el sentido de que mientras estemos vivos tendremos pruebas, las pruebas son la vida misma, el hecho de crecer es doloroso pero necesario y al final nos lleva a lugares que no pensamos existiera y 20
nos muestra una capacidad que creímos no teníamos, así que ya sabes derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para construir puentes hacia tus metas.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/Y3tdJw
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Así como un foco puede iluminar una habitación, una sola persona de bien puede iluminar el mundo
La vida es luces y sombras, cimas y valles, alegrías y tristezas, lo interesante de esto, lo importante que no debemos perder de vista, es que en todo momento oscuro nuestra capacidad de alumbrar permanece intacta, con todo su potencial, con toda su belleza, con toda su trascendencia. "¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?", esta frase es de Hellen Keller, si no has oído de ella puedo compartirte lo que señala de su biografía la página frasesypensamientos.com.ar, "autora, activista y oradora estadounidense sorda y ciega... En 1882 estuvo a punto de morir por una fuerte fiebre... que la dejó ciega y sorda. Luego de sufrir varias crisis, la familia decidió contratar a una profesora personal. La persona elegida fue Anne Sullivan... Con mucha paciencia y cariño, Anne Sullivan logró enseñarle a Helen Keller a comunicarse, aprendiendo rápidamente el lenguaje manual de los sordomudos y el alfabeto Braille" "En 1888, Helen Keller concurrió al Instituto Perkins para Sordos en Boston (Massachusetts)... y en 1894 se trasladó a Nueva York para continuar sus estudios en la Escuela Wright - Humason para Ciegos. Helen Keller se graduó con título de honor de la Radcliffe College en 1904... En 1932, Helen Keller es nombrada Vicepresidente del "Royal Institute for the Blind in the United Kingdon" (Real Instituto para Ciegos en el Reino Unido). Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), visitó a los soldados internados en hospitales militares, dándoles contención y ánimo. El 14 de septiembre de 1964, el Presidente Lyndon 22
Johnson reconoció la labor de Helen Keller otorgándole la Medalla Presidencial de Libertad, el mayor honor estadounidense para ciudadanos. Dueña de una voluntad inquebrantable, gran inteligencia, sensibilidad y carisma, Helen Keller dejó un mensaje positivo y alentador para todas las personas". Dice un dicho que la oscuridad tiene un valor muy importante pues permite apreciar la luz. Imagínate una situación como la de Hellen Keller, donde la ceguera y la incapacidad para oír te aíslen prácticamente del mundo, realmente se requeriría una gran entereza de espíritu para salir adelante de esta situación. Entereza que solo sería palpable y visible ante lo extremo de la adversidad. Voltea un momento para ver lo que el mundo reconoce como grandes personajes, como excepcionales personajes, y te darás cuenta que se trata de gente que realmente trascendió, trascendió sus limitaciones, su tiempo, su espacio y nos dejó un legado de dinamismo y motivación donde el mensaje es claro: nuestro espíritu, nuestro carácter, nuestra voluntad tiene una capacidad increíble de crear y transformar no solo nuestra vida sino la vida de los demás, no solo nuestro presente sino también nuestro futuro, y no solo lo que podemos sino incluso lo que creemos no poder. Hagamos un pequeño ejercicio la próxima vez que estés frente a una situación que consideres pesada vivencialmente hablando. Siéntate por un minuto, un minuto solamente, cierra los ojos e imagínate en esa misma situación que te abruma pero estando ciego y sordo, igual que Hellen Keller, un mundo de silencio y oscuridad y además con el problema que enfrentes. Un minuto, no más. Después abre los ojos y date cuenta que ves, que oyes, que hablas, caminas, piensas y sientes. En pocas palabras, que tienes todo a tu favor para salir adelante. Date cuenta de ello y actúa en consecuencia. Las pruebas de la vida nos dan la oportunidad no solo de crecer sino de creer en nosotros mismos, ya que nos permiten hacer uso de recursos que nunca 23
hubiéramos utilizado en situaciones normales, así que la próxima vez que andes en penumbras recuerda que así como un foco puede iluminar una habitación, una sola persona de bien puede iluminar el mundo.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/RJf1Tz
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Cuida la palabra que empeñes, es tu mejor tarjeta de presentación
En la vida el pensamiento y la acción son las dos fuerzas que mueven el universo, en medio de estas dos fuerzas esta la palabra pues concretiza lo que pensamos y le cauce a lo que haceos, en la medida que exista no solo congruencia sino incluso lealtad en nuestros dichos y nuestros hechos nos haremos dignos de confianza. Es curioso cómo es que hasta antes de la llegada de los anglosajones a tierras americanas, los nativos americanos (como los Sioux, los Comanche o los Apaches) no conocían la escritura y comento que es curioso porque mas delante en la historia americana viene el recuento de los múltiples tratados que estas tribus firmaron con el gobierno americano. Los acuerdos por escrito y la firma de ellos fue algo que trajeron los anglosajones. Para los nativos americanos bastaba la palabra empeñada. Cuando uno piensa, el pensamiento queda dentro del ámbito privado de nuestro interior, cuando uno actúa las acciones son visibles para los demás, pero cuando uno habla queda en ese limbo entre el pensar y el hacer pues la voz que adquiere el pensamiento lo sociabiliza pero aún no lo concretiza. En muchas culturas, incluso con una escritura existente, los contratos no existían pues la palabra empeñada le daba el valor a los acuerdos. Actualmente tenemos escritura, leyes y contratos y aun así hay ocasiones en que los acuerdos no se cumplen. Luego entonces el problema es la seriedad y carácter de quien contrae una obligación.
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Es interesante como es que aún pervive la costumbre de que cuando se firma un acuerdo viene posteriormente un estrechón de mano, es un remanente de aquellas épocas donde la palabra obligaba pues el mismo valor de uno como persona estaba de por medio. Si bien la formalización actual de los acuerdos obliga de manera legal, hay muchas cuestiones que no se protocolizan pero en la cual se empeña la palabra, desde la cita de una reunión, el acuerdo de una acción, el compromiso de ciertas condiciones, etc., todas nuestras relaciones con los demás parten del supuesto de que somos gente en la cual se puede confiar y la cual cumple lo que dice. Sarcástica e irónicamente se dice que desde que se inventaron los pretextos se acabaron los acuerdos, y es verdad, una triste verdad ya que lógicamente siempre habrá una razón por más nimia que sea para que de un momento dado no podamos cumplir algo que dijimos, pero es precisamente en esa circunstancia adversa donde nuestra palabra y por ende nuestra persona adquiere el valor como tal al cumplirse a pesar de. Si constantemente estas justificando el no por cumplir esto o lo otro, date cuenta que estas construyendo tu imagen como persona ante los demás. Llegara el momento en que tus dichos se tomen sin la seriedad debida, y si tus dichos se toman sin la seriedad debida es reflejo que a tu persona no se le toma en serio. Pensar, decir, hacer. Estos tres pasos son los que diseñan y dan forma a nuestra vida, y en la congruencia entre lo que nos comprometemos con nuestros dichos y el cumplimiento que le demos está el nombre que nos forjemos, por eso cuida la palabra que empeñes, es tu mejor tarjeta de presentación
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/QIKiHZ
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Lo creas o no, siempre habrá alguien para quien tus acciones sean un ejemplo a seguir
Como individuos que vivimos en sociedad, constantemente tenemos ante nosotros referentes de lo que consideramos comportamientos sociales y personales aceptables, estos ejemplos nos ayudan, nos inspiran, nos motivan, y en ese sentido, de alguna forma, en determinado momento, para alguien uno también puede volverse un ejemplo. Cuando uno piensa en vidas ejemplares le viene a la mente personajes como Leonardo da Vinci, Thomas Alva Edison, Nelson Mandela, el Dalai Lama o la Madre Teresa de Calcuta. Todos ellos reflejan lo mejor del ser humano y son un motivo y una motivación viviente para todo deseo de logro y superación. Más cerca en lo que se refiere a nuestro entorno creo que todos podemos señalar algún amigo, conocido o familiar al cual consideremos exitoso o triunfador y cuyas características nos sirvan en determinado momento para sobrellevar pruebas o retos. Este ejercicio es como una visión de 360º donde volteamos a nuestro alrededor, cercano o distante, pudiendo distinguir en él a esas personas cuya entereza, valor o ideales nos sirven de referente de comportamiento y de excelencia al vivir. De la misma forma, como todo ejercicio de 360º excluye a quien lo realiza, por lo que en determinado momento debemos voltear hacia nosotros mismos y pensar que de la misma forma podemos en un momento dado llegar a ser un ejemplo para la vida de alguien. 27
Este razonamiento no es algo descabellado, creo que en mayor o menor medida lo hemos experimentado quienes tenemos sobrinos y de alguna forma podemos servirles de ejemplo de vida y superación en la medida, obvio, que tengamos algo que mostrar al respecto. De la misma forma, el ejercicio anterior no es de ninguna forma para vanagloriarnos o alimentar nuestro ego sino al contrario para ver la enorme responsabilidad que en nuestros actos tenemos ya que mientras nosotros miramos a los demás los demás nos miran a nosotros. En una ocasión en un ejercicio para líderes les pedí levantaran la mano a todos los que se consideraran un ejemplo. Nadie levanto la mano. Generalmente tendemos a no vanagloriarnos así que les pedí agacharan la cabeza y cerraran sus ojos y levantaran la mano quien se considerara un ejemplo, al cabo nadie se daría cuenta. Uno o dos levantaron la mano pero la mayoría no. Comentando que uno o dos habían levantado la mano (sin señalar quienes fueron) les pedí abrieran los ojos y levantaran la mano quien hubiese recibido en alguna ocasión alguna tarjeta de sus hijos en el día de la madre o del padre. Todos levantaron la mano. A lo que le pedí a uno de ellos que dijera más o menos la idea que contenía la tarjeta y les pedí al resto que no bajaran la mano a menos que las ideas expresadas no coincidieran con lo que a cada quien le escribió su hijo o hija. Palabras como “ejemplo”, “gratitud”, “valor”, “fuerza”, “amor”, “cariño”, etc., comenzaron a fluir y las manos a quedar en el aire. Al final, cuando los adjetivos habían cesado y las manos continuaban en el aire les pregunté “¿ven como es que para alguien siempre seremos un ejemplo?” En ocasiones podemos creer que las vidas ejemplares son las de otros, pero si lo pensamos bien esos otros fueron tan personas como un mismo, con sus errores y sus aciertos, con sus debilidades y sus fortalezas, con sus alegrías y sus tristezas,
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de la misma forma, uno con todos los errores que pueda tener, forzosamente tendrá algo que mostrar a los demás como inspiración en el caminar por la vida. Cuando camines por la vida de vez en cuando detente, primero para ver y evaluar tus dichos y tus hechos y segundo para ver el ejemplo que estás legando a los demás, después de todo, lo creas o no, siempre habrá alguien para quien tus acciones sean un ejemplo a seguir.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/RWnoKx
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A veces nuestra fe es tan grande que no nos cabe dentro y tiene que salir... salir a hacer milagros La complejidad de la vida misma, las limitaciones que como humanos tenemos así como los retos a los que constantemente nos enfrentamos, requieren necesariamente de que en nosotros exista una fuerza que nos lleve a avanzar hacia el logro de nuestras metas incluso teniendo todo en contra, a esa fuerza la podemos llamar fe y al logro de las metas, en condiciones tan adversas, bien podemos llamarla milagros. Según la página definicion.de un milagro “es una situación, un fenómeno o una acción que no puede explicarse a partir de los principios naturales y que, por lo tanto, es imputado a la participación de una entidad divina”. Si quisiéramos extrapolar esta definición hacia las luchas que constantemente como individuos y como sociedad experimentamos, no podríamos menos que aceptar que en muchas ocasiones los milagros parecen aparecer en nuestra vida. La aseveración anterior no debe ser difícil de entender ni mucho menos de aceptar. Piensa en esto: la definición de milagro claramente señala que el fenómeno experimentado “no puede explicarse a partir de los principios naturales”, ¿en cuántas ocasiones has estado en una situación donde lo más natural era que el resultado de tus acciones o tus esfuerzos fuera otro pero que gracias a la tenacidad lograste lo imposible? Si dejamos que todo fluya naturalmente es obvio que lo que obtendríamos en la vida sería mucho muy distinto de aquello que obtenemos cuando aplicamos nuestra energía, nuestro esfuerzo y nuestro ingenio. Ahora que si le sumamos a 30
esto las adversidades que en muchas ocasiones remontamos y que naturalmente llevarían a otro resultado, no puede menos que entenderse y aceptarse la existencia de verdaderos milagros en nuestra vida. El presente razonamiento no busca llevar la definición y el entendimiento de lo que son los milagros por un camino diferente al formalmente aceptado, sino más bien llevar tu atención al hecho de la confluencia de circunstancias en nuestras vidas que nos permiten remontar la adversidad y llegar a buen puerto aún teniendo todo en contra. Pero para lograr lo anterior se requiere de fe. Fe en nosotros mismos, fe en nuestros sueños, fe en nuestras posibilidades. No una fe que crea solo por creer sino una fe basada en que somos entes pensantes, sintientes y actuantes y que reunimos en nosotros mismos todo lo que ha hecho grandes a otras personas a lo largo de la historia humana. ¿O acaso crees que los grandes hombres y mujeres de la historia han sido gente diferente de ti? Eran iguales a ti: sentían, temían, amaban, odiaban, lloraban, reían, y al igual que tú, tenían un sueño, una meta, un deseo tan fuerte que prácticamente los consumía y los impelía a avanzar sin descanso, sin fatiga, sin claudicación. Si no crees en el párrafo anterior te propongo lo siguiente: mencióname tres grandes personajes y dime, según tú, que tenían de diferente o de extraordinario a ti. Esta reflexión deberá llevarte a reconocer que incluso en muchas ocasiones estaban con mayores desventajas que las tuyas y aún así salieron adelante, y si ellos pudieron ¿por qué tu no? Si crees que lo imposible es posible, que lo increíble es creíble y que lo irrealizable es realizable, entonces eres parte de ese grupo de gentes que se levanta de su condición humana para tocar con sus dedos lo divino, después de todo a veces 31
nuestra fe es tan grande que no nos cabe dentro y tiene que salir... salir a hacer milagros. Este artĂculo puede verse en video en http://bit.ly/YaUUCQ
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Cuando el oro se acaba, el único resplandor que queda es el del brillo que hayas logrado sacarle a tu alma El impulso motivador que todos buscamos para alentar nuestro andar por la vida debe ir en dos sentidos para estar equilibrado: hacia afuera al logro de metas y objetivos y hacia adentro para transformarnos constantemente en mejores y más trascendentes personas. En ocasiones el término y sentido de lo que entendemos por motivación está profundamente relacionado con lo externo, con el logro de las metas y objetivos tangibles que nos hemos trazado: un proyecto, una formación, una familia, un trabajo, un negocio, un sueño. Pero de la misma forma todos esos logros deben ser el reflejo de las mejoras internas e intangibles que como personas estamos experimentando, algo así como lograr cada vez más siendo cada vez mejores. Todos conocemos el término de “el camino fácil”, y no solo el término sino incluso la idea que resulta bastante tentadora de lograr lo que queremos de la vida de una manera fácil y rápida, aunque en ocasiones eso significa renunciar a lo mejor de nosotros mismos como personas. Curiosamente ese “camino fácil” también es el camino más corto, no solo hacia la meta sino también de nuestro desarrollo persona. Lograr algo de una manera fácil (con todas las acepciones que ese término implica) no nos permite recorrer la vida a través del esfuerzo y la dedicación y por lo tanto no crecer en carácter como personas.
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Es como la historia del que de repente se saca la lotería y termina despilfarrando la fortuna pues ésta no fue fruto del esfuerzo y la dedicación. En el caso del “camino fácil” lo que se despilfarra no es otra cosa que nuestra propia vida, finita y limitada en la cual estamos llamados a dar frutos y frutos en abundancia. Hay un breve relato de una pareja de esposos que están juntos viendo el atardecer y el esposo le comenta a la esposa que algún día serán ricos, entonces la esposa le responde que ya son ricos, inmensamente ricos, pues se tienen el uno al otro, que en todo caso tal vez algún día tengan dinero. El mundo actual vaciado hacia el logro personal y la conquista a través del esfuerzo puede llevarnos a descuidar eso que nos hace verdaderamente ricos y que, curiosamente es invaluable, y que es nuestra propia persona. Nuestros valores, nuestros ideales, nuestro carácter; todo eso son cuestiones que la vida pondrá a prueba, como el fuego al acero, para templarnos, para hacernos más fuertes y, sobre todo, para hacernos mejores. Es bueno el tener, es bueno el lograr, es bueno el ganar, pero todo ello debe ser el reflejo de nuestro crecimiento como personas por lo que debe ir de la mano con la mejora interna de nuestro propio ser y mostrarnos y hablarnos de aquello que no podemos ver ni escuchar de otra forma. Así como el fuego libera de las impurezas al oro, así las pruebas de la vida nos liberan del oro que hemos acumulado y que brilla bastante, pero que no somos nosotros pues nuestra esencia no es lo que llegamos a tener sino lo que llegamos a ser, así que recuerda que cuando el oro se acaba, el único resplandor que queda es el del brillo que hayas logrado sacarle a tu alma.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/Vs9v5f
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A veces hay que seguir caminando, incluso aunque se haya hecho de noche Si en la vida no hubieran caídas ni traspiés, no habría manera de irnos fortaleciendo en nuestro carácter y en nuestra voluntad, las pruebas de la vida, incluso cuando se pierden, se vuelven tiempo después en ganancias en nuestra formación persona, pero para eso se requiere, a pesar de las adversidades, seguir avanzando . Vamos viendo la siguiente trayectoria de un político: fracasado en negocios (1831), derrotado en elecciones para legislador (1832), otra vez fracasado en negocios (1833), derrotado en elecciones para orador (1838), derrotado para elector (1840), derrotado en elecciones para el Congreso (1843), derrotado para el Congreso (1848), derrotado para el Senado (1855), derrotado para vicepresidente (1856), y derrotado para el Senado (1858). Independientemente de quien sea esta persona, ¿qué opinas de su trayectoria? Y ahora, ¿qué dices si te comento que estamos hablando de Abraham Lincoln quien finalmente fue electo Presidente de los Estados Unidos en 1860, ¿una vida de fracasos o un entrenamiento para el éxito? Todo es cuestión de cómo lo veas. Los fracasos nos prueban a todos nosotros, pero no nos prueban en el sentido de ver si estamos listos para algo o no, sino nos prueban para ir templando nuestro carácter y nuestra voluntad. Esa prueba, aunque en un momento dado lleguemos a reprobarla, nos da luz y discernimiento y si sabemos capitalizar nuestras caídas fortaleza y humildad. Esta idea ya la hemos tocado anteriormente en algunas otras reflexiones, lo que quisiera en este momento compartir es la cuestión de continuar adelante, eso 36
independientemente de lo relacionado con la voluntad y el carácter que implica sobreponerse a las pruebas de la vida. Y esta idea de seguir avanzando parte de un solo hecho mucho muy importante: no sabemos lo que nos depara el futuro. Hay quienes caen y creen ya nunca podrán conseguir lo que se han planteado estableciendo así una profecía auto-cumplida: como creo no lo lograré dejo de intentarlo con lo que se hace real lo que creía de no poder lograrlo. El seguir avanzando nos forja el carácter y nos permite movernos de la situación existente hacia otra aún no existente pero que potenciamos con el solo hecho de desplazarnos física, emocional, intelectual e incluso espiritualmente de un estado del ser a otro. Al movernos “a pesar de” se ponen en acción dos fuerza dinámicas: una interna que nos fortalece al no condicionar nuestra motivación y esperanza en algo externo a nosotros sino a sustentarlas en nuestra esencia que como personas tenemos; la otra externa que nos potencializa de manera positiva hacia el logro de nuestros objetivos y metas. En este orden de ideas, y como no sabemos qué es lo que el futuro nos traerá, el resultado de nuestra acción volitiva es de igual forma incierto, pero incluso en el peor escenario, es decir, en aquel donde no podamos lograr los objetivos y metas planteados, aún incluso en ese escenario hay ganancia pues la dinámica interna que se dio, y de la cual ya hablamos, queda en nosotros. El caminar por la vida tiene su referente en el caminar por el mundo, a veces hay montes y a veces valles, a veces días despejados y a veces días lluviosos y a veces hay días con mucha luz y días con mucha oscuridad, lo importante es no detenerse, después de todo a veces hay que seguir caminando, incluso aunque se haya hecho de noche.
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Este artĂculo puede verse en video en http://bit.ly/XZ6lfV
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Curiosamente los más grandes sueños no surgen cuando estamos dormidos
El término "soñar" tiene dos usos comunes, uno es lo que experimentamos cuando dormimos, otro lo que hacemos cuando estamos despiertos, éste último "soñar" nos hace co-creadores de nuestra vida y nuestro mundo pues nos permite traer a la realidad nuestras ideas, nuestros sentimientos y nuestra trascendentalidad. Ser humano es por naturaleza estar en constante inconformidad, el "¿cómo puede hacerse esto de una mejor manera?" es la pregunta que nos ha acompañado en toda nuestra historia. Desde las tablillas de arcilla hasta el papel reciclado, desde las señales de humo hasta los teléfonos celulares, desde las pinturas rupestres hasta las fotos digitales, todo es una evolución constante de las ideas para hacer las cosas cada vez mejores, más fáciles, más económicas o simplemente más agradables. Podemos entonces decir que la evolución, el desarrollo de la sociedad, surge de la inconformidad, ¿y esto que nos dice? pues simplemente nos habla del increíble potencial que todos, tu y yo, tenemos pues constantemente estamos inconformes. Ponte a pensar en un solo día, digamos ayer, piensa en alguna situación que te haya causado inconformidad o frustración, pues ese sentimiento que muchos podríamos catalogar de negativo incluso indeseable, puede ser la fuente, la semilla, de grandes cambios e innovaciones. Ese es el sentimiento que muchos a lo largo de la historia han sentido ante situaciones, eventos u objetos, que los han llevado a pensar en otras formas de ser y hacer. 39
¿Pero qué es lo que generalmente sucede?, que ante la adversidad, en vez de enfocarnos en la solución, es decir, en el "¿cómo puede hacerse esto de una mejor manera?", nos enfocamos en el problema generando un circulo vicioso: problema-frustración que curiosamente y por lo general genera más problema y más frustración. Si, sé que a veces cuando uno está frustrado ante una situación enfocarse en buscar una solución puede ser complicado, pero también es un hecho que muchas veces incluso con un sentimiento encontrado has mejorado las cosas, ¿un ejemplo? recuerda la última vez que estando recostado te diste cuenta que la almohada estaba tan mal acomodada que no te permitía descansar, tal vez incluso un poco molesto por este hecho te incorporas, arreglas la almohada y entonces sí descansas. Ese ejemplo simple y sencillo es para mostrarte que la almohada de tu vida siempre tendrá algo que hacérsele para ser mejor, no puedes pensar que sola se arreglara y tampoco que los malestares que experimentes por sí solos arreglaran el problema, ¿que se requiere? solo dos cosas: pensar y actuar. Todas estas ideas pueden ser aplicadas en toda tu vida: social, personal, profesional, familiar y ante cualquier situación. Solo es cuestión de que incluso cuando exista frustración o malestar pensar por un momento "¿cómo puede hacerse esto de una mejor manera?" lo cual te llevará a avanzar hacia mejores horizontes de desarrollo y superación, después de todo curiosamente los más grandes sueños no surgen cuando estamos dormidos.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/UgMwQB
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La lluvia hasta en el desierto cae... ¡y lo hace florecer! Síguelo intentando La motivación tiene dos etapas cruciales, una es la que inicia todo proyecto o meta, la que nos mueve a empezar algo, la que nos incita a dar el primer paso; la otra es la que nos mantiene en el andar, la que nos sostiene cuando nos cansamos y la que nos da fuerza para levantarnos cuando caemos. Si bien estas dos etapas son importantes, la segunda requiere de mayor energía, voluntad y carácter. Dicen que en una ocasión, a una persona que era muy dinámica y emprendedora, le preguntaron qué hacía para tener esa energía creativa, la respuesta fue que en realidad no hacía nada para tenerla, pero que sí hacía y mucho para recuperarla. Extendiéndose en la respuesta mencionó que cuando estaba motivado realmente lo único que ocupaba era darle cause a esa motivación, pero que cuando se desmotivaba, cansaba o deprimía acudía a las fuentes que podían darle nuevos bríos a su esfuerzo, ¿cuáles eran esas fuentes? Frases, artículos o libros de motivación. En el andar por la vida uno va no solo entendiendo el mundo sino entendiéndose a sí mismo, este entendernos nos permite conocer los altibajos físicos, emocionales e incluso espirituales que todos experimentamos. Este entender implica aceptar que estos altibajos son parte integral de nuestra existencia como personas, pero de la misma forma identificar las maneras que tenemos para no ser víctima de esto sino partícipe. Las personas que sufren de diabetes saben reconocer cuando su glucosa baja en el cuerpo y también la manera en que inmediatamente deben actuar para nivelarla 41
antes de que se den más problemas, pues de la misma forma nuestra vida experimentará momentos en los cuales uno siente que el andar no lleva a ninguna parte y que todo el esfuerzo parece no tener expectativa de dar frutos, es precisamente en ese momento cuando podemos decidir entre sentirnos víctimas y pasivamente dejar que todo nos aplaste o hacernos co-partícipes del proceso y reauto-motivarnos (si se me permite esa expresión) para dinamizar de nuevo nuestra lucha. Lo anterior contrariamente a lo que pudiera creerse no es algo fácil pues es como intentar avivar un fuego que ya se ha apagado, pero siguiendo ese mismo símil, un fuego no se aviva a sí mismo, requiere de fuego externo para reiniciarse. ¿Qué es lo que te motiva cuando estas “bien”?, frases, artículos, libros, personas, videos, canciones, debes aprender a reconocer esto para que ante ese bajón de la glucosa motivacional de nuestra vida podamos identificar lo que nos permitirá retomar los niveles existenciales requeridos para nuestro vivir. Te voy a dar un último truco: cuando te encuentres sumamente motivado, escríbete una carta, graba tu voz o incuso un pequeño video (incluso una grabación de voz o un video en celular) donde tú mismo te hables a ti pensando en ese momento de oscuridad que llegará (por que a todos nos llega), guarda ese mensaje a tu yo futuro y cuando llegue la etapa difícil léelo, óyelo o míralo para que veas cómo es que hay mucho de ti que no puedes tirar por la borda solo por un momento de dificultad. Pero bueno, esa es solo una sugerencia, lo importante es tener algo que nos permita recuperarnos lo más rápido posible para que nuestro andar no se vea interrumpido. Hay ocasiones en que, aunque no lo parezca, todo esfuerzo traerá en su momento frutos de excelencia y plenitud en nuestra vida, tal vez no como los esperábamos, 42
pero sí como los necesitábamos, después de todo la lluvia hasta en el desierto cae... ¡y lo hace florecer! Síguelo intentando.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/UD17kb
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La fuerza que te hace levantar de cada caída, es la misma que logra hacer de nuestro mundo un lugar mejor Si observamos el mundo con detenimiento podremos ver cómo es que, a pesar de todo lo que aún nos falta por hacer, hay muchas áreas de la vida humana que han sido mejoradas por la acción de las personas a lo largo de nuestra historia, personas que en su momento buscaron mejores formas de ser, hacer y vivir. Esa fuerza, esa energía y esa visión es algo que todos traemos y que nos permite mejorarnos a nosotros mismos y por ende mejorar nuestro mundo. En ocasiones surgen interesantes reflexiones simplemente al observar, ¿observar qué cosa?, lo que sea: el mundo, la sociedad, la naturaleza, nosotros mismos. Por ejemplo, observemos nuestro cuerpo. Un hecho interesante del mismo es que un hueso fracturado, una vez que sana, es más fuerte en el lugar donde sufrió la fractura que en el resto. Esto se debe a que el proceso de reparación del hueso lo refuerza redundantemente en la zona afectada para garantizar su funcionalidad. Una vez observado eso, que es un mero hecho biológico, podemos traer la reflexión a nuestra vida. ¿Cuántas veces no hemos oído el dicho “lo que no te mata, te hace más fuerte?”, o para no ir tan lejos, ¿cuántos de nosotros conocemos alguna historia desgarradora donde su protagonista señala que tal o cual experiencia lo hizo más fuerte? Es así como podemos ver el símil entre ambas observaciones: un evento que nos impacta por razones obvias genera en nosotros una capacidad reactiva que no
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solo nos permite adaptarnos al hecho sino superarlo, saliendo así fortalecidos de la experiencia por más fuerte que ésta sea. Ahora bien, cuándo se habla de salir fortalecidos de tal o cual evento adverso no quiere decir salir duros, ásperos, rígidos, sino a salir mejores, más fuertes porque contamos con herramientas de vida para enfrentar situaciones adversas, más fuertes por que no solo hemos aprendido a vivir en este mundo sino a conocernos y mejorarnos como personas, más fuertes porque hemos desarrollado capacidades que nunca hubiéramos tenido si no nos hubiéramos enfrentado a esas pruebas. Esa fortaleza luego entonces alude a nuestra propia humanidad y todo lo positivo que de ella emana: empatía, humildad, carácter, fuerza, optimismo, valor. Es una experiencia culmen que nos permite ir más allá de nuestras propias fuerzas solo para hacernos ver que somos más fuertes de lo que pensamos y que nos lleva en ocasiones más allá de nuestros propios límite solo para mostrarnos lo ilimitados que somos. Piensa en un momento, un evento o una situación fuerte de tu vida que creíste nunca poder superar, ahora date cuenta de lo bueno que lograste sacar de esa situación, por lo menos el darte cuenta que el mundo no se acaba, que la vida sigue y que tú tienes la capacidad de seguir adelante. La vida es dura, es difícil, es ardua, pero es precisamente eso lo que nos permite fortalecernos y mejorarnos, de la misma forma esa mejora repercute necesaria y forzosamente en el mundo en que vivimos, así que aprovechemos cada momento no tanto para ver hasta donde hemos llegado sino hasta donde podemos llegar, después de todo recuerda que la fuerza que te hace levantar de cada caída, es la misma que logra hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
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Este artĂculo puede verse en video en http://bit.ly/VqOWdo
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Al igual que cuando vas de compras, tú decides que quieres llevar en tus bolsas de la vida: sombras que te detengan o luces que te hagan volar
En la vida hay cuestiones sobre las cuales podemos ejercer plena decisión y otras sobre las que no; estas últimas, si bien en ocasiones pueden parecer que son mayoría, todas, absolutamente todas, pasan finalmente por el tamiz volitivo de nuestra persona, al menos en lo que se refiere al fin último de las mismas. En una ocasión, durante un receso en un curso de capacitación, uno de los participantes me abordó y me señaló como es que muchas de las ideas que estábamos viendo eran muy loables, pero algunas poco prácticas. Al inquirir el por qué de su opinión, comenzó a relatarme algunas vivencias personales negativas que, según él, lo imposibilitaban para mejorar. Después de escucharlo le hice solo tres preguntas. La primera era si él conocía gente que la hubiera pasado aún peor de lo que él la había pasado en su vida, la respuesta fue que si, incluso me platico algunos casos. La segunda pregunta era que si, dado esas personas la habían pasado peor que él, ¿acaso su vida ahora era peor que la suya? La respuesta fue que no, incluso algunos eran mejores personas. Después de un pequeño momento de silencio para que viera la inconsistencia de su razonamiento le pregunte por último que si ellos habían podido, ¿por qué él no? Realmente no hay motivo alguno para adjudicarle a la vida, a los demás, a la suerte ¡e incluso a Dios! nuestras decisiones y nuestras responsabilidades, y si bien en ocasiones tenemos vivencias que nunca decidimos sobre ellas, al menos
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en el sentido de vivirlas o no, al final de cuentas sí podemos decidir sobre el efecto que las mismas tendrán en nosotros. La vida nos trae cosas buenas y malas, dulces y amargas, enriquecedoras y empobrecedoras, pero de nosotros depende el decidir con qué nos quedamos y qué desechamos. Dos personas coincidieron en un cuarto de hospital, ambas venían muy enfermas y tuvieron que quedarse internadas varias semanas. El tratamiento era doloroso y el sobrellevar el problema era pesado, aún así la convivencia diaria los hizo amigos. Al final del tratamiento quedaron convenidos en seguir en contacto (lo cual así fue), y al despedirse uno le dijo al otro que había sido un gusto tenerlo de compañero pero que lamentaba las circunstancias en que eso había sido, a lo que el otro le contesto que él no lo lamentaba, ya que si no hubiera sido por esas circunstancias nunca lo habría conocido. Crecer o hundirse, es nuestra decisión. Todo, absolutamente todo tiene dos formas de ver lo mismo: una nos hace mejores, nos libera, nos hace brillar; otra nos empeora, nos esclaviza, nos ensombrece. Y ambas, dependen finalmente de nosotros. Sin forzar las cosas, démosle tiempo al tiempo, pero al final seamos nosotros los que decidamos lo que queremos cargar en nuestro andar, después de todo al igual que cuando vas de compras, tú decides que quieres llevar en tus bolsas de la vida: sombras que te detengan o luces que te hagan volar.
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El carácter de una persona está dado por el equilibrio entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace
El ser humano ante los demás está definido, y ¿por qué no decirlo? evaluado constantemente, en función de lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Cuando existe esta congruencia entre estos tres aspectos podemos decir que estamos ante alguien no solo íntegro y de carácter sino incluso trascendente. Existe un dicho que señala que “las palabras mueven, pero el ejemplo arrasa” y tiene razón en el sentido de que lo que uno hace finalmente es lo que tiene efectos sociales por los cuales somos o no reconocidos, pero también es cierto que cuando uno dice una cosa y hace otra, por más loable que sea la acción, genera en quienes nos rodean una reacción desfavorable por la incongruencia visible de nuestros ser. De la misma forma cuando lo que decimos y hacemos está en consonancia con lo que pensamos podemos decir que el ejemplo no solo arrasa siguiendo el dicho comentado al principio, sino que incluso esa fuerza se vuelve transformadora, no solo de nosotros mismos y los demás sino incluso del mundo en que vivimos. Referente a esto último vemos constantemente comentarios en el sentido de cómo es que en la actualidad la falta de confianza de unos para con otros es una tónica permanente, la palabra no tiene el peso que tenía antes, es más incluso los compromisos firmados pueden ser incumplidos, por lo que podemos esperar de los demás cualquier cosa, incluso la traición a sus propios dichos y pensamientos. 50
Si bien lo anterior puede ser verdad en mayor o menor medida, también es cierto que la adversidad, es decir, las circunstancias anteriormente comentadas, pueden dar como resultado que una acción íntegra acompañada de un decir y pensar congruente sea de impacto para el mundo en que vivimos. “Que tu si sea si y que tu no sea no”, estas palabras de La Biblia (Santiago 5:12) hace énfasis en esa congruencia que se requiere para construir relaciones personales viables. ¿Por qué decir una cosa, engañando al otro, para finalmente actuar con otra? De esto último el mundo está lleno, desafortunadamente, solo es cuestión de voltear a ver los políticos que para ganar llenan de promesas que finalmente desconocen o incumplen. Es cierto que sin esas mentiras tal vez esas personas no llegarían a donde están, pero de la misma forma es cierto que llegar con mentiras no nos vuelve más grandes ni mejores sino que nos empequeñece como personas y lastima a la sociedad. También es cierto que nuestros escrúpulos en ocasiones nos llevan a no querer quedar mal o lastimar con negativas o verdades a los demás pero eso solo extiende el engaño hasta un punto donde la verdad echa por tierra los dichos colocándonos en posiciones bastante incómodas. Pero tal vez lo más importante, más allá incluso de lo anteriormente dicho, es la cuestión de incongruencia personal, de nosotros mismos para con nosotros. Los demás si bien son importantes son tan solo un referente de nuestra vida, lo mayormente importante somos nosotros y, para empeorar las cosas, no podemos engañarnos a nosotros mismos, así que cualquier incongruencia entre el pensar, decir y hacer es algo que tarde o temprano nos cobra factura con los demás, es cierto, pero también con nosotros mismos.
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No tengas miedo pensar por ti mismo, hablar por ti mismo y actuar por ti mismo, y de la misma forma no temas a la congruencia de estos tres elementos, al contrario, procúrala como algo que te lleva por el camino de la excelencia, después de todo el carácter de una persona está dado por el equilibrio entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace.
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A veces no es tanto lo que puedas hacer en el mundo, sino lo que permitas que el mundo haga contigo Cuando hablamos de andar por la vida y de enfrentar las batallas cotidianas, un pensamiento puede ser el de las conquistas de lo que se desea obtener, y esto es correcto, pero también es correcto que existe otra línea de pensamiento relacionada con defender nuestra integridad como personas ante los embates del mundo. Cuentan que en una ocasión llegó un predicador a un pueblo de pecadores con la intención de cambiarlos, dice la historia que durante años y años y años gritaba y gritaba a todo pulmón que se arrepintieran, que dejaran de hacer lo malo que hacían, y que sus vidas las volvieran ejemplo de rectitud. Pasan los años y la gente seguía igual, sino es que peor, a lo que una persona del pueblo le pregunta “Oye, ¿por qué sigues gritando? ¿No ves que la gente no te hace caso y, es más, está peor que antes?”, en este punto de la historia dicen que el predicador, ya viejo y cansado pero aún con ánimos de seguir peleando le respondió “¿sabes?, al inicio yo gritaba y gritaba y gritaba con la intención de cambiarlos a todos ustedes, pero ahora, si sigo gritando es con la única intención de que ustedes no me cambien a mi”. En la vida habrá muchas batallas que pelear, en algunos casos éstas tienen que ver con las metas que queremos lograr, con los objetivos que queremos conseguir y con lo que finalmente queremos llegar a ser; pero también hay otras batallas que no debemos descuidar, son esas batallas, evidentes o sutiles, donde el mundo busca cambiarnos, a veces para someternos, para conformarnos o para resignarnos.
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Éstas últimas batallas son las que debemos temer de fracasar ya que mientras en las primeras lo único que se pierde es el no lograr algo que quisiéramos, en las segundas es nuestra propia persona, nuestro propio ser, nuestra propia esencia lo que está en juego. ¿Cómo podemos saber si estamos perdiendo la batalla del mundo contra nosotros? Algunos de los indicadores es cuando te resignas ante la injusticia, cuando ves con desidia la corrupción, cuando aceptas como normal la ilegalidad, en otras palabras, cuando lo peor que puede generar la sociedad es visto con un pensamiento de sometimiento, conformismo y resignación. Te lo he dicho en otras ocasiones: no estás llamado para la mediocridad sino para la excelencia, una excelencia desbordante que no quepa en ti y tenga que salir a cambiar el mundo; una excelencia que sea un reflejo de carácter y trascendentalidad; una excelencia que sea ejemplo, faro y guía para los demás; pero al mismo tiempo, y esto es muy importante, una excelencia que implique lucha constante, firme y decidida. Así como la semilla de trigo genera trigo, en ti no está la semilla de la pequeñez, la mezquindad o la imperfección, por el contrario, tú mismo eres, no UNA semilla, sino LA semilla de lo grandioso, de la esplendidez y de lo perfecto. Reconócelo, acéptalo y, por último, lucha día con día para llegar a dar en abundancia frutos de excelencia, plenitud y trascendentalidad, después de todo a veces no es tanto lo que puedas hacer en el mundo, sino lo que permitas que el mundo haga contigo
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Dice un dicho que si una puerta se cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla! Así como la vida está hecha para vivirla, los problemas que la vida traen están hechos para ser resueltos, y en esto lo primero a resolver es nuestra propia actitud precisamente ante estos retos. Un común denominador en todos los temas de ayuda y auto-ayuda es que el primer paso para superar un problema es precisamente el querer superarlo. En ocasiones los retos de la vida son de tal magnitud que la persona que los vive, si bien está inconforme con ellos, se encierra en sí misma con una imposibilidad de avanzar en su situación. Hay un chiste que dice que estaba una persona vendiendo manzanas y en eso llega un señor y después de preguntarle cuánto costaban las manzanas le dice que le comprará todas las que tiene, entonces dicen que el que las vendía se negó a venderle todas las manzanas ya que ¡después no tendría nada que vender! En ocasiones nuestra actitud ante los problemas se parece a la del vendedor de la historia ya que si cambiamos de actitud ante los problemas para resolverlos ¡no tendríamos ya justificación alguna para sentir lástima por nosotros mismos!, es decir, nos quedaríamos sin las manzanas de la autocompasión que nos permiten tirarnos, deprimirnos, detenernos, estancarnos, lo cual siempre será una actitud más cómoda que esforzarnos, luchar y salir adelante.
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Ahora bien, esa actitud positiva requerida y de la cual hemos venido hablando no quiere decir para nada una actitud de auto-engaño, que quede claro: los problemas no se van a resolver solo por una buena actitud, pero una buena actitud es requerida para dinamizar esa solución. Dicen que una persona perdió su casa en un incendio y que mientras veía arder su hogar se acerco un vecino al cual le asombro lo optimista que se veía el primero, el vecino le pregunta que si como es que estaba tan optimista a lo que el otro le respondió que su tranquilidad se sustentaba en dos cosas, una era que una actitud negativa no cambiaría las cosas y la otra era que una actitud negativa sí le quitaría su buen ánimo, así que no había motivo para no tener una actitud positiva. Esa actitud positiva nos conduce a una plenitud de recursos para encarar los problemas que enfrentamos, contrariamente a cuando nos dejamos estar mal y que prácticamente cerramos la posibilidad de buscar formas de alzarnos sobre los retos que enfrentamos, y siendo extremadamente pragmáticos, incluso en el caso de que es actitud positiva no pudiera resolver nada, al menos nos hace estar bien con lo cual ya es ganancia. Esa actitud positiva es el primer paso, el siguiente es la actitud pro-activa que nos permite iniciar acciones para buscar las respuestas a los problemas que enfrentamos. Esa pro-actividad es como buscar a tientas en la oscuridad un interruptor, no sabemos dónde está pero si no lo buscamos nunca lo encontraremos y por lo tanto seguiremos en tinieblas. La actitud positiva más la actitud pro-activa es esa búsqueda a tientas de la solución a nuestros problemas. El tenerlas no los resuelve, así como el buscar en la oscuridad a tientas el interruptor de luz no lo localiza automáticamente, pero en ambos casos son las acciones y las actitudes correctas que permitirán conseguir conquistar nuestros retos.
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No podemos esperar a que los problemas que enfrentamos se resuelvan solos, esperarlo solo nos consume tiempo valiosísimo de nuestra vida, la actitud correcta implica un optimismo y una pro-actividad que nos permita pelear con éxito las batallas que se nos presenten, después de todo dice un dicho que si una puerta se cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla!
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Recuerda joven que el resultado de la justicia será paz Todos anhelamos un mundo donde la paz sea la constante, más que la excepción, ya que un ambiente de paz permite enfocar nuestras energías en actividades productivas y de desarrollo, pero también hay que tener muy claro que para lograr esa paz se necesita trabajar la justicia Caminando por las calles de mi ciudad me encontré la otra vez un mensaje en una pared, un mensaje que rezuma sabiduría, esa sabiduría que por ser popular nos dice mucho más por su cariz social: “Recuerda joven que el resultado de la justicia será paz y su labor reposo y seguridad para siempre”. La simplicidad del mensaje no le quita grandeza, al contrario, de una manera sencilla señala de manera concreta y correcta el proceso para lograr la paz el cual pasa a través de implementar la justicia. Es curioso como esta sabiduría popular parece olvidarse cuando la gente que uno supone tiene características de mayor alcance en cuanto a miras, educación o responsabilidad, pervierten el proceso creyendo que la paz es el paso para la justicia, es decir, que colocan a la paz no como la consecuencia de la justicia sino como la causa de esta. Recientemente nos hemos enterado de los escándalos de abusos sexuales a niños que durante años realizaron algunos sacerdotes, tan solo en Irlanda, donde desde los años 30’s hasta el 2005, de acuerdo con el informe oficial Ryan & Murphy, se estima que 35 mil niños fueron violados por sacerdotes. Lo aberrante de esto (obvio después del abominable crimen señalado) es que cuando la propia 58
Iglesia Irlandesa pidió permiso a la Santa Sede para denunciar penalmente a los culpables, se le ordenó evitar cualquier acción legal, pues se pondría en riesgo la reputación de la religión Católica. ¿A qué viene lo anterior? Precisamente al daño que se hace cuando se pervierten las cosas: no es generando una paz ficticia como se generará la justicia, al contrario, se requiere la acción decidida de quienes realmente (no de dientes hacia afuera) están de parte de la justicia para que, implementando ésta, se llegue a la paz. Recuerdo el caso de una institución donde se detectaron robos, fraudes y corruptelas pero las autoridades se negaban a actuar decididamente aduciendo no violentar el ambiente de paz (releer la postura de algunos de la Iglesia católica que se negaron a actuar para no afectar el ambiente de esa institución). En esa ocasión uno de los promotores de la “paz y el perdón” me trató de convencer durante horas de las bondades de “olvidar los agravios”, después de oírlo le dije que si un día llegara él a su casa y viere a alguien que se está robando no digo un carro o un aire acondicionado sino un foco de la cochera ¿acaso siquiera no le gritarías para que no se lo llevara? A la respuesta afirmativa le repliqué ¿entonces porque aquí que el daño patrimonial es mayor, excesivamente mayor, nos hablas de perdón? Antes que contestara me respondí diciendo que la respuesta era sencilla, simple y sencillamente no le dolía la institución, al menos no como su propia casa, pues mientras allá no permitiría ni siquiera que le robaran un foco, aquí aceptaba que fraudes mayores se consumaran. ¡Ah, pero que bonito habla alguien que promueve la paz siempre y cuando esto no implique luchar por ella! Solo que sus dichos son falsos, mentirosos, manipuladores. Son como esa imagen de los lobos disfrazados de ovejas que convencen con su labia de una acción contraria al bien común pues anteponen su bien personal a ello. La Biblia identifica a estos como “falsos apóstoles”: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de 59
Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz” (2 Corintios 11:13-14, Reina Valera, 1909). Quitando a lo anterior toda connotación religiosa la idea principal permanece: no creas, ni sigas, ni confíes en alguien que no es congruente en su pensar, decir y hacer. Volviendo al caso anteriormente comentado ¿crees que esos que promovían paz, perdón y olvido actuarían así si se tratará de su casa, su familia o su integridad? claro que no, pero todo mundo puede ser magnánimo en lo que no es suyo, en lo que no le duele, en lo que no le importa. Quien desea que la paz sea “previa a”, en realidad es un mentiroso que no desea la paz sino que no hagan olas y llevar la fiesta tranquilamente. Tú joven, heredero de un mundo que se convulsiona en la injusticia, la corrupción y la mediocridad, debes saber que eso no es todo lo que hay: mucha gente realmente honesta, de buen corazón pero también de carácter y entereza lucha día a día para lograr que lo mejor de nosotros forme una sociedad mejor. Joven: Si quieres seguridad, trabaja por la justicia; si quieres equidad, trabaja por la justicia; si quieres oportunidades, trabaja por la justicia; si quieres tranquilidad, trabaja por la justicia; y en todo ello recuerda joven que el resultado de la justicia será paz.
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El nadador no se pregunta cuánto le falta para la orilla, se concentra en nadar y cuando menos lo piensa ha llegado a su meta Las acciones que uno emprende siempre tienen una intencionalidad, pero si la mirada solo está puesta en la meta, el camino hacia ella puede parecernos bastante largo, penoso y por lo tanto desalentador ¿Alguna vez te has preguntado el por qué en un viaje siempre nos parece que el regreso es más corto que la ida? Te sorprenderás al saber que para esto hay una base seria porque según los científicos existe el llamado “efecto del viaje de regreso” que hace que el retorno parezca entre 17% y 22% más rápido que cuando nos desplazamos al lugar que visitamos. ¿Sabes por qué sucede esto? Porque, según las investigaciones, la gente espera que el viaje de ida sea más corto de lo que será. Por ello el viaje de regreso se siente más rápido. Ahora extrapola esa sensación al caminar por la vida, imagínate la expectativa generada por nuestras acciones, nuestras luchas, nuestro andar. Piensa en todas las cosas que hacemos y que en mayor o menor medida tienen un objetivo fijado. Ahora de esas fíjate en aquellas que son de peso y valor para ti, la mayoría de ellas implicará tiempo y esfuerzo para ser alcanzadas. Si la expectativa está en lo que falta para llegar, el camino parecerá más largo. Lo anterior no quiere decir que no pensemos en la meta, al contrario, significa que no pensemos en ella con ánimo aprensivo que nos impida disfrutar del camino mientras avanzamos en él. Henry Ford decía que los obstáculos es lo que llegas a ver cuando quitas tu mirada de la meta.
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El avanzar en la vida requiere decisión, para ello se necesitan metas de valor fijadas en nuestro camino y acciones decididas que nos conduzcan hacia ellas, pero curiosamente la vista debe estar puesta en la meta y las acciones en nuestro andar, el camino que falta por recorrer, lo aún no logrado u obtenido, no debe ser el parámetro para evaluar nuestro andar, ¿por qué? porque siempre será más lo que nos falte por hacer que lo que ya hayamos hecho, incluso cuando se alcance la meta se abrirán nuevos caminos los cuales por lógica aún no habrán sido recorridos. Pero lo peor es que, aunque tengamos en claro lo que queremos lograr y cómo vamos a alcanzarlo, el camino nunca es como lo pensamos, hay situaciones inesperadas o contingencias que lo hacen más largo o más corto, así que, si no podemos saber exactamente cuánto nos falta para llegar, pensar en eso solo nos desgastará. ¿A qué viene esto? Precisamente a hablar de ese sentimiento de abatimiento que en ocasiones todos experimentamos cuando, quitando la vista de la meta, vemos (o más bien creemos ver) el camino que aún nos falta por avanzar. ¿Y qué hacer cuando sobreviene un sentimiento como el anterior? Solo hay dos cosas por hacer, una pasiva y otra proactiva y las dos deben hacerse. La pasiva es descansar, tomar un respiro, sentarse un momento (metafóricamente hablando) para recuperar energías y continuar nuestro andar. La otra cosa por hacer, la proactiva, implica el ver y valorar todo lo que se haya logrado obtener hasta la fecha, no solo en el caminar hacia una meta dada, sino en toda nuestra vida. Esto nos permitirá desahogar esa frustración que en un momento dado nos llega a embargar a todos y al mismo tiempo sacar fuerzas que se sustenten en nuestra capacidad de logro. Lo único que te separa de la meta son las acciones que tienes que dar para alcanzarla, y lo único que puede detenerte es que te fijes en lo que falta aún por 62
hacer más que en la meta que deseas logar, así que concéntrate en tu meta y avanza con decisión, después de todo el nadador no se pregunta cuánto le falta para la orilla, se concentra en nadar y cuando menos lo piensa ha llegado a su meta.
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Llegar a tus metas te hace exitoso, pero además ayudar que otros lleguen a las suyas te hace trascendente
El caminar por la vida exige un esfuerzo considerable; los retos, las caídas, los problemas que uno enfrenta requieren en ocasiones no solo de toda nuestra energía sino incluso un cambio en nuestra persona, si a esto le sumamos las manos de otros que se extienden buscando ayuda para conseguir sus metas nos daremos cuenta que ser líder es un esfuerzo que nos trasciende. Toda persona, desde el momento mismo de tomar conciencia de ello, emprende a voluntad un camino lleno de sueños, deseos, y metas. Este camino está lleno de obstáculos que tienen la finalidad, no de desanimar a quien lo transita, sino de habilitarlo para cada vez mayores empresas. Esta habilitación a veces tarda un poco más de tiempo y en ocasiones puede frustrarse si quien se enfrenta a los problemas se deja abatir por ellos. Independientemente la vida seguirá su curso y nos dará una y otra vez la oportunidad de demostrarle y demostrarnos de lo que somos capaces. Y es en este demostrar y demostrarnos de lo que somos capaces donde se obra el milagro. El milagro de llegar a ser más de lo que creíamos, esperábamos o siquiera intuíamos. El milagro de terminar el camino completamente diferentes a como lo empezamos pero siendo los mismos. El milagro de convertir alquímicamente los más grandes momentos de oscuridad en una luz radiante. Pero tal vez el milagro más grande sea el de darnos cuenta que, aún muchas veces en nuestra miseria, somos capaces de ayudar, apoyar, soportar y enriquecer la vida de los demás. 64
La reflexión anterior a veces puede parecer demasiado optimista, sobre todo por el último párrafo expresado, así me pasó una vez cuando pregunte en un taller de motivación que si quienes de los que estaban ahí presentes creían que podían ser luz y faro para los demás, no sé si por falsa humildad o de plano por no creerlo, ¡nadie levantó la mano! Viendo eso mi pregunta siguiente fue que si quien creía que un empleado bancario, aunque ganara el mínimo, podría otorgarles un prestamos por miles de pesos, todos levantaron la mano. Luego entonces, les dije, si alguien sin un solo peso puede dar tanto dinero, ellos con tanto a su favor – salud, trabajo, familia, amigos, ¡sueños!- como no iban a poder dar mucho más. ¿Qué el símil no es lo mismo? Claro que sí: el empleado bancario dispone de dinero que no es suyo pero que puede administrar, nosotros disponemos de dones que no son nuestros, en el sentido de haberlos diseñado o creados, pero que sí podemos administrar, y en esa administración tender lazos hacia los demás que nos permitan una dinámica de apoyo mutuo y superación. ¿Te parece, como hemos comentado en párrafos anteriores, milagroso esa transformación que experimentas en tu andar? ¡Ahora imagínate que tú mismo seas parte de la causa de la transformación de otros! Que los ayudes, orientes, y apoyes. Lo mejor de todo: que no necesites hacer algo extraordinario sino vivir tu vida con congruencia, carácter y rectitud. La verdadera maravilla de la vida es que siempre detrás de lo ordinario se esconde algo extraordinario y de lo rutinario algo asombroso, y que tú puedes llegar a ser más de lo que creías ser e incluso ayudar a otros a brillar, y no olvides: llegar a tus metas te hace exitoso, pero además ayudar que otros lleguen a las suyas te hace trascendente
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La constancia del aire erosiona hasta la roca, la constancia en tus acciones vencerá cualquier obstáculo Cuando uno avanza por la vida, la vida misma se encarga de darnos las lecciones requeridas para ello. Es una relación dinámica donde la vida nos da lecciones, pero las lecciones nos dan vida. Es así como en el aprender está el avanzar y en el avanzar el aprender. Cuando vemos los grandes fenómenos naturales, es palpable la manera en que éstos reconfiguran el entorno. Un huracán, un tsunami, un terremoto, son fuerzas descomunales que pueden cambiar todo el entorno de un momento a otro. Pero de la misma forma hay fuerzas de la naturaleza que no le apuestan a la cantidad de energía requerida, sino más bien a la constancia de la misma. Por ejemplo, el viento, con su acción constante, puede llegar a erosionar la roca más dura, solo que no sería en cuestión de días, meses o años, sino más bien de décadas o centurias. Así como el viento otras fuerzas como el agua e incluso el andar de los seres vivos, van haciendo cambios que de inicio se antojan imperceptibles pero cuyos resultados son visibles en el largo plazo. De la misma forma, cada uno de nosotros tiene en sí ambas posibilidades: fuerzas considerables para generar resultados en el corto plazo, pero también la fuerza de la constancia para alcanzar resultados en el mediano y largo plazo. En lo que respecta a nuestra personalidad, los cambios duraderos surgen en este segundo escenario, ¿por qué?, porque de la misma forma que la roca, nuestra personalidad tiene esquemas de pensamiento y comportamiento fuertemente arraigados que requieren de tiempo para ser modificados. 66
En una ocasión, en un taller de capacitación, le pedí a quienes participaban en él que nos dijeran una gran meta que tuvieran en la vida. Todos pusieron una meta de valor, a veces personal a veces profesional. La siguiente pregunta fue que si que requerían para lograr eso. Las respuestas fueron variadas, algunos decían que dinero, otros que tiempo, otros que tal o cual estudio, otros más que tal o cual paso o acción y demás. Mi comentario final fue el siguiente: “todos esto que acaban de señalar es correcto, se requiere para lograr las metas que han señalado todo lo que han dicho, pero de entre todo hay un ingrediente que no han mencionado y que es finalmente el que permite que todo suceda: constancia.” La constancia es ese ingrediente que no puede ni debe faltar en ninguno de los proyectos que uno emprenda, es la fuerza interna que nos habilita para dar los pasos necesarios para alcanzar nuestras metas, es lo que nos mantiene cuando cansados nos sentimos y lo que nos empuja cuando andar más no queremos. Esa constancia no es algo emocional, pero tampoco eminentemente racional, es una mezcla de lo que sentimos y de lo que sabemos. Esas dos fuentes le permiten a la constancia existir y subsistir a las pruebas que pudiera enfrentar. Las emociones nos llevan hacia lo que queremos, la razón hacia lo que necesitamos, y en momentos de prueba uno puede acudir a una de las dos o a ambas para sacar de nuevo energía. Por ejemplo, si existe un momento de desilusión o depresión en el camino a la meta, la mente –fría, analítica y objetiva- puede entrar al quite para mostrarnos los por qué debemos seguirlo intentando. De la misma forma si racionalmente vemos obstáculos imposibles de conquistar, la parte emotiva puede surgir para motivarnos a seguir en el camino. En el andar por la vida muchas veces la constancia logra resultados que racional o emocionalmente parecían imposibles de lograr, ya que la misma va generando sus 67
propios caminos para hacer realidad las metas, después de todo la constancia del aire erosiona hasta la roca, la constancia en tus acciones vencerá cualquier obstáculo.
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Sueños sin acciones es como tener la semilla de un árbol muy frondoso ¡en un cajón!
Cuando hablamos de la vida todos tenemos en mente lo que quisiéramos lograr, lo que quisiéramos llegar a tener, lo que quisiéramos llegar a ser; ese deseo nos señala el potencial que todos como personas tenemos, potencial que requiere de nuestro esfuerzo para verse fructificado. Vamos caminando por la calle, de repente vemos en el aparador de una tienda una camisa, un pantalón o un vestido que nos llama la atención. Su corte es tal cual nos gusta, lo mismo sus colores y la hechura en sí, entonces decidimos comprarlo pero cuando preguntamos por el precio simplemente nos desanimamos y nos vamos. Esa historia que tal vez en más de una ocasión nos haya pasado, la experimentamos también, y en mayor escala por los efectos de la misma, en nuestra vida cotidiana. Metas que deseamos alcanzar, pero cuyo precio no estamos dispuestos a pagar. Al igual que la historia inicial, todo en esta vida, sino es que la mayoría, puede ser alcanzado; al igual que la historia inicial, todo en esta vida que puede ser alcanzado, tiene un precio. Cuando hablamos de precio no nos estamos refiriendo necesariamente a una cuestión monetaria sino a esa contraprestación que necesaria y forzosamente deberemos dar a cambio de lo que deseamos lograr. ¿Cuál puede ser este precio?, puede ser dinero, claro, pero también tiempo, esfuerzo, sacrificio. 69
Pensemos una dieta para llegar al peso o figura deseado, ¿qué implica? Pues mucha disciplina y sacrificio para contener el deseo de comer y poder así lograr la meta deseada. Ahora pensemos en algo de más alcance como una carrera profesional, ¿cuál sería ahí el precio a pagar?, claro está que hay una parte monetaria implícita referida a las colegiaturas que se paguen, pero más allá de eso está el tiempo y el esfuerzo dedicado a aprender los contenidos de las asignaturas y desarrollar las habilidades profesionales requeridas para ello. ¿Y en nuestra vida?, ¿qué situaciones de valor familiar, social o comunitario consideramos relevantes como para ser alcanzadas y, más importante aún, qué se requiere para ello? La familia, los amigos, la sociedad, cualquier tipo de relación necesaria y forzosamente de inicio requerirá de tiempo y en segundo lugar disposición, tiempo para dedicarle a la relación y disposición para crecer en ella. En una ocasión, en un taller de emprendedurismo, les pedí a todos los presentes – y ahora te lo sugiero a ti- que en la mitad de una hoja pusieran diez, tan solo diez cosas que quisieran lograr en la vida antes de que ésta terminara. Obvio que con la perspectiva de conclusión de la vida todos pusieron metas de extrema relevancia para ellos. Después de que concluyeron esta primera parte del ejercicio les pedí que en la segunda mitad de la página, relacionada con cada una de las metas primarias, pusieran las acciones que estaban realizando para conseguir dichas metas. No es necesario decir que esta segunda parte estuvo más que deficiente en cuanto a contenidos. ¡Todos tenían metas de relevancia que lograr en la vida, pero pocos eran los que estaban dando los pasos correctos para ello! Te sugiero hagas ese mismo ejercicio. Para no abrumarte pon cinco metas y de esas cinco escoge la que consideres más importante y ponle acciones, pasos concretos que tengas que dar para alcanzarla y –obvio- dale seguimiento digamos una semana para ver que tanto avanzas hacia la meta. Si en una semana no has 70
dado un paso concreto, es necesario revisar tus acciones para que éstas te lleven a la meta deseada. Dice un dicho que “nada en esta vida es gratis” y tiene razón, incluso la vida misma no es gratis. La vida y los sueños que compartimos en ella requieren de lo que hagamos para concretizarlos, para hacerlos realidad, para hacerlos nuestros, después de todo sueños sin acciones es como tener la semilla de un árbol muy frondoso ¡en un cajón!
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Cada meta no solo te lleva al éxito si no que además te acerca cada vez más a la persona que realmente eres
Todos hemos sentido en alguna ocasión el deseo de “ser alguien” en la vida, ese “ser alguien” no se refiere a otra cosa que llegar a ser uno mismo, solo que ese proceso requiere que en el camino logremos muchas cosas externas que evidencien esos cambios internos. Desde el primer instante que un bebé llora para obtener algo tan básico como es el alimento, los seres humanos experimentamos en nuestra vida una constante necesidad por tener, por hacer, por poseer. Siempre estamos, por decirlo en cierta forma, inconformes con lo que somos, lo que tenemos o lo que poseemos. Siempre queremos más. Esa perenne insatisfacción, que nos impele a continuamente estar en la búsqueda de algo más, es un reflejo de nuestro verdadero potencial: no estamos hechos para la mediocridad, sino para la excelencia, por eso no podemos conformarnos más que con la perfección. Obvio que este deseo puede volverse crítico en nuestra vida si se desarrolla de manera patológica creando conflictos no solo internos con nosotros mismos sino incluso con las personas que nos rodean, pero por lo general es una fuerza dinámica que nos motiva a desarrollarnos, a crecer, a conquistar y conquistarnos. Y en esto hay una pequeña trampa. Por nuestra propia naturaleza se nos facilita más lograr cosas externas a nosotros mismos: un negocio, una amistad, un estudio, una meta. Esta facilidad surge por el hecho de que las metas externas son fácilmente identificables tanto en cuanto lo que queremos como en cuanto al 72
indicador de cuándo lo hemos conseguido. Lo interno, nosotros mismos pues, es más difícil. Pero la trampa, por decirlo así, es precisamente esa: lo que nos mueve a lograr cosas externas también nos va facultando para desarrollar nuestro potencial interno, ¿Cómo es eso? Simplemente con los retos, obstáculos e incluso las caídas que experimentamos. Es como quien quiere levantar una pesa, de esas de muchos kilos, la meta impuesta lo llevará a entrenar y capacitarse hasta que pueda levantar la pesa, pero al mismo tiempo le desarrollará los músculos necesarios para ello y, más allá de ello, le dará una disciplina basada en la constancia del esfuerzo que finalmente lo conducirán a ser más que lo que era antes de iniciar su búsqueda de esa meta. Acabamos de mencionar que incluso las caídas sirven para el logro del propósito de convertirnos en lo que realmente somos, ¿por qué? pues porque las caídas nos hacen reconocernos humanos, nos dan una visión distinta de la vida, nos habilitan el carácter, nos fortalecen la intención y nos otorgan humildad. En el caminar por la vida es bueno de vez en cuando detenerse para ver lo que se ha avanzado y lo que se ha conseguido, pero sobre todo para en una retrospectiva ver todo lo que hemos cambiado y como es que ese mismo andar nos ha ido moldeando, después de todo cada meta no solo te lleva al éxito si no que además te acerca cada vez más a la persona que realmente eres
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Solo merece esperar un futuro mejor quien está dispuesto a luchar por él
Hay dos hechos de vida que son indiscutibles: uno se refiere a que en efecto aún hay mucho trabajo por hacer en el mundo; el otro es que, por más obvio que parezca, alguien tiene que hacer ese trabajo. La frase “ya resolvimos el mundo” es frecuentemente utilizada cuando, en platica de sobremesa o tomando un café, quienes están reunidos analizan diferentes problemas encontrando la solución idónea para los mismos. Si bien esa frase se dice con cierto sarcasmo la idea subyacente es que nada se soluciona solo hablando de ello sino que necesaria y forzosamente requerirá de acciones para ello, y ahí es precisamente donde, como también coloquialmente se dice “la puerca tuerce el rabo”, es decir, donde en muchas ocasiones se topa uno con pared. Los problemas del mundo, del mundo en general y del mundo en que cada uno vive cotidianamente, son múltiples. La misma esencia de los problemas indica que son algo difícil de abordar, sea por que en algunas ocasiones la solución técnica de los mismos no es tan clara, viable o factible, o (en el mayor de los casos) por los intereses personales o grupales subyacentes al problema. Una imagen que me gusta utilizar cuando hablo de este tema es la siguiente: a todos nos gusta la limpieza pero a nadie le gusta agarrar la escoba, peor aún, hay quienes se molestan con quienes agarran la escoba ¡por el polvo que levantan mientras barren! Tal vez esto parezca de locos, pero es una triste realidad: no solo faltan manos para ponernos a trabajar en los grandes problemas que enfrentamos sino incluso que a esas manos las dejen hacer su trabajo.
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Y hablando de luchas por un futuro mejor, esas luchas no se refieren única y exclusivamente a lo externo, a los problemas que como sociedad enfrentamos, no, en gran medida se refiere más bien a los problemas que cada quien como individuo enfrenta, sobre todo internamente, después de todo la sociedad no es más que el reflejo colectivo de lo que en lo individual cada quien somos. ¿Qué tenemos de luchas en lo personal? Nuestras metas, nuestros defectos, nuestros vicios, nuestros paradigmas, eso es lo que depende de nosotros y que nos volverá mejores. ¿Qué tenemos de luchas en lo colectivo? La justicia, la legalidad, la transparencia, la inclusión, eso es lo que depende de todos, pero (como siempre el gran pero) que no será posible alcanzar en tanto no hallamos afianzado las bases de lo que queremos en el interior de nuestra persona. ¡Ah!, y lo que no debemos olvidar es que en todos los casos se requerirá de lucha, ¿lucha por qué? pues simplemente por cambiar las cosas, ¿y por qué habríamos de querer cambiarlas? Esa respuesta debe darla cada quien ya que si no hay un motivo personal para buscar un mejor futuro de manera personal y colectiva, de inicio el proyecto está destinado al fracaso. Para enfocar lo anterior, dime algo que quisieras mejorar en ti de manera personal y otra cosa que quisieras ver mejorada en la sociedad de manera colectiva. Ahora de ambas cosas, dime de cada una lo que crees es lo más difícil para lograr eso que deseas. Por último, dime una acción (así es: solo una) que vayas a hacer hoy (no mañana sino hoy, al terminar de leer este artículo) que te lleve a superar ese obstáculo aunque sea en una pequeña proporción. Este ejercicio es muy útil para mostrarte que siempre hay algo que se puede hacer para lograr lo que queremos, pero que depende de nosotros eso. La patente inconformidad que experimentamos nos señala que estamos hechos para la excelencia y la plenitud, tanto de manera personal como colectiva, y esa misma inconformidad puede usarse para día a día avanzar un poco en nuestras 75
metas, después de todo solo merece esperar un futuro mejor quien está dispuesto a luchar por él.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/YpXEvz
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Todo gran sueño implica grandes sacrificios, pero estos se compensan con creces con la conquista de la meta Toda meta, personal, profesional e incluso social, implica un avanzar hacia ella, un avanzar que no pocas veces está exento de luchas, esfuerzos y sacrificios, si bien estas luchas, esfuerzos y sacrificios en su momento pesan, cuando se conquista la meta se muestra con orgullo pues es con eso con el que pagamos el derecho a hacer de la meta algo nuestro. El caminar por la vida tiene cuestiones que son por demás interesantes, una de estas cuestiones es la manera en que los retos actúan sobre nuestra persona forjando nuestra voluntad y nuestro carácter. Este forjar voluntad y carácter puede compararse con ese entrenamiento donde uno va adquiriendo condición física para algo aunque de inicio el entrenamiento sea pesado, difícil y a veces incluso doloroso. En una ocasión dando un taller de liderazgo les pregunté a los presentes que si a quien le gustaba batallar en la vida, obvio que ninguno de los presente levantó la mano. Hasta ahí deje la pregunta y pasamos a la siguiente actividad: se trataba de poner una meta que hubieran logrado, una meta de la cual se sintieran orgullosos, una meta que fuera muy importante para ellos. Todos pusieron metas de gran alcance, trascendentes incluso para su propia vida. Después les pedí señalaran todos los sacrificios y esfuerzos (o al menos los más importantes) que hubieran tenido que hacer para alcanzar la meta. En esto hubo de todo, desde cuestiones personales hasta profesionales. Por último les pedí que levantaran la mano los que creyeran que el logro de esa meta hubiera sido igual si no hubieran tenido que pasar por todo lo que pasaron. Nadie levanto la mano. 77
Una meta que valga la pena, una que realmente lo valga, requerirá de luchas esfuerzos y sacrificios, momentos difíciles por decirlo en cierta forma que muchos no desearían para sí y que incluso en el momento son rechazados pues vienen a sacar de ese confort a quien lo padece pero de la misma forma vienen a darle un valor intrínseco a la meta, independientemente del valor objetivo que tenga, por el simple hecho de lo que costó alcanzarla. Pero esto no termina ahí, de la misma forma esas vicisitudes ocasionan cambios internos en quienes las sufren, no solo haciéndolos crecer sino llevándolos a saberse más grandes, más fuertes y mejores de lo que creían. Ese en ocasiones sufrir es como el crisol que forja el acero, las altas temperaturas de las pruebas generan en nosotros un cambio interno que va forjando nuestra personalidad. El problema de nuestra actualidad es que la manera fácil, rápida y sin esfuerzo de lograr muchas cosas genera en nosotros una predisposición a que todo se haga bien y rápido, pero los cambios internos no están sujetos a las modernidades actuales y requieren de los esfuerzos de uno para lograr transmutarse en la excelencia personal que todos poseemos. Esta reflexión no es para ver las formas o maneras de sacarle la vuelta a los problemas, al contrario, busca motivar en cada uno la dinámica interna que permita enfrentar y superar los obstáculos que se nos presenten con la visión de que más adelante toda lucha y esfuerzo será de valor, después de todo, todo gran sueño implica grandes sacrificios, pero estos se compensan con creces con la conquista de la meta.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/13ijlR0
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Cada sueño se busca, se acecha, se caza, y una vez que se ha conquistado ¡se va por el siguiente!
La inconformidad que como seres humanos experimentamos nos habilita para buscar la perfección y la excelencia, perfección y excelencia que por su misma definición tal vez nunca alcancemos completamente, pero que nos dará en nuestro caminar la conquista de metas y, más importante aún, de nosotros mismos. Todos hemos escuchado de Thomas Alva Edison e incluso si alguien nunca ha oído de él, si se ha beneficiado de uno de sus más conocidos inventos: la bombilla eléctrica. Lo que tal vez no muchos sepan de Alva Edison es que en su vida llegó a patentar 2,332 inventos (1,093 tan solo en Estados Unidos) estableciéndose como un referente de la innovación aplicada. Volteando a nuestra vida, uno puede establecerse algunas metas que valgan la pena, pero de la misma forman no debe dejar de ver esas pequeñas metas (o logros) que uno puede ir consiguiendo conforme se avanza, como me gusta decir, una gran muralla está construida de millones de pequeños ladrillos. Imagínate cruzar un puente, uno de esos puentes de madera donde en ocasiones cientos de tablones amarrados permiten a uno cruzar de un lado a otro. El llegar de un lado a otro llevará el caminar poco a poco sobre ese puente, nadie en su sano juicio se abatiría si al primer paso no llegara a la meta, se requieren de varios pasos sobre varios tablones para llegar de un extremo a otro.
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De la misma forma cuando uno avanza por la vida, cuando uno se establece metas, requerirá de avanzar paso a paso a través de pequeñas metas, pero no por ser pequeñas son menos importantes, son como los tablones del puente, si hicieran falta cinco, diez o más prácticamente harían imposible ir de un lado a otro. Cada tablón, cada meta, se vuelve así parte de una cadena de logros que nos conducen a la meta final. Y aún llegando del otro lado del puente (o consiguiendo la meta establecida), vienen luego más puentes (y más metas) para avanzar (y conquistar). Hagamos un pequeño ejercicio: piensa en algo que hayas conseguido en el último año, una meta que hayas alcanzado. Ahora piensa en algo que hayas conseguido antes sin lo cual no hubieras logrado esta meta que estamos pensando. Por último piensa en algo que hayas conseguido antes de esto último sin lo cual no hubieras logrado lo que te sirvió para conseguir la meta. Podríamos continuar con este ejercicio hasta descubrir todas esas metas o conquistas que te permitieron llegar hasta donde estas. Cuando he realizado con tiempo este ejercicio en talleres de liderazgo llegamos a identificar incluso metas que vistas a la distancia parecen triviales pero que sin las cuales no se hubieran conseguido las metas actuales, ¿ves la importancia de todos los logros que obtenemos en nuestra vida? Pero esto no termina aquí, incluso la meta más reciente, la meta más grande, solo es parte de un eslabón mayor, en unos años podremos voltear a este momento y ver cómo es que ésta meta, ésta “última” meta, no fue realmente última sino que permitió posteriormente lograr más metas y avanzar así en la vida. Nuestro andar no nos habla de una sola meta, nos habla de muchas, de múltiples de variadas, y por eso nos señala una vida rica en experiencias y aprendizajes, después de todo cada sueño se busca, se acecha, se caza, y una vez que se ha conquistado ¡se va por el siguiente! 80
Este artĂculo puede verse en video en http://bit.ly/10Dal8G
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La vida es un río, si no avanzas con decisión hacia donde quieres, la corriente te arrastrará hacia donde no quieres
Hay una máxima que indica que en esta vida la única constante es el cambio, más allá de las cuestiones filosóficas implicadas en este axioma, la idea subyacente de dinamismo vital permanece y en ese dinamismo nuestro papel puede y debe ser proactivo. Hay un chiste del cual se puede, como en todo, sacar varias lecturas, el chiste dice que una persona llega a una pizzería y ordena una pizza familiar, ya cuando está lista viene el mesero y le pregunta si quiere que la pizza se la partan en ocho pedazos o en cuatro, a lo que el amigo en cuestión le responde que mejor se la corte en cuatro porque cuatro pedazos si se los puede comer pero no así ocho. En ocasiones creemos que por el simple hecho de que creamos que las cosas son de tal o cual forma, así serán. Como en la historia podemos hacer ciertas argumentaciones que nos faciliten cierta actividad (o inactividad) pero que a la vez funcionen como justificaciones para no ir más allá. La imagen de pretender cruzar un río al referirnos a la vida, como se señala en el título, es correcta, pero habría que agregar que no se trata de un río tranquilo de aguas mansas sino de un río embravecido de aguas caudalosas. Veamos la infinidad de gente que podemos conocer, oír, ver en unos cuantos días: todos ellos influyen de una forma u otra en nosotros. Agreguemos las circunstancias que todos los días vemos, sentimos e incluso sufrimos. Todavía más: pongamos en esta mezcla todos esos imponderables que vienen finalmente 82
cambiando en mayor o menor medida nuestros planes y proyectos. Y por si fuera poco, agreguemos todo aquello que física, mental o espiritualmente nos bloquea por miedo o comodidad. ¿Ves que ese río que simboliza la vida es un río embravecido? El avanzar con decisión en ese río que simboliza la vida se refiere a tener claridad en las ideas, voluntad en las acciones, carácter en las intensiones y tenacidad en el esfuerzo. Es saber qué quiere uno y, aunque uno no sepa cuándo lo tendrá, hacer constantemente el esfuerzo para conseguirlo. Creo que todos hemos conocido a una u otra persona de esas que siempre le echan la culpa a todo lo demás de lo que les ha pasado: sus padres, sus amigos, la sociedad, el gobierno, ¡Dios!, todos tienen responsabilidad en lo que le ha pasado menos él. Y no podemos negar que existe esa influencia de elementos externos en nuestra vida, pero de la misma forma no podemos negar que la última palabra la tenemos nosotros. Y pruebas también hay muchas. ¿Cuántas historias, cercanas o lejanas, no conocemos donde, a pesar de serias pruebas de vida, quienes las vivieron salieron adelante como ejemplo de éxito y superación? Yo creo que varias. ¿Y cuál es la diferencia entre esos que han tenido éxito y los otros quienes amargamente se quejan de que las circunstancias los han llevado a ser lo que son? Decisión. Decisión para vivir, para soñar, para intentar, para equivocare, para caer, para levantarse y para triunfar. Y esta es la parte más difícil ya que la decisión implica que nos hacemos responsables de nuestra vida y ya no tenemos a quien más echarle la culpa de nuestros fracasos, erigiéndonos así como constructores de nuestro propio destino. No pienses que con solo irla pasando en esta vida es como se logran conseguir las cosas, todo requiere de un esfuerzo, un esfuerzo pensando, sentido y aceptado, después de todos la vida es un río, si no avanzas con decisión hacia donde quieres, la corriente te arrastrará hacia donde no quieres. 83
Este artĂculo puede verse en video en http://bit.ly/162OTeB
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Cada día es una oportunidad no solo de lograr cosas sino de ser más
En el mundo exigente y competitivo de la actualidad, una manera de medir y medirnos es precisamente a través de logro de metas, metas que generalmente están materializadas en cosas que se obtienen, pero detrás de esas cosas siempre estará nuestra persona, por lo que el hacer, el tener y el ser deben cuidarse, cultivarse y trascenderse. Yo creo que a todos nos ha tocado saber vía noticias de algún famoso, sea éste un cantante o actor, que termina de manera drástica sus días atentando contra su vida por el gran vacío existencial experimentado. Dado que uno solo ve el glamour que significa la fama tiende a creer que la vida de estas personas está plena llenándonos noticias como esta de asombro y estupor. La frase “el dinero no hace la felicidad” todos la hemos escuchado, pero tampoco la falta de éste la garantiza, la cuestión como en mucho de la vida humana es el término medio, donde exista un equilibrio de los factores que nos hacen humanos y de los valores que llenan nuestras vidas, ¿y cómo lograr este equilibrio? No descuidando nuestro ser por nuestro tener. La vida actual exige y exige mucho, en ocasiones incluso tenemos que decidir entre lo que pensamos y sentimos y entre lo que deseamos y queremos, esta lucha cobra mayor fuerza cuando la consecución de nuestras metas requiere (o al menos así lo vemos nosotros) el que traicionemos ciertos principios o valores personales, pero esto no es así. Es verdad que en ocasiones no alcanzaremos la meta si es que no transigimos en ciertas formas de pensar, pero hay que aclarar: no la alcanzaremos de esa forma 85
pero (y este es el gran pero que a veces se nos olvida) siempre hay más de una forma de alcanzar la meta. Si tienes que traicionar tus principios, tus ideas, tus valores, en una palabra tu conciencia, para lograr lo que quieres, estarás pagando un precio mucho muy alto por la meta. Pero eso no es todo: habrás aceptado que la meta (sea la que sea) se erija como tu dueña y señora sometiéndote a las condiciones establecidas. Por el contrario, cuando luchas y luchas y luchas, pero llegado el momento no sacrificas lo que eres para conseguir la meta a toda costa, tenlo por seguro que comienza a obrarse un milagro ya que te haces dueño y señor de tu vida, una persona que decide por sí misma, y en esas condiciones se abren no uno sino muchos caminos hacia la meta, y aunque así no fuera, créeme que lo que obtienes es mucho más valioso: tu libertad como persona y tu integridad como ser humano. No confundas el tener con el ser, ambos van de la mano en esta vida pero el ser mueve al tener, pensar y aceptar lo contrario es perder nuestra esencia para someternos a los dictados de lo que deseamos obtener, así que no lo olvides cada día es una oportunidad no solo de lograr cosas sino de ser más.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/10vBhWK
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Logro sin esfuerzo no sabe, no se valora, y lo que es peor, la mayoría de las veces no dura
La lucha por lo que deseamos en esta vida, sea esto una meta material, intelectual e incluso espiritual, tiene dos momento claros: uno es precisamente el del esfuerzo necesario para alcanzar la meta, la otra el momento mismo de obtenerla; en la medida que exista una reciprocidad entre esfuerzologro, la lucha nos permitirá no solo valorar lo conseguido, sino forjar nuestro carácter. Bastante documentado está el fenómeno de aquellos padres que, habiendo pasado privaciones en su infancia, buscan de alguna manera subsanar eso dándoles todo a sus hijos sin que éstos se esfuercen para conseguirlo, generando al contrario de lo deseado, personas egoístas, caprichosas y sin carácter. También tenemos esos ejemplos de quienes, en un giro de la fortuna logran de hacerse de fama, poder o dinero de la noche a la mañana, y que terminan despilfarrando, no solo eso que obtuvieron, sino su vida misma. Por último, creo que en algún momento de nuestra vida todos hemos siquiera fantaseado con lo que haríamos si nos sacáramos la lotería o, en el caso de las mentes más fantasiosas, si nos encontráramos con un genio que nos concediera lo que pidiéramos. No podemos negar que una tendencia humana, y creo incluso de la naturaleza misma, es aquella que marca al logro de las cosas a través del menor esfuerzo, en ese sentido, en muchas ocasiones uno quisiera que eso que deseamos o incluso
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que necesitamos, se nos fuera concedido con el menor esfuerzo, siendo ese menor esfuerzo en algunos casos nulo completamente. El pensamiento anterior, si bien es lógico y entendible, deja por fuera la arista de lo que sucede en nosotros mismos mientras estamos en la batalla: una transformación externa e interna que nos posibilitará para llegar a estadios de desarrollo que no hubiéramos siquiera imaginado. Te sugiero un ejercicio, un ejercicio que en mis talleres de liderazgo propongo, piensa en una meta que haya significado por una parte un logro del cual estás orgulloso, y por otra un esfuerzo constante y una lucha considerable para alcanzarla. Date tiempo para tener claridad en esta idea: la meta y el esfuerzo. Ahora, de manera honesta contéstate a ti mismo las siguientes preguntas: ¿te hubiera sabido igual el logro de esa meta si no hubieras luchado tanto por ella?, ¿eres el mismo al inicio de esa lucha que te dio la meta que al final de la misma?, ¿qué crees hubiera sido diferente contigo si la meta se hubiera conseguido sin esfuerzo? No quiero ser yo quien te de las respuestas a las anteriores cuestiones, si te das el tiempo para reflexionar descubrirás muchas cosas importantes para ti como persona y para tu vida como camino y como destino. Solo quiero cerrar esta reflexión con una breve historia: un padre de familia estaba haciéndole el desayuno a su esposa en su aniversario, su hija menor se ofreció a hacerle el jugo de naranja, la niña ya estaba sacando las naranjas para cortarlas y exprimirlas cuando por la premura el papá le dijo que por qué no mejor le vaciaba en un vaso uno de los jugos de naranja enlatados que tenían en la alacena, a lo que la niña le respondió que si hiciera eso, entonces el jugo que le diera ella a su mamá no sería realmente de ella, sino de la persona que hizo el jugo enlatado. El padre entendió la lección.
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No todo logro es un éxito ni todo fracaso una pérdida, si somos capaces de estar realmente consientes en la maravilla que llamamos nuestra vida nos daremos cuenta que más allá de los rendimientos o las mermas, estamos nosotros, tanto con lo que hemos sido como con lo que, tal vez más importante aún, podemos llegar a ser.
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A veces hay que tocar cien puertas para que se abra una Si bien uno puede tener claro que para conseguir lo que uno quiere – y para llegar a ser lo que uno puede- se requiere de intentarlo una y otra vez, una cosa es esa claridad que puede poseerse y la otra la capacidad de intentarlo incluso cuando se tiene todo en contra. Los cursos que sobre logro de objetivos me ha tocado impartir siempre son diseñados en función de quién asistirá a ellos, siendo los temas escogidos y organizados con base en esto. En el caso de los vendedores, el primer punto que pongo a consideración no es la manera de hablar o presentarse o de “ganar al cliente”, el primer punto es precisamente la resistencia al rechazo. La vida es como ese vender, uno puede ir tocando puerta tras puerta, es decir, intentando una y otra vez las cosas, solo para obtener una vez tras otra resultados negativos. De la misma forma –y por eso el primer tema puesto a consideración con quienes venden- hay que crecerse al rechazo, al no logro, para con bríos renovados ir a la siguiente puerta –a la siguiente oportunidad- para intentarlo de nuevo. Esto puede ser cansado y ¿por qué no? en ocasiones incluso hasta desmotivador, de ahí la necesidad de trabajar recursos internos que nos permitan retomar la pelea. ¿Qué son estos recursos internos? Mira, cuando algo motiva a actuar, como en el ejemplo el deseo de efectuar una venta, se identifica un satisfactor externo (la venta o cualquier otra meta asignada) que si se logra viene a otorgar un deleite por sí mismo, pero que si no se consigue deviene en un sentimiento 90
desagradable. Un recursos interno es eso a lo que podemos acudir para que independientemente del resultado externo, podamos recurrir a él para renovar fuerzas y volver de nuevo a la carga. ¿Has visto en algunos taxis esos zapatitos que los conductores cuelgan en el espejo retrovisor?, ¿o esos dibujos infantilmente trazados que adornan las oficias o escritorios?, ¿o esa foto que puede uno traer en la billetera? Si bien son cuestiones externas físicamente a uno, hacen referencia a un recurso interno, generalmente basado en amor, cariño, afecto, ternura, que permite salir adelante ante las adversidades. Piensa por un momento en algo como lo que hemos mencionado que por sí mismo te traiga a la mente sentimientos de estima, de valor, de intimidad, y la próxima vez que vayas a intentar algo difícil o simplemente retador llévalo contigo. Míralo si puedes en algún momento previo a intentarlo y posterior, sea que lo logres o no. Si lo logras compartirás esa energía positiva con el recuerdo al observar de nuevo el objeto, si no lo logras sacarás de él esa energía vía motivación para salir avante de la prueba. No podemos negar que necesitamos de muchos satisfactores externos, pero tampoco podemos negar que poseemos muchos recursos internos que debidamente canalizados nos puede ser de gran utilidad para avanzar con decisión, optimismo y esperanza en la vida, después de todo a veces hay que tocar cien puertas para que se abra una
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Un triunfador no es alguien que no conoce el fracaso, sino alguien que lo conoce tan bien como para saber que no pertenece ahí Lo que podemos considerar como “éxito” en esta vida, independientemente de las acepciones que cada quien quiera darle a la palabra, pasa necesariamente por muchos fracasos, derrotas y caídas, pero el solo hecho de seguir en la lucha es señal de que nuestro destino no está en la capitulación sino en el triunfo final. Las palabras “triunfo” y “éxito” tienen significados diferentes para cada quien, para algunos puede referirse a cuestiones mucho muy prácticas y tangibles como un empleo, un título, una venta, un ascenso, para otros puede referirse a cuestiones de trascendencia, solidaridad, cambio; independientemente de esto el lograr algo que uno quiere implica una lucha, un esfuerzo, o como yo le llamo: un andar, que no está exento de momentos en los cuales nos sentimos abatidos. Te propongo en este momento un ejercicio que cuando toco este tema en mis conferencias o talleres lo traigo a colación, puedes hacerlo mentalmente: piensa en al menos cinco personas que, independientemente de su campo de acción, consideres exitosas. Escoge una que consideres la más exitosa de esas cinco. Ahora señala al menos tres cosas por la que consideres a esa persona un modelo de éxito. Por último señala un quebranto o revés que esa persona haya sufrido en su camino hacia el triunfo. El resultado en un 90% de las veces, y si hiciste el ejercicio es muy probable coincida, es que para las primeras instrucciones prácticamente no se tiene problema alguno, el problema es con la última instrucción, con señalar un quebranto o revés que esa persona haya sufrido en su camino hacia el triunfo. El 92
90% no sabe indicarlo, ¿por qué? por que la mayoría vemos el triunfo de tal o cual persona pero –el gran pero- desconocemos en muchas ocasiones lo que tuvo que pasar para lograr ese éxito. ¿A qué viene todo esto? Es una reflexión cuya finalidad es hacerte ver que no por que veamos a tal o cual persona como alguien exitoso, eso quiere decir que nunca experimentó el fracaso, al contrario, si conociéramos su historia (así como la historia de cualquier triunfador), veríamos como está matizada de muchos momentos oscuros los cuales no impidieron su avance hasta hacer realidad sus sueños. ¿Y qué queda de esto para ti? ¡Ah, esta es la parte interesante! Interesante ya que a lo mejor ahorita tú no has logrado todas las metas de valor que te has propuesto, incluso tal vez ahorita estés experimentando algún revés en alguna de ellas, lo cual solo quiere decir que estás en camino hacia el logro de la meta, del objetivo, de tu sueño, pero al igual que los triunfadores que pudieras mencionar, ahorita estás experimentando esos momentos previos al triunfo que sirven para darte valor, entereza y carácter. Tú, al igual que todos los que antes han salido exitosos de las batallas de la vida, estás llamado a ese triunfo en lo que te propongas, no importa si tus metas son materiales, intelectuales, emocionales e incluso espirituales, el simple sentimiento de incomodidad cuando caes, cuando fallas, cuando tropiezas, es señal que estás llamado para algo más grande, más completo, más trascendente, después de todo un triunfador no es alguien que no conoce el fracaso, sino alguien que lo conoce tan bien como para saber que no pertenece ahí.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/ZeD0xF
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El mundo te pertenece... pero debes luchar por él Cualquier cosa que nos propongamos, cualquiera, implica un esfuerzo y en ocasiones incluso una lucha, pero una vez obtenido eso que deseábamos, algo en nuestro interior nos dice que siempre fue nuestro, por eso lo deseábamos, pero había que ganárnoslo Una paradoja es “una proposición en apariencia verdadera que conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido común”, ejemplo de esto son las expresiones tales como “es de mala suerte ser supersticioso” (rechaza la superstición porque es de mala suerte, lo cual ya es una superstición) o “esta oración es falsa” (¿si es falsa no es verdadera, pero si es falsa si es verdadera?). En este orden de ideas el título de este artículo es una contradicción en sí, una paradoja, si el mundo te pertenece ¿por qué debes luchar por él? Quienes ya llevamos algo de camino en esta vida, sabemos que la vida misma es una paradoja en sí. Constantemente nos estamos contradiciendo a nosotros mismos, logrando cosas que parecían imposibles y no consiguiendo otras que parecían más que alcanzables. Es así como la cuestión paradójica de la vida nos acompaña constantemente, por lo que la frase no extraña, aunque implica un análisis más profundo. Pensemos en nuestra infancia. Creo que en algún momento de la misma nuestros padres nos condicionaron algo a lo que teníamos derecho: “no sales hasta que no termines tu tarea” o “no hay postre si no terminas todas tus verduras”. La salida a jugar era nuestra, ahí estaba para nosotros, lo mismo el postre, incluso puede que
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el plato con el postre ya estuviera servido. Pero no era hasta que cumplíamos una obligación que teníamos cuando se nos proporcionaba o permitía lo condicionado. Algo así pasa con la vida. Todo en ella es nuestro, está ahí para nosotros, pero al igual que los ejemplos anteriores de la infancia, tenemos que –paradójicamentehacernos merecedores de lo que procuramos, solo así podremos decir que es nuestro. La situación paradójica nos dice que necesitamos luchar por lo que ya es nuestro para que un milagro se forje en nuestro interior: el milagro de crecer en carácter, visión y conocimiento. Entonces lo que obtenemos, además de su particularidad externa, nos dinamiza el cambio interno hacia algo mejor, con lo que las raíces del mismo se hunden profundamente en nuestro ser. Así no solo obtenemos lo que deseamos, sino que lo hacemos nuestro. Más allá de la cuestión paradójica, esta presentación de ideas va a lo siguiente: ¿por qué has de renunciar a algo cuando de inicio te pertenece? Regresemos al ejemplo de la infancia. ¿Por qué permitirías que ese postre se desperdiciara cuando de inicio es tuyo y solo debes comerte las verduras que se te han servido? o ¿por qué debes privarte de salir a jugar cuando es tu derecho y para ello solo debes cumplir tus deberes? Esa misma pregunta háztela cuando ante la búsqueda de un objetivo, una meta o un sueño tropieces de tal manera que pienses en desistir de logar lo deseado, ¿por qué habrías de renunciar a eso que quieres cuando de inicio es tuyo y solo debes luchar por él? Un ejercicio de visualización que te propongo, cuando se de la situación anterior, es el siguiente: en vez de ver el objetivo, meta o sueño como algo por lo que estás luchando simplemente te digas “¿pero por qué debo renunciar a tener eso cuando
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es mío?”. Así, es, repítete “eso es mío, eso es mío” y aunque aún no lo tengas verás cómo lo ves diferente y le das fuerzas renovadas a tu lucha. No es lo que aún no obtenemos lo que puede dibujarnos como personas, sino lo que con nuestro potencial podemos alcanzar, lo cual de inicio es ilimitado, así que siempre ten en mente que el mundo te pertenece... pero debes luchar por él
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/11uTyCx
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Nadie ha salido de un agujero hundiéndose más en él Así como existen momentos buenos y agradables en esta vida, de la misma forma existen momentos donde el desánimo y la desazón generan en nosotros sentimientos de angustia e incertidumbre, sentimientos que de inicio son generados pero que si no se manejan adecuadamente adquieren vitalidad propia hundiéndonos más. Si alguien cayera al agua accidentalmente, por más molesto o confundido que estuviera ante tal situación, el hecho es que se enfocaría en salir del agua; nadie en su sano juicio dejaría de esforzarse y como muestra de indignación hundirse ya que de por medio está incluso su vida misma. De igual forma una persona que participase en un accidente vehicular, si ve que el vehículo comienza a echar humo y salirle llamas, inmediatamente buscaría alejarse lo más pronto de él, sin poner como prioridad primera el ver quien tuvo la culpa o incluso si hay cosas de valor dentro del vehículo. Estos ejemplos sencillos y evidentes dejan más que claro que cuando nuestra vida está en riesgo, todo, absolutamente todo lo demás pasa a segundo término siendo la prioridad número uno el ponerse a buen resguardo, pero ¿y lo demás que tiene que ver con nuestra vida? Nuestra vida es mucho más que la mera existencia física, está hecha de eventos, lugares, situaciones y relaciones, los ejemplos anteriores hacen referencia a la cuestión física de nuestra existencia, pero también existen estas otras cuestiones que pueden ser desperdiciadas cuando no tenemos la capacidad de remontar los malos momentos y de retomar las riendas de nuestra vida.
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Imagina, o más bien: recuerda una situación donde hayas pasado un mal momento, un mal momento en el cual te dejaste llevar por tu mal estado de ánimo y terminaste castigándote a ti mismo desperdiciando momentos valiosos de tu vida: un lugar a donde no fuiste pues estaba fulanito o zutanita, una comida que no disfrutaste pues estabas molesto o frustrado, horas y horas desperdiciadas sin hacer por X, Y o Z, ¿por qué solo la vida física nos impele a su conservación? ¿qué hay de la otra vida, nuestra vida en toda la extensión de la palabra? Te comparto una dinámica que hago en algunos de mis talleres, antes de entrar, todavía afuera del recinto, les digo que imaginemos que cada quien trae una maleta o valija con todas sus preocupaciones, de la misma forma les pido imaginen que hay una restricción que impide ingresar al lugar donde se hará el taller con esa maleta o valija, pero que ahí afuera hay un lugar donde se pueden dejar esas maletas o valijas sin temor a que sean robadas. Les pido que representen y actúen como si cada quien cargara esa maleta o valija y la dejara ahí a la entrada. Una vez dentro les comento lo siguiente: “ahí afuera en la entrada cada quien dejo sus preocupaciones, sus problemas, sus angustias, y ahí van a estar cuando salgan, nadie se las quitará y nadie se las resolverá, así que si ahí estarán de todas formas cuando salgan dense ahora el momento para trabajar con su vida sin esas interferencias”. El ejercicio no termina ahí. Una vez que el taller ha concluido (lo cual puede significar varios días de varias sesiones), les pido al salir que todos tomen de nuevo su maleta o valija (¡a algunos incluso se les había olvidado que la habían dejado fuera!), una vez que todos han “tomado” de nuevo su maleta o valija les pregunto si honestamente la sienten más pesada o más ligera. En todos los casos es más ligera, y no por que los problemas sean menos sino porque el tiempo les ha dado perspectiva y desapegarse por un momento de los problemas les ha permitido reconectarse con sus recursos internos.
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De igual forma, personalizando el ejercicio anterior, a la otra que experimentes una situación más que frustrante imagínate que la pones en una maleta, ve en tu mente (con los ojos abiertos) una maleta abierta y has la representación de movimientos de acomodar en la maleta imaginaria los problemas incluso verbalizando lo que estás acomodando. Luego déjala fuera y sigue con tu vida. Cuando quieras podrás recogerla, pero por ahora el compromiso estará con retomar tu vida y no privarte de vivirla. Los malos momentos, los malos ratos, existen, no podemos hacer nada para que se nos presenten en nuestra vida, pero lo que podemos decidir es con cuanto tiempo de nuestra vida los alimentaremos, y teniendo siempre en mente que nadie ha salido de un agujero hundiéndose más en él.
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/13EHLS5
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En el camino a la excelencia dos cosas debes cuidar: creerte más que los demás y que los demás hagan creerte menos Toda nuestra vida no es más que un camino hacia la maestría, hacia la excelencia, en ese camino el término medio nos da la sobriedad necesaria que se contrapone a los excesos y permite lucidez de visión y claridad de percepción. Todas las cosas que existen poseen características que les permiten desarrollar todo su potencial, un cambio en las mismas vendría a trastocar no solo su utilidad sino incluso su existencia misma. ¿Te has fijado en las características de una flor o de un escarabajo? si la flor fuera mucho muy alta su tallo se doblaría y se rompería, de la misma forma si el escarabajo fuera del tamaño digamos de un elefante su peso haría que se colapsara sobre sí mismo. Ambos tienen el tamaño idóneo. ¿Te has fijado en una presa o en una casa? Si la presa fuera mucho muy pequeña no serviría prácticamente para nada pues le sería casi imposible contener las aguas, de la misma forma una casa muy pequeña no serviría como lugar para ser habitado, cuando mucho tal vez para estar unas horas. Ambos tienen el tamaño idóneo. Hay una expresión coloquial que dice sabiamente que en todo “ni tan tan, ni muy muy”. Independientemente de si este es un modismo regional, supongo que todas las culturas han de tener alguna expresión que llame al justo medio en todas las cosas, incluso en vivir tu vida.
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El ser humano tiene como referente a sí mismo y a los demás, constantemente estamos viéndonos, comparándonos, y evaluándonos en función de la información que sobre nosotros mismos y sobre los demás tenemos. En ese vernos y ver a los demás podemos detectar diferentes momentos en nuestra vida: valles y cimas así como logros y fracasos que vienen a representar el zenith y nadir de nuestra misma existencia, y en todos los casos el objetivo al experimentarlos es el mismo: el justo medio.
Antes de explicar lo anterior te propongo un ejercicio que desarrollo en mis talleres de motivación: piensa en un logro personal que te haga sentir sumamente orgulloso, ahora piensa en cinco personas cuyos logros sean superiores con mucho a ese logro que te hace sentir orgulloso. Ahora piensa en algo que te haga sentí apenado por ser un “fracaso” de vida, ahora piensa en cinco personas cuyos errores o fracasos sean considerablemente mayores comparados con el tuyo. Siempre habrá alguien que tenga un mejor logro o resultado de aquel nuestro que pudiera llegar a enorgullecernos, así que esa vanidad que nos dice al oído que somos lo mejor nunca antes visto no debe ser tomada en cuenta, pero de la misma forma ante los fracasos podemos ver personas que han estado en mucho peor situación que nosotros, por lo que tampoco es válido juzgarnos de manera contundente y condenarnos de manera irremediable. Otro ejercicio es el siguiente: de nueva cuenta recuerda un logro que te haga sentir orgulloso, ahora piensa en todas aquellas personas que de una forma u otra colaboraron para que tu pudieras lograr eso que te hace sentir bien; por otro lado, piensa de nuevo en algo que te avergüence de tu vida, pero de la misma forma piensa en todas las circunstancias que se dieron para llevarte a eso que no te gusta. Como podemos ver en los logros siempre hay gente detrás de nosotros que de una forma u otra, directa o indirectamente, nos apoyó a lo largo de nuestra vida 103
hasta llegar el momento en que obtuvimos lo que queríamos. De la misma forma en nuestros errores o fracasos están tantas circunstancias externas, algunas incluso incontrolables, que no es dable el hacernos completa y totalmente responsables de los mismos. Estos dos ejercicios llevan la misma finalidad: hacerte ver que los triunfos no son total y completamente tuyos pero tampoco tus fracasos, ambos te sirven para mostrarte el camino y para señalarte la clase de persona en que te estás convirtiendo, así que no lo olvides: en el camino a la excelencia dos cosas debes cuidar: creerte más que los demás y que los demás hagan creerte menos
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¿Que si cuántas veces intentarlo? Fácil: ¡hasta lograrlo! Si observamos con detenimiento la vida, pareciera que no hay correspondencia entre las veces que uno lo intenta y las veces que uno lo logra, pero si lo vemos desde otra perspectiva nos daremos cuenta que el intento es momentáneo y el logro para siempre. En una ocasión, en el receso de un taller de motivación y liderazgo que estaba desarrollando, uno de los participantes me comentó en confianza que ante una meta que él tenía ya lo había intentado todo y no la había conseguido. Yo le respondí que no era así, que no había intentado todo. Él me enumeró todas las cosas que había intentado como para demostrarme que sí había intentado todo. Yo volví a decirle que no, que no había intentado todo. Me volvió a señalar todos los intentos y la forma en que éstos no habían resultado. Yo le repetí de nuevo que no, que no había intentado todo. Ya un poco exasperado me dijo “¿cómo que no he intentado todo?, te acabo de señalar todos mis esfuerzos, ni modo que sepas más tu de mi vida que yo mismo, ¿por qué dices que según tú no he intentado todo?”, me le quedé mirando y le dije “simple y sencillamente porque aún no lo has logrado”, y con un movimiento de cabeza me hizo entender que había comprendido. ¿Cuántos de nosotros en muchas ocasiones hemos estado en una situación parecida a la anterior? Una situación en la cual seguros estamos que hemos intentado todo para lograr algo. En nuestra cabeza están los argumentos que soportan esa conclusión. Además el estado anímico, muchas veces cansado y deprimido, viene a confirmar lo anterior. Yo creo que muchas. Pero de la misma 106
forma, si vemos cada momento cuando estamos más serenos, veremos cómo es que siempre hace falta algo por hacer. Yo lo pongo en perspectiva con el siguiente ejemplo: Supón que quieres subir a un segundo piso y que para ello utilizarás la escalera, la pregunta sencilla es: tomando como referencia la escalera, ¿cuándo sabrás que has llegado al segundo piso? La respuesta también es sencilla: cuando subas y dejes atrás el último peldaño. Si alguien dice que aún no logra su meta, que aún no ha logrado subir a su segundo piso, simple y sencillamente es porque aún no ha intentado todo, o siguiendo nuestro ejemplo, aún no ha avanzado el último peldaño. Piensa en esto. Nadie argumentaría si aún en el trayecto por la escalera se quejara de que aún no ha llegado al segundo piso, nuestra respuesta sería indicarle que siguiera subiendo hasta llegar. De la misma forma alguien que señala que aún no logra lo que quiere es porque le falta dar ese último paso, ¿y cuándo sabremos que es el último paso? Cuando se llegue a la meta y se voltee hacia atrás para ver al camino recorrido. Un último ejercicio, como siempre, para reflexionar de manera práctica sobre esto: piensa en alguna sueño, meta u objetivo que en su momento te hayas fijado pero que haya quedado en el camino ya que, a pesar de haberlo intentado de muchas y variadas formas, nunca pudiste conseguir eso que deseabas. Trata de que sea algo que intentaste de todas las formas que, según tú y en ese momento, podías. Ahora viendo eso en perspectiva señala al menos una acción que no intentaste y que ahora ves pudiste haber intentado. ¿Si te das cuenta como siempre habrá algo por hacer, por intentar, hasta conseguir tu meta? Antes de concluir este tema he de decirte que en ocasiones, cuando hago este último ejercicio en mis talleres de motivación y liderazgo, no falta quien me diga que no puede escribir nada pues según él en efecto intentó todo. Aquí es donde viene la parte colectiva y que puede serte útil: cuando se me presenta un caso así le pido nos platique al grupo su experiencia, al terminar le pido a todos que 107
señalen según ellos qué acciones adicionales pudieron haberse realizado; siempre hay muchas propuestas. ¿Cuál es la conclusión extra de esto? Si no puedes ver más líneas de acción para lograr tu meta, comenta con amigos o compañeros y verás cómo es que entre todos surgen más ideas. Cuando en el camino hacia tus sueños, tus metas o tus objetivos sientas que ya no hay más por donde avanzar, detente un momento para ver las cosas en perspectiva, e incluso comenta con tu grupo de amigos para ver más opciones de acción, pero no consideres como una opción el cejar en tu esfuerzo, y no olvides ¿que si cuántas veces intentarlo? Fácil: ¡hasta lograrlo!
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Aunque no tengas motivos, agradece cada día; inténtalo y al rato tendrás motivos de sobra Es un hecho innegable que la vida en ocasiones nos parecerá difícil, injusta e incluso cruel, pero de la misma forma es un hecho que podemos optar por ser la víctima de esos momentos o quienes, cual alquimistas, los transmutemos en momentos de luz, crecimiento y trascendencia. En una ocasión me senté a la mesa con un amigo a comer, de manera sencilla, discreta y privada di gracias por los alimentos a lo que mi amigo al ver esto me comentó “ojala yo también pudiera dar gracias”, “¿y por qué no puedes?” le pregunté, “¿cómo que por qué? –me contestó- traigo problemas en mi trabajo, con mi señora e incluso de salud, ¿qué tengo que agradecer?”, “podrías comenzar agradeciendo que al menos puedes quejarte” le respondí. La sola idea de agradecer por poder quejarse le cayó muy en gracia y resultó en distender los ánimos y al menos disfrutar de la comida. Si solo puedes hacer una cosa en el día da gracias, incluso aunque consideres que no tienes motivos para ello. Este pensamiento es bastante complejo y profundo pero al mismo tiempo de una sencillez y claridad pasmosa. Permíteme te lo exponga. Lo más normal y común en todos nosotros, es precisamente esa naturaleza reactiva que tenemos para nuestro actuar cotidiano: si tenemos hambre, comemos; si tenemos sueño, dormimos; si tenemos frío, nos abrigamos; en fin, al igual que en la física, a cada acción corresponde una reacción. Y esto es correcto, no se trata de cambiar el asunto, sino de trascenderlo, ¿por qué? por que en 109
nuestro ser laten semillas de un poder alquímico capaz de transmutar las situaciones más oscuras en luz y conciencia. Piensa en esto: si siempre estás reaccionando en realidad tú no eres el dueño de tu vida, el verdadero dueño de tu vida son los factores externos que condicionan tu actuar. Hay cosas, obvio, que no podemos cambiar, como las comentadas anteriormente, pero hay otras que dependen total y enteramente del poder interno que tenemos y que se llama voluntad. Si tienes hambre no puedes dejar de comer, pero si las cosas van mal sí puedes decidir entre agradecer o no, ¿cuál de estas dos opciones crees le den luz, conciencia, crecimiento y trascendencia a tu vida? El realizar una acción volitiva, incluso ante condiciones adversas, es lo que nos permite estar en total posesión de nuestras facultades y erigirnos como dueños de nuestra vida, ¿por qué? porque no hay nada más que soporte esa acción más que nuestra propia voluntad, es decir, nuestro deseo de actuar así. Pero al igual que un deportista que va adquiriendo condición conforme avanza en los ejercicios que diariamente realiza, el efectuar acciones positivas (por llamarlas de cierta forma) de manera volitiva va generando en nosotros un carácter que algunos llaman mágico pues permite de la nada sacar decisiones, acciones y resultados. Por ejemplo, imagínate que ante una situación adversa decides dar gracias (a Dios, el Universo, la Vida o como quieras expresarte), esa actitud tal vez será incomprensible para muchos, pero para ti será de un valor incalculable pues te permitirá por un lado hacerte dueño de tu vida y tu destino, y por otro, darte acceso a recursos internos que te permitan transmutar ese momento negativo o esa adversidad en algo positivo para ti.
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Comienza por algo sencillo: la próxima vez, ante una situación adversa da gracias. Así simplemente: da gracias. ¿Cómo? Si quieres que te lo diga sin adornos: da gracias hipócritamente, es decir, aunque no lo sientas, aunque no te salga, aunque no lo pienses, poco a poco verás la magia que comenzará a cambiarte, cambiar tu vida y cambiar tu mundo. Las cosas buenas y malas van y vienen en nuestra vida, en ocasiones no podemos hacer nada ante ello, lo que sí podemos hacer es tomar las riendas de nuestro destino y ejercer nuestra voluntad para avanzar en nuestra vida, así que ya lo sabes aunque no tengas motivos, agradece cada día; inténtalo y al rato tendrás motivos de sobra.
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Paciencia, a veces las semillas tardan en germinar pero al final todas florecen Si algo nos muestra la vida es que todo requiere de un tiempo y un momento, tiempo para llegar a la plena realización y momento para sernos perceptible, mientras ambas cosas suceden debemos seguir avanzando con ánimo pues cuando menos lo espere uno surgirá eso que estamos esperando. Recuerdo cuando pequeño quise aprender a andar en bicicleta. Creo que mi experiencia no será diferente de la de todos: un intento tras otro, con miedo, angustia, nervios, ansiedad. Una caída tras otras, en ocasiones ya hasta la esperaba uno. Momentos frustrantes al no poder a pesar de lo fácil que se veía. ¡De repente el milagro!, sin saber cómo cuando, donde o por qué se descubre uno andando en bicicleta como si hubiera uno nacido pedaleando. Si uno desea algo en la vida, lo que sea, debe luchar por él. ¿Cuántas veces hemos oído eso? Creo que bastantes. Sabemos bien que el resultado final de la lucha, al menos el esperado, es precisamente lograr lo que queremos, pero ese logro, como cuando uno sube por una escalera, va aparejado de pequeños avances en ocasiones imperceptibles hasta que de repente logramos nuestro objetivo. Pensemos en cualquier cosa que hayamos aprendido: un idioma, una técnica, un proceso, una canción, un baile. Todo implico poco a poco ir dominando – asimilando diría yo- lo que se requería para que al conjugarse nos diera el pleno dominio de lo que buscábamos.
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Tal vez los ejemplos anteriores sean muy claros para nosotros, es más, tal vez incluso cuando uno empiece alguna de las cosas mencionadas anteriormente uno mismo se plantee que se requerirá de constancia y disciplina para lograrlas, y esto es correcto. Pero de la misma forma esto funciona con todas las cosas en nuestra vida, incluso con nuestra vida misma. El carácter, la fortaleza, el dinamismo, la voluntariedad, la trascendentalidad, son cuestiones propias de nuestra vida, tal vez menos tangibles en cuánto a los qué y cómo se logran, pero de mayor alcance en cuanto a nuestra existencia se refiere. Pero de la misma forma que los ejemplos antes mencionados, éstas devienen a la existencia cuando es el momento preciso después del tiempo necesario. Lo que quiero decir es que diferencia de los ejemplos concretos iniciales, estas últimas características no dependen tanto de uno, sino más bien de nuestra misma existencia. A diferencia de aprender un idioma que dependerá de las horas, intensidad y seriedad que uno dispense para ello, el carácter, la fortaleza, el dinamismo, la voluntariedad, la trascendentalidad dependerá más bien de lo que permitamos que la vida haga en nosotros. Imagina una lluvia, tenue pero constante, así es la vida. Por otra parte está la tierra donde cae la lluvia, esa es tu existencia. Llueve y llueve y llueve y tal vez no veas de un día para otro cambio alguno, es más tal vez no lo veas ni siquiera de un año para otro. Pero llegará el momento en que voltees y pasmosamente, como cuando de repente te soltaste andando en bicicleta, veas de golpe el cambio que se ha dado en ti. ¿Cuál es el consejo en esto? Paciencia y conciencia. Paciencia para permitir que las cosas sucedan sin la frustración del deseo incumplido y conciencia para estar atento todos los días, todos los meses, todos los años, para que cuando se de el cambio estemos presentes.
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Nuestra vida es un crisol donde se funden de manera tangible en nuestra persona los deseos, sueños, ilusiones y potencialidades, de esa fusión surgen pequeños brotes que en su momento se convertirán en robustos árboles frondosos. Así que no olvides paciencia, a veces las semillas tardan en germinar pero al final todas florecen.
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Si no has encontrado lo que buscabas, la respuesta no es dejar de buscar sino buscar en otro lado No hay duda que nuestra vida es un constante buscar: buscar nuestras metas, buscar nuestro camino, buscar nuestro destino. Las constantes preguntas que nos hacemos sobre nuestra existencia nos impelen a buscar una respuesta no solo que nos satisfaga sino incluso que nos trascienda. Cuenta una historia que una persona estaba buscando algo en la calle, en eso se le acerca alguien y le pregunta que si qué busca, el otro le responde que un anillo y el recién llegado se ofrece a buscarlo junto con él para ayudarlo. Dicen que así estuvieron buen tiempo hasta que el recién llegado le preguntó que más o menos dónde lo había perdido, a lo que el que buscaba le dijo que fue como a tres cuadras de ahí. Asombrado el otro por la respuesta le dice que si lo perdió como a tres cuadras que si por qué lo está buscando ahí, a lo que el que originalmente buscaba le responde que simple y sencillamente que por qué ahí hay más luz. El relato anterior, medio en serio medio en broma, es una alegoría de lo que nos sucede en la vida cuando nos empecinamos en buscar en el lugar incorrecto acusando a la vida o el destino de no poder encontrar lo que deseamos cuando en eso nadie más que nosotros tenemos la responsabilidad de ello. En otras participaciones hemos hablando de la tenacidad en nuestro andar, de no cejar en el esfuerzo, pero eso no quiere decir empecinarse en una sola forma de alcanzar lo que nos proponemos. Debemos tener la flexibilidad de adaptarnos a
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las circunstancias e incluso de ver las señales que nos da la misma vida para avanzar hacia nuestra realización. En una ocasión, en el receso de un taller de administración del tiempo para el logro de metas y objetivos que daba, una persona me comentó de sus deseos por avanzar en su vida profesional, pero que eso se le estaba haciendo mucho muy pesado. Al preguntar un poco el por qué de ello me comentó que para avanzar en su vida profesional había decidido estudiar un posgrado, una maestría, pero que no le gustaba para nada. Le pregunté que si no le gustaba por qué entonces la estaba estudiando, la respuesta fue que la estudiaba para adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para avanzar en su carrera profesional. No le comenté más pero me quedé pensando en cómo avanzaría más adelante en su carrera profesional cuando tendría necesariamente que aplicar lo aprendido en una maestría que por lo visto no le gustaba para nada. Todos tenemos metas, sueños, objetivos. La mayoría tenemos las maneras en que creemos que podemos lograr esas metas y objetivos, y aunque, como dice el dicho, todos los caminos conducen a roma, unos son más agradables de caminarlos. Por ejemplo, el caso anterior, dejando la meta establecida (cursar un posgrado) y el deseo subyacente en la misma (avanzar profesionalmente) está el camino que recorría la persona del relato (una maestría que le desagradaba) o el camino que le hubiera dado mayor gozo y disfrute y por ende mayor dinamismo a su potencial que es cursar una maestría que sí le agradara. Del otro lado tenemos aquellas personas que a las primeras de cambio, a las primeras dificultades, dejan todo y avientan por la borda no solo sus sueños, metas y objetivos sino incluso el tiempo y esfuerzo que ya le pudiesen haber dedicado a ello. Esta actitud conduce a una certeza fatal: la de no lograr lo que uno desea, busca o requiere.
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La cuestión es buscar, pero manteniendo ese espíritu de apertura a las opciones y oportunidades que se puedan presentar y si no se logra lo que se obtiene, intentarlo de otra forma, después de todo si no has encontrado lo que buscabas, la respuesta no es dejar de buscar sino buscar en otro lado.
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Ante lo corto de la vida tienes dos posibilidades: aprovecharla o desperdiciarla, tú decides Hay un dicho que señala que nadie experimenta en cabeza ajena, pero este dicho, aunque verdadero, no es una sentencia fatal que no pueda revertirse; si logramos esto, un gran logro será escuchar, entender y experimentar lo que dicen nuestros mayores cuando señalan que la vida se va como un suspiro por lo que depende de nosotros aprovecharla. No sé si les ha pasado (a mí sí), encontrarse con personas que prácticamente desean que sea uno quien las cargue por su vida, no solo esperan que uno les diga el hacia donde, por qué y para qué, sino incluso que esperan de uno que casi las haga avanzar a empujones. Si te han tocado ejemplos como los anteriores sabrás que, independientemente de los altruistas y buenos deseos que inicialmente lo muevan a uno a tratar de ayudar a esas personas, lo único que logra es una dependencia de ellos y un detenerse de uno. No estoy criticando esa loable actitud que nos permite en ocasiones ser factor de cambio, de éxito, de dinamismo en la vida de otras personas, estoy señalando lo negativo de pretender ser uno quien dé los pasos en el camino de la vida que requieren ser dados por otro. Si nos fijamos, hasta aquí ya hemos tocado dos personajes: el que desea uno le haga prácticamente todo y aquel que aprovecha el empujoncito que uno pudiera darle para emprender el vuelo. Ambos son ejemplos de la actitud que podemos 119
tomar ante la vida de aprovecharla o desperdiciarla, de la misma forma ambas actitudes dependen de nosotros, no de los demás. Relativo a este último punto, me ha tocado en ocasiones escuchar gente que se queja de cómo le ha ido en su vida señalando las personas, factores o instancias que dieron al traste con su proyecto o tal o cual meta u objetivo trazado. Cuando tengo la confianza para, le digo a esa persona “muy bien, ya me explicaste y entendí todas aquellas cosas que en su momento estuvieron en tu contra para tal o cual proyecto, ahora dime, ¿ante tales circunstancias de qué manera tú redoblaste tus esfuerzos para salir avante de ellas?" Obvio que si se quejan es porque no salieron avante, pero la pregunta va más bien en el sentido de señalarle la responsabilidad inherente que tiene –y todos tenemos- de actuar o no ante cualquier reto que la vida nos presente, siendo esto la diferencia entre el lograr o no. Entiendo, comprendo y lo he experimentado: no todo es cuestión de querer, poder y hacer, a veces en efecto las circunstancias nos sobrepasan, pero la única forma de decir que de nuestra parte no quedó nada por hacer es precisamente demostrando que se hizo todo lo que estaba a nuestro alcance, todo e incluso más, de otra forma solo es una argumentación para justificar nuestro estado y buscar así deslindar la responsabilidad personal de nuestras acciones o inacciones. Cuando me toca estar en algún evento relacionado con cuestiones de liderazgo o emprendedurismo, me gusta preguntar lo siguiente: si no somos eternos, ¿por qué comportarnos como si lo fuéramos? Detente un momento, mira tu vida que tan aprisa ha transcurrido. Los mayores señalan que la vida es un suspiro, solo que nos damos cuenta de ello ya que se ha ido. Pero si eres capaz ahorita de ver eso, bien puedes usar esa reflexión para la siguiente vez que tengas una decisión de importancia en tu vida. 120
Me gusta pensar en la vida como un breve interludio consciente que se nos ha permitido experimentar, tal vez más que breve, brevísimo. En ese contexto lo que hagamos o dejemos de hacer dependerá de nuestro deseo y actitud por aprovechar el momento, así que recuerda: ante lo corto de la vida tienes dos posibilidades: aprovecharla o desperdiciarla, tú decides
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Mente para pensar, corazón para sentir, y vida para compartir, ¿qué más necesitas? Todos como seres humanos tenemos deseos y experimentamos necesidades, no creo que exista alguien que pueda ufanarse de no presentar estas dos condiciones inherentes a la naturaleza humana, en otras palabras, a todos nos falta algo, pero eso no es impedimento para lograr nuestras metas pues lo que poseemos como capacidades y potencialidades es suficiente para lograr todo. ¿Qué necesitarías para ser feliz? - pregunté en una ocasión en un seminario, las respuestas fueron variadas: más dinero, un mejor trabajo, más tiempo, más oportunidades, etc. ¿Qué necesitas para lograr eso que te haría más feliz? - seguí preguntando, de nueva cuenta las respuestas fueron en el sentido de establecer metas u objetivos para ello, trabajar en busca de eso, generar estrategias para eso, etc. Y para lograr esto último, ¿qué necesitas? – volví a preguntar una o dos veces más hasta dar con la respuesta de la cual depende todo: estar vivo, pensar y sentir. Dicen que le preguntaron a dos personas disímbolas en cuanto a los resultados que habían obtenido en su vida –uno era exitoso el otro no-, que si a qué creían se debía el factor de su éxito o de su fracaso. La primera, la exitosa, señaló que nació careciendo de todo por lo que tuvo que luchar todos los días para ir obteniendo lo que quería hasta lograr así sus sueños. La segunda, la que no había triunfado,
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señaló que por el contario ella había nacido teniendo todo, viviendo en la abundancia, por lo que no había nada que la motivara a luchar por algo más. Todos queremos algo más, sea este algo una cuestión personal, profesional, institucional o social y sea que esté en el ámbito de lo material, lo emocional e incluso lo espiritual. De la misma forma si nos sentamos y pensamos un poco en ello tenemos en nosotros todo el potencial para alcanzar eso que deseamos pues estamos vivos, pensamos y sentimos. Ejemplos de éxito tenemos de sobra, de la misma forma podemos ver en esos triunfos gente que de prácticamente la nada logró lo que ahora nos asombra, incluso habrá algunos no solo que no poseían nada sino que además tenían varios factores en contra, y aún así salieron avante. Te sugiero un ejercicio: piensa en alguien que consideres exitoso, alguien que pudieras señalarlo como un triunfador en su vida. Escribe aquellas cosas que esa persona tuvo que hacer y que consideres fueron factor crítico para alcanzar ese éxito. Una vez que termines esa lista de acciones dime ¿cuál de todas esas acciones tú estás imposibilitado en hacer? Como verás, lo que ellos hicieron es lo mismo que puedes hacer tú, no hay nada que te lo impida, al contario tienes todo para lograrlo. Fíjate en los casos que previamente mencionamos, muchas veces pasa –aunque no siempre, hay que aclarar- que quien tiene todo se vuelve indolente, mientras que quien carece de todo genera una condición de lucha para alcanzar lo que desea –de igual forma: no siempre. El no tener todo lo que deseas ahorita puede servirte de aliciente para alcanzarlo y cuando lo logres, sea en la medida que lo logres, podrás decir que efectivamente es tuyo pues lo conquistaste solo con tu voluntad para ello.
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La vida presenta muchas facetas, cada una de ellas asombrosa por sí misma, de la misma forma tú, como parte de la vida, presentas muchos aspectos que solo en el fragor de la batalla cotidiana podrás descubrir, así que en medio de esa lucha, piensa en cada momento que tienes mente para pensar, corazón para sentir, y vida para compartir, ¿qué más necesitas?
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Se requiere de la tempestad para probar la fortaleza de un barco
Un hecho de la vida es que siempre el decir será mucho más fácil que el hacer, afortunadamente tenemos en nuestro andar y en el de los demás pruebas de vida que permiten decantar la palabrería y quedarnos con los hechos claros, concretos y objetivos que finalmente nos definirán como personas. Cuando se habla de las pruebas de la vida, me gusta pensar en ello como la acción del viento en los arboles: en el segundo ejemplo la acción del viento permite tirar las hojas y ramas secas, sin vida, sin provecho alguno, permitiendo así surjan nuevos brotes; de la misma forma, y retomando la cuestión de la vida, las pruebas nos permiten deshacernos de lo que no necesitamos, fortalecer lo que nos es valioso y crecer como personas en carácter, congruencia y actitud. En una ocasión, en un evento, me tocó escuchar el caso de una madre cuyos hijos habían pasado las peores pruebas. La madre nos relató que mientras que uno de sus hijos había salido avante y llegado a ser una persona de bien y de éxito, el otro se había derrumbado y que aún en esos días no había podido salir de los vicios y la degradación. Dado que era un tema sumamente sensible y personal no quise dar mi comentario sino que más bien le pregunte a ella que si a qué creía se debía esa diferencia cuando los dos habían pasado por cuestiones muy fuertes. La respuesta sencilla pero clara nos dio una lección que difícilmente puede aprenderse con horas y horas de cursos y seminarios: “amo a mis hijos, nunca los dejaré de amar sean lo que sean, de la misma forma yo creo firmemente que lo que cada uno pasó no fue lo que vino a hacerlos lo que son, sino más bien que sacó a relucir lo que ya eran”.
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Todos conocemos casos de gente que ha pasado pruebas durísimas y han salido adelante, incluso llegando a ser ejemplos de vida, fortaleza y superación. De la misma forma conocemos casos de personas que no han podido superar ningún obstáculo cayendo lo más bajo que pueden en su vida. Si bien esto depende en cierta forma de las circunstancias que cada quien vive y de los recursos que cada quien posee (cosas ambas que no podemos cambiar), hay una parte que depende de cada uno y que solo surge con el entendimiento y la conciencia. A diferencia de los animales los humanos poseemos el don de la inteligencia, es decir, de la capacidad de razonar, inferir, análisis, sintetizar y de la misma forma de soñar, de plantearnos metas, de vivir con propósito. Pero no solo tenemos inteligencia, sino en un nivel superior tenemos conciencia, es decir, esa capacidad de ver más allá de lo evidente, de trascender el tiempo y el espacio con nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras acciones, de llegar a vislumbrar los por qué y para qué de nuestra existencia. Ambos elementos, inteligencia y conciencia, nos permiten interactuar tanto con el destino como con el libre albedrío, nos habilitan a entender el sentido de las vivencias incluso aquellas que no podemos cambiar y nos permiten decidir con congruencia y carácter cuando la vida nos da esa oportunidad, es así como nos volvemos al mismo tiempo tanto un efecto de la vida como una causa de la misma. Volviendo a los casos de personas que han salido avante de las pruebas volviéndose verdaderos ejemplos vivientes, te sugiero pienses en uno de ellos, alguno que tengas a la mano sea porque lo conozcas o por que estés muy enterado de sus vivencias. Visualiza a esa persona, tanto antes de la prueba que consideras la definió como lo que es actualmente como después de la misma. Vela tal cual es, con lo que sepas de ella. Ahora por último, pregúntate y contéstate ¿qué tiene esa persona que tú no tienes que le permitió hacer de su vida un ejemplo? La conclusión es obvia: nada. Son personas como tú, con defectos y cualidades, con fortalezas y debilidades, con valentías y temores, solo 127
que independientemente de las circunstancias y de lo que eran, optaron con inteligencia y con conciencia ir más allá de ello trascendiéndose incluso a ellas mismas como personas. A nadie nos gustan las pruebas de vida, son incómodas, molestas e incluso frustrantes, pero gracias a ellas tenemos la oportunidad de ser más de lo que creemos incluso de lo que podemos y llegar convertirnos en ejemplos vivientes de carácter, luz y trascendentalidad. Así que ante las pruebas de vida recuerda: se requiere de la tempestad para probar la fortaleza de un barco
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Decide con sabiduría y valor: lo conveniente a veces no es correcto y lo correcto a veces no es conveniente La eterna discusión entre lo correcto y lo conveniente, debe llevarnos a tomar la decisión que creamos y que queramos, de una manera congruente con nuestro pensar, sentir y hacer sobre la cual nos hagamos responsable. Cuando uno plantea la pregunta sobre qué es lo que cada quien decidiría ante una situación, si lo correcto o lo conveniente, en la mayoría de los casos la respuesta es lo correcto, pero luego cuando se ponen casos específicos la duda no tarda en aflorar. “Supongamos que te dicen que hagas algo incorrecto pero que si no lo haces pierdes tu empleo o incluso tu tranquilidad familiar”, ya no está tan fácil la decisión, ¿verdad? Cuando uno plantea en la generalidad la opción decisiva entre lo correcto y lo conveniente la respuesta es lo primero, pero cuando presenta uno casos concretos, sobre todo que lo afecten, la respuesta se vuelve más complicada. En cuestión de política, y esto es entendible, las decisiones tienden más a estar del lado de lo conveniente, ¿conveniente en cuanto a qué?, pues en cuanto a las simpatías que tal decisión pueda generar las cuales derivarán en apoyos subsecuentes. Un cerco que busca delimitar esto, ya que de otra forma fuera una ley de la selva, son precisamente las leyes. Pero cuestiones como propuestas, proyectos, posturas, en política siempre valorarán que tan conveniente es.
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Nuestra vida no puede desligarse de aquello que nos conviene, todos tenemos necesidades –físicas, cognitivas, emocionales, incluso espirituales-, de la misma forma tenemos familia, amigos, conocidos, todo ello influye a la hora de tomar una decisión, pero el costo de la misma siempre es personal, sea que la decisión sea correcta o conveniente. No tiene caso argumentar a favor de decisiones correctas, la misma naturaleza de la decisión es el mejor argumento, la argumentación más bien debe ir en el sentido del efecto que cualquier decisión, correcta o conveniente, tendrá en tu persona. En una ocasión, platicando con un amigo, comentaba que en el caso de las decisiones, sobre todo cuando está en contraposición lo correcto y lo conveniente, el fiel de la balanza era mi persona frente al espejo. Cuando digo espejo no me refiero solo al espejo físico donde uno se observa, sino también al espejo de la familia, los amigos, la sociedad, y la vida misma. El espejo físico nos refleja una imagen de nosotros, pero el espejo de la familia, los amigos, la sociedad, y la vida misma nos refleja nuestra esencia, ¿cuál queremos que sea ese reflejo? Al hablar sobre tal o cual tema, ¿queremos tener la tranquilidad de que obramos de manera congruente y coherente o preferiremos siempre tener la zozobra de que los demás tengan una idea diferente de nosotros? La decisión de lo anterior, como todo en esta vida, es personal y lo que facilita mucho lo anterior es tener una visión trascendental de nuestra existencia, no solo en el sentido espiritual sino incluso material, esto último reflejado y entendido en cuanto al efecto que nuestros actos tienen no solo en nosotros mismos sino en los que nos rodean, en la sociedad misma e incluso en el futuro. Si puede uno tener esa visión trascendental de lo correcto y lo conveniente, y si esa visión la usamos como el espejo sobre el que familia, los amigos, la sociedad, 130
la vida y nosotros mismos nos reflejaremos, la decisión puede no sea más fácil, pero siempre será más satisfactoria.
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No puedes desandar tus pasos, pero si puedes caminar mejor La vida humana, si bien corta para todo lo que quisiéramos hacer, no deja de ser toda una experiencia donde hay aciertos y errores, los aciertos nos impulsan mientras que loe errores en muchas ocasiones funcionan como lastres para avanzar, pero ¿y si pudiéramos deshacernos de esa carga negativa y así aligerar nuestro andar? Sin caer en lo trivial y aunque suene a verdad de perogrullo, podemos decir que en el caso de los errores hay de errores a errores. Permíteme explicarme. Errores todos cometemos, incluso pudiera decir todos los días, pero hay errores cuyo efecto en nuestra vida es mínimo, por ejemplo, olvidar un lápiz en tal o cual parte, pero hay otros errores que pudiéramos señalar incluso de errores con mayúsculas que afectan de manera definitiva nuestra vida, por ejemplo, un accidente grave de tráfico. Si haces una breve recapitulación de tu vida, seguro estoy que podrás identificar dos o tres errores, si quieres llamarlos así, que te afectaron de manera definitiva. Este afectar se refiere a los efectos que dicho error pudo haber tenido en tu vida, efectos sobre los cuales en muchas ocasiones no tenemos manera de incidir porque son las consecuencias lógicas de nuestro actuar. Pero el problema no es ese, el verdadero problema es el efecto emocional que nuestros errores, sobre todo los grandes, tienen en nuestra vida. Hay personas que, por decirlo así, no terminan de perdonarse esos errores, otras andan por la 132
vida cargándolos y sintiéndose menos, también están los que queriendo superar un error son constantemente vilipendiados por los demás con lo cual no terminan de sobreponerse. Esa actitud yo la ejemplifico como si te quebraras una pierna y, mientras está enyesada, usaras unas muletas para apoyarte en tu caminar, pero que una vez que el hueso sana y se te retira el yeso, sigues usando las muletas incluso sin apoyar completamente el pie. Ahora quiero que veas este problema de las cargas emocionales negativas por los errores que cometemos desde una perspectiva completamente nueva y diferente, es más, de una forma como nunca antes la habías visto: como los errores de otra persona cuya carga negativa no tienes que cargar tú. Me explico. Todo lo que nos constituye está en constante renovación. A nivel físico las células son constantemente reemplazadas por nuevas, los huesos, que es lo más resistente, se renuevan cada siete años, así que para ese entonces podemos decir que te has renovado en una persona enteramente diferente. En cuanto a lo emocional e incluso lo intelectual, tus emociones y tus pensamientos de la misma forma van cambiando. Recuerda un momento hace unos diez años y como sentías y pensabas de tal o cual tema y verás cómo es que ahora lo ves diferente. Si física, emocional e intelectualmente podemos decir que cada siete, o diez años si gustas, estas siendo renovado cambiando en una persona enteramente diferente, ¿por qué debes cargar los errores de la persona anterior? Piénsalo, tu no cargarías los errores de alguien ajeno a ti, digamos un amigo, un vecino, un conocido o un desconocido, pues es exactamente lo mismo con los errores que has cometido y entre los cuales la vida ha puesto tiempo de por medio ¡ya no eres
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el mismo que en su momento cometió esos errores! Eres alguien enteramente diferente. Este razonamiento no es para deslindarte de las responsabilidades inherentes a nuestras acciones, así no funciona nuestro mundo, sino más bien para liberarte de esa condena perpetua que en muchas ocasiones nos autoinfligimos y que nos impide crecer, madurar, fructificar y avanzar como persona. El caminar por la vida no se vuelve más ágil si en ese andar cargamos con los errores que pudimos cometer en el pasado, pero si aprendiendo de ellos soltamos el lastre emocional que nos implica habremos avanzado en nuestra evolución hacia la trascendencia como personas.
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Lo que haces cambia al mundo, la intención con que lo haces te cambia a ti El ser humano es un ente complejo, bien podríamos decir multidimensional, en nuestra persona confluyen elementos físicos, emocionales, intelectuales y espirituales. Cada uno de ellos a su vez presenta facetas fascinantes que por más que creamos saber acerca de ellos en realidad apenas hemos comenzado a rasgarlos en su superficie, una de estas facetas tiene que ver entre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Si pensáramos en nosotros como en seres duales, podríamos decir que existen y coexisten en nuestra vida dos mundos: el mundo externo y el mundo interno. El mundo externo es lo que vemos, lo que nos rodea, todo aquello con lo que interactuamos; el mundo interno son nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestros temores, todo aquello que no podemos dar ni compartir aunque sí evidenciar. En este orden de ideas podemos decir que lo que somos viene siendo ese punto donde confluyen precisamente ese mundo interno con el mundo externo, y de la misma forma podemos señalar como es que lo que hacemos afecta ese mundo externo, pero la intención con lo que lo hacemos afecta nuestro mundo interno. Pensemos en algo que pudiéramos catalogar como una buena acción: dar de comer al hambriento, consolar al afligido, vestir al desnudo, o simplemente luchar por esto o por lo otro. La acción visible es clara y, por ende a la vista de todos, loable, pero lo que no podemos ver ni saber es la intención con la que se hace esa acción, eso permanece en el ámbito interno personal de cada quien. 136
Una buena acción, como optamos por llamarla, puede estar fundamentada en los sentimientos y pensamientos más nobles y altruistas así como en aquellos más mezquinos y egoístas. Eso no lo podemos saber, no lo podemos ver, en ocasiones lo podemos intuir, pero seríamos demasiado presuntuosos sin le diéramos el peso de hechos consumados a ese vislumbre que creemos percibir. Pero independientemente de lo anterior, la disertación actual no va en función de tratar de adivinar las intenciones ocultas que los demás pudieran tener en sus acciones, sino más bien voltear la mirada de manera personal a ese reino privado que es nuestro interior para develar y develarnos las causas que están detrás de nuestro actuar, ¿para qué? simple y sencillamente para cuidar de ellas ya que éstas nos afectan como personas independientemente de los efectos palpables que vean los demás. Quiero hacer un breve alto en este momento para aclarar que el peso no está en la intención con que se hagan las cosas ni tampoco en los efectos visibles que ven los demás de nuestras acciones, el peso está en el efecto que ambas situaciones, no solo una sino ambas, tienen en nuestra persona. Hay quienes dicen que la intención es la que cuenta, pero si no muevo un solo dedo para tal o cual cosa, por más buenas intenciones que tenga, no he logrado convertir ese pensamiento en una fuerza dinámica que se ponga en movimiento a través de la acción. De la misma forma por más que haga cosas que los demás evalúen como buenas, positivas, de valor, si la intención es rastrera el efecto en nuestras personas será negativo. Y en este punto la autoridad sobre ambos temas, lo externo y lo interno, recae sobre nosotros. Nosotros somos los que sabemos la intención con la que hacemos las cosas y también sabemos de los efectos de nuestro actuar, por lo que somos los únicos que podemos emitir un juicio de valor, un juicio de valor que si es 137
negativo no busca ser condenatorio sino hacernos ver un área de oportunidad para crecer, de la misma forma un juicio de valor que si es favorable no es para regodearnos sino para reforzar nuestro andar en el camino de la congruencia personal. La acción y la intención son dos facetas de nuestra persona que tienen que ver con nuestro carácter, ambas no son inamovibles en el sentido que no puedan mejorarse y mejorarnos, para esto se requiere la auto reflexión de manera honesta, abierta, objetiva y veraz con la finalidad de crecer como personas y llegar a ser el ser de luz que estamos llamados a ser, así que no lo olvides lo que haces cambia al mundo, la intención con que lo haces te cambia a ti.
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Lo único mejor que lograr un sueño es ¡compartirlo! Todos hemos tenido alguna meta u objetivo en la vida que nos ha hecho sentir al conseguirlo no solo orgullosos y satisfechos con nosotros mismos sino alegres a un nivel que nos ha motivado a compartir ese logro, ese mismo gozo incluso a un nivel mayor se experimenta no solo al compartir un triunfo sino al aglutinar voluntades diversas para conseguirlo. En una ocasión mi hijita me preguntó que si quién era el responsable de haber llevado el hombre a la luna, si bien la respuesta generalmente es sencilla quise explayarme para hacerla ver las cosas en perspectiva. Le comenté que no había sido el logro de una sola persona, es más ni siquiera el logro exclusivo del equipo que estuvo a cargo de la misión, ya que ellos usaron formulas matemáticas, diseños ingenieriles, avances electrónicos y de comunicación que son el cumulo de cientos de años de historia humana y por lo tanto mérito de las cientos de personas que permitieron el avance de la ciencia hasta ese preciso momento. Todos los grandes logros humanos, esos logros que han modificado la historia, siempre tienen que ver con equipos, con grupos, con voluntades. La tarea inacabable que es nuestro mundo, nuestra sociedad y nuestra vida es de tal alcance que solo uniendo manos, mentes y espíritus podemos abordar los problemas y alcanzar los sueños. Nuestras metas personales son importantísimas para nuestro avanzar en la vida y nuestra transformación personal, de la misma forma, cuando esas metas inciden en la vida de otras personas y nuestra propuesta atrae gentes que colaboran, la 139
misma propuesta trasciende y nos trasciende para hacerse colectiva y por ende ser más y hacernos más. Todos tenemos metas personales, pero seguro estoy que de las 10, 20, 30 o más metas que podamos tener en nuestra vida habrá al menos una que pudiera aglutinar más personas pues su valor estriba no solo en lo que nosotros obtendremos en lo individual sino lo que la sociedad obtendrá en lo colectivo. Metas lúdicas, deportivas, sociales, educativas, políticas, religiosas, económicas… sé que en tu interior hay una idea que tal vez no hayas trabajado aún pero cuyo alcance puede trascender tu persona y tu momento. Mi sugerencia sería que no la dejaras, que cada día, cada semana, cada mes, la abonaras con tus pensamientos, con tus sentimientos y con tus acciones, que poco a poco avances hasta que se vaya concretizando. Para esto puedes usar cualquiera de las técnicas administrativas para establecer una meta y avanzar hacia ella, lo importante es que las acciones fluyan en tu ser y que en las mismas consideres el ir aglutinando otras voluntades para avanzar de manera colectiva hacia la meta. Esta forma de trabajo te permitirá ver el valor de las ideas que posees, pero también el alcance de las mismas. A diferencia de los logros personales la satisfacción en este caso será exponencial pues no solo te beneficiará a ti sino a los demás. Ahora bien, supongamos que nunca te has puesto a pensar en una meta como la que estamos hablando, ¿qué puedes hacer? Algo muy sencillo: este próximo fin de semana, sin falta, organízate para adquirir un árbol (o conseguirlo donde los donan) y ve a sembrarlo en el espacio comunitario más cercano que tengas (plaza, área verde, etc.) Haz este sencillo ejercicio y veras el sentimiento que surge en ti y la perspectiva que se abre ante tus ojos de lograr metas por ti y por los demás. Lo demás comentado vendrá después.
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Compartir un sueño permite que los sentimientos, pensamientos y acciones aunados a él nos trasciendan y se multiplique en las voluntades de las personas que lo compartan, y cuando esto sucede el mundo entero puede prepararse incluso para un milagro porque en ese momento nada nos es imposible, después de todo lo único mejor que lograr un sueño es ¡compartirlo!
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Cuando trabajas en equipo no sumas voluntades... ¡las multiplicas! Sin duda alguna que en ocasiones todos hemos experimentado ese deseo o necesidad de que más personas nos apoyarán en los proyectos que nos hemos planteado, este apoyo redituaría en conseguir antes y con menor esfuerzo la meta a la vez que potenciaría el alcance de los resultados, pero para ello, quienes se sumen a nuestro esfuerzo, deben sentirse identificados con nuestro sueño. En una ocasión, en un taller sobre trabajo en equipo, uno de los participantes planteó una pregunta muy directa: “¿cómo puedo hacer para que la gente trabaje con gusto y disposición en equipo?”, como la pregunta era directa mi respuesta también lo fue: “sencillo, no busques que colaboren para una meta, sino que colaboren para su meta”. En muchas ocasiones me ha tocado ver en los “trabajos de equipo” un error muy básico, el cual es de establecer una meta y buscar sumar gentes para lograr esa meta. Esta manera de ver las cosas es errada desde el mismo momento en que la gente no identifica la meta como suya con lo que su apoyo estará bastante condicionado. En otras ocasiones, queriendo paliar el error anterior, se busca que “entre todos” se establezcan las metas, pero generalmente resultan que esas metas ¡ya están en cierta forma señaladas! Por lo que más bien el ejercicio se torna en un “dado que queremos lograr esto, dime tu cómo lo plantearías como meta personal y de grupo y cómo podríamos conseguirlo”.
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Ambos planteamientos no apuntan correctamente a la manera de manejar el trabajo en equipo, y no lo digo solo como forma de pensar sino basado en la experiencia: si una persona no sabe y siente que en realidad se está trabajando por su meta (no por una meta de grupo, sino por su meta), la fuerza que éstas aporten al equipo será mínima. Ejercicios hay muchos para entender esto y llegar a desarrollarlo, yo tengo los míos propios, pero una cosa sí te digo: todas las personas tienen metas, sueños, deseos, lo importante en un líder no es plantear una meta (ni siquiera aunque esta meta sea consensada en equipo) para luego ver como motiva a su gente a trabajar por ella, la verdadera destreza del líder consiste en identificar qué es lo que quiere cada integrante del equipo y configurar la dinámica del logro de la meta en común como un efecto residual de los logros de las metas individuales. Quiero hacer énfasis en esto que acabo de señalar pues generalmente la exposición de ideas cuando se trabaja en equipo es al revés: “si trabajas por la meta común te verás beneficiado”; lo que yo planteo cambia este pensamiento para ir de lo particular a lo general: “al hacer esto o lo otro te beneficiaras directamente, y como consecuencia de ello se conseguirá la meta común”. Si bien sutil, el cambio en la forma de pensar es considerable. Créeme. Lo he visto. Y planteado de otra forma podríamos decir que en vez de llegar con alguien en lo individual o en lo colectivo para “venderle” la idea de la nobleza de una meta, lo realmente retador pero mayormente redituables es ver qué es lo que esa persona quiere e incorporar sus acciones para lograr su meta como parte de las acciones para empujar al grupo hacia la meta común. En tu vida tendrás necesidad de que más voluntades se incorporen a la consecución de tus metas, metas que desde ese momento se tornarán grupales, en ese momento lo que debes tener en mente al mover a los demás en pos de la meta común es la idea de que cada participante entienda que trabaja para sus 143
metas y que como efecto de ello se logra el objetivo grupal, después de todo cuando trabajas en equipo no sumas voluntades... ¡las multiplicas!
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A veces la vida podrá no ser lo que uno espera, pero siempre será lo que uno necesita Hablar de desarrollo y superación, sea esto desde el punto de vista personal o profesional, necesariamente tiene que hacer alusión a la vida ya que es en ese escenario donde cual si fuéramos actores nos desenvolvemos, de la misma forma para interpretar nuestro papel nunca se nos dará el guión por adelantado, pero el resultado siempre será una grandiosa obra
En ocasiones como consultor tengo que enfrentarme a solicitudes para trabajar con personas y equipos en pos de un objetivo o meta empresarial, institucional, social y demás; estas solicitudes en ocasiones son muy específicas como lograr esto o aquello, pero el reto previo que tengo que enfrentar es el de hacerle ver al solicitante que antes de trabajar la meta deseada se tiene que trabajar la persona. Lo anterior quiere decir que antes de pretender lograr esto o aquello debemos cerciorarnos que contamos con el elemento humano idóneo para ello y esto implica que éste entienda su papel primero en su vida personal y luego en su vida profesional, institucional o social. Uno de estos aspectos es el de reflexionar para por lo menos percibir, que la vida de cada quien es algo grandioso por sí mismo y con fines tan espectaculares que escapan a nuestra imaginación. Obvio este punto es en extremo difícil, sobre todo si con quienes trabajamos son personas que enfrentan problemas o frustraciones de vida.
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En este punto hay tres maneras de actuar, la primera es darle su espacio a esa persona en tanto no resuelva sus problemas ya que de otra forma participando en el proyecto que se le proponga no estaría en condiciones de aportar e incluso tal vez lo obstaculizaría; la segunda es trabajar el aspecto personal del individuo para, sin resolverle sus problemas, al menos ponerlo en una situación donde pueda moverse hacia estadios de colaboración y desarrollo; por último, la tercera, opción que por cierto no recomiendo ni aplico pero que curiosamente es la que más veces se aplican en las organizaciones, es involucrar al individuo en el proyecto así tal como está, lo cual generalmente redunda en retrasos, problemas o simplemente no conseguir la meta. Ahora bien, ¿cómo poder hacerle ver a alguien lo grandioso de su vida? Si bien esto implica varias actividades quisiera compartirles dos que van concatenadas: la primera es una actividad que consiste en que la persona de manera confidencial analice su vida e identifique un problema que haya experimentado, el peor problema que hasta ese momento haya enfrentado, un problema de tal magnitud que creyó nunca saldría avante ni mucho menos se recuperaría. La idea es que escriba el problema así como todas las razones por la que pensó nunca lo superaría de la misma forma que sea tan descriptivo como pueda en cuanto a la manera en que ese momento se sentía. Una vez escrito eso debe leerlo y después escribir, con la perspectiva del tiempo transcurrido, como ve las cosas y como las siente. En todos los casos que he efectuado este ejercicio los participantes se dan cuenta que las cosas no eran tan malas como las veían y que generalmente hay aspectos positivos que rescatar de esa vivencia. El otro ejercicio, que se hace en otro momento una vez efectuado el anterior para no mezclar sentimientos ni pensamientos, es que escriban en un papel todas las
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cosas que puedan por las que se sienten agradecidos con la vida, deben ser todas las que recuerden y deben ser tan específicas como puedan. Una vez que han hecho esta lista se les pide que señalen de todas las cosas que escribieron aquellas que no dependieron de sus acciones, es decir, que se dieron por una serie de circunstancias en la vida, que tal vez implicaron obviamente su participación, pero que no puede decirse que se debe todo a ellos. Generalmente el resultado de este ejercicio muestra cómo es que grandes cosas de su vida no dependieron de ellos sino que fue la vida misma la que permitió surgieran y sucedieran. Los problemas de la vida no son de la magnitud en que los percibimos y con el tiempo hasta cosas positivas nos traen, de la misma forma muchas cosas buenas de la vida simplemente llegan a nosotros mientras andamos nuestro camino, así que recuerda: a veces la vida podrá no ser lo que uno espera, pero siempre será lo que uno necesita
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Para volar, primero correr; para correr, primero andar; para andar, primero gatear; para gatear, ¡primero soñar! La manera en que los seres humanos estamos constituidos nos obliga a todos a someternos al tiempo: nuestro desarrollo, nuestro crecimiento, nuestros logros, todo ello conlleva esfuerzo y compromiso en mayor o menor medida, pero en todos los casos requerirá de tiempo, y ese tiempo solo será valioso en la medida que vayamos camino a lo que deseamos. Todos hemos tenido durante nuestros procesos formativos, sean del nivel que sean, alguna materia que nos era sumamente difícil de dominar: matemáticas, inglés, historia, español, etc. Pero de la misma forma creo que podemos ver cómo es que el dominio de la misma implicaba el ir avanzando poco a poco en el entendimiento de los conocimientos que la integraban. De la misma forma, toda meta lleva una serie de pasos, los iniciales, curiosamente contra lo que puede creerse, se asemejan más a un gatear. Es cierto que siempre que uno empieza algún proyecto tiene más optimismo y energía que al final, esto por el mismo desgaste y cansancio en la consecución de la meta, pero ese gatear al que nos referimos no tiene que ver con la fuerza que se le imprima a nuestro andar sino más bien a los efectos que éste tenga. Cuando uno inicia un proyecto está lleno de energía y tal vez se vea envuelto en una vorágine de actividad, pero el mismo hecho de que vaya iniciando ese proyecto, lo mantiene entretenido en muchas actividades no indispensables para avanzar en el proyecto, pero necesarias para poder abordarlo. 148
Imagínate un barco que va a zarpar. Momentos antes de esto toda la tripulación está en una dinámica de actividad extrema, pero el barco no se mueve. No es sino una vez que el barco se hace a la mar que éste comienza a avanzar, pero al mismo tiempo el ritmo inicial de actividad de la tripulación disminuye, es más, habrá momentos de letargo incluso, por ejemplo al dormir, cuando sea un mínimo de tripulantes quienes vigilen el avance de la nave. Tus proyectos al inicio implican esa misma actividad pero debes entender que en los primeros pasos, aunque haya mucha actividad, serán pocos los resultados que encontraras. Más sin embargo eso no tiene porque desanimarte, son cosas necesarias. Volviendo al ejemplo del barco, el soltar amarras (desatarlo de puerto) no es un acto en sí que impulse a la nave, pero se requiere para que ésta avance, de la misma forma muchas cosas iniciales que haces en todos los proyectos puede que no solo aporten poco al mismo proyecto sino incluso que ni siquiera lo empujen adelante, pero serán cosas que se requerirán para dejar las condiciones que te permitan avanzar en tus sueños. Y aquí llegamos a la palabra que inicia todo ese proceso: soñar. Si bien en la argumentación que hemos dado el gatear inicial está acompañado de mucha actividad (contrastando con el volar al final que puede ser acompañado sino de poca actividad al menos sí de menor esfuerzo), ese gatear inicial requerirá que sueñes con tu meta. Y aquí es donde está un verdadero milagro porque al soñar has llegado en un solo momento, en un solo instante, a la meta final, has recorrido todo el camino de gatear, caminar, correr, volar en un solo instante. Esa vislumbre de la meta es curiosamente lo que te da el impulso inicial para comenzar todo tu camino, así es como el final se vuelve el principio y el principio se vuelve final.
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Si consideramos el impacto que puede tener en nuestra vida un sueño, veremos que no hay sueños pequeños pues cualquier sueño puede lograr en el tiempo grandes efectos en nuestra vida y la de los demás, lo importante es comenzar, así que recuerda para volar, primero correr; para correr, primero andar; para andar, primero gatear; para gatear, ¡primero soñar!
Este artículo puede verse en video en http://bit.ly/15zUrhD
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PALABRAS FINALES La motivación, el liderazgo y el emprendedurismo es una actitud que nos sirve para avanzar con decisión en el camino de nuestra vida, esto es algo queuno siempre debe tener en cuenta. De la misma forma, uno debe tener en cuenta que en cuanto a motivación, liderazgo y emprendedurismo no existe una fórmula mágica o matemática que nos permita hacer las cosas de una manera casi inmediata sin mayor esfuerzo o que nos permita seguir una serie de pasos concreta y específicamente detallados. En estos mundos en que constantemente brincamos de la reflexión a la acción y viceversa, el camino no existe sino que uno mismo lo va haciendo. En este sentido lo compartido en este libro por decirlo así es una visión particular de la vida que cada quien puede cambiar, modificar, corregir e incluso rechazar en tanto le sirva para crear algo mejor sobre lo que pueda sustentar su proyecto de vida. Cuando uno llega es esta última etapa se da cuenta que quienes se presentaban en su camino como maestros eran a la vez aprendices igual que uno y de la misma forma uno se vuelve maestro de su propia vida y dueño de su propio destino. De la misma forma, como se señalo al inicio de este libro, cuando uno ha llegado a este punto tiene la obligación ética, moral y humana de voltear a ver a los demás y con un ánimo de solidaridad ayudarles de la misma forma a realizarse como maestros de su vida para construir sus propios proyectos. Solo así trascenderemos y llegaremos a convertirnos los seres de luz y excelencia a los que estamos llamados a ser.
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PRÓXIMA PUBLICACIÓN
Recuerda: El esfuerzo es momentáneo, el triunfo es para siempre Triunfar pero perder la esencia de uno es pagar un precio muy alto por el éxito En la vida, correr volteando hacia atrás solo te hará ganar un tropezón No todo es incierto en la vida: no intentar algo te da 100% de garantía de no lograrlo Tu decides: O conquistas al mundo o el mundo te conquista a ti Si quieres algo encontraras el camino para alcanzarlo y si no lo hay ¡tu mismo lo trazaras! ¿Qué no te gusta el plato que la vida te sirvió? Pues levántate y prepárate otro! Detener tu andar no mantiene la distancia entre tú y tus sueños sino que la incrementa Un buen líder sabe que el logro de sus metas está en función de que sus seguidores logren las de ellos Opiniones sin acciones son solo buenas intenciones Quien critica algo tiene la
Lo mejor es quedar bien contigo mismo, después de todo ¡eres la única persona que te acompañara toda tu vida! Tal vez nunca alcances un ideal, pero el solo seguirlo te convertirá en un ideal que otros buscarán alcanzar La diferencia entre "querer" y "tener" se llama "hacer" Éxito no es lograr todo lo que quieres, sino convertirte en la persona de excelencia que estás llamado a ser En el viaje por la vida es cómodo ser pasajero, pero mil veces más satisfactorio ser el conductor Cada día es un nuevo comenzar, una nueva oportunidad, un nuevo intentar y lo que es mejor ¡es todo tuyo! Tus objetivos deben tener tres características, no solo dos: ser alcanzables, ser medibles, ¡y ser apasionantes! Recuerda: ecuanimidad en las caídas y ecuanimidad en los triunfos Si los cambios se van a dar contigo o sin ti, ¿por qué mejor no participar en ellos? Un líder ve una meta, no como el final del camino, sino como el inicio de otro Los sueños son tan fugaces que se nos dotó de las alas de la voluntad para darles alcance Un sueño puede ser algo difícil de lograr, no lograrlo es aún
Tu no escoges muchas de las batallas que pelearas en tu vida, pero si puedes elegir la actitud con la que lo harás Superar un reto te capacita para, por un lado, esperar un reto mayor, y por otro, ayudar a otros a superarlo Solo se esta derrotado cuando se decide dejar de luchar Un buen líder siempre va al frente de sus seguidores y si vienen problemas se adelanta aún más ¿En el camino de tu vida te tropezaste con una piedra?, ¡qué bien: úsala en la construcción de tu vida! Un buen líder comparte sus triunfos y retiene para si las derrotas Ante las circunstancias, un buen líder reacciona, un gran líder se adelanta, y un excelente líder las crea Creer que perder una batalla es perder la guerra es tener una visión de muy corto plazo Cada paso que imprimes en tu vida te cambia a
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obligación de proponer, no una, sino al menos tres formas de mejorar lo que señala En tu andar por la vida recuerda que mientras mas cosas cargues más lento vas y más pronto te cansas En la vida, los demás te podrán acompañar, pero eres tu quien debe caminar Lo bueno de caer es que sabes hasta donde caerás, lo bueno de volar es que límites nunca habrá ¡Hasta las caídas sirven! Fortalecen en ti el carácter y te enseñan el valor de la humildad
Fíjate en las huellas en la vida: si están delante de ti solo sigues a otro, si están detrás tú haces la historia.
más difícil de aceptar ¿Fracasos?, para nada, mejor velos como entrenamientos para tu éxito futuro Como dicen que a la oportunidad la pintan calva ¡asegúrate de al menos tú no estar manco! Cada caída de la que te levantas te acerca más a la persona de excelencia que estás llamada a ser La voluntad logra sueños que para la razón parecieran irrealizables El triunfo es mas cuestión de tenacidad que de casualidad Para vislumbrar un sueño valioso hay que estar bien despierto y para realizarlo, bien activo
ti... y al camino que recorres Todo esfuerzo tiene su recompensa, si no la encuentras fuera búscala dentro de ti No es golpeando el suelo como avanzaras en la vida, sino dando pasos firmes y decididos Al inicio los límites no alcanzarás y ya luego ¡los límites no importarán! No pienses en las caídas como algo injusto, piensa mejor como algo que te hace humano Hacer lo correcto, aunque a veces no sea lo conveniente, requiere de carácter Luchar con carácter, por un ideal y con valores te convierte en un guerrero Solo hay un riesgo que no vale la pena correr: el riesgo de no lograr tus sueños por no intentarlo
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ACERCA DEL AUTOR
Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
• Licenciado en Contaduría Pública y Maestro en Administración con acentuación en Finanzas por el Instituto Tecnológico de Sonora; Doctor en Ciencias (Sc.D.) en el Área de Relaciones Internacionales Transpacíficas por la Universidad de Colima • Socio Director de Consultoría Independiente (Formación • I & D • Consultoría en las áreas de Consultoría Empresarial • Liderazgo Emprendedor • Gestión Universitaria), se ha desempeñado además como Auditor Interno en la entonces Secretaría de la Contraloría General de la Federación y como Director y Secretario de Desarrollo Económico del Municipio de Cajeme
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• Académico Certificado por la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración, A.C. • Premio Nacional de Contaduría Pública a la investigación obtenido consecutivamente en sus ediciones 2002-2003 y 2004-2005 por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos • Miembro de la Asociación de Profesores de Contaduría y Administración de México, A.C. • Consultor de Negocios Acreditación por el Sistema Nacional de Consultores de la Secretaría de Economía y Consultor de Negocios Certificado por la Norma Conocer • Nivel Superior: Maestro Distinguido, Responsable de Programa Académico, Líder de Cuerpo Académico, Director Académico, Miembro de Consejo Directivo, y profesor, tutor y asesor nacional e internacional en licenciatura, maestría y doctorado • Autor de libros, ensayos, artículos y videos,
así como conferenciante,
ponenciante y tallerista a nivel nacional e internacional
www.rocefi.com.mx
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ALGUNAS OTRAS PUBLICACIONES GRATUITAS DEL AUTOR (GRATIS en www.rocefi.com.mx, menú “Libros”, sección “e-book gratis”)
Rumbo a la Cumbre trata de un viaje, un viajero y una meta. El viaje es por la montaña, ¿cuál montaña?,
la
montaña
de
nuestra
vida
profesional; es un viaje de reflexión pero al mismo tiempo de eminente practicidad, un viaje que todos hemos emprendido y del cual podemos hacernos dueños y responsables en cualquier momento de nuestro andar. El viajero somos nosotros: hombre o mujer, joven, adulto o anciano, rico o pobre; el viajero representa nuestras dudas y certezas, nuestros miedos y valentías, nuestras decepciones y esperanzas, en pocas palabras todo lo que hemos sido, somos y podemos ser. ¿Y la meta?, la meta es la cumbre, cumbre que representa la conquista, el éxito y el logro; una cumbre de plenitud, una cumbre de satisfacción, una cumbre de aquí y ahora pero que resonará por siempre en los ecos de la eternidad.
Rumbo a la Cumbre 2
es la continuación de
Rumbo a la Cumbre, que retoma la intención de compartir desempeño
una
visión
profesional
de
excelencia sustentada
en en
el la
impecabilidad personal, esto a través de un esquema fácil para acceder, ligero para leer y personal para aplicar en la figura de un escrito en primera persona a manera de relato.
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Como personas tenemos un potencial increíble, un potencial que se desarrolla de manera única y particular en la vida de cada uno de nosotros. Ciertamente no tenemos una guía de cómo vivirla, pero si
vemos un plan detrás de toda nuestra
existencia, un plan trascendente que comienza con nuestros pasos en la tierra pero tiene su destino en el fulgor de las estrellas. De eso trata Liderazgo Emprendedor, de ese andar que todos experimentamos en nuestra existencia. Con un enfoque de liderazgo, emprendedurismo y motivación,
este
libro
contiene
reflexiones,
vivencias, ejercicios, análisis que nos permiten ese alto en el camino para valorar lo que hemos conseguido y para motivar la esperanza de lo que podemos
conseguir.
Cada
artículo
va
acompañado de un video que replica lo escrito pero de una manera más gráfica e interactiva.
Una educación superior será realmente superior cuando
quienes
participan
en
el
proceso
(académicos, administrativos y funcionarios) así como sus alumnos y egresados, muestren y demuestren con carácter, congruencia y decisión tanto personal, como profesional y social su trabajo constante por la transparencia, el consenso, la inclusión, el compromiso, la rendición de cuentas y la cordialidad. Para esto se requiere, creer firmemente que se puede construir entre todos una sociedad mejor, tener el deseo de llevar ese sueño a cabo, y luchar todos los días por hacerlo realidad. Dado que lo anterior requiere de encauzar esa fuerza interna que nos puede motivar en nuestra lucha cotidiana para construir esa sociedad, y que ese encauzar implica presentar no solo críticas sino también propuestas, Educación REALMENTE Superior lo hace con un sentido pragmático tanto en su análisis como en sus planteamientos.
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Educación REALMENTE Superior 2 parte de la premisa de que una universidad no puede ser definida por la magnitud de los bienes que posee, el tamaño de los recursos que administra o las características de los programas que oferta sino que necesariamente deberá hacer referencia al carácter de la gente que la compone, al compromiso con los valores que profesa y a la congruencia constante de las acciones que emprenda. Lo anterior ya que el valor de los diferentes
modelos
institucionales
de
las
universidades sustentados en el trabajo, el servicio y la calidad tiene su referente en los valores de honestidad, solidaridad y justicia. Ya que solo un trabajo honesto es productivo, solo un servicio solidario es fructífero, y solo una calidad que exceda lo esperado es justa.
“Soy un convencido de que todos estamos llamamos a desempeñar un liderazgo completo, transformador y transformante, o como yo le llamo un liderazgo trascendental. Cuando hablo del liderazgo como algo completo me refiero al desarrollo pleno y total de nuestras habilidades, nuestras potencialidades, nuestras capacidades; cuando a ese liderazgo lo denomino transformador me refiero a él como algo que nos permite cambiar, desarrollarnos, avanzar; y cuando comento que ese liderazgo es algo transformante me refiero al impacto que en nuestra comunidad, nuestra sociedad y en última instancia en el mundo puede tener para hacernos avanzar hacia mejores, superiores y cada vez más excelentes estados de desarrollo.
¿Tu
Construcción
Helado dinámica
se de
Derritió?
-
liderazgo
trascendental-: Los cuatro pilares del liderazgo trascendental
va en ese sentido, en el de
construir de una forma dinámica ese liderazgo que yo llamo trascendental”.
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Huellitas de amor es esa realidad, creada o entendida, que gira alrededor de una pequeña vida como puede ser la de una perrita, Miny, a través de historias. Estas historias tienen ese significado que la percepción nos permite crear o entender, las mismas se han puesto en esta obra a manera de reflexiones en voz de Miny y reflejan mucho de lo que permite Miny ver a través de sus ojos. Son historias sencillas, como lo es la vida de una perrita, pero detrás de esa misma sencillez se esconde la grandeza que hace que un animalito como éste pueda prendarse de tu corazón para siempre.
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Liderazgo Emprendedor 2 Primera edici贸n Es una obra editada y publicada por Emprende 7 Joven (www.emprende7joven.com.mx)
Septiembre 2014
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