Liderazgo Emprendedurismo Motivación
Liderazgo Emprendedor 6
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Liderazgo Emprendedor 6
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Primera edición
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ÍNDICE
¡SALUDOS! ..................................................................................................... …1 1. Recuerda: eres, no los halagos o críticas que recibes, sino los sueños que conquistes ........................................................................................ 2 2. ¿Dices que la vida es pesada?, pues no la cargues, ¡vívela! .............. 4 3. Recuerda que la mitad de la lucha de toda batalla que emprendas será siempre contra ti mismo ......................................................................... 6 4. El futuro es un camino de una sola vía, solo que tú decides si gateas, caminas o vuelas por él .......................................................................... 9 5. Nunca dejes de soñar... nunca dejes de creer... nunca dejes de pelear ................................................................................................................... 11 6. Recuerda: eres tan grande como el tamaño de los sueños que estas por conseguir ........................................................................................... 13 7. No descuides lo que vale. Prioriza, decide, avanza. ¡No desistas! ..... 15 8. Perder el camino no es tan malo, además que siempre puedes retomarlo, te permite ver paisajes que no conocías ............................ 17 9. Una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito .......................................................................................................... 19 10. De todos los días de tu vida hay uno que siempre será el más importante, a ese día lo llamamos hoy .................................................. 22 11. Querer avanzar en la vida anclado al pasado es como querer hacerse a la mar con un barco atado al muelle ...................................................... 25 12. Una prueba sencilla: si un sueño te ilusiona, es tuyo. ¡Ve por él ....... 28 13. Las pruebas por las que pasas le hablan al mundo de lo que vales y a ti de lo que realmente estas hecho ........................................................ 30 14. Cada batalla que enfrentes, la ganes o no, te habilita para tu siguiente lucha ......................................................................................................... 33 15. Un buen líder no solo sabe la respuesta a la pregunta "¿hacia dónde?", sino también "¿por qué?" y "¿para qué?” ........................... 35 16. Reflexión sin acción es vida sin vocación ............................................ 37
17. Triunfar no siempre se refiere a "tener más", pero siempre significará a "ser mejor .............................................................................................. 39 18. ¿Respiras?, ¡pues a seguir luchando .................................................... 41 19. Claro que un buen líder puede desandar su camino, pero solo para regresar por aquel que ha perdido el paso ........................................... 43 20. Recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello ................................................. 46 21. Recuerda: usa las cosas para llegar a ser... no al revés ...................... 48 22. Créeme: el desánimo, la desilusión, el enojo... ni resolverán un problema ni lo harán más llevadero ....................................................... 50 23. Paradójicamente, si quieres éxito... prepárate primero para muchos fracasos .................................................................................................... 53 24. Si te quieres detener en la búsqueda de tu sueño, solo recuerda que los demás, el mundo y tú mismo sueño no se detendrá...................... 55 25. Dice un dicho que el soñar no cuesta nada, y tiene razón, pero el no soñar cuesta todo .................................................................................... 57 26. ¿Miedo a fracasar?, es normal; pero deberías tener más miedo de ni siquiera intentarlo.................................................................................... 59 27. No puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo ............................................................................. 61 28. La vida termina, eso es un hecho, pero de ti depende que sea con una estruendosa ovación de pie.................................................................... 63 29. Ganar a veces es cuestión de suerte, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad ................................................................... 65 30. Todas las puertas de las oportunidades tienen una sola perilla para abrirse y ésta siempre está de tu lado ................................................... 67 31. Recuerda que son tus pasos y los de nadie más los que te han traído a donde estas y los que te llevarán a donde desees ............................... 69 32. El problema es que el mundo no te va a dar tu lugar... ¡tú tienes que ganártelo................................................................................................... 71
33. Hasta del lodo más fangoso las flores nutren su aroma... y tú eres más que una flor .............................................................................................. 73 34. No uses tus problemas como rocas en tu cuello que detengan sino como peldaños a tus pies que te hagan subir ...................................... 75 35. Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él .......... 77 36. Pensamiento y sentimiento, dos fuerzas que pueden cambiar al mundo ¡y que son tuyas ...................................................................................... 79 37. Todo llega en su momento justo, pero de uno depende el saber aprovecharlo ............................................................................................ 81 38. Hacer posible lo imposible, no estás llamado para otra cosa ............. 84 39. La vida es un viaje... ¿prefieres conducir o ser solo un pasajero?..... 86 40. Un error nos permite aprender en humildad y así ser doblemente mejor que antes de cometerlo ........................................................................... 88 41. ¿Un problema no tiene solución?... ¡pues créasela! ............................ 90 42. Lo que ves en el mundo es un reflejo de lo que haces o dejas de hacer, así que menos queja y más acción ........................................................ 92 43. A veces no escoges el ritmo que la vida te pone, pero si puedes elegir la manera de bailarlo ............................................................................... 95 44. Atrévete: La historia de tu vida puede ser escrita con colores ........... 97 45. No te preocupes tanto por tener grandes logros, mejor preocúpate por tener grandes intenciones ...................................................................... 99 46. El 99% del éxito consiste en intentarlo, intentarlo, intentarlo e intentarlo ................................................................................................ 102 47. Para tropezar con una moneda de oro, necesitas andar miles de pasos ................................................................................................................. 105 48. Cambiar para mejorar, mejorar para ser excelente, y ser excelente para trascender .............................................................................................. 107 49. La oportunidad no solo requiere ser identificada y aprovechada sino a veces incluso creada ............................................................................. 109 50. Cada final es en realidad un nuevo empezar ...................................... 111
PALABRAS FINALES ..................................................................................... 113 ACERCA DEL AUTOR .................................................................................... 114
¡SALUDOS!
El caminar por la vida nos va permitiendo lograr alcanzar algunas de las metas, sueños y objetivos que nos hemos planteado, pero así como algunos son alcanzados otros sólo quedan como meras intenciones, esto a pesar del esfuerzo impreso en alcanzar lo que se quería.
Independientemente de alcanzar o no lo propuesto, el sólo hecho de intentarlo genera en nosotros cambios, a veces imperceptibles pero que con el tiempo se vuelven claros, visibles, palpables. Esos cambios tienen que ver con el conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores que vamos adquiriendo, reforzando.
Visto de esta forma luchar por conseguir lo que nos hemos propuesto, aunque no alcance lo que nos hemos establecido, permite conseguir otra meta, incluso más permanente: la de nuestra mejora como persona.
Ahora bien, ese avance como persona no sólo nos granjea ser más y mejor, sino que apareja responsabilidades, después de todo nada de lo que logremos podemos decir se consiguió sin nadie, directa o indirectamente, nos haya ayudado.
Pero dado que es complicado pagar, por así decirlo, a todos aquellos que de alguna forma nos han ayudado en nuestro andar, ese pago lo podemos hacer con quienes en su momento, como de igual forma nos pasó a nosotros, necesitan de nuestra ayuda, de nuestro consejo, de nuestra motivación.
Andar por la vida en ocasiones nos permite conseguir cosas, pero siempre nos permitirá llegar a ser más y mejores personas, ayudando de igual forma a los demás, hasta alcanzar esa excelencia a la que estamos llamados.
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Recuerda: eres, no los halagos o críticas que recibes, sino los sueños que conquistes
Es cierto que cuando se nos reconoce por algo que logremos o que hagamos la sensación, por decir lo menos, es más que satisfactoria, pero también una verdad que no debemos de pasar por alto es que eso no debe ser ni lo que busquemos ni mucho menos lo que termine por definirnos.
Los logros que uno conquista en la vida en ocasiones son imperceptibles salvo para uno pero en la mayor parte del tiempo son visibles para quienes nos conocen y nos rodean. Esto generalmente lleva a un reconocimiento de parte de amigos, vecinos y conocidos que necesariamente, dada nuestra naturaleza, regocijan nuestro ego.
Y esto está bien. Es normal y natural. Aclaro esto para que no se crea que lo señalaré como malo o incorrecto. Es una forma social donde se nos reconoce por el esfuerzo, que si bien es personal, termina de igual forma impactando positivamente a la comunidad.
Pero de igual forma hay que tener muy en claro que si bien esto es un accesorio, un adicional que pueden ver con nuestros logros y conquistas de metas, no es necesaria ni primariamente lo que se busca.
Va esta aclaración por el hecho de que en ocasiones se podrá tener la sensación de conseguir más bien los aplausos de los demás independientemente de la satisfacción que uno pueda experimentar ante lo que enarbolamos como un logro.
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Lo que primeramente deberíamos de buscar es precisamente esa satisfacción que nomás, de manera exclusiva y excluyente, nos podemos dar nosotros mismos ante una batalla que hemos luchado y tal vez conquistado.
Y esto no es una argumentación moralista o ética sino que parte de algo mucho muy práctico: una vez que los aplausos de los demás se han apagado lo único que nos queda somos nosotros.
Es por eso que muchos artistas, cantantes y demás gente famosa, por más aplausos y reconocimientos que reciban, terminan (y en ocasiones trágicamente) con una vida vacía y sin sentido.
Esto no quiere decir que no disfrutemos del reconocimiento social que los demás nos den, pero pregúntate, ¿qué te quedará una vez que los demás se hayan retirado y quedes solo contigo mismo?
Nuestro andar por la vida nos traerá logros y conquistas de metas, sueños y objetivos, la satisfacción personal de ello es el primer fruto a saborear por ti independientemente de los aplausos de los demás que puedan o no venir, así que recuerda: eres, no los halagos o críticas que recibes, sino los sueños que conquistes.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/MiFvEZNBJeo
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¿Dices que la vida es pesada?, pues no la cargues, ¡vívela!
En nuestro andar por la vida en ocasiones sentiremos que ésta es, por decir poco, más que pesada. Este sentimiento yo creo no nos es extraño, lo extraño, si es que podemos etiquetarlo de esta forma, es que sigamos cargando aquello que nos hace la vida pesada. “Ya no soporto esta vida”. ¿Alguna vez has escuchado o incluso tú mismo dicho esta frase? Yo creo que en algún momento de nuestra vida, sobre todo ante las adversidades, tropiezos y caídas que experimentemos todos hemos tenido algún lapso de sentimientos de pesadumbre, desánimo y desaliento que nos pueden haber llevado a declarar lo señalado. Pero al igual que toda frase generalista (como “nunca me escuchas”, o “siempre llegas tarde”), no podemos decir propiamente que es la vida la que pesa sino específicamente algún evento, situación o circunstancia que estemos experimentando.
Antes de continuar quiero dejar muy en claro que los sentimientos negativos que en ocasiones abruman nuestro ser son perfectamente naturales, pero que de la misma forma ante ellos siempre tendremos dos opciones: dejar nos avasallen controlando nuestra vida o verlos como parte de un momento que si bien no podemos controlar sí podemos administrar. ¿A qué me refiero con esto último de “administrar”? Pues a saber qué (1) los momentos malos de la vida van y vienen, es decir, siempre llegan pero no son permanentes; (2) que los sentimientos negativos que devienen de esos momentos malos de igual forma van y vienen y que no podemos ni debemos usarlos para 4
detener nuestro andar ni para definir nuestra vida; y (3) que ante los dos puntos anteriores en ocasiones lo mejor es diferir las decisiones y esperar a que, como se dice coloquialmente, vuelva a salir el sol.
Esto comentado no quiere decir que impedirá que los malos momentos y los sentimientos negativos aunados a esto lleguen a tu vida, pero sí que te permitirán enfocarte en la luz al final del túnel más que en la oscuridad que te rodea mientras vas por él.
De esta forma, en vez de vernos como víctimas de las circunstancias, veremos los eventos y sentimientos experimentados como circunstancias pasajeras que si bien pueden en su momento ser difíciles no por ello nos impedirán seguir con nuestro proyecto de vida.
Nuestro andar por la vida traerá momentos aciagos y sentimientos adversos, pero tanto estos momentos como los sentimientos aunados ni son lo que somos ni mucho menos lo que queremos y podemos ser, así que no olvides ¿dices que la vida es pesada?, pues no la cargues, ¡vívela!
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/fDf8SBvo134
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Recuerda que la mitad de la lucha de toda batalla que emprendas será siempre contra ti mismo
Cualquier sueño, meta u objetivo que valga la pena en la vida necesaria y forzosamente implicará un esfuerzo, vaya: una lucha, esta lucha es visible y palpable cuando nos enfrentamos a circunstancias adversas que se interponen entre nosotros y lo que deseamos, pero en este contexto también cabe la lucha que tendremos que hacer contra nosotros mismos.
Cuando hablamos de luchar por nuestros sueños, metas u objetivos generalmente lo que se nos viene a la mente son aquellas batallas que emprenderemos ante los obstáculos que para lograr lo primero encontraremos, pero algo que pasamos por alto son aquellas primeras luchas que enfrentaremos y que tienen que ver con nosotros mismos referido a las inercias, miedos y comodidades a las cuales tendremos igual y primeramente que enfrentar.
Las inercias se refieren a lo que ya venimos haciendo, aquellas acciones y pensamientos que se han vuelto parte cotidiana de nuestro ser y hacer y que cuando iniciamos algo nuevo deben ser cambiadas. Este cambio es todo un reto pues partimos de lo que conocemos hacia lo desconocido y ese cambio implica riesgo por lo que casi casi debemos forzarlo en nosotros.
Los miedos son consecuencia de lo anterior ya que si vamos a cambiar, a avanzar, de lo conocido hacia lo desconocido, ese simple hecho implica un altísimo grado de incertidumbre cuya respuesta natural en nosotros es el temor. 6
Ese temor es sano pues nos ayuda a pensar las cosas y no actuar con impericia pero el mismo no debe ser tal que nos paralice y nos impida avanzar en pos de lo que deseamos.
Por último la comodidad es consecuencia tanto de la inercia como del miedo ya que surge de preguntarnos ¿para qué el esfuerzo, para qué el riesgo, cuando estamos tan a gusto siendo como somos? Es cierto que en muchas ocasiones no es que estemos realmente a gusto sino que comparando lo que sabemos, somos y tenemos es mucho más cómodo quedarnos así que tratar de alcanzar algo que, si bien puede ser loable, desconocemos completamente el resultado final de tal intento.
Inercias, miedos y comodidades son actitudes normales y naturales que nos sirven para reflexionar antes de actuar y que a la vez fungen como un obstáculo que nos protege de un actuar irreflexivo, pero una vez que hemos pensado, sopesado, y decidido, considerando ser, hacer y tener más y de mejor forma que lo actualmente, nada debe impedirnos el caminar hacia las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado.
No hay una receta de concina que nos permita ese avanzar sin ningún esfuerzo de nuestra parte sobre todo ante las inercias, miedos y comodidades que enfrentaremos, sólo existe una sugerencia: intentarlo. Es algo así como las primeras veces que te levantaste temprano para ir a correr y que a pesar del frío, del sueño, y demás, aun así saliste de la cama e iniciaste tu rutina de ejercicio hasta que esta se vuelva normal, casi casi necesaria para iniciar tu día.
Igual será con todo aquello que desees y que de inicio te llevará a enfrentarte con aquellos aspectos de tu vida que solo a través de la lucha y el esfuerzo deben ser mejorados para generar en ti no solo los resultados que estás buscando sino carácter, decisión, capacidad y por ende excelencia.
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Cuando emprendemos la lucha por obtener lo que deseamos debemos tener en cuenta que parte de ese esfuerzo es contra las propias inercias, miedos y comodidades que tenemos pero que el logro de los sueños, metas y objetivos compensará con creces las batallas que emprendamos.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/gFEdlQ7b04c
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El futuro es un camino de una sola vía, solo que tú decides si gateas, caminas o vuelas por él
Hay cosas que en el andar de nuestra vida son obligatorias mientras que otras son opcionales. Obligatorio, es decir que tú no puedes hacer nada para impedirlo, es por ejemplo el paso del tiempo, pero opcional, es decir, que implica de la acción de tu voluntad, es la manera en que pasas por él.
¿Te has puesto a pensar cómo es que no podemos hacer nada para detener el tiempo, pero también como es que muchas veces quisiéramos que así fuera? Todos quisiéramos detener el tiempo, o al menos que éste fuera más lento, cuando estamos pasando un buen momento o cuando deseamos se difiera la llegada de uno malo.
Pero dado que el tiempo no podemos detenerlo, es decir, que no podemos hacer nada para que futuro inexorablemente llegue, ¿tiene caso desear sea así? Yo te contestaría que no y si. No en el sentido de realmente, ahora sí que como coloquialmente se dice, “perder el tiempo” pensando en que el tiempo ojalá se detuviera o avanzara más lento, pero si en el sentido de darle a este asunto la importancia debida para decidir cómo es que deseamos pasar el tiempo.
Las palabras de gatear, caminar o volar en el tiempo, que se manejan en el título de esto que estamos comentando, no se refieren a ir más o menos rápido por el tiempo ya que eso es imposible, el tiempo siempre avanzará de igual forma hacia nosotros, más bien se refiere a nuestra actitud ante él.
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El gatear es apenas aprovechar el tiempo de que disponemos, piensa de esta forma, gateando ¿cuánto pudieras avanzar digamos en una hora? Ahora que si caminas es más que evidente que avanzarás más que si gatearas, pero si vuelas avanzaras mucho más que en los dos casos anteriores. Luego entonces ese gatear, caminar o volar se refiere más bien a la manera en que aprovechas el tiempo de que dispones.
Ahora bien si te fijas podrás ver cómo es que la diferencia entre gatear, caminar o volar implica siempre y en todos los casos la aplicación de cada vez mayor constancia, disciplina, esfuerzo y pasión, y en todos estos casos tú eres quien decidirá cuánto, cuándo y cómo y para eso debes tener muy claro el por qué y el para qué.
El por qué y el para qué, es decir el saber de dónde vienes y hacia dónde quieres ir, es lo que te motivará para decir, en función de la constancia, disciplina, esfuerzo y pasión, cuánto, cuándo y cómo para avanzar en el camino de tu vida hacia tus sueños, metas y objetivos.
Ese es tu verdadero trabajo, no tanto preocuparte de que si el tiempo avanza rápido o lento, sino de aprovecharlo para que una vez que se haya ido lo hallamos aprovechado al máximo, después de todo el futuro es un camino de una sola vía, solo que tú decides si gateas, caminas o vuelas por él
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/vKP6Ts6fbWk
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Nunca dejes de soñar... nunca dejes de creer... nunca dejes de pelear Dicen que los “nunca” no existen, pero en cuestión de tu andar por la vida, todo aquello que te detenga, te estanque o te paralice bien puede ser caracterizado con un “nunca permitir suceda”.
Todos tenemos metas y objetivos en nuestra vida. Estas metas y objetivos pueden ir desde aspectos muy básicos y concretos hasta otros de mayor alcance y trascendentales. Cuestiones físicas, emocionales, intelectuales e incluso espirituales que deseemos alcanzar formaran parte de aquello que le da sentido a nuestras acciones cotidianas.
Pero de igual forma, en nuestro andar hacia lo que deseemos nos encontraremos obstáculos, retos, que deberán ser enfrentados siendo que en algunas ocasiones nos impongamos a ellos pero también que en otras sean ellos los que nos tumben momentáneamente.
En este segundo punto, cuando caemos, es cuando debemos tener muy en claro que si aquello que deseamos vale la pena luego entonces no debemos dejarlo de lado pues casi casi es como renunciar a un aspecto de nuestra vida.
No dejar de soñar es precisamente seguir conservando en nuestros pensamientos y en nuestras emociones aquello que de inicio nos impulsó en nuestro andar. Es volver a esa fuente de motivación interna recordando lo que pensamos y sentimos cuando en nuestro interior surgió aquello por lo que ahora estamos luchando.
No dejar de creer es el aspecto de confianza personal, no tanto en lo que somos sino más bien en lo que podemos llegar a ser. En este sentido, si aquello por lo 11
que luchamos requiere que nos transformemos en algo más y mejor la esperanza de conseguirlo es la que da pauta a nuestro andar en pos de ello.
No dejar de pelear es finalmente la parte activa, dinámica, práctica y concreta de todo. Por más que soñemos o que creamos debemos llevar ese sueño y ese creer a la actividad que nos permita llegar a ser. El pelear, es así, se refiere tanto a lo que cotidianamente hacemos para alcanzar lo que deseamos como a no dejarnos vencer por los obstáculos y dificultades que enfrentemos incluso cuando éstas sean motivo de caídas.
El andar por la vida está lleno de retos, obstáculos y, ¿por qué no? también de caídas. Pero lo que queremos lograr para nuestro proyecto de vida debe ser tan importante que nos permita seguir soñando, creyendo y luchando, tanto por lo que esa meta u objetivo pueda significar como por la persona en que nos convertiremos cuando lo logremos.
Si te has decidido a tomar las riendas de tu vida en tus manos debe quedarte muy claro que de aquí en adelante nadie más que tú serás responsable de lo que logres o dejes de lograr, así que nunca dejes de soñar... nunca dejes de creer... nunca dejes de pelear
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/YphtCMQaXXo
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Recuerda: eres tan grande como el tamaño de los sueños que estas por conseguir
Es una práctica común y entendible el medirnos, valorarnos pues, en función de lo que hemos logrado, de los éxitos obtenidos, pero ¿por qué no también completar esa evaluación en función de los sueños, metas y objetivos que aún laten en nuestro interior y que no hacen día a día caminar en pos de ellos? “Tanto tienes, tanto vales”, dice un dicho que hace énfasis en una generalidad de la sociedad dónde se valora a las personas más por lo que muestran, sobre todo materialmente, que por lo que son. Y esto no es una crítica, quiero aclarar, sino una descripción, y una descripción incluso entendible ya que como personas solo podemos evaluar aquello que vemos.
Pero este sentir social no necesariamente debe ser la medida que tengamos para evaluar y valorarnos a nosotros mismos. La ventaja con respecto a la sociedad es que nosotros sí sabemos los sueños, metas y objetivos que bullen en nuestro interior. Podemos sondear los pensamientos y emociones que tenemos y en función de eso ampliar esa valoración, sí considerando lo que hemos logrado pero también poniendo en la balanza lo que queremos y estamos luchando por lograr.
En otras ocasiones he comentado, y esto es algo palpable y visible, que no podemos negar que existan circunstancias externas que dificulten nuestro andar y ¿por qué no? que incluso hagan que no alcancemos aquello que quisiéramos lograr por más noble y loable que sea, luego entonces no podemos evaluarlos
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justa y completamente en función de ello pues el logro o no de las metas, sueños y objetivos en ocasiones depende mucho o poco de factores externos.
Pero lo que sí depende de nosotros son nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, esos sueños, metas y objetivos que aún laten en nuestro interior y que de alguna u otra forma guían día a día nuestras acciones en pos de ellos. Claro está que esto no es visible para los demás pero dado que sí es perceptible para uno considero es un factor que debemos tomar en cuenta para evaluar más en justicia lo que somos.
Si, independientemente de lo que hemos logrado o no en nuestra vida, aún tenemos sueños, metas y objetivos grandes, nobles, trascendentales, y si cada día, aunque sea un poco, trabajamos, luchamos y avanzamos en pos de ellos, podemos considerar que aún hay mucho de valor, de grande, de excelente en nosotros y que poco a poco nos vamos transformando en eso cada vez más y mejor.
Es así que nuestros sueños, metas y objetivos aún por lograr pueden ser marcos de referencia que nos digan que tan grande estamos llamados a ser, no sólo materialmente sino, y a veces más importante aún, mental, emocional y espiritualmente hablando.
Cada día, con cada paso que damos en pos de nuestras metas, sueños y objetivos, nos acercamos cada vez más a la persona de excelencia que estamos llamados a ser, en este sentido recuerda: eres tan grande como el tamaño de los sueños que estas por conseguir
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/5z6MxtHlt-M
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No descuides lo que vale. Prioriza, decide y avanza. ¡Pero no desistas!
En la vida tendremos muchas vivencias, muchas emociones, muchas opciones y muchas decisiones, tal vez más que muchas: demasiadas; demasiadas en el sentido de darle a todo lo que vivimos y experimentamos el mismo tiempo, los mismos recursos, la misma entrega. De ahí la importancia de priorizar, decidir y avanzar.
Dice un dicho que la vida es como un buffet en el sentido de que ofrece muchas opciones de cómo vivirla, esta idea es más que cierta. Y como un buen buffet todo lo que decidamos tiene un precio. Ese precio puede ser generalmente, tiempo, dinero o esfuerzo que debamos dar a cambio de lo que queremos.
Ahora bien, dado que uno no tiene tiempo, dinero o esfuerzo de sobra, el reto luego entonces estriba en saber a qué vamos a destinarle aquello y en qué cantidad. De ahí la importancia de saber priorizar, decidir y avanzar.
Priorizar se refiere a saber darle los diferentes niveles de importancia a las cosas, tangibles o intangibles, que encontramos mientras avanzamos en nuestra vida. Dado que siempre es un poco complicado esto, sobre todo cuando tenemos muchas opciones, piénsalo en función del final de tu vida, es decir, si ésta fuera a terminarse y vieras atrás ¿qué tanta importancia le darías a las cosas sobre las cuales tienes que decidir?
Decidirse es precisamente una vez priorizado comenzar a trabajar aquello que hemos decidido de mayor a menor importancia, lógicamente. Esto de decidir, luego entonces, conlleva dos niveles: uno emocional y el otro intelectual. El 15
emocional tiene que ver con el nivel de compromiso emotivo que aquello por lo que nos decidimos experimentamos, el intelectual tiene que ver con los tiempos y las formas que tenemos que pensar para avanzar en pos de lo que queremos.
Por último, el avanzar tiene que ver con movernos en pos de aquello que hemos deseado, luchando y descansando. Así es: luchando y descansando. Luchar, obvio, implica el esfuerzo que nuestras decisiones emocionales e intelectuales imprimen a nuestro andar, descansando se refiere a esas veces que aminoramos la marcha e incluso nos detenemos un momento para recuperar energía, aliento y motivación.
Prioriza, decidir y avanzar no es sino otra forma de entender, aceptar y tomar como propia la idea de que nos forjamos nuestro propio destino y que esto implica hacernos dueños de nuestras decisiones y sus consecuencias. Así que no lo olvides: No descuides lo que vale. Prioriza, decide y avanza. ¡Pero no desistas!
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/vXe2EtDOqEs
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Perder el camino no es tan malo, además que siempre puedes retomarlo, te permite ver paisajes que no conocías
Muchas veces en la vida, mientras vamos en pos de nuestras metas, sueños y objetivos, nos desviamos del camino. Esto puede ser visto como una tragedia o como una bendición, yo prefiero verlo como una bendición ya que incluso de las caídas, de los tropiezos, de los fracasos momentáneos se puede aprender.
¿Cuántas veces en la vida nos ha pasado que, a pesar de tener muy en claro lo que queremos lograr, terminamos desviándonos de nuestro camino trazado? Ese desviarse bien puede ser intencional o no, es decir, una desviación en nuestro andar con conocimiento de causa o que simplemente por circunstancias ajenas a nosotros se da.
Generalmente ese desviarse de nuestro camino trae retraso en nuestro andar y frustración en el mejor de lo casos o bien tropiezos y caídas considerables en el peor de ellos.
Independientemente de la causa de desviar nuestro andar en pos de las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado, hay dos cosas que debemos tener en mente, una es que siempre podemos retomar el camino perdido, y dos que de todo podemos aprender.
El aprendizaje que experimentemos al desviarnos en nuestro andar puede ser utilizado en construir nuestro proyecto de vida, si este es el caso experimentaremos un crecimiento personal. Como consecuencia de ese 17
crecimiento personal vendrá una madurez cada vez mayor. Y como parte de todo ello, volviendo al primer punto mencionado, podremos retomar el camino en un estado mejor que cuando lo dejamos.
Ahora bien, para aprender, crecer, madurar y continuar necesariamente debemos tener una actitud de auto-responsabilidad, de no echarle la culpa ni a los demás ni a las circunstancias y de hacernos dueño de nuestro propio destino, incluyendo nuestro andar, con todo lo que ello implique y conlleve.
¿Qué suena fácil pero que hacerlo es difícil? No te discutiré eso, sino que más bien te diré que aunque tuvieras razón en eso, considero que aún más difícil es aceptar nuestra suerte desviándonos de nuestro andar y dejándonos a la deriva donde el destino quiera llevarnos.
Lo que hay sido ya fue, pero lo que será será y en ese será la actitud que tomes, pensamiento y acción, definirán hacia dónde te dirigirás y lo que finalmente lograrás.
Si mientras vas en pos de tus metas, sueños y objetivos te desvías en tu camino, aprende, crece, madura y continúa, después de todo perder el camino no es tan malo, además que siempre puedes retomarlo, te permite ver paisajes que no conocías.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/Xc_DH-OISqk
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Una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito
Los tropiezos y caídas que experimentamos en nuestro andar en pos de las metas, sueños y objetivos que nos fijamos, bien pueden verse como un fracaso, fracaso temporal tal vez pero al fin fracaso, pero si después de ese tropiezo, si después de esa caída somos capaces de levantarnos con mayores recursos bien podríamos decir que ese fracaso terminó volviéndose un éxito.
Si le preguntáramos a un grupo de personas qué consideran éxito, palabras más palabras menos sus respuestas girarían en cuanto al logro de los sueños, metas y objetivos que se han propuesto, pero ¿podríamos considerar lo contrario, es decir, cuando no se alcanzan esos sueños, metas y objetivos, como un éxito también?
De inicio tal vez la pregunta anterior suene un tanto disparatada, pero vamos tratando de verla desde otra perspectiva, es decir, de la perspectiva de lo que las caídas y tropiezos, la no consecución de esos sueños, metas y objetivos, ocasionan en nosotros. Así es: en nosotros.
Generalmente cuando vamos en pos de las metas, sueños y objetivos de nuestra vida vemos y evaluamos sólo el final, es decir, aquello que buscamos, pero dejamos de lado para también ver y evaluar el proceso de llegar a aquello y lo que ello ocasiona en nosotros.
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Antes de desarrollar esta idea quiero que la veamos desde el punto contrario: ¿obtener lo que deseamos puede considerarse un éxito?, ¿si?, ¿seguro?, veamos: yo creo que todos tendremos la meta de lograr una suficiencia financiera en nuestra vida que nos de tranquilidad y holgura, supongamos que alguien se saca la lotería o recibe una herencia y dado que todo vino rápido y fácil igual de rápido y fácil se fue solo que dejándolo peor como persona que antes, ¿podríamos decir que la obtención de esa holgura financiera en su momento fue un éxito?
Ahora volvamos al argumento inicial. Supongo has de conocer personas que no lograron de inicio lo que querían, es más tal vez nunca lo lograron, pero que ese fracaso los convirtió en personas más sensatas, más humildes, con mayor carácter, en ese sentido ¿podríamos realmente decir que el no haber logrado lo que se propusieron en un momento dado fue un fracaso?, ¿puedes ya ver el enfoque de lo que te he estado diciendo?
Hay veces en la vida, tal vez incluso muchas veces, que simplemente no lograremos lo que nos propongamos, que sufriremos tropiezos y caídas, que el fracaso entrará por la puerta grande en nuestra existencia, pero incluso de las peores adversidades uno puede sacar grandes riquezas si se es capaz de aprender, mejorar, avanzar.
Todo en nuestra vida, incluso lo que consideramos fracasos, sean estos temporales o definitivos pueden tener un efecto en nuestra persona. Y mira que digo pueden ya que es uno quien tiene la última palabra en lo que permite hagan o dejen de hacer en nosotros las circunstancias a las que nos enfrentamos. Todo dependerá de nuestra actitud y nuestra actitud de tener en perspectiva no tanto lo que somos sino lo que podemos llegar a ser.
Cuando en nuestro andar por la vida en pos de las metas, sueños y objetivos que nos fijemos tropecemos, caigamos, más que rumiar el polvo de nuestro fracaso podemos optar por sacudírnoslo, levantar la cabeza y continuar avanzando pero 20
ahora con mayor experiencia, mayor capacidad, mayor carácter, de esta forma una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PgjsfIoVJUI
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De todos los días de tu vida hay uno que siempre será el más importante, a ese día lo llamamos hoy
Sin duda alguna que los planes que hacemos para el proyecto que es nuestra vida tienen su referente al factor tiempo, es decir, no solo pensamos en qué es lo queremos o tenemos que hacer sino también cuándo, el problema es cuando ese cuándo, es decir, la cuestión de la temporalidad, nos atrapa en fijaciones hacia el pasado o preocupaciones hacia el futuro.
Sin duda alguna que el camino que en nuestra vida hemos recorrido es lo que ha venido a conformarnos con lo que actualmente somos. Este andar ha traído lo mismo gozos que dolores, y de igual forma alegrías que tristezas. Independientemente de ello una cosa que debemos tener muy en mente es que no podemos cambiar lo que ya fue, pero sí podemos aprender de ello para ser mejores.
De igual forma es más que evidente que todo lo que hacemos es con un fin, es decir, mira hacia el futuro y en ese futuro hacia conseguir algo. Pero en ese mirar al futuro no debemos perder de vista lo que efectivamente nos llevará a él y que es nuestro presente.
Te comento esto porque generalmente cuando pensamos en el pasado o en el futuro puede suceder que caigamos en una fijación hacia el primero o en una preocupación hacia el segundo.
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La fijación hacia el pasado es específica, es decir, se concentra en situaciones claras y concretas que hemos experimentado las cuales pueden ser lo mismo por vivencias agradables que por experiencias desagradables. En ambos casos o bien añoramos lo vivido o nos lo recriminamos. Pero si vemos que el pasado ya no es, ya no existe, ¿por qué dedicarle tanto tiempo y esfuerzo de nuestra parte casi casi sacrificándole nuestro presente (por el tiempo y esfuerzo actual que le dedicamos)?
La preocupación hacia el futuro es general, es decir, se concentra en diferentes situaciones que pueden o no darse en diferentes escenarios y que de igual forma tienen el potencial de ser agradables o desagradables, si es que se dan. En ambos casos la preocupación estriba en procurar lo primero, es decir lo agradable, y tratar de que no se e lo segundo, es decir lo desagradable. De igual forma que con el pasado, si vemos el futuro, éste no es, aún no existe, luego entonces ¿cuánto tiempo y esfuerzo en preocuparnos por él debemos destinar en vez de ocuparnos de él en nuestro presente?
Pero lo más maravilloso es que contamos con el presente. En él las experiencias del pasado, agradables o desagradables, confluyen dándonos experiencia, formación, carácter, claro: si es que tenemos una actitud de aprendizaje, de mejora, de perfeccionamiento. De igual forma en el presente están las semillas de lo que puede ser nuestro futuro, obvio de igual forma: si es que nos ponemos a trabajar con seriedad y responsabilidad en el hoy para lograr el mañana.
En este sentido vemos que en el presente nuestro tiempo y esfuerzo es donde pueden realmente ser aprovechados y servirnos para la consecución de nuestras metas, sueños y objetivos en eso que llamamos nuestro proyecto de vida, así que ni fijaciones en el pasado ni preocupaciones en el futuro no servirá tanto como acciones en el presente.
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El pasado ya se fue, bueno o malo ya no podemos cambiarlo, el futuro aún no llega y aunque sí podemos incidir en él esto solo puede hacerse en el presente, de ahí que de todos los días de tu vida hay uno que siempre será el más importante, a ese día lo llamamos hoy
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PK8YAVBHjF8
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Querer avanzar en la vida anclado al pasado es como querer hacerse a la mar con un barco atado al muelle
Todos tenemos metas, sueños y objetivos que queremos alcanzar en nuestra vida, sean estos en el ámbito material, intelectual, emocional e incluso espiritual, pero curiosamente en ocasiones uno de los principales obstáculos para alcanzarlos es precisamente el camino que ya hemos recorrido, nuestro pasado, el cual en vez de servir de escalera para alcanzar lo propuesto parecerá más bien pesar como una piedra al cuello.
¿Para qué te sirve una escalera? Para alcanzar algo que de otra forma no alcanzarías, ¿verdad?, o tal vez para subir a alguna parte que por ti mismo no lo lograrías. Supongamos ya alcanzaste con esa escalera lo que querías alcanzar o bien que ya subiste a dónde querías subir, ¿seguirías cargando la escalera? Claro que no. Cuando mucho la guardas pero la dejas y sigues con lo tuyo. Pues el pasado en tu vida es igual. Nuestro pasado contiene lo que yo llamo las “explicaciones existenciales” de lo que somos. Cualquier cosa que seamos, con el cúmulo de pensamientos y sentimientos que tenemos, puede explicarse si pudiéramos ver el pasado en su totalidad y cómo éste vino a configurarnos como lo que somos. Obvio que esas experiencias lo mismo fueron buenas que malas y de la misma forma podremos encontrar muchos aciertos pero también muchos errores.
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Independientemente de las características de nuestras experiencias vividas, éstas no pueden ya cambiarse así que sólo nos quedan dos opciones: o nos utilizan o las utilizamos. Nos utilizan ellas cuando las padecemos, cuando constantemente estamos recriminándonos, cuando mediante un anclaje negativo no dejamos ir al pasado y continuamos viviendo en él.
Las utilizamos cuando aprendemos de ellas, cuando sacamos lecciones valiosas para nuestra vida, cuando los errores nos enriquecen haciéndonos, si más sabios pero también más humildes, y los aciertos para hacernos mejores pero también más agradecidos.
Ahora que si dejamos que el pasado sea el que nos utilice es como, en el ejemplo dado desde el inicio, si siguiéramos cargando a cuestas la escalera que hemos usado aunque ya no nos sirva para nada. En ese sentido la escalera, es decir, nuestro pasado, en vez de servirnos para nuestro proyecto de vida nos lo entorpece como si de cargar una piedra al cuello nos refiriéramos.
La piedra al cuello son esos sentimientos de culpa, de enojo, de miedo que relativos a los errores y tropiezos que hemos experimentado permitimos sigan viniendo del pasado a nuestro presente como si de fantasmas de aparecidos se tratara quitándonos nuestra paz y tranquilidad y, lo que es peor, impidiéndonos avanzar con decisión hacia nuestro futuro.
No se trata, quiero aclarar, de dejar en el pasado todo sin que nos importe como hacen los cínicos o los desvergonzados ante cuyos malos actos no existe remordimiento ni arrepentimiento, sino por el contrario aprender de nuestro pasado, ser mejores, corregir lo que se tenga que corregir, pero avanzar sin cargarlo hacia la próxima estación en nuestro tren que es la misma vida que tenemos.
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Lo que hemos vivido sin duda alguna nos ha llevado a ser lo que somos, dado que el pasado no podemos cambiarlo, si somos capaces de aprender de ĂŠl, de crecer de las lecciones que nos ha dejado, de salir adelante, podremos considerarlo como algo que nos sirve para nuestro proyecto de vida no algo que lo obstaculiza, despuĂŠs de todo querer avanzar en la vida anclado al pasado es como querer hacerse a la mar con un barco atado al muelle
Este artĂculo puede verse en video en https://youtu.be/uHVmF1m8Cks
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Una prueba sencilla: si un sueño te ilusiona, es tuyo. ¡Ve por él!
Los sueños, metas y objetivos que nos fijamos en nuestra vida son los que le dan forma a las acciones que cotidianamente desarrollamos para alcanzarlos, pero en ocasiones puede pasar que lo que creemos es buscar algo que queremos bien pudiera no ser así si ese algo que buscamos no nos apasiona.
Nuestro andar por la vida siempre está definido por algo que queremos lograr, por algo que queremos alcanzar. Ese algo es lo que llamamos sueño, meta u objetivo. Es aquello que nos proponemos y a lo cual le invertimos tiempo, energía y esfuerzo para conseguirlo.
Pero, ¿qué es algo muy común que sucede? Que en muchas ocasiones la vida se siente vacía y sin sentido, esto a pesar de estar logrando todo lo que nos propusimos. ¿A qué se deberá esto?
Muchos factores pueden estar detrás de ese sentimiento de vacuidad que podemos experimentar a pesar del logro de los sueños, metas y objetivos que nos fijemos. Yo quiero referirme solo a uno: el que aquello que perseguías no fuese realmente lo que tú querías.
Paso a explicarme. Si vemos aquello que cotidianamente hacemos en nuestra vida podemos identificar fácilmente aquellas cosas que casi “forzosamente” tenemos que hacer, lo queramos o no, esas son obligaciones impuestas y que tenemos que realizar sea como parte de las obligaciones familiares, sociales o laborales que tengamos. 28
También podemos identificar aquellas cosas que creemos son deseos nuestros, pero aquí el problema radica en identificar aquellos que realmente son sueños, metas y objetivos de nosotros de aquellos que aunque sean deseos personales correspondan a filias o fobias que si bien no son nuestros vía introyección los hemos identificado como propios.
Hay gente que va por la vida, por ejemplo, buscando dinero, fama o poder. Y mira que lo desean con todas las fuerzas de su alma. Pero lo que no identifican es que la sociedad, sus amigos o la familia son los que fueron construyendo en su mente y en corazones os deseos por lo que ahora corren tras de ellos como si fueran propios, aunque no lo son, sintiendo un vacío interno cuando son alcanzados.
Una prueba para dilucidar si eso que deseamos es realmente aquello que nos impulsará a ser mejores, a sentirnos más plenos, es ver el grado en que ese sueño, meta u objetivo nos ilusiona. Esa ilusión es lo mismo un deseo y una pasión que una fuerza esperanzadora y satisfactoria. Responde lo mismo a los ¿por qué? y ¿para qué? que podamos hacernos de ello y le da un sentido de trascendencia a nuestra vida. Un poco complicado, pero no imposible, y con todo y todo es más complicado vivir son ese sentimiento de vacuidad al perseguir metas que no terminan llenándonos.
La pasión que un sueño, meta u objetivo imprime a nuestro andar por la vida es la prueba de fuego del mismo y de nosotros, del sueño, meta u objetivo en función de que realmente es nuestro y de nosotros de que su conquista esta en nuestro corazón.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/oSi6AGOPwyM 29
Las pruebas por las que pasas le hablan al mundo de lo que vales y a ti de lo que realmente estas hecho
Sin duda alguna que en nuestro caminar por la vida enfrentaremos pruebas, pruebas que en muchas ocasiones nos producirán malestar sea por el desgaste físico, mental y emocional aunado a la prueba o sea incluso por el resultado adverso de ésta, pero incluso en este escenario hay mucho de bueno en la prueba pues habla de nuestra valía y de lo que estamos hechos.
A nadie la gusta batallar, menos batallar con lo que viene siendo su proyecto de vida. Estas batallas por lo general desgastan física, emocional, intelectualmente hablando. Pero vistas desde otra perspectiva podemos ver las pruebas como algo necesario, incluso tal vez indispensable, para generar carácter, madurez, trascendencia.
¿Por qué sería una prueba indispensable para generar carácter, madurez, trascendencia? Déjame te contesto con un ejemplo, ¿podría un deportista alcanzar su máximo nivel de habilitación si no estuviera sujeto a pruebas, en este caso físicas? Piensa en esto y verás que se requiere un obstáculo para que enfocando en él nuestros esfuerzos podremos desarrollar algo que no teníamos pero que tenemos el potencial de llegar a tener: carácter, madurez, trascendencia.
¿Y a qué nos referimos con carácter, madurez, trascendencia? Carácter es lo que pensamos, madurez lo que sentimos y trascendencia lo que transmitimos. Carácter son las ideas, los pensamientos, sobre y con los que construimos nuestra vida y nuestro entorno. Madurez son las emociones y sensaciones aunadas a lo 30
que experimentamos. Trascendencia es lo que damos y dejamos en los demás y en el mundo que nos rodea.
Todo ello está en un estado primordial cuando nacemos, luego entonces tenemos que desarrollarlo en el transcurso de nuestra vida, siendo para esto necesario ejercitarlo, cultivarlo, practicarlo lo cual necesaria y forzosamente lleva esfuerzo, mucho esfuerzo, mismo que a veces dará resultado y a veces no.
En esto último quiero hacer una aclaración ya que cuando menciono que a veces dará resultado y a veces no me refiero a que a veces conseguirás las metas, sueños y objetivos que te has planteado tal cual, pero en otras ocasiones no los conseguirás. Independientemente de ello el esfuerzo impreso en el logro de lo planteado generará en ti esos cambios en tu persona que enmarcamos como carácter, madurez, trascendencia.
Volviendo al ejemplo inicial, es igual que aquel deportista que aunque no logre ganar una competencia los beneficios de la práctica ejercida cuando buscaba ello queda en su persona para siempre, y no me refiero sólo al aspecto físico sino también al emocional e intelectual pues el ejercicio requirió constancia, disciplina, esfuerzo y pasión.
En nuestro andar por la vida tendremos pruebas, eso no podemos evitarlo, pero si podemos abordarlas con una actitud diferente cuando vemos el beneficio que en nuestro carácter, madurez, trascendencia las mismas traen en nuestra persona.
Dicen que en las luchas que libramos en nuestra vida no debemos de perder de vista el objetivo de las mismas, es así que incluso en las pruebas más aciagas, infortunadas o azarosas no debemos olvidar que ellas son solo un medio para llegar a un fin, después de todo las pruebas por las que pasas le hablan al mundo de lo que vales y a ti de lo que realmente estas hecho.
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Este artĂculo puede verse en video en https://youtu.be/EHJCYSnp7aY
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Cada batalla que enfrentes, la ganes o no, te habilita para tu siguiente lucha
Uno no inicia una batalla teniendo en mente el perder sino por el contrario buscando el ganar, solo que ambos resultados no dependen enteramente de uno e independientemente de lo que se logre hay cambios en cada uno de nosotros que cada batalla que demos nos dejará y que podremos aprovechar para la siguiente lucha.
La batalla para obtener cualquier cosa en la vida, sea esto una meta material, intelectual, emocional o espiritual, tiene un principio y un final, y en el inter muchas luchas para conseguir lo que te has propuesto. Esas luchas, como cualquier situación que implique esfuerzo, disciplina, constancia y pasión, necesaria y forzosamente generaran algún cambio en tu persona, sobre todo en tus capacidades, lo que tienes, y tus potencialidades, lo que puedes tener.
Tus capacidades, es decir, lo que tienes, pueden referirse a cuestiones materiales, intelectuales, emocionales o espirituales. Nunca puedes decir que has alcanzado tu límite pues siempre hay áreas de oportunidad solo que en ocasiones no las vemos y es ahí cuando las pequeñas luchas que libramos dentro de la gran batalla para alcanzar nuestras metas, sueños y objetivos tiene el valor de mostrarnos.
Tus potencialidades, es decir, lo que puedes tener, pueden referirse de la misma forma que tus capacidades, a cuestiones materiales, intelectuales, emocionales o espirituales. Estas potencialidades son las que permanecen ocultas en tu horizonte de vida y que solo conforme avanzas en tu camino las vas encontrando, reconociendo y apropiando como tuyas. 33
Como podrás darte cuenta conforme consigues las potencialidades estas pasan a ser capacidades, pues pasan de lo que puedes tener a lo que ya tienes, pero al mismo tiempo, al incrementar tu habilitación, te pone en la perspectiva de poder avanzar hacia nuevas batallas con mayores facultades. Visto desde esta perspectiva tenemos entonces que en tu caminar por la vida, como resultado de las pequeñas luchas o de las grandes batallas que enfrentes para alcanzar tus sueños, metas y objetivos, tenemos dos resultados: el de las propias metas, sueños y objetivos que se persiguen, sea que estos sea alcancen o no, y el de los cambios en tus capacidades y potencialidades que se van dando como resultado de lo que enfrentas.
Como resultado de todo lo dicho, en resumen pudiera decirse que independientemente del resultado que se obtenga en la búsqueda de la obtención de nuestros sueños, metas y objetivos, sea este favorable o adverso, no debemos dejar de voltear hacia uno mismo para ver qué fue lo que esas pequeñas luchas o esas grandes batallas dejaron en nosotros en cuanto a capacidades o potencialidades.
Está bien que busques alcanzar tus metas, sueños y objetivos, pero dado que lo mismo eso puedes lograrlo o no, no hay que perder de vista que independientemente del resultado cada batalla que enfrentes, la ganes o no, te habilita para tu siguiente lucha.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/9xoOBF75Jsk
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Un buen líder no solo sabe la respuesta a la pregunta "¿hacia dónde?", sino también "¿por qué?" y "¿para qué?"
Cuando hablamos de liderazgo a la mente nos viene esa capacidad para poder dirigirnos y dirigir hacia un objetivo, una meta, pero la palabra liderazgo, en su máxima expresión, no solo implica el mover hacia sino también con y a través de un sentido de vida.
Todos tenemos metas y objetivos en nuestra vida. Estos pueden ser de muy corto alcance y mucho muy básicos mientras que otros tal vez nos lleven toda la vida alcanzarlos y sean lo que podríamos decir trascendentales, independientemente de esto no sé si te has puesto a pensar cómo es que en muchas ocasiones andamos, me incluyo, corriendo de aquí para allá sin que nos detengamos un momento a pensar en el por qué y en el para qué hacemos lo que hacemos.
En ocasiones damos por sentado el por qué y el para qué de lo que buscamos. Si le preguntaras a diez personas de alguna de sus metas o de sus objetivos todas te dirían alguno y si les preguntaras del por qué y el para qué de eso que busca todas te darían una respuesta.
Pero generalmente esa respuesta más bien se acomoda para que nos tranquilice en cuanto al dinamismo que ya llevamos en la búsqueda de lo que queremos, es como si hubiésemos iniciado nuestro andar y una vez cuestionados sabemos cómo responder cuando más bien debimos haber pensado en el por qué y el para qué de nuestro andar antes de empezar el camino.
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Pero no todo está perdido, lo ideal es pensar en el por qué y el para qué de lo que hacemos antes de comenzar a andar en pos de las metas y objetivos, pero si eso no es factible porque en ocasiones comenzamos nuestro camino y después reflexionamos en ello, ese pensar lo podemos hacer en cualquier momento de nuestra vida. Lo que sí está más que peor es que nunca nos detengamos a pensar en ello.
El poder reflexionar en el por qué y en el para qué de lo que hacemos es lo que le da sentido a nuestra vida y nos hace dueño y responsable de nuestras decisiones y nuestras acciones ya que independientemente de que existen factores que inciden en nuestra vida nuestro andar por ella es consciente.
En virtud de lo anterior te sugiero que tomes tres, dos o al menos una de las metas o de los objetivos más importantes que tengas en tu vida y reflexiones en el por qué o en el para qué de eso que persigues. Si es resultado no es satisfactorio tienes dos opciones: o cambias tu meta o tu objetivo o bien cambias las motivaciones, el por qué y el para qué, subyacentes en lo que estás procurando.
Está bien establecer objetivos y metas en la vida, pero eso está incompleto sino tenemos un sentido de vida, después de todo un buen líder no solo sabe la respuesta a la pregunta "¿hacia dónde?", sino también "¿por qué?" y "¿para qué?"
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/iO4I5pczN4c
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Reflexión sin acción es vida sin vocación
Las decisiones que uno toma en la vida no garantizan necesaria y forzosamente que todo saldrá bien, que todo saldrá como lo pensamos, pero quiero suponer que esas decisiones serán mejores que aquellas que tomásemos sin la reflexión requerida.
Las decisiones nos acompañan toda nuestra vida. Cada momento, cada instante de nuestra vida no son más que un cúmulo de opciones antes las cuales decidimos. Hay opciones simples, sencillas, de corto alcance, pero hay otras sumamente complicadas por todo lo que implican y de una trascendencia que prácticamente define nuestra vida.
Obvio que para las primeras decisiones, para las sencillas, las cotidianas, es mínimo el tiempo de reflexión que les destinamos, pero las otras, las trascendentales, pareciera que en ocasiones nunca termina el proceso de evaluar las opciones que tengamos.
La reflexión es una capacidad que nos hace único a los seres humanos por el aspecto multi-dimensional que representa. Obvio que los animales también toman decisiones, básicas e instintivas, pero decisiones al fin. Pero en el caso de las personas nuestras decisiones incluyen aspectos intelectuales, emocionales e incluso espirituales que sobrepasan con mucho las decisiones que un animal pudiese tomar.
Pero por más loas que podamos levantar a las reflexiones que en nuestra vida experimentamos, una cosa hay que tener clara y es que la reflexión es un proceso, no un fin. El fin es la decisión. ¿Por qué esta aclaración? Porque hay 37
personas que prácticamente se congelan en la reflexión sin animarse a dar el paso final que conlleve a la acción.
Nunca podremos tener la seguridad de que alguna decisión que vayamos a tomar vaya a ser tal cual la hemos pensado, pero eso no debe detenernos a, una vez sopesadas las opciones, tomar una decisión y dar el paso hacia la acción.
En este entendido podemos ver que siempre existirá el riesgo. Riesgo de caer, riesgo de perder, riesgo de fallar, pero al menos también existe esa probabilidad de éxito. Caso contrario cuando uno nunca se lanza a la acción y que la reflexión queda en meras imaginaciones y ensueños.
Ante las diferentes opciones que la vida te presenta, sobre todo aquellas de mayor trascendencia para tu caminar, tómate el tiempo necesario para reflexionar, para evaluar, para sopesar lo que tienes ante ti, pero no te olvides de dar el paso final a la ejecución, después de todo reflexión sin acción es vida sin vocación
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/zbteTQiWVrw
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Triunfar no siempre se refiere a "tener más", pero siempre significará a "ser mejor"
Las metas, sueños y objetivos que nos planteamos en la vida generalmente están relacionados con el obtener, y en ese sentido en ocasiones podríamos decir que tenemos éxito pero en otras no; independientemente de eso el proceso de lucha, de esfuerzo, nos cambia para siempre.
Si le pedimos a diez personas que nos hablen de uno de sus éxitos en la vida siempre se referirán a algo que hayan buscado y que hayan logrado, raramente encontraremos alguien que nos hable de algo que haya logrado conquistar pero que no lo hubiese obtenido. Lógico, ¿verdad? Pero si lo pensamos un poco el éxito puede tener varias caras.
Una de esas caras, obvio, es la conquista de la meta, del sueño, del objetivo que nos hemos fijado, pero la otra cara es lo que el esfuerzo por conseguir lo que queríamos tuvo como efecto en nosotros.
Como seres humanos tenemos un cuerpo, sí, pero también pensamientos, emociones, incluso aspectos espirituales que se ven afectados, que son modificados, cada que emprendemos una lucha, independientemente del resultado.
Esto es importante saberlo y tenerlo presente pues muchas veces sí lograremos lo que nos hemos planteado, pero en otras ocasiones no. Son en ambas situaciones cuando debemos reflexionar sobre lo que la lucha ha tenido de impacto en nuestra 39
persona, valorar aquello que nos haya vuelto más, mejor, y con esa conciencia seguir adelante.
Toda lucha generará cambios en nuestro carácter, en nuestra valía, generalmente nos habilitará para la siguiente lucha e incrementará nuestras habilidades por encima de como las teníamos antes de emprender la búsqueda de lo que queríamos. Es así que siempre será valioso sacar un inventario personal, íntimo, de nuestra persona después de una lucha por algo, sea que logremos lo que buscábamos o que no lo logremos.
De igual forma esto nos pone en perspectiva para no creer que siempre que obtenemos lo que queríamos habremos triunfado porque si eso implica terminar peor como personas que cuando comenzamos la lucha habremos pagado un precio mucho muy alto por conseguir lo que queríamos.
En la búsqueda de los sueños, metas y objetivos que nos planteemos debemos tener claridad en lo que buscamos, pero también, sobre todo al final, sea que consigamos lo que queríamos o no, la conciencia de lo que la lucha tuvo en nuestra persona después de todo triunfar no siempre se refiere a "tener más", pero siempre significará a "ser mejor".
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/Zq4UyXnGcUE
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¿Respiras?, ¡pues a seguir luchando!
La vida está llena de momento de gozo y de tristeza, de ánimo y cansancio, de triunfos y fracasos, lo único que no debe cambiar es nuestra decisión de seguir en la pelea en tanto tengamos vida.
¿Alguna vez te has imaginado ese momento en tu vida en que, por decirlo en cierta forma, estés tranquilo, sin mayores metas que buscar conquistar?, aunque uno puede imaginarse que ese momento llegará cuando uno se jubile, cuando uno se retire o cuando uno ya sea mayor, en realidad es cuestión de decisión pues eso no impide que sigas buscando otras metas, sueños u objetivos en tu vida.
Si bien la reflexión anterior te envía hacia un futuro distante, en realidad en ocasiones ese sentimiento de ya no luchar está presente en el ahora. Esto sucede cuando uno deja de lado sus sueños, metas u objetivos, sea por estar cansado, sea por una decepción, sea por la circunstancia que sea.
Pero si te fijas, la vida misma no se detiene. El sol sigue saliendo y se sigue ocultando, uno sigue envejeciendo, y los demás siguen caminando en sus vidas. Ante esta perspectiva ¿Qué razones podrían haber que justificaran el dejar de luchar?
La vida es un pequeño momento, un interludio consciente que así como viene se va, un momento dorado, glorioso, que nunca más se volverá a repetir. Pregunto de nuevo: Ante esta perspectiva ¿Qué razones podrían haber que justificaran el dejar de luchar?
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Entiendo del cansancio, del dolor, de la frustración que pueden llegar en ocasiones a abrumar a tal grado que uno no desee pelear más, pero también entiendo que esos momentos son pasajeros, que esos sentimientos son momentáneos, y que lo único que perdura es nuestra propia vida, bueno, al menos mientras estamos vivos. Entonces, ¿cuándo dejar de luchar?, sencillo: ¡cuando dejes de respirar!
Mientras estés vivo tendrás algo seguro: tu inconformidad. Si te fijas siempre estamos inconformes, de ahí la mayor parte de la actividad de nuestra vida, desde la más rutinaria y ordinaria hasta la más excepcional y trascendental. Pues bien, esa inconformidad es la que constantemente te impelerá a buscar a tener y ser más y mejor, ¿aceptarás el llamado o harás como que no lo has oído?
El problema dicotómico de la pregunta final anterior es que, como te dije, la vida sigue y, peor aún, llega el momento en que se termina. Así que de nuevo pregunto ¿aceptarás el llamado de tener y ser más y mejor o harás como que no lo has oído?
En nuestro andar por la vida podremos experimentar un sinfín de situaciones, de sensaciones, de emociones; en esa vorágine el punto medular debe ser siempre y en todo momento nuestra decisión de continuar nuestra lucha. ¿Respiras?, ¡pues a seguir luchando!
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/OrQZGnfCeBo
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Claro que un buen líder puede desandar su camino, pero solo para regresar por aquel que ha perdido el paso
Muchas veces hemos oído que en la vida siempre hay que ir hacia adelante, que nada ni nadie debe hacer que retrocedamos, pero hay una situación donde el retroceder es válido y no solo válido sino que incluso loable: cuando uno regresa por quien se ha quedado atrás.
¿Recuerdas cuando niño jugabas con tus amigos y al pegar la carrera te quedabas atrás?, ¿qué sentías, ¿qué les decías? Gritarles que te esperaran era una reacción natural pues no querías quedarte rezagado. Pues bien, cuando uno crece las cosas no cambian mucho.
Supongo te habrá tocado en algún momento ser seguidor de algún líder, sea este líder en el ámbito personal, laboral, intelectual o espiritual. Que sentimiento tan avasallador cuando ves que todos van a trote por el camino que el líder ha indicado y tú te vas quedando rezagado. De la misma forma que sentimiento de ánimo y aliento cuando el líder, en vez de dejarte atrás, regresa para ayudarte a avanzar.
Ser líder implica una gran responsabilidad pues hay personas, tus seguidores, quienes están atentas a tus indicaciones y quienes van en pos de la ruta trazada. Luego entonces por responsabilidad ética y moral mínima, si quienes te siguen han confiado en ti, lo menos que puedes hacer es ayudarlos en ese andar por el que han optado en pos de lo que les has indicado.
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Cierto que puedes seguir avanzando con los que puedan seguirte el paso y dejar en el camino a los rezagados, pero ¿quién quisiera seguir así a un líder para quien lo importante es la meta y no las personas que creen en él?
Pero, ¿y qué pasa con los que sí llevan el paso?, ¿no es injusto para ellos el detenerse un poco, aminorar la marcha, mientras el líder va en pos del rezagado? En primer lugar, el que el líder aminore la marcha, se detenga o de plano regrese por un seguidor rezagado no implica que todos los demás seguidores deban de igual forma hacer lo mismo, ellos puede seguir avanzando, de hecho eso es lo que se esperaría a menos que el líder no hubiese construido en ellos liderazgo personal.
Pero, en segundo lugar, aún y cuando el resto de los seguidores sí tuvieran que aminorar, detener o regresar la marcha por el seguidor rezagado eso no implica que pierden sino más bien que ganan en confianza, humanidad, compasión, respeto, y empatía y no solo con el discurso sino con el ejemplo del líder al hacer eso.
Ahora bien, una cosa hay que tener muy clara y esa es la intención de quien se rezaga. Si el líder regresa por el seguidor que ha quedado atrás y este tiene toda la intención de seguir en la pelea, adelante. Pero si el rezagado lo hace ya con un ánimo derrotista y en su fuero interno, de manera libre, ya no quiere seguir en la lucha, incluso por más labor que haga el líder, el líder no está obligado a detener toda la marcha por él y puede continuar junto con el resto de sus seguidores.
En nuestro andar por la vida, si es que en alguna ocasión estamos en una posición de liderazgo, no hay que perder de vista que no vamos caminando solos sino que de nosotros dependen otras personas y que por ellos uno puede regresar su recorrido, después de todo Claro que un buen líder puede desandar su camino, pero solo para regresar por aquel que ha perdido el paso
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Este artĂculo puede verse en video en https://youtu.be/Ru1obT60sak
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Recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello
Las batallas que uno enfrenta en la vida pueden parecer largas, interminables, a tal grado que pensemos que es mejor dejar de pelear. Sólo que si dejamos la contienda nunca sabremos si hubiésemos podido alcanzar lo que buscábamos, luego entonces, y para continuar nuestra lid, lo mejor es pensar que lo único que ocupamos es de más tiempo para lograr nuestro éxito.
Nuestra época se caracteriza por dos circunstancias nunca antes vistas: rapidez y facilidad. Casi todo tiene o está imbuido de estas circunstancias. Los adelantos tecnológicos han hecho posible que muchas de las actividades del ser humano ahora sean más rápido y más fáciles de hacer, tanto como nunca antes era posible si quiera pensarlo.
Lo anterior ha adaptado nuestra persona a esperar que casi todo tenga ese mismo comportamiento, lo cual no es así. Menos cuando hablamos de las batallas que enfrentamos en nuestra vida, las cuales pueden llevar no digo solo días, semanas o meses, sino incluso algunos años en concluirse satisfactoriamente.
Aprender a tocar un instrumento tal vez nos lleve algunas semanas, tal vez algunos meses, pero concluir una carrera universitaria bien puede llevarnos varios años. Independientemente de la diferencia de tiempos en los ejemplos anteriores, hay que ver una cosa en común: ambas requieren de tiempo, no son ni fáciles ni mucho menos rápidas.
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Luego entonces, ¿qué podemos sacar como lección de vida de lo anterior? Pues que de la misma forma y en muchas de las ocasiones, las luchas que en nuestra vida enfrentemos, sobre todo cuando se extienden en su consecución, solo ocupan de mayor tiempo para alcanzarlas.
¿Y si incluso con ese pensamiento uno da tiempo, uno lucha, y al final no alcanza lo que buscaba? Incluso en ese escenario tu persona sí habrá sufrido cambios en cuanto al carácter, la entereza, la capacidad, tus habilidades, aspectos que si bien no buscabas vinieron con la lucha y que quedaran contigo habilitándote para nuevas batallas.
Es así como el logro o no de los objetivos, aunque generalmente se consideran como las metas prioritarias, en realidad son circunstanciales porque dependen de muchos factores que no controlamos, pero lo que se refiere a nuestra constancia, disciplina, esfuerzo y pasión esas sí son cosas que dependen de nosotros y que nos van llevando poco a poco, esfuerzo a esfuerzo, lucha a lucha, hacia la persona de excelencia que estamos llamados a ser.
Cuando en tu andar por la vida enfrentes retos cuyas luchas tardes en concluir exitosamente, no pienses que tal situación implica que hay que desistir y dejar la batalla, sino que tal vez simplemente se requiera de mayor esfuerzo para alcanzar el triunfo, así que recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/8a1lMJklZuA
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Recuerda: usa las cosas para llegar a ser... no al revés
En nuestro andar por la vida en pos de nuestras metas, sueños y objetivos, debemos tener cuidado de poner las cosas en orden y en prioridad y no sacrificar lo más importante por lo menos.
En ocasiones me da la impresión que quienes trabajamos las cuestiones de liderazgo, emprendedurismo y motivación, podemos dejar en quienes nos prestan atención, una falsa o errónea idea de que los objetivos, sueños y metas que uno tenga en la vida lo son todo y que merecen cualquier sacrificio para alcanzarlos.
Pero si uno piensa un poco en eso podemos ver que todos esos sueños, metas y objetivos que perseguimos están fuera de nosotros (nunca perseguiríamos algo que está dentro y que por lo tanto ya es nuestro), es decir, no son nosotros, pero en ocasiones tendremos que sacrificar algo que sí sea nuestro (tiempo, vida, esfuerzo) por conseguirlo.
De lo anterior podemos ver que lo que sacrificamos es lo que somos, mientras que lo que obtenemos es lo que tenemos, siendo así que es nuestra persona la que estamos entregando a cambio de lo que queremos.
Todo bien hasta aquí, incluso lógico, pero ¿qué pasa cuando lo que obtenemos es de menor valía que lo que entregamos? En ocasiones podemos dar tiempo, esfuerzo, nuestra propia vida, por tener algo, pero ¿vale la pena el esfuerzo, el sacrificio?
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Cuando uno no tiene correcta esta perspectiva, una vez pasado el momento de euforia por haber conseguido lo que deseábamos, es entonces cuando viene ese sentimiento de vacío pues es cuando caemos en cuenta, consciente o inconscientemente, de que lo que dimos era de mayor valor que lo que obtuvimos.
De todo esto podemos sacar la premisa de analizar aquellas metas, sueños y objetivos en pos de los cuales vamos y ponerlos en la perspectiva de lo que daremos a cambio, repito: generalmente nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestra persona misma; y sacar así, por decirlo en cierta forma, las cuentas para ver si la inversión compensará el rendimiento.
Una sugerencia que nos puede ayudar en la operación anterior: revisa si al final, lo que entregues, aparte de ayudarte a lograr las metas, sueños y objetivos que te plantees, te permitirán ser una mejor persona.
No estamos llamados para simple y sencillamente acumular cosas en nuestra vida terminando al final con mucho pero sin nada. Si vemos hacia atrás podemos identificar que esos momentos de realización no tienen nada que ver con las cosas, sino con la persona, de ahí que el llamado individual es llegar a ser la persona de excelencia que estamos llamados a ser.
Las metas, sueños y objetivos tienen una función muy noble que es de dinamizar en nosotros aquellas fuerzas que nos permiten avanzar hacia la excelencia, siendo así que por lo tanto las primeras deben estar siempre en segundo lugar, después de todo recuerda: usa las cosas para llegar a ser... no al revés
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/w3aHKxXIV50
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Créeme: el desánimo, la desilusión, el enojo... ni resolverán un problema ni lo harán más llevadero
Todos en alguna ocasión nos hemos sentido desolados, frustrados, deprimidos, generalmente la reacción casi involuntaria a estos estados de ánimo ha sido el desánimo, la desilusión, el enojo, esto es normal, natural, pero de igual manera debemos ser capaces de saber y reconocer que tal reacción no nos ayuda en nada.
Sentirnos desolados sobreviene cuando, contra una idea, sino utópica al menos idealista que nos hemos fijado en la mente, se le contrapone una realidad contraria, y no solo contraria sino generalmente desagradable. Esa desilusión, en vez de ser sólo de lo que en nuestra mente nos habíamos imaginado generalmente se extiende a todos los ámbitos de nuestra vida, incluso los sueños, metas y objetivos que aún estamos procurando.
La frustración surge cuando, a pesar de todo el esfuerzo que hemos puesto en lograr algún sueño, meta u objetivo, este permanece inalcanzable, siendo nuestro avance casi nulo y en ocasiones incluso contrario. Esta frustración impregna nuestros pensamientos y socava los demás estados de ánimo que pudieran de manera positiva ayudarnos en nuestras peleas cotidianas.
La depresión es una mezcla de los dos estados anteriores donde el sentirnos desolados y frustrados dan al traste con nuestro buen ánimo manteniéndonos en 50
un estado permanente de desgano, tristeza, incluso desesperación, con la diferencia de que, en vez de que este estado nos lleve a salir de él por sentirnos mal en él, lo que hace es que nos hunde más y más en sus sensaciones negativas y sus resultados contrarios a nuestro proyectos de vida.
Imagínate esas situaciones en tu vida, lo más normal, natural, es que sobrevengan reacciones como el desánimo, la desilusión, el enojo reacciones que no quiero en este momento juzgar si son buenas o malas en sí mismas sino más bien si te sirven de algo o no en cuanto a lo que quieres hacer de tu vida. Piensa, así, en esto un momento: el desánimo, la desilusión, el enojo, ¿te sirven en tu andar por la vida o te lo dificultan y hacen más pesado?
Dado lo anteriormente comentado ¿quiero decir que esos estados de ánimo, esas reacciones personales, no deben ser tenidos? La respuesta es no, no quiero decir eso. ¿Por qué? Por la simple y sencilla razón que como te dije son reacciones normales, naturales, y por lo tanto no se trata de ir contra la naturaleza, pero sí no dejarse arrastrar por ella.
Mira, te pongo un ejemplo. Nadie intentaría detener un río que viniera crecido, pero tampoco se pondría uno en su camino para que la crecida lo arrastrara a uno ahogándolo. Lo mismo pasa con los sentimientos anteriores.
El desánimo, la desilusión, el enojo, tarde que temprano harán presencia en tu vida. Puedes sentirlos, experimentarlos, ¿por qué no? incluso detener tu andar para descansar y recobrar fuerzas. Pero nunca permitas que esos sentimientos, esas reacciones te avasallen.
Puedes pensar, como lo hemos hecho, que dichos sentimientos, dichas reacciones, ni te sirven, ni te ayudan, ni hacen tu andar más ligero o mejor, así que con esa perspectiva, en tanto los mismos sentimientos, las mismas
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reacciones, terminan por salir de tu vida así como entraron, uno no les da cabida para que permanezcan en nosotros de manera definitiva.
La lucha que día con día emprendemos para lograr nuestros sueños, metas y objetivos no siempre tienen el resultado deseado, pero esto no quiere decir que hemos fracasado al grado de sentirnos desolados, frustrados, deprimidos. Créeme: el desánimo, la desilusión, el enojo... ni resolverán un problema ni lo harán más llevadero.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/6cpjtOj5dZQ
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Paradójicamente, si quieres éxito... prepárate primero para muchos fracasos
Salvo contadas excepciones, la mayor parte de los caminos que uno recorre en pos de las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado, presentan caídas, fracasos, grandes o pequeños, pero que serán parte de nuestro andar y de nuestra experiencia.
Cuando en mis conferencias y talleres de emprendedurismo, liderazgo y motivación surge la pregunta de cómo hacerle para lograr lo que uno se propone, mi respuesta, antes de pasar a las sugerencias prácticas para ello, es prepararse para las caídas que sufriremos en nuestro andar.
Si uno toma los diferentes libros que existen para lograr esto o para lograr lo otro, tipo “la X cantidad de pasos para Y”, en la mayoría de ellos, si bien es cierto que contienen consejos prácticos para lograr las metas, sueños y objetivos, adolecen de la concientización y el manejo de lo que serán los pequeños fracasos que enfrentemos.
Todo andar hacia lo que uno se propone, sobre todo si eso que uno se propone vale la pena, estará lleno de batallas, grandes y pequeñas, que en ocasiones ganaremos pero que en otras ocasiones no.
Es importante saber, entender, y ¿por qué no? aceptar este hecho ya que de lo contrario la frustración, la desesperación, y el tirar todo por la borda serán las ideas que comiencen a imperar en nuestro ánimo ante los reveses que uno experimente.
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Curiosamente, y a diferencia del logro de metas, sueños y objetivos, el lidiar con el fracaso no tiene una serie de pasos sino más bien una serie de condiciones. La primera y tal vez la única es la aceptación. Aceptar las caídas, aceptar que somos falibles, aceptar el sentimiento ominoso ante el fracaso, si: aceptar, pero también aceptar que la meta sigue en el horizonte y nos está esperando.
No me gusta rechazar, estigmatizar, esos estados de ánimo, o más bien de desánimo, que surgen ante el fracaso. Son estados normales como personas que deben ser conocidos, aceptados e incluso valorados. ¿Qué tipo de valoración? Pues nada menos que esos estados de ánimo son los que nos van templando para que, incluso contra ellos mismos, volver a ponernos de pie y continuar nuestro andar.
Las caídas, los fracasos, estarán al orden del día mientras uno avance en pos de nuestras metas, pero los mismos irán desarrollando nuestro carácter como los triunfadores que estamos llamados a ser, así que no lo olvides: paradójicamente, si quieres éxito... prepárate primero para muchos fracasos
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/h4m5UUQjink
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Si te quieres detener en la búsqueda de tu sueño, solo recuerda que los demás, el mundo y tú mismo sueño no se detendrán
Nuestro andar por la vida trae momentos aciagos en los cuales quisiéramos, más que seguir avanzando, tirar todo por la borda. En esos momentos es bueno tomarse un respiro teniendo en cuenta que la vida sigue y nada, ni siquiera nuestros sueños, se detendrán a esperarnos.
Los sueños, metas y objetivos son al mismo tiempo nuestro motor y nuestra gasolina para avanzar por la vida, desafortunadamente en ocasiones las pruebas a las que nos enfrentamos pueden ser de tal magnitud que incluso el más fuerte motor y la mejor gasolina no den para superarlos.
Todo ocupa en algún momento dado un descanso, dejar la acción y pasar al reposo, a la recuperación, así que en ese momento que las fuerzas faltan, como todo en la naturaleza, será necesario tomar un descanso para recuperar fuerzas o bien, ver las cosas desde otra perspectiva.
Si bien lo anterior, como ya se comentó, no sólo es loable sino necesario, de igual forma hay que dejar claro que el mismo puede convertirse en una trampa, ¿por qué? porque una vez iniciado el descanso, el reposo, la tentación de desistir de volver a emprender la lucha puede hacerse presente.
Sin duda alguna descansar implica menos esfuerzo que la acción, y cuando uno viene de una batalla aún no ganada, puede sentir no sólo el peso del desgaste ocasionado por la lucha sino lo imponente de la lucha que aún nos espera.
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Descansar está bien, pero cuando la tentación de dejar la lucha se haga presente es bueno reflexionar sobre lo que nos hizo en primer lugar emprender la batalla. Siempre encontraremos mayores razones, razones de peso, para darnos cuenta que la lucha vale la pena y que seguir en ella es mejor que tirar todo por la borda.
Pero incluso con la perspectiva anterior, es decir, con la clara intención de volver a la pelea, uno puede dejar pasar el tiempo para ello para un mejor momento cuando nos sintamos completamente recuperados o con el ánimo para reemprender nuestro andar.
Es por ello que incluso descansando debemos tener presente que la vida sigue y que cada momento que estamos fuera de la batalla nuestros sueños, metas y objetivos se alejan más o se vuelven más difíciles de alcanzar. Esto nos servirá para reposar, sí, pero lo mínimamente necesario para comenzar la batalla con nuevos bríos.
En nuestro andar por la vida será necesario en ocasiones tomar un descanso, pero hay que tener presente que un descanso solo es una breve pausa para seguir nuestra lucha, tan breve como sea necesaria para recuperarnos y reiniciar la batalla, así que si te quieres detener en la búsqueda de tu sueño, solo recuerda que los demás, el mundo y tú mismo sueño no se detendrán.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/6YEUoSmXveU
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Dice un dicho que el soñar no cuesta nada, y tiene razón, pero el no soñar cuesta todo
Sin duda alguna nuestra vida está hecha a base de sueños, sí, de sueños, pero de sueños que con nuestra acción volvemos realidad, en este sentido quien no tiene sueños, realmente no tiene una realidad que ir construyendo como parte de su proyecto de vida.
Cuando hablamos de lo que uno logra en esta vida, necesariamente tenemos que considerar que esos logros tuvieron un nacimiento incipiente cuando comenzaron a ser sueños en nuestro interior.
Las metas que devinieron de esos sueños y que posteriormente se trasformaron en objetivos, nos permitieron echar a andar la maquinaria de las acciones requeridas para alcanzarlos.
Si alguien ha logrado algo en esta vida, si alguien sigue luchando por alcanzarlo, detrás de eso siempre podremos encontrar un sueño, algo que en su mente y en su corazón bullía al grado de mover a alguien a caminar pasando de un estado de seguridad ante lo conocido a uno desconocido por sus resultados inciertos, desconocido pero excitante.
Si lo pensamos un poco, cualquier cosa que deseemos lograr en la vida es por la obvia razón de que no la tenemos, luego entonces implica avanzar hacia un estado futuro desconocido, desconocido desde el momento mismo que no tenemos lo que buscamos y de que las acciones para conseguirlos son nuevas para nosotros, además de desconocer el resultado final que lograremos obtener.
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Con todo y todo, a pesar de esa incertidumbre, es un hecho que ese andar se vuelve excitante pues estamos yendo en pos de algo que bulle en nuestro interior por ser alcanzado.
Desafortunadamente hay quienes ante el camino incierto que ante sus ojos se abre al pensar en la consecución de un sueño, prefieren la seguridad, la tranquilidad de lo conocido negándose a salir de esa zona de confort y con ello renunciando al logro de su sueño.
De igual forma hay quienes sí comienzan a buscar su sueños, pero esos sueños que tangiblemente se relacionan con un mejor trabajo, con un mejor status, dejando de lado los sueños que si bien son satisfactorios personalmente hablando, se consideran no redituables económica o socialmente hablando.
Cada quien, desde el momento mismo de comenzar a vivir, tiene una cantidad limitada de tiempo para ello. En esa cantidad limitada de tiempo hay ciertas acciones que en función de los recursos y capacidades pueden ser emprendidas, de ahí que de manera sabia cada quien deberá decidir qué hará con eso que se le ha otorgado y salir a conquistar los sueños que hay en su interior, no sólo los rentables, sino también los satisfactorios.
Está medio complicado hablar de liderazgo, emprendedurismo y motivación cuando no se tiene algo que uno desee vehementemente lograr en esta vida, así que de vez en cuando será bueno observar lo que estamos haciendo en función de la voz interior que nos mueva lograrlo, después de todo dice un dicho que el soñar no cuesta nada, y tiene razón, pero el no soñar cuesta todo.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/wB0eRMm1h_4
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¿Miedo a fracasar?, es normal; pero deberías tener más miedo de ni siquiera intentarlo
El miedo es una parte integral de nuestra vida, de hecho, visto en cierto modo, el miedo es un mecanismo de autoconservación que busca protegernos de daños o perjuicios, pero cuando ese miedo nos paraliza en nuestro andar por la vida deja de beneficiarnos para convertirse en algo perjudicial.
Todos hemos sentido miedo en nuestra vida, todos tenemos algo que nos causa temor. En ocasiones son miedos entendibles, naturales, manejables, en otras se trata más que miedos de verdaderas fobias, con todo y todo nuestra vida ha sabido construirse considerando esos miedos, pero hay miedos que lejos de permitirnos avanzar nos detienen en nuestro andar.
Curiosamente el principal miedo que se experimenta ante los retos que la vida nos pone o ante los sueños, metas y objetivos que nos planteamos, es precisamente el éxito mismo, pero no por lo que el significa sino por lo que significa su contraparte: el fracaso.
Y es que ante cualquier intento que hagamos por obtener lo que sea, existe siempre el riesgo de no lograrlo, con lo que la sombra del fracaso, como algo amenazante, se cierne en nuestro horizonte oscureciendo nuestro andar.
La única manera de nunca fracasar sería nunca intentando nada, pero curiosamente esa es la misma receta para nunca lograr nada en la vida. Ante esto tenemos que tener claro que si bien es cierto que todo lo que intentemos conlleva 59
el riesgo de terminar en un fracaso, el no internarlo siquiera garantiza que nunca lograremos lo que nos propongamos.
Si bien lo anterior no nos da mayor certeza del resultado que vayamos a obtener, sí podemos usarlo para tener el contexto completo de lo que nuestras luchas significan en nuestra vida, ya que en caso de éxito la lucha misma se verá recompensada, pero incluso en caso de fracaso, al no haber cedido desde un inicio al miedo paralizante, podremos considerar esto como un avance en el estado de desarrollo que como persona tenemos.
Y es que si nos damos cuenta, conforme crecemos en nuestra vida los miedos van cediendo en cantidad, aunque algunos restantes o nuevos crecen en calidad, pero al ir madurando vamos dejando sólo aquellos miedos que realmente valen la pena conservar en la vida, no para paralizarnos, sino para evaluar los riesgos y decidir de una manera más consciente sobre lo que hagamos.
Y es precisamente cuando vamos venciendo esos miedos que vemos el potencial que tenemos, el cual, incluso ante los fracasos, nos hablan de la persona de excelencia que estamos llamados a ser. ¿Miedo a fracasar?, es normal; pero deberías tener más miedo de ni siquiera intentarlo
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/dXCgNdXYW4w
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No puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo?
Cuando de luchar por alcanzar los sueños, metas y objetivos que nos planteamos en la vida hablamos, hemos de reconocer la importancia de priorizar el uso de los recursos con los que contamos, y de todos estos recursos sin duda alguna uno de los más importantes, si no es que el más, es el tiempo, por ser un recurso no renovable.
Tienes cierta cantidad de dinero y solo puede comprar una cosa, ¿qué comprarías? Sin duda aquello que te fuese más importante, aquello que te sea más prioritario. Pues nuestra vida es igual, tiene cierta cantidad, no de dinero sino de tiempo, ¿qué comprarías con él?
Te pregunto esto pues en la vida podemos ver hacia dos direcciones: atrás y adelante, es decir, hacia el pasado o hacia el futuro. Mirar al pasado implica regodearse en lo logrado o lamentarse por lo no conseguido, mirar al futuro implica tener claridad en lo que se desea y hacer lo que esté en uno para alcanzarlo.
En este punto hay que aclarar que no está mal mirar hacia atrás, hay mucha enseñanza en lo que hemos vivido, en el camino que hemos andado, que nos permite aquilatar esa experiencia para mejorar nuestro andar.
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Pero cuando se mira el pasado con complacencia o con recriminación, se está usando el recurso no renovable, que es nuestro tiempo, en algo sin mayor trascendencia, pues lo que ya sucedió no puede ser cambiado.
Tal vez esto te parezca muy obvio, evidente, pero si te fijas encontrarás en la vida, y en ocasiones tal vez tú mismo caigas en ello, personas que tiene una actitud hacia el futuro tomando como referencia el pasado. ¿Qué por qué no intentan algo? Pues porque antes les fue mal, ¿Qué si por qué no se arriesgan? Pues porque han tenido malas experiencias. ¿Ves cómo es que pensar así del futuro hace que el pasado en realidad esté plena, completa y totalmente vigente?
También tenemos esas personas, espero no seas de ellas, que se la pasan doliéndose de los errores cometidos. Caramba ¡¿cómo hubieran podido adquirir experiencia si no fuera obre la base de tener aciertos y cometer errores?! Y también están aquellos que se pasan viendo el pasado regodeándose en los logros que obtuvieron sin avanzar hacia los que pueden obtener.
El pasado nos sirve, si, para aprender de él, el futuro nos sirve, si, para caminar hacia él; ambos extremos se unen en el presente dónde lo mejor de lo que somos, en función de lo que hemos vivido, extiende sus manos hacia lo mejor de lo que podemos ser.
El tiempo es un recurso del que se te ha dotado para alcanzar, con tu esfuerzo, las metas que te propongas, pero dicho recurso no es renovable por lo que debe ser usado sabiamente: No puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo?
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/uRwRzs_Nb4I 62
La vida termina, eso es un hecho, pero de ti depende que sea con una estruendosa ovación de pie
A nadie le gusta hablar del final de la vida. Es un tema que inhibe, que incluso atemoriza, pero si lo vemos desde una perspectiva correcta, esa visión puede darnos sobriedad en nuestra vida pues nos permitirá priorizar aquello que realmente vale la pena. “Todo lo que empieza, tiene que acabar”, reza un refrán y esto aplica también a nuestra vida. El tema, sin embargo, es para muchos delicado llegando incluso a ser un tabú el referirse a él so pena de causar incomodidad en los interlocutores. Curiosamente hay dos tipos de personas que sí abordan el tema: lo del disfrute y los de la sobriedad. Los del disfrute son aquellos que ante “la vida es corta” adoptan un “vive ahora y vive al máximo” lo que bien entendido puede usarse para aprovechar todas las oportunidades que se presenten para llegar a ser la persona de excelencia que estamos llamados a ser, pero que en la mayoría de los casos invita a un vivir sin frenos la vida ya que como esta termina hay que hacer de todo mientras se pueda.
El otro grupo, los de la sobriedad, son aquellos que para nada son lúgubres, tristes o grises en su vida, como alguien podría pensar por el adjetivo usado, sino que de manera sensata y consciente se dan cuenta del final que se acerca y priorizan sus acciones para hacer de esta vida, su única vida, una obra maestra.
Pensar en un final que se acerca año con año, mes con mes, día con día, permite dejar pasar aquellas pequeñas inconveniencias que la misma vida tiene, de igual 63
forma permite priorizar lo que uno desea y los recursos que en ello aplica pues ante lo corto de la vida lo óptimo es sacar de ella lo mejor que uno pueda. Eso “lo mejor que uno pueda” se refiere a lo mejor que uno puede llegar a ser, no a vivirla de la manera más agradable y placentera, ya que en ocasiones ese “lo mejor que uno pueda” requiere de ciertos sacrificios.
Lo anterior puede verse como una competencia deportiva. Los participantes con años de antelación se preparan con dietas y ejercicios que les permitan estar en las condiciones para competir. Pero esas privaciones o sacrificios se compensan con el logro del objetivo que se han trazado: en primer lugar competir en óptimas condiciones y, en el mejor de los casos, ganar la competencia.
Independiente de cuál sea la opción que uno tome para mirar el final: no hablar de él, vivir la vida a tope o comportarse con sobriedad, en todos los casos la realidad es la misma: la vida termina. Desafortunadamente no es sino hasta el final en el que uno puede hacer el balance de su vida y ante él irse satisfecho o por el contrario con lamentaciones y recriminaciones.
Desde el momento mismo que empezamos nuestro andar hemos iniciado un camino que tarde que temprano terminara, con eso en mente decide qué quieres hacer de tu vida para que al final voltees atrás con satisfacción del esfuerzo conferido y del logro alcanzado, después de todo la vida termina, eso es un hecho, pero de ti depende que sea con una estruendosa ovación de pie.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/fct4D1-t7qA
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Ganar a veces es cuestión de suerte, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad
¿Cuántas veces hemos escuchado que gran parte del éxito de alguien fue cuestión de suerte? Sin entrar a fondo en esta cuestión, pues mucho de lo que llamamos suerte tiene que ver con estar preparado para aprovechar la oportunidad, lo que sí podemos decir de todo caso de éxito es que requirió necesaria y forzosamente de aplicar la voluntad.
¿Qué es suerte? Uno puede considerar suerte encontrase dinero tirado, otro tal vez considere suerte el conseguir y aprovechar una buena oferta, tal vez alguien más hable de la suerte de haber encontrado a su pareja, e incluso de la suerte de tener buena salud.
Sin duda alguna lo que cada quien pudiera considerar como suerte es tan amplio como los pensamientos y las emociones de las personas, y dentro de esta gama de acepción de lo que suerte es, también caen las cuestiones relativa al éxito.
¿Tuviste éxito?, ¿fracasaste? Tal vez también se lo adjudiques a la suerte, después de todo algunos factores inmersos en ello no dependieron totalmente de ti. Dejando de lado la cuestión de la suerte, que más bien podríamos llamar casualidad, sin duda alguna esta hace énfasis en aquello que no puedes controlar, luego entonces si no puedes controlar no depende enteramente de ti.
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¿Vamos bien hasta ahorita? Sigamos: si no depende enteramente de ti obvio que no puedes incidir mucho en esos factores ajenos a tus acciones, pero como todo tiene dos lados, habrá algunos factores que enteramente dependan todo de ti.
El que se encontró dinero a lo mejor anduvo temprano por ese rumbo ya que más tarde otros hubieran sido los agraciados, el que consiguió y aprovechó una oferta es obvio que la anduvo buscando o al menos tenía la capacidad económica de aprovecharla cuando apareciera, el que dice encontró una buena pareja es porque no sólo esperó sino que también ofreció y porque se dio tiempo para conocer su prospecto, y el que tiene buena salud puede ser que sus hábitos alimenticios y de ejercicio tengan mucho que ver.
No es que estemos siendo muy simplistas en nuestra reducción analítica sino que estamos poniendo en su justo orden aquello que no puedes controlar diferenciado de aquello en lo que sí ejerces control, siendo luego entonces en esto último en lo que debes enfocarte.
Y a esto último es a lo que llamamos voluntad, a la manera en que tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu espíritu están vinculados entre sí y de igual manera vinculados con la meta, sueño u objetivo que te has planteado. Todo esto sí está en ti darlo al 100%, pero claro depende de tu decisión hacerlo.
Honestamente hablando uno no puede determinar el resultado de una lucha, pero uno sí puede determinar el grado de compromiso, entrega y empeño que ponga en la batalla. Es en esto último donde debemos poner nuestra atención, después de todo ganar a veces es cuestión de suerte, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/3yfK97qvO90 66
Todas las puertas de las oportunidades tienen una sola perilla para abrirse y ésta siempre está de tu lado
La vida está llena de retos, de oportunidades, de igual forma el aprovechar esos retos, esas oportunidades, depende en primera instancia de la voluntad que apliques en ello. Tal vez lo logres, tal vez no, pero sin ese primer y necesarísimo paso no existe siquiera esa posibilidad.
Cuando de sueños, metas y objetivos de vida hablamos, una cosa son las oportunidades, otra muy distinta el aprovecharlas y otra también muy diferente el lograr lo que nos proponemos.
Las oportunidades son situaciones que se nos presentan donde existe una coincidencia con lo que deseamos y las cuales nos plantean una posibilidad de alcanzar aquello. Las oportunidades, entendidas así, no dependen de nosotros sino que generalmente son decididas por factores externos, por la conjunción de situaciones que permiten el surgimiento de circunstancias favorables para lo que queremos.
Aprovechar la oportunidad eso sí depende enteramente de nosotros, este aprovechamiento se da cuando estamos en condiciones de pretender explotar al máximo las oportunidades que se dan para que con base en nuestras capacidades podamos alcanzar lo que deseamos.
Por último, el logro o no de lo que intentemos no depende enteramente de nosotros, es cierto que existen factores mediante los cuales podemos incidir en el 67
resultado final de lo que buscamos, pero de igual manera hay circunstancias y variables que no controlamos, que exceden del ámbito de influencia personal por lo que dicho resultado en muchas ocasiones es impredecible.
De estas tres situaciones, las oportunidades, el aprovecharlas, y los resultados, la del aprovechamiento curiosamente es la única en la que incidimos completamente y que al mismo tiempo es el puente entre los dos extremos, es decir, entre la oportunidad en sí y el resultado favorable de aprovechar la misma.
Aprovechar una oportunidad, como ya se comentó, si bien puede estar condicionada a muchas situaciones personales, en realidad sólo depende de una: nuestra voluntad. La voluntad es esa fuerza interior que nos lleva a intentar algo, aún y cuando el aprovecharla al máximo, como se comentó, puede estar condicionada a muchas situaciones personales.
Los conocimientos, las habilidades, las actitudes, los valores, todas esas son situaciones personales que pueden llevar aprovechar la oportunidad en mayor o menor grado, pero la voluntad es lo que nos llevará a intentarlo.
Es cierto que en la vida uno no puede estar seguro de los resultados de todo lo que desee, de todo lo que procure, pero también es cierto que uno requiere de intentarlo para poder saber si sí o si no, después de todo todas las puertas de las oportunidades tienen una sola perilla para abrirse y ésta siempre está de tu lado.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/tVWWOebHCzM
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Recuerda que son tus pasos y los de nadie más los que te han traído a donde estas y los que te llevarán a donde desees
Siempre definimos la vida como un caminar, como un andar donde vamos creciendo como personas y alcanzando o no nuestros objetivos, pero si seguimos el símil de la comparación, eso quiere decir que son nuestros pasos los que nos han traído a donde actualmente nos encontramos y los que nos llevarán a dónde queramos.
La vida es una constante lucha entre la responsabilidad y la irresponsabilidad y ambas se desarrollan en nuestro interior. ¿Por qué? Pues porque generalmente de nuestros logros nos enorgullecemos y los mostramos como el fruto de nuestro esfuerzo pero para nuestros errores o fracasos existe un sinfín de explicaciones donde poca responsabilidad es la que aceptamos.
Para lo primero, los logros, los éxitos, las conquistas, siempre existe un dejo de orgullo al hablar de cómo es que los alcanzamos. La preparación, el empeño, la dedicación que pusimos en alcanzar lo que obtuvimos se vuelve la historia misma donde el protagonista central es uno.
En el caso de los fracasos generalmente el relato de los mismos va aderezado de un sinfín de circunstancias o factores que incidieron en no lograr lo que nos habíamos propuesto. Es cierto que no podemos deslindarnos de nuestras responsabilidades pero si podemos mesurarla lo más posible presentando todas aquellas situaciones adversas que impidieron nuestro triunfo.
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Lo curioso de ambos casos es que independientemente de cómo se vean, en los dos hay circunstancias ajenas a nosotros que no pudimos controlar y que a pesar de las cuales logramos o no lo que nos propusimos, pero lo más importante es que en ambos casos, independientemente de lo que pudiésemos presentar como factores externos, hubo decisiones nuestras, personales, con respecto a dichos factores que definieron el rumbo final de nuestro caminar.
Visto de esta forma no podemos responsabilizarnos, ni a favor ni en contra, de los factores externos que inciden en nuestra vida, ellos exceden de nuestra capacidad de control, pero de lo que si podemos responsabilizarnos es de las decisiones que con base en ellos tomamos siendo que el resultado final, favorable o no, depende de nosotros.
¿Y qué de aquellos casos donde esos factores externos sean tan avasalladores que prácticamente nuestro esfuerzo, nuestra voluntad, quede nulificada ente ellos? El cambiar de dirección en nuestro andar, el mesurar los objetivos finales e incluso el darnos por vencido, en caso extremo, también es una decisión nuestra, eso no podemos soslayarlo.
Pero el sentido de esta reflexión no es echar en cara lo que se ha logrado o lo que no se ha logrado, el objetivo final de esta disertación es atraer nuestra atención a la responsabilidad que tenemos sobre nuestros propio caminar en la vida así que rrecuerda que son tus pasos y los de nadie más los que te han traído a donde estas y los que te llevarán a donde desees.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/vgXZGqnwEhs
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El problema es que el mundo no te va a dar tu lugar... ¡tú tienes que ganártelo!
Constantemente oímos, e incluso tal vez nosotros mismos lo hayamos dicho, que la vida es injusta pues no da lo que se cree merecer, sin entrar en debate sobre si la vida es o no injusta, vamos concediendo: lo es; pero de igual forma, entonces, vamos estableciendo que si la vida es injusta a nosotros nos corresponde luchar por lo que consideramos merecer.
Sin duda alguna todos tenemos sueños, metas y objetivos que no hemos conseguido, es más, tenemos situaciones adversas que no hubiéramos deseado y resultados negativos los cuales no procurábamos. Antes esto no puede uno menos que inconformarse por lo que en ocasiones la vida trae, o por los obstáculos que la misma pone a lo que queremos alcanzar.
Este sentimiento de frustración, de desasosiego, es muy natural, forma parte de esa naturaleza que se inconforma ante lo que no desea, pero de igual forma nos permite extraer ciertas lecciones de ello.
Antes de pasar a las lecciones habría que preguntarse ¿y si no quiero aprender nada de ello? No hay problema, cada quien decide lo que de su vida hace, pero pensar así nos vuelve víctimas del destino, alguien que sólo gozará o sufrirá de lo que le venga; sacar lecciones implica volvernos, en cierta forma, artífices de nuestro proyecto de vida.
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Aclarado esto pasemos a la primer lección, la cual es que en efecto, las cosas no vienen solas en esta vida sino que hay que luchar por ellas. Esto implica que aceptando que la vida es injusta uno pone todo lo que esté de su parte para que dichas injusticias no den al traste con el proyecto que conforma nuestra existencia.
La segunda lección es que independientemente del resultado, sea que logremos o no lo que buscamos, algo cambia en el fragor de la batalla y va moldeando nuestro carácter en el de un triunfador, no porque siempre consigamos lo que queremos, sino porque no nos damos por vencido, porque nuestro carácter se va fortaleciendo, y por qué resolutivamente hemos decidido volvernos constructores de nuestro proyecto de vida.
Y la tercer lección tiene que ver con los resultados adversos, negativos, ya que incluso en esos escenarios uno debe ser capaz de aprender algo: sobre el proceso mismo, es decir, lo que impidió lográsemos lo que queríamos; sobre uno mismo, sea que identifiquemos lo que falta trabajar en nosotros o lo que gracias a la lucha emprendida logramos avanzar; y sobre la vida misma, pues la vamos entendiendo y en función de ello no buscamos adecuarla a nuestro pensar sino nuestras acciones adecuarlas a su realidad.
La vida no es como un árbol cargado de frutas al que tan sólo debamos acercarnos y estirar la mano para recibir lo que creemos merecer, más bien se trata de un campo, en ocasiones incluso árido, que hay que trabajar para cosechar de él lo que deseemos, en ese sentido hay que entender que el problema es que el mundo no te va a dar tu lugar... ¡tú tienes que ganártelo!
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/ahHiNC5FQ2k
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Hasta del lodo más fangoso las flores nutren su aroma... y tú eres más que una flor
No puede negarse que la vida tiene muchos momentos buenos, agradables, pero de igual forma hay que reconocer que también existen esos momentos que por el contrario son malos, desagradables, lo interesante de esto es que tanto de uno como de otro uno puede decidir que toma para la construcción del proyecto de vida de cada quien.
Si lo pensamos un poco, podemos darnos cuenta que todos en la vida experimentamos altas y bajas, momentos que podríamos decir no quisiéramos terminaran y otros que, por el contrario, más bien no quisiéramos nunca hubieran llegado a nuestra vida; pero incluso de estos últimos, si vemos el panorama completo, algo hemos aprendido, de alguna manera hemos crecido.
Hay momentos desagradables que nos obligan, por decirlo en cierta forma, a salir de nuestra zona de confort y desarrollarnos de formas que no hubiéramos imaginado de haber seguido como estábamos. De esta manera hay quienes se dan cuenta del valor, la fuerza, la entereza que poseían, pero que no lo sabían, hasta que las adversidades no dejaron mayor opción más que avanzar o ser arrastrado por las circunstancias.
De igual forma esos momentos aciagos en ocasiones devienen por cuestiones en las cuales hay cierta responsabilidad, sea por desidia personal, por falta de voluntad o de fuerza, por una deficiencia de conocimientos de la vida o de conciencia de la existencia, siendo que esos momentos oscuros nos enseñan
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aquello que debimos haber sabido desde el inicio para no entrar en esas penumbras.
Pero vamos siendo completamente honestos: habrá momentos tan negativos en nuestra vida, tan deprimentes, tan opresores, ante los cuales no desarrollemos o descubramos esa fortaleza o esa entereza y que tampoco podamos ni aprender nada ni desarrollar mayor conciencia, ¿esos momentos también pueden servirnos? Así es, esos momentos tienen la exclusiva característica de hacernos ver aquello para lo cual no hemos sido llamados y desarrollar en nosotros humildad y empatía, humildad al ver lo que somos y lo que nos falta por ser y empatía al considerar a los demás en una lucha tenaz en la cual ocasión hay de sobra para sentirse así.
La vida tiene muchos momentos negativos, malos, deprimentes, esa es una realidad, pero nosotros tenemos voluntad, fuerza y carácter como para incluso de esos momentos salir fortalecidos, mejores, más sabios, más conscientes, o al menos identificando aquello que ni somos ni deberíamos querer para los demás.
Si uno pudiera escoger, seguramente solo se elegirían aquellos momentos buenos y agradables, pero nuestro carácter estaría incompleto pues nos faltaría la entereza que deviene de enfrentar adversidades, así que ante esta realidad que es la vida, con sus cosas positivas y sus cosa negativas, no olvides que hasta del lodo más fangoso las flores nutren su aroma... y tú eres más que una flor.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/yPRXyKnFx8Q
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No uses tus problemas como rocas en tu cuello que detengan sino como peldaños a tus pies que te hagan subir
Si el hecho de caminar, físicamente hablando, conlleva tropezones y caídas, con mayor razón cuando hablamos de un caminar por la vida; esos tropezones, esas caídas, pueden convertirse en dos cosas: o bien cargas que nos dobleguen por su peso al caminar vía autorecriminaciones, o bien como lecciones de las cuales podemos aprender para ser mejores en nuestro andar.
Dicen que el éxito tiene muchos padres mientras que la derrota siempre es huérfana, y es verdad pues los logros son algo de lo que uno puede ostentarse mientras que los fracasos, por el contrario, uno no quiere ni verlos ni mencionarlos.
En ese mismo orden de ideas fíjate cómo es que para cada caída, cada tropiezo, siempre existe una justificación, algo o alguien, ajeno a uno, sobre el que recae la responsabilidad de lo que no se ha logrado, de lo que no se ha conseguido.
Pero de esa autocomplacencia es muy fácil pasar a una recriminación donde a causa de los errores que se cometen, uno va desarrollando un carácter amargo, deprimido, ante la vida.
Es cierto que los errores, los fracasos, a nadie nos gustan, pero es muy distinto el dolor, la molestia pasajera que pudiera experimentarse, aprendiendo de la experiencia, a quedarse rumiando la amargura y no solo no aprender de lo sucedido sino ni siquiera seguir avanzando.
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Cada error, cada caída, es una oportunidad de aprender, de ser mejores, esto porque necesariamente nos mostrarán un área de oportunidad que no habíamos trabajo: nuestros conocimientos, nuestras habilidades, nuestras actitudes, nuestros valores. Claro, esto en el caso de que el error, la caída, puedan decirse fueron mayormente por nuestra responsabilidad.
Pero incluso aunque hayan sido factores externos los que mayormente tuvieron que ver con ese error, con esa caída, lo que nos queda de esa experiencia puede circunscribirse en el ámbito de la humildad que debemos tener pues ni lo sabemos todo ni lo podemos todo.
Es así como sea que uno aprenda de la experiencia para intentarlo de nuevo con más y mejores recursos, o bien que reconozca que uno no puede lograr todo por sí y para sí, el resultado de cada error, cada caída, puede ser positivo para nuestra vida si es que optamos por sacar de ello lo mejor que podamos.
Cada situación adversa que experimentamos y que deviene en un tropezón, en una caída en la vida, puede convertirse en algo que nos detenga en nuestro andar o bien que nos impulse a un mejor caminar, finalmente tu decidirás, así que no uses tus problemas como rocas en tu cuello que detengan sino como peldaños a tus pies que te hagan subir.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/mMuP8fta4Io
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Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él
Todos en nuestro andar por la vida tropezamos, caemos, pero de esos que podríamos llamar errores e incluso fracasos podemos aprender algo que nos ayude a ser las personas de excelencia que estamos llamadas a ser.
Sin duda alguna a nadie nos gusta tropezar por la vida. Los errores, los fracasos, no son precisamente algo que nos haga sentir bien ni mucho menos que podamos mostrar, pero con todo y ello sí pueden llegar a ser algo de lo que podamos aprender y por ende ser mejores.
Cuando uno plantea algo positivo como resultado de algo tan negativo como el tropezarse o caer en la vida, de inicio puede parecer como un absurdo, pero si uno lo piensa detenidamente de toda situación adversa algo puede aprenderse, más si uno se enfoca en el origen, el desarrollo y el resultado de la adversidad.
En cuanto al origen, una verdad de perogrullo es que todo sucede por algo, y está bien pensarlo así, pero en el caso de los tropiezos, las caídas, esta verdad debe llevarse a un sentido práctico que nos permita identificar las causas que originaron la adversidad, sobre todo si esas causas son imputables a uno mismo.
En cuanto al desarrollo, es menester identificar los factores que llevaron al tropiezo, al fracaso, pero que fueron parte del cómo se fueron dando las cosas, esto porque hay ocasiones en que algo inicia bien pero de igual forma algo en el camino termina por desbarrancar el trayecto inicial. Al igual que el caso anterior, el énfasis debe estar en las responsabilidades personales de ello. 77
Por último, en cuanto a los resultados, el enfoque de análisis no debe estar en lo negativo que en sí mismo es el tropiezo, la caída, sino más bien en aquellas cosas que podamos aprender de lo que se ha obtenido.
En todos estos análisis el énfasis, como se comentó, está puesto en las responsabilidades que uno mismo pudo haber tenido en los tropiezos, las caídas, esto por una causa muy lógica: sólo lo que pensamos, lo que hacemos, vaya, lo que somos, es lo que en cierta forma podemos controlar.
Lo anterior no quiere decir que no debamos analizar aquellos factores ajenos a nuestro control que tuvieron incidencia en el tropiezo, en la caída, claro que deben ser analizados si algo de ello puede aprenderse, pero no perder mucho el tiempo en ello como si el control de los mismos dependiera de nosotros.
Cada tropiezo, cada caída en esta vida conlleva una enseñanza, algo de lo que podemos aprender para con ello avanzar de manera decidida en la construcción de nuestro proyecto de vida, así que no lo olvides: Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/VVj3znlkrj0
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Pensamiento y sentimiento, dos fuerzas que pueden cambiar al mundo ¡y que son tuyas!
Si pensamos un poco en el devenir de la historia humana podremos ver que los grandes cambios, aquellas situaciones que generaron un giro en la historia tiene una idea detrás de ello, idea que da dirección, y una emoción en la misma, emoción que da fuerza.
Cuando se le pregunta a alguien que si qué es lo que requiere, lo más importante para lograr algo en la vida, la mayoría de las veces se refieren a los insumos para ello: tiempo, dinero o esfuerzo, y si bien es cierto eso es apenas el inter entre el lugar donde uno está y a dónde desea llegar, pero más allá de ello está el inicio de todo.
Este inicio, como mucho en la historia de la humanidad y en la historia personal de cada quien, tiene que ver con una idea que nace en el interior colectivo o de cada uno de nosotros. Esa idea va mostrando aspectos que terminan seduciendo a quien la incuba haciendo casi imperiosa la necesidad de concretizarla.
Pero la idea sólo es la mitad del binomio respecto del tema que estamos tratando, la otra parte es el sentimiento que en cada quien hace nazca, crezca, se fortalezca, y que lleva a generar la fuerza, el combustible, por así decirlo, necesario para avanzar en la consecución de lo deseado.
Si hacemos en este momento un alto y vemos la historia de la humanidad o la historia personal de cada quien, sin duda podremos ubicar en los inicios de todo cambio, de todo giro, ambas variables: las ideas y las emociones.
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Ahora bien, ideas y emociones no nos son ajenas pues todos, por el simple hecho de formar parte de la humanidad las tenemos, es cuestión de darle un uso correcto a ello entendiendo por uso correcto la prioridad en el orden de las ideas y el uso eficiente de las emociones inherentes.
Al mencionar la correcta prioridad de las ideas nos referimos a que si bien todos tenemos muchas ideas en la mente, ideas que incluso pueden ser consideradas como sueños, metas y objetivos, es más que evidente que dado lo limitado de recursos que tenemos, debemos sopesar todas esas ideas y en un orden de importancia, de mayor a menor, debemos darles la prioridad requerida.
De igual forma cuando se menciona el uso eficiente de las emociones quiere decirse que, aunque muchas cosas, muchos eventos, nos generan día con día un sinfín de emociones, estas deben en cierta forma sino contenerse al menos dirigirse para que no vayan desbocadamente hacia cualquier dirección desgastándonos, sino que se enfoquen con pasión, energía y dinamismo hacia aquellas ideas que en prioridad hemos establecido.
Las ideas y las emociones, propias del ser humano, han demostrado que pueden modificar la historia de la humanidad, de igual forma bien aplicada pueden darle dirección a tu vida y darte la fuerza para avanzar en ella, después de todo pensamiento y sentimiento, dos fuerzas que pueden cambiar al mundo ¡y que son tuyas!
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/pzGBEvbwV-I
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Todo llega en su momento justo, pero de uno depende el saber aprovecharlo
La vida está llena de oportunidades. Aunque en muchas ocasiones pensemos estas retrasan su aparición esto no es así, pero lo que sí es verdad es que las mismas deben ser reconocidas y uno debe estar en capacidad de aprovecharlas, para usarlas en la construcción de nuestro proyecto de vida.
La vida es un camino donde en ocasiones aparecen ciertas oportunidades lo mismo de tener o de ser más, de igual forma puede ser que en ocasiones pensemos que las oportunidades no se presentan aunque nos consideremos listos; lo importante de esto es que cuando se presenten sepamos aprovecharlas.
Aprovechar una oportunidad implica no sólo el darse cuenta de ella, sino el tener la capacidad para usarla a nuestro favor. ¿Cuántas veces se han ido de nuestras manos oportunidades simplemente porque no pudimos aprovecharlas? Más sin embargo estas se presentaron.
Es así como el darse cuenta de una oportunidad apenas es un aspecto de saber aprovecharlas, de hecho ni siquiera es el primero pues el primero sería estar preparado para usarla en nuestro proyecto de vida. Ante esto surge la pregunta ¿cómo puede estar preparado uno para lo que no sabe pueda presentarse?
La pregunta anterior es válida, y su respuesta permitirá entender por qué toda oportunidad llega en su momento justo. La respuesta a la pregunta anterior es que
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para estar preparado para aprovechar las oportunidades que se nos presenten pasa por explotar, por llevar al máximo, las capacidades con las que contamos.
Aprovechar una oportunidad, o más bien, estar en capacidad de aprovecharla, no resulta de estar indolente, sin preparación (de cualquier tipo), sin entrenamiento (de cualquier tipo), sin formación (de cualquier tipo), necesaria y forzosamente implicará que constantemente estemos trabajando en los dones, atributos y características que tengamos para pulirlos, afinarlos, prepararlos para cuando surja la oportunidad.
Con lo anterior en mente podemos ver entonces como es que todo llega en su momento justo, claro: si es que en efecto estamos trabajando constantemente en nosotros mismos como se ha indicado anteriormente. ¿Por qué? Porque si estamos constantemente trabajando en nosotros mismos al grado de estar al máximo de nuestras potencialidades, de nuestras capacidades, hemos de aprovechar las oportunidades hechas para nosotros, siendo que aquellas que no podamos aprovechar de plano no eran para nosotros pues excedían lo que éramos, lo que teníamos para dar.
Lo anterior, repito, sólo es válido para quien constantemente está trabajando en sí mismo y está al 100, como coloquialmente se dice, en sus capacidades, de otra forma no aplica pues el que no aprovecha una oportunidad por no haber trabajado consigo mismo, sea por desidia o negligencia, en realidad puede decirse que no aprovechó la oportunidad que bien pudo ser para él.
Las oportunidades siempre se nos estarán presentando en nuestra vida, el problema no es ese sino tener uno la capacidad de identificarlas y de igual forma estar uno en posibilidad de usarlas en la construcción de nuestro proyecto de vida, ya que todo llega en su momento justo, pero de uno depende el saber aprovecharlo.
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Este artĂculo puede verse en video en https://youtu.be/sttSWy2yJ5k
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Hacer posible lo imposible, no estás llamado para otra cosa
En nuestro andar por la vida nos encontraremos en situaciones que prácticamente podríamos decir son insalvables, imposibles de remontar, esto es una realidad, pero no necesariamente tiene que ser nuestra realidad ya que estamos llamados a incluso ir más allá.
No puede negarse que en muchas ocasiones los problemas y obstáculos que enfrentamos en la vida pueden parecer insalvables, pero también debemos reconocer que en muchas ocasiones, eso que se creía imposible de remontar ha sido superado de manera airosa, lo anterior entonces implica una diferencia entre la realidad y nuestra percepción de la misma.
La realidad corresponde a las cosas como son, pero esa realidad, al ser percibida por nosotros, adquiere un sesgo relacionado con nuestra experiencia, nuestra cultura, nuestra historia, nuestras expectativas e incluso nuestros miedos.
De esta forma es correcto señalar que en verdad la realidad nunca podemos percibirla como objetivamente es sino que siempre estará aderezada de lo que nosotros mismos somos.
Tomando en consideración esto es muy temerario señalar una característica de la realidad como si esta fuera la verdad última y absoluta, más que lo que de esa realidad percibimos.
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Y si esto es válido para la realidad de igual forma es válido para aquellas situaciones que vienen aparejadas con nuestra existencia en esa realidad y que identificamos como problemas, como retos.
Siguiendo este orden de ideas, los problemas y retos que enfrentamos en nuestra vida existen de una forma objetiva, eso no puede negarse, pero son percibidos de una forma subjetiva, como ya se ha comentado.
Dado que son percibidos de una forma subjetiva uno no puede de manera tajante y contundente señalar de dichos problemas y retos que estos son insalvables, imposibles de resolver, cuando mucho uno pudiera expresar que así a uno le parecen.
Pero dado que ese pensamiento limita, lo mejor es enfrentar esos retos, esos problemas que parezcan insalvables, imposibles de resolver, con el mejor de los ánimos para determinar si la realidad es compatible con nuestra percepción, siendo que en muchos casos, eso que parecía imposible será hecho a través de nosotros posible.
En la vida podremos lograr unas cosas y es mucho muy probable que no logremos otras, independientemente de esto, el compromiso que tenemos con nosotros mismos siempre es dar, en todo y para todo, lo mejor de uno, después de todo hacer posible lo imposible, no estás llamado para otra cosa
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/iisYrVQp_NQ
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La vida es un viaje... ¿prefieres conducir o ser solo un pasajero?
La vida bien puede ser definida como un viaje, un viaje lleno de vivencias, de experiencias de aprendizaje; pero de igual forma, si estamos hablando de la vida como de un viaje, solo tenemos dos opciones: o conducimos o somos pasajeros.
Cuando uno piensa en la vida como un trayecto, puede establecer muchos símiles entre ambas imágenes: en efecto, en la vida hay un camino, o más bien un caminar, que implica el tránsito que se va dando en la misma a través de las experiencias; hay un inicio, en efecto, así como también un final; pero una imagen que generalmente uno no presta atención es sobre quien conduce ese andar.
Cuando uno va de viaje a alguna parte hay dos opciones: o uno conduce o bien es llevado por alguien más. Pues en la vida es igual, solo que generalmente no se piensa en ello, pues aunque parezca increíble nuestra vida puede estar siendo conducida por otros, y por ende, vivida por ellos.
¿Cómo podría alguien ajeno a nosotros conducir nuestra vida? Muchas formas hay de ello, tal vez la más entendible sea cuando las ideas de otros, los valores de otros, los ideales de otros, son lo que visualizamos en nuestra existencia somos si fueran de nosotros viviendo e incluso muriendo por ellos.
Todos pensamos algo de todo, todos sentimos algo de todo, todos tenemos un ser que experimenta de todo desde una perspectiva. Cuando ese pensamiento, cuando ese sentir, cuando esa perspectiva se nos ha dado, realmente no somos nosotros quienes estamos pensando, sintiendo o experimentando la vida, sino las personas que nos han dado esa perspectiva. 86
Si bien esto es algo que generalmente uno no piensa, pues da por hecho que lo que uno piensa o hace es realmente lo que uno es, no por ello quiere decir que uno no pueda en este andar detenerse un poco y evaluar lo anterior para quedarse con lo que uno es y para desechar todo aquello que se nos ha impuesto.
Esto no quiere decir que uno va a desechar todo, es imposible, nos quedaríamos sino con nada sí con muy poco, quiere decir que en un ejercicio de introspección uno comienza a ver lo que piensa, lo que siente, y a establecer los fundamentos de esto siendo que si no existen bien pueden ser desechados.
Ser un pasajero en el camino de la vida implica que algo ajeno a nosotros, sean personas o circunstancias, son las que definen por dónde vamos, por el contrario, ser conductor es hacernos de la dirección de nuestra vida con los riesgos y las oportunidades que ello conlleva, pero finalmente definiendo nosotros mismos nuestros andar, después de todo la vida es un viaje... ¿prefieres conducir o ser solo un pasajero?
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/JkZNtccon_s
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Un error nos permite aprender en humildad y así ser doblemente mejor que antes de cometerlo En nuestro andar por la vida cometeremos muchos errores, esto es normal si pensamos que en realidad es nada lo que sabemos al nacer y mucho lo que tenemos que aprender, pero incluso de un error podemos aprender muchas cosas, siendo una de las principales la humildad.
Sin duda alguna lo que menos puede gustarnos de nuestro andar por la vida es cuando tropezamos, cuando caemos, cuando fallamos. Realmente la sensación depresiva, de desasosiego, no es algo que fácilmente se vaya, pero eso no quiere decir que el error cometido nos haga una peor persona ya que hay algo valioso que por sí mismo tiene.
Si nuestra vida fuera un brincar de éxito en éxito sin duda alguna, conociendo la naturaleza humana, generaría en nosotros graves problemas de ego pues nos harían vernos y pensarnos como perfectos, como infalibles. Lo anterior, además de ser completamente absurdo e irreal, generaría en nosotros una personal imposible de interactuar con los demás.
Visto de esta forma podemos decir que un error siempre trae tres enseñanzas: aquellas áreas de oportunidad que pueden trabajarse aún en nosotros, aquellas situaciones, factores o variables externos a los que debemos poner atención, y ese entendimiento personal de que ni nosotros ni los demás somos perfectos e infalibles.
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Lo primero, es decir, identificar aquellas áreas de oportunidad que pueden trabajarse aún en nosotros, se refiere a ver qué es lo que en nosotros generó o ayudó para que el error se llevara a cabo. En ocasiones los errores cometidos son por cuestiones donde hay aún facetas de nuestra personalidad que deben ser trabajadas y el error es un buen pretexto para revisar esto.
Lo segundo, es decir, identificar aquellas situaciones, factores o variables externos a los que debemos poner atención, se refiere a aceptar que hay algunas cosas ajenas a nuestro control, externas a nosotros mismos, que pueden incidir en los resultados de lo que emprendamos y que debemos considerar, en la medida delo posible, para que esa influencia sea vea sino eliminada al menos reducida al máximo.
Lo tercero, es decir, el entendimiento personal que surge del error cometido y que implica entender de que ni nosotros ni los demás somos perfectos e infalibles, nos lleva, sí, a la humildad personal, pero también, y de mayor valor, a la empatía social, es decir, a entender, comprender y aceptar que los demás también se equivocan, generando ambas percepciones una conciencia sobre la cual pueden construirse relaciones interpersonales más enriquecedoras.
Cuando se comete un error uno aprende mucho de él, tanto de las áreas de oportunidad que en nuestra persona detectemos para trabajar, como de las circunstancias externas que debemos considerar en nuestro andar por la vida, pero sin duda alguna un plus de aprendizaje tiene que ver con sabernos humanos, falibles, de esta forma un error nos permite aprender en humildad y así ser doblemente mejor que antes de cometerlo.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/l_HS67B_96Y
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¿Un problema no tiene solución?... ¡pues créasela!
Si hay algo seguro en esta vida es que la misma no está exenta de problemas. Prácticamente cada paso que uno da trae su consiguiente reto que debe ser enfrentado y al que podríamos llamar problema, aunque visto de una manera positiva más bien estaríamos enfrentando una oportunidad.
Sin duda alguna hay de retos a retos. Retos los hay que casi son imperceptibles y que se resuelven con un mínimo esfuerzo de nuestra parte. De igual forma hay retos que prácticamente son insalvables y que uno termina por continuar con la vida sin haberlos resuelto plenamente.
Independientemente de si el reto que enfrentemos es pequeño o grande puede verse siempre a través de dos cristales: aquel que lo ve de manera negativo, como un problema, o aquel que lo ve de manera positiva, como una oportunidad.
Sin duda alguna un reto es un problema en sí, pero un problema que se nos presenta para que le demos solución, es así como si nos enfocamos en la solución adoptaremos la actitud positiva de ver el reto como una oportunidad, ¿oportunidad de qué? principalmente de crecer como persona.
Ahora bien, ¿cómo pudiera crecer uno como persona? Pues básicamente de dos maneras: una es encontrando efectivamente la solución para el reto volviendo el problema en un asunto resuelto. Es esta opción en la que uno adquiere conocimientos y habilidades relacionadas con el reto que enfrentó que lo llevan a moverse en el ámbito de las capacidades propias hacia más y mejores estados de desarrollo. 90
La otra opción es aquella en la cual no podemos encontrar una solución para el reto enfrentado con lo que tenemos que continuar con nuestra vida sin haberlo resuelto. No podemos engañarnos creyendo que ante todo reto que enfrentemos saldremos airosos, pero esto no quiere decir no crezcamos como personas. En esta opción de igual forma uno adquiere conocimientos y habilidades que tal vez en esta ocasión no nos sirvieron para resolver lo que enfrentamos pero que nos habilitan para estar en mejores condiciones de enfrentar retos futuros, pero independientemente hay un valor adicional colateral y es el de hacernos consientes de nuestras limitaciones y las de los demás, y por ende humildes y empáticos.
Visto de esta forma, todo reto, todo problema, siempre tiene un resultado positivo, sea que el problema en sí se resuelva o sea que aunque no se resuelva nos permita ser mejores personas. ¿Un problema no tiene solución?... ¡pues créasela!
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/aPlLo1tFmlM
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Lo que ves en el mundo es un reflejo de lo que haces o dejas de hacer, así que menos queja y más acción
En el mundo hay muchas cosas buenas, nobles, enaltecedoras del espíritu humano, pero de igual forma no puede menos que reconocerse que también existen cosas malas, viles, que nos empobrecen como personas, dado que ambas cosas no existen por sí mismas sino que nosotros las creamos ¿qué responsabilidad tenemos cada uno de nosotros en ello?
Generalmente tendemos a reconocer, a aplaudir, cuando vemos algo relacionado con lo que el mundo es, donde como humanidad tenemos injerencia, y que denota un avance, un progreso, una mejora material, intelectual, emocional o espiritual.
De igual forma cuando vemos en el mundo algo relacionado con la participación de la humanidad en él que lo demerita, que lo hace menos o peor, no podemos menos que emitir un juicio condenatorio al respecto.
Pero lo que la mayor parte del tiempo pasa por alto es que ambas situaciones no existen de sí y por sí mismas, sino que son creadas por el conjunto de seres que conformamos esto que llamamos humanidad.
En este orden de ideas, así como todas las gotas que forman el océano participan de él mismo y le dan su forma y su existencia, todos nosotros, de alguna manera, colaboramos para que aquello positivo relacionado con la humanidad exista, lo mismo que aquello que pudiéramos identificar como negativo. 92
En este punto no podemos menos que entender que todo lo que hacemos, bueno o malo, contribuye, como la gota del océanos, a ese efecto que acumulado deviene finalmente en un evento que identificamos como parte del quehacer de la humanidad y, que por lo tanto, somos corresponsables.
Cuando uno adquiere este nivel de pensamiento comienza a darse cuenta que sus acciones, por pequeñas e insignificantes que parezcan, terminan haciendo este mundo algo mejor o algo peor. Y mira que digo que esas acciones pueden parecer pequeñas e insignificantes, parecer, no ser.
Así como el ejemplo del océano y sus gotas, podemos pensar en muchos otros donde el conjunto de elementos llegan a conformar la unidad total: un saco de granos de trigo, una maceta con tierra, un galón de leche. Cada totalidad está conformada de particularidades, en el caso de la humanidad las particularidades somos nosotros y lo que hacemos.
Una manera práctica de ver esto es aquel pensamiento que tiene la persona que tira un papel en la calle, total: sólo es un papel, pero así piensan otros cientos, miles, que terminan generando un problema urbano de contaminación.
Pero bueno, la basura del ejemplo anterior sólo es un ejemplo, nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras emociones e incluso nuestra espiritualidad, ejercidas de manera individual en el fuero personal de cada uno, deviene poco a poco en un efecto acumulativo que finalmente emergerá como parte de la humanidad para ser reconocido por nosotros o para ser recriminado, siendo que en ese reconocimiento o en esa recriminación tendremos algo de parte en la responsabilidad.
Las cosas cosas positivas que este mundo tiene, así como las cosas negativas que nos presenta, nos habla del resultado final de lo que cada uno hace, después 93
de todo lo que ves en el mundo es un reflejo de lo que haces o dejas de hacer, así que menos queja y más acción.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/dYM8o17iKVU
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A veces no escoges el ritmo que la vida te pone, pero si puedes elegir la manera de bailarlo
En nuestro andar por la vida no podemos menos que reconocer que en muchas ocasiones hay circunstancias externas que exceden al control que sobre lo que somos o hacemos podemos conferirnos, sin pretender con esto disminuir la responsabilidad que sobre nuestra vida tenemos, reconociendo esto, podemos ver la manera en que seguimos avanzando sin renunciar a nuestros sueños.
Si todo lo que queremos lograr pudiera lograrse tal y como lo queremos, es cierto que pudiéramos reconocernos como exitosos, pero tal vez la parte de nuestro desarrollo personal quedara trunca, ¿por qué?, porque ese éxito no estaría aderezado de la madurez en el carácter que generan las contrariedades que ante la vida experimentamos.
Si pensamos en todo aquello que hemos querido lograr en la vida, veremos tres grandes grupos: aquellas cosas que sí logramos y no solo eso sino que logramos como nos lo propusimos tanto en el proceso como en el resultado, aquellas cosas que sí logramos aunque no como nos lo propusimos ni en el proceso ni en el resultado, y aquellas cosas que de plano no logramos.
De las clasificaciones anteriores quiero referirme a la segunda, la de aquellas cosas que aunque logramos, esto no lo hicimos ni como quisimos ni los resultados fueron los que establecimos.
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Situaciones como esta producen en nosotros una madurez de carácter que se finca en darnos cuenta de las limitaciones propias que tenemos y de igual manera darnos la oportunidad para generar en nosotros esa sinergia dinámica como para que, a pesar de esto, seguir avanzando hacia nuestras metas, sueños y objetivos.
Por otro lado, y curiosamente, el hecho de que logramos algo no como lo habíamos previsto, ni en el proceso ni en el resultado, implica que nos vimos enfrentados a retos, a obstáculos, que exigieron de nosotros la aplicación de fuerza, inteligencia y pasión, para sortear esos obstáculos y de una manera ingeniosa lograr lo que buscábamos.
Cuando se logra lo que uno quiere, tal y como uno lo quiere, el aprendizaje corre solo en una vía, pues nos refuerza las formas y los fondos para alcanzar algo; cuando no logramos lo que nos proponemos el aprendizaje también corre en una vía, aunque opuesta a la anterior, pues nos permite crecer en humildad al sabernos y vernos limitados; pero cuando se logran las metas aunque no de la forma que esperábamos, ni en cuanto el proceso ni en cuanto el resultados, las dos vías anteriores convergen en nuestro aprendizaje y por ende en nuestro crecimiento y madurez como personas.
Las circunstancias que nos va poniendo la vida, llámense obstáculos o restricciones a nuestro andar, trabajan en nuestro carácter como un crisol y, por qué no decirlo, incluso en nuestra creatividad para de manera ingeniosa ver la forma en la cual podemos, a pesar de todo, seguir en pos de nuestros sueños, después de todo a veces no escoges el ritmo que la vida te pone, pero si puedes elegir la manera de bailarlo.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/OC0dOb09OTo
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Atrévete: La historia de tu vida también puede ser escrita con colores
Todos tenemos una idea de más o menos qué queremos para nuestra vida o cómo queremos vivirla. Estudio, trabajo, familia, y un sinfín de metas, sueños y objetivos matizan nuestro camino hacia la autorrealización, pero para que esa autorrealización sea plena necesariamente debe pasar por el tamiz de la individualidad, de la particularidad, de la singularidad.
Cuando hablamos de vivir la vida todos los seres humanos entramos en un conflicto dicotómico: por un lado queremos vivirla de acuerdo a nuestros gustos, nuestros criterios, nuestra personalidad, es decir, vivirla de una manera única, pero por otro lado no queremos desentonar de la generalidad siendo diferente del conglomerado social en el cual nos desenvolvemos.
Si bien lo segundo, es decir, el vivir en armonía con el conglomerado social en el cual estamos es una parte fundamental de nuestro proceso humano, lo primero, la búsqueda de la unicidad en la vivencia de nuestra existencia es finalmente lo que le concede el carácter de hacerla y llamarla nuestra.
La individualidad tiene que ver con las características particulares que cada uno de nosotros tenemos y de las cuales debemos hacer uso para avanzar en el camino de nuestra vida en pos de nuestros sueños, metas y objetivos.
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La particularidad se refiere a las maneras especiales y diferentes que cada uno de nosotros tiene de llevar a cabo lo que uno tiene que hacer para alcanzar lo que nos hemos propuesto.
La singularidad tiene que ver con las características diferenciadas de los resultados que se obtienen al avanzar en el camino de la vida considerando las dos características anteriores.
Visto de esta forma la individualidad se refiere a los insumos, en este caso los insumos personales, nuestras propias características, con las que abordaremos el vivir nuestra vida. La particularidad se refiere más bien al proceso, es decir, tiene que ver con el cómo vivimos nuestra vida, claro, considerando la cuestión de la individualidad. Por su parte la singularidad son los resultados que obtenemos los cuales, obvio, si por la cuestión de la individualidad cada uno es diferente y si por esas diferencias, según la particularidad, cada quien vive su vida de forma diversa, es lógico pensar que, según la singularidad, cada quien obtendrá resultados heterogéneos.
La individualidad, la particularidad, la singularidad, nos van llevando en la vida por el camino de la lucha por conseguir nuestros sueños, metas y objetivos, pero una forma que sólo es significativa y sólo nos compete a nosotros, con lo cual la misma adquiere un valor incalculable de unicidad universal, en ese caso atrévete: la historia de tu vida también puede ser escrita con colores.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/QskJt-d3A54
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No te preocupes tanto por tener grandes logros, mejor preocúpate por tener grandes intenciones
La tendencia natural del ser humano es a evaluar lo que se es y lo que se hace en función de lo que se logra, pero si lo pensamos un poco, esto último no depende totalmente de nosotros sino que hay muchos factores externos que inciden en ello, pero las motivaciones, nuestras intenciones, la fuerza que nos mueve a tratar de conseguir algo, eso sí es de nosotros.
Sin duda alguna que cuando uno logra algo existe en nosotros un satisfacción interna por haber alcanzado lo que nos propusimos, de igual forma cuando la conquista de lo planteado se frustra no podemos menos que sentir desasosiego en nuestro interior, tristeza o depresión, pues prácticamente la consecución del objetivo era lo que nos daba razón de ser.
Lo anterior, hay que aclarar, es un sentir y un actuar muy natural propio del ser humano, después de todo la relación esfuerzo-logro es algo sin lo cual la misma vida no tiene sentido, bueno al menos así nos parece a nosotros.
Pero si analizamos la situación, si somos objetivos, podremos darnos cuenta de que en realidad, tras cada logro o cada fracaso, podremos identificar un sinfín de factores de externos, de variables ajenas a nosotros, que tienen incidencia en lo buscado.
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Si la conquista de cualquier meta, sueño u objetivo dependiera enteramente de nosotros, inequívocamente el logro o no de eso sería nuestra entera responsabilidad, por lo que las emociones comentadas anteriormente estarían más que justificadas, pero siendo que conseguir o no algo tiene muchas más variables externas, factores ajenos a nosotros, ¿cómo podemos responsabilizarnos en su totalidad si logramos algo o no?
Lo anterior no busca quitar la responsabilidad que tenemos de luchar en nuestra vida por lo que queremos, sino poner las cosas en su justa dimensión para no exacerbar el sentimiento aunado a una conquista o a un fracaso, pero de igual forma busca poner el foco en aquello de lo cual sí somos responsables: nuestras motivaciones, nuestras fuerzas, nuestras intenciones.
Nuestras motivaciones, nuestras fuerzas, nuestras intenciones sí son algo que nos pertenecen y de las cuales somos responsables, y en última instancia, de ellas, por lo que a nosotros corresponde, dependerá el logro o no de metas, sueños y objetivos loables, trascendentales.
Si no hay motivaciones, fuerzas o intenciones superiores en nosotros, difícilmente podremos esperar grandes logros, de igual forma aunque las halla no podemos asegurar que conseguiremos lo esperado, pero la sola existencia de ello implica que en nosotros hay grandeza, grandeza que tarde que temprano se hará concreta, visible, palpable.
Si bien la vida está llena de retos, luchas y desafíos y nuestro andar motivado por alcanzar metas, sueños y objetivos, no son estos últimos los que de manera contundente nos definen, sino aquellas motivaciones, fuerza e intenciones que nos mueven a ir en pos de lo que nos hemos planteado, así que no te preocupes tanto por tener grandes logros, mejor preocúpate por tener grandes intenciones
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Este artĂculo puede verse en video en https://youtu.be/5YZ-ugyiatc
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El 99% del éxito consiste en intentarlo, intentarlo, intentarlo e intentarlo
En el mundo actual donde el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación ocupan un papel preponderante en el desarrollo personal y profesional, quien desee incursionar en estos tema tiene a su alcance un sinfín de recursos, pero la mayoría de esos recursos lo que obvian es el hecho de que para lograr algo se requieren, en la mayoría de los casos, muchos intentos.
¿Qué pensarías de alguien que te diera una técnica para lograr algo pero al mismo tiempo te indicara que dicha técnica no te garantiza el éxito sino que por el contrario, lo más probable es que tengas que intentarlo varias veces? Sin duda alguna más que confianza en quien te dice eso no considerarías sus consejos pues al parecer en los mismos hay contradicción. Más sin embargo, en cuanto al liderazgo, el emprendedurismo y la motivación esa es la realidad ineludible.
Las técnicas y herramientas relacionadas con el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación hacen mucho énfasis en los cómo que tú puedes controlar, y eso está bien ya que no tendría sentido enfocarse en aquello que no puedes controlar, desafortunadamente en muchas ocasiones las variables externas, ajenas a ti, tiene un peso definitivo y definitorio en la consecución o no de lo que nos hemos fijado.
¿Qué quiere decir lo anterior? Que por más información o metodologías que sobre el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación domines, no hay nada que te garantice el éxito, pero sí hay un factor que puede determinarlo,
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desafortunadamente ese factor en ocasiones se deja de lado pues tiene que ver más con el fracaso que con el éxito.
Pensemos esto. Si una técnica, si una metodología no puede garantizar el éxito en lo que emprendamos, luego entonces es factible que fracasemos en el intento, pero –y esto es muy importante- si hemos fracasado en conseguir lo que procurábamos, la única forma en que podríamos en dado caso llegar a conseguirlo, es volviendo a intentarlo.
¿Te fijaste? El intentar necesaria y forzosamente pasa por haber fracasado, es por ello que muchas de las técnicas y metodologías que versan sobre el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación no tocan este tema, o cuando mucho lo tocan de una manera mucho muy sutil, pues si dijeran que hay que intentar implicaría que lo que presentan como un camino al éxito no necesariamente puede llegar a un feliz término.
Lo anterior no quiere decir que toda esa información y herramientas relacionadas con el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación no tienen utilidad, ¡claro que la tienen!, más bien lo que quiere decir es que como elemento esencial en el camino al éxito no debe dejarse de lado la importancia de la insistencia, la tenacidad y, ¿por qué no? incluso la obstinación en conseguir las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado.
Uno podrá conocer todo lo que respecto de los temas de liderazgo, el emprendedurismo y la motivación se ha escrito, de la misma forma podrá poseer y aplicar diversas técnicas para ello, pero si no se es consciente de que se requiere muchos intentos para lograr algo, todo lo demás no servirá de mucho, después de todo el 99% del éxito consiste en intentarlo, intentarlo, intentarlo e intentarlo
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Este artĂculo puede verse en video en https://youtu.be/Mp6-2MLs4mc
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Para tropezar con una moneda de oro, necesitas andar miles de pasos
Es un hecho que algo, mientras más valioso es, más difícil es de encontrar, de ahí precisamente su valía: en la escasez. En la vida pasa de igual manera ya que lo que realmente vale la pena, material, mental, emocional o espiritualmente hablando, generalmente requieren de mucho trabajo previo para encontrarlo.
Cuando uno va en pos de las metas, sueños y objetivos que se ha establecido, sobre todo si son metas, sueños y objetivos de valor para uno, tiene muy en claro qué es lo que desea lograr, tal vez incluso la manera en qué puede lograr eso que se ha propuesto, pero generalmente la vida misma tiende a darnos sorpresas, en ocasiones desagradables, que dificultan el lograr lo que queríamos de la forma en que queríamos.
Si aquello de valor que nos hemos propuesto fuera de alguna forma fácil de alcanzar, por solo ese simple hecho su valor demeritaría mucho ya que si no implicó esfuerzo alguno luego entonces no vale tanto como creíamos pues fácilmente puede ser conseguido convirtiéndose en una cosa más del montón de cosas que podemos logar en el vida.
Por el contrario, si consideramos algo de valor eso significa que ese algo sale de las características del promedio que podemos lograr en la vida, de ahí su valor: es diferente, es singular, es escaso, es difícil de alcanzar.
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Si la perspectiva anterior se pierde lo que se logrará es que ante cada obstáculo, cada reto, cada problema que enfrentemos al ir en pos de lo que nos hemos planteado, surja el desánimo, la impaciencia, la desazón.
Pero si se tiene claro que lo valioso propuesto como meta, sueño u objetivo en nuestra vida es, por el mismo valor que le adjudicamos, algo diferente, singular, escaso y difícil de alcanzar, entenderemos de los obstáculos, retos y problemas que enfrentemos, y encontraremos en lo planteado la sinergia dinámica requerida por nosotros para, como se dice coloquialmente, alzarnos al castigo y seguir adelante en pos de lo planteado.
Ahora bien, no por esto se soslayan los sentimientos negativos y encontrados que puedan darse ante los reveses que en nuestro andar encontramos, sino que entendiendo lo anterior, podemos crecer en madurez mental, emocional y espiritual y así encontrar algo de mayor valor que la meta, sueño u objetivo planteado ¡incluso si no logramos lo que buscamos!
Si se consigue la visión anterior y si a pesar de las dificultades del camino se sigue en pos de lo establecido, podremos tal vez encontrar los tesoros que nos hemos planteado, pero incluso en el caso de que no se diere, terminaremos nosotros mismos convertidos en uno.
Muchas cosas uno irá obteniendo mientras camina por la vida, pero es un hecho que al final tan sólo un puñado de esas podrán ser consideradas de un valor excepcional, después de todo para tropezar con una moneda de oro, necesitas andar miles de pasos.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/QJ2zJhIpBy8
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Cambiar para mejorar, mejorar para ser excelente, y ser excelente para trascender
Dicen que la única constante en la vida es el cambio, pero un cambio sin rumbo, sin dirección, sin metas, es decir, un cambio en si, por si y para sí, no necesariamente significa que uno esté mejorando a menos que ese cambio lo haga una mejor persona.
La naturaleza humana nos impele a estar constantemente insatisfechos. Esta insatisfacción surge siempre y en todos los casos al considerar la necesidad de algo que no poseemos ya que si ya lo tuviéramos, en la forma y de la forma que quisiéramos, estaríamos satisfechos.
Esta insatisfacción, esta búsqueda de lo que no tenemos, se da tanto en el ámbito material, como en el intelectual, emocional e incluso en el espiritual. De igual forma esta insatisfacción, esta búsqueda de lo que no tenemos, nos lleva a entrar en una actividad material, intelectual, emocional o espiritual, para alcanzar lo que anhelamos.
Pero en ocasiones, por más actividad que desarrollemos, e incluso por más metas, sueños y objetivos que alcancemos, en realidad todo puede ser como parte de un espejismo, de una ilusión, donde no necesariamente lo que estemos logrando nos vaya llevando a ser más y mejores personas.
Cuando uno se plantea el qué, es decir la meta, sueño u objetivo que desea alcanzar, inmediatamente debe ponerse a reflexionar en el por qué y para qué, esto para tener claridad en lo que nos ha llevado a ese punto y desde dónde partiremos para avanzar en la vida. 107
La falta de reflexión puede llevarnos a la situación planteada con anterioridad donde nos enfrascamos en hacer incluso en conseguir, pero al final nos sentimos vacíos pues no hemos realmente llenado la necesidad básica de nuestra persona que es ser más y mejores.
Tal vez en este punto alguien se dé cuenta de que no ha hecho esta reflexión en la vida a pesar de haber hecho mucho e incluso de haber alcanzado mucho, pero esto no debe mover a desazón, desánimo o depresión, ya que mientras hay vida hay esa posibilidad de vernos, analizarnos, entendernos, comprendernos y por lo tanto mejorarnos.
En ese entendido, hoy puede ser el primer día de vivir conscientemente los qué en función de los por qué y para qué, y aunque la reflexión sobre lo ya andado pueda servirnos para adquirir ese nivel de conciencia, no hay que enfocarnos en lo que podemos no cambiar sino en lo que sí podemos: nuestro andar futuro de aquí en adelante. Todos hemos oído la frase de “cómo has cambiado”, de igual forma en muchas ocasiones habremos dicho lo mismo a otros, pero si ese cambio no nos ha llevado a ser más y mejores solamente ha significado actividad, más no un avance ya que hay que tener claro el proceso: Cambiar para mejorar, mejorar para ser excelente, y ser excelente para trascender
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/anjjXcRlZ14
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La oportunidad no solo requiere ser identificada y aprovechada sino a veces incluso creada
En muchas ocasiones hablando sobre la vida, el argumento principal para justificar nuestro estado actual de desarrollo es que simplemente no se nos presentó tal o cual oportunidad; si bien es cierto que hay oportunidades que se nos presentan en la vida, oportunidades para las que por cierto hay que estar preparados, también es cierto que en muchas otras ocasiones las oportunidades deben ser creadas por uno.
En realidad, la consecución de las metas, sueños y objetivos que nos hemos planteado, tienen, por así decirlo, tres opciones: una es que se nos presente la oportunidad, otra que ante la oportunidad presentada estemos preparados para aprovecharla, y una tercera donde no se presenta la oportunidad pero nosotros mismos la creamos para usar en ella nuestras capacidades.
En muchas ocasiones el conseguir o no algo que nos hemos propuesto estriba en que se den las condiciones para avanzar en ello, es a eso a lo que llamamos una oportunidad presentada, pero para poder identificar que se trata de una oportunidad debemos tener claridad precisamente en lo que deseamos conseguir.
El que se presente una oportunidad no es sinónimo de que podamos aprovecharla, para ello hay que estar preparado. De nada sirve tener claridad en lo que queremos lograr si no hemos estado trabajando nuestras capacidades para 109
que, en función de lo que nos hemos establecido, poder tener lo que necesitamos para lograr aquello.
Pero incluso puede ser que tengamos claridad en la meta, sueño u objetivo que nos hemos planteado, incluso, como consecuencia de lo anterior, que hallamos trabajado en nuestras capacidades, pero que la oportunidad no se nos haya presentado, en este caso lo anterior no es una fatalidad en nuestro andar en pos de lo deseado ya que podemos subsanar el no contar con una oportunidad, creándola.
Crear una oportunidad tal vez sea mucho más complicado, difícil e incluso requiere de mayor esfuerzo que el sólo aprovecharla, pero si somos capaces de hacer lo que de nuestra parte esta para crear, si no todas algunas condiciones necesarias para alcanzar lo que nos hemos propuesto, al menos las que estén en nuestras manos crear, habremos dando un salto enorme en configurarnos como artífices de nuestro propio destino.
El tener metas, sueños y objetivos claros, y estar preparado para aprovechar las oportunidades que la vida nos presente, nos será de mucha utilidad para no dejar pasar esos momentos fugaces que pueden ayudarnos en conseguir lo que queramos, pero de igual forma, si sabemos lo que queremos lograr en muchas ocasiones seremos nosotros mismos quienes crearemos las oportunidades que necesitemos.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/4OZfukIIqV8
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Cada final es en realidad un nuevo empezar
Generalmente pensamos nuestra vida en función de las metas, sueños y objetivos que nos hemos plantado, pero si lo vemos detenidamente en realidad el conseguir algo que nos hallamos propuesto no implica que nuestro andar se ha detenido sino que éste sigue sólo que por una persona diferente, mejor, más plena.
Conseguir una meta, lograr un sueño, alcanzar un objetivo, si bien puede verse como la conclusión de un proceso mediante el cual buscábamos concretar lo que nos habíamos planteado, en realidad no es más que una estación en nuestro andar por la vida.
Esa estación, es decir, la consecución de lo que nos hemos planteado, nos permite, sí: deleitarnos en lo que hemos conseguido, pero también ver en eso en que nos hemos transformado, adquiriendo conciencia de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que queremos llegar a ser.
La transformación que se menciona es el resultado natural de aplicar el esfuerzo físico, mental, emocional e incluso espiritual en alcanzar lo que nos habíamos propuesto. De la dinámica subyacente en la interacción de lo que somos con lo que no somos, es decir, de nuestra persona y el mundo que nos rodea, surge una persona que necesariamente será diferente de la que inicio el camino en pos de lo que deseaba.
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Dado que esa persona es diferente, un ejercicio de mucho valor que puede hacerse al conseguir algo es ver en qué uno ha cambiado. Ese cambio puede ser positivo, con lo que el mismo habrá de aquilatarse y usarse en la búsqueda de nuevas metas, pero también puede ser negativo, con lo que habrá de hacer las reflexiones necesarias y establecer las acciones conducentes, por nuestro propio bien, para revertir esto.
Pero el ejercicio anterior no termina ahí, es decir, con una análisis entre o que fuimos y lo que ahora somos, sino que también puede dirigirse hacia el futuro, hacia lo que queremos ser.
Todos tenemos en mente algo en lo que de manera personal deseemos transformarnos e incluso si no lo tenemos definido esto con claridad sí nos sentimos confortados o incómodos cuando llegamos a ser una persona diferente a lo que éramos; si esta persona es más y mejor nos sentimos confortados, si es menos o peor el sentimiento es de incomodidad.
Con todo y todo, lo más importante de conseguir una meta, un sueño o un objetivo, es que dada la experiencia vivida para ello nos hemos habilitado para estar en una condición de mayor ventaja para ir en pos de nuevos horizontes, después de todo cada final es en realidad un nuevo empezar.
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/0_TuxOoreFI
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PALABRAS FINALES
Cuando uno lee algo dos cosas suceden: se siente relacionado con lo que lee o bien lo que lee no está relacionado para nada con uno siendo un relato más.
En el primero de los casos esa relación que se siente está aunada a las experiencias similares, sea en procesos o resultados, que nos han tocado vivir. Por su parte si uno no ha tenido experiencias similares es más que evidente que lo que lee no pase de ser eso: sólo una lectura.
Los diferentes temas tratados en la presente obra no tienen otro objetivo que compartir, compartir información, vivencias, reflexiones, consejos, pero cada quien, si lo compartido le hace sentido, puede darle forma, vida, aplicación.
De igual forma los conceptos vertidos son a títulos personales, no contundentes ni mucho menos dogmáticos, cada quien podrá tomar lo que le sea relevante para su andar, desechar aquello que no lo encuentre pertinente, y lo que es más importante: escribir sus propias historias con sus propias reflexiones y sus propias conclusiones.
La vida es tan amplía que permite la cabida de las diferentes formas en que cada quien tiene de ver el andar por la misma, de igual forma es tan dinámica que no puede señalarse que sólo hay una forma, exclusiva y excluyente, de abordarla. De ahí la importancia de no quedarse en lo leído sino avanzar hacia nuestras propias lecturas.
Pero lo anterior no es el último paso, el último paso es cuando esas lecturas de la vida pueden compartirse y llegar de alguna forma a serles útiles a los demás en su andar, siendo el caso que no sólo habremos llegado a ser más y mejores personas, sino coadyuvado a que los demás, y por ende el mundo, lo sea.
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ACERCA DEL AUTOR
Dr. Roberto Celaya Figueroa
Licenciando en Contaduría Pública y Maestro en Administración por el Instituto Tecnológico de Sonora, Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad de Colima
Consultor Certificado de Negocios por la Norma Conocer, Consultor de Negocios Acreditado por el Sistema Nacional de Consultores de la Secretaria de Economía
Premio Nacional a la Investigación por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos en sus ediciones 2002-2003 y 2004-2005
Magister en Gestión Educativa, Honorable Educador Iberoamericano, y Doctor Honoris Causa, reconocimientos honoríficos concedidos por el Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa (2004)
Líder de Excelencia 2017 por la Fundación Humanitam
Ex Director y ex Secretario de Desarrollo Económico de Cajeme 114
Ex Director de Ciencias Económico Administrativas en el Instituto Tecnológico de Sonora
Socio Director de Consultoría Independiente
Fundador y Editor de la Revista "Emprende 7 Joven"
Miembro honorario de la Red Global de Mentores
Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y reconocido por el Programa del Desarrollo del Profesorado (PRODEP)
Desarrollador del modelo de Liderazgo Emprendedor ”Construcción Dinámica de Liderazgo Trascendental”, del modelo de Consultoria Empresarial a través del “Diseño de Controles Internos ¡con Creación de Valor!”, y del modelo de Gestión Universitaria basado en Formación-I+D+iConsultoría “Ser-Hacer-Tener-Trascender”
Escritor con más de 40 libros en su haber en las áreas de liderazgo emprendedor, consultoría empresarial, gestión universitaria, y cristianismo, así como más 500 artículos publicados en las áreas de consultoría empresarial (más de 50), liderazgo emprendedor (más de 300) y gestión universitaria (más de 240), autor de más de 600 videos publicados en las áreas de consultoría empresarial (más de 75), liderazgo emprendedor (más de 290) y gestión universitaria (más de 200) y educación superior (más de 30); Tallerista y Conferencista a nivel nacional e internacional con una oferta de más de 40 temas en consultoría empresarial, más de 350 en liderazgo emprendedor y más de 150 en gestión universitaria.
www.rocefi.com.mx
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Liderazgo Emprendedor 6
Primera ediciรณn
Es una obra editada y publicada por Emprende 7 Joven
https://emprende7joven.blogspot.com/
Marzo 2019
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