GĂĄlatas 2:19
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–Temporalidad y perpetuidad de las leyes de Dios-
Roberto Celaya Figueroa
…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él (I Corintios 8:6)
Dedicatoria
A la Iglesia de Dios (7° Día)
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Índice
Introducción...................................................................................................... 1
Leyendo sobre la Ley vigente, válida, actual ................................................. 4
Leyendo sobre la Ley cancelada, superada, clavada .................................. 9
La Ley ................................................................................................................ 19
Los dos sacerdocios ........................................................................................ 22
Las dos leyes .................................................................................................... 29 Los Diez Mandamientos ....................................................................... 41
Los 613 Mandamientos de las leyes mosaicas ................................... 42 248 Mandamientos Positivos -de acción, de hacer- ...................... 42 365 Mandamientos Negativos – No Hacer .................................... 54
La Ley vigente, válida, actual y la ley abolida cancelada, superada, clavada .............................................................................................................. 70
Tres aclaraciones ............................................................................................ 75
Comprendiendo sobre la Ley vigente, válida, actual .................................... 88
Mateo 5:17 .............................................................................................. 88 Mateo 19:16-20 ...................................................................................... 89 Juan 14:15 .............................................................................................. 91 Santiago 1:25 ......................................................................................... 93
Santiago 2:8-11 ...................................................................................... 94 Romanos 2:13 ........................................................................................ 94 Romanos 2:18 ....................................................................................... 96 Romanos 3:20 ........................................................................................ 98 Romanos 3:31 ........................................................................................ 99 Romanos 7:12 ........................................................................................ 100 Romanos 13:8-10 ................................................................................... 101 1 Juan 3:4 ............................................................................................... 102 Romanos 8:7-8 ....................................................................................... 103 Revelaciรณn 12:17; 14:12 ........................................................................ 104 Mateo 5:21-30 ......................................................................................... 106
Comprendiendo sobre la Ley cancelada, superada, clavada ...................... 108
Romanos 6:14 ....................................................................................... 108 Romanos 10:4 ........................................................................................ 110 Colosenses 2:13-14 ............................................................................... 111 Efesios 2:14-15 ...................................................................................... 113 Colosenses 2:16-17 ............................................................................... 114 1 Corintios 9:20-21 ................................................................................. 116 Hechos 15:19-20 .................................................................................... 116 Romanos 14:5-6 ..................................................................................... 120 Hebreos 8:13 ......................................................................................... 121 Gรกlatas 3:23-26 ...................................................................................... 124 1 Timoteo 1:8-9 ...................................................................................... 125 2 Corintios 3:7-8 ..................................................................................... 128 Gรกlatas 3:13............................................................................................ 130 Mateo 9:16-17 ......................................................................................... 131 Filipenses 3:8 ......................................................................................... 133 Gรกlatas 2:1.............................................................................................. 134 Hebreos 9:24-26 ..................................................................................... 136
Gálatas 4:21-26 ...................................................................................... 137 Tito 3:9 .................................................................................................... 138 Colosenses 2:20-23 ............................................................................... 140 Hebreos 10:1, 11-12, 14 ........................................................................ 141
El caso Pablo .................................................................................................... 143 Hechos 18:18 .......................................................................................... 145 Hechos 21:17-26 .................................................................................... 149 Hechos 16:1-4 ........................................................................................ 154
La Ley y el Mesías ............................................................................................ 157
Conclusión ........................................................................................................ 161
Introducción
Sin dudad alguna que el tema de la Ley, así con mayúsculas, entendida como la legislación dada por Dios, es un punto de controversia para los cristianos. Mientras que unos consideran que la Ley ha sido superada con el sacrificio redentor de Jesús y el advenimiento de lo que llaman gracia, otros por el contrario señalan que dado que la Palabra de Dios es eterna la Ley, de hecho toda la Ley, subsiste.
Así que tenemos dos grupos extremos: los que dicen que la Ley ya no está vigente y los que dicen que la Ley sí está vigente. Pero no sólo hay dos grupos ya que además de esos dos puntos irreconciliables existe otro grupo, uno pequeño por cierto, que reconoce que sólo parte de la Ley está vigente. ¿Parte de la Ley? Así es. Parte de la Ley. ¿Cuál deseos tres grupos grupo tendrá la razón, escrituralmente hablando?
Si bien la pregunta anterior es algo que se desarrollará en la presente obra, lo primero que se desea hacer notar es la practicidad de las tres posturas anteriores, es decir, si alguien no supiera mucho de la Escritura, mucho menos tuviera estudios formales o empíricos acerca de la Ley, viendo las acciones de los tres grupos anteriores, ¿sobre cuál de las tres posturas se decantaría la opinión de que es la correcta? Veamos.
El primer grupo, es decir, aquellos que señalan que dado el sacrificio redentor de Jesús, con el advenimiento de la gracia, la Ley ha sido superada quedando por lo tanto no vigente, tiene un comportamiento contradictorio ya que por un lado sostienen eso, pero por otro retienen conceptos de la Ley como de aplicación universal obligatoria. ¿Por ejemplo? El no matar, el no robar, el no mentir, el no adulterar, el no codiciar. ¿Cómo puede conciliarse por un lado el que señalen que la Ley ya no está vigente mientras que por otro hacen el cumplimiento de la misma requisito ineludible para la salvación?
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Luego tenemos el otro grupo, el de aquellos que señalan que el advenimiento de la gracia, si bien nos granjeó la salvación, no por ello nos eximió del cumplimiento de la Ley, y dado que la Palabra de Dios es eterna, la Ley, toda la Ley, permanece y debe ser cumplida, con todo y todo este grupo también tiene un comportamiento contradictorio ya que si bien señalan la obligatoriedad actual en cumplir la Ley, por otro buscan explicaciones rebuscadas para tratar de justificar el no cumplirla completamente. ¿Por ejemplo? Las ordenanzas relativas a la manera exacta de cumplir las fiestas ordenadas por Dios en el Antiguo Testamento (aduciendo que dado que el Templo no está en pie esto no puede ser cumplido) o las ordenanzas sobre penas capitales (muerte) ante ciertas violaciones a la Ley (aduciendo que no hay Sumo Sacerdotes ni cuerpo religioso que pueda dictaminarla). Si la iglesia ha venido a ser el Templo de Dios, el Cuerpo de Cristo, y las autoridades establecidas en ella tienen todo la autoridad que Cristo les dejó, ¿cómo conciliar la explicación anterior con su postura de la necesidad de cumplir la Ley en su totalidad?
Si bien ambos grupos tienen explicaciones más que suficientes para tratar de justificar la contradicción que surge de comparar sus dichos y sus hechos, ¿qué nos muestra la realidad? Que tanto uno como otros, independientemente de sus creencias, cumplen ciertas disposiciones de la Ley mientras que no cumplen con ciertas otras. ¿Y cuál era la postura del tercer grupo? ¡Precisamente esa: que hay ciertas partes de la Ley vigente mientras que otras han dejado de tener obligatoriedad!
Así que si a la práctica doctrinal vamos de los tres grupos, los tres coinciden en lo anterior, aunque en su dogma doctrinal digan otra cosa, siendo así, alguien que no supiera mucho de la Escritura, mucho menos tuviera estudios formales o empíricos acerca de la Ley, viendo las acciones de los tres grupos anteriores, ¿sobre cuál de las tres posturas se decantaría la opinión de que es la correcta? Necesariamente tendría que ser sobre la tercera, la única al menos congruente
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entre lo que se dice y lo que se hace, siendo que las otras tres la apoyan al menos de manera práctica.
Pero bueno, esa es simplemente una idea inicial, interesante por cierto, que permitirá abrir al análisis sobre el punto de la perpetuidad y de la temporalidad de la Ley.
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros abra la mente y el corazón para que el entendimiento correcto sobre este tema sea comprendido, conforme a Su voluntad y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.
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Leyendo sobre la Ley vigente, válida, actual
Para quien desea sustentar la idea de que a raíz del sacrificio redentor de Jesús, la observancia de la Ley quedó superada, el principal obstáculo que enfrenta no son las opiniones de iglesias, denominaciones o congregaciones que sostienen lo contrario sino lo que la misma Escritura señala al respecto.
Mateo 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir Mateo 19:16-20 Entonces se acercó uno y le dijo: —Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le preguntó: —¿Cuáles? Y Jesús le contestó: —No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: —Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Santiago 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Santiago 2:8-11 Si en verdad cumplís la Ley suprema, conforme a la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis convictos por la Ley como transgresores, porque cualquiera que guarde toda la Ley, pero ofenda en un punto, se hace culpable de todos, pues el que dijo: «No
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cometerás adulterio», también ha dicho: «No matarás». Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la Ley.
Romanos 2:13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
Romanos 2:18 y conoces su voluntad [la de Dios] e instruido por la ley apruebas lo mejor.
Romanos 3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado
Romanos 3:31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.
Romanos 7:12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
Romanos 13:8-10 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
1 Juan 3:4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
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Romanos 8:7-8 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Revelación 12:17; 14:12 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo… Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Mateo 5:21-30 »Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal”. Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno. »Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. »Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo. »Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y, si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno.
Las citas anteriores, que se presentan de manera enunciativa más no limitativa y que deliberadamente se han compilado del Nuevo Testamento, no dejan lugar a 6
dudas de la vigencia, permanencia y observancia de la Ley. Esto no ocasiona mayor problema para el grupo que señala, en sus dichos aunque no en sus hechos, que toda la Ley sigue vigente, pero sí plantea un reto para quien esgrimiendo la gracia como principal argumento señala que la ley ha dejado de tener vigencia y validez y por lo tanto perdido obligatoriedad en su observancia. Ahora bien, aunque esta última es la postura del grupo que señala que la Ley ha sido superada, clavada en la cruz, no por ello las citas anteriores dejan de exigir una respuesta acorde con dicha aseveración, ¿cómo salva este grupo ese escollo?
La principal manera que el grupo que propugna por una ley no vigente, ni válida, ni observable, es tratar de darle a las citas anteriores un significado difuso en cuanto a conceptos y alejado de lo que escrituralmente se dice.
Dado que las citas anteriores mencionan de manera clara la vigencia, validez y observancia en tiempos de la primera iglesia de la Ley, el grupo que propugna por una ley no vigente, ni válida, ni observable señala que las mismas hacen referencia a una ley espiritualizada referida más bien al ejercitamiento de la caridad. Gálatas 6:2 exhorta a “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”, ¿y cuál es esa ley de Cristo? “Un mandamiento nuevo os doy [dice Cristo-]: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34), de igual forma Pablo escribiendo a los Romanos señalaba que “la caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es la caridad” (Romanos 13:10), así que la línea de pensamiento mueve al grupo que propugna por una ley no vigente, ni válida, ni observable a señalar que las referencias en el Nuevo Testamento a una ley válida, vigente y observable debe entenderse en ese contexto, no con la visión legalista del Antiguo Testamento.
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A reserva de que esas citas se comentarán más delante en la presente obra, el problema del grupo que propugna por una ley no vigente, ni válida, ni observable, es que las citas del Nuevo Testamento que se han presentado no dejan lugar a duda de que las mismas se refieren a la Ley que el Pueblo de Israel conocía, vaya: a lo que de Ley se conocía gracias al Antiguo Testamento.
Mateo 5:17 señala en palabras de Cristo que le mismo no había venido para abrogar la ley o los profetas, términos que hacen referencia a lo que Israel conocía como Ley. Cuando en Mateo 19:16-20 el joven pregunta sobre cómo alcanzar la vida eterna, Cristo le señala que le es necesario guardar los mandamientos y más aún se los señala refiriéndose a aquellos contenidos en la Ley conocida por Israel. Santiago 2:8-11 habla de cumplir la Ley y cuando señala a qué Ley se está referendo la correspondencia con la Ley conocida por Israel es clara. Romanos 3:31, cuando se pregunta si la fe hace que se invalide la Ley contesta categóricamente que no, sino que la fe permite confirmar la Ley, si esta Ley mencionada fuera la de Cristo no debería ponerse en contraposición con la fe, que deviene de la gracia, pues se estaría refiriendo a lo mismo, es así como la Ley que se menciona aquí es la conocida por el Pueblo de Israel. Romanos 13:8-10, que menciona que el cumplimiento de la ley es el amor, previamente señala a qué Ley se está refiriendo cuando menciona los mandamientos que a Israel le eran conocidos. Romanos 8:7-8 señala que los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios, siendo que si existiese algo así como esa Ley de Cristo diferente a la Ley de Dios, en esta cita se referirá a lo segundo y no como algo superado sino vigente y válido.
Es así que pretender que las referencias del Nuevo Testamento sobre una Ley válida, vigente y observable, relacionado esto con una ley espiritualizada referida más bien al ejercitamiento de la caridad, no puede sostenerse escrituralmente hablando a menos que uno ignore deliberadamente todas las citas que apuntan inexorablemente a lo que el Pueblo de Israel conocía en tiempos de Jesús como la Ley. 8
Leyendo sobre la Ley cancelada, superada, clavada
A diferencia, y en contraposición a lo comentado en el apartado anterior, para quien desea sustentar la idea de la vigencia, permanencia y observancia, pasada, presente y futura de la Ley, de toda la Ley, el principal obstáculo que enfrenta no son las opiniones de iglesias, denominaciones o congregaciones que sostienen lo contrario sino lo que la misma Escritura señala al respecto.
Romanos 6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Romanos 10:4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree
Colosenses 2:13-14 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz
Efesios 2:14-15 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
Colosenses 2:16-17 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
1 Corintios 9:20-21 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) 9
como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.
Hechos 15:19-20 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
Romanos 14:5-6 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
Hebreos 8:13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.
Gálatas 3:23-26 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús
1 Timoteo 1:8-9 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas
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2 Corintios 3:7-8 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero
Mateo 9:16-17 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
Filipenses 3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo
Gálatas 2:1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito
Hebreos 9:24-26 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
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Gálatas 4:21-26 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; más el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Más la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
Tito 3:9 Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho.
Colosenses 2:20-23 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Hebreos 10:1, 11-12, 14 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan… Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
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Las citas anteriores, que se presentan de manera enunciativa más no limitativa y que deliberadamente se han compilado del Nuevo Testamento, no dejan lugar a dudas de una ley que ha dejado de tener vigencia, permanencia y observancia de la Ley. Esto no ocasiona mayor problema para el grupo que señala, en sus dichos aunque no en sus hechos, que la Ley ya no está vigente, pero sí plantea un reto para quien esgrimiendo la perennidad e inmutabilidad de Dios como principal argumento señala que la ley no ha dejado de tener vigencia y validez y por lo tanto perdido obligatoriedad en su observancia. Ahora bien, aunque esta última es la postura del grupo que señala que la Ley no ha sido superada, ni clavada en la cruz, no por ello las citas anteriores dejan de exigir una respuesta acorde con dicha aseveración, ¿cómo salva este grupo ese escollo?
La principal manera que el grupo que propugna por ley no vigente, ni válida, ni observable, es tratar de darle a las citas anteriores un significado difuso en cuanto a conceptos y alejado de lo que escrituralmente se dice.
Dado que las citas anteriores mencionan de manera clara la no vigencia, ni validez y mucho menos observancia en tiempos de la primera iglesia de la Ley, el grupo que propugna por una ley vigente, válida y observable señala que las mismas hacen referencia, no a la Ley de Dios, sino a las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios.
Sobre la base escritural de Deuteronomio 17:8-13 y 32:7 argumentan que los jueces y ancianos tenían autoridad para emitir mandamientos, estatutos y costumbres, incluyendo la interpretación de la Ley de Dios.
Deuteronomio 17:8-13 Cuando alguna cosa te fuere difícil en el juicio, entre una clase de homicidio y otra, entre una clase de derecho legal y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y 13
vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en aquellos días, y preguntarás; y ellos te enseñarán la sentencia del juicio. Y harás según la sentencia que te indiquen los del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifiesten. Según la ley que te enseñen, y según el juicio que te digan, harás; no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declaren. Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel. Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerá.
Deuteronomio 32:7 Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.
Aunado a lo anterior, agregan el elemento de las varias confrontaciones que en su momento tuvo Jesús con los diferentes grupos religiosos preponderantes de la vida de Israel en su tiempo con lo que terminan argumentando que las referencias del Nuevo Testamento a una ley no vigente o superada se refiere a esas doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios.
El problema con esta argumentación son tres, uno es que la Escritura señala en boca de Dios “también les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20:25), ¿cuáles son esos estatutos y decretos? Si se responde que dichos estatutos y decretos son esas doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios, proponiendo que a través de aquellos líderes religiosos Dios los entregó, tenemos entonces que dicha argumentación pone en contraposición a Dios con Dios ya que cuando Jesús confronta a los líderes religiosos de su tiempo respecto de esas interpretaciones que habían establecido claramente les dice que están “invalidando la palabra de Dios con vuestra 14
tradición” (Marcos 7:13), así que es absurdo de todos los absurdos señalar que los estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir que Dios dio al Pueblo de Israel eran las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios pues ponen a Dios en confrontación con Él mismo. Así que ¿cuáles son esos estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir que Dios dio?
Ahora que si se argumenta que que los estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir que Dios dio al Pueblo de Israel no eran las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios, sino que eran otras normas que en su momento dio, dado que la palabra de Dios permanece para siempre (Isaías 40:8; Isaías 40:8) ¿dónde están en la Escritura esas normas?, ¿no están ahí y por ende se perdieron? Entonces la Escritura se contradice a si misma al señalar que la Palabra de Dios permanece, ¿si está en la Escritura? Entonces pueden señalarse e identificarse.
El segundo problema, que puede relacionarse con la cita anterior, es cuando Pablo señala “¿Para qué entonces, sirve la ley? Fue añadida por causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa” (Gálatas 3:19). Esta cita primero señala que la ley fue añadida, ¿añadida a qué?, eso se responderá más delante en el estudio, pero lo interesante es la segunda parte que señala que fue añadida “hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa [Cristo]”, así que si hay una ley que fue añadida y esa ley estaría vigente hasta que apareciera Cristo, eso implica que dicha ley después de esto ya no estaría más vigente, no sería válida y por lo tanto tampoco debería observarse, ¿a qué ley puede Pablo estarse refiriendo?, ¿podría estarse refiriendo a las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios? Antes de esta cita, en los tres 15
versículos inmediatos, se responde a qué ley se está refiriendo Pablo cuando señala “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa” (Gálatas 3:16-18), así que no hay duda que Pablo se refiere a la ley que Dios dio, no a las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios.
Juntando estos dos problemas tenemos que como puede verse la declaración de Dios “también les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20:25) y la explicación de hablo respecto de que la Ley “fue añadida por causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa” (Gálatas 3:19), pone en una encrucijada irresoluble a quienes propugnan por la vigencia, validez y observancia de toda la Ley, entendida esta como la Ley de Dios y las leyes mosaicas, ya que si para salvarla en su totalidad se menciona que esas normas las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios ponen a Dios contra Dios pues Jesús mismo dijo que esas interpretaciones invalidaban la Ley de Dios, y si mencionan que no son esas normas sino otras que Dios dio tienen la obligación de señalarlas en la Escritura ya que si no lo hacen la ponen en contradicción a ella misma que señala que la Palabra de Dios permanece y si llegan a señalar esas normas en la Escritura, dado que fueron añadidas hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa, debe aceptarse su no vigencia, ni validez, ni observancia actual.
Y el tercer problema es que, como se verá más delante cuando se aborde el significado de lo que el término ley implica, si bien en ocasiones Ley se refiere a 16
los Diez Mandamientos (Marcos 10:19), en otras se refiere a toda la legislación del Pueblo de Israel (Nehemías 9:14), en otras más a los primeros cinco libros de la Biblia adjudicados a Moisés y conocidos como el Pentateuco (Mateo 11:13) y en otros más a todo el Antiguo Testamento (Juan 12:34); cuando en Israel se mencionaba a la Ley, si bien el concepto podía abarcar todo lo señalado anteriormente, no había confusión que el mismo señalaba a lo que Dios había proveído para Su pueblo como legislación. Se comenta esto ya que si bien el término también puede referirse a la ley civil de cualquier nación (Esther 3:8) o el poder innato del pecado (Romanos 8:2), cuando no se refiere a la legislación proveída por Dios a Su pueblo, siempre se le acompaña de algún adjetivo que permita establecer el contexto de esto y diferenciarla de la concepción que de ley tenía el pueblo de Israel [“Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir” (Ester 3:8); “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:2)]. Así que las referencias del Nuevo Testamento cuando señalan a la ley de manera escueta, sin adjetivos referenciadores, descriptivos o contextualizadores no puede menos que estarse refiriendo a lo que el pueblo de Israel entendía como tal: la legislación que Dios había proveído para Su pueblo.
A reserva de que esas citas se comentarán más delante en la presente obra, el problema del grupo que propugna por una ley vigente, válida y observable, es que las citas del Nuevo Testamento que se han presentado no dejan lugar a duda de que las mismas se refieren a la Ley que el Pueblo de Israel conocía, vaya: a lo que de Ley se conocía gracias al Antiguo Testamento.
Tomemos como ejemplo lo señalado por Pablo en Hebreos 10:1, 11-12, 14 cuando escribe que “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan… Y 17
ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. En esta cita, Pablo escribiendo a los Hebreos, quienes conocían de manera clara la referencia que sobre la ley hace Pablo, señala correctamente la obviedad de que la misma recurrencia de sacrificios dictados en aquella normativa eran imperfectos pues los mismos tenían que repetirse una y otra vez, pero luego contrapone a eso la figura del sacrificio redentor de Jesucristo siendo que las referencias a un solo sacrificio, a la una sola ofrenda, que hizo perfectos para siempre a los santificados, de manera contundente implica la cesación de aquellos otros sacrificios imperfectos, siendo que la ley entonces a la que se está refiriendo, y que ha dejado de tener vigencia y validez y por ende perdido observancia son las leyes mosaicas que contenían estas disposiciones.
Es así que pretender que las referencias del Nuevo Testamento sobre una Ley no válida, ni vigente y mucho menos observable, relacionado esto con las doctrinas que las diferentes escuelas habían establecido como base de su pensamiento donde interpretaban la Ley de Dios, no puede sostenerse escrituralmente hablando a menos que uno ignore deliberadamente todas las citas que apuntan inexorablemente a lo que el Pueblo de Israel conocía en tiempos de Jesús como la Ley.
18
La Ley
La palabra que en nuestras Biblias aparece como Ley se traduce en el Antiguo Testamento de la palabra hebrea הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh y en el Nuevo Testamento de la palabra griega νόμος, nomos. El significado primario de la palabra hebrea הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh es instrucción o enseñanza, de igual forma הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh comparte la misma raíz que la palabra ה ר ר ת, yara que significa apuntar, siendo así que la instrucción, la enseñanza de la הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh apunta hacia algo o hacia alguien.
Para efectos prácticos en la presente obra se utilizará la traducción genérica de Ley, aunque veremos más delante que el término tiene sus bemoles.
En este punto hay que señalar que si bien el significado primario de Ley es instrucción o enseñanza, instrucción o enseñanza que apunta hacia algo o hacia alguien, el término general en el cual en la Escritura se presenta puede incluir referencias a eventos históricos, relatos, sucesos y narraciones. En ocasiones Ley se refiere a los Diez Mandamientos (Marcos 10:19), en otras se refiere a toda la legislación del Pueblo de Israel (Nehemías 9:14), en otras más a los primeros cinco libros de la Biblia adjudicados a Moisés y conocidos como el Pentateuco (Mateo 11:13) y en otros más a todo el Antiguo Testamento (Juan 12:34); esto es importante tenerlo en cuenta ya que cuando en Israel se mencionaba a la Ley, si bien el concepto podía abarcar todo lo señalado anteriormente, no había confusión que el mismo señalaba a lo que Dios había proveído para Su pueblo como legislación. Se comenta esto ya que si bien el término también puede referirse a la ley civil de cualquier nación (Esther 3:8) o el poder innato del pecado (Romanos 8:2), cuando no se refiere a la legislación proveída por Dios a Su pueblo, siempre se le acompaña de algún adjetivo que permita establecer el contexto de esto y diferenciarla de la concepción que de ley tenía el pueblo de Israel [“Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las 19
provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir” (Ester 3:8); “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:2)]
Es así como debe tenerse perspicacia tomando en consideración el contexto al manejar el término que la Escritura presenta al referirse a la Ley.
Volviendo sobre el significado de la Ley, es interesante notar como es que pecado es violación a la ley (1 Juan 3:4), en hebreo pecado, אְ טֵ ח, het, tiene la connotación, con relación a lo dicho anteriormente, de perder algo o fallar en el blanco. Esto es lógico ya que si la Ley nos apunta hacia algo o hacia alguien y el pecado nos desvía de alcanzar eso podemos decir que hemos perdido, fallado en lograr lo que buscábamos alcanzar.
Se dice que la enseñanza e instrucción de la Ley implica apuntar, ahora bien no se puede apuntar a la nada, simplemente por apuntar, de hecho ni siquiera puede decirse que se está apuntando si no hay un blanco al cual quiera alcanzarse, pero se ha comentado que la Ley implica apuntar a algo o a alguien, ¿cómo es eso? Aunque se irá detallando esto conforme se avance en la presente obra, es más que evidente que la Ley indica a través de las instrucciones que entrega como debemos vivir, como debemos relacionarnos con los demás y como debemos honrar, alabar y adorar a Dios, es así como la Ley apunta a la manera correcta de hacer estas cosas; pero de la misma forma, y esto es más sutil, la Ley apunta hacia alguien: Cristo.
Sobre esto último Pablo escribiendo sobre el tema señala como es que el fin de la Ley es Cristo (Romanos 10:4), aquí el fin de no implica el término o la conclusión, sino la finalidad, la razón de ser, es así como la lectura correcta implica que la finalidad de la Ley es mostrarnos, traernos, enseñarnos acerca del Cristo. De igual forma Jesús les dijo a los de su tiempo que escudriñasen las Escrituras (en 20
aquel entonces sólo tenían el Antiguo Testamento) pues ellas daban razón de Él (Juan 5:39), en ese mismo sentido les dijo que si le creyeran a Moises (de nuevo: Antiguo Testamento existente) le creerían a Él pues Moises hablaba de Él (Juan 5:46-47). Y sin ir más lejos tenemos las literalmente cientos de profecías que en el Antiguo Testamento hablan precisamente de Cristo, el Mesías.
Así, la Ley apunta a la manera correcta de vivir con nosotros mismos, en relación con los demás y honrando, alabando y adorando a Dios, pero de igual forma apunta a Cristo mostrándonoslo, enseñándonoslo.
De igual forma, y aunque no es tema de la presente obra, debe quedar más que claro que si bien la Ley fue dada para santificarnos apartándonos para Dios, la Ley nunca fue dada para ser salvos o para ganarnos la salvación, pero sí nos muestra a Aquel, Cristo, por el cual somos salvos, de igual forma la Ley por sí misma no nos justifica pero sí nos muestra a Aquel, Cristo, que nos justifica. De nuevo, la Ley muestra la manera correcta de vivir con nosotros mismos, en relación con los demás y honrando, alabando y adorando a Dios.
Pero para avanzar en el entendimiento escritural del tema de la presente obra, es menester entender que si existe un cuerpo legislativo dado por Dios, necesariamente debe existir alguien que lo implemente, el sacerdocio, y entendiendo esto tratar de comprender la cuestión de la legislación, las leyes, aunada a ello.
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Los dos sacerdocios
Cuando se habla del sacerdocio con relación a Dios, la mayoría puede pensar en aquel que se ejercía en el templo y que devino de las leyes que Moisés recibió, pero alrededor de 300 años antes de este evento vemos otro sacerdocio existente. En Génesis 14:17-20 vemos este pequeño, peo significativo, relato: “Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.
Cuando Dios estableció Su pacto con el pueblo de Israel a través de Moisés, estableció una diferencia entre el poder gubernamental y el poder religioso, unos podían ser reyes, pero no sacerdotes, otros serían sacerdotes, pero no reyes. Los sumos sacerdotes provenían de la línea genealógica de Aharón y los sacerdotes de la tribu de Levi; por otra parte una vez establecida la monarquía en Israel el poder gubernamental provenía de la línea genealógica de la casa real. Pero en la cita anterior vemos que 300 años antes de que se estableciera el pacto de Dios con su Pueblo, antes que se definieran las funciones sacerdotales y de culto, antes que se estableciera el poder gubernamental que deviniera en la monarquía, existía un personaje, Melquisedec que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo era del Dios Altísimo.
Este Melquisedec era un tipo del sacerdocio de Jesús, el cual es sacerdote y rey, y cuyo sacrificio redentor nos ha ganado el poder de igual forma ser nosotros sacerdotes y reyes, no sacerdotes o reyes, sino sacerdotes y reyes.
22
El capítulo 7 de Hebreos contiene esa comparación entre aquel sacerdote, el de Melquisedec, y el de Jesús, viendo cómo se refieren a un sacerdocio diferente del de Aharón o levítico y sujeto a leyes y normativas diferentes:
Hebreos 7 1
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que
salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, La figura de Melquisedec era la de rey y sacerdote, no sacerdote o rey, apuntaba al sacerdocio y reinado de Jesús y de quienes son llamados a ser cómo Él. 2
a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3
sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin
de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Esto no quiere decir, como algunos presuponen, que Melquisedec no tuviera principio o fin (con lo que concluyen era Jesús), sino que a diferencia del sacerdocio de Aharón o levítico, el sacerdocio de Melquisedec no dependía de la genealogía o ascendencia, de hecho el versículo 6 aclara esto. “Sin padre, sin madre”, en el griego original simplemente significa: “Padre desconocido, madre desconocida”.
Por supuesto que Melquisedec tuvo padre y madre. Pero el punto que Pablo está tratando de establecer es que Melquisedec no fue rey o sacerdote por causa de su genealogía. Él no era un rey en virtud del hecho de que su padre fuera rey antes que él. No fue un sacerdote porque su padre lo haya sido antes que él. 23
En el Antiguo Testamento, los reyes de Judá reinaban debido a su genealogía. Ellos podían trazar su genealogía hasta David, y por ende, sus demandas al trono estaban basadas en el derecho de nacimiento. Así mismo, el sacerdote debía remontar su genealogía hasta Aarón. Por lo tanto, sus demandas al sacerdocio estaban basadas en la genealogía. Sin embargo, en el Nuevo Testamento es completamente diferente.
El Nuevo Testamento no está basado en la genealogía. Cuando estudiamos la historia de los tiempos de Melquisedec, encontramos que los reyes ascendían al trono por elección, no por genealogía. Ésta es la razón por la cual Pablo dijo: “Sin padre, sin madre”. En el griego original dice que su padre y su madre eran desconocidos. La genealogía natural no intervino en esto. Luego Pablo dice: “sin genealogía” esto significa que sus hijos no heredaron el trono por derecho de nacimiento. El reinado fue determinado por elección. “Que no tiene principio de días, ni fin de vida”. Melquisedec no fue la preencarnación de Cristo, como algunos lo han sugerido. No es posible que Cristo tuviera una existencia anterior como hombre sobre la tierra. Esto significaría que Cristo nació dos veces, y dos veces murió. Melquisedec fue un hombre. Fue literalmente, un rey elegido en Jerusalén. Cuando Pablo dice de él “que no tiene principio de días”, significa que el sacerdocio o reinado de Melquisedec no fue remontado hasta su genealogía, o hasta su nacimiento. “Ni fin de vida”.
El apóstol Pablo hace referencia al hecho de que el ministerio de Melquisedec continuó hasta la eternidad y no terminó con la muerte. Melquisedec se asemeja al Hijo de Dios. En otras palabras, fue un tipo extraordinario de Cristo. Él fue como el Hijo de Dios, pero no era el Hijo de Dios.
24
4
Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca
dio diezmos del botín. 5
Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio,
tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6
Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de
Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.
Aquí la aclaración del versículo 3 en el sentido que ni el reinado ni el sacerdocio era por cuestiones genealógicas, a diferencia de los reyes y sacerdotes de Israel bajo el Antiguo Pacto, sino por elección de Dios. 7
Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.
Esa figura de sacerdote y rey como Melquisedec era superior a la que surgiría después en la figura de los reyes o sacerdotes de Israel en el Antiguo Pacto. 8
Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno
de quien se da testimonio de que vive. 9
Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los
diezmos; 10
porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió
al encuentro. 11
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él
recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase 25
otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Aquí claramente se diferencia la existencia de dos sacerdocios, el de Melquisedec con las características que ya se han mencionado, y el de Aharón o levítico con las características bajo el Antiguo Pacto.
12
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio
de ley;
Aquí están las condiciones que cambiaron y por las cuales, como más delante se ahondará en ello, implica que las fiestas de Dios dejaron de tener observancia para la iglesia del Nuevo Testamento formada por llamados y elegidos a ser reyes y sacerdotes. 13
y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al
altar. 14
Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la
cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 15
Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta
un sacerdote distinto, 16
no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
De nueva cuenta se contrasta diferencia los dos sacerdocios 17
Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 26
18
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad
e ineficacia 19
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
De igual forma y de nueva cuenta se señala un cambio en las condiciones, cambio que implicaría que las fiestas de Dios, dadas para en el Antiguo Pacto, al sacerdocio de Aharón o levítico, dejarían de tener vigencia u observancia. 20
Y esto no fue hecho sin juramento;
21
porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes;
pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 22
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.
Aquí la referencia es clara a Jesús como sacerdote según el orden de Melquisedec, de igual forma al señalamiento de que bajo ese sacerdocio hay un pacto mejor, lo cual implica, como decía el versículo 12, un cambio de leyes. 23
Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte
no podían continuar; 24
mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable;
27
25
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 26
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27
que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de
ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la
palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.
Estos últimos versículos de nueva cuenta establecen la diferencia entre los dos sacerdocios y, ya podemos también concluir, las dos leyes.
28
Las dos leyes De lo visto anteriormente, Hebreos 7:12 señala que “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. ¿Cómo puede haber cambio de ley?, ¿Qué no la Ley de Dios es eterna (Salmos 119:152), santa (Romanos 7:12), perfecta (Salmos 19:7)?, ¿entonces?
Veamos primero, su no pregunta a alguien ¿qué es pecado? Esta persona bien puede señalar 1 Juan 3:4 para responder que es infracción a la ley, “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley”. Si luego uno pregunta ¿qué ley?, acudiendo a Romanos 8:7 se respondería que es más que evidente que es la ley de Dios, “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. Si a continuación uno pregunta ¿cuándo dio Dios su ley?, tomando como referencia Éxodo 20 puede decirse que una vez que Dios hubo sacado a Su pueblo de Egipto. Ahora bien, si hasta el tiempo de Moisés Dios dio Su ley a su pueblo, ley que definió pecado considerando la infracción a la misma, ¿cómo es posible que desde tiempos de Adán se hablara de pecado, ya que Dios, amonestando a Caín, le dice en Génesis 4:7 ”Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte de él”?, de igual forma, y considerando esa misma cita ¿cómo alguien podría hacer “lo bueno” si no hubiera una norma que lo definiera, máxime si “los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5)?
De igual forma Génesis 3 registra la caída de Adán y Eva. En el capítulo siguiente aparece el primer homicidio. ¿Cómo sabría Caín que era culpable de homicidio por asesinar a su hermano si no había Ley? Mucho antes del Pacto en Sinaí, Dios mencionó el asesinato en el pacto que estableció con Noé después del Diluvio (Génesis 9:6). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Enoc “caminó con Dios” (Génesis 5:22). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos 29
dice que Noé era “justo” y “perfecto” (Génesis 6:9). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Job era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”, (Job 1:8; 2:3). Obviamente, existía una norma del bien y del mal. Enoc, Noé y Job vivieron muchos años antes del Éxodo, mucho antes del Pacto en Sinaí. ¿Cómo alguien hubiera podido caminar con Dios, ser justo y perfecto, ser recto, temeroso de Dios y apartado del mal si no hubiera una norma definiera el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto, lo agradable a Dios de lo que Él consideraba pecado?
Cómo ya se vio en el apartado anterior relativo a Melquisedec, 300 años antes de que se estableciera el pacto de Dios con su Pueblo, antes que se definieran las funciones sacerdotales y de culto, antes que se estableciera el poder gubernamental que deviniera en la monarquía, existía un personaje, Melquisedec que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo era del Dios Altísimo.
De igual forma desde mucho antes, según la cita Génesis 4:7 ya vista, así como las otras, existía una noción de pecado que requería hubiera una norma contra la cual contrastar las acciones, emociones y pensamientos de uno. Esa era la Ley de Dios y bajo esa Ley servían los sacerdotes del orden de Melquisedec. Dicha Ley estuvo vigente desde Adán hasta Abraham, es decir, durante más de 1500 años donde hubieron gente que caminaba con Dios, que era justa y perfecta, recta, temerosa de Dios y apartada del mal.
Ahora bien, cuando Dios saca a Su pueblo de Egipto establece un Pacto que incluía esa Ley pero que además le fue adherido otras normas que vinieron a formar parte de las reglas de Israel. La primera es lo que conocemos como los Diez Mandamientos (así como normas sobre alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20), las demás son todas las demás normas religiosas y civiles que Dios dio a Su pueblo, de estas últimas la primera, como sello del Pacto de Dios con Su pueblo fue la circuncisión, después con Moisés vendrían el resto. 30
Veamos como en Jeremías 7:22-23 Dios dice por medio de Jeremías que “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”. Cuando Dios hace Su pacto este consistía en una relación como la de Abraham, Isaac y Jacob, cuando no había todas las reglas y normas que después vinieron; una relación simple, sencilla, esta relación se basaba en los Diez Mandamientos, pero dada la rebeldía del Pueblo se le adicionaron otras normas que vinieron a conformar las reglas que regían toda la vida de Israel, sobre esta ley adicional Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”.
Así vemos que esta segunda ley fue añadida, no formaba parte de la primera, pero además de que fue añadida tenía una vigencia la cual era “hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa”. Así, el sacerdocio de Melquisedec se interrumpió y comenzó un sacerdocio de Aharón o levítico que contenía normas, reglas y prescripciones, entre las cuales estaban las sombras de las fiestas de Dios, que estarían vigentes en tanto el sacerdocio de Melquisedec no fuera reestablecido con Cristo.
Veamos como contrastan estas dos leyes en el entendido que la primera, la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, es para siempre (Salmos 119:44) mientras que la segunda, la ley de Moisés, el resto de normas, reglas y prescripciones, es temporal (Gálatas 3:19). 1. La Ley de Dios fue dada por Dios “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo” (Éxodo 20:1); la ley de Moisés fue dada por Moisés “Estas son las 31
palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab” (Deuteronomio 1:1) 2. La Ley de Dios fue escrita en tablas de piedra “Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles” (Éxodo 24:12); la ley de Moisés estaba escrita en un libro “Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse” (Deuteronomio 31:24) 3. La Ley de Dios fue escrita por el mismo Dios “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18); la ley de Moisés fue escrita por Moisés “Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel” (Deuteronomio 31:9) 4. La Ley de Dios fue puesta dentro del Arca de la Alianza “Y cuando acabó de hablar con él en el monte Sinay, dio a Moisés las dos tablas del testimonio, las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios” (Éxodo 31:18) “después tomó y puso el Testimonio dentro del Arca, y colocó las varas en el Arca, y puso el propiciatorio encima del Arca” (Éxodo 40:20); la ley de Moisés fue puesta enseguida del Arca de la Alianza “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deuteronomio 31:26) 5. La Ley de Dios trae bienaventuranza “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová” (Salmos 119:1); la ley de Moisés trae maldición “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10) 32
6. La Ley de Dios permanece “Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés tendría un término final “aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2:15) “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14). 7. La ley de Dios es perfecta y perfecciona “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmos 19:7); la ley de Moisés era imperfecta y no perfeccionaba “pues nada perfeccionó la ley, y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” (Hebreos 7:19) 8. La Ley de Dios es espiritual “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7:14); la ley de Moisés era carnal “ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” (Hebreos 9:10). 9. La Ley de Dios es santa, justa y buena “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12); la ley de Moisés apenas y si era una sombra de lo que habría de venir “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos 10:1) 10. La ley de Dios es para siempre “Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés es temporal “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta 33
que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19). 11. La Ley de Dios trae vida “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da” (Deuteronomio 4:1); la ley de Moisés no da vida “También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20:25)
Podemos ver que en todas las citas se menciona la palabra ley, pero de la misma forma y aunque se hable de ley se está refiriendo a dos normas reglamentarias diferentes. Pero para aún mayor claridad y contundencia respecto de la existencia de dos leyes, la misma Escritura señala “Y [Jehová] os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4:13-14)
Así tenemos dos sacerdocios y dos leyes, el sacerdocio de Melquisedec y la Ley de Dios que estaban en vigencia antes del Pacto, y el sacerdocio de Aharón y levítico más las leyes de Moisés, que interrumpen el primero, en tanto viene Jesús a restaurarlo. Hay que entender que la Ley de Dios siempre estuvo, está y estará vigente, incluso durante el sacerdocio de Aharón y levítico pero en este período, el del sacerdocio de Aharón y levítico, además de la Ley de Dios estuvieron vigentes normas adicionales referidas como la ley de Moisés.
Con esto en mente puede comprenderse una cita que siempre lleva a confusión pues parece contradictoria, la cita es de Romanos 5:13-14 y señala “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de 34
venir”. A simple vista pareciera que dice que hasta que la ley fue dada en Sinaí antes no existía ley alguna que inculpara pecado, pero esto es absurdo pues la misma Escritura menciona, como ya se ha analizado, al pecado como tal mucho antes de que la ley fuese dada en Sinaí, incluso desde Génesis, de igual forma esa interpretación es absurda porque si no hubiese habido ley, tal como dice la cita, no se hubiese imputado pecado, pero como sabemos que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) nos encontramos, como señala la misma cita que “reinó la muerte desde Adán hasta Moisés”. Siguiendo el mismo razonamiento que esta cita da, si donde no hay ley no se imputa pecado, y si la paga del pecado es la muerte, y si hubo muerte desde Adán hasta Moisés, es más que evidente que entonces sí existía antes de Sinaí una ley, la Ley de Dios, perfecta, santa y eterna, ley a la que en Sinaí se la adicionaron otras normas de carácter temporal.
Una manera de clarificar esto es considerar como es que la Ley de Dios (por lo que ya se comentó) estuvo, está y estará vigente siempre, de igual formas aquellas normas que estaban vigentes antes del Pacto de Dios con Abraham, cuando estaba vigente el sacerdocio de Melquisedec, como las normas sobre alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20). Para entenderé esto veamos como en génesis 12 Dios hace el Pacto con Abrahám, un Abrahám no circuncidado y con una relación simple y sencilla con Dios basada en las normas vigentes en ese momento, pero no es sino hasta por lo menos 14 años después (Génesis 17:27) cuando la circuncisión sería incorporada como la primer norma (Génesis 17:10-14) que luego sería completada con el resto de normas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico. En esa temporalidad, las normas vigentes cuando Dios hace su Pacto con Abrahám eran las que siempre habían estado vigentes por más de 1,500 años desde Adán -Diez Mandamientos más normas sobre alimentos limpios y no impíos y las relativas al diezmo-, estas normas siguieron y siguen vigentes; las que mucho después comenzaron a añadirse –iniciando con la circuncisión con Abraham y siguiendo con el resto de normas mosaicas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico- estarían vigentes
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“hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa” (Gálatas 3:19).
Es por eso que en Hechos 15 el Concilio de Jerusalén decide que la circuncisión carnal no es aplicable a la iglesia, no es, como algunos creen, que los Apóstoles reunidos hubieren cancelado una norma vigente (lo cual sería casi casi poner en contraposición a los Apóstoles y la iglesia contra Dios y Sus normas), sino que entendiendo que la reglamentación sobre la circuncisión era parte de las leyes adicionadas a la Ley de Dios, vigentes estas durante el sacerdocio de Aharón o levítico, al concluir ese período y reiniciar al sacerdocio de Melquisedec dejando de lado las normas añadidas, la circuncisión había dejado de tener efecto.
Como comentario adicional al calce, con estas aclaraciones, puede uno volver a leer el Nuevo Testamento, las cartas apostólicas, y entender por qué en ocasiones se habla de la ley como algo superado y por qué en ocasiones como algo que todavía aplica: esto por el hecho de que para lo primero se está refiriendo a la ley de Moisés y lo segundo a la Ley de Dios y entender así expresiones que parecen contradecirse. Un ejemplo muy visible de esto es Gálatas 2:19 que señala “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios”, ¿cómo podría por la ley ser muerto para la ley?, entendiendo la existencia de dos leyes uno comprende que la referencia aquí aplica a que dado ha sido reestablecido el sacerdocio de Melquisedec dejando de estar vigente el sacerdocio de Aharón o levítico, uno está sujeto a la Ley de Dios mientras que las normas adicionales (ley de Moisés) ha dejado de tener vigencia. En otras palabras “dado que me encuentro ahora bajo la Ley de Dios he dejado de estar sometido a la ley de Moisés”.
Por último, para cerrar esta argumentación, alguien podría con razón preguntar sobre qué base se divide la legislación entregada al Pueblo de Israel. A partir de Éxodo 20 vemos cómo es que se le entregan a Israel una serie de normativas, en Éxodo 20 está contenido lo que se conoce como los diez mandamientos, pero en los capítulos siguientes siguen otra serie de estatutos dados de carácter 36
obligatorio para el pueblo. Si bien nuestras Biblias están divididas en capítulos y versículos, en la escritura original no hay tal división, es más, ni siquiera espacios hay por lo que le escritura es de continuo, así que ¿por qué hemos de dividir toda esa legislación en los diez mandamientos por un lado y otras normas por otro?
Tres razones hay para lo anterior. La primera es muy evidente ya que al comenzar a leer de Éxodo 20 en adelante, podemos ver cómo es que hay una pausa discursiva entre lo que se conoce como los Diez Mandamientos y el resto de la legislación dada. Una vez entregados los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17), vemos cómo es que en los vv. 18-21 hay una pausa para describir la reacción del pueblo, retomando el hilo normativo a partir del v. 22 y los capítulos subsecuentes.
Esto es aún más evidente en el libro de Deuteronomio. En el capítulo 5, versículos del 1 al 21, vemos la enumeración de nuevo de lo que se conoce como los Diez Mandamientos, inmediatamente en el versículo 22 Moises declara “Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí”. Así que la diferenciación entre lo que conocemos como la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y el resto de las normas dadas al Pueblo de Israel es más que evidente.
La segunda se basa en una diferenciación que de las normas dada hace la misma Escritura. Ya vimos anteriormente como es que hay dos leyes, por así decirlo, una permanente y otra temporal con sus respectivas características. También ya se comentó lo dicho por Jeremías 7:22-23 “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”. Así que la cuestión de sacrificios y demás era algo añadido. Sobre esto ya se comentó al respecto con lo dicho Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las 37
transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”. Así que, ¿cuál era esa legislación original eterna, inmutable que nosotros relacionamos en Éxodo 20 con los Diez Mandamientos? Éxodo 34:28 señala “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos”; Deuteronomio 4:13 dice “Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra”; y Deuteronomio 10:4 indica “Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová”. En estas tres citas la traducción de diez deviene en todos los casos de de תֶ ֲר ֲ ה, ‘ă·śe·reṯ que significa diez, y mandamientos se traduce también en todos los casos de de תי ִֵֽ רר ְּ ד הה, had·də·ḇā·rîm, que significan dichos, palabras o sentencias. Éxodo 20 es la única parte de la legislación entregada que presenta esa división entre diez sentencias claramente delimitadas y el resto de una legislación que abarca diversos aspectos de la vida religiosa y secular del pueblo de Israel. De igual forma, en esas diez sentencias se incorpora la cuestión del shabat que ya se analizó, y que permite identificar al resto de esas diez palabras con las mismas características del cuarto mandamiento, a saber: santas, perfectas, eternas e inmutables. De hecho la cita de Ezequiel 20:25 que ya fue comentada cuando se compararon las diferencias entre la Ley de Dios uy la ley de Moises, que señala “También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir”, la palabra hebrea de donde se traduce estatutos es םיְּ טֵ פר טְֹּו הה, ū·miš·pā·ṭîm, la misma de Éxodo 21:1. Con lo que la delimitación entre los diez mandamientos, תי ִֵֽ רר ְּ ד הה, had·də·ḇā·rîm, santos y perfectos, y el resto de las normas entregadas תי ְִּ֔ טֵ פר טְֹּו הה, ham·miš·pā·ṭîm, normas que por cierto no dan vida, es más que evidente.
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La tercera, que surge de considerar las dos anteriores, resulta de considerar la secuencia de eventos relacionados con la entrega de la legislación divina al Pueblo de Israel. Como ya se vio, la Escritura indica que se entregaron diez sentencias, sin embargo en Éxodo 20 y los capítulos subsiguientes hay muchas sentencias normativas, no sólo diez. De igual forma se indica que si bien hubo una legislación original entregada, que no incluí nada de sacrificios y demás, a ésta se la agregaron otras más a causa de las rebeldías. Para conciliar todo esto hay que entender, como se mencionó, la secuencia de eventos.
A partir de Éxodo 10 y en adelante se da cuenta de la legislación entregada al Pueblo de Israel, si bien se presenta junta por considerarse un solo cuerpo normativo, un análisis de la Escritura nos permite identificar que hay dos momentos para la entrega de la misma. Moisés no subió una sino dos veces al monte Sinaí, esto es declarado por la Escritura cuando en Deuteronomio 10:10 así lo señala. ¿Qué recibió tanto en la primera vez que subió como en la segunda? Deuteronomio 5:22 es muy claro cuando menciona que Dios entregó Sus Diez Mandamientos en sendas tablas a Moisés y que nada añadió, luego entonces esto tuvo que haber acontecido en la primera vez que Moisés subió a Sinaí, de hecho en Éxodo 32:15 puede verse a Moisés bajando de Sinaí únicamente con dichas dos tablas. Más sin embargo, como puede leerse a manera de ejemplo en Éxodo 26:30, hubieron normas adicionales que fueron entregadas y las cuales, siguiendo el mismo razonamiento escritural, sólo pudieron haber sido entregadas en la segunda vez que Moisés subió al monte, estas leyes sociales, políticas y religiosas son las que se conocen como leyes mosaicas y este misma división la hace el propio Moisés cuando en Deuteronomio 4:13-14 señala que Dios le dio Sus Diez Mandamientos en sendas tablas mientras que a él le mandó instruir en otras normas adicionales al pueblo de Israel.
Después de las normas que uno puede leer desde Éxodo 20 en adelante, en Éxodo 32 vemos como Moisés, al bajar de la montaña, se encuentra al pueblo entregado a la idolatría. En los vv. 15 y 16 se indica “Entonces se volvió Moisés y 39
descendió del monte con las dos tablas del testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por uno y por el otro estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas”, ¿podemos ver esto?, Moisés baja sólo con las dos tablas de la Ley de Dios conteniendo las diez sentencias que la Escritura dice originalmente fueron entregadas. Luego el v. 19 señala que “Y sucedió que tan pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas; y se encendió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte”. Después de ese evento, del castigo de los trasgresores y de la súplica de Moisés a Dios por el pueblo rebelde, en Éxodo 34:1-5 encontramos lo siguiente “Y el Señor dijo a Moisés: Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú quebraste… Moisés, pues, labró dos tablas de piedra como las anteriores, se levantó muy de mañana y subió al monte Sinaí, como el Señor le había mandado, llevando en su mano las dos tablas de piedra. Y el Señor descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras éste invocaba el nombre del Señor”. Este segundo momento, después de la rebeldía de Israel, es el único espacio de tiempo disponible, sin contradicción de la Escritura, en que puede entregarse alguna legislación adicional, de nuevo: a causa de la rebeldía del pueblo, y que concilia lo dicho en cuanto a lo que fue entregado al Pueblo de Israel: una ley que ha existido desde el principio del mundo, que es santa, perfecta, eterna e inmutable, y otras normas imperfectas y temporales adicionadas a causa de las rebeldías del pueblo.
Como colofón de todo lo dicho anteriormente podemos ver aún dos citas más que permiten entender lo mencionado en un contexto general, una dónde se refiere de manera clara, específica y contundente a la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y otra donde de igual forma se refiere a las leyes mosaicas: “Y Él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4:13-14). 40
Los Diez Mandamientos Éxodo 20:1-17 (Dt. 5.1-21)
1
Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
2
Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3
[1] No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4
[2] No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6
y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7
[3] No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 8
[4] Acuérdate del sábado para santificarlo.
9
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
10
más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas
que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó. 12
[5] Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13
[6] No matarás.
14
[7] No cometerás adulterio.
15
[8] No hurtarás.
41
16
[9] No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
17
[10] No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Los 613 Mandamientos de las leyes mosaicas1
248 Mandamientos Positivos -de acción, de hacer-
Dios 1. Creer que Dios existe (Éx. 20:2) 2. Reconocer su unidad (Dt. 6:4) 3. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (Dt. 6:5) 4. Temer a Dios (Dt. 6:13; 10:20) 5. Servir a Dios con todo el corazón y con toda el alma (Dt. 11:13; Éx. 23:25) 6. Seguir a Dios (Dt. 10:20) 7. Jurar sólo por su nombre (Dt. 10:20) 8. Imitar a Dios (Dt. 28:9) 9. No profanar el nombre de Dios (Lv. 22:32)
La Ley 10. Ha de enseñarse la ley a los hijos en todo momento (Dt. 6:7) 11. Ha de estudiarse la Ley y enseñarla a otros (Dt. 6:7) 12. Ha de atarse un frontal a la cabeza (Dt. 6:8) 13. También ha de atarse a la mano (Dt. 6:8) 14. Ha de hacerse una franja [tzit-tzit] en los vestidos (Nm. 15:38) 15. Ha de fijarse una mezuzá en la puerta (Dt. 6:9) 16. El pueblo ha de reunirse cada séptimo año para oír la lectura de la Ley (Dt. 31:10-13) 1
Los 613 Mandamientos de la Tora (Ley), KEHILÁ Camino a Emaús,
42
17. El rey ha de escribir una copia especial de la Ley para si mismo (Dt. 17:18) 18. Cada persona ha de tener un rollo propio de la Ley para sí mismo (Dt. 31:19) 19. Se ha de alabar a Dios después de comer (Dt. 8:10)
El Templo y el Sacerdote 20. Construir un templo para Dios (Éx. 25:8) 21. Deben respetarlo (Lv. 19:30) 22. Debe ser vigilado a toda hora (Nm. 18:4) 23. Los levitas deben realizar sus tareas especificas en él (Nm. 18:23) 24. Antes de entrar en el templo o participar del culto, los sacerdotes deben lavarse las manos y los pies (Éx. 30:19) 25. Los sacerdotes deben prender las lámparas todos los días (Éx. 27:20,21) 26. Los sacerdotes deben bendecir a Israel (Nm. 6:23) 27. Deben colocar el pan de la proposición y el incienso delante del altar (Éx. 25:30) 28. Deben quemar el incienso dos veces por día en el altar de oro (Éx. 30:7,8) 29. Deben mantener el fuego ardiendo en el altar continuamente (Lv. 6:13) 30. Deben quitar las cenizas diariamente (Lv. 6:10,11) 31. Deben mantener fuera del campamento a las personas ritualmente inmundas (Nm. 5:2,3) 32. Israel debe honrar a sus sacerdotes (Lv. 21:8) 33. Los sacerdotes deben usar vestimenta sacerdotal especial (Éx. 28:2) 34. El arca debe ser llevada sobre los hombros de los sacerdotes (Nm. 7:9) 35. Deben preparar el aceite para ungir según una fórmula especial (Éx. 30:31) 36. Las familias sacerdotales deben oficiar en rotación (Dt. 18:6-8) 37. En honor a ciertos parientes cercanos muertos, los sacerdotes deben hacerse ritualmente inmundos (Lv. 21:2,3) 38. El sumo sacerdote puede casarse sólo con una virgen (Lv. 21:13 y 14)
Sacrificios 39. Se debe ofrecer el sacrificio encendido dos veces por día (Nm. 28:3) 43
40. El sumo sacerdote también debe ofrecer una ofrenda de harina dos veces por día (Lv. 6:13) 41. Se debe ofrecer un sacrificio adicional (llamado musaf) cada día de reposo (Nm. 28:9) 42. También se debe ofrecer el primer día de cada mes (Nm. 28:11) 43. Se debe ofrecer un musaf en cada uno de los siete días de la Pascua (Lv. 23:36) 44. También se debe llevar una ofrenda la primera cebada en el segundo día de la Pascua (Lv. 23:10) 45. Se debe ofrecer un musaf el día de las primicias (Nm. 28:26,27) 46. Se deben ofrecer dos panes como ofrenda mecida (Lv. 23:17) 47. Se debe hacer un sacrificio adicional en el primer día del séptimo mes (Nm. 29:1,2) 48. Se debe hacer otra ofrenda el día de expiación (Nm. 29:7,8) 49. En este día también se debe realizar el avodah (Lv. 16) 50. Se debe llevar un musaf cada día de la fiesta de tabernáculos (Nm. 29:13) 51. También se debe llevar el octavo día del mismo (Nm. 29:36) 52. Se debe celebrar a Dios tres fiestas al año (Éx. 23:14) 53. Debe presentarse ahí durante las tres fiestas de peregrinación (Éx. 34:23; Dt. 16:16) 54. Debe haber regocijo durante las fiestas (Dt. 16:14) 55. Se debe matar el cordero de la pascua el decimocuarto día del mes de Nisán (Éx. 12:6) 56. Entonces se debe usar y comer el cordero la noche del quince (Éx. 12:8) 57. Los que están ritualmente impuros en el mes de Abib deben matar el cordero de la Pascua el 14 del segundo mes (Nm. 9:11) 58. Entonces se debe comer el matza con hierbas amargas (Éx. 12:8; Nm. 9:11) 59. Se deberán tocar las trompetas cuando se lleven los sacrificio festivos y también en momentos de tribulación (Nm. 10:10) 60. Los animales a ser sacrificados deben tener por lo menos ocho días (Lv. 22:27) 61. También deben ser sin defecto (Lv. 22:21) 44
62. Todas las ofrendas deben ser saladas (Lv. 2:13) 63. Es un mitzvá realizar el ritual de la ofrenda encendida (Lv. 1:2) 64. También se aplica a la ofrenda por el pecado (Lv. 6:18) 65. También se aplica a la ofrenda por la culpa (Lv. 7:1) 66. También se aplica a la ofrenda de paz (Lv. 3:1) 67. También se aplica a la ofrenda de harina (Lv. 2:1; 6:7) 68. Si el pueblo se equivoca en una decisión, sus miembros deben ofrecer una ofrenda por el pecado (Lv. 4:13,14) 69. La persona que peca por yerro también debe llevar esta ofrenda (Lv. 4:27) 70. Cuando hay duda sobre haber cometido un pecado de este tipo por ignorancia se debe llevar una ofrenda por la culpa “suspensiva” (Lv. 5:17,18) 71. Se debe llevar una ofrenda de culpa por robar ó jurar falsamente y por otros pecados de naturaleza similar (Lv. 5:15; 19:20,21; 21-25) 72. Bajo circunstancias especiales la ofrenda por el pecado puede ser según los medios de la persona (Lv. 5:1-11) 73. Se deben confesar los pecados ante Dios y arrepentirse de ellos (Nm. 5:6,7) 74. El varón con flujo seminal debe llevar un sacrificio (Lv. 15:13-15) 75. La mujer con flujo debe llevar un sacrificio (Lv. 15:28,29) 76. La mujer debe llevar un sacrificio después del parto (Lv. 12:6) 77. El leproso debe llevar un sacrificio después de haber sido purificado (Lv. 14:10) 78. Se debe diezmar el ganado (Lv. 27:32) 79. El primogénito del ganado limpio (permitido) es santo y debe ser sacrificado (Éx. 13:2) 80. El primogénito del hombre debe ser redimido (Éx. 22:28; Nm. 18:15) 81. Se debe redimir el primogénito del asno (Éx. 34:20) 82. Si no se debe quebrar su cerviz (Éx. 13:13) 83. Los animales apartados como sacrificios deben llevarse a Jerusalén sin demora (Dt. 12:5,6) 84. Sólo pueden ser sacrificados en el templo (Dt. 12:14) 85. Las ofrendas de afuera de la tierra de Israel también pueden ser llevadas al templo (Dt. 12:26) 45
86. Se deben redimir los animales santificados que desarrollan defectos (Dt. 12:15) 87. Un animal cambiado por una ofrenda también es sagrado (Lv. 27:33) 88. Los sacerdotes deben comer el resto de la ofrenda de harina (Lv. 6:9) 89. También deben comer la carne de las ofrendas por el pecado y la culpa (Éx. 29:33) 90. Pero la carne consagrada que se ha vuelto ritualmente inmunda debe ser quemada (Lv. 7:19) 91. Además, la carne no comida dentro del tiempo establecido también debe ser quemada (Lv. 7:17)
Votos 92. El nazareo debe dejar que su cabello crezca durante el periodo de su separación (Nm. 6:5) 93. Cuando termina ese periodo deben raparse la cabeza y llevar su sacrificio (Nm. 6:18) 94. El hombre debe honrar sus votos y sus juramentos (Dt. 23:21) 95. Estos sólo pueden ser anulados de acuerdo con la ley (Nm. 30)
Pureza Ritual 96. Todo el que toca un cuerpo muerto se vuelve ritualmente inmundo (Lv. 11:8, 24) 97. Todo el que toca una de las ocho especies de reptiles se vuelve ritualmente inmundo (Lv. 11:29-31) 98. El alimento se vuelve inmundo al entrar en contacto con un objeto ritualmente inmundo (Lv. 11:34) 99. Las mujeres con menstruación son ritualmente inmundas (Lv. 15:19) 100.
Después del parto las mujeres son ritualmente inmundas durante siete días
(Lv. 12:2) 101.
El leproso es ritualmente inmundo (Lv. 13:3)
102.
La ropa del leproso es ritualmente inmunda (Lv. 13:51)
103.
La casa del leproso es inmunda (Lv. 14:44) 46
104.
El hombre con flujo es inmundo (Lv. 15:2)
105.
El semen es inmundo (Lv. 15:16)
106.
La mujer con flujo es inmunda (Lv. 15:19)
107.
El cadáver humano es inmundo (Nm. 19:14)
108.
El agua purificadora, purifica lo inmundo pero hace lo limpio ritualmente
inmundo (Nm. 19:13,21) 109.
Volverse ritualmente limpio por inmersión ritual (Lv. 15:16)
110.
Para purificarse de la lepra hay que seguir los procedimientos especificados
(Lv. 14:2) 111.
Hay que raparse todo el cabello (Lv. 14:9)
112.
Hasta que sea purificado debe tener la cabeza descubierta y la ropa
rasgada para ser reconocido fácilmente (Lv. 13:45) 113.
Se deben usar las cenizas de la vaca alazana en el proceso de la
purificación ritual (Nm. 19:2-9)
Donaciones al Templo 114.
Si una persona decide dar su propio valor al templo debe hacerlo (Lv. 27:2-
8) 115.
Si el hombre declara un animal inmundo como donación al templo debe dar
el valor del animal en dinero, fijado por el sacerdote (Lv. 27:11,12) 116.
Esto se aplica a una casa (Lv. 27:14)
117.
Esto se aplica a un campo (Lv. 27:16,22,23)
118.
Si alguien deriva beneficios de la propiedad del templo involuntariamente,
deberá hacer restitución plena más la quinta parte (Lv. 5:16) 119.
El fruto del cuarto año de los árboles está consagrado (Lv. 19:24)
120.
Al segar un campo se deben dejar los rincones para los pobres (Lv. 19:9)
121.
También se debe dejar el espigueo (Lv. 19:9)
122.
También se deben dejar las gavillas olvidadas (Dt. 24:19)
123.
También se deben dejar los racimos de uva mal formados (Lv. 19:10)
124.
También se debe dejar el espigueo de las uvas (Lv. 19:10)
125.
Se deben separar las primicias de las frutas y llevarlas al templo (Éx. 23:19) 47
126.
Se debe separar la gran ofrenda de las primicias (teruma) y dársela al
sacerdote (Dt. 18:4) 127.
Hay que dar un diezmo de la producción a los levitas (Lv. 27:30; Nm. 18:24)
128.
Se debe separar un segundo diezmo y comerlo sólo en Jerusalén (Dt.
14:22) 129.
Los levitas deben dar un diezmo de su diezmo a los sacerdotes (Nm. 18:26)
130.
En el tercer y sexto año del ciclo de siete años hay que separar un diezmo
para los pobres en vez del segundo diezmo (Dt. 14:28) 131.
Se debe recitar una declaración al separar los diversos diezmos (Dt. 26:13)
132.
Esto también se requiere al llevar las primicias al templo (Dt. 26:5)
133.
Se debe dar la primera porción de la masa al sacerdote (Nm. 15:20)
El Año Sabático 134.
En el séptimo año nada de lo que crece tiene dueño y está dispuesto para
todos (Éx. 23:11) 135.
Los campos deben estar en barbecho y no se debe arar la tierra (Éx. 34:21)
136.
El año del jubileo (el quincuagésimo) debe ser sagrado (Lv. 25:10)
137.
Se ha de tocar la trompeta en el día de la expiación en el año del jubileo y
todos los esclavos hebreos deben ser libertados (Lv. 25:9) 138.
En el año del jubileo, toda la tierra debe ser devuelta a sus dueños
ancestrales (Lv. 25:24) 139.
En una ciudad con muros, el vendedor tiene el derecho de volver a comprar
una casa dentro de un año de la venta (Lv. 25:29,30) 140.
Comenzando con la entrada en la tierra de Israel, se deben contar los años
del jubileo y anunciarlos a intervalos de uno y siete años (Lv. 25:8) 141.
En el séptimo año se anulan todas las deudas (Dt. 15:3)
142.
Sin embargo, se puede cobrar la deuda debida por un extranjero (Dt. 15:3)
143.
El sacerdote debe recibir su porción del animal sacrificado (Dt. 18:3)
144.
También debe recibir la primicia de la lana (Dt. 18:4)
145.
El voto especial debe diferenciar lo que pertenece al templo y lo que es
para los sacerdotes (Lv. 27:21,28) 48
146.
Para ser aptos para el consumo, los animales y las aves deben ser
sacrificados según la ley (Dt. 12:21) 147.
Si no son de una especie domesticada, su sangre debe ser cubierta con
tierra después del sacrificio (Lv. 17:13) 148.
Se debe libertar al ave progenitor al tomar el nido (Dt. 22:7)
149.
Se deben examinar los animales para ver si son aptos para el consumo (Lv.
11:2) 150.
Esto también se aplicaba a las aves (Dt. 14:11)
151.
Esto también se aplicaba a las langostas (Lv. 11:21)
152.
Esto también se aplicaba a los peces (Lv. 11:9)
153.
El sanedrín debía santificar el primer día de cada mes y contar los años y
las estaciones (Éx. 12:2; Dt. 16:1)
Las Fiestas 154.
Se debe descansar durante el día de reposo (Éx. 23:12)
155.
Este día debía ser declarado santo al comenzar y al finalizar (Éx. 20:8)
156.
En el decimocuarto día de Abib se debe quitar toda la levadura de cada
casa (Éx. 12:15) 157.
En el decimoquinto día de Abib se debe relatar la historia del éxodo (Éx.
13:8) 158.
Se debe comer el matzá el decimoquinto día de Abib(Éx. 12:8)
159.
Se debe descansar el primer día de Panes sin Levadura (Éx. 12:16)
160.
También se debe descansar el séptimo día de Panes sin Levaduras (Éx.
12:16) 161.
Comenzando con el día de la primera gavilla (el decimosexto día Abib) se
deben contar cuarenta y nueve días (Lv. 23:35) 162.
Se debe descansar durante Shavuot [Pentecostes] (Lv. 23:21)
163.
Se debe descansar el día de Yom Teruah [el primer día del séptimo mes]
(Lv. 23:24) 164.
Se debe ayunar durante el día de Yom Kippur [día de la expiación] (Lv.
16:29) 49
165.
Se debe descansar durante el día Yom Kippur (Lv. 16:29,31)
166.
Se debe descansar el primer día de Sukkot (Lv. 23:35)
167.
Se debe descansar el octavo día de Sukkot [Shmini Atzeret] (Lv. 23:36)
168.
Durante la fiesta de Sukkot, Israel debe habitar en tabernáculos (Lv. 23:42)
169.
Se debían incluir cuatro tipos de árboles en la construcción del tabernáculo
(Lv. 23:40) 170.
Se debe tocar el shofar en Yom Teruah [el primer día del séptimo mes]
(Nm. 29:1)
La Comunidad 171.
Todo varón debía dar medio siclo al templo anualmente (Éx. 30:12,13)
Acerca de los Animales de Consumo 172.
Se debía obedecer al profeta (Dt. 18:15)
173.
Se debía nombrar un rey (Dt. 17:15)
174.
Se debía obedecer al sanedrín (Dt. 17:11)
175.
En caso de división, no seguir a la mayoría para hacer el mal o agravios
(Éx. 23:2) 176.
Se deben nombrar jueces y oficiales en cada pueblo (Dt. 16:18)
177.
Debían juzgar al pueblo imparcialmente (Lv. 19:15)
178.
Todo el que sea consciente de una evidencia debía ir a la corte a testificar
(Lv. 5:1) 179.
Se deben examinar a fondo los testigos (Dt. 13:15)
180.
Se les deberá hacer a los falsos testigos lo que ellos pensaban hacerle al
acusado (Dt. 19:19) 181.
Todo asesinato no resuelto requiere el sacrificio de una vaca (Dt. 21:4)
182.
Se deben establecer seis ciudades de refugio (Dt. 19:3)
183.
Se les deben dar ciudades a los levitas para habitar (Nm. 35:2)
184.
Se debe construir un pretil en el terrado de la casa para proteger a los
demás de posibles peligros (Dt. 22:8)
50
La Idolatría 185.
Se debe destruir la idolatría y sus accesorios (Dt. 7:5; 12:2)
186.
Se debe tratar a una ciudad que se ha pervertido de acuerdo con la ley (Dt.
13:17) 187.
Se debía destruir las siete naciones cananeas (Dt. 20:17)
188.
Se debía borrar la memoria de Amalek (Dt. 25:19)
189.
Se debían borrar los hechos de Amalek (Dt. 25:17)
La Guerra 190.
Se debían observar todas las reglas relativas a la guerra (Dt. 20:11, 12)
191.
Se debía nombrar a un sacerdote para tareas especiales en tiempo de
guerra (Dt. 20:2) 192.
El campo militar debía mantenerse en una condición sanitaria (Dt. 23:14,15)
193.
Todo soldado debía estar equipado con los implementos necesarios para
su seguridad (Dt. 23:14)
Sociales 194.
Se debe devolver la propiedad robada a su dueño (Lv. 5:23)
195.
Se debe dar caridad a los pobres (Lv. 25:35,36; Dt. 15:8)
196.
Cuando un esclavo hebreo queda en libertad, el amo debe darle presentes
(Dt. 15:14) 197.
Los pobres debían recibir préstamos sin intereses (Éx. 22:24)
198.
Se permitía cobrarles intereses en los préstamos a los extranjeros (Dt.
23:21) 199.
Se debía devolver la prenda al dueño si la necesitaba (Éx. 22:26; Dt. 24:13)
200.
Se debía pagar el salario a los trabajadores a tiempo (Dt. 24:15)
201.
También se le debe permitir comer del alimento con el cual está trabajando
(Dt. 23:25, 26) 202.
Se debe ayudar a descargar un animal cuando haga falta (Éx. 23:5)
203.
Se debe ayudar a cargar a un hombre o un animal cuando haga falta (Dt.
22:4) 51
204.
Se debe devolver la propiedad robada a su dueño (Éx. 23:4; Dt. 22:1)
205.
Se debe reprender al pecador (Lv. 19:17)
206.
Se debe amar al prójimo como a uno mismo (Lv. 19:18)
207.
También se debe amar al prosélito (Dt. 10:19)
208.
Las pesas y las medidas deben ser correctas (Lv. 19:36)
La Familia 209.
Se debe respetar a los sabios (Lv. 19:32)
210.
Se debe honrar a los padres (Éx. 20:12)
211.
Se debe temer a los padres (Lv. 19:3)
212.
Se debe contraer matrimonio para perpetuar la raza humana (Gn. 1:28)
213.
El matrimonio debe ser gobernado por la ley (Dt. 24:1)
214.
El esposo debe regocijarse con su esposa por un año (Dt. 24:5)
215.
Los niños varones deben ser circuncidados al octavo día (Gn. 17:10; Lv.
12:3) 216.
Si un hombre muere sin hijos, su hermano debe casarse con su viuda (Dt.
25:5) 217.
Si no lo hace, entonces debe dejarla en libertad (Dt. 25:9)
218.
El que viola a una virgen debe casarse con ella y nunca puede divorciarse
(Dt. 22:29) 219.
Si un hombre acusa injustamente a su mujer de promiscuidad prenupcial
debe ser castigado y nunca puede divorciarse (Dt. 22:18,19) 220.
El seductor debe ser castigado de acuerdo con la ley (Éx. 22:15-23)
221.
La mujer cautiva debe ser tratada de acuerdo con sus reglamentos
especiales (Dt. 21:11) 222.
El divorcio sólo puede se puede realizar por medio de un documento escrito
(Dt. 24:1) 223.
Una mujer acusada de adulterio debía someterse a la prueba exigida (Nm.
5:15-27)
52
Jurídica 224.
Se debe administrar los azotes de acuerdo con lo establecido por la ley (Dt.
25:2) 225.
La persona culpable de homicidio no intencionado debe ser exiliada (Nm.
35:25) 226.
La pena de muerte puede ser ejecutada con la espada (Éx. 21:20)
227.
Puede ser por estrangulación (Éx. 21:16)
228.
Puede ser por fuego (Lv. 20:14)
229.
Puede ser por apedreamiento (Dt. 22:24)
230.
En algunos casos se colgará el cuerpo de la persona ejecutada (Dt. 21:22)
231.
En este caso el cuerpo debe ser sepultado el mismo día (Dt. 21:23)
Los Esclavos 232.
Los esclavos hebreos debían servir seis años y ser libres en el séptimo (Éx.
21:2) 233.
El amo debía casarse con su sierva hebrea (Éx. 21:8)
234.
Si no, debía redimirla (Éx. 21:8)
235.
El esclavo extranjero debía ser tratado de acuerdo con el reglamento que
se aplica a él (Lv. 25:46)
Los Agravios 236.
Se debe administrar la ley aplicable en el caso de un daño causado por una
persona (Éx. 21:18) 237.
También si el daño es causado por un animal (Éx. 21:28)
238.
También si el daño es causado por un pozo (Éx. 21:33,34)
239.
Los ladrones deben ser castigados (Éx. 21:37-22:3)
240.
Se debe administrar justicia en casos de la entrada ilegal del ganado en
una propiedad (Éx. 22:4) 241.
También en casos de incendio premeditado (Éx. 22:5)
242.
También en casos de malversación por un guardián no pagado (Éx. 22:6-8)
243.
También en reclamos en contra de un guardián pagado (Éx. 22:9-12) 53
244.
También en reclamos en contra de un contratista o un deudor (Éx. 22:13)
245.
También en disputas que surgen de las ventas (Lv. 25:14)
246.
También en relación a disputas por herencias (Éx. 22:8)
247.
También en todos los demás asuntos (Dt. 25:12)
248.
Se debe rescatar a los perseguidos aunque signifique matar al opresor
(Nm. 27:8)
365 Mandamientos Negativos -No Hacer-
La Idolatría y las Prácticas Pertinentes 1. No creer en ningún dios aparte del único y verdadero Dios (Ex. 20:3) 2. No hacerse imágenes (Ex. 20:4) 3. No hacerse imágenes para que otros adoren (Lv. 19:4) 4. No hacer imágenes para ningún fin (Ex. 20:20) 5. No inclinarse ante ninguna imagen (Ex. 20:5) 6. No servir a ninguna imagen (Ex. 20:5) 7. No sacrificar niños a Moloc (Lv. 18:21) 8. No practicar la nigromancia (Lv. 19:31) 9. No recurrir a espíritus familiares (Lv. 19:31) 10. No tomar en serio la mitología de la idolatría (Lv. 19:4) 11. No construir un pilar ni siquiera para adorar a Dios (Dt. 16:22) 12. No construir un estrado con el mismo propósito (Lv. 20:1) 13. No plantar árboles en el templo (Dt. 16:21) 14. No jurar por los ídolos ni instigar a un idólatra a que lo haga (Ex. 23:13) 15. No alentar la adoración de ídolos, ni siquiera por no israelitas (Ex. 23:13) 16. No alentar alguien a adorar ídolos (Dt. 13:12) 17. No escuchar a nadie que difunda la idolatría (Dt. 13:8) 18. No dejar de odiarlo (Dt. 13:9) 19. No tener compasión por tal persona (Dt. 13:9) 20. No defender a tal persona (Dt. 13:9) 21. No intentar encubrir su crimen (Dt. 13:9) 54
22. Está prohibido derivar beneficio alguno del adorno de los ídolos (Dt. 7:25) 23. No reconstruir los ídolos destruidos (Dt. 13:17) 24. No disfrutar de ningún beneficio de su riqueza (Dt. 13:18) 25. No utilizar nada relacionado con los ídolos o la idolatría (Dt. 7:26) 26. Está prohibido profetizar falsamente en el nombre de los ídolos (Dt. 18:20) 27. Está prohibido profetizar falsamente en el nombre de Dios (Dt. 18:20) 28. No escuchar al que profetiza para los ídolos (Dt. 13:3,4) 29. No temer al falso profeta ni impedir su castigo con la muerte (Dt. 18:22) 30. No imitar las costumbres de los idólatras ni practicar sus costumbres (Lv. 20:23) 31. No practicar sus costumbres (Lv. 19:26) 32. No practicar sus agüeros (Dt. 18:10) 33. No practicar sus sortilegios (Dt. 18:10,11) 34. No practicar sus hechicerías (Dt. 18:10,11) 35. No practicar sus encantamientos (Dt. 18:10,11) 36. No imitar sus consultas a los muertos (Dt. 18:10,11) 37. No imitar sus conversaciones con espíritus familiares (Dt. 18:10,11) 38. No imitar su nigromancia (Dt. 18:10,11) 39. Las mujeres no han de usar ropa de hombres (Dt. 22:5) 40. Los hombres no han de usar ropa de mujeres (Dt. 22:5) 41. No hacerse tatuajes a la manera de los idolatras (Lv. 19:28) 42. No usar un mismo artículo de ropa hecho de lana mezclada con lino (Dt. 22:11) 43. No afeitarse los costados de la cabeza (Lv. 19:27) 44. No afeitarse la barba (Lv. 19:27) 45. No lacerarse por los muertos (Lv. 19:28; Dt. 16:1)
Prohibiciones Resultantes de Acontecimientos Históricos 46. Está prohibido volver a Egipto y vivir allí permanentemente (Dt. 17:16) 47. No dar rienda suelta a pensamientos o vistas impuras (Nm. 15:39) 48. No hacer pacto con las siete naciones cananeas (Ex. 23:32) 49. No perdonar la vida de ninguno de ellos (Dt. 20:16) 50. No mostrar misericordia a los idólatras (Dt. 7:2) 55
51. No permitir que habiten en Israel (Ex. 23:33) 52. No casarse con ellos (Dt. 7:3) 53. Una israelita no puede casarse con un amonita o un moabita aunque se convierta (Dt. 23:4) 54. No se debe odiar a un descendiente de Esaú por su genealogía (Dt. 23:8) 55. No se debe odiar a un egipcio por su genealogía (Dt. 23:8) 56. No hay que hacer las paces con los amonitas o los moabitas (Dt. 23:7) 57. Está prohibido destruir los árboles frutales aun en tiempo de guerra (Dt. 20:19) 58. No temer al enemigo (Dt. 7:21) 59. No olvidar el mal hecho por Amalec (Dt. 25:19)
La Blasfemia 60. No blasfemar el santo nombre (Lv. 24:16) 61. No quebrar un juramento hecho por su santo nombre (Lv. 19:12) 62. No tomar el nombre de Dios en vano (Ex. 20:7) 63. No profanarlo (Lv. 22:32) 64. No tentar al Señor Dios (Dt. 6:16) 65. No borrar el nombre de Dios de los textos sagrados ni destruir las instituciones dedicadas a su adoración (Dt. 12:4) 66. No permitir que el cuerpo de una persona colgada permanezca así durante la noche (Dt. 21:23)
El Templo 67. No ser negligente en la vigilancia del templo (Nm. 18:5) 68. El sumo sacerdote no debe entrar en el templo indiscriminadamente (Lv. 16:2) 69. Un sacerdote con defecto físico no debe entrar allí por ningún motivo (Lv. 21:23) 70. No puede servir allí aunque el defecto sea de una naturaleza temporal (Lv. 21:17) 71. No puede participar en el servicio allí hasta que haya pasado (21:8) 72. Los levitas y los sacerdotes no deben intercambiar sus funciones (Nm. 18:3) 56
73. Las personas ebrias no pueden entrar en el santuario ni enseñar la ley (Lv. 10:9-11) 74. Está prohibido que las personas que no son sacerdotes sirvan en el templo (Nm. 18:4) 75. También se aplica a los sacerdotes contaminados (Lv. 22:2) 76. También se aplica a los sacerdotes que han hecho la purificación necesaria pero que todavía están dentro del periodo de su contaminación (Lv. 21:6) 77. Ninguna persona contaminada puede entrar en el templo (Nm. 5:3) 78. Ninguna persona contaminada puede entrar en el monte del templo (Dt. 23:11) 79. No se debe hacer el altar de piedras labradas (Ex. 20:25) 80. La subida hacia él no debe ser por gradas (Ex. 20:26) 81. No se debe extinguir el fuego de él (Lv. 6:6) 82. No se puede quemar nada aparte del incienso especificado en el altar de oro (Ex. 30:9) 83. No se puede fabricar aceite común con los mismos ingredientes que el aceite para ungir (Ex. 30:32) 84. No se puede hacer un mal uso del aceite para ungir (Ex. 30:32) 85. No se puede utilizar incienso común en el alta de oro (Ex. 30:37) 86. No se quitarán las estacas del arca (Ex. 25:15) 87. No se separará el pectoral del efod (Ex. 28:28) 88. No se hará ningún corte en el vestido superior del sumo sacerdote (Ex. 28:32)
Sacrificios 89. No ofrecer sacrificios fuera del templo (Dt. 12:13) 90. No matar a animales consagrados fuera del templo (Lv. 17:3,4) 91. No santificar a un animal defectuoso (Lv. 20:22) 92. No matar a un animal defectuoso (Lv. 22:22) 93. No rociar la sangre de un animal defectuoso (Lv. 22:24) 94. No quemar las partes internas de un animal defectuoso (Lv. 22:22) 95. No hacer nada de lo anterior aunque el defecto sea de una naturaleza temporal (Dt. 17:1) 57
96. Ni siquiera permitir que un gentil ofrezca tal animal (Lv. 22:25) 97. No infligir un defecto en un animal consagrado para el sacrificio (Lv. 22:21) 98. No se puede ofrecer levadura ni miel en el altar (Lv. 2:11) 99. No se puede ofrecer nada sin sal en el altar (Lv. 2:13) 100.
No se puede ofrecer un animal recibido como pago a una ramera o como
precio por un perro (Dt. 23:19) 101.
No matar a un animal ni a su cría el mismo día (Lv. 22:28)
102.
Está prohibido utilizar aceite de oliva en la ofrenda por el pecado (Lv. 5:11)
103.
Lo mismo se aplica al incienso (Lv. 5:11)
104.
No utilizar aceite de oliva en la ofrenda de los celos (Nm. 5:15)
105.
No utilizar incienso en la ofrenda de los celos (Nm. 5:15)
106.
No sustituir sacrificios (Lv. 27:10)
107.
No tomar de una categoría y ponerla en otra (Lv. 27:26)
108.
No redimir al primogénito de los animales permitidos (Nm. 18.17)
109.
No vender el diezmo de la manada (Lv. 27:33)
110.
No vender un campo consagrado por voto (Lv. 27.28)
111.
No redimir un campo consagrado por voto (Lv. 27:28)
112.
Al matar un ave por una ofrenda de pecado no partir su cabeza (Lv. 5:8)
113.
No trabajar con un animal consagrado (Dt. 15:19)
114.
No trasquilar a un animal consagrado (Dt. 15:19)
115.
No matar el cordero de Pascua mientras todavía hay levadura alrededor
(Ex. 34:25) 116.
No dejar durante la noche aquellas partes que han de ser ofrecidas (Ex.
23:10) 117.
No dejar durante la noche aquellas partes que se han de comer (Ex. 12:10)
118.
No dejar ni una parte de la ofrenda festiva hasta el tercer día (Dt. 16:4)
119.
No dejar ninguna parte del segundo cordero pascual (Nm. 9:13)
120.
No dejar la ofrenda de acción de gracias hasta la mañana (Lv. 22:30)
121.
No quebrar un hueso del primer cordero de la Pascua (Ex. 12:46)
122.
No quebrar ningún hueso del segundo cordero (Nm. 9:12)
123.
No llevar su carne fuera de la casa donde se está comiendo (Ex. 12:46) 58
124.
No permitir que los restos de la ofrenda de harina se eleven (Lv. 6:10)
125.
No comer el cordero de la Pascua crudo o mojado (Ex. 12:9)
126.
No permitir que un habitante extranjero coma de él (Ex. 12:45)
127.
No permitir que una persona no circuncidada coma de él (Ex. 12:48)
128.
No permitir que un apóstata coma de él (Ex. 12:43)
129.
Una persona ritualmente inmunda no debe comer las cosas consagradas
(Lv. 12:4) 130.
Las cosas consagradas que se han vuelto inmundas no deben ser comidas
(Lv. 7:19) 131.
No se puede comer la carne sacrificial después del límite de tiempo (Lv.
19:6-8) 132.
No se puede comer la carne muerta por motivos equivocados (Lv. 7:18)
133.
Una persona que no es sacerdote no puede comer las cosas sagradas (Lv.
22:10) 134.
Tampoco las puede hacer el huésped o el obrero del sacerdote (Lv. 22:10)
135.
Tampoco las puede comer una persona no circuncidada (Lv. 22:10)
136.
Tampoco las puede comer un sacerdote contaminado (Lv. 22:4)
137.
Una hija de un sacerdote que está casada con uno que no es sacerdote no
puede comer las cosas sagradas (Lv. 22:12) 138.
No se debe comer la ofrenda de harina del sacerdote (Lv. 6:16)
139.
No se puede comer la carne de la ofrenda por el pecado sacrificada dentro
del santuario (Lv. 6:23) 140.
No se pueden comer los animales consagrados que se han vuelto
defectuosos (Dt. 14:3) 141.
No comer el segundo diezmo del grano (Dt. 12:17)
142.
No tomar el segundo diezmo del vino (Dt. 12:17)
143.
No comer el segundo diezmo del aceite (Dt. 12:17)
144.
No comer las primicias sin defecto fuera de Jerusalén (Dt. 12:17)
145.
Los sacerdotes no pueden comer las ofrendas de pecado o las ofrendas de
transgresiones fuera de los atrios del templo (Dt. 12.17) 146.
No comer nada de la carne de las ofrendas quemadas (Dt. 12:17) 59
147.
No se pueden comer los sacrificios más livianos antes de rociar la sangre
(Dt. 12:17) 148.
Una persona que no es sacerdote no puede comer de los sacrificios más
sagrados (Dt. 12:17) 149.
El sacerdote no puede comer de las primicias de los frutos fuera de los
atrios del templo (Ex. 29:33) 150.
No se puede comer el segundo diezmo estando en estado de
contaminación (Dt. 26:14) 151.
Tampoco se puede hacer si se está en estado de duelo (Dt. 26:14)
152.
No se puede utilizar el dinero de la redención para otra cosa aparte de la
comida y la bebida (Dt. 26:14) 153.
No comer el alimento no diezmado (Lv. 22:15)
154.
No cambiar el orden de separación de los diversos diezmos (Ex. 22:28)
155.
No dilatar el pago de las ofrendas ya sean voluntarias u obligatorias (Dt.
23:22) 156.
No ir al templo en las fiestas de peregrinación sin una ofrenda (Ex. 23:15)
157.
No faltar a la palabra (Nm. 30:3)
Los Sacerdotes 158.
El sacerdote no puede casarse con una ramera (Lv. 21:7)
159.
No puede casarse con una mujer profana (Lv. 21:7)
160.
No puede casarse con una divorciada (Lv. 21:7)
161.
El sumo sacerdote no puede casarse con una viuda (Lv. 21:14)
162.
No puede tomar una concubina (Lv. 21:15)
163.
Los sacerdotes no pueden entrar en el santuario con el cabello demasiado
largo (Lv. 10:6) 164.
No deben entrar al santuario con la ropa rota (Lv. 10:6)
165.
No deben salir del atrio durante el servicio del templo (Lv. 10:7)
166.
Un sacerdote común no puede volverse ritualmente contaminado salvo por
aquellos parientes especificados (Lv. 21:1) 167.
El sumo sacerdote no puede contaminarse por nadie (Lv. 21:11) 60
168.
No puede contaminarse por ningún motivo (Lv. 21:11)
169.
La tribu de Leví no tendrá parte alguna en la división de la tierra de Israel
(Dt. 18:1) 170.
La tribu de Leví no participará del botín de guerra (Dt. 18:1)
171.
Está prohibido afeitarse la cabeza como señal de duelo por los muertos (Dt.
14:1)
Leyes Dietéticas 172.
No comer ganado inmundo (Dt. 14:7)
173.
No se puede comer pescado inmundo (Lv. 11:11)
174.
No se puede comer aves inmundas (Lv. 11:13)
175.
No se puede comer insectos alados (Dt. 14:19)
176.
No se puede comer criaturas que se arrastran sobre la tierra (Lv. 11:41)
177.
No se puede comer reptiles (Lv. 11:44)
178.
No se puede comer gusanos que se encuentran en la fruta o en las
hortalizas (Lv. 11:42) 179.
No se puede comer ninguna criatura abominable (Lv. 11:43)
180.
No se puede comer un animal que ha muerto por causas naturales (Dt.
14:21) 181.
No se puede comer un animal herido o maltratado (Ex. 22:31)
182.
No se puede comer ninguna extremidad tomada de un animal vivo (Dt.
12:23) 183.
No se puede comer el nervio del muslo (Gn. 32:32)
184.
No se puede comer sangre (Lv. 7:26)
185.
No se puede comer cierto tipo de grasa (Lv. 7:23)
186.
No se puede cocinar el cabrito en la leche de su madre (Ex. 23:19)
187.
Está prohibido comer de tal mezcla (Ex. 34:26)
188.
No se puede comer un buey condenado a morir apedreado (Ex. 21:28)
189.
No se puede comer pan hecho del grano nuevo antes de haber hecho la
ofrenda del omer (Lv. 23:14)
61
190.
No se puede comer el grano asado sino hasta después de haber ofrecido el
omer (Lv. 23:14) 191.
No se puede comer el grano verde (Lv. 23:14)
192.
No se puede comer el fruto de los árboles durante el los primeros tres años
(Lv. 19:23) 193.
No se puede comer el producto de plantación mixta de la viña (Dt. 23:9)
194.
Se prohíbe toda libación de vino a los ídolos (Dt. 32:38)
195.
Se prohíbe la glotonería y la embriaguez (Lv. 19:26 y Dt. 21:20)
196.
Está prohibido comer cualquier cosa el día de expiación (Lv. 23:29)
197.
No se puede comer nada leudado durante la Pascua (Ex. 13:3)
198.
No se puede comer nada que contenga una mezcla de la misma durante la
Pascua (Ex. 13:20) 199.
No se puede comer nada leudado el día antes de la Pascua (Dt. 16:3)
200.
No se puede ver nada leudado entre las posesiones de la persona durante
la Pascua (Ex. 13:7) 201.
No se puede encontrar nada leudado entre las posesiones de la persona
durante la Pascua (Ex. 12:19)
Los Nazareos 202.
El nazareo no puede tomar vino ni ninguna bebida hecha de uvas (Nm. 6:3)
203.
No puede comer uvas frescas (Nm. 6:3)
204.
No puede comer uvas secas (Nm. 6:3)
205.
No puede comer semillas de uvas (Nm. 6:4)
206.
No puede comer el hollejo de las uvas (Nm. 6:4)
207.
No puede volverse ritualmente inmundo por sus muertos (Nm. 6:7)
208.
No puede entrar en una tienda donde hay un cadáver (Lv. 21:11)
209.
No debe cortarse el cabello (Nm. 6:5)
La Agricultura 210.
No se puede segar todo el campo sin dejar los rincones para los pobres (Lv.
23:22) 62
211.
No se puede recoger el fruto caído durante la siega o la cosecha (Lv. 19:9)
212.
No se puede recoger los racimos de uva mal formados (Lv. 19:10)
213.
No se puede recoger las uvas que se caen (Lv. 19:10)
214.
No volver para levantar una gavilla olvidada (Dt. 24:19)
215.
No sembrar diferentes especies de semillas juntas (Lv. 19:19)
216.
No sembrar grano en una viña (Dt. 22:9)
217.
No cruzar dos especies diferentes de animales (Lv. 19:19)
218.
No trabajar con dos especies diferentes uncidas juntas (Dt. 22:10)
219.
No ponerle bozal a un animal que está trabajando en el campo para evitar
que coma (Dt. 25:4) 220.
No arar la tierra en el séptimo año (Lv. 25:4)
221.
No podar los árboles en el séptimo año (Lv. 25:4)
222.
No segar (de la manera acostumbrada) productos agrícolas en el séptimo
año (Lv. 25:5) 223.
No cosechar la fruta en el séptimo año (Lv. 25:5)
224.
No arar la tierra ni podar árboles en el año del jubileo (Lv. 25:11)
225.
No segar productos agrícolas en el séptimo año (Lv. 25:11)
226.
No cosechar la fruta en el año del jubileo (Lv. 25:11)
227.
No vender la tierra heredada en la tierra de Israel permanentemente (Lv.
25:23) 228.
No cambiar las tierras de los levitas (Lv. 25:33)
229.
No dejar a los levitas sin sostén (Dt. 12:19)
Préstamos, Negocios y el Trato de los Esclavos 230.
No se puede exigir el pago de un préstamo después del séptimo año (Dt.
15:2) 231.
Sin embargo, se puede rehusar hacer un préstamo a los pobres porque se
acerca ese año (Dt. 15:9) 232.
No negar la caridad a los pobres (Dt. 15:7)
233.
No despedir a un esclavo hebreo con las manos vacías cuando termina a
su periodo de servicio (Dt. 15:13) 63
234.
No apremiar a un deudor cuando se sabe que no puede pagar (Ex. 22:24)
235.
No prestarle a otro creyente con intereses (Lv. 25:37)
236.
No tomar prestado de otro israelita con intereses (Dt. 23:20)
237.
No participar en un acuerdo que involucre intereses, ya sea como garantía,
testigo o escritor del contrato (Ex. 22:24) 238.
No dilatar el pago del salario (Lv. 19:13)
239.
No tomar una prenda de un deudor por violencia (Dt. 24:10)
240.
No guardar la prenda de un hombre pobre cuando la necesita (Dt. 24:12)
241.
No tomar ninguna prenda de una viuda (Dt. 24:17)
242.
No tomar una prenda de ningún deudor si se gana la vida con ella (Dt. 24:6)
243.
Está prohibido raptar (Ex. 20:13)
244.
No robar (Lv. 19:11)
245.
No robar con violencia (Lv. 19:13)
246.
No quitar una señal geográfica (Dt. 19:14)
247.
No defraudar (Lv. 19:13)
248.
No negar el recibo de un préstamo o un depósito (Lv. 19:11)
249.
No jurar falsamente en cuanto a la propiedad de otro (Lv. 19:11)
250.
No engañar a nadie en el negocio (Lv. 25:14)
251.
No engañar a nadie ni siquiera verbalmente (Lv. 25:17)
252.
No dañar a un extranjero verbalmente (Ex. 22:21)
253.
No perjudicarlo en el comercio (Ex. 22:21)
254.
No devolver un esclavo que ha huido a la tierra de Israel a su amo (Dt.
23:16) 255.
No aprovecharse de tal esclavo (Dt. 23:17)
256.
No afligir a la viuda y al huérfano (Ex. 22:21)
257.
No maltratar al esclavo hebreo (Lv. 25:42)
258.
No vender a un esclavo hebreo (Lv. 25:42)
259.
No tratarlo con crueldad (Lv. 25:43)
260.
No permitir que un pagano lo maltrate (Lv. 25:53)
261.
No vender la sierva hebrea (Ex. 21:8)
64
262.
Si se casa con ella, no negarle alimento, ropa ni los deberes conyugales
(Ex. 21:10) 263.
No vender una cautiva (Dt. 21:14)
264.
No tratarla como esclava (Dt. 21:14)
265.
No codiciar las posesiones de otro (Ex. 20:17)
266.
Aún el deseo en sí está prohibido (Dt. 5:18)
267.
El obrero no debe cortar el grano que está de pie mientras trabaja (Dt.
23:25) 268.
No debe llevar más fruta de la que puede comer (Dt. 23:25)
269.
No se debe guardar un artículo perdido que se ha encontrado (Dt.22:3)
270.
No negarse a ayudar a un hombre o un animal que se está desplomando
bajo su carga (Ex. 23:5) 271.
Está prohibido defraudar con pesas y medidas (Lv. 19:35)
272.
Está prohibido tener pesas inexactas (Dt. 25:13)
La Justicia 273.
Un juez no debe perpetrar la injusticia (Lv. 19:15)
274.
No debe aceptar sobornos (Ex. 23:8)
275.
No debe ser parcial (Lv. 19:15)
276.
No debe tener temor (Dt. 1:17)
277.
No debe favorecer a los pobres (Ex. 23:3; Lv. 19:15)
278.
No debe discriminar en contra de los malvados (Ex. 23.6)
279.
No debe tener piedad de los condenados (Dt. 19:13)
280.
No debe pervertir el juicio de extranjeros o huérfanos (Dt. 24:17)
281.
Está prohibido escuchar a un litigante sin que el otro esté presente (Ex.
23:1) 282.
No puede decidirse un caso de pena de muerte por una mayoría de uno
(Ex. 23:2) 283.
Un juez no debe aceptar la opinión de otro juez a no ser que esté
convencido de su rectitud (Ex. 23:2)
65
284.
Una persona que no conoce la ley no puede ser nombrada como juez (Dt.
1:17) 285.
No dar falso testimonio (Ex. 20:16)
286.
No aceptar el testimonio de una persona malvada (Ex. 23:1)
287.
No aceptar el testimonio de los parientes de una persona involucrada en el
caso (Dt. 24:16) 288.
No pronunciar juicio en base al testimonio de un testigo (Dt. 19:15)
289.
No matar (Ex. 20:13)
290.
No condenar por prueba circunstancial solamente (Ex. 23:7)
291.
Un testigo no deberá actuar de juez en casos de pena de muerte (Nm.
35:30) 292.
No ejecutar a nadie sin un juicio y una convicción cabales (Nm. 35:12)
293.
No tener piedad ni perdonar al perseguidor (Dt. 25:12)
294.
No se ha de infligir castigo por un acto cometido bajo coerción (Dt. 22:26)
295.
No aceptar el rescate por un homicida (Nm. 35:31)
296.
No aceptar el rescate por una persona que mató a otra (Nm. 35:32)
297.
No vacilar en salvar a otra persona de peligro (Lv. 19:16)
298.
No dejar una piedra de tropiezo en el camino (Dt. 22:8)
299.
No engañar a otra persona dándole un mal consejo (Lv. 19:14)
300.
Está prohibido administrar más del número asignado de azotes a los
culpables (Dt. 25:2,3) 301.
No contar chismes (Lv. 19:16)
302.
No guardar odio en el corazón (Lv. 19:17)
303.
No avergonzar a un israelita (Lv. 19:17)
304.
No guardar rencor (Lv. 19:18)
305.
No vengarse (Lv. 19:18)
306.
No tomar a la madre cuando se toman los pollos (Dt. 22:6)
307.
No rasurarse la zona afecta por la lepra (Lv. 13:33)
308.
No quitar otras señales de esa aflicción (Dt. 24:8)
309.
No cultivar un valle en el cual se encontró un cuerpo muerto (Dt. 21:4)
310.
No permitir que viva una bruja (Ex. 22:17) 66
311.
No obligar a un recién casado que cumpla el servicio militar durante el
primer año de su matrimonio (Dt. 24:5) 312.
No rebelarse en contra de los que transmiten la tradición de la ley (Dt.
17:11) 313.
No agregar a los preceptos de la ley (Dt. 13:1)
314.
No restar de los preceptos de la ley (Dt. 13:1)
315.
No maldecir a un juez (Ex. 22:27)
316.
No maldecir a un gobernante (Ex. 22:27)
317.
No maldecir a ningún israelita (Lv. 19:14)
318.
No maldecir a los padres (Ex. 21:17)
319.
No golpear a los padres (Ex. 21:15)
320.
No trabajar en el día de reposo (Ex. 20:10)
321.
No caminar más allá de los límites permitidos el día de reposo (Ex. 16:29)
322.
No infligir castigo en el día de reposo (Ex. 35:3)
323.
No trabajar el primer día de Panes sin Levadura (Ex. 12:16)
324.
No trabajar el séptimo día de Panes sin Levadura (Ex. 12:16)
325.
No trabajar en el Shavuot (Lv. 23:21)
326.
No trabajar el primer día del séptimo mes (Yom Teruah) (Lv. 23:25)
327.
No trabajar el primer día de la fiesta de los tabernáculos (Sukkot) (Lv.
23:35) 328.
No trabajar el octavo día de la fiesta de los tabernáculos (Shminí Atzeret)
(Lv. 23:36) 329.
No trabajar el día de la expiación (Yom Kippur) (Lv. 23:28)
El Incesto y otras Relaciones Prohibidas 330.
Está prohibido tener relaciones sexuales con la madre (Lv. 18:7)
331.
También se aplica a la madrastra (Lv. 18:8)
332.
También se aplica a la hermana (Lv. 18:9)
333.
También se aplica a la hermanastra (Lv. 18:11)
334.
También se aplica a la nuera (Lv. 18:10)
335.
También se aplica a la nieta (Lv. 18:10) 67
336.
También se aplica a la hija (Lv. 18:10)
337.
También está prohibido entre madre e hija (Lv. 18:17)
338.
Está prohibido entre la madre y su nuera (Lv. 18:17)
339.
Está prohibido entre la abuela y la nieta (Lv. 18:17)
340.
Está prohibido entre sobrino y tía (Lv. 18:12)
341.
Está prohibido entre sobrina y tía (Lv. 18:13)
342.
Está prohibido con la esposa del tío paterno (Lv. 18:14)
343.
Está prohibido con la nuera (Lv. 18:15)
344.
Está prohibido con la esposa del hermano (Lv. 18:16)
345.
Está prohibido con la hermana de la esposa (Lv. 18:18)
346.
Está prohibido tener relaciones sexuales con una mujer que está
menstruando (Lv. 18:19) 347.
No cometer adulterio (Lv. 18:20)
348.
El hombre no tendrá relaciones sexuales con un animal (Lv. 18:23)
349.
La mujer no tendrá relaciones sexuales con un animal (Lv. 18:23)
350.
La homosexualidad está prohibida (Lv. 18:22)
351.
La homosexualidad con el padre está prohibida (Lv. 18:7)
352.
La homosexualidad con el tío está prohibida (Lv. 18:14)
353.
Está prohibido tener contacto físico íntimo alguno con alguien que no sea la
propia esposa (Lv. 18:6) 354.
Ningún moabita podrá casarse con una israelita del pueblo (Dt. 23:3)
355.
Está prohibido la prostitución (Dt. 23:18)
356.
Una divorciada no puede volver a casarse con su primer esposo si en el
ínterin se casó con otro hombre (Dt. 24:4) 357.
Una viuda sin hijos no podrá casarse con nadie que no sea el hermano de
su marido difunto (Dt. 25:5) 358.
El hombre no podrá divorciarse de la mujer con quien se casó después de
haberla violado (Dt. 22:29) 359.
Tampoco si la difamó (Dt. 22:19)
360.
Un eunuco no podrá casarse con una israelita (Dt. 23:2)
361.
Está prohibida la castración (Lv. 22:24) 68
La Monarquía 362.
El rey elegido deberá ser de la simiente de Israel (Dt. 17:15)
363.
No deberá acumular un número excesivo de caballos (Dt. 17:16)
364.
No deberá tomar para sí muchas esposas (Dt. 17:17)
365.
No deberá amontonar para sí muchas riquezas (Dt. 17:17)
69
La Ley vigente, válida, actual y la ley abolida cancelada, superada, clavada
En este punto hay una cuestión que debe clarificarse pues existe una gran corriente mayoritaria en el cristianismo que esgrime el argumento de que la ley fue clavada en la cruz, esto a través del sacrificio redentor de Cristo, por lo tanto la observancia de la misma ya no está vigente.
Este argumento no es sin base escritural y por lo tanto requiere ser abordado. Colosenses 2:14-13 señala, respecto de Cristo, que aún y “cuando [estábamos] muertos en [nuestros] delitos y en la incircuncisión de [nuestra] carne, [Cristo nos] dio vida juntamente con El, habiéndonos perdonado todos los delitos cancelando el manuscrito de las ordenanzas que había contra nosotros, que nos era contrario, quitándolo de en medio y clavándolo en la cruz”. Efesios 2:14-15, respecto de lo mismo, señala de Cristo que “El mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz”. Gálatas 3:13, para mayor claridad de lo anterior señala que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero”.
Así tenemos estas citas que sobre base escritural señalan que había ordenanzas que eran contra nosotros, que dichos mandamientos eran motivo de enemistad, y, más contundentemente, que la ley devino en maldición hacia nosotros. Eso es claro, pero ¿a qué mandamientos se refiere?
70
En su momento se abordó la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes, señalando que aunque en la Escritura se hable de ley, ésta palabra se está refiriendo a dos normas reglamentarias diferentes. Así tenemos dos sacerdocios y dos leyes, el sacerdocio de Melquisedec y la Ley de Dios que estaban en vigencia antes del Pacto, y el sacerdocio de Aharón y levítico más las leyes de Moisés, que interrumpen el primero, en tanto viene Jesús a restaurarlo. Hay que entender que la Ley de Dios siempre estuvo, está y estará vigente, incluso durante el sacerdocio de Aharón y levítico pero en este período, el del sacerdocio de Aharón y levítico, además de la Ley de Dios estuvieron vigentes normas adicionales referidas como la ley de Moisés.
En ese tenor de ideas los Diez Mandamientos forman parte de esa ley existente desde la creación y que seguirá vigente incluso después que Cristo regrese.
Pero en este apartado no se quiere ser repetitivo y se abordará este punto pero desde otro enfoque, un enfoque incluso más sencillo de entender que la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes ya comentados.
Veamos.
Si yo digo que Juan Pérez mide 1.70 mts., y luego digo que Juan Pérez mide 1.90 mts., es más que obvio que no puede tratarse del mismo Juan Pérez sino de dos personas con el mismo nombre. Si yo digo que tengo mi casa en México, y luego señalo que mi casa está en España, es obvio que no se trata de la misma casa sino de dos casas que siendo de mi propiedad están en lugares diferentes. Si señalo que mi automóvil es azul, y luego digo que mi automóvil es rojo, es obvio que no se trata del mismo auto y que yo debo tener dos autos. En pocas palabras, cuando adjudicó a un sujeto u objeto dos características que son mutuamente excluyentes, es más que lógico, obvio y evidente que no puede tratarse del mismo sujeto u objeto sino que deberá ser dos sujetos u objetos diferentes.
71
Pues bien, como ya se vio cuando se abordó la cuestión de las dos leyes, tenemos citas escriturales que mencionan, respecto de la ley, que fue dada por Dios (Éxodo 20:1) y fue dada por Moisés (Deuteronomio 1:1), fue escrita en tablas de piedra (Éxodo 24:12) y fue escrita escrita en un libro (Deuteronomio 31:24); fue escrita por el mismo Dios (Éxodo 31:18) y fue escrita por Moisés (Deuteronomio 31:9); fue puesta dentro del Arca de la Alianza (Éxodo 31:18) y fue puesta enseguida del Arca de la Alianza (Deuteronomio 31:26); trae bienaventuranza (Salmos 119:1) y trae maldición (Gálatas 3:10); permanece (Salmos 119:44) y tendría un término final (Efesios 2:15; Colosenses 2:14); es perfecta y perfecciona (Salmos 19:7) y es imperfecta y no perfecciona (Hebreos 7:19); es espiritual (Romanos 7:14) y es carnal (Hebreos 9:10); es santa, justa y buena (Romanos 7:12) y apenas y si es una sombra de lo que habría de venir (Hebreos 10:1); es para siempre (Salmos 119:44) y es temporal (Gálatas 3:19).
Nomás con la lógica elemental que hemos comentado, dada las características mutuamente excluyentes con las que se identifica a la ley, hemos de concluir que se trata de dos leyes o conjuntos de leyes diferentes. Esto es lo primero que debemos tener en cuenta.
Lo segundo, es tratar de entender, considerando las tres primeras citas con las que iniciamos este apartado, cuál de estas dos leyes o conjuntos de leyes es la que fue abolida en la cruz. Si en la cruz se abolieron las ordenanzas que eran contra nosotros (Colosenses 2:14-13), los mandamientos que eran motivo de enemistad (Efesios 2:14-15), y, más contundentemente, que la ley devino en maldición hacia nosotros (Gálatas 3:13), ¿a cuál de estas dos leyes o conjuntos de leyes se referirá?, ¿a la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, o a la ley dada por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona , es carnal , apenas y si es una sombra de lo 72
que habría de venir y es temporal? La respuesta es más que lógica, obvia y evidente.
Así en estos dos pasos hemos visto primero, cómo es que hay dos tipos de leyes, una que podríamos decir de manera general que es positiva para el hombre y otra que le es negativa; y segundo, cómo es que lo que se clavó en la cruz fueron las leyes, mandamientos y ordenanzas que nos eran negativos; luego entonces si la ley o conjunto de leyes positivas no han sido abolidas, la observancia de los Diez Mandamientos, la Ley de Dios, sigue vigente, no así las leyes mosaicas.
Por lo comentado cuando se vio lo de los dos sacerdocios y las dos leyes sabemos que esa ley o conjunto de leyes positivos se refieren a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, mientras que los abolidos son las leyes mosaicas, por eso Pablo en Romanos 7:6 señala que estamos libres de la ley pero en Romanos 3:31 señala que no invalidamos la ley sino que al contrario la confirmamos.
Aun así este razonamiento sencillo permite, aunque no se conozca lo de los dos sacerdocios y las dos leyes, entender que los Diez Mandamientos, al formar parte de las leyes que no fueron abolidas, la Ley de Dios, siguen vigente.
De todo lo comentado anteriormente podemos resumir que existen dos conjuntos de leyes, la Ley de Dios y las leyes mosaicas.
La primera, la Ley de Dios, referida a los Diez Mandamientos, tiene las características de que ha sido dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre.
En el caso de la leyes mosaicas, éstas tienen la característica de que fueron dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del 73
Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal.
La primera legislación, la Ley de Dios, está referenciada con el sacerdocio de Melchisedec, previo al sacerdocio levítico, que es interrumpido cuando aparece este último y restaurado d nuevo con la venida del Mesías. Es así como la primera legislación, la Ley de Dios, es perpetua, mientras que las leyes mosaicos fueron temporales. No hay manera de entender las características de ambos conjuntos de legislaciones en otro escenario que este.
Con este entendimiento puede avanzarse en la comprensión de las citas que en el Nuevo Testamento sirven de tropiezo para quienes se abocan a tratar de entenderlas sin la luz de la doctrina de la iglesia de Dios, columna y sostén de la verdad (1 Timoteo 3:15). De una forma general puede decirse que siempre que se hable de una ley vigente, válida, actual, se estará refiriendo a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre. Por el contrario, cuando se refiera a una ley cancelada, superada, clavada, se estará refiriendo a las leyes mosaicas, dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal.
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Tres aclaraciones
Antes de analizar las citas escriturales a detalle que señalan a la Ley como algo vigente, válido y actual así como aquellas que la señalan como cancelada, superada, clavada, que se leyeron, más no analizaron, al principio de la presente obra, hay que hacer tres aclaraciones extremadamente pertinentes.
La primera aclaración tiene que ver con las leyes dietéticas y las relativas al diezmo2. En la presente obra se hace un énfasis en la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, vigentes, válidos y actuales, y las leyes mosaicas como canceladas, superadas, clavadas, pero hay dos leyes que han estado vigente desde el inicio de la humanidad y seguirán vigentes en el presente siglo hasta su conclusión: las leyes dietéticas y las relativas al diezmo. ¿Forman parte estas dos legislaciones de los Diez Mandamientos? No, no forman parte. ¿Entonces ya no están vigentes? Sí, si lo están. ¿Cómo es esto?
Recordemos de nueva cuenta que los Diez Mandamientos son eternos, han estado vigentes desde el inicio de la humanidad, siguieron vigentes cuando vino el Mesías por primera vez y seguirán vigentes incluso después de que regrese. Por su parte las leyes mosaicas fueron añadidas a partir del Pacto de Dios con Abraham y con mayor énfasis en el Pacto de Dios con Israel en el Sinaí, estas son las leyes que temporalmente estarían vigentes bajo el sacerdocio de Aharón en tanto viniera la promesa, Cristo, y restableciera el sacerdocio de Melchisedec con la legislación original correspondiente, los Diez Mandamientos.
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Para un discernimiento de las leyes dietéticas y las relativas al diezmo se sugiere la obra “…les
servirá de alimento… -Un análisis sobre las leyes dietéticas y la relativa al diezmo-”. Descargar gratis sin compromiso ni seguimiento en www.rocefi.com.mx, Menú Libros, Sección Ebooks Gratis, Apartado Cristianismo.
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Pero el caso de las leyes dietéticas y las relativas al diezmo estas no fueron establecidas como parte del Pacto de Dios con Abraham o de Dios con Israel sino que formaban parte de una legislación anterior, en ese entendido, si no forman parte de las leyes que fueron añadidas no corren con la misma suerte de estas últimas, es decir, de ser temporales hasta el advenimiento de la promesa.
Sin pretender ahondar mucho sobre este punto podemos ver cómo es que en Génesis, cuando Dios está dando instrucciones a Noé con relación al diluvio que estaba por venir, le indica que “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; más de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra” (Génesis 7:2), siendo así que la definición de lo que era apto para consumo humano, según Dios, ya estaba vigente. Por otra parte en el Nuevo Testamento tenemos la visión que Pedro tiene de un lienzo que baja del cielo con animales puros e impuros recibiendo la instrucción de Dios de matar y comer (Hechos 10:9-16), si bien posteriormente Pedro entiende que la visión tiene que ver con no considerar a ningún hombre común o inmundo, sobre todo porque Dios lo enviada para abrir la predicación del Evangelio a los gentiles (vv. 28, 34-35), pero lo interesante es la respuesta inicial de Pedro, “Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás” (v. 14), interesante ya que esta visión tiene lugar unos ocho años después de la muerte y resurrección de Jesús, siendo que si las leyes dietéticas hubiesen quedado sin vigencia Pedro no hubiese tenido este conflicto de conciencia respecto de la visión que estaba teniendo.
De igual forma vemos cómo es que cuando Abraham derrota a Quedorlaomer y a los reyes que estaban con él para así rescatar a Lot y su familia quienes habían sido tomados como botín de guerra, al regreso se encuentra con Melchisedec, del cual la Escritura lo señala como rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, entregándole Abraham a este último los diezmos de todo (Génesis 14:17-20). Por otra parte, en el Nuevo Testamento, cuando Jesús contiende con los escribas y fariseos por la excesiva rigurosidad legaloide que ponían en unas cosas mientras descuidaban otras, les dice “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! 76
porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mateo 23:23), dejando claro que el diezmo era correcto realizarlo, desde el punto de vista material, sin perder de vista las cuestiones espirituales inherentes a la justicia, la misericordia y la fe.
Ahora bien, las leyes dietéticas y la relativa al diezmo son permanentes aunque referidas al presente siglo, ¿esto por qué? porque el reino venidero, “el reino de Dios no es comida ni bebida” (Romanos 14:17), además “[ya no será necesario enseñar] más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová” (Jeremías 31:34), dicho de otra forma, en tanto la humanidad necesite comer para alimentarse y la iglesia de Dios necesite recursos para realizar sus funciones, las leyes dietéticas y la relativa al diezmo deberán aplicarse.
De esta forma las leyes dietéticas y las relativas al diezmo siguen vigentes aunque han adquirido una mayor comprensión sobre el alcance y profundidad de las mismas.
La segunda aclaración tiene que ver con las leyes relativas a las funciones de profeta, sacerdote y rey3. En la presente obra se hace un énfasis en la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, vigentes, válidos y actuales, y las leyes mosaicas como canceladas, superadas, clavadas, pero hay dos leyes que han estado vigente desde muy temprano en la historia de la humanidad y siguen vigentes en
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Para un discernimiento de las leyes relativas al reinado y el sacerdocio se sugiere la obra “Según
el orden de Melquisedec -Un análisis sobre las leyes relativas a las funciones de profeta, sacerdote y rey”. Descargar gratis sin compromiso ni seguimiento en www.rocefi.com.mx, Menú Libros, Sección Ebooks Gratis, Apartado Cristianismo.
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el presente siglo, y seguirán vigentes incluso una vez que regrese Jesucristo, aunque han sufrido un cambio: sobre las leyes relativas a las funciones de profeta, sacerdote y rey. ¿Forman parte estas dos legislaciones de los Diez Mandamientos? No, no forman parte. ¿Entonces ya no están vigentes? Sí, si lo están, aunque han cambiado en su forma y en su fondo. ¿Cómo es esto?
Recordemos de nueva cuenta que los Diez Mandamientos son eternos, han estado vigentes desde el inicio de la humanidad, siguieron vigentes cuando vino el Mesías por primera vez y seguirán vigentes incluso después de que regrese. Por su parte las leyes mosaicas fueron añadidas a partir del Pacto de Dios con Abraham y con mayor énfasis en el Pacto de Dios con Israel en el Sinaí, estas son las leyes que temporalmente estarían vigentes bajo el sacerdocio de Aharón en tanto viniera la promesa, Cristo, y restableciera el sacerdocio de Melchisedec con la legislación original correspondiente, los Diez Mandamientos.
Pero el caso de sobre las leyes relativas a las funciones de profeta, sacerdote y rey, estas no fueron establecidas como parte del Pacto de Dios con Abraham o de Dios con Israel sino que formaban parte de una legislación anterior, muy temprana en la historia de la humanidad, en ese entendido, si no forman parte de las leyes que fueron añadidas no corren con la misma suerte de estas últimas, es decir, de ser temporales hasta el advenimiento de la promesa.
Sin pretender ahondar mucho sobre este punto, el cual se abordó en cierta manera cuando se vio la cuestión de los dos sacerdocios, mucho antes de iniciar Dios los pactos con Su pueblo, primero en Abraham y con mayor énfasis en Sinaí, tenemos la existencia de Melchisedec, rey y sacerdote de Salem (Génesis 14:18), lo interesante es que una vez añadida la ley mosaica, no podía una misma persona ostentar el reinado y el sacerdocio siendo que estos recaían sobre dos personas diferentes (2 Crónicas 26:3, 16-21), pero cuando en Jesús se restablece el sacerdocio de Melchisedec ambas figuras de nuevo recaen sobre una sola persona (1 Timoteo 6:15; Hebreos 2:17). La función de profeta, si bien puede ser 78
una figura desempeñada de manera exclusiva por una persona, también es inherente a la función de sacerdote y la función de reye en el sentido de exhortar, redargüir, corregir, enseñar.
Ahora bien, la función de profeta, sacerdote y/o rey necesaria y forzosamente tiene tres momentos momentos sin los cuales no hay tal figura: la elección, la unción y la función, o dicho de otra forma, la designación, la investidura y el ejercicio. Estas son tres condicionantes sin las cuales no puede hablarse de que exista un rey o un sacerdote. En la Escritura tenemos varios ejemplos de elección de profetas (1 Reyes 19:16), sacerdotes (Éxodo 4:10-17; 30:30) y reyes (1 Samuel 16:1), de igual forma tenemos ejemplos de ungimiento de profetas (1 Reyes 19:1921; 2 Reyes 2:15), reyes (1 Samuel 16), y sacerdotes (Levítico 8). Ahora bien, una cosa era el ungimiento como profeta, sacerdote o rey y otra, necesaria para considerar el ejercicio de la autoridad conferida, el que la misma se ejerciera. En el caso del profeta a través de sus exhortos, en el caso del sacerdote a través de su oficio y en el caso del rey a través de su dominio. Es así como si se ha restablecido el sacerdocio de Melchisedec en la figura de nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 7:12), y si nosotros estamos llamados a ser coherederos con Él (Romanos 8:17) y de igual forma ser profetas (Marcos 16:15-18), reyes y sacerdotes (Revelación 1:6), se hace necesario una unción y una función, de una investidura y de un ejercicio.
En la actualidad Cristo, después de haber ejercido como profeta (Hechos 3:19-26), está fungiendo como nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 2:17; 4:15; 7:26), siendo que a su regreso comenzará también a ejercer como Rey de Reyes (1 Timoteo 6:15; Revelación 1:5; 17:14; 19:16), de esta manera en el presente siglo compartimos de manera preliminar el ser sus profetas, ser sus sacerdotes, y ser sus reyes siendo que a su regreso lo compartiremos con Él de manera total (Revelación 1:6; 5:10), así estas funciones iniciales implican en nosotros de igual manera una unción y una función, unción y función que será perfecta y santa a Su regreso, por ello es que en la actualidad para el cristiano llamado a salvación por 79
Dios en el presente siglo la unción y la función lo conforman al Bautismo y la participación en la Santa Cena, el primero para ser investidos con Cristo (Gálatas 3:27) y compartir en un futuro de manera plena las funciones de profetas, sacerdotes y reyes, lo segundo para recordar, que no ofrecer de nuevo, el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo por el cual nos redimió (1 Corintios 11:26; Hebreos 10:12), siendo ambos, bautismo (Marcos 16:16) y Santa Cena (Juan 6:54) requisitos para el ejercicio ahorita inicial del ser profetas, sacerdotes y reyes, más luego pleno, y del reinado al regreso de Cristo4.
De esta forma las leyes relativas al reinado y el sacerdocio siguen vigentes, aunque han cambiado en su forma y su fondo, adquiriendo una mayor comprensión sobre el alcance y profundidad de las mismas.
Estas dos aclaraciones adquieren mayor entendimiento ya que si consideramos que la Ley de Dios, los Diez Mandamientos son eternos, las leyes dietéticas y la relativa al diezmo son permanentes aunque referidas al presente siglo, y las leyes relativas al reinado y al sacerdocio son particulares de quienes son llamados a formar parte del mismo, y considerando también que como se ha mencionado estas legislaciones han estado vigentes desde antes de los pactos de Dios con su pueblo, primero en Abraham y con mayor énfasis con Israel en Sinaí, pero que al mismo tiempo son diferentes unas de otras, puede entenderse porque Dios refiere esa diferenciación al señalar que el cumplimiento de Sus promesas está dado “por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Génesis 26:5).
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Para un discernimiento de las tres funciones a desempeñar por Cristo, a saber: Profeta, Sacerdote y Rey, se sugiere la obra “El tabernáculo de reunión -Una fotografía de la familia de Dios-”. Descargar gratis sin compromiso ni seguimiento en www.rocefi.com.mx, Menú Libros, Sección Ebooks Gratis, Apartado Cristianismo.
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La tercera aclaración se refiere a la enseñanza contenida en lo que aquí se menciona como leyes mosaicas. Recordemos que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16) y que “las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4), por lo que el que los aspectos ritualísticos, castigos y sacrificios, señales y prácticas, aunados a las leyes mosaicas hayan quedado superados al restablecerse la legislación original aunada al sacerdocio de Melchisedec, a saber: los Diez Mandamientos, esto no quiere decir que toda la riqueza moral que igual puede servir para edificación del creyente deba desecharse pues la misma apunta a la forma en que Dios ve las cosas.
Por ejemplo, en la actualidad no se mata a aquel que viole el sábado (Éxodo 31:14), no se mata a quien ejerza la hechicería (Éxodo 22:18), no se mata a quien comete adulterio (Levítico 20:10), pero de la lectura de las leyes mosaicas referidas a estos pecados uno puede inferir la gravedad de los mismos, por eso los referentes morales que son retomados en el Nuevo Testamento (1 Corintios 6:9-10; Gálatas 5:19-21), esto según el pensamiento de Dios, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia (2 Pedro 1:3) pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él (Efesios 1:17 ) e ir creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).
De igual forma las leyes mosaicas, al contener la sombra de los bienes futuros (Hebreos 10:1), pueden ser entendidas en extensión y profundidad una vez venida la promesa (Gálatas 3:19) y atado el testimonio, sellada a ley, entre los discípulos de Jesús al inicio de la iglesia (Isaías 8:16)5. 55
Para un discernimiento de la validez espiritual de las leyes mosaicas se sugiere la obra
“Primero lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero -”. Descargar
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Veamos dos ejemplos, el primero lo encontramos en Éxodo 34:26 el cual trae una normativa que para quien no ha recibido la revelación de Jesucristo (2 Corintios 3:14) deviene en un sinsentido: “No cocerás el cabrito en la leche de su madre”. Esta normativa, como se comenta, no tiene mucha lógica máxime si se considera que en Génesis 18:8 Abrahám, el mismo al que Dios se refiere como aquél que obedeció, y guardó Su ordenanza, Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus leyes (Génesis 26:5), pone delante de los tres seres espirituales enviados por Dios para destruir Sodoma y Gomorra carne y leche la cual es comida por aquellos (Génesis 18:8).
Esta normativa ha generado toda una serie de cuidados en el procesamiento de la comida judía al grado de contar con utensilios de cocina e incluso refrigeradores diferentes para procesar y guardar carnes y lácteos con el fin, según ellos, de no violentar esta norma. De igual forma se han establecido ciertas reglas para que ni siquiera en el estómago sean mezclados estos dos productos, como el espaciar horas entre la ingesta de uno y de otro.
Tan sinsentido tiene esta frase para quien con el velo de Moisés lo lee que hasta se ha inventado una categoría de mandamientos como los de este tipo que le llaman no lógicos, pero de nuevo: no son lógico para quienes la luz de Cristo no les ha amanecido, pero para quienes han venido a la revelación del Mesías, y se ha entendido la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes, comentadas en la presente obra, la anterior cita adquiere nueva luz.
¿Qué representan los cabritos? 31
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
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y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33
Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
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Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36
estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37
Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38
¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
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¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42
Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43
fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44
Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45
Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46
E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
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Así los cabritos son aquellos rebeldes a la Palabra de Dios tanto en su pensar, de decir y hacer. Y la leche, ¿qué puede significar? “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud” (1 Pedro 2:2), “Os di á beber leche, y no vianda: porque aún no podíais, ni aun podéis ahora” (1 Corintios 3:2). De esta forma la leche son las enseñanzas, las doctrinas, los credos de los cuales alguien pueda alimentarse.
En ese mismo orden de ideas, la analogía de la cita en comento conlleva a preguntar ¿qué representa la madre de donde el cabrito se alimenta de la leche, en la cual no debe ser hervido? Dado que la leche son las enseñanzas, las doctrinas, los credos de los cuales alguien pueda alimentarse, la madre debe simbolizar aquella iglesia, congregación o denominación de donde el que ajeno a la verdad contenida en la iglesia de Dios, el cabrito, se alimente. La verdadera iglesia siempre es representada simbólicamente como virgen. Pura y sin mancha (2 Corintios 11:2), como una esposa para nuestro Señor (Efesios 5:24-27; Revelación 19:7-9; 21:1-2), luego entonces una mujer que fuese representada simbólicamente de manera completamente contraria, es decir, ramera (Revelación 17:1-2), abominable (Revelación 17:4-6), inmoral (Revelación 14:8) sería contrariamente a la verdadera iglesia, una iglesia apóstata, de la cual saldrían otras muchas falsas iglesias con el tiempo así como un sinfín de desviaciones doctrinales que permearían a toda iglesia que no fuera la verdadera (Revelación 17:5).
En cuanto a cocer esto implica hacer comestible un alimento crudo sometiéndolo a ebullición o a la acción del vapor, someter pan, cerámica, piedra caliza, etc., a la acción del calor en un horno, para que pierdan humedad y adquieran determinadas propiedades, someter algo a la acción del fuego en un líquido para que comunique a este ciertas cualidades, en otras palabras, a transformar algo para darle utilidad por la acción del fuego sobre él. 84
Así que la normativa contenida en la ley mosaica de no cocer al cabrito en la leche de su madre era una sombra cuyo pleno entendimiento implica en la era del Evangelio, no el aplicar ciertas normas alimenticias para el consumo de ambos productos, sino a no pretender transformar a alguien, rebelde por naturaleza, contrario a Dios, cabrito pues, para darle utilidad a través del llamamiento a salvación, a través de confrontar, humillar, o contender con él, someterlo a cocimiento pues, con las doctrinas, creencias e ideas de la fe de dónde provenga, leche de la madre pues. En todo caso esto debe hacerse a través de la proclamación del evangelio y del testimonio sobre la Palabra, estar dispuestos en todo momento para dar razón de nuestra fe (1 Pedro 3:15). El segundo ejemplo lo encontramos en Éxodo 35:3 que señala “No encenderéis fuego en todas vuestras moradas en el día del Sábado”. Este mandamiento ha sido considerado así tal cual se lee por lo que los judío han desarrollado toda una serie de medidas que, desde su entender, les permita cumplirlo. De esta forma en Sábado no preparan comida que requiere de encender fuego, incluso existen algunas estufas que tienen una función integrada precisamente que impida que incluso por error se encienda fuego en Sábado, de igual forma otros no encienden luz eléctrica, después de todo de igual forma la luz eléctrica es una forma de incandescencia, lo cual lleva a algunos más a de plano no encender ningún aparato eléctrico/electrónico ya que el razonamiento anterior los lleva a considerar esto último como encender una especie de fuego (aunque dado que se menciona no encender entienden que eso no implica dejar encendido algo que ya lo está, por lo que sí dejan encendido aparatos como refrigeradores y demás).
Igual que en el caso anterior, ¿qué puede decirnos la Escritura a raíz de la revelación que Cristo nos ha traído a través del Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros (Juan 16:13)?
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La idea de fuego, escrituralmente hablando, implica juicio (Levítico 10:9-10; Revelación 19:20; 20:10; 20:14; 2 Pedro 3:7-12) o prueba (Malaquías 3:2; 1 Corintios 3:12-15), es así como el indicativo a no encender fuego en Sábado, dada la naturaleza de ese día de reposar, estar feliz, y alimentarse física y espiritualmente6, el no encender fuego implica no verse envueltos en cuestiones de juico, contiendas o pruebas, ni de los demás para uno ni de uno para los demás.
Una confirmación de esto lo tenemos en Génesis 31:36 que señala como es que “Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía?, ¿cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución?” La palabra enojó se ha traducido del hebreo ר יחְּ אי, way·yi·ḥar, que significa enfadado, enojado, enfurecido, pero también quemar, encender, arder7.
Así, todos esos mandamientos que pueden parecer ilógicos pueden de igual forma ser entendidos de manera plena una vez que la luz de Cristo ha comenzado a brillar sobre los escogidos, aunque hay que tener muy claro, para no estar “hinchados sin causa por [nuestra] mente carnal” (Colosenses 2:18) que ahorita, con todo y todo, “en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:9-12).
Por último, ¿hay alguna corroboración de lo dicho anteriormente en el sentido de que el Nuevo testamento da luz, entendimiento y comprensión sobre el Antiguo Testamento? Sí que la hay. Deuteronomio 25:4 señala “No pondrás bozal al buey mientras trilla”, esto se cumplía por el Pueblo de Israel literalmente, pero ¿cuál era la comprensión espiritual subyacente? Pablo hablando de esta cita señala “¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer
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Para un discernimiento del mandamiento relativo a la guarda del Sábado se sugiere la obra “Acuérdate del Shabat”. Descargar gratis sin compromiso ni seguimiento en www.rocefi.com.mx, Menú Libros, Sección Ebooks Gratis, Apartado Cristianismo. 7 biblehub.com, 2734. Charah, https://biblehub.com/hebrew/2734.htm
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con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto” (1 Corintios 9:4-10).
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Comprendiendo sobre la Ley vigente, válida, actual
Como ya se comentó, siempre que el Nuevo Testamento hable de una ley vigente, válida, actual, se estará refiriendo a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre.
Mateo 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir
Esta cita es más que clara en el sentido que la misma declara, por boca del mismo Jesús, lo contrario a lo que señalan muchas iglesias, congregaciones y denominaciones de la cristiandad, a saber, que Cristo vino para abolir la Ley. Aquí claramente Jesús señala que no vino para abolir la Ley, sino para cumplirla. Dos ideas antes de pasar al significado de lo que por Ley debemos entender. La primera idea es que Jesús declara que no vino a abolir la Ley, luego entonces si no vino para eso la misma debe seguir vigente, pero ¿a qué Ley se refiere? Aunque ya se aclaró la regla general que para esta comprensión tenemos, a saber, que mientras que la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, estuvieron, estaba y estarían vigentes mientras que las leyes mosaicas tendrían una vigencia temporal, esto puede evidenciarse fácilmente en la presente cita ya que si Cristo se estuviera refiriendo a toda la legislación del Pueblo de Israel, los Diez Mandamientos y las leyes mosaicas, éstas últimas incluso con sus sacrificios hubiesen seguido vigentes en la iglesia primitiva, lo cual sabemos por la Escritura que no fue así, luego entonces hubo una ley que dejó de tener observancia pues la realización de la misma, las sombras que reflejaba (Hebreos 10:1), comenzó a darse con la venida del Hijo de Dios, mientras que la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, vigentes desde la creación, seguirían teniendo validez y observancia. 88
La segunda idea es que Jesús declara que vino a cumplir la Ley. Algunos creen que aquí cumplir se puede tomar como sinónimo de hecho de abolir ya que si Jesús cumplió la Ley ésta dejó de tener vigencia, pero este razonamiento cae por sí solo ya que Jesús no usa la palabra cumplir como sinónimo de abolir, tan es así que al inicio de esta cita señala claramente que Él no vino para abolir la Ley, luego entonces no puede después señalar que al cumplirla la va a abolir. Aquí el cumplimiento tiene que ver con dos cosas: la primera es que si entendemos Ley como los Escritos del Antiguo Testamento, lo cual como ya se comentó en ocasiones se utiliza esa palabra con ese sentido, Cristo vino a cumplir, a realizar, todo lo que de Él se había escrito; la segunda es que, con el conocimiento que tenemos de que la Ley que seguía vigente son los Diez Mandamientos, si entendemos Ley como referida a esta legislación, Cristo fue el único que de manera perfecta y santa ha podido cumplirla, con lo que su objetivo al venir fue precisamente cumplir lo que nadie ha podido nunca cumplir en perfección y santidad que es los Diez Mandamientos en su sentido material y espiritual pleno, y como sabemos que Cristo cumplió la Ley, porque sabemos que pecado es violación de la Ley (1 Juan 3:4) y que Cristo no pecó (1 Pedro 2:22, 2 Corintios 5:21), así que Jesús cumplió la perfecta y santa observancia material y espiritual plena de los Diez Mandamientos.
Mateo 19:16-20 Entonces se acercó uno y le dijo: —Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le preguntó: —¿Cuáles? Y Jesús le contestó: —No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: —Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
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En esta cita, repetida casi textualmente en Marcos 10:17-22 y Lucas 18:18-23, hay un punto de crucial importancia que se está dirimiendo y la manera en que éste se resuelve nos permite corroborar aún más dos cosas: por un lado la vigencia permanente de la Ley de Dios y por otra la vigencia temporal de las leyes mosaicas.
El contexto de la cita estriba en la conversación que una persona tiene con Jesús respecto a un punto de vital importancia: la vida eterna. La persona en cuestión no preguntó sobre cómo ser justo o como guardar bien tal o cual mandamiento o incluso como agradar a Dios, finalmente todo eso es parte un proceso, un medio para llegar a algo el fin de todo eso es precisamente lograr alcanzar la vida eterna. Sólo quien es justo, quien guarda bien los mandamientos o quien agrada a Dios puede alcanzar la vida eterna, así que la pregunta era por demás reductiva en su presentación ya que se enfocaba en el fin de todo lo que se es y lo que se hace: alcanzar la vida eterna.
Pero ese es el contexto para entender la respuesta ya que la misma marcaría la pauta para lograr lo preguntado: cómo hacer para alcanzar la vida eterna. La respuesta de Jesús como podemos leer es clara: guarda los mandamientos. Pero es interesante que la persona, ante esta respuesta, luego pregunta sobre a qué mandamientos se está refiriendo Jesús, esto porque, como ya se ha comentado, el Pueblo de Israel tenía una legislación muy extensa que abarcaba no solo los Diez Mandamientos sino también lo que en esta obra se denominan leyes mosaicas y que incluían cuestiones relativas a ofrendas y sacrificios, pero también a cuestiones de orden civil e incluso de salud pública así que la segunda pregunta es más que pertinente ¿a cuáles mandamientos se refería Jesús?, ¿a todos?, ¿a algunos?, si es a algunos ¿a cuáles?
Ante esta pregunta Jesús pasa a ejemplificar a cuáles mandamientos se está refiriendo. Antes de comentar esto es necesario entender que por esta misma respuesta no se está refiriendo a toda la legislación que el Pueblo de Israel tenía 90
ya que si así fuera hubiese comentado que se estaba refiriendo a todos, pero no es así ya que se refiere a ciertos mandamientos específicamente y, volviendo ahora sí sobre este punto, vemos que se está refiriendo a los Diez Mandamientos que contiene Éxodo 20. Los seis mandamientos que Jesús expone en esta segunda respuesta corresponden a los mandamientos que contiene Éxodo 20, así que queda muy claro cuáles son los mandamientos a los que Jesús se refiere, tan claro estaba que la persona que comenzó el diálogo aclara que todo eso lo había guardado desde pequeño.
Lo anterior permite corrobra aún más la premisa que se ha manejado a lo largo de esta obra: la permanencia de la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, y la temporalidad de las leyes mosaicas, siendo que las primeras no sólo son vigentes sino incluso, en palabra del mismo Jesús, requisito ineludible para alcanzar la vida eterna.
Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Esta cita, si bien equipara el amor con la obediencia, y no una obediencia a secas sino una obediencia relacionada con los mandamientos, generalmente es mal entendida, ¿esto por qué? Pues porque en la cita Jesus se refiera a esos mandamientos como los suyos, de ahí que algunos confundan y compliquen las cosas al considerar que existen una leyes que propiamente pueden decirse son de Moisés, otras leyes que puede decirse que son los Mandamiento del Padre y unas leyes nuevas que son aquellas que podríamos llamar los Mandamientos de Jesús, pero esto no es más que un galimatías sin sentido y que va contra lo que la Escritura nos enseña, y que ha sido extensamente analizado: que existía una Ley eterna, vigente y permanente desde el principio de la creación, referida da los Diez Mandamientos, legislación relacionada con el sacerdocio de Melchisedec, y que mucho más delante fueron añadidas otras normas, llamadas en esta obra leyes mosaicas, legislación relacionada con el sacerdocio de Aharón, hasta que el 91
sacerdocio de Melchisedec fuese restaurado de manera eterna en la figura de Cristo. Pero si esto es así, ¿a qué mandamientos entonces Cristo se estaba refiriendo como suyos?
En ese mismo capítulo, Juan 14, pero un poco más delante, en le versículo 24, viene una declaración de Cristo que da luz sobre la cita que se está comentando: “El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. Casi casi la primera parte de esta cita es literal a la cita inicialmente comentada pues mientras que en la primera señalaba que el que ama a Cristo guarda sus mandamientos, en esta segunda cita lo dice de manera contraria, es decir, que quien no lo ama no guarda sus palabras, pero en la segunda parte de esta última cita viene la expresión que resuelve todo cuando aclara que la palabra que de Cristo han escuchado no es de Él sino del Padre quien lo ha enviado. Esta aclaración debería ser más que suficiente para entender que los mandamientos a los que Cristo se refiere como suyos son los mismos que los del Padre.
Ahondando más en este, en el mismo Evangelio de Juan, pero en el capítulo 15, versículo 10, se señala que “si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”, siendo así que de nueva cuenta se equipara el amar con la obediencia a los mandamientos, y los Mandamientos de Cristo siendo los mismos que los Mandamientos del Padre, después de todo, en cuanto a voluntad, ánimo e intención, el Padre y el Hijo uno son (Juan 17:21-23).
Ahora bien, dado que ha sido reiterativo el equipara miento de amor con obediencia a los mandamientos, es necesario remitirnos a 1 Juan 5:3 que señala “pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”, siendo así que todo lo dicho hasta ahorita se mantiene en la misma línea: amar implica obedecer a Dios, esa obediencia está relacionada con Su Ley, los Diez Mandamientos, esos mandamientos son los 92
mismos que Cristo ha hablado y ejemplificado incluso engrandeciéndolos y sacándoles lustre.
Santiago 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
La carta de Santiago se ha fechado alrededor del año 45 d.C., es decir, unos 15 años después de la muerte y resurrección de Jesús. Si la Ley, tanto la de Dios como la mosaica, hubiese sido abrogada, clavada en la cruz, es más que lógico que Santiago no hubiese exhortado varios lustros después de esto a no conformarse con oír la Ley sino a esforzarse en cumplirla.
Como ha quedado establecido, cuando se hable de una ley vigente, válida, actual, se estará refiriendo a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre. En ese entendido la Ley a la que hace alusión Santiago en su carta es la Ley de Dios, existente, vigente y válida desde el inicio de la humanidad, después del sacrificio redentor de Jesús y por toda la eternidad.
Lo interesante de esta cita, aparte de lo mencionado anteriormente, es que Santiago se refiere a esa Ley como perfecta y como de la libertad. ¿A qué Ley se estará refiriendo Santiago?, ¿a la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, o a la ley dada por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona , es carnal , 93
apenas y si es una sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida? La respuesta es más que lógica, obvia y evidente.
Santiago 2:8-11 Si en verdad cumplís la Ley suprema, conforme a la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis convictos por la Ley como transgresores, porque cualquiera que guarde toda la Ley, pero ofenda en un punto, se hace culpable de todos, pues el que dijo: «No cometerás adulterio», también ha dicho: «No matarás». Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la Ley.
Continuando con la carta de Santiago, escrita quince años después de la muerte y resurrección de Cristo, tenemos en la cita anterior una referencia a la Ley, pero no a cualquier tipo de Ley sino a la Ley regia, es decir, real, de realeza. Dado que la cita anterior comienza exhortando a cumplir esa Ley regia, real, para poder así amar al prójimo como a uno mismo, ¿a qué ley se estará refiriendo? Más delante la misma cita aclara esto cuando en el versículo 10 hace referencia a dos mandamientos de la misma: no matarás (Éxodo 20:13) y no cometerás adulterio (Éxodo 20:14), mandamientos que forman parte de la Ley de Dios.
Además de la luz que la cita anterior arroja sobre la Ley y la ley, la de Dios y la de Moisés, siendo la primera permanente mientras que la segunda es temporal, es interesante notar que al igual que 1 Juan 3:4, que señala que pecado es violación a la Ley (lo cual se verá más delante), Santiago señala en el versículo 9 la misma relación al establecer la correspondencia entre transgresión de la Ley y pecado.
Romanos 2:13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
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La carta de Pablo a los Romanos fue escrita entre el 56 y 58 d.C., es decir, casi 30 años después de la muerte y resurrección de Jesús, ante esto las referencias que de la Ley la misma contiene es relevante en consideración al tiempo que para la iglesia constituida por Cristo había transcurrido.
La cita de análisis, vista de una manera más minuciosa, permite tener no una, ni dos sino tres expresiones que sobre la Ley vierte Pablo que arrojan mayor entendimiento sobre este tema.
La primera expresión es que no son justo antes Dios los que solamente oyen la Ley. Esta idea inicial debería activar nuestra curiosidad natural ya que como preámbulo establece el escenario para lo que más delante se señalara, a saber: la manera en que ante Dios uno puede ser declarado justo. Pero antes de pasar a esto es menester entender que esta frase inicial entrega por sí misma un entendimiento sobre el tema que Pablo está exponiendo.
La frase inicial por sí misma establece una existencia en ese entonces de lo que denominamos Ley, después de todo, si la Ley, tanto la de Dios como la de Moises, hubiese sido superada, ese preámbulo de la cita que se está analizando no tendría sentido ya que la Ley hubiese perdido toda vigencia y significancia, así ¿que razón tendría Pablo para comenzar un argumento señalando algo que ya no tiene validez para la vida del cristiano?
Lo anterior permite pasar a la segunda expresión contenida en la cita de análisis y que refuerza lo comentado anteriormente pues la misma señala la manera en para para Dios uno es declarado justo: siendo hacedores de la Ley. Esta frase es contundente pues casi 30 años después de la muerte y resurrección de Jesús vemos a Pablo señalando que la manera en que uno es declarado justo por Dios es siendo hacedor de la Ley, poniéndola por obra.
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Esta segunda expresión, aunada a la anterior, permite establecer que en esa etapa ya tardía de la iglesia el concepto Ley era algo no sólo conocido y entendido sino válido, vigente, observable, el cual formaba parte intrínsecamente de la vida cristiana al grado de Pablo señalar que la observancia de la misma era requisito para ser justificado.
Esto nos lleva a la tercera expresión de la cita anterior donde Pablo cierra su idea, la cual confirma todo lo expresado hasta ahorita, donde de manera categórica concluye en las ideas que aquí el han ido vertiendo: que en efecto quienes pusiesen por obra la Ley esos serían a los que Dios justificaría.
Lo interesante de todo esto es que Pablo para nada habla de salvación a través de la Ley, ¿por qué?, porque la Ley no fue dada para ser salvos sino para indicar la manera correcta -perfecta y santa- de vivir en, por y para Dios. La salvación viene por el sacrificio redentor de nuestro Señor Jesucristo pero la Ley establece la manera en que uno debe vivir santa y perfectamente y a través de ello, por gracia y por fe, ser declarados justos por Dios.
Así tenemos en esta cita tres expresiones que claramente indican la existencia, vigencia, validez y observancia en la vida cristiana de la iglesia de primer siglo de las cuestiones relativas a la Ley, obvio que a estas alturas de la presente obra sabemos que se refiere a la Ley que después del sacrificio redentor de Jesús seguía vigente, la misma que lo ha estado desde el principio de la humanidad y que lo seguirá estando incluso después de la segunda venida de Cristo y por toda la eternidad: Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
Romanos 2:18 y conoces su voluntad [la de Dios] e instruido por la ley apruebas lo mejor.
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En el mismo orden de ideas anterior, Pablo más delante expresa lo que se presenta en esta cita de análisis donde de manera muy clara señala el valor de la Ley, de nuevo: que por cierto nada tiene que ver con salvación: conocer la voluntad de Dios, ser instruidos por ella y aprobar con ello lo mejor.
Como se señaló cuando se analizó la cita anterior, la Ley no fue dada para salvación, eso viene por el sacrificio redentor de Jesús, pero la Ley establece la manera correcta de vivir uno, de manera perfecta y santa ante Dios. Por las citas de análisis que sobre la Ley, entendida como la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, se han abordado sabemos que la misma trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, en ese entendido la misma sirve para conocer la voluntad de Dios y, como se vio en la cita de análisis anterior, actuar en consecuencia. De igual forma sabemos por la Escritura que una vez avenido uno a la salvación otorgada por el Padre a través de Su Hijo a quienes en este siglo son llamados, uno va creciendo en conocimiento, ese conocimiento, según esta misma cita, deviene del estudio, la meditación y la oración que sobre la Ley uno puede ir adquiriendo. De esta forma tenemos que cumplir la Ley permite mantenerse uno en perfección y santidad siendo justificados por Dios pero al mismo tiempo ir creciendo en conocimiento, en entendimiento, en madurez espiritual desarrollando día con día la mente de Cristo (1 Corintios 2:16) hasta llegar a Su estatura perfecta (Efesios 4:13).Como consecuencia de lo anterior viene el resultado que la misma cita señala: aprobar lo bueno, después de todo, ¿cómo va uno a saber diferenciar lo bueno de lo malo, lo santo de lo profano, lo justo de lo impío, si la mente misma no está ejercitada para discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14)? Siendo que es ejercita miento, material y espiritual, lo da el poner por obra la Ley y adquirir mayor entendimiento a través de ella.
De nueva cuenta, y como ya quedó establecido, esta expresión de Ley se refiere a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, permanentes, válidos y vigentes, no a las leyes mosaicas que ya habían sido superadas y por lo tanto no estaban vigentes. 97
Romanos 3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado
Como un cierre de lo expresado en el análisis de las dos citas anteriores, en el sentido de que la Ley no salva, sino que esa salvación viene dada por el sacrificio redentor de Jesús, más sin embargo la utilidad de la Ley es mostrarnos la manera correcta, perfecta y santa, de comportarnos, es que Pablo menciona en la cita presente de análisis lo en ella expuesta. La Ley como tal no es la que nos permite acceder a la salvación y por ende a la familia de Dios, es la gracia redentora de la sangre derramada de Jesús la que nos reconcilia, pero una vez venidos a salvación existe un marco regulatorio de la manera de ser de quien se dice un hijo de Dios, ese marco de referencia lo ha dado desde el inicio de la humanidad y lo seguirá dando por toda la eternidad la Ley de Dios.
Es por ello que en esta cita de análisis Pablo señala que el valor de la Ley es dar precisamente el conocimiento del pecado. Como ha quedado establecido a lo largo de la presente obra, y dado que Romanos fue escrito 30 años después de la muerte y resurrección de Jesús, la Ley a la que aquí hace referencia Pablo es la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, la cual en esa época seguía vigente a diferencia de las leyes mosaicas que ya habían sido superadas.
Pensemos esto: si la Ley, entendiendo esto como la Ley de Dios y la ley de Moises, hubiese ya quedado sin efecto para los tiempos en que Pablo escribió esta su carta, no tendría sentido señalar que dicha ley permite tener conocimiento del pecado ya que la misma ya no estaría vigente, no sería válida y por lo tanto tampoco lo sería su observancia.
Dado que Pablo señala en ese tiempo que es la ley la que da el conocimiento del pecado, y dado que había una sería de normas añadidas hasta que la promesa, Cristo, apareciese, ¿a qué ley podría estarse refiriendo? Es más que evidente a la 98
que no hubiese dejado de tener vigencia con el advenimiento de Cristo, las leyes mosaicas, siendo así que la referencia es a la todavía en ese entonces, y en nuestro tiempo, ley vigente, válida y observable: la Ley de Dios, los Diez Mandamientos.
Romanos 3:31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.
Para los propugnadores de la dicotomía gracia y mandamientos, o lo que es lo mismo fe y Ley, la cita anterior presenta un reto insalvable pues en palabras de Pablo queda más que claro que no hay Ley que haya sido superada, cancelada o clavada por medio de la gracia que a través de la fe nos ha llegado, de otra forma no tendría sentido alguno el que él mismo señalara que esa fe en vez de invalidar la Ley la consolida.
Pero para quienes en este punto de la presente obra han comprendido que la ley de Dios, los Diez Mandamientos eternos e inmutables, siguen vigente, no así las leyes mosaicas, lo anterior no presenta mayor problema ya que como quedó establecido no es la Ley la que da la salvación sino que es la que presenta la manera perfecta y santa de vivir conforme a la voluntad de Dios, sino que la salvación viene por el sacrificio redentor de Jesús, pero una vez venidos a salvación la legislación que aplica para todo hijo de Dios es precisamente esa Ley que no ha perdido vigencia, y no solo no ha perdido vigencia sino que al haber sido engrandecida por Cristo (Isaías 42:21) le la ha conferido un carácter espiritual y eterno que trasciende lo materia y temporal (Mateo 5:21-48), pero de igual forma se entiende que ese cumplimiento se va perfeccionando y santificando a través del Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros (2 Corintios 3:18) con lo que día con día avanzamos en la consolidación del cumplimiento perfecto y santo de la voluntad del Padre expresada en Sus mandamientos (Filipenses 1:6).
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Romanos 7:12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
De nueva cuenta Pablo hace una referencia a la Ley, a los mandamientos, que no tendría sentido alguno si la misma, con el sacrificio redentor de nuestro Señor Jesucristo, hubiese sido clavada en la cruz dejándola sin vigencia, ni validez, ni observancia. Pablo se refiere a la Ley como santa y a los mandamientos como santos, justos y buenos.
Como ya se ha mencionado y analizado en su momento la Escritura presenta dos tipos de legislaciones provenientes de Dios: la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, y la ley dada a través de Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal , apenas y si es una sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida. ¿A cuál de estas dos legislaciones se estirará refiriendo Pablo al mencionar como sus características la santidad, la justica y la bondad? La respuesta es obvia: a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos.
Por último hay que decir que siempre es bueno fijarse en los detalles que arroja la Escritura, detalles en ocasiones pequeños pero que dan mucha luz sobre lo que se está exponiendo. En el caso de la presente cita e interesante notar como es que la referencia de Pablo a la Ley, a los mandamientos, está en tiempo presente. Pablo no dice que la Ley, que los mandamientos, fueron santos, justos y buenos en su momento, sino menciona que la Ley, que los mandamientos, son -tiempo presente- santos, justos y buenos. Interesante, de nuevo, si consideramos que la carta a los Romanos fue escrita casi 30 años después de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Con todo y todo para quienes han llegado a 100
comprender que la Ley de Dios, los Diez Mandamientos son eternos e inmutables y por lo tanto válidos, vigentes y observables, este comentario no presenta mayor sorpresa ni dificultad en su entendimiento.
Romanos 13:8-10 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
En esta cita Pablo presenta una argumentación más que interesante pues en la misma comienza haciendo una exposición de ideas respecto de normas que claramente apuntan hacia la Ley de Dios, no hacia la ley de Moises, sino hacia los Diez Mandamientos, pero más interesante aún es que referencia el cumplimiento de los mismos con el amor.
Primeramente Pablo comienza a señalar cuatro preceptos que cualquiera puede identificar como parte de los Diez Mandamientos: No adulteraras (Éxodo 20:14), no matarás (Éxodo 20:13), no robarás (Éxodo 20:15), no codiciarás (Éxodo 20:17); una vez identificados esos preceptos como parte de los Diez Mandamientos Pablo señala que los mismos se pueden resumir en amar al prójimo como a uno mismo (Levítico 19:18), lo cual es más que evidente, y señala como conclusión que el amar es el cumplimiento de la ley.
Se mencionó al principio que es interesante como es que Pablo relaciona el cumplimiento de la Ley con el amar, en el caso de los preceptos que enumera con el amar al prójimo, ya que los mismos hace referencia a esos mandamientos contenidos en la Ley de Dios que tiene su referente precisamente al prójimo, de igual forma la otra parte de Deuteronomio menciona que “amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas “ (Deuteronomio 101
6:5), y Juan nos dice que “este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos” (1 Juan 5:3), así tenemos que el referente mandamientos y amor se interrelacionan íntimamente partiendo de la base que la definición escritural de amar es cumplir los mandamientos de Dios, siendo que los cuatro primeros señalan la manera perfecta y santa de amar a Dios sobre todas las cosas y los seis últimos la manera perfecta y santa de amar al prójimo como a uno mismo.
1 Juan 3:4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
La noción de pecado es que es muy concreto en la vida del cristiano, pero de la misma forma puede ser muy difuso, concreto pues la idea es inherente a nuestra vida y referente para entender el sacrificio redentor de nuestro Señor Jesucristo, pero difuso pues dependiendo a quien le pregunte uno sobre lo que pecado significa encontrará respuesta diferentes, contrapuestas, o mutuamente excluyentes. Lo anterior se da precisamente por “por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8), más sin embargo contamos con la Escritura la cual “es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16). En este sentido si nos dejamos instruir, edificar, corregir, redargüir por la Escritura, no podremos menos que aceptar la definición que la misma da respecto de lo que es pecado: pecado es violación de la Ley.
Si la Ley, entendida tanto como la Ley de Dios como la ley de Moises, hubiese sido algo ya superado, clavado, sin vigencia, ni validez ni observancia, ¿cómo Juan en esta su carta escrita alrededor del 85-95 d.C., medio siglo después de la muerte y resurrección de Jesús, estaría usando a la misma para definir a la 102
congregación cristiana lo que significa pecado? No tiene sentido, o más bien no tiene sentido si se considera a la Ley como algo superado, clavado, sin vigencia ni validez ni observancia, pero sí tiene sentido si se considera a la Ley como algo eterno y permanente, vigente, válido y observable, ahora bien ¿a qué Ley puede estarse refiriendo Juan?
Como se ha visto a lo largo de la presente obra, existen dos tipos de legislaciones dadas por Dios: la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, y la ley dada a través de Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal , apenas y si es una sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida; siendo así que la Ley a la que hace referencia Juan, vigente, válida y observable, es la Ley de Dios, los Diez Mandamientos eternos e inmutables.
Romanos 8:7-8 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Pablo, en el capítulo ocho de su carta a los Romanos, hace una diferenciación respecto de los que viven según la carne y los que viven según el Espíritu, en la cita a comentar, cuando Pablo se refiere a aquellos que viven según la carne, no se sujetan a la Ley de Dios, ya que no pueden hacerlo, estando de esta forma enemistados con Él.
Es interesante que una de las características que se mencionan respecto de estos que viven según la carne, de estos que viven enemistados con Dios, es su no sujeción a la Ley, interesante porque Romanos fue escrita casi treinta años 103
después de la muerte y resurrección de Jesús y en esta cita Pablo utiliza la condición de sujeción o no a la Ley de Dios para identificar quien vive según el Espíritu o quien vive según la carne, respectivamente.
Si la Ley, entendida tanto como la Ley de Dios y la ley de Moisés, hubiese perdido vigencia, validez u observancia después del sacrificio redentor de Jesús, este comentario no tendría sentido alguno, ¿cómo puede ser una característica para identificar quien vive según el Espíritu y quien vive según la carne la sujeción o no a la Ley de Dios, respectivamente, si dicha Ley ya no está vigente ni es válida y por lo tanto no debe ser observada? Absurdo.
Pero cuando entiende que existen dos tipos de legislaciones dadas por Dios: la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, y la ley dada a través de Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal , apenas y si es una sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida; entiende que la Ley a la que hace referencia Pablo en esta cita, vigente, válida y observable, es la Ley de Dios, los Diez Mandamientos eternos e inmutables.
Revelación 12:17; 14:12 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo… Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
El último libro de la Escritura, Revelación, fue escrito por el Juan alrededor del año 90 d.C., así tenemos que casi medio siglo después de la muerte y resurrección de 104
Cristo, se dirige un mensaje profético a la iglesia de Dios. Dicho mensaje versa sobre la historia de la iglesia de Dios en sus dos milenios de existencia, pero lo interesante son las referencias que sobre la Ley contiene.
No en una sola ocasión, sino en dos veces, las citas motivo de este análisis, Juan hace una referencia al resto de los hijos de la mujer, a aquellos que son considerados santos, la referencia es que lo que los distingue es que precisamente estos apartados guardan los mandamientos de Dios y el testimonio o la fe de Jesús.
Tanto para los que propugnan que la Ley -toda la ley, tanto la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, como las leyes mosaicas- han perdido vigencia y validez, como para los que señalan que incluso después del sacrificio redentor de Jesús la Ley -toda la ley, tanto la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, como las leyes mosaicas- siguen vigentes y son válidas, estas dos citas presentan un sinsentido, un absurdo imposible de reconciliar.
Para los que propugnan que la Ley -toda la ley, tanto la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, como las leyes mosaicas- han perdido vigencia y validez, dado que las citas en cuestión claramente separan por un lado la Ley de Dios y por otro el testimonio o la fe de Jesús, la cuestión de la gracia es muy clara respecto de esta última parte, el testimonio o la fe de Jesús, pero ¿a qué Ley de Dios se refiere?, es más ¿qué Ley de Dios podrá Juan estar considerando válida y vigente como para que su observancia sea característica distintiva entre los descendientes de la mujer, los que son llamados santos? No hay manera de resolver esto desde esta perspectiva.
Para los que señalan que incluso después del sacrificio redentor de Jesús la Ley toda la ley, tanto la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, como las leyes mosaicas- siguen vigentes y son válidas, dado que las citas en cuestión claramente separan por un lado la Ley de Dios y por otro el testimonio o la fe de 105
Jesús, la cuestión de la observancia de la Ley -de nuevo: toda la Ley- es muy clara respecto de la primera parte, la Ley de Dios (cómo ellos la entienden, de nuevo: toda la Ley, tanto los Diez Mandamientos como las leyes mosaicas), pero ¿a qué se refiere con el testimonio o la fe de Jesús?, es más ¿cómo conciliar las cuestiones relativas a la Ley, referidas a las leyes mosaicas, cuyo cumplimiento eran sombra del sacrificio redentor de Cristo y cuya observancia implicaría que no se tiene, ni mucho menos se retiene, ese testimonio de Jesús, esa fe en Él?, después de todo las leyes mosaicas contienen mucho de esto y si se argumenta con toda la Ley, incluyendo las leyes mosaicas, es valida y está vigente, incluso esas prescripciones deberían seguirse observando lo cual prácticamente anularía la fe en Jesús, en Su testimonio. No hay manera de resolver esto desde esta perspectiva.
Pero para quien entiende que la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, son eternos están vigentes, son válidas y por lo tanto observables, mientras que las leyes mosaicas eran temporales, ya no están vigentes, no son válidas ni son observables, las dos citas anteriores no guardan mayor problema pues la referencia a la Ley de Dios señala precisamente a eso, Su Ley eterna e inmutable, los Diez Mandamientos, mientras que la referencia al testimonio o la fe en Cristo Jesús implica reconocer su obra salvífica que por lo mismo, y como ya se ha comentado anteriormente, reinstauró el sacerdocio de Melchisedec y la Ley que a su ejercicio le estaba aunada, los Diez Mandamientos, dejando sin validez ni vigencia el sacerdocio de Aharón, que interrumpió el primero, así como las leyes mosaicas, añadidas hasta que el Cristo se presentara. De hecho visto así, retener el testimonio, la fe en Jesús, implica reconocerle a Él en toda su obra redentora y comprender en ese sentido la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes.
Mateo 5:21-30 »Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal”. Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, 106
cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno. »Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. »Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo. »Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y, si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno.
Esta cita tiene particular importancia ya que la misma está relacionada con una profecía del Antiguo Testamento. En Isaías 42:21 se señala que “Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla”, esto es referido a Cristo y su realización la podemos ver en las citas iniciales. Fijémonos como es que en la cita inicial comienza en dos ocasiones haciendo referencia a la Ley de Dios cuando señala “Oíste que fue dicho a los antiguos: No matarás…” (v. 21), “oíste que fue dicho. No cometerás adulterio…” (v. 27) y “además habéis oído que fue dicho a los antiguos: no perjurarás…”, relacionado esto con los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17), para luego señalar “pero yo os digo…” (v. 22 ss., 28 ss. y 34 ss.), con lo que Cristo amplía, por así decirlo, la aplicación que se tenía de la Ley de Dios en un sentido material para llevarla a la plenitud de su aplicación plena incluso en un sentido espiritual, con lo que Cristo magnifica y engrandece la Ley tal y como se había profetizado a través de Isaías y respecto de esto, ¿a qué se refería?, si unimos la referencia profética de Isaías con el cumplimiento mismo de lo escrito dado por las enseñanzas y vida de Jesús, podemos corroborar que se refería a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos. 107
Comprendiendo sobre la Ley cancelada, superada, clavada
Como ya se comentó, cuando el Nuevo Testamento se refiera a una ley cancelada, superada, clavada, se estará refiriendo a las leyes mosaicas, dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal.
Romanos 6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Esta cita, leída sin mayor análisis, puede llevar a quien la estudia a concluir que Pablo está diciendo que la Ley de alguna forma ha sido abolida por la gracia, lo cual, con lo visto hasta este momento en la presente obra es contrario al todo de la Escritura. Si bien la ley mosaica tenía una temporalidad definida, esto no era así con la Ley de Dios eterna y permanente, en ese sentido ¿a qué se está refiriendo Pablo con eso de que ya no estamos bajo la Ley sino bajo la gracia?
Como se comentó, la regla general nos lleva a señalar que esa ley de la que se ha sido liberado uno son las leyes mosaicas, y que la otra, le Ley de Dios, es eterna y permanece, pero ahondando un poco más en el significado de esta cita lo primero que vemos es que la misma está en un contexto de comparación ya que señala que no se está bajo la ley sino bajo la gracia, es así que la pregunta que debemos de hacernos para entender a cabalidad a qué se refiere eso de que ya no se está bajo la ley (más allá de la liberación que de las leyes mosaicas se ha tenido). La palabra gracia se traduce en el Nuevo testamento del griego χαρις, charis, que significa favor, bendición o bondad. Juan 1:17 nos dice que la gracia […] nos [ha] llegado por medio de Jesucristo, ¿qué gracia - favor, bendición o bondad - hemos 108
recibido por medio de Jesucristo?, la redención de nuestros pecados y la posibilidad de acceder a la vida eterna en la familia de Dios como hijos del Padre (Isaías 53:4-6; 1 Corintios 15:3-4; Pedro 1:18-19; Efesios 2:19).
Una vez consumado el sacrificio redentor de Jesús ya no hay más necesidad de que las sombras del Antiguo Testamento contenidas en las leyes mosaicas sigan vigentes pues estas han tenido cumplimiento en Cristo. Pablo, escribiendo a los Hebreos explica con detalle esto: “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre” (Hebreos 7:22-28).
¿Y qué hay del enseñoramiento del pecado? Enseñorear es hacerse señor y dueño de una cosa; dominarla, referido a esto, ¿qué dominio tenía el pecado sobre nosotros? “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Esto queda claro cuando Pablo escribiendo a los Romanos señala que “…la muerte reinó desde Adán hasta Moisés […] Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos […] Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que 109
reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:14-19)
De esta forma, el enseñoramiento del pecado, la paga que corresponde como consecuencia al pecado (Romanos 6:23), ha quedado saldada con el sacrificio redentor de Cristo, esto para todos aquellos que respondiendo al llamado del Padre vienen a salvación a través del arrepentimiento (1 Juan 3:4; Job 11:14-15; Mateo 9:13; Lucas 13:3; 24:47; Hechos 2:38; 8:21-22; Romanos 6:23), la conversión (Lucas 22:32; Hechos 3:19; Salmos 19:7), el bautizo (Romanos 6:3-6; Mateo 3:16; 28:19; Hechos 8:14-20; 9:17-18; 19:1-6; 1 Pedro 3:21; Gálatas 3:2728; Hechos 2:36-39), la santificación (Juan 17:17; Hechos 26:18; 1 Corintios 1:2; 6:11; 2 Timoteo 2:21; Hebreos 13:12; 1 Pedro 3:15; Judas 1), y la justificación (Juan 1:29; Romanos 3:14-26; 4:24-25; 5:1; 7:24-25).
Es así que con el advenimiento de la redención a través de Cristo que por gracia favor, bendición o bondad - hemos recibido del Padre, la vigencia de las leyes mosaicas que apuntaban a esto han quedado superadas, no así la Ley de Dios que es eterna y permanece.
Romanos 10:4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree
La lectura de esta cita generalmente es constreñida a un solo significado donde el fin de la ley se entiende como la cesación de la misma. Si bien, como ya se comentó en su momento, las leyes mosaicas tenían una temporalidad, la Ley de Dios es eterna y permanece, extendiendo esto ¿qué puede significar eso del fin de la ley? 110
La palabra fin viene del griego τέλος, telos, cuyo significado es fin, objetivo o propósito, siendo que esta cita lo que nos indica es que el fin, objetivo o propósito de la Ley, entendida como los Diez Mandamientos, las leyes mosaicas e incluso como la totalidad de la Escritura, es mostrarnos, enseñarnos acerca de Cristo.
Es algo así como un camino que llega a un pueblo, si preguntásemos a algún lugareño cual es el fin de ese camino nos indicaría correctamente que el fin del mismo es tal pueblo, ya que el camino conduce hasta ahí, pero no quiere decir que llegando el camino desaparece sino que sigue existiendo cumpliendo la misma misión para otros de llevarlos a ese mismo pueblo.
Es así como el fin de la ley es Cristo significa que la finalidad, objetivo o propósito de la Ley, es mostrarnos, enseñarnos acerca de Cristo.
Sobre esto mismo ya se comentó como es que Jesús les dijo a los de su tiempo que escudriñasen las Escrituras (en aquel entonces sólo tenían el Antiguo Testamento) pues ellas daban razón de Él (Juan 5:39), en ese mismo sentido les dijo que si le creyeran a Moises (de nuevo: Antiguo Testamento existente) le creerían a Él pues Moises hablaba de Él (Juan 5:46-47). Y sin ir más lejos tenemos las literalmente cientos de profecías que en el Antiguo Testamento hablan precisamente de Cristo, el Mesías.
Colosenses 2:13-14 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz
Dado que esta cita menciona que Cristo clavó en la cruz el acta de los decretos que había contra nosotros anulándola, hay quienes pueden llegar a creer que esto 111
se refiere a toda la Ley, tanto los Diez Mandamientos como las leyes mosaicas. En primer lugar hay que entender que no se menciona eso en la cita, es decir, no se menciona que la Ley hubiese sido clavada, sino que lo que se clavó fue el acta de los decretos pero aunque se mencionase la palabra Ley habría que preguntarnos a qué Ley se refiere, dadas las diferentes connotaciones que tiene esa palabra. Si entendemos que las leyes mosaicas tenían una temporalidad mientras que la Ley de Dios es eterna y permanente, ¿qué actas de decretos se clavó en la cruz anulándola?
Como se comentó, la regla general nos lleva a señalar que esa acta de decretos, esa legislación clavada en la cruz de la que hemos sido liberados son las leyes mosaicas, y que la otra, le Ley de Dios, es eterna y permanece, pero ahondando un poco más en el significado de esta cita la clave para entender esto es el señalamiento que la misma cita da en el sentido de que dicha acta de decretos nos era contraria, ¿se referirá a la Ley de Dios o a las leyes mosaicas?, ¿cuál es de esas dos legislaciones nos serían contrarias?, ¿la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, o a la ley dada por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona , es carnal , apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal? La respuesta es más que evidente. Dadas las características contrarias y excluyentes de ambos conjuntos legislativos, vemos que de los dos la única legislación que por lo mismo nos podría haber sido contraria son las leyes mosaicas.
En ese mismo tenor de ideas, y siguiendo la línea de los comentarios hasta aquí expuestos, la legislación mosaica tuvo su vigencia hasta el sacrificio redentor de Cristo, siendo que el mismo clavó, dejó sin vigencia, ese conjunto normativo, no así la Ley de Dios que es eterna y permanece.
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Efesios 2:14-15 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
Esta cita, al igual que la anterior, al señalar que Cristo abolió la ley de los mandamientos, puede llevar a pensar que la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, ha sido abolida, lo cual, como ya quedó establecido, es contraria a la suma de la verdad contenida en la Escritura. Si bien existen leyes mosaicas que tenían una temporalidad, la Ley de Dios es eterna y permanece, siendo así ¿de qué forma puede entenderse esta cita?
Como se comentó, la regla general nos lleva a señalar que la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas que ha sido abolida por Cristo son las leyes mosaicas, y que la otra, le Ley de Dios, es eterna y permanece, pero ahondando un poco más en el significado de esta cita lo primero que debemos notar es que no dice únicamente la Ley, o la Ley de Dios, e incluso solamente la ley de los mandamientos, sino la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, es así como hay una connotación clara de la referencia a ciertas normas legales que estaban expresadas de esa forma, luego entonces hay que determinar cuál era la finalidad de esas ordenanzas para entender a qué ley de mandamientos Pablo se está refiriendo, así que hay que preguntarnos ¿para que servían esas ordenanzas? La misma cita responde cuando señala que el efecto de dicha ley de mandamientos expresados en ordenanzas era que establecía una división entre dos pueblos, ¿qué dos pueblos?, poco antes en el versículo 11 del mismo capítulo, Pablo señala “por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne” , así que ya tenemos al primer pueblo identificado: el de los gentiles, luego en el versículo 12 señala que ese pueblo estaba “sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos 113
de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”, así que ya tenemos el segundo Pueblo: Israel, es así como los dos pueblos que se mencionan estaban separados eran los gentiles en general y el pueblo de Israel en específico, con ese entendimiento ¿qué ley es la que servía de pared divisoria entre ambos, la Ley de Dios de aplicación general para todo mundo o las leyes mosaicas de aplicación específica para el Pueblo de Israel? La respuesta es más que evidente.
Es así como la ley de ordenanzas que servían de pared entre ambos pueblos, las leyes mosaicas, han dejado de tener vigencia, no así la Ley de Dios que es eterna y permanece y bajo la cual todo cristiano está sujeto, gentil o judío, no para ser salvo sino para vivir santamente.
Colosenses 2:16-17 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
Algunos al leer esta cita, no teniendo la comprensión relativa a la perpetuidad de la Ley de Dios y a la temporalidad de las leyes mosaicas, llegan a la conclusión de que toda la legislación judía, tanto los Diez Mandamientos como las leyes mosaicas, ha quedado abolidas, después de todo la cita señala que nadie debe juzgar por comida, bebida, días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual está la legislación judía comentada.
Para un entendimiento correcto de esto hay que ver de qué está Pablo hablando. Primeramente la cita inicial comienza con un “por tanto…”, es así que Pablo ha disertado de una idea anterior misma que termina concluyéndola en la cita inicial. Si leemos el capítulo 2 de Colosenses, donde está precisamente la cita inicial, vemos que Pablo inicia la idea contenida en ese capítulo señalando “porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro” (v.1), después del v. 2 al 114
15, previo a la cita inicial, se explaya en la argumentación que le va a servir para sustentar su punto: nadie del mundo a través de filosofías y huecas sutilezas debe juzgar a los elegidos. Pero esto no concluye ahí pues en el griego original la frase final de “pero el cuerpo es de Cristo”, no está escrita así sino “pero el cuerpo de Cristo”, sin el es, ¿cómo puede entenderse esto?, claramente Pablo lo que está señalando a los destinatarios de su carta es que no se turben ni dejen que nadie los engañe o desvíe juzgando las formas que tienen de guardar las doctrinas y prácticas de la iglesia, entre las que están la observancia de la perpetua Ley de Dios y la no observancia de las leyes mosaicas que tenían un carácter temporal, más sin embargo estos elegidos sí deben estar sujetos a la guía, edificación y corrección que las autoridades de iglesia debidamente establecidas y como parte de su responsabilidad tienen, así, mientras que los elegidos no dejan que nadie ajeno a la iglesia venga a juzgarlo de lo que deben o no deben hacer y cómo hacerlo sí se sujetan al Cuerpo de Cristo tanto en sus doctrinas como en sus prácticas. Así que nadie debe juzgar a los elegidos en la manera de que observan la doctrina de la iglesia, excepto y sólo las autoridades establecidas en el Cuerpo de Cristo, Su iglesia.
1 Corintios 9:20-21 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.
Esta cita, para quien no tiene entendimiento de la perpetuidad de la Ley de Dios y la temporalidad de las leyes mosaicas pareciera un galimatías sin sentido: primero Pablo señala que él no está sujeto a la ley, pero luego señala que se ha presentado como si no tuviera ley aunque sí está sujeto a ésta. Más sin embargo, 115
en este punto si se ha comprendido la cuestión de las dos leyes, los dos sacerdocios, la cita anterior no deberá presentar mayor problema de entendimiento pues se está refiriendo a dos legislaciones diferentes lo cual queda más claro cuando menciona precisamente que a la ley que Pablo está sujeto es la Ley de Dios, la Ley de Cristo. Ahondemos en esto.
Pablo primero señala claramente que se ha acercado a los judíos, a los que están sujetos a la ley, y luego aclara que él no está sujeto a la ley. Con el entendimiento que se tiene sabemos que la ley a la que aquí Pablo hace referencia son las leyes mosaicas que tenían una temporalidad, lo cual se confirma más aún cuando señala que se está refiriendo a quienes seguían sujetos a esa ley: los judíos. Luego se refiere a otro grupo de gente que él denomina los que están sin ley, señalando que se ha acercado a estos como si él estuviera sin ley. La manera en que presenta esta última idea claramente señala que si bien esa era la impresión la misma era errónea, es decir: que él estuviera sin ley, y esto lo viene a corroborar cuando aclara que no está él sin la Ley de Dios (los Diez Mandamientos) y todavía más señala que está bajo la ley de Cristo, es decir, bajo la doctrina, práctica y legislación que deviene de la restauración del sacerdocio de Melquisedec en la figura de Jesús.
Hechos 15:19-20 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
En ocasiones esta cita, que se refiere a las conclusiones dadas en lo que se conoce como el Concilio de Jerusalén, se toma para señalar como es que la legislación judía, Diez Mandamientos y leyes mosaicas, estaban superadas, pero un análisis a detalle no permite concluir eso.
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Primeramente es bueno leer todo el capítulo 15 de Hechos que menciona los antecedentes del conflicto que se dirimió en el Concilio de Jerusalén. El versículo 1 comienza señalando que “Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”, esta postura era contraria al pensamiento de Pablo lo que generó un choque entre ambas opiniones por lo cual tuvieron ambos bandos que ir ante las autoridades debidamente establecidas en la iglesia para que se dirimiera.
Cuando se abordó al inicio de la presente obra la explicación relativa entre las dos leyes, quedó claro que la Escritura presenta una Ley perpetua, vigente desde el inicio de la creación, que sigue vigente y que seguirá siendo válida incluso después de la segunda venida de Cristo: Los Diez Mandamientos; de igual forma presenta una serie de regulaciones adicionales de carácter temporal o que representaban una sombra de lo venidero, como en el caso de la ley mosaica , para lo primero, o la circuncisión, para lo segundo.
La circuncisión fue una señal establecida con Abraham relativa al pacto que Dios establecía con él y su descendencia, de nuevo: esa señal no formaba parte de la Ley perpetua de Dios vigente desde el inicio de la creación sino que formó parte de algo específicamente implementado más delante con un fin más que claro, pero además dicha señal era una sombra de lo venidero ya que la misma no se ha cancelado sino que se le ha dado el sentido pleno que tiene que es referido a la circuncisión del corazón.
Aquí lo importante, como ha tratado de manejarse como hilo conductor, es tener claridad en la Ley perpetua de los Diez Mandamientos vigente desde la creación del mundo y aunada al sacerdocio de Melquisedec, y el resto de legislaciones, normas y directrices adicionadas con un carácter temporal.
Esto queda confirmado por la resolución que se da en ese Concilio de Jerusalén donde se determina que la circuncisión, entendida como ese señal en la carne que 117
desde Abraham se había establecido para sus descendientes, no tenía aplicación para los conversos a Cristo sin demeritar la circuncisión en el corazón requerida para el cristiano y para la cual la circuncisión de Abraham era sombra de lo que vendría.
Más sin embargo hay un detalle que muchos pasan por alto, lo que se conoce como el Primer Concilio de Jerusalén, narrado en Hechos 15, no versa única y exclusivamente sobre la cuestión de la circuncisión, sino, como señala el versículo 5, sobre el hecho de que “algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés”, ¿puede verse el pequeño detalle?, la cuestión a dirimir en ese primer concilio era sí, la relativa a la obligatoriedad de la circuncisión por los conversos, pero además la relativa a guardar la ley de Moisés. A estas alturas es entendible la referencia dada a la ley de Moisés diferenciada con relación a la Ley de Dios, más sin embargo, ¿cuál fue la decisión de este concilio respecto de estas dos cuestiones? Pedro señala en los versículos 10 y 11 “¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos”, no hay dos caminos sino sólo uno, y no hay dos normas sino una misma tanto para judíos conversos como para paganos conversos (Éxodo 12:49), y como cierre Jacobo concluye en los versículos 19 y 20 que “yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre”. Así que las dos cuestiones, no sólo una, la de la circuncisión, sino también la relativa a guardar las leyes mosaicas, no fueron refrendadas por ese primer concilio sino que se determinó no imponer más cargas que las señaladas, las cuales, por cierto, no se señalan como leyes adicionales, sino como sugerencias de conducta edificante: “de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis” (versículo 29).
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Pero hay algo más que debe tenerse en cuenta ya que después de la cita inicial, en el v. 21 se señala “porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo”, ¿qué tiene que ver Moisés con lo que aquí se está decidiendo?, ¿no hemos quedado que las leyes mosaicas han quedado superadas?
Como se estableció desde el principio de la presente obra, el que los aspectos ritualísticos, castigos y sacrificios, señales y prácticas aunados a las leyes mosaicas hayan quedado superados al restablecerse la legislación original aunada al sacerdocio de Melchisedec, a saber: los Diez Mandamientos, esto no quiere decir que toda la riqueza moral que igual puede servir para edificación del creyente deba desecharse pues la misma apunta a la forma en que Dios ve las cosas.
Por ejemplo, ya no se mata a quien practique brujería o viole el sábado, pero la lectura y comprensión de esto en las leyes mosaicas permite entender cómo es que Dios ve esas prácticas y edificarnos en nuestra comprensión.
Esto queda más que claro cuando vemos lo que determina el Concilio de Jerusalén. Primero deja de lado la cuestión de la circuncisión en la carne como requisito de salvación, pero luego añade algunas cuestiones como ídolos, fornicación, ahogado y sangre, es decir, lo mínimo que se espera en los cristianos como parte de una vida moralmente agradable a Dios, aun así se señala que si se hace esto, es decir, si se apartan los cristianos de estas cosas, harían bien (v. 29), con lo que queda claro que no se está imponiendo una doctrina a nivel de requisito de salvación, la cual es obtenida por Cristo, sino como una línea de acción, como parte de una vida santa, a la que el cristiano debe tender.
En ese sentido, dado que lo que el Concilio de Jerusalén sugiere como algo bueno a observar por los cristianos, debemos entender que esto va en la línea de la moralidad, del pensamiento correcto, con lo que la lectura de Moisés, los primeros 119
cinco libros de la Biblia, permitirá al cristiano ir desarrollando esa visión que Dios, que es el mismo ayer, hoy y siempre (Malaquías 3:6), tiene sobre la vida misma, ese pensamiento correcto, perfecto y santo, es por eso el señalamiento de que la lectura de Moises cada sábado a la que el cristiano podría atenerse para ir comprendiendo lo anterior.
Romanos 14:5-6 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
Quien no tiene el entendimiento de la perpetuidad de la Ley de Dios y la temporalidad de las leyes mosaicas, al leer la cita inicial pudiera creer que el séptimo día, el sábado, contenido en la Ley de Dios, ya no está vigente como observancia, “El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace”.
O bien que las leyes dietéticas, vigentes desde antes del pacto del Sinaí, y que sin ser parte de los Diez Mandamientos tienen que ver, al igual que lo diezmos, con la vida delos creyentes bajo el sacerdocio de Melchisedec, ya no están vigentes “El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come”.
Ambas ideas no tienen sustento. Para un entendimiento correcto de lo expresado en la cita inicial hay que leer todo el capítulo 14 de Romanos. De esta lectura veremos que había contiendas entre los cristianos respecto de cuestiones alimenticias: “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres… Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal 120
de Cristo… Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió… Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (v. 2, 10, 15, 21), así que toda esta disertación tiene ese tema de trasfondo, ¿qué es lo que estaba pasando? Algunos cristianos tenían ciertas costumbres no doctrinales referidas a comer de todo mientras que otros por un sentido de pureza o mortificación sólo comían legumbres, de igual forma algunos establecían ciertos días para comer sólo ciertos alimentos o para hacer ayunos. Aquí lo que Pablo está enseñando es que al no ser esas prácticas cuestiones doctrinales no se debía contender por ellas entre los hermanos ni mucho menos ser las mismas causas de tropiezo de unos para con otros.
Esta postura todavía podemos verla y validarla en nuestros tiempos, y no sólo referido a cuestiones alimenticias o de ayunos sino incluso de gustos personales como el vestir, la música o la comida entre los cristianos, y de igual forma que en aquel entonces en ocasiones se dan contiendas al interior de la iglesia pues quiere imponerse una postura sobre algún tema no doctrinal sobre el grueso de la congregación.
Pablo no estaba invalidando el día de reposo o diciendo que ya se podía comer de todo, sino que lo referido a las prácticas alimenticias que pudieran tener algunos miembros de la congregación, estas no debían ser utilizadas para contender, ya que no formaban parte de las doctrinas como tal de la iglesia, ni mucho menos para ponerse como piedra de tropiezo unos a otros.
Hebreos 8:13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.
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Esta cita, si bien no habla de leyes vigentes o canceladas, sí habla de dos pactos, uno viejo que desaparece y otro nuevo que comienza su vigencia. Tomando esta referencia hay quienes le adjudican a ese pacto viejo el total de las leyes que tenía entonces el Pueblo de Israel, tanto los Diez Mandamientos como las leyes mosaicas, entendiendo que si ese pacto esta por desaparecer la obligatoriedad en el cumplimiento de ese cuerpo legislativo también ha dejado de ser así, pero de nueva cuenta esta interpretación violenta todo lo que de las dos leyes, los Diez Mandamientos y las leyes mosaicas, señalan la Escritura y que aquí se ha estado comentando: la permanencia de lo primero y la temporalidad de lo segundo, más sin embargo entonces ¿a qué se refiere esta cita?
Para contestar esto no se necesita más que ir unas cuantas citas anteriores en ese mismo capítulo cuando se señala “pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo” (v. 6-7), así que el cambio de pacto no se refiere a desechar toda la legislación que al anterior estaba aunada sino en las promesas que intrínsecamente estaba relacionadas.
Antes de comentar esto hay que recordar que desde el principio de la humanidad existió lo que conocemos como la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, bajo ese esquema legislativo es que tuvo lugar el sacerdocio de Melchisedec, posteriormente ese sacerdocio fue interrumpido añadiéndose a la legislación anterior lo que en esta obra se señala como leyes mosaicas y generando un nuevo sacerdocio: el de Aharón, pero con el advenimiento de Cristo se restableció el sacerdocio de Melchisedec, incluyendo la legislación original, quedando ya sin aplicación las leyes mosaicas aunadas al sacerdocio de Aharón, con la diferencia de que Cristo, como Sumo Sacerdote permanece eternamente y las promesas ahora concedidas son mejores.
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¿Cómo es que son mejores? Si bien desde el principio de la humanidad la Ley de Dios estuvo, está y estará vigente, y si bien a esa legislación posteriormente se le añadió lo que en esta obra se menciona como leyes mosaicas, en ambos casos las promesas aunadas siempre fueron materiales (Deuteronomio 28:1-14), pero con el advenimiento de Cristo, y el restablecimiento del sacerdocio de Melchisedec, aunque ahora de manera eterna, esas promesas adquieren un carácter que incluye lo material aunque mayormente al hacernos coherederos con Cristo de todo (Romanos 8:17) sino que nos permite ser familia de Dios (Efesios 2:19), sus hijos (Revelación 21:7), reyes y sacerdotes en el reino venidero (Revelación 1:6; 20:6).
Con esto podemos entender a lo que lo que Hebreos 8:6-7 menciona como mejores promesas, y de esta forma entender Hebreos 8:13 cuando habla de pactos, uno viejo por desaparecer y otro nuevo que comienza a existir.
De nuevo: esta cita no tiene nada que ver con la Ley de Dios o las leyes mosaicas, aunque sabemos, por lo que ya ha sido expuesto que la primera es permanente mientras que la segunda es temporal, se refiere a las promesas que estaban aunadas a los pactos que Dios ha hecho con la humanidad: uno inicial relacionado con promesas materialmente limitadas, otro posterior que si bien incluye promesas materiales estas son enorme, excesiva y excelentemente mejores agrega promesas mayores al permitirnos ser familia de Dios, Sus hijos y reyes y sacerdotes en Su reino.
Ahora bien, como un agregado a todo lo comentado alguien podría preguntar que sí que es eso que ha hecho posible el que estas nuevas promesas puedan ser ahora incorporadas, la respuesta es clara: el sacrificio redentor de Jesucristo. Mientras estuviéramos muertos por el pecado, alejados de Dios, sin posibilidad de reconciliación, no podíamos siquiera pensar en ser parte de Su familia, Sus hijos, reyes y sacerdotes en Su reino, pero una vez redimidos por el sacrificio redentor
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de Jesús, reconciliados con Dios por la sangre de Su hijo, estamos en posibilidad, a través de Jesús, de acceder a estas nuevas y mejores promesas.
Gálatas 3:23-26 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús
De nueva cuenta, para quien no sabe diferencia entre una Ley permanente, relacionada con el sacerdocio de Melchisedec, y una ley temporal, relacionada con el sacerdocio de Aharón, la cita anterior pareciera dejar de lado toda la legislación relacionada con el Pueblo de Israel, fuese esta los Diez Mandamientos o fuese esta las leyes mosaicas, lo cual no es así. Siguiendo la premisa que se ha establecido de que cuando el Nuevo Testamento se refiera a una ley cancelada, superada, clavada, se estará refiriendo a las leyes mosaicas, dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal, podemos identificar que en este caso que tiene un sentido de legislación superada, se está refiriendo a las leyes mosaicas, pero y aunque esto es así, para efectos de edificación es menester analizar a profundidad esta cita.
Lo primero a observar y que permite darle sentido y entendimiento a esta cita, es precisamente la forma en que la misma inicia: “Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada”. En esta idea inicial Pablo señala que existía una legislación cuya vigencia estaba condicionada hasta que Cristo se manifestase, ¿en alguna otra parte se hace referencia a algo así como para darnos más luz sobre lo que Pablo se está refiriendo? Claro que sí, y es precisamente en esta misma carta de Pablo 124
a los Gálatas, en ese mismo capítulo, pero unos cuantos versículos anteriores, “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” ( v. 19), aquí Pablo se está refiriendo a una legislación que fue añadida, legislación que como ya se ha analizado se refiere a lo que en esta obra se menciona como leyes mosaicas, y claramente señala pablo aquí que esta ley fue añadida, sí: a razón de las transgresiones, pero -y aquí está la parte importante- hasta que llegase la descendencia a quien estaban destinadas la promesas, es decir, a Cristo, “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (v. 16).
Así que la cita inicial motivo de análisis -encerrados bajo la ley, ley que ha sido un ayo hasta el advenimiento de Cristo, ley bajo la cual ya no se está una vez que aparece la Promesa- es precisamente esa ley añadida, las leyes mosaicas, que en un conjunto apuntaba, enseñaban, precisamente hacia la figura de Cristo. De manera que, de nueva cuenta, las citas iniciales en comento, corroboran la existencia de una Ley permanente, la Ley de Dios, y de una ley temporal, las leyes mosaicas.
1 Timoteo 1:8-9 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas
Para quien no comprende la existencia de una Ley permanente, los Diez Mandamientos, y una ley temporal, las leyes mosaicas, la cita anterior en cuestión literalmente no tiene sentido: por un lado se menciona que la ley es buena cuando se usa legítimamente lo cual sólo puede hacer aquel que es justo pero por otra se
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señala que la misma no fue dada al justo si no a los transgresores, desobedientes, impíos, pecadores, irreverentes y profanos.
Ahondemos más en lo anterior. El usar la ley legítimamente, es decir, bajos las condiciones que la misma establece, nos aleja de la transgresión y la desobediencia guiándonos en un actuar justo, luego entonces sólo quienes la ponen por obra son llamados justos y la misma viene a ser buena para ellos, no así con los transgresores y desobedientes, los impíos y pecadores, los irreverentes y profanos, que por definición no observan la ley y la misma por consiguiente no viene a ser buena para ellos, más sin embargo la cita dice que la ley buena no fue dada al justo sino a estos últimos, ¿cómo es eso?
El anterior dilema se resuelve cuando se entiende la existencia de dos leyes: una permanente, la Ley de Dios, y otra temporal, las leyes mosaicas. Es así como en esta cita están señaladas las dos leyes por lo que este entendimiento y la diferenciación de ambas es crucial para entenderla.
La primera ley que se menciona, aquella que es buena, es la Ley de Dios, los Diez Mandamientos. Ya vimos antes como es que esta legislación es mencionada en la Escritura con adjetivos positivos, entre ellos santa, perfecta y buena. Aquí de nueva cuenta se menciona que es buena pero se agrega, y esto hay que comentarlo, que esto sólo es así si se usa legítimamente. Ya se mencionó que usarla legítimamente e significa el observarla bajo las condiciones que la misma establece. 1 Juan 3:4 señala que “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” y Romanos 6:23 señala que “la paga del pecado es muerte”. Es así como la observación legítima de la Ley de Dios deviene en beneficios ya que de no ser así uno incurre en pecado siendo la paga del mismo la muerte. Ahora bien, ¿cómo sería usar la Ley de Dios de una manera ilegítima? Usándola no bajo las condiciones que la misma establece sino bajo nuestras propias condiciones, por ejemplo, la Ley de Dios señala no utilizar imágenes como parte del culto debido a Dios (Éxodo 20:4-6), menciona que el 126
séptimo día, el sábado, debe ser el día que se guarde (Éxodo 20:8-11), indica que no se debe matar, adulterar o robar (Éxodo 20:13-15), y así, pero fácilmente podemos ver en el mundo actual razonamiento, incluso en las iglesias, denominaciones o congregaciones que se dicen cristianas, cuyo razonamiento es tal que presentan argumentos para literalmente no cumplir la Ley de Dios tal y como ella misma estipula, esto es usarla ilegítimamente acarreándose con ello pecado cuya paga es la muerte.
Pero luego tenemos la otra parte de la cita inicialmente comentada donde se señala que la ley fue dada a los transgresores, desobedientes, impíos, pecadores, irreverentes y profanos, esa ley es es el conjunto de leyes mosaicas añadidas posteriormente a la Ley de Dios. Sobre esto Pablo lo explica cuando señala “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19), aquí Pablo señala una legislación que fue añadida, legislación que ya se ha identificado como las leyes mosaicas, y congruentemente con la cita de análisis inicial señala que la misma fue añadida a causa de las trasgresiones, es así como el referente a la misma ley, las leyes mosaicas, es coherente en ambas citas siendo que se refiere a ese conjunto legislativo añadido como consecuencia de las trasgresiones, es decir, dada para los transgresores, ¿y quiénes son los trasgresores? Los desobedientes, los impíos, los pecadores, los irreverentes los profanos.
Como cierre de este análisis, y para mayor énfasis de que lo que la cita inicial de análisis menciona son dos leyes diferentes, la Ley de Dios y las leyes mosaicas, tenemos como es que Pablo cierra esa primera carta a Timoteo cuando le dice al destinatario de la carta “que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo (1 Timoteo 6:14), si la ley fuese dada a los transgresores, desobedientes, impíos, pecadores, irreverentes y profanos, al decir en este cierre que Timoteo guardase los mandamientos entonces estaría dando por hecho que Timoteo cae en esta categorización, lo cual 127
es absurdo. Pablo claramente diferencia entre dos leyes, la permanente, la Ley de Dios, y la temporal, las leyes mosaicas, siendo que exhorta a Timoteo, como toda la Escritura nos exhorta a nosotros, a guardar la Ley de Dios que permanece, es válida y vigente, mientras que las leyes mosaicas, dadas en su momento a los transgresores, han perdido vigencia al venir la descendencia aunada a la promesa: Cristo.
2 Corintios 3:7-8 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
Como ya se analizó extensamente, los Diez Mandamientos fueron grabados en tablas de piedra (Éxodo 24:12) siéndolos mismos para vivir (Deuteronomio 4:1), a diferencia de las leyes mosaicas que fueron escritas en un libro (Deuteronomio 31:24) la cuales no eran para vivir (Ezequiel 20:25), más sin embargo en esta cita de análisis se menciona a la muerte relacionada con los mandamientos escritos en tablas de piedra, ¿cómo es eso?, además hace una diferencia entre aquello, guiado por las tablas de la Ley, y la vida del cristiano, guiada por el Espíritu, ¿o no?
Primeramente lo que hay que entender y dejar muy claro es que a lo que se está refiriendo en esta cita es al ministerio, no a las leyes, ni a la de Dios ni a la de Moisés. Esto es muy claro desde el inicio de ese capítulo cuando Pablo comienza a disertar sobre la labor ministerial “siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón” (v. 3). Al ministerio relacionado con el sacerdocio de Aharón, que inicio en el Monte Sinaí, lo llama ministerio de muerte, mientras que con el advenimiento de Cristo se instaura un ministerio del Espíritu. 128
Recordemos que la Ley de Dios ha estado vigente desde el inicio de la humanidad, pero en Sinaí fue cuando se escribió en tablas de piedra como parte de un Pacto de Dios para con Su pueblo, Pacto al cual se le añadieron otro conjunto de normas señaladas en la presente obra como leyes mosaicas. De igual forma bajo ese pacto, que incluía la Ley de Dios y las leyes mosaicas, se instauró un sacerdocio, el de Aharón, que interrumpió el sacerdocio de Melchisedec hasta el advenimiento de Cristo. Una vez que viene Cristo se restaura el sacerdocio de Melchisedec, sólo que ahora de manera eterna en Su persona, dejando de tener vigencia las leyes que fueron añadidas y que formaban parte del sacerdocio de Aharón. Pero entonces ¿por qué al sacerdocio de Aharón esta cita lo llama ministerio de muerte?
Esta cita se refiere al sacerdocio de Aharón como ministerio de muerte por tres razones: la primera es que aquellos sacerdotes eran temporales siendo reemplazados precisamente por la muerte de ellos a diferencia del sacerdocio de Cristo que es eterno (Hebreos 7:23-24), la segunda es que las promesas eran netamente materiales con lo que las bendiciones aunadas a la misma terminaba con la muerte de las personas aunque éstas hubiesen estado sujetas en cumplimiento a la Ley (Deuteronomio 28:1-14), y la tercera es que hasta el advenimiento de Cristo no había manera de pagar de alguna forma por nuestra propia redención con lo que la violación a la Ley tenía sobre toda la humanidad la paga que a esto le está relacionado y que es la muerte (Romanos 6:23) más el sacrificio redentor de Cristo, que inaugura el ministerio del Espíritu, paga por nuestras transgresiones, nos redime ante el Padre y nos otorga la promesa de vida eterna como parte de la familia de Dios siendo Sus hijos y reyes y sacerdotes en Su reino.
Aun así, ¿a qué se refiere Pablo con eso del ministerio del Espíritu? Recordemos las palabras de Jesús “en espíritu y verdad” (Juan 4:23-24), si bien la Ley de Dios sigue vigente Cristo ha engrandecido y dado lustre a la misma (Isaías 42:21) y 129
llevado su aplicación a niveles de perfección y santidad, esto es imposible para nosotros pero el Espíritu del Padre que mora en cada uno faculta el alcanzar las promesas (Juan 16:13), es por ello que en este mismo capítulo Pablo señala “siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón” (v. 3), ¿y cómo funciona esto?, “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (v. 17-18).
Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero
En esta cita de la carta de Pablo a los Gálatas Pablo es muy duro, a la vez que muy claro, concreto y conciso, cuando señala que Cristo nos ha redimido de la maldición de la ley. En este punto de la presente obra ha quedado claro que existen dos tipo de legislaciones, la Ley de Dios, permanente, y las leyes mosaicas, temporal. También ha quedado claro que ambas legislaciones tienen un marco de referencia diferente, la primera el sacerdocio de Melchisedec, restablecido con Cristo, y la segunda el sacerdocio de Aharón, de igual forma ambas legislaciones tienen características diferentes. Dado que Pablo establece una relación ley-maldición, ¿a cuál de las dos legislaciones podrá estarse refiriendo?, ¿a la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, o a la ley dada por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona , es carnal , apenas y si es una
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sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida? La respuesta es más que lógica, obvia y evidente.
Pero más allá de lo anterior, sabemos que pecado es violación de la Ley (1 Juan 3:4) y que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), así que también Cristo nos ha redimido de la pena que nuestra transgresión derivaba, tanto en la Ley de Dios como en la ley de Moisés, que era la muerte, física en un primer momento pero también espiritual de manera permanente (Mateo 10:28).
Mateo 9:16-17 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
Aunque la cita anterior no menciona la palabra ley, legislación o normas, generalmente se utiliza para contraponer la cuestión de la gracia respecto de la cuestión de la ley, siendo que, según ese razonamiento, la gracia ha hecho innecesario el cumplir la ley.
En este punto de la presente obra puede verse la falta de fundamento del razonamiento anterior, máxime que incluso quienes propugnan eso señalan cierto mandamientos -no todos, por cierto- que deben ser cumplidos. Con todo y todo, como ya se ha señalado, no existe una contraposición de gracia-ley. La ley nunca fue dada para salvación, sólo Cristo con su sacrificio redentor pudo lograr eso, pero eso no implica, como ha quedado de manifiesto a lo largo de la presente obra, que lo anterior sea un permiso para vivir sin ley.
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De igual forma, como ha quedado establecido, existen dos tipos de legislaciones a las que nos hemos estado refiriendo: la Ley de Dios, permanente, y las leyes mosaicas, temporales.
Con todo y todo ¿a qué se refiere entonces la cita anterior? La Escritura señala que hasta Pentecostés no se había derramado el Espíritu Santo (Juan 7:39; Hechos 1:4-5; 2:1-4), ese Espíritu Santo es que permitiría al creyente ser guiado hasta la verdad (Juan 16:13). El Pueblo de Israel, si bien recibió el Evangelio desde su salida de Egipto no pudo beneficiare del mismo por falta de fe (Hebreos 4:2).
La etapa de la iglesia, a partir del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, abre un nuevo período donde la salvación obtenida por gracia permite a todos los llamados a salvación en el presente siglo el ser conformado al imagen de Cristo (Romanos 8:29), hasta legar a Su estatura perfecta (Efesios 4:13), llegando a ser familia de Dios (Efesios 2:19) y reyes y sacerdotes en Su reino venidero (Apocalipsis 1:6). Todo esto no estaba disponible hasta antes del advenimiento de Cristo siendo que una vez después de ello viene el vino nuevo que requiere, por obvias razones, echar echado en odres nuevos. Esos odres nuevos implican la cesación de la temporalidad de las leyes mosaicas pero la continuación de la observancia de la Ley de Dios, ahora mediante la guía del Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en cada creyente llamado a salvación.
De hecho si queremos extender este razonamiento no se puede tratar de congeniar el vivir guiados por el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros, una vez hechos salvos por el sacrificio redentor de Jesús, con todas las promesas que ellos conlleva, y seguir observando toda la legislación judía que no sólo incluía los Diez Mandamientos sino también la legislación que fue añadida a causa de las transgresiones.
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¿Y qué hay de la postura anti-ley?, ¿el vivir en gracia implica que estamos exentos de cualquier norma que nos indique como vivir, en este caso la Ley de Dios, válida, vigente y permanente? Detengámonos un poco en la cita anterior que generalmente, como se dijo, se usa en ese sentido, leámosla de nuevo ¿qué dice? Señala claramente no se hecha vino nuevo en odres viejos, sino que el vino nuevo se hecha en odres nuevos. ¿Podemos ver esa sutileza? El vino no queda sin odre, un odre es algo que actúa como barrera física y que permute contener el vino, si el vino nuevo es la gracia, ¿qué límites simboliza el odre nuevo? Pensar que la gracia exime de la Ley, entendida esta no sólo como las leyes mosaicas sino también de los Diez Mandamientos, es exactamente igual que decir que el vino nuevo no se hecha en nada que lo contenga sino que se deja sin recipiente alguno, lo cual es más que ilógico. El odre nuevo implica límites, límites establecidos en la forma que Dios dice las cosas deben hacerse esperando de nosotros un actuar consecuente, pero esos límites han cambiado con el advenimiento de Cristo ya que mientras antes implicaban no sólo los Diez Mandamientos sino también las leyes mosaicas añadidas más ahora implican, bajo la gracia, vivir conforme la voluntad de Dios en observancia a Su Ley válida, vigente y permanente: los Diez Mandamientos.
Filipenses 3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo
Esta cita es parecida a la anterior ya que en ella Pablo no menciona propiamente las palabras ley, legislación o normas, pero generalmente es usada para señalar que bajo la gracia Pablo considera como nada todo lo relativo a la observancia de la ley, incluyendo en este término a los Diez Mandamientos como a las leyes mosaicas, pero ¿esto es así? Veamos más detenidamente la cita en cuestión.
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Para entender a cabalidad a lo que Pablo se está refiriendo es menester entender el contexto y para ello es necesario leer versículos anteriores cuando Pablo comienza a referirse a los judaizantes de su tiempo, mutiladores del cuerpo los llamad Pablo por la cuestión de la circuncisión que buscaban imponer (versículo 2) con lo que la referencia a la ley mosaicas es más que clara, aun así más delante, cuando Pablo comienza a numerar aquellas cosas de las cuales en la carne podría gloriarse todas ellas son referencias a la ley mosaicas (versículos 4-6), siendo así que, como lo señala en el versículo 3, quienes en espíritu sirven a Dios y se glorían en Cristo no ponen su confianza en la carne.
Así, eso que ahora Pablo lo considera basura, no porque no haya servido en su momento, sino que ante el advenimiento de Cristo ha dejado de tener validez, vigencia y observancia, son las leyes mosaicas que fueron añadidas por causa de la trasgresión hasta que viniera la promesa (Gálatas 3:19). Regresar a la observancia de eso es desdeñar el sacrificio redentor de Cristo, valioso e invaluable por sobre todas las cosas.
Gálatas 2:1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito
Esta cita es usada tanto por los que desechan toda la ley, tanto la de Dios como la de Moisés, como por aquellos que señalan que ambas deben seguirse observando a pesar del advenimiento de Cristo. El desarrollo de la presente obra ha dejado claro la existencia de dos legislaciones, la Ley de Dios y las leyes mosaicas, la primera permanente y la segunda temporal, ambas con diferentes características, con este entendimiento no debe haber mayor problema para entender la cita anterior e incluso para entender la carencia de fundamento de las dos posturas extremas comentadas.
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En la cita en cuestión Pablo señala como es que habían pasado catorce años hasta que volvió a subir a Jerusalén. Subir a Jerusalén es un eufemismo para señalar ir a Jerusalén. Pero, ¿qué tiene que ver esa expresión con el tema principal de la presente obra? Que la ley señalaba que en tres ocasiones debía subirse a Jerusalén a adorar: en la Pascua, en Panes sin Levadura y en Pentecostés (Deuteronomio 16:16), luego entonces si durante catorce años Pablo no había subido a Jerusalén no había cumplido con este precepto, ¿significa esto que la ley -tanto la de Dios como la mosaica, había dejado de tener vigencia?, ¿podría justificarse -como hacen quienes propugnan por la observancia tanto de la Ley de Dios como de las leyes mosaicas- su falta de cumplimiento de esta norma?
Lo primero que debemos observar es que esta disposición no se refería a los Diez Mandamientos que pueden ser leídos en Éxodo 20, sino que formaban parte de las leyes mosaicas añadidas posteriormente a causa de las transgresiones. En ese sentido, respondiendo a quienes señalan que toda la ley -tanto la de Dios como la de Moisés- había dejado de tener vigencia, validez y observancia, el incumplimiento de la norma en cuestión nos refuerza la idea de las leyes mosaicas habían dejado de tener vigencia, no la Ley de Dios.
Pero hay otro grupo, quienes propugnan que tanto la Ley de Dios como las leyes mosaicas deben seguirse observando a pesar del advenimiento de Cristo, quienes señalan que Pablo no subía a Jerusalén porque estaba en peligro su vida, lo cual es cierto (Hechos 9:23-30) o bien porque tenía una gran oportunidad de predicar el Evangelio, lo cual también es cierto (1 Corintios 16:8-9), con lo que la inobservancia de esta disposición estaba justificada. Mucho se puede argumentar en contra de esta postura pues la exhortación de la Escritura a lo largo de la misma es a obedecer a Dios aunque en ellos vaya nuestra vida (Revelación 2:10) y a saber y entender que es Él quien está haciendo la obra a través de nosotros (1 Corintios 3:5-9), pero hay una cita que echa por tierra ese argumento pues en Hechos 20:17-38, tenemos el discurso de despedida de Pablo en Mileto siendo que en los versículos 22-24 Pablo es muy enfático al señalar que “Ahora, como 135
ven, me dirijo a Jerusalén impelido por el Espíritu, sin saber a ciencia cierta lo que allí me acontecerá. Eso sí, el Espíritu Santo me asegura que no hay ciudad en la que no me esperen prisiones y sufrimientos. Por lo que a mi vida respecta, en nada la aprecio. Sólo aspiro a terminar mi carrera y a culminar la tarea que me encomendó Jesús, el Señor: proclamar la buena noticia de que Dios nos ha dispensado su favor”, siendo así que por su propias palabras no temía a lo que en Jerusalén pudiera pasarle pues las promesas recibidas excedían todo lo que en ello pudiera de este mundo perderse (Filipenses 3:7-8). Con esto no hay manera de justificar la inobservancia de Pablo respecto de la ley mosaica en cuanto a la ida a Jerusalén tres veces al año a menos que se acepte que la ley mosaica, que no la Ley de Dios, era la que había dejado de tener vigencia.
Hebreos 9:24-26 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
Si bien esta cita no menciona de manera explícita las nociones de ley, las mismas están implícita pues la misma hace referencia a los dos sacerdocios y a los sacrificios relacionados con ambos, siendo que la idea que se entrega puede devenir en creer, como algunos lo hacen, que las nociones relativas a las normas inherentes al sacerdocio de Aharón, al ser superadas por el sacerdocio de Jesús han quedado sin vigencia. Si viene este razonamiento es correcto, como ya se ha abordado en esta obra al abordar la cuestión de los dos sacerdocios, no lo es en cuanto a la cuestión de la Ley, como también se vio ya cuando se abordó lo relativo a las dos leyes.
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El sacerdocio de Melchisedec implicaba una reglamentación requerida que incorporaba la cuestión de las leyes dietéticas y las relativas al diezmo, pero más importante aún: la Ley eterna, vigente, válida y observable de los Diez Mandamientos. Una vez que se instaura el sacerdocio de Aharón este interrumpe aquel y el mismo, si bien incorpora la reglamentación del otro, ya que la misma es eterna e inmutable, es sobre añadido por otra serie de regulaciones conocidas como las leyes mosaicas, reglamentaciones que pierden vigencia, validez u observancia al restaurarse en Cristo el sacerdocio de Melchisedec, pero dejando en vigencia lo que es eterno e inmutable: la Ley de Dios.
Así que esta cita en cuestión para nada tiene que ver con echar por la borda todo lo relativo a la la Ley, entendida esta como la Ley de Dios y las leyes mosaicas, sino que compara ambos sacerdocios, el de Cristo que a partir de Su sacrificio redentor es eterno, y el de Aharón que era temporal, de igual forma los sacrificios aunados a ambos se comparan siendo el primero, el de Cristo, hecho una sola vez y para siempre, en contra posición con los de Aharón que eran ofrecidos una y otra vez diariamente.
De hecho la noción de sacrificios forma parte de lo que en esta obra se ha mencionado como las leyes mosaicas, no forma parte de lo que se ha mencionado como la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, con lo que de nueva cuenta se refuerza la idea de que lo que había sido superado, perdido vigencia y validez, eran las leyes mosaicas, no así la Ley de Dios, existente, válida y vigente desde el inicio de la humanidad y por toda la eternidad. En otras palabras, el sacerdocio de Aharón, así como el marco regulatorio del mismo, las leyes mosaicas, ha dejado de tener vigencia, no así el sacerdocio de Melchisedec hecho eterno en la figura de Cristo el cual incluye el marco regulatorio relativo al mismo, la Ley de Dios.
Gálatas 4:21-26 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de 137
la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; más el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Más la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
En este punto de la presente obra, donde ha quedado clara la argumentación relativa a los dos sacerdocios y las dos leyes, la cita anterior que confunde a mucho, no debe representar mayor problema pues resume de manera magistral lo expresado hasta ahorita.
Pablo inicia con una pregunta relativa a la Ley, más no señala a qué ley se refiere, pero posteriormente, mediante una alegoría donde incorpora a la esposa y a la concubina de Abrahám, así como la descendencia que con ambas tuvo, uno identifica que habla precisamente de las dos leyes que bajo los dos sacerdocios, tienen su referente.
Es interesante como es que Pablo menciona dos pactos siendo el de Sinaí donde devino la legislación de Dios para con su Pueblo, legislación que reconocía los Diez Mandamientos, por ser estos eternos e inmutables, pero que también añadía otras normas de carácter temporal hasta el advenimiento de Cristo. Por ello señala que el Pacto que devino en Sinaí llevaba a esclavitud, no por la Ley de Dios incorporada pues la misma existía desde antes y la esclavitud iniciaría en Sinaí, sino precisamente por las leyes que ahí fueron añadidas de manera temporal. Las referencias al otro pacto, al de la libertad, hacen referencia a la Jerusalén pero de arriba, esto por la eternidad aunada al sacerdocio permanente por siempre y para siempre de Melchisedec en la figura de Cristo, quien ha entrado ante la presencia de Dios como tal por la eternidad. De nueva cuenta: este sacerdocio tiene su marco regulatorio referido a la Ley eterna e inmutable de los Diez Mandamientos, la Ley de Dios. 138
Tito 3:9 Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho.
La cita anterior menciona a la ley, de hecho la menciona en un contexto negativo donde se le equipara a cuestiones necias, contenciones y discusiones, ¿podría estarse refiriendo tanto a la Ley de Dios como a las leyes mosaicas? Ya se mencionó que la Escritura se refiere a dos tipos de legislaciones una que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, y otra que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal, ¿cuál de estas dos pudiera ser aquella que Pablo escribiendo a tipo señale como vana y sin provecho en discutirla? La respuesta es más que clara.
La Ley de Dios es es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, mientras que la ley de Moises es es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal, pero más que eso, la Ley de Dios es permanente, en tiempos de Pablo y en nuestros tiempos, válida, vigente y observable, no así las leyes mosaicas las cuales, como ya se ha analizado, tenían una temporalidad aunada a la aparición de la promesa, Cristo.
De igual forma, por otras cartas de Pablo, así como por los primeros conflictos al interior de la iglesia que en Hechos se declaran, puede verse como existían, y de hecho en la actualidad han vuelto a existir, un grupo de personas que la Escritura nombra como judaizantes, no como judíos, sino como judaizantes, es decir, como personas que habiendo llegado a la fe en Cristo Jesús, no han comprendido la temporalidad de las leyes mosaicas y buscan de alguna forma imponerlas a los redimidos. Ese es el tipo de discusión que es vana y sin provecho, ¿por qué? Porque Dios mismo ha puesto en los judíos un velo (2 Corintios 3:14-6 hasta que la totalidad de los gentiles hayan entrado a la salvación (Romanos 11:25-26), 139
luego entonces si tienen un velo la comprensión sobre la obra redentora de Cristo, así como por ende la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes, les está vedado para su comprensión por lo que es literalmente vano y sin provecho el tratar de hacer entender a estas personas con razonamientos, a menos que sea Dios quien abra el entendimiento (Hechos 16:14) y sean llamados en este siglo para salvación.
Esa es la ley a la que aquí Pablo se refiere y ante la cual recomienda a Tito que evite discutir, no así la Ley de Dios que debe ser enseñada e incluso defendida como parte de la doctrina de la iglesia (Judas 1:3).
Colosenses 2:20-23 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
En este punto de la presente obra la cita anterior no debe representar mayor problema, de hecho ni siquiera para quien cree en que la Ley, entendida tanto como la Ley de Dios como la ley de Moises, ha dejado de tener vigencia, validez y observancia por el sacrificio redentor de Jesús, como tampoco para aquellos que señalan que tanto la Ley de Dios como la ley de Moises aún tienen vigencia, validez y observancia en y con el sacrificio redentor de Jesús, ¿por qué no debe representar mayor problema para todos estos grupos la cita anterior? Porque la misma no se refiere ni a la Ley de Dios ni a la ley de Moises, sino como claramente lo indica a los mandamientos y doctrinas de hombres, entonces ¿por qué comentarla? Precisamente para dejar claro este punto y que no se vaya a confundir dicha cita como referida a la Ley de Dios o a la ley de Moises. 140
Para una comprensión del contexto de la misma es bueno leer unos versículos atrás, desde el versículo 16, dónde Pablo señala “por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo…”, como puede verse Pablo no se está refiriendo ni a la Ley de Dios, válida, vigente y permanente, ni a la ley de Moisés, temporal y superada, sino a aquellos pensamientos e ideas que los hombres se forman de lo sobrenatural, con o sin fundamento pero con distorsión dada la naturaleza humana, y que terminan imponiéndose como mandamientos y doctrinas.
Los versículos 16 y 17 ya fueron analizados anteriormente viendo que los mismos hacen referencia a que los cristianos no deben dejarse envolver en las sutilezas del mundo ni siquiera en cuanto a la forma de vivir la fe sino que deben sujetarse, eso sí, a la autoridad conferida a los líderes de la iglesia, los versículos 20 a 23 siguen la exposición del argumento en la misma línea, pero el versículo 18 es el que terina arrojando luz sobre todo cuando señala “nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal”. Es así como, en la misma línea del pensamiento, quien ha sido llamado a salvación en el presente siglo debe nutrirse, crecer, ser edificado, en la iglesia de Dios no dejando que las desviaciones carnales del pensamiento del mundo le imponga interpretaciones ajenas a la verdad como mandamientos y doctrinas que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios, y si no tienen nada que ver con la voluntad de Dios la única opción que queda es que son contrarias a ella y por lo tanto afines al Enemigo, al Mundo o a la carne.
Hebreos 10:1, 11-12, 14 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan… Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero 141
Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
En esta cita, Pablo escribiendo a los Hebreos, quienes conocían de manera clara la referencia que sobre la ley hace Pablo, señala correctamente la obviedad de que la misma recurrencia de sacrificios dictados en aquella normativa eran imperfectos pues los mismos tenían que repetirse una y otra vez, pero luego contrapone a eso la figura del sacrificio redentor de Jesucristo siendo que las referencias a un solo sacrificio, a la una sola ofrenda, que hizo perfectos para siempre a los santificados, de manera contundente implica la cesación de aquellos otros sacrificios imperfectos, siendo que la ley entonces a la que se está refiriendo, y que ha dejado de tener vigencia y validez y por ende perdido observancia son las leyes mosaicas que contenían estas disposiciones.
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El caso Pablo La Escritura se presente de manera inspirada a sí misma como “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16), la enseñanza, el redargüimiento, la corrección, la educación, es un proceso que va edificando al creyente (Efesios 2:19-22) hasta llevarlo a la estatura perfecta de Cristo (Efesios 4:13), de esta forma no es algo que de golpe se da sino que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros va construyendo en cada uno. De esta forma, uno va avanzando en conocimiento, en comprensión, siendo que sobre ese entendimiento uno debe edificar para evitar deslizarse (Hebreos 2:1-4), para evitar ser llevado “de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error” (Efesios 4:14).
En este sentido se ha ido presentando la presente obra. Primero quiso dejarse claro, escrituralmente hablando, la existencia de dos sacerdocios y de dos leyes, en ese sentido, de igual forma, explicar cuáles son esos dos sacerdocios, el de Melchisedec y el de Aharón, y esas dos leyes, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, eternos, y las leyes mosaicas, temporales. De alguna forma esa es el entendimiento fundamental para la comprensión de lo expuesto en este libro. Como segundo paso, y sobre ese conocimiento, esa comprensión, a continuación se abordaron de manera específica aquellas citas de la Escritura que hablan tanto de una ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, como de una ley cancelada, superada, clavada, se estará refiriendo a las leyes mosaicas, dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal, dejando claro que para el primer caso se refiere a la
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Ley de Dios, los Diez Mandamientos, mientras que para el segundo caso se refiere a las leyes mosaicas.
Pero no ha querido dejarse esta exposición de ideas en este punto sino que para completar la idea que a lo largo de esta obra se ha ido presentando, es menester abordar aquellas citas de la Escritura que presentan, por así decirlo, un último grado de dificultad en su comprensión.
Cuando se menciona que existen ciertas citas que presentan un último grado de comprensión se refiere a citas que si uno las aborda sin un conocimiento previo, sin una comprensión previa, puede ser decantando hacia alguna de las dos opciones mencionadas al principio de este libro: o bien que toda la ley, entendiendo en este término tanto a Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, como las leyes mosaicas, han sido superadas, o bien que toda la ley, entendiendo en este término tanto a Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, como las leyes mosaicas, siguen vigentes.
Pero si uno ha ido avanzando en grado de dificultad, en cuanto a conocimiento, en cuanto a comprensión se refiere, sobre el tema tratado en la presente obra, y ha llegado a entender que cuando se habla de una Ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre, se refiere a la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, mientras que cuando se habla de una ley cancelada, superada, clavada, se estará refiriendo a las leyes mosaicas, dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal, se refiere a las leyes mosaicas, uno puede abordar bajo esa perspectiva estas citas que presenta, como se ha comentado, un último grado de dificultad.
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Estas tres citas, que se analizarán a continuación involucran a Pablo y tienen que ver con un voto realizado por Pablo, con unos sacrificios ofrecidos por Pablo en el templo de Jerusalén y con la circuncisión hecha con su beneplácito a Timoteo y, como se ha comentado, deben buscar ser entendidas bajo la luz que previamente el análisis escritural de la cuestión de la Ley ha proporcionado.
Hechos 18:18 Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto.
En esta cita se presenta a Pablo cortando su pelo como parte de un voto que había hecho. De igual forma esta referencia es usada por aquellos que señalan que tanto la Ley de Dios como las leyes mosaicas siguen en su totalidad vigentes, son válidas y por lo tanto observables, pero ¿esto es así?
La visión de que Pablo estaba observando la Ley, específicamente las leyes mosaicas, cortando su pelo como parte de un voto hecho, parte del hecho de que en toda la Escritura sólo hay una situación que pudiera referirse a esto: el voto del nazareato.
El voto del nazareato está normado en Números 6:1-21
1
Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2
Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová, 3
se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas. 4
Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.
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5
Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello. 6
Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta. 7
Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza. 8
Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová.
9
Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será
contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá. 10
Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión. 11
Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y
hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día. 12
Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato. 13
Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión, 14
y ofrecerá su ofrenda a Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz. 15
Además un canastillo de tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones. 16
Y el sacerdote lo ofrecerá delante de Jehová, y hará su expiación y su holocausto;
146
17
y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones. 18
Entonces el nazareo raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz. 19
Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada; 20
y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante de Jehová,
lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el nazareo podrá beber vino. 21
Esta es la ley del nazareo que hiciere voto de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su nazareato.
Ante esto sólo se tienen dos opciones: o Pablo estaba siguiendo la normativa referida al voto del nazareato, y por lo tanto observando años después de la muerte y resurrección de Jesús lo que en esta obra se ha definido como leyes mosaicas, señalando con esto la vigencia y validez de las mismas, o simplemente estaba cumpliendo un voto sin mayor referencia con esas leyes mosaicas, ¿cuál de estas dos opciones aplica para Pablo?
De la lectura anterior de la cita referida a la norma del nazareato pueden verse, en efecto, un símil con lo efectuado por Pablo al cortarse el pelo como parte de su voto (números 6:5, 18), más sin embargo -y esto es muy importante- este rito implicaba otras ordenanzas a observarse imposibles de cumplir por Pablo y no sólo imposibles sino incluso heréticas de haberlas hecho donde él estaba.
La cita de Hechos 18:18 muestra a Pablo cortando su pelo como parte de un voto en Cencreas. Cencreas era un puerto de Corinto que daba al Mar Egeo. El 147
problema con esto es la imposibilidad de cumplir con el resto de lo que estipulaba la normatividad respecto del nazareato, a saber: la presentación en el Templo de Jerusalén (Números 6:13) de las ofrendas requeridas (Números 6:14-15) las cuales eran presentadas a Jehová por parte del sacerdote (Números 6:16-17). Así que Pablo estaba imposibilitado para cumplir tal cual estaba explicitado lo que estipulada la normatividad del nazareato e incluso si lo hubiese hecho en Cencreas eso hubiera sido herético, es decir, violatorio de la misma ley que según esto buscaba cumplir ya que claramente Deuteronomio 12: 11, 13 “Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová… 13 Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres”. Con esto tenemos que Pablo no pudo de ninguna forma estar cumpliendo el único voto que la ley refiere y que incluye en su cumplimiento el cortar el pelo, el voto del nazareato, pues las demás implicaciones que ello conlleva no pudieron de ninguna forma ser cumplidas, en este sentido, dado que sólo había dos opciones, o Pablo estaba cumpliendo ese voto, el del nazareato, o bien estaba cumpliendo otra promesa libremente dada, y dado que la primera opción necesaria y forzosamente debe decantarse so pena de poner a la Escritura en contradicción consigo misma, no queda otra opción más que la segunda, es decir, considerar la opción de que Pablo estaba cumpliendo un voto libremente expresado que si bien guarda alguna similitud -muy pequeña por cierto: sólo lo del corte de pelo- con el voto del nazareato, en realidad se trataba de una promesa liberalmente dada a Dios.
Esto no es extraño a la iglesia de Dios pues como creyente uno puede hacer votos a Dios, no como un regateo, negociación o coacción ante algo que se desee sino simplemente como la expresión de la sujeción a la voluntad del Padre externando nuestra petición y poniendo en ello también nuestro deseo y convicción.
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Sin ser algo obligado por Dios para con Su pueblo, la cuestión de los votos siempre ha sido una expresión libre de los creyentes como una promesa hecha a Dios de hacer o dar algo que le complazca, o de abstenerse de algo como señal de devoción. Su aspecto voluntario en Israel se ve en que no era pecado no hacer voto (Deuteronomio 23:22), con todo y todo, como se ha comentado la Biblia no aprueba los voto hechos con el propósito de comprar el favor de Dios: por ejemplo, Jacob, cuando todavía demostraba una consagración defectuosa (Génesis 28:20 ss), Jefté (Jueces 11:30 s), Saúl (1 Samuel 14:24), Absalón (2 Samuel 15:8). En los casos que parecen excepcionales, el deseo de honrar la voluntad divina es superior al propio provecho del que hacía el voto (Números 21:2; 1 Samuel 1:11; Salmos 132:1-5). La alabanza y la gratitud son el contexto aceptable de los votos (Salmos 22:25; 50:14; 61:8; 65:1). Por tanto, no pueden ser ocasión para no cumplir con otras obligaciones justas (Mateo 15:3-6; Marcos 7:913). De hecho, tal como de igual forma ya sea dicho, el único voto que, aunque libre de hacer aparece normado en la Escritura, es precisamente el del nazareato, de ahí en fuera la manera de hacer votos por parte del pueblo de Dios es libre, como es el caso de este voto que hizo Pablo.
Es así como con el conocimiento, la comprensión obtenida de los dos sacerdocios y las dos leyes, uno debe avanzar con cautela ante aquellas citas que pudiesen representar una dificultad mayor para su comprensión examinando todo lo que se requiera para corroborar el entendimiento que de ello provenga.
Hechos 21:17-26 17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos 149
que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.
Dado el conocimiento, la comprensión devenida del análisis de la cita anteriormente comentada, es que puede avanzarse en esta.
Lo primero que puede observarse en la misma es la indicación de los hermanos de Jerusalén de que había miles de judíos que habían abrazado la fe y que todos eran celosos por la ley (versículo 20). Esta cita no debe implicar a estas alturas mayor problema pues de lo expuesto en esta obra hasta este momento se ha entendido que cuando el Nuevo Testamento menciona Ley vigente, válida y observable se refiere a la Ley de Dios, Sus Diez mandamientos, mientras que cuando menciona ley no vigente, no válida, no observable, se refiere a las leyes mosaicas, es así como aquí está más que claro que se refiere a la observancia de la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos.
Una corroboración de esto se tiene posteriormente cuando estos mismos hermanos de Jerusalén le aclaran a Pablo que “en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado 150
y de fornicación” (versículo 25), si la expresión del versículo 20 se refiriese a toda la Ley, tanto la Ley de Dios y las leyes mosaicas, la aclaración del versículo 25 sería contradictoria pues, como ya se vio cuando se analizó lo relativo a lo que se conoce como el Primer Concilio de Jerusalén, la cuestión relativa a la circuncisión, señal externa del Pacto de Dios con Abraham, formaba parte de esas leyes añadidas que serían válidas, estarían vigentes y serpean observables hasta el advenimiento de la Promesa (Gálatas 3:19). Así que esto deja claro que la referencia a la observancia que de la Ley hacían los judíos convertidos era precisamente la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, eternos, válidos, vigentes y observables.
Pero lo segundo que se observa, es el indicativo de que entre los hermanos había cuatro que tenían voto que cumplir a los cuales Pablo pagaría sus ofrendas. El preámbulo de esta indicación dada a Pablo, es la fama que sobre él le había venido precediendo y que en vez de servir a la causa la podían llegar a entorpecer (versículo 21). Esto hay que tenerlo claro ya que como el mismo Pablo indica “me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley” (1 Corintios 9:20-22), esto es, nada que moviendo a escándalo pudiese ser factor contrario a la Gran Comisión que la iglesia tenía (Marcos 16:15).
Ahora bien, por lo señalado en los versículos 23 a 26 no queda lugar a duda de que se está hablando del voto del nazareato pues la normativa a cumplir en ello tiene muchas similitudes con lo señalado aquí, pero entonces ¿por qué se menciona que eso haría que Pablo fuese visto como un cumplidor de la Ley?, si esto era parte de las leyes mosaicas ya no validas, ni vigentes, ni observables, ¿por qué este señalamiento?
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Sobre este asunto hay que tener muy en claro una situación: no se indica nada más de estas cuatro personas que permitan entender cuál era el contexto en cual las mismas habían hecho ese voto. No dice si eran si eran judíos recién convertidos cuyo voto hubiese sido hecho antes de convertirse al cristianismo o más bien si se trataba de judíos convertidos que ya llevasen tiempo en la iglesia y que siendo ya parte de ellas hiciesen ese voto. Siendo estas las dos únicas opciones, ambas posibilidades deben ser consideradas.
Pero antes de tratar de tener entendimiento sobre este asunto ¿a qué ley se estaban refiriendo los hermanos de Jerusalén cuando le dijeron a Pablo que al hacer esto que le indicaban respecto del pagar por estos cuatro hermanos las ofrendas referidas al cumplimiento de sus votos, daría muestra él, Pablo, de que era un cumplidor de la ley? De nueva cuenta: Dado el conocimiento y la comprensión que hasta este punto se ha obtenido, la respuesta debería ser que el referente aquí es a la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, pero los Diez Mandamientos no mencionan algo relativo a votos, ¿o sí? No lo mencionan de manera explícita pero tenemos que el primer mandamiento señala “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:2), el tercero “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7) y el noveno indica que “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16), de igual forma Jesús señalo que el primero y más grande todos los mandamientos era “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” (Mateo 22:37), es así como cualquier promesa que uno hubiese hecho al Padre debía ser cumplida y el venir a la fe cristiana no implicaba que un voto hecho anteriormente a Dios no debía ser cumplido ya que lo señalado anteriormente implica cumplirle a Dios lo prometido.
Es así que la referencia a que el pago de Pablo respecto de las ofrendas que estos cuatro hermanos debían dar como cumplimiento de su voto tiene un fundamento, no en las leyes mosaicas, sino en la Ley de Dios y en el amor que
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por sobre todas las cosas debemos tener a Él que implica el cumplir lo que le prometamos.
Con esto vamos viendo las únicas dos opciones para estos cuatro hermanos: O eran judíos recién convertidos cuyo voto hubiese sido hecho antes de convertirse al cristianismo o más bien si se trataba de judíos convertidos que ya llevasen tiempo en la iglesia y que siendo ya pate de ellas hiciesen ese voto.
Si eran judíos recién convertidos cuyo voto hubiese sido hecho antes de convertirse al cristianismo, esto porque el tiempo del voto era libre y podía ser semanas, meses o años, el que se hubiesen convertido a la fe no implicaba invalidar la promesa que a Dios se le había hecho, por lo cual, y considerando lo comentado anteriormente, debía ser cumplida. Esta opción es la que se considera más viable por el indicativo que se dice de estos cuatro hermanos respecto de que tenían voto que cumplir (versículo 23), no de que eran hermanos que hubiesen hecho el voto ya en la fe (sólo se llamaba hermano a alguien que ya hubiese sido incorporado a la nueva fe) sino que se trababa de hermanos que tenían voto, en este contexto ese voto lo habían hecho antes de venir a la fe pero el mismo debía cumplirse para demostrar así el amor que a Dios se le debía siendo que la nueva fe no invalidaba el cumplimiento a Dios de lo que se le hubiese prometido.
Pero incluso si más bien si se trataba de judíos convertidos que ya llevasen tiempo en la iglesia y que siendo ya parte de ella hubiesen hecho este voto, se estaría en la misma situación del caso de Pablo comentado con anterioridad donde de manera libre se hizo un voto el cual debía de cumplirse, solo que en este caso, si es esta la situación, estos hermanos habían optado por un voto que era de ellos conocido: el voto del nazareato, sin que ello implicase que las leyes mosaicas estaban vigentes, eran válidas y por lo tanto observables. Para redondear esta posibilidad recuérdese que la fe judía, a diferencia de las correncias paganas, estaba basada en la verdad revelada, y el que estos hermanos, que solo habían conocido esa fe hubiesen optado libremente por una expresión de la misma como 153
forma de presentar una promesa al Padre no implicaba ir en pos de ideas erradas, como en el caso de los paganos, sino en tomar un referente de la fe judía, de nuevo: basado en la verdad revelada, para ofrecer de manera libre un voto a Dios, al igual que el voto que Pablo libremente hizo en su momento y que se analizó anteriormente. En otras palabras, si este último fuese el caso de estos cuatro hermanos, se trataba de utilizar una expresión de la fe en la que habían sido educados y que aunque ya no fuese validad, vigente y observable como parte de la leyes mosaicas podía incorporarse en su nueva creencia, de manera personalísima, no generalizada para la iglesia, con el entendimiento y comprensión que la fe en Cristo habían traído a sus vidas.
Hechos 16:1-4 Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego. Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.
Esta última cita tal vez es la que presente el mayor grado de dificultad ya que no sólo se incorporan cuestiones referidas a la Ley de Dios y a las leyes mosaicas sino que incluso se tienen indicativos que de no entenderse se presentan ante uno como contradicciones insalvables de la Escritura.
El meollo del asunto es que se señala que Pablo toma a Timoteo y lo circuncida. Antes de tratar de entender este punto lo primero que salta a la vista son las aparentes, aunque grandes, contradicciones que sin un entendimiento pueden ser vitas ya que apenas en el capítulo anterior, el 15 de Hechos, se ha desarrollado lo que se conoce como el Primer Concilio de Jerusalén donde Pablo tuvo parte 154
sosteniendo la postura contra los judaizantes de que la circuncisión no era necesaria, y en esta cita inmediatamente posterior lo vemos circuncidando a Timoteo, pero peor aún: eso lo hace mientras él mismo iba pasando por las ciudades notificando las decisiones tomadas sobre este punto en Jerusalén y no nomás para que conociesen de dichas decisiones sino para que las observases (Versículo 4). No tiene aparentemente sentido.
Para comenzar a entender esto lo primero que debe considerarse es precisamente esa aparente contradicción que se ha señalado ya que la misma, en vez de confundir comienza a arrojar luz sobre el asunto: (1) la postura de Pablo era que la circuncisión no era obligatoria como parte del advenimiento a la nueva fe (Hechos 15:1-2); (2) la decisión que conforme y congruentemente con esto ya había tomado el Primer Concilio de Jerusalén (Hechos 15:3-35); y (3) de que en esta misma congruencia Pablo iba pasando por las ciudades notificando de esta decisión no sólo para que fuese conocida sino observada (Hechos 16:4), así que de inicio tenemos que esta situación con Timoteo no versa sobre una cuestión doctrinal, es decir, sobre una regla de aplicación general a toda la iglesia de Dios como parte de su doctrina, y si no versa sobre una regla de aplicación general a toda la iglesia de Dios como parte de su doctrina entonces ha de tratarse de una situación en específico que como al debe ser considerada.
Con esto en mente podemos tratar entonces de entender a qué se debió esta situación con Timoteo dejando de lado la opción que se tratase de una doctrina establecida, vigente, válida y observable, en la iglesia de Dios.
Para avanzar en este conocimiento, en esta comprensión, debe observarse el señalamiento que hace la misma cita en cuestión que indica que esto de la circuncisión de Timoteo se debió, no a obedecer la Ley de Dios, no a cumplir con la doctrina de la iglesia, no para dar un ejemplo a los hermanos en la fe, sino a causa de los judíos porque todos sabían que su padre era griego (Hechos 16:3).
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En esos tiempos la nueva fe estaba apenas creciendo, expandiéndose inicialmente entre los judíos, siendo que para ello no debían haber piedras de tropiezo, siendo que esta situación, si bien fue una concesión a los judíos, buscaba un bien mayor en cuanto a la propagación del Evangelio. Recordemos que Pablo dijo “me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley” (1 Corintios 9:20-21). De igual forma recomendó “recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido” (Romanos 14:1-3), es decir, la contención no formaba, ni forma parte de la iglesia de Dios (1 Corintios 11:16), pero en ese entonces una actitud confrontadora no hubiese sido de beneficio a la Gran Comisión, más sin embargo, como podemos ver más delante, conforme la iglesia de Dios creciera y se consolidara estas concesiones terminarían al punto de, como menciona Pablo en su carta a los Gálatas, varios años más delante ya no eran dadas (Gálatas 2:13).
Pablo mismo había señalado que la circuncisión para nada provecha (1 Corintios 7:19) y que se es “es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra” (Romanos 2:29), de igual forma señalaba que “Todo me es lícito, mas no todo conviene: todo me es lícito, mas no todo edifica” (1 Corintios 10:23), es así como al ser parte de las leyes mosaicas era una normatividad ya no válida, ni vigente, ni observable, pero que de igual forma, y aunque no tuviese valor salvífico alguno para la iglesia de Dios, en ese caso específico era de valor para no escandalizar, no mover a contiendas y permitir el avance de la Gran Comisión.
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La Ley y el Mesías
Antes de concluir el estudio que sobre las leyes de Dios se ha desarrollado a lo largo de la presente obra, es menester exponer la relación profética entre la Ley y el Mesías que presenta la Escritura mostrar mostrando como es que la correcta comprensión de la Ley de Dios y las leyes mosaicas permiten un correcto entendimiento de su significado para quienes han sido llamados por el Padre a salvación en el presente siglo, gura en torno a la figura de Jesucristo, así que ¿qué nos dice proféticamente la Palabra de Dios respecto de la Ley, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y el Mesías? “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4)
La profecía anterior de Isaias, que repite casi literalmente Miqueas 4:1-3, es reconocida por todos los grupos cristianos como una profecía relativa a cuando viniese el Mesías. Es interesante notar como es que esta profecía, señala que de Sión va a salir la Ley, la Ley de Dios eterna, vigente, permanente, válida, aplicable y observable, Sus Diez Mandamientos.
Sobre este punto, literalmente son decenas de profecías contenidas en el Antiguo Testamento las que permiten analizar el papel que jugaría el Mesías con respecto de la Ley de Dios.
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El Salmo 45:7, que se refiere al Mesías, le señala diciéndole “amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por tanto Dios, el Dios tuyo, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros”. Jeremías 23:5, también refiriéndose al Mesías, señala “He aquí que vienen los días, dice Jehová, y despertaré a David renuevo justo, y reinará Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra”. Isaías 42:1, hablando proféticamente sobre el Mesías señala “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido en quien mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre Él mi Espíritu, Él traerá juicio a las naciones”
Las nociones de juicio y justicia en el Antiguo Testamento, como parte de las características del Mesías, así como aborrecedor de la iniquidad, pasan necesaria y forzosamente por el referente de la Ley de Dios, ¿de qué otra forma podría indicarse que algo está bien o mal si no hay un referente normativo para ello?
Salmos 19:9 El temor del Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Jehová son verdaderos, todos ellos justos;
Salmos 111:3 Esplendor y majestad es su obra, y su justicia permanece para siempre.
Salmos 119:1 Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
Salmos 119:21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos 158
Salmos 119:144 Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento, y viviré.
Salmos 119:150 Se me acercan los que siguen la maldad; lejos están de tu ley.
Salmos 119:151 Tú estás cerca, Jehová, y todos tus mandamientos son verdad.
Salmos 119:160 La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.
Malaquías 2:6 La verdadera instrucción estaba en su boca, y no se hallaba iniquidad en sus labios; en paz y rectitud caminaba conmigo, y apartaba a muchos de la iniquidad.
Del análisis de todas las profecías que sobre el Mesías se contienen en el Antiguo Testamento es más que evidente, y esto es reconocido por propios y extraños, que Él debía venir a cumplir y hacer cumplir la Ley y de igual forma entendemos que incluso después de su regreso esa Ley, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, seguirán estando vigentes, siendo válidas y por ende observables, aunque de una manera plena, completa, perfecta y santa, pues.
Jeremías 31:31-34 (Hebreos 8:8-12; 10:16-17) He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 159
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Todas las profecías apuntan un Mesías que llegaría a cumplir y hacer cumplir la Ley, es más, un Mesías que magnificaría y engrandecería a esa Ley (Isaías 42:21), siendo que las leyes mosaicas estarían vigentes en tanto Él no viniera y cumpliera su misión salvífica, más sin embargo la Ley de Dios seguiría siendo válida, vigente y observable por siempre y para siempre.
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Conclusión
De una manera general puede decirse, que cuando en el Nuevo Testamento se hable de una ley vigente, válida, actual, se estará refiriendo a la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, y es para siempre. De igual forma cuando el Nuevo Testamento se refiera a una ley cancelada, superada, clavada, se estará refiriendo a las leyes mosaicas, dadas por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona, es carnal, apenas y si es una sombra de lo que habría de venir y es temporal.
Con este entendimiento no se puede, para concluir, dejar de hacer referencia a una profecía que involucra tanto a quienes observan la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y aquellos quienes por las razones que quieran esgrimir se ostentan como rebeldes que no se sujetan a la misma. Mateo 24:12 …y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Esta cita pudiera parecer que no menciona la Ley, pero el problema es que la lectura de la misma, en su traducción, pierde la noción relativa a la misma. Si bien esta cita de contiene un mensaje para el mundo de los últimos tiempos, hay un mensaje más fuerte, enérgico y directo para la iglesia de Dios.
El mensaje para el mundo se refiere al amor carnal que entre los hombres se da y cuya sustancia deviene en los últimos tiempos, en lo que Pablo llama los tiempos difíciles o peligrosos, en que los hombres se volverán “amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, 161
ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:1-5).
Pero el mensaje más fuerte, enérgico y directo es para la iglesia de Dios y no se refiere sólo al amor carnal sino que abarca el amor espiritual. Para entender esto primeramente hay que recordar cuál es la definición que la Palabra de Dios, no el mundo, nos da de amor. 1 Juan 4:8 nos dice que “el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”, así tenemos que Dios es amor y el que no ama no conoce a Dios. Ahora bien, debemos de amar pero ¿cómo? 1 Juan 5:3 nos dice que “este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos”, 2 Juan 1:6 nos dice que “este es el amor: que andemos conforme a sus mandamientos”. Jesús nos dijo que si le amamos, guardaremos sus mandamientos (Juan 14:15) y aclaró que “si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Juan 15:10), siendo sus mandamientos los mismos del Padre ya que como Jesús mismo aclaró “yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar” (Juan 12:49).
Así que considerando la definición escritural de lo que es amor, la manera en que debemos amar pasa por obedecer los mandamientos de Dios, el señalamiento de que el amor de muchos se enfriaría solo puede atañer a la iglesia de Dios, que es la que guarda los mandamientos de Dios y la fe de Jesús (Revelación 14:12). Pero además, la palabra que en Mateo 24:12 se traduce como iniquidad (otras versiones la traducen como maldad) es ἀνομίαν, anomian, que significa literalmente sin ley (a=sin, nomos= ley). Otra parte donde se usa esta palabra es 1 Juan 3:4 que dice “todo aquel que comete pecado, infringe también la ley (ἀνομίαν); pues el pecado es infracción de la ley (ἀνομίαν)”. Así que en Mateo 24:12 tenemos por un lado a aquellos que practican la iniquidad o maldad 162
(ἀνομίαν, infracción de la ley) y aquellos que tienen amor (guardan los mandamientos de Dios) pero que terminan enfriándose.
En estos últimos tiempos, si no velamos, podemos ser esos que terminan por enfriarse en el amor (Mateo 24:42; 26:41; Marcos 13:33; 14:38; Lucas 12:37; 21:36; 1 Tesalonicenses 5:6; 1 Pedro 4:7; Revelación 3:3; 16:15), este enfriarse en el amor implica para la iglesia de Dios relajar, flexibilizar, suavizar el cumplimiento de los mandamientos de Dios con nuestro corazón, alma y mente (Mateo 22:37), llegando al grado de dejar de incumplirlos como Dios espera, perfecta (Mateo 5:48) y santamente (1 Pedro 1:16), adaptándonos al mundo (Romanos 12:2), siendo que en estos tiempos no serán pocos sino muchos los que por no velar caigan en esto (Mateo 24:12). Por ello, Pablo aconsejando a Timoteo le decía “ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:16). Con esto en mente, como dice Pablo a los Corintios “examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5), por que como dice Pedro “es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios” (1 Pedro 4:17).
Si somos causa de tropiezo y disensiones para los demás (Romano 16:17), si tenemos celos ni contiendas entre nosotros (1 Corintios 3:3), si no andamos con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:2-3), si andamos con amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia sin ser benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros (Efesios 4:31-32), si andamos en fornicación, inmundicia, avaricia con palabras deshonestas, necias, o indecentes, si no nos sometemos a las autoridades de nuestra iglesia (Romano 13:1), si no nos mantenemos en la sana doctrina de nuestra iglesia (2 Timoteo 4:3), si no obedecemos a Dios, si no nos sometemos a 163
Él, si no cumplimos sus ordenanzas (Deuteronomio 11:22; 27:10; Juan 14:15; 15:10) con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza (Deuteronomio 6:5), no estamos amando, no estamos guardando los mandamientos de Dios y a Dios no podemos engañarlo (Gálatas 6:7). Recordemos, como dijo el Señor Jesús, “no todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23).
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos transforme por medio de la renovación de nuestro entendimiento, para que sepamos cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2), “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, ésos serán justificado” (Romanos 2:13).
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Paz a vos
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Muerto a la ley por la Ley –Temporalidad y perpetuidad de las leyes de Dios-
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Primera edición
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