1 Corintios 15:46
-Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero -
Roberto Celaya Figueroa
…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él (I Corintios 8:6)
Dedicatoria
A la Iglesia de Dios (7° Día)
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Índice
Introducción........................................................................................................ 1
1. Creer que Dios existe (Éx. 20:2) ............................................................. 4 2. Reconocer su unidad (Dt. 6:4) ................................................................ 6 3. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (Dt. 6:5) ........................................................................................ 8 4. Temer a Dios (Dt. 6:13; 10:20)................................................................. 10 5. Servir a Dios con todo el corazón y con toda el alma (Dt. 11:13; Éx. 23:25) ........................................................................................................ 12 6. Seguir a Dios (Dt. 10:20) ......................................................................... 15 7. Jurar sólo por su nombre (Dt. 10:20) ..................................................... 17 8. Imitar a Dios (Dt. 28:9) ............................................................................. 19 9. No profanar el nombre de Dios (Lv. 22:32) ............................................ 21 10. Ha de enseñarse la ley a los hijos en todo momento (Dt. 6:7) ............. 24 11. Ha de estudiarse la Ley y enseñarla a otros (Dt. 6:7) ........................... 27 12. Ha de atarse un frontal a la cabeza (Dt. 6:8) .......................................... 29 13. También ha de atarse a la mano (Dt. 6:8) .............................................. 31 14. Ha de hacerse una franja [tzit-tzit] en los vestidos (Nm. 15:38) .......... 33 15. Ha de fijarse una mezuzá en la puerta (Dt. 6:9) ..................................... 36 16. El pueblo ha de reunirse cada séptimo año para oír la lectura de la Ley (Dt. 31:10-13) ............................................................................................ 38 17. El rey ha de escribir una copia especial de la Ley para sí mismo (Dt. 17:18) ........................................................................................................ 41 18. Cada persona ha de tener un rollo propio de la Ley para sí mismo (Dt. 31:19) ........................................................................................................ 43 19. Se ha de alabar a Dios después de comer (Dt. 8:10) ............................ 45 20. Construir un templo para Dios (Éx. 25:8) .............................................. 47 21. Deben respetarlo (Lv. 19:30) ................................................................... 50 22. Debe ser vigilado a toda hora (Nm. 18:4) .............................................. 53
23. Los levitas deben realizar sus tareas específicas en él (Nm. 18:23) ... 55 24. Antes de entrar en el templo o participar del culto, los sacerdotes deben lavarse las manos y los pies (Éx. 30:19) .................................... 58 25. Los sacerdotes deben prender las lámparas todos los días (Éx. 27:20,21) ................................................................................................... 61 26. Los sacerdotes deben bendecir a Israel (Nm. 6:23) ............................. 64 27. Deben colocar el pan de la proposición (Éx. 25:30) ............................. 68 28. Deben quemar el incienso dos veces por día en el altar de oro (Éx. 30:7,8) ....................................................................................................... 72 29. Deben mantener el fuego ardiendo en el altar continuamente (Lv. 6:13) ................................................................................................................... 75 30. Deben quitar las cenizas diariamente (Lv. 6:10,11) .............................. 77 31. Deben mantener fuera del campamento a las personas ritualmente inmundas (Nm. 5:2,3) .............................................................................. 80 32. Israel debe honrar a sus sacerdotes (Lv. 21:8) ..................................... 84 33. Los sacerdotes deben usar vestimenta sacerdotal especial (Éx. 28:2) ................................................................................................................... 86 34. El arca debe ser llevada sobre los hombros de los sacerdotes (Nm. 7:9) ............................................................................................................ 89 35. Deben preparar el aceite para ungir según una fórmula especial (Éx. 30:31) ........................................................................................................ 94 36. Las familias sacerdotales deben oficiar en rotación (Dt. 18:6-8) ........ 97 37. En honor a ciertos parientes cercanos muertos, los sacerdotes deben hacerse ritualmente inmundos (Lv. 21:2,3) ......................................... 100 38. El sumo sacerdote puede casarse sólo con una virgen (Lv. 21:13 y 14) ................................................................................................................. 104 39. Se debe ofrecer el sacrificio encendido dos veces por día (Nm. 28:3) ................................................................................................................. 107 40. El sumo sacerdote también debe ofrecer una ofrenda de harina dos veces por día (Nm. 28:5) ....................................................................... 110
41. Se debe ofrecer un sacrificio adicional cada día de reposo (Nm. 28:9) ................................................................................................................. 113 42. También se debe ofrecer el primer día de cada mes (Nm. 28:11) ...... 117 43. Se debe ofrecer un servicio religioso en cada uno de los siete días de la Pascua (Lv. 23:36) ............................................................................. 119 44. También se debe llevar una ofrenda la primera cebada en el segundo día de la Pascua (Lv. 23:10) .................................................................. 126 45. Se debe ofrecer un servicio religioso el día de las primicias (Nm. 28:26,27) ................................................................................................. 130 46. Se deben ofrecer dos panes como ofrenda mecida (Lv. 23:17) ........ 134 47. Se debe hacer un sacrificio adicional en el primer día del séptimo mes (Nm. 29:1-2) ............................................................................................ 136 48. Se debe hacer otra ofrenda el día de expiación (Nm. 29:7-8) ............ 141 49. En el Día de la Expiación también se debe realizar el servicio religioso (Lv. 16) .................................................................................................... 164 50. Se debe llevar un servicio religioso cada día de la fiesta de tabernáculos (Nm. 29:13) ...................................................................... 170 51. También se debe llevar el octavo día del mismo (Nm. 29:36) ............ 175
Conclusión ........................................................................................................ 178
Los 613 Mandamientos de las leyes mosaicas.............................................. 180
Introducción El conjunto normativo que se conoce como leyes mosaicas —ese conjunto de reglas contenidas principalmente en los libros de Éxodo, Levítico y Deuteronomio, que no deben ser confundidas con la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos—, siempre ha planteado un reto para quienes se dicen cristianos.
Grupos hay que al reconocer que Dios no cambia (Malaquías 3:6) y que su ley no puede ser aumentada o disminuida (Deuteronomio 4:2) consideran que las mismas siguen vigentes tal cual fueron ordenadas y, a la par que profesan la fe en Jesús como Mesías y redentor, siguen observando la aplicación de las mismas.
Otros grupos, cuyo hincapié está en la revelación dada en lo que se conoce como Nuevo Testamento las descartan señalando que las mismas solo son sombras de lo venidero (Hebreos 10:1; Colosenses 2:17) y que en la actual dispensación se encuentra uno bajo la gracia no bajo la ley (Romanos 6:14).
Pareciera que ambos grupos tienen razón, pero dado que ambas posturas son mutuamente excluyentes, las dos no pueden ser correctas, a menos que exista una tercera posición que permita conciliar ambas posturas.
En efecto Dios no cambia (Malaquías 3:6) y su ley no puede ser aumentada o disminuida (Deuteronomio 4:2), de igual forma la Escritura señala a la ley como sombras de lo venidero (Hebreos 10:1; Colosenses 2:17) y en la actual dispensación se encuentra uno bajo la gracia no bajo la ley (Romanos 6:14), más sin embargo ambas posturas se concilian cuando se considera que dichas leyes, las leyes mosaicas, no han dejado de tener vigencia pero la misma ha sido espiritualizada.
Pablo en su primer carta a los Corintios señala que primero lo material, luego lo espiritual (1 Corintios 15:46), de igual forma escribiendo a los Romanos señalaba 1
que la ley es espiritual (Romanos 7:14), es así como aquel conjunto de normas conocido como leyes mosaicas, materiales en su cumplimiento inicial, deben ser consideradas en la actualidad en su cumplimiento espiritual, con todo y todo ¿hay evidencia escritural de esto? Sí que la hay.
Deuteronomio 25:4 señalaba como parte de aquel conjunto normativo la disposición “no le pongas bozal al buey mientras esté trillando”, esto era acatado de manera material, así tal cual estaba señalado, más sin embargo, una vez venida la plenitud de los tiempos en la figura de Cristo, ¿cuál es la lectura espiritual de aquella norma?
1 Corintios 9:1-14 1
¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro?
¿No sois vosotros mi obra en el Señor? 2
Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el
sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor. 3
Contra los que me acusan, esta es mi defensa:
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¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber?
5
¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como
también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6
¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?
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¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y
no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? 8
¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley?
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Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que
trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10
o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió;
porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
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11
Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si
segáremos de vosotros lo material? 12
Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más
nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 13
¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del
templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14
Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan
del evangelio.
En esta cita Pablo, en el contexto de aquel entonces, donde quienes se dedicaban de tiempo completo a la Obra del Señor tenían derecho a vivir de ella, reflexiona sobre aquella disposición contenida en Deuteronomio 25:4 dándole, no su correcta, pero si su más plena interpretación al espiritualizarla.
De esta forma, el entendimiento inicial implica reconocer que lo que se conoce como leyes mosaicas no han sido suprimidas, pero que su consideración ha pasado de una aplicación puramente material a una donde la espiritualización de las mismas guía al creyente en su propia edificación. Esta es la intención de esta serie de libros siendo que en este primer volumen se abordaran los mandamientos del 1 al 51 según están ordenados en el último apartado de la presente obra titulado Los 613 Mandamientos de las leyes mosaicas.
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para crecer en el conocimiento del Padre y de Su Hijo, a través de la Palabra escrita y de la Palabra hecha carne, para Su mayor gloria, para testimonio de las naciones y para nuestra propia edificación, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.
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1. Creer que Dios existe (Éx. 20:2) “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre”.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de creer que Dios existe puede parecernos demasiado obvio, más sin embargo si se piensa bien es un requisito necesario sin el cual no puede construirse el resto de lo que la relación implícita involucra. Establecido como mandamiento entraña su cumplimiento para poder ser considerado parte del Pueblo de Dios.
La existencia de Dios en el Antiguo Testamento era algo que se daba por sentado en el Pueblo de Israel, con todo y todo esto no conllevaba que el pueblo fuera fiel a esa relación sino que por el contrario, si se ve la historia del Israel, en muchas ocasiones las desviaciones del pueblo respecto de las condiciones establecidas por Dios para con ellos acarreaba consecuencias de rechazo y corrección por parte de Dios, más no de abandono.
La relación del Pueblo de Israel con Dios era de extrema solemnidad, las maneras de acercarse a Él implicaban una extrema pureza ritual, tanto para sacerdotes, levitas como para el pueblo. Si bien Dios mismo se había revelado como lento para la ira y abundante en misericordia Quien perdona la iniquidad y la transgresión (Números 14:18), la imagen de Él era de una gravedad extrema, de una sobriedad absoluta, un concepto relacional creador-creatura que generaba por su misma definición una lejanía entre ambos actores.
Cristo en su venida retoma la figura de Dios que el pueblo tenía pero le añade una comprensión que no sólo agrega calidez a la imagen de Dios sino también cercanía. La manera en que se refiere a Dios como Padre, y no sólo de Él sino de todos (Mateo 6:9), implica un nuevo concepto relacional donde la dinámica creador-creatura cede espacio para incorporar la figura de Padre-hijo. 4
De esta forma la sombra de creer que Dios existe apunta a un Padre, creador de todo (Génesis 1:1) y de todos (Mateo 23:9), así que cambiando el concepto relacional de la dinámica resultante, el mandamiento de creer que Dios existe bien puede parafrasearse como creer que el Padre existe y no sólo existe sino incluso tiene está desarrollando un plan en la humanidad como colectivo y en cada persona en lo individual para que los llamados y elegidos (Revelación 17:14) que sean encontrados fieles vengan a formar parte de Su familia (Efesios 2:19).
Creer que Dios existe, o más bien, creer que el Padre existe, considerando las implicaciones anteriores, establece una pauta de entendimiento de Su persona a la luz de la cual la comprensión que se va obteniendo debe ser evaluada. Si se pensare únicamente en Él como Dios muchas cosas relacionadas con ello quedarían sin la consideración debida, pero si se le considera a Dios como Padre las nociones que sobre Él tengamos, Sus pensamientos, Sus intenciones, Sus planes, adquieren una relevancia preponderante.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de creer que Dios existe sigue vigente, de hecho sin esa primer aceptación el reto de la fe no tiene sentido, pero el entender, el comprender, como nos lo reveló nuestro Señor Jesús que Él es nuestro Padre y que todo lo que hace es para Su mayor gloria (Isaías 43:7) y para nuestro bien (Jeremías 29:11), permite a los cristianos de este tiempo avanzar en la discernimiento de Su persona y sobre ese discernimiento edificar una fe dinámica como hijos de Dios.
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2. Reconocer su unidad (Dt. 6:4) “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”
La frase de Deuteronomio 6:4 es una de las principales plegarias de la religión judía, de hecho es uno de los fundamentos básicos de la fe hebrea: después de creer que Dios existe, reconocer que él es uno.
Marcos registra en su Evangelio una pregunta de relevancia para los judíos de ese entonces y para nosotros en la actualidad, ante los 613 mandamientos contenidos en las leyes mosaicas, ¿cuál podría considerarse como el mayor? “Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:28-34).
Ante un mundo que en aquel entonces, y en muchos casos de igual forma en la actualidad, rebosaba de una plétora de dioses, reconocer que sólo hay un Dios, verdadero, viviente, veraz, implicaba un esfuerzo cognitivo y espiritual, esfuerzo que no quedaba estéril pues la unicidad se le rendía a Aquél que era el verdadero Dios. La palabra hebrea para uno, אחד, ejad, no deja lugar a dudas en que se refiere a algo que no admite multiplicidad sino que se enfoca en la unicidad. No muchos dioses, no un dios que implica varias personas, sino un solo Dios, único. De hecho la idea de varias personas en un solo dios no fue sino una conclusión a la que la iglesia de Roma llegó pero varios siglos después de la muerte de los apóstoles, más sin embargo, la lectura del Nuevo Testamento, de manera objetiva, sin prejuicios, no da mucho espacio para ello.
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Lo anterior es interesante ya que todos los estudiosos de la Escritura, así como los analistas de la historia, coinciden en que en efecto, el Pueblo de Israel era exclusiva y excluyentemente unitario, esa era la base de su fe, por lo que si consideramos que la iglesia primitiva inicio con judíos y no fue sino hasta después que se abrió a los gentiles, si hubiera habido un cambio en esta idea las cartas apostólicas –que dedican tiempo a hablar, entre otras cosas, de comidas, vestidos y comportamientos- deberían abundar en explicaciones al respecto de esta idea que hubiera significado una sacudida para la fe hebrea de miles de años, pero no: no hay nada de eso en las epístolas de los discípulos de Jesús, la única explicación es que no hubo cambio alguno en ello.
Independientemente de esto y a pesar de que alguien pudiera estar conforme con esa expresión de fe que señala la unicidad de Dios, es menester entender que el rendimiento de la voluntad a algo que se anteponga a la adoración al único Dios verdadero entra por sólo ese hecho en reconocer de facto otros dioses en la vida. Sobre esto, Pablo escribiendo a los de Colosas les decía que “Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría” (Colosenses 3:5).
Así se tiene que si uno pone en primer lugar la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, las cuales no son del Padre sino del mundo (1 Juan 2:16), relega al Dios verdadero por un sinnúmero de dioses que al final de cuentas no pueden salvar (Isaías 45:20).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de creer en la unicidad de Dios sigue vigente, pero el entender, el comprender, que esto implica no poner a nada ni a nadie antes que Él, permite crecer en nuestra fe y madurar en el carácter como hijos de Dios.
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3. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (Dt. 6:5) “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios y que se la identificado como uno, la siguiente ordenanza tiene que ver con amarle por sobre todas las cosas. Cuando a Jesús se le pregunta por el mayor mandamiento, claramente inicia incluyendo las dos premisas anteriores, la existencia de Dios y su unicidad, para terminar la idea retomando el dicho de Deuteronomio 6:5 que señala que hay que amarle con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas.
La mente hace referencia a nuestra parte cognitiva, a la comprensión, por eso Pablo escribiendo a los Corintios dice “oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento” (1 Corintios 14:15). Crecer en conocimiento es un exhorto constante en la Escritura (2 Pedro 3:18, Efesios 3:17-19, 1 Pedro 2:2, Colosenses 3:16, 1 Timoteo 4:15, Efesios 4:15, Colosenses 3:9-10, Hebreos 6:1-2, 2 Corintios 3:18), para esto se requiere ir madurando en nuestro discernimiento, a través del estudio, la reflexión, la meditación y la oración.
El corazón hace referencia a nuestra parte emocional, a los sentimientos, y ese amor a Dios debe verse reflejado en nuestro amor al prójimo, “si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 4:20), por eso Cristo señaló antes de partir “un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros” (Juan 13:34), esta instrucción, nos la dijo como un mandamiento, pero ¿nuevo?, es decir, ¿hay entonces once mandamientos?, ¿Que amar al 8
prójimo como a nosotros mismos ya estaba estipulado en la Ley? La clave está en que es nuevo por el nivel al que Cristo lo llevado cuando señala en esa cita "ámense unos a otros como yo os he amado". Cristo vino a magnificar y dar lustre a la Ley (Isaías 42:21), con lo que los mandamientos llegan al nivel de perfección y santidad que espiritualmente tienen. Juan aclara esto cuando disertando sobre al amor (1 Juan 2:1-17) señala que respecto a esto (v. 4-5) mismo mandamiento de antiguo es hecho nuevo (v. 7-11), esto por el nuevo nivel exigido por Cristo: como Él mismo lo ha hecho.
El alma y las fuerzas hacen referencia a tanto a nuestra vida misma como a la fortaleza y los bríos que tenemos. Muchos sacrificios levíticos señalaban el trato diferenciado que debía darse a la grasa de los animales (Levítico 3:3, 9-10; 1415), esto porque el vigor en reserva en el cuerpo está dado precisamente por la grasa ya que de ahí toma el organismo de los animales, y también el nuestro, la energía requerida para vivir, siendo que este amar a Dios con toda el alma y las fuerzas conlleva, como escribe Pablo a los Efesios, para “que [Dios] os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:16-19).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas sigue vigente, pero el hecho de amar Dios con todo el entendimiento, corazón y fuerzas supera incluso todos los holocaustos y sacrificios (Marcos 12:33) convirtiéndonos en verdaderos hijos suyos.
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4. Temer a Dios (Dt. 6:13; 10:20) “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás… A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios, que se la identificado como uno, y que se entiende la necesidad de amarle por sobre todas las cosas, la siguiente ordenanza tiene que ver con temerle.
En español la palabra temer está relacionada con recelar, sospechar o dudar de algo, de igual forma con asustarse, intimidarse o espantarse por alguna cosa, en la escritura, el temor a Dios está relacionado con la palabra אָ֖ י ִּרא, tî·rā como en Deuteronomio 6:13, o ָ֖ ְר ִֽאי, yir·’aṯ como en Proverbios 8:13, la primera tiene la connotación de susto, intimidación o espanto, la segunda de miedo, reverencia e incluso asombro, ¿cómo debemos considerarla? De todas esas formas.
El temor a Dios implica ese miedo, ese espanto por faltarle, a fallarle, pero de igual forma hay que reverenciarle, asombrarnos ante su majestuosidad. Con todo y todo la expresión temor de Dios es definida por la misma Escritura: “El temor de Jehová es aborrecer el mal” (Proverbios 8:13). Esta definición se confirma cuando el salmo 130:4 señala “Empero hay perdón cerca de ti, para que seas temido”. Esta expresión no llena de miedo sino de esperanza pues la misma encierra la confianza de que Dios nos perdona, pero lo que si permite entender, relacionándola con Proverbios 8:13, es que ese perdón sólo deviene cuando hay arrepentimiento, lo cual implica aborrecer el mal. De hecho Proverbios 8:13 terina la cita señalando qué cosas son las que aborrece Dios: “El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco”.
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Es así que el temor a Dios implica el miedo a faltarle, a pecar contra Él, más el temor de Dios es tener Su mismo pensar y sentir en nosotros que nos lleva, por Su Santo Espíritu que mora en cada uno, a aborrecer el pecado. Pablo escribiendo a los Hebreos les declara que “Por la fe Noé, siendo advertido [por Dios] acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe” (Hebreos 11:7), así que ese temor a Dios y de Dios lo llevó a obedecerle en su encomienda. De igual forma Juan, en la Revelación que el Padre dio a través de Jesucristo como mensaje a la iglesia señala que ve un primer ángel “diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado…” (Revelación 14:7), así que ese juicio, que viene primero sobre la iglesia (1 Pedro 4:17) y que inició desde los primeros días de la proclamación del Evangelio y ha seguido a lo largo de estos dos mil años, lleva al Cuerpo de Cristo a trabajar en la propia edificación, individual y comunitaria (Filipenses 2:12) con la intención de ser considerados dignos de estar en pie al regreso del Hijo del Hombre (Lucas 21:36).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de a Jehová nuestro Dios temer, y a Él solo servir, y por su nombre jurar…y sólo a Él seguir sigue vigente, pero entendiendo que el Señor está a la puerta (Revelación 3:20) para así aprovechar el tiempo (Efesios 5:16), haciendo que ese temor a Dios y ese temor de Dios, lleva a los llamados a salvación a no adaptarse a este mundo, sino a transformarse mediante la renovación de la mente para que que cada uno verifique cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto (Romanos 12:2), tal cual como verdaderos hijos suyos.
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5. Servir a Dios con todo el corazón y con toda el alma (Dt. 11:13; Éx. 23:25) “Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma… Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios, que se la identificado como uno, que se entiende la necesidad de amarle por sobre todas las cosas, y que por ende se le teme, la siguiente ordenanza tiene que ver con servirle.
La cuestión de servir a Dios, si bien es conocida y aceptada en la vida cristiana se enfrenta a dos preguntas, ambas relacionadas con la realidad de que Dios como tal no necesita de nada, la primera es ¿servirle cómo? y la segunda, servirle ¿para qué?
Veamos primero la última pregunta: servir a Dios, ¿para qué? El libro de Job presenta los cuestionamientos que todos nos hacemos en alguna ocasión ante las injusticias de la vida, en dicho relato Job arguye a favor de su justicia, en referencia a lo inmerecido de sus padecimientos, sobre las dos preguntas anteriores, en un momento Eliú, uno de sus amigos, responde y en la figura de Job nos responde sobre lo cuestionado anteriormente: “Si fueres justo, ¿qué le darás a [Dios]? ¿O qué recibirá de tu mano? Al hombre como tú dañará tu impiedad, y al hijo de hombre aprovechará tu justicia” (Job 35:7-8). Dios mismo en Su Palabra ha revelado el propósito de habernos creado: “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice” (Isaías 43:7), pero para alcanzar ese propósito se requiere que en nosotros se desarrolle el carácter perfecto y santo que Él mismo tiene, esto es dicho en la Escritura como el alcanzar la estatura perfecta de Cristo (Efesios 4:13). Pablo se refiere a este proceso como aquel relacionado con la formación de Cristo en cada 12
uno de nosotros (Gálatas 4:19), “Porque a los que de antemano conoció [Dios], también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29), así “Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria” (Colosenses 3:4), de esta forma el servir a Dios no le da algo a Él sino que sirve a Su propósito llevándonos a nosotros a lo que desde la eternidad Él pensó para quienes son llamados a ser Sus hijos (Juan 1:12).
Ahora bien, respecto de la primera pregunta, servirle ¿cómo? Entendiendo que este servir a Dios no quiere decir el proveerle de algo, pues él no necesita nada, sino que se refiere a plegarnos a su plan para que Su propósito se cumpla en nosotros, la respuesta a esto la misma Escritura nos la da pues lo santos, aquellos que han triunfado y han alcanzado ese propósito divino, son definidos como aquellos que “que guardan los mandamientos de Dios y el testimonio [o la fe] de Jesús” (Revelación 12:17; 14:12).
Para comprender la forma en que podemos servir a Dios, es decir, ser útil para el propósito para el cual Él nos creó, es necesario, como se mencionó anteriormente, que su carácter perfecto y santo sea formado en nosotros, es por ello que Pablo escribiendo a los Romanos les exhorta diciendo “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Servir a Dios tiene que ver con cumplir Su voluntad, esa voluntad está expresada en Su Palabra escrita, las Escrituras, y en Su Palabra hecha carne, Cristo Jesús, conforme se avance en la comprensión de ambas y esta comprensión transforme nuestras vidas, uno podrá ir comprendiendo material, cognitiva, emocional y espiritualmente la manera de vivir en conformidad con la voluntad del Padre hasta llegar a servirle de manera perfecta y santa.
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El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de servir a Dios con todo el corazón y con toda el alma sigue vigente, pero entendiendo que “los verdaderos adoradores [adoran] al Padre en espíritu y en verdad” (Juan 4:23), ese servicio ha excedido las cuestiones ritualísticas, materiales de la ley para buscar la plenitud de la vida en santidad como “sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es [nuestro] culto racional” (Romanos 12:1), plenamente como hijos de Dios.
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6. Seguir a Dios (Dt. 10:20) “A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios, que se la identificado como uno, que se entiende la necesidad de amarle por sobre todas las cosas, y que por ende se le teme, que en función de esto queda clara la noción de servirle, lo que sigue para ello es seguirle.
El principal problema de la humanidad en cuanto a su relación con Dios, problema cuyos orígenes se remontan, aunque no son exclusivos, a nuestros padres primigenios, se crea cuando se decide andar conforme a los propios pensamientos y no a los de Dios. “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12), señala la Escritura, más sin embargo una y otra vez, a lo largo de la historia humana, la decisión del hombre ha sido precisamente esa: seguir los dictados de nuestros propios pensamientos y de nuestras propias emociones.
Ante los cuestionamientos que Job hacía sobre las adversidades que le acontecían, Dios le responde, no contestando su pregunta, sino haciéndole ver la futilidad de querer entender de todo a Dios y no sólo eso sino decirle cómo debe hacer las cosas (Job 38).
Desde un principio Dios ha tratado de que la humanidad no cometa los grandes, grandísimos errores que devienen de vivir de manera independiente, y no sólo independiente sino que incluso en la mayoría de la veces rebelde, a Sus dictados, “sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer” (Deuteronomio 5:33). 15
Para lo anterior la mejor manera de alcanzar ese cometido es siguiendo a Dios, “Guía mis pasos conforme a tu promesa; no dejes que me domine la iniquidad” (Salmos 119:133). ¿Y cómo puede seguirse a Dios? “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). Dios nunca ha dejado sola a la humanidad Su palabra la ha estado guiando desde el principio, claro: siempre que esa humanidad lo ha permitido.
El seguir o no a Dios deviene en bendiciones o maldiciones, según sea el caso (Deuteronomio 28), con todo y todo, a pesar de Su palabra, se requería un ejemplo viviente que nos permitiera entender lo en ella expresada, y ¿qué ejemplo podría ser ese cuando de todos los hombres no se encuentra uno justo (Romanos 3:11) ya que todos han pecado quedando destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23)? “Vosotros me llamáis Maestro y Señor [-Cristo dijo-]; y tenéis razón, porque lo soy... Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:13-16).
Cristo es nuestro ejemplo de la manera de vivir, de seguir a Dios, por eso Juan en su primera carta señala que “el que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo” (1 Juan 2:6), siendo que nuestra meta es llegar a Su estatura perfecta (Efesios 4:13), hasta que se forme Cristo en nosotros (Gálatas 4:19) y llegar a ser imagen suya (Romanos 8:29) como Él es imagen de Dios (Colosenses 1:15).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de seguir a Dios sigue vigente, más sin embargo en la presente era tenemos la bendición del Padre de contar con el ejemplo que nos ha dejado Cristo para que nuestra vida refleje Su persona, Su carácter, y para que siguiendo Sus pasos podamos de manera perfecta y santa cumplir con lo que se espera de un seguidor de Dios.
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7. Jurar sólo por su nombre (Dt. 10:20) “A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios, que se la identificado como uno, que se entiende la necesidad de amarle por sobre todas las cosas, y que por ende se le teme, que en función de esto queda clara la noción de servirle, y consecuentemente seguirle, los compromisos y declaraciones que uno haga debe hacerlos en Su nombre.
La palabra de Deuteronomio 10:20 que se refiere a jurar está traducida del hebreo אָ֖ עי ב שִֽ ת, tiš·šā·ḇê·a‘, la cual deviene de עי ִֽש, shaba, y que significa juramento, pacto, voto, en otras palabras se refiere a declaraciones o compromisos solemnes que se harían, señalando que si fuese el caso, éstos debían ser hecho sólo en nombre de Jehová.
El indicativo, cuando se dieron las leyes mosaicas, de jurar sobre en nombre de Jehová, tenía la justificación existente en aquel entonces, en todas las naciones, de hacer esto en los nombres de los múltiples y falsos dioses que cada una tenía, como una forma de prevenir a Su pueblo, Dios establece que los juramentos, cuando proceda, sólo pueden hacerse en Su nombre.
De igual forma implica que las declaraciones o los compromisos son hechos contando con Dios como testigo pero además traen a la mente de aquel que quisiere hacer uno, la relevancia del mismo para dilucidar si eso que declara o aquello en lo que se compromete, es para la mayor gloria de Dios.
Ahora bien, la cuestión no estribaba solamente en que los juramentos se hicieran en nombre de Jehová, sino que además los mismos estuviesen fundamentados en la verdad, en otras palabras, que no se jurase con engaño (Salmos 24:4), esto 17
tuene su referente en Éxodo 20:7 cuando Dios, como parte de Sus Diez Mandamientos, establece “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”, Levítico 19:12, haciendo eco de esto, señalaría “Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová”.
Cristo, quien magnifica la ley y la engrandece (Isaías 42:21), sobre este punto establece un nivel de comportamiento tendiente a la perfección y la santidad: “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”.
El hecho de que la enseñanza de Cristo vaya en el sentido de no jurar, no exime al cristiano del ejemplo que ante el mundo da cuando su hablar no es sí cuando deba serlo o no cuando así sea, siendo que él mismo se ha transformado en un juramento viviente donde el nombre de Dios puede ser reconocido o vilipendiado en función del testimonio que cada uno de.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de jurar sólo por el nombre de Dios sigue vigente, más sin embargo, con las enseñanzas de Cristo, esto se ha espiritualizado volviendo a cada bautizado en el juramento viviente donde su sí o su no, si es así, glorifica al Padre ante los hombres, mientras que si no es así lo vilipendia, por lo que las declaraciones o compromisos que cada llamado haga deben ser siempre pensados para ser así y cumplirse así como hijo de Dios que cada uno es.
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8. Imitar a Dios (Dt. 28:9) “Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios, que se la identificado como uno, que se entiende la necesidad de amarle por sobre todas las cosas, y que por ende se le teme, que en función de esto queda clara la noción de servirle, y consecuentemente seguirle, y que los compromisos y declaraciones que uno haga debe hacerlos en Su nombre, lo que sigue, en lógica consecuencia, es buscar imitarle.
Desde el mismo principio de la historia de la humanidad, la intención de Dios fue la de conformar una familia a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26), la principal condicionante para ello es que eso se diera de manera libre y voluntaria por parte del hombre, para ello había dos opciones: el camino del aprendizaje que deviene de la sujeción a Dios y Su Verdad y el camino, doloroso por cierto, que deviene de la propia experiencia (Génesis 2:16-17). La elección de esta última opción por pare de la humanidad no trastocó el plan de Dios sino que inició un proceso donde Él seguiría obrando conforme a Su voluntad para cumplir lo que originalmente se planteó.
Ese proceso implicaría no dejar sola a la humanidad sino interactuar con ella para seguir, en el doloroso proceso que la misma eligió, presentando las mismas dos opciones que inicialmente se le ofrecieron para que, quienes optasen por obedecerle y seguir Sus caminos pudiesen llegar a reflejar Su mismo carácter perfecto y santo.
Todas las instrucciones, toda la revelación, todos los ritos dados por Dios a lo largo de la historia de la humanidad levan ese fin, más sin embargo había un problema: Él es perfecto y santo y como humanos imperfectos y pecadores no 19
teníamos un ejemplo que nos permitiese ir amoldando nuestra personalidad, nuestro carácter, nuestras ideas.
Más sin embrago, en la plenitud de los tiempos, Dios envió a Su Hijo, Jesus, como nuestro hermano, como nuestro redentor, como primicia de las promesas: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8).
Cristo, la imagen del Dios viviente (Colosenses 1:15), es el ejemplo claro, concreto, tangible de aquello que estamos llamados a ser. Por eso Juan exhorta a los cristianos de todos los tiempos escribiendo “El que dice que permanece en Él [Cristo], debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6), ¿y cómo anduvo Cristo? “Como el Padre me ha amado [dice Cristo], [así] también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto” (Juan 15:9-11), esto, como dice Pablo, hasta que sea formado Cristo en nosotros (Gálatas 4:19) y “lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de imitar a Dios sigue vigente, más sin embargo en la actualidad contamos con el ejemplo perfecto y santo de la vida de Cristo, Su testimonio, el cual, aquel que desea ser considerado llamado, elegido y fiel (Revelación 17:14) debe mostrar en su vida (Revelación 14:12) para que reflejado el carácter perfecto y santo del Padre, ser considerado hijo de Dios.
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9. No profanar el nombre de Dios (Lv. 22:32) “Y no profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo Jehová que os santifico”
Una vez que se ha reconocido la existencia de Dios, que se la identificado como uno, que se entiende la necesidad de amarle por sobre todas las cosas, y que por ende se le teme, que en función de esto queda clara la noción de servirle, y consecuentemente seguirle, y que los compromisos y declaraciones que uno haga debe hacerlos en Su nombre, y consecuencia, es buscar imitarle, lo que queda es no profanar su nombre.
La palabra profanar, contenida en la normativa de Levítico 22:32, se ha traducido del hebreo ְיְ חִֽ ְְַּח, ṯə·ḥal·lə·lū, cuyo significado primario es hacer común, dejar libre, pasar al uso ordinario. Profanar tiene la implicación de no distinguir aquello que es sagrado de lo que no lo es (Ez. 22:26) o bien tratar lo sagrado como se trata cualquier cosa de uso general (Éx. 31:14; Is. 56:2, 6; Ez. 20:13), en otras palabras tratar algo sin el debido respeto. Respecto de esto, Dios le dice a Su pueblo “Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová” (Malaquías 1:11-13).
Así vemos que la cuestión relativa a la profanación del nombre de Dios se da cuando se demeritan sus bendiciones y promesas y cuando por ello se le 21
desprecia, por otro lado es interesante que en la cita anterior la profanación está vinculada a a las ofrendas que presenta ante Dios quien le desprecia profanando así Su nombre. Cristo a la mujer samaritana le dice “más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23), es así como las ofrendas materiales que las leyes mosaicas prescribían han sido sustituidas por otras mejores, después de todo “el amarle [a Dios] con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios” (Marcos 12:33), “porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:16-17), “por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1). Es así que no todo aquel que diga “Señor, Señor” realmente honra a Dios y porta su nombre, como hijo suyo, con respeto y referencia, sino que si con sus actitudes, pensamientos, emociones o acciones vilipendia el llamado y las promesas profana ante Dios y ante el mundo el nombre divino, ¿cuál será el resultado de esto? “entonces les declararé [-dice Jesús-]: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).
De hecho es interesante que la primer parte de la oración modelo que Cristo nos dejó inicie precisamente con la santificación del nombre de Dios (Mateo 6:9,10). Esto evidencia que finalmente todo lo que somos, hacemos, pensamos, sentimos, es un testimonio ante el mundo de nuestra fe siendo que si ese testimonio no es congruente tendemos entonces a hacer común el nombre divino.
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El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de no profanar el nombre de Dios sigue vigente, mรกs sin embargo en la actualidad las ofrendas materiales han sido sustituidas por mejores ofrendas: nuestra propia vida con todo lo que somos y tenemos, por lo que el amar a Dios y en Su nombre amar a los demรกs, con toda nuestra mente, corazรณn y fuerzas, siendo sal de la tierra y luz del mundo, testimonia ante las naciones que realmente honramos, veneramos y respetamos el nombre divino como hijos suyos que somos.
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10. Ha de enseñarse la ley a los hijos en todo momento (Dt. 6:7) “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”
La Ley que Dios entregó a Su pueblo, tanto la eterna, espiritualmente hablando, Sus Diez Mandamientos, como la temporal, materialmente hablando, las leyes mosaicas, no eran simplemente para conocerse y acatarse por cada miembro de Su pueblo sino también para que cada uno de ellos la enseñara a sus hijos en todo momento. La expresión de enseñar la Ley “estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” tiene una connotación de la permanencia de esta obligación. Deuteronomio 28 contiene las promesas que derivan de oír la voz de Jehová Dios para guardar y poner por obra todos sus mandamientos, de igual forma contiene las advertencias que derivan de lo contrario, hacer caso omiso a las instrucciones divinas y por el contrario mostrar rebeldía ante ellas.
Estas bendiciones y maldiciones que derivan de acatar, en el primer caso, o rebelarse, en el segundo, ante la Ley de Dios implican, para quienes responden al llamado de Dios y tienen conocimiento de ello una obligación, de instruir a los demás: “Cuando yo diga al impío: ``Ciertamente morirás, si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero yo demandaré su sangre de tu mano. Pero si tú has advertido al impío, y éste no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, morirá él por su iniquidad, pero tú habrás librado tu vida” (Ezequiel 3:19) “…las repetirás a tus hijos…”. El repetir a los hijos la instrucción que se deriva de la Ley es una de las primeras obligaciones que los padres tienen con su descendencia: “Instruye al niño en su camino, -señala la Escritura -y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Esa instrucción debe ser firme, 24
pero a la vez amorosa: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor” (Efesios 6:4), si así se hiciera puede decirse, como Pablo escribiendo a Timoteo: “[…] desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15). “…hablarás de ellas estando en tu casa…”. La instrucción en la Ley que deriva en su acatamiento, provee para quien así lo hace de bendiciones, ¿podría alguien privar de esas bendiciones para los de su propia casa? “El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8). “…andando por el camino…”. La instrucción en la Ley no se circunscribe a los hijos, la casa, la familia pues, sino que entendiendo que todos somos creación de Dios llamados a ser hijos suyos, esa obligación de instruir en la Ley excede el ámbito familiar y obliga a predicar y testimoniar ante el mundo: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:14-15) “…al acostarte, y cuando te levantes”. La instrucción en la Ley no implica que uno ha desarrollado la maestría para ello, al contrario, uno aún sigue en edificación, pero acata la obligación que ante los demás surge al responder al llamado. Es así como esa edificación implica seguir meditando, reflexionando sobre la instrucción que deviene de la Ley de Dios, pidiendo en oración entendimiento pero más aún congruencia para hacer conforme a lo que de uno se espera: “Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos… Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:22, 25). 25
Ahora bien, si la obligación de instruir en la Ley implica hacerlo en todo momento hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes-, ¿cómo puede lograrse esto, es decir, hacerlo en todo momento? La primer manera, que puede hacerse ocasional aunque frecuentemente, es por obvias razones la predica al respecto, “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15); la segunda manera, y que puede hacerse continua y permanentemente, es el testimonio que uno da ante el mundo, “Ustedes son la luz de este mundo…. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo” (Mateo 5:14-16).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de enseñar la ley a los hijos en todo momento sigue vigente, más sin embargo en la actualidad se ha espiritualizado para referirse lo mismo a la prédica que el testimonio, siendo que ambos son necesarios para que cumpliendo de esta manera la voluntad del Padre podamos ser llamados hijos suyos.
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11. Ha de estudiarse la Ley y enseñarla a otros (Dt. 6:7) “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levante”
La comprensión de la Ley solo deviene de la instrucción recibida, esa instrucción debe primeramente iniciar con uno mismo. Sobre esto, Pablo escribiendo a Timoteo le recuerda “que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15), esta sabiduría que es consecuencia del estudio de las Escrituras la señala de igual forma David cuando en uno de sus salmos señala “Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre” (Salmos 119:98).
Un buen termómetro de la vida espiritual personal es precisamente el tiempo que uno le dedica al estudio de las Escrituras, pero más que ello, la actitud con la que uno lo hace. No es lo mismo estudiar, sí, pero viendo eso como una carga, como algo tedioso, a estudiar con gozo, con alegría.
Con todo y todo, el llamamiento implica sí, primero uno comprender la Palabra, pero también el llevarla a los demás, “oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he anunciado tus maravillas” (Salmos 71:17), esto es claro cuando la Escritura señala que enviando Jesús a Sus discípulos “les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16).
En consonancia con esto, Pablo escribiendo a los Romanos les hace ver que “¿cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14), de ahí la importancia de llevar el Evangelio a toda criatura y ser así sal de la tierra y luz del mundo. 27
Volviendo sobre la primera cita, la de Pablo escribiendo a Timoteo, es palpable el beneficio que a la vida espiritual trae la predicación de otros cuando le señala “Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2 Timoteo 1:5).
Los hijos de Deuteronomio 6:7 son de inicia los propios, los carnales, pero de la predica surgen otros hijos, espirituales, a los que uno acerca la luz de la Palabra, “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).
El pasaje de Hechos donde Felipe instruye al Etíope, el cual leyendo un pasaje de Isaías reconoce “¿Cómo podré [entenderlo], a menos que alguien me guíe?” (Hechos 8:31), “entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:31), siendo que de esa predica, si es voluntad del Padre, la misma servirá para salvación de quien acepte el mensaje, “[entonces el eunuco] mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (Hechos 8:38).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de estudiar la Ley y enseñarla a otros sigue vigente, esto incluye el mensaje del Evangelio el cual espiritualiza el contenido de la Ley y, por medio del Espíritu de Dios, permite alcanzar su cumplimiento así como las promesas empeñadas por el Padre para quienes, haciendo así, sean reconocidos como Sus hijos.
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12. Ha de atarse un frontal a la cabeza (Dt. 6:8) “Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos”
La instrucción divina respecto de las mismas instrucciones dadas en la Ley indicaba que dichas instrucciones debían estar como frontales entre los ojos, la aplicación literal de esta indicación ha sido cumplida por el pueblo judío con lo que se conoce como tefilín, el tefilín consiste de una pequeñas caja de cuero unidas a correas de cuero la cual contiene cuatro secciones de la Torá escritas en pergamino. Esos pasajes son: (1) El Shemá (Deuteronomio 6:4-9) —que proclama la Unicidad del Único Dios, (2) Vehaia (Deuteronomio 11:13-21) —que expresa la promesa de Dios de que nos recompensará si seguimos observando los preceptos de Su Ley, y nos advierte de la retribución por desobedecerlos, (3) Kadesh (Éxodo 13:1-10) —el deber del pueblo judío de recordar siempre la redención de la servidumbre egipcia, y (4) Vehaia (Éxodo 13:11-16) —la obligación de todo judío de informar de esto a sus hijos.
Con todo y todo la cita de Deuteronomio 6:8 no dice que solo sean esas cuatro citas las que sean puestas en la frente en los tefilín, la indicación habla de toda la Ley, ¿entonces?
La imagen natural de atar frontales entre los ojos tiene el significado de la interiorización de la Ley que deviene del estudio y la meditación, en otras palabras, entender y comprender racional, intelectualmente, las cuestiones relativas a la obediencia a Dios. Hebreos 8:10 aclara este punto cuando indica, refiriéndose a la profecía contenida en Jeremías 31:33, “Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus mentes, y sobre sus corazones las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo”, lo cual de nuevo es repetido en Hebreos 10:16 cuando señala “este es el pacto que haré con ellos: Después de aquellos
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días, dice el Señor: Daré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”.
El cumplimiento parcial de lo anterior ha comenzado a darse en la iglesia de Dios a partir de que ha estado disponible para aquellos que respondan al llamado, “El que cree en mí [-dijo Jesús-], como ha dicho la Escritura: ``De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva. Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado”.
Se señala que ese cumplimiento es parcial pues la misma Escritura señala que “en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:9-10), siendo que el cumplimiento pleno será, para aquellos llamados y elegidos que sean encontrados fieles, al ser resucitados/transformados al regreso de Cristo para ser con el reyes y sacerdotes en el Milenio (Revelación 1:6; 5:10; 20:6), el resto tendrá su oportunidad, no una segunda sino la primera en su vida, hasta después del milenio (Revelación 20:5), cuando la oportunidad de conocer la salvación y aceptarla o rechazarla les sea presentada (Revelación 20:12).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de atarse un frontal a la cabeza conteniendo la Ley sigue vigente más sin embargo espiritualizado como ese entendimiento y comprensión que intelectualmente sobre la verdad del Padre debemos tener como Sus hijos.
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13. También ha de atarse a la mano (Dt. 6:8)
“Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos”
La instrucción divina respecto de las mismas instrucciones dadas en la Ley indicaba que dichas instrucciones debían estar atadas como señal en la mana, la aplicación literal de esta indicación ha sido cumplida por el pueblo judío con lo que se conoce como tefilín, el tefilín consiste de una pequeñas caja de cuero unidas a correas de cuero la cual contiene cuatro secciones de la Torá escritas en pergamino. Esos pasajes son: (1) El Shemá (Deuteronomio 6:4-9) —que proclama la Unicidad del Único Dios, (2) Vehaia (Deuteronomio 11:13-21) —que expresa la promesa de Dios de que nos recompensará si seguimos observando los preceptos de Su Ley, y nos advierte de la retribución por desobedecerlos, (3) Kadesh (Éxodo 13:1-10) —el deber del pueblo judío de recordar siempre la redención de la servidumbre egipcia, y (4) Vehaia (Éxodo 13:11-16) —la obligación de todo judío de informar de esto a sus hijos.
Con todo y todo la cita de Deuteronomio 6:8 no dice que solo sean esas cuatro citas las que sean atadas en la mano con los tefilín, la indicación habla de toda la Ley, ¿entonces?
La imagen natural de atar frontales en la mano tiene el significado de poner por obra lo que de la Ley se obtiene a través de la instrucción “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” (Romanos 2:13). Oír y hacer la Ley van de la mano, uno sin el otro no cumplimenta lo que el Padre espera de nosotros: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra” (Deuteronomio 28:1).
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Sobre esto mismo, Jacobo, el hermano de Jesús en su carta señala “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se consideró a sí mismo, y se fue, y luego se olvidó qué tal era. Más el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho. Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino engañando su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo” (Santiago 1:22-27).
Las bendiciones que devienen de las promesas que del Padre se han recibido tiene su cumplimiento no sólo cuando se es atento a la instrucción que aunado a esto debe venir la aplicación de lo aprendido, de lo comprendido, de otra forma, como aclara de manera contundente Jacobo en su carta, la fe es una fe muerta: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:14-17).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de atarse una señal en la mano conteniendo la Ley sigue vigente más sin embargo espiritualizado como esa aplicación práctica y concreta que materialmente sobre la verdad del Padre debemos hacer como Sus hijos.
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14. Ha de hacerse una franja [tzit-tzit] en los vestidos (Nm. 15:38) “Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul”
Como parte del pacto que Dios había establecido con su pueblo, los israelitas de ese entonces debían colocar en sus ropas lo que se conoce como tzit-tzit, estos son cuerdas y nudos que sirven de representación física de los 613 harás y no harás de las leyes mosaicas, es decir, actuaban como recordatorios a sus portadores al ser algo ostensible visible.
El cristiano en la actualidad de igual forma es investido y parte de su indumentaria espiritual debe considerar estos tzit-tzit. Una vez que se ha respondido al llamamiento del Padre uno exterioriza esto a través de la unción, es decir, de la investidura para proceder posteriormente a la función, es decir, el desempeño, ¿cómo es esta investidura? “Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido” (Gálatas 3:27).
Este primer requisito, que por lo mismo se vuelve una norma obligatoria para el posterior desempeño como profeta, sacerdote y rey, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:3-6).
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Así que el bautismo, entendido como un todo, es decir, la inmersión en el agua para perdón de los pecados y la inmediata imposición de manos para la recepción del Espíritu Santo, es la primera ley relativa al momento de la unción.
Ahora bien, para desempeñar la función como profeta, sacerdote y rey debe uno ataviarse de la manera apropiada, ¿y cuál es esa manera correcta? “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:11-18).
Este es el atavío óptimo, por decirlo en cierta forma, que el cristiano debe tener para desempeñar sus funciones de profeta, sacerdote y rey, con todo y todo no pueden considerarse como leyes sino más bien como sugerencias para desempeñar con excelencia aquellas funciones, esto quiere decir que en este caso pude faltar algún elemento, o estando presente éste puede ser imperfecto, por lo que uno debe trabajar para reunir todos estos elementos y reunirlos de manera perfecta y santa para lograr con excelencia las funciones encomendadas por el llamamiento recibido.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de hacerse una franja [tzittzit] en los vestidos sigue vigente más sin embargo espiritualizado como esa 34
vestimenta, que aunque espiritual debe ser visible para nosotros y los demĂĄs, con la que se debe ataviar uno para desempeĂąar de manera perfecta y santa las funciones de profeta, sacerdote y rey, tal cual corresponde a los hijos de Dios.
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15. Ha de fijarse una mezuzá en la puerta (Dt. 6:9) “y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”
La idea escritural de tener constantemente presenta la instrucción que de Dios se había recibido abarcaba varios aspectos de la vida, uno de estos implicaba el colocar dicha instrucción en los postes de la casa y en sus puertas, el cumplimiento de esto se hace con lo que se conoce como mezuzá. Mezuzá (del hebreo הְ זחזימ, «jamba de la puerta»; plural mezuzot) es un pergamino que tiene escrito dos versículos de la Torá, Deuteronomio 6:4-9 y Deuteronomio 11:13-21; se encuentra albergado en una caja o receptáculo que está adherido a la jamba derecha de los pórticos de las casas y ciudades judías. Es una de las características más singulares de las moradas de los judíos.
Con todo y todo la cita de Deuteronomio 6:9 no dice que solo sean esas dos citas las que sean colocadas en los postes y en la spuertas de las casas, la indicación habla de toda la Ley, ¿entonces?
La imagen natural de poner toda la instrucción en los postes y en las puertas de las casas tiene el significado de hacer que la Palabra misma sea la que sostenga la edificación donde vivimos: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:2427).
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La imagen de la casa no se circunscribe solamente al espacio físico donde se vive sino que apunta en un sentido más amplio a la vida misma que tenemos, después de todo este cuerpo donde moramos es referido en la Escritura como la tienda que habitamos: “porque sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos” (2 Corintios 5:1). “El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial” (1 Corintios 15:47-49), pero para que esto se lleve a cabo nuestra vida debe reflejar la perfección y santidad del Padre, perfección y santidad que sólo es posible mostrar en nuestra vida, en estas casas que ahorita habitamos, si Su Ley, escrita en nuestra mente y en nuestro corazón, nos sirve de fundamento.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que ha de fijarse una mezuzá en la puerta sigue vigente más sin embargo espiritualizado como ese fundamento, la Palabra escrita y la Palabra hecha carne, sobre el cual debemos edificar nuestra vida para reflejar en la misma, ahora de manera parcial pero de manera completa en el reino venidero, el carácter perfecto y santo del Padre, tal cual corresponde a quienes se dicen Sus hijos.
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16. El pueblo ha de reunirse cada séptimo año para oír la lectura de la Ley (Dt. 31:10-13) “Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos, cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos. Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella”.
La lectura de la Ley a que hace referencia la cita de Dt. 31:10-13 se da en el contexto de la Fiesta de los Tabernáculos, ¿está vigente o no está vigente esta ordenanza como tal, es decir, como una fiesta a celebrar cada año? Para responder esto hay que entender la fiesta en sí.
En el Antiguo Testamento Dios le estableció a Su pueblo siete fiesta que debían de celebrar, cada una representaba un momento del plan de Dios para con la humanidad, Su familia. Las primeras cuatro fiestas eran aquellas con las que iniciaba el año bíblico y que se refieren a Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés. Las primeras tres fiestas Pascua, Panes sin levadura y Primicias se celebraban en el primer mes del año bíblico conocido como Nisán o Abib que correspondería a nuestro Marzo-Abril, con lo que se generaba un vínculo cronológico en cuanto a su observancia, y se conocen como fiestas de primavera por darse en esa estación. Para celebrar la siguiente fiesta, Pentecostés, se contaban cincuenta días a partir de la última fiesta del grupo anterior, es decir de Primicias, con lo que si bien Pentecostés caía dos meses después de Nisán o Abib, es decir caía en el mes de Siván, aun así estaba relacionada con las tres
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primeras fiestas pues su celebración dependía del conteo que se hiciera de la de las Primicias.
Pascua era sombra del sacrificio de Cristo cuando derramando Su sangre nos libró de la esclavitud del pecado y nos salvó de la muerte. Panes sin levadura era un símbolo de la vida perfecta (Mateo 5:48) y santa (1 Pedro 1:16) a la que el cristiano está siendo llamado. Mientras que todas las demás fiestas de primavera se celebran en un día dado, Panes sin levadura es la única que abarca un período de tiempo, siete días, donde el primero y el ultimo son de reposo. Ese periodo de tiempo se refiere a la vida de cada persona como individuo, la vida de la iglesia como congregación, y la vida de la humanidad como colectividad, ambos, como ya se comentó, viviendo una vida de perfección (Mateo 5:48) y santidad (1 Pedro 1:16). Primicias era sombra de la resurrección de Jesús quien al subir a Dios después de resucitar cumplía así la sombra del mecimiento de la gavilla como ofrenda a Jehová en la figura de Su ascensión. Pentecostés simboliza la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y Discípulos, precisamente cincuenta días después de la fiesta de las Primicias, como dice Hechos 2:1-42.
Después de las primeras cuatro fiestas de las siete decretadas por Dios, Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés, conocidas como las fiestas de primavera, seguían las fiestas de otoño, las tres últimas de las siete decretadas por Dios: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos. Estas tres últimas fiestas, al igual que de las de primavera, estaban íntimamente relacionadas, siendo que las tres tenían su verificativo en el séptimo mes del calendario bíblico, Tishri. Trompetas se celebraba el 1er día de ese mes, Expiación se celebraba el día 10 de ese mes, y Tabernáculos se celebraba el día 15 de ese mes, con lo que, al igual que con las fiestas de primavera, se generaba un vínculo cronológico en cuanto a su observancia. Estas tres fiestas apuntan a los tres momento del plan de Dios para con la humanidad, Su familia, que aún están por realizarse. Trompetas tendrá su cumplimiento a la segunda venida de Jesús y la resurrección/transformación de los suyos, de los fieles, de aquellos que hayan calificado para ser 39
resucitados/transformados a la venida de Jesús. Expiación apunta a ese momento después del milenio en que toda la humanidad, no los santos resucitados al inicio del milenio quienes fueron reyes y sacerdotes con Cristo y para quienes la segunda muerte ya no tiene dominio, tendrá la oportunidad, no una segunda sino la única de conocer la verdad y aceptar la salvación que les es ofrecida. Tabernáculos, la última fiesta en el orden de las establecidas por Dios tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero esto lleva dos momentos diferentes de los misma pero íntimamente relacionados: los siete días de la fiesta de los Tabernáculos referidos a partir del momento cuando Jesús regresa a regir las naciones (lo cual empieza desde el milenio) y el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos referido al momento posterior cuando el Padre habita entre Su pueblo, pero de igual forma se refiere a nosotros cuando lleguemos a ser tabernáculos de Dios.
Como puede verse al observarse las primero cuatro fiestas que ya se han realizado en la historia de la humanidad, las fiestas de Dios no están vigentes ni han dejado de estarlo, han comenzado a volverse vivientes con lo que la celebración de las mismas ha cesado como tal ya que su realización ha comenzado a tener cumplimiento a partir del advenimiento de Cristo siendo así que la ordenanza de leer la Ley en Tabernáculos, como sombra apunta hacia ese momento cuando el conocimiento de Dios cubra la tierra como las aguas del mar cubren los océanos (Habacuc 2:14).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que el pueblo ha de reunirse cada séptimo año, en la Fiesta de los Tabernáculos, para oír la lectura de la Ley sigue vigente, no como una fiesta a realizarse sino como una sombra de lo porvenir ya que su cumplimiento apunta en una primera instancia al regreso de Cristo y su pleno cumplimiento cuando somos transformados de igual forma en tabernáculos donde mora el Espíritu Dios morando el Padre entre Su pueblo con Su Ley escrita en nuestros corazones. 40
17. El rey ha de escribir una copia especial de la Ley para sí mismo (Dt. 17:18) “Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas”
Hay disposiciones en la Ley que son de aplicación general, es decir, para todo el Pueblo de Israel, pero de igual forma hay disposiciones que son específicas para ciertas gentes como en el caso de los sacerdotes, los levitas o, como en la cita de Deuteronomio 17:18, el rey.
Deuteronomio 17:18 señala la obligatoriedad del rey de escribir una copia de la Ley, no sólo los Diez Mandamientos sino toda la legislación que por medio de Moisés entregó Dios a Su pueblo.
Este escribir una copia de la Ley por parte del rey, en su sentido material, tenía el objetivo de que aquel que estuviera reinando sobre el Pueblo de Israel conociera, entendiera, comprendiera y en la medida de lo posible introyectara lo relativo a la instrucción divina.
En términos cognitivos el escuchar algo tiene incidencia en el entendimiento y la comprensión, pero el escribirlo activa otros mecanismos intelectuales que amplía, tanto en extensión como en profundidad, ese entendimiento y esa comprensión.
Pero ese escribir un copia de la ley no se circunscribe solamente a la cuestión material, también hay una aplicación espiritual referida a los que en el presente siglo son llamados y elegidos y en el siguiente reinan con Cristo como reyes y sacerdotes al haber sido encontrados fieles (Revelación 17:14).
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La Ley en efecto puede escribirse de manera material en tablillas, papiros, pergaminos o libros, pero también en la mente y el corazón de las personas, Pablo escribiendo a los Hebreos, precisamente sobre la cuestión de la Ley, haciendo referencia a la profecía de Jeremías 31:31-33, señala que “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”.
Es así que en la actualidad, aquellos que están en el Camino para llegar a ser en el reino venidero reyes y sacerdotes, debe actuar como profetas llevando el Evangelio a todas las criaturas (Marcos 16:15), siendo sal de la tierra y luz del mundo (Mateo 5:13-16), para testimonio de todas las naciones (Mateo 24:14), es así como en el presente siglo la función de profeta permite escribir en la mente de aquellos en quienes Dios tenga misericordia para llamarlos a a salvación, la verdad divina contenida en la Palabra escrita y la Palabra hecha carne.
Pero de igual forma, una vez venido Cristo, quienes de los llamados y elegidos sean encontrados fieles y reinen con Él como reyes y sacerdotes, comenzarán de manera más plena este proceso de instrucción en las verdades divinas en aquellos que de las naciones hayan sobrevivido del conflicto final (Zacarías 14:16), labor que no se constreñirá al milenio sino que se extenderá hasta la eternidad.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que el rey ha de escribir una copia especial de la Ley para sí mismo sigue vigente, más sin embargo espiritualizado esto en la instrucción que como profetas en el presente sigo, de manera parcial, debe entregarse a las naciones, y en el reino venidero y posteriormente en la eternidad, de manera plena, deberá realizar todo aquel que llamado y elegido sea encontrado fiel para reinar como rey y sacerdote con Cristo.
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18. Cada persona ha de tener un rollo propio de la Ley para sí mismo (Dt. 31:19) “Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel”
Desde el mismo inicio de la instrucción que de la Ley deviene, la intención de la misma es que estuviera cerca del pueblo, que no fuera algo ajeno a sus vidas, algo alejado de ellos, sino algo cercano, entendible, aplicable, la ordenanza relativo a esto contenido en Deuteronomio 31:19 va en ese sentido: cada integrante del pueblo de Dios debía tener una copia de la Ley en su poder para su estudio y para su aplicación.
El énfasis que hace la Escritura en cuanto a que la instrucción divina no sólo debe entenderse, comprenderse, lo cual por obvias razones es el primer paso, sino que debe ponerse por práctica, aplicarse, queda patente en el precepto de Deuteronomio 31:19 cuando señala sobre esto, en la figura del cántico de Moisés, que esto debía, primero, ser enseñado a los integrantes del pueblo de Dios, y segundo, que dicho cántico debía ser puesto en la boca de ellos, es decir, exteriorizarlo, hacerlo visible, palpable, vamos: poner por obra la legislación divina.
El primer paso relativo a la instrucción divina, como se mencionó, pasa por conocer, entender, comprender la Ley, más sin embargo en la actualidad interiorizada, espiritualizada. Hebreos 8:10 aclara este punto cuando indica, refiriéndose a la profecía contenida en Jeremías 31:33, “Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus mentes, y sobre sus corazones las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo”, lo cual de nuevo es repetido en Hebreos 10:16 cuando señala “este es el pacto que haré con ellos: Después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”. 43
De igual forma, como se comentó, el segundo paso lógico e ineludible en cuanto a la instrucción divina es ponerla por obra una vez que ésta ha sido comprendida, esto porque las bendiciones que devienen de las promesas que del Padre se han recibido tiene su cumplimiento no sólo cuando se es atento a la instrucción que aunado a esto debe venir la aplicación de lo aprendido, de lo comprendido, de otra forma, como aclara de manera contundente Jacobo en su carta, la fe es una fe muerta: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:14-17).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que cada persona ha de tener un rollo propio de la Ley para sí mismo sigue vigente más sin embargo espiritualizado tanto como ese entendimiento y comprensión que intelectualmente sobre la verdad del Padre debemos tener como Sus hijos, como esa aplicación práctica y concreta que materialmente sobre la verdad del Padre debemos hacer como Sus hijos.
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19. Se ha de alabar a Dios después de comer (Dt. 8:10) “Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado”
Si bien Dios nos ha diseñado con ciertas necesidades, también es un hecho que el mismo se encarga de proveer lo que ocupemos, con todo y todo la Ley no dejaba de incorporar en sus normas la obligatoriedad de alabar a Dios por esa proveeduría. “Nada hay mejor para el hombre que comer y beber y decirse que su trabajo es bueno. Esto también yo he visto que es de la mano de Dios” (Eclesiastés 2:24). Si es de la mano de Dios esto debe reconocerse, agradecerse, es por ello que la satisfacción de necesidades físicas, al reconocer como la fuente de ello a nuestro Creador, debe generar en uno la respuesta positiva, alegre, gozosa de ello reconociéndole por Su infinita misericordia y eterno amor.
Tal vez alguien pudiera considerar innecesaria esta norma, pero conociendo como nuestra naturaleza es de memoria corta y en ocasiones incluso malagradecida, se hace necesario que quede establecido como una obligación, “Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:8-9).
Ahora bien, el hecho de que sea una norma, algo obligatorio, no impide que se haga con gozo, con alegría, ¿cómo podrá alguien que puede satisfacer su necesidad más básica de alimentarse no estar gozoso, alegre?, pues es ese mismo gozo, esa misma alegría, la que debe mover al corazón a agradecer a Dios por sus dones, bienes y ternuras que para con nosotros tiene.
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Ahora bien, si bien esta alimentación en primera instancia se refiere en efecto a la cuestión física, material, también tiene una connotación espiritual, después de todo “No sólo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios” (Deuteronomio 8:4; Mateo 4:4).
Así tenemos que la manera de alimentarse del cristiano es aquella en la cual se hace de la Palabra de Dios su principal alimento. Uno es lo que come, dice un dicho popular, y en efecto esto es así, tanto en el plano materia, emocional, mental y espiritual, de igual forma la Escritura incorpora este principio. Nadie pretendería que comer la carne de Cristo o beber Su sangre (Juan 6:51-57) implique efectivamente el consumirlo de manera material, sino el de volverse uno con Él, por Él y para Él, “porque la palabra de Dios es viva y eficaz” (Hebreos 4:12), siendo que “el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6). Si podemos hacer esto uno debe reconocer al autor de ello, Dios, y alabarle.
A lo largo de la Escritura la instrucción al que forma parte del Pueblo de Dios es a leer, estudiar, meditar constantemente sobre la palabra de Dios con el fin de ser ser enseñados, redargüidos, corregidos e instruidos (2 Timoteo 3:17), este no se da de un momento a otro sino que es un proceso que dura toda una vida ya que el Padre está formando a Cristo en nosotros (Gálatas 4:19), siendo que Él la llevará a término como la pensó (Filipenses 1:6), hasta alcanzar la estatura perfecta de Cristo (Efesios 4:13), mientras tanto Él nos dice "bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de ha de alabar a Dios después de comer sigue vigente más sin embargo espiritualizado tanto para el comer físico como para el comer espiritual reconociendo a Dios como el proveedor de aquello que necesitamos para vivir de manera temporal y más: para vivir de manera permanente como hijos suyos.
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20. Construir un templo para Dios (Éx. 25:8) “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos”
El santuario que Dios mandó a Su pueblo que le edificase, y al que se refiere al cita de Éxodo 25:8, era el Tabernáculo, y como se menciona en ese mismo capítulo, en el versículo 9, dicho Tabernáculo debía ser hecho, en palabras de Dios, “conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
En Éxodo 26 se dan las instrucciones que el pueblo de Israel debía de seguir para levantar el Tabernáculo y en Éxodo 36.8-38 se presenta al pueblo haciendo tal cual se le había indicado.
El Tabernáculo, y posteriormente el Templo de Jerusalén, edificado este último tomando como referencia al primero, era el centro del culto a Dios. Las instrucciones para su edificación son sumamente detalladas y, aunque sería extenso entrar a detalle en ello, implicaba diseño, medidas, ubicaciones y demás. Estas características, estos detalles, no solamente eran de diseño o arquitectónicos, como podría suponerse, sino que cada uno contiene un sinfín de simbolismos, más sin embargo de manera general puede decirse que el Tabernáculo apuntaba a la manera en que Dios, a lo largo de la historia, estaría conformando Su familia.
Lo interesante de Éxodo 25:8-9 es que el Tabernáculo, en palabras de Dios mismo, era “para que yo habite entre ellos”. Se dice que es interesante porque en Juan 1:14 tenemos una cita muy conocida, referida a Jesús, que señala como es que “el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. La palabra traducida como “habitó” es eskēnōsen, ἐσκήνωσεν que significa morada, vivienda, tabernáculo, exactamente igual que mishkán, הָ֖ עְ שימ. 47
Si tradujéramos Juan 1:14 bajo esta premisa sería correcto indicar que “el Verbo se hizo carne, y [levantó su tienda, levantó su tabernáculo] entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.
Así que tenemos dos referentes para la palabra Tabernáculo, uno relacionado con el lugar donde mora [vivienda] Dios y Su Hijo, el otro referido con los lugares donde mora [vivienda] su pueblo. De esta forma la fiesta de los Tabernáculos tiene su referente en la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma se refiere a nosotros cuando lleguemos a ser tabernáculos. 1 Corintios 3:16 nos pregunta “¿no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”, así que nosotros somos el templo de Dios y Su Espíritu mora en nosotros.
Si bien somos templo de Dios estamos siendo en este momento edificados, sobre esto Efesios 2:19-20 nos dice “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular”, de igual forma Colosenses 2:6-7 dice “Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en El; firmemente arraigados y edificados en El y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud”.
Pero este proceso que ahorita se está llevando en nosotros, y que posteriormente estará disponible para toda la humanidad, tiene un fin, Efesios 4:13 nos lo señala al decirnos que durará “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”, de igual forma Romanos 8:29 dice “porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen 48
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”, y si somos conformados a la imagen del Hijo, somos conformados a la imagen del Padre, pues como dice Colosenses 1:15 “Él [Jesús] es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”, y esto porque así lo estableció el Padre desde un principio como dice 1 Juan 3:1-2 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él [Jesús]. Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él [Jesús] se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es”. El cumplimiento de este plan sin duda alguna deviene en gozo y alabanza a Dios quien lo hace posible: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se regocijará en mi Dios; porque Él me ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia como el novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus joyas” (Isaías 61:10)
Juan 14:23 resume de manera muy clara y concreta esto al señalar que “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Siendo el resultado de esto, lo que señala Revelación 21:3 cuando dice “Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios»”.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de construir un templo para Dios sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido, en una primera instancia, a la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma tiene un segundo referente a de la sombra representativa a cumplimentarse en un nosotros al llegar a ser tabernáculos como hijos de Dios.
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21. Deben respetarlo (Lv. 19:30) “Mis sábados guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Jehová.”
En su interacción con el pueblo de Israel, Dios no solamente les ordenó el construir un santuario especificando los ritos relativos al mismo sino que añadió a ello, para que no quedase el tema abierto a discusión, la necesidad imperiosa de respetar dicho santuario.
Ese respeto iba desde la manera en que uno se presentaba al mismo así como los holocaustos, ofrendas y sacrificios que presentaba, hasta el entendimiento y aceptación de las diferentes funciones que al común del pueblo le estaban vedados y que por lo mismo sólo eran reservados a los sacerdotes y levitas.
Levítico 10:1-4 y 2 Crónicas 26.3-5,16-23 contienen dos ejemplos de quienes, violando la anterior prescripción, irrespetaron el santuario de Dios, el primero referido a Nadab y Abiú, hijos de Aharón quienes ofreciendo un fuego extraño a Jehová fueron muertos, el segundo referido al Rey Uzías quien se introdujo al Templo con la intención de quemar incienso sobre el altar, lo cual era función de los sacerdotes, siendo herido con lepra hasta el día de su muerte.
Más ejemplos hay de las violaciones que se acarrea quien viola la disposición de respetar al santuario, más sin embargo es más que claro que si la presencia de Dios estaba en ese santuario el respeto que al mismo debía dársele era algo a tener en cuenta constantemente.
Tal vez alguien pudiera pensar que esta normativa ya no es aplicable, después de todo no hay más templo en Jerusalén, pero la revelación del Nuevo Testamento señala que cada uno de nosotros, quienes hemos recibido el Espíritu Santo, nos hemos vuelto templos vivientes de Dios mismo: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1 Corintios 3:16). 50
Sobre esta cita, Pablo concluye la idea de que somos templo de Dios diciendo “Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:17), y ¿cómo pudiera uno destruir este templo? Obrando pecado, “porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”, y ¿qué es pecado? Violación de la Ley de Dios, Sus mandamientos, “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4).
Sobre esto de que somos templo de Dios, a la vista de lo comentado en el párrafo anterior del pecado que acarrea muerte, Pablo en su segunda carta a los de Corinto les dice “¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (2 Corintios 6:16) y Santiago, en esta misma línea de pensamiento, en su carta exhorta “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4).
La perfección (Mateo 5:48) y santidad (1 Pedro 1:16) son algo requerido por Dios para los elegidos, esta perfección y santidad son un resultado del respeto al templo de Dios que cada uno es, siendo que quien obra inicuamente actúa en contrario y sólo maldición se acarrea, “¿o no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9-10).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de respetar el templo de Dios sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al templo que cada uno es, siendo que nuestros pensamientos, sentimientos y acciones deben ser cuidados 51
para que los mismos sean reflejo del amor y obediencia que se le tiene al Padre como hijos de Él que somos.
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22. Debe ser vigilado a toda hora (Nm. 18:4) “Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros”
Sin duda alguna que la adoración divina en el Antiguo Testamento tenía como centro al mismo Templo que Dios mismo había encargado construir. Dado que la manifestación de Dios ahí estaba presente (Éxodo 25:22), el lugar debía ser tratado con sumo respeto y cuidado, siendo uno de estos aspectos las consideraciones para que nadie extraño, ajeno al Templo ingresase indebidamente al lugar.
Para el común de israelitas las cuestiones relativas a los holocaustos, ofrendas y sacrificios estaban vedadas siendo esta sólo posible ser realizadas por los sacerdotes y los levitas, e incluso entre estos había restricciones para ciertas actividades, por ejemplo, el ingreso al Lugar Santísimo en el Día de la Expiación, lo cual sólo podía hacer el Sumo Sacerdote (Levítico 16).
Todos conocemos el pasaje de la Escritura donde ciertos judíos acusaron a Pablo precisamente de profanar el Templo metiendo gentiles, esto porque el celo hacia ese espacio, basado en las indicaciones que sobre el mismo había dado Dios, los llevaba a estos extremos.
El Templo de Jerusalén ya no existe más, fue destruido en el año 70 d.C. por las hordas romanas, más sin embargo en cada uno de quienes han aceptado el llamamiento del Padre, a partir del advenimiento de Cristo, existe un templo que debe ser cuidado, resguardado con el mismo celo que el Templo del Antiguo Testamento: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1 Corintios 3:16).
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En este entendido, dado que ahora cada uno de nosotros somos templo de Dios, ¿vamos a meter extraños a este? “¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).
Pero alguien pudiera preguntar ¿cómo es que podemos meter extraños a este templo que somos nosotros?, ¡con lo que permitimos que ingrese en él! “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33), después de todo “un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:9). Entonces, ¿cómo podemos cuidar la santidad de este templo que somos? “El que anda con sabios, sabio será” (Proverbios 13:20), “compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos” (Salmo 119:63), “no te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma” (Proverbios 22:24-25),”ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. 2 Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán” (Salmo 37:1-2), “no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Efesios 5:11), “os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Romanos 16:17), “nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Efesios 5:6-8), “oí otra voz del Cielo, que decía: Salid de ella [de Babilonia], pueblo Mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Revelación 18:4).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de vigilar el templo de Dios a toda hora sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al templo que cada uno es, siendo que se debe cuidar que nada extraño, ajeno a la santidad a la que hemos sido llamados ingrese en nosotros contaminándonos y pidiendo, como David, la ayuda de Dios para ello, “no dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites” (Salmo 141:4), como corresponde a cada hijo de Dios. 54
23. Los levitas deben realizar sus tareas específicas en él (Nm. 18:23) “Sólo los levitas servirán en el ministerio de la tienda de reunión, y ellos cargarán con la iniquidad del pueblo; será estatuto perpetuo por todas vuestras generaciones, y entre los hijos de Israel no tendrán heredad”
En las instrucciones que en el Antiguo Testamento Dios entregó a Su pueblo relativo al culto que le era debido, estableció claramente las responsabilidades y obligaciones que tendrían los encargados del mismo, fuesen sacerdotes o bien levitas.
La cita en cuestión referida a lo anterior tiene cuatro aspectos a considerar: la exclusividad, la responsabilidad, la temporalidad y la peculiaridad. En cuanto a la exclusividad, los levitas eran los únicos autorizados por Dios para realizar los servicios que Él mismo había establecido. Respecto de la responsabilidad, los levitas cargarían con las iniquidades del pueblo, es decir, serían ellos los responsables de los holocaustos, sacrificios y ofrendas determinados por Dios para redimir de las faltas al pueblo. Con relación a la temporalidad, dicho estatuto aplicable a los levitas sería desempeñado de manera perpetua, para siempre. Por su parte, en conformidad con la peculiaridad, los levitas serían la única tribu que no tendría tierra asignada como heredad ya que Dios mismo les sería por heredad.
Los elegidos por el Padre para salvación en el presente siglo estamos llamados a ser reyes y sacerdotes (Revelación 1:6; 5:10), y si bien esta promesa tendrá su cumplimiento pleno al regreso de Cristo, en la actualidad unidos estamos a Su sacerdocio y participamos de éste siendo edificados en el mismo “también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5), mientras de igual forma lo ejercemos “por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis 55
vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).
En este sentido las leyes aplicables, espiritualmente hablando, para los encargados del culto son aplicables en la actualidad a los elegidos. En cuanto a la exclusividad, sólo los elegidos están llamados para este servicio en el presente siglo y, si son hallados fieles, para su realización plena en el siglo venidero, “según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él” (Efesios 1:4). Respecto de la responsabilidad, los elegidos cargan con la responsabilidad de proclamar las Buenas Nuevas a toda criatura para salvación, siendo “ministro[s] de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote[s] el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que [hacemos] de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo” (Romanos 15:16). Con relación a la temporalidad, los llamados y elegidos que sean encontrados fieles al regreso de Cristo (Revelación 17:14), serán con Él reyes y sacerdotes en Su reino, el cual no tendrá fin, ““el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44). Por su parte, en conformidad con la peculiaridad, los llamados a este siglo, si bien heredarán la tierra (Salmos 37:29; Mateo 5:5), la principal herencia es Dios mismo, “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo” (2 Corintios 6:16) pues “cuando todas las cosas le estén sometidas [a Cristo], entonces también el Hijo mismo se someterá al que le sometió a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”(1 Corintios 15:28).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que los levitas deben realizar sus tareas específicas en él sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al llamamiento del Padre al que se ha respondido de ser reyes y sacerdotes con Cristo, donde sólo los que sean encontrados fieles llegarán a su pleno cumplimiento, siendo en el presente siglo edificados para ello debiendo, en 56
consecuencia, desempeĂąar las funciones relativas al mismo unidos a Cristo, sabiendo que el llamado se cumplimentarĂĄ cuando de manera plena, gloriosa, santa y perfecta, como hijos de Dios, se cumpla en nosotros las promesas del Padre.
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24. Antes de entrar en el templo o participar del culto, los sacerdotes deben lavarse las manos y los pies (Éx. 30:19) “Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies”
Las normas relativas al servicio religioso dadas por Dios a Su pueblo en lo que se conoce como el Antiguo Testamento, incluían varias disposiciones relacionadas con la limpieza ritual requerida para ello, dentro de estas normas había algunas que aplicaban específica y exclusivamente a los encargados del culto, los sacerdotes y en estas estaba la disposición de lavarse las manos y los pies antes de entrar al Templo.
Levítico 8 contiene las indicaciones relativas a la consagración de los sacerdotes, dentro de estas indicaciones estaba que los mismos, previo a la colocación de las vestiduras y al ungimiento, debían ser lavados (v. 6), este lavamiento era total y completo, con todo y todo era efectuado una sola vez, más sin embargo, la disposición de lavarse las manos y los pies era permanente y constante, aplicable a cualquier momento en que el sacerdotes fuese a ingresar al Templo como parte de los servicios establecidos.
En la actualidad, los elegidos, quienes están llamados a ser con Cristo reyes y sacerdotes, observan las mismas disposiciones con el sentido pleno por el cual en su momento fueron dictadas. El lavamiento como parte de la consagración de los sacerdotes (Levítico 8:6) tiene su referente en el bautismo mediante el cual los cristianos obtienen plena remisión de sus pecados (Hechos 2:38), a partir de esta consagración, los elegidos comienzan a compartir con Cristo Sus funciones — profeta, sacerdote y rey—, aunque la plena realización de las mismas se llevará a cabo a Su regreso, es así como el levarse las manos y los pies es igualmente aplicable, aunque con el sentido espiritual que las normas materiales simbolizaban, esto es, limpiar lo que se ha hecho y limpiarse de dónde se ha andado. 58
Jesús, dando lustre a la Ley (Isaías 42:21), establece en Mateo 5:21-22: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”, más sin embargo, reconociendo nuestra fragilidad, aclara que quien tenga algún conflicto con su hermano, debe primeramente lavarse las manos, reconciliar las obras que son contrarias a la Palabra, antes de venir a ministrar como sacerdote ante Dios: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24).
De igual forma, aunque lavados por el bautismo, los cristianos siguen en este mundo y son contaminados por él, pero constantemente debe uno estarse lavando de esa contaminación que nuestro caminar en esta tierra trae como consecuencia de ello: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:5-10).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que antes de entrar en el templo o participar del culto, los sacerdotes deben lavarse las manos y los pies sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a limpiar aquellas obras que hechas sean contrarias al llamamiento que del Padre se ha recibido y a 59
limpiarse de la contaminaciรณn que nuestro caminar en esta tierra trae como consecuencia de ello, tal cual corresponde a aquellos que respondiendo al llamado buscan ejercer un sacerdocio santo como corresponde a todo hijo de Dios.
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25. Los sacerdotes deben prender las lámparas todos los días (Éx. 27:20,21) “Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones”
Parte de las obligaciones que los sacerdotes tenían referidas al culto estaba la prescripción referida a mantener encendidas las lámparas del templo, esto implicaba alimentarlas correctamente con el aceite requerido para ello y —muy importante— no dejar que el fuego se apagase.
En la actualidad no existe más el Templo en Jerusalén, de hecho esto fue profetizado por Cristo cuando a la mujer samaritana, en respuesta a dónde debía adorarse a Dios, le dice “que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre… Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:21, 23), con todo y todos los elegidos que han respondido al llamamiento del Padre han llegado a ser ellos mismos templos vivientes donde el Espíritu de Dios mora, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19).
Estos mismos elegidos están llamados a ser reyes y sacerdotes con Cristo (Revelación 1:6; 5:10) y en la actualidad participan del sacerdocio de Jesús, “por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).
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En ese orden de ideas, la disposición de encender las lámpara del Templo, de alimentarlas, de no dejar que se apague, sigue vigente, más sin embargo referida a esa realidad donde en la actualidad se adora al Padre en Espíritu y verdad.
La lámpara por excelencia del Templo, y de dónde se obtiene el entendimiento para el resto de luces en el mismo, era el candelero de oro que estaba en lugar santo. Lo más significativo del candelabro de oro era que el mismo contenía siete lamparillas (Éxodo 25:37), estas lamparillas estaban dispuestas tres de un lado, tres de otro y una en medio. La función del candelabro era alumbrar y en la Escritura la luz es símbolo de la verdad que deviene del Padre y que alumbra la vida de Sus hijos (Salmos 119:105; Proverbios 6:23), siendo así que aquí se agrega la cuestión de siete lamparillas las cuales son referencia de los siete espíritus de Dios (Isaías 11:2), es así como el candelabro de oro simboliza al Santo Espíritu del Padre que imbuye de vida a los llamados a salvación y que alumbra su camino mientras en este mundo van.
Los elegidos están en el presente siglo llamados no sólo a tener esa luz en su interior sino a alumbrar al mundo con la misma, “vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16). De igual forma los elegidos están exhortados de manera perentoria a no dejar apagar esa luz en su interior, “y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30).
¿Y la referencia al aceite con que las mismas deben alimentarse? El aceite es símbolo del Espíritu Santo (Isaías 61:1; Hechos 10:38), ¿y por qué el aceite debía ser de olivas? El versículo 17 de Romanos 11 es el que permite entender esta cita. Para ello es menester fijarse que hay tres actores en esta relatoría: las ramas 62
naturales, las ramas injertadas y la raíz. Las ramas naturales tal como se deduce de la exposición de ideas (v. 11 ss) es el pueblo histórico de Israel, las ramas injertadas (v. 11 ss) son los gentiles, pero ambos son sostenidos por la raíz, ahora bien la raíz no es la rama, la raíz es lo que sostiene a ambas ramas: el pueblo histórico de Israel y los gentiles, la raíz, que es una, es la familia de Dios, la congregación del Antiguo Testamento (Hechos 7:38), el pueblo histórico de Israel, y la iglesia de Dios del Nuevo testamento (Mateo 16:18), a esa raíz pudiéramos referirnos como al Israel de Dios (Gálatas 6:16), entendiendo Israel, como ya se comentó, a todo aquel que vence, considerado por ello parte de la familia de Dios (Efesios 2:19). Por su parte la referencia al machacar apunta al proceso de acrisolamiento mediante los cuales los hijos de Dios van adquiriendo el carácter perfecto y santo de Dios (1 Pedro 1:7; Job 23:10).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que los sacerdotes deben prender las lámparas todos los días sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a la luz que los elegidos, símbolo del Espíritu Santo que habita en cada uno, debe cada día, todos los días, alumbrar su andar por el Camino y al mismo tiempo alumbrar al mundo donde llamados se está para mostrar a través de las obras la fe que uno dice profesar, tal cual corresponde a un hijo de Dios.
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26. Los sacerdotes deben bendecir a Israel (Nm. 6:23) “Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel…”
Una de las funciones asignadas por Dios a Sus sacerdotes en el Antiguo Testamento era que debían bendecir al Pueblo de Israel, dicha bendición señalaba: “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz” (Números 6:24-26).
Los elegidos que han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación, al estar llamados a ser con Cristo profetas, reyes y sacerdotes (Revelación 1:6; 5:10), deben desde la actualidad participar con Él de estas funciones, en ese entendido, ¿debe bendecirse al pueblo material de Israel (2 Samuel 7:23-24) o más bien bendecir al pueblo espiritual de la iglesia (Gálatas 6:16)?
Cuando uno lee la Escritura, encuentra en la misma admoniciones y promesas dadas a Israel, estas admoniciones y promesas pueden ser históricas (ya acontecidas), exhortativas (acontecidas o no pero que sirven de instrucción, de corrección, de edificación), o proféticas (que aún no han sucedido), pero en todos los casos el lector generalmente las ubica referidas única y exclusivamente al Israel carnal, físico y terrenal, sin darse cuenta que también aplican a la iglesia de Dios, para ello hay que entender el significado de Israel más allá del claro y evidente referido al pueblo judío.
Hay que entender que en la Escritura, la palabra Israel puede referirse, sí, al pueblo carnal, físico y terrenal de Israel, pero también hace referencia a todo aquel quien es llamado por Dios y llega a formar parte de Su familia.
Cuando el nombre de Jacob es cambiado a Israel (Génesis 32:29), la misma Escritura explica su significado pleno. Israel viene de ַ ארא, Yisra'el, que significa 64
El que Lucha con Dios, pero la Escritura completa el significado pleno al señalar en la cita dada que ese cambio se da no sólo por haber luchado con Dios y los hombres (incluso hombres impíos habían luchado con Dios y con los hombres, como Caín o Nimrod) pero en el caso de Jacob él había vencido, es así como Israel se refiere a El Que Vence, lo cual abarca tanto el Antiguo como el Nuevo testamento, es decir tanto al pueblo carnal, físico y terrenal de Israel como a los llamados a formar parte de la iglesia de Dios, es decir, en Israel nos estamos refiriendo a la familia de Dios conformada por todo aquel que vence.
Sobre esto, es interesante notar en el capítulo 6 de Gálatas, como es que Pablo hace mención al Israel de Dios (Gálatas 6:16). La carta va dirigida no al Israel carnal, físico y terrenal sino a la iglesia de Dios, de hecho es una admonición contra aquellos que querían llevar a los nuevos creyentes de nuevo a judaizar sometiéndose a las prescripciones que habían sido superadas por el sacrificio redentor de nuestro Señor Jesús. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la circuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6:14-16). Así, Pablo, al referirse al Israel de Dios en un contexto ajeno al Israel carnal, físico y terrenal, se dirige a la iglesia de Dios, de hecho podemos decir, en la misma línea de lo ya comentado, que se dirige a todo aquel que siendo llamado llega a vencer pues “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28; cfr. Romanos 11:11-24)
De esto último es interesante que las cartas que Jesús por medio de Juan envía a las iglesias en Revelación siempre se refiere las promesas que esperan al que venza (Revelación 2:7, 11, 17, 26: 3:5, 12, 21), siguiendo la tónica de lo expresado, al que llegue a ser Israel.
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Con esta comprensión puede entenderse una profecía dada por Jesús que sigue desconcertando a los estudiosos de la Escritura.
Mateo 10:23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.
Interpretaciones van e interpretaciones vienen respecto de la cita anterior, algunos más prudentes la obvian para no entrar en conflicto ya que la lectura de la misma es contradictoria a primera vista. Jesus, refiriéndose a la encomienda de proclamar el Evangelio, dice a Sus seguidores que si los persiguen en una ciudad vayan a otra, pero luego viene la profecía a la que se hace referencia: “porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre”. Es más que evidente que hace mucho, de hecho incluso en el tiempo de la iglesia primitiva, los discípulos de Jesús recorrieron todas las ciudades de Israel, incluso considerando que el exhorto a sus discípulos va dirigido a Sus seguidores de todos los tiempos es difícil argumentar que en la actualidad no se han recorrido todas las ciudades de Israel. Pero hay más, ya que esta cita estaría en contraposición con otra misma de Jesús cuando al enviar a Sus discípulos a predicar el Evangelio les dice “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8), así que aquí Jesús dice que Sus discípulos le serían testigos en toda –no parte- Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra, ¿entonces?, ¿los discípulos no acabarían de predicar en todo Israel para cuando Jesús regresara (Mateo 10:23) o más bien si terminarían y no sólo con Judea y Samaria (Israel) sino incluso hasta las confines más recónditos de la tierra (Hechos 1:8)?, ¿cómo conciliar estas dos citas aparentemente contradictorias?
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Vista de la manera tradicional donde Israel se refiera al estado judío el conflicto anterior subiste y de hecho no hay manera de resolverlo, pero con la comprensión referida a que Israel se refiere a El Que Vence puede entenderse la anterior profecía bajo una nueva luz donde la referencia a las ciudades de Israel es un indicativo de todos aquellos lugares alrededor el mundo donde vivieren en todos los tiempos aquellos que habrían de ser llamados a salvación en el presente siglo: “porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de [Los Que Vencen], antes que venga el Hijo del Hombre”.
De esta forma el término Israel no se refiere exclusiva ni excluyentemente al pueblo material de Israel, ni tampoco se refiere exclusiva ni excluyentemente al pueblo espiritual de la iglesia, sino a ese pueblo que identificamos con Los Que Vencen, la familia de Dios.
Así, cuando se lea en la Escritura admoniciones y promesas para Israel, hay que llevarlas a la luz de su significado como una exhortación personal a El Que Vence y tomarlas para la propia edificación, pues son dichas también para cada elegido que ha respondido al llamamiento del Padre, para ser acreditado entre los llamados y elegidos que son hallados fieles (Revelación 17:14) y contado entre los vencedores (Romanos 8:29-39; 1 Juan 5:4-5).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que los sacerdotes deben bendecir a Israel sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al pueblo de Dios, Su familia, integrado por Los Que Vencen, aquellos que oyendo el llamado del Padre en el presente siglo para venir a salvación han respondido y avanzan por el Camino para llegar a la plenitud de las promesas recibidas como hijos de Dios.
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27. Deben colocar el pan de la proposición (Éx. 25:30) “Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente”
Otro de los deberes que Dios había establecido en lo que se conoce como Antiguo Testamento para los sacerdotes que ministraban en Su templo era la obligación de poner diariamente delante de Él los panes de la proposición, dichos panes estaban en el Lugar Santo del Templo en una mesa que Dios indicó como debía construirse.
Hay que señalar que en esta mesa se colocaban dos pilas de pan diariamente, seis panes en una pila y seis en otra, panes que debían amasarse sin levadura (Levítico 24:5-9), el número doce inmediatamente trae a la mente las doce tribus de Israel, pero ¿por qué dos pilas?, porque se está hablando de los dos pueblos que serían uno, Israel y los gentiles (Efesios 2:14).
Como se ha comentado en otros apartados, el término Israel se refiere a El Que Vence siendo aplicable el mismo para todo aquel que en todos los tiempos ha respondido al llamamiento del Padre mostrándose fiel hasta el final, de esta forma esas dos pilas del pan de la proposición hablan de la familia de Dios.
Éxodo 25:23-30 presenta las indicaciones dada por Dios para la mesa sobre la cual estaban dichos panes, ¿qué podrá simbolizar’, de igual forma, ¿estará dicho simbolismo acorde con la explicación de que los panes representan a la familia de Dios?
En este caso hay que ver el uso que la mesa tenía y que es servir de soporte, de lugar de resguardo, de protección y contención de lo que en ella se ponía, en este caso, de las dos pilas de panes, si las dos pilas son el Pueblo de Dios, Su familia, ¿qué será eso que la soporta, la resguarda, la protege, la contiene? La Congregación, como se le conocía en el Antiguo Testamento, la Iglesia, como se 68
le conoce en el Nuevo Testamento, es decir, aquella asamblea con organización y estructura, con normas y procesos, que sirven para la edificación de los llamados a salvación.
Es interesante que de la mesa para los panes de la proposición Éxodo 25 sí entreguen sus medidas completas: longitud de dos codos, un codo su ancho, y altura de codo y medio (v. 23), el área total es tres. ¿Y qué dice la Escritura? Con el testimonio de dos o tres testigos versará toda verdad (Números 35:30; Deuteronomio 19:15; Mateo 18:16, 2 Corintios 13:1; 1 Timoteo 5:19; Hebreos 10:28), de igual forma se señala que donde dos o tres están reunidos en nombre de Jesús, Él mismo está ahí presente (Mateo 18:20), ambas cuestiones, el testimonio y comunidad hablan precisamente de la Asamblea de Dios, Su congregación, Su iglesia.
La lectura de las indicaciones relativas a la mesa de los panes de la proposición traen de manera automática una imagen ya conocida previamente: el Arca de la Alianza. Ambas están hechas de madera recubierta de oro (v. 23 y 24), ambas son rectangulares (v. 23), ambas tienen una cornisa y una moldura (v. 24 y 25), ambas tienen cuatro anillos en sus cuatro esquina (v. 26 y 27), ambas son transportadas con varas de madera cubiertas de oro (v. 28). Si bien todo el simbolismo subyacente a estas imágenes ya se comentó al abordar el Arca, Cristo, aquí se tiene una aplicación relativa a la congregación, a la iglesia, y si bien en el caso de Cristo el simbolismo entregado apuntaba a una comprensión del mismo plena, completa y total en el caso de su iglesia debe adecuarse pues la misma no será perfecta sino hasta su venida y la transformación gloriosa de los hijos de Dios, por eso es que en las disposiciones del Tabernáculo la mesa de los panes de la preposición junto con los panes se encontraba en el lugar Santo, no en el lugar Santísimo.
Pero continuando en la línea del pensamiento anterior, la comprensión del simbolismo del Arca permite ver que existe una relación muy estrecha con el 69
simbolismo de la mesa de los panes de la preposición, siendo que si la mesa viene a ser la congregación, la iglesia, esto se entiende pues la misma es llamada Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-27) y Cristo llamado Su cabeza (Efesios 1:22; Efesios 5:23; Colosenses 1:18), siendo así que el cuerpo no puede ser diferente de la cabeza sino por el contrario reflejar en su naturaleza muchas coincidencias, es por eso que la lectura de las indicaciones de la mesa de los panes de la preposición traen de manera natural las indicaciones relativas al Arca ya que ambas tienen una relación estrecha, el Arca como Cristo, cabeza de la congregación, de la iglesia, y le mesa como dicha congregación, dicha iglesia, cuerpo de Cristo.
Como complemento de la mesa de los panes de la preposición se indicaba que debían hacerse platos, cucharas, cubiertas y tazones de oro para su uso (v. 29). Dado que los platos, cucharas, cubiertas y tazones eran algo que se usaba en relación a las disposiciones relativas a los panes de la preposición y que tenían que ver con un uso en ello, su significado está aunado a lo que cada miembro de la congregación, de la iglesia, puede aportar para la edificación del Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12).
El último versículo relativo a los panes de la preposición, el 30, señala que dichos panes deberían estar continuamente delante de Dios. Esto habla de cómo es que en todos los tiempos, en todas las edades, debía existir la congregación de Dios, Su iglesia, en el Antiguo Testamento en la figura del Pueblo de Israel, en el Nuevo Testamento en la figura de la iglesia de Dios, conformando ambos una sola familia: la familia de Dios. Siendo que para ambos existen promesas y profecías de su continua existencia a lo largo de los siglos, sin interrupción ni cesación, hasta que el plan divino sea consumado y es en esto donde los actuales elegidos, llamados a ser reyes y sacerdotes con Cristo, colaboran para que dichos panes, el Cuerpo de Cristo, esté continuamente delante de Dios.
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El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que los sacerdotes deben colocar el pan de la proposiciĂłn delante de Dios sigue vigente mĂĄs sin embargo espiritualizado referido al pueblo de Dios, Su familia, integrado por Los Que Vencen, siendo que los llamados a ello deben ayudar para que el Cuerpo de Cristo constantemente estĂŠ delante de Dios como corresponde a quienes son considerados como hijos de Dios.
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28. Deben quemar el incienso dos veces por día en el altar de oro (Éx. 30:7,8) “Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante de Jehová por vuestras generaciones”
Como parte de los deberes que diariamente tenían que cumplir los sacerdotes como parte de su oficio en el Templo estaba el quemar incienso ante Dios, dicho incienso se quemaba en un altar específicamente construido para ello como señala 20.
Deben quemar el incienso dos veces por día en el altar de oro Éxodo
30:1-10, ¿qué podrá significar?
El altar del incienso esta justo frente al velo divisorio entre el lugar santo y el lugar santísimo y era donde diariamente se ofrecía incienso para Dios. Muchos de los símbolos relacionados con el altar ya han sido comentados, por lo que no se extenderá en esto sino en la nueva información que se entrega.
El altar del incienso señalado en Éxodo 30 estaba hecho de madera (v. 1), simbolizando la naturaleza humana, cubierto de oro, simbolizando la naturaleza divina (v. 3). Tenía una cornisa (v. 3) simbolizando los límite relacionados con la voluntad de Dios que no deben ser traspasados. El volumen del altar es de 2, resultante de multiplicar un codo de longitud por un codo de anchura y dos codos de altura, simbolizando el testimonio de la fe. Tenía anillos de oro debajo de la cornisa a través de los cuales se traspasaban varas para poder llevarlo simbolizando que a donde uno va debe llevar ese altar. La quema de incienso se hacía por la mañana y al anochecer (v. 7-8) simbolizando la totalidad de nuestro tiempo entregada a Dios, tanto de día como de noche.
Hasta aquí símbolos que referidos a otras partes del Tabernáculo ya se habían comentado, pero la información nueva que entrega esta descripción es mucho muy relevante, pero antes de entrar a ella, ¿qué significa el altar del incienso? 72
En Revelación se tiene de nuevo la figura relacionada con el incienso (Revelación 8:4-6), y este libro que sella el testimonio señala sobre esto que el incienso representa las oraciones de los santos (Revelación 5:8). Así que el altar del incienso en la era de la iglesia, el lugar santo, simboliza las oraciones de los llamados y elegidos.
Ahora sí, con esta comprensión, puede verse y entenderse la nueva información que se entrega sobre esto. El versículo 9 señala “No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación”, pareciera una indicación más, pero con la comprensión que en este punto se tiene adquiere gran relevancia. Los holocaustos, ofrendas y libaciones estaban normados para la era relativa a las leyes mosaicas (por eso en el atrio se hacían los sacrificios, como se verá más delante), pero en la era de la iglesia dichos sacrificios han concluido pues los mismos apuntaban al sacrificio redentor de Cristo donde con su muerte una vez y para siempre nos trajo redención (Hebreos 10:10-14), siendo que en esta era, la de la iglesia, la oración el medio por el cual entramos en comunión con Dios a través de Su Hijo.
Por último, los cuatro cuernos (v. 2) representan los cuatro puntos cardinales, es decir, la simbología relativa al altar del incienso aplica para los llamados y elegidos de de toda nación, raza, pueblo y lengua, la sangre que una vez al año el sumo sacerdote ponía en los cuernos el día de la expiación, simboliza el sacrificio redentor de Cristo que nos redime ante el Padre (Hebreos 10:10) haciendo que nuestras oraciones, en nombre de Jesús, le sean agradables (Juan 14:13-14).
Es así como el altar del incienso está estratégicamente colocado en el lugar santo, en la era de la iglesia, simbolizando la forma en la cual el Pueblo de Dios está en relación constante con el Padre a través de Su Hijo.
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El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que los sacerdotes deben quemar el incienso dos veces por día en el altar de oro sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al pueblo de Dios, Su familia, integrado por Los Que Vencen, simbolizando la forma en la cual el Pueblo de Dios está en relación constante con el Padre a través de Su Hijo, como corresponde a todo hijo de Dios.
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29. Deben mantener el fuego ardiendo en el altar continuamente (Lv. 6:13) “El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará”
Otra de las obligaciones que tenían los sacerdotes como parte del servicio en el templo era mantener ardiendo el fuego en al altar. Para cumplir con esto había todo un orden para que siempre se alimentara el fuego y que los sacerdotes estuvieran al tanto de que no se apagar. Ese era el fuego donde se quemaba el incienso el cual, como ya se vio, son las oraciones de los santos (Revelación 8:4).
El fuego en la Escritura siempre tiene el significado de purificar (Malaquías 3:2), en ocasiones esto aplica para los impíos (Salmos 11:6; 2 Pedro 3:7), pero también a veces aplica para los elegidos como una forma de corrección o de edificación (1 Pedro 1:7; Eclesiástico 2:5).
Sobre esto último, la Escritura es muy clara que los que se acercan a Dios son corregidos por Él, “porque al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:12), y todavía con mayor énfasis y claridad señala “porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo” (Hebreos 12:6).
Sobre esto último Pablo es aún más explícito cuando presenta el contexto de dicha corrección, la cual no es para destrucción como en el caso de los impíos sino para corrección: “Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
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después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:8-11).
Los elegidos que han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, quienes en el reino venidero serán con Cristo reyes y sacerdotes, participan de ya en dicho sacerdocio, pero de igual forma, como señala la Escritura, la edificación requerida para alcanzar la estatura perfecta de Cristo (Efesios 4:13), pasa por esa corrección, pero si uno apaga el fuego, es decir, si deja que las pruebas y tribulaciones terminen por derrumbarlo, se cerrará la puerta para la corrección y edificación requerida para ese perfeccionamiento y santificación que el Espíritu de Dios está obrando en cada uno.
Los santos en el presente siglo caminan hacia la ciudad por Dios prometida, en este ínterin elevan sus oraciones, oraciones imperfectas y manchadas por la propia carnalidad que aún se padece, pero el fuego al que por las pruebas son sometidos purifica dicha oración llegando ésta a ser acepta al Padre por medio de Jesus, Sumo Sacerdote (Hebreos 5).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de mantener el fuego ardiendo en el altar continuamente sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a las pruebas a los que los elegidos son sometidos para su propia corrección, para su propia edificación, que terminan refinando dichas oraciones imperfectas y manchadas para hacerlas aceptas al Padre, perfectas y santas, por la intercesión de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, como parte de la familia de Dios.
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30. Deben quitar las cenizas diariamente (Lv. 6:10,11) “Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio”
Los sacerdotes que ministraban en el Tabernáculo y posteriormente en el Templo tenían la comisión de quitar las cenizas relacionadas con el fuego que ante el altar ardía continuamente. Esta instrucción dada a ellos es lógica pues el mismo fuego del altar, así como lo que en él se consumía, exigía una limpieza constante de los residuos que se generaban.
Como ya se comentó, el significado espiritual para los cristianos de este fuego que constantemente ardía delante del altar (Levítico 6:13) es referido a las pruebas a los que los elegidos son sometidos para su propia corrección, para su propia edificación, que terminan refinando sus oraciones imperfectas y manchadas para hacerlas aceptas al Padre, perfectas y santas, por la intercesión de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote.
Las cenizas se utilizan en la Escritura como símbolo de lo efímero e inconsistente (Job 13:12), como reconocimiento del propio pecado y señal de penitencia (Jonás 3:6; Mateo 11:21; Lucas 10:13), como manifestación de dolor y de luto (2 Samuel 13:19; Ezequiel 27:30; Revelación 18:19), así que las cenizas, espiritualmente hablando, que quedan del fuego que constantemente arde ante el altar, son esos residuos que en nosotros permanecen de las pruebas a las que somos sometidos, es decir, de nosotros debe retirarse aquello por lo que hallamos pasado en las diversas tentaciones y tribulaciones, lo cual también aplica para los tropiezos y caídas que experimentemos, para no vivir anclados en el pasado y avanzar en el Camino. 77
Pablo señala esto cuando dice de sí mismo “hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14), de igual forma Cristo lo señalo diciendo “Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62), y de nuevo Pablo considerando esto dice “por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios” (Hebreos 6:1).
Como se comentó, esto también aplica para los tropiezos y caídas que experimentemos. Pensemos el caso de Job, la evolución que el mismo experimentó de creerse justo ante Dios a reconocer que le faltaba mucho para ello, reconocimiento que sólo fue posible por el tropiezo, la caída que experimento, pero ¿cuál fue el desenlace de ello? “Job recibió de Dios más bendiciones que en los primeros” (Job 42:12).
Pablo de igual forma experimentaba, como nosotros, esta carnalidad que lo llevaba a pruebas y tribulaciones, a tropiezos y caídas: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí!, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”.
Dichas pruebas y tribulaciones, dichos tropiezos y caídas, tenían la finalidad de trabajar en Pablo, al igual que con Job, al hombre interior: “Y para que la grandeza 78
de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:7-9).
De esta forma el cristiano no puede anclarse en las pruebas y tribulaciones experimentadas, tampoco en los tropiezos y caídas, actuar de esta forma es detener el andar y la Escritura nos impele a seguir avanzando, a sacar esas cenizas espirituales que el fuego al que hayamos sido sometidos deja en nuestra vida para ir creciendo en el conocimiento de Dios y Su Hijo.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de quitar diariamente las cenizas, que como parte del fuego que constantemente arde frente al altar y lo que ahí se consume dejen, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a esos residuos que en nosotros permanecen de las pruebas a las que somos sometidos, es decir, de nosotros debe retirarse aquello por lo que hallamos pasado en las diversas tentaciones y tribulaciones, lo cual también aplica para los tropiezos y caídas que experimentemos, para no vivir anclados en el pasado y avanzar en el Camino, como corresponde a todo hijo de Dios.
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31. Deben mantener fuera del campamento a las personas ritualmente inmundas (Nm. 5:2,3) “Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito”
Entre las disposiciones que Dios estableció para Su pueblo en lo que se conoce como el Antiguo Testamento, estaban algunas que si bien tenían una connotación ritual referida a la santidad que el pueblo tenía que mostrar, de igual forma las mismas tenían un sentido de higiene y limpieza, este es el caso de aquellas personas que se identificaban como inmundas por presentar algún padecimiento físico en cuyo caso las mismas debían mantenerse fuera del campamento en tanto dicho padecimiento estuviese presente.
Si bien de inicio la anterior disposición pudiese parecer cruel e injusta hay que entender las dos connotaciones que tenía, tanto en el sentido ordinario como en el sentido ritual. En el sentido ordinario la idea subyacente a mantener fuera del campamento a aquella persona que presentase algún padecimiento era referida a cuidar a todo el pueblo de un contagio que pudiese ser catastrófico; en el sentido ritual las exigencias de santidad requeridas para formar parte del pueblo implicaban que aquellos que no las presentasen no podían, al menos mientras las condiciones permaneciese, ser parte del pueblo.
Con todo y todo dicha disposición apuntaba a una realidad espiritual referida al pueblo de Dios: la exigencia de mantenerse santos, apartados para Dios, y la necesidad por ende de excluir de la congregación a todo aquel que no cumpliese ese requisito.
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Jesús, en su enseñanza referida precisamente a la congregación señala la manera en que debe actuarse cuando algún miembro se ha apartado de las normas relativas a la misma: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (Mateo 18:15-17).
Pablo tuvo que enfrentar en caso grave de inmoralidad sexual que estaba afectando a la iglesia, la manera en que lo abordó pone por obra la enseñanza del maestro al respecto:
1 Corintios 5 1
De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual
ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. 2
Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos
lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? 3
Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya
como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. 4
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu,
con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 5
el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. 6
No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda
toda la masa? 7
Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin
levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
81
8
Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura
de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad. 9
Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios;
10
no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o
con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. 11
Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose
hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. 12
Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No
juzgáis vosotros a los que están dentro? 13
Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso
de entre vosotros.
En la segunda carta que Pablo remite a esta congregación queda patente que la misma había tomado cartas en el asunto cuidando la pureza espiritual de la misma pero de igual forma restaurando a aquel que había caído en inmundicia:
2 Corintios 2 1
Esto, pues, determiné para conmigo, no ir otra vez a vosotros con tristeza.
2
Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a
quien yo contristé? 3
Y esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte
de aquellos de quienes me debiera gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de todos vosotros. 4
Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con
muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande es el amor que os tengo. 5
Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo,
sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. 82
6
Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos;
7
así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle,
para que no sea consumido de demasiada tristeza. 8
Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.
9
Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si
vosotros sois obedientes en todo. 10
Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he
perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, 11
para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no
ignoramos sus maquinaciones.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de mantener fuera del campamento a las personas ritualmente inmundas, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a la separación física y espiritual que por el bien de la congregación, e incluso del infractor, debe hacerse de aquellos miembros de la misma que no ateniéndose a la guía de la Palabra y a la dirección de las autoridades de la iglesia optan rebeldemente por vivir de manera contraria al llamamiento del que se ha sido objeto.
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32. Israel debe honrar a sus sacerdotes (Lv. 21:8) “Le santificarás, por tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo Jehová que os santifico”
Sin duda alguna que la función sacerdotal en el Antiguo Pacto era de primordial importancia ya que todo lo relacionado con al Tabernáculo, incluyendo los holocaustos, sacrificios y ofrendas caían bajo su responsabilidad en la realización, por este hecho Dios dispuso en las ordenanzas que entregó a Su pueblo que los mismos debían ser honrados por el pueblo.
Esta honra era lo mismo material es decir, viendo por las necesidades de ellos vía los diezmos que se entregaban, pero de igual forma era espiritual por el respeto y consideración que a los mismos se les debía.
De igual forma, si bien todos los que hemos respondido al llamado del Padre para venir a salvación en el presente siglo estamos emplazados a ser con Jesús reyes y sacerdotes en el reino venidero (Revelación 1:6; 5:10), la responsabilidad actual para la guía, cuidado y edificación del Cuerpo de Cristo recae cobre las autoridades que en la iglesia de Dios el Padre ha colocado.
De esta forma, las consideraciones relativas a la honra material y espiritual a los líderes de la iglesia se mantienen pues su labor no sólo es necesaria sino indispensable para alcanzar la meta y obtener las promesas entregadas. Sobre la honra material, Pablo escribiendo a Timoteo le indica que “los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza” (1 Timoteo 5:17), ¿cómo sabemos que esta sentencia se refiere a la honra material?, porque en el versículo que le sigue Pablo aclara “pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario” (1 Timoteo 5:18). Es así como lo 84
requerido para que los líderes de la iglesia puedan vivir dignamente debe ser suplido por la congregación. Sobre la honra espiritual, Pablo escribiendo a los Hebreos les indica “obedeced a vuestros pastores y sujetaos [a ellos,] porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros” (Hebreos 13:17), de esta forma el respeto y la consideración para los líderes de la iglesia es algo que no sólo es merecido por ellos sino que hace bien a la congregación en su conjunto y cada uno de los miembros en lo particular.
La importancia de dar a los líderes de la iglesia la debida honra, material y espiritual, está evidenciada en esta cita de Pablo escribiendo a los de Éfeso donde les señala que “Y él mismo [Cristo] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:1112).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que Israel debe honrar a sus sacerdotes, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido, en el caso de Israel, al pueblo de Dios, Su familia, integrado por Los Que Vencen, y en el caso de los sacerdotes referidos a las autoridades que en la iglesia por voluntad divina se han constituido para la guía, instrucción, corrección, perfeccionamiento y santificación de los santos, de aquellos que llegado el momento de manera gloriosa serán, en toda la extensión de la palabra, hijos de Dios.
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33. Los sacerdotes deben usar vestimenta sacerdotal especial (Éx. 28:2) “Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura”
El servicio sacerdotal en el Antiguo Testamento era algo de extrema santidad. Los sacerdotes no solamente tenían que cumplir con ciertas ordenanzas relacionadas con los holocaustos, los sacrificios y las ofrendas, además de lo relacionado con el Tabernáculo, sino que ellos mismos tenían que ser diferentes, apartados del resto del pueblo, siendo su vestimenta algo que debía cuidarse para ello. Esas vestiduras incluían “el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón” (Éxodo 28:4 p.p.), en ese mismo capítulo de Éxodo, del versículo 5 al 42 se dan por parte de Dios las instrucciones precisas y detalladas de cómo debía confeccionarse la vestimenta de quienes habían de fungir como sacerdotes.
Toda esta vestimenta prefiguraba al Sumo Sacerdote, Cristo, de igual forma el papel de los futuros sacerdotes unidos al sacerdocio de Cristo.
El efod estaba hecho de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, símbolo de la figura de Cristo de la cual todo aquel llamado al servicio debe ser vestido (Gálatas 3:27); dicho Efod tenía sobre las hombreras del mismo dos piedras de ónice, en las que estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel, prefigurando la carga que se tiene de representar al pueblo ante Dios (Santiago 5:16).
El cinturón, estaba hecho del mismo material que el Efod, y en la Escritura implica el compromiso con el servicio al que se ha llamado (Daniel 10:5; Revelación 1:13), en este caso ser a la imagen de Cristo (2 Corintios 3:18). El pectoral —cuyo nombre completo era pectoral del juicio (Éxodo 28:15, 29, 30)— iba colocado sobre el pecho, sobre el efod, unido por cordones a las hombreras del Efod, era cuadrado y doble, y tenía doce piedras preciosas, cada una de ellas 86
diferente a las demás, que representaba a las doce tribus de Israel. El pectoral simbolizaba esa función que, prefigurando la función de Cristo (1 Timoteo 2:5), como sacerdote se tenía de ministrar ante Dios a favor del Pueblo.
La túnica era de lino, símbolo del revestimiento de Cristo que con el bautismo los elegidos se visten (Romanos 6:3; 13:14) y se refiere a las acciones justas de los santos que tienen valor unidas al sacerdocio de Jesús (Revelación 19:8).
El manto era de azul y en sus bordes tenía alternativamente granadas de azul, púrpura y carmesí y campanillas de oro, que sonaban cuando el sumo sacerdote andaba. Las granadas, que es algo que espontáneamente se da en la naturaleza, simbolizan los dones del espíritu (1 Corintios 12:8-10), mientras que las campanillas de oro, lo cual no existe de manera ordinaria en la naturaleza sino que debe ser producido por el trabajo del forjador, representan los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23), ambas cosas que sólo pueden darse si se está unido al sacerdocio de Cristo (Juan 15:5).
La mitra tenía una lámina de oro con la inscripción santidad al Señor, que estaba sobre la frente del sumo sacerdote, la misma a manera de corona iba en la cabeza del sacerdote siendo esto reflejo de aquellas coronas que para los que permanezcan fieles en Cristo recibirán a Su regreso (Isaías 28:5; Salmos 132:18; 2 Timoteo 4:8; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4 Revelación 2:10).
Toda la vestimenta sacerdotal reflejaba el carácter sagrado de la función que los elegidos para ella desempeñaban y la misma, cada aspecto o detalle, tenía un símbolo referido a las funciones sacerdotales y su implicación en el plan de Dios para con Su pueblo.
Los elegidos que en el presente siglo han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación de igual forma deben vestirse dignamente para el servicio al
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que han sido llamados, servicio que tiene en simiente el sacerdocio que con Cristo a su regreso tendrá plena realización.
Pablo escribiendo a los Efesios hace énfasis en esta vestimenta que los elegidos deben vestir refiriéndose a la misma como la armadura de Dios: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:14-18).
De esta forma, en la actualidad, los elegidos de igual forma deben mostrar en su forma de ser, de vivir, ese llamamiento al que han respondido y que los habilita a llegar a ser con Cristo, en el reino venidero, reyes y sacerdotes: “estad siempre preparados y mantened las lámparas encendidas” (Lucas 12:35), “la noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz” (Romanos 13:12), “pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por yelmo la esperanza de la salvación” (1 Tesalonicenses 5:8), “por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios en espíritu , poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo” (1 Pedro 1:13).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que los sacerdotes deben usar vestimenta sacerdotal especial, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a aquellos que en el presente siglo han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación, quienes unidos a Cristo prefiguran esa función sacerdotal a realizar en plenitud a Su regreso, y los cuales en su vivir deben mostrar esa fe que dicen profesar, como corresponde a todo hijo de Dios.
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34. El arca debe ser llevada sobre los hombros de los sacerdotes (Nm. 7:9) “Pero a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario”
La vida itinerante que inicialmente vivió el pueblo de Israel tras la liberación de su cautividad en Egipto implicó que Dios les diese instrucciones precisas sobre la manera en que todo lo relacionado con el culto debía ser desplazado, en el caso del Arca de la Alianza, entre otras indicaciones, se estableció que sólo los sacerdotes podían cargarla para llevarla de un lado a otro, esto hablaba de la santidad con que el Arca debía ser tratada, tal como todo lo relacionado con el culto, pero ¿qué simbolizaba el Arca y por lo tanto que enseñanza espiritual tiene en la actualidad esta indicación dada en su momento al Pueblo de Israel?
Para entender el significado del Arca es necesario saber qué contenía la misma, es decir, para qué fue hecha, cuál era su finalidad. Es cierto que sobre la misma Dios se revelaba (v. 22), pero el Arca en sí, ¿qué uso tenía? El versículo 21 menciona que dentro de la misma se pondría el testimonio que Dios mismo daría, ¿cuál es ese testimonio? Éxodo 31:18 menciona que “dio [Dios] a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios”, de igual forma Éxodo 34:29 señala que “aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios”, es así como el testimonio que se colocaría dentro del Arca se refería a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios escritos en las dos tablas de piedra. Éxodo 40:20 señala al respecto que una vez que se concluyó el Tabernáculo y todo lo relacionado con él, “[Moisés] tomó el testimonio y lo puso dentro del arca, y colocó las varas en el arca, y encima el propiciatorio sobre el arca.” Así que dentro del Arca se encontraban las tablas de la Ley de Dios, referidas en la Escritura como el testimonio. 89
Ahora bien, ¿eran las tablas de la Ley de Dios lo único que contenía el Arca? Hebreos 9:4 señala “…el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto”
La Escritura muestra un pasaje donde el pueblo de Israel se rebeló (Números 16), creían que cualquiera podía ser sacerdote, para dirimir esto Dios pide que de cada tribu se traiga una vara, incluyendo la de Aharón, siendo que al día siguiente la que reverdeciera, indicaría quien tenía el favor de Dios para esa encomienda, la única que reverdeció fue la vara de Aharón. Números 17:10 señala que después de lo anterior “Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran”
El Maná era el alimento con el cual de manera milagrosa Dios proveyó para alimentar a Su pueblo mientras anduvieron por el desierto rumbo a la tierra prometida. Éxodo 16:31 señala del Maná que “…era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel”. Sobre esto la Escritura señala que “dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes”.
Así que todo lo anterior permite entender que el Arca tenía un fin en sí misma y que era precisamente el de contener las tablas de la Ley de Dios, la vara de Aharón y el Maná, ¿podrá servirnos esto para comprender qué representaba el Arca? Veamos.
Las tablas de la Ley tienen una correlación con la función de Moisés, de hecho las tablas de la Ley no fueron dadas a Aharón, sino a Moisés, y Moisés trajo al Pueblo de Israel el mensaje que Dios le había dado. Moisés es señalado por la Escritura,
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en boca de Dios mismo, como profeta, siendo así que las tablas de la Ley tienen un referente relacionado con la función de profeta.
Por su parte, y a diferencia de lo anterior, la vara de Aharón tiene una clara correlación con la función sacerdotal de él mismo, de hecho el reverdecimiento de la vara sirvió para identificar claramente a quien Dios había seleccionado para desempeñar la función sacerdotal dirimiendo en su momento la controversia que algunos rebeldes habían generado. La vara reverdecida se colocó en el Arca, es así como la misma apunta a la función de sacerdote.
En este punto es fácil darse cuenta por donde va este razonamiento. La Escritura tiene una peculiaridad de que ni explica todo lo que hay que explicar, aunque sí da atisbos de ello, ni oculta todo lo que desea ocultar. Tal como la misma Escritura señala “Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo” (Proverbios 25:2). Pero de la misma forma, como si de una instrucción progresiva se tratase, la Escritura explica ciertas cosas y, con base en el entendimiento y comprensión que se van adquiriendo, puede entonces avanzarse a entender lo que permanece oculto. Muchos ejemplos hay de esto, sirva como muestra señalar lo relativo a las profecías en la Escritura. Daniel presenta imágenes proféticas de cuyo entendimiento depende la comprensión de muchas otras profecías, incluyendo las contenidas en Revelación. Si uno estudia Daniel puede ver cómo es que las primeras imágenes proféticas (Daniel 2:31-35) son explicadas por la misma revelación dada (Daniel 2:36-45), pero luego siguen otras revelaciones que no son explicadas pero que con el entendimiento previo, relacionándolo con toda la Escritura en sí, y con ayuda del Santo Espíritu de Dios, se puede llegar a comprender. En este caso relacionado con el Arca es igual.
Las tablas de la Ley de Dios que contenía el Arca están relacionadas con la función de profeta, la vara de Aharón que reverdeció está relacionada con la función de sacerdote, ¿qué función es la que haría falta de las que se han considerado relacionadas con Cristo? Así es. La función de rey. ¿Podrá ser el 91
Maná, que es lo tercero que el Arca contenía, una figura relacionada con esta función? Así es. Tal como Hebreos 9:4 señala al respecto, dentro del Arca estaba contenido el Maná dentro de una urna de oro. El oro es símbolo de la realeza, muchos pasajes de la Escritura señala esto, tanto en su connotación natural referida a los reyes de Israel, como en su connotación trascendental referida a Dios mismo como rey (Salmos 47:7) y a Su Hijo como rey de reyes (1 Timoteo 6:15). Es así como la urna de oro apunta a la función monárquica. Pero hay más. La urna de oro contiene, a diferencia de los otros dos objetos colocados en el Arca -las tablas de la Ley de Dios y la vara de Aharón-, otro elemento que permite entender a qué se refiere el Arca, o más bien a quién.
Respecto de la urna de oro que estaba en el Arca junto con las tablas de la Ley de Dios y la vara de Aharón, la Escritura señala que la misma contenía el Maná. ¿A qué o a quién se refiere el Maná? El Maná tiene un fuerte simbolismo, de hecho un único simbolismo, relacionado con Cristo, el pan del cielo (Juan 6:48, 51), pero a diferencia del Maná que sólo daba vida física, Cristo, hablando precisamente de esto señala que “vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera” (Juan 6:49-50). Es así como la urna de oro que estaba en el Arca se refiere a la función monárquica, pero el Maná que estaba dentro de dicha urna habla precisa, exclusiva y específicamente, como sombra e imagen, de Cristo. Siendo así que siguiendo esta misma línea de pensamiento, el resto de lo que contenía el Arca, las tablas de la Ley de Dios y la vara de Aharón, están de igual forma referidas al papel de Cristo, conjuntando todo, como profeta, sacerdote y rey.
Por esto era menester entender, como se hizo al principio de la presente obra, las tres funciones relativas a Cristo y que en su momento se analizaron como profeta, sacerdote y rey, siendo de esta forma que lo que contenía el Arca, las tablas de la Ley de Dios, la vara de Harón que reverdeció y la urna de oro conteniendo el Maná, hacían referencia a las tres funciones a desempeñar de manera perfecta y santa por Cristo: profeta, sacerdote y rey. 92
Ahora bien, esas tres cosas que contenía el Arca, las tablas de la Ley de Dios, la vara de Aharón y la urna de oro conteniendo el Maná, apuntaban a las funciones de profeta, sacerdote y rey, siendo que el Maná de la urna de oro apunta hacia Cristo por ende los otros dos objetos también, con todo y todo sin símbolo de las tres funciones que ya se han mencionado, funciones desempeñadas de manera perfecta y santa por Cristo, es así como puede responderse la pregunta inicial ¿a qué representaba el Arca? O más bien, ¿a quién? Siendo la respuesta, con base en lo comentado, a Cristo. El Arca representaba a Cristo, los tres objetos que contenía el Arca representaban las tres funciones a desempeñar por Cristo.
En la actualidad, los elegidos que han aceptado el llamamiento del Padre para venir a salvación, por medio del bautismo son revestidos de Cristo (Gálatas 3:27), siendo que si nuestro Señor es nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14-16), uno al ser revestido con Él comparte ese sacerdocio que tendrá pleno cumplimiento a Su regreso (Revelación 1:6; 5:10), de esta forma, todo bautizado, al igual que aquellos sacerdotes del Antiguo Pacto, debe llevar cargando en sí mismo a Cristo, váyase a dónde se vaya, dando testimonio de esa fe que se dice profesar, como indica Pablo escribiendo a los de Roma “antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne” (Romanos 13:14), o como instruye a los de Éfesos cuando les exhorta a que “os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24), o como exhorta a los de Colosas cuando les recuerda que “os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó” (Colosenses 3:10).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que el arca debe ser llevada sobre los hombros de los sacerdotes, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al reflejo que en su vida cada creyente debe mostrar de Cristo, váyase a dónde se vaya, dando testimonio tanto de palabra como de obra, de esa fe que se dice profesar, como corresponde a todo hijo de Dios. 93
35. Deben preparar el aceite para ungir según una fórmula especial (Éx. 30:31) “Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones”
Las disposiciones que Dios había establecido para con Su pueblo en lo que se conoce como el Antiguo Testamento implicaban que aquello que fuese apartado para el servicio referido al culto, fuesen personas u objetos, debían ser ungidos con un aceite especial.
Las instrucciones para dicho aceite están contenidas en Éxodo 30:23-24: “Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin”. Como se mencionan en los versículos que siguen a la cita anterior, el aceite al cual se hace referencia debía usarse para ungir el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio (v. 26), la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso (v. 27), y el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base (v. 28), de igual forma sería utilizado para ungir a Aarón y a sus hijos cuando fuesen consagrados como sacerdotes (v.30). De igual forma, y como muchas de las instrucciones referidas al culto, el fabricar aceites similares para otro uso o el usar el aceite anterior con otros fines estaba penado con la muerte (v. 32-33).
Como puede verse, la preparación de este aceite de la unción implicaba agregar al aceite de olivas las especias de mirra, canela y cálamo.
Respecto del aceite de olivas, la información que da relevancia para la comprensión del simbolismo aunado dicho aceite, es que el mismo estaba hecho de olivas y estas debían ser machacadas. La imagen del olivo señala a la familia 94
de Dios (Romanos 11:11-24), por su parte la referencia al machacar apunta al proceso de acrisolamiento mediante los cuales los hijos de Dios van adquiriendo el carácter perfecto y santo de Dios (1 Pedro 1:7; Job 23:10).
En cuanto a las especias que se le agregaban la característica común es que las tres —mirra, canela y cálamo— son preponderantemente aromáticas, es decir, no hay manera que pasen desapercibidas. Sobre esto la vida cristiana debe ser vivida de forma tan íntegra que pueda la misma ser esa luz del mundo y sal de la tierra a la que Jesús hacía referencia (Mateo 5:13-16). Con todo y todo las tres se diferencian entre sí aunque —como parte de la simbología entregada donde las tres son parte de un mismo aceite— las tres identifican las características de una misma cosa: los hijos de Dios quienes han llegado a reflejar la imagen de Cristo (2 Corintios 3:18; 1 Juan 3:2; Efesios 4:13; Gálatas 4:19)
La mirra, usada en cuestiones relacionadas con el dolor o la muerte, está relacionada con la función de profeta —función preponderantemente desempeñada por Cristo hasta su muerte (Mr. 15:23; Jn. 19:39)—; el cálamo, que crece en los afluentes de los ríos, símbolo del Espíritu Santo de Dios (Isaías 44:3; Juan 7:38) está relacionado con la función de sacerdote —función preponderantemente desempeñada por Cristo desde su ascensión al cielo y hasta su regreso—; y la canela, árbol frondoso que puede alcanzar una altura entre 10 a 15 metros de altura, símbolo de grandes hombres (Daniel, 4:22; Ezequiel 31:3), está relacionado con la función de rey —función preponderantemente ha desempeñar por Cristo a su regreso y por toda la eternidad—.
Ahora bien, si viene es cierto que el simbolismo aunado al aceite de la unción referido a los cristianos tiene que ver con ese llamamiento al que se he respondido para llegar a ser como Cristo, es interesante que en las instrucciones dadas por Dios a Su pueblo en lo que se conoce como Antiguo Testamento también se ungían los objetos apartados para el servicio referido al culto, lo cual significa que todo lo que los elegidos llegan a hacer debe verse impactado por esa perfección y 95
santidad que están llamados a reflejar: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:2324).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe preparar el aceite para ungir según una fórmula especial, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a los cristianos que al haber respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, han sido ungidos con su Espíritu buscando el llegar a ser como Cristo, hijos de Dios que lleguen a servir al Padre en perfección y santidad como profetas, sacerdotes y reyes.
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36. Las familias sacerdotales deben oficiar en rotación (Dt. 18:6-8) “Y cuando saliere un levita de alguna de tus ciudades de entre todo Israel, donde hubiere vivido, y viniere con todo el deseo de su alma al lugar que Jehová escogiere, ministrará en el nombre de Jehová su Dios como todos sus hermanos los levitas que estuvieren allí delante de Jehová. Igual ración a la de los otros comerá, además de sus patrimonios”
Lo que se conoció en el Antiguo Testamento como el sacerdocio de Aharón (Hebreos 7:11) implicaba la participación de los Levitas en las cuestión relativa a los servicios del Templo. Moisés y Aharón era de la tribu de Levi (Éxodo 6:16-20), el sacerdocio fue otorgado a Aharón y sus descendientes (Éxodo 30:30), más sin embargo en el resto de actividades relativas al culto los Levitas participaban (Números 18), es por ello que la cita de Deuteronomio 18:6-8 considera esta situación a efecto de que la movilidad de los Levitas en el reino no afectara el llamamiento que se les hizo.
Los elegidos que respondiendo al llamamiento han venido a salvación en el presente siglo son receptores de la misma consideración pues los mismos han dejado de ser parte del mundo para llegar a conformarse como parte del Cuerpo de Cristo, por lo que entre ellos no debe haber distinción alguna: “No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
Un rasgo muy común de nuestra naturaleza es a menospreciar aquello que se conoce por la familiaridad misma de la relación (Lucas 4:24; Marcos 6:4) o menospreciar lo que se desconoce por la incertidumbre referida a ello (Éxodo 2:14), pero entre los hijos de Dios no debe haber acepción de personas: “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido 97
andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?” (Santiago 2:1-4).
La congregación de los elegidos debe actuar con imparcialidad, sea que un converso sea ya conocido o sea alguien desconocido, la parcialidad no debe tener cabida en la manera en que los elegidos actúan entre sí.
Es cierto que cada uno de los integrantes del Cuerpo de Cristo tiene diferentes dones dados por el Espíritu para la edificación de sus miembros, “ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (1 Corintios 12:410), pero esa diversidad de dones no es en ningún momento motivo para la acepción de personas, “pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. 98
Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿todos maestros?, ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad?, ¿hablan todos lenguas?, ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aún más excelente” (1 Corintios 12:11-31)
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que las familias sacerdotales deben oficiar en rotación, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a todos los miembros del Cuerpo de Cristo, aquellos que han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación, y que por ese sólo han hecho han pasado a formar una unidad con el resto de los elegidos siendo que entre ellos no debe haber acepción de personas sino estimularse unos a otros para poner sus dones al servicio de la edificación de la iglesia, como corresponde a todo hijo de Dios.
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37. En honor a ciertos parientes cercanos muertos, los sacerdotes deben hacerse ritualmente inmundos (Lv. 21:2,3) “Más por su pariente cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por su hermano, o por su hermana virgen, a él cercana, la cual no haya tenido marido, por ella se contaminará”
Como parte del pueblo escogido por Dios, todo miembro de Israel estaba llamado a ser santo (Levítico 11:44), más sin embargo existía un carácter especialmente particular en el caso de los sacerdotes, aquellos que por su propia investidura ministraban en el Templo, los cuales tenían requisitos adicionales referidos a esa santidad que estaban emplazados a reflejar en su vida.
Una de estas disposiciones espacialmente aplicables a los sacerdotes tenía que ver con no contaminarse con muertos. La disposición aplicable a todo el pueblo señalaba “el que toque el cadáver de una persona quedará inmundo por siete días”, esta disposición implicaba que todo aquel que tocase un muerto quedaba contaminado por lo que no podía participar en los servicios relativos lo cual en el caso de los sacerdotes era particularmente grave ya que si alguno se contaminaba estaría imposibilitado de participar en la ministración en el Templo con lo que la misma corría el riesgo de trastocarse. . En la parábola dada por Jesús conocida como la del Buen Samaritano (Lucas 10:30-37), vemos tres viajantes —un sacerdote, un levita y un samaritano— que en su camino se encuentran con un hombre que había sido asaltado dejándolo muy mal herido, de hecho la cita señala que los malhechores lo dejaron medio muerto (v. 30), si bien el samaritano es el que finalmente lo auxilia, hay que entender que una de las razones que pudieron tener los otros dos viajantes para ni siquiera acercarse al hombre que yacía en el camino, era precisamente la posibilidad de que estando muerto se contaminasen haciéndoles imposible participar en la ministración en el Templo que les estaban encomendada. 100
Sin duda alguna la disposición relativa a la contaminación que deviene de tocar un muerto era algo que de alguna manera podía cumplirse, sobre todo por los sacerdotes, pero en el caso de la muerte de un familiar eso se volvía más que complicado por los vínculos emocionales relacionados con ello, es por eso que Dios, en Su infinita misericordia y eterno amor permitió que los sacerdotes pudiesen contaminarse pero solamente en el caso de la muerte de algún familiar.
Ahora bien, esta disposición no aplicaba para cualquier familiar, después de todo técnicamente todos en Israel eran familiares, cercanos o lejanos pero familiares al fin, sino que solo era aplicable solamente en el caso de la madre, el padre, su hijo, su hermano, o su hermana, esta última virgen, a él cercana, la cual no haya tenido marido.
Los elegidos que en el presente siglo han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación están llamados a ser con Cristo reyes y sacerdotes (Revelación 1:6; 5:10), de esta forma también están llamados, como en su momento lo estuvo el Pueblo de Israel, a ser santos (1 Pedro 1:16). Este llamamiento a la santidad incluye e implica el mantenerse apartados de todo aquello que pudiera contaminarlos incluso a un nivel dónde no se permite el trato entre creyentes y aquellos que la Escritura denomina incrédulos, como señala Pablo en su segunda carta a los de Corinto cuando los exhorta diciendo “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14). Si bien esta cita se usa con mucha frecuencia para referirse a la unión matrimonial, su aplicación excede meramente ese tipo de relaciones pudiendo referirse a cualquier relación con incrédulos que mine la relación personal que cada elegido tiene con Dios.
Esto último puede verse cuando Pablo, en su primer carta a los de Corinto, les señala “no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o 101
avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis” (1 Corintios 5:11), ¿y esto por qué?, por esta simple y sencilla razón: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”.
De esta forma incluso en nuestro trato con los demás debemos cuidar siquiera relacionarnos con cualquiera que no siendo parte del Cuerpo de Cristo ¡o incluso siéndolo! demerite el llamamiento al que se ha respondido, eso sería contaminarse, pero ¿qué hay del caso de la familia?
Habrá entre los elegidos quienes tengan un padre, una madre, un hermano o una hermana no creyente, tal vez incluso su esposa o esposo, ¿cómo actuar con ellos? Considerando la Escritura puede señalarse que las relaciones familiares con ellos son permitidas, incluso aunque no sean del todo óptimas para el llamamiento del que se ha sido objeto, siempre y cuando, obvio, no impliquen comprometer precisamente la fe que se dice profesar. ¿Puede tenerse mayor sustento esto?, claro que sí.
Pablo escribiendo a los de Corinto instruye sobre el caso de aquel creyente que está casado con alguien que no lo está: “Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente; de otra manera vuestros hijos serían inmundos, más ahora son santos” (1 Corintios 7:12-14).
A lo mejor en la relación con padres, hermanos, y demás, que no sean creyentes, la misma será poco edificante, pero aun así por los lazos es permitida. Pensemos 102
en algún familiar que, al no ser creyente, no guarde el sábado, coma alimentos no permitidos, o simplemente incurra en alguna de las prácticas que condena la Escritura, si bien la relación con ellos es más que evidente no será edificante, Dios, en consideración a los lazos familiares, permite la relación, de nuevo: siempre y cuando esta relación no comprometa la fe que se dice profesar, es decir, que uno no incurra con ellos en aquello que la Escritura condena, como dice la Palabra “que se vuelvan ellos a ti, pero tú no te vuelvas a ellos” (Jeremías 15:19) para lo cual se requieren de mucho discernimiento, como nuestro Señor exhortó a sus discípulos, y en su figura a los creyentes de todos los tiempos al decirles “sean prudentes como serpientes y sencillos como paloma” (Mateo 10:16).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que en honor a ciertos parientes cercanos muertos, los sacerdotes deben hacerse ritualmente inmundos, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a la relación que los elegidos que han respondido en el presente siglo el llamamiento del Padre para venir a salvación tiene con sus familiares no creyentes, relación que si bien no edifica en ocasiones los vínculos afectivos la hacen necesaria, relación permitida siempre y cuando esta relación no comprometa la fe que se dice profesar, tal cual corresponde a todo hijo de Dios.
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38. El sumo sacerdote puede casarse sólo con una virgen (Lv. 21:13 y 14) “Tomará por esposa a una mujer virgen. No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer”
Las responsabilidades establecidas con relación a las funciones sacerdotales implicaban que los mismos debían regularse por disposiciones aún de mayor exigencia que las dadas para el pueblo y con relación a estas disposiciones, las del sumo sacerdote aún eran de mayor trascendencia, como esta que señalaba que el sumo sacerdote solo podía casarse sólo con una virgen.
Las disposiciones que el Antiguo Testamento contienen relativas al sumo sacerdote apuntan en última instancia a la función de Jesús, nuestro Señor, como Sumo Sacerdote (Salmos 110:4, Hebreos 5:6; 6:20), pero de igual forma los elegidos que hemos respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, al tener la promesa de ser reyes y sacerdotes con Cristo en el reino venidero (Revelación 1:6; 5:10) y al estar requeridos a imitarle (1 Corintios 11:1; 1 Juan 2:6), debemos considerarlas.
La iglesia es presentada en la Escritura como una esposa que se está preparando para recibir a su marido, Jesús: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:25-27).
La iglesia todavía está en ese proceso que le permitirá, en el reino venidero, presentarse a Su Señor sin mancha ni arruga sino perfecta y santa, tal como es presentada en Revelación 21 en la figura de la Nueva Jerusalén. De esto se deduce que los miembros del Cuerpo de Cristo, en este siglo, deben ayudarse unos a otros para edificarse con ese sentido (Romanos 14:19; 1 Tesalonicenses 104
5:11; Efesios 4:29), lo cual con mayor razón aplica para los esposos quienes deben, de igual forma, tratar de que sus cónyuges puedan llegar a esa perfección y santidad que es requerida para quienes llamados están a formar parte de la familia de Dios. En cuanto a los esposos: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella… Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama” (Efesios 5:25, 28), “[y] vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva [con vuestras mujeres,] como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas” (1 Pedro 3:7), “maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas” (Colosenses 3:19). En cuanto a las esposas: “Las mujeres [estén sometidas] a sus propios maridos como al Señor “(Efesios 5:22), “Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor” (Colosenses 3:18), “asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos [de ellos] son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar vuestra conducta casta y respetuosa. Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino [que sea] el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor” (1 Pedro 3:16).
Esto independientemente de las responsabilidades de la propia edificación inherentes al llamado que se ha respondido, pero enfocado aquí, con relación a la cita de Lv. 21:13 y 14, a la manera en que los miembros del Cuerpo de Cristo, con 105
énfasis en los esposos, pueden —o más bien deben— coadyuvar a para llegar como iglesia a presentarse sin mancha ni arruga, perfecta y santa, a Su Señor a su regreso.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que el sumo sacerdote puede casarse sólo con una virgen, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido en última instancia al culmen de la historia de la salvación donde nuestro Señor se desposa con una iglesia sin mancha ni arruga, perfecta y santa, y en ese contexto referida a la manera en que todos los elegidos que han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación, con énfasis en los esposos, pueden —más bien deben— coadyuvar para alcanzar ese objetivo tal cual corresponde a todo hijo de Dios.
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39. Se debe ofrecer el sacrificio encendido dos veces por día (Nm. 28:3) “Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el holocausto continuo”
La parte central del culto a Dios en el Antiguo Testamento giraba en torno a los holocaustos, sacrificios y ofrendas que se hacían en el Templo. De estos, había algunos que estaban pre-ordenados para realizarse en tiempo y forma, como en este caso la indicación de Números 28:3. Sobre esto, los dos corderos que se ofrecían cada día tenían un momento distinto para ello, el versículo inmediato siguiente, el versículo 4, señala al respecto “ofrecerán un cordero por la mañana y el otro al atardecer”.
La anterior disposición era para todos los días de la semana, pero el sábado contenía prescripciones adicionales, con lo que el holocausto de ese día era doble: “Más el día de reposo, dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación. Es el holocausto de cada día de reposo, además del holocausto continuo y su libación” (Números 28:9-10), esto es a lo que hizo referencia Jesús cuando le señaló a los líderes religiosos de su tiempo, anegados en el ritualismo que terminaba por invalidar los mandamientos de Dios: “¿O no habéis leído en la ley, que en los días de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y están sin culpa?” (Mateo 12:5).
Todos los sacrificios ordenados por Dios como parte del culto de Su pueblo en el Antiguo Testamento señalaban en última instancia al sacrificio redentor de Jesús, pero ¿por qué en este caso específico se señalaba que el holocausto diario tenía que ser por uno por la mañana y otro al atardecer?
Sobre esto, es interesante notar que para Dios los días comienzan con la puesta del sol (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31), no como en la actualidad que, para el 107
mundo, comienzan a la medianoche. Es decir, primero viene la parte oscura de cada día y luego la parte clara. Esto es un símil de la vida humana, tanto en su colectividad como a manera individual: todo comienza en esa oscuridad relacionada con al pecado y posteriormente se viene a la luz representada por la redención obtenida por el sacrificio de nuestro Señor Jesús.
Pero en el caso de la cita de Números 28:3, los holocaustos referidos están especificados al revés, es decir, uno por la mañana y otro por la tarde. Dado lo comentado en el párrafo anterior, esta disposición de estos holocaustos, dado que comienzan en la parte clara, sólo pueden referirse a aquellos a los cuales ya ha llegado Cristo a su vida iluminándola, los cuales, como parte del llamamiento, comienza a trabajar en la obra de su Señor: “Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va” (Juan 12:35); “Jesús respondió: ¿No hay doce horas en el día? Si alguno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo” (Juan 11:9); “Conviéneme obrar las obrar del que me envió, entre tanto que el día dura: la noche viene, cuando nadie puede obrar” (Juan 9:4).
Visto de esta forma la cita de Números 28:3 tiene aplicación para los elegidos que han respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo y comienzan la labor, “y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24), pero ¿y el sacrificio por la tarde?
La labor humana está dada por una rutina que empieza al salir el sol y termina con la puesta de este, de hecho después de la puesta de sol comienza un período que incluye el descanso, con lo que la referencia, para los elegidos es esa vida iluminada por Cristo que lleva finalmente a ese reposo que se ha prometido: “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su 108
reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: <<Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; m aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo>> Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: <<Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones>> Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:1-11).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe ofrecer el sacrificio encendido dos veces por día, uno por la mañana y otro por la tarde, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a la vida de aquellos a los cuales ya ha llegado Cristo iluminándolos, los cuales, como parte del llamamiento, comienza a trabajar en la obra de su Señor con la esperanza de que al final del día puedan entrar en Su reposo, como corresponde a todo hijo de Dios.
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40. El sumo sacerdote también debe ofrecer una ofrenda de harina dos veces por día (Nm. 28:5) “y la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas machacadas, en ofrenda”
La parte central del culto a Dios en el Antiguo Testamento giraba en torno a los holocaustos, sacrificios y ofrendas que se hacían en el Templo. De estos, había algunos que estaban pre-ordenados para realizarse en tiempo y forma, como en este caso la indicación de Números 28:5. Sobre esto, los dos panes que se ofrecían cada día, junto con los corderos diarios, tenían un momento distinto para ello, el versículo inmediato anterior, el versículo 4, señala al respecto estos se ofrecerían por la mañana y el otro al atardecer.
Todos los sacrificios ordenados por Dios como parte del culto de Su pueblo en el Antiguo Testamento señalaban en última instancia al sacrificio redentor de Jesús, pero Él es uno, así que ¿qué simbolizan estos dos panes?
Primeramente, para entender el simbolismo del pan con relación a Jesús, hay que recordar que la Escritura lo presenta como el pan de vida que enviado por Dios ha descendido del cielo: “Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:3235).
El indicativo para entender que estos dos panes se refieren a Jesús es que los mismos se preparaban sin levadura, la cual es símbolo de corrupción en la Escritura (Éxodo 12:8-20; 13:7; 23:15; Levítico 2:4; Deuteronomio 16:3-4, 8; Mateo 16:5-12; Lucas 12:1; 1 Corintios 5:6-8; Gálatas 5:9), pero de nuevo ¿por qué dos?, 110
¿y por qué, al igual que los corderos diarios que se sacrificaban, uno en la mañana y otro en la tarde?
Los holocausto, sacrificios y ofrendas se efectuaban en lo que se conoce como el Atrio, primero del Tabernáculo y luego del Templo, siguiendo el diseño de estos después del Atrio estaba el Lugar Santo y luego el Lugar Santísimo. El Lugar Santo tenía también unos panes, pero estos no eran ofrecidos sino que permanecían ante la presencia de Dios, dichos panes eran doce y estaban conformados en dos grupos de seis cada uno. De nuevo el simbolismo de panes y la cuestión de la dupla aunada a ello, si puede entenderse su significado podrán entenderse el sentido de los panes que se ofrecían diariamente, mañana y tarde, en el Atrio.
Sobre los panes colocados en el Lugar Santo, como ya se comentó, estos se colocaban en dos pilas de pan, seis panes en una pila y seis en otra, panes que debían amasarse sin levadura (Levítico 24:5-9), el número doce inmediatamente trae a la mente las doce tribus de Israel, pero ¿por qué dos pilas?, porque se está hablando de los dos pueblos que serían uno, Israel y los gentiles (Efesios 2:14). De esta forma las dos pilas de panes del Lugar Santo simbolizan a los dos pueblos que, redimidos por el sacrificio redentor de Jesús, serían uno, Israel y los gentiles.
Volviendo sobre la cita de Números 28:5, esos dos panes ofrecidos reflejaban a Cristo, pan de vida, que ofrecido a Dios redimía a los elegidos, de ambos pueblos, para posteriormente santificados por esto pudieran estar sin tacha ante la presencia de Dios. Ese es el proceso que entrega el diseño del Tabernáculo, replicado posteriormente en el Templo. Primero los sacrificios efectuados en el Atrio —símbolo del sacrificio redentor de Jesús— y luego el simbolismo de lo contenido en el Lugar Santo que simbolizaba a los elegidos redimidos.
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Pero, ¿por qué la ofrenda de pan era una en la mañana y otra en la tarde? Siguiendo con la explicación dada, a saber: que los dos panes ofrecidos simbolizaban el sacrificio redentor de Jesús que redimía a los elegidos de los dos pueblos, Israel y los gentiles, puede entenderse que el de la mañana representaba el sacrificio de Jesús que redimía a Israel y el de la tarde el sacrificio de Jesús que redimía a los gentiles. Un solo sacrificio pero que santificaba a ambos pueblos, uno que fue llamado por la “mañana”, es decir, más temprano que el resto, Israel, y otro que fue llamado por la “tarde”, es decir, más adelante en el tiempo, los gentiles. Este entendimiento también aplica a los dos corderos que, junto con esta ofrenda, eran sacrificados diariamente uno en la mañana y otro en la tarde, de igual forma lo dicho para los dos corderos del sacrificio diario aplican para esta ofrenda diaria de panes, esto por la sencilla razón de que ambos se ofrecían juntos.
Ya por último, este sacrificio era continuo, es decir, diariamente. Si bien el sacrificio redentor de Jesús fue una sola vez, recordemos que los sacrificios del Antiguo Testamento, imperfectos y que por lo mismo tenían que repetirse día con día, apuntaban al sacrificio de Cristo, pero el hecho de ser requeridos a realizarse diariamente implicaban, como sombra, cómo es que en todos los tiempos, en todas las edades, existiría esa congregación de Dios, Su familia, en el Antiguo Testamento en la figura del Pueblo de Israel, en el Nuevo Testamento en la figura de la iglesia de Dios, conformando ambos una sola familia: la familia de Dios. Siendo que para ambos existen promesas y profecías de su continua existencia a lo largo de los siglos, sin interrupción ni cesación, hasta que el plan divino sea consumado.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que el sumo sacerdote también debe ofrecer una ofrenda de harina dos veces por día, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a los dos pueblos que, redimidos por el sacrificio redentor de Jesús, serían uno, Israel y los gentiles, conformando de esta manera esa familia de Dios.
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41. Se debe ofrecer un sacrificio adicional cada día de reposo (Nm. 28:9) “Más el día de Shabat, dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación”
La parte central del culto a Dios en el Antiguo Testamento giraba en torno a los holocaustos, sacrificios y ofrendas que se hacían en el Templo. De estos, había algunos que estaban pre-ordenados para realizarse en tiempo y forma, como en este caso la indicación de Números 28:9.
Todos los sacrificios ordenados por Dios como parte del culto de Su pueblo en el Antiguo Testamento señalaban en última instancia al sacrificio redentor de Jesús, pero Él, pero ¿por qué en Shabat se tenía doble sacrificio?
Si uno estudia las disposiciones dadas por Dios respecto de los sacrificios preestablecidos para con Su pueblo en el Antiguo Testamento podrá darse cuenta que dependiendo de la falta era lo que se ofrecía, claro: esto sólo en cuanto a los pecados susceptibles de ser perdonados, con el advenimiento de Cristo todos esos sacrificios encuentran pleno cumplimiento siendo que su muerte paga por todas nuestras transgresiones ¡incluso aquellas cuya pena no era un sacrificio sino era la muerte!
De esta forma todos aquellos sacrificios tienen cumplimiento pleno en el sacrificio redentor de Jesús pero como sombra cada uno representaba algo en sí mismo. Esto pasa con este sacrificio adicional contemplado para el Shabat el cual por cierto es para el Pueblo de Dios pero para un momento transitorio entre el siglo presente y el reino venidero.
Los siete días de la creación prefiguran la historia de la humanidad siendo el séptimo día, el del Shabat, figura de ese período que iniciara con la segunda venida de nuestro Señor. 113
Moisés, como figura de la Ley, fue quien sacó al Pueblo de Israel de Egipto, pero fue Josué, como figura de Jesús quien los introduce en la tierra prometida, con todo y todo Pablo escribiendo a los Hebreos les dice “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”, esto en referencia al período que iniciará en lo que se conoce como el Milenio. Mucho podría decirse de esto que se comenta pero lo interesante son dos cosas: los dos bautismos del pueblo y las dos circuncisiones.
Respecto de los dos bautismos, en Josué 3 se tiene la narrativa del paso del Pueblo de Israel por el Jordán, ¿qué significa esto? Pablo en su primer carta a los de Corinto sobre esto les instruye diciendo “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar” (1 Corintios 10:1-2), es así como ese pasar el mar tiene un referente relacionado con el bautismo. Ahora bien, el Pueblo de Israel pasó en dos ocasiones por el mar de manera milagrosa: la primera por el Mar Rojo al salir de Egipto (Éxodo 14), la segunda narrada en Josué 3 por el Jordán. Siguiendo la explicación de Pablo ambas simbolizan el bautismo, pero ¿por qué dos bautismos?
La vida cristiana comienza con el bautismo, pero Cristo, en Juan 3, le explica a Nicodemo que se requieren de nacer del agua y de nacer del Espíritu para entrar al Reino de Dios. El nacimiento del agua se refiere al bautismo que recibimos al responder al llamado del Padre para venir a salvación en el presente siglo, pero el nacimiento del Espíritu no se dará sino hasta el regreso de nuestro Señor cuando los muertos en Cristo sean resucitados y los que estén vivos transformados en cuerpos de gloria.
Ahora bien, con relación a las dos circuncisiones, en Josué se narra la razón por la que el Pueblo de Israel tuvo que ser circuncidado ante de entrar a la tierra prometida: “esta es la causa por la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que 114
había salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el camino, después que salieron de Egipto. Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado” (Josué 5:4-5). De manera individual cada israelita sólo puede ser circuncidado una vez en su vida, pero simbólicamente aquí vemos en la figura del Pueblo de Israel como con unto dos circuncisiones, ¿y qué significado, más allá del símbolo en la carne del Pacto del Pueblo con Dios, tenía esto? Dios mismo responde cuando al respecto dice “Y Jehová dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy”.
Así que los dos bautismos tienen su referente con los dos nacimientos requeridos para entrar al Reino de Dios: el bautismo del agua, recibido al responder al llamado del Padre para venir a salvación en el presente siglo, y el bautismo del Espíritu, a realizarse cuando los muertos en Cristo sean resucitados y los que estén vivos transformados en cuerpo de gloria. De igual forma las dos circuncisiones tienen el mismo referente: la primera simboliza el pacto hecho por el pueblo con Dios, siendo que con el bautismo se quita el oprobio del pecado que pesa sobre nosotros, la segunda simboliza la transformación final de los elegidos cuando se quite el oprobio de la corrupción y de la mortalidad: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:53).
De esta forma, los dos sacrificios del Shabat mencionados en Números 28:9 apuntan al sacrificio redentor de Cristo quien hace posible las dos cuestiones mencionadas en el párrafo anterior siendo que, como la figura de Josué, es por Él por quien entramos finalmente en el reposo del reino venidero cumpliendo así los dos nacimientos, los dos bautismos y las dos circuncisiones.
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El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe ofrecer un sacrificio adicional cada día de reposo, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al sacrificio redentor de Jesús que nos habilita para entrar al reino venidero cumpliendo así los dos nacimientos, los dos bautismos y las dos circuncisiones, tal cual corresponde a todo hijo de Dios.
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42. También se debe ofrecer el primer día de cada mes (Nm. 28:11) “Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto”
La parte central del culto a Dios en el Antiguo Testamento giraba en torno a los holocaustos, sacrificios y ofrendas que se hacían en el Templo. De estos, había algunos que estaban pre-ordenados para realizarse en tiempo y forma, como en este caso la indicación de Números 28:11.
Todos los sacrificios ordenados por Dios como parte del culto de Su pueblo en el Antiguo Testamento señalaban en última instancia al sacrificio redentor de Jesús, pero Él, pero ¿por qué al comienzo de los meses se tenía que hacer estos sacrificios adicionales y especiales?
Todos los holocaustos, ofrendas y sacrificios establecidos por Dios como parte de su pacto con Israel, consideraban la condición de los oferentes. Sin ser excluyentes puede decirse que en el caso del sacerdote era un becerro (Levítico 4:3), en el caso del rey, dado que él estaba en una mejor condición (Levítico 5:7) ofrecía carneros (1 Crónicas 29:21; 2 Crónicas 29:32-35), en el caso del pueblo podían ser corderos (Levítico 1:2-4). En este sentido, lo estipulado en Números 28:11 tiene el simbolismo e presentar a Cristo como el primero en todo, abriendo cada mes del año, y el primero de todo, sacerdotes, reyes y ciudadanos.
La Palabra muestra a Cristo como el primero, el primogénito de muchos hermanos, Aquel que, como en la cita de Números 28:11 referida a abrir cada mes, que inicia y consuma el plan de la salvación para los hijos de Dios: “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:29-30), “porque el que 117
santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Hebreos 2:11); “Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:2). Esta primacía está muy claramente expresada en Colosenses 1:15-20: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”, siendo así que como primero en todo, Él es quien abre cada mes, cada etapa de nuestra vida, cada momento de los hijos de Dios, de igual forma, Él es quien consuma en todos y para todos el plan de nuestro Padre Dios.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que también se debe ofrecer el primer día de cada mes, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a Jesús como el primero en todo, el primogénito de todos, que, a la imagen de aquel sacrificio que iniciaba cada mes, Él inicia en cada uno de los elegidos, y para cada uno de sus momentos, la obra salvífica de nuestro Padre Dios, obra que de igual forma Él consuma en quienes han de llegar ser hijos de Dios.
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43. Se debe ofrecer un servicio religioso en cada uno de los siete días de la Pascua (Lv. 23:36) “Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis”.
La fiesta de los panes sin levadura (matzot, palabra plural que deriva de matzo, הִֽ צימ, y que significa panes ázimos o panes sin levadura), era una conmemoración que iba unida a la celebración de la Pascua, la cual como ya vimos se celebraba el 14 de Nisán, y deriva su nombre de la obligación de comer en el lapso de la fiesta panes sin levadura. Los Panes sin levadura, segunda fiesta de primavera, se celebraba por siete días, desde 15 y hasta el 21 de Nisán (Levítico 23:6; Números 28:17) – Nisán, puede caer en Marzo o en Abril cada año-, aunque como podemos ver los Panes sin levadura estaban íntimamente unidos con la Pascua, en la cual también se comía junto con el Cordero Pascual panes sin levadura: “Esa noche comerán la carne asada al fuego, con hierbas amargas y pan sin levadura” (Éxodo 12:8), por eso en Éxodo 12:18 se señala que “en el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde”.
Si bien los Panes sin levadura se observaba como fiesta del 15 al 21 de Nisán, sólo el primer día y el último, es decir, el 15 y el 21, eran de reposo en los cuales no se hacía ningún trabajo (Levítico 23:7-8; Números 28:18-25).
Como puede verse, los Panes sin levadura consistía principalmente en dos condicionantes: comer panes sin levadura y retirar de todas las casas en esos días la levadura que en su interior pudiera encontrarse. Tan importante era esto que cualquiera que comiere pan con levadura debía ser cortado de la congregación (Éxodo 12:19).
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La levadura es un símbolo del pecado. Mateo 16:5-12 lo explica: 5
Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan.
6
Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos. 7
Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan.
8
Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros,
hombres de poca fe, que no tenéis pan? 9
¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil
hombres, y cuántas cestas recogisteis? 10
¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?
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¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os
guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? 12
Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la
levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.
El no comer nada leudado y el retirar de nuestras casas la levadura es un símbolo de la vida perfecta (Mateo 5:48) y santa (1 Pedro 1:16) a la que el cristiano está siendo llamado. Pablo escribiendo a los Corintios les indica esto al señalar “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:68)
Éxodo 23:15 y Deuteronomio 16:3 señalan el simbolismo detrás de esta fiesta: el que el señor sacó a Su pueblo de la esclavitud en que vivía en la tierra de Egipto. Éxodo 20:2 señala como es que Dios se presenta como “Yo soy Jehová tu Dios, 120
que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre”, esa servidumbre es el dominio que hasta el sacrificio redentor de Jesús el pecado tenía sobre nosotros. Una vez reconciliados por el sacrificio redentor de Jesús, corresponde a cada cristiano vivir santa y perfectamente, como dice Juan, “si decimos que tenemos comunión con [Dios], y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:6-7). ¿Y qué pasa cuando como cristianos, siendo débiles, torpes o cobardes, caemos y pecamos? “Si confesamos nuestros pecados, [Dios] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Por último, Éxodo 23:15 señala un aspecto adicional: nadie debía presentarse con las manos vacías, es decir, todos debían que traer alguna ofrenda (Números. 28:19-24 señala las ofrendas aceptables). De igual forma, en ese vivir perfecto y santo al que está llamado todo cristiano que ha aceptado a Jesús como su salvador, debe dar frutos, “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23). Sobre este punto, Pablo escribiendo a los Gálatas les dice “Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos” (Gálatas 6:9-10), escribiendo a los Hebreos señala “no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:16), y escribiendo a los Corintios les indica que “Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:8); de igual forma Pedro en su primer epístola señala “sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde” (1 Pedro 3:8-13).
La referencia a ser cortado de Israel todo aquel que en esa fiesta comiera panes con levadura, es una sombra de la muerte que trae consigo el vivir en pecado,
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“porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Ahondando en esto Pablo escribe a los Corintios diciéndoles (1 Corintios 5:9-13): 9
Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios;
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no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o
con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. 11
Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose
hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. 12
Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No
juzgáis vosotros a los que están dentro? 13
Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso
de entre vosotros
De todas las fiestas dadas por Jehová a Su pueblo, sólo dos, Panes sin levadura y Tabernáculos, no tienen un referente temporal único en el Nuevo Testamento, es decir, todas las fiestas que Israel celebraba en el Antiguo Testamento apuntan a un momento preciso histórico en la historia de la salvación de la humanidad, sea ya cumplido o por cumplirse, representado por una fecha exacta para su cumplimiento, pero no así Panes sin levadura y Tabernáculos, fiestas que duran siete y siete más un día, respectivamente, esto porque así como la Pascua señalaba a lo que Jesús tenía que hacer, Panes sin levadura señalan a lo que todo cristiano tiene que hacer en su vida y que es vivir sin pecado, simbolizado por la levadura.
De hecho, mientras que todas las demás fiestas se celebran en un día dado, Panes sin levadura es la única que abarca un período de tiempo, siete días, donde el primero y el ultimo son de reposo. Ese periodo de tiempo se refiere a la vida de 122
cada persona como individuo, la vida de la iglesia como congregación, y la vida de la humanidad como colectividad, ambos, como ya se comentó, viviendo una vida de perfección (Mateo 5:48) y santidad (1 Pedro 1:16).
Ahora bien, la figura de Jesús como redentor y salvador, debe ser el centro de toda nuestra vida cristiana. Como referente de esto, Cristo es presentado como el pan sin pecado, sin levadura, del cual debemos alimentarnos como cristianos: Juan 6:48-49: “Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná, y murieron”. Juan 6:51: “Yo soy el pan, el vivo, el del cielo descendido; si alguno comiere de este pan, vivirá por el siglo. Y el pan también que yo daré, la carne mía, es por la del mundo vida”. Juan 6:55: “Pues mi carne, verdadera es comida, y mi sangre, verdadera es bebida”. Juan 6:57: “Según me ha enviado, el vivo, Padre y yo vivo por el Padre, también el que me come, también aquél vivirá por mí”. Juan 6:58: “Este es el pan el del cielo descendido; no según comieron los padres, y murieron; el que come este pan vivirá por el siglo”. Juan 6:35: “Díjoles Jesús: «Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí, no hambreará, no; y el que cree en mí, no tendrá sed, no, jamás»”. Mateo 4:4: “Y él respondiendo dijo: «Escrito está»: No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»”. Mateo 26:26: “Y, comiendo ellos, tomando Jesús pan y bendiciendo, partió, y, dando a los discípulos, dijo: «Tomad, comed; éste es mi cuerpo»”.
Es interesante notar, respecto de esto, como es que la ascensión de Jesús al Padre se lleva a cabo precisamente a la mitad de la semana de los Panes sin levadura. Jesús muere el 14 de Nisán, en la parte clara, y antes de la puesta de sol es enterrado. A la puesta de sol comienza la semana de Panes sin levadura, siendo ese primer día de reposo. La prueba mesiánica de que Jesús estaría 123
enterrado tres días y tres noches (Mateo 12:38-40) comienza a contar a la puesta de sol el 14 de Nisán, poco antes del inicio del 15 de Nisán, cumpliéndose los tres días y las teres noches el 17 de Nisán antes de la puesta del sol. El domingo las mujeres van al sepulcro estando aún oscuro (ya había transcurrido la parte oscura del 18 de Nisán), estando por amanecer: “el primer día de la semana María Magdalena fue temprano al sepulcro, cuando todavía estaba oscuro, y vio que ya la piedra había sido quitada del sepulcro” (Juan 20:1), “Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado” (Lucas 24:1). Cuando María Magdalena ve al Señor y lo quiere tocar “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20:17), siendo así que para cuando inicia la parte clara Jesús asciende al Padre con lo que si antes de caer la noche del día anterior ya había resucitado, sumada la parte oscura del día previo a su resurrección, tenemos medio día adicional que agregar que nos da tres días y medio después del inicio de la semana de Panes sin levadura, es decir, la mitad de la semana, que es cuando asciende al Padre.
Estas dos primeras fiestas, la Pascua y los Panes sin levadura, están íntimamente relacionados con las cuestiones de la fe y las obras, ya que por fe somos justificados (sacrificio de Jesús, Pascua) y llamados a vivir santamente (buenas obras, Panes sin levadura). Tan íntimamente está ligado esto que, como ya se comentó, ambas fiestas, la Pascua y los Panes sin levadura estaban ritualmente unidas, tan así que a la Pascua también se le decía el primer día de los panes sin levadura (Mateo 26:17) pues en la Pascua también se comían panes sin levadura (Éxodo 12:8).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de ofrecer un servicio religioso en cada uno de los siete días de la Pascua, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a la vida de cada persona como individuo, la vida de la iglesia como congregación, y la vida de la humanidad como colectividad, 124
ambos, como ya se comentรณ, viviendo una vida de perfecciรณn, con Cristo como centro de la misma, tal cual corresponde a todo hijo de Dios.
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44. También se debe llevar una ofrenda la primera cebada en el segundo día de la Pascua (Lv. 23:10) “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega”
La segunda fiesta en el orden de las establecidas por Dios era la de las Primicias. Primicias viene del hebreo Bikkurim, רור ב, que literalmente significa primeros frutos y como señala Levítico 23:11 esta fiesta se celebraba “el día siguiente del día de reposo”, es decir, después del sábado semanal de la semana en que cayera la Pascua, por ende siempre caía en domingo dentro del mes de Nisán, que como ya se comentó puede caer en Marzo o en Abril cada año. Deuteronomio 16:9 señala que “siete semanas contarás; desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas”, como señala Éxodo 34:22 al inicio de estas siete semanas está la fiesta de las Primicias y al final (al final de Pentecostés) la fiesta de la cosecha plena. Así que Primicias se relaciona con Pentecostés ya que esta fiesta lo inicia (más delante veremos la relación entre Pentecostés y las Primicias).
Esta fiesta era sombra de la resurrección de Jesús. Pablo explica esto al señalar en 1 Corintios 15:20-23 que 20
Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho. 21
Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre
la resurrección de los muertos. 22
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados. 23
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que
son de Cristo, en su venida. 126
Recordemos que las fiestas dadas por Dios tenían una fuerte vinculación con los ciclos agrícolas de Israel, siendo así que Primicias caía cuando se recogían precisamente los primeros frutos de la tierra, siendo para más adelante, la recolección completa, lo cual iniciaba con la siguiente fiesta, la Pentecostés.
Como se comentó al inicio, esta fiesta se celebraba el día siguiente del sábado semanal de la semana en que cayera la Pascua, es decir, el domingo. En la fiesta el sacerdote mecía las primeras gavillas como ofrenda a Jehová (Levítico 23:11), como sombra de la resurrección de Jesús podemos ver esto siguiendo el relato de Juan (Juan 20:1, 11-18): 1
El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún
oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 11
Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se
inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12
y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno
a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13
Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi
Señor, y no sé dónde le han puesto. 14
Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no
sabía que era Jesús. 15
Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando
que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16
Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir,
Maestro). 17
Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve
a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
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Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de
que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
Como podemos ver, el domingo Jesús se la aparece a María Magdalena y le dice, cuando ella quiere tocarlo, que no lo toque pues aún no había subido a Dios, pero que iba a subir, cumpliendo así la sombra del mecimiento de la gavilla como ofrenda a Jehová en la figura de Su ascensión.
Levítico 23:13 y Números 28:28 nos hablan de la ofrenda de panes que conjunto con la primera gavilla tenía que ofrecerse. Lo interesante de estas disposiciones es que estos panes se preparaban sin levadura, lo cual contrastará con Pentecostés (explicando esto cuando se aborde esta fiesta), símbolo de Jesús sin pecado, ni falta, ni mancha, es por eso que María no podía tocarlo hasta que subiera al Padre.
De igual forma Levítico 23:12 nos habla de la ofrenda del Cordero, símbolo de Jesús, y Números 28:27-30 complementa esta ofrenda con la solemnidad, plenitud y perfección de la misma.
Deuteronomio 16:11 hablan de la alegría que debía expresarse en esta fiesta. Esta alegría la refleja el cristiano actualmente al saberse reconciliado con el Padre por el sacrificio redentor de Jesús y por fincar su esperanza en la resurrección de Cristo, nuestro Señor y Salvador: “[Jesús], a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas” (1 Pedro 1:8-9), “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡¡Regocijaos!!” (Filipenses 4:4).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de debe llevar una ofrenda la primera cebada en el segundo día de la Pascua, sigue vigente más sin embargo
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espiritualizado referido a JesĂşs como las primicias de muchos hermanos que han de ser parte de la familia de Dios.
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45. Se debe ofrecer un servicio religioso el día de las primicias (Nm. 28:26,27) “Además, el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. Y ofreceréis en holocausto, en olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de un año”
Levítico 23:10 establecía que se debía llevar una se debía llevar una ofrenda la primera cebada en el segundo día de la Pascua: “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega”. Esto representaba a Cristo, las primicias. Esta fiesta, la de las primicias, se celebraba el día siguiente del sábado semanal de la semana en que cayera la Pascua, es decir, el domingo. En la fiesta el sacerdote mecía las primeras gavillas como ofrenda a Jehová (Levítico 23:11), como sombra de la resurrección de Jesús.
Adicionalmente, Números 28:26-27 establece la obligatoriedad de que, además de lo señalado anteriormente, se tendría que realizar ese día un servicio religioso que incluía dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de un año.
Una mirada general a los holocaustos del resto de las fiestas, nos permitirá ver que éstos consistían en becerros, carneros y corderos. Respecto de los becerros y carneros estos animales de ganado mayor, los de mayor valor (Levítico 1:5-9) eran los exigidos para los sacerdotes (Levítico 4:4-12). En este sentido la referencia a que las fiestas señalan lo que los reyes y sacerdotes del Señor, quienes son llamados, encogidos y fieles, deben ofrecer. En el caso de los corderos, en todas las fiestas tienen una referencia inherente al cordero pascual. Desde Panes sin levadura hasta Expiación puede verse que el número de corderos inmolados es siete, lo cual comunica la idea de perfección y plenitud 130
(Josué 6:15; Levítico 4:6; 25:8; 26:18; Salmo 119:164; Revelación 1:20; 13:1; 17:10; Mateo 18:21, 22), esto porque el sacrificio de Jesús es completo y total.
Pascua, Panes sin levadura y Primicias, están íntimamente relacionadas, tan así que prácticamente las tres se festejaban en un lapso de ochos días: Pascua el 14 de Nisán, Panes sin levadura del 15 al 21 de Nisán, y Primicias el primer día de la semana (domingo) siguiente al sábado de la semana en que cayera la Pascua. Esta interrelación era, como ya se vio al analizar estas fiestas, por el hecho de circunscribirse fuertemente a Jesús. La Pascua era Su muerte, Panes sin levadura es la vida que el cristiano debe vivir y que gira en torno a Jesús, y Primicias representa lo primero de la cosecha, Jesús resucitado, que es acepto por el Padre. Si bien Primicias se celebraba el primer día de la semana (domingo) siguiente al sábado de la semana en que cayera la Pascua, en el caso específico de cuando fue sacrificado Jesús, Primicias se celebró exactamente a la mitad de la semana de Panes sin levadura, siendo precisamente a la mitad de esa semana cuando Jesús asciende al Padre, con lo que se representa, como ya se dijo, la vida cristiana (toda la semana de Panes sin levadura) que debe girar en torno a Cristo (primicias ascendidas al Padre a la mitad de la semana de Panes sin levadura).
Esta íntima interrelación de estas tres fiestas queda más palpable cuando se ve la relación entre la Cena de Pascua y los holocaustos correspondientes a Panes sin levadura y Primicias. Como podemos ver la Cena de la Pascua es 1 cordero, los holocaustos de Panes sin levadura son 2 becerros, 1 carnero y 7 corderos, pero Primicias mezcla las dos cosas anteriores siendo 1 Cordero (como en Pascua) más 2 becerros, 1 carnero y 7 corderos (como en Panes sin levadura). De nuevo, en estas tres fiestas está contemplado la muerte y resurrección de Jesús, así como la vida que el cristiano debe vivir teniéndolo a Él como centro de su salvación.
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Si bien primicia representa lo primero de la cosecha, Jesús resucitado, que es acepto por el Padre, la mezcla en esa fiesta de la Cena de Pascua (el sacrificio del Cordero, Jesús) y los holocaustos de panes sin levadura (la vida que el cristiano debe vivir y que gira en torno a Jesús), es por el hecho de que la aceptación del Padre de la primicia que representa Jesús con su ascensión en esa fiesta, es el inicio de un proceso que culminará con una cosecha mayor, “porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
Esto último lo deja más claro Efesios 4:8-13 8
Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres.
9
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero
a las partes más bajas de la tierra? 10
El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los
cielos para llenarlo todo. 11
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, 13
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Por último, el simbolismo de los dos becerros de la vacada, un carnero, y los siete corderos de un año que se ofrecían en este servicio religioso simbolizan los dos becerros de la vacada a los dos pueblos de los cuales se hizo uno (Efesios 2:14), ese un pueblo, que no es un el pueblo histórico de Israel ni la iglesia de Dios (los dos pueblos) sino la familia de Dios (Efesios 2:19), en cuanto a los siete corderos
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de un año, como ya se mencionó, representan el sacrificio de Jesús el cual es completo y total.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de ofrecer un servicio religioso el día de las primicias, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a Jesús como el sacrificio perfecto y santo, el cual es completo y total, que permite a los redimidos de ambos pueblos llegar a conformar uno sólo como parte de la familia de Dios.
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46. Se deben ofrecer dos panes como ofrenda mecida (Lv. 23:17) “De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová”
La disposición dada por Dios a su pueblo contenida en Levítico 23:17 de ofrecer dos panes, se hacía al final de lo que se conoce como la fiesta de las semanas, Pentecostés. Pentecostés (del griego πεντηκοστή, pentēkostḗ, quincuagésimo- resulta de dividir un todo en 50 partes iguales-), viene de la fiesta de Shavuot. Shavuot (del hebreo ש ושוי- plural de Shavúa - ש וש, semana), también se le conoce como la fiesta de las semanas (Ex. 34:22) pues se contaban siete semanas desde el día siguiente en que se había ofrecido la gavilla de la ofrenda mecida -primicias(Levítico 23:15; Deuteronomio 16:9) lo que daba cincuenta días (Levítico 23:16), cayendo así en el mes de Siván (Mayo-Junio). Esta fiesta, la última de primavera, era la fiesta de la cosecha plena (Éxodo 23:16; 34:22) después de las primicias obtenidas cincuenta días antes. En esta fiesta no se hacía ningún trabajo de siervos (Levítico 23:21).
El cumplimiento de esta fiesta tiene su referente con la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y Discípulos, precisamente cincuenta días después de la fiesta de las Primicias, como dice Hechos 2:1-42.
Jesús ya les había dicho a Sus discípulos que era menester que Él partiera para que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios fuese enviado, “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7), el cual les revelaría todas las cosas, “Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que 134
yo os he dicho” (Juan 14:26), por eso después de resucitar Jesús se les apareció a sus Apóstoles “durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3), pero partiendo antes de cumplirse los cincuenta días (Hechos 1:9) término en el cual habrían de recibir el Espíritu Santo (Hechos 1:4).
Esta fiesta tiene el referente histórico de su primer cumplimiento en Pentecostés, y a partir de ahí continúa el Espíritu Santo siendo derramado en todos aquellos creyentes que una vez bautizados reciben la imposición de manos para ello (Hechos 8:17; 19:6). A partir de Pentecostés ha comenzado la cosecha plena de aquellos que en Sus designios, el Padre ha considerado para ser llamados en esta era (Juan 6:37, 39, 44, 65). Aquí lo interesante es la ofrenda mecida que son “dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura” (Levítico 23:17), ¿por qué es interesante?, porque la ofrenda de Primicias era un pan hecho con “dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin” (Levítico 23:17), este pan de Primicias, como vemos, no tenía levadura, pues representaba a Cristo, las primicias, y la levadura es un símbolo del pecado (Mateo 16:5-12), pero en la fiesta de pentecostés vemos que los dos panes (no uno, sino dos: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” -Efesios 2:14-), sí tiene levadura pues representa a todos los cristianos que si bien son pecadores han sido rescatados por el sacrificio redentor de Jesús.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de ofrecer dos panes como ofrenda mecida, sigue vigente más sin embargo espiritualizado representando a todos los cristianos que si bien son pecadores han sido rescatados por el sacrificio redentor de Jesús.
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47. Se debe hacer un sacrificio adicional en el primer día del séptimo mes (Nm. 29:1-2) “En el séptimo mes, el primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis; os será día de sonar las trompetas. Y ofreceréis holocausto en olor grato a Jehová, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un año sin defecto”
La convocación a la que se refiere Números 29:1-2 es en el contexto de la Fiesta de las Trompetas, una de las siete fiestas que Dios había instaurado como parte de su pacto con Israel, la primera de las tres fiestas que se conocen como de Otoño, por cierto, históricamente las cuatro de primavera ya han tenidos verificativo: Pascua, Panes sin levadura, Primicias y Pentecostés. Trompetas viene del hebreo Teru'ah, ירושמ, que significa un trompetazo que despierta y como señala Levítico 23:24; 29:1 esta fiesta se celebraba en “el mes séptimo, al primero del mes”, el séptimo mes era Tishri (Septiembre-Octubre), es decir, es la primer fiesta de las tres consideradas de otoño: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos.
También Teru'ah puede traducirse como grito. Isaías 12 coloca este grito en el contexto del reinado de mil años del Mesías: 1
En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste
contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. 2
He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi
fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. 3
Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.
4
Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced
célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. 136
5
Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido
esto por toda la tierra. 6
Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti
el Santo de Israel.
De igual forma el Salmo 98 hace referencia lo mismo al sonido de las trompetas que a los gritos de júbilo relacionados con esta fiesta: 1
Cantad a Jehová cántico nuevo,
Porque ha hecho maravillas; Su diestra lo ha salvado, y su santo brazo. 2
Jehová ha hecho notoria su salvación;
A vista de las naciones ha descubierto su justicia. 3
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de
Israel; Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. 4
Cantad alegres a Jehová, toda la tierra;
Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. 5
Cantad salmos a Jehová con arpa;
Con arpa y voz de cántico. 6
Aclamad con trompetas y sonidos de bocina,
Delante del rey Jehová. 7
Brame el mar y su plenitud,
El mundo y los que en él habitan; 8
Los ríos batan las manos,
Los montes todos hagan regocijo 9
Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud.
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También se menciona la era mesiánica y el grito en Isaías 42:11 “Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo”, y 44:23 “Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado”. De igual forma se menciona en Jeremías 31:7 “Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel”, y Sofonías 3:14 “Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén”. La primera venida de Jesús está asociada con un grito en Zacarías 9:9 “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”. El último grito es a su segunda venida, cuando los suyos sean resucitados/transformados, tal como se señala en Isaías 26:19 “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos” y en 1 Tesalonicenses 4:16-17 “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. La parábola de las vírgenes prudentes y las vírgenes fatuas hace referencia a esto al indicar como es que “a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas… vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta” (Mateo 25:6-7, 10).
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Mateo 24:31 también menciona eso al señalar que “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. Con lo que, como dice Daniel 12:2, “muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.
Así que Trompetas tiene su cumplimiento a la segunda venida de Jesús y la resurrección/transformación de los suyos, de los fieles, de aquellos que hayan calificado para ser resucitados/transformados a la venida de Jesús. “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia” (” (1 Corintios 15:22-24). “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:51-52).
Una cosa interesante de observar es que a diferencia de Pentecostés donde los panes ofrecidos contenían levadura (Levítico 23:17), señal de la iglesia aún imperfecta que recibía el Espíritu Santo, en Trompetas los panes ya no contienen levadura (Levítico 29:3; Números 29:3), pues los fieles resucitados/transformados lo hacen de forma gloriosa: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15:53-54).
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Por último, y muy importante, es el papel que juegan estos resucitados/transformados a la segunda venida de Cristo: “Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años” (Revelación 20:6). ¿Y qué pasa con el resto de la humanidad? “Pero los demás muertos no volvieron a vivir, sino hasta que se cumplieran los mil años. Esta es la primera resurrección” (Revelación 20:5). Esto es muy importante tenerlo en mente pues nos servirá para entender la fiesta siguiente, la de la Expiación.
De igual forma Levítico 29:2-5 y Números 29:2-5 nos habla holocaustos, ofrendas y libaciones que complementa esta festividad con toda la solemnidad, plenitud y perfección de la misma.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe hacer un sacrificio adicional en el primer día del séptimo mes, sigue vigente más sin embargo espiritualizado teniendo su cumplimiento a la segunda venida de Jesús y la resurrección/transformación de los suyos, de los fieles, de aquellos que hayan calificado para ser resucitados/transformados a la venida de Jesús y formar parte de la Familia de Dios como Sus hijos.
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48. Se debe hacer otra ofrenda el día de expiación (Nm. 29:7-8) “En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis; y ofreceréis en holocausto a Jehová en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto”.
La siguiente fiesta en el orden de las establecidas por Dios era la de la Expiación. Expiación viene del hebreo Teru'ah, ר פור, que significa cubrir, expiar, condonar, cancelar, perdonar, reconciliar, es una palabra que que denota expiación o la acción de cubrir algo. Como señala Levítico Levítico 16:29 esta fiesta se celebraba en “en el mes séptimo, a los diez días del mes”, el séptimo mes era Tishri (Septiembre-Octubre), es decir, es la segunda y penúltima fiesta de las tres consideradas de otoño: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos.
Todos en algún momento dado nos hemos hecho la pregunta sobre el destino de aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de conocer la salvación a través de Jesús y no solo a quienes de manera literal nunca oyeron hablar de Él sino incluso de aquellos que creyendo conocerlo han estado oyendo y siguiendo una doctrina falsificada sobre Cristo en alguna de las miles de sectas que se dicen cristianas pero que forman parte del esfuerzo del Enemigo por engañar al mundo entero.
Si pensamos un poco sobre la historia de la humanidad podemos identificar en ella estos dos grandes grupos: aquellos que nunca oyeron hablar de Jesús y aquellos que aunque sí han oído hablar de Él esto ha sido a través de un mensaje tergiversado en el seno de alguna de las sectas que se dicen cristianas sin ser la verdadera iglesia fundada por Jesús y vivificada por el Santo Espíritu de Dios. En el primer caso tenemos los literalmente miles de millones de personas que han vivido en diferentes épocas de la historia de la humanidad y que nunca pudieron tener la posibilidad de oír de Jesús: Sumerios, Babilonios, Asirios, Fenicios, Persas, Olmecas, Toltecas, Aztecas, Mayas, Incas, Japoneses, Mongoles, 141
Vikingos, y un sinfín de pueblos, estados, reinos y naciones que jamás oyeron hablar de Jesús.
En el segundo caso tenemos las diferentes sectas cristianas, entre grandes y pequeñas denominaciones, que suman más de 33,000 en la actualidad, fuera, diferentes y aparte de la verdadera iglesia de Dios y que creen en un Cristo y creen en un Evangelio, pero es un Cristo falsificado Cristo y un Evangelio tergiversado.
La pregunta entonces muy concreta: ¿Qué pasa con quienes nunca tuvieron la posibilidad de conocer a Jesús? La Fiesta de la Expiación permite entender esto. Veamos.
Como ha quedado más que evidente, las Fiestas Solemnes de Jehová presentan y representan el Plan de Dios sobre la humanidad en su desarrollo cronológico: Primero la Pascua, que representa el sacrificio redentor de Jesús, luego Panes sin Levadura, que representa la vida que a partir de la redención obtenida por Jesús cada cristiano debe vivir, luego Primicias que es Jesus mismo resucitado como el primero de muchos hermanos, luego Pentecostés que es el resto de cristianos llamados, escogidos y fieles en este siglo, y Trompetas, que es la segunda venida de Jesús por sus llamados, escogidos y fieles mismos que son resucitados/transformados. Hasta aquí vamos y queda claro el desarrollo cronológico de las fiestas de Dios como parte de Su plan para la humanidad. Con esto en mente ¿para quienes es la Fiesta de la Expiación? Entender esto es muy importante.
En la Fiesta de las Trompetas, previo a la de la Expiación, vimos que se refiere a la segunda venida de Jesús por sus llamados, escogidos y fieles mismos que son resucitados/transformados. De estos llamados, escogidos y fieles la Escritura se refiere a ellos de la siguiente forma: “Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos sino que 142
serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años” (Revelación 20:6). Es decir, son los santos y santas resucitados/transformados al regreso de Jesús que serán reyes y sacerdotes con Él durante el milenio. Lo importante a resaltar para entender la Fiesta de la Expiación es que, como se señala, “la muerte segunda no tiene poder sobre éstos”. Entonces, ¿para quienes es la Fiesta de la Expiación?
Vamos analizando primero la Fiesta en sí.
La Fiesta de la Expiación, que es de reposo (Levítico 16:29, 31; Levítico 23:28, 30, 32) es la única de las fiestas decretadas por Dios con una connotación de tristeza, de pesar, de hecho mientras que en las demás fiestas hay gozo, comida y bebida, en esta hay aflicción (Levítico 16:29, 31; Levítico 23:27; Números 29:7). Esta tristeza, este llanto, este lamento, está de igual forma señalada en la Escritura para la humanidad para un tiempo futuro. “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías 12:10); “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén” (Revelación 1:7); “Allí os acordaréis de vuestros caminos y de todas vuestras obras con las que os habéis contaminado, y os aborreceréis a vosotros mismos por todas las iniquidades que habéis cometido” (Ezequiel 20:43); “Entonces cambiaré vuestras fiestas en llanto y todos vuestros cantos en lamento; pondré cilicio sobre todo lomo y calvicie sobre toda cabeza; haré que sea como duelo por hijo único, y su fin, como día de amargura” (Amós 8:10); “Ahora bien —afirma el Señor —, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos” (Joel 2:12) ¿Por qué es todo esa tristeza, este pesar, esta aflicción? “Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová” (Levítico 16:30), “porque es día de expiación, para reconciliaros 143
delante de Jehová vuestro Dios” (Levítico 23:28). Pero, ¿para quién? Los santos y santas resucitados/transformados que al regreso de Jesús son con Él reyes y sacerdotes durante mil años gozan de la bienaventuranza de que “la muerte segunda no tiene poder sobre éstos”, entonces, ¿para quién es esta expiación? Si Revelación 20:6 llama a la resurrección/transformación de los santos y santas llamados, escogidos y fieles, a regreso de Jesús, al inicio del milenio, “la primera resurrección”, entonces debe haber una segunda resurrección, ¿quiénes resucitan en esa segunda resurrección? Revelación 20:5 nos dice que “los demás muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años”. ¿Cuáles “demás muertos”? Pues los que no tomaron parte en la primera resurrección, es decir, tanto aquellos que nunca oyeron hablar de Jesús como aquellos que aunque sí han oído hablar de Él esto ha sido a través de un mensaje tergiversado en el seno de alguna de las sectas que se dicen cristianas sin ser la verdadera iglesia fundada por Jesús y vivificada por el Santo Espíritu de Dios, en otras palabras, todos los que no calificaron para ser considerados llamados, escogidos y fieles y participar de la primer resurrección, al regreso de Jesús, y ser al inicio del milenio reyes y sacerdotes con Él.
¿Y para qué son resucitados todos estos que no calificaron para participar de la primera resurrección? Si nos atenemos a la Escritura en cuanto al sentido de esta fiesta sería para que participen de la “expiación [que se hará] por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová” (Levítico 16:30), “porque es día de expiación, para [ser] reconcilia[dos] delante de Jehová vuestro Dios” (Levítico 23:28). ¿Pero que no los que son resucitados al final del milenio son echados al Lago de Fuego, “Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Revelación 21:8)? No, sólo los que no se hallen inscritos en al Libro de la Vida, “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras…. Y el
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que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Revelación 20:13, 15).
Vamos analizando más este punto.
Generalmente, respecto a qué va a pasar con aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de conocer la salvación a través de Jesús, hay dos visiones: una severa y otra laxa. La severa dice que aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de conocer la salvación a través de Jesús simplemente se van a condenar. La permisiva dice que aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de conocer la salvación a través de Jesús, de alguna forma, serán juzgadas según su conciencia y sus obras y por ende pueden incluso así salvarse. Veamos a detalle cada una de estas posturas.
Como se señaló la opción en extremo severa dice que solo quienes aceptaron a Jesús se salvan, los que no, no se salvan. Esta se sustenta precisamente en las citas que hemos visto de Revelación que mencionan las dos resurrecciones ya que dicen que como a primera resurrección es para los santos y la segunda para condenación no hay opción para quienes no conocieron a Jesús. Además la Escritura constantemente nos indica que los impíos serán destruidos (Salmos 37:38; Proverbios 14:11; Salmos 94:23; Salmos 28:5; Salmos 73:19; Salmos 92:7; 2 Pedro 3:6; Proverbios 10:29; Oseas 7:13; Daniel 8:25; Filipenses 1:28; 1 Timoteo 6:9; Romanos 9:22; Filipenses 3:19; 2 Tesalonicenses 1:9; 2 Timoteo 2:14; 2 Pedro 2:3; 2 Pedro 2:12; 2 Pedro 3:7; Judas 1:10). La destrucción de los impíos no está en duda, la pregunta sería ¿cómo, cuándo y por qué será destruidos?
Detengámonos un momento y pensemos si realmente lo anterior es coherente con el Padre amoroso que tenemos (1 Juan 4:8), con la imagen de ese Padre que quiere que todos los hombres sean salvos y que vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4), y que quiere que nadie muera (2 Pedro 3:9). Es decir, los 145
miles y miles de millones de personas que nunca tuvieron la oportunidad de conocer a Jesús, ¿será simplemente olvidados o destruidos? Si nosotros que somos malos veríamos esto extremadamente injusto, ¿podemos pensar que nuestro Padre, que es Santo y Perfecto, lo verá justo? (Mateo 7:11). Toda Escritura muestra un Padre amoroso que con vehemencia busca al hombre procurando su salvación y dándole siempre la oportunidad de escoger libremente sea la vida o sea la muerte (Deuteronomio 30:19), ejemplos y ejemplos tenemos de cómo es que Dios proclama su Verdad antes de acarrear el castigo por la desobediencia (historia de Noé ante las gentes de su tiempo antes del diluvio, historia de Jonás ante Nínive para su arrepentimiento, historia de Moises ante el Faraón para que dejara ir a Israel, historia de los profetas enviados por Dios a Israel y de Judá antes del cautiverio), ¿cómo compensar eso con la idea de nuestro Dios condenando al olvido o la muerte a quienes vivieron engañados, esclavizados, sin oportunidad de conocer y optar por la verdad?
Tanto Hechos 10:34 como Romanos 2:11 nos indican que Dios no hace acepción de personas, pero la opción de la salvación sólo para quienes pudieron oír de Jesús, el verdadero Jesús, crea una contradicción con este punto.
Aparte tenemos la verdad de quien seduce y engaña al mundo entero es el Diablo (Revelación 12:9), pero esta opción castiga a aquellos que fueron engañados por el Enemigo y siguieron otra fe, otra doctrina, ajena a la de Dios. También está el caso de aquellos que como los Escribas y Fariseos cierran el reino de los cielos a los hombres no entrando ellos ni dejando entrar (Mateo 23:13) pero esta opción castiga a aquellos que aunque deseándolo no pudieron acceder a la Verdad pues otros no se los permitieron.
Además tenemos la declaración de quien llama, de quien trae a la Verdad, es el Padre (Juan 6:44, 65; Hechos 2:39), e incluso de que Él mismo la oculta “como está escrito: Dios les dio [a los israelitas) espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy” (Romanos 11:8), pero esta opción 146
resulta en que si aunque el Padre no ha llamado o le ha ocultado la Verdad a alguien ese alguien es condenado pues nunca pudo conocer a Jesús, peor aún: respecto de la voluntad de Dios se nos dice que Él “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).
Por último, si el caso fuera de salvarse sólo por conocer la Verdad revelada por el Padre y su Hijo, esto debería ser una prioridad, pero al contario vemos a Jesús señalando claramente que cuando Él hablaba en parábolas era para ocultar la verdad y evitar que la multitudes entendieran, se convirtieran y fueran salvas (Marcos 4:11-12; Lucas 8:10; Mateo 13:13-15).
Mucho puede decirse al respecto pero esta idea de olvido o condenación de quienes no tuvieron la oportunidad de conocer a Jesús contraría toda la Escritura y no hay manera de conciliarla con la idea de un Padre justo y más que justo: misericordioso y todo amor. ¿Entonces?
La otra opción es la laxa, la cual es en extremo condescendiente, y señala que incluso los que no conocieron a Jesús podrán salvarse cuando sus vidas y sus obras sean evaluadas. Esta opción se basa en las múltiples y variadas escrituras que clara y coincidentemente señalan que los hombres serán juzgados según sus obras (Revelación 20:13,2:23; Jeremías 17:10; Mateo 12:36-37,16:27; 2 Corintios 5:10; Proverbios 24:12; Romanos 2:5-6; Marcos 9:49).
Pero aceptar esto es prácticamente y contra toda Escritura hacer irrelevante e innecesario el sacrificio de Jesús, además que va en contra de las múltiples escrituras que señalan la realidad de los hombres ante Dios: Marcos 10:18 “Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios”. Romanos 3:10 “Como está escrito: "no hay uno justo, ni aún uno”
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Romanos 3:23 “…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Romanos 5:12 “…la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.”
Pero también se nos dice cómo venimos a reconciliarnos con nuestro Padre: Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 3:24 “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” 1 Juan 4:9 “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” 1 Corintios 15:22 “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” 1 Juan 1:7 “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” 1 Juan 5:13 “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”
Además la necesidad de conocer, aceptar y vivir la Palabra de Dios queda expuesto en la parábola del sembrador cuando al explicarla (Lucas 8:11-15) Jesús dice a sus discípulos: “Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena 148
tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”.
Tenemos además las palabras de Jesús a Nicodemo cuando hablan del nacer de nuevo, donde Jesús de manera clara, haciendo doble énfasis, señala que “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).
Por último para quienes, a pesar de lo anteriormente señalado por la Escritura, creen que hay alguna otra forma de salvarse sin Cristo, haciendo por lo tanto irrelevante Su sacrificio redentor, veamos lo que nos dice Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Como puede verse la opción de salvación por obras sin conocer y aceptar a Jesús con todo lo que ello implica es contraria a la Escritura, deja en nada el sacrificio de Jesús, hace irrelevante la recepción del Santo Espíritu, hace innecesaria la vida cristiana y contradice puntos doctrinales de nuestra fe, pero entonces ¿a qué se refiere eso de que existirá un juicio basado en las obras de las personas?
Pero no sólo hay esas dos opciones sino que, leyendo la Palabra de Dios podemos encontrar una tercera, acorde con la Fiesta de la Expiación así como toda la Escritura, la cual permite que incluso los que no tuvieron la posibilidad de conocer a Jesús tienen en un momento dado esa posibilidad.
Antes que nada y primeramente hay que dejar muy claro que sólo existen dos resurrecciones generales, y si existen dos resurrecciones generales existen sólo dos tipos de resucitados: aquellos que van a vida y aquellos que van muerte, de nuevo la cuestión, para estos últimos, es cuándo, dónde y por qué.
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Dado que ya vimos el significado de la primera resurrección y que clara, explícita y tajantemente sólo participan en ella los justos (Lucas 14:14), los que creen en Jesús (Juan 6:39-40), los llamados por el Padre (Juan 6:44), los perseguidos por el testimonio de Jesús y por la palabra de Dios (Revelación 20:4), quienes reinan con Cristo en el milenio, nos queda ver si hay espacio para que quienes no tuvieron la oportunidad de conocer a Jesús sean resucitado al final del milenio, junto con los que van a condenación (Revelación 20:12- 15). Esta segunda resurrección, como en su momento se señaló, se señala que “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Revelación 20:15), también se dejó abierta la pregunta de si esto puede implicar que hay más quienes son resucitado y que no van a condenación.
Veamos el orden de la resurrección. 1 Corintios 15:23-24 “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia”. La palabra “fin” en la expresión “luego el fin” en la cita anterior, se ha traducido de la palabra griega telos, τέλος, que hace referencia a la consumación de un proceso, al cierre del mismo con todos su resultados. [Esta raíz ( tel- ) significa "llegar al final ( objetivo )", está bien ilustrado con el telescopio, el cual va desplegándose (extendiéndose) una etapa a la vez para funcionar a toda potencia (efectividad de la capacidad)]. Así que si vemos las etapas y en la primera está Cristo, las primicias, en la segunda los que sean de Él a su venida, la conclusión de este proceso [telos, τέλος] se refiere al resto de la humanidad.
Aunque tanto Revelación 20:15 como 1 Corintios 15:23-24 infieren un período posterior al milenio donde quienes no conocieron a Jesús pueden conocerlo y decidir si se acepta o no, hay que ser honestos y señalar que esto no está clara,
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explícita y tajantemente señalado (como el caso de la primer resurrección), pero ¿no hay más escrituras que apoyen esta idea?
Ahora veamos otras escrituras que hacen necesaria esa oportunidad para todos de conocer y aceptar o rechazar a Jesús.
Revelación 1:7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Para que todos los linajes de la tierra hagan lamentación por Jesús (Sumerios, Babilonios, Asirios, Fenicios, Persas, Olmecas, Toltecas, Aztecas, Mayas, Incas, Japoneses, Mongoles, Vikingos, y un sinfín de pueblos, estados, reinos y naciones que jamás oyeron la predicación de la Buena Nueva), se requiere que todos vuelvan a la vida y escuchen el Evangelio con la opción de aceptar o rechazar a Jesús, de otra forma sólo serían unos cuantos linajes (de hecho muy pocos linajes según Mateo 24:22)
Respecto de esto mismo ¿qué nos dice Jesús en Mateo 7:14 y Mateo 22:14?
Mateo 7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mateo 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
¿Más sin embargo que nos dice Revelación 7:9?
Revelación 7:9 Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos
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Vemos como si bien son pocos los escogidos, pocos los que hallan el camino a la vida, la multitud de Revelación 7:9 no se puede contar y es, igual que Revelación 1:7 , de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas (de nuevo: Sumerios, Babilonios, Asirios, Fenicios, Persas, Olmecas, Toltecas, Aztecas, Mayas, Incas, Japoneses, Mongoles, Vikingos, y un sinfín de pueblos, estados, reinos y naciones que jamás oyeron la predicación de la Buena Nueva).
Isaías es enfático en que habrá un momento en que todos conocerán la verdad que hasta ahorita ha estado velada y vedada:
Isaías 25:7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones.
Y los santos resucitados mostrarán la verdad a todos quienes no la oyeron:
Isaías 66:18-19: Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos (santos resucitados) a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones.
La única manera que todos los linajes (Revelación 1:7) y todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas (Revelación 7:9), quienes nunca oyeron la verdad de Dios, estén presentes al final de este siglo es que estén precisamente todos y todas y que todos y todas tengan la oportunidad de conocer la verdad (Isaías 25:7). No hay otra forma. Ahora bien, quienes “no oyeron la verdad de Dios” no puede referirse solo a quienes nunca escucharon de Dios, su Hijo y la salvación revelada en Su palabra sino incluso aquellos que, engañados por el enemigo, oyeron de otro Dios, otro 152
Hijo y otra salvación, falsa y no verdadera (Gálatas 1:6-9; 2 Corintios 11:4; Mateo 24:24). La única oportunidad es conocer la verdad de Dios, su Hijo y la salvación revelada en Su palabra, no otra, y optar con libertad aceptarla o no.
Pero hay más.
Revelación 20:11-15 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios [el resto de la humanidad que no participó en la primera resurrección]; y los libros fueron abiertos [libros, biblos, βίβλος: la Verdad contenida en las Escrituras] , y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras [al optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para vida o muerte]. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras [al optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para vida o muerte]. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida [al rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para muerte] fue lanzado al lago de fuego. La palabra para juzgados es el griego ekrithēsan, ἐκρίθησαν, que deriva de krinó, κρίνω, y que puede significar juzgados, juzgar, decidir. Es decir, puede referirse a un proceso que tiene cierta duración y que se usa para dirimir una cuestión, no única y exclusivamente a la parte final del mismo cuando se dicta ya una sentencia. Es decir, el juicio de Revelación 20:11-15 puede referirse a ese período para que todos los que nunca tuvieron la oportunidad de conocer la Verdad puedan conocerla, ser corregidos (castigados) y puedan optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para vida o muerte. 153
Respecto al castigo como corrección, vemos esto muy caramente en Lucas 12:4728: “Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho. Pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco. A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán”. Así tenemos un período de corrección, período que no puede ser al inicio del milenio, luego entonces puede ser después y para todos los seres humanos. También Proverbios 3:12 nos dice que “Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. Así que hay castigo que es para corrección, lo mismo que castigo que es para destrucción. De no ser así, ¿cómo podría entenderse lo dicho en Mateo 5:19? Veamos: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Es algo ilógico pensar que alguien que quebranta los mandamientos, y no solo solo quebranta sino que enseña a los demás a quebrantarlos, pueda estar en el reino venidero. Pero si se piensa en esa resurrección general, donde todos podrán comprender la Verdad y decidir libremente entre aceptarla o rechazarla, es más que evidente que en ese momento se caerá en cuenta de los errores, desviaciones y rebeldías siendo señalados quienes así hicieron como pequeños, es decir, que no dieron la medida para el reino (Efesios 4:13), pero en un señalamiento que les permita corrección. Es así como en esa resurrección se deja claro quien estuvo en la verdad y quien en el error y que tanto se desviaron para entonces proceder a corrección y subsecuentemente a las promesas del Padre1.
1
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Para concluir la exposición de esta opción vemos que no hay nada en las Escrituras que impida después del Milenio la opción para todos los que no conocieron a Jesus el conocerle, el aceptarle con todo lo que esto implica e ir a vida eterna o el rechazarle e ir a condenación. De hecho la Fiesta de la Expiación indica eso claramente cuando señala que “en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová” (Levítico 16:30), “porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios” (Levítico 23:28).
Volviendo a la Fiesta de la Expiación, es interesante notar que, mientras que el resto de las Fiestas hablan en general de gozo, de reposo, de ofrendas, ésta y la Pascua contienen indicaciones muy precisas, en este caso incluso adicionales, de cómo llevarla a cabo.
Levítico 16 1
Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón,
cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron. 2
Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo
entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio. 3
Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y
un carnero para holocausto. 4
Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de
lino, y se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua. 5
Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos
para expiación, y un carnero para holocausto. 6
Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la
reconciliación por sí y por su casa. 155
7
Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de
Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. 8
Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por
Jehová, y otra suerte por Azazel. 9
Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por
Jehová, y lo ofrecerá en expiación. 10
Más el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo
presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. 11
Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la
reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo. 12
Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de
delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. 13
Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del
perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera. 14
Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el
propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. 15
Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del
pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. 16
Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel,
de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.
156
17
Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a
hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación de Israel. 18
Y saldrá al altar que está delante de Jehová, y lo expiará, y tomará de la
sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor. 19
Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y
lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel. 20
Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de
reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; 21
y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y
confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. 22
Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a
tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto. 23
Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se quitará las
vestiduras de lino que había vestido para entrar en el santuario, y las pondrá allí. 24
Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario, y después de
ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por el pueblo. 25
Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado.
26
El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos,
lavará también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento. 27
Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados
por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol. 28
El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con
agua, y después podrá entrar en el campamento.
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29
Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días
del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. 30
Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de
todos vuestros pecados delante de Jehová. 31
Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto
perpetuo. 32
Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser
sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas. 33
Y hará la expiación por el santuario santo, y el tabernáculo de reunión;
también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación. 34
Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al
año por todos los pecados de Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.
Los versículos del 2 al 4 son sombra o imagen de la función sacerdotal que desempeñaría de una vez y para siempre Jesús: “Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio. Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un carnero para holocausto. Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua”.
Hebreos 9:7: pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;
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Hebreos 4:16: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 6:18-20: 18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
Mateo 27:51: Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron.
Los versículos del 7 al 10 nos hablan de dos machos cabríos, ambos son sombra o imagen de la redención que íbamos a obtener a través de Jesús. “Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación” (v. 9), la cual es sombra o imagen de la muerte de Jesús “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24), como dijo Juan cuando vio a Jesús “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Respecto del otro macho cabrío “sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto” (v. 10), éste es sombra o imagen de como Jesús quitaría de nosotros apartándolo de la presencia de Dios, “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Salmos 103:12), “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Isaías 53:11).
Los vv. 12 y 13 son sombra del camino franco que Cristo nos iba a abrir detrás del velo hacia la presencia de Dios. “Después tomará un incensario lleno de brasas 159
de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera”. Recordemos que “detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el Lugar Santísimo” (Hebreos 9:3), “queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al Lugar Santísimo aún no había sido revelado en tanto que el primer tabernáculo permaneciera en pie” (Hebreos 9:8). Jesús accede hacia el lugar santísimo “por el camino que él nos consagró nuevo y vivo, por el velo, esto es, por su carne” (Hebreos 10:20), como Él mismo dijo “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6), por lo cual “tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo” (Hebreos 6:19). El versículo 27, de Levítico 16, “Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol”, hace referencia, de igual forma, al sacrificio redentor de Jesús. “Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir” (Hebreos 13:11-14).
La imagen o sombra de los dos machos cabríos de Expiación, representan el sacrificio redentor de Jesús, tal como proféticamente lo describió el profeta Isaías:
Isaías 53 1
¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el
brazo de Jehová?
160
2
Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay
parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará?
Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su
muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. 10
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su
conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
161
Como una anotación adicional a lo comentado sobre esta fiesta, está la cuestión de algo que en el pueblo de Israel se conocía como el jubileo. El jubileo era una indicación dada por Dios y que uno puede leer en el capítulo 25 de Levítico, donde cada cincuenta años se ponían los esclavos en libertad, se dejaban de trabajar las tierras y se restituían las posesiones que se habían comprado, lo interesante es que el inicio del jubileo estaba decretado a iniciar, cada cincuenta años, con la fiesta de Expiación, la cual como ya se ha visto es el día 10 del séptimo mes. 8
Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que
los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. 9
Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los
diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. 10
Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a
todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia.
Pudiendo iniciar en cualquier momento o en cualquier fiesta, Dios decreta que el inicio del jubileo coincida, cada cincuenta años, con la fiesta de Expiación, declarando aún más la naturaleza de esta última, pues el jubileo gira en torno a la liberación del esclavo o cautivo, la restitución de los familiares y la reintegración de las posesiones perdidas.
Después de todo lo que se ha mencionado sobre esta fiesta, queda más claro el significado de la misma, sobre todo si consideramos, como se hizo al inicio de este apartado referido a dicha fiesta, que el nombre de la misma no es condenación, castigo, destrucción, separación, culpa, sino Expiación, que como vimos significa cubrir, expiar, condonar, cancelar, perdonar, reconciliar.
162
“He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor” (2 Reyes 20:5) “Y en aquel día dirás: Te doy gracias, oh Jehová, porque aunque estabas airado conmigo, se ha apartado tu ira y me has consolado” (Isaías 12:1)
Este cubrimiento, expiación, condonación, cancelación, perdón o reconciliación, nos dan la pauta para la siguiente y última fiesta, la de los Tabernáculos, cuando en Jeremías 31:34 dice: “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
Por último, y al igual que en las demás fiestas, Números 29:8-11 nos habla holocaustos, ofrendas y libaciones que complementa esta festividad con toda la solemnidad, plenitud y perfección de la misma.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe hacer otra ofrenda el día de expiación, sigue vigente más sin embargo espiritualizado teniendo su cumplimiento al final del milenio donde todos aquellos que no llegaron al conocimiento de Cristo, tengan la primer oportunidad, no la segunda sino la primera, de ser salvos, donde todas las naciones, pueblos y lenguas de todos los tiempos que no hayan conocido a Jesús tendrán la oportunidad, no una segunda oportunidad sino la única en su vida, de conocerlo y en libertad optar por aceptarlo rechazarlo y pasar así a formar parte de la familia de Dios como Sus hijos.
163
49. En el Día de la Expiación también se debe realizar el servicio religioso (Lv. 16) “1 Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron. 2
Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en
el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio. 3
Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un
carnero para holocausto. 4
Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y
se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua. 5
Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para
expiación, y un carnero para holocausto. 6
Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la
reconciliación por sí y por su casa. 7
Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la
puerta del tabernáculo de reunión. 8
Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y
otra suerte por Azazel. 9
Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y
lo ofrecerá en expiación. 10
Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará
vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. 11
Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la
reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
164
12
Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de
Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. 13
Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume
cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera. 14
Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el
propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. 15
Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y
llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. 16
Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de
sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas. 17
Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la
expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación de Israel. 18
Y saldrá al altar que está delante de Jehová, y lo expiará, y tomará de la sangre
del becerro y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor. 19
Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y lo
santificará de las inmundicias de los hijos de Israel. 20
Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el
altar, hará traer el macho cabrío vivo; 21
y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y
confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. 22
Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra
inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto.
165
23
Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se quitará las vestiduras de
lino que había vestido para entrar en el santuario, y las pondrá allí. 24
Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario, y después de
ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por el pueblo. 25
Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado.
26
El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará
también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento. 27
Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el
pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol. 28
El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y
después podrá entrar en el campamento. 29
Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del
mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. 30
Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos
vuestros pecados delante de Jehová. 31
Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto
perpetuo. 32
Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser
sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas. 33
Y hará la expiación por el santuario santo, y el tabernáculo de reunión; también
hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación. 34
Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al año por
todos los pecados de Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó”
166
Las instrucciones dadas por Dios como parte de las celebraciones de las fiestas establecidas con su pueblo como parte del Pacto eran muy concretas y específicas pero sobre todo simbólicas.
Levítico 16 contiene las instrucciones relativas precisamente al Día de la Expiación.
Como parte del rito que tenía que llevar a cabo el Pueblo de Israel el Día de la Expiación se señalaba el que “de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación, y un carnero para holocausto” (Levítico 16:5), de igual forma sobre estos se instruía diciendo que “después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto” (Levítico 7-10).
El macho cabrío sacrificado representaba a Cristo crucificado, como señala Romanos 5:10-12: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
En ese sentido, el sacrificio redentor de Cristo nos ganó la posibilidad de vida eterna, como señala Pablo escribiendo a los de Corinto, “más ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos 167
serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (1 Corintios 15:20-23).
De igual forma el macho cabrío que se va al desierto representa a Cristo, ya que como dice Juan en su primer carta, “hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1-2).
En este sentido, Cristo resucitado funge como mediador entre nosotros y Dios, “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5), desempeñando esta función como nuestro Sumo Sacerdote, “y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto” (Hebreos 7:15).
Dado lo que Cristo nos ganó con Su muerte y resurrección, la Escritura nos exhorta de manera individual a vivir en esa libertad obtenida, “estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).
Siendo que lo anterior también es aplicable para la comunidad de los redimidos, como escribe Pablo a Tito diciendo “quien se dio a sí mismo [Jesús] por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2:14).
Estas noticias son de gozo y alegría, buenas nuevas le llama la Palabra, donde los redimidos son hechos herederos de las promesas, como señala proféticamente Isaías, “en gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10)
168
Con base en todo lo anterior, el creyente siempre debe tener en mente lo que señala la Escritura cuando dice “ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2). Ante esto, solo hay una actitud posible en el creyente: “Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, y mi alma, la cual redimiste” (Salmos 71:23), dedicando su vida a la santificación para vida eterna, “más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Romanos 6:22), ya que no hay otra forma de salvarse, “y en ningún otro [salvo en Cristo]hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que en el Día de la Expiación también se debe realizar el servicio religioso, sigue vigente más sin embargo espiritualizado teniendo en Cristo la realización de la redención donde con su sacrificio nos ganó vida eterna llevando consigo nuestros pecados para nunca más ser recordados, siendo que de esta forma estamos llamados a vivir una vida de santidad para vida eterna, tal cual corresponde a todo redimido como hijo de Dios.
169
50. Se debe llevar un servicio religioso cada día de la fiesta de tabernáculos (Nm. 29:13) “Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida a Jehová en olor grato, trece becerros de la vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año; han de ser sin defecto”
La última fiesta en el orden de las establecidas por Dios era la de los Tabernáculos. Tabernáculos (sukkōt, סורוי, es una palabra plural que deriva de sukkah, סורמ, y que significa cabaña, tienda tabernáculo; esta última tiene su referente con la palabra mishkán, הָ֖ עְ שימ, morada, vivienda, tabernáculo).
Como señala Levítico Levítico 23:34 (Levítico 23:39, 41; Números 29:12) esta fiesta se celebraba “a los quince días de este mes séptimo”, el séptimo mes era Tishri (Septiembre-Octubre), como ya se comentó es la última fiesta de las tres consideradas de otoño: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos.
Las primeras referencias a la palabra tabernáculo las encontramos en Éxodo y se refiere al santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Éxodo 25:8-9: Y que hagan un santuario [mishkán, ]הָ֖ עְ שימpara mí, para que yo habite entre ellos. Conforme a todo lo que te voy a mostrar, [conforme] al diseño del tabernáculo [mishkán, ]הָ֖ עְ שימy al diseño de todo su mobiliario, así [lo] haréis.
Lo interesante de Éxodo 25:8-9 es que el Tabernáculo, en palabras de Dios mismo, era “para que yo habite entre ellos” (Éxodo 25-27, 30, contiene las especificaciones de cómo habría de construirse el Tabernáculo de Éxodo 25:8-9). En Juan 1:14 tenemos una cita muy conocida, referida a Jesús, que señala como es que “el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria 170
como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. La palabra traducida como “habitó” es eskēnōsen, ἐσκήνωσεν que significa morada, vivienda, tabernáculo, exactamente igual que mishkán, הָ֖ עְ שימ. Si tradujéramos Juan 1:14 bajo esta premisa sería correcto indicar que “el Verbo se hizo carne, y [levantó su tienda, levantó su tabernáculo] entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. Ahora bien, si la palabra para Tabernáculo es mishkán, הָ֖ עְ שימ, ¿de dónde viene referirse a esta fiesta por sukkōt, ?סורויEn las instrucciones dadas por Dios sobre uno de los aspectos que esta fiesta debía de cubrir, contenidos en Levítico 23:3942, se señala que “en tabernáculos [sukkōt, ] סורויhabitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos [sukkōt, ”]סורוי, en cumplimiento de esto vemos cómo es que Nehemías 8:17 relata cómo es que después del cautiverio la gente de Israel comenzó de nuevo a celebrar esta fiesta y señala “Y toda la congregación que volvió de la cautividad hicieron tabernáculos [sukkōt, ]סורוי, y en tabernáculos [sukkōt, ]סורויhabitaron; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande”. Así vemos que el pueblo en tiempos de Nehemías, para celebrar esta fiesta, construyó tabernáculos [sukkōt, ]סורוי.
Así que tenemos dos referentes para la palabra Tabernáculo, uno relacionado con el lugar donde mora [vivienda] Dios y Su Hijo, el otro referido con los lugares donde mora [vivienda] su pueblo. De esta forma la fiesta de los Tabernáculos tiene su referente en la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma se refiere a nosotros cuando lleguemos a ser tabernáculos.
Siguiendo con el análisis de la fiesta vemos como se menciona en Levítico 23:34, Números 29:12 y Deuteronomio 16:13 que la fiesta de los Tabernáculos debía ser celebrada por el pueblo de Israel durante siete días, siendo el primer día de estos 171
siete de reposo (Levítico 23:36, 39; Números 29:12). Números 29:13-34 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en cada uno de estos siete días, pero Levítico 23:39 y Números 29:35 menciona un octavo día de fiesta, el cual también era de reposo, un día que sale o excede los siete propiamente de los siete de la fiesta de los tabernáculos pero que aun así se vincula con ésta. Números 29:36-38 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en este octavo día. ¿Por qué si la fiesta son siete días existe un octavo día de fiesta? Porque representa dos momentos diferentes de la misma pero íntimamente relacionados. En este apartado se comentará sobre ese primer momento dejando para el siguiente lo relativo al octavo día.
Como ya se comentó, la fiesta de los Tabernáculos tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero esto lleva dos momentos diferentes de los misma pero íntimamente relacionados: los siete días de la fiesta de los Tabernáculos referidos a partir del momento cuando Jesús regresa a regir las naciones (lo cual empieza desde el milenio) y el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos referido al momento posterior cuando el Padre habita entre nosotros.
Los siete días de la fiesta representan el tiempo de Jesús con los hombres a partir de su segunda venida, ese Jesús “Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos [son] como llama de fuego, y [hay] en su cabeza muchas diademas; y [tiene] un nombre escrito que ninguno [conoce] sino él mismo. [Está] vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le [siguen] en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro [ ]. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Revelación 19:11-16).
Esto es muy importante tenerlo en mente pues así como las primeras cuatro fiestas de primavera - Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés- están 172
íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos, de igual forma últimas tres fiestas de otoño -Trompetas, Expiación, y Tabernáculosestá de igual forma están íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos. Esta casi única secuencia de eventos representadas por las tres fiestas de otoño se refieren al regreso de Jesús con la resurrección/transformación de los santos que serán reyes y sacerdotes con Él en el milenio, seguido por el período para que todos los que nunca tuvieron la oportunidad de conocer la Verdad puedan conocerla, ser corregidos (castigados) y puedan optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para vida o muerte, y que concluye con el Padre habitando entre nosotros.
Ahora hay que ver también otro aspecto de esta fiesta. Como ya se comentó, la fiesta de los Tabernáculos tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma tiene un segundo referente a de la sombra representativa a cumplimentarse en un nosotros al llegar a ser tabernáculos. 1 Corintios 3:16 nos pregunta “¿no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”, así que nosotros somos el templo de Dios y Su Espíritu mora en nosotros.
Si bien somos templo de Dios estamos siendo en este momento edificados, sobre esto Efesios 2:19-20 nos dice “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular”, de igual forma Colosenses 2:6-7 dice “Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en El; firmemente arraigados y edificados en El y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud”.
173
Es curioso que sólo la fiesta de Panes sin levadura, y ésta, Tabernáculos, no tienen un referente temporal único en el Nuevo Testamento, es decir, todas las fiestas que Israel celebraba en el Antiguo Testamento apuntan a un momento preciso histórico en la historia de la salvación de la humanidad, sea ya cumplido o por cumplirse, representado por una fecha exacta para su cumplimiento, pero no así Panes sin levadura y Tabernáculos, fiestas que duran siete y siete más un día, respectivamente, que señalan hacia una vida de perfección y santidad, en el caso de Panes sin levadura para la iglesia recogida en la primer siega y para Tabernáculos para el resto de la humanidad recogida al cumplimiento del plan de Dios.
Por último, y al igual que en las demás fiestas, Números 29:13-38 nos habla holocaustos, ofrendas y libaciones que complementa esta festividad, tanto en los siete días de la misma como en el octavo día, con toda la solemnidad, plenitud y perfección de dicha fiesta.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe llevar un servicio religioso en el octavo día de la fiesta de tabernáculos, sigue vigente más sin embargo espiritualizado teniendo como un primer referente la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma tiene un segundo referente a de la sombra representativa a cumplimentarse en un nosotros al llegar a ser tabernáculos, tal corresponde a todo hijo de Dios.
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51. También se debe llevar el octavo día del mismo (Nm. 29:36) “Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero, siete corderos de un año sin defecto”
La última fiesta en el orden de las establecidas por Dios era la de los Tabernáculos. Tabernáculos (sukkōt, סורוי, es una palabra plural que deriva de sukkah, סורמ, y que significa cabaña, tienda tabernáculo; esta última tiene su referente con la palabra mishkán, הָ֖ עְ שימ, morada, vivienda, tabernáculo). Como señala Levítico Levítico 23:34 (Levítico 23:39, 41; Números 29:12) esta fiesta se celebraba “a los quince días de este mes séptimo”, el séptimo mes era Tishri (Septiembre-Octubre), como ya se comentó es la última fiesta de las tres consideradas de otoño: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos.
Siguiendo con el análisis de la fiesta vemos como se menciona en Levítico 23:34, Números 29:12 y Deuteronomio 16:13 que la fiesta de los Tabernáculos debía ser celebrada por el pueblo de Israel durante siete días, siendo el primer día de estos siete de reposo (Levítico 23:36, 39; Números 29:12). Números 29:13-34 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en cada uno de estos siete días, pero Levítico 23:39 y Números 29:35 menciona un octavo día de fiesta, el cual también era de reposo, un día que sale o excede los siete propiamente de los siete de la fiesta de los tabernáculos pero que aun así se vincula con ésta. Números 29:36-38 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en este octavo día. ¿Por qué si la fiesta son siete días existe un octavo día de fiesta? Porque representa dos momentos diferentes de la misma pero íntimamente relacionados.
Como ya se comentó, la fiesta de los Tabernáculos tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero esto lleva dos momentos diferentes de los misma pero íntimamente relacionados: los siete días de la fiesta de los Tabernáculos 175
referidos a partir del momento cuando Jesús regresa a regir las naciones (lo cual empieza desde el milenio) y el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos referido al momento posterior cuando el Padre habita entre nosotros.
Los siete días de la fiesta representan el tiempo de Jesús con los hombres a partir de su segunda venida, ese Jesús “Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos [son] como llama de fuego, y [hay] en su cabeza muchas diademas; y [tiene] un nombre escrito que ninguno [conoce] sino él mismo. [Está] vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le [siguen] en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro [ ]. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Revelación 19:11-16). El octavo día que excede la fiesta, representa el tiempo del Padre con los hombres cuando todas las cosas sean restauradas y todo sujetado a sus pies para que Él sea todo en todos. Representar ese tiempo como un octavo excedente de la fiesta es precisamente para denotarle como “el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver” (1 Timoteo 6:16).
Al respecto 1 Corintios 15:25-28, a manera explicativa, nos habla de esos dos momentos diferentes pero íntimamente relacionados referidos en la fiesta de Tabernáculos: 25
Porque preciso es que [Jesús] reine [inicio de Tabernáculos] hasta que
haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
27
Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que
todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28
Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo
mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos [conclusión de Tabernáculos]. 176
Esto es muy importante tenerlo en mente pues así como las primeras cuatro fiestas de primavera - Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés- están íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos, de igual forma últimas tres fiestas de otoño -Trompetas, Expiación, y Tabernáculosestá de igual forma están íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos. Esta casi única secuencia de eventos representadas por las tres fiestas de otoño se refieren al regreso de Jesús con la resurrección/transformación de los santos que serán reyes y sacerdotes con Él en el milenio, seguido por el período para que todos los que nunca tuvieron la oportunidad de conocer la Verdad puedan conocerla, ser corregidos (castigados) y puedan optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para vida o muerte, y que concluye con el Padre habitando entre nosotros.
El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que se debe llevar un servicio religioso en el octavo día de la fiesta de tabernáculos, sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido al ulterior del plan de salvación cuando el Padre habite entre nosotros, sus hijos.
177
Conclusión
El elegido que ha respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo sabe que las leyes mosaicas, en su acepción material, no están vigentes, no así la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos que siguen vigentes e incluso han sido engrandecidas por nuestro Señor, con todo y todo las leyes mosaicas tienen una comprensión espiritual que es aplicable para la vida cristiana y que redundan en edificación.
Pretender, como algunos hacen, que por el simple hecho de que las leyes mosaicas no tengan más aplicación material las mismas deben desecharse sin más ni más es contradecir la Palabra que señala claramente que “toda la Escritura es inspirada por Dios [toda, no sólo una parte], y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17), de esta forma uno, con la guía del Espíritu de Dios, debe escudriñar la Palabra, incluyendo lo relativo a las leyes mosaicas, buscando esa edificación que mediante su comprensión espiritual puede obtenerse.
De igual forma debe indicarse que lo compartido en este volumen no es lo único que uno puede encontrar si estudia, bajo la luz de la redención obtenida por nuestro Señor Jesús, lo relativo a las leyes mosaicas. En todo caso dependerá del que en el Camino anda el seguir buscando en la Palabra la instrucción que para su propia edificación pueda encontrar, como nuestro Señor señaló “todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo 13:52), pero en esto debe considerarse lo dicho por Pablo en el sentido de que “lo espiritual no es primero, sino lo natura; luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46), por lo que teniendo lo material, las leyes mosaicas, uno debe avanzar en la comprensión de lo espiritual.
178
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para crecer en el conocimiento del Padre y de Su Hijo, a través de la Palabra escrita y de la Palabra hecha carne, para Su mayor gloria, para testimonio de las naciones y para nuestra propia edificación, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.
179
Los 613 Mandamientos de las leyes mosaicas2
248 Mandamientos Positivos -de acción, de hacer-
Dios 1. Creer que Dios existe (Éx. 20:2) 2. Reconocer su unidad (Dt. 6:4) 3. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (Dt. 6:5) 4. Temer a Dios (Dt. 6:13; 10:20) 5. Servir a Dios con todo el corazón y con toda el alma (Dt. 11:13; Éx. 23:25) 6. Seguir a Dios (Dt. 10:20) 7. Jurar sólo por su nombre (Dt. 10:20) 8. Imitar a Dios (Dt. 28:9) 9. No profanar el nombre de Dios (Lv. 22:32)
La Ley 10. Ha de enseñarse la ley a los hijos en todo momento (Dt. 6:7) 11. Ha de estudiarse la Ley y enseñarla a otros (Dt. 6:7) 12. Ha de atarse un frontal a la cabeza (Dt. 6:8) 13. También ha de atarse a la mano (Dt. 6:8) 14. Ha de hacerse una franja [tzit-tzit] en los vestidos (Nm. 15:38) 15. Ha de fijarse una mezuzá en la puerta (Dt. 6:9) 16. El pueblo ha de reunirse cada séptimo año para oír la lectura de la Ley (Dt. 31:10-13) 17. El rey ha de escribir una copia especial de la Ley para si mismo (Dt. 17:18) 18. Cada persona ha de tener un rollo propio de la Ley para sí mismo (Dt. 31:19) 19. Se ha de alabar a Dios después de comer (Dt. 8:10)
2
Los 613 Mandamientos de la Tora (Ley), KEHILÁ Camino a Emaús, https://www.caminoaemaus.org/los-613-mandamientos-de-la-ley/
180
El Templo y el Sacerdote 20. Construir un templo para Dios (Éx. 25:8) 21. Deben respetarlo (Lv. 19:30) 22. Debe ser vigilado a toda hora (Nm. 18:4) 23. Los levitas deben realizar sus tareas específicas en él (Nm. 18:23) 24. Antes de entrar en el templo o participar del culto, los sacerdotes deben lavarse las manos y los pies (Éx. 30:19) 25. Los sacerdotes deben prender las lámparas todos los días (Éx. 27:20,21) 26. Los sacerdotes deben bendecir a Israel (Nm. 6:23) 27. Deben colocar el pan de la proposición (Éx. 25:30) 28. Deben quemar el incienso dos veces por día en el altar de oro (Éx. 30:7,8) 29. Deben mantener el fuego ardiendo en el altar continuamente (Lv. 6:13) 30. Deben quitar las cenizas diariamente (Lv. 6:10,11) 31. Deben mantener fuera del campamento a las personas ritualmente inmundas (Nm. 5:2,3) 32. Israel debe honrar a sus sacerdotes (Lv. 21:8) 33. Los sacerdotes deben usar vestimenta sacerdotal especial (Éx. 28:2) 34. El arca debe ser llevada sobre los hombros de los sacerdotes (Nm. 7:9) 35. Deben preparar el aceite para ungir según una fórmula especial (Éx. 30:31) 36. Las familias sacerdotales deben oficiar en rotación (Dt. 18:6-8) 37. En honor a ciertos parientes cercanos muertos, los sacerdotes deben hacerse ritualmente inmundos (Lv. 21:2,3) 38. El sumo sacerdote puede casarse sólo con una virgen (Lv. 21:13 y 14)
Sacrificios 39. Se debe ofrecer el sacrificio encendido dos veces por día (Nm. 28:3) 40. El sumo sacerdote también debe ofrecer una ofrenda de harina dos veces por día (Nm. 28:5) 41. Se debe ofrecer un sacrificio adicional cada día de reposo (Nm. 28:9) 42. También se debe ofrecer el primer día de cada mes (Nm. 28:11)
181
43. Se debe ofrecer un servicio religioso en cada uno de los siete días de la Pascua (Lv. 23:36) 44. También se debe llevar una ofrenda la primera cebada en el segundo día de la Pascua (Lv. 23:10) 45. Se debe ofrecer un servicio religioso el día de las primicias (Nm. 28:26-27) 46. Se deben ofrecer dos panes como ofrenda mecida (Lv. 23:17) 47. Se debe hacer un sacrificio adicional en el primer día del séptimo mes (Nm. 29:1-2) 48. Se debe hacer otra ofrenda el día de expiación (Nm. 29:7-8) 49. En el Día de la Expiación también se debe realizar el servicio religioso (Lv. 16) 50. Se debe llevar un servicio religioso cada día de la fiesta de tabernáculos (Nm. 29:13) 51. También se debe llevar el octavo día del mismo (Nm. 29:36) 52. Se debe celebrar a Dios tres fiestas al año (Éx. 23:14) 53. Debe presentarse ahí durante las tres fiestas de peregrinación (Éx. 34:23; Dt. 16:16) 54. Debe haber regocijo durante las fiestas (Dt. 16:14) 55. Se debe matar el cordero de la pascua el decimocuarto día del mes de Nisán (Éx. 12:6) 56. Entonces se debe usar y comer el cordero la noche del quince (Éx. 12:8) 57. Los que están ritualmente impuros en el mes de Abib deben matar el cordero de la Pascua el 14 del segundo mes (Nm. 9:11) 58. Entonces se debe comer el matza con hierbas amargas (Éx. 12:8; Nm. 9:11) 59. Se deberán tocar las trompetas cuando se lleven los sacrificio festivos y también en momentos de tribulación (Nm. 10:10) 60. Los animales a ser sacrificados deben tener por lo menos ocho días (Lv. 22:27) 61. También deben ser sin defecto (Lv. 22:21) 62. Todas las ofrendas deben ser saladas (Lv. 2:13) 63. Es un mitzvá realizar el ritual de la ofrenda encendida (Lv. 1:2) 64. También se aplica a la ofrenda por el pecado (Lv. 6:18) 65. También se aplica a la ofrenda por la culpa (Lv. 7:1) 182
66. También se aplica a la ofrenda de paz (Lv. 3:1) 67. También se aplica a la ofrenda de harina (Lv. 2:1; 6:7) 68. Si el pueblo se equivoca en una decisión, sus miembros deben ofrecer una ofrenda por el pecado (Lv. 4:13,14) 69. La persona que peca por yerro también debe llevar esta ofrenda (Lv. 4:27) 70. Cuando hay duda sobre haber cometido un pecado de este tipo por ignorancia se debe llevar una ofrenda por la culpa “suspensiva” (Lv. 5:17,18) 71. Se debe llevar una ofrenda de culpa por robar ó jurar falsamente y por otros pecados de naturaleza similar (Lv. 5:15; 19:20,21; 21-25) 72. Bajo circunstancias especiales la ofrenda por el pecado puede ser según los medios de la persona (Lv. 5:1-11) 73. Se deben confesar los pecados ante Dios y arrepentirse de ellos (Nm. 5:6,7) 74. El varón con flujo seminal debe llevar un sacrificio (Lv. 15:13-15) 75. La mujer con flujo debe llevar un sacrificio (Lv. 15:28,29) 76. La mujer debe llevar un sacrificio después del parto (Lv. 12:6) 77. El leproso debe llevar un sacrificio después de haber sido purificado (Lv. 14:10) 78. Se debe diezmar el ganado (Lv. 27:32) 79. El primogénito del ganado limpio (permitido) es santo y debe ser sacrificado (Éx. 13:2) 80. El primogénito del hombre debe ser redimido (Éx. 22:28; Nm. 18:15) 81. Se debe redimir el primogénito del asno (Éx. 34:20) 82. Si no se debe quebrar su cerviz (Éx. 13:13) 83. Los animales apartados como sacrificios deben llevarse a Jerusalén sin demora (Dt. 12:5,6) 84. Sólo pueden ser sacrificados en el templo (Dt. 12:14) 85. Las ofrendas de afuera de la tierra de Israel también pueden ser llevadas al templo (Dt. 12:26) 86. Se deben redimir los animales santificados que desarrollan defectos (Dt. 12:15) 87. Un animal cambiado por una ofrenda también es sagrado (Lv. 27:33) 88. Los sacerdotes deben comer el resto de la ofrenda de harina (Lv. 6:9)
183
89. También deben comer la carne de las ofrendas por el pecado y la culpa (Éx. 29:33) 90. Pero la carne consagrada que se ha vuelto ritualmente inmunda debe ser quemada (Lv. 7:19) 91. Además, la carne no comida dentro del tiempo establecido también debe ser quemada (Lv. 7:17)
Votos 92. El nazareo debe dejar que su cabello crezca durante el periodo de su separación (Nm. 6:5) 93. Cuando termina ese periodo deben raparse la cabeza y llevar su sacrificio (Nm. 6:18) 94. El hombre debe honrar sus votos y sus juramentos (Dt. 23:21) 95. Estos sólo pueden ser anulados de acuerdo con la ley (Nm. 30)
Pureza Ritual 96. Todo el que toca un cuerpo muerto se vuelve ritualmente inmundo (Lv. 11:8, 24) 97. Todo el que toca una de las ocho especies de reptiles se vuelve ritualmente inmundo (Lv. 11:29-31) 98. El alimento se vuelve inmundo al entrar en contacto con un objeto ritualmente inmundo (Lv. 11:34) 99. Las mujeres con menstruación son ritualmente inmundas (Lv. 15:19) 100.
Después del parto las mujeres son ritualmente inmundas durante siete días
(Lv. 12:2) 101.
El leproso es ritualmente inmundo (Lv. 13:3)
102.
La ropa del leproso es ritualmente inmunda (Lv. 13:51)
103.
La casa del leproso es inmunda (Lv. 14:44)
104.
El hombre con flujo es inmundo (Lv. 15:2)
105.
El semen es inmundo (Lv. 15:16)
106.
La mujer con flujo es inmunda (Lv. 15:19) 184
107.
El cadáver humano es inmundo (Nm. 19:14)
108.
El agua purificadora, purifica lo inmundo pero hace lo limpio ritualmente
inmundo (Nm. 19:13,21) 109.
Volverse ritualmente limpio por inmersión ritual (Lv. 15:16)
110.
Para purificarse de la lepra hay que seguir los procedimientos especificados
(Lv. 14:2) 111.
Hay que raparse todo el cabello (Lv. 14:9)
112.
Hasta que sea purificado debe tener la cabeza descubierta y la ropa
rasgada para ser reconocido fácilmente (Lv. 13:45) 113.
Se deben usar las cenizas de la vaca alazana en el proceso de la
purificación ritual (Nm. 19:2-9)
Donaciones al Templo 114.
Si una persona decide dar su propio valor al templo debe hacerlo (Lv. 27:2-
8) 115.
Si el hombre declara un animal inmundo como donación al templo debe dar
el valor del animal en dinero, fijado por el sacerdote (Lv. 27:11,12) 116.
Esto se aplica a una casa (Lv. 27:14)
117.
Esto se aplica a un campo (Lv. 27:16,22,23)
118.
Si alguien deriva beneficios de la propiedad del templo involuntariamente,
deberá hacer restitución plena más la quinta parte (Lv. 5:16) 119.
El fruto del cuarto año de los árboles está consagrado (Lv. 19:24)
120.
Al segar un campo se deben dejar los rincones para los pobres (Lv. 19:9)
121.
También se debe dejar el espigueo (Lv. 19:9)
122.
También se deben dejar las gavillas olvidadas (Dt. 24:19)
123.
También se deben dejar los racimos de uva mal formados (Lv. 19:10)
124.
También se debe dejar el espigueo de las uvas (Lv. 19:10)
125.
Se deben separar las primicias de las frutas y llevarlas al templo (Éx. 23:19)
126.
Se debe separar la gran ofrenda de las primicias (teruma) y dársela al
sacerdote (Dt. 18:4) 127.
Hay que dar un diezmo de la producción a los levitas (Lv. 27:30; Nm. 18:24) 185
128.
Se debe separar un segundo diezmo y comerlo sólo en Jerusalén (Dt.
14:22) 129.
Los levitas deben dar un diezmo de su diezmo a los sacerdotes (Nm. 18:26)
130.
En el tercer y sexto año del ciclo de siete años hay que separar un diezmo
para los pobres en vez del segundo diezmo (Dt. 14:28) 131.
Se debe recitar una declaración al separar los diversos diezmos (Dt. 26:13)
132.
Esto también se requiere al llevar las primicias al templo (Dt. 26:5)
133.
Se debe dar la primera porción de la masa al sacerdote (Nm. 15:20)
El Año Sabático 134.
En el séptimo año nada de lo que crece tiene dueño y está dispuesto para
todos (Éx. 23:11) 135.
Los campos deben estar en barbecho y no se debe arar la tierra (Éx. 34:21)
136.
El año del jubileo (el quincuagésimo) debe ser sagrado (Lv. 25:10)
137.
Se ha de tocar la trompeta en el día de la expiación en el año del jubileo y
todos los esclavos hebreos deben ser libertados (Lv. 25:9) 138.
En el año del jubileo, toda la tierra debe ser devuelta a sus dueños
ancestrales (Lv. 25:24) 139.
En una ciudad con muros, el vendedor tiene el derecho de volver a comprar
una casa dentro de un año de la venta (Lv. 25:29,30) 140.
Comenzando con la entrada en la tierra de Israel, se deben contar los años
del jubileo y anunciarlos a intervalos de uno y siete años (Lv. 25:8) 141.
En el séptimo año se anulan todas las deudas (Dt. 15:3)
142.
Sin embargo, se puede cobrar la deuda debida por un extranjero (Dt. 15:3)
143.
El sacerdote debe recibir su porción del animal sacrificado (Dt. 18:3)
144.
También debe recibir la primicia de la lana (Dt. 18:4)
145.
El voto especial debe diferenciar lo que pertenece al templo y lo que es
para los sacerdotes (Lv. 27:21,28) 146.
Para ser aptos para el consumo, los animales y las aves deben ser
sacrificados según la ley (Dt. 12:21)
186
147.
Si no son de una especie domesticada, su sangre debe ser cubierta con
tierra después del sacrificio (Lv. 17:13) 148.
Se debe libertar al ave progenitor al tomar el nido (Dt. 22:7)
149.
Se deben examinar los animales para ver si son aptos para el consumo (Lv.
11:2) 150.
Esto también se aplicaba a las aves (Dt. 14:11)
151.
Esto también se aplicaba a las langostas (Lv. 11:21)
152.
Esto también se aplicaba a los peces (Lv. 11:9)
153.
El sanedrín debía santificar el primer día de cada mes y contar los años y
las estaciones (Éx. 12:2; Dt. 16:1)
Las Fiestas 154.
Se debe descansar durante el día de reposo (Éx. 23:12)
155.
Este día debía ser declarado santo al comenzar y al finalizar (Éx. 20:8)
156.
En el decimocuarto día de Abib se debe quitar toda la levadura de cada
casa (Éx. 12:15) 157.
En el decimoquinto día de Abib se debe relatar la historia del éxodo (Éx.
13:8) 158.
Se debe comer el matzá el decimoquinto día de Abib(Éx. 12:8)
159.
Se debe descansar el primer día de Panes sin Levadura (Éx. 12:16)
160.
También se debe descansar el séptimo día de Panes sin Levaduras (Éx.
12:16) 161.
Comenzando con el día de la primera gavilla (el decimosexto día Abib) se
deben contar cuarenta y nueve días (Lv. 23:35) 162.
Se debe descansar durante Shavuot [Pentecostes] (Lv. 23:21)
163.
Se debe descansar el día de Yom Teruah [el primer día del séptimo mes]
(Lv. 23:24) 164.
Se debe ayunar durante el día de Yom Kippur [día de la expiación] (Lv.
16:29) 165.
Se debe descansar durante el día Yom Kippur (Lv. 16:29,31)
166.
Se debe descansar el primer día de Sukkot (Lv. 23:35) 187
167.
Se debe descansar el octavo día de Sukkot [Shmini Atzeret] (Lv. 23:36)
168.
Durante la fiesta de Sukkot, Israel debe habitar en tabernáculos (Lv. 23:42)
169.
Se debían incluir cuatro tipos de árboles en la construcción del tabernáculo
(Lv. 23:40) 170.
Se debe tocar el shofar en Yom Teruah [el primer día del séptimo mes]
(Nm. 29:1)
La Comunidad 171.
Todo varón debía dar medio siclo al templo anualmente (Éx. 30:12,13)
Acerca de los Animales de Consumo 172.
Se debía obedecer al profeta (Dt. 18:15)
173.
Se debía nombrar un rey (Dt. 17:15)
174.
Se debía obedecer al sanedrín (Dt. 17:11)
175.
En caso de división, no seguir a la mayoría para hacer el mal o agravios
(Éx. 23:2) 176.
Se deben nombrar jueces y oficiales en cada pueblo (Dt. 16:18)
177.
Debían juzgar al pueblo imparcialmente (Lv. 19:15)
178.
Todo el que sea consciente de una evidencia debía ir a la corte a testificar
(Lv. 5:1) 179.
Se deben examinar a fondo los testigos (Dt. 13:15)
180.
Se les deberá hacer a los falsos testigos lo que ellos pensaban hacerle al
acusado (Dt. 19:19) 181.
Todo asesinato no resuelto requiere el sacrificio de una vaca (Dt. 21:4)
182.
Se deben establecer seis ciudades de refugio (Dt. 19:3)
183.
Se les deben dar ciudades a los levitas para habitar (Nm. 35:2)
184.
Se debe construir un pretil en el terrado de la casa para proteger a los
demás de posibles peligros (Dt. 22:8)
La Idolatría 185.
Se debe destruir la idolatría y sus accesorios (Dt. 7:5; 12:2) 188
186.
Se debe tratar a una ciudad que se ha pervertido de acuerdo con la ley (Dt.
13:17) 187.
Se debía destruir las siete naciones cananeas (Dt. 20:17)
188.
Se debía borrar la memoria de Amalek (Dt. 25:19)
189.
Se debían borrar los hechos de Amalek (Dt. 25:17)
La Guerra 190.
Se debían observar todas las reglas relativas a la guerra (Dt. 20:11, 12)
191.
Se debía nombrar a un sacerdote para tareas especiales en tiempo de
guerra (Dt. 20:2) 192.
El campo militar debía mantenerse en una condición sanitaria (Dt. 23:14,15)
193.
Todo soldado debía estar equipado con los implementos necesarios para
su seguridad (Dt. 23:14)
Sociales 194.
Se debe devolver la propiedad robada a su dueño (Lv. 5:23)
195.
Se debe dar caridad a los pobres (Lv. 25:35,36; Dt. 15:8)
196.
Cuando un esclavo hebreo queda en libertad, el amo debe darle presentes
(Dt. 15:14) 197.
Los pobres debían recibir préstamos sin intereses (Éx. 22:24)
198.
Se permitía cobrarles intereses en los préstamos a los extranjeros (Dt.
23:21) 199.
Se debía devolver la prenda al dueño si la necesitaba (Éx. 22:26; Dt. 24:13)
200.
Se debía pagar el salario a los trabajadores a tiempo (Dt. 24:15)
201.
También se le debe permitir comer del alimento con el cual está trabajando
(Dt. 23:25, 26) 202.
Se debe ayudar a descargar un animal cuando haga falta (Éx. 23:5)
203.
Se debe ayudar a cargar a un hombre o un animal cuando haga falta (Dt.
22:4) 204.
Se debe devolver la propiedad robada a su dueño (Éx. 23:4; Dt. 22:1)
205.
Se debe reprender al pecador (Lv. 19:17) 189
206.
Se debe amar al prójimo como a uno mismo (Lv. 19:18)
207.
También se debe amar al prosélito (Dt. 10:19)
208.
Las pesas y las medidas deben ser correctas (Lv. 19:36)
La Familia 209.
Se debe respetar a los sabios (Lv. 19:32)
210.
Se debe honrar a los padres (Éx. 20:12)
211.
Se debe temer a los padres (Lv. 19:3)
212.
Se debe contraer matrimonio para perpetuar la raza humana (Gn. 1:28)
213.
El matrimonio debe ser gobernado por la ley (Dt. 24:1)
214.
El esposo debe regocijarse con su esposa por un año (Dt. 24:5)
215.
Los niños varones deben ser circuncidados al octavo día (Gn. 17:10; Lv.
12:3) 216.
Si un hombre muere sin hijos, su hermano debe casarse con su viuda (Dt.
25:5) 217.
Si no lo hace, entonces debe dejarla en libertad (Dt. 25:9)
218.
El que viola a una virgen debe casarse con ella y nunca puede divorciarse
(Dt. 22:29) 219.
Si un hombre acusa injustamente a su mujer de promiscuidad prenupcial
debe ser castigado y nunca puede divorciarse (Dt. 22:18,19) 220.
El seductor debe ser castigado de acuerdo con la ley (Éx. 22:15-23)
221.
La mujer cautiva debe ser tratada de acuerdo con sus reglamentos
especiales (Dt. 21:11) 222.
El divorcio sólo puede se puede realizar por medio de un documento escrito
(Dt. 24:1) 223.
Una mujer acusada de adulterio debía someterse a la prueba exigida (Nm.
5:15-27)
Jurídica
190
224.
Se debe administrar los azotes de acuerdo con lo establecido por la ley (Dt.
25:2) 225.
La persona culpable de homicidio no intencionado debe ser exiliada (Nm.
35:25) 226.
La pena de muerte puede ser ejecutada con la espada (Éx. 21:20)
227.
Puede ser por estrangulación (Éx. 21:16)
228.
Puede ser por fuego (Lv. 20:14)
229.
Puede ser por apedreamiento (Dt. 22:24)
230.
En algunos casos se colgará el cuerpo de la persona ejecutada (Dt. 21:22)
231.
En este caso el cuerpo debe ser sepultado el mismo día (Dt. 21:23)
Los Esclavos 232.
Los esclavos hebreos debían servir seis años y ser libres en el séptimo (Éx.
21:2) 233.
El amo debía casarse con su sierva hebrea (Éx. 21:8)
234.
Si no, debía redimirla (Éx. 21:8)
235.
El esclavo extranjero debía ser tratado de acuerdo con el reglamento que
se aplica a él (Lv. 25:46)
Los Agravios 236.
Se debe administrar la ley aplicable en el caso de un daño causado por una
persona (Éx. 21:18) 237.
También si el daño es causado por un animal (Éx. 21:28)
238.
También si el daño es causado por un pozo (Éx. 21:33,34)
239.
Los ladrones deben ser castigados (Éx. 21:37-22:3)
240.
Se debe administrar justicia en casos de la entrada ilegal del ganado en
una propiedad (Éx. 22:4) 241.
También en casos de incendio premeditado (Éx. 22:5)
242.
También en casos de malversación por un guardián no pagado (Éx. 22:6-8)
243.
También en reclamos en contra de un guardián pagado (Éx. 22:9-12)
244.
También en reclamos en contra de un contratista o un deudor (Éx. 22:13) 191
245.
También en disputas que surgen de las ventas (Lv. 25:14)
246.
También en relación a disputas por herencias (Éx. 22:8)
247.
También en todos los demás asuntos (Dt. 25:12)
248.
Se debe rescatar a los perseguidos aunque signifique matar al opresor
(Nm. 27:8)
365 Mandamientos Negativos -No Hacer-
La Idolatría y las Prácticas Pertinentes 1. No creer en ningún dios aparte del único y verdadero Dios (Ex. 20:3) 2. No hacerse imágenes (Ex. 20:4) 3. No hacerse imágenes para que otros adoren (Lv. 19:4) 4. No hacer imágenes para ningún fin (Ex. 20:20) 5. No inclinarse ante ninguna imagen (Ex. 20:5) 6. No servir a ninguna imagen (Ex. 20:5) 7. No sacrificar niños a Moloc (Lv. 18:21) 8. No practicar la nigromancia (Lv. 19:31) 9. No recurrir a espíritus familiares (Lv. 19:31) 10. No tomar en serio la mitología de la idolatría (Lv. 19:4) 11. No construir un pilar ni siquiera para adorar a Dios (Dt. 16:22) 12. No construir un estrado con el mismo propósito (Lv. 20:1) 13. No plantar árboles en el templo (Dt. 16:21) 14. No jurar por los ídolos ni instigar a un idólatra a que lo haga (Ex. 23:13) 15. No alentar la adoración de ídolos, ni siquiera por no israelitas (Ex. 23:13) 16. No alentar alguien a adorar ídolos (Dt. 13:12) 17. No escuchar a nadie que difunda la idolatría (Dt. 13:8) 18. No dejar de odiarlo (Dt. 13:9) 19. No tener compasión por tal persona (Dt. 13:9) 20. No defender a tal persona (Dt. 13:9) 21. No intentar encubrir su crimen (Dt. 13:9) 22. Está prohibido derivar beneficio alguno del adorno de los ídolos (Dt. 7:25) 192
23. No reconstruir los ídolos destruidos (Dt. 13:17) 24. No disfrutar de ningún beneficio de su riqueza (Dt. 13:18) 25. No utilizar nada relacionado con los ídolos o la idolatría (Dt. 7:26) 26. Está prohibido profetizar falsamente en el nombre de los ídolos (Dt. 18:20) 27. Está prohibido profetizar falsamente en el nombre de Dios (Dt. 18:20) 28. No escuchar al que profetiza para los ídolos (Dt. 13:3,4) 29. No temer al falso profeta ni impedir su castigo con la muerte (Dt. 18:22) 30. No imitar las costumbres de los idólatras ni practicar sus costumbres (Lv. 20:23) 31. No practicar sus costumbres (Lv. 19:26) 32. No practicar sus agüeros (Dt. 18:10) 33. No practicar sus sortilegios (Dt. 18:10,11) 34. No practicar sus hechicerías (Dt. 18:10,11) 35. No practicar sus encantamientos (Dt. 18:10,11) 36. No imitar sus consultas a los muertos (Dt. 18:10,11) 37. No imitar sus conversaciones con espíritus familiares (Dt. 18:10,11) 38. No imitar su nigromancia (Dt. 18:10,11) 39. Las mujeres no han de usar ropa de hombres (Dt. 22:5) 40. Los hombres no han de usar ropa de mujeres (Dt. 22:5) 41. No hacerse tatuajes a la manera de los idolatras (Lv. 19:28) 42. No usar un mismo artículo de ropa hecho de lana mezclada con lino (Dt. 22:11) 43. No afeitarse los costados de la cabeza (Lv. 19:27) 44. No afeitarse la barba (Lv. 19:27) 45. No lacerarse por los muertos (Lv. 19:28; Dt. 16:1)
Prohibiciones Resultantes de Acontecimientos Históricos 46. Está prohibido volver a Egipto y vivir allí permanentemente (Dt. 17:16) 47. No dar rienda suelta a pensamientos o vistas impuras (Nm. 15:39) 48. No hacer pacto con las siete naciones cananeas (Ex. 23:32) 49. No perdonar la vida de ninguno de ellos (Dt. 20:16) 50. No mostrar misericordia a los idólatras (Dt. 7:2) 51. No permitir que habiten en Israel (Ex. 23:33) 193
52. No casarse con ellos (Dt. 7:3) 53. Una israelita no puede casarse con un amonita o un moabita aunque se convierta (Dt. 23:4) 54. No se debe odiar a un descendiente de Esaú por su genealogía (Dt. 23:8) 55. No se debe odiar a un egipcio por su genealogía (Dt. 23:8) 56. No hay que hacer las paces con los amonitas o los moabitas (Dt. 23:7) 57. Está prohibido destruir los árboles frutales aun en tiempo de guerra (Dt. 20:19) 58. No temer al enemigo (Dt. 7:21) 59. No olvidar el mal hecho por Amalec (Dt. 25:19)
La Blasfemia 60. No blasfemar el santo nombre (Lv. 24:16) 61. No quebrar un juramento hecho por su santo nombre (Lv. 19:12) 62. No tomar el nombre de Dios en vano (Ex. 20:7) 63. No profanarlo (Lv. 22:32) 64. No tentar al Señor Dios (Dt. 6:16) 65. No borrar el nombre de Dios de los textos sagrados ni destruir las instituciones dedicadas a su adoración (Dt. 12:4) 66. No permitir que el cuerpo de una persona colgada permanezca así durante la noche (Dt. 21:23)
El Templo 67. No ser negligente en la vigilancia del templo (Nm. 18:5) 68. El sumo sacerdote no debe entrar en el templo indiscriminadamente (Lv. 16:2) 69. Un sacerdote con defecto físico no debe entrar allí por ningún motivo (Lv. 21:23) 70. No puede servir allí aunque el defecto sea de una naturaleza temporal (Lv. 21:17) 71. No puede participar en el servicio allí hasta que haya pasado (21:8) 72. Los levitas y los sacerdotes no deben intercambiar sus funciones (Nm. 18:3)
194
73. Las personas ebrias no pueden entrar en el santuario ni enseñar la ley (Lv. 10:9-11) 74. Está prohibido que las personas que no son sacerdotes sirvan en el templo (Nm. 18:4) 75. También se aplica a los sacerdotes contaminados (Lv. 22:2) 76. También se aplica a los sacerdotes que han hecho la purificación necesaria pero que todavía están dentro del periodo de su contaminación (Lv. 21:6) 77. Ninguna persona contaminada puede entrar en el templo (Nm. 5:3) 78. Ninguna persona contaminada puede entrar en el monte del templo (Dt. 23:11) 79. No se debe hacer el altar de piedras labradas (Ex. 20:25) 80. La subida hacia él no debe ser por gradas (Ex. 20:26) 81. No se debe extinguir el fuego de él (Lv. 6:6) 82. No se puede quemar nada aparte del incienso especificado en el altar de oro (Ex. 30:9) 83. No se puede fabricar aceite común con los mismos ingredientes que el aceite para ungir (Ex. 30:32) 84. No se puede hacer un mal uso del aceite para ungir (Ex. 30:32) 85. No se puede utilizar incienso común en el alta de oro (Ex. 30:37) 86. No se quitarán las estacas del arca (Ex. 25:15) 87. No se separará el pectoral del efod (Ex. 28:28) 88. No se hará ningún corte en el vestido superior del sumo sacerdote (Ex. 28:32)
Sacrificios 89. No ofrecer sacrificios fuera del templo (Dt. 12:13) 90. No matar a animales consagrados fuera del templo (Lv. 17:3,4) 91. No santificar a un animal defectuoso (Lv. 20:22) 92. No matar a un animal defectuoso (Lv. 22:22) 93. No rociar la sangre de un animal defectuoso (Lv. 22:24) 94. No quemar las partes internas de un animal defectuoso (Lv. 22:22) 95. No hacer nada de lo anterior aunque el defecto sea de una naturaleza temporal (Dt. 17:1) 195
96. Ni siquiera permitir que un gentil ofrezca tal animal (Lv. 22:25) 97. No infligir un defecto en un animal consagrado para el sacrificio (Lv. 22:21) 98. No se puede ofrecer levadura ni miel en el altar (Lv. 2:11) 99. No se puede ofrecer nada sin sal en el altar (Lv. 2:13) 100.
No se puede ofrecer un animal recibido como pago a una ramera o como
precio por un perro (Dt. 23:19) 101.
No matar a un animal ni a su cría el mismo día (Lv. 22:28)
102.
Está prohibido utilizar aceite de oliva en la ofrenda por el pecado (Lv. 5:11)
103.
Lo mismo se aplica al incienso (Lv. 5:11)
104.
No utilizar aceite de oliva en la ofrenda de los celos (Nm. 5:15)
105.
No utilizar incienso en la ofrenda de los celos (Nm. 5:15)
106.
No sustituir sacrificios (Lv. 27:10)
107.
No tomar de una categoría y ponerla en otra (Lv. 27:26)
108.
No redimir al primogénito de los animales permitidos (Nm. 18.17)
109.
No vender el diezmo de la manada (Lv. 27:33)
110.
No vender un campo consagrado por voto (Lv. 27.28)
111.
No redimir un campo consagrado por voto (Lv. 27:28)
112.
Al matar un ave por una ofrenda de pecado no partir su cabeza (Lv. 5:8)
113.
No trabajar con un animal consagrado (Dt. 15:19)
114.
No trasquilar a un animal consagrado (Dt. 15:19)
115.
No matar el cordero de Pascua mientras todavía hay levadura alrededor
(Ex. 34:25) 116.
No dejar durante la noche aquellas partes que han de ser ofrecidas (Ex.
23:10) 117.
No dejar durante la noche aquellas partes que se han de comer (Ex. 12:10)
118.
No dejar ni una parte de la ofrenda festiva hasta el tercer día (Dt. 16:4)
119.
No dejar ninguna parte del segundo cordero pascual (Nm. 9:13)
120.
No dejar la ofrenda de acción de gracias hasta la mañana (Lv. 22:30)
121.
No quebrar un hueso del primer cordero de la Pascua (Ex. 12:46)
122.
No quebrar ningún hueso del segundo cordero (Nm. 9:12)
123.
No llevar su carne fuera de la casa donde se está comiendo (Ex. 12:46) 196
124.
No permitir que los restos de la ofrenda de harina se eleven (Lv. 6:10)
125.
No comer el cordero de la Pascua crudo o mojado (Ex. 12:9)
126.
No permitir que un habitante extranjero coma de él (Ex. 12:45)
127.
No permitir que una persona no circuncidada coma de él (Ex. 12:48)
128.
No permitir que un apóstata coma de él (Ex. 12:43)
129.
Una persona ritualmente inmunda no debe comer las cosas consagradas
(Lv. 12:4) 130.
Las cosas consagradas que se han vuelto inmundas no deben ser comidas
(Lv. 7:19) 131.
No se puede comer la carne sacrificial después del límite de tiempo (Lv.
19:6-8) 132.
No se puede comer la carne muerta por motivos equivocados (Lv. 7:18)
133.
Una persona que no es sacerdote no puede comer las cosas sagradas (Lv.
22:10) 134.
Tampoco las puede hacer el huésped o el obrero del sacerdote (Lv. 22:10)
135.
Tampoco las puede comer una persona no circuncidada (Lv. 22:10)
136.
Tampoco las puede comer un sacerdote contaminado (Lv. 22:4)
137.
Una hija de un sacerdote que está casada con uno que no es sacerdote no
puede comer las cosas sagradas (Lv. 22:12) 138.
No se debe comer la ofrenda de harina del sacerdote (Lv. 6:16)
139.
No se puede comer la carne de la ofrenda por el pecado sacrificada dentro
del santuario (Lv. 6:23) 140.
No se pueden comer los animales consagrados que se han vuelto
defectuosos (Dt. 14:3) 141.
No comer el segundo diezmo del grano (Dt. 12:17)
142.
No tomar el segundo diezmo del vino (Dt. 12:17)
143.
No comer el segundo diezmo del aceite (Dt. 12:17)
144.
No comer las primicias sin defecto fuera de Jerusalén (Dt. 12:17)
145.
Los sacerdotes no pueden comer las ofrendas de pecado o las ofrendas de
transgresiones fuera de los atrios del templo (Dt. 12.17) 146.
No comer nada de la carne de las ofrendas quemadas (Dt. 12:17) 197
147.
No se pueden comer los sacrificios más livianos antes de rociar la sangre
(Dt. 12:17) 148.
Una persona que no es sacerdote no puede comer de los sacrificios más
sagrados (Dt. 12:17) 149.
El sacerdote no puede comer de las primicias de los frutos fuera de los
atrios del templo (Ex. 29:33) 150.
No se puede comer el segundo diezmo estando en estado de
contaminación (Dt. 26:14) 151.
Tampoco se puede hacer si se está en estado de duelo (Dt. 26:14)
152.
No se puede utilizar el dinero de la redención para otra cosa aparte de la
comida y la bebida (Dt. 26:14) 153.
No comer el alimento no diezmado (Lv. 22:15)
154.
No cambiar el orden de separación de los diversos diezmos (Ex. 22:28)
155.
No dilatar el pago de las ofrendas ya sean voluntarias u obligatorias (Dt.
23:22) 156.
No ir al templo en las fiestas de peregrinación sin una ofrenda (Ex. 23:15)
157.
No faltar a la palabra (Nm. 30:3)
Los Sacerdotes 158.
El sacerdote no puede casarse con una ramera (Lv. 21:7)
159.
No puede casarse con una mujer profana (Lv. 21:7)
160.
No puede casarse con una divorciada (Lv. 21:7)
161.
El sumo sacerdote no puede casarse con una viuda (Lv. 21:14)
162.
No puede tomar una concubina (Lv. 21:15)
163.
Los sacerdotes no pueden entrar en el santuario con el cabello demasiado
largo (Lv. 10:6) 164.
No deben entrar al santuario con la ropa rota (Lv. 10:6)
165.
No deben salir del atrio durante el servicio del templo (Lv. 10:7)
166.
Un sacerdote común no puede volverse ritualmente contaminado salvo por
aquellos parientes especificados (Lv. 21:1) 167.
El sumo sacerdote no puede contaminarse por nadie (Lv. 21:11) 198
168.
No puede contaminarse por ningún motivo (Lv. 21:11)
169.
La tribu de Leví no tendrá parte alguna en la división de la tierra de Israel
(Dt. 18:1) 170.
La tribu de Leví no participará del botín de guerra (Dt. 18:1)
171.
Está prohibido afeitarse la cabeza como señal de duelo por los muertos (Dt.
14:1)
Leyes Dietéticas 172.
No comer ganado inmundo (Dt. 14:7)
173.
No se puede comer pescado inmundo (Lv. 11:11)
174.
No se puede comer aves inmundas (Lv. 11:13)
175.
No se puede comer insectos alados (Dt. 14:19)
176.
No se puede comer criaturas que se arrastran sobre la tierra (Lv. 11:41)
177.
No se puede comer reptiles (Lv. 11:44)
178.
No se puede comer gusanos que se encuentran en la fruta o en las
hortalizas (Lv. 11:42) 179.
No se puede comer ninguna criatura abominable (Lv. 11:43)
180.
No se puede comer un animal que ha muerto por causas naturales (Dt.
14:21) 181.
No se puede comer un animal herido o maltratado (Ex. 22:31)
182.
No se puede comer ninguna extremidad tomada de un animal vivo (Dt.
12:23) 183.
No se puede comer el nervio del muslo (Gn. 32:32)
184.
No se puede comer sangre (Lv. 7:26)
185.
No se puede comer cierto tipo de grasa (Lv. 7:23)
186.
No se puede cocinar el cabrito en la leche de su madre (Ex. 23:19)
187.
Está prohibido comer de tal mezcla (Ex. 34:26)
188.
No se puede comer un buey condenado a morir apedreado (Ex. 21:28)
189.
No se puede comer pan hecho del grano nuevo antes de haber hecho la
ofrenda del omer (Lv. 23:14)
199
190.
No se puede comer el grano asado sino hasta después de haber ofrecido el
omer (Lv. 23:14) 191.
No se puede comer el grano verde (Lv. 23:14)
192.
No se puede comer el fruto de los árboles durante el los primeros tres años
(Lv. 19:23) 193.
No se puede comer el producto de plantación mixta de la viña (Dt. 23:9)
194.
Se prohíbe toda libación de vino a los ídolos (Dt. 32:38)
195.
Se prohíbe la glotonería y la embriaguez (Lv. 19:26 y Dt. 21:20)
196.
Está prohibido comer cualquier cosa el día de expiación (Lv. 23:29)
197.
No se puede comer nada leudado durante la Pascua (Ex. 13:3)
198.
No se puede comer nada que contenga una mezcla de la misma durante la
Pascua (Ex. 13:20) 199.
No se puede comer nada leudado el día antes de la Pascua (Dt. 16:3)
200.
No se puede ver nada leudado entre las posesiones de la persona durante
la Pascua (Ex. 13:7) 201.
No se puede encontrar nada leudado entre las posesiones de la persona
durante la Pascua (Ex. 12:19)
Los Nazareos 202.
El nazareo no puede tomar vino ni ninguna bebida hecha de uvas (Nm. 6:3)
203.
No puede comer uvas frescas (Nm. 6:3)
204.
No puede comer uvas secas (Nm. 6:3)
205.
No puede comer semillas de uvas (Nm. 6:4)
206.
No puede comer el hollejo de las uvas (Nm. 6:4)
207.
No puede volverse ritualmente inmundo por sus muertos (Nm. 6:7)
208.
No puede entrar en una tienda donde hay un cadáver (Lv. 21:11)
209.
No debe cortarse el cabello (Nm. 6:5)
La Agricultura 210.
No se puede segar todo el campo sin dejar los rincones para los pobres (Lv.
23:22) 200
211.
No se puede recoger el fruto caído durante la siega o la cosecha (Lv. 19:9)
212.
No se puede recoger los racimos de uva mal formados (Lv. 19:10)
213.
No se puede recoger las uvas que se caen (Lv. 19:10)
214.
No volver para levantar una gavilla olvidada (Dt. 24:19)
215.
No sembrar diferentes especies de semillas juntas (Lv. 19:19)
216.
No sembrar grano en una viña (Dt. 22:9)
217.
No cruzar dos especies diferentes de animales (Lv. 19:19)
218.
No trabajar con dos especies diferentes uncidas juntas (Dt. 22:10)
219.
No ponerle bozal a un animal que está trabajando en el campo para evitar
que coma (Dt. 25:4) 220.
No arar la tierra en el séptimo año (Lv. 25:4)
221.
No podar los árboles en el séptimo año (Lv. 25:4)
222.
No segar (de la manera acostumbrada) productos agrícolas en el séptimo
año (Lv. 25:5) 223.
No cosechar la fruta en el séptimo año (Lv. 25:5)
224.
No arar la tierra ni podar árboles en el año del jubileo (Lv. 25:11)
225.
No segar productos agrícolas en el séptimo año (Lv. 25:11)
226.
No cosechar la fruta en el año del jubileo (Lv. 25:11)
227.
No vender la tierra heredada en la tierra de Israel permanentemente (Lv.
25:23) 228.
No cambiar las tierras de los levitas (Lv. 25:33)
229.
No dejar a los levitas sin sostén (Dt. 12:19)
Préstamos, Negocios y el Trato de los Esclavos 230.
No se puede exigir el pago de un préstamo después del séptimo año (Dt.
15:2) 231.
Sin embargo, se puede rehusar hacer un préstamo a los pobres porque se
acerca ese año (Dt. 15:9) 232.
No negar la caridad a los pobres (Dt. 15:7)
233.
No despedir a un esclavo hebreo con las manos vacías cuando termina a
su periodo de servicio (Dt. 15:13) 201
234.
No apremiar a un deudor cuando se sabe que no puede pagar (Ex. 22:24)
235.
No prestarle a otro creyente con intereses (Lv. 25:37)
236.
No tomar prestado de otro israelita con intereses (Dt. 23:20)
237.
No participar en un acuerdo que involucre intereses, ya sea como garantía,
testigo o escritor del contrato (Ex. 22:24) 238.
No dilatar el pago del salario (Lv. 19:13)
239.
No tomar una prenda de un deudor por violencia (Dt. 24:10)
240.
No guardar la prenda de un hombre pobre cuando la necesita (Dt. 24:12)
241.
No tomar ninguna prenda de una viuda (Dt. 24:17)
242.
No tomar una prenda de ningún deudor si se gana la vida con ella (Dt. 24:6)
243.
Está prohibido raptar (Ex. 20:13)
244.
No robar (Lv. 19:11)
245.
No robar con violencia (Lv. 19:13)
246.
No quitar una señal geográfica (Dt. 19:14)
247.
No defraudar (Lv. 19:13)
248.
No negar el recibo de un préstamo o un depósito (Lv. 19:11)
249.
No jurar falsamente en cuanto a la propiedad de otro (Lv. 19:11)
250.
No engañar a nadie en el negocio (Lv. 25:14)
251.
No engañar a nadie ni siquiera verbalmente (Lv. 25:17)
252.
No dañar a un extranjero verbalmente (Ex. 22:21)
253.
No perjudicarlo en el comercio (Ex. 22:21)
254.
No devolver un esclavo que ha huido a la tierra de Israel a su amo (Dt.
23:16) 255.
No aprovecharse de tal esclavo (Dt. 23:17)
256.
No afligir a la viuda y al huérfano (Ex. 22:21)
257.
No maltratar al esclavo hebreo (Lv. 25:42)
258.
No vender a un esclavo hebreo (Lv. 25:42)
259.
No tratarlo con crueldad (Lv. 25:43)
260.
No permitir que un pagano lo maltrate (Lv. 25:53)
261.
No vender la sierva hebrea (Ex. 21:8)
202
262.
Si se casa con ella, no negarle alimento, ropa ni los deberes conyugales
(Ex. 21:10) 263.
No vender una cautiva (Dt. 21:14)
264.
No tratarla como esclava (Dt. 21:14)
265.
No codiciar las posesiones de otro (Ex. 20:17)
266.
Aún el deseo en sí está prohibido (Dt. 5:18)
267.
El obrero no debe cortar el grano que está de pie mientras trabaja (Dt.
23:25) 268.
No debe llevar más fruta de la que puede comer (Dt. 23:25)
269.
No se debe guardar un artículo perdido que se ha encontrado (Dt.22:3)
270.
No negarse a ayudar a un hombre o un animal que se está desplomando
bajo su carga (Ex. 23:5) 271.
Está prohibido defraudar con pesas y medidas (Lv. 19:35)
272.
Está prohibido tener pesas inexactas (Dt. 25:13)
La Justicia 273.
Un juez no debe perpetrar la injusticia (Lv. 19:15)
274.
No debe aceptar sobornos (Ex. 23:8)
275.
No debe ser parcial (Lv. 19:15)
276.
No debe tener temor (Dt. 1:17)
277.
No debe favorecer a los pobres (Ex. 23:3; Lv. 19:15)
278.
No debe discriminar en contra de los malvados (Ex. 23.6)
279.
No debe tener piedad de los condenados (Dt. 19:13)
280.
No debe pervertir el juicio de extranjeros o huérfanos (Dt. 24:17)
281.
Está prohibido escuchar a un litigante sin que el otro esté presente (Ex.
23:1) 282.
No puede decidirse un caso de pena de muerte por una mayoría de uno
(Ex. 23:2) 283.
Un juez no debe aceptar la opinión de otro juez a no ser que esté
convencido de su rectitud (Ex. 23:2)
203
284.
Una persona que no conoce la ley no puede ser nombrada como juez (Dt.
1:17) 285.
No dar falso testimonio (Ex. 20:16)
286.
No aceptar el testimonio de una persona malvada (Ex. 23:1)
287.
No aceptar el testimonio de los parientes de una persona involucrada en el
caso (Dt. 24:16) 288.
No pronunciar juicio en base al testimonio de un testigo (Dt. 19:15)
289.
No matar (Ex. 20:13)
290.
No condenar por prueba circunstancial solamente (Ex. 23:7)
291.
Un testigo no deberá actuar de juez en casos de pena de muerte (Nm.
35:30) 292.
No ejecutar a nadie sin un juicio y una convicción cabales (Nm. 35:12)
293.
No tener piedad ni perdonar al perseguidor (Dt. 25:12)
294.
No se ha de infligir castigo por un acto cometido bajo coerción (Dt. 22:26)
295.
No aceptar el rescate por un homicida (Nm. 35:31)
296.
No aceptar el rescate por una persona que mató a otra (Nm. 35:32)
297.
No vacilar en salvar a otra persona de peligro (Lv. 19:16)
298.
No dejar una piedra de tropiezo en el camino (Dt. 22:8)
299.
No engañar a otra persona dándole un mal consejo (Lv. 19:14)
300.
Está prohibido administrar más del número asignado de azotes a los
culpables (Dt. 25:2,3) 301.
No contar chismes (Lv. 19:16)
302.
No guardar odio en el corazón (Lv. 19:17)
303.
No avergonzar a un israelita (Lv. 19:17)
304.
No guardar rencor (Lv. 19:18)
305.
No vengarse (Lv. 19:18)
306.
No tomar a la madre cuando se toman los pollos (Dt. 22:6)
307.
No rasurarse la zona afecta por la lepra (Lv. 13:33)
308.
No quitar otras señales de esa aflicción (Dt. 24:8)
309.
No cultivar un valle en el cual se encontró un cuerpo muerto (Dt. 21:4)
310.
No permitir que viva una bruja (Ex. 22:17) 204
311.
No obligar a un recién casado que cumpla el servicio militar durante el
primer año de su matrimonio (Dt. 24:5) 312.
No rebelarse en contra de los que transmiten la tradición de la ley (Dt.
17:11) 313.
No agregar a los preceptos de la ley (Dt. 13:1)
314.
No restar de los preceptos de la ley (Dt. 13:1)
315.
No maldecir a un juez (Ex. 22:27)
316.
No maldecir a un gobernante (Ex. 22:27)
317.
No maldecir a ningún israelita (Lv. 19:14)
318.
No maldecir a los padres (Ex. 21:17)
319.
No golpear a los padres (Ex. 21:15)
320.
No trabajar en el día de reposo (Ex. 20:10)
321.
No caminar más allá de los límites permitidos el día de reposo (Ex. 16:29)
322.
No infligir castigo en el día de reposo (Ex. 35:3)
323.
No trabajar el primer día de Panes sin Levadura (Ex. 12:16)
324.
No trabajar el séptimo día de Panes sin Levadura (Ex. 12:16)
325.
No trabajar en el Shavuot (Lv. 23:21)
326.
No trabajar el primer día del séptimo mes (Yom Teruah) (Lv. 23:25)
327.
No trabajar el primer día de la fiesta de los tabernáculos (Sukkot) (Lv.
23:35) 328.
No trabajar el octavo día de la fiesta de los tabernáculos (Shminí Atzeret)
(Lv. 23:36) 329.
No trabajar el día de la expiación (Yom Kippur) (Lv. 23:28)
El Incesto y otras Relaciones Prohibidas 330.
Está prohibido tener relaciones sexuales con la madre (Lv. 18:7)
331.
También se aplica a la madrastra (Lv. 18:8)
332.
También se aplica a la hermana (Lv. 18:9)
333.
También se aplica a la hermanastra (Lv. 18:11)
334.
También se aplica a la nuera (Lv. 18:10)
335.
También se aplica a la nieta (Lv. 18:10) 205
336.
También se aplica a la hija (Lv. 18:10)
337.
También está prohibido entre madre e hija (Lv. 18:17)
338.
Está prohibido entre la madre y su nuera (Lv. 18:17)
339.
Está prohibido entre la abuela y la nieta (Lv. 18:17)
340.
Está prohibido entre sobrino y tía (Lv. 18:12)
341.
Está prohibido entre sobrina y tía (Lv. 18:13)
342.
Está prohibido con la esposa del tío paterno (Lv. 18:14)
343.
Está prohibido con la nuera (Lv. 18:15)
344.
Está prohibido con la esposa del hermano (Lv. 18:16)
345.
Está prohibido con la hermana de la esposa (Lv. 18:18)
346.
Está prohibido tener relaciones sexuales con una mujer que está
menstruando (Lv. 18:19) 347.
No cometer adulterio (Lv. 18:20)
348.
El hombre no tendrá relaciones sexuales con un animal (Lv. 18:23)
349.
La mujer no tendrá relaciones sexuales con un animal (Lv. 18:23)
350.
La homosexualidad está prohibida (Lv. 18:22)
351.
La homosexualidad con el padre está prohibida (Lv. 18:7)
352.
La homosexualidad con el tío está prohibida (Lv. 18:14)
353.
Está prohibido tener contacto físico íntimo alguno con alguien que no sea la
propia esposa (Lv. 18:6) 354.
Ningún moabita podrá casarse con una israelita del pueblo (Dt. 23:3)
355.
Está prohibido la prostitución (Dt. 23:18)
356.
Una divorciada no puede volver a casarse con su primer esposo si en el
ínterin se casó con otro hombre (Dt. 24:4) 357.
Una viuda sin hijos no podrá casarse con nadie que no sea el hermano de
su marido difunto (Dt. 25:5) 358.
El hombre no podrá divorciarse de la mujer con quien se casó después de
haberla violado (Dt. 22:29) 359.
Tampoco si la difamó (Dt. 22:19)
360.
Un eunuco no podrá casarse con una israelita (Dt. 23:2)
361.
Está prohibida la castración (Lv. 22:24) 206
La Monarquía 362.
El rey elegido deberá ser de la simiente de Israel (Dt. 17:15)
363.
No deberá acumular un número excesivo de caballos (Dt. 17:16)
364.
No deberá tomar para sí muchas esposas (Dt. 17:17)
365.
No deberá amontonar para sí muchas riquezas (Dt. 17:17)
207
Paz a vos
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Primero lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero – Volumen 1
Todos los derechos reservados por el autor ©2020
Primera edición
Se permite la reproducción total o parcial de la presente obra, así como su comunicación pública, divulgación o transmisión, mediante cualquier sistema o método, electrónico o mecánico [incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información], siempre y cuando esto sea sin fines de lucro y con la condición que se señale la fuente
Todas las citas bíblicas de esta publicación han sido tomadas de la Reina-Valera 1960. Utilizado con permiso.
Reina-Valera, 1960® es una marca registrada de Sociedades Bíblicas Unidas, y puede ser usada solamente bajo licencia.
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